Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
DE HUELLAS
DIGITALES
eduardo chirinos arrieta
Pd§lrlir;
ri:';:. -r.:1
l: \,;i-,'.'
.r
¡,'.- : .l
li. -'. , i
Lt"';': '
fi,i§?i§;';i
:::,rji,l.j¡, ;,. .-
A Rosario, nuevamente
Vuorurp HolrN
i¡Effi'§l'.*-;--
I .i!
í* Se devnorona la pared en ld que antaño se esctibieran poemas
tan hermosos.
T El poluo disputa su reino con las aguas,
rI T¡ENE I5T¿ r¡I¡O.
la oruga se conuierte en mariposa, en polilla intsidente ante
,li,;,il la luz.
tn tt.ttdlrdb- Homero, Ooidio, Dante ¿ qué se hicieron? ,
^úqa6)tt
un manojo de papeles que archíuamos como huellas digitales,
co,, r,en,t,4r ú,
l! N.t ¡
oíeios citas que guardan un museo como lieros leones disecados '
tttt.tJq..n ¿t
5rñq)¡Lr-,t,,4'.
N.-tt /. 1v.ú, Ah, perc la muerte sacude la raíz del nacimiento y lat palabras
l-,.,lPl'^.'L], a'.-" . su sutnan al lento tran¡currir de nuestta sangre;
'rlo\
11
diálogos a solas
LA TMNQUILIDAD ES UN CAMPO DE ARENA /
Recita a Garcilaso en las playas del sur
El mar,
las piedras, algunas gaviotas,
gaviotas blancas, grises, de pico anaranjado,
maderos rotos,
moscas sobrevolando el cadáver de un lobo marino
(hermoso animal varado por las aguas) conientes aguas
puras, uistalinas
y una toalla húmcda secando nuestros pies.
¿Y yo qué he de cantar?
El dulce lamentar del s. XVIen un paraie salino
(rocas peladas y no verduras en las eras);
el triste cantar de dos pastores en las playas del sur
(murmullo solita¡io de las aguas y no silencio de la selva
umbrosa),
idénticos espacios para ejercer el oficio
do natura o menester me inclinan.
15
('Aves y peces han condicionado sus cuerpos para habitar este PARA EVITAR LA MUSICA DE LAS SIRENAS / Esbozo
lugar. para una poética del mar
Aves y peces han evolucíonado en el curso de los tiempos
pera enterrar por siempre
sus huesos en la arena,")
16 17
Parece un refugio, es cierto. La inmensidad del cielo se reflejr
en su piel y ofrece la ilusión de un vacío cósmico;
pero. es.sólo.un falso espejo, una galaxia con azotea yl
sótono,
una inútil galería de aguas.
El mar impresiona, todos lo sabemos.
Comercia¡tes y marinos han surcado sus aguás y explorado sus
profundidades.
los pescadores han logrado una fuente de ingreso y maldicen la
marea,
Ios novios se rcogen a su luz y gozan del amor en hor¿s dc
la t¿rde.
Pero son los niños quienes realmente saben del mar,
Ellos refue¡zan sus castillos de arena con murallas de a¡ena
y temen el
advenimiento de las aguas.
Que sea parecido tu temor, conserva siempre más cuidado:
una ojeada es peligrosa, un brevísimo baño y estarás perdido.
Egeo cedió y fue un ahogado ilustre.
Odiseo lo supo y arriesgó su vida por caer en tentación
mastú no caigas.
Hoy dia pocos recuerdan su memoria
y un poeta oscuro será siempre más valioso que cien hé¡oes
muertos,
no lo olvides.
t8
O d¡s"o lo s'yo y crrriesgo' s.r vidq Fó.caer ¿n f"q1ac¡0i...
t
ALIMENTO PARA EL FUEGO / _lf youlook vou will see COMO EL SOL AL DETENERSE EN LO ALTO DE LOS
the salamander ( Roben Duncan )
CIELOS / Homenaie a Ficcino (Florencia, 1433,1499)
2l
Redondas nubes iluminan los cielos de Florencia, CONVERSANDO CON DIOS ,/ Poema para insistir en la duda
migas. arroiadas por Platón a sus discipulos luego'de comer
y estirffse de brazos con eructos de oini,
Y Dios le clijo n Moisés:
El sol por un instante se detiene en el cielo. "Yo soy el que soy"
Es el ángel, demonio atormentado que se apropia de nuestra E:r. III, 13-14
alma
y la trasgrede,
es. la indolencia que acompaña al oscuro
designio de los astros.
El cielo nos destruye. buen Ficcino
¿ qué habremos de aguardar? La voz salió lenta y gastada de un vieio gramófono
y fue seguida por un silencio tan largo e insoportable
como el silencio que precede al relincho de un potro a
medianoche,
al chillido de un demonio al posarse en la piel.
22 23
-Acércate,
volvió a decirme. Acércote a mí p escucha: PARA APLACAR LA IRA DE ESTE MAR EN CALMA,/
Acepto en lo¡ hombres la bondad como acepto
íor-¿rierro A bou Invocación a Sabaoth
oleteo de una mosca,la luerzo
que impulsa al tedio a girar una moniaela
de lala
es igual a la piedad que me honra ,rn hu*j,i"
un los aharcs.
To
sog la. cdle-ra_ que remece lu aguas, ,o, el uiento que borra
implacable lo huella del hombre;
9o, Has destrozado tu cuerpo, tu cuerpo lastimado por cuarenta
que sog la y la aida, ,rg to-iié, el error 9 la muerte.
-uerdad años de lluvia,
¿Qué puedo decir de la uerdai si la aerdad u, ti"'ru[ruiriin"
incesante del etor ?, sometido para siempre a las violentas emanaciones de gas.
¿ qué puedo decir del error si nos deaueh¡e al El aire se torna irrespirable;
estado prímigenio
de pureza? la gente se cubre el rostro con las manos, reúne a sus hiios
y murmura una plegaria.
Luego de un largo silencio me miró compasivo, y Los más hábiles han trepado los ceros o han aprendido a vivir
diio:
bajo las aguas,
la ytisrla g la nueaa proposición los más débiles perciben sin sorpresa el vego sentido de las
;Si
(ror que tas tlenes tú pot
así te han conuencido,
COSáS
diuinds palnbras ? (PARADISO XXIV, 97)
y arráncan los frutos amargos de su cuerpo aspirando a la ino'
cencia,
oscuros mediadores entre realidad y deseo.
2!l 25
H¿s desrrozado ru cuerpo en los podridos tablones
del deseo
y has remado cont¡a roda coniente desoyendo los
consejos del
augur,
ve aho¡a a purificane en la basu¡a que se oculta en los grandes
sendmientos
como el cuerpo hermoso se oculta bajo el manto oscuro
de la
ropa,
como.el.hígado y el páncreas se ocultan baio el manto oscuro
la piel.
Poemas de amor
de
Verás.entonces restos vagar por el espacio, continuendo
,s
l3 orDlcutar ruta de los asftos,
pero siempre al¡ededor del sol, siempre al lado del sol.
Nunca en la tierra.
26
="rtq¡F
El oio se turba.
La serena contemplación de un rayo tensa los nervios
y convierte en metal nuestras cabezas,
en clavos nuestros pies.
i Ya pasó el momento ?
¿Apagaron ya las velas?
Hacia adelante.
Flores marchitas en laderas de piedra,
buiías de grasa ardiendo en una oscuridad tan densa como el
amor,
tan pro{unda como el deseo.
29
"Este diuino uelo toma g
cíñelo a tu pccho,
y- lleuándolo no temd¡ ol dolor ni a'
la Áuerte.
Cuando toques la costa con tus maÍn¡ te lo quitat,
y aolaiendo al otro lado la cabeza
me lo arrojas al Ponto desde lejos.")
El oio se turba.
La serena contemplación de un rayo excita los nervios,
no son de metál nuestras cabezas ni.lruo, nuar*, pi.r.
Amor, amor mío ¿he de perderte una vez más?
30
,rut paso5,fu vq.gq rcsPira¿iá o'¡úPatdñJ¿ al
6l d'g,l so¡,é¿ ¿¿
'i'n10"'
coMo EL SOL SOBRE LA ROJA ESPALDA DE LOS " Amémonos con el amoT silencioso de los pecei' le diie,
MUERTOS f Que Íata t¡ahunt retrahuntque sequamur
pero ella posó la¡ tefias de sus dedos en mis labios
y besando mi pecho de bronce rnumuró :
" Amémonos con el amor silencioso de las aoes que aueltn
Los mds ióvenes preguntaron a Eneas qué llevaba sobre sus
hombros. Eneas contestó sin detenerse: ,,Mi pasado,,. d.esnudas en la islt solitaria."
Entonces brotaron alas de mis pies 9 la doncella
acatició con dulzura el rosado cuerno de Unicornio.)
32 JJ
EL CAMINO DEL POLVO / InfernoXXXV, 145.148 se unen tus pensamientos con los míos, con la misma
-Ahora
sustancia g la mívna lorma
por tanto ddíuino la caum de tus duda¡.
35
historias para ser contadas
ODA A LA VIDA RETIMDA ,/ Tentando a San Antonio
39
otros, ganados por el miedo, escuchon la historia con la ca. Has elegido el silencio que no anuncia nada síno la muerte,
beza gacha. el perlecto silencío de los asbos al gírar sobre sí mismos
y apresufan el paso sin atreverse a entrar. como giran las aguas después de la tormentd.
Los que han visto al eremita cuentan que tiene la barba piojo,
sa y descuidada,
los cabellos crecidos y el cuerpo cubierto con túnicas de piel
de cabra. Y así.
rodeado de escorpiones y alimañas que rondan por el suelo,
se hallalibre de amor, de celo,
de odio, de esperanza, de recelo.
¡+1
UN VIENTO CALIDO SOPLA EN LAS DUNAS DEL
DESIERTO /
Ctónica novelada de dos conquistadores en el
Reyno del Peru (homenaie a |osé María Arguedas & Pedro Cieza
de León)
43
él !¿.,¡o¡" 6il.ñcio ¿! lo.I',.,x o)é^do 5e vl¡cla q rn6/¿'s( . '
y los hijos de mis hifos? Luego se acercó cxtendiendo sus manos me diio "Mira,
y
Hinqué espuelas y abracé el pescuezo del rocín. se llaman muymuys".
Estaba caliente, Entonces comprendí por qué esta arena es tan gruesa y distinta
el sudor mojaba sus cascos que sorteaban con habilidad los pe. que las otras,
dregales y trotaban seguros en el polvo.
Mi compañero silbó una tonada andaluza. Recordé a fathib, (El fluxo g refluxo desta mar es grande: t
mengua tanto,,
el viejo moro que nos divertía con leyendas y trucos de baraia. que queda la plaga más de media legua descubierta del agua:
diio, "el sol arrecia, debemos descansar." g con la creciente rc torna a henchir,)
-"¡Eh!",
Nos cubrimos con mantas y dormimos un rato.
Al despertar, una fila de gaviotes sobrevoló nuestras cabezas, El arenal pisoteado como poÍ pdtas de palomat eta empareiado
ser pescados, diie.
por el oiento.
-podrían
Aquí el mar es de igual coloración que el cielo y he perdido Mi compañero señaló la G¡an Cordillera y me inquirió con los
la noción del lugar. No sé dónde me hallo,
ojos.
quizá hemos dado un gran círculo de vuelta y nos hallamos a po'
Yo, con la seguridad que otorga el cansancio, le díie:
ca distancia del punto de patida.
me quedaré. Esa será mi tierra,
-"Son
aves y estamos a cien leguas al sur de la Gorgona. -Allí
entre esa caine elegiré muier y en ella engendraré mis hiios.
¿A qué tus temores ?,
Al cabo me olvidarán porque poco represento,
No es la primera vez que repaso estas derras y puedo asegurar
quizá algún día vuelvan de la altura como yo del otro lado de
que no faltan más de tres jornadas."
los mares
y antes de decidirse a habitar estas tierras se sentirán como
(La costa es sin montañu como dixe atrás me siento ahora yo: pálido y amargado,
arenales g sierras peladu de grandes rccas t piedras.) como un animal de los llanos lríos, Ilevado a la orilla del
mar,
La mañana siguiente nos desviamos de la ruta para admirar, una sobre los arenales candentes y extraños'
vez más, las aguas de este océano.
La espuma tocó nuestras rodillas: miles de pececillos nos rodea.
ron,
pececillos nerviosos que brillaban como agujas de colores al
contacto con la luz.
será el Mediterráneo, pero bien vale un chapuzón", dijo
-"No
y hundió su cuerpo en esta mar tan fría.
44 45
DE COSAS QUE NOS ENTERAMOS EN CONVERSA, (Como un toro,
CIONES / Historia(s) de Arquímoro (homenaie a ]uan Ojeda, que simula alejarse de lo que es, en aetddd, su único m¡ste'
Luis Hernández & ]avier Heraud ) río.
Como un toro,
Mortales, usledes buscan conocer la horo cle lq muerte que ha contemplado la duración hasta hacer de lo real una ho'
Y Ia ruta por doncle ella verulrri rrenda fábula.
Propertius Elegiae, Líb II, 27 (citado por J. O.) Como un toro,
que sufre de una implacable soledad.)
Paro Luis Ltt Hoz
una muerte extraña e incomprensible,
-"Fue
como conviene a una vida extraña e incomprensible."
tiempos difíciles. Repartir volantes, parricipar en
-"E¡an
marchas,
Alguien lo contó de otra manera.
apoyar las huelgas.
Algunos le vieron f¡ecuentando bibliotecas públicas, "IJncampamento hippie en los iardines de Europa.
huyendo de las voces, de los honendos clamores de feria.
Una piedra grabada. En la oscuridad
Entonces ya escribia, pero pocos conocieron sus poem¡s:
los no-brei de un poeta, año de nacimiento ,/ año de mue¡te
hoias esparcidas por la voluntad del viento,
& en el medio
Iey impuesta sobre el seco y oscuro dominio de los hombres."
el fragor de hie¡¡o que ensordece la llanura.
i Fue acaso el mismo tren ?
At uos incertam, mortales, luneñs horam
lá pa.pa es también una llanura y la ciudad un accidente,
Quaeritit, et qua sit mors adituro uia. Dice propercio, un-purito simbólico arroiado en la extensión de un mapa."
y es verdad.
La gente empezí a interesarse, querían saber sob¡e su vida, En eso ce¡¡ó los oios, y calló.
despeiar con palabras el misterio que envolvía su muerte. Los que estábamos cerca pudimos ver cómo se agarrotaban sus
dedos,
"Murió como un toro. Todavía lo recuerdo:
cómo el dolor asomaba por su rostro simulando una sonrisa.
agachó su cabeza y embistió la oscura velocidad de un automó, los tragoi', diio. Y como pudo continuó:
vil que destrozó su cráneo. -"Son
"Le llevaron para hacerle el psicoanálisis. Ustedes saben,
Sin sufrir. calmantes / sueros / inyecciones ,/ Mi voz altísima
Con la ce¡teza de quien ha de¡¡ibado una muralla para oprobio En los bosques / Las hoias int¡incadas ,/ La fronda de las
cañas / De¡ribando / La yerta soledad / De las ciudades."
y vergüenza de los hombreí'.
46 47
(Una uez, en la meseta de Anta, ui cómo las ruedas del tren COMO EL HIELO DE UNA PASION OSCURA / Sueño
degollaban una ooeia. de Nabucodonosor
Desde la aentanilla oi su cuupo rodando sobre el pasto,
su cabezn
inmóvil iunto a ks líneas de hierro.
F ue un insttnte.
Un instante que ahora se lija y sacude en mi memoria.)
El año 5 del reinado de Nabucodonosor tuuo este un sueno
Se recordó a Arquímoro, nombre que en griego signilica "el
que muere ántes".
g turbóse en su espíritu, sin que pudiera dormir. Hizo llamat
a magos, astrólogos y encantad,ores pdra que explicasen su sue.
y vasos y botellas fueron limpios.
ño, pero ninguno pudo detcifrarlo. Sólo Daniel, que poseía sa.
-"No entiendo por qué se lo llevaron.
El amaba Ia vida, por eso cantó
biduúa y entendímiento en todas las letras g las ciencias,
tuao a bien deiarle hablar y hallar en sut palabras la claae,
hasta brillar en la región más oscura del infiemo."
permaneciendo aú en la cort:e del rea .
49
todo me inclina a consumar mi propia destrucción,
a contemplar las cinco mil islas que yacen arrojadas como res'
tos de medusas.
50
I-a mitad del mundo es tuyd g la ota del demonio, Eduardo,
Eduodo,
ma¡ la otra es una malla de cobre donde cuelgan las palabras,
aacías como cajas de cartón en esperu de ser utilizadas,
Has plagiado un uerso, Eduardo, Eduardo,
te has inclinado onte tu ptopia mierda a desclauar estacds g
uolueias a clauar,
te has obseruado largamente en el espejo (relleio inútíl de tu
Te has arrodillado desnudo en la losa propiL de sttucción)
g has obserxado largamente tu propia mierda, Eduardo, Eduardo, hasta saber que ahora es el momento de decir unas palabras.
luego de tres días sin comer has oaciado tu cuerpo No sea que despíate el manso animal que descansa al borde de
g le has uisto conlo a un manso animal descansando al borde de la carrotera
la canetera, g le atopellen.
Estás desnudo, Eduardo, Eduardo, has acariciado torpanente la
bola de uistal g nada has uísto,
apenas un frugor de caballos quebrando la pista,
dpenas tus huesos podridos flotando en el mar,
Estás solo, Eduardo, Eduaúo,
ahora es el fiiomento de cenu los ojos y ra¡car con la uña la
uana superlicie del espejo, ahora es el momento
de rcmpu medallas g escupir la dorada imagen de Yirgilio
(inútil Cicuone a estas alturas)
rasgando con piolencia los rctratos de la B. de Portinari.
52 53
I
INDICE
diálogos a solas
LA TRANouTLTDAD ES uN cAll,o DE AIIEN^ ,/ Recita a
G,rlcila¡o cn las plavas del su- 15
AlrveNro pARA hr- FUEco / -lf you look you will see
the salamander (Robcrt Duncan) 20
CoMo Er- sor- Ar- DLTENEIlsE EN Lo ALTo Dt Los crELos /
Homcnaje a Ficcino (Florcncia, l4ii-1499) 21
poemas de amor
CoNro soMBRAS Av^NZAN'Do EN PAREDES ot rttonL / Can-
ciones de Orfeo 29