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En esta post trataré otro de los pilares del liberalismo político: EL PRINCIPIO DE DIGNIDAD DE LA
PERSONA. En post anteriores hablé sobre los demás principios liberales: EL PRINCIPIO DE
AUTONOMÍA PERSONAL (junto al PRINCIPIO HEDONISTA) y EL PRINCIPIO DE
INVIOLABILIDAD PERSONAL.
Es que estos cuatro principios son los cimientos sobre los que se levanta toda la gigantesca obra
que es el liberalismo político. Al igual que en los demás post, la obra base y referencia es "Ética y
Derechos Humanos" de Carlos Nino (1), nuestro gran ius- filósofo.
Empecemos...
La VOLUNTAD de las personas ocupa un lugar central en el liberalismo, así está presente (de
manera mas o menos explícita) en todos los demás principios liberales que traté en los demás post.
Es que para el liberalismo lo que es moralmente relevante es la VOLUNTAD de la persona y no
todas las demás circunstancias ajenas a esta [/b] (raza, sexo, etc.). Sostener que las personas
puedan tener VOLUNTAD implica que éstas PUEDEN TOMAR DESICIONES MORALMENTE
RELEVANTES y, por ello, pueden ser tratadas de manera consecuente conforme con estas
desiciones.
2) EL DETERMINISMO EMPÍRICO
3) LA RESPONSABILIDAD MORAL
¿En que medida puede la verdad de una hipótesis determinista tener relevancia sobre
nuestra responsabilidad moral?
Para cierta filosofía, si nuestra voluntad está determinada por otras causas que no controlamos,
entonces no se nos podría ni reprochar ni elogiar nunca por nuestras acciones, toda vez que
nuestra voluntad es solo una manifestación externa de estas causas psíquicas, físicas o sociales
que escapan de nosotros. Por ejm. no podría nunca reprochar moralmente al ladrón porque su
voluntad de robar en realidad está determinada por otras causas, como que es un marginado del
sistema.
Sin embargo ¿es admisible sostener esta concepción? Para Nino no lo es, ya que dicha filosofía
parte de un concepto erróneo acerca del reproche moral. En efecto, podemos decir que
el reproche moral por nuestras acciones puede tener tres aspectos:
- Aspecto descriptivo: se señala a la acción como consecuencia de un defecto en el carácter
moral del autor. Por ejm. "Hitler hizo un genocidio, entonces era malo". El determinismo
empíricono amenaza este aspecto del reproche moral porque la idea de que la acción disvaliosa es
producto de una inclinación o tendencia en el carácter de su autor más bien presupone la idea de
que todas nuestras acciones están causadas. Por ejm. una persona puede haber heredado una
predisposición genética a la agresividad, haberse criado en un hogar y en un barrio violento y haber
visto shows sangrientos en la TV toda su vida, pero si lastima a alguien no hay ningún obstáculo
para afirmar que esa acción es expresión de un carácter moral agresivo y cruel, y formular
un reproche descriptivo en este sentido, el cual sería correcto.
Es importante tener en cuenta que existen excusas que tienden a romper el nexo causal que
existe entre el carácter moral y la acción disvaliosa, esto es, demostrar que la acción disvaliosa no
se debe a una falla moral en el carácter de su autor. Tales son el caso, por ejm. de la hipnosis, de la
amenaza, etc.
- Aspecto instrumental: se busca generar algún efecto en el autor del acto disvalioso, como ser
arrepentimiento, corregir desviaciones, etc. Por ejm. cuando un padre reta a su hijo para que éste
no se vuelva a portar mal. El determinismo empírico tampoco amenaza este aspecto, ya que
supone que hay causas que generan nuestro comportamiento, es más, el propio reproche pretende
aquí ser la causa de un nuevo comportamiento como el arrepentimiento. El reproche es eficaz si
logra evitar o corregir la acción disvaliosa.
- Aspecto reactivo: se manifiestan las emociones negativas generadas por el acto en cuestión.
Por ejm. cuando le grito "PONE GUIÑO HIJO DE PUTA!" a quien gira su auto sorpresivamente.
El determinismo empírico también puede influir, ya que comprender las causas de una conducta,
nos puede llevar a atenuar o agravar el reproche, pero tratándose de reacciones causadas por
emociones esto es bastante incierto, puesto que las emociones son irracionales.
En conclusión, ningún aspecto relevante del reproche moral se ve amenazado por la verdad
de la hipótesis determinista de que todas las acciones humanas responden a factores
psíquicos, físicos o sociales fuera del control de la persona. El reproche moral a una persona
por realizar una acción disvaliosa podría ser descriptivamente correcto e instrumentalmente eficaz,
y estar determinado por emociones normales que no se verían alteradas por la creencia en aquella
hipótesis.
Entonces, a la verdad de admitir que nuestros actos están determinados por factores ajenos a
nuestra voluntad no le sigue la idea de que no podemos ser moralmente reprochados o
elogiados.
RESUMEN: aún cuando comprobemos una hipótesis determinista, esto es, que una
acción disvaliosa es producto de causas psíquicas, físicas o sociales ajenas a la
voluntad del autor, podemos seguir siendo moralmente responsables de nuestros
actos. El reproche descriptivo (que la acción disvaliosa se explica por un defecto en
el carácter moral del autor), el reproche instrumental (que busca enmendar la
conducta disvaliosa) y el reproche reactivo (reacciones emotivas) son los aspectos
relevantes del reproche moral y no sólo son compatibles con dicha hipótesis
determinista, sino que hasta la presuponen. Esto es, se puede admitir que una acción
es consecuencia de una causa psíquica, física o social y que el reproche
moral relaciona dicha causa con un defecto en el carácter moral del autor de una
acción disvaliosa (aspecto descriptivo), es medio eficiente para enmendar dicha
acción producida por tal causa (aspecto instrumental) y responde a emociones
normales (aspecto reactivo).
Este principio tiene serias implicancias que actúan como un condimento importante dentro de
una sociedad liberal: una de ellas es la prohibición de aplicar todo principio que distinga a las
personas sobre la base de factores ajenos a la voluntad de éstas, como bien podría ser la raza,
el sexo o su inteligencia. Esto es el PRINCIPIO DE IGUALDAD Y NO DISCRIMINACIÓN. Del
principio de DIGNIDAD DE LA PERSONA surge la ilegitimidad de cualquier diseño institucional,
principio distributivo o medida estatal que discrimine a las personas.
Otra implicancia es que las creencias y opiniones de cada persona deben ser tomadas en
serio. De esta premisa surge que dichas creencias y opiniones (independientemente de su verdad)
no deben ser tomadas como meros hechos causales carentes de valor moral (por ejm. que una
persona opina de un modo y no otro porque le lavaron la cabeza), porque cuando alguien releva
ese status a nuestras creencias y opiniones, no nos trata como iguales y nos coloca en un status
moral inferior, atentando contra nuestra dignidad. De ahí que la única forma moralmente admisible
de promover que otros abandonen, adopten o cambien sus creencias u opiniones es a través
del diálogo racional, con argumentos y pruebas y no a través de manipulaciones.
Tomar en serio las creencias y opiniones nos lleva también a que las desiciones y el
consentimiento sean tomadas en serio, esto es así porque la dignidad de la persona obliga a
que se le permita sobrellevar o asumir las consecuencias de sus desiciones, o sea que se
considera a dicha decisión como parte de su plan de vida (protegido por el principio de
autonomía) y, por ende, se mantienen en curso (en la medida de lo posible) las consecuencias de
su decisión previstas.
Finalmente, el principio de dignidad es un límite del principio de autonomía porque a una
persona se le permite voluntariamente ceder su autonomía y bienes de ella derivados (por ejm.
mediante un contrato) y prevalece sobre el principio hedonista cuando la persona voluntariamente
decide causarse dolor a sí misma. También es una excepción al principio de inviolabilidad de la
persona en tanto una persona puede ofrecer sacrificios en beneficio de otros cuando lo
hace VOLUNTARIAMENTE.
5) EL CONSENTIMIENTO
- Los acuerdos: todo acuerdo presupone el consentimiento de las partes. Ahora, volvamos
al principio de autonomía: cada persona escoge su plan de vida. Es obvio que, como los bienes
son limitados, los proyectos de vida pueden y suelen entrar en conflicto y esto dificulta la
satisfacción de los planes de vida. Para compatibilizar nuestros proyectos y satisfacerlos entonces
es que nos limitamos mutuamente mediante acuerdos voluntarios. Así incrementamos nuestra
autonomía en ciertos aspectos pero la reducimos en otros. Por ejm. el proyecto de vida de una
persona es construir un monumento a su dios pero no puede hacerlo solo, necesita un arquitecto y,
como no puede obligarlo a trabajar para el, debe ofrecerle algo a cambio para que éste
voluntariamente acepte, por ejm. dinero. Entonces el devoto y el arquitecto celebran un acuerdo
voluntario en el que ambas partes ceden y ganan algo mutuamente, así el devoto podrá construir el
monumento pero deberá trabajar para ganar dinero, mientras que el arquitecto deberá trabajar pero
dispondrá de mayor dinero para satisfacer sus propias preferencias.
Es importante mencionar que el consentimiento opera dentro del derecho. Para garantizar que
los acuerdos sean efectivamente cumplidos, cuando el consentimiento se presta bajo ciertas
condiciones, el Estado pone su fuerza a disposición de las partes. Así, hay actos genéricos (por
ejm. firmar cierto papel) a los que el Derecho les asigna un significado (por ejm. obligar al firmante a
pagar dinero) y cuando nosotros realizamos esos actos, el Derecho entiende que prestamos
nuestro consentimiento a que se produzca la consecuencia asignada (por ejm. si firmo cierto papel
me obligo voluntariamente a pagar dinero).
Ahora bien, para que los acuerdos sean válidos no sólo basta con el consentimiento, también es
necesario que su objeto no este prohibido. El objeto se prohibe cuando éste consiste en utilizar
a una de las partes como un mero medio en beneficio de la otra, o sea, cuando subordina la
autonomía de una parte al plan de vida de la otra (por ejm. un acuerdo en el que una de las partes
se convierte en esclavo de la otra). Este tipo de prohibiciones tiende a hacer efectivo el
consentimiento, no a sustituirlo. El objeto también está prohibido cuando, obviamente, lesiona la
autonomía de terceros (por ejm. en el matrimonio existen ciertas prohibiciones en beneficio de los
hijos).
- Las penas: el sistema penal funciona, al igual que los acuerdos, a través del consentimiento.
Existen actos que son disvaliosos por el daño que causan en la sociedad (delitos), entonces, el
Derecho asigna a esos actos una consecuencia (una pena). Entonces, si alguien comete
voluntariamente algún delito, el Derecho entiende que éste prestó su consentimiento para
que se le imponga una pena. Claro que para que la pena sea legítima, ello depende no sólo del
consentimiento, si no también de que la pena sea una medida eficaz y necesaria para reducir los
males globales que produce la acción reprimida como delito, también de que respete
los derechosque surgen de los principios de inviolabilidad y de autonomía. Esta también es una
fundamentación del principio de legalidad (no hay crimen ni pena sin ley previa que así lo
establezca), ya que el consentimiento no puede operar si no esta encuadrado en este marco legal.