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Componentes de la sangre

Los componentes de la sangre


Los glóbulos rojos, también denominados hematíes ó eritrocitos,
son las células sanguíneas más numerosas, cuyo característico color
rojo se debe a una proteína que se halla en su interior llamada
hemoglobina, responsable de ligar el oxígeno para transportarlo
desde los pulmones a todos los tejidos del organismo para que las
células respiren.

También se encargan de eliminar el dióxido de carbono que se


produce por la actividad celular.

Los glóbulos rojos se forman en la médula ósea, que se halla dentro


de los huesos del esqueleto, desde donde son liberados al torrente sanguíneo.

Su déficit (anemia) provoca una carencia de oxígeno en los órganos vitales de los enfermos. En este caso deben
administrarse concentrados de hematíes.

Los glóbulos blancos, o leucocitos, se encargan de proteger al organismo


contra el ataque de bacterias, virus, hongos y parásitos. Cuando hay una
infección aumentan su número para mejorar las defensas. Unos se forman
en la médula ósea y otros en el sistema linfático (bazo, ganglios, etc...).

Los glóbulos blancos están constantemente atentos a cualquier signo de


enfermedad. Cuando aparecen los gérmenes utilizan diferentes maneras
para atacarlos; pro ejemplo produciendo anticuerpos protectores que
inutilizan a los gérmenes; ó rodeando y devorando a la bacteria invasora.

Las plaquetas, o trombocitos, son las células


sanguíneas más pequeñas. Intervienen en la
coagulación de la sangre impidiendo las
pequeñas hemorragias que se producen
habitualmente en las arterias, venas y capilares; además de producir diversas
sustancias que ayudan a la cicatrización de las heridas.

Se producen en la médula ósea y viven entre 6 y 7 días. Su déficit (trombopenia),


que es frecuente en enfermedades como la leucemia, o tras algunos tratamientos
del cáncer, provoca la aparición de hemorragias graves. El tratamiento prioritario
en estos casos es la transfusión de concentrados de plaquetas.

El plasma es la parte líquida de la sangre. Compuesto fundamentalmente de agua y proteínas, interviene en


múltiples procesos metabólicos básicos para el organismo como la coagulación de la sangre, la inmunidad y el
transporte de varias sustancias y medicamentos.

Entre las sustancias más importantes que transporta el plasma se encuentran las siguientes:

 La Albúmina
Es una proteína que ayuda a mantener el agua del plasma en una proporción equilibrada.
 Las Globulinas
Son los anticuerpos encargados de la defensa de nuestro organismo frente a las infecciones. Su disminución
acarreará una bajada de defensas.
 Factores de Coagulación
Son imprescindibles para evitar las hemorragias. La ausencia de algún factor de coagulación puede ocasionar
trastornos hemorrágicos ya que se dificulta la formación del coágulo.
 Otras proteínas transportan sustancias necesarias para el normal funcionamiento de las células (grasas, azúcares,
minerales, etc).

Enfermedades nosocomiales

Las infecciones nosocomiales se definen como cualquier infección adquirida durante


el tiempo en que el individuo está hospitalizado, pudiendo manifestarse mientras está
internado o después de haber sido dado de alta. Estas infecciones deben
estar relacionadas con la hospitalización o los procedimientos realizados en el
hospital.
Adquirir una infección en el hospital es común, ya que este es un ambiente en el que
están muchas personas enfermas y en tratamiento con antibióticos. Durante el
período de hospitalización, algunos de los principales factores que pueden causar una
infección son:
 Desequilibrio de la flora bacteriana de la piel y del organismo, generalmente
debido al uso de antibióticos;
 Disminución del sistema inmune de la persona hospitalizada, tanto por la
enfermedad como por uso de medicamentos;
 Realización de procedimientos invasivos como colocación de un catéter,
colocación de sondas, biopsias, endoscopias o cirugías, que rompen la barrera de
protección de la piel.
Generalmente, los microorganismos que causan la infección hospitalaria no causan
infecciones en otras situaciones, ya que aprovechan el ambiente con pocas bacterias
inofensivas y el debilitamiento del sistema inmune para instalarse. A pesar de esto, las
bacterias hospitalarias suelen desarrollar infecciones graves y de difícil tratamiento, ya
que son más resistentes a los antibióticos, por esto, generalmente es necesario
utilizar antibióticos más potente para curar este tipo de infección.

Tipos de infecciones nosocomiales


Las infecciones nosocomiales pueden ser adquiridas en diversas regiones del cuerpo,
siendo que los tipos más comunes son:
1. Neumonía
La neumonía adquirida en el hospital suele ser graves es más común en las personas
que están hospitalizadas o que tienen dificultades para deglutir, por el riesgo de
aspiración de alimentos o de la saliva. Algunas bacterias más comunes en este tipo
de neumonía son: Klebsiella, Enterobacter, Pseudomonas, Acinetobacter,
Staphylococcus aureus, Legionella, Mycoplasma, además de algunos tipos de virus.
Principales síntomas: dolor en el tórax, tos con secreción amarillenta o
sanguinolenta, fiebre, cansancio, falta de apetito y falta de aire.
2. Infección urinaria
La infección urinaria hospitalaria ocurre por el uso de una sonda urinaria durante el
período de hospitalización, a pesar de que cualquier persona la puede desarrollar.
Algunas de las bacterias más envueltas en esta situación son: Escherichia
coli, Proteus sp, Pseudomonas aeruginosa, Klebsiella sp., Enterobacter sp.,
Enterococcus faecalis y hongos como la Candida sp.
Principales síntomas: dolor o ardor al orinar, dolor abdominal, sangrado por la orina,
fiebre.

3. Infección de la piel
Las infecciones de la piel son muy comunes debido a: la aplicación de inyecciones a
través de las venas para medicamentos o recolección de exámenes, cicatriz de una
cirugía, biopsia o la formación de escaras de decúbito. Algunos de los
microorganismos que causan ese tipo de infección
son: Staphylococcus aureus, Klebsiella sp, Proteus sp, Enterobacter sp, Serratia sp,
Streptococcus sp, Enterococcus y Staphylococcus epidermitis.
Principales síntomas: puede haber presencia de área una área enrojecida e
hinchazón en la piel, con o sin la presencia de ampollas. Generalmente, la región se
encuentra dolorida y caliente, y puede haber producción de secreción purulenta y mal
olorosa.
4. Infección de la sangre
La infección del torrente sanguíneo llamada septicemia surge, generalmente, después
de la infección de alguna región del cuerpo que terminar diseminándose por el
torrente sanguíneo. Este tipo de infección grave, y si no es debidamente tratada
puede causar un fallo multiorgánico y riesgo de muerte. Cualquiera de los
microorganismos de las infecciones se puede diseminar por la sangre, y algunos de
los más comunes son: Escherichia coli, Staphylococcus aureus, Staphylococcus
epidermitis y Candida.
Principales síntomas: fiebre, escalofríos, caída de la presión, latidos del corazón
débil, somnolencia.
Existen otros tipos de infecciones nosocomiales pero que son menos comunes y que
afectan a varias regiones del cuerpo como la cavidad oral, el tracto gastrointestinales,
genitales, ojos y oídos. Cualquier infección hospitalaria debe ser identificada
rápidamente y tratada con antibióticos potentes, para evitar que se haga más grave y
ponga en riesgo la vida de la persona, por esto ante la presencia de cualquier señal o
síntoma de esta situación debe ser comunicada al médico responsable.

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