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Introducción
Las relaciones jurídicas que se suscitan entre comerciantes precisan
de gran sencillez, facilidad de transmisión y ejecutividad que
normalmente no puede alcanzarse con el uso de contratos. Ante esta
realidad, el Derecho mercantil ha logrado desarrollar los denominados
títulos valores, que son una serie de documentos, con características
muy distintas pero con algo en común: la existencia de un emisor, el
cual se compromete a efectuar una determinada prestación en favor
del tenedor. La gran diferencia de esta figura con respecto a los
contratos escritos es que el primero, es un documento breve, firmado
por una persona, sin que sea necesaria la aceptación por su receptor,
este documento tiene la particularidad de que circula de mano en
mano, de forma tal que su último tenedor es el que puede exigir al
emisor el pago de la prestación incorporada al título.
Brunner define a los títulos valores de la siguiente manera: “ Título Valor
es el documento sobre un derecho privado, cuya realización jurídica se
haya condicionada por la presencia del documento. A su posesión se
halla subordinado el uso del derecho que contrato. Lo que caracteriza
el título valor es la incorporación del derecho al título y no su fácil
circulación”
Aprendizajes esperados
Capacidad
Actitudes
1.2. NOCIÓN
Vivante, (1936) en su mono grafía sobre títulos-valores de 1895 define
a éstos como “todo documento necesario para ejercer el derecho literal
y autónomo que de él resulta”.
Para Mossa (1957) los títulos de crédito son papeles o documentos que
llevan en sí un valor económico y jurídico, porque el papel contiene un
derecho real, o de participación social, o expresa una obligación o
promesa formal y rigurosa. El valor no existe sin el documento. El valor
no existe sino en cuanto el papel concentra en sí el derecho. La
economía y el derecho, el derecho y la obligación están estrechamente
ligados en el papel hasta el punto de llevar el documento, de la
condición de simple documento probatorio, o aún constitutivo, al rango
de título de crédito.
Para Solis (1995) el título valor existe aun cuando la persona que lo ha
creado lo guarda en la caja fuerte para evitar obligarse en ese momento.
Quien tiene esa conducta da a entender que aún no quiere obligarse,
porque el mismo impide que surja la obligación; es decir, crea el título
valor pero considera que solamente se obligará en momento
determinado y oportuno. En tal caso falta la esencia del acto jurídico no
existe; la voluntad de negociar, esto es la voluntad de producir los
efectos que le son particulares. En consecuencia, si ese título entra en
circulación sin la voluntad de obligarse de su creador, la inoponibilidad
a los terceros poseedores de buena fe de la inexistencia de la voluntad
o la inexistencia de una declaración vinculativa del autor del título, viene
a confirmar que la normativa cartular es fundamentalmente inconciliable
con la autonomía privada. Es más, en el ámbito de ésta la voluntad es
imprescindible, no puede obviarse, debe existir siempre, porque esa es
la “causa” de la aplicación de una disciplina; mientras que en los títulos
valores es irrelevante la voluntad.
pulaciones de la ley.
1.6. CLASIFICACION
Podemos establecer multiples clasificaciones de los títulos valores,
según los criterios que adoptemos. Pero , estableceremos los
siguientes grupos de acuerdo a lo establecido por Vasquez (1997):
c) Por el carácter de las personas que los emiten, hay títulos públicos y
privados, según los expidan entidades públicas o particulares.
b) Causales y Abstractos.
c) Formales y no Formales.
El título valor es formal cuando la ley exige para su existencia como tal
el Cumplimiento de determinados recaudos formales (escritura,
denominación, menciones textuales, suscripción autógrafa, etcétera).
La letra de cambio es el título formal por excelencia. Dadas las
particularidades de la materia, y sobre todo por la desvinculación
causal, se comprende que la obligación cambiaria sólo surge si se
incluyen en el documento todos los requisitos tipificados taxativamente
por la ley.
1.1. PRINCIPIOS
a) La Incorporación
Por ejemplo, si una persona nos debe una cierta cantidad de dinero, lo
sabemos ella y nosotros, pero los terceros no lo pueden ver ni saber.
Pero, si esa persona nos entrega una letra aceptada por dicha cantidad,
los terceros, viendo la letra, pueden conocer el monto de la deuda, el
día del vencimiento, o sea, el día en que debe efectuarse el pago, y
otras modalidades de la obligación como el lugar del cumplimiento, etc.
b) La Legitimación
c) La Literalidad
Todo lo que aparezca escrito en el título tiene plena validez para las
distintas partes que intervengan en él o que lo posean.
1.8. REQUISITOS
Los requisitos han sido ampliamente estudiados por el autor Ruiz (2003)
quien señala que los requisitos básicos de los títulos valores son:
b) Lugar de cumplimiento
LECTURA COMPLEMENTARIA I
A Continuación te brindamos un extracto del artículo titulado
Elaborado por
https://www.google.com.pe/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=2&cad
=rja&uact=8&ved=0CCAQFjAB&url=http%3A%2F%2Fboletinderecho.upsjb.edu
.pe%2Farticulos%2FTitulos_Valores.doc&ei=PE0sVf6jFYzNgwTKg4H4CA&usg
=AFQjCNG9sYxVxwnKyKkPIeG-hrCgeg-j7w&sig2=QJNdwYY3_F8R9a-
SfRc1fw
La Teoría General de los Títulos Valores es una elaboración de las escuelas alema e
italiana
Heinrich Brünner
León Bolaffio fue el primero en abrir fuego contra la teoría unificadora de Vivante
Según … el Derecho Cambiario “es el conjunto de principios y de normas que regulan los
actos y las relaciones jurídicas inherentes a los títulos de crédito cambiarios”.
León Bolaffio
LECTURA COMPLEMENTARIA II
A Continuación te brindamos un extracto del documento titulado
Elaborado por
La forma de circulación goza de especial importancia para los títulos valores ya que según lo
dispuesto en el artículo 647 del C. de Co. quién adquiere un título valor según la ley de
circulación ostenta la calidad de legítimo tenedor.
De conformidad con el artículo 648 del Código de Comercio se consideran Títulos Valores
Nominativos aquellos que se giran a favor de una persona determinada y requieren la
inscripción del tenedor en el registro que lleve el creador del instrumento, ambos aspectos
deberán expresarse de forma literal en el título.
VIDEO COMPLEMENTARIO
Con la finalidad de que conozcas un poco más sobre el tema tratado, te
invito a ver el video que a continuación pongo a tu disposición y a
responder las preguntas que planteamos
persona determinada como titular del derecho, a favor de la cual y sólo a ella, habrá de
satisfacerse la prestación o prestaciones incorporadas.
El Título de crédito es aquel documento necesario para ejercitar el derecho literal que en él
consigna.
Legitimación
Literalidad
Autonomía
Incorporación
Legitimación
Incorporación
Referencias (bibliográficas)
1. Araya, C. (1989). Titulos Circulatorios. Edt. Astrea. Buenos
Aires.
2. Beaumont R. (2000) Comentarios a la nueva Ley de Títulos
Valores. Editorial Gaceta Jurídica. Lima
3. Garrides, J. (1974). Curso de Derecho Mercantil. Imprenta
Aguirre. Madrid
4. Ruiz, J. (2003). Manual de Titulos Valores. Edit. Doctrina y Ley
Ltda.Bogotá
5. Ravassa, G. (2006). Titulos Valores Nacionales e
Internacionales. Edt. Doctrina y Ley Ltda.Bogotá
6. Uría, R. (1997). Derecho Mercantil .Imprenta Aguirre. Madrid
7. Vasquez, A. (1997). Tratado de Derecho Cambiario. Edt.
Dykinson. Madrid
8. Escuti, I. (2004). Titulos de Crédito. Edt. Astrea Buenos Aires
9. Montoya, H. (2000). Nueva Ley de Títulos Valores. Gaceta
Jurídica. Lima
10. Montoya, U.(1982) Comentarios a la Ley de Títulos Valores.
Editorial Desarrollo. Lima
Lecturas recomendadas
Para saber más
http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtualdata/publicaciones/ius/n1_2001/3.
pdf
Descripción
persona.
En las garantías que nacen de la coordinación se encuentran, entre otras, las que se
relacionan con necesidades funcionales del crédito, y son ejemplo clásico las garantías
cambiarias: el aval y la fianza.
A fin de salvaguardar los derechos del tenedor legítimo de un título valor que se ha
deteriorado, destruido o extraviado, o que ha sido sustraído, la nueva Ley de Títulos
Valores Nº 27287 regula los respectivos mecanismos de remedio, así como los trámites y
procedimientos correspondientes a cada supuesto que permiten evitar el eventual
perjuicio económico del tenedor y la conservación de los derechos contenidos en el título
afectado.
...
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Introducción
La Ley de Títulos Valores regula las formas de garantizar los títulos valores en la forma
de aval y fianza, sin excluir, claro está, las garantías reales. Por lo que, se contempla la
posibilidad de respaldar el cumplimiento de las obligaciones cambiarias mediante
cualquier garantía, sea personal o real. Lo importante y de toda garantía se sustenta en la
necesidad del acreedor de respaldar su crédito en caso de que el deudor incumpla con su
obligación.
Dentro de las garantías personales contempladas por la Ley de Títulos Valores tenemos
el Aval y la Fianza. Ambas son de naturaleza personal, pero mantienen diferencias
sustanciales, de tal manera que son inconfundibles aun cuando en el fondo ambos tienen
como finalidad esencial garantizar el cumplimiento de una determinada obligación.
En las garantías que nacen de la coordinación se encuentran, entre otras, las que se
relacionan con necesidades funcionales del crédito, y son ejemplo clásico las garantías
cambiarias: el aval y la fianza.
A fin de salvaguardar los derechos del tenedor legítimo de un título valor que se ha
deteriorado, destruido o extraviado, o que ha sido sustraído, la nueva Ley de Títulos
Valores Nº 27287 regula los respectivos mecanismos de remedio, así como los trámites y
procedimientos correspondientes a cada supuesto que permiten evitar el eventual
perjuicio económico del tenedor y la conservación de los derechos contenidos en el título
afectado.
Aprendizajes esperados
Capacidades
Actitudes
Sección
3.1 Definición de las Garantías Cambiarias
Las garantías, en términos generales, constituyen un medio o instrumento de seguridad a
las personas; con ellas se pone a buen recaudo sus derechos o sus bienes; proporcionan la
tranquilidad necesaria a los titulares de tales derechos o bienes, frente a la amenaza o
eventual afectación originada por la conducta indebida o inapropiada, adoptada –
consciente o inconscientemente– por otra persona.
Lama (2012), las garantías pueden identificarse incluso como aquellas que sirven para la
protección de bienes jurídicos de relevante importancia en nuestro ordenamiento jurídico,
y que tienen connotación extrapatrimonial. Así, por ejemplo, la Constitución Política del
Estado prevé medios idóneos que constituyen garantías que permiten asegurar y proteger
los derechos fundamentales de las personas, frente a la amenaza de violación o a la
violación misma de los referidos derechos, sea por los particulares o por el Estado; a estas
se les conoce como garantías constitucionales.
Las garantías, como una seguridad de orden patrimonial, proporcionada a los acreedores,
han tenido una significativa evolución, según lo refiere Peña Guzmán (1975), la figura
conocida en el derecho romano –Ley de las XII tablas– como el nexum, en virtud del cual
el deudor, para garantizar el cumplimiento de la obligación, se auto mancipaba al acreedor
mediante el típico procedimiento del cobre y la balanza, sometiéndose con su propia
persona al acreedor –manus– de la misma forma como se sometían quienes se
encontraban culpables por delitos por ellos cometido. Se conoce que esta figura
desapareció en el año 326 a de nuestra era, al sancionarse en Roma la Ley Paetelia
Papiria, que dispuso que el deudor en adelante solo respondería con sus propios bienes
por las obligaciones que contrajera, siendo suficiente el juramento del deudor para pagar,
de ser el caso, con sus bienes.
Las garantías en las relaciones jurídicas patrimoniales, es decir en las relaciones jurídicas
obligatorias o creditorias; en ellas se identifican a dos partes o sujetos; de un lado tenemos
al sujeto activo, a quien se le denomina acreedor o titular de un derecho de crédito, y por
el otro se identifica al sujeto pasivo, denominado deudor u obligado frente al primero.
Ante la posibilidad de incumplimiento del deber u obligación impuesta o asumida por el
sujeto pasivo –deudor–, la garantía constituye la esperanza de que tal obligación se
cumpla y el acreedor, llegado el momento, vea satisfecho su crédito; se puede afirmar
entonces que la garantía permite al acreedor la seguridad de la satisfacción de su interés
y la adecuada protección a su derecho de crédito; es decir, la garantía cubre el riesgo de
un eventual incumplimiento de la obligación asumida por el deudor.
Efectivamente, en términos generales se reconoce por el derecho –desde Roma– que los
bienes del deudor son “prenda” común de los acreedores, es decir, que cuando una
persona contrae una obligación o asume una deuda, automáticamente todo su patrimonio
queda afectado jurídicamente a favor del acreedor, de tal manera que si el deudor se
desprende de sus bienes, enajenándolos, o gravándolos, perjudicando con ello el derecho
del acreedor de ver satisfecho su interés con la realización de dichos bienes, éste se
encuentra legitimado para impugnar –vía acción pauliana– dicha enajenación o gravamen
con el objeto de que el órgano jurisdiccional declare su ineficacia respecto de su persona.
Por ello, existiendo deuda pendiente de ser satisfecha, el deudor no tiene total libertad
para disponer de su patrimonio, pues éste es precisamente la garantía o la seguridad que
tiene el acreedor en caso que, llegado el momento, se incumpla la obligación.
Siendo que los bienes del deudor pueden ser dispuestos sin que el acreedor, por alguna
razón, tenga la oportunidad de impedir ello, surge, para tranquilidad del acreedor, la figura
de la garantía sobre determinados bienes –muebles o inmuebles– del deudor a favor del
acreedor; inicialmente dichos bienes, claramente identificados, eran entregados
físicamente al acreedor o a un tercero –depositario– apareciendo la figura de la prenda
o pignus para el caso de los muebles; en el caso de inmuebles se utilizó la anticresis o la
hypotheca; apareciendo de esta forma las denominadas garantías reales, constituida sobre
bienes del propio deudor. Hoy en nuestro ordenamiento jurídico se reconocen, en lugar
de la prenda, las denominadas garantías mobiliarias, subsistiendo, con sus
particularidades, la anticresis y la hipoteca.
Refiriéndose a la garantía –en el sentido patrimonial– Diez Picazo (1995), con aguda
precisión, señala que por ésta se entiende toda medida de refuerzo que se añade a un
derecho de crédito para asegurar su satisfacción, atribuyendo al acreedor un nuevo
derecho subjetivo o unas nuevas facultades. Se puede afirmar, sin duda, que esta garantía
proporciona al acreedor la posibilidad de atacar no solo el patrimonio del deudor, sino
además el del que constituyó la garantía.
PERSONAL
El Art. 56 de la actual Ley de Títulos Valores (La Ley) distingue las garantías personales
de las reales. se afirma que por las primeras de las nombradas el garante responde con
todo su patrimonio hasta por el monto de la obligación, el que queda afectado
jurídicamente desde la constitución de la garantía a favor del acreedor garantizado;
mientras que por la otras el garante afecta jurídicamente determinados bienes, claramente
identificados, en favor del acreedor.
El Art. 56.1 de La Ley, establece que el cumplimiento de las obligaciones que representan
los títulos valores puede estar garantizado total o parcialmente por cualquier garantía
personal y/o real u otras formas de aseguramiento que permita la ley, inclusive por
fideicomisos de garantía.
3.2.1 Personales
Por medio de las cuales, una persona es la que se obliga a pagar la obligación de su
garantizado en caso de incumplimiento de éste. Por ejemplo, la fianza, el aval, la
solidaridad pasiva, la cláusula penal.
La solidaridad es pasiva cuando la obligación resulta contraída por varios deudores, cada
uno de los cuales está precisado a satisfacer al acreedor la totalidad de la prestación
debida, bien entendido que el cumplimiento de uno libera a todos.
Los avalistas y fiadores son una forma fácil y barata (siempre que no sean entidades
bancarias ya que éstas cobran comisiones por riesgo de firma) de reforzar las garantías de
cobro, siempre y cuando los avalistas sean solventes. En lenguaje corriente se denomina
avalista a la persona que garantiza el cumplimiento de una obligación. Sin embargo en
lenguaje jurídico esto no es exacto, ya que sólo existe aval en la obligación cambiaria, es
decir cuando una persona física o jurídica garantiza el pago de un documento cambiario.
Cuando una persona garantiza el pago de cualquier tipo de operación que no sea mediante
la firma de un título cambiario, se convierte en fiador, pero jurídicamente nunca puede
ser denominado avalista.
3.2.1.1 El Aval
Etimológicamente los autores se apoyan en dos vías etimológicamente concretas, vías
que se complementan ya que intentan ambas buscar el origen del la singularidad del aval.
Savary (1985) opinan que significa a valoir o "hacer valer", y entre los que se encuentran
Espejo de Hinojosa, Blanco Constans, Estasen, Huguet, que proviene de la palabra latina
vallare, que significa reforzar, según opinión de Langle (1968). Por otra parte aquellos
que dan a la palabra un sentido de emplazamiento y colocación, haciéndola derivar del
término valle, que quiere decir debajo, guiados por el lugar donde se colocaba la firma
del avalista, justamente debajo de la de su avalado. Son de esta opinión la mayoría de
autores alemanes e italianos que creen que deriva de avallo (debajo).
Aunque carezca de relevancia dogmática resulta interesante preguntarnos por la
razón de que esta peculiar institución haya recibido el nombre de “aval” o “avallo”
en la terminología de la época. Han sido muchas las teorías elaborada para
justificar el posible origen de la voz “aval”, sin que ninguna de ellas pueda
considerarse como satisfactoria. Una, al menos se ha considerado como
improbable. Pero, a nuestro modo de ver, resulta la más certera. Nos referimos
a la tesis iniciada por Grasschoff (1968), a tenor de la cual el término “aval”
constituye una transposición de la expresión árabe hawála . Esta tesis no es,
como se ha tratado de hacer ver en alguna ocasión, en absoluto pintoresca y
buena prueba de ello es el hecho de haber contado y contar todavía en la
actualidad con valedores de las más alta cualificación. Si partimos de la idea de
que en las ciudades del Mediterráneo español existió durante la Edad Media un
estrecho contacto comercial, que dejó como fruto un buen número de términos
jurídicos – mercantiles procedentes del derecho comercial musulmán, no habría
porque desechar la hipótesis que pretende conectar la figura del aval de feria
con el instituto árabe de la hawála, toda vez que ambos constituían, en última
instancia, una delegación de pago de carácter fideiussorio.
Con excepción del obligado principal, el aval puede ser otorgado por cualquiera de los
que intervienen en el título valor o por un tercero. Si es otorgado por uno de los
intervinientes, éste debe señalar en modo expreso su adicional condición de avalista.
Trujillo Calle (1975), nos dice que “ es, pues, el aval, que significa, entre otras acepciones,
“debajo de” o “al lado de”, un acto jurídico típico, propio del derecho cambiario, sin par
en el derecho civil, por lo cual debe mirarse siempre bajo sus aspectos peculiares deforma,
legalidad y efectos, según la particular legislación donde se reglamente y podríamos
definirlo como “un acto jurídico unilateral, abstracto, de naturaleza cambiaria, que obliga
en forma autónoma, distinta y personal a quien lo da (avalista) por el pago de la obligación
cartular”.
Por su parte, Montoya Manfredi (1967) “El aval es una declaración de voluntad por la
que una persona llamada “avalista” o “avalante” se obliga a pagar la letra en el lugar y en
el grado del obligado o quien garantiza, y a quien se llama “avalado".
El aval como garantía se constituye de la siguiente manera:
a. Características
Son caracteristicas del Aval:
1. El Avalista
El avalista se obliga eventual, incondicional, pero solidariamente, en los mismos términos
que aquel por quien se otorga el aval y en el mismo lugar y grado, al pago por lo que el
aval puede ser principal si se avala al girado, y de regreso cuando se avala a los obligados
de esa índole.
El aval se expresa con la cláusula “aval” o “por aval” y debe constar en el anverso o
reverso del mismo título avalado o en HOJA ADHERIDA A ÉL, indicándose la persona
avalada, y el nombre, N°. de documento de identidad, domicilio y firma del avalista. No
obstante ello, la ley permite que se prescinda de poner la referida cláusula cuando la
garantía consta en anverso de la letra.
Respecto a que el aval debe ser otorgado en hoja adherida a él, la Ley Argentina marca
diferencias con la mayoría de las legislaciones, e incluso con la nuestra, el permitir el
otorgamiento de aval en documento separado con la exigencia de que en éste caso se debe
indicar el lugar donde ha sido extendido. No dejamos de reconocer las eventuales ventajas
que en su momento, cuando las comunicaciones y el transporte eran muy distintos a los
dela época moderna, pudo haber tenido.
Si no se indica el domicilio del avalista, se considerará domiciliado –para todos los efectos
de ley respecto al ejercicio de las acciones derivadas del título valor- en el mismo
domicilio de su avalado, o en su caso, en el lugar de pago; y, si no se señalada el monto
avalado, se presume que es por el importe total del título valor; y si no se señala el monto
avalado, se presume que es por el importe total del título valor.
Dice Montoya Manfredi (2013) En cuanto al aval que presta el girador, puede ser:
2. El Avalado
El avalado es la persona en cuyo favor se presta la garantía de aval. Puede ser avalado
cualquier obligado cambiario, sea obligado principal, como el aceptante, sea de regreso,
como el librador y los endosantes, sea accesorio, como otro avalista
La indicación de la persona del avalado es para impedir que la firma del avalista en el
anverso se confunda con la de un colibrador o un co – aceptante. Con tal fin se presume
que la sola firma puesta en el anverso de la letra se considera aval, salvo, desde luego,
que se trate de la firma del girador.
El aval debe mencionar la persona del avalado, pero si falta esta indicación, se entiende
que fue otorgado a favor del obligado principal; o, de ser el caso, del girador
La responsabilidad del avalista persiste, aun cuando la obligación avalada sea nula por
cualquier causa que no sea un vicio de forma, es decir, carencia o defectuosa anotación
en su caso, de cualesquiera de los requisitos esenciales que disponga la ley. Es decir, que
si se avala a un incapaz, la obligación del avalista no desaparece. Solamente podrá devenir
nulo e ineficaz el aval, si falta algún requisito extrínseco formal esencial en el título valor
que nunca tuvo la categoría de tal con arreglo a lo que dispone el segundo párrafo del
Artículo 1 de la Ley de Títulos Valores
El avalista no puede oponer al tenedor del título valor los medios de defensa personales
de su avalado.
Si el avalista paga, adquiere los derechos resultantes del título valor contra el avalado y
los obligados, subrogándose en todas las garantías y derechos que otorga dicho
documento. En este sentido, el avalista adquiere derechos cambiarios contra el propio
avalado, pues al pago hecho por el avalista no origina los resultados del pago ordinario y,
en consecuencia, no extingue la obligación. El avalista de un obligado de regreso adquiere
derechos frente al girado aceptante, como obligado principal, y a su eventual avalista, y
también frente a los otros obligados de regreso que preceden en la relación cambiaria a
su avalado.
Por otro lado, el avalista de uno o varios avalistas garantiza el pago frente a todos los
endosatarios posteriores al avalado por el primer avalista. Si el segundo avalista paga, se
subroga en los derechos del tenedor contra el primero, porque el avalista se introduce en
la relación cambiaria en el lugar y grado respectivo avalado.
Sin embargo es de precisar que para que el avalista pueda accionar como subrogado en
los derechos del tenedor debe encontrarse en posesión del Título Valor.
Por otro lado tenemos que si el avalista paga el día del vencimiento o antes de que el título
fuese protestado, no requerirá de protesto o formalidad sustitutoria para ejercitar los
derechos cambiarios que le corresponda; pero de dicho pago debe dejarse constancia en
el mismo título.
3.1.2 La Fianza
La fianza es una garantía personal accesoria, en virtud de la cual una o más personas
responden de una obligación ajena, comprometiéndose para con el acreedor a cumplirla
en todo o en parte, si el deudor principal no lo cumple.
Por lo que, la fianza es una garantía personal constituida por un tercero en refuerzo de
cualquier tipo de obligaciones. De esta forma, el patrimonio de una persona distinta del
deudor va a respaldar también la operación u operaciones de crédito que contraiga éste.
Por tanto, su obligación es accesoria de la principal que garantiza su existencia.
La fianza cambiaria se caracteriza por ser solidaria, es decir, el fiador no puede oponer
el beneficio de excusión, salvo disposición expresa en contrato. Situación que crea una
marcada diferencia con la fianza civil regulados por los Artículos. 1879 y 1880 del
Código Civil en el que si se admite el beneficio de excusión (es el derecho que tiene el
fiador de oponerse a hacer efectiva la fianza en tanto el acreedor no haya ejecutado
todos los bienes del deudor).
Entonces, quede claro que en materia de títulos valores la fianza toma distancia del
concepto civilista, pues la fianza se presumirá siempre solidaria, salvo obvio, que de
modo expreso se haya señalado lo contrario en el mismo título valor; pero si está cerca
al concepto civilista en el sentido de que por ser solidaria no tiene beneficio de
excusión
El fiador queda sujeto a la acción cambiaria de la misma forma, durante el mismo plazo
y en los mismos términos que el afianzado. En tal sentido, el fiador tendrá derecho a
oponer al acreedor todas las defensas y excepciones que el deudor tuviere contra él, e
inclusive contra la voluntad de éste y aun cuando hubiera renunciado a la prescripción u
otra causa de liberación.
Por otro lado, la Ley de Bancos en su Artículo 167, señala que la fianza solidaria o con
renuncia al beneficio de excusión que conste en el título valor confiere mérito ejecutivo
contra su suscriptor, en los términos que la ley de la materia señala respecto de los
avalistas.
a. Características
Son características de la fianza:
1. Solidaria: El fiador no puede oponerse al beneficio de excusión
2. Accesoria: Representa la cualidad de relativa que, respecto de la principal, tiene la
obligación de garantía en lo que se refiere a su existencia, subsistencia y vicisitudes
3. Subsidiaria: El fiador únicamente responde en defecto del deudor principal
4. Literalidad: Constituye un contrato literal y formal, dado que se perfecciona mediante
la forma escrita. Es esta una exigencia impuesta ad solemnitatem.
b. Clases
Son clases de fianza:
1. Simple o Mancomunada: La deuda se divide en partes iguales entre los deudores y/o
fiadores.
2. Solidaria: El fiador responde por la obligación en su totalidad, sin derecho al beneficio
de la excusión o división.
3. Limitada: El fiador puede obligarse sobre un monto predeterminado y quedar liberado
sobre cualquier exceso.
4. Ilimitada: El fiador responde por el íntegro de la obligación principal, sus intereses y
gastos, sin limitación alguna.
5. Condicionada: Pueden pactarse válidamente condiciones suspensivas y resolutorias,
especialmente cuando se otorgan créditos a futuro.
6. Incondicionada: Cuando se trata de una fianza pura y simple que no admite condición
o requisitos para su cumplimiento.
7. De Realización Automática.- Se hace efectiva al solo requerimiento del acreedor
mediante carta entregada notarialmente.
8. Revocable: Puede pactarse en algunos casos la posibilidad de dejarla sin efecto,
especialmente cuando se encuentra condicionada a determinadas circunstancias.
9. Irrevocable: No admite orden de revocatoria; tiene la misma naturaleza de una fianza
incondicionada.
c. Medios de Defensa
Son Medios de defensa:
1. Fianza por plazo determinado: El fiador que se obliga por un plazo determinado,
queda libre de responsabilidad si el acreedor no exige notarial o judicialmente el
cumplimiento de la obligación dentro de los quince días siguientes a la expiración del
plazo, o abandona la acción iniciada.
2. Fianza por plazo indeterminado: Si la fianza se ha otorgado sin plazo determinado,
puede el fiador pedir al acreedor que cuando la deuda sea exigible, haga efectivo su
derecho y demande al deudor. Si el acreedor no ejercita ese derecho en el plazo de
treinta días después de requerido o si abandona el procedimiento, el fiador queda
libre de su obligación.
3. Liberación del fiador por dación en pago: Queda liberado el fiador si el acreedor
acepta del deudor un bien en pago de la deuda, aunque después lo pierda por
evicción.
4. Extinción de la fianza por prórroga: La prórroga concedida al deudor por el acreedor
sin el asentimiento del fiador extingue la fianza, salvo que éste la haya aceptado
anticipadamente.
3.2.2 Diferencias entre el Aval y la Fianza
EL AVAL
El aval sólo es garantía de las obligaciones contenidas en un título valor La fianza se utiliza para garanti
El aval es un acto jurídico unilateral La fianza, en cambio, es un con
El avalista contrae una obligación autónoma, independiente de la El fiador, en cambio, contrae un
obligación del avalado contrato accesorio que sigue la
El aval es irrevocable La obligación del fiador puede
Quien firma un aval se obliga a responder del pago de la cantidad
El fiador sólo debe pagar al acre
establecida en el título valor frente a cualquier portador
Las Garantías Reales son parte del estudio del Derecho Civil: Derechos
Reales.
Si el título valor original hubiera sido suscrito por otras personas, el tenedor podrá
exigirles a estos, vía comunicación notarial, que vuelvan a intervenir y firmar en
el nuevo documento que reemplazará al título valor deteriorado notablemente o
destruido parcialmente. Una vez que estos obligados solidarios cumplan con
firmar el nuevo título valor, estarán facultados a testar el antiguo documento, es
decir, tachar sus firmas en él. Esta es una medida de seguridad que permitirá
evitar que dichas personas, que pueden ser avalistas o endosantes, no queden
obligadas dos veces por el mismo concepto.
Si, por el contrario, las obligaciones contenidas en el título valor aún no fueran
exigibles, el tenedor podrá solicitar al juez que ordene la emisión de un
duplicado del título valor, a la par de solicitar igualmente la ineficacia del
documento original, el cual quedará anulado bajo responsabilidad del
peticionario.
Así, pues, la declaración de ineficacia del título valor no solo impedirá que un
tercero sin derecho pueda cobrar la obligación contenida en el título sustraído o
extraviado, sino que su legítimo tenedor pueda efectivizarlo.
Sería distinto si efectúa el pago pese a haber recibido con anterioridad alguna
de las referidas notificaciones, en cuyo caso lo efectuará por su propia cuenta y
riesgo, respondiendo por la validez de este. Lo que quiere decir, que si el juez
declara ineficaz el título valor, el deudor principal tendrá que abonar al
solicitante de la ineficacia, el importe de la deuda cambiaria.
Quien se considere con legítimo derecho sobre el título valor, puede solicitar su
ineficacia cuando se haya extraviado, sustraído o deteriorado totalmente. Ahora
bien, el juez declarará ineficaz el título valor siempre que el peticionario pruebe
su derecho y, transcurrido el plazo establecido en la ley, no se formula la
oposición; o, formulada esta, hubiera sido desestimada en resolución firme.
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Descripción:
En este artículo el Dr. Lama dirige su atención a las garantías en las relaciones jurídicas
patrimoniales, es decir en las relaciones jurídicas obligatorias o creditorias; en las que se
identifican a dos partes o sujetos: de un lado al sujeto activo, a quien se denomina acreedor
o titular de un derecho de crédito, y por el otro al sujeto pasivo, denominado deudor u
obligado frente al primero; por lo que ante la posibilidad de incumplimiento del deber u
obligación impuesta o asumida por el sujeto pasivo -deudor-, la garantía constituye la
esperanza de que tal obligación se cumpla y el acreedor vea satisfecho su crédito. En tal
sentido, se analizan las garantías personales y reales que nuestro ordenamiento civil y
mercantil, reconoce.
URL: http://bv.ujcm.edu.pe/links/cur_derecho/DereComercial-II-12.pdf
Descripción: El autor dirige su atención sobre los derechos del tenedor legítimo de un
título valor que se ha deteriorado, destruido o extraviado, o que ha sido sustraído, la nueva
Ley de Títulos Valores Nº 27287 regula los respectivos mecanismos de remedio, así como
los trámites y procedimientos correspondientes a cada supuesto que permiten evitar el
eventual perjuicio económico del tenedor y la conservación de los derechos contenidos
en el título afectado.
Conclusiones