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COLON IRRITABLE

Se llama colon irritable a un síndrome, es decir, a un conjunto de síntomas que incluye


sensación de evacuación incompleta, dolores de tipo cólico, dispepsias, flatulencia,
tenesmo (ganas frecuentes de defecar u orinar), trastornos de tipo vasomotor
(sudoración, cefaleas, palpitaciones...) y que se caracteriza además porque quien la
padece unas veces está estreñido y otras sufre diarrea. Y como ocurre en la
enfermedad diverticular es más habitual en las sociedades desarrolladas,
especialmente entre la población de las grandes ciudades.
Es estos casos es necesario un diagnóstico correcto con el fin de descartar un proceso
inflamatorio crónico o una enfermedad de carácter degenerativo.
En cuanto a su etiología -la causa- es multifactorial sabiéndose que contribuye a su
aparición el abuso de laxantes y de cafeína, el consumo de antibióticos durante largo
tiempo, la irregularidad en el sueño, la falta de reposo, una dieta deficiente en fibra, la
sensibilidad o intolerancia a ciertos alimentos o alguna enfermedad gastrointestinal
previa.
Es importante además prestar especial atención al estado de ánimo, a las
preocupaciones, al nivel de estrés, a la ansiedad, etc., porque es determinante para el
diagnóstico y el tratamiento. No olvidemos que el sistema nervioso influye mucho en el
proceso intestinal.
En suma, en ambas alteraciones -la enfermedad diverticular y el colon irritable- es
indispensable prestar atención al tipo de alimentación y al sistema nervioso del
paciente. El control de ambos elementos es clave para obtener resultados eficaces.

RECOMENDACIONES GENERALES

Ante todo debe tenerse en cuenta que en ambas dolencias es necesario modificar
ciertos hábitos alimentarios. Éstas son nuestras recomendaciones:
Ingiera abundante agua fuera de las comidas.
Consuma mayor cantidad de fibra. En el caso de colon irritable da mejores
resultados la ingesta de fibra soluble, es decir, la procedente de las frutas, verduras,
legumbres, etc.
Disminuya la ingesta de proteínas animales y grasas sustituyéndolas por otras
fuentes.
Tome fruta fresca fuera de las comidas, como desayuno, almuerzo o merienda. En
el caso de que le resulte difícil su ingesta la puede escaldar y tomar en compota.
Tome diariamente una ensalada de vegetales y germinados (también se puede
escaldar en el caso de que resulte difícil su ingesta, sobre todo inmediatamente
después de una crisis).
Suprima de la dieta los cereales refinados y tome hidratos de carbono complejos.
Elimine los lácteos ya que pueden agravar considerablemente los síntomas de
ambas enfermedades. Es más, se consideran incluso agentes desencadenantes en el
caso del colon irritable.
Olvídese de la comida rápida, la "comida basura", los pre-cocinados, etc..
Evite la ingesta de chocolate, café, té negro y otros excitantes ya que pueden
desencadenar una crisis.
En el caso de padecer colon irritable evite el trigo -puede empeorar una crisis
diarreica- y el queso curado -puede provocar meteorismo y espasmos intestinales.
Elimine todo alimento de reconocida actividad inflamatoria sobre el intestino.
Algunos casos de colon irritable pueden estar causados por la sensibilidad o
intolerancia a algún alimento y teniendo en cuenta que no hay mediación inmunológica
y es más difícil encontrar el causante lo apropiado es instaurar una dieta limitada a
aquellos alimentos de reconocida actividad hipoalergénica -dieta oligoantigénica- e ir
luego añadiendo alimentos cada dos días para observar cómo se toleran y dar así con
el posible causante.
Evite -en la medida de lo posible- el estrés, la ansiedad y los estados de alteración
emocional.
Plantéese utilizar algún tipo de psicoterapia, sobre todo en el caso de colon irritable
y siempre que éste tenga un marcado componente emocional.
Practique alguna técnica de relajación.
Asegúrese de tener un sueño reparador; si es necesario descanse también de día.
Atienda a la posible deficiencia de algunos nutrientes (vitaminas hidrosolubles,
liposolubles y minerales) por:
a) Disminución de su ingesta oral a causa del dolor, la anorexia o las dietas
restrictivas.
b) Situaciones especiales: fiebre, pérdida de líquidos, estrés, etc.
c) Dificultades de absorción intestinal. d) Interacciones de fármacos.

ALIMENTOS BENEFICIOSOS

En el caso del colon irritable


Plátano maduro. Alivia el malestar gástrico.
Germinados. Por su contenido en enzimas.
Legumbres. Son ricas en fibra vegetal soluble. Deben tomarse en forma de puré y
acompañadas de hojas verdes que facilitan su digestión.
Cereales integrales. Sobre todo cebada, arroz y avena. Deben consumirse en
forma de copos o de papilla.
Papaya. Se recomienda por su fácil digestión y su contenido en papaína.
Calabaza. Protege la mucosa gástrica.
Coles. Preferiblemente debe tomarse cruda en jugo fresco. Varias cucharadas al
día con el estómago vacío -10 minutos antes de las comidas- alivian la inflamación.
Bulbo de hinojo. Su aceite esencial es rico en anetol y favorece la digestión
además de ser carminativo.
Alfalfa. Contiene enzimas que mejoran los procesos digestivos y combaten las
fermentaciones.
Legumbres. Son fuente de proteínas de gran valor biológico.
Maíz dulce y harina de maíz. Al no contener gluten lo hace más tolerable para los
intestinos sensibles.
Manzanas, peras, dátiles, membrillos, caquis y papayas. Aportan fibra soluble y
mucílagos por lo que protegen la mucosa y facilitan la función del colon. El caqui
además es astringente, antiinflamatorio, suavizante y espasmolítico intestinal.
Arándanos. Calman los espasmos intestinales.
Patatas. Contienen almidón y reducen el trabajo digestivo. Además poseen
sustancias sedantes (diazepam-like) que relajan el estómago. Tiene la ventaja de ser
un alimento hipoalergénico.
Arroz integral. Debe tomarse cocido. También es hipoalergénico. Contiene
almidón.

COMPLEMENTACIÓN
Probióticos. Es necesario repoblar la flora intestinal.
Algas espirulina y clorella. Aportan aminoácidos esenciales, sales minerales,
oligoelementos, vitaminas, clorofila, mucílagos y ácidos grasos esenciales. Un
compuesto con gran cantidad de nutrientes que se hace indispensable en este tipo de
patologías.
Vitamina A. Tiene una importante actividad sobre la reparación de la mucosa
intestinal.
Fibra vegetal. Es necesaria para que las heces sean más blandas y, en el caso de
la diverticulosis, impide que queden restos en los divertículos. Además refuerzan la
musculatura intestinal.
Ácido fólico. Acelera la regeneración y recuperación de células epiteliales dañadas.
Además es indispensable para la absorción del hierro.
Vitamina B12. Es necesaria su presencia cuando la inadecuada absorción intestinal
es manifiesta o cuando se produce una alteración en la mucosa intestinal
Complejo B. Favorece el buen funcionamiento de la musculatura del intestino. Es
indispensable dar el grupo B completo cuando se potencia el uso de una de ellas.
Minerales. Como ya se ha comentado anteriormente puede haber deficiencia de
determinados minerales y oligoelementos, especialmente zinc, hierro, magnesio, calcio
y selenio.
Vitamina K. Es sintetizada por las bacterias intestinales y, por tanto, su presencia
puede estar limitada en los casos donde se estén produciendo alteraciones en la flora
intestinal.
PABA. Fundamental para el crecimiento y equilibrio de la flora bacteriana del
intestino.
L-Glutamina. Este aminoácido es un componente fundamental del tejido conectivo
del tracto intestinal. Es capaz de normalizar la permeabilidad intestinal excesiva y tiene
actividad antiinflamatoria de la mucosa intestinal.
Ácidos grasos esenciales. Son necesarios por su actividad antiinflamatoria.
GABA. En los casos de colon irritable este aminoácido puede jugar un papel
importante ya que actúa relajando el sistema nervioso.
Enzimas proteolíticas. Actúan como agentes antiinflamatorios de gran eficacia.

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