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FICHA DE IDENTIFICACIÓN DE TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

Desarrollo Educativo - Aldeas SOS


Título
Nombres y Apellidos Código de
estudiantes
JHABNE ADRIANA DURAN
Autor/es CHOQUECALLATA
47295
49555
EDDY JAVIER MAMANI POMA
47617
ISRAEL QUELCA LLAVE
Fecha 11 – NOVIEMBRE - 2018

Carrera DERECHO
Asignatura CRIMINOLOGIA
Grupo C
Docente DR.JUAN MONTAÑO SANDOVAL
Periodo Académico 2DO SEMESTRE
Subsede ORURO
Título:
Autor/es:

UNIVERSIDAD DE AQUINO BOLIVIA


FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANISTICAS
CARRERA DE DERECHO

“LA ENVIDIA COMO FORMA DE DELITO”

ORURO – BOLIVIA
2018

Asignatura:
Carrera: Página 2 de 22
Título:
Autor/es:

INDICE

1 Resumen……………………………………………………………… 4
2 Introducción……………………………….…………………………. 4
3 Planteamiento del problema …………………….………..………….. 5
4 Objetivos………………… …………………….………..…………… 5
4.1. Objetivo general……… …………………….………..…………… 8
4.2. Objetivos específicos……… …………………….……….………… 8
5 Justificación………………… …………………….………..………… 9
6 Marco Teórico………………… …………………….………..………… 11
7 Metodo………………………………………………………………… 16
7.1. Tipo de Investigacion………………………………………………. 16
7.2. Operacionalizion de variables…………………………………....... 16
7.3 Tecnicas de investigación………………………………………….. 18
8. Conclusiones…………………………………………………………. 18
9. Apendice……………………………………………………………… 21

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Carrera: Página 3 de 22
Título:
Autor/es:

1.- RESUMEN

De los siete pecados capitales, tal vez sean la pereza y la gula los más fáciles de perdonar,
mientras el que más daños y desgracias, crímenes y guerras provoca, según me imagino, es la
envidia. En cuanto a la pereza, nos es perfectamente lícito mostrarla en diferentes circunstancias,
y la gula —siempre y cuando sea la ajena—, más que escandalizar, nos produce risa. Por lo que a
la envidia se refiere, en cambio, no nos gusta manifestarla abiertamente, aunque, a decir verdad,
cuando hacemos algo que es guiado por la envidia, no podemos evitar el propio
desenmascaramiento, y los espectadores enseguida notarán nuestra pequeñez moral.

La envidia es una emoción prácticamente universal, y para no abrigarla se requiere de una


singular constitución moral. Algunos individuos son afortunados poseedores de tal constitución.
La mayoría, sin embargo, no lo es. Las condiciones que generan la envidia también son
prácticamente universales, puesto que nadie, por más favorecido que sea por la fortuna, lo es en
todos los aspectos; siempre habrá otros a quienes se les pueda envidiar algunos bienes, en tanto
que todo bien ajeno podrá ser objeto de envidia: el dinero, la fama, el excelente desempeño en tal
o cual actividad, las buenas relaciones intrafamiliares, la salud, los talentos, el éxito en la vida
sexual, muchas amistades, etcétera. Y aun si se encontrara alguien tan anormal a quien el cielo,
por razones inconcebibles, lo hubiera dotado en abundancia de todos esos bienes, aun así el
pecado de la envidia podría quedar expuesto, ya que es posible que se encuentren otros que en tal
o cual aspecto estarán mejor dotados.
Pero trae la envidia problemas que se enmarquen al delito? Que pueda traer consecuencias que
están penadas por ley? Que por actuar por tu propio beneficio conducido por la envidia pueda
provocar consecuencias y ser prejuicioso a los demás siendo que vaya en contra con la conducta
regular que estable las leyes es considerado delito.
Conforme a lo que hoy plantea la Teoría Dogmática, el delito es una conducta típica (acción u
omisión), antijurídica y culpable, añadiéndose frecuentemente que, además, sea punible. Sus
elementos son, entonces, la tipicidad (la adecuación de un hecho determinado con la descripción

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que de él hace un tipo legal), la antijuricidad (la contravención de ese hecho típico con todo el
ordenamiento jurídico) y la culpabilidad (el reproche que se hace al sujeto porque pudo actuar
conforme a las exigencias del ordenamiento jurídico) esencialmente.
Las bases de la moderna teoría del delito fueron sentadas por VON LISZT que fue el primer
autor que deslindó el problema de la consideración subjetivista del delito y la consideración
objetivista de éste, introduciendo en el Derecho Penal la idea de antijuricidad (que previamente
había sido formulada en el ámbito del Derecho Privado por Ihering) en la segunda mitad del
siglo XIX. Remató la teoría analítica del delito con una clara formulación del elemento
"tipicidad" BELING, por ello se habla del sistema LISZT-BELING para expresar la moderna y
analítica teoría del delito, y que, además, es el sistema denominado naturalista-causalista. Los
dos autores aplicaron en su investigación del concepto de delito el método utilizado en las
ciencias naturales, consecuentes con sus posturas positivistas. El concepto superior que delimita
el objeto de estudio que acota la parte de la realidad que va a ser objeto del estudio es la acción,
que es la base del delito.
La mente humana tiene que recurrir a diversos mecanismos de defensa inconscientes, para
restaurar la autoestima lesionada en las comparaciones envidiosas y equilibrar así la homeostasis
narcisista. Estos mecanismos pueden ser más o menos efectivos. Llamamos patológicos a
aquellos patentemente disruptivos. Un caso extremo de éstos puede ser el de los individuos que
cometen actos "grandiosos" de terrorismo o el de aquéllos que atentan contra celebridades
admiradas/envidiadas. En el estudio de las múltiples formas de presentación de la envidia es
crucial comprender que todos los seres humanos tenemos que negociar intrapsíquicamente de
alguna manera el dolor de nuestra vanidad herida en las comparaciones desfavorables.

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2.- INTRODUCCION

Dado que el hombre está dotado de una voluntad libre que le permite desarrollar sus
facultades naturales, teniendo como única limitante, a esa libertad, su propia naturaleza; pero, en
sociedad, esta libertad está forzosamente limitada por el respeto a la libertad de otros hombres;
de aquí deriva la necesidad de normas o reglas que garanticen a cada miembro del cuerpo social,
con una medida igual, el ejercicio de su actividad y desarrollo.
La teoría y existencia de este principio constituye el DERECHO, en su acepción más
extensa. Por tanto, el derecho como un conjunto de normas de observancia obligatoria para
todos los miembros de la sociedad, que han sido establecidas por el Estado de acuerdo a
procedimientos previamente establecidos, permiten la convivencia de todos los miembros de la
sociedad entre sí, de las instituciones del Estado y la interrelación de éstas y la sociedad. Desde
luego, la manifestación del derecho, en su aspecto práctico y real, es por medio o a través de la
ley. Ella y a los intereses de la sociedad, para una correcta y legal convivencia entre los
miembros de la sociedad y su relación con las instituciones del Estado, que la misma ley
denomina delito.
La causa de la infracción o de la no observación de las disposiciones de la ley, el delito, en
perjuicio de la sociedad y de la obligatoriedad de la misma ley por los hombres, obedece a
muchos y muy diversos factores, los que se mencionan más adelante; sin embargo, por lo pronto,
se adelanta que esos factores tienen origen en la propia naturaleza del hombre y la convivencia
estrecha a la que, hoy en día, se ve sometido. Pues, el hombre siempre pretenderá tener un
mayor número de satisfactores que otros, incluso más de los que necesita, por el sólo hecho de
acumular riquezas y el poder, que en la sociedad actual, representan una posición admirada y
envidiada por algunos de sus miembros, aún cuando no las puede conseguir de manera honesta
y legal.
En este sentido, es que el delito es una consecuencia de la convivencia social, que infringe
normas legales, en el afán de llegar a obtener la aprobación- social, desde el punto de vista
económico, y la dirigencia de la misma, como patrón de admiración.

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En este orden de ideas, es que se desarrolla el tema denominado "EL DELITO", desde el
punto de vista del Derecho Penal, analizándose la definición de éste y la ubicación del delito
dentro de él. Por su parte, al delito se le define, se estudian los tipos de delito cuya existencia
acepta la ley, desde el punto de vista de su realización y su ubicación dentro de la legislación
que los prevé, las circunstancias que inciden en su existencia.

En esta lección hacemos un estudio de un defecto del carácter que afecta a muchas personas
y de sus efectos perniciosos en todos quienes con ellos se relacionan.

Envidia, de acuerdo a las definiciones de la Real Academia Española la envidia es la tristeza


o pesar del bien ajeno y la emulación, deseo de algo que no se posee.
Primera definición.- Tristeza o pesar del bien ajeno.
De acuerdo a la primera definición la envidia es sentir tristeza o pesar por el bien ajeno. De
acuerdo a esta definición lo que no le agrada al envidioso no es tanto algún objeto en particular
que un tercero pueda tener sino la felicidad en ese otro. Entendida de esta manera, es posible
concluir que la envidia es la madre del resentimiento, un sentimiento que no busca que a uno le
vaya mejor sino que al otro le vaya peor.
Segunda definición.- Emulación, deseo de algo que no se posee.
De acuerdo a la segunda de las acepciones la envidia se puede encuadrar dentro de la
emulación o deseo de poseer algo que otro posee. Siendo en este caso que lo envidiado no es un
sujeto sino un objeto material o intelectual. Por lo tanto en esta segunda acepción la base de la
envidia sería el sentimiento de desagrado por no tener algo y además de eso el afán de poseer ese
algo. Esto puede llegar a implicar el deseo de privar de ese algo al otro en el caso de que el
objeto en disputa sea el único disponible.
Si la envidia puede causar frustración y enojo en todo caso generaría una conducta y
pensamiento de intentar poseer lo que creemos que nos hace falta para satisfacer una necesidad o
sentirnos completos con nosotros mismos, pero al poseer aquello que no está a nuestro alcance
puede producir una conducta que no es permitida con las leyes y normas que nos rigen y
controlan nuestra conducta en la sociedad.

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Con esta investigación averiguaremos si es posible considerar la envidia como forma de


delito o producente a delito.

3.- PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

En los últimos años se ha podido notar que gran cantidad de delitos que acontecen en nuestra
ciudad son cometidos empezando por un pensamiento de envidia a los demás por parte de
aquellas personas que actúan y van en contra de la sociedad – antisociales - el desarrollo y
manera con la que se va realizando estas conductas parten desde el punto de la envidia para
poseer mayor cantidad de dinero, cosas materiales, personas que según consideran son objetos de
deseo y envidia; queriendo poseer aquello que no les pertenece.

Puede ser sierto esto? Que para comenzar una conducta antisocial empiece por un
sentimiento de envidia que por la formas de conseguirlo y/o tenerlo sea considerado un delito por
las diferentes manera con las que se trata de alcanzar ese deseo vaya en contra de las leyes y
normas que riguen esta ciudad para regular la conducta de los individuos que pertenecen a este
territorio.
Como es considerada la envidia? Visto desde un punto personal, general, ante la sociedad
además de la iglesia católica y otras, dado que la envidia es considerada un pecado capital visto
desde un punto de vista religioso es… creemos nosotros importante para determinar ciertos
puntos de conducta social y moral.

4.- OBJETIVOS

4.1. OBJETIVO GENERAL

Determinar si es posible considerar la envidia como forma de delito o producente a delito.

4.2. OBJETIVOS ESPECIFICOS

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Verificar la opinión que se tiene con estos términos: envidia y delito


Verificar si es consecuente la acción que se tiene por el sentimiento de envidia
Verificar si nuestras leyes y normas toman en cuenta este aspecto

5.- JUSTIFICACION

El envidioso, asimismo es víctima de sus propios fallos tanto éticos como intelectuales,
como demuestra un narcisismo omnipotente de dimensiones tan exageradas como inverosímiles.
Tales individuos, carecen de la capacidad de la introspección, y por ello resultan víctimas de
escotomas morales.
La vida y el arte de vivirla es un proceso en el que uno se pregunta constantemente la razón
y el porqué de las propias acciones, y en el cual ser deshonesto resulta ser peor --- por la simple
razón de que uno sabe que lo es --- aunque pueda ser que otros no lo sepan.
En esa premisa se basa la conciencia moral, tan atrófica en el envidioso, el chismoso y el
mentiroso: La Trilogía de Dino.
Pero, el envidioso, para lograr sus fines, miente y fuerza a que otros --- aunque esos otros
sean sus propios hijos --- asimismo se presten a hacerlo, para avanzar sus logros.
La envidia, a pesar de ser una emoción puramente humana, no constituye un simple reflejo,
como lo son el miedo y el hambre; al parecer, surge de manera natural y espontánea, tal como si
actuara bajo el apremio de las circunstancias. Como emoción de un simple particular, no necesita
de ninguna ideología o doctrina. Otra cosa sucede cuando se convierte en un fenómeno social,
socialmente significativo. Entonces es cuando exige una justificación ideológica. En tal caso se
le denomina deseo de justicia y demanda de satisfacción por los agravios recibidos. ¡Pero
cuidado!: cuando así decimos, no debemos insinuar que la demanda de justicia sea siempre un
disfraz ideológico que encubre a la maligna emoción de la envidia. No. Tal demanda puede tener
una buena e, incluso, muy buena justificación aun cuando la sostenga la fuerza de la envidia.
Podemos juzgar que en aquellas sociedades donde hubo una fuerte y visible diferenciación
clasista, la gente de las clases más humildes, a pesar de que sabía distinguir las bien marcadas
diferencias entre su propio sistema de vida y el de los ricos, lo acogía como parte de un orden
natural, como voluntad divina o como un inalterable régimen mundial. De haber sido de otra

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manera, seguramente habría estado rebelándose constantemente. La historia, no obstante,


muestra con toda claridad que las rebeliones de pobres contra ricos en aras de la justicia no
ocurrían más que esporádicamente, en ciertas, específicas circunstancias. Sin embargo, hoy,
cuando casi toda la gente del mundo se halla expuesta a ostentosas y espectaculares exhibiciones
de lujo, riqueza y fama en las pantallas de televisión, resulta un tanto difícil esperar que todos los
que viven en verdadera carencia consideren este hecho como un factor inherente a su condición
social. En tanto, por lo que atañe al propio concepto de carencia, es algo que no es posible definir
sin tener que remitirse a las situaciones psicológicas socialmente designadas, a menos que se
trate de una existencia que esté por debajo de los límites fisiológicos de resistencia. Yo, por
ejemplo, puedo tener suficiente comida para mí y toda mi familia, medios para comprar ropa y
pagar los gastos de calefacción, sufragar por lo menos los servicios de salud elementales y la
escuela para mis hijos y, a pesar de todo, no dejar de sentir una espantosa envidia respecto a
otros que poseen más que yo. En términos generales, no existe forma de definir hasta dónde las
pretensiones relacionadas con la envidia puedan ser legítimas y en verdad ameriten llamarse
demandas justas, y hasta dónde puedan considerarse como una simple incapacidad para
conformarse con el hecho de que alguien tenga bienes de cualquier especie en mayor cantidad
que yo, aunque, desde luego, ese "alguien" se haya hecho merecedor de los mismos.
Es por tanto que para despejar todas estas cuestiones que se tiene con este punto de envidia,
delito, justicia y moral nos vemos en la necesidad de realizar a proceder con esta investigación
trataremos de determinar si es considerable la envidia como principal factor del delito.

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6.- MARCO TEORICO

La envidia no es directamente proporcional al valor absoluto del bien envidiado. Se concentra a


menudo en insignificancias que pueden ser hasta ridículas. Es decir, la desigualdad avasallante,
sobre todo cuando ésta significa algo realmente inalcanzable, incita menos a la envidia que la
desigualdad mínima, en la cual el envidioso puede decirse: "Yo también casi podría haber
logrado lo mismo". Es que la mejor manera de protegerse de la envidia del vecino no consiste en
cambiar el coche por un último modelo, sino en comprarse, por ejemplo, un Rolls Royce.

Una explicación del motivo por el cual la envidia se dirige mucho más a diferencias pequeñas
que a las realmente grandes puede encontrarse en las vivencias de los celos entre hermanos. Las
fuerzas de agresión, ya filogenéticamente precreadas en el organismo, se modulan de manera
muy pronunciada en el grupo social familiar y, teniendo en cuenta la singularmente larga niñez
del hombre en relación con otros seres vivos, es en este grupo donde se experimentan las
primeras experiencias dolorosas de la envidia. Dentro de una familia, el bien envidiado es
normalmente similar, a veces casi idéntico, y sólo en la imaginación del niño parece más
hermoso, más grande, más caro o mejor que el bien propio.

En sí, las emociones no son buenas o malas, sino útiles o inútiles o, más precisamente, adecuadas
(adaptativas) o inadecuadas (desadaptativas), independientemente que éstas sean agradables o
desagradables. Una emoción será adecuada en la medida que responda al estímulo que la origina
y no permanezca en el tiempo más de lo necesario. Es útil, por ejemplo, llorar y estar triste por la
pérdida de un ser querido, ya que, aunque desagradable, la tristeza sentida sirve para ir
elaborando la situación y lograr que el dolor no tenga la misma intensidad dentro de un año.

Las emociones forman parte intrínseca del ser humano. Es imposible que una persona no sienta,
salvo el caso de lesiones cerebrales, ya que posee una zona de su cerebro destinada a tal fin. Y si
bien la posibilidad de sentir emociones es innata el ser humano, aprenderá cómo, cuándo y dónde
manifestarlas. Frente a estímulos o situaciones similares a aquellas que generaron el sentimiento

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primario, salen nuevamente a la luz vivencias de celos y de envidia aprendidas en la niñez que no
son adecuadas al estímulo que las origina, sino una situación repetitiva y artificial que
generalmente perdura en el tiempo y no se agota en sí misma como una emoción adecuada. En el
ejemplo inicial, la emoción inadecuada ha hecho su aparición sin poder ser detectada por Ana y
aceptada por Concha. Y en lugar de un mutuo intercambio de afecto, la primera queda confusa y
molesta y la segunda, con una sensación de falso triunfo negativo también, al no obtener algo
bueno de su comentario.

Creo que los padres tendríamos que pensar cuán distintas serían las relaciones entre las personas
si pudiéramos enseñar a nuestros niños que la envidia existe, que es una emoción que tenemos
que aprender a reconocer, a no reprimir dentro nuestro y a aceptarla como algo normal en la
vida. Si Concha le dijera a Ana: "¡Qué lindo vestido tienes! Ya me hubiera gustado tener uno
así", las dos amigas se relacionarían de forma espontánea a través de emociones adecuadas,
enriquecerían su vínculo amistoso y, por medio de éste, a sí mismas, fortaleciendo sus propias
vidas.
La Envidia es considerada por el Cristianismo como un pecado capital porque genera otros
pecados; El término "capital" no se refiere a la magnitud del pecado sino a que da origen a
muchos otros pecados y rompe con el amor al prójimo que proclama Jesús.

San Gregorio Magno (*ca. 540 en Roma – †12 de marzo de 604), fue el sexagésimo cuarto Papa
de la Iglesia católica; fue quien seleccionó los siete pecados capitales, y se mantuvo por la
mayoría de los teólogos de la Edad Media.

Para Santo Tomás de Aquino, la envidia es "tristeza del bien de otro".

Dante Alighieri en el poema de El Purgatorio, define la envidia como "Amor por los propios
bienes pervertido al deseo de privar a otros de los suyos." El castigo para los envidiosos es el de
cerrar sus ojos y coserlos con alambres de hierro, porque habían recibido placer al ver a otros
caer.4 En la Edad Media el famoso cazador de brujas, el cardenal Peter Beasbal le atribuyó a la
envidia el demonio llamado Leviatán, un demonio marino y que era sólo controlado por Dios.

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LA ENVIDIA EN EL PSICOANALISIS.-
En el ámbito del psicoanálisis la envidia es definida como un sentimiento experimentado por
aquel que desea intensamente algo poseído por otro. .[cita requerida] La envidia daña la
capacidad de gozar y de apreciar lo que posee uno mismo. Es el factor más importante del
socavamiento de los sentimientos de amor, ternura o gratitud..[cita requerida] La envidia es un
sentimiento enojoso contra otra persona que posee o goza de algo deseado por el individuo
envidioso, quien tiene el impulso de quitárselo o dañarlo. A diferencia de los celos, que se basan
en el amor y comprenden un vínculo de por lo menos tres personas, la envidia se da de a dos y no
tiene ninguna relación con el amor. La persona envidiosa es insaciable porque su envidia
proviene de su interior y por eso nunca puede quedar satisfecha, ya que siempre encontrará otro
en quien centrarse.
LA ENVIDIA EN LA PSICOLOGIA.-
Según refieren los investigadores en psicología evolucionista David M. Buss y Sara E. Gil, la
Envidia tiene un fundamento evolucionista ya que posibilita comprender el lugar en donde la
persona se encuentra para contrarrestarlo.

De este modo, la envidia, según la psicología evolucionista, sería una emoción que nos motiva a
mejorar, y de ahí su lógica en el mejoramiento de la evolución.4 Así se entiende que la
comparación social juega un papel fundamental en la manera en que nos percibimos a nosotros
mismos.

Primera definición - Tristeza o pesar del bien ajeno.


De acuerdo a la primera definición, la envidia es sentir tristeza o pesar por el bien ajeno. De
acuerdo a esta definición lo que no le agrada al envidioso no es tanto algún objeto en particular
que un tercero pueda tener sino la felicidad en ese otro. Entendida de esta manera, es posible
concluir que la envidia es la madre del resentimiento, un sentimiento que no busca que a uno le
vaya mejor sino que al otro le vaya peor.
Segunda definición - Emulación, deseo de algo que no se posee.
De acuerdo a la segunda de las acepciones, la envidia se puede encuadrar dentro de la emulación
o deseo de poseer algo que otro posee. Siendo en este caso que lo envidiado no es un sujeto sino

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Autor/es:

un objeto material o intelectual. Por lo tanto en esta segunda acepción la base de la envidia sería
el sentimiento de desagrado por no tener algo y además de eso el afán de poseer ese algo. Esto
puede llegar a implicar el deseo de privar de ese algo al otro en el caso de que el objeto en
disputa sea el único disponible.
Una tercera posibilidad para comprender lo que la envidia implica sería la combinación de las
dos acepciones mencionadas anteriormente. Cualquiera sea el caso, la envidia es un sentimiento
que nunca produce nada positivo en el que lo padece sino una insalvable amargura.
Otra definición de envidia, es que el envidioso cuenta mentiras sobre la persona a la que envidia
o las cosas que tiene, para poder tenerlas, en ocasiones la envidia puede hacer que el envidiado
muera a manos del envidioso.
ESTUDIOS CITAS Y NOTAS.-
Bertrand Russell sostenía que la envidia es una de las más potentes causas de infelicidad.4Siendo
universal es el más desafortunado aspecto de la naturaleza humana, porque aquel que envidia no
sólo sucumbe a la infelicidad que le produce su envidia, sino que además alimenta el deseo de
producir el mal a otros.

José Antonio Marina sostiene cierta nomenclatura afectiva en su obra "El laberinto sentimental",
en la que divide los fenómenos afectivos en: afecto, sensaciones de dolor placer, deseos y
sentimientos, subdividiendo éstos en cuatro grupos según su intensidad como: estados
sentimentales, emociones y pasiones. Este último grupo, las pasiones, son definidas como
"sentimientos intensos, vehementes, tendenciales, con un influjo poderoso sobre el individuo".
Sería en este grupo en el que la envidia quedaría configurada.

La envidia ha sido frecuentemente tema y ha inspirado relatos literarios como el de Caín y Abel
que aparece en el Génesis de la Biblia. Este relato, en realidad, ejemplifica la rivalidad y
conflictos históricos entre los sistemas de vida nómadas y sedentarios de pastores y agricultores
que se han desarrollado a lo largo de la historia.
LA ENVIDIA EN ESPAÑA.-
El escritor de la generación del 98, Miguel de Unamuno afirmaba que era el rasgo de carácter
más propio de los españoles, "íntima gangrena española", y para ejemplificarlo escribió su

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Autor/es:

novela Abel Sánchez, en que el verdadero protagonista, que significativamente no da título a la


obra, ansioso de hacer el bien por la humanidad, sólo recibe desprecio y falta de afecto por ello,
mientras que el falso protagonista, que sí da título a la obra, recibe todo tipo de recompensas y
afecto por lo que no ha hecho. Jorge Luis Borges coincidía en ello: "Los españoles siempre están
pensando en la envidia. Para decir que algo es bueno dicen: es envidiable". Cervantes, en sus
consejos a Sancho, la llama "raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes". Para Francisco de
Quevedo, es un pecado especialmente inútil y que no da satisfacción alguna: "Muerde y no
come". Camilo José Cela, por otra parte, escribió que "el español arde en el fuego de la envidia
como el anglosajón se quema en la hoguera de la hipocresía y el francés se consume en la llama
de la avaricia".
ECONOLOGIA.-
Los griegos habían divinizado la envidia porque en su lengua phlohnos es masculino. Los
romanos la hicieron diosa e hija de la noche.[cita requerida] La comparaban a la anguila pues
estaban en la creencia que este pez tiene envidia a los delfines. Su nombre Envidia significa el
que no ve con buen ojo. Los griegos le daban también el nombre de mal ojo y para librar a sus
hijos de las influencias de este genio, tomaban con el dedo el cieno que había en el fondo de los
baños y señalaban sus tiernas frentes.[cita requerida]

Esta superstición permanece aún entre los griegos modernos, los cuales temen la Envidia o mal
ojo. [cita requerida]Se representa esta deidad bajo la forma de un viejo espectro femenino con la
cabeza ceñida de culebras, los ojos fieros y hundidos, el color lívido, una flaqueza horrible, con
las serpientes en las manos y otra que le roe el seno. Algunas veces se pone a su lado una hidra
de siete cabezas. La Envidia es un monstruo que el más brillante mérito no puede ahogar.

Se la pinta también despedazando un corazón y con un perro a su lado. Uno de los principales
empleos de la Envidia era el servir de guía a la Calumnia. De este modo la ha pintado Apeles.
Rubens la pintó en Londres y en uno de los cuadros de Luxemburgo bajo la figura de una mujer
muy flaca y de una palidez extrema. Poussin ha pintado este monstruo mordiéndose el brazo y
sacudiendo las serpientes que rodean su cabeza. El tiempo que levanta la verdad abatida, arroja
por tierra la Envidia.

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Título:
Autor/es:

Ha sido pintada, también por Jean Jouvenet en Rennes, en el cuarto del consejo del parlamento y
por Francisco le Moine en Versalles, en el cuadro de La divinización de Hércules, en el cual se
ve aterrada bajo la carroza del semi-dios.

7.- METODO.-

7.1.- TIPO DE INVESTIGACION.-

Como se mencionó anteriormente en puntos atrás creemos que es necesario para poder despejar
todas nuestras hipótesis que se tiene acerca de este trabajo de investigación realizar como
principal método investigación indagar todo aquello concerniente que tenga relación con la
envidia como delito realizar una comparación de cómo se transforma un individuo conducido por
la envidia a cometer diferentes delitos que son penados de diferentes maneras de acuerdo al
grado del delito que se cometió.
Estudiar así también como analizar estos factores que intervienen para dicho sentimiento de
conductor a generar conductas que provocadas para calmar esta emoción.
Para mejor comprensión de este punto pondremos a analizar la conducta diriguida con la envidia
que nos lleva proceder de distinta manera a la que habitualmente presentamos, estudiaremos el
proceso que se ha adquirido con el paso de los tiempos será más fuerte el sentimiento de envidia
hoy que hace años atrás?.

7.2.- OPERACIONALIZACION DE VARIABLES.-

Variable dependiente:

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Título:
Autor/es:

EMOCION
CONCEPTO PSICOANALISIS

ANTIVALORES LA ENVIDIA CLASES


ANTECEDENTE
S COMO DELITO PSICOLOGIA

JUICIO ELEMENTO
S

MASCARA
ATENCION
COMPORTAMIENTO

Variable independiente:

DESCONFIANZA SIZAÑAS DESPRECIO


ANTIPATIA

SEGURIDAD
EXTRA ORGULO

VIOLENCIA LA ENVIDIA COMO


CLASES DELITO
DESORDEN
PROPENSO A
CONDUCTA INSIDIR
AGRESIVA

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Título:
Autor/es:

7.3.- TECNICAS DE INVESTIGACION.-


Llevando a cabo el tipo de investigación que se tenía presente para poder determinar el fallo
emocional que produce el sentimiento de envidia podemos indicar que orientándonos al tipo de
investigación planteada podemos exponer un punto de vista que llegaría a ser el análisis central o
conclusión de esta investigación el cual se presentara en puntos posteriores al presente.
Como se mencionó anteriormente en puntos atrás creemos que es necesario para poder despejar
todas nuestras hipótesis que se tiene acerca de este trabajo de investigación realizar como
principal método investigación indagar todo aquello concerniente que tenga relación con la
envidia como delito realizar una comparación de cómo se transforma un individuo conducido por
la envidia a cometer diferentes delitos que son penados de diferentes maneras de acuerdo al
grado del delito que se cometió.
Estudiar así también como analizar estos factores que intervienen para dicho sentimiento de
conductor a generar conductas que provocadas para calmar esta emoción.
Para mejor comprensión de este punto pondremos a analizar la conducta diriguida con la envidia
que nos lleva proceder de distinta manera a la que habitualmente presentamos, estudiaremos el
proceso que se ha adquirido con el paso de los tiempos será más fuerte el sentimiento de envidia
hoy que hace años atrás?.

8.- CONCLUSIONES.-

Siempre se había dicho que el pensamiento no delinque. A efectos penales solo deben contar las
acciones que causan daño. Pero ahora se nos ha colado la extraña doctrina de que uno puede ser
condenado por sentir odio hacia una persona o idea. Aquí viene lo bueno, pues no se trata de
odio a cualquier persona o idea, sino solo las que no se consideran progresistas. Donosa
parcialidad, enemiga del Derecho, pero es la que se impone como legítima. Por ejemplo, el
machismo, la xenofobia o la llamada homofobia (rechazo de los homosexuales) son consideradas

Asignatura:
Carrera: Página 18 de 22
Título:
Autor/es:

ideas punibles por parte de la izquierda. Me adelanto a precisar que también acepta esa aberrante
doctrina una buena parte de la derecha, ahora tan acomplejada.

Si uno se atreve a enfrentarse dialécticamente contra ciertas prácticas del islamismo, eso es
incitación al odio. Por ejemplo, la costumbre de la ablación del clítoris. Sin embargo, si uno
ridiculiza las imágenes o las tradiciones católicas, tal conducta se considera plausible por los
sectores dominantes de la opinión. Aun en la catolicísima COPE he oído (ahora dicen
"escuchado") que la historia del bautismo de Jesús en el río Jordán es una "leyenda". Muchísimo
más grave es que una drag queen (un maricón exhibicionista y grosero) se apreste a dar clases de
Religión en un colegio, además de posar como Jesucristo en la cruz. Una conducta así me parece
que sería odio con recochineo, pero socialmente se ve con cierta simpatía, o por lo menos
originalidad, en aras de la dichosa libertad de expresión.

Aun así, entiendo que el odio sin más no debe ser objeto de sanción penal; bastaría con que la
sanción fuera por parte de la sociedad. Es más, sostengo que en la España actual aflora el odio
por todas partes, quizá como consecuencia de unas malas relaciones sociales. El odio se asocia
normalmente al rencor y a la envidia. Son los hilos con los que se ha tejido durante siglos el tapiz
español. Defínase uno como progresista o equivalente y ya son odiosos y odiadores todos los
demás, vulgarmente los "fachas".

Parece fácil tachar de xenófobo (desprecia a los extranjeros pobres) a Donald Trump por su
extravagante idea del muro a lo largo del Río Grande. Pero ¿no son más o menos equivalentes
otros muros, como las vallas de Ceuta y Melilla o las trabas que ponen los ingleses a los
extranjeros que quieren trabajar en su país? El Ayuntamiento progresista de Madrid hace alarde
del welcome refugees en la pancarta que ostenta la fachada del palacio de Cibeles. Pero ¿cuántos
inmigrantes extranjeros trabajan en ese palacio, excluidos los empleados de la limpieza? Me
gustaría que la alcaldesa proporcionara esa estadística. No debe de ser difícil de computarla.

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Es fácil ver la paja del odio en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Lo grave es que con esa
doctrina del odio como materia penal retrocedemos a los tiempos de la Inquisición o aún peores.
Convendría que los eminentes juristas arrojaran alguna luz sobre tal retorcimiento de nuestro
Derecho.

Empezando todo esto por la envidia que no lleva a nada bueno.

Hay personas que en vez de a admirar, rendir y doblar ante lo bello, reaccionan aborreciéndolo.
La envidia es un dolor de tripa más o menos fuerte causado por la gracia ajena. Si la envidia tan
solo destruyese a quien la padece no estaríamos ante el, por dañino, mayor pecado nacional. El
capitán sospecha que la envidia sana no existe, y si existe es tan solo una paradoja, un oxímoron
tan evidente como la luz oscura, el fuego helado, o la crítica constructiva. La envidia está muy
enraizada en la sociedad pero nadie se reconoce envidioso. Mientras no inventen el detector de
envidia como inventaron, dicen, el detector de pis en la piscina, solo podremos suponer o intuir
su existencia a toro pasado: la envidia es causa, motor y móvil único en muchos delitos. Puede
ser indicador sutil de envidia el hecho de criticar a alguien de modo persistente y con escaso
fundamento; hay personas que, para saciar su hambre espiritual -la envidia es una sutil
manifestación de inferioridad- dedican muchas horas al día a vivir la vida de otros. Puede haber
envidia también tras las alabanzas manifestadas directamente por el envidioso; una envidia solo
detectable por el envidiado en el comportamiento corporal que las palabras lisonjeras llevarán
asociado: Manuel dice a María, que aprobó ayer la oposición, “me alegro mucho, María” y María
le da las gracias, pero detecta un no sé qué sospechoso en la cara de Manuel, una sonrisa
profidén acompañada de unos ojos fríos y átonos que de pronto parpadean dieciséis veces
seguidas sin venir a cuento. Una sospecha que casi podría confirmarse cuando Manuel,
carcomido por dentro, no pueda evitar preguntar a María: “¿y como hiciste para aprobar?”. Es tal
la mala fama de la envidia que ésta tiene que esconderse, mimetizase y camuflarse. Podríase
decir que el comportamiento envidioso es subversivo y clandestino: trabaja en la oscuridad y, sin
dar la cara, prepara poco a poco sus atentados. Ojo que en este país de navajeros ya no se estila la
navaja; ojo que la terminación inglesa -ing significa en cristiano -ando o -endo; ojo que envidia
está tras el mobbing y tras bullying; ojo que si te duele, es que te pueden estar jodiendo. Mucho

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cuidadito que Caín mató a su hermano Abel y resultaría irrisorio fundamentar la defensa
alegando simple acto de enajenación transitoria provocado por un plato de lentejas.

9.- APENDICE.-

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