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Los estereotipos de género se inculcan de manera inconsciente desde el nacimiento. Son ideas
preconcebidas, heredadas de un modelo social anticuado, que determinan la vida de los niños
y niñas en función de su sexo.
Escrito por Celia Rodríguez Ruiz, Psicóloga clínica sanitaria, especialista en pedagogía y psicología
infantojuvenil
19 de Enero de 2017
https://www.webconsultas.com/bebes-y-ninos/psicologia-infantil/como-afectan-a-los-ninos-
los-estereotipos-de-genero
Los estereotipos tienen unas características definitorias, que nos alertan de antemano de la
problemática que conllevan.
La mayoría de la gente determina de manera inconsciente el rol que deben desempeñar los
hombres y las mujeres. Al ser una actitud inconsciente, difícilmente será corregida, ya que solo
se puede combatir aquello de lo que se es consciente. Al ser compartidos por muchas personas,
los estereotipos adquieren fuerza y credibilidad, como si de una prueba irrefutable se tratase.
Estereotipos neutros. Serían aquellos que suponen características sin ningún juicio de valor, ni
positivo, ni negativo; por ejemplo: "los alemanes son rubios".
Cualquier estereotipo, sin importar sus características, es irracional y puede suponer graves
consecuencias negativas para los afectados. Los estereotipos de género definen el rol de una
persona en función de su sexo y, con ello, están estableciendo las metas y expectativas sociales
tanto del hombre como de la mujer. De este modo se marcan una evolución y desarrollo
diferentes desde la infancia, que dan lugar a situaciones de desigualdad y de discriminación. En
este proceso no importa si se trata de un estereotipo positivo, negativo, o neutro, porque de
igual modo va a marcar las actitudes futuras de ambos géneros. Las niñas serán buenas,
cariñosas, preocupadas por las tareas del hogar, poco deportistas…; y en cambio los niños serán
activos, traviesos, deportistas, desordenados…
Estas características les serán atribuidas con una fiabilidad tan grande que no dejará lugar a
dudas. Tan fiables son los estereotipos que serán asumidos con una pasividad asombrosa por
ambos géneros desde la más tierna infancia. Y el que en un acto de valentía no se deje atrapar
por los estereotipos de género será tachado y etiquetado por los demás.
Estabilidad emocional
Agresividad
Objetividad y racionalidad
Dinamismo
Carácter dominante
Valentía
Aptitudes intelectuales y deportivas
Fortaleza
Franqueza
Eficacia
Tendencia al riesgo y a la aventura
Aptitud para las ciencias
Inestabilidad emocional
Intuición
Falta de control sobre sí mismas y sus estados emocionales
Frivolidad
Pasividad
Irracionalidad
Ternura
Sumisión, dependencia, debilidad
Aptitud para las letras y las actividades manuales
Los estereotipos de género son creencias fuertemente arraigadas que se han transmitido de
generación en generación de manera inconsciente, mediante actitudes, conductas, palabras…;
son muchas las formas sutiles e imperceptibles a través de las cuales estamos transmitiendo
estereotipos de género. Lo malo es que estas creencias permanecen fuertemente arraigadas en
las sociedades, como si de verdades irrefutables se tratase. Son muchas las acciones que se están
llevando a cabo para garantizar y promover la igualdad, pero aun así los estereotipos asociados
al género continúan estando vigentes y son asumidos de manera incuestionable.
Estos estereotipos determinan la vida de los niños y niñas, marcando aspectos tan cruciales
como sus formas de pensar, de actuar, de hablar, de relacionarse, de jugar y divertirse...
Las expectativas de los adultos sobre el comportamiento de los niños y las niñas. Los adultos de
manera inconsciente tienen expectativas concretas y muy diferentes sobre el comportamiento
que deben tener los niños y las niñas según su género. La forma de tratar a los niños y las niñas
tiene sutiles diferencias, así como lo que se espera de unos y otras.
La presión de los iguales. Los iguales también contribuyen al proceso de socialización y a la
transmisión de los estereotipos de género. Son los propios niños y niñas los que asumen y
defienden acérrimamente los estereotipos que les han inculcado los adultos, y aquel que no se
comporte como los estereotipos marcan, será tachado y considerado como un bicho raro.
Los libros de texto escolares son otro medio de transmisión de estereotipos. Se está avanzando
mucho en este sentido, pero aun así todavía podemos encontrar libros donde las alusiones a la
mujer, al hombre, y al papel social de cada sexo, están marcados siguiendo los estereotipos
tradicionales.
Entre las vías de transmisión más importantes no podemos olvidar los cuentos tradicionales, en
los que se encuentra específicamente señalado el rol que cada uno de los géneros debe
desempeñar.
Son muchos los medios a través de los cuales los estereotipos de género son transmitidos. La
acción conjunta de todos ellos hace posible que sean asumidos e integrados en las formas de
ser de niños y niñas de manera natural, y que les quede claro desde muy pequeños lo que la
sociedad espera de ellos.
Los estereotipos de género determinan la vida de los niños y las niñas, marcando aspectos
aparentemente inofensivos, pero tan cruciales como sus formas de pensar, de actuar, de hablar,
de relacionarse…
Una educación que transmite los estereotipos de género es una educación incompleta e
imparcial, que conlleva un desarrollo a medias de las personas, ya que potencia determinados
atributos en cada uno de los sexos y priva el desarrollo de otras cualidades en base al género del
individuo.
El tipo de trabajo.
El liderazgo.
Las relaciones sociales.
La vida sexual.
La manera de comunicarse y de relacionarse.
Es por ello que los estereotipos determinan la vida de las personas y marcan el futuro de los
niños y niñas.
Las consecuencias negativas de los estereotipos afectan de manera individual a cada persona,
hombre o mujer, pero también tienen importantes repercusiones a nivel social. A través de los
estereotipos de género se transmite y reproduce un modelo de hombre y de mujer
determinados, unas maneras concretas de comportarse. Se crea de este modo un malestar
psicosocial grave.
La coeducación
La alternativa es la coeducación, que implica educar en igualdad a niñas y niños para fomentar
el desarrollo pleno e integral como personas con independencia de su sexo. La finalidad de la
coeducación es acabar con la discriminación y con las desigualdades por motivos de género o
sexo.
Objetivos de la coeducación
La coeducación busca conseguir una sociedad más justa a través de una alternativa educativa, y
para conseguirlo se plantea los siguientes objetivos:
Prestar atención a las expectativas que tenemos con los niños y las niñas, y evitar que
se trate de expectativas estereotipadas y sesgadas.
Tomar conciencia de la forma en que tratamos a los niños y las niñas. En muchas
ocasiones, de manera inconsciente, tratamos de manera diferente a niños y niñas. Es
muy importante ser consciente de estas actitudes y comportamientos y evitar las
conductas que transmiten estereotipos de género y van en contra de una verdadera
igualdad. Veamos algún ejemplo: cuando un niño o niña está intranquilo. Si es la niña la
que se muestra nerviosa se la acuna para calmarla y, en cambio, si es un niño se asume
que quiere jugar y se juega con él para tranquilizarlo.
Una comunicación sincera con los niños y niñas. Es importante explicarles que las
creencias establecidas acerca de lo que es de niñas y lo que es de niños no tienen
fundamento.
Prestar atención a nuestros propios estereotipos de género. Los adultos más cercanos
son los principales modelos a seguir por niños y niñas. Es fundamental ofrecerles unos
modelos no sexistas.
Permitir a los niños y las niñas que se expresen y se desarrollen según su identidad y no
según estereotipos tradicionales. En este sentido olvidaremos formas de vestir
estereotipadas, juegos estereotipados e, incluso, colores estereotipados.
En los colegios es imprescindible que se imparta una educación igualitaria que
reconozca la riqueza de la diversidad.
Introducir en las diferentes materias escolares una perspectiva de género,
transmitiendo valores igualitarios y no sexistas.
Prestar atención a los valores familiares que transmitimos: reparto de tareas domésticas
y toma de decisiones de manera compartida y con el mismo peso.