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FACULTAD DE FILOLOGÍA
ASIGNATURA
“Complementos de formación en la especialidad de latín: aplicaciones y
recursos textuales en Cultura Clásica (Roma)”
CURSO 2018-2019
Primer cuatrimestre
1. INTRODUCCIÓN………………………………………………………….3
2. TEXTOS…………………………………………………………………….3
2.1. PETRONIO, SATIRICÓN……………………………………………3
2.2. QUINTILIANO, INSTITUTIO ORATORIA………………………...6
2.3. CICERÓN, EN DEFENSA DE M. CELIO…………………………..9
2.4. VIRGILIO, GEÓRGICAS………………….………………………..12
3. APLICACIÓN DIDÁCTICA……………………………………………..15
4. VALORACÓN PERSONAL……………………………………………...16
5. BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………….17
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1. INTRODUCCIÓN
El objetivo de este trabajo es seleccionar cuatro textos de autores latinos que estén
relacionados con la educación y la formación del ciudadano en Roma. Tras un breve
comentario a cada uno de ellos, y para darles una buena aplicación didáctica, se
presentarán los textos ya traducidos, porque entiendo que a nivel de bachillerato no están
lo suficientemente formados para traducir este tipo de textos, y al tratarse de fundamentos
teóricos, es preferible usar la versión en castellano para analizar la opinión de los autores
antiguos en sus obras y así poder trabajar sobre ellos. Antes de cada texto se hará una
breve introducción sobre el autor y la obra, y después del mismo se realizarán breves
cuestiones sobre el contenido del texto.
De los textos escogidos, los tres primeros son obras en prosa de Petronio, Quintiliano
y Cicerón, respectivamente. El cuarto texto es una obra en verso de Virgilio, elegida tanto
por su contenido didáctico como por la particularidad de poder presentar un estilo
diferente, pero que también es válido para enseñar y transmitir diferentes conocimientos.
Por último, se realizará una valoración personal sobre el tema y los textos elegidos,
analizando las posibles dificultades que puedan encontrarse los alumnos a la hora de
trabajar este tema.
2. TEXTOS
2.1. PETRONIO, EL SATIRICÓN, 1,3-2,7; 4, 1-4, 4
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particularmente, de la elocuencia, discurso al que replica Agamenón, achacando la culpa
de esta degradación a los padres.
[Agamenón] ¿Cuál es la confusión? Hay que echar la culpa a los padres: no quieren
que sus hijos se formen en una severa disciplina. En primer lugar, cifran sus esperanzas,
como toda su vida, en la ambición. Luego, por ver cumplidos pronto sus votos, lanzan al
foro a esas inteligencias todavía muy verdes pretendiendo revestir a sus hijos recién
nacidos con el ropaje de la oratoria, que es, según propia confesión, la cosa más grande
del mundo. Si aceptaran unos estudios graduados, dando tiempo al joven para formar su
espíritu en el estudio de la filosofía, para trabajar su estilo con despiadada crítica, para
escuchar con calma los modelos que se propone imitar, para convencerse de que no es
lo mejor aquello que deslumbra la infancia: entonces la gran oratoria volvería a reinar
con toda su autoridad. Hoy los niños no hacen más que jugar en la escuela, los jóvenes
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hacen el ridículo en el foro, y, lo que es más vergonzoso que ambos extremos, nadie
quiere reconocer en la vejez la desacertada enseñanza de su infancia.
CUESTIONES
Puesto que la oratoria ya no servía para crear grandes discursos políticos, los rhetores
crearon unos ejercicios denominados declamationes, que consistían en inventar discursos
sobre situaciones imaginarias (a veces inverosímiles), y gracias a autores como Séneca el
Rétor tenemos ejemplos de textos de dos modalidades:
Petronio pone en boca de Encolpio una crítica al estilo asianista (la oratoria
excesivamente ornamentada) y a la degradación de la oratoria en época imperial, basando
sus argumentos en que los grandes poetas y filósofos griegos nunca necesitaron las
declamaciones para escribir sus grandes obras, lo que muestra una realidad a los jóvenes
que no se relaciona con el pasado del género. Agamenón añade a su discurso que el
problema está en la mala formación de los jóvenes, que no aprenden nada importante en
las escuelas y salen al mundo real sin una formación académica decente.
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Cicerón, quien hizo de la retórica el pilar fundamental de la formación del ciudadano,
añadió a la visión del género conocimientos de filosofía, historia y derecho, dándole a la
oratoria la finalidad de formar buenos ciudadanos capaces de adecuar su discurso al fondo
argumental y a la elaboración literaria.
Atendiendo a este último párrafo, podemos entender que el autor está haciendo una
crítica al modelo educativo propuesto por Cicerón y que ha evolucionado hasta el que se
encuentra Petronio en época imperial, donde la oratoria clásica se ha corrompido desde
el momento en que se le han añadido nuevos conocimientos y se ha dejado de lado el
estudio de las normas y las pautas formales del género, que al fin y al cabo suponían una
forma de enseñar autoridad a los jóvenes, y también a respetarla.
Pero no es suficiente con haber leído a los poetas: hay que explorar toda clase de
escritores, no sólo por el contenido, sino por las palabras que a menudo cobran
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autoridad gracias a los autores. Tampoco puede ser perfecta la enseñanza de la
gramática sin la música, puesto que debe tratar de los metros y los pies; y si no entendiera
la ordenación de las estrellas, no podría comprender a los poetas, los cuales, por no
hablar de otros ejemplos, recurren constantemente a la aparición y al ocaso de las
constelaciones para poner de manifiesto las estaciones y no debe ignorar la filosofía, en
razón de los múltiples pasajes que en casi todos los poemas han sido extraídos de la más
profunda sutileza de la filosofía natural, y sobre todo por Empédocles entre los griegos
y por Varrón y Lucrecio entre los latinos, que transmitieron en sus versos los principios
de la sabiduría.
Se requiere, además, de una elocuencia no pequeña con vistas a hablar con propiedad
y fluidez sobre cualquiera de los temas que hemos expuesto. Por ello no se puede admitir
a los que se tornan esta disciplina como algo ligero y pobre. Si ésta no sirve para asentar
firmemente los fundamentos del futuro orador, todo lo que se edifique encima se
derrumbará: necesaria para los niños, agradable para los mayores, dulce compañera de
los momentos íntimos, ésta es la única que en toda clase de estudios tiene más de esfuerzo
que de ostentación.
CUESTIONES
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El tercer elemento es la fluidez a la hora de tratar cualquier tema. Es importante
trabajar con el niño desde que es pequeño ya que su conocimiento básico debe ser sólido,
pues de otro modo no sería posible crear el camino que convierta a los jóvenes en buenos
oradores.
B. ¿Cuáles eran los tres niveles de la enseñanza en Roma? ¿Qué relación guarda
el pasaje de Quintiliano con esta secuencia de aprendizaje?
Los tres niveles eran la escuela elemental (dirigida por el magister y destinada a los
niños y niñas entre 7 y 11 o 12 años); la escuela secundaria (dirigida por el grammaticus
y dedicada a los varones de entre 12 a 16 años); y la escuela superior (dirigida por el
rhetor para los jóvenes que ya habían recibido la toga viril).
Con el paso de la República al Imperio, el poder de Roma recae sobre una sola
persona, por lo que la oratoria se vuelve innecesaria desde el momento en que la actividad
política desaparece, y ahora el Senado solo tiene la función de elegir diferentes cargos
públicos, pero sin control sobre el Estado. Por estos motivos las escuelas retóricas
abandonan la formación política para desarrollarse como una disciplina escolar. El
discurso de estilo asianista se vuelve popular en esta época, siguiendo el ideal ciceroniano
de uir bonus dicendi peritus, donde se compenetran moral y retórica.
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Esta evolución, como hemos mencionado anteriormente, lleva a una reinvención del
género, surgiendo unos ejercicios llamados declamationes con los que se simulaban
discursos a la manera de los oradores de época republicana, a la vez que preparaba a
muchos jóvenes para trabajar en la administración romana o como abogados en el foro,
siendo Quintiliano uno de los principales profesores de retórica a comienzos de la época
imperial.
Marco Tulio Cicerón es uno de los personajes mejor conocidos del mundo romano
gracias a una inmensa producción epistolar que se ha conservado hasta nuestros días. Fue
uno de los autores más trabajados durante el Renacimiento, ya que en su producción
epistolar convergían temas relacionados con la retórica o la filosofía.
Cicerón fue uno de los grandes oradores de su época, reflejado en obras como las
Catilinarias, donde destapa la conspiración que tramaba Catilina para hacerse con el
control de Roma, y en las Filípicas, obra compuesta por 14 discursos dirigidos a Marco
Antonio con el fin de cortar sus intentos supremacistas. Como obras retóricas
encontramos Bruto, Orador y Sobre el orador, donde quedan reflejadas su visión y sus
conocimientos de la retórica clásica.
Según unos, el placer es el único fin de la actividad del sabio, e incluso hombres de
cultura no han retrocedido ante esta torpe forma de hablar; otros creyeron que al placer
debe ir unido el sentido de la dignidad con lo que, gracias al arte de la palabra, han
juntado dos nociones particularmente incompatibles. Los que aceptaron el trabajo como
único camino que lleva derecho a la gloria, se han quedado ya casi solos en las escuelas.
La misma naturaleza ha creado, en nuestro beneficio, multitud de atractivos con los que
la virtud, adormecida, llegaría a veces a condescender, ella ha mostrado a los jóvenes
muchos caminos resbaladizos en los que apenas podrían moverse y avanzar sin que
resbalaran y cayeran; y ha dado una enorme variedad de cosas agradables, capaces de
seducir no sólo a los jóvenes sino también a los hombres maduros.
Por eso, si por casualidad me encontráis a un hombre cuyos ojos desdeñan la belleza
del mundo, que no se siente cautivado ni por el olor, ni por el tacto, ni por el sabor, que
cierra sus oídos a toda clase de armonías, este hombre será tenido quizá por mí y por
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unos pocos como un favorito de los dioses; la mayoría lo tendrán por una víctima de su
cólera. Dejemos, pues, ese camino desierto e inculto, invadido ya por el boscaje y por la
maleza. Condescendamos un a poco con la edad; tengan los jóvenes una mayor libertad;
no cerremos todas las puertas al placer. No lleve siempre las de ganar la severa y rígida
razón. Triunfen alguna vez la pasión y el placer sobre la razón; con tal de que en esto se
guarde aquella justa medida: velen los jóvenes por su propia honestidad, no priven de
ella a los demás, no derrochen su patrimonio, no se dejen arruinar por la usura, no
atenten contra la casa y la familia de otro, no deshonren a los virtuosos, no mancillen a
los honrados, no difamen a las gentes honorables, a nadie aterren con su violencia, no
participen en las intrigas, absténganse del crimen; más cuando, al fin, hayan cedido a
los placeres, dado algún tiempo a las diversiones propias de la edad y a esas frívolas
pasiones de la adolescencia, vuélvanse algún día al cuidado de los negocios domésticos,
de los forenses y de los políticos de modo que parezca que esas diversiones que antes no
habían llegado a comprender bien, las han dejado ya por pura saciedad y las han
despreciado a fuerza de vivirla.
CUESTIONES
En este texto, Cicerón hace una reflexión sobre el sistema educativo de su época, que
bajo su punto de vista es demasiado estricto. Para justificar su idea, se refiere a los sabios
como personas que se entregan a los placeres para completar su formación, mientras que
el trabajo duro se ha convertido en un callejón sin salida para estudiantes y educadores.
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Lo llamativo de este texto es que Cicerón pone en escena el equilibrio que hemos
mencionado hace un momento: el fondo argumental y la elaboración del discurso deben
formar una unidad sólida. Y en la defensa de Celio, siendo el autor una persona fiel a las
tradiciones romanas, es capaz de darle la vuelta a su propio discurso y presentar una
apología tan diferente a su forma de pensar que, en lugar de quitarle valor, no hace sino
darle la razón a su forma de entender la oratoria. Y cabe destacar que Celio estaba siendo
juzgado por colaborar con Catilina, quien precisamente tuvo que huir de Roma por las
acusaciones de conspiración por parte del propio Cicerón.
El mos maiorum era la inculcación de los hábitos y las costumbres de los antepasados
en las nuevas generaciones. Esta tradición fue un referente en la educación desde los
principios de Roma hasta los primeros siglos del Imperio, cobrando fuerza a finales de la
República.
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volverán a ocupar los puestos que les corresponde y, en consecuencia, a continuar con las
tradiciones de los antepasados sin volver a sentir esas tentaciones que ya han saboreado.
Virgilio es el gran poeta de Roma, y así fue reconocido por sus contemporáneos,
durante el Renacimiento e incluso durante nuestra época actual. Vive la transformación
de la República en el Imperio, y su contacto con el círculo de Mecenas le llevó a
convertirse en el poeta elegido por el emperador Augusto para componer una obra que
exaltara la historia de Roma, que acabaría siendo la Eneida.
¡Dichoso también aquel que conoce a los dioses del campo, Pan y el viejo Sileno y
las ninfas, sus hermanas! A él no le conmueven las fasces populares ni la púrpura de los
reyes o la discordia que arrastra a los hermanos desleales ni el daco que desciende por
el Danubio alzado en conspiración, ni los asuntos de Roma, ni los reinos llamados a
perecer. Este no sufre con la compasión por el pobre ni con la envidia del que tiene. Echa
mano de los frutos que las ramas o los propios campos le ofrecen benévola y
voluntariamente, y no conoce las leyes de hierro, la locura del foro ni los archivos
públicos.
Otros atosigan con remos los mares ciegos y se abalanzan sobre las espadas; se
meten en los umbrales y las cortes de los reyes. Este lleva a la perdición a una ciudad y
a sus desgraciados penates, con tal de beber en rubíes y dormir en púrpura de Sarra;
otro esconde riquezas y duerme sobre el oro que ha enterrado. Este se queda estupefacto
en los Rostras; a aquel, boquiabierto, le sobrecogió el aplauso de los bancos, el doble
aplauso de la plebe y de los padres. Disfrutan manchándose con la sangre de sus
hermanos y cambian con el destierro de sus casas y dulces umbrales, y buscan una patria
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ubicada bajo otro sol. El labrador separa la tierra con el arado corvo: de ahí le viene el
trabajo del año, de ahí sustenta a su patria y a sus nietos, de ahí, sus manadas de bueyes
y los novillos que le rinden. No hay descanso en tanto que el año no sobreabunda en
frutos o crías del ganado o manojos de trigo, y la cosecha sobrecarga los surcos y excede
a los graneros. Ha llegado el invierno: la baya siciona es triturada en las prensas; los
cerdos regresan satisfechos de bellotas; las selvas dan madroños. El otoño deja caer sus
productos variados, y en lo alto, entre peñascos soleados, la vid madura suavemente.
Entre tanto sus dulces hijos se cuelgan de él para besarle, su casa honrada guarda el
pudor; las vacas llevan colgando sus ubres con la leche y en la hierba lozana los cabritos
cebados pelean entre ellos enfrentando los cuernos. Él, por su parte, celebra los días de
fiesta y, tumbado en la hierba donde está el fuego en el medio y los compañeros ponen la
corona a la cratera, te invoca a ti, Leneo, con sus libaciones, y reta a los caporales del
ganado a tirar con el dardo veloz a un olmo y les hace desnudar sus cuerpos endurecidos
para la competición agreste.
Virgilio sigue la línea de autores como Catón el Viejo o Varrón, componiendo una
obra didáctica sobre el trabajo del campo, con la particularidad de que está escrita en
verso.
En una sociedad donde abundaba el trabajo rural, era necesario resaltar la importancia
de los hábitos y las prácticas agrarias, sin abandonar el sistema de valores del mos
maiorum. Con el paso del tiempo, la vida rural dio paso a la vida urbana, quedando en el
abandono gran cantidad de prácticas agrarias.
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Sabiendo esto, en el texto encontramos una fusión de elementos mitológicos con el
trabajo en el campo. En primer lugar, aparece una mención a las divinidades del campo,
lo que puede suponer una señal de los antiguos cultos a los dioses para tener abundantes
cosechas.
Es bien conocido que Virgilio escribía bajo el amparo de Mecenas, lo que le llevó a
entablar amistad con Augusto. Esta relación le lleva a escribir una obra que vaya en
consonancia con la política reformista que Augusto pretendía llevar a cabo ya desde antes
de ocupar el poder absoluto de Roma. Lo que intentaba el que sería futuro emperador era
traer de vuelta los valores de carácter político, jurídico, moral y lingüístico que existían
durante el transcurso de la República, que se habían degradado en el último siglo debido
a las continuas disputas internas que estaba sufriendo Roma.
Virgilio intenta que el individuo romano vuelva a la vida agrícola, al estilo de los
antepasados, dignificando el trabajo del campo y enseñando a trabajar en él, como hemos
mencionado anteriormente. Con la reducción de habitantes en Roma es evidente que se
pretendía controlar mejor a la población, para evitar nuevas revueltas, a la vez que
facilitaría la implantación de los valores tradicionales en los jóvenes, quienes comienzan
a congregarse en collegia iuuenum donde les inculcan los valores inspirados en las
virtudes tradicionales que se habían perdido a finales de la República.
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3. APLICACIÓN DIDÁCTICA
A. ¿Qué diferencias hay entre el modelo educativo que propone Cicerón frente
al que defiende Quintiliano?
Una de las diferencias podría ser la propuesta que hace Cicerón de una educación
menos severa y más libre, entregada a las pasiones y al aprendizaje de la propia
naturaleza, frente al pensamiento de Quintiliano, que cree necesario seguir las normas de
la educación basadas en conocer a los autores antiguos y aprender de ellos.
Este ejercicio podría ser interesante ya que podría llevar a un debate entre los alumnos
sobre cuál de estos dos tipos de educación les gustaría recibir. También sirve para explicar
quién es cada autor, por qué el texto de Cicerón no se ajusta a su ideología, lo que agranda
aún más el valor de su legado, y también para hablar de Quintiliano, su procedencia y su
aportación a la cultura romana.
Como autores antiguos están Catón el Viejo (De agri cultura) y Varrón (De re
rustica), que pueden servir de guía para explicar la formación de los jóvenes romanos
dentro de un contexto social determinado como es la vida rural en el mundo romano,
sirviendo estas obras como manuales de cómo se debe gestionar un campo.
Como autor posterior a Virgilio tenemos a Columela (De re rustica), que puede servir
para explicar por qué se siguen tratando los mismos temas en literatura, pues se seguían
estudiando esos autores, así como mencionar la importancia de Gades en la Antigüedad.
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Con este ejercicio se puede deducir si el alumno ha trabajado sobre el tema en
cuestión, ya que se trata de terminología propia de la educación y la formación del
ciudadano romano.
Este ejercicio puede ser interesante para explicar la pérdida de libertad política
con la llegada del Imperio.
4. VALORACIÓN PERSONAL
Este tema resulta muy interesante tanto histórica como socialmente. Mediante el
estudio teórico de la educación y la formación romanas se pueden entender el modo de
pensar del individuo romano y cómo consiguió que esta civilización perdurase durante
tantos siglos. El hombre romano era de naturaleza pragmática, por lo que la enseñanza se
dedicaba al ámbito de la supervivencia (el cultivo del campo y la defensa militar).
Seguramente esta civilización no habría llegado muy lejos sin la asimilación del mos
maiorum, que en el fondo les hacía tener un sentimiento de respeto hacia sus antepasados
y de comunidad, lo que también ayudó al desarrollo de la formación y la educación de los
jóvenes romanos durante la República; pues no se puede entender la literatura de finales
de la República sin conocer a los primeros autores que escribieron en lengua latina.
Destacar también la importancia del contacto con el helenismo, que llevó a un nuevo
nivel la formación académica del individuo romano, dotándole de nuevos conocimientos
y de nuevos modos de enseñanza gracias a los maestros llegados de la Magna Grecia, y
que a finales de la República constituirían la mayor escuela de enseñanza en el sistema
romano.
Lo que me ha llamado más la atención de este tema es que, desde una época bastante
remota de Roma, ha existido una mínima preocupación por la formación de los jóvenes,
aunque sus fines fueran tan simples como abastecerse de comida o defenderse de un
enemigo. Y más llamativo aún ha sido que, tras la expansión territorial de Roma, el
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sistema educativo no solo no desaparece, sino que la formación de los jóvenes se va
ampliando progresivamente, llegando a su máximo esplendor con la llegada del Imperio,
cuando paradójicamente se pierden todas las libertades políticas y el objetivo final de
estar bien formado para convertirse en un buen orador se pierde y se transforma en una
ficción literaria que quedará plasmada en la epistolografía imperial y posterior.
5. BIBLIOGRAFÍA
- Cicerón, En defensa de M. Celio, tr. J. Aspa Cereza. Antología de la literatura
latina. Alianza Editorial, Madrid. 2009.
- Gómez Pallarés, J.: Studiosa Roma. Universitat Autònoma de Barcelona. 2003.
- Moreno Hernández, A., Arribas Hernáez, M. L., Carrasco Reija, L.: Cultura
grecolatina: Roma (I). UNED, Madrid. 2008.
- Petronio, Satiricón, tr. L. Rubio, Ed. Gredos, Madrid. 1984.
- Quintiliano, Institutio oratoria, tr. A. Moreno Hernández. Cultura grecolatina:
Roma (I). UNED, Madrid. 2008.
- Virgilio, Geórgicas, tr. B. Segura Ramos. Antología de la literatura latina.
Alianza Editorial, Madrid. 2009.
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