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Amor por la casa (Jóvenes NC)

Voltea a la persona que tienes al lado y dile “amor por la casa”.


Ahora voltea a la persona que ignoraste y dile “me caes mal”.

La iglesia es más que un edificio, es más que éstas cuatro


paredes. La iglesia está constituida por gente. Gente como tú y
como yo.

No hay nada más emocionante que ser parte de la iglesia.

Tú fuiste escogido

Tú fuiste escogido para ser parte de la iglesia, para construirla.


Y ese debería ser suficiente motivo para que te emociones, y
que estés contento en venir a la iglesia.
Tú no eres la iglesia sólo los sábados o domingos, o viernes.

¿Alguna vez te has enamorado?


El amor es interesante. Es una magia, es una dulce fantasía.
Cuando te enamoras de alguien “lo stalkeas”. (la espías)

Cuando te enamoras de alguien investigas todo lo que le gusta


a esa persona. Y aunque no te des cuenta, cuando te enamoras,
empiezas a cambiar. Aunque pienses que nadie se da cuenta.
No importa cuán disimulado te creas, todos lo notan.

Y no importa si nunca en tu vida te ha gustado el reguetón, si a


ella le encanta, el lunes llegas a la escuela vestido de Daddy
Yankee.

Y la gente te pregunta: “¿y desde cuándo te gusta vestirte así?”


Y dices: “Desde siempre, princesa”.
Y empiezas a escuchar la música que ellos oyen.

Puede que detestes el sushi, pero si al chico que te gusta le


gusta el sushi, a ti también.

De la misma manera, si nosotros decimos amar a Dios,


tenemos que amar lo que él ama.
Si dices ser seguidor de Cristo, tienes que amar lo que él
ama.

No puedes ser seguidor de Cristo y decir:


“Yo amo a Cristo, pero esto no me gusta…” No tiene sentido.

Dios ama a su iglesia, y tú no puedes amar a Dios y odiar a la


iglesia.
No puedes amar a Cristo y no invertir en la iglesia.
Si tú amas a Dios, lo vas a mostrar invirtiendo en la iglesia.

No puedes amar a Dios y no amar a la persona que tienes


sentada a tu lado, porque esa persona también es la iglesia.
No puedes amar a Dios y no cuidar tu iglesia. No concuerda.
Tenemos que amar lo que Dios ama.

Tú y yo fuimos escogidos por Dios.

En Efesios 1:4 dice: Dios nos escogió en él antes de la creación


del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él.

Dile a tu vecino “eres un santo”.

¿Alguna vez te han escogido para ser algo que no quería hacer?
La escolta del colegio.
Una obra de la escuela, te toca ser el árbol.
Cuidar a ese primito diabólico.
Para salir al frente del salón cuando no tienes la respuesta.
¿Verdad que es horrible?
¿Verdad que esas maestras se van a ir al infierno?

¿Alguna vez no te escogieron para algo si querías ser escogido?


¿Alguna vez te han dejado hasta el último a la hora de escoger
equipos? O te rechazaron de un grupo de amigos con el que te
querías juntar.

Y vaya que eso no se siente bien. Nos amarga la vida.


El rechazo crear temor en nuestro corazón.
Puede que nadie nunca te haya escogido para algo. Puede que
hayas sido rechazado muchísimas veces. Pero te voy a decir
algo, el simple hecho de que esta noche estés aquí es
porque alguien te escogió desde antes de la fundación del
mundo para formar parte del mejor de sus planes, para
formar parte de la iglesia.

No importa cuántas veces te haya rechazo el mundo, Dios te


escogió desde antes que nacieras. Tienes un plan y un
propósito, no importa quien venga, en Mateo 16:18 dice que ni
las puertas del mismo infierno podrán destruir la iglesia.

La iglesia es la esperanza del mundo.

Vivimos en un mundo roto, un mundo descompuesto, hecho


pedazos.

Tú y yo conocemos gente que están en depresión, que están


enfermas, que viven una vida sin esperanza.

¿Pero sabes qué? Tú eres la iglesia, tú representas una


esperanza, tú reflejas a Jesucristo.

Y con el poder de la Palabra De Dios, con tu ayuda, tu oración,


tu tiempo, podrás ver a esas personas levantándose poco a poco
y transformar sus vidas.

El gran problema es cuando las cosas se vuelven tu


prioridad.
Trabajo, colegio, universidad, dinero, etc.
Todas son importantes, pero no te dan salvación.

¿Estás invirtiendo en tu iglesia?

Por otro lado, hay otro problema, muchos de nosotros nos


sentimos descalificados para ser parte de esta casa. Te
sientes tan sucio, tan malo como para ser usado por Dios.
“Tú no me conoces”, “no sabes todos los errores que he
cometido”, “todas las cosas horribles que he hecho”. Y te haces
a un lado, diciendo: “No, yo no puedo tener amor por la casa”,
“no puedo representar la esperanza para alguien”, “no puedo
hablarle a los demás de Jesús”. ¡Esa es una mentira!

En Efesios 1:5 en adelante dice:

“En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos
por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su
voluntad…. En él tenemos la redención mediante su sangre, el
perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la
gracia”.

Cuando Dios te mira, ya no ve tu pecado o cuando sucio te


sientas; Él ahora ve a su hijo Jesucristo reflejado en ti.

Hoy te animo a tomar una decisión.

Sabes qué, Israel… Yo quiero ser parte de esta esperanza para


el mundo. Quiero ser parte de esta casa, de esta iglesia. Pero
no he sido transparente…

En el mismo capítulo de Efesios dice:

(v. 19) ¡Cuán grande e incomparable es la grandeza del


poder de Dios a favor de nosotros que creemos!

El poder y la grandeza de Dios están a tu favor.


Es el mismo poder que levantó a Jesús de entre los muertos.

Dios te escogió.

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