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Enrico Allorio

Ejecución forzada en general,


concepción de la ejecución forzada y
concepto de título ejecutivo
PROBLEMAS DE DERECHO PROCESAL
Ediciones Jurídicas Europa-América
Buenos Aires, 1963, t. II, pp. 179-245

FUNCIÓN DEL PROCESO EJECUTIVO.

1. Instrumento para la actuación del derecho:


a. Del derecho subjetivo
b. Del derecho objetivo
c. Aplicación de sanciones
(Rendenti, Satta)

Función del proceso ejecutivo 

2. Medio para la composición de la litis.


¿Valdrá este concepto para el proceso de
ejecución en el que no se compone litis?
¿Serán irreconciliables los conceptos de
pretensión discutida y pretensión insatisfe-
cha?

Ambas doctrinas son species de un mismo genus: el conflicto jurídico. Por tan-
to: al actuarse el derecho se compone una litis y viceversa.
Es con base en este razonamiento que Allorio define el proceso ejecutivo co-
mo

“… EL PROCESO DIRIGIDO A LA ACTUACIÓN DEL DERECHO OBJETIVO CON VICTORIA SO-


BRE EL OBSTÁCULO CONSISTENTE EN LA RESISTENCIA REAL DE LA PRETENSIÓN: EN
UNA PALABRA, CONTRA EL OBSTÁCULO CONSISTENTE EN LA INSATISFACCIÓN DE LA PRE-
TENSIÓN, EN ANTÍTESIS A LA RESISTENCIA VERBAL, U OPOSICIÓN A LA PRETENSIÓN, QUE
SE SUPERA EN CAMBIO EN EL PROCESO DE DECLARACIÓN DE CERTEZA” (p. 181).

No hay dificultad alguna, entonces, para que utilicemos el con-


cepto litis en el proceso de ejecución “para representar su con-
tenido, y para manifestar su vinculación con el derecho sustan-
cial” (p. 181).
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EJECUCIÓN Y DECLARACIÓN DE CERTEZA.

La función jurisdiccional es única (“visión unitaria de la jurisdicción”) y ella se


expresa a través del proceso, el cual tiene finalidades a la vez diferentes y
complementarias: el proceso de cognición (declaración de certeza) y el proce-
so de ejecución, ambos manifestaciones singulares de aquella función (Cfr. p.
182).

Con todo, a pesar que históricamente la ejecución ocupó por largo tiempo un lugar no
solo preeminente sino excluyente de la declaración de certeza, pues el proceso esta-
ba preterido por la “autotutela privada”, con el andar del progreso social se fue ha-
ciendo necesario invertir el orden para dar paso al predominio del proceso sobre la
justicia privada. Por eso hoy día, normalmente, la ejecución debe estar precedida de
la declaración de certeza y no a la inversa, lo cual se justifica por “la gravedad de las
consecuencias, jurídicas y materiales, que suele producir el proceso de ejecución, y a
la consiguiente oportunidad de que no se llegue a él sin el previo control de la exis-
tencia de la relación que hay que actuar”. (Vid y cfr. pp. 182-183).

Y tal precedencia vale incluso para el proceso [abreviado] de declaración de certeza


que se preordena para el control de la ejecución basada en título ejecutivo no judi-
cial, al que Allorio denomina “proceso de declaración ejecutiva de certeza” (p.
183).En estos procesos se presentan contrainteresados en la ejecución (deudor, ter-
cero, o acreedores concurrentes aceptados por el derecho italiano, actúen o no),
quienes pueden plantear una resistencia (oposición) basados en dos posibles moti-
vos: unos de orden o forma que afecta la legalidad de la ejecución (carencia de título
como medio probatorio, p. ej,) y otros de mérito (cuando se discute la existencia de la
relación jurídica sustancial misma). Ambos motivos (objeto de la oposición) constitu-
yen la contracara del objeto de la declaración ejecutiva de certeza, también doble: la
pretensión ejecutiva y, secundariamente, la relación jurídica material (Cfr. p. 183).

EJECUCIÓN FORZADA Y EJECUCIÓN NO FORZADA.

1. Desde el punto de vista funcional:


“… la ejecución forzada está preordenada a actuar derechos de
obligación —de especie o de género—, la ejecución no forzada, a
actuar derechos potestativos”

2. Desde el punto de vista estructural:


“… la distinción entre ejecución forzada y ejecución no forzada
consisten en que en la primera, y no en la segunda, no tanto hay
siempre cuanto puede haber siempre empleo de fuerza (o sea:
cumplimiento de actos materiales, además de emisión de provi-
dencias): el proceso de expropiación inmobiliaria, por ejemplo,
puede llegar a término sin aprehensión material del inmueble a
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ella sometido, pero es posible al menos que esa material


aprehensión tenga lugar mediante el nombramiento de secues-
tratario distinto al deudor…” (pp. 184-185).

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