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“ ¿ HASTA QUE EL
DIVORCIO NOS SEPARE?”
Por A. C. Sas
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¿Hasta que el Divorcio nos separe?
PREFACIO
La institución del matrimonio, uno de los dones de Dios al hombre, está bajo el
ataque del enemigo. Predilección propia, obstinación, independencia, y otros malos
rasgos de carácter causan que el voto matrimonial “hasta que la muerte nos separe” sea
rompido. Especialmente en los países llamados cristianos divorcio y nuevo casamiento es
rampante. La decisión de Francia, la “Sodoma y Egipto” espiritual está ganando terreno
más y más.
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¿Hasta que el Divorcio nos separe?
Muchos leen en Mateo 5:32 algo que no se encuentra allí. Vamos a leer el
versículo así como está en la Biblia:
“También fue dicho: Cualquiera que repudiare a su mujer, déle carta de divorcio:
Mas yo os digo, que el que repudiare a su mujer, fuera de causa de fornicación, hace que
ella adultere; y el que se casare con la repudiada, comete adulterio.” Mateo 5:31, 32.
La definición de divorcio
Mateo 5:31, y 32
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La cuestión crucial es esta: ¿Puede este hombre referido en Mateo 5:32 casarse
por segunda vez si él repudia su esposa porque ella es la parte culpable? No hay mención
sobre el segundo casamiento en ese versículo en relación a él. La única mención sobre
casamiento es con relación a la esposa repudiada y el hombre que se casare con ella.
Quien se casa con ella comete transgresión del séptimo mandamiento.
El Espíritu de Profecía da el siguiente comentario sobre Mateo 5:31, 32:
“Usted tiene una esposa, y está vinculado con ella por la ley de Dios. ‘Oísteis que
fue dicho: No adulterarás: Mas yo os digo, que cualquiera que mira a una mujer para
codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. . . También fue dicho: Cualquiera que
repudiare a su mujer, déle carta de divorcio: Mas yo os digo, que el que repudiare a su
mujer, fuera de causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casare con la
repudiada, comete adulterio’ (Mateo 5:27, 28, 31, 32)”. Manuscript Releases, tomo 10,
pág. 187.
“Entre los judíos se permitía que un hombre repudiase a su mujer por las ofensas
más triviales, y la mujer quedaba en libertad para casarse otra vez. Esta costumbre
resultaba en mucha desgracia y pecado. En el Sermón del Monte, Jesús indicó claramente
que el voto matrimonial no podía disolverse, excepto por infidelidad a los votos
matrimoniales. ‘El que repudia a su mujer — dijo él —, a no ser por causa de fornicación,
hace que ella adultere; y él que se casa con la repudiada, comete adulterio’ ”. Thoughts
on the Mount of Blessings, pág. 63.
En el párrafo arriba hay algunos puntos importantes que debemos considerar, para
que cualquier comprensión equivocada sea evitada:
1. Un hombre es vinculado con su esposa por toda la vida, eso es, mientras ambos
viven, por la ley del matrimonio que Dios promulgó (Génesis 2:24; El discurso maestro
de Jesucristo, pág. 57). Aun mirando a una otra mujer con deseo de se casar con ella es
una transgresión de la ley de Dios.
2. Entre los judíos era muy común la práctica de un hombre repudiar, o divorciar,
su mujer por la más trivial ofensa. Por la ley mosaica (Deuteronomio 24:1) el repudiar la
esposa era permitido por otro motivo sin ser la transgresión del séptimo mandamiento,
aunque eso no era mandatorio. Fue permitido eso por la dureza de sus corazones (El
discurso maestro de Jesucristo, pág. 57).
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4. Esa práctica de divorcio y nuevo casamiento entre los judíos “era causa de
mucha desgracia y pecado”. Si no fuera así, Jesús hubiera aprobado esa práctica.
¿Qué entendemos por “disolución del voto matrimonial” [Thoughts on the Mount
of Blessings, pág. 63]? El diccionario define la palabra “disolución” así: “Anulación o
terminación formal o legal de una alianza, un lazo, o un contrato”. The Dictionary of
English Language.
En Mateo 5:32 de ninguna manera hay permiso para un segundo casamiento, sea
para el esposo o para la esposa. Repudiar la mujer es permitido, por una sola causa, pero
un nuevo casamiento no.
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Los fariseos buscaron a poner una trampa a Jesús, a ver si sus enseñanzas
contradecían la de los rabinos. La escuela de Shammai enseñaba que divorciar (o
repudiar) la esposa era permitido solamente en base de adulterio. La escuela de Hillel
permitía el divorcio por cualquier causa trivial. Los fariseos no preguntaron a Jesús sobre
la legalidad del nuevo casamiento, si era lícito o no, sino que si un hombre podía repudiar
su mujer “por cualquiera causa”. ¿Por qué le hicieron esa pregunta? Nótese la “cualquiera
causa” para repudiar la mujer, practicada por los judíos:
“El divorcio era sancionado por los rabinos por las causas más insignificantes.
Hillel, el abuelo de Gamaliel, enseñaba que un hombre podía divorciar de su esposa por
cosas triviales tales como quemar la comida, o poner sal en demasiado en la sopa. (Ver
Talmud Gittin 90a)”. Questions on Doctrine, págs. 548, 549.
“Entre los judíos se permitía que un hombre repudiase a su mujer por las ofensas
más triviales, y la mujer quedaba en libertad para casarse otra vez. Esta costumbre
resultaba en mucha desgracia y pecado”. El discurso maestro de Jesucristo, pág. 56.
En este texto es claramente declarado que esa práctica entre los judíos resultaba
en mucha desgracia y pecado.
Jesús contestó con palabras positivas y claras a esa pregunta de los fariseos:
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“Y él respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio,
macho y hembra los hizo, y dijo: Por tanto, el hombre dejará padre y madre, y se unirá a
su mujer, y serán dos en una carne? Así que, no son ya más dos, sino una carne: por
tanto, lo que Dios juntó, no lo aparte el hombre”. Mateo 19:4-6.
Jesús llamó la atención de los fariseos a la ley del matrimonio establecido por
Dios en la creación. Él dejó bien claro que el casamiento no tiene que ser reglamentado
por diversas interpretaciones, cláusulas, excepciones, costumbres, legislación nacional, o
por convicciones personales. La ley inmutable del matrimonio es el estatuto que debe
controlar y reglamentar la institución del matrimonio desde el principio del mundo hasta
el fin. Aunque fue dada una ley para reglamentar el divorcio, por causa de la dureza de
los corazones de ellos (los israelitas), tal práctica no fue sancionado por Dios. Así como
la ley de la compensación (Éxodo 22:1-12; Véase Ezequiel 20:24, 25) in caso de robo o
hurto. Pero Dios nunca aprobó el robo.
“Dícenle: ¿Por qué, pues, Moisés mandó dar carta de divorcio, y repudiarla?”.
Mateo 19:7.
“Tiene que ser enfatizado que la ley de Moisés no instituyó el divorcio. Por
dirección divina Moisés lo toleró y reglamentó para evitar abusos. El matrimonio
cristiano debe basarse sobre Génesis 2:24 y no sobre Deuteronomio 24:1. . .
“Cuando los cristianos entran en la relación matrimonial tienen que aceptar la
responsabilidad de aplicar estos principios aquí mencionados. Esposos y esposas que así
aplican esos principios, que quieren que la gracia de Cristo opere en sus vidas, hallarán
que no hay dificultad, por más seria que parezca ser, que no pueda ser solucionado. A
donde las disposiciones no son congeniales, la solución cristiana es cambiar la
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En las palabras de Jesús Él deja bien claro que antes que el permiso fuera dado
por Moisés para repudiar la mujer (Deuteronomio 24:1), la ley del matrimonio ya existía
(Génesis 2:24), donde el ideal y la determinación de Dios cuanto al matrimonio fueron
claramente establecidos.
“Cualquiera que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera: y el que se casa
con la repudiada del marido, adultera”. Lucas 16:18.
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Escribiendo a los Romanos, Pablo muestra que él está en perfecta armonía con
las declaraciones en Marcos y Lucas. Él enfatiza especialmente la ley del matrimonio,
que tuvo su origen en Edén:
“¿Ignoráis, hermanos, (porque hablo con los que saben la ley) que la ley se
enseñorea del hombre entre tanto que vive? Porque la mujer que está sujeta a marido,
mientras el marido vive está obligada a la ley; mas muerto el marido, libre es de la ley del
marido. Así que, viviendo el marido, se llamará adúltera si fuere de otro varón; mas si su
marido muriere, es libre de la ley; de tal manera que no será adúltera si fuere de otro
marido”. Romanos 7:1-3.
“La mujer casada está atada a la ley, mientras vive su marido; mas si su marido
muriere, libre es: cásese con quien quisiere, con tal que sea en el Señor”. 1 Corintios
7:39.
En armonía con las palabras de Jesús en Marcos, Lucas, y Mateo, y los escritos de
Pablo, no tiene que haber separación entre los cónyuges, porque ellos están vinculados
por toda la vida por la ley del matrimonio mientras ambos viven. Jesús dijo: “Pues lo que
Dios juntó, no lo aparte el hombre”. Pero, si por casualidad hay una separación entre
esposo y esposa, ¿cuales son las alternativas? Aquí está lo que Pablo escribió bajo
inspiración:
“Mas a los que están juntos en matrimonio, denuncio, no yo, sino el Señor: Que la
mujer no se aparte del marido; y si se apartare, que se quede sin casar, o reconcíliese con
su marido; y que el marido no despida a su mujer”. 1 Corintios 7:10, 11. (Énfasis
añadido)
De acuerdo con estos versículos un nuevo casamiento no es la solución del
problema de familia. En caso de separación hay dos cosas que ellos pueden hacer: “se
quede sin casar”, o “reconcíliese” con el otro cónyuge. Donde hay disposiciones malas y
el matrimonio revela incompatibilidad, ellos tienen que cambiar el carácter, no esposos.
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De acuerdo con el texto de arriba la disolución del enlace matrimonial puede ser
disuelta por una sola causa —` y eso es adulterio. Tengamos en mente que el Espíritu de
Profecía aquí comenta Mateo 5:31, 32, donde el nuevo casamiento ni es mencionado. Al
contrario, lo prohíbe definitivamente. Ya hemos mostrado que el divorcio, o la disolución
del matrimonio puede ser parcial o total. ¿Hasta que punto puede ser disuelto el
matrimonio? (Véase nuestra explicación en la página 8). ¿Sería un divorcio total a
vinculo matrimonii, o parcial a mensa et thoro? He aquí dos trechos del Espíritu de
Profecía que aclara cual es el único paso permitido en caso de adulterio:
“Dios indicó una sola causa por la cual una esposa pueda abandonar a su esposo,
o éste pueda dejarla a ella, y fue el adulterio. Esta causa debe considerarse con oración”.
El hogar cristiano, pág. 311. (Énfasis añadido)
“He recibido una carta de su esposo. Quiero decirle que hay un solo motivo por el
cual un esposo puede separarse legalmente de su esposa, o una esposa de su esposo, y
este motivo es el adulterio”. El hogar cristiano, pág. 313. (Énfasis añadido)
En esos dos párrafos nada se dice sobre un nuevo casamiento, sino que
simplemente muestra bajo que circunstancias una esposa puede dejar a su esposo, y el
esposo dejar a su esposa; y cuando es que un hombre puede separarse de su esposa, y la
esposa de su esposo.
Vamos ahora analizar detalladamente el punto crucial de en la declaración de
Mateo 19:9.
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Una otra pregunta: ¿Se le permite a ese hombre casarse con una otra mujer, si su
esposa fue repudiada porque ella cometió fornicación? En armonía con Marcos, Lucas, y
Pablo él no puede se casar de nuevo. Pero, alguien dice: “hay una cláusula de excepción
ahí”. ¿Qué permite esa cláusula, repudiar a su mujer, o casarse de nuevo? Léase otra vez
el versículo, sin prejuicio, y se torna evidente que el primer paso es permitido, pero nunca
el segundo.
“El motivo por que la palabra ‘fornicación’ es usada es porque en este ejemplo de
Jesús Él habla de personas comprometidas. Tengan en mente José y María, los padres de
Jesús, estaban solamente prometidos, y José iba a ‘divorciarla’. Si comprendemos esto,
tenemos que cambiar el vocablo ‘excepto’ para ‘aunque’ cuando nos referimos a personas
ya casadas a fin de retener el contexto”. The Mosaic Law, por Dr. D. Horowitz, Capítulo
3, subtítulo “Divorcio”.
“Fornicación: — Tener alguien trato sexual con persona con la que no está
casado”. Diccionario de uso del español, Editorial Gredos — Madrid.
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Fornicación en el griego es porneia (que puede incluir todos los actos sexuales).
Fornicación puede haber ocurrido durante el período de “Katubah”, un acuerdo verbal
entre los padres de las dos personas que tienen el plan de casarse. Aunque eso era un
acuerdo verbal, tenía validad legal así como el casamiento. Hoy día llamaríamos eso de
compromiso. Si fornicación (porneia) fue practicada durante “Katubah”, para que se
pudiera repudiar la comprometida, o obtener un divorcio, era necesario el procedimiento
legal.
Si hubiera una transgresión del séptimo mandamiento (moichao) podría haber una
separación. Si un hombre repudia su mujer, y se casa con otra, él comete adulterio
“moichao”. Él continúa inocente, o sin culpa, solamente mientras él permanece solo. Si él
se casa nuevamente él no es más inocente, sino un adúltero. Si un hombre se casa con la
mujer repudiada él comete adulterio contra ella. Un esposo o una esposa está libre para
casarse de nuevo solamente si uno de los cónyuges es físicamente muerto.
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Para poder dar apoyo a la abundante y libre práctica del divorcio y nuevo
casamiento, cristianos de casi todas las denominaciones, incluyendo los adventistas del
séptimo día, defienden su posición con el texto de Mateo 19:9, el único texto que podrá
ser interpretado como si apoyara la idea del nuevo casamiento de la parte inocente. Ellos
pasan por alto nueve (9) otros textos importantes: Marcos 10:11, 12; Lucas 16:18;
Romanos 7:1-3; 1 Corintios 7: 39, 10, 11. En esos versículos no se encuentra ningún
hueco o cualquier posibilidad de interpretación dando permiso a un nuevo casamiento de
una persona divorciada.
Siendo que ellos no encuentran suficiente peso para sus convicciones en la Biblia,
y siendo que experiencias y casos conocidos testifican que ellos aprueban el nuevo
casamiento también para la parte culpable, ellos buscan a encontrar un apoyo para sus
prácticas en dos cartas escritas por E. G. de White. Vamos analizar esas cartas y
comprender su verdadero significado.
La primera carta:
“Una mujer puede estar legalmente divorciada de su esposo por las leyes del país
y sin embargo no estar divorciada a la vista de Dios ni según la ley superior. Sólo un
pecado, que es el adulterio, puede colocar al esposo o a la esposa en situación de verse
libre del voto matrimonial a la vista de Dios. Aunque las leyes del país concedan
undivorcio, los cónyuges siguen siendo marido y mujer de acuerdo con la Biblia y las
leyes de Dios.
“Vi que la Hna. —— no tiene todavía derecho a casarse con otro hombre; pero si
ella, o cualquier otra mujer, obtuviese legalmente el divorcio porque su esposo se hizo
culpable de adulterio, entonces quedaría libre para casarse con quien quisiera”. El hogar
cristiano, pág. 313.
La carta de la cual esos dos párrafos fueron sacados fue escrita por E. G. de White
a la iglesia de Monterey, Michigan, el 6 de junio de 1863. El nombre de la hermana nos
es mencionado en el libro El hogar cristiano. En Manuscript Releases, tomo 17, pág. 156,
su nombre aparece como hermana Johnson. En este libro no solamente su nombre sino
que todos otros nombres mencionados en la carta son cambiados. En Testimonies on
Sexual Behavior, Adultery, and Divorce, pág. 79, su nombre aparece como hermana
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Jones. Según el manuscrito original que tenemos en mano su nombre es hermana Jones.
El texto favorito es el segundo párrafo en el libro El hogar cristiano, pág. 313. Sin
embargo debemos considerar cuidadosamente también el primer párrafo. Vamos
analizarlos de dos puntos de vista, como sigue:
a) La hermana White menciona dos leyes: la ley del país, la cual puede conceder
divorcio, y la ley de Dios que une el esposo y la esposa con un vínculo vitalicio, eso es,
mientras ambos viven. En caso de solamente un pecado, que es adulterio, separación es
permitida: “Sólo un pecado, que es el adulterio, puede colocar al esposo o a la esposa en
situación de verse libre del voto matrimonial a la vista de Dios”, escribió ella.
¿Qué significa estar “libre del voto matrimonial?” No se olviden que hay
solamente un pecado por el cual se permite la separación. Ella explica esto en este otro
testimonio: “He recibido una carta de su esposo. Quiero decirle que hay un solo motivo
por el cual un esposo puede separarse legalmente de su esposa, o una esposa de su
esposo, y este motivo es el adulterio”. El hogar cristiano, pág. 313. He aquí un otro
testimonio con el mismo sentido: “Dios indicó una sola causa por la cual una esposa
pueda abandonar a su esposo, o éste pueda dejarla a ella, y fue el adulterio. Esta causa
debe considerarse con oración”. El hogar cristiano, pág. 311. En este sentido ellos pueden
estar “libres del voto matrimonial”.
Además, ¿qué es el voto matrimonial? Junto al altar sagrado, tanto el novio como
la novia se comprometen en la presencia de Dios y de los testigos asistentes que ellos
quedarán unidos, para el bien o para el mal, en la salud o en la enfermedad, en la riqueza
o en la pobreza, en las alegrías o en las tristezas, mientras ambos estuvieren vivos. Al
altar matrimonial el novio así como también la novia prometen delante de Dios que ellos
estarán juntos hasta que la muerte os separe. Ellos hacen el voto: “Hasta que la muerte
nos separe”. ¿Deben ellos cumplir ese voto? ¿Que dice la Biblia sobre los votos?
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“Cuando alguno hiciere voto a Jehová, o hiciere juramento ligando su alma con
obligación, no violará su palabra: hará conforme a todo lo que salió de su boca”.
Números 30:2.
b) Cuando esa carta fue escrita en 1863 los adventistas aun eran comedores
delcerdo. En aquellos días muchos errores eran tolerados, por causa de la “dureza de sus
corazones” (Mateo 19:8). Divorcio y nuevo casamiento fue uno de esos errores. Esa carta
no tenía que ser incluida en los libros publicados. La carta fue puesta en el archivo y allí
permaneció por ochenta y nueve (89) años sin ser publicada. Cuando el libro El hogar
cristiano fue compilado en 1952, los compiladores buscaron en los archivos esa carta y
citaron dos párrafos de ella en el libro, para dar apoyo a la práctica de la iglesia. La
omisión de esa carta en los libros de E. G. de White publicados durante su vida,
especialmente en los nueve tomos de los testimonios para la iglesia, fue providencial, e
indica que no era la voluntad de Dios que tales cartas sean jamás publicadas. Fue escrita
en el tiempo cuando los adventistas aun no tenían luz completa sobre el asunto.
¿Sería justo y apropiado para nosotros usar una carta escrita en 1858 en defensa
del comer carne de cerdo? E. G. de White reprendió a un hermano y su esposa porque
ellos querían prohibir la comida de carne de cerdo. Leemos así sobre eso:
“Vi que vuestros puntos de vista sobre el consumo de carne de cerdo no sería
perjudicial si vosotros tendríais solamente para vosotros; pero en vuestro juicio y
opiniones vosotros habéis hecho de esta cuestión una prueba, y vuestras acciones
claramente han mostrado vuestra fe en ese punto. Si Dios requiere que su pueblo se
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abstenga de carne de cerdo, Él os convencerá sobre el asunto. Él está tan listo a mostrar a
sus hijos honestos su deber, como mostrar el deber de individuos sobre quienes Él no ha
puesto el encargo de su obra. Si fuere el deber de la iglesia que se abstenga de la carne de
cerdo, Dios va revelar eso a más de dos o tres. Enseñará a la iglesia su deber”.
Testimonies for the Church, vol. 1, págs. 206, 207.
Los puntos completos de verdades que están revelados al pueblo de Dios fueron
publicados en los libros durante la vida de E. G. de White. Ella dice:
“Y ahora quiero decir a todos los que tienen un deseo por la verdad: No creáis en
informes no autenticados sobre lo que la hermana White ha hecho, o dijo, o escribió. Si
queréis saber lo que el Señor ha revelado por intermedio de ella, leed las obras
publicadas. Si hay puntos de interés sobre lo que ella no ha escrito, no agarréis
ansiosamente rumores y esparciréis como que si ella hubiera dicho”. Testimonies for the
Church, vol. 5, pág. 696.
“Ella sentía que los diferentes casos a donde el diablo levó a los hombre a serios
enredos eran tan variados y tan serios, que si ella hubiese escrito cualquier cosa que
pudiera ser considerado como una regla para solucionar tales casos, eso sería mal
entendido y mal usado”. Manuscript Releases, 448, pág. 20.
Esta carta revela la importancia que las muy pocas cartas personales sobre este
asunto no deberían ser usados (o mejor, “mal entendidos y mal usados”) como una regla
o una ley para la iglesia. En una otra carta él escribió:
“Mi madre ha recibido durante los últimos veinte años muchas cartas con
preguntas sobre asuntos sobre los cuales usted me escribe, y ella muchas veces ha escrito
en contestación que ella no tenía otro consejo a dar diferente del apóstol Pablo.
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Recientemente ella ha rehusado a tratar con cartas de ese carácter, y nos pide que no
traigamos eso a su atención.” Testimonies on Sexual Behavior, Adultery, and Divorce,
pág. 219.
“No pienso que tales cuestiones como esa tienen que ser presentadas delante de
mí. Yo pienso que no es mi obra a tratar de tales cosas a menos que sea claramente
revelada delante de mí. Tiene que haber hermanos en la iglesia que tienen sabiduría
quienes pueden hablar decididamente sobre este caso. Yo no puedo comprender tales
cosas. No creo que Dios quiere que yo tome la responsabilidad de ese fardo sobre mí. Si
ellos no pueden solver tales casos entre sí mismos con oración y ayuno, entonces que
continúen ayunando y orando hasta que puedan.
“Tales cosas surgirán. Vendrán, eso es, ellos tendrán tales cuestiones difíciles, y
tienen que aprender a saber como tratarlas. Tienen que tener una experiencia. Tienen que
presentar estas cosas al Señor, y creer que Él oirá sus oraciones, y dará a ellos una
experiencia sana en todas estas cosas, pero, no tienen que traerlas a mí”. Testimonies on
Sexual Behavior, Adultery, and Divorce, pág. 234.
La segunda carta:
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“No puedo ver ninguna razón para interrumpir esta nueva unión. Es un asunto
serio separar a un hombre de su esposa. No hay un fundamento bíblico para respaldar tal
acción en este caso. El no la abandonó, sino que fue ella quien lo dejó. No volvió a
casarse hasta que ella obtuvo el divorcio. Cuando K se divorció de J, el sufrió
intensamente, y J no volvió a casarse hasta que K se hubo casado con otro hombre. Estoy
segura de que la mujer que él ha elegido será de ayuda para él, y que él también será de
ayuda para ella. . . No veo nada en la Palabra de Dios que requiera que ella se separe de
él. Como Ud. ha pedido mi consejo, se lo doy sin reserva (Carta 50, 1895 )”. Mensajes
Selectos, tomo 2, págs. 390, 391.
Esta carta fue escrita en el 26 de agosto de 1895. Esta carta tampoco fue publicada
en los testimonios por un período de sesenta y tres (63) años. El libro Mensajes Selectos,
tomo 2, fue compilado en el año 1958, y esa carta fue sacada de los archivos y una parte
de ella fue publicada en el libro, después de tantas décadas durmiente en los archivos. La
publicación chocó a muchos. Se notó que la carta publicada no estaba completa, y por lo
menos en tres lugares habían puntos suspensivos, lo que hizo evidente que algo estaba
faltando allí.
Fue enviada una carta a los comisarios de Elena G. de White en julio de 1970,
pidiendo una copia completa de la carta, mencionada en El hogar cristiano, pág. 313, y
Mensajes selectos, tomo 2, págs. 390, 391. Aquí está la contestación:
“Tenemos en mano su carta del 1er de julio, en la cual usted nos pide el
documento completo que fueron referidos en Mensajes selectos, tomo 2, y en El hogar
cristiano con relación al divorcio.
“Hemos puesto en esos libros lo suficiente del contexto, así que uno puede
obtener una buena comprensión de los intentos de Elena de White al escribir a esos
individuos sobre sus problemas. Si hubiera más en las cartas que pudiera fornecer
contexto que podría servir nosotros hubiéramos incluido en los libros, pues es nuestro
plan de acción dar el máximo posible en materia de publicaciones de ese carácter. Por lo
tanto tenemos que pedirle que esté contento con las informaciones así como están en los
libros.
“Cuanto a su pedido por las copias completas de los documentos, tengo que
decirle que el plan de acción que gobierna el manejo de los manuscritos de Elena G. de
White no nos permite dispersar ese material. A veces si una persona viene a nuestra
oficina podría ver el documento completo. En algunos casos el documento puede ser de
carácter confidencial, y eso entonces no sería permitido. Como usted ve, en los originales
hay nombres conectados con esos mensajes, y muchas veces los parientes viven aun hoy
día, y tenemos que usar de la misma confidencia en su manejo como hizo Elena White.
Pero nos hemos esforzado a poner a la disposición el mensaje que serviría de ayuda a
otros”. (La carta original se encuentra en nuestros archivos).
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impresa? Si una parte de la carta es publicada, lo que puede traer mal entendimiento de
las escrituras sagradas, tenemos que tener el derecho de ver el documento completo.
Si todas las cartas de la hermana White tienen que ser consideradas como
mensajes inspiradas para la iglesia, no podemos comprender como un comité puede
arbitrariamente seleccionar solamente una pequeña porción para la publicación. Si, por
otro lado, algunas de sus cartas no deben ser consideradas como tales, entonces ellas no
pueden ser usadas como una ley para la iglesia.
Recientemente esa carta de Mensajes Selectos, tomo 2, págs. 390, 391 fue
liberada, y fue publicada en el libro Testimonies on Sexual Behavior, Adultery, and
Divorce, págs. 67-74, y encontramos cosas interesantes en ella, puntos que no fueron
publicados en el libro Mensajes Selectos tomo 2:
4. Cerca del fin de la carta de Elena G. de White ella dice: “¿No puede usted ver
que separando Walter y su hija usted crearía dos males en vez de sanar un?”.
¿Cuales son los dos males? Ciertamente un mal fue el nuevo casamiento, y ya que
estaban casados, separándolos crearía un segundo mal.
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“Usted podrá decir que usted no ama a su esposo. ¿Es esa una razón para que
usted no busque a amarle? ¿Es esta vida tan larga y de tanto valor que usted elige seguir
su propio camino y deja a un lado la ley de Dios? No veo ninguna base para usted obtener
un divorcio. Aunque su esposo le engañó, aun así, existe el voto. Si él le dijo, según él, él
lo hizo, y niega que él le ha engañado, ¿como puede usted obtener un divorcio? Me
gustaría que usted siguiera el curso que esté en armonía con el consejo que yo le he dado,
pues no puedo darle otro consejo”. Testimonies on Sexual Behavior, Adultery, and
Divorce, pág. 57.
“Carta 47, 1889: — Espero encontrarla [Laura] y hablar con usted. Temo
grandemente que usted rechazará la luz que el Señor se agradó a darle por mi intermedio.
Sé que el Señor tiene pena, y tierno amor por usted, y espero que bajo la tentación no sea
llevada a seguir un curso que separe su alma de Dios. Hay muchos los que estánlistos
para dar sugerencias y confundir su mente con consejos, quienes no tienen a Dios como
su consejero; por lo tanto todo lo que ellos puedan decir harán un caso mezclado de una
que ya tiene muchas pruebas.
“Mi hermana, su disposición y temperamento son tales que temo mucho por su
alma. Temo que usted no escogerá para su compañero a aquellos que son discretos y
sabios y humildes de corazón, que aman a Dios y guardan sus mandamientos”.
Testimonies on Sexual Behavior, Adultery, and Divorce, págs. 58. 59.
“Pensé de escribirle algunas lineas porque tengo interés en su alma, y estoy segura
que sus pies están trillando peligrosamente la senda que lleva a la perdición. Usted no
está cobrando ninguna fuerza para vencer todo defecto de carácter, sino que está
siguiendo un curso que es anticristiano. Ahora, sé que si usted hubiera seguido el consejo
que le he dado en el nombre del Señor, hoy usted estaría bien avanzada de lo que usted es
ahora espiritualmente. Pero todos mis consejos fueron echados como si fuera nada, y he
sentido que no resultaría buscar hacerle el bien porque mi alma sería herida y su alma sin
auxilio, a menos que yo coincidiera con sus ideas con respecto a su casamiento con
Walter. Eso nunca haré porque sé que usted está siguiendo un curso que no es cierto, y
que el Señor no aprueba. Si su curso fuera cierto, usted no habría sufrido tanto como ha
sufrido.
“Desde que usted dejó a Walter su curso ha sido tal que no ha enaltecido su
persona delante de nadie que tiene la morada del amor de Dios en el corazón. Usted
siempre se agradaba estar en la sociedad de hombres jóvenes, y ha animado su atención.
Eso usted lo hizo para daño propio. Los consejos en ese asunto no le han hecho ningún
bien, sino que creó en usted sentimiento de indignación. Pero, ¿considerará usted como
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los ángeles celestiales miran sobre el curso que usted persistentemente perseguía en tener
su manera propia, su propio deseo, fuerte, desafiante, y determinado?”.
Testimonies on Sexual Behavior, Adultery, and Divorce, págs. 63, 64.
Cuando fue evidente que Laura no más quería dar oídos a cualquier consejo o
amonestación, E. G. de White escribió a Walter:
“He recibido sus dos cartas, pero estuve trabajando tan intensamente aquí en
Healdsburg, que no tuve condiciones de escribir a usted. No he dormido desde a la 1:00
de la mañana, y ahora estoy escribiendo para usted mientras otros duermen.
“No puedo ver que más se puede hacer en este caso, y lo que yo pienso es que la
única cosa que usted puede hacer es desistir de sus esposa. Si ella está tan determinada a
no vivir con usted, ambos, ella y usted, serían los más miserables si persisten en eso. Y
como ella totalmente y determinadamente fijó sus estacas, usted debe poner la cruz sobre
los hombros y mostrarse como un hombre.
“Sobre el asunto del divorcio, no estoy lista a decir nada. Ella ha tenido toda la luz
que yo pudo dar a ella, y ahora es inútil tener el asunto constantemente delante de ella si
ella está perfectamente decidida a seguir su propio juicio. Usted me pregunta, que pienso
yo, si su esposa le abandona si usted podrá se casar de nuevo. Yo diría que, si uno
comprendiendo todas las circunstancias escogiera a se casar con usted, si usted no
hubiera sido ya casado, no veo ninguna objeción. Pero no estoy totalmente preparada
para dar cualquier opinión, si usted podría se casar del punto de vista bíblico. [*EL
INDIVIDUO A QUIEN SE ESCRIBE ERA UN EUNUCO]. Mi mente está tan ocupada
que no es posible para que yo considere esta cuestión complicada de casamiento y
divorcio. Me gustaría ayudarle, pero eso, tengo temor, no es posible.
“Pienso que si usted que hubiera demostrado menos ansiedad sería bien diferente.
Pero no voy a escribir más, porque estoy muy débil, y he escrito dies páginas de
anotaciones para R.
“Espero que usted sea un hombre. Ponga a un lado este asunto; vaya a su labor;
cumple con su deber sin tener en cuenta otros sobre la tierra, olvidando a sí propio,
abnegadamente, haciendo auto sacrificio. En esto estará su fuerza. Jesús, nuestro
Redentor, viene a los hombres y dice: Yo le amo; quiero hacerle feliz. Él muestra sus
manos y pies y dice: he sufrido por causa de ustedes. Llevo el dardo que se destinaba a
ustedes. Llevaré las cargas de ustedes. Les abrigaré. Confiad en mi seguridad, y tendrán
el gran galardón de vida por siempre.
“Quiero decir, ponga su confianza en Dios. Su mente ha sido perplejo y ocupado
con este asunto de su esposa. Ahora, en el nombre de Jesús, abandone este asunto; deje su
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¿Hasta que el Divorcio nos separe?
caso con el Señor. Que su experiencia pueda le humillar. Cristo está con los flacos y
tentados y desamparados para darles su divina simpatía y descanso. Usted necesita de
descanso mental. Desista de R, y abroche sus afecciones en Dios. Él le dará alivio. El
tiempo es corto; no tiene tiempo para detenerse y tener pena de sí mismo. Vaya trabajar
para el Maestro. Cumple con su deber lo máximo de su habilidad. No se entregue al
desaliento; ande humildemente delante de Dios; busque comunión con Dios. No permita
que su chasco le haga egocéntrico — a pensar sobre sí mismo, hablar sobre sí.
“Todos los dones y posesiones de esta vida, todos los cuadros agradables de gozo
egoísta, son de ningún peso cuando pesados en la balanza contra la eternidad. Viviremos
con honor y satisfacción de nosotros mismos, y con consideración de nuestro bien estar,
con tanto que las cosas terrenales nos ayuden en nuestra preparación para la gran vida
futura. Viva para Dios. Sea bondadoso; sea cortés. No permita que este chasco arruine su
alma. Eche a un lado la melancolía. Dios le ayudará si usted es fiel hacia Él. Recuérdese
que el ojo de Dios está sobre usted, escudriñando el profundo de su alma. Usted tiene que
mantener la idea que las dependencias son mutuas. Si Dios ha hecho todo por usted, usted
tiene que estar dispuesto a hacer todo para Dios lo que está en su poder. Usted tiene que
sentir su obligación, y esto le mantendrá al lado correcto, y usted dirá: Estas cosas tienen
que ser hechas porque son ciertas, y otras cosas no tienen que ser hechas porque son
erradas.
“Que el Señor le ayude, le fortalezca, y le bendiga para hacer lo mejor. Desvíe sus
miradas de las cosas terrenales, de los ídolos, y adore al Señor su Dios, y sírvale de todo
el corazón y de toda alma, y entonces usted estará devotado al Señor.
“Tengo que encerrar ahora. Estas son 16 páginas escritas a la luz de una lámpara.
-- Carta 40, 1888”. Manuscript Releases, tomo 13, págs. 296-298. (Énfasis añadido)
Pero, después del divorcio [de Walter y Laura] Laura se casó de nuevo con un
otro, y entonces Walter también se enamoró con una joven y se casó con ella.
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¿Hasta que el Divorcio nos separe?
Las circunstancias bajo las cuales esta carta (Mensajes Selectos, tomo 2, págs.
390, 391) fue escrita revelan lo siguiente: Walter deseando seguir el consejo de Mateo
19:12, se castró. (Véase Testimonies on Sexual Behavior, Adultery, and Divorce,
pág.54). Hallandóse en esta condición, él se casó con Laura que sabía de su situación. Por
motivos que no son revelados (si fue por motivo de la condición física de Walter o no, no
está claro) Laura, su esposa legítima lo abandonó. Después que Laura divorció de él,
Walter se enamoró con una joven, y ella estaba a par de su condición física, y aun así ella
aceptó a casarse con él. Naturalmente, ellos no tendrían hijos. E. G. de White escribió a
su madre: “Muchas de nuestras jóvenes misioneras se casan, e después de pocos meses
ellos tienen hijos para cuidar, y las quitan del campo misionero. Usted podrá estar
contenta en saber que su hija no será así impedida en su trabajo para el Maestro. Ella
puede acompañar a su esposo en sus viajes y serle una ayuda, y cuando fuere dejada en la
casa ella puede obrar para el Señor como si no fuera casada”. Testimonies on Sexual
Behavior, Adultery, and Divorce, págs. 69.
La madre de esa joven estaba muy feliz porque su hija se casó con Walter porque
ella tenía un hijo y abrigaba la esperanza de que Walter pagaría el costo de la educación
de sus hijo, como Walter hizo con su cuñado de antaño. Walter rehusó a patrocinar los
estudios de su nuevo cuñado, y entonces la madre quedó muy enojada y escribió una
carta a la hermana E. G. de White e imploró a ella que interfiriese en el asunto de su hija
y separara ella de Walter. Entonces fue que E. G. de White le escribió una carta privada,
parte de la cual fue publicada en Mensajes Selectos, tomo 2, págs. 390, 391. Ese segundo
casamiento pronto se rompió y resultó en una separación. (Véase la investigación hecha
por el pastor Elbio Perera sobre el caso de Walter).
Así que el segundo casamiento de Walter no continuó por mucho tiempo. En 1907
E. G. de White escribió:
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¿Hasta que el Divorcio nos separe?
Todo lo que se empieza mal termina mal. Y así fue con el segundo casamiento de
Walter.
“El hecho de que el esposo de una mujer muere, eso no cambia la ley que
vinculaba ella con su esposo; pero cambia la relación de ella para con él, porque él no
más es su esposo. Pero, ¿quiere eso decir que si ella se casa con un segundo esposo ella
tiene el derecho de casarse nuevamente mientras que su segundo esposo vive? No,
absolutamente. La misma ley que vinculaba ella con el primer marido, enlaza ella
también al segundo esposo”. The Review and Herald, 11 de octubre de 1853. — J. N.
Loughborough.
“El siguiente testimonio con respecto a este asunto tiene que ser cuidadosamente
examinado y contrapesado por todos los que abrigan cualquier gusto o deseo de casarse
nuevamente mientras que tiene una esposa o esposo viviente, para que no caiga en una
trampa que eventualmente causará su destrucción. (El autor cita los versículos completos
de Marcos 10:11, 12; Lucas 16:18; Romanos 7:2, 3; 1 Corintios 7:10, 11, 39)”. Review
and Herald, 12 de marzo de 1857 — Joseph Bates.
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“Jesús indica a sus inquiridores hacia más allá de la ley de Moisés, que está en su
mente en ese momento, a los principios fundamentales del matrimonio conforme
instituido por Dios en la creación. . .
“Todos los que entran en la relación matrimonial están pues ‘vinculados’ por toda
la vida de acuerdo con el plan original de Dios. . .
“Hay que notar que en el nuevo testamento la palabra ‘fornicación’ abriga todas
las relaciones ilícitas tanto antes como después del casamiento. Para los lectores
modernos las palabras ‘falta de castidad’ sugiere mejor el sentido de la palabra porneia
conforme es usado en el nuevo testamento. Bajo la ley mosaica la penalidad para
infidelidad matrimonial era muerte (véase Levítico 20:10), no el divorcio. Además, bajo
la ley de Moisés la penalidad de muerte era mandatorio, mientras que bajo la ley cristiana
la ley presentada por Cristo el divorcio no es mandatorio, sino permitido. De las
enseñanzas de Jesús aquí es posible que se entienda que la parte inocente está libre para
escoger si la relación matrimonial debe continuar. Reconciliación siempre es el ideal,
especialmente si hay hijos envueltos.
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“Cualquier alianza que ella pacta con un otro hombre ella viola su voto original, y
esa violación constituye adulterio. Por una igual manera de razonar el hombre se casando
con ella también se torna un adúltero. . .
“Evidentemente los discípulos razonaron que el ser humano siendo lo que es, y
hallando que hay tantas circunstancias bajo las cuales esposo y esposa se encuentran
incompatibles, ¿No sería mejor declinar totalmente la vida matrimonial? Sin duda, la
norma que Jesús proclamó parecía, al principio, muy elevada aun para los discípulos,
como lo pasa también a los cristianos hoy día. Lo que los discípulos han olvidado, y
también los cristianos hoy día están listos a olvidar, es que Cristo ofrece una otra solución
para la infelicidad matrimonial. De acuerdo con la fórmula de Cristo, donde las
disposiciones y personalidades nos son congeniales, la solución es cambiar las
disposiciones y corazones y vidas (vease Romanos 12:2), no cónyuges en matrimonio”.
Seventh-day Adventist Bible Commentary, vol. 5, págs. 453-455. (Énfasis añadido)
“Como todas las demás excelentes dádivas que Dios confió a la custodia de la
humanidad, el matrimonio fue pervertido por el pecado; pero el propósito del Evangelio
es restablecer su pureza, y hermosura”. El discurso maestro de Jesucristo, págs. 57.
“En el tiempo del fin, ha de ser restaurada toda institución divina”. Profetas y
reyes, pág. 501.
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¿Hasta que el Divorcio nos separe?
“Aunque se hace un compromiso sin una conocimiento total del carácter de aquel
con quien usted intenta unirse, no piense que el compromiso hace una necesidad positiva
para que usted tome sobre sí el voto matrimonial, y vincularse por toda la vida con una
persona a quien usted no puede amar y respetar. Tenga mucho cuidado como entra en
compromisos condicionales; mejor es, mucho mejor, que rompa el compromiso antes del
casamiento que separarse después, como muchos lo hacen”. The Review and Herald, 26
de enero de 1886. (Énfasis añadido)
“Los hombres no están libres para crear su propia norma, a fin de evitar la ley de
Dios y agradar a su propia inclinación. Deben acudir a la gran norma moral de justicia
establecida por Dios”. The Adventist Home, pág. 342. (1886) (Énfasis añadido)
“El matrimonio, unión para toda la vida, es símbolo de la unión de Cristo con su
iglesia”. Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 96. (1902) (Énfasis añadido)
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