Sei sulla pagina 1di 3

GUSTAVO RAMÍREZ ARIAS 6-9-2016

El cambio climático explicado a mi hija


(Jean-Marc Jancovici)

La meteorología se interesa en el “cómo está el tiempo” hoy o mañana, y eso cambia


sin cesar. El clima, por su parte, se define con promedios sobre regiones más vastas (un país,
un continente, o incluso toda la Tierra) y periodos más amplios (meses, años, siglos, en
ocasiones milenios).Estos promedios dan una idea mucho mejor de lo que ocurre que las
condiciones de un día determinado.

En los años setenta se comprobó que la temperatura promedio del planeta se eleva mucho
más rápido que si no hubiera hombres sobre la tierra. El recalentamiento que conoció el
planeta al pasar de la última era glacial a la actualidad es de 5 °C. Sin embargo eso fue
suficiente para hacer elevar el nivel del océano en 120 m, para aumentar en un porcentaje
considerable la cantidad de agua que cae en Europa, hacer cultivables tierras que no lo eran
y viceversa, etc.

El GIEC (Grupo Intergubernamental sobre la Evolución del Clima) tiene como función
resumir lo que los investigadores publicaron en revistas científicas. Hasta la edición del libro
dicho resumen constituía 800 páginas, entre las cuales se menciona que el hombre añadió
el 30% de CO2 en la atmosfera desde 1850, lo que aumentó significativamente el efecto
invernadero.

El efecto invernadero retiene la energía (el calor) cerca del suelo, y cuanto más importante
es, más caliente está el suelo en promedio. Si se quitaran instantáneamente los gases con
efecto invernadero de la atmosfera, la temperatura promedio del planeta perdería unos 30
°C, para llegar a -18 °C. El EI también existe en otros planetas, por ejemplo Venus.

El EI está presente en la tierra desde hace 4 mil millones de años, sin él la vida como la
conocemos no podría existir, sin embargo lo correcto hubiera sido dejarlo en el estado en
que lo encontramos. Se debe principalmente al vapor de agua (0.3% de la atmosfera en
promedio), al gas carbónico (0.04% de la atmosfera), y a gases presentes en proporciones
aún más pequeñas (metano: 0.00018%; protóxido de nitrógeno: 0.00003%, y otros). Dicha
minoría es muy eficaz, pues no cambia al volumen total de la atmosfera, pero modificó en
gran manera su opacidad, ocasionando que a los infrarrojos les cueste aún más trabajo que
antes evacuar la energía de la superficie hacia el espacio.

El CO2 emitido por los seres humanos proviene de la utilización del carbón (por ejemplo, el
50% de la electricidad de los EU se produce con carbón), del gas y del petróleo. Las
emisiones de dichos combustibles, comúnmente conocidos como combustibles fósiles,
GUSTAVO RAMÍREZ ARIAS 6-9-2016

fueron multiplicadas aproximadamente a 15 desde 1900. El 20% del CO2 mundial proviene
de las centrales eléctricas que utilizan carbón, el 7% de aquellas que usan gas y petróleo, el
22% de la deforestación, el 25% de las industrias (producción de metales, plástico, vidrio,
cemento y la química de base principalmente), el 17% de los transportes, y el 10% de la
calefacción de las oficinas y las viviendas. La cantidad de ese gas que se encuentra en el aire
aumentó en 30% desde 1850.

Por cada 2 lt de CO2 que el hombre pone en la atmosfera, 1 lt llega a ser provechoso para
plantas y océanos, el otro litro se acumula en el aire. Es por eso que hay que reducir a la
mitad lo más pronto posible las emisiones mundiales de CO2, lo que representa un cambio
ingente.

Los glaciólogos actualmente estudian si en un futuro el banco de hielo sobre el océano


Ártico desaparecerá por completo. En la actualidad, en verano este banco de hielo sigue
cubriendo todavía el equivalente a nueve veces Francia, no obstante es casi dos veces
menos que hace apenas treinta años.

Para que el hielo que se derrite haga subir el nivel del mar es necesario que esté sobre la
tierra firme, pues es así como este envía agua al océano, cuyo nivel sube. Si se derritieran
los glaciares de montaña en su totalidad el nivel del océano subiría 30 cm; en cambio, si
Groenlandia se derritiera totalmente resultaría en 7 m más de agua (la mitad de la Florida
desaparecería), y si se derritiera la Antártida el agua incrementaría en 70 m más y ciudades
como Paris quedarían bajo el agua. Groenlandia y el casquete occidental de la Antártida
representan un factor de riesgo importante, pues al derretirse pudieran incrementar el nivel
del mar hasta en 10 m.

El recalentamiento climático no sólo concernirá al suelo, la alta atmosfera se enfriaría, lo


que aumentara la diferencia de temperatura entre arriba y abajo, esto impactara en la
violencia de los huracanes, o en lo que respecta a su número o trayectorias.

El pulmón del planeta no está en la tierra sino en el mar, a través del plancton vegetal, pues
el gas carbónico que consume produce a la vez oxigeno que vuelve al aire y carbono que va
a los sedimentos marinos.

Hemos sometido al océano a una cuádruple presión, y ninguna es buena para los peces. La
primera y más antigua es la pesca, que por ejemplo en un siglo redujo a una décima parte
la cantidad de peces que vivían en el Atlántico Norte. La segunda es la polución, local o
global, pues casi todo lo que emitimos sobre la tierra firme termina parando un día u otro
al mar. La tercera presión es la del recalentamiento del agua, y la cuarta es la acidificación
de la misma. Cuando se pone CO2 en el agua, ésta se vuelve más acida. Como el océano
GUSTAVO RAMÍREZ ARIAS 6-9-2016

absorbe una parte del CO2 que nosotros ponemos en el aire, el agua está volviéndose cada
vez más acida.

El porcentaje de ozono en el aire, que es del 0.003% cerca del suelo, incrementa hasta un
0.5% entre 20 y 25 km de altura, el término “capa” designa esa franja de la atmosfera donde
el porcentaje de ozono en el aire oscila entre 0.1% y 0.5%. En las últimas décadas hemos
intensificado la emisión de ciertos gases que atacan el ozono de la alta atmosfera, y donde
antes había 0.4% de ozono, ahora se tiene, por ejemplo, 0.36%; esto no corresponde a la
idea tradicional que tenemos de un agujero, sin embargo también pone entredicho las
actividades modernas de los seres humano.

Se estima habrá cada vez menos petróleo, esto ocurrirá probablemente dentro de cinco a
diez años. A partir de 1850 la cantidad de energía fósil (gas, carbón, petróleo) consumida
por la humanidad se multiplicó por 150, y desde 1950 la cantidad de petróleo consumida
en el año se multiplicó por ocho. Un francés consume más o menos una tonelada y media
de petróleo por año, por lo que es más el petróleo que se consume que el agua que se bebe.

El 40% de la producción eléctrica mundial utiliza carbón, esto asciende al 50% en EU o


Alemania, y a más del 90% en China. La electricidad a partir de carbón es alrededor del 20%
de las emisiones mundiales de CO2 (incluyendo la deforestación), lo que resulta más que
los transportes.

1 kWh de electricidad con una central de carbón es 1 kg de CO2 que se va al aire; por lo
tanto, el carbón representa un desafío mayor, incluso para los países desarrollados: los
estadounidenses consumen de tres a cuatro veces más carbón por año y por habitante que
los chinos.

Adicionalmente, el 20% de la electricidad mundial es producida con gas (400 g de CO2 por
kWh) y el 5% con petróleo, por lo que el 65% de la producción eléctrica mundial proviene
de los combustibles fósiles, los cuales emiten CO2. Es por lo anterior que hasta la
producción eléctrica experimentara el ocaso programado de las reservas de petróleo.

Para concluir, una de las cosas buenas de todo lo aquí mencionado es que se abrirán
oportunidades y desafíos absolutamente considerables y apasionantes para la actual y
futuras generaciones, pues hay dos maneras de motivar a la gente: la primera es pagándole
más, y la segunda es dándole proyectos interesantes de realizar.

Potrebbero piacerti anche