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Características
• establecer reglas de conducta de forma clara, especifica y concreta, limites, definir lo que se
puede y no se puede hacer
• resaltar sus logros y habilidades, cualidades positivas, antes que exponer sus debilidades y
deficiencias
• en ausencia del niño problemático, platicar con el resto del grupo acerca de las dificultades
que presenta y como apoyarlo
• retirar las condiciones del medio que permiten al niño obtener un beneficio al realizar la
conducta agresiva
• fijar una meta junto con el niño para el mejoramiento de su conducta y asegurarse de que
llegue a la meta
• identificar a un compañero que sea un buen modelo a seguir y sentarlo junto a él, procurando
que los niños a su alrededor sean tranquilos y atentos
• establecer reglas de conducta de forma clara, especifica y concreta, limites, definir lo que se
puede y no se puede hacer
• En pareja de padres hacer un plan para redistribuir la carga por escrito y mantenerlo a la vista
• Enseñar al niño a identificar las situaciones que más lo hacen enojar (insultos en la escuela,
las burlas, el rechazo, que tomen sus cosas…)
• Enseñarle a que perciba las señales internas de su enojo (la cara se tensa, la mandíbula se
aprieta, puños cerrados, la respiración se acelera….) para que a tiempo se aparte de la
situación
• Platicar con su hijo después de una situación de enojo, recordar que detrás del enojo siempre
hay otro sentimiento (frustración o rechazo)
• Tener presente que los padres son modelos por lo que no deben perder el control frente a su
hijo o lo imitara.
Características
Presenta movimientos excesivos (a menudo mueve los pies y las manos, se retuerce o se levanta de
la silla, corre , brinca), Con frecuencia actúa sin pensar, de forma impulsiva, eufórico, gracioso,
excitado, agresivo, Habla en momentos poco oportunos o responde precipitadamente a preguntas
que todavía no se han acabado de formular, Habla a destiempo y suelta las palabras sin ton ni son,
Malas relaciones con sus compañeros o hermanos, Interrumpe a menudo durante juegos y
explicaciones, Se involucra en actividades peligrosas sin medir sus consecuencias, Presenta
comportamiento agresivo , sobreestimado con facilidad, Es socialmente inmaduro, dificultad en
habilidades socio adaptativas, tiene baja autoestima, mucha frustración, Tiene dificultades para jugar
en silencio, Parece no escuchar cuando se le habla, Problemas en el rendimiento escolar (comete
errores por falta de cuidado en la escuela).
• Utilizar expresiones faciales y contacto visual (una sonrisa, giñar un ojo, aprobar con la
cabeza)
• Mostrarle formas de aprobación no verbales (un brazo. Una palmada, acariciar su cabeza, etc.)
• Controlar el tono de la voz en un medio importante para el manejo de los niños con TDAH
(calma, suavidad, proximidad y cercanía son mejores)
• Presentarle actividades que le ofrezcan desafíos que lo motiven (con materiales atractivos y
divertidos)
• Eliminar distractores
• Emplear el método “tiempo fuera” (sacar al niño del aula durante un minuto por año de edad
para propiciar un cambio de conducta).
• Estar siempre dialogando y reflexionando sobre cada acontecimiento positivo o negativo que
suceda
• buscar momentos para hablar y trabajar de manera individual con esos niños
• Trabajar a partir del juego es decir para lograr la tranquilidad y el silencio, se puede plantear
el juego “El rey del silencio”.
• Establecer castigos definidos, razonables y justos cuando su hijo rompa las reglas (eliminar el
postre, prohibir ver la tv, no salir a jugar, etc.)
• Usar palabras claras y precisas, hagamos que repitan lo que comprendieron de cada propuesta
planteada, etc.
• Si quieren que su hijo les escuche hablar despacio, con bajo volumen y breve
El niño "con fobias" siente un miedo irracional y desproporcionado respecto a un objeto o situación
real que se lo provoca; él lo vive como una "auténtica" amenaza, de ahí la angustia y el pánico que le
suscita.
Como resultado de ello, intenta "evitar sistemáticamente" esa situación: es en ese momento, cuando
la situación de miedo pasa a ser fóbica (esa es su estrategia, "evitar").
Aunque la persona reconoce que ese miedo que siente es excesivo, no puede controlar su reacción.
El grado de incapacitación que ese miedo provoca en el sujeto es lo que marcará la gravedad de ese
trastorno fóbico.
Hay miedos universales presentes en el desarrollo normal de todo niño, pero que, al igual que
aparecen, también desaparecen espontáneamente, a medida que el niño va adquiriendo experiencia
respecto a ellas. De forma general, se puede señalar que:
- en los primeros meses de vida, el bebé siente miedo ante los ruidos fuertes e inesperados.
- hacia los 8 meses, miedo a las personas y situaciones extrañas. En estos primeros meses, sólo la
presencia de la madre calmará la angustia desencadenada.
- alrededor de los 4 años, miedo a la oscuridad, a estar solo, a seres imaginarios, a los animales, a
elementos de la naturaleza (truenos,...),...
La edad nos indicará si su miedo es o no consecuente con ésta y cuánto tiempo se puede esperar
que éste dure. De todas formas, aunque ese miedo sea propio de la edad, no debe jamás ignorarse
ni ridiculizarse. Tampoco sobreproteger al niño cuando aparezca el miedo, pues ello le llevaría a
pensar que existe un peligro real respecto a lo que él siente.
Sugerencias a padres
• concretar su miedo
• así como maneras de disminuir su ansiedad cuando esté próxima la situación desencadenante.
Tanto la separación como los preliminares de esta son periodos vividos por el niño de forma bastante
penosa. Influye mucho la edad del niño a la que aparecen las disociaciones familiares. Las
consecuencias de esta situación en niños de poca edad son bastante más traumáticas, ya que puede
ocasionarles graves trastornos en su desarrollo, problemas de personalidad, de relación social,.... El
niño necesita la figura de un padre y de una madre. Por eso muchos niños de padres separados
buscan “sustitutos” en profesores, criadas, vecinos,…
Los hijos más sensibles a las separaciones, dicen algunos autores, son los menores de 8 años.
Según la edad varían las reacciones. Los niños en edad preescolar no reconocen lo que ha pasado
con la familia y tienden a responsabilizarse, volviéndose más irritables y dependientes de sus padres.
Los de edad escolar se sienten solos y faltos de ayuda. La separación produce cuadros depresivos y
deterioro del rendimiento escolar y de la relación con sus amigos. Tienden a pedir el vivir con el otro
padre, creen que allí sería mejor la vida y fantasean con volver a unir a la pareja.
• Las separaciones por mutuo acuerdo son más rápidas y económicas. Además evitan muchos
sufrimientos a las parejas, sus hijos y su familia. Es preferible ceder algo antes que perder la
oportunidad de realizar un mutuo acuerdo.
• Recordar que, aunque nos parezca que nuestro caso es diferente, la responsabilidad de un
fracaso matrimonial nunca es de uno solo.
• El primer paso para una separación sin graves traumas es reconocer que la separación es
inevitable, por mucho que nos hubiera gustado que no se produjera.
• Tener en cuenta que un fracaso de pareja no significa un fracaso personal. La vida sigue y
puede reservarnos gratas sorpresas.
• Tratar de enfocar nuestra mirada hacia el futuro. No recrearse en recordar el pasado, ni para
añorar lo bueno, ni para guardar rencor por lo malo.
• Los defectos de nuestro compañero o compañera, así como los problemas que hemos tenido
no son extensibles al resto de hombres y mujeres.
Este trastorno aunque presenta características comunes a los trastornos depresivos del adulto,
también es verdad que tiene sus particularidades según la edad del niño. Los criterios a seguir para
su diagnóstico serán los mismos.
La depresión puede presentarse como algo manifiesto o como un trastorno enmascarado por otro;
será labor de un buen diagnóstico, averiguarlo.
• muy irritable
• con el sueño alterado (insomnio por la noche y, a veces, hipersomnia durante el día)
• se alteran sus hábitos alimenticios (generalmente, hay pérdida del apetito, pero también se da
el caso opuesto)