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Predicación – domingo, 1 de julio de 2018

por Edgardo José Soto Brito

Tema del mes: Sirviendo a todas las generaciones


Texto bíblico: Génesis 45:1-15

INTRODUCCIÓN

Presento el tema del mes, “Sirviendo a todas las generaciones”, y problematizo el título
(¿a qué se refiere exactamente?). Además, planteo la posibilidad que se puede hacer mal a
“todas las generaciones”. Al final de la introducción concretizo el servicio a las
generaciones desde el ámbito familiar inmediato. Esto me ayudará a pasar a la historia de
José.

“Sirviendo a todas las generaciones” es nuestro tema para el mes de julio. Y

mientras pensaba qué podía hablarles en esta mañana problematizaba lo que este tema

puede significar. Me hacía algunas preguntas. Por ejemplo, ¿qué exactamente es “servir” a

todas las generaciones? ¿Qué forma concreta toma ese servicio? Otra pregunta es, ¿a qué

nos referimos cuando hablamos de “generaciones”? Hoy quiero tomar un camino para

responder estas preguntas, y utilizaré el para ello el libro del Génesis, y de forma particular,

la historia de José.

El libro del Génesis se divide en historias familiares y el término «generación»

aparece en diversas instancias. Uno de los términos hebreos que se traduce como

«generación» es toledá, que significa descendencia. Si asumimos «generación» en este

sentido, el servicio tendría una preocupación hacia el futuro. Este es el sentido cuando

hablamos, por ejemplo, de legarle un mundo en condiciones a nuestros hijos, nietos, etc. La

mirada está en los que nos sucederán en el camino.

Ahora bien, en Génesis también se utiliza el término dor, que se refiera a una época,

una era. Cuando hablamos del servicio a una generación en estos términos se asume tanto el

presente como el futuro. En una época pueden convivir padres, hijos y abuelos. La pregunta
que se me plantea entonces es, ¿habrá alguna de manera de servir a las generaciones que

conviven en el presente, pero que esto a su vez tenga implicaciones a largo plazo de cara al

futuro? Veamos las Escrituras.

LA HISTORIA DE JOSÉ

Resumo la historia de José (i.e., juventud, esclavitud, periodo de mayordomía, cárcel y,


finalmente, la gobernación) de Egipto. Resalto la envidia y resentimiento que le tenían sus
hermanos, que les lleva a venderlo. Resalto también el cuidado de Dios en todo el proceso.

La historia de José comprende los últimos trece capítulos del libro del Génesis y

tiene una función muy particular en la trama de la obra. Ya Dios ha cumplido su promesa a

Abraham. Su hijo Isaac nació y su familia ha comenzado a multiplicarse. Pero Dios no solo

le prometió a Abraham una gran descendencia. Dios también le anunció que en un futuro

no muy lejano sus descendientes serían esclavos en Egipto. La historia de José tiene la

intención de explicarnos cómo fue que los hebreos terminaron en la tierra de Egipto, donde

finalmente fueron esclavizados.

Pero todos sabemos que la historia es en realidad mucho más específica. La historia

se compone de decisiones humanas, de altas y bajas, de errores y correcciones. La historia

de José tiene mucho que enseñarnos. Entonces, ¿quién fue José?

José fue el penúltimo hijo de Jacob con su esposa Raquel. Cuando José aparece

como protagonista tiene diecisiete años, es un adolescente. El detalle problemático, el

conflicto o nudo, que comienza a mover la rueda en esta historia es el favoritismo que

Jacob tiene hacia José por encima de sus hermanos. El texto dice: “Y amaba Israel a José

más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez; y le hizo una túnica de

mangas largas. Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus

hermanos, le aborrecían, y no podían hablarle pacíficamente” (Gn 37:3-4).


Para irritar aún más a sus hermanos, José les cuenta unos sueños en los que parece

tener liderazgo por encima de ellos. El texto resalta que “ellos llegaron a aborrecerle más

todavía” (Gn 37:5). Esto finalmente lleva a sus hermanos a venderle a unos mercaderes que

iban camino a Egipto. Desde ahí comienza el vía crucis de José. De ser el preferido en la

familia, pasa a situaciones cada vez más deplorables. Primero es mayordomo, luego un

preso en la cárcel. El texto resalta que Dios nunca lo abandonó. Pero ¿a quién le gustaría

atravesar por todo eso? Finalmente, sabemos que José, por voluntad de Dios, terminó

siendo gobernador de Egipto.

DEL RESENTIMIENTO A LA ALEGRÍA

Describo el proceso interior de José, i.e., su reticencia de descubrirse a sus hermanos, el


posible resentimiento que albergaba hacia ellos y la reconfiguración de su historia, que le
permite perdonarles y revelárseles.

Notemos cómo el resentimiento en el interior de la familia de Jacob provoca una

sucesión de eventos lamentables. Hay separación de uno de los miembros de la familia.

Para encubrir la maldad, los hermanos de José mienten a su padre. Esto a su vez provoca un

dolor insoportable en el corazón de Jacob que tiene como consecuencia la sobreprotección

de Benjamín, su otro hijo con Raquel. Imaginemos los pensamientos de José mientras

estuvo atravesaba situaciones cada vez más difíciles. ¿No habría llorado? ¿No habría

maldecido a sus hermanos por lo que le hicieron? ¿No habría recreado en su mente una y

otra vez cómo hacerles mal si hubiese tenido la oportunidad?

Pensaba sobre esto cuando recordé la película Coco. Es una buena película, como la

mayoría que hace Pixar, por lo que recomiendo que la vea con su familia. Coco nos cuenta

de una familia de zapateros que tiene una aversión profunda a la música. Que alguien sea

músico en la familia está categóricamente prohibido. ¿Qué originó esto? Un desamor.

Mama Imelda, la matriarca de la familia, tuvo una profunda decepción cuando


supuestamente su esposo Héctor prefirió su carrera musical por encima de su relación. Lo

interesante en la película es cómo el resentimiento determina la conducta, no solo de Mama

Imelda, sino de todos sus descendientes.

Cuando José se reencuentra con sus hermanos, de primera instancia les hace la vida

de cuadritos. Ha pasado tanto tiempo que ellos no le reconocen. José los castiga un poco

por el mal que le hicieron. Los incomoda, los pone en situaciones de tensión, los amenaza

con su autoridad. Pero algo pasó en la mente de José que hizo que finalmente se revelara a

sus hermanos y que él permitiera que toda la casa de su padre se mudara Egipto durante los

años de hambruna que atravesaba el mundo. ¿Qué fue lo que pasó?

Aunque el texto no describe ese proceso de pensamiento, muy bien se puede asumir.

Algo hizo que José abandonara las tensiones con sus hermanos, y yo reconstruyo de esta

manera: José seguramente estuvo muy enfocado en la maldad de sus hermanos hacia él.

Seguramente cuando les volvió a ver afloraron los resentimientos. Pero durante de esas

noches, mientras pensaba en su familia y lo que había vivido, José tuvo haberse dado

cuenta de cómo Dios lo había bendecido en el camino.

Él llegó a la casa de Potifar, y aunque se encontraba en una nación extranjera,

aunque su situación era de esclavitud, José pudo recordar cómo todo lo que emprendía

prosperaba. Eso su amo lo vio y por esa razón le hizo mayordomo de su casa. Luego,

aunque cayó en la cárcel, Dios también estuvo con él y le dio favor frente al jefe de la

cárcel, que también le dio autoridad en el lugar porque todo lo que hacía prosperaba. Luego

José recordó cómo Dios le había dado la capacidad de interpretar sueños, y cómo fue eso lo

que posibilitó su llegada a la gobernación de Egipto.

En su proceso mental, José pudo ver que Dios nunca le faltó. Que aunque personas

particulares tuvieron malas intenciones hacia él, Dios siempre estuvo encaminando las
cosas hacia el bien. Que él había sido llamado por Dios para aquel tiempo, para preservar la

vida de todos aquellos que estuvieran al alcance su poder. En el reencuentro con sus

hermanos, José se dio cuenta que Dios utilizó la maldad de sus hermanos para finalmente

preservarle la vida a toda su familia.

José hizo una reinterpretación de su pasado a la luz de la presencia de Dios en su

vida. Escuchemos cómo José le cuenta a sus hermanos su historia: “Yo soy José vuestro

hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de

haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros.

Pues ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los

cuales ni habrá arada ni siega. Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros

posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación. Así pues, no me

enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de

toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto” (Gn 45:4-8).

APLICACIÓN

Hago la analogía de la historia de José con nuestras historias, de cómo los eventos
trágicos de la vida, la experiencia de la maldad de las personas y las disensiones en el
hogar han hecho miserables nuestras vidas y las de aquellos cerca de nosotros. Debemos
hacer como José: mirar hacia atrás y ver la mano de Dios guardándonos y
capacitándonos. Dejando atrás el resentimiento y asumiendo el perdón le hacemos un
servicio a las generaciones presentes y futuras.

Creo que todos nosotros somos testigos del poder destructor que puede tener el

resentimiento en las familias. Tal vez tienes un hermano o hermana al que no le hablas. Tal

vez el asunto sea con tus padres o hijos. Tal vez la situación no es que alguien esté ausente,

es que la casa, el hogar, es un espacio tóxico. No se pueden comunicar de formas adecuadas

y constantemente se lanzan unos a otros palabras hirientes que ahondan heridas ya

existentes. Tal vez, debido al cúmulo de experiencias negativas, hoy te consideras una
persona miserable y constantemente te encuentras echándole la culpa a la vida de tus

desventuras.

Si José hubiese persistido en su resentimiento, la consecuencia hubiese sido la

muerte de su familia. Piensa qué pasará si continúas aferrándote al resentimiento a largo

plazo. ¿Tendrás comunicación con tus sobrinos? ¿Podrás honrar a tu padre y a tu madre en

sus momentos más vulnerables? ¿Podrás ver a tus hijos crecer y podrás participar de sus

éxitos o fracasos? Si continúas alimentando el ambiente tóxico en tu hogar, ¿qué efecto

tendrá eso en tus hijos? ¿Qué actitudes se desarrollarán ellos hacia ti y hacia la familia? La

actitud que asumas en esta época, en este presente, tiene consecuencias negativas a largo

plazo.

Mi exhortación es que comiences a preguntarte dónde ha estado Dios en la historia

de tu vida. Que comiences a preguntarte cómo es que estás aquí hoy. Te exhorto a que

comiences a reinterpretar tus cicatrices y empieces a ver lo que has ganado en la vida con la

ayuda de Dios. Porque te digo algo: no todo ha sido fracasos. Hoy eres una persona más

fuerte, capaz de navegar las aguas caóticas de la vida con la ayuda del viento del Espíritu.

Conoces el bien y el mal, conoces las actitudes que pueden hacer de tu vida una miserable.

¡Despierta y asume un nuevo futuro agarrándote de Dios!

CONCLUSIÓN

Hacer llamado para que Dios nos ayude a reinterpretar el camino que nos ha traído hasta
aquí.

Hoy Dios quiere que reinterpretes la narrativa de tu vida. La vida es dura, la vida es

sufrimiento, pero la vida es buena cuando abrimos la ventana del alma para que entren los

aires de la gratitud. Hoy Dios quiere que comiences a sanar las heridas del resentimiento

que pervierten las generaciones. Ese es el mejor servicio que puedes darle a los tuyos y a

las generaciones que vendrán.

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