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Angélica Hernández Grande

M-PPA IV
Winnicott, D. (1970) Sobre las bases del self en el cuerpo,
en: Exploraciones Psicoanalíticas. Buenos Aires: Paidós (2006)

Sobre las bases del self en el cuerpo. (1970)


Explorar la interrelación que existe entre el niño que crece y su cuerpo.

Personalización versión positiva de “despersonalización” que se refiere a la pérdida de contacto de un niño con
su cuerpo y el funcionamiento de este, y ello implica algún otro aspecto de la personalidad. “Personalización”
se refiere a la residencia en el cuerpo y un firme enlace entre lo que allí hay y lo que llamamos psique,
representa un logro de salud.

Un signo de salud es que el niño sea capaz de usar las relaciones en las que tienen máxima confianza para, a
veces, desintegrarse, despersonalizarse y aun, por un momento, abandonar el impulso casi fundamental a
existir y a sentirse existente.

En el desarrollo del niño ambas cosas marchan juntas, el sentimiento de seguridad en una relación
(conservando los procesos de desintegración y la tendencia de integración) o la residencia del cuerpo
(habitarlo) y el funcionamiento corporal.

Es aterrador para el individuo si no queda abierta la posibilidad de regresar a la dependencia absoluta (entre
los 2 y 5 años de edad), tras lo cual este retorno queda desdibujado en toda una serie de complicaciones. En la
adolescencia, debido al avance en materia de efrentar el mundo y habérselas con él, vuelve a ser necesario
tener abierta la ruta de regreso a la dependencia (entre los 12 y 14 años); más adelante la dependencia puede
quedar entremezclada muy fácilmente con esa dependencia natural libre de elementos regresivos y que
apunta hacia el estado adulto (enamoramiento).

HISTORIAL CLÍNICO

 Iiro. Niño de 9 años 9 meses de edad.

Estaba en tratamiento permanente en el Departamento de Ortopedia a raíz de una sindactilia heredada por la
madre a quien solo le era posible aceptar al niño si hacía todo lo posible para curarlo de esa deformidad de la
que se sentía responsable. Al hacer para este niño todo cuanto estaba en sus manos, la madre comprobó que
le había tomado más cariño que al resto de sus hijos.

El niño había sido sometido a innumerables operaciones en las manos y los pies.

El niño fue derivado de la sala de ortopedia, era alegre, inteligente y simpático, que estaba junto con su madre
en la búsqueda permanente de mayor ayuda ortopédica, pidiendo una mejor cirugía plástica que la que el
cirujano podía efectivamente ofrecer.

En un nivel más profundo, el niño estaba comunicando una cosa distinta de su deseo de ser normal para tocar
la flauta. Si bien tenía sentido que la cirugía hiciese todo lo posible, lo que necesitaba era estar seguro de ser
querido tal como lo era cuando había nacido. Comunicó esto a través de su gran amor por los patos. En un
momento posterior pudo usar una anguila como símbolo de su temprano estado, antes de que cobrara
relevancia la cuestión de los brazos y piernas o de los dedos de las manos y los pies.
Es evidente que un niño ignora en un comienzo una disparidad como esta. Poco a poco tiene que reconocer el
hecho de su deformidad. El niño debe amoldarse a la actitud de su madre y de otras personas respecto de su
malformación y a la larga considerarse a sí mismo anormal.

En un principio su propia forma y funcionamiento somático deben representar para el niño la normalidad.

Ser querido en un comienzo significa ser aceptado, y desde el punto de vista del niño constituye una
deformación que la madre adopte una actitud de esta índole: “Te quiero si sos bueno”. El esquema de
normalidad que el niño tiene en un principio depende en gran medida de la forma y funcionamiento de su
cuerpo. Estas cuestiones son propias de los primerísimos días de vida del niño en los cuales, el amor se les
manifiesta como cuidado físico.

El inicio de la personalización (residencia de la psique en el soma) se ha de hallar en la capacidad de la madre, o


de la figura materna, para sumar su participación emocional a la que es originalmente física y fisiológica.

 Jill. 17 años de edad.

Primera y única hija. El padre murió cuando ella tenía 3 años. Se sumó a la familia Tommy (adoptado). El padre
de Jill era 30 años mayor que la madre. Cuando tenía 12 años la madre sufrió una depresión grave por la que
estuvo diez meses internada en un hospital psiquiátrico.

Era una chica muy delgada que aparentaba menor edad. Tenía problemas en los estudios y le preocupaba su
trabajo en el colegio. Cuando debía escribir un ensayo se le producía un bloqueo mental, y esto la deprimía
mucho. Le hubiese gustado ir a la universidad, pero pensaba que su solicitud iba a ser rechazada porque no se
sentía segura de querer entrar.

No tenía mucho amigos o amigas. Parecía pensar que los temas que estudiaba no valían la pena.

Accidente 1: Siempre pensaba que las cosas anduvieron realmente bien en su vida, había sentido que
podía acurrucarse como una manera eficaz de defensa, pero desde el accidente ya no tenía confianza en
esta defensa.

Sus sueños no eran lindos: algo así como caerse en la calle o por las escaleras. Su pierna izquierda era un
centímetro más corta que la derecha, lo cual no se notaba pero tenía gran significado para ella. En otro sueño
había sentido como si le faltase una extremidad.

Aparentemente, no manifestaba ningún sentimiento sobre la muerte de su padre, salvo que la irritaba que
hablasen de él las personas que lo habían conocido, sintiéndose excluida en tales ocasiones: era lago que ellos
habían conocido y ella no.

Accidente 2: Ella estaba vaciando una carretilla, en tanto el perro husmeaba porque se había escapado un
conejo. El perro se asustó y ella se dio vuelta para reprenderlo, pero se le escapó de las manos la manija
de la carretilla y le rompió los dientes.

Dibujo de la extremidad faltante en el sueño. Una extremidad arrancada de una dentellada por un animal
salvaje, una herida provocada por un accidente.

Esto era lo más cerca que ella podía llegar de su reacción ante la muerte del padre. No lo recordaba como
persona no hizo el duelo por su pérdida, pero cuando él murió, un fragmento de su vida se había muerto junto
a él. Al mismo tiempo podía decirse que ella le arrancó algo a dentelladas. Los niños de 3 años suelen
mordisquear cosas; podía presumirse que le muerte y desaparición del padre le hizo pensar si, en vez de haber
estado jugando a que lo mordía, quizá lo habría mordido realmente, el resultado de esto fue una fantasía de
que le cortaban el dedo, o lo que fuere. En cualquier examen de sí misma habría encontrado algo faltante.

Si ella podía librarse de la angustia sobre lo que le estaba faltando, tal vez descubriría que lo correcto era decir
que es muy triste para una niña que su padre muera cuando ella tiene 3 años.

En el ser humano, la integración adopta una amplia variedad de formas una es el establecimiento de una
relación de trabajo satisfactoria entre la psique y el soma.

La base del self se establece por el hecho de que el cuerpo, estando vivo, no solo tiene forma sino que además
funciona. Dada la naturaleza de muchas anormalidades físicas, el bebé no puede percatarse de que son
anormalidades; más aún, tiende a suponer que lo que está ahí presente es normal. Suele suceder que el bebé o
niño se percate de la malformación o anormalidad al percibir hechos no explicados como la actitud de lo que
componen el ambiente inmediato.

De este modo, incluso un bebé deforme puede crecer y convertirse en un niño sano, dotado de un self no
deforme y de un sentido de su self basado en la experiencia de vivir como una persona aceptada.

La madre está permanentemente presentando y volviendo a presentar el cuerpo del bebé a la psique y
viceversa.

¿Qué es el self para Winnicott?

No es el yo, es la persona que soy yo y solamente yo.

El self se divide en partes que se aglutinan en una dirección interior-exterior auxiliadas por el ambiente
facilitador que sostiene y manipula.

Se halla naturalmente ubicado en el cuerpo, pero en ciertas circunstancias pude disociarse de este, o el cuerpo
de él.

Esencialmente, el self se reconoce a sí mismo en los ojos y la expresión del rostro de la madre, y en el espejo
que puede llegar a representar al rostro de la madre.

A la larga, el self llega a establecer una relación significativa entre el niño y la suma de identificaciones que se
organiza en la forma de una realidad psíquica interna viva.

El self es lo único que otorga sentido al vivir así como a la capacidad de identificarse con objetos de amor
maduros sin perder la identidad individual.
II. OTROS DOS EJEMPLOS CLÍNICOS
 Hanna. 18 años.

Fue derivada por una organización de servicios sociales voluntarios.

Espina bífida leve (protuberancia del tamaño de una nuez en la parte inferior de la columna) han sido afectados
los pies y piernas, y tiene dislocación de cadera. Al parecer, Hanna no recibió ningún tratamiento hasta los 4
años, cuando fue internada en un hospital con desconocimiento previo de ella y su madre. La madre piensa
que muchas de las dificultades de Hanna tuvieron su origen en esto.

A los 10 años se le practicó una ileostomía. El médico que la atendía dijo delante suyo: “Sos como un varoncito
ahora, ¿no, Hanna?, solo que lo tienes en un lugar equivocado”. Después d ela operación la niña se ensuciaba
encima, ante esto el hospital dispuso enemas diarias, que se realizaron algunos meses hasta que los padres
protestaron.

En 1961-1963 Internaciones para tratar las piernas y pies.

1964 la propia Hanna pidió ser internada para que le extrajeran la protuberancia. Ella quería un cuerpo
perfecto. Soportó un tratamiento intensivo en sus pies y piernas, y deseaba que le enderezaran la espalda.
Estas operaciones no fueron un éxito total para ella, preguntó si podrían amputarle las piernas para ponerle
unas artificiales que lucieran perfectas. Hanna sigue sintiendo que es una inválida porque la gente espera de
ella que sea normal. Ha manifestado su deseo de hablar con un psiquiatra.

Consulta 1.10.68

Hanna llega sola. Tiene una hermana de 24 años. Su padre es gerente de una tienda, fue dibujante, y tal vez
esto influyó para que Hanna decidiera concurrir a la escuela de arte. Comentó que las escuelas matan la
originalidad, sin embargo, se encuentra en conflicto ya que ahora es capaz de dibujar porque asiste a la
escuela.

Con la técnica del garabato se reveló que era una dibujante pausada y meticulosa. Convierte un garabato en
una mujer llamada Celia, otro en un hombre llamado Phil (nombre de varón y de mujer). “Papá odia a las chicas
con cabello largo. Yo odio a la gente de pelo corto”. Varios chicos que conoce “Tienen el pelo largo, y eso no
tiene nada que ver con que quieran ser mujeres. ¿Por qué arman tanto escándalo con los varones de pelo
largo? Mire lo que pasaba en la edad de piedra. Nunca salí con uno; o más bien, una vez salí con uno.”

Sueño: Era sobre mamá. En ese sueño mamá decía que estaba por morirse. Todo el mundo lo sabía. Me decía:
”¡Ponme mi ataúd antes de ir al colegio!”. Así que allí se quedaba ella, en el living, en su ataúd. Cada vez que yo
entraba tenía miedo de encontrarla muerta. Realmente había muerto en el sueño”. Se presume que en verdad,
esta era también la muerte de ella.

Se llevaba mejor con su madre desde que iba a la escuela de arte, pero a los 13, 15 y 16. “Todo eran puras
peleas vulgares. Sobre cosas sin importancia. (“¿No te das cuenta de que la silla tiene que estar puesta allí, y no
aquí?” “¡Cuando uno piensa que podría ponerse rabiosa por lo que pasa en el mundo, y se dedica a rabiar por
el hecho de que la silla esté aquí en vez de estar allí!”). en la raíz de las discusiones con la madre había un lazo
homosexual sofocado.

Acerca del padre: “¡Oh, él es incapaz de matar una mosca!”. Obviamente había algo en él que Hanna
despreciaba y algo de la madre que admiraba.
“Cuando uno se duerme, es como si se muriera, y entonces vienen los sueños: cielo o infierno (…) Así que yo
me voy al infierno, pero no maté a nadie.” Ella estaba explotando en el mayor grado posible su sentimiento de
culpa. Se refirió a que no es justo que la gente nazca en tales condiciones que no pueda volverse normal.

La conclusión tras la sesión es que Hanna “está muy bien integrada”. Tras este encuentro, Hanna comienza a
acotar las peticiones de la madre y manifestar independencia.

 Mollie. 8 años.

Cuando tenía un año fue adoptada por una familia donde ya había una niña de 3 años. Después de su adopción
nació un varón que ahora tiene 3 años.

Era muy inquieta, gravemente afectada por los continuos cambios de manejo que caracterizaron su primer año
de vida. Mollie perseguía al hermano pequeño. Una Clínica de Orientación Infantil sugirió a la familia buscarle
otro espacio, una escuela u otro hogar.

Continuamente acaparaba la atención de la madre dándole un beso o un abrazo afectuoso, evidenciando un


genuino amor por ella aunque exagerado por la angustia.

En la consulta, a través del juego del garabato, Mollie externó el hecho de que ella tenía la piel negra (sus
padres verdaderos eran africanos), en tanto que su familia adoptiva era inglesa y la tenía blanca. “Sí,soy negra,
pero me gusta más el blanco”. Para ella, el color blanco constituye una idealización, en cambio, para los niños
blancos es una fase inicial muy natural. Y ella se siente deprimida de esa fase, como si tuviera que partir en
desventaja.

Estaba luchando por habérselas con eso que solo gradualmente había llegado a descubrir sobre sí misma. Su
familia la aceptaba enteramente como era, y en realidad era una chica hermosa para la edad que tenía.

El conflicto radica en la denigración como defensa. En la medida en que pueda ser una experiencia
adecuadamente reelaborada en las primeras etapas del desarrollo del niño, cuando este vive en un mundo
subjetivo, antes de volver externo al objeto pateándolo, mordiéndolo, desgarrándolo o arruinándolo de algún
modo.

Mollie se siente entorpecida por tener que residir en una piel negra, y ni por el aspecto que eso le pueda dar en
el presente, sino por lo que significaría en cuanto a las primeras etapas de su experiencia. Había sido deprivada
de una característica esencial del muy temprano desarrollo de la personalidad y de la realización del self.
Norma Angélica Hernández Grande 19 de enero de 2019

REPORTE DE LECTURA

LA CAPACIDAD PARA ESTAR A SOLAS (1958)

 La literatura psicoanalítica ha dedicado mayor atención al temor o deseo de estar a solas que a
la aptitud para ello.
 Dicha capacidad se trata de la experiencia de estar solo en presencia de la madre.
 La capacidad de estar a solas depende de la existencia de un objeto bueno en la realidad
psíquica del individuo.
 Yo Yo estoy Yo estoy solo
 Yo, el individuo ya está afirmado como unidad.
 El individuo es capaz de llegar a la fase del “yo estoy” solamente porque existe un medio
ambiente que lo protege.
 “Yo estoy solo” es una evolución del “Yo estoy” en la que el niño es consciente de la existencia
continuada de una madre.
 La relacionalidad del yo es la base de la amistad y la matriz de la transferencia.
 Establecimiento de un medio ambiente interiorizado: el individuo adquiere la capacidad de
renunciar a la presencia real de la madre o su figura sustitutiva.

OPINIÓN CRÍTICA

Winnicott es un autor que expone sus ideas con una claridad maravillosa. En este texto plantea el
proceso que transita el bebé de la relación bipersonal, madre-hijo, a poder soportar estar a solas.

Considerando los primeros años de la vida de todo sujeto como momentos cruciales en la
constitución subjetiva. No es menester remarcar la importancia que tiene en la vida lograr soportar la
angustia que implica la separación física con el primer objeto de amor, porque este no desaparece,
está introyectado.

Desde mi labor, puedo observar cómo pareciera ser difícil para los padres otorgar posibilidades a sus
hijos de estar a solas. Sería extenso explicar los múltiples factores que he podido observar y escuchar
en las reuniones con padres de familia, pero es usual que les resuelvan sus necesidades sin darles
oportunidad de intentarlo primero, colocan monitores de video en las habitaciones o eligen una
escuela porque en los salones hay cámaras para asegurarse de que sus hijos están bien y quedarse
tranquilos. En niños un poco mayores pueden observarse elementos preocupantes; los niños
manifiestan dificultades en sus relaciones personales, parece que piensan que el cariño y la amistad
implican estar físicamente con la otra persona, fantasean con la idea de que si dejan de ir a las clases
de futbol los amigos dejarán de serlo, sin mencionar la ansiedad constante que expresan con sus
cuerpos.

BIBLIOGRAFÍA
Winnicott, D. (1958). La capacidad de estar a solas. En: Los procesos de maduración y el ambiente
facilitador. México: Paidós (2016)
Norma Angélica Hernández Grande 19 de enero de 2019

REPORTE DE LECTURA

LA INTEGRACIÓN DEL YO EN EL DESARROLLO DEL NIÑO (1962)

 El yo es la parte de la personalidad que en condiciones adecuadas tiende a integrarse en una


unidad.
 Los aspectos del ello se reúnen y se convierten en experiencia del yo.
 El funcionamiento del yo debe considerarse un concepto inseparable del infante como
persona.
 El principio está en el momento en que empieza el yo.
 La madre suficientemente buena es capaz generar en el infante una breve experiencia de
omnipotencia.
 El bebé está constantemente al borde da una angustia inconciliable. Lo que mantiene a raya
esta angustia es la capacidad de la madre para ponerse en el lugar del bebé y darse cuenta de
lo que este necesita en el manejo general del cuerpo.
 El amor en esta etapa solo puede demostrarse a través del cuidado del cuerpo
 La falta de un cuidado suficientemente bueno antes de la separación del “no-yo” y el “yo”
pueden derivar en angustias psicóticas, materia prima de la esquizofrenia o elementos
esquizoides en una personalidad no psicótica.

OPINIÓN CRÍTICA

“El principio está en el momento en que comienza el yo”, dice Winnicott; sin embargo, este debe
integrarse, proceso que no ocurre de manera espontánea. Es indispensable que exista una madre que
sea capaz de darse cuenta de lo que el bebé necesita, que sea suficientemente buena.

Por otro lado, también se destaca la importancia del cuerpo como punto de partida para la
integración del yo, a través de este, de lo que siente y experimenta es que habrá una psique
habitándolo.

Desde luego, el advenimiento del yo es indispensable para que exista la posibilidad de establecer
relaciones subjetivas con el entorno, desde su cuerpo, hasta otras personas a su alrededor y a lo largo
de su vida.

Winnicott cierra el texto exponiendo las consecuencias por la falta de un cuidado suficientemente
bueno: psicosis o elementos esquizoides. No existe forma de dar mayor contundencia a lo
fundamental del ambiente facilitador, a la existencia de figuras maternas que sostengan al bebé y, a
través de sus cuidados, promuevan la constitución subjetiva.

BIBLIOGRAFÍA
Winnicott, D. (1962). La integración del yo en el desarrollo del niño. En: Los procesos de maduración y
el ambiente facilitador. México: Paidós (2016)

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