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EDUARDO Y EL DRAGON

Eduardo era el caballero más joven del reino. Aún era un niño, pero era tan valiente e inteligente,
que sin haber llegado a luchar con ninguno, había derrotado a todos sus enemigos. Un día, mientras
caminaba por las montañas, encontró una pequeña cueva, y al adentrarse en ella descubrió que era
gigantesca, y que en su interior había un impresionante castillo, tan grande, que pensó que la
montaña era de mentira, y sólo se trataba de un escondite para el castillo.
Al acercarse, Eduardo oyó algunas voces. Sin dudarlo, saltó los muros del castillo y se acercó al
lugar del que procedían las voces.
-¿hay alguien ahí?- preguntó.
- ¡Socorro! ¡ayúdanos! -respondieron desde dentro-llevamos años encerrados aquí sirviendo al
dragón del castillo.
¿Dragón?, pensó Eduardo, justo antes de que una enorme llamarada estuviera a punto de quemarle
vivo. Entonces, Eduardo dio media vuelta muy tranquilamente, y dirigiéndose al terrible dragón que
tenía enfrente, dijo:
- Está bien, dragón. Te perdono por lo que acabas de hacer. Seguro que no sabías que era yo
El dragón se quedó muy sorprendido con aquellas palabras. No esperaba que nadie se le opusiera, y
menos con tanto descaro.
- ¡Prepárate para luchar, enano!, ¡me da igual quien seas! -- rugió el dragón.
- Espera un momento. Está claro que no sabes quién soy yo. ¡Soy el guardián de la Gran Espada de
Cristal!.-siguió Eduardo, que antes de luchar era capaz de inventar cualquier cosa- Ya sabes que
esta espada ha acabado con decenas de ogros y dragones, y que si la desenvaino volará
directamente a tu cuello para darte muerte.
Al dragón no le sonaba tal espada, pero se asustó. No le gustaba nada aquello de que le pudieran
cortar el cuello. Eduardo siguió hablando.
- De todos modos, quiero darte una oportunidad de luchar contra mí. Viajaremos al otro lado del
mundo. Allí hay una montaña nevada, y sobre su cima, una gran torre. En lo alto de la torre, hay una
jaula de oro donde un mago hizo esta espada, y allí la espada pierde todo su poder. Estaré allí, pero
sólo esperaré durante 5 días
Y al decir eso, Eduardo levantó una nube de polvo y desapareció. El dragón pensó que había hecho
magia, pero sólo se había escondido entre unos matorrales. Y el dragón, deseando luchar con aquel
temible caballero, salío volando rápidamente hacia el otro lado del mundo, en un viaje que duraba
más de un mes.
Cuando estuvo seguro de que el dragón estaba lejos, Eduardo salió de su escondite, entró al castillo
y liberó a todos los allí encerrados. Algunos llevaban desaparecidos muchísimos años, y al regresar
todos celebraron el gran ingenio de Eduardo.
¿Y el dragón? ¿Pues os podéis creer que en el otro lado del mundo era verdad que había una
montaña nevada, con una gran torre en la cima, y en lo alto una jaula de oro? Pues sí, y el dragón se
metió en la jaula y no pudo salir, y allí sigue, esperando que alguien ingenioso vaya a rescatarle...

Autor.. Pedro Pablo Sacristán


LOS JUGUETES ORDENADOS.

Érase una vez un niño que cambió de casa y al llegar a su nueva habitación vió que estaba llena de
juguetes, cuentos, libros, lápices... todos perfectamente ordenados. Ese día jugó todo lo que quiso,
pero se acostó sin haberlos recogido.
Misteriosamente, a la mañana siguiente todos los juguetes aparecieron ordenados y en sus sitios
correspondientes. Estaba seguro de que nadie había entrado en su habitación, aunque el niño no le
dio importancia. Y ocurrió lo mismo ese día y al otro, pero al cuarto día, cuando se disponía a coger
el primer juguete, éste saltó de su alcance y dijo "¡No quiero jugar contigo!". El niño creía estar
alucinado, pero pasó lo mismo con cada juguete que intentó tocar, hasta que finalmente uno de los
juguetes, un viejo osito de peluche, dijo: "¿Por qué te sorprende que no queramos jugar contigo?
Siempre nos dejas muy lejos de nuestro sitio especial, que es donde estamos más cómodos y más a
gustito ¿sabes lo difícil que es para los libros subir a las estanterías, o para los lápices saltar al bote?
¡Y no tienes ni idea de lo incómodo y frío que es el suelo! No jugaremos contigo hasta que prometas
dejarnos en nuestras casitas antes de dormir"
El niño recordó lo a gustito que se estaba en su camita, y lo incómodo que había estado una vez que
se quedó dormido en una silla. Entonces se dio cuenta de lo mal que había tratado a sus amigos los
juguetes, así que les pidió perdón y desde aquel día siempre acostó a sus juguetes en sus sitios
favoritos antes de dormir.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán


EL ÁRBOL MÁGICO.

Hace mucho mucho tiempo, un niño paseaba por un prado en cuyo centro encontró un árbol con un
cartel que decía: soy un árbol encantado, si dices las palabras mágicas, lo verás.

El niño trató de acertar el hechizo, y probó con abracadabra, supercalifragilisticoespialidoso, tan-ta-


ta-chán, y muchas otras, pero nada. Rendido, se tiró suplicante, diciendo: "¡¡por favor, arbolito!!", y
entonces, se abrió una gran puerta en el árbol. Todo estaba oscuro, menos un cartel que decía:
"sigue haciendo magia". Entonces el niño dijo "¡¡Gracias, arbolito!!", y se encendió dentro del árbol
una luz que alumbraba un camino hacia una gran montaña de juguetes y chocolate.

El niño pudo llevar a todos sus amigos a aquel árbol y tener la mejor fiesta del mundo, y por eso se
dice siempre que "por favor" y "gracias", son las palabras mágicas

Autor.. Pedro Pablo Sacristán


EL GRAN LÍO DEL PULPO.

amente; y luego se pasó toda la noche pensando que había perdido una estupenda oportunidad de
haberse hecho amigo de aquel pececillo tan amable.
Un par de días después, estaba el pulpo descansando entre unas rocas, cuando notó que todos
nadaban apresurados. Miró un poco más lejos y vio un enorme pez que había acudido a comer a
aquella zona. Y ya iba corriendo a esconderse, cuando vio que el horrible pez ¡estaba persiguiendo
precisamente al pececillo que le había ayudado!. El pececillo necesitaba ayuda urgente, pero el pez
grande era tan peligroso que nadie se atrevía a acercarse. Entonces el pulpo, recordando lo que el
pececillo había hecho por él, sintió que tenía que ayudarle como fuera, y sin pensarlo ni un
momento, se lanzó como un rayo, se plantó delante del gigantesco pez, y antes de que éste pudiera
salir de su asombro, soltó el chorro de tinta más grande de su vida, agarró al pececillo, y corrió a
esconderse entre las rocas. Todo pasó tan rápido, que el pez grande no tuvo tiempo de reaccionar,
pero enseguida se recuperó. Y ya se disponía a buscar al pulpo y al pez para zampárselos, cuando
notó un picor terrible en las agallas, primero, luego en las aletas, y finalmente en el resto del cuerpo:
y resultó que era un pez artista que adoraba los colores, y la oscura tinta del pulpo ¡¡le dió una
alergia terrible!!
Así que el pez gigante se largó de allí envuelto en picores, y en cuanto se fue, todos lo peces
acudieron a felicitar al pulpo por ser tan valiente. Entonces el pececillo les contó que él había
ayudado al pulpo unos días antes, pero que nunca había conocido a nadie tan agradecido que
llegara a hacer algo tan peligroso. Al oir esto, los demás peces del lugar descubrieron lo genial que
era aquel pulpito tímido, y no había habitante de aquellas rocas que no quisiera ser amigo de un
pulpo tan valiente y agradecido.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán


EL GENIO CHAPUZAS

Hubo una vez un genio, de esos que salía de lámparas maravillosas concediendo deseos, que se
hizo tristemente famoso por sus chapuzas. Cada vez que alguien frotaba la lámpara, y el salía a
responder "¿Qué deseas?", surgía una gran nube de humo y volaban cientos de cosas por los aires.
Y si alguno de sus amos quedaba con ganas de pedir un deseo, al concedérselo, el regalo salía
entre una nube de porquería y cubierto de polvo.
Tantas y tan penosas eran sus chapuzas, que nadie deseaba tener un genio así. Su lámpara terminó
sirviendo sólo para dar patadas, como un bote cualquiera, y el genio estuvo años sin salir, triste y
deprimido. Hasta que un niño solitario encontró la lámpara y pudo escuchar los lamentos del genio.
Entonces decidió hacerse su amigo, y su único deseo fue poder entrar y salir de la lámpara para
estar con él. Éste se mostró encantado, pero en cuanto el niño puso el pie en la lámpara,
comprendió el problema de aquel genio chapuzas. No es que fuera un mal genio, ¡es que no podía
ser más desordenado! Todo estaba tirado por cualquier sitio, sin importar si se trataba de joyas o
libros, barcos, o camellos, y se notaba que no había pasado un plumero en años. Como era un
genio, tenía de todo, y como la lámpara también era pequeña, estaba todo tan apretujado que era
normal que saltara por los aires en cuanto se movía la lámpara y el genio trataba de conseguir algo.

El niño se llevó las manos a la cabeza, y el genio se excusó diciendo que el trabajo de un genio era
muy importante y no tenía tiempo para esas cosas, Pero su amigo, que recordaba los buenos
consejos de su madre, le explicó que cuanto más importante fuese su trabajo, más orden debía
guardar con todas sus cosas, y juntos se dedicaron a dar un buen repaso a la lámpara. Les llevó
unos cuantos días, pero al terminar, todo estaba reluciente y cada cosa tenía su sitio especial.
Resultaba facilísimo encontrar cualquier regalo y cogerlo sin romper nada.

Así, el genio volvió a ser admirado y respetado por todos, y aprendió que nada grande puede llegar a
conseguirse sin tener orden y limpieza con cada cosa pequeña.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán


Fabula el Astrónomo
En un país muy lejano, donde la ciencia es muy importante para sus habitantes, había un anciano
astrónomo, le gustaba realizar el mismo recorrido todas las noches para observar las estrellas.

Un día, uno de sus viejos colegas le dijo que había aparecido un extraño astro en el cielo, el anciano
salió de la ciudad para poder verlo con sus propios ojos. Muy emocionado estaba el astrónomo
mirando al cielo, no se dio cuenta que a pocos pasos de él había un agujero. Cuando se cayó al
agujero comenzó a gritar pidiendo ayuda.

Cerca del agujero pasaba un hombre, el cual se acercó hasta el agujero para ver lo que sucedía; ya
informado de lo que había ocurrido, le dijo al anciano:

"Te ayudaré a salir de ahí, pero ten mucho cuidado la próxima vez que salgas por un lugar que
desconoces, tienes que estar muy atento por donde caminas ya que te puedes encontrar con
cualquier cosa en el suelo."

Moraleja: Antes de lanzarse a la aventura, hay que conocer el lugar por el que se transita.
Fabula la Pulga y el Hombre
Un hombre disfruta de un buen sueño, cuando comenzó a sentir picazón por todo el cuerpo. Molesto
por la situación, buscó por toda su cama para ver qué era lo que les estaba causando tanta molestia.
Tras su búsqueda encontró a una minúscula pulga y le dijo las siguientes palabras:

- ¿Quién te crees que eres insignificante bicho, para estar picándome por todo mi cuerpo y no
dejarme disfrutar de mi merecido descanso?

- Contestó la pulga: "Discúlpeme señor, no fue mi intención molestarlo de ninguna manera; le pido
por favor que me deje seguir viviendo, ya que por mi pequeño tamaño no creo que lo pueda molestar
mucho." El hombre riéndose de las ocurrencias de la pulga, le dijo:

- Lo siento pequeña pulga, pero no puedo hacer otra cosa que acabar con tu vida para siempre, ya
que no tengo ningún motivo para seguir aguantando tus picaduras, no importa si es grande o
pequeño que pueda ser el prejuicio que me causes.

Moraleja: todo aquel que le hace daño a otra persona, debe estar dispuesto a afrontar las
consecuencias.
Fabula los 3 Pájaros en la Cerca

Habían tres pájaros montados en una cerca. De esos tres, dos decidieron volar muy lejos,
mientras que el otro decidió quedarse en la cerca donde estaban. ¿Cuantos pájaros quedaron?

Quedaron 3 pájaros.

Moraleja: Decidir algo no es suficiente. ¡Tienes que hacerlo!


Fabula el León y el Mosquito

Erase una vez un león, se encontraba muy tranquilo en la selva, cuando un mosquito muy grande
decidió hacerle la vida imposible.

"¡No creas que por ser más grande que yo te tengo miedo!", dijo el mosquito desafiando al león,
conocido como el rey de la selva.

Luego de esas palabras, el mosquito ni corto ni perezoso, empezó a zumbar le la cabeza al león
volando de un lado a otro, mientras que el león buscaba el mosquito como loco.

El león rugía de la rabia ante el atrevimiento del mosquito y a pesar de sus intentos por matarlo, el
mosquito lo picaba en diferentes partes del cuerpo, hasta que el león demasiado cansado se
derrumbó en el suelo.

El mosquito sintiéndose victorioso, retomó el camino por donde vino. En poco tiempo el mosquito se
tropezó con una tela de araña y vencido se vio también.

Moraleja: No existen nunca peligros pequeños, ni tropiezos insignificantes.


Fabula el Buen Tiempo y la Lluvia
“Nunca llueve a gusto de todos” así dice el refrán, y la historia que sigue parece darle la razón. Había
una secuela muy hermosa en un pueblo apartado. A la escuela iban tres perritos y tres ranitas.
Ellos vivían muy cerca y eran buenos amigos. A menudo iban juntos a clase, eran muy puntuales.

Muchas veces antes de llegar a la escuela peleaban. Si el día amanecía con lluvias las ranitas se
ponían felices, a diferencia de los perritos ya que se ponían rabiosos.

"¡Wiii! Que feliz estoy, nos daremos un buen baño en las charcas que la lluvia está formado." - Decía
una de las ranitas.

"Que feo es cuando llueve, es un día perdido para mi, me deprime tanto la lluvia." - Dijo uno de los
perritos con una cara triste.

Cundo el día amanecía soleado un con radiante sol, sucedía todo lo contrario; los perritos no se
cambiaban por nadie, se sentían felices. En cambio las ranitas estaban sin ánimos, ya que se
imaginaban el calor y la sequedad que iba a torturarlas. Sé que todos se estarán preguntando que
día estarían contentos los perritos y las ranitas. ¡Muy fácil! Los días que amanecían grises y fríos
pero sin lluvia, que pocos días amanecía así.

Moraleja: Debemos aceptar la vida tal cual como se presenta, de esta manera nunca se sentirán
infelices.
UNA LEYENDA DE MIEDO PARA NIÑOS

Cerca de comenzar el 1908 en México, más específicamente en Veracruz, se encontraba la gente a


travesando un gran brote de meningitis. Entre tantas vidas que se llevó esta enfermedad, estaba la
de una niña española que había llegado con sus padres al pueblo. Sus parientes tuvieron muchos
problemas para llevarse el cuerpo de la niña de 2 años y medio a su tierra de nacimiento. Por esta
razón es que sus padres quisieron en homenaje a donde se encontraba sepultado el cuerpo de la
hija, construir un ángel que lo cuidara. Muchas leyendas transcurrieron en torno a esta escultura tan
bella que se encuentra aun en el panteón de Juan de la Luz Enríquez. El ángel se encuentra
cuidando a la niña con meningitis que está acostada en su cama con los ojos abiertos.

El ángel guardián cuida a la pequeña de todos los males que podrían acontecerle y ya va 100 años
bajo su protección. Hasta dicen las leyendas que la cuida de los cambios climáticos para que no
sienta frío. Cuando su ángel duerme, la niña aprovecha para salir a visitar tumbas vecinas, juega con
juguetes y se roba algunas flores.

Algo extraño sucede en la tumba de esta pequeña tan querida por la gente, ya que nunca sus flores
están marchitas, siempre se ven como si fueran frescas. Todos los familiares que podrían llegar a
visitarla ya no están con vida porque pasaron más de 100 años y sin embargo, su tumba está como
si fuera nueva. Los turistas de todo el mundo, cuando pasan por Orizaba, no dejan jamás de visitar la
tumba del ángel. En primer lugar debido a su hermosura y obra de arte por parte del escultor y en
segundo lugar por toda la magia que rodea su historia. Todos tienen la idea de que algún día podrán
toparse con la niña mientras juega en los alrededores.
LA LEYENDA DEL ARROZ

La planta del arroz no era en la antigüedad como ahora la conocemos porque sus granos eran muy
grandes, se dice que con unos poquitos granos se podía llenar una persona y saciar su apetito, pero
la mejor parte era la de su sencillo cultivo. Los hombres plantaban el arroz cerca de los graneros y
este crecía grande, tanto como pesado, entonces al madurar caía directamente en el granero sin que
nadie lo tenga que recoger de la tierra ni hacer nada más al respecto.

Los hombres siempre pedían a los dioses bendiciones para las futuras cosechas, pero cuando este
pedido se cumplió el arroz fue demasiado para todos. El arroz comenzó a madurar de las cosechas y
nadie quiere que se pudran los granos, por eso es que se percataron de que vendría tanta cantidad
que no tendrían sitios para almacenarlo. La obra para agrandar los graneros comenzó y antes de
que pudiera terminar se cayó el primer gran maduro dentro de un granero.

El granero que recibió el primer grano no estaba vacío, se encontraba dentro una anciana que hacía
su trabajo para ayudar a su aldea. Sin embargo, se enojó mucho al ver que todavía no tenían
terminado el lugar donde pondrían el arroz y este ya estaba madurado, al caer el primero
comenzaría a caer los demás sin poder detenerlo de ninguna manera, ni almacenarlo tampoco, por
eso lo pisó con odio y se desparramaron sus pedazos por la tierra.

La planta del arroz se enojó ante la insolencia de la anciana como muestra de desprecio y falta de
respeto hacia la bondad de los dioses, como castigo se trasladó la planta a los campos y recoger los
granos de arroz se convirtió en la tarea más complicada para el hombre porque nunca más volvieron
a caer en los graneros, ahora se debían recolectar y su tamaño era super pequeño para que sea
más difícil todavía.
EL CONEJO DE LA LUNA

Se encontraba Quetzalcóatl convertido en hombre y haciendo una travesía enorme para llegar hasta
un lugar que quedaba realmente lejos, ahora estaba en una montaña sin nada para comer o tomar y
por el frío había prendido una fogata, también estaba mirando el cielo con su hermosa luna y las
estrellas que la acompañaban. El camino era largo si quería llegar cuanto antes hacia la selva, tenía
que pasar por un sitio en donde podía quedarse a descansar sobre una roca, por lo menos por un
momento hasta continuar con el rumbo.

Un conejito distraído pasó por donde Quetzalcóatl se encontraba descansando y le ofreció un poco
de la zanahoria que estaba comiendo, el Dios le dijo que él se iba a morir de hambre en cualquier
momento, que no se preocupe por su cuerpo humano, entonces el conejito se ofreció en sacrificio
para que se lo coma y pueda entonces continuar con su camino.

Quetzalcóatl apreció enormemente la valentía que un conejo tan pequeño podía tener, por ello es
que lo alzó bien alto y grabó su viva imagen en la luna llena que desde ese entonces recuerda cada
noche la bondad de este conejito y su buena acción para poder ayudar a alguien más, aunque eso
significara la muerte de su propio ser. La promesa que le hizo el dios al conejo luego de su sacrificio
fue que todas las personas que miren la luna pensarán en aquel dulce animal que dio su vida para
poder salvar a Quetzalcóatl.
LA LEYENDA DEL TAMBOR

La luna nunca recibe visitas de la tierra y menos por parte de los monos, pero ellos sentían mucha
envidia de los pájaros que podían volar, ya que pensaban todas las veces que habrán pasado junto a
ella y los monitos del bosque le tienen gran admiración a la enorme luna que ilumina los cielos, por
eso se reunieron absolutamente todos para poder generar un plan que les permita llegar a ella. Lo
máximo que se les ocurrió fue subirse uno encima del otro parado en sus hombros de forma pilar
para arriba.

La fila que hizo realmente alta, tanto así que el monito más arriba de todos pudo tomar la cola de la
luna, pero en ese mismo momento uno perdió el equilibrio y toda la fila se cayó de forma desastrosa,
el único que no sufrió la caída fue el monito que permaneció tomado de la luna hasta que por
compasión lo subió sobre ella para que no se caiga. Cuando vio al dulce mono le quiso obsequiar
algo y por ello le dio un tambor para que hiciera toda clase de música. Con el tiempo la luna le
enseñó como tocarlo y lo escuchaba todos los días mientras lo hacía, pero tarde o temprano tenía
que volver a la tierra.

El monito no quería volver, pero la luna se ató una soga en la cola hasta la tierra para que el monito
baje por ella, pero le advirtió que no se atreviera a tocar el tambor antes de llegar abajo, en caso
contrario cortaría la soga. Empezó a bajar muy tranquilamente, pero en la mitad no se aguantó y
empezó a tocar el tambor, tan fuerte lo hizo que todas las personas y animales que se encontraban
cerca lo oyeron y se acercaron a la soga, pero entonces la luna cortó la soga.

Cayó sin nadie que lo ataje el mono contra la tierra rompiéndose muchos de sus huesos, pero su
tambor estaba a su lado y los indígenas comenzaron a imitar los sonidos que emitía con su tambor,
así como también su instrumento porque les encantó el regalo que la luna le dio al mundo a través
de este pequeño monito.
LA PIEL DEL COCODRILO

Se dice que el cocodrilo antes tenía una piel hermosa, esta piel brillaba con cualquier clase de luz, él
solamente salía de noche porque el sol era demasiado fuerte y la luna se reflejaba en su piel
mostrando en dorado impresionante que todos los animales del bosque envidiaban. Llegaban a ver
la piel del cocodrilo animales e insectos de todas partes que se quedaban mirando totalmente
hipnotizados su andar. Con el tiempo, el cocodrilo estaba muy contento con el reconocimiento, pero
se ponía triste de tener que esconderse bajo las aguas en el día.

El cocodrilo pensaba que si la luz de la luna se veía tan impresionante en su piel, la luz del sol
entonces se vería aún más brillante todavía, sería como un Dios para los otros animales, por eso no
lo pensó más y salió durante el día. Eran ciertos sus pensamientos porque ahora la atención que
atraía era aún mayor, pero no solamente de noche, sino que durante el día también dejaba cautivo a
cualquiera que lo mirara, incluso con mucho más fuerza y a más distancia.

Cada día se acercaban a mirar al cocodrilo que salía de noche y de día también, pero el tiempo pasó
y el sol no le hizo nada bien a su piel. Lo que antes podía verse como un dorado maravilloso ahora
era nada menos que un marrón opaco y este opaco se empezó a arrugar por culpa del sol directo
que le pegaba a su piel. Antes los animales se quedaban plasmados con su belleza, pero ahora se
escondían y le temían por su aspecto. Es esta la razón por la que los cocodrilos se van rápidamente
a esconderse en el agua cuando alguien se acerca y solamente dejan ver sus ojos, ellos tienen
mucha vergüenza de lo que eran y de lo que son ahora.

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