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Curso intersemestral

Propiedad intelectual

Pre – especialización

Evolución histórica de la propiedad intelectual

Historia de la propiedad
intelectual

En el Mundo Clásico (Grecia, Roma) no se conocía nada parecido a la PI ni a los derechos de autor.
Existe una incipiente industria editorial, apoyada en las copias manuales que los esclavos hacían de
los textos más destacados. Pero los autores carecían de cualquier derecho sobre su obra intelectual.
Como señala Fernando Miró Llinares pueden encontrarse textos donde se refleja un sentido de respeto
hacia la obra intelectual, pero desde una perspectiva más moral que jurídica). En la Antigüedad no
existían normas contra el plagio, ni fórmulas legales de retribución para el autor.

En la Alta Edad Media la producción editorial se redujo notablemente, y los monasterios fueron las
únicas instituciones que continuaron manufacturando libros. Monjes y frailes copian obras clásicas,
estas copias son manuales y muy escasas, la difusión de las obras muy limitada. A partir del siglo XII,
con el desarrollo de las Universidades, la demanda de textos crece, el número de copias se multiplica,
y los textos circulan con mayor fluidez....

En la Edad Moderna, la invención de la imprenta de tipos móviles, hacia 1450, por Johann Gutenberg,
supone una revolución en la producción y distribución de obras literarias. Dos son los cambios
fundamentales que trae aparejados: facilitar la reproducción masiva, de miles de copias, en breve
tiempo y a un coste reducido generalizar el acceso del público a las obras literarias.
El primer aspecto supone que, por primera vez, se distingue entre la obra, entendida como el contenido
ideal de un texto literario, y los múltiples ejemplares que de ella se hacen de forma mecánica y repetitiva.

Con la imprenta la producción cultural comienza por primera vez a generar riqueza. El impresor o editor
se responsabiliza de una inversión inicial en infraestructura, que luego rentabilizará imprimiendo obras
y vendiéndolas al público. Pero era preciso articular un mecanismo legal para asegurar al impresor un
beneficio empresarial a cambo de su inversión (talleres, rotativas…). Este mecanismo consistía en un
Privilegio, por el cual solamente el impresor, y nadie más, podía editar y distribuir las obras de un cierto
catálogo.

Los primeros privilegios de impresión, para el ejercicio exclusivo de esta actividad en una ciudad o villa,
se dan hacia 1470-1480. Se facilita la introducción de la industria editorial mediante concesión real,
impidiendo en un principio la competencia. Después los privilegios se multiplican por Europa. Hacia el
año 1500, por ejemplo, Venecia contaba ya con cuatrocientas imprentas.

Los privilegios de impresión: Se concedían al editor, no al autor Eran de duración temporal y ámbito
territorial A menudo para obras no publicadas Su infracción era duramente castigada (incluyendo la
confiscación de las obras y de la imprenta).

Este marco legal tenía la finalidad de incentivar la actividad editorial mediante monopolios temporales.
Pero el sistema acabó generando una dinámica de tipo monopolista, sin apertura a nuevos
empresarios, y privilegiando a los anteriores.

En Inglaterra, a lo largo del siglo XVII se fue desarrollando una tensión entre los impresores, que
contaban con la exclusiva de edición de las obras, y quienes abogaban por la libertad de imprenta sin
restricciones. Un privilegio de 1557 a favor de la Stationer’s Company (el gremio de editores) había sido
renovado en diferentes ocasiones, pero llegó a su término finalmente en 1694. Entre 1695 y 1710 no
existió marco legal regulador del privilegio de impresión. Los editores promovieron la adopción de un
nuevo privilegio, a través de un proyecto de ley, pero el trámite parlamentario resultaría distinto al
previsto por ellos. Y en 1710 se aprueba el Statute of Anne (Estatuto de la Reina Ana), la primera ley
conocida sobre derechos de autor.

La consecuencia más significativa de la aprobación del Statute of Anne fue la introducción de un plazo
de duración del copyright, mientras que antes los privilegios podían ser indefinidos. Los derechos
atribuidos por esta ley no beneficiaban sólo a los editores, sino en primer lugar a los escritores. Se
plasma con fuerza de ley la exigencia de imprimir con permiso del autor. El título de la Ley es “Una ley
para el fomento del saber mediante la concesión de derechos sobre las copias de libros impresos a sus
autores, o sus adquirentes, durante los plazos aquí mencionados”.

Los argumentos subyacentes al debate inglés (y europeo) del siglo XVIII pueden agruparse en dos
grandes grupos:

por un lado, los proporcionados por las teorías del Derecho Natural, que ponían el acento en que las
obras protegidas son el resultado del esfuerzo y del talento creativo de sus autores, que tienen un
derecho natural sobre ellas, fundado en la razón;

por otro, argumentos de tipo instrumental, utilitarista, que insistían en la utilidad del copyright para
incentivar la creación artística y literaria, en paralelo con la utilidad de las patentes para incentivar los
descubrimientos técnicos. El Statute of Anne se situaba en esta segunda línea.

Quienes defendían un derecho natural del autor sobre sus creaciones proponían un copyright perpetuo,
pues dicho derecho natural era difícilmente compatible con un término limitado. Quienes rechazaban
dicha postura se inclinaban por dotar al copyright de un fundamento puramente legal y estatutario,
negando que las ideas pudieran ser objeto de propiedad como las cosas materiales. Un documento de
gran interés, porque aborda el tema del copyright con algunos argumentos muy actuales, es
el Discurso del político inglés T. B. Macaulay en el año 1841.

En Francia los ilustrados defendieron que los derechos de autor debían ser protegidos con más fuerza
que otros, porque pertenecen al ámbito esencial y personalísimo del sujeto: el talento o ingenio. Por
ello se trata de una propiedad más personal y más fundamental que la que existe sobre los bienes
materiales. Tras la Revolución Francesa de 1789 se aprueban el Decreto de la Asamblea Nacional de
enero de 1791 y el Decreto de la Convención de julio 1793: en ellos se reconoce la PI sobre las obras
dramáticas y musicales, sus representaciones, y sobre todas las obras impresas. En Francia el
argumento del “derecho natural” de los autores sobre sus obras, como una propiedad especial, caló
muy hondo, y se ha reflejado en la legislación desde 1789. El modelo se extendió durante el s. XIX por
la mayor parte de Europa Continental.

En los EE.UU. los derechos de autor (como los derechos de patente) tienen rango constitucional. La
Constitución de 1787 incluye la copyright clause – se trata de una norma federal, que limita los poderes
del Congreso (sólo puede conceder derechos de copyright con ciertos fines y por tiempo limitado). El
Congreso puede “promover el progreso de las ciencias y de las artes útiles”, y para conseguir este
objetivo cuenta con un medio específico: garantizar un derecho exclusivo sobre las obras de creación.
El interés público prima sobre el interés particular de los autores.

Una de las líneas inspiradoras de la copyright clause de la Constitución era el rechazo a los monopolios.
Esta postura era sostenida por Thomas Jefferson. Para él, el libre intercambio de ideas y de
expresiones no podía ni debía ser restringido, y la simple noción de “propiedad intelectual” le resultaba
un contrasentido: las ideas no son susceptibles de apropiación exclusiva ni pueden ser objeto de
propiedad como las cosas materiales.

Durante el siglo XIX EEUU permanece fuera del sistema internacional de derechos de autor, no
concediendo protección a las obras e invenciones extranjeras (hasta 1861 en materia de patentes,
hasta 1891 en copyright). Los EE.UU. renunciaron, durante muchos años, a adherirse al Convenio de
Berna (el más importante en materia de derechos de autor), por lo que no ofrecían, en suelo americano,
ninguna protección a los autores europeos, y las obras de éstos circulaban en los EE.UU. sin generar
derechos a sus creadores. La razón fundamental es que los EE.UU. (y otros países en desarrollo)
fueron durante el siglo XIX un deudor neto en derechos de PI; esto es, que para su desarrollo se
apoyaron en invenciones y obras protegidas originadas en otros países, y lo hicieron sin abonar
contraprestación alguna.

El caso de EE.UU. no es excepcional. Durante la primera mitad del s. XIX Bruselas fue la capital de la
piratería de libros en lengua francesa. Suiza tardó mucho en adoptar medidas de protección para las
patentes y derechos de autor de titulares extranjeros, como Japón, Taiwán, Corea del Sur, y China,
que también han aprovechado la copia de las invenciones de otros como recurso para impulsar su
crecimiento económico.

Esta situación cambia cuando, a partir de los primeros años del siglo XX, los EEUU pasan a ser un país
exportador de productos de creación, y éstos forman ya parte de una potente industria cultural. Una
vez que la balanza comercial se inclinó a favor de los EE.UU., este país tenía poderosas razones para
aprobar leyes estrictas con el fin de proteger a sus autores, y a otros titulares de derechos de PI
(artistas, productores…).

En este proceso, a menudo las innovaciones técnicas, industriales y comerciales han tenido que abrirse
paso contra las estructuras establecidas en distintos sectores de la industria cultural. Esto ha supuesto,
a menudo, actuar al margen de la normativa legal que en cada momento regulaba la propiedad
intelectual. Las normas han tenido que irse adaptando a los desarrollos tecnológicos, económicos y
sociales. Hay diferentes casos que ejemplifican bien este proceso, y que cita Lawrence Lessig en su
libro Cultura Libre, págs. 73-81:

 Cine

 Música grabada

 Televisión por cable

En el siglo XIX comenzaron a crearse sociedades que agrupaban a los autores para la defensa de sus
intereses. La primera de ellas está ligada al nombre de Beaumarchais. Este escritor se enfrentó a
diversos teatros que se resistían a reconocer los derechos de los autores de obras dramáticas. Ello dio
origen a la fundación en 1777 del Bureau de législation dramatique, transformado más tarde en la
Société des auteurs et compositeurs dramatiques (SACD) que aún existe.

A la SACD siguió la Société des gens de lettres (SGDL) fundada por Víctor Hugo, Balzac, Dumas y
otros en 1838, como organismo “de reflexión, de iniciativa y de vigilancia al servicio de la creación
intelectual”. Esta sociedad ha sido protagonista principal de un caso judicial muy reciente en Francia,
referido a los derechos morales de Victor Hugo sobre su obra cumbre “Les Misérables”, donde la SGDL
solicitó que se le reconociera legitimación procesal, esto es, un interés a accionar como parte en dicho
juicio en defensa del interés colectivo de sus miembros.

En el año 1850 unos doscientos autores crearon en Francia la SACEM, la primera entidad de gestión
colectiva de derechos de autor en sentido moderno. Gestiona básicamente derechos musicales. En la
actualidad tiene más de cien mil socios en todo el mundo.

Con la internacionalización comienza a plantearse un importante problema jurídico: ¿cómo proteger a


los autores cuyas obras son traducidas, publicadas y distribuidas, no sólo en su país, sino en países
extranjeros? Algunos países, como Francia, optaron por medidas unilaterales, otorgando por ley la
misma protección a las obras extranjeras que a las francesas. En 1878 se creó la ALAI(Asociación
Literaria y Artística Internacional), concebida como un foro abierto para debatir la defensa jurídica de
los derechos de autor y proponer reformas legales.

En ESPAÑA la primera norma que tuteló los derechos de autor fue la Real Orden de marzo de 1763:
el privilegio de impresión se concedía al autor de la obra literaria, y se negaba a cualquier comunidad
o empresa. Sigue la Real Orden de 1764: este privilegio puede transmitirse a los herederos del autor
que, por petición expresa, podían obtener la prórroga. Estas normas pertenecían todavía al modelo
tradicional de protección gubernativa y privilegios reales. Un cambio sustancial no llega hasta el Decreto
de libertad de prensa e imprenta de noviembre de 1810, y el Decreto regulador del derecho de autor
de junio de 1813, que en el contexto de la Constitución de Cádiz declara el derecho de los autores al
goce exclusivo de sus obras, y a la transmisión de este derecho, durante su vida y otros 10 años.
Ambos decretos fueron derogados por Fernando VII.

La Ley Calatrava de 1823 declaró la propiedad del autor sobre las producciones de su ingenio; equipara
la usurpación y el plagio al delito de hurto; no establece límites temporales. Fue asimismo derogada
por Fernando VII.

La Ley de Propiedad Literaria de 10 de junio de 1847 fue la primera que en España reguló de forma
sistemática los derechos de los autores: escritores, compositores, pintores… Protegía el derecho de
reproducción durante la vida del autor más 50 años, y el de representación escénica durante la vida del
autor más 25 años. Su texto íntegro se publicó en la revista pe.i. nº 2 (mayo/agosto 1999).

La siguiente es la Ley de PI de 10 enero 1879 (con Reglamento de 1880), que ha permanecido vigente
hasta 1987. Bastante avanzada en su momento, con un concepto amplio y flexible de obra. No
reconocía los derechos morales de los autores, y obligaba a inscribir las obras en el Registro de la PI,
dentro de determinados plazos, para otorgarles protección legal. La Ley de 1879 estableció un plazo
amplísimo de protección para los derechos de autor: hasta los 80 años después de su muerte. Esta
Ley exigía el registro de la obra en el plazo de un año desde su publicación, transcurrido el cual la obra
pasaba a una especie de “dominio público provisional”, durante 10 años, transcurridos los cuales podía
inscribirse de nuevo la obra durante un año y recuperar el autor sus derechos.

Este sistema fue sustituido en 1987 por una nueva Ley de Propiedad Intelectual, la Ley 22/1987, de 11
de noviembre: desde entonces, no es exigible el registro ni ninguna otra formalidad para la eficacia de
la protección. Otras normas complementarias, posteriores a la LPI 1879, son:

 Ley de 24 julio 1941: regula la SGAE como entidad única y exclusiva de gestión colectiva de
derechos (Franco disolvió las entidades de gestión en que se habían agrupado los autores
de distintas artes a lo largo del primer tercio del siglo XX).

 Orden de 10 julio 1942: protege los fonogramas

 Ley de 31 mayo 1966: obras cinematográficas


 Ley de 12 marzo 1975: del Libro

El texto refundido LPI, actualmente vigente, y las reformas más recientes, se estudiarán en el Capítulo
3 “MARCO JURÍDICO”.

Una gran cantidad de documentos históricos relevantes pueden encontrarse en este portal de la
Universidad de Cambridge, que permite buscarlos por fecha, por país, por lengua, etc.

Evolución Histórica de la Propiedad Industrial


Enviado por Alberto

Partes: 1, 2
1. Introducción
2. Origen y Evolución de la Protección de las Invenciones
3. El Sistema de Patente cubano. Breve Evolución Histórica
4. Conclusiones
5. Bibliografía

Introducción
La Propiedad Intelectual comprende diversos aspectos o esferas de protección de las creaciones del
intelecto humano, los Derechos de Autor y los llamados Derechos Conexos, los primeros protegen a los
autores y titulares de obras artísticas, literarias, científicas, educacionales y a
los programas de computación y bases de datos; los segundos protegen derechos de artistas intérpretes y
ejecutantes, productores de fonogramas, y organismos de radiodifusión. En otra esfera de protección se
encuentran los Derechos de Propiedad Industrial que brindan protección a las invenciones (mediante
patentes), diseños industriales, marcas, modelos de utilidad, nuevas variedades vegetales, indicaciones
geográficas, competencia desleal y protección de la información no divulgada.
La Propiedad Industrial se reconoce como la forma más eficaz de proteger la innovación, y a su vez, el
medio mediante el cual el beneficiario o creador consigue la exclusividad de su explotación, a cambio de
hacer público esos conocimientos que engrandecen el acervo de información tecnológica e industrial a nivel
mundial. Sin embargo, hoy en día, se ha convertido en una de las formas de monopolizar el conocimiento, y
ha servido para que los países de gran poderío económico traten de afianzar aún más su monopolio de
poder.
El presente trabajo tiene como objetivo ofrecer una breve panorámica de la evolución histórica de la
Propiedad Industrial, desde su surgimiento en la etapa feudal, con la "concesión de privilegios" por parte de
los reyes, hasta la actualidad, particularizando los momentos más importantes de este proceso y haciendo
mención a las principales normas jurídicas que regulan esta materia a nivel internacional. Finalmente se
exponen los antecedentes de la protección de la Propiedad Industrial a través de patentes en
el sistema jurídico cubano.

Origen y Evolución de la Protección de las Invenciones


1.1.- Etapa Feudal y el Renacimiento.
Entre los siglos X y XI, nacieron invenciones que cambiarían la historia del viejo continente, varias de ellas
tuvieron que ver con el caballo: se sustituyó la collera blanda que lo asfixiaba, por una rígida que le permitía
hacer mucha más fuerza; se hizo común el uso de la herradura, que alargaba su vida útil y del estribo; el
yugo frontal, que todavía vemos en los campos, se le colocó a los bueyes en aquellos lejanos tiempos
(antes se les ubicaba sobre el espinazo, atado al cuello con una correa, ahogándolo y no permitiéndole
trabajar a plenitud). Al arado se le agregaron las ruedas y una vertedera; se difundió el uso de la grada o
rastrillo para cubrir las semillas y arrancar las malas hierbas. Casi todos los instrumentos agrícolas se
fabricaban de hierro, la guadaña sustituyó a la hoz; se mejoró el molino hidráulico al ponerle engranajes
que multiplicaban la velocidad de la piedra de moler y donde no había ríos, empezaron a alzarse los
molinos de viento.
Todo lo mencionado parecen hoy pequeñeces, pero en su momento constituyeron un gran avance. A raíz
de la Revolución Técnica Feudal: aumentó la producción, renació el comercio, florecieron las ciudades,
muchos campesinos emigraron hacia estas y el hombre se especializó en determinados oficios.
Es de la época del Renacimiento, que pueden citarse a : Leonardo Da Vinci, quien no solo fue pintor; sino
que también incursionó en la geografía, la mecánica, la botánica, la anatomía, la biología o la geología e
invento, bombas hidráulicas, perfecciono las esclusas las compuertas, concibió un canon que se cargaba
por la culata, una carabina, una pistola con llave de rueda, una ametralladora, un tanque blindado,
perfecciono el torno y los taladros, ideo un cepillo para madera, un mecanismo para hacer roscas a tornillos
y tuercas, unos moldes para acuñar metales; otro que se pudiera mencionar es Miguel Ángel, el cual
además de pintor fue arquitecto y tuvo otros múltiples oficios. Leonardo Da Vinci temía que le fueran
copiados sus inventos por competidores inescrupulosos y escribía de derecha a izquierda las notas en los
bocetos de los aparatos que inventaba para que otros no pudiera leerlas.
Fabricantes de violines como Amati y Stradivarius escondían celosamente el secreto de los barnices con
que cubrían sus instrumentos. el gobierno veneciano trataba de evitar que se extendiera por Europa la
técnica de fabricación de sus vidrieros.
En esta etapa los inventos y los procedimientos pertenecían al gremio y sus secretos eran guardados con
extremo celo por todas las personas pertenecientes al mismo, una característica especial de la época era
que los secretos se compartían entre todos los que pertenecían al gremio, no eran exclusivamente de una
sola persona.
Los monarcas otorgaban privilegios: de un puesto de administración, de un sueldo o renta para seguir
inventando, de un premio en metálico o de que el Estado aportara los medios necesarios para practicar el
invento.
1.2.- Primer Privilegio de Invención conocido, Florencia 1427
Tradicionalmente se ha tomado como primer privilegio de invención conocido[1]el otorgado en 1427 por la
República de Florencia al célebre arquitecto Brunelleschi, por una "Barcaza con grúa para el transporte de
mármol", sin embargo en 1416 el Consejo de Venecia otorgó a Francius Petri, de la Isla de Rodas, un
monopolio por 50 años para que nadie, excepto él y sus herederos pudieran construir un determinado tipo
de "Máquinas para majar y abatanar tejidos".
Los reyes de distintas naciones también concedían privilegios, certificados de derecho exclusivo o patentes
a los inventores radicados en sus reinos y la entrega de las patentes y las condiciones de dicha entrega
dependían de la voluntad de cada monarca, quien podía ser ilustrado o ignorante.
Estos privilegios eran concedidos por los monarcas según su libre albedrío, por lo que estaban sujetos a los
caprichos del soberano y además estaban muy mal vistos pues en esta época los gremios ocupaban una
posición central dentro del proceso productivo. Ello significa, por una parte que no podían ejercer
libremente la industria y el comercio, y por otra que dentro de los gremios no regía el régimen competitivo,
todo lo contrario. En este marco, la explotación exclusiva del invento dependía de guardar el secreto u
obtener un privilegio real.
1.3.- El Estatutos de Venecia de 1474.
Venecia era única en el siglo XV; era la reina comercial del Mediterráneo, era punto de tránsito de gran
parte del comercio de Asia hasta Europa. El mundo envidiaba las riquezas de sus mármoles y la belleza de
los artículos de vidrio que allí se fabricaban. En medio de esa multitud de seres que llegaban y partían,
había hombres de gran talento, capaces de inventar los objetos más diversos.
Los gobernantes venecianos fueron los primeros en crear, en 1474, una ley para proteger a los inventores
contra los piratas, los cuales se dedicaban a robar nuevos conocimientos.
El Estatuto de Venecia de 1474 establecía obligatoriedad para el registro de las invenciones y otorgaba a
los inventores un monopolio por 10 años, contenía los mismos elementos esenciales sobre patentes que
cualquiera de las leyes que hoy están vigentes: la novedad, la utilidad e incluso cierto grado de actividad
inventiva (objeto ingenioso).
Esta ley establecía que tan pronto una persona perfeccionara una invención hasta el punto de poder
ponerla en práctica, podía inscribirla a su nombre en una oficina del Estado y quedaría prohibido a
cualquiera, durante 10 años, el uso de esa invención sin autorización del autor. De violarse esta
prohibición, el culpable tendría que pagar una multa y le serían destruidos los objetos copiados.
Venecia no fue la única en buscar una solución para que los frutos de la llama técnica humana pudieran
materializarse; pero sí la primera en tener Ley con este propósito.
1.4.- Otras Patentes.
Las primeras patentes de las que se tiene noticias en los mayores reinos de los siglos XV y XVI
son: Inglaterra al holandés John of Utynam por un "Vidrio opaco para las ventanas de la capilla del Eton
Collage", concedida en 1449 (antes, incluso, de la ley veneciana); España, al catalán Guillen Cabier por un
"Instrumento para hacer andar con calma navíos de alto bordo", concedida en 1522, y Francia, a Abel
Foullon por "Caracteres especiales de Impresión", concedida en 1551.
En 1623, se aprobó por el Parlamento de Inglaterra el "Estatuto sobre los Monopolios", que muchos
consideran como la primera ley inglesa sobre las invenciones, hecha con el objetivo de proteger a los
creadores de nuevas técnicas, como la ley veneciana de 1471.
La Corte General de Massachussets, le concedió en 1641 a Samuel Winslow la primera patente otorgada
en el continente americano por un método para producir sal.
En los siglos antes mencionados existió una conciencia de la necesidad de que funcionara un mecanismo
que al darles seguridad a los inventores, los alentara a crear para bien de la sociedad y a aplicar y a
difundir sus obras.
1.5.- Generalización de la protección de las invenciones en los países industrializados. Siglos XVIII y
XIX.
La tendencia a considerar al inventor y sus derechos inherentes como centro del sistema de patente se
desarrolla a partir del siglo XVIII.
A finales del siglo XVIII dos importantes hechos históricos ocurrieron en la década de 1781-1790:
la independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa. Con la Revolución Francesa se dio un
portazo definitivo a la Edad Media, el espíritu caballeresco quedó relegado a los libros y los industriales,
banqueros y comerciantes tomaron el poder.
El desarrollo de la doctrina de los derechos naturales en Francia y en los Estados Unidos, repercutió en
que la Ley de Patente de Estados Unidos de 1790 y el Decreto de la Asamblea Nacional Constituyente
relativo a los Descubrimientos útiles, Ley de patentes de Francia de 1791, desarrollara el criterio de que
"toda invención es propiedad personal del inventor y que la ley debe garantizar su completo e ilimitado
ejercicio por su propietario", siendo a partir de entonces que se comienza a utilizar el controvertido término
de propiedad industrial para definir todo el conjunto de relaciones que surgen a partir de determinadas
creaciones del intelecto humano en el campo de la técnica y, por extensión, en el comercio. Empieza a
concebirse la idea de que las diferentes modalidades de la Propiedad Industrial son un tipo especial de
propiedad de su creador y requieren por ello de tutela jurídica.
La Ley Francesa de patentes de 7 de enero de 1791[2]declaraba que "sería atacar a los derechos
del hombre en su esencia no contemplar un descubrimiento industrial como propiedad de su autor". Se
invocaron tres motivos para la adopción de la Ley:
 El atraso de la industria.
 La amenaza que constituía para la economía francesa la penetración de los productos ingleses.
 El deseo del Gobierno francés de mejorar la situación de los trabajadores de la industria.
Esta Ley resultó vital para el impulso de las invenciones en Europa y por consiguiente de la revolución
industrial que se desarrollaba en la época. En este momento lo que necesitaban los grandes centros de
poder era la introducción a sus países respectivos de las nuevas técnicas y adelantos científicos, sin
importar dónde se generaran.
Se hizo necesario poner orden, garantizar a los inventores sus derechos y ya no de forma arbitraria, según
la voluntad o el estado de ánimo de una persona, fuera este rey o emperador: muchos países establecieron
leyes modernas de patentes
Es por ello que partir de este momento comienza el desarrollo de la protección de patentes en Europa que
se produjo en el siguiente orden[3]
1791 – Francia
1812 – Prusia
1817 – Países Bajos
1820 – España
1834 – Suecia
1837 – Portugal
1852 – Gran Bretaña
1877 – Alemania
Y estuvo signado por tres características fundamentales:
 Se utilizaron las patentes para la introducción y explotación industrial de nuevas técnicas dentro del
territorio nacional, sin tener en cuenta los intereses del auténtico inventor ni de otros países. Por ello, en
esta etapa no se distingue entre patentes de invención y de introducción, no tenía trascendencia el hecho
de que la invención fuera conocida o no con anterioridad en el extranjero. Lo que importaba era que no
fuera conocida en el propio país que otorgaba la patente. Ejemplo de ello el Estatuto de los Monopolios de
1223/4, Inglaterra; Ley Francesa de Patentes, 1791, España, 1911[4]
 La falta de explotación del invento patentado dentro del territorio nacional era causa de caducidad de la
patente. (Ley de Patentes de 1907, sección 27 Reino Unido; Ley de patentes alemana 1877, Ley Francesa
de Patentes, 1791, Real Decreto del 14 de octubre de 1820, España).
 No se otorgaban patentes a los productos químico-farmacéuticos, sólo a los procedimientos para su
obtención. (Ley de patentes alemana 1877.)
En este contexto las patentes resultaron un instrumento para promover e incentivar el desarrollo
tecnológico industrial del país que las concedía, con la introducción de las más modernas técnicas, que
tenían que ser efectivamente explotadas en el territorio nacional. Ello permitió que se multiplicara la
capacidad productiva en los más diversos sectores, como el textil, el metalúrgico, el agrario, elevó
la calidad de los productos y servicios ofertados, abarató los costes, aumentaron las poblaciones gracias a
las mejoras en la alimentación y los avances en la medicina, y se produjo un aumento tal de las
producciones que se hizo necesaria la búsqueda de nuevos mercados, lo que resultó ampliamente
favorecido por la revolución de los transportes con el barco de vapor y el ferrocarril.
La mejora extraordinaria de los transportes y las comunicaciones impulsó a la internacionalización de los
intercambios. Sumado a ello la investigación tecnológica se volvió cada vez más costosa y sus resultados
una vez públicos, se difundían con rapidez a escala mundial. Ello trae varias consecuencias importantes:
 Resulta gravoso producir en cada territorio, siendo más rentable un único centro para abastecer amplias
áreas geográficas, que comprenden territorios de distintos Estados,
 Las investigaciones sólo son rentables si se explotan a nivel internacional, de manera exclusiva.
 La exclusividad la garantizan las patentes.
Entre los siglos XVIII y XIX se multiplicaron las nuevas tecnologías y ya no se pudo dejar al azar la forma
en que éstas y sus autores debían recibir un respaldo de los Gobiernos de cada nación, hubo que definir
qué se consideraba como invención y a quien se le debía conceder la patente, pues varias personas
podían reclamar ser los padres de un mismo equipo o medicamento.
Se llegó al acuerdo en las leyes modernas de que para que la solución de cualquier problema técnico fuera
considerada una invención y por consiguiente, elegible para que se otorgara una patente, tenía que
ser: nueva, no conocida en el mundo antes que se presentara la solicitud de patente; aplicable en la
industria, el comercio, la agricultura, los servicios, no constituir un objeto único, que solo se pudiera obtener
por una sola vez, sino reproducible y por último, que su creación hubiera exigido del inventor un esfuerzo
creador, el uso del ingenio y la imaginación, que no fuera algo evidente.
Resulta obvio, entonces, que las leyes nacionales por sí solas no podían garantizar esta
internacionalización, por lo que se recurre a instrumentos de carácter internacional, para cuya elaboración
Estados Unidos realizó una convocatoria, en el marco de la Exposición Universal de Viena, en 1873
participando 19 países fundamentalmente de Europa y de América del Norte.
La invitación a tal conferencia internacional destacaba la interdependencia de los sistemas nacionales y la
necesidad de extender la protección más allá de las fronteras de los países a fin de evitar que una
invención protegida en uno de ellos se transformase en propiedad común de los vecinos. Esta conferencia
concluyó con el Convenio de París.
1.6.- Convenio de París 1883.
Surge el Convenio de París para la Protección de la Propiedad Industrial que fuera aprobado el 20 de
marzo de 1883. Este acuerdo internacional representa el primer paso tomado para asegurar a los
creadores que sus obras intelectuales estén protegidas en otros países. La necesidad de protección
internacional de la propiedad intelectual se hizo patente en 1873, con ocasión de la Exposición
Internacional de Invenciones de Viena, a la que se negaron a asistir algunos expositores extranjeros por
miedo a que les robaran las ideas para explotarlas comercialmente en otros países.
1.6.1.- Reseña del Convenio de París para la Protección de la Propiedad Industrial (1883)
El Convenio de París se aplica a la propiedad industrial en su acepción más amplia, con inclusión de las
patentes, las marcas de productos y servicios, los dibujos y modelos industriales, los modelos de utilidad
(una especie de "pequeña patente" establecida en la legislación de algunos países), las marcas de servicio,
los nombres comerciales (la denominación que se emplea para la actividad industrial o comercial), las
indicaciones geográficas (indicaciones de procedencia y denominaciones de origen) y la represión de
la competencia desleal.
Las disposiciones fundamentales del Convenio pueden dividirse en tres categorías principales: trato
nacional, derecho de prioridad y normas comunes.
1) En virtud de las disposiciones sobre el trato nacional, el Convenio establece que, en lo que se refiere a
la protección de la propiedad industrial, los Estados Contratantes deberán conceder a los nacionales de los
demás Estados Contratantes la misma protección que concede a sus propios nacionales. También tendrán
derecho a esa protección los nacionales de los Estados que no sean contratantes, siempre que estén
domiciliados o tengan establecimiento industrial o comercial efectivo y serio en un Estado Contratante.
2) En el Convenio se establece el derecho de prioridad en relación con las patentes (y modelos de
utilidad, donde existan), las marcas y los dibujos y modelos industriales. Significa ese derecho que, con
arreglo a una primera solicitud de patente de invención o de registro de la marca que sea presentada en
uno de los Estados Contratantes, el solicitante podrá, durante determinado período de tiempo (12 meses
para las patentes y los modelos de utilidad y seis meses para los dibujos y modelos industriales y las
marcas), solicitar la protección en cualquiera de los demás Estados Contratantes; esas solicitudes
posteriores se considerarán presentadas el mismo día de la primera solicitud. Dicho de otro modo, esas
solicitudes posteriores tendrán prioridad (de ahí la expresión "derecho de prioridad") con respecto a las
solicitudes que otras personas puedan presentar durante los citados plazos por la misma
invención, modelo de utilidad, marca o dibujo o modelo industrial. Además, como se fundan en la primera,
dichas solicitudes posteriores no se verán afectadas por hechos que puedan haber acaecido en el intervalo,
como la publicación de la invención o la venta de artículos que utilicen la marca o en los que se plasme el
dibujo o modelo industrial. Una de las grandes ventajas prácticas de esta disposición radica en que el
solicitante que desea protección en varios países no está obligado a presentar todas las solicitudes al
mismo tiempo, sino que dispone de 6 o 12 meses para decidir en qué países desea la protección y para
disponer con todo el cuidado debido las diligencias necesarias para asegurarse la protección.
3) En el Convenio se establecen además algunas normas comunes a las que deben atenerse todos los
Estados Contratantes. Las más importantes son las siguientes:
a) En relación con las patentes: Las patentes concedidas en los diferentes Estados Contratantes para la
misma invención son independientes entre sí: la concesión de la patente en un Estado Contratante no
obliga a los demás a conceder otra patente; la patente no podrá ser denegada, anulada, ni considerada
caducada en un Estado Contratante por el hecho de haber sido denegada o anulada o haber caducado en
otro.
El inventor tiene derecho a ser mencionado como tal en la patente.
No se podrá denegar la concesión de una patente, y la patente no podrá ser invalidada por el hecho de que
la venta del producto patentado o el producto obtenido por un procedimiento patentado estén sujetos a
restricciones o limitaciones previstas en la legislación nacional.
El Estado Contratante que tome medidas legislativas que prevean la concesión de licencias obligatorias
para evitar los abusos que podrían derivarse del ejercicio de los derechos exclusivos conferidos por la
patente podrá hacerlo únicamente en determinadas condiciones. Sólo se podrá conceder la licencia
obligatoria (licencia que no concede el propietario de la patente, sino el órgano competente del Estado de
que se trate), atendiendo a la falta de explotación industrial o explotación insuficiente de la invención
patentada, cuando la solicitud haya sido presentada después de tres años contados desde la concesión de
la patente o después de cuatro años contados desde la fecha de presentación de la solicitud de patente.
Además, la solicitud habrá de ser rechazada si el titular de la patente justifica su inacción con motivos
legítimos. Además, la caducidad de la patente no podrá ser prevista sino para el caso en que la concesión
de licencia obligatoria no hubiera bastado para impedir el abuso. En este último caso, se podrá entablar el
procedimiento para declarar caducada la patente, pero no antes de que expiren dos años contados desde
la concesión de la primera licencia obligatoria.
b) En relación con las marcas: El Convenio de París no fija las condiciones de presentación y registro
de las marcas, que se rigen por el derecho interno de los Estados Contratantes.
c) En relación con los dibujos y modelos industriales: Los dibujos y modelos industriales tienen que
estar protegidos en todos los Estados Contratantes, y no se podrá denegar la protección por el hecho de
que los productos a los que se aplique el dibujo o modelo no sean fabricados en ese Estado.
d) En relación con los nombres comerciales: Los nombres comerciales estarán protegidos en todos los
Estados Contratantes sin obligación de su depósito o de registro.
e) En relación con las indicaciones de procedencia: Los Estados Contratantes deben adoptar medidas
contra la utilización directa o indirecta de indicaciones falsas concernientes a la procedencia del producto o
a la identidad del productor, fabricante o comerciante.
f) En relación con la competencia desleal: Todos Estados Contratantes están obligados a asegurar una
protección eficaz contra la competencia desleal.
La Unión de París, instituida por el Convenio, se dotó de una Asamblea y de un Comité Ejecutivo. Forman
la Asamblea todos los Estados miembros de la Unión que se hayan adherido, por lo menos, a las
disposiciones administrativas y a las cláusulas finales del Acta de Estocolmo (1967). A su vez, los
miembros del Comité Ejecutivo son elegidos entre quienes pertenecen a la Unión, excepto en el caso de
Suiza, que es miembro de oficio. Corresponde a la Asamblea establecer el presupuesto bienal por
programas de la Secretaría de la OMPI en lo que respecta a la Unión de París.
Adoptado en 1883, el Convenio de París fue revisado en Bruselas (1900), en Washington (1911), en La
Haya (1925), en Londres (1934), en Lisboa (1958) y en Estocolmo (1967), y, finalmente, fue enmendado en
1979.
Pueden adherirse al Convenio todos los Estados. Los instrumentos de ratificación o de adhesión deben
depositarse en poder del Director General de la OMPI.
Finalmente consideramos que este instrumento jurídico marcó un cambio sustancial en los derechos
otorgados a los inventores disponiéndose:
 El otorgamiento de la patente sólo al inventor, por lo que se incorpora la exigencia de la novedad absoluta.
 No se declara la caducidad de la patente por la no explotación en el territorio nacional.
 Se otorgan patentes a productos farmacéuticos y se invierte la carga de la prueba para impugnar los
procedimientos de su obtención.
1.7.- La Protección de la Propiedad Industrial en el Siglo XX. Nuevas Normativas Internacionales.
A lo largo de los siglos XIX y XX se desató un huracán de invenciones. El uso de la electricidad, la energía
atómica, la máquina de vapor, los vuelos cósmicos, el teléfono y la telegrafía, la comunicación vía satélite,
la sala de cine, el equipo de video, la computadora, películas grabadas electrónicamente, decenas de
invenciones naciendo, envejeciendo y siendo sustituidas por otras en todos los rincones del planeta e
inventores tan prolíficos como Edison, que obtuvo entre finales del siglo XIX y principios del XX, 1093
patentes de invención.
1.7.1.- Tratado de Cooperación en Materia de Patentes (PCT) 1970
Para solventar algunos problemas planteados por el sistema tradicional de patentes, el Comité Ejecutivo de
la Unión de París para la Protección de la Propiedad Industrial, en Septiembre de 1966, invitó a las BIRPI
(predecesoras de la OMPI) a que estudiasen urgentemente solicitudes destinadas a reducir las
duplicaciones, tanto para los solicitantes como para las oficinas nacionales de patentes. En 1967, las BIRPI
redactaron un proyecto de tratado internacional que presentaron a un Comité de Expertos. En varias
reuniones celebradas durante los años siguientes, se elaboraron proyectos revisados, adoptándose
finalmente el "Tratado de Cooperación en Materia de Patentes", en una conferencia diplomática celebrada
en Washington, en junio de 1970. El Tratado de Cooperación en materia de Patentes, o PCT, entró en vigor
el 24 de enero de 1978 y comenzó a funcionar el 1 de junio del año siguiente, con un primer grupo de 18
Estados contratantes. En octubre de 1999, 104 Estados ratificaron el PCT o se adhirieron al mismo, este
aumento notable puso en evidencia el interés suscitado por el Tratado.
El Tratado de Cooperación en materia de Patentes es un acuerdo de cooperación internacional en materia
de patentes. De hecho, se trata esencialmente de un tratado destinado a racionalizar y a poner bajo el
símbolo de la cooperación internacional la presentación de solicitudes de patente, la búsqueda y el
examen, así como la divulgación de las informaciones técnicas contenidas en las solicitudes. El Tratado no
dispone la concesión de "patentes internacionales": la tarea y la responsabilidad de otorgar las patentes
compete de manera exclusiva a cada una de las oficinas de patentes de los países donde se solicita la
protección o de las oficinas que actúan en nombre de esos países (las oficinas designadas). El PCT no
entra en competencia con el convenio de París, sino que lo completa. En realidad, se trata de un acuerdo
especial concertado en el marco del Convenio de París y que sólo está abierto a los Estados que ya son
parte en ese Convenio.
El principal objetivo del PCT es el de simplificar, hacer más eficaz y más económico desde el punto de vista
de los usuarios del sistema de patentes y de las oficinas encargadas de administrarlo- el procedimiento a
seguir para solicitar la protección de una patente de invención cuando se quiere obtener esa protección en
varios países.
El PCT, establece un sistema internacional ante una sola oficina de patentes (la "Oficina Receptora") de
presentación de una solicitud única (la "solicitud internacional"), redactada en un solo idioma, desplegando
sus efectos en cada uno de los países parte del Tratado que el solicitante mencione ("designe") en su
solicitud; dispone el examen de forma de la solicitud internacional por una sola oficina de patentes, la
oficina receptora; somete cada solicitud internacional a una búsqueda internacional que conduce al
establecimiento de un informe que cita los elementos pertinentes del estado de la técnica (esencialmente,
los documentos de patentes publicados relativos a invenciones anteriores), los que tal vez habrá que tener
en cuenta para determinar si la invención es patentable; este informe se entrega en primer lugar al
solicitante y posteriormente a las demás partes interesadas; dispone la publicación internacional
centralizada de las solicitudes internacionales y de los informes de búsqueda internacional así como
su comunicación a las oficinas designadas; y prevé la posibilidad de someter la solicitud a un examen
preliminar internacional , que proporciona un informe a las oficinas que habrán de determinar si conviene o
no conceder una patente, así como al solicitante, emitiendo una opinión sobre la cuestión de si la invención
cuya protección se reivindica responde a ciertos criterios internacionales de patentabilidad.
El Tratado también tiene como objetivos principales asegurar que las oficinas de patentes de los Estados
contratantes sólo concedan patentes sólidas, facilitar y acelerar el acceso de las industrias y de los demás
sectores interesados a la información técnica relacionada con las invenciones, y ayudar a los países en
desarrollo a acceder a la tecnología.
La publicación internacional tiene dos objetivos principales: dar a conocer al público la invención, es decir,
de forma general, diseminar el progreso tecnológico realizado por el inventor y, adicionalmente, dar a
conocer la amplitud de la protección que el inventor podrá obtener a fin de cuentas.
Cuando el solicitante ha recibido el informe de búsqueda internacional, tiene la posibilidad de pedir un
examen preliminar internacional, con el fin de tener una opinión sobre la cuestión de si la invención de la
que solicita protección responde total o parcialmente a los siguientes criterios: ¿ parece nueva, parece
implicar una actividad inventiva y parece susceptible de aplicación industrial ?. El examen preliminar
internacional, previsto en el Capítulo II del PCT, es facultativo. La solicitud internacional no se somete
automáticamente a examen preliminar internacional, sino sólo cuando el solicitante presenta una petición
expresa de examen preliminar internacional, en la que menciona su voluntad de utilizar los resultados de
ese examen en tal o cual Estado designado en la solicitud internacional (en el procedimiento el Capítulo II,
esos Estados se denominan "Estados elegidos", lo que les distingue de los "Estados designados" para
Capítulo I).
Desde su entrada en vigor ha tramitado más de 1.000.000 de solicitudes, habiendo recibido medio millón
entre los años 2000 y 2005[5]
Este Tratado crea un procedimiento único de solicitud de patentes para proteger las invenciones en todos
los países miembros y podemos resumir su contenido señalando que comprende las etapas siguientes:
Presentación: El solicitante presenta una solicitud internacional, en cumplimiento con los requisitos de
forma del PCT, en un idioma y paga un único conjunto de tasas.
Búsqueda internacional: Una "Administración encargada de la búsqueda internacional (ISA)" (una de las
principales Oficinas de patentes del mundo) identifica los documentos publicados que pueden influir en la
patentabilidad de la invención y establece una opinión sobre su posible patentabilidad.
Publicación internacional: El contenido de la solicitud internacional se divulga a todo el mundo
inmediatamente después de que expire el plazo de 18 meses contados a partir de la fecha de presentación
más antigua.
Búsqueda internacional suplementaria (facultativo): Una Administración encargada de la búsqueda
internacional (ISA), que desea llevar a cabo búsquedas adicionales y que no se encargó de la búsqueda
principal, identifica documentos publicados que tal vez no hayan sido objeto de búsqueda por parte de la
ISA encargada de la búsqueda principal debido a la diversidad en el estado de la técnica en
diferentes lenguas y distintos ámbitos técnicos.
Examen preliminar internacional (facultativo): Conforme a su petición, una de las ISAs lleva a cabo, tras
la publicación internacional, un análisis adicional de patentabilidad que se basa en general en una versión
modificada de su solicitud.
Fase nacional: Una vez finalizado el procedimiento del PCT, el solicitante pasa a solicitar directamente la
concesión de la patente a las Oficinas nacionales (o regionales) de patentes de los países en los que desee
obtenerla.
El procedimiento que se lleva a cabo en virtud del PCT tiene grandes ventajas para los solicitantes, las
Oficinas de patentes y el público en general, pudiendo señalar las siguientes
 El solicitante dispone de hasta 18 meses más que en el caso de que no haya utilizado el PCT para
reflexionar sobre la conveniencia de solicitar protección en otros países, nombrar agentes de patentes
locales en cada país, preparar las traducciones necesarias y abonar las tasas nacionales;
 El solicitante tiene la garantía de que si su solicitud internacional se ajusta a la forma estipulada por el PCT,
no podrá ser rechazada por razones de forma por ninguna de las Oficinas de patentes de los Estados
contratantes del PCT durante la fase nacional de tramitación de la solicitud;
 Al contener información importante sobre la posible patentabilidad de la invención, el informe de búsqueda
internacional y la opinión escrita sientan sólidas bases para el solicitante que deberá tomar decisiones
comerciales sobre la manera de proceder;
 El solicitante puede modificar la solicitud internacional durante el examen preliminar internacional
facultativo, entablar un diálogo con el examinador para exponer su punto de vista y subsanar la solicitud
antes de su tramitación por las distintas Oficinas nacionales de patentes;
 Se puede reducir sustancialmente o descartar la labor de búsqueda y examen de las Oficinas de patentes
gracias al informe de búsqueda internacional, a la opinión escrita y, cuando proceda, al informe de examen
preliminar sobre la patentabilidad que acompañan a la solicitud internacional;
 El solicitante puede acelerar los trámites de examen en la fase nacional en aquellos Estados contratantes
que tengan acuerdos sobre procedimiento acelerado de examen de solicitudes de patente en el PCT (PCT-
Patent Prosecution Highway) con las Oficinas que actúan en calidad de Administraciones encargadas de la
búsqueda internacional (véase www.wipo.int/pct/en/filing/pct_pph.html);
 La publicación conjunta de la solicitud internacional y del informe de búsqueda internacional contribuye a
que terceros se formen una opinión fundada sobre la posible patentabilidad de la invención reivindicada;
 La publicación internacional en línea sirve de vitrina para informar a todo el mundo sobre la solicitud. El
solicitante puede asimismo manifestar su interés por la celebración de acuerdos de licencias en
PATENTSCOPE, lo cual constituye un medio eficaz de publicidad y de búsqueda de posibles licenciatarios;
y
 También puede ahorrar en gastos de comunicación, franqueo postal y traducciones puesto que, por regla
general, el trabajo realizado durante la tramitación internacional no deberá repetirse ante cada Oficina (por
ejemplo, el solicitante sólo deberá presentar una copia del documento de prioridad y no varias).
Por último debemos consignar que Cuba es signataria de este Tratdo desde el 16 de julio de 1996,
1.7.2.- Otras Normativas Internacionales
En la década de los años 1970 al 1980 se aprueban, además, nuevas normas internacionales en materia
de patente a saber:
-Arreglo de Estrasburgo (CIP) de 1971.
El Arreglo de Estrasburgo de 1971 por el cual se estableció la Clasificación Internacional de Patentes (CIP),
prevé un sistema jerárquico de símbolos independientes del idioma para clasificar las patentes y los
modelos de utilidad con arreglo a los distintos sectores de la tecnología a los que pertenecen.
La CIP divide la tecnología en ocho secciones, con unas 70.000 subdivisiones, cada una de las cuales
cuenta con un símbolo que consiste en números arábigos y letras del alfabeto latino.
Los símbolos correspondientes de la CIP se indican en los documentos de patente (solicitudes y patentes
conferidas publicadas), de los que en los últimos 10 años se emitió más de 1.000.000 por año. Las oficinas
nacionales o regionales de propiedad industrial que publican el documento de patente se encargan de
asignar los símbolos de la CIP. Para los documentos PCT, los símbolos de la CIP son asignados por
la Administración encargada de la Búsqueda Internacional (ISA).[6]
-Tratado de Budapest sobre Depósito de Microorganismos de 1977
El Tratado de Budapest sobre el Reconocimiento Internacional del Depósito de Microorganismos a los fines
del Procedimiento en Materia de Patentes (1977) tiene como característica principal que un Estado
contratante que permite o exige el depósito de microorganismos a los fines del procedimiento en materia de
patentes debe reconocer, a ese efecto, el depósito de un microorganismo en una "autoridad internacional
de depósito" con independencia de que dicha autoridad se encuentre dentro o fuera del territorio de dicho
Estado.[7]
1.8.- Acuerdo sobre los Aspectos de la Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio
(Acuerdo sobre los ADPIC) 1995.
El Acuerdo General sobre Tarifas Aduaneras y el Comercio (GATT) da origen a la Organización Mundial del
Comercio (OMC) al término de la Ronda de Uruguay (1986-1993), que se desarrolló en un mundo
caracterizado por una rápida evolución científico tecnológica de las trasnacionales y el surgimiento de
nuevas naciones comerciantes que desarrollaron capacidad tecnológica y de exportación, lo que condujo a
que el tratado que constituyera la OMC regulara materias no consideradas en la organización concebida al
origen, tal es el caso de la Propiedad Intelectual, que desde esa fecha no se concibe su exclusión en
ningún tratado de esta naturaleza, impulsado fundamentalmente por los países desarrollados quienes
conocían el valor estratégico que los instrumentos de Propiedad Intelectual representan en el comercio.
El tratado, OMC, y sus Acuerdos, entre ellos, los ADPIC, debían ser ratificados por los Estados Miembros y
conllevaba la modificación de sus legislaciones internas para su aplicación en los mismos. A pesar de que
las reglas de derecho contenidas en el Acuerdo se consideran no directamente aplicables, tomando en
cuenta la flexibilidad y la ausencia de incondicionalidad de los compromisos suscritos, en ese período
muchos países latinoamericanos modificaron sus legislaciones de propiedad intelectual, debido a
la presión que se ejerció, principalmente por parte de los Estados Unidos, respecto de los países que no
contemplaban una protección de estos derechos como se estaba consagrando en el GATT, logrando de
esta manera, una adecuación previa a la ratificación de la OMC.
Entre los objetivos de incluir a la Propiedad Intelectual en el GATT se encontraba el sometimiento de los
países en desarrollo a iguales reglas que los países industrializados. Aunque durante el período que duró la
Ronda de Uruguay, se planteó como una de las posiciones, que los países no desarrollados con industrias
nacientes no podían soportar el peso de la igualdad y que al final se plasmó en los ADPIC, reflejando
derogaciones temporales aparentemente de algunas normas, no fue suficiente para otorgar a este Acuerdo
la flexibilidad requerida y reconocida en el mismo.
Uno de los principales puntos de negociación del alcance y ejercicio de los Derechos de Propiedad
Industrial en los ADPIC se centró en la materia de Patentes, debido a la divergente posición entre los
países desarrollados y no desarrollados, los primeros en defensa del reforzamiento de la protección y los
últimos que temían que una mayor protección limitara su desarrollo. Como resultado se impone la posición
de los países desarrollados al establecerse la expansión respecto de la materia patentable, del período de
protección mediante una patente a 20 años y la inversión de la carga de la prueba en las patentes de
procedimientos, atenuando el reforzamiento de este derecho por los usos permitidos sin autorización del
titular de la patente y las excepciones limitadas de los derechos conferidos.
La adopción y entrada en vigor del Acuerdo sobre los ADPIC cambiaron el régimen de Propiedad Industrial
significativamente a partir de la introducción del principio de estándares mínimos, normas demasiado
elevadas para adecuarlas a las necesidades tecnológicas y de desarrollo de los países en desarrollo.
El principio de estándares mínimos es la base conceptual y estratégica para las negociaciones posteriores
a nivel bilateral y multilateral en esta materia, que trajo como consecuencia que todo acuerdo entre
miembros de la OMC, o que los involucre, con posterioridad al mencionado Acuerdo, solo puede crear
estándares más elevados, denominados "ADPIC plus", concepto que hace referencia a la adopción de
normas y prácticas cuyo efecto es la reducción de la capacidad de los países en desarrollo de proteger el
interés público, pues incluye todo estándar que pueda limitar la capacidad de estos países de:
 promover la innovación tecnológica y facilitar la transferencia y difusión de tecnología;
adoptar las medidas necesarias para proteger la salud pública y la nutrición, y promover el interés público
en sectores de vital importancia para su desarrollo socioeconómico y tecnológico; o  adoptar medidas
apropiadas para prevenir, por parte de los titulares, el abuso de
los derechos de Propiedad Industrial o el recurso a prácticas que limiten de manera
injustificable el comercio o redunde en detrimento de la transferencia internacional
de tecnología.
El Sistema de Patente cubano.
Breve Evolución Histórica
La última década del siglo XVIII fue para Cuba el marco de un progreso creciente de la población, la
riqueza, la cultura, así como de las primeras manifestaciones de nuestra nacionalidad. No obstante, al
iniciarse el siglo XIX, España, como consecuencia de la convulsa situación política provocada por la
extensión del dominio de Napoleón, y para evitar que el espíritu de insurrección que había prendido en sus
colonias continentales se extendiera hacia sus colonias insulares, alternó en Cuba una política de garrote
con todo aquel que fuera sospechoso de ideas independentistas, con otra muy liberal hacia los grandes
propietarios.
Después de sucesivos períodos de constitucionalidad y absolutismo en la Metrópoli, en Cuba, el
desestanco del tabaco en 1817, la libertad de comercio en 1818, y las reformas del sistema tributario, elevó
el costo de los productos. En 1819 surcó las aguas de la bahía de La Habana el primer barco movido a
vapor y comenzó a funcionar el primer trapiche a vapor en un ingenio cubano.
Ya en 1824 todas las colonias continentales de España se habían liberado, quedándole sólo dos: Cuba
y Puerto Rico, así que el monarca español dictó una Real Cédula para hacer extensivas a éstas y a
Filipinas las disposiciones establecidas en el Real Decreto de 27 de marzo de 1826 el cual estipulaba las
reglas para la concesión de privilegios de invención e introducción de mejoras sobre la base de la
primera Ley de Patentes, promulgada en España en 1820, lo cual constituye el primer instrumento jurídico
relativo a la Propiedad Industrial en Cuba.
A esta norma legal le siguieron, entre otras, la Real Orden del 18 de agosto mediante la cual se establecían
disposiciones encaminadas a permitir la revisión ante los Tribunales de los privilegios concedidos a los
titulares que hubieran presentado datos falsos, la Real Orden del 11 de enero de 1849, donde se
precisaban las formas y condiciones de la comprobación de la puesta en práctica de las invenciones, lo
cual no estaba bien definido en el Real Decreto de 1826, y la Real Orden del 16 de julio de 1849 que
disponía que las demandas de privilegios concedidos, por razones de falta de novedad,
eran competencia de los tribunales ordinarios. No obstante, las disposiciones para la protección y uso de
las marcas, los dibujos y Modelos industriales para Cuba se establecieron mediante el Real Decreto del 21
de agosto de 1844, el cual se conoció como Ley de Marcas.
El primer proyecto de Decreto elaborado en nuestro país fue realizado por el Ministro de Ultramar, Manuel
Aguirre de Tejada, el cual lo presentó al Rey de España, lo que demuestra el desarrollo alcanzado por
nuestra industria tabacalera que ya exigía una protección efectiva.
El documento más antiguo que protege una invención que se conserva en nuestra Oficina es la Cédula de
Privilegio expedida el 22 de marzo de 1867 por la Secretaría de Agricultura, Comercio y Trabajo, y fue
concedida al señor Alejo Sonjol por "Mejoras en los carruajes volantas".
La primera intervención norteamericana en Cuba trajo nuevos cambios en la esfera de la Propiedad
Industrial. El 12 de noviembre de 1899 la Secretaría de Aduana y Negocios Insulares del Departamento
de Guerra de los Estados Unidos ordenó, mediante una Circular, que todos los derechos de Propiedad
Industrial concedidos en Estados Unidos fueran protegidos en Cuba conforme a las leyes de ese país.
Aproximadamente medio año después, la Orden Militar número 216, del 26 de mayo de 1900, estableció
que los propietarios de patentes registradas en España tenían que presentar certificados acreditativos
del registro y su vigencia en el país de origen para que pudieran ser amparados en nuestro país. Asimismo,
se estableció, definitivamente, que las patentes de Estados Unidos serían válidas en Cuba.
A partir del año 1900, se sucedió una larga relación de Ordenes Militares y otras normas jurídicas que
culminó con la promulgación del Decreto-Ley número 805 del 4 de abril de 1936, el cual dio una técnica
más moderna a la actividad de Propiedad Industrial y constituyó el primer instrumento jurídico autóctono en
esta rama. Esta norma fue seguida por otros decretos, resoluciones y disposiciones, promulgándose su
Reglamento a través del Decreto-Ley número 209, del 7 de febrero de 1956.
El año 1904 significó para Cuba un hito en lo relativo a la Propiedad Industrial en el ámbito internacional ya
que se hizo efectiva nuestra adhesión al Convenio de París para la Protección de la Propiedad Industrial
(1891), lo cual nos vinculó con la práctica internacional en esta materia.
El triunfo de la Revolución trajo cambios sustanciales en la legislación sobre Propiedad Industrial en
nuestro país debido al cambio radical del sistema económico político y social que significó, así la Ley
número 618, del 27 de octubre de 1959 dispuso un régimen de licencias obligatorias de explotación sobre
las patentes registradas en la Dirección de la Propiedad Industrial del Ministerio de Comercio, a ésta le
sucedieron la Ley número 914, la Ley número 1088, la Ley número 1115, la Ley número 1217, entre otras,
las cuales, de un modo u otro fueron modificando o complementando el Decreto-Ley número 805, de 1936.
El 14 de mayo de 1983 se dictó el Decreto-Ley número 68, denominado "De invenciones, Descubrimientos
Científicos, Modelos industriales, Marcas y Denominaciones de Origen", el cual fue complementado por la
Resolución número 999 del 13 de junio de 1983.
La adopción por Cuba del Convenio que establece la Organización Mundial de Comercio marcó nuevas
pautas al país al obligarle a realizar una revisión de la Legislación vigente, constituyendo su primer
resultado la promulgación del Decreto-Ley número 160, del 9 de junio de 1995, "Para facilitar la
presentación y la modificación de solicitudes de patentes para productos farmacéuticos y químicos para la
agricultura". Con este mismo fin, se realizaron estudios legislativos a fin de atemperar las normas relativas
a la Propiedad Industrial a las nuevas orientaciones de la economía y a la práctica internacional, teniendo
como resultado la elaboración de cinco cuerpos legales, de los cuales se aprobó el 24 de diciembre de
1999, el relativo a marcas y otros signos distintivos, como Decreto-Ley número 203, el cual regula las
relaciones jurídicas recíprocas que se establecen en la esfera de la solicitud, tramitación,
concesión, administración, observancia de los derechos de propiedad industrial sobre las marcas y otros
signos distintivos e incluye entre sus novedades, la consagración del sistema atributivo para la concesión
de derechos, la inclusión de las marcas sonoras y olfativas, una mayor claridad al definir las causales de
denegación del registro en forma de prohibiciones absolutas y relativas, la especial protección de las
marcas notorias, la introducción del sistema multiclase, y un tratamiento amplio y minucioso a las marcas
colectivas, entre otras cuestiones.
Otro aspecto que debía modificarse en Cuba para dar cumplimiento a los compromisos internacionales
contraídos a partir de su inclusión en la OMC, era lo concerniente a la legislación en materia de
invenciones, lo cual ha quedado reflejado con la aprobación del Decreto-Ley número 290 "De las
invenciones y dibujos y modelos industriales", conjuntamente con el Decreto-Ley número 291 "De
protección de variedades vegetales" y el Decreto-Ley número 292 "De los esquemas de trazado
de circuitos integrados", todos de fecha 20 de noviembre del 2011, el cual se ajusta a los requerimientos
establecidos en ADPIC y hace uso de las flexibilidades en cuanto a objetos protegibles, forma, protección,
vigencia, naturaleza y alcance de los derechos exclusivos, límites a derechos e inversión de la carga de la
prueba; además, elimina instituciones como el certificado de autor de invención, e incorpora la regulación
de los modelos de utilidad complementando el vacío legal que existía con respecto a la protección de tal
modalidad.
Adicionalmente y como hemos expuesto anteriormente, Cuba es signatario del Tratado de Cooperación en
Materia de Patente (PCT) desde el 16 de julio de 1996, garantizando con la aprobación de normas internas
la aplicación de Tratado, tales como la Resolución No. 66, de 15 de julio de 1996, emitida por la Ministra del
CITMA, "Normas para la aplicación del Tratado de Cooperación en materia de Patentes" en la República de
Cuba la que quedara modificada por la Resolución No. 72 de julio de 2002, emitida por la misma autoridad.

Conclusiones
1.- La protección de las invenciones en la etapa feudal se caracterizó porque los reyes concedían a través
de los llamados privilegios, certificados de derecho exclusivo o patentes a los inventores radicados en
sus reinos, prerrogativas para la explotación de sus invenciones en ciertas condiciones monopólicas,
dependiendo la concesión de estos derechos y las entregas de patentes, a la voluntad de cada monarca,
sus caprichos y según su libre albedrío.
2.- El Estatuto de Venecia de 1474 representó un avance en la protección de los derechos de los
inventores ya que por primera vez se estableció en una norma legal la obligatoriedad del registro de las
invenciones y se otorgaba a los inventores un monopolio por 10 años, conteniendo esta norma los mismos
elementos esenciales sobre patentes que cualquiera de las leyes que hoy están vigentes: la novedad, la
utilidad e incluso cierto grado de actividad inventiva (objeto ingenioso).Asimismo se regulaba en esta norma
que de existir violación de los derechos concedidos, el culpable tendría que pagar una multa y le serían
destruidos los objetos copiados.
3.- En los siglos XV al XVII existió una conciencia de la necesidad de que funcionara un mecanismo que al
darles seguridad a los inventores, los alentara a crear para bien de la sociedad y a aplicar y a difundir sus
obras. Ejemplo de esto es la concesión de las primeras patentes conocidas y que en 1623, se aprobara por
el Parlamento de Inglaterra el "Estatuto sobre los Monopolios", que muchos consideran como la primera ley
inglesa sobre las invenciones.
4.- A finales del siglo XVIII la independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa marcaron la
tendencia a considerar al inventor y sus derechos inherentes como centro del sistema de patente. El
desarrollo de la doctrina de los derechos naturales en Francia y en los Estados Unidos, repercutió en que la
Ley de Patente de Estados Unidos de 1790 y el Decreto de la Asamblea Nacional Constituyente relativo a
los Descubrimientos útiles, Ley de patentes de Francia de 1791, desarrollara el criterio de que "toda
invención es propiedad personal del inventor y que la ley debe garantizar su completo e ilimitado ejercicio
por su propietario", siendo a partir de entonces que se comienza a utilizar el controvertido término
de propiedad industrial para definir todo el conjunto de relaciones que surgen a partir de determinadas
creaciones del intelecto humano en el campo de la técnica y, por extensión, en el comercio. Empieza a
concebirse la idea de que las diferentes modalidades de la Propiedad Industrial son un tipo especial de
propiedad de su creador y requieren por ello de tutela jurídica.
5.- La Ley de patentes de Francia de 1791 resultó vital para el impulso de las invenciones en Europa y por
consiguiente de la revolución industrial que se desarrollaba en la época, en un momento en que lo que
necesitaban los grandes centros de poder era la introducción a sus países respectivos, de las
nuevas técnicas y adelantos científicos, sin importar dónde se generaran, lo que hizo necesario poner
orden, garantizar a los inventores sus derechos y ya no de forma arbitraria, según la voluntad o el
estado de ánimo de una persona, fuera este rey o emperador, por lo que muchos países establecieron
leyes modernas de patentes, comenzando a partir de este momento, el desarrollo de la protección de
patentes en Europa.
6.- El Convenio de París representó un avance cualitativo al ser de aplicación a la propiedad industrial en
su acepción más amplia y marcó un cambio sustancial en los derechos otorgados a los inventores al
disponerse el otorgamiento de la patente sólo al inventor, incorporándose la exigencia de la novedad
absoluta, no se declara la caducidad de la patente por la no explotación en el territorio nacional y se
otorgan patentes a productos farmacéuticos, a la vez que se invierte la carga de la prueba para impugnar
los procedimientos de su obtención. También constituyó un avance significativo el reconocimiento del trato
nacional y del derecho de prioridad cuestiones novedosas y de especial importancia en esta materia.
7.- El Tratado de Cooperación en Materia de Patente (PCT) ha tenido especial relevancia en el proceso de
simplificación y de hacer más eficaz y más económico desde el punto de vista de los usuarios del sistema
de patentes y de las oficinas encargadas de administrarlo- el procedimiento a seguir para solicitar la
protección de una patente de invención cuando se quiere obtener esa protección en varios países.
8.- La adopción y entrada en vigor del Acuerdo sobre los ADPIC como Anexo al Tratado fundacional de la
Organización Mundial del Comercio (OMC), cambió el régimen de Propiedad Industrial significativamente a
partir de la introducción del principio de estándares mínimos, normas demasiado elevadas para
adecuarlas a las necesidades tecnológicas y de desarrollo de los llamados países en vía de desarrollo,
quienes lograron obtener en su negociación, ciertas flexibilidades en cuanto a su aplicación.
9.- El cuadro internacional relativo a derechos de Propiedad Industrial ha ido cambiando a través
del tiempo. También lo ha hecho –mediante gran presión internacional- la legislación de patentes en los
países de menor desarrollo relativo. Se otorgan derechos de Propiedad Industrial no como incentivo a la
actividad inventiva sino como condición sine qua non para crear reputación y atraer inversión extranjera. El
mundo de la globalización y la nivelación de intereses entre países desarrollados y no desarrollados,
reclama evolucionar hacia una disciplina internacional compartida en materia de derechos de Propiedad
Industrial, cuestión sumamente difícil si se toma en cuenta que lo que conviene a los países desarrollados
no necesariamente conviene a países de menor desarrollo.
Resulta necesario que los países en desarrollo regulen las instituciones de Propiedad Industrial, teniendo
en cuenta su situación, necesidades e intereses nacionales con el fin de permitir el funcionamiento
adecuado del mercado y de impulsar el desarrollo industria tecnológico.
10.- El proceso de regulación de la protección de las invenciones en el ordenamiento jurídico cubano
estuvo condicionado primero por el status de Cuba como colonia de España y después de neocolonia de
los Estados Unidos, lo que determinó la aplicación de forma extensiva a nuestro país de las normativas
dictadas en esos países en materia de propiedad intelectual hasta inicios del siglo XX.
11.- El Decreto-Ley número 805 del 4 de abril de 1936, dio una técnica más moderna a la actividad de
Propiedad Industrial y constituyó el primer instrumento jurídico autóctono cubano en esta rama. Esta norma
fue seguida por otros decretos, resoluciones y disposiciones, promulgándose su Reglamento a través del
Decreto-Ley número 209, del 7 de febrero de 1956.
12.- El triunfo de la Revolución el 1ro de enero de 1959, trajo cambios sustanciales en la legislación sobre
Propiedad Industrial en nuestro país debido al cambio radical del sistema económico político y social que
significó, así desde la Ley número 618, del 27 de octubre de 1959 que dispuso un régimen de licencias
obligatorias de explotación sobre las patentes registradas en la Dirección de la Propiedad Industrial del
Ministerio de Comercio, hasta el Decreto-Ley número 290 "De las invenciones y dibujos y modelos
industriales", conjuntamente con el Decreto-Ley número 291 "De protección de variedades vegetales" y el
Decreto-Ley número 292 "De los esquemas de trazado de circuitos integrados" aprobados más
recientemente el 20 de noviembre del 2011, han permitido estructural un verdadero Sistema de Protección
de la Propiedad Industrial que no solo protege a los inventores y sus creaciones sino también los intereses
supremos de la sociedad y de la nación cubana.

Bibliografía
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invenciones", Revista del empresario cubano.
 2. Bercotvitz, Alberto D: "Historia y Teoría de la protección de la Propiedad Industrial y su importancia para
el desarrollo económico", Selección de lecturas de Propiedad Industrial, Editorial Félix Varela, La Habana
2005, pág 43.
 3. Bercotvitz, Alberto D: "La evolución histórica de la protección de la tecnología en los países
desarrollados y su relación con la protección en los países en desarrollo", Selección de lecturas de
Propiedad Industrial, Editorial Félix Varela, La Habana 2005, pág. 236.
 4. Gómez Uranga, Maikel: "Los ADPIC plus en los actuales Tratados Bilaterales impulsados por Estados
Unidos y consecuencias en los países en desarrollo", Revista de Economía Mundial número 20, 2008, pág.
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 5. Vázquez De Alvaré, Dánice; Moreno Cruz, Marta: "Breves comentarios sobre la nueva regulación de
invenciones en Cuba", Revista Cubana de Derecho número 41, Enero-Junio 2013, pág. 19-42.
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 7. Oficina Española de patentes y Marcas, Curso: "Gestión y Evaluación de las patentes", Módulo 1,
Plataforma de Formación Campus-red.
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 10. http://es.wikipedia.org/wiki/Tratado_de_cooperaci%C3%B3n_en_materia_de_patentes Consultado 4 de
noviembre de 2014.
 11. http://www.cepec.cu/es/propiedadindustrial
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 13. http://www.wipo.int/classifications/ipc/es/general/preface.html.
 14. http://www.wipo.int/treaties/es/registration/budapest/summary_budapest.html

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos105/evolucion-historica-propiedad-industrial/evolucion-


historica-propiedad-industrial2.shtml#ixzz5HWOEPCCn

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos105/evolucion-historica-propiedad-industrial/evolucion-


historica-propiedad-industrial.shtml#ixzz5HWO65mNt

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