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“DEMOCRACIA SOCIAL”

Facultad de Derecho – Universidad de Buenos Aires

Análisis histórico, doctrinario, económico, institucional y


gubernamental de las Democracias Sociales.

Profesor: Dr. Gregorio Halaman.

Alumno: Jorge Ignacio Fiorentino.

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CUESTIONARIO:

1. El contexto Histórico.
1.1 Características de la situación social y económica en los países
industrializados luego de la 1º Guerra Mundial, luego de la crisis de 1929 y en
la segunda posguerra.
1.2 Brevísima referencia al origen del laborismo inglés y australiano, de la
socialdemocracia alemana y sueca, del New Deal de EE.UU. y de la democracia
cristiana.

2. Aspectos Doctrinarios: La combinación de la democracia liberal con la justicia


social.
2.1 Antecedentes filosóficos.
)a De todas estas corrientes: El liberalismo clásico y su concepción
democrática representativa; el socialismo no marxista del siglo XIX y su
concepción sobre la necesidad de enfrentar problemas sociales.
)b Del Laborismo: La Sociedad Fabiana de Londres y sus ideas sobre el rol
económico y social del Estado.
)c De la Socialdemocracia: Las ideas de Louis Blanc sobre el rol
económico y social del Estado.
)d De la Democracia Cristiana: La doctrina social de la Iglesia Católica
Apostólica Romana y sus ideas sobre el rol del Estado y de la propiedad y su
concepción del trabajo.
2.2 Aspectos doctrinarios propiamente dichos.
)a Sus críticas al Liberalismo y al Marxismo.
)b Su concepto de justicia social: diferencia entre justicia conmutativa y
justicia distributiva; concepto de las corrientes políticas y concepto católico.
)c Sus ideas sobre la seguridad social: El Código de Malinas y otros
antecedentes.
)d Su concepto de Estado de Bienestar.

3. Aspectos Económicos: El Estado como impulsor y equilibrador del mercado.


3.1 Sus concepciones económicas.
)a Keynes y su Teoría General: La función del gasto público, la moneda, el
interés y el pleno empleo.
)b Roosevelt y su concepto sobre el gasto público como activador del ciclo
económico.
3.2 Sus políticas económicas.
)a La expansión del gasto público: Nuevos alcances y nuevos aspectos.
)b Actividades económicas asumidas por el Estado en Gran Bretaña,
Australia, Francia y Estados Unidos en el Siglo XX.

4. Políticas Universales para el Estado de Bienestar.


4.1 Sus concepciones.
)a Su idea de universalidad de las políticas sociales.
)b Su idea de intervención positiva.
4.2 Políticas Públicas.
)a Políticas educativas: Educación e igualación; objetivos en los distintos
niveles.
)b Políticas de salud: Los seguros universales de salud.

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)c Políticas de trabajo y previsión: El pleno empleo y la solidaridad
previsional.
)d Políticas de población: La inclusión de inmigrantes y la planificación
familiar.

5. Aspectos institucionales.
5.1 Sus concepciones.
)a El constitucionalismo social.
)b Los derechos sociales.
5.2 Sistema institucional.
)a Organización constitucional: La preferencia por el parlamentarismo y el
protagonismo de los partidos políticos.
)b Participación política: El sufragio universal, libre y secreto; inclusión de
nuevos sectores.

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INDICE:

El contexto Histórico....................................................................................5

Aspectos Doctrinarios.................................................................................16

Aspectos Económicos.................................................................................30

Políticas Universales para el Estado de Bienestar......................................50

Aspectos Institucionales.............................................................................60

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1. El contexto Histórico.
1.1 Características de la situación social y económica en los países
industrializados luego de la 1º Guerra Mundial, luego de la crisis de 1929 y en la
segunda posguerra.
1.2 Brevísima referencia al origen del laborismo inglés y australiano, de la
socialdemocracia alemana y sueca, del New Deal de EE.UU. y de la democracia
cristiana.

1. 1. // Características de la situación social y económica en los países


industrializados luego de la 1º Guerra Mundial, luego de la crisis de 1929 y en la
segunda posguerra:

 Consecuencias económicas y sociales en los países desarrollados después de la 1er


guerra mundial:

En el plano económico la guerra supuso una destrucción material extrema. Debido a que
los combates más violentos se desarrollaron en sus territorios, Francia y Bélgica fueron
los países más afectados por la guerra. Igualmente fueron duramente castigadas Rusia y
la región fronteriza entre Italia y Austria. Los campos de cultivo, la red de ferrocarriles,
puentes, carreteras, puertos y otras infraestructuras fueron devastados. Se perdieron
barcos, fábricas, maquinaria. Numerosas ciudades y pueblos fueron total o parcialmente
arrasados. Los distintos estados sufrieron un gran descenso de su riqueza, entre ellos
Francia perdió más del 30%, Alemania cerca del 25 %, el Reino Unido el 32%, Italia el
26%. El menos afectado fue Estados Unidos y su economía se colocaría a la cabeza del
mundo.

Una vez finalizada la guerra fue necesario reconvertir las industrias que habían estado
destinadas durante años a la producción de guerra. El proceso fue lento y se vio
entorpecido por una crisis que se alargó hasta 1924. La "economía de guerra" dislocó el
sistema productivo y eliminó de la política económica los principios del liberalismo. La
tendencia se consolidó durante la posguerra fruto de las políticas de los gobiernos de
izquierda, especialmente los socialdemócratas. El intervencionismo económico del
Estado fue la pauta seguida durante el período de entreguerras salvo en el caso de
Estados Unidos, hasta la llegada a la presidencia de F. D. Roosevelt.

El gasto bélico se financió en parte acudiendo a las reservas de oro y al endeudamiento


mediante la emisión de deuda pública, complementado con el recurso a créditos
exteriores, especialmente de origen estadounidense. Se produjo una fuerte inflación
debido a la fabricación del papel moneda, la cual fue agravada durante la posguerra por
el desequilibrio entre producción y demanda.

Sin embargo hubo países a los que la guerra benefició económicamente. Principalmente
quienes permanecieron neutrales durante la guerra y pasaron a ser proveedores de
materias primas y alimentos para los países contendientes, como por ejemplo Brasil,
Argentina y España.

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A la vez la guerra consolidó el crecimiento de dos grandes potencias: Estados Unidos y
Japón, cuyo comercio experimentó un aumento sin precedentes en detrimento de las
potencias tradicionales de Europa, que debido a la guerra perdieron sus mercados
exteriores y sufrieron la fragmentación de su economía.

Estados Unidos prestó importantes cantidades de dinero a los aliados y les suministró
abundante material bélico, bienes de equipo y víveres. Se convirtió en el mayor
acreedor (más de 250 mil millones de dólares) de los países europeos, que en adelante
entraron en una estrecha dependencia de los créditos norteamericanos para hacer frente
a la reconstrucción económica. El dólar se convirtió junto a la libra esterlina en el
principal instrumento de cambio en las transacciones internacionales y la bolsa de
Nueva York consiguió el liderazgo mundial.

En 1919 se firmo el Tratado de Versalles, un tratado de paz firmado por las potencias
europeas para poner fin oficialmente a la Primera Guerra Mundial, después de meses de
negociación, en la ciudad de Paris. El Tratado de Versalles fue firmado como
continuación al armisticio de noviembre de 1918, en Compiègne, que había puesto fin a
los enfrentamientos. El principal punto del Tratado de Versalles determinaba que
Alemania aceptaría todas las responsabilidades por causar la Gran Guerra (así se
conocía a la Primera Guerra Mundial antes de que aconteciera la Segunda Guerra
Mundial) y que sobre los términos de los artículos 231-247, que fijaba indemnización
de guerra para las potencias vencedoras "La Triple entene".

Los términos impuestos a Alemania incluían la pérdida de una parte de su territorio para
un número de naciones fronterizas, de todas las colonias en el océano y sobre el
continente africano, y una restricción al tamaño de su ejército. Alemania también tuvo
que reconocer la independencia de Austria. El ministro del exterior alemán, Hermann
Müller, firmo el Tratado de Versalles en el 28 de junio del año 1919. El tratado fue
ratificado por la Liga de Naciones (o Sociedad de Naciones) el 10 de enero de 1920. En
Alemania el Tratado de Versalles causo estupor y humillación en la población, o que
contribuyo a la caída de la República de Weimar en el año 1933 y la ascensión del
Nazismo con Adolf Hitler como líder o Führer del III Reich alemán.

Socialmente, el incorporar a la mujer al sistema productivo durante el conflicto rompió


el monopolio que hasta entonces habían ejercido en él los hombres, modificando de esta
manera los esquemas tradicionales de desarrollo del capitalismo. Durante la guerra la
mujer adquirió conciencia de su capacidad para desarrollar las habilidades de los
hombres y demandó un creciente protagonismo en el mercado laboral.

Quienes salieron empobrecidas de la guerra fueron las clases medias, en tanto que
surgieron nuevas fortunas relacionadas con la producción de armas y la especulación de
víveres. Los obreros sufrieron una importante pérdida del poder adquisitivo de sus
salarios a causa de la inflación y fueron protagonistas de una intensa agitación laboral,
concretada en una oleada de huelgas que se hicieron eco de la revolución bolchevique
rusa.

Un país especialmente sensible a la crisis y a la agitación social fue Alemania, obligada


tras los tratados de paz a indemnizar a los vencedores con ingentes sumas de dinero.

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Otra de las grandes consecuencias de la guerra fue el voto. Poco después del final de la
guerra, Alemania les dio el derecho al voto a las mujeres. En Inglaterra en 1918 las
mujeres mayores de 30 años obtuvieron el derecho a votar, sin embargo, no fue hasta
1928 que las mujeres mayores de 21 años pudieron hacerlo; de hecho, casi todos los
países recién creados tras la Gran Guerra, permitieron a las mujeres votar (excepto
Yugoslavia), y entre los países ganadores, solo Francia no lo hizo.

 Consecuencias económicas y sociales después de la crisis del 29:

El crack de la bolsa de Nueva York de 1929 tuvo graves consecuencias en la economía


norteamericana: creó expectativas pesimistas respecto al futuro que comprimieron el
consumo y la inversión; destruyó el ahorro de muchas familias y las empobreció;
interrumpió la financiación de unas empresas que se enfrentaban a una demanda
declinante; perjudicó a la viabilidad de instituciones financieras que habían prestado a
los inversores institucionales y particulares para comprar valores, etc. Pero no fue la
única causa, tampoco la principal, de la Gran Depresión de la economía internacional
durante los años treinta.

Nunca se había vivido una crisis de tal extensión en el tiempo y con esa intensidad.
Afectó principalmente a los países más avanzados económicamente y, en particular, a
sus sectores industriales y exterior. Ningún país pudo escapar de la crisis, si bien no
todos fueron afectados con igual intensidad. Paradójicamente, los países menos
desarrollados –con un peso mayor del sector agrario en sus estructuras económicas, por
tanto- y más cerrados a las transacciones internacionales -esto es, con un grado menor
de globalización- salieron no tan perjudicados de la crisis, lo que no equivale a
indemnes. Los hasta entonces desconocidos niveles de desempleo en los sectores
industriales y exportadores que acompañaron a la Gran Depresión constituyen también
una de sus manifestaciones más llamativas.

En 1932, la producción industrial del mundo no llegaba a los dos tercios de la de 1929,
pero, mientras que la de Europa había caído algo por debajo del 75%, la de Estados
Unidos apenas superaba el 50%. La producción de alimentos apenas experimentó
cambios. No así la de materias primas, que se contrajo en medida sólo algo menor que
la de productos industriales. En 1934, el valor del comercio mundial era poco más de un
tercio del correspondiente a 1929. No llegaba todavía al 50% en 1937.
El desempleo alcanzó cifras record. Especialmente en Estados Unidos, donde el
desempleo pasó del 3% en 1929 al 25% en 1933, y en Alemania, donde se elevó desde
el 4,3 al 30,1% entre 1929 y 1932.

La contracción del producto per capita fue también significativa. Aunque no todos los
países se vieron afectados en idéntica medida ni lograron salir de la crisis al mismo
tiempo.

En Estados Unidos resultó especialmente intensa y duradera. En Alemania, algo menos.


Suecia o Japón apenas experimentaron una suave recesión. En Francia no fue
especialmente profunda, pero sí muy duradera. Países, como Argentina, cuyo nivel de
actividad económica era muy dependiente de la coyuntura internacional se vieron
también afectados en no pequeña medida y tardaron en salir de la crisis. Ni Argentina ni

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Estados Unidos se habían recuperado plenamente, y Francia apenas, cuando estalló la
Segunda Guerra Mundial.

Para poder comprender la gran dimensión de esta crisis, hay que tener en cuenta
diferentes factores. En 1930, las autoridades de la mayor economía del mundo, los
Estados Unidos, aprobaron el extremadamente proteccionista arancel Smoot-Hawley,
que pretendía defender los intereses nacionales norteamericanos frente al exterior. Este
ejemplo de política del “sálvese quien pueda” fue rápidamente imitado por las restantes
economías importantes. Lo que llevo a una espiral a la baja del comercio mundial que
intensificó la depresión. La falta de una salida colectiva negociada a los problemas
internos individuales amplificó la crisis.

El patrón oro fue otro factor de intensificación de los problemas. Su manejo durante este
nuevo período de vigencia, en el que las condiciones políticas y económicas que lo
habían hecho eficaz durante el período 1870-1914 habían desaparecido o cambiado, no
estuvo exento de problemas. De hecho, se convirtió en un mecanismo de extensión de
los problemas monetarios de un país a otro. Además dejaba una escasa capacidad de
actuación a los gobiernos para contrarrestar la depresión. Así, para conseguir salir de la
Gran depresión, era necesario abandonar el patrón oro. En 1931, el Reino Unido
suspendía la convertibilidad en oro de la libra esterlina. De nuevo, sin coordinación
alguna entre unos y otros países, pese a estar estrechamente interconectados por
relaciones económicas, su ejemplo fue emulado en 1933, por Estados Unidos y poco
después por otros países. Para 1936, cuando Francia se suma a esta corriente, el patrón
oro había dejado prácticamente de existir. Tenemos aquí otro ejemplo de medidas
adoptadas para mejorar la competitividad de cada economía frente a las restantes.

La rigidez de los salarios a la baja, a la que no dejaban de contribuir los cambios


institucionales (sindicatos, negociación colectiva, regulaciones salariales, etc.)
experimentados por el mercado de trabajo, explican también por qué el desempleo
alcanzó tan altos niveles mientras que los salarios de los ocupados sufrían pocas
modificaciones.

Los Estados cometieron repetidos errores de política económica. En buena parte, su


deficiente actuación se debió a un nacionalismo corto de miras. Pero también a la
ausencia de un nuevo conjunto de ideas económicas bien fundamentadas. Sin ellas,
resultaba imposible interpretar correctamente las nuevas circunstancias políticas y
económicas que se hallaban detrás de la Gran Depresión. En ausencia de una profunda
renovación del pensamiento económico, tampoco se podría orientar adecuadamente la
política para salir de la crisis.

 Consecuencias económicas y sociales después de la segunda guerra mundial:

En el aspecto económico, el conflicto se estimo un total de más del billón de dólares,


convirtiendo a esta guerra en la más onerosa y costosa de toda la historia de la
humanidad, e incluso más cara que las demás guerras anteriores en su conjunto.

Los bombardeos de ciertos países fueron factores que impidieron el progreso de Europa
durante mucho tiempo. Alemania perdió 20% de sus viviendas y Gran Bretaña el 9%.
La falta de materias primas y recursos financieros en la industria tradicional, fueron

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tremendamente dañinos para la economía europea. En Europa Oriental, las
destrucciones fueron incluso peores. En la disuelta URSS, 17.000 ciudades y 70.000
pueblos fueron arrasados, y este país perdió en total 20% de su potencial industrial.

Una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, entre las décadas de 1950 y 1970,
algunos países experimentaron un crecimiento nunca antes visto en la economía. Entre
ellos, Estados Unidos se perfiló como líder, debido a que su territorio (a diferencia del
de las naciones europeas) no fue dañado por la guerra en infraestructura urbana ni
industrial, lo que le permitió potenciar el desarrollo de los sectores primarios de
producción como la agricultura y la industria. Por otro lado, la producción de
armamento bélico que generó este país siguió en curso aún llegada la paz, esta vez
estimulada por la Guerra Fría y la Guerra de Corea.

A su vez, la población siguió aumentando y demandando los nuevos productos de


consumo y tecnologías que comenzaban a ofrecerse. Utilizaban el dinero ahorrado en
los años austeros que vivieron mientras duró la guerra, y más tarde aprovecharon la
tendencia de aumentos salariales del periodo, destacándose en este sentido la
proliferante clase media.

Otro factor que permitió a los Estados Unidos expandir su economía, fueron las
empresas transnacionales que comenzaron a operar en distintos países de acuerdo a los
intereses de corporaciones norteamericanas. Estas nuevas empresas movilizaron la
industria, el consumo y el trabajo en sectores que se habían visto afectados por la
guerra. Destacan aquellas dedicadas a la minería e hidrocarburos como el petróleo,
corporaciones bancarias, farmacéuticas, automotriz y otras más diversas como las de
consumo masivo entre ellas McDonald’s y Coca-Cola.

La inversión y la facilidad de crédito son otro eje que explica la prosperidad económica
de la posguerra. Para la Europa destruida, Estados Unidos proporcionó un plan de ayuda
monetaria: el Plan Marshall que a través de una serie de medidas, además de pretender
frenar la simpatía con los sectores comunistas, favoreció el crecimiento económico de la
región. En 1948, a fin de administrar los recursos obtenidos de parte de Estados Unidos,
algunos de los países europeos se agruparon en la Organización Europea para la
Cooperación Económica (OECE), predecesora de la actual OCDE.

Al recuperar su industria, la sociedad europea estimuló la demanda de bienes de


consumo y del estilo de vida norteamericano que se vislumbraba a través de la industria
cinematográfica y la televisión. Estos factores permitieron que el escenario de
prosperidad se asentara más allá de las fronteras estadounidenses.

Tanto en el caso norteamericano como en el europeo, la estimulación de la industria así


como el desarrollo de las transnacionales jugaron un rol importante en la bonanza
económica, pero no debe desestimarse el papel del consumo en esta ecuación. En este
aspecto, los aumentos en los salarios, duplicados en comparación con cifras anteriores,
fueron decisivos para aumentar la demanda a la industria y propagar la sensación de
prosperidad económica.

En el aspecto social, tuvieron lugar deportaciones masivas a campos de concentración y


de trabajo forzado, organizados en Europa por Alemania (contra judíos, homosexuales,
eslavos, discapacitados, gitanos, Testigos de Jehová, comunistas, españoles

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republicanos, sacerdotes católicos y ministros de otras religiones, etc.), que se
convertirían en campos de exterminio donde tendría lugar el Holocausto; también en
Estados Unidos y otros países de América, internando a sus ciudadanos de ascendencia
japonesa.

Hubo masacres masivas de población y de prisioneros enemigos, perpetrada por las


fuerzas japonesas, principalmente en China, y las alemanas, en Rusia. Tras la guerra, los
prisioneros de guerra fueron sometidos a malos tratos, sobre todo por parte de la Unión
Soviética. Se produjeron violaciones masivas de mujeres por parte de tropas soviéticas y
japonesas, y experimentos científicos usando prisioneros realizados por médicos nazis y
japoneses, que solían acabar con la muerte del individuo.

Al final de la guerra se planteaba en Europa otra grave problemática: los


desplazamientos de las personas debido a las vicisitudes del conflicto armado. Entre
estos grupos, se encontraban ex prisioneros de los campos de concentración tratando de
volver a su lugar de origen, ex colaboracionistas que esperaban huir de las represalias y
los castigos, y millones de personas que debían abandonar sus hogares, debido a que
estos estaban situados en lugares anexionados a los vencedores.

1. 2. // Brevísima referencia al origen del laborismo inglés y australiano, de la


socialdemocracia alemana y sueca del New Deal de EEUU y de la democracia
cristiana:

 Laborismo ingles:

La Sociedad Fabiana, fundada en 1884, teniendo en consideración el peso de sus


miembros (intelectuales de primer nivel), va a ser sin dudas la precursora de lo que en el
futuro iba a ser el laborismo, a través de su filosofía política que defendía la
transformación paulatina y no violenta de las estructuras sociales, en una suerte de
“socialismo administrativo”, respetuoso con las reglas democráticas y del
parlamentarismo. Los fabianos proporcionarían el sello intelectual a la izquierda
británica.

El derecho al sufragio ya había sido alcanzado por la masa de obreros, sin embargo,
solo podían votar por el partido liberal o por candidaturas destinadas al fracaso. Debido
a esto, regiones de fuerte concentración industrial deciden tener disputados obreros.

Este sería el caldo de cultivo, a finales de la década de los ochenta del XIX, donde se
iría fraguando la creación de partidos políticos obreros británicos. La primera iniciativa
directa partió del mundo sindical. Keir Hardie era un minero escocés que en 1888 fundó
el Scottisch Labour Party (Partido Laborista Escocés). En 1893 nació el Independent
Labour Party (Partido Laborista Independiente), con una gran implantación en Escocia y
en el norte de Inglaterra, aunque no pudo desarrollarse en el resto de Gran Bretaña.

En el año 1899 se celebró el Congreso de las Trade Unions que fue clave para cambiar
la tradicional tendencia favorable de los sindicatos hacia el Partido Liberal, ya que se
decidió que había que tratar de promover una acción política independiente obrera. De
ahí surgió la creación del Labour Representation Committee en 1900, constituido en el

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Memorial Hall de Farrington Street de Londres. En este Comité había representantes de
los sindicatos, pero también contaba con miembros de la S.D.F. y con fabianos, y se
pretendía concurrir a las elecciones. El éxito electoral llegaría en las elecciones de 1906
cuando se consiguieron veintinueve escaños. Ahí está el origen del Labour Party, el
Partido Laborista. En ese año ya tenía un millón de militantes, cifra que se duplicó en
vísperas de la Primera Guerra Mundial. Los primeros líderes del laborismo fueron Keir
Hardie y Arthur Henderson, aunque desde los primeros momentos comenzó a destacar
la figura de Ramsay Mac Donald, que entró en el Parlamento en 1906, y que con el
tiempo, después de la Gran Guerra, sería el primer ministro laborista en la Historia. En
el período de entreguerras el laborismo desbancaría al Partido Liberal en el sistema
bipartidista británico.

 Laborismo australiano:

El Partido Laborista Australiano es el partido político más antiguo de Australia fundado


en 1891, aunque no se hace oficial hasta el año 1901 cuando se elige el primer
Parlamento Federal Australiano. Los partidos laboristas coloniales disputaron escaños
parlamentarios propios desde 1891, y los escaños federales que se originaron a raíz de la
formación de la federación, desde la elección federal de 1901. El laborista fue el primer
partido político en Australia en ganar la mayoría de los escaños en cada una de las
cámaras del Parlamento australiano, en la elección federal de 1910. El partido antecede
al Partido Laborista Británico y al Partido Laborista de Nueva Zelanda en formación,
acceso al gobierno e implementación de políticas públicas. Es el partido gobernante
actualmente en Australia mediante su secretaria general Julia Gillard, quien resulto
ganadora de las elecciones de 2007 con el 40% de los votos.

El Partido Laborista Australiano se presenta como partido de centro-izquierda, en


oposición a su principal adversario por el poder en Australia, el Partido Liberal. Es
miembro de la Internacional Socialista.

 Socialdemocracia alemana:

En los años sesenta del siglo XIX nacieron en Alemania distintas asociaciones obreras.
Entre ellas, destacaría la Asociación General de Trabajadores Alemanes, creada en 1863
y liderada por Ferdinand Lassalle. Esta organización socialista, implantada en Prusia,
era de tendencia reformista y no marxista; de hecho, sus dirigentes entablaron relaciones
con Bismarck, intentando que el Estado adoptara políticas sociales.

En 1869, se creo el Partido Socialdemócrata de los Trabajadores (SDAP) gracias a un


grupo de asociaciones obreras implantadas en Sajonia. Sus dos máximos líderes fueron
Wilhelm Liebknecht y August Bebel. En ese mismo congreso se aprobó el Programa de
Eisenach, adoptando el marxismo y vinculando la formación a la AIT. En el programa
se exigía la separación entre la Iglesia y el Estado, el sufragio universal masculino, la
abolición del trabajo infantil, la creación de una milicia popular, la reducción de la
jornada laboral, la implantación de un sistema fiscal progresivo y el apoyo del Estado al
movimiento cooperativista.

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A pesar de las claras divergencias de origen geográfico y, sobre todo, ideológicas, las
dos organizaciones se acercaron ante el hecho de que, recién creado el Imperio alemán,
la represión contra los obreros creció. Pero, además, la aproximación se vio facilitada
porque Lasalle había fallecido y en la Asociación General de Trabajadores iba creciendo
la presencia de los socialdemócratas. El proceso concluyó en el Congreso de Gotha,
celebrado en la primavera de 1875. Allí se fusionaron ambas organizaciones y nació el
Partido Socialdemócrata de los Trabajadores, el SAPD. Se adoptó el conocido como
Programa de Gotha. En dicho programa pesaron más las ideas marxistas que las de
Lassalle, pero eso no impidió que Marx y Engels criticaran el texto de forma
contundente porque consideraban que no atendía al sindicalismo, no incidía en el
internacionalismo y, sobre todo, porque el programa defendía que Estado era un
instrumento neutral por encima de la lucha de clases.

El nuevo partido fue perseguido por Bismarck. En el año 1878, “el canciller de hierro”
consiguió aprobar en el parlamento una ley de excepción poniendo fuera de ley al
partido. Pero Bismarck era consciente que, en pleno proceso de expansión industrial, la
fuerza del movimiento obrero no se podía despreciar, por lo que emprendió una política
social para intentar frenar los conflictos sociales, atraerse a los obreros y que se alejaran
de los socialistas, desde un acusado paternalismo. Promulgó leyes sobre las
enfermedades, accidentes y jubilación. Esta política le granjeó la crítica de los sectores
políticos y sociales más conservadores porque creían que iba a crear una especie de
socialismo de estado pero, en realidad, fueron medidas muy epidérmicas. Sin embargo,
al contrario de lo que se proponía, aumentaron las huelgas, y en la clandestinidad los
socialistas no dejaron de crecer. El partido fue legalizado al retirarse Bismarck del
poder. El año clave para el partido fue 1891 cuando se celebró el Congreso de Erfurt. La
formación adoptó el nombre que conserva hoy en día, SPD. El Programa de Gotha fue
sustituido por el de Erfurt.

El nuevo programa del partido era claramente marxista, pretendiéndose el cambio


revolucionario del capitalismo, como formalmente defendió uno de sus principales
líderes, Karl Kautsky, con el apoyo mayoritario de la formación. Pero, en la práctica, el
SPD se encaminó hacia un claro reformismo. Las principales luchas del partido se
dirigían a las mejoras de las condiciones laborales y de vida de los obreros alemanes,
participando activamente en el ámbito político electoral y el parlamentario. El partido se
burocratizó y terminó en manos de unos cuadros que defendieron la organización antes
que emprender acciones que hicieran peligrar su existencia, pero también fueron
innegables las conquistas sociales ganadas gracias a su creciente influencia política.
Eduard Bernstein, uno de los teóricos del partido, pretendió acomodar, a través del
revisionismo, el programa oficial del partido, claramente marxista, con la práctica real
del mismo, pero no tuvo éxito frente al sector mayoritario. Por fin, otro grupo deseaba
reorientar al partido en un sentido claramente revolucionario. En esta idea se
encontraban Karl Liebcknecht y Rosa Luxemburgo. Estaríamos ante el origen del
posterior partido comunista alemán.

En las primeras elecciones legislativas en las que el partido participó se obtuvieron 35


diputados. En la última década del siglo XIX se expandió con mucha fuerza. Publicaba
diversos periódicos y seminarios, puso en marcha organizaciones sindicales,
asociaciones culturales, clubs deportivos, teatros, coros, etc.., casi una sociedad paralela
en Alemania, sirviendo como modelo para todo el socialismo occidental. A principios
del siglo XX, llegó a los 400.000 afiliados, cifra que se elevó a 1.700.000 militantes en

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1912. En ese mismo año se convirtió en la primera fuerza parlamentaria. Aunque el
socialismo había condenado la guerra en la II Internacional, el SPD apoyó la
participación de Alemania en la Primera Guerra Mundial, votando en el parlamento los
créditos necesarios para poner en marcha la maquinaria militar.

 Socialdemocracia sueca:

El Partido Socialdemócrata Sueco es el partido más antiguo de Suecia, fundado en 1889


en Estocolmo por August Palm, un sastre radical del sur del país. Este nuevo partido se
inspiró en el modelo alemán. En 1896 llegó el primer socialdemócrata al parlamento
sueco, Hjalmar Branting.

En 1898 se creó la Confederación de Sindicatos, vinculada a la socialdemocracia. A


partir del año 1902 el número de escaños que consiguió el Partido comenzó a subir. En
1911 alcanzaron casi el 29% de los votos. Su progresión fue enorme a partir de
entonces, dominando la vida política a partir de 1932.

En los años sesenta especialmente, y durante mucho tiempo, el Welfare State sueco se
ha presentado como el ejemplo más logrado de la «tercera vía», del camino medio entre
socialismo y capitalismo, como aquel sistema que conseguía las más altas cotas de
bienestar e igualdad de sus ciudadanos sin renunciar al capitalismo. La expansión del
Estado de bienestar ha sido fuente de satisfacción y orgullo para los propios suecos; la
«vía sueca» hacia la prosperidad económica y el bienestar social ha sido un prototipo
para otros países durante varias décadas.

El inspirador de la política social sueca, Gustav Móller, no pretendía que se estableciera


un sistema de prestaciones universales, sino elevar el nivel de vida y ofrecer un poco de
seguridad a los ciudadanos. Por otra parte, como muy bien ejemplifica el Acuerdo de
Saltsjóbaden de 1938, en Suecia el origen del Estado de bienestar está en los diversos
«compromisos históricos» que se dan en la sociedad, entre campesinos y obreros, entre
trabajadores y empresarios, entre obreros y empleados y entre las élites del movimiento
obrero y los funcionarios de alto y medio nivel. Esto es lo que ha estado en la base del
modelo institucional sueco.

 New Deal de EEUU:

La Gran Depresión, considerada una de las crisis económicas más grandes del siglo XX,
comenzó el jueves 24 de octubre de 1929 con el crac de la Bolsa de Nueva York,
hundiendo a esta para expandirse progresivamente por todos los sectores económicos y
posteriormente por la totalidad de los países industrializados, con la excepción de la
Unión Soviética de Iósif Stalin. Estados Unidos, «país de origen» de la crisis, fue
lógicamente el primer afectado tras el crac y tocó fondo en 1932, con una tasa de
desempleo del 25 %. Lo cierto es que la economía estadounidense sufría diversos
desequilibrios, principalmente en el reparto de la riqueza y los recursos: se estima que
treinta y seis familias ricas poseían unos ingresos equivalentes a los del 42 % de la
población. Igualmente, de 27,5 millones de familias, 21,5 no poseían ninguna clase de
ahorros.

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Durante los años 1920, las empresas estadounidenses habían incrementado sus ventas de
forma considerable gracias a la expansión del consumo por parte de una emergente
clase media, apoyada por un crecimiento del crédito por parte de los bancos.
Paralelamente, la rápida industrialización que siguió a la reconversión de fábricas de
armamento en fábricas civiles tras la Primera Guerra Mundial condujo a una
sobreproducción de bienes industriales y de consumo por parte de muchas empresas.

Igualmente, el sector agrícola vivió una serie ininterrumpida de excelentes cosechas


entre 1925 y 1928, lo que condujo a un exceso de oferta de bienes agrícolas.

Este excedente monetario en circulación condujo a una espiral inversionista en la bolsa:


millones de pequeños y medianos ahorradores invirtieron su dinero en la especulación
bursátil, por lo que tras el crac, multitud de ahorradores llevados por el pánico acudieron
a las entidades bancarias para retirar su dinero, generado la quiebra en cadena de estos.
Por otra parte, los fondos de los bancos, invertidos en la especulación, disminuyeron
progresivamente. Debido a la deflación, los agricultores comenzaron a pasar
dificultades al ver mermado su poder adquisitivo: 15 millones de campesinos estaban al
borde de la ruina. En la industria, la crisis se manifestó con la quiebra de empresas y la
reducción de la producción a un 38 %.

El New Deal es el nombre dado por el presidente de los Estados Unidos Franklin D.
Roosevelt a su política intervencionista puesta en marcha para luchar contra los efectos
de la Gran Depresión en Estados Unidos. Este programa se desarrolló entre 1933 y 1938
con el objetivo de sostener a las capas más pobres de la población, reformar los
mercados financieros y redinamizar una economía estadounidense herida desde el crac
de 1929 por el desempleo y las quiebras en cadena.

Comúnmente, se distinguen dos New Deals. Un primero, marcado particularmente por


los «Cien Días de Roosevelt» en 1933, que apuntaba a una mejoría de la situación a
corto plazo. Se pueden encontrar, pues, leyes de reforma de los bancos, programas de
asistencia social urgente, programas de ayuda para el trabajo, o incluso programas
agrícolas. El Gobierno realizó así inversiones importantes y permitió el acceso a
recursos financieros a través de las diversas agencias gubernamentales. Los resultados
económicos fueron moderados, pero la situación mejoró. El «Segundo New Deal» se
extendió entre 19353 y 1938, poniendo por delante una nueva distribución de los
recursos y del poder en una escala más amplia, con leyes sindicales de protección, la
Ley de Seguridad Social, así como programas de ayuda para agricultores y trabajadores
ambulantes. No obstante, la Corte Suprema determinó como inconstitucionales
numerosas reformas legales, pero algunas partes de los programas fueron reemplazadas
rápidamente, a excepción de la National Recovery Administration. El segundo New
Deal fue mucho más costoso que el primero, y aumentó el déficit público. Por otro lado,
a pesar de programas como la Public Works Administration, el desempleo todavía
alcanzaba a 11 millones de estadounidenses en 1938.
Esta nueva política económica se fundamentaba en el intervencionismo estatal y en la
firme creencia en las teorías del subconsumo. Entre las medidas llevadas a cabo
destacan:
 Devaluación del dólar.
 Recuperación del valor adquisitivo del sector agrícola.

14
 Reactivación de la producción industrial aumentando los salarios, reduciendo la
jornada laboral y con una subida de precios para corregir descensos provocados por
la depresión.
 Política de subvenciones a fondo perdido a los bancos en dificultades.
 Política dirigida para luchar contra el desempleo.

Para contrarrestar el ciclo económico depresivo existente en Estados Unidos, Keynes


propuso políticas económicas anticíclicas. Keynes sostenía los principios del liberalismo
económico clásico, pero proponía la intervención del Estado en aquellos casos en que se
viera perjudicado. Creía que una redistribución de los ingresos y el aumento de la tasa
de empleo, reactivaría la economía.

Estas políticas anticíclicas consisten en una intervención masiva del Estado en la


economía. Esta intervención se dio a partir de 1933, cuando en marzo gana las
elecciones el demócrata Roosevelt.

 Democracia cristiana:

Ya en las primeras décadas del siglo XIV se advertirá que un grupo significativo de
cristianos se abocará a una tarea de atento discernimiento entre los postulados políticos
y los socio-económicos que la ideología liberal, a la postre predominante, sustentara. En
cuanto a los políticos, serán compartidos, entendiendo incluso que debían de ser
profundizados y universalizados en su aplicación a todos los ciudadanos, en razón de
que la Revolución Francesa en su aplicación concreta sólo resultó beneficiosa para la
burguesía que en definitiva resultó la triunfante. En lo que a los principios y políticas
socio-económicas se refiere, adoptarán una línea acérrimamente crítica, en virtud de la
filosofía que les daba sustento, y consecuencias que ello acarreaba fundamentalmente
para el trabajador, su familia y los pobres en general.

De entre las variadas corrientes que entonces surgirán en el seno de lo que luego habrá
de denominarse el "social-cristianismo" emergerá a mediados del siglo pasado la
"Democracia Cristiana". Aún cuando no exclusivamente, el movimiento principalmente
tendrá sus inicios en Francia. De entre sus representantes más descollantes, destácanse
Federico Ozanán (1813- 1853), y Philippe Buchez (1796- 1865). Aún cuando ambos
respondan a una matriz común, sus ideas y propuestas tendrán un perfil diferente.

Ozanán, abogado y profesor de la Universidad de Lyon, catedrático de Historia y


Literatura en la Sorbona, desde sus clases en la Facultad de Derecho, defenderá la
necesidad de que la ley reglamente el salario según las necesidades de la familia del
trabajador, la intervención de los gobiernos en materia socio-económica cuando la
justicia y el bien común así lo exigieran, y el derecho de los obreros a la creación de
asociaciones gremiales. Apartándose de las concepciones liberales que propiciaban una
democracia censitaria, -en la cual se excluía a la mayor parte del pueblo-, Ozanán
propugnará por una democracia participativa, en donde el pueblo se convierta en su
verdadero protagonista, "ese pueblo", -afirmará-, "que tiene demasiadas necesidades sin
atender y pocos derechos reconocidos, que reclama con razón, una mayor parte en la
gestión de los asuntos públicos, garantías para el trabajo y contra la miseria".

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2. Aspectos Doctrinarios: La combinación de la democracia liberal con la justicia
social.
2.1 Antecedentes filosóficos.
)a De todas estas corrientes: El liberalismo clásico y su concepción
democrática representativa; el socialismo no marxista del siglo XIX y su
concepción sobre la necesidad de enfrentar problemas sociales.
)b Del Laborismo: La Sociedad Fabiana de Londres y sus ideas sobre el rol
económico y social del Estado.
)c De la Socialdemocracia: Las ideas de Louis Blanc sobre el rol
económico y social del Estado.
)d De la Democracia Cristiana: La doctrina social de la Iglesia Católica
Apostólica Romana y sus ideas sobre el rol del Estado y de la propiedad y su
concepción del trabajo.
2.2 Aspectos doctrinarios propiamente dichos.
)e Sus críticas al Liberalismo y al Marxismo.
)f Su concepto de justicia social: diferencia entre justicia conmutativa y
justicia distributiva; concepto de las corrientes políticas y concepto
católico.
)g Sus ideas sobre la seguridad social: El Código de Malinas y otros
antecedentes.
)h Su concepto de Estado de Bienestar.

2. 1. a) // De todas estas corrientes. El liberalismo clásico y su concepción


democrática representativa; el socialismo no marxista del siglo XIX y su
concepción sobre la necesidad de enfrentar problemas sociales:

Cuando se habla de “Liberalismo clásico”, generalmente, hacemos referencia al término


empleado para designar la ideología que defiende la propiedad privada, una economía
de mercado no intervenida basada en el libre comercio. Aproximadamente hasta 1900,
esta ideología se conocía simplemente como liberalismo.

A menudo se contrapone el liberalismo clásico con un nuevo liberalismo social, que se


supone que se desarrolla a partir de la variedad clásica alrededor del 1900. Pero el
liberalismo social se desvía esencialmente de su denominación en su raíz teórica en que
niega la capacidad auto-regulatoria de la sociedad: se acude al estado para corregir el
desequilibrio social en cada vez más ramificaciones.

A poco de iniciarse la segunda mitad del siglo XVIII, Rousseau expuso en el Contrato
Social su sistema filosófico y político al formular la teoría de que el pueblo es el único
soberano y de que por tanto sólo el puede dictar las leyes, las que son de ese modo la
expresión pura de la voluntad general. O sea que Rousseau abogó por la democracia
directa, la que tiene vida cuando el pueblo se reúne y da a conocer qué es lo que desea.
Esa tesis revolucionaria, dueña de un inmenso poder de seducción, tenía como marco

16
una ciudad pequeña, Ginebra, de la cual Rousseau se declaraba "ciudadano", en la que
era posible que todos los habitantes se congregaran en un solo sitio a formular sus
determinaciones, que el gobierno se encargaría de ejecutar. El autor del Contrato Social
fue siempre enemigo de la democracia representativa, en la que una entidad, el
Congreso, dicta las leyes. Esa enemistad venía de que la voluntad general, según él, es
inalienable, indivisible y absoluta, y de que sólo pertenece al pueblo.

La evolución social, y sobre todo la magnitud de los Estados nacionales, hacen


imposible que el conjunto del pueblo se reúna, y determinan por tanto la
impracticabilidad de la construcción rousseauniana, por lo cual el liberalismo hizo suya
la fórmula de la democracia representativa, basada en el sufragio, tal como Locke la
había diseñado en forma incompleta, que después Montesquieu habría de redondear. Ese
tipo de democracia, con la consiguiente separación de poderes, funcionaba ya en
Inglaterra, y fue allí donde Montesquieu la vio en aplicación. Así pudo él publicar en
1748 su obra capital, El espíritu de las leyes, que habría de asegurarle puesto de honor
en la historia del pensamiento.

En el S. XIX, la discusión en torno a la democracia se da a través del enfrentamiento del


liberalismo y el socialismo. Lo que se refiere a la relación con la concepción liberal del
estado, es la libertad individual, mientras que la libertad de los antiguos es la expansión
de los mercados. De esta manera se afirma que la única forma de democracia
compatible con el estado liberal es la democracia representativa o parlamentaria. No
pueden llamarse propiamente liberal a un estado que no reconozca algunos derechos
fundamentales de libertades que posibilitan una participación política. En general la
línea de desarrollo de la democracia en los regímenes representativos debe ser buscada
en 2 direcciones: en la gradual ampliación del derecho de voto, el cual antes era
restringido a una parte de los ciudadanos y en la multiplicación de los órganos
representativos que en un primer tiempo estaban limitados a las asambleas.

En ambas direcciones el proceso de democratización se inserta en la estructura del


estado liberal entendido como estado garantista. Pero el proceso de hoy en día consiste
en una transformación más cuantitativa que cualitativa.

El ideal democrático representa un elemento integrante porque una de las metas del
socialismo ha sido el refuerzo de la base popular del estado, otro elemento es que sea
necesario porque sin este refuerzo nunca se alcanzaría la transformación de la sociedad
y por ultimo tiene un elemento que es No constitutivo porque la esencia del socialismo
siempre ha sido la idea de revolucionar de las relaciones sociales, políticas y
económicas.

Lo que identifica la doctrina socialista es la manera de entender el proceso de


democratización del estado. En esta teoría el voto constituye el punto de partida del
proceso de democratización. La profundización del proceso de democracia por parte de
las doctrinas socialistas se produce de dos modos: A través de la crítica de la democracia
representativa y democracia directa; y por otro lado a través de la demanda de que la
participación popular se extienda de los órganos de decisión política a las decisiones
económicas.

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2. 1. b) // Del Laborismo. La Sociedad Fabiana de Londres y sus ideas sobre el rol
económico y social del Estado:

La Sociedad Fabiana es un movimiento socialista británico cuyo propósito es avanzar en


la aplicación de los principios del socialismo democrático mediante reformas graduales.
Es también conocida por formar los cimientos de lo que más tarde sería el Partido
Laborista británico.

Afirman que el sistema competitivo asegura la felicidad y la comodidad de unos pocos a


costa del sufrimiento de muchos y la sociedad que debe ser reconstituido de tal manera
que se garantice el bienestar general y la felicidad.

Los fabianos se asociaron para la difusión de las siguientes opiniones mantenidos por
ellos y discutir sus consecuencias prácticas. A continuación se detallarán algunas de
éstas:
 Que en las circunstancias actuales la riqueza no puede ser disfrutada sin
deshonor o no es percibida sin miseria. Ese es el deber de cada miembro del Estado,
proveer a sus necesidades por el trabajo de su propia cuenta.
 Que un interés de por vida en la tierra y el capital de la nación es el derecho
natural de todo individuo nacido dentro de sus límites y que el acceso a este derecho
de nacimiento no debe depender de la voluntad de cualquier persona privada que no
sea la persona solicitante.
 Que puesto que la competencia entre los productores ciertamente asegura al
público los productos más satisfactorios, el Estado debe competir con todas sus
fuerzas en cada departamento de producción.
 Que tales restricciones en la libre competencia como las sanciones por infringir
el monopolio postal, y la retirada de asilo y trabajo penitenciario de los mercados,
debe ser abolido.
 Que ninguna rama de la industria debería llevarse a cabo en un beneficio por la
administración central.
 Que la Hacienda Pública debe ser impuesta por un impuesto directo, y que la
administración central no debería tener ningún poder legal para detener la reposición
de la Hacienda Pública sobre cualquier porción de los ingresos de las industrias
administradas por ellos
 Que el Estado debe competir con los padres en la prestación de hogares felices a
los niños, para que cada niño pueda tener un refugio contra la tiranía o el descuido
de sus custodios naturales. Que los hombres ya no tienen privilegios políticos para
protegerlos contra la mujer, y que a partir de ahora los sexos deben gozar de iguales
derechos políticos. Que ninguna persona debe de ningún privilegio en consideración
a servicios prestados al Estado por sus padres u otros parientes.
 Que el Estado debe garantizar una educación liberal y una parte igual en la
industria nacional de cada una de sus unidades.

La Sociedad fue fundada con el propósito de "reconstruir la sociedad", basada en el


sistema competitivo, de tal manera que se garantice el bienestar general y la felicidad.
Vale la pena señalar que la palabra "socialismo" no había aparecido todavía en sus
registros, y no es sino hasta la su sexta sesión, celebrada el 21 de marzo de 1884, que la
palabra aparece por primera vez en el acta, como el título de un artículo de La señorita
Caroline Haddon: "Los dos socialismos".

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La Sociedad, de hecho, comenzó su carrera con el que el desconocimiento de meros
nombres que siempre la ha distinguido. Las resoluciones que abogan por la
reconstrucción de la sociedad sobre una base no competitiva con el objeto de poner
remedio a los males de la pobreza, encarnan la esencia del socialismo.

2. 1 c) // De la Socialdemocracia. Las ideas de Louis Blanc sobre el rol económico y


social de Estado:

Aclaración previa. Todas las citas provienen de: Cole, G. H. D. (1980). Historia del
pensamiento socialista. I: Los precursores, 1789-1850. México D. F.: Fondo de Cultura
Económica. La traducción es de Rubén Landa. En números romanos se indico el
número de volumen, y en arábigos la página.

 Louis Blanc (1811-1882):

Ocupó el centro de la escena en el socialismo francés luego de la derrota del


levantamiento parisino de 1839. Su libro Organisation du travail (1839), fue una de las
obras más leídas en la década de 1840 entre los militantes e intelectuales socialistas. El
influjo de Blanc se extendió hasta la derrota de la Revolución de 1848.

Blanc nació en España, hijo de un emigrado francés y de madre española. Fue a Francia
durante la Restauración. Se hizo abogado y periodista. Fue director de LE BONS SENS,
luego de LA REVUE DU PROGRÈS. Exiliado en Gran Bretaña luego de la Revolución
de 1848. En 1870 regresó a Francia. Se opuso a la Comuna de París. Según Cole,
"terminó como representante de una reforma social moderada, actuando generalmente
en los radicales-socialistas. Desde el principio hasta el fin fue, en realidad,
esencialmente un moderado que no creía en las virtudes de una revolución violenta." (I:
171). "Puede ser considerado como un precursor del socialismo democrático moderno.
Influido por los sansimonianos, atribuía al Estado la posición principal en la
planificación económica y en el desarrollo de los servicios sociales." (I: 171).

Apoyaba la democracia representativa basada en el sufragio universal. Creía que se


lograría la transformación del Estado en instrumento de progreso y bienestar. Rechazaba
la lucha de clases; proponía la tesis de la verdadera "solidaridad" entre todos los
miembros de la comunidad. Quería que el reemplazo del capitalismo se produjera sin
violencia, mediante la apelación a la razón. Creía, como Condorcet (1743-1794), que
son las ideas las que hacen la historia y que el desarrollo de la inteligencia humana
llevaría adelante todos los cambios sociales. La República Social representaba la
concreción de una sociedad sin lucha de clases, en la que imperara la solidaridad.

Rechazaba el Socialismo de Estado (y en lo que sigue Cole ve la influencia de los


furieristas): "No quería que el Estado dirigiese la industria, pero sí que ayudase a
establecer organismos autónomos mediante los cuales los obreros la dirigieran por sí
mismos, eligiendo sus propios jefes y repartiéndose la retribución en forma que se
ajustase a una serie general de reglas destinadas a asegurar la distribución justa y la
provisión adecuada para mantener el capital disponible y para hacer nuevas inversiones.

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Quería que de los servicios sociales (...) no estuviese encargado el Estado, sino estas
asociaciones obreras, que se reservarían parte de sus ingresos para sostenerlos. El
Estado, después de haber establecido las leyes necesarias para poner en marcha el nuevo
sistema, en general debía mantenerse al margen, dejando que los nuevos organismos
económicos dirigiesen los asuntos por sí mismos." (I: 172). Proponía (seguía en esto a
los sansimonianos) la creación de un banco de propiedad pública, que concedería la
mayor parte de los créditos. También era partidario de la planificación nacional de la
producción. Sin embargo, deberían ser los organismos obreros y no el Estado quienes
llevaran adelante la producción. (I: 173)

Ahora bien, dejando de lado la cuestión de la vía para llegar al socialismo (la defensa de
la democracia representativa no es el camino - por lo menos eso es lo que indica la
experiencia histórica -, independientemente de que el movimiento obrero necesite de las
libertades democráticas), corresponde resaltar el papel otorgado a las organizaciones de
trabajadores en la producción. Reemplazar la autoorganización de los trabajadores -
verdadera escuela de autogobierno - por la dirección estatal, implica limitar severamente
la posibilidad de construir una sociedad socialista. En este sentido, el planteo de Blanc
es importante, pues rescata la defensa de la organización de la producción por los
trabajadores. Y reconoce, implícitamente, el carácter político del proceso productivo, es
decir, niega que se trate de un ámbito técnico, aislado de la política.

 ¿Cómo poner en práctica el derecho al trabajo?:

La respuesta se encuentra en “Organisation du travail” de Blanc: El Estado debe


asegurar empleo razonablemente bien remunerado a todos los ciudadanos. Pero esto
tenía que aportar capital para poner en marcha los Ateliers Nationaux (Talleres
Nacionales), cuyos primeros directores serían nombrados por el Estado por el término
de un año. Después de esto los obreros elegirían sus propios directores. "El Estado daría
estatutos a los talleres, los cuales se agruparían en corporaciones industriales; pero cada
taller se gobernaría a sí mismo dentro de una estructura general coordinadora. El capital
que fuese suscrito para el desarrollo de los talleres produciría un rédito de interés fijo.
No habría ganancia; el salario al principio sería desigual, pero Blanc pensaba que esta
desigualdad desaparecería gradualmente a medida que mejorase la moral de los
hombres. Su objetivo final era una sociedad en la cual prevaleciese una igualdad
completa tanto económica como social. Bajo el nuevo sistema la herencia desaparecería
también poco a poco." (I: 173). "Blanc pensaba que el derecho al trabajo con un salario
mínimo garantizado, buenas condiciones de empleo y un régimen industrial autónomo
haría que todos los obreros mejores acudiesen a los talleres nacionales, de tal manera
que los capitalistas, viendo que se les marchaban sus mejores obreros, se verían
obligados a transferir sus negocios al nuevo sistema. Creía que la agricultura podría
reorganizarse poco a poco siguiendo líneas análogas. Para el campo aconsejaba un
sistema de talleres rurales, empezando con uno por cada departamento del país. Éstos
serían a la vez granjas colectivas, explotadas con arreglo a las últimas técnicas
científicas, y centros de la industria rural. A través de ellos el conocimiento de las
mejoras agrícolas se difundiría entre los aldeanos, hasta que el nuevo sistema desterrase
al antiguo." (I: 174).
Blanc rechazaba la lucha de clases. "No se proponía (...) acabar con el Estado, que
consideraba órgano indispensable del poder, sino transformarlo en el agente de la clase
trabajadora, y deseaba realizar estas transformación mediante el consentimiento y la

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razón y no por la fuerza de una clase social. Su llamamiento era esencialmente ético."
(I: 175).

Creía que la caída del capitalismo estaba próxima, como resultado de las crisis y del
desempleo. El socialismo era la "consecuencia natural de las revoluciones de 1789 y de
1830; era la forma de armonizar el sistema económico con las ideas de democracia que
la Revolución Francesa había puesto en marcha." (I: 175).

En 1848, luego de la Revolución de Febrero, pasó a formar parte del Gobierno


Provisional como representante del ala socialista de los republicanos, junto con el
dirigente obrero Albert (1815-1895). El resto del Gobierno Provisional era partidario del
laissez faire, pero toleró la presencia de Blanc y de Albert con el propósito de calmar a
los obreros. Se constituyó la Comisión de Luxemburgo, con Blanc de presidente y
Albert como vicepresidente. Integrada por representantes de los patrones y de los
obreros, así como también por economistas y personas dedicadas a estudiar la cuestión
social. Formada por diversos comités, tenía que analizar los distintos proyectos de
reforma social. Carecía de poder para actuar y de dinero. Desde el punto de vista del
Gobierno Provisional cumplió dos funciones básicas: a) apartar a los dirigentes obreros
de la participación activa en el Gobierno Provisional; b) contentar a los sectores
moderados del movimiento obrero, que reclamaban cambios sociales. En los hechos,
Blanc actuó como mediador entre obreros y patronos, contribuyendo a evitar numerosas
huelgas. (I: 175-176).

2. 1. d) // De la Democracia Cristiana. La doctrina social de la Iglesia Católica


Apostólica Romana y sus ideas sobre el rol del Estado y de la propiedad y su
concepción del trabajo:

La doctrina social de la Iglesia no ha sido pensada desde el principio como un sistema


orgánico, sino que se ha formado en el curso del tiempo, a través de las numerosas
intervenciones del Magisterio sobre temas sociales.

La doctrina social de la Iglesia no pertenece al ámbito de la ideología, sino al de la


teología y especialmente de la teología moral. No se puede definir según parámetros
socioeconómicos. No es un sistema ideológico o pragmático, que tiende a definir y
componer las relaciones económicas, políticas y sociales, sino una categoría propia: es
la cuidadosa formulación del resultado de una atenta reflexión sobre las complejas
realidades de la vida del hombre en la sociedad y en el contexto internacional, a la luz
de la fe y de la tradición eclesial. Su objetivo principal es interpretar esas realidades,
examinando su conformidad o diferencia con lo que el Evangelio enseña acerca del
hombre y su vocación terrenal y, a la vez, trascendente, para orientar en consecuencia la
conducta cristiana.

Con su doctrina social la Iglesia se propone ayudar al hombre en el camino de la


salvación: se trata de su fin primordial y único. No existen otras finalidades que intenten
arrogarse o invadir competencias ajenas, descuidando las propias, o perseguir objetivos
extraños a su misión. Esta misión configura el derecho y el deber de la Iglesia a elaborar
una doctrina social propia y a renovar con ella la sociedad y sus estructuras, mediante
las responsabilidades y las tareas que esta doctrina suscita.

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Los problemas de la ocupación reclaman las responsabilidades del Estado, al cual
compete el deber de promover políticas que activen el empleo, es decir, que favorezcan
la creación de oportunidades de trabajo en el territorio nacional, incentivando para ello
el mundo productivo. El deber del Estado no consiste tanto en asegurar directamente el
derecho al trabajo de todos los ciudadanos, constriñendo toda la vida económica y
sofocando la libre iniciativa de las personas, cuanto sobre todo en secundar la actividad
de las empresas, creando condiciones que aseguren oportunidades de trabajo,
estimulándola donde sea insuficiente o sosteniéndola en momentos de crisis.

Para la promoción del derecho al trabajo es importante que exista realmente un libre
proceso de auto-organización de la sociedad. Se pueden encontrar significativos
testimonios y ejemplos de auto-organización en las numerosas iniciativas, privadas y
sociales, caracterizadas por formas de participación, de cooperación y de autogestión,
que revelan la fusión de energías solidarias. Estas iniciativas se ofrecen al mercado
como un variado sector de actividades laborales que se distinguen por una atención
particular al aspecto relacional de los bienes producidos y de los servicios prestados en
diversos ámbitos: educación, cuidado de la salud, servicios sociales básicos, cultura. Las
iniciativas del así llamado «tercer sector» constituyen una oportunidad cada vez más
relevante de desarrollo del trabajo y de la economía.

El Magisterio social de la Iglesia estructura la relación entre trabajo y capital también


respecto a la institución de la propiedad privada, al derecho y al uso de ésta. El derecho
a la propiedad privada está subordinado al principio del destino universal de los bienes y
no debe constituir motivo de impedimento al trabajo y al desarrollo de otros. La
propiedad, que se adquiere sobre todo mediante el trabajo, debe servir al trabajo. Esto
vale de modo particular para la propiedad de los medios de producción; pero el
principio concierne también a los bienes propios del mundo financiero, técnico,
intelectual y personal.

Los medios de producción no pueden ser poseídos contra el trabajo, no pueden ser ni
siquiera poseídos para poseer. Su posesión se vuelve ilegítima cuando o sirve para
impedir el trabajo de los demás u obtener unas ganancias que no son fruto de la
expansión global del trabajo y de la riqueza social, sino más bien de su limitación, de la
explotación ilícita, de la especulación y de la ruptura de la solidaridad en el mundo
laboral.

La propiedad privada y pública, así como los diversos mecanismos del sistema
económico, deben estar predispuestos para garantizar una economía al servicio del
hombre, de manera que contribuyan a poner en práctica el principio del destino
universal de los bienes. En esta perspectiva adquiere gran importancia la cuestión
relativa a la propiedad y al uso de las nuevas tecnologías y conocimientos que
constituyen, en nuestro tiempo, una forma particular de propiedad, no menos importante
que la propiedad de la tierra y del capital.

Con el trabajo y la laboriosidad, el hombre, partícipe del arte y de la sabiduría divina,


embellece la creación, el cosmos ya ordenado por el Padre; suscita las energías sociales
y comunitarias que alimentan el bien común, en beneficio sobre todo de los más
necesitados. El trabajo humano, orientado hacia la caridad, se convierte en medio de
contemplación, se transforma en oración devota, en vigilante ascesis y en anhelante

22
esperanza del día que no tiene ocaso. En esta visión superior, el trabajo, castigo y al
mismo tiempo premio de la actividad humana, comporta otra relación, esencialmente
religiosa, que ha expresado felizmente la fórmula benedictina: ¡Ora et labora! El hecho
religioso confiere al trabajo humano una espiritualidad animadora y redentora. Este
parentesco entre trabajo y religión refleja la alianza misteriosa, pero real, que media
entre el actuar humano y el providencial de Dios.

El trabajo humano tiene una doble dimensión: objetiva y subjetiva. En sentido objetivo,
es el conjunto de actividades, recursos, instrumentos y técnicas de las que el hombre se
sirve para producir, para dominar la tierra, según las palabras del libro del Génesis. El
trabajo en sentido subjetivo, es el actuar del hombre en cuanto ser dinámico, capaz de
realizar diversas acciones que pertenecen al proceso del trabajo y que corresponden a su
vocación personal: El hombre debe someter la tierra, debe dominarla, porque, como
“imagen de Dios”, es una persona, es decir, un ser subjetivo capaz de obrar de manera
programada y racional, capaz de decidir acerca de sí y que tiende a realizarse a sí
mismo. Como persona, el hombre es, pues, sujeto del trabajo.

2. 2. a) // Sus críticas al Liberalismo y al Marxismo:

 En el siguiente fragmento se exponen los argumentos por los cuales la Iglesia, en la


Encíclica CENTESIMUS ANNUS de Juan Pablo II, defiende el derecho a la propiedad
privada (ésto, desde un punto de vista comparativo, contradice al ideal marxista, el
cual asevera que el hombre se encuentra “alienado económicamente” por esta
propiedad privada):

(…) León XIII afirmaba enérgicamente y con varios argumentos el carácter natural del
derecho a la propiedad privada, en contra del socialismo de su tiempo. Este derecho,
fundamental en toda persona para su autonomía y su desarrollo, ha sido defendido
siempre por la Iglesia hasta nuestros días. Asimismo, la Iglesia enseña que la propiedad
de los bienes no es un derecho absoluto, ya que en su naturaleza de derecho humano
lleva inscrita la propia limitación. (…) Dios ha dado la tierra a todo el género humano
para que ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno.
(…) Ésta, por su misma fecundidad y capacidad de satisfacer las necesidades del
hombre, es el primer don de Dios para el sustento de la vida humana. Ahora bien, la
tierra no da sus frutos sin una peculiar respuesta del hombre al don de Dios, es decir, sin
el trabajo. Es mediante el trabajo como el hombre, usando su inteligencia y su libertad,
logra dominarla y hacer de ella su digna morada. De este modo, se apropia una parte de
la tierra, la que se ha conquistado con su trabajo: he ahí el origen de la propiedad
individual. Obviamente le incumbe también la responsabilidad de no impedir que otros
hombres obtengan su parte del don de Dios, es más, debe cooperar con ellos para
dominar juntos toda la tierra.

 El siguiente fragmento representa un claro ejemplo de la postura opuesta, en las


palabras episcopales de León XIII, a las ideologías marxistas y liberales, respecto de
las sociedades contemporáneas; (corresponde a las “alienaciones” propuestas por
Marx de carácter social, político y religioso):

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(…) León XIII escribía: ‘La solución de un problema tan arduo requiere el concurso y la
cooperación eficaz de otros’. Estaba convencido de que los graves problemas causados
por la sociedad industrial podían ser resueltos solamente mediante la colaboración entre
todas las fuerzas. Esta afirmación ha pasado a ser un elemento permanente de la
doctrina social de la Iglesia, (…) El Papa León XIII, sin embargo, constataba con dolor
que las ideologías de aquel tiempo, especialmente el liberalismo y el marxismo,
rechazaban esta colaboración. Desde entonces han cambiado muchas cosas,
especialmente en los años más recientes. El mundo actual es cada vez más consciente de
que la solución de los graves problemas nacionales e internacionales no es sólo cuestión
de producción económica o de organización jurídica o social, sino que requiere precisos
valores ético-religiosos, (…) La Iglesia siente vivamente la responsabilidad de ofrecer
esta colaboración (…)

 El siguiente fragmento corresponde a la postura de la Iglesia en contra de la


ideología liberal económica:

Da la impresión de que, tanto a nivel de Naciones, como de relaciones internacionales,


el libre mercado sea el instrumento más eficaz para colocar los recursos y responder
eficazmente a las necesidades. Sin embargo, esto vale sólo para aquellas necesidades
que son ‘solventables’, con poder adquisitivo, y para aquellos recursos que son
‘vendibles’, esto es, capaces de alcanzar un precio conveniente. Pero existen numerosas
necesidades humanas que no tienen salida en el mercado. Es un estricto deber de justicia
y de verdad impedir que queden sin satisfacer las necesidades humanas fundamentales y
que perezcan los hombres oprimidos por ellas. Además, es preciso que se ayude a estos
hombres necesitados a conseguir los conocimientos, a entrar en el círculo de las
interrelaciones, a desarrollar sus aptitudes para poder valorar mejor sus capacidades y
recursos. (…)

 A continuación, un fragmento evidencia nuevamente la oposición al marxismo, pero


en este caso se tocará la base del mismo: el materialismo, tomado de Feuerbach:

Otra forma de respuesta práctica, finalmente, está representada por la sociedad del
bienestar o sociedad de consumo. Esta tiende a derrotar al marxismo en el terreno del
puro materialismo, mostrando cómo una sociedad de libre mercado es capaz de
satisfacer las necesidades materiales humanas más plenamente de lo que aseguraba el
comunismo y excluyendo también los valores espirituales. En realidad, si bien por un
lado es cierto que este modelo social muestra el fracaso del marxismo para construir una
sociedad nueva y mejor, por otro, al negar su existencia autónoma y su valor a la moral
y al derecho, así como a la cultura y a la religión, coincide con el marxismo en el
reducir totalmente al hombre a la esfera de lo económico y a la satisfacción de las
necesidades materiales.

 Críticas a las ideas marxistas acerca de la propiedad privada en la Encíclica «Rerum


Novarum» de León XIII:

Preciso es descender concretamente a algunos casos particulares de la mayor


importancia. Lo más fundamental es que el gobierno debe asegurar, mediante prudentes

24
leyes, la propiedad particular. De modo especial, dado el actual incendio tan grande de
codicias desmedidas, preciso es que las muchedumbres sean contenidas en su deber,
porque si la justicia les permite por los debidos medios mejorar su suerte, ni la justicia
ni el bien público permiten que nadie dañe a su prójimo en aquello que es suyo y que,
bajo el color de una pretendida igualdad de todos, se ataque a la fortuna ajena. Verdad es
que la mayor parte de los obreros querría mejorar su condición mediante honrado
trabajo y sin hacer daño a nadie (…).

2. 2. b) // Su concepto de justicia social. Diferencia entre justicia conmutativa y


justicia distributiva; concepto de las corrientes políticas y concepto católico:

La sociedad asegura la justicia social cuando realiza las condiciones que permiten a las
asociaciones y a cada uno conseguir lo que les es debido según su naturaleza y su
vocación. La justicia social está ligada al bien común y al ejercicio de la autoridad. La
justicia social sólo puede ser conseguida sobre la base del respeto de la dignidad
trascendente del hombre. La persona representa el fin último de la sociedad, que está
ordenada al hombre.

El respeto de la persona humana implica el de los derechos que se derivan de su


dignidad de criatura. Estos derechos son anteriores a la sociedad y se imponen a ella.
Fundan la legitimidad moral de toda autoridad. Menospreciándolos o negándose a
reconocerlos en su legislación positiva, una sociedad mina su propia legitimidad moral.
Sin este respeto, una autoridad sólo puede apoyarse en la fuerza o en la violencia para
obtener la obediencia de sus súbditos. Corresponde a la Iglesia recordar estos derechos a
los hombres de buena voluntad y distinguirlos de reivindicaciones abusivas o falsas.
Los contratos están sometidos a la justicia conmutativa, que regula los intercambios
entre las personas en el respeto exacto de sus derechos. La justicia conmutativa obliga
estrictamente; exige la salvaguardia de los derechos de propiedad, el pago de las deudas
y el cumplimiento de obligaciones libremente contraídas. Sin justicia conmutativa no es
posible ninguna otra forma de justicia.

La justicia conmutativa se distingue de la justicia legal, que se refiere a lo que el


ciudadano debe equitativamente a la comunidad, y de la justicia distributiva que regula
lo que la comunidad debe a los ciudadanos en proporción a sus contribuciones y a sus
necesidades. En virtud de la justicia conmutativa, la reparación de la injusticia cometida
exige la restitución del bien robado a su propietario: “Jesús bendijo a Zaqueo por su
resolución: “Si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo” (Lc 19, 8).

Los que, de manera directa o indirecta, se han apoderado de un bien ajeno, están
obligados a restituirlo o a devolver el equivalente en naturaleza o en especie si la cosa
ha desaparecido, así como los frutos y beneficios que su propietario hubiera obtenido
legítimamente de ese bien. Están igualmente obligados a restituir, en proporción a su
responsabilidad y al beneficio obtenido, todos los que han participado de alguna manera
en el robo, o que se han aprovechado de él a sabiendas; por ejemplo, quienes lo hayan
ordenado o ayudado o encubierto.

25
2. 2. c) // Sus ideas sobre la seguridad social. El Código de Malinas y otros
antecedentes:

 La Democracia Social o Social Democracia:

De acuerdo con Eduard Bernstein es: “Partido político reformista, socialista y


democrático que lucha por el progreso social y la conquista de la democracia con la
finalidad de impulsar el desarrollo de la sociedad hacia el socialismo”.

 Ideología:

“La esencia de la socialdemocracia ha sido y es la búsqueda de los medios necesarios


para alcanzar las mayores cuotas de libertad, igualdad y bienestar entre los miembros de
toda la sociedad”

 La Democracia Social plantea:


 Una economía mixta.
 Un sistema de seguridad social.
 Organismos gubernamentales que regulen la empresa privada.
 Ecologismo.
 Sistemas de impuesto progresivo.
 Política social secular y progresista.
 Inmigración y multiculturalismo.
 Comercio justo en libre comercio.
 Promoción de justicia social y derechos humanos.

 La Democracia Social Contemporánea:

En los últimos tiempos, diversos socialdemócratas mantienen que no existe un conflicto


entre la economía capitalista de mercado y su definición de una sociedad de bienestar
mientras el Estado posea atribuciones suficientes para garantizarles a los ciudadanos
una debida protección social.

 Código de Malinas:

Como consecuencia de la Encíclica de León XIII (v.) Rerum Novarum, se despertó en


todos los medios católicos gran interés por los estudios de doctrina social cristiana; en
este ambiente se organizó en 1920 la Unión internacional de Estudios sociales, con sede
en Malinas y dirigida sucesivamente por los cardenales. Mercier (v.) y Van Roey. La
Unión se proponía estudiar los problemas sociales a la luz de la moral católica;
comunicar a los católicos sus conclusiones para que ellos las pusiesen en práctica; crear
un órgano consultivo para responder a los problemas concretos que se les planteasen.

El fruto más consistente de su actividad fue la elaboración de un Código Social


publicado en 1927. Consta de una introducción y siete capítulos: familia, vida cívica,

26
profesión, vida económica, asociaciones privadas, vida internacional y, finalmente, vida
sobrenatural como coronación de la vida terrena.

Redactado en francés, fue traducido a numerosos idiomas (castellano, italiano, alemán,


inglés, portugués, holandés, polaco y chino) y su influencia entre los estudiosos de los
temas sociales fue considerable desde el momento de su aparición.

Como complemento y bajo el título La Hiérarchie Catholique et la Probléme Social


(París 1931), se publicó una colección de cerca de 1.500 documentos pontificios y
episcopales a partir de 1891.

Más adelante se publicaron nuevos códigos que vinieron a ampliar algunos aspectos ya
contenidos en el primero: Código de moral internacional (1937); Código de la familia
(1951); Código de moral y política (1957).
La traducción castellana de todos ellos fue realizada por el jesuita Ireneo González
(Santander 1959).

 Democracia Cristiana:

La doctrina demócrata cristiana no surge por una decisión voluntarista, consecuencia de


una mera especulación intelectual. Es por el contrario, en sus orígenes, una respuesta a
la situación que a mediados del siglo XIX, genera la aplicación de la doctrina liberal al
campo económico y social en la Europa decimonónica, ya impactada anteriormente por
los cambios provocados por la revolución industrial.
 Encíclica Rerum Novarum: A fines del siglo XIX la Iglesia Católica, con el Papa
León XIII a la cabeza, redacta la Encíclica Rerum Novarum, con la finalidad de
hacer frente a los socialismos y de tomar parte en las problemáticas sociales. De
esta carta, los fundadores tomaron los siguientes puntos a la hora de formar el
partido Demócrata Cristiano:
 Al contrario del socialismo, rechaza los bienes comunes (en su totalidad) y
defiende la libre utilización de ellos.
 Dios ha entregado al hombre la tierra para su cultivo, y cada uno es libre
de utilizarlo como quiera.
 Al ser el hombre superior a todos los demás animales, debe usar la
inteligencia para disponer de sus recursos y bienes como mejor le parezca.
 Rechaza el odio existente entre las clases ricas y las proletarias que
proponía Marx.
 La familia es anterior al orden social, por tanto, debe estar por delante de
los derechos civiles: “He aquí, pues, la familia o sociedad doméstica, bien
pequeña, es cierto, pero verdadera sociedad y más antigua que cualquiera otra,
la cual es de absoluta necesidad que tenga unos derechos y unos deberes
propios, totalmente independientes de la potestad civil”.
 La familia es el pilar básico de la sociedad.
 Las virtudes cristianas son claves para que los proletarios puedan superar
la pobreza: solidaridad, humildad, etc.

 Respecto al rol del Estado, el documento lo sitúa en un sector intermedio:

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No debe ser invasivo y controlar todos los aspectos de la vida, como propone el
socialismo, pero sí debe ser una suerte de velador o cuidador de la sociedad: “No es
justo, según hemos dicho, que ni el individuo ni la familia sean absorbidos por el
Estado; lo justo es dejar a cada uno la facultad de obrar con libertad hasta donde sea
posible, sin daño del bien común y sin injuria de nadie. No obstante, los que gobiernan
deberán atender a la defensa de la comunidad y de sus miembros”.

 La Seguridad Social:

La seguridad social, también llamada seguro social o previsión social, se refiere


principalmente a un campo de bienestar social relacionado con la protección social o
cobertura de las necesidades reconocidas socialmente, como salud, vejez y/o
discapacidades.

La Organización Internacional del Trabajo, en un documento publicado en 1991


denominado "Administración de la Seguridad Social", definió la seguridad social como:
“La protección que la sociedad proporciona a sus miembros, mediante una serie de
medidas públicas, contra las privaciones económicas y sociales que, de no ser así,
ocasionarían la desaparición o una fuerte reducción de los ingresos por causa de
enfermedad, maternidad, accidente de trabajo, o enfermedad laboral, desempleo,
invalidez, vejez y muerte; también la protección en forma de asistencia médica y de
ayuda a las familias con hijos”.
 Objetivos: El objetivo de la seguridad social es tomar en cuenta:
 El seguro social, es decir, la entidad que administra los fondos y otorga los
diferentes beneficios que contempla la seguridad social en función del
reconocimiento a contribuciones hechas para un esquema de seguro.
 Estos servicios o beneficios incluyen generalmente la provisión de
pensiones de jubilación, el seguro de incapacidad, las pensiones de viudez y
orfandad, los cuidados médicos y el seguro de desempleo.
 El mantenimiento de ingresos, principalmente la distribución de efectivo
en caso de pérdida de empleo, incluyendo jubilación, discapacidad y
desempleo.
 Los servicios provistos por las administraciones responsables de la
seguridad social, según el país, pueden incluir cuidados médicos, aspectos de
trabajo social e incluso relaciones industriales.
 El término también se usa para referirse a la seguridad básica, un término
aproximadamente equivalente al acceso a las necesidades básicas, tales como
comida, educación y cuidados médicos.

 Historia de la Seguridad Social:

La seguridad social nace en Alemania, en la época del canciller Otto von Bismarck, con
la Ley del Seguro de Enfermedad, en 1883.

La expresión "seguridad social" se populariza a partir de su uso por primera vez en una
ley en Estados Unidos, concretamente en la Social Security Act de 1935.
Posteriormente, el concepto es ampliado por sir William Beveridge en el llamado
Informe Beveridge (Social Insurance and Allied Services Report) de 1942 con las

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prestaciones de salud y la constitución del National Health Service británico (Servicio
Nacional de Salud) en 1948.

Japón, desde antes de la Segunda Guerra Mundial, es uno de los principales impulsores
mundiales de la seguridad social, al haber creado el Ministerio de Sanidad, Trabajo y
Bienestar y su propio sistema de pensiones e incapacidad.

2. 2. d) // Su concepto sobre Estado de Bienestar:

Más que un concepto específico, se considera que el término es una categoría práctica
para designar ya sea un conjunto de propuestas o una propuesta general acerca de cómo
el Estado debe o puede proceder.

La noción de "Estado Benefactor" tiene su origen en el año 1945, como consecuencia de


la experiencia traumática de la crisis generalizada producto de la Gran Depresión, que,
generalmente, se considera que culminó en la Segunda Guerra Mundial. Marshall define
Estado del Bienestar como una combinación especial de la democracia, el bienestar
social y el capitalismo.

 Definición:

Es un tipo de pacto social donde se estableció quien reparto más equitativo de los
beneficios y de la riqueza entre toda la población con un objeto de evitar el malestar
social que llevo a las sociedades europeas a la segunda guerra mundial.

 Término de la palabra:

Las nociones actuales de "Estado del Bienestar" corresponden al término inglés Welfare
State (del que es traducción literal), cuyo uso quedó acuñado a partir de 1945, en la
posguerra de la Segunda Guerra Mundial.

 Puntos de Vista:

Desde un punto de vista conservador los beneficios del Estado del Bienestar son dobles:
por un lado, la generación de consenso social de forma que el sistema funcione de forma
armónica y eficiente.

Una función de creación y reforzamiento de valores éticos fundamentales a la existencia


y estabilidad de relación sociales, llevando así a una creciente integración social: "la
provisión de los beneficios (del Estado del Bienestar) es sobre la base de ayudar a los
menos privilegiados a adquirir la disciplina necesaria para adherir a los estándares
morales (sociales o comunes).

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3. Aspectos Económicos: el estado como impulsor y equilibrador del mercado.
3. 1 Sus concepciones económicas:
a) Keynes y su Teoría General: la función del gasto público, la moneda, el
interés y el pleno empleo:
b) Roosevelt y su concepto sobre el gasto público como activador del ciclo
económico:

3.2 Sus políticas económicas:


a) La expansión del gasto público: nuevos alcances y nuevos aspectos:
b) Actividades económicas asumidas por el Estado en Gran Bretaña, Australia,
Suecia, Francia, y Estados Unidos en el siglo XX:

3. 1. a) // Keynes y su Teoría General. La función del gasto público, la moneda, el


interés y el pleno empleo:

 Nacimiento economía keynesiana:

Ésta recibe su nombre, producto de las teorías y principios formuladas por el


economista británico John Maynard Keynes (1883–1946), el cual es considerado como
el fundador de la macroeconomía moderna. Su obra más famosa, “La teoría general del
empleo, el interés y el dinero”, fue publicada en 1936. Pero su precursora de 1930, “El
tratado sobre el dinero”, es a menudo considerada como más importante para el
pensamiento económico.

Hasta entonces, la ciencia económica analizaba solo condiciones estáticas,


esencialmente estudiando en detalle una instantánea de un proceso en rápido
movimiento. En su Tratado, Keynes creó un enfoque dinámico que convirtió la ciencia
económica en un estudio del flujo de ingresos y gastos, y abrió nuevas perspectivas para
el análisis económico

 La función del gasto público:

El economista británico John Maynard Keynes proponía que el Estado tuviera un papel
protagonista en la economía, en antítesis al principio liberal económico en el que éste no
debía intervenir, dejando que fueran las libres fuerzas del mercado las que resolvieran
los asuntos económicos. Consideraba que era necesario el empleo de los fondos
públicos junto a la intervención estatal para lograr el pleno empleo y la estabilidad de
los precios.

 Pleno empleo:

Keynes encabezó una revolución del pensamiento económico que descalificó la idea
que el libre mercado automáticamente generaría pleno empleo, es decir, que toda
persona que buscara trabajo lo obtendría en tanto y en cuanto los trabajadores
flexibilizaran sus demandas salariales.

30
Considera que la inversión es determinante del nivel de empleo (dado que el empleo en
actividades de inversión sostiene la demanda de consumo) Por lo tanto el desempleo se
origina por una cantidad insuficiente de ésta. Por ello, para asegurar el pleno empleo,
aconseja la intervención del Estado para estimular el consumo y la inversión. El
gobierno debe mantener el monto de sus inversiones fijo y no disminuirlas con el
objetivo de evitar que las inversiones privadas disminuyan. A la vez, puede acrecentar
las inversiones privadas y consecuentemente los ingresos, bajando, a través de su
regulación, la tasa de interés.

 La moneda:

Considera que el dinero desempeña tres funciones: medio de cambio, unidad de cuenta,
y acumulador de valor. Los que tienen más renta y riqueza de la que consumen de
ordinario pueden acumular exceso de varias formas, entres las que se cuentan atesorar
dinero, prestar dinero e invertirlo en algún tipo de bien de capital. Si optan por acumular
su riqueza en forma de dinero, no obtienen renta, si prestan su dinero, perciben interés,
y si adquieren un capital de inversión, esperan percibir beneficios. Keynes dice que el
dinero puede ser la forma más segura para acumular riqueza.

Cuando los poseedores de riqueza expresan en general una preferencia por atesorar
dinero más bien que por prestarlo o invertirlo, la producción de riqueza social real está
en desventaja. Esta preferencia por la posesión de dinero, más bien que por la posesión
de riqueza rentable, sólo existe en un grado importante en un mundo en que el futuro
económico es incierto.

 El interés:

Es la recompensa por transferir la disposición sobre la riqueza en su forma líquida. El


tipo de interés depende de la intensidad del deseo de atesorar, o de lo que Keynes llama
preferencia de liquidez, para fines especulativos. Cuando mayor es la preferencia de
liquidez, más elevado es el tipo de interés que hay que pagar.

Keynes carga el acento sobre el deseo de atesorar. El atesoramiento es uno de los


fenómenos que aparecen de una manera completamente diferente cuando se miran
desde la posición del individuo a cuando se miran desde el punto de vista de la
economía en toda su amplitud.

3. 1. b) // Roosevelt y su concepto sobre el gasto público como activador del ciclo


económico:

 Contexto histórico previo a la asunción de Franklin Delano Roosevelt:

 Antecedentes de la Crisis de 1929: Luego de la finalización de la primera guerra


mundial, la economía norteamericana empezó a disfrutar de un liderazgo absoluto,
ocupando un lugar destacado en las finanzas mundiales. Era, por otra parte, la gran

31
beneficiaria de la guerra, debido a su posición acreedora de gran parte de la deuda
que los países aliados habían contraído con este país. Durante todos esos años,
EE.UU. vivió un periodo de prosperidad y optimismo. El conjunto de la producción
industrial aumentó en un 64%, siendo destacables los avances en sectores como el
acero, el petróleo, y productos químicos. A la vez, la industria de bienes y consumos
al mismo ritmo, el automóvil cuya producción duplicada en 7 años, alcanzo entre en
1928/29 los 5.300.000 vehículos. La prosperidad americana se reflejaba en el
aumento de los salarios, la mejora de la capacidad adquisitiva, y la instalación del
estilo de vida americano, en el que creció el consumo individual y el optimismo. El
liberalismo económico era extremo y salvaje, el estado estaba ausente de cualquier
intervención en los mercados.

 El crack de la Bolsa de Nueva York: Da su inicio el 24 de Octubre de 1929. Este


día es recordado como el “Jueves negro” y supuso el origen de un colapso financiero
dramático y de una recesión económica sin precedentes. El mayor mercado de
valores del mundo se hundió y llevó a la ruina a miles de inversores desatando una
crisis que condujo a la depresión de los años treinta. Ésta se manifestó en todos los
campos de la economía y de la sociedad y su principal consecuencia fue la
dislocación del sistema económico con la quiebra en cadena de todos los sectores.
Se produjo un crecimiento espectacular del paro, y apareció la pobreza en una
nación que había vivido años de prosperidad. En un principio la crisis surgió en los
Estados Unidos, pero fue exportada a Europa debido a la interdependencia existente
entre las relaciones financieras de ambas economías. Esto provoco en el viejo
continente efectos semejantes a los de EE.UU. tales como una gran falta de liquidez
en bancos e industrias, cierre de empresas, incremento del paro, y baja del consumo.

 Presidencia de Franklin D. Roosevelt:

 Inicio: Miembro del partido demócrata, accede a la presidencia el 4 de marzo de


1933, venciendo al ex presidente Hebert Clark Hoover, cuya actuación política y
económica había agravado la crisis adoptando medidas que resultaron ser un
fracaso. Sus políticas liberales aplicadas para salir de la crisis no dieron resultados
positivos, sino que agravaron la recesión con más paro, y más contracción.
La elección de Roosevelt se ve como el cambio exigido por el pueblo para poner en
marcha nuevas soluciones que pudieran afrontar la crisis. Se inició un nuevo
gobierno demócrata y progresista en el que se cuestionarían todas las ideas del
modelo económico liberal. El mercado ya no era capaz de resolver por sí mismo los
problemas que la libertad económica y la especulación habían provocado. Se
necesitan implementar importantes cambios.

 New Deal: Se implementa un nuevo programa gubernamental para solventar la


crisis existente y socorrer la economía de los Estados Unidos tras la gran depresión.
Esto consiste en que el Estado adopte una nueva política intervencionista. Un
importante aumento público por parte del gobierno para reanimar la actividad
económica estancada y permitir que la rueda retome su funcionamiento. Debe
intervenir activamente, que éste coordine y regule la actividad industrial y el nivel
adquisitivo de la población.

 Concepto del gasto público como activador del ciclo económico: El aumento del
gasto público desarrollado durante el New Deal implicaría un importante incremento

32
en la contratación directa por parte del gobierno, el control de precios y salarios,
subvenciones, y un plan de realización de obras públicas junto a una planificación
estatal. Se rompía drásticamente con la filosofía del capitalismo clásico. Estas
medidas constituyeron una inyección de confianza e ilusión para la sociedad
norteamericana la cual se reflejó a través del mercado de trabajo, aumentando la
renta disponible, y el consumo de las familias, lo que afianzaría y determinaría un
voto de confianza en el sistema adoptado, generando una reactivación de la
economía.

Roosvelt aplicando el New Deal se valió del aumento del gasto de dinero del Estado
para generar actividad económica y poder adquisitivo, tal como lo propuso John
Maynard Keynes, al que siguió en gran parte de sus postulados.

3. 2. a) // La expansión del gasto público. Nuevos alcances y nuevos aspectos:

 Concepto, características y aspectos del gasto público:

Se define como gasto público las erogaciones en que incurren el conjunto de entidades
estatales de un país. Éste comprende las compras y gastos que un estado realiza en un
periodo determinado, que por lo general es un año.

Dentro del gasto público están los gastos de inversión, los gastos de funcionamiento y
los gastos destinados al servicio de la deuda tanto interna como externa, esto es al pago
de intereses y amortización de capital.

Toda erogación o salida de dinero originada en una empresa o entidad estatal, hace parte
de éste. Se incluyen dentro del gasto público inclusive las erogaciones de entidades
descentralizadas, tanto nacionales como provinciales y municipales.

Los economistas lo consideran dentro de los elementos más importantes en el manejo


macroeconómico de un país, puesto que dependiendo del nivel de gasto que realice el
estado, así mismo será el efecto que se tenga dentro de la economía. El gasto público
puede desde dinamizar la economía hasta ser el causante de fenómenos como la
inflación y la devaluación y/o revaluación de la moneda.
Este elemento también incide en la política impositiva de un país y en el conocido
déficit fiscal, fenómeno común a todos los estados.

 Alcances dentro de la economía:

El gasto público tiene un papel protagónico en la economía, en la medida en que le


inyecta gran dinamismo al tiempo que puede causarle daño. Es un gran generador de
empleo, y en el caso de los países en desarrollo, el estado es el mayor empleador. En
muchos municipios y ciudades pequeñas, el estado es casi el único empleador, y todo
esto se financia con gasto público. Éste inyecta una cantidad de recursos en la economía
mediante la adquisición de bienes y servicios, el empleo, mediante la inversión en
infraestructura etc.

33
El gasto público suele ser una medida efectiva y muy utilizada cuando el estado intenta
empujar una economía ralentizada o en recesión, como está sucediendo precisamente en
Estados unidos y Japón, donde se han anunciado millonarias inversiones públicas para
generar empleo e inyectar recursos al mercado. Como recientemente ha explicado el
mismo Ministro de Finanzas japonés Tarō Asō: “En lo referente a obras públicas, vamos
a intentar que el 80% de los contratos reflejados en los presupuestos, con un valor de
unos 12,1 billones de yenes (95.781 millones de euros), se ejecuten en la primera mitad
del ejercicio” Los proyectos de obras públicas citados por el titular de Finanzas oriental
incluyen la mejora de carreteras, puertos o terrenos agrícolas y también de edificios
públicos como colegios e implican también acelerar el proceso de reconstrucción de las
zonas afectadas por las concurrentes catástrofes naturales sufridos. A su vez el mismo
Donald J. Trump anunció un plan de obra pública por diez años y un billón de dólares.
Cabe destacar que la obra pública fue uno de los pilares que planteó su campaña
presidencial, en la cual prometió crear 25 millones de empleos, para dar un empujón a
la economía.

3. 2. b) Actividades económicas asumidas por el Estado en Gran Bretaña,


Australia, Suecia, Francia, y Estados Unidos en el siglo XX:

 Estados Unidos:

Entre finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX se inició un período de
extraordinario desarrollo, favorecido por los recursos naturales del país y las distintas
posibilidades para enriquecerse. Durante el lapso de 1860 a 1900 la producción se
multiplicó por veinte.

El progreso de la industria norteamericana se debió principalmente a los siguientes


factores:
 Abundancia de recursos naturales.
 Gigantesco mercado interior.
 Aporte de técnicos capacitados e ingeniosos inventores.
 Concentración de capitales financieros.

El boom económico convirtió a los Estados Unidos en potencia capitalista, con un auge
de los monopolios, los pool y los trusts. Surgieron los “reyes” de la monarquía
económica y capitalista: Rockefeller del petróleo, Carnegie del acero, Armour de la
carne conservada, Vanderbilt de los ferrocarriles, Duke del tabaco, Ford de los
automóviles, etc. La empresa y el libre mercado gobernaban la economía creciente del
país.

Los obreros se agruparon en asociaciones con fines prácticos y de carácter pacifista, y


en general, no adhirieron a posiciones extremas.
Después de la Primera Guerra Mundial (1914 – 1918), Estados Unidos fue, de las
potencias democráticas, la que se llevó la mejor parte frente a una Europa empobrecida.
Alejada geográficamente de la guerra, participó en ella casi al término, y sus pérdidas
humanas fueron mínimas, en relación con sus aliados. Los norteamericanos
conquistaron gran parte de los mercados tradicionales europeos, aumentaron sus
inversiones y mejoraron sus industrias. Esta situación originó una época de prosperidad.

34
Se vivía un boom a ritmo de rock'n'roll, los americanos gastaban dinero, se iban de
fiesta, y compraban coches y acciones.

En el año 1929, se produjo en los Estados Unidos una saturación de mercados. Debido a
un excesivo desarrollo de la producción, los artículos no encontraban compradores y las
existencias se amontonaban en forma alarmante. Esta situación, sumada a un ansia
especulativa, hizo prever una grave crisis económica, la cual convulsionó el 24 de
octubre del mismo año. Se inició un dramático descenso del valor de las acciones en la
Bolsa de Nueva York. En pocas semanas comenzó a faltar el dinero, se paralizaron los
negocios y quebraron seis mil Bancos. La Gran Depresión, se prolongó varios años y
recién en 1933 los gobiernos pudieron superar los efectos más graves. Ésta crisis se
produjo cuando gobernaba los Estados Unidos el presidente Hoover, del partido
republicano, quien en las elecciones de 1932 fue vencido por el demócrata
Franklin D. Roosevelt. Éste entre los años, 1933 y 1939, al frente del gobierno tomó
medidas que significaron cambios fundamentales en la economía norteamericana, por
medio de un programa que recibió el nombre de New Deal, expresión inglesa que
significó “nueva política económica”. Fue un plan de desarrollo general, con una mayor
intervención del Estado en la economía.

Luego de la Segunda Guerra Mundial (1939 – 1945), puede afirmarse que de todas las
potencias de Occidente, la vencedora fue Estados Unidos. El país no sufrió los estragos
de los bombardeos y al término del conflicto aumentó su expansión política y
económica.

Bajo la presidencia de Harry Truman (1945-1953) quien sucedió a Roosevelt, y ante la


grave crisis que afrontaban los países europeos después de la guerra, se aprobó una ley
de cooperación económica, denominada Plan Marshall. Se estableció un aporte de
12.000 millones de dólares a entregar en el período de 1948 – 1952, en forma de
préstamo. // Extracto explicativo de un discurso de George Marshall, Secretario de
Estado de los Estados Unidos, e impulsor del Plan Marshall, en la Universidad de
Harvard, el 5 de junio de 1947: “Yo no tengo necesidad de recordarles, señores, que la
situación mundial es muy seria. Una de las dificultades consiste en que el problema es
de una tal complejidad que el conjunto de los hechos presentados al público por la
prensa y la radio hace extremadamente difícil, para el hombre de la calles, apreciar
claramente la situación. Además, las gentes de este país están dejadas de las zonas
angustiadas del globo, siendo conveniente para ellos comprender la situación y las
reacciones de los pueblos que sufren, y las consecuencias de estas reacciones sobre sus
Gobiernos, en relación con nuestros esfuerzos para promover la paz en el mundo. (...)
Considerando las necesidades para una puesta en orden de Europa, las pérdidas de vidas
humanas, las visibles destrucciones de ciudades, fábricas, minas, ferrocarriles, han sido
correctamente estimadas; pero ha llegado a ser evidente durante el transcurso de los
últimos meses que esta destrucción aparente es probablemente menos seria que la
dislocación de toda la estructura económica europea (…). Los tradicionales lazos
comerciales, las instituciones privadas, los bancos, las compañías de seguros y
marítimas han desaparecido, por falta de capitales, absorbidos como consecuencia de
nacionalizaciones, o por simple desaparición. En gran número de países, la confianza en
la moneda nacional ha sido rota (…). La reconstrucción ha sido seriamente retardada
por el hecho de que dos años después del fin de las hostilidades un tratado de paz no ha
podido ser establecido con Alemania y con Austria. La verdad es que las necesidades de
Europa en productos alimenticios y otros productos esenciales —principalmente de

35
América— en el curso de los tres o cuatro años próximos excederán en este punto su
capacidad de pago, teniendo necesidad de una ayuda suplementaria importante, si se
quiere evitar que tenga graves problemas económicos, sociales y políticos (...) Además
de los efectos desmoralizadores sobre el mundo en general y de los peligros de
desórdenes resultantes de la desaparición de los pueblos en cuestión, las consecuencias
sobre la economía americana están claras para todos. Es lógico que los Estados Unidos
hagan todo lo posible para favorecer la vuelta del mundo a una salud económica normal,
sin la cual no puede haber ni estabilidad política ni paz asegurada. Nuestra política no
está dirigida contra ningún país ni doctrina, sino contra el hambre, la pobreza, la
desesperación y el caos (…). Toda asistencia por parte de nuestro Gobierno debe ser, no
un paliativo, sino un remedio. Todo Gobierno que consienta en colaborar con nosotros
en la tarea de reconstrucción encontrará, estoy seguro, una cooperación completa por
parte del Gobierno americano. Todo Gobierno que maniobre para detener la
reconstrucción de otros países no puede esperar ayuda de nuestra parte. Además, los
Gobiernos, partidos políticos o grupos que intentan perpetuar la miseria humana para su
provecho político o de otra clase, encontrarán la oposición de Estados Unidos (…) No
sería ni conveniente ni eficaz el poner en aplicación unilateralmente por nuestra parte un
programa destinado a restablecer a Europa sobre sus bases, económicamente. Esto es
asunto de los europeos. La iniciativa, en mi opinión, debe venir de Europa. El papel de
nuestro país deberá consistir en ayudar a los europeos a elaborar tal programa, y
seguidamente a aplicarlo, en la medida en que nosotros podamos hacerlo. El programa
deberá ser aceptado por la mayoría, si no la totalidad de las naciones europeas (…)” //

La situación post segunda guerra fue exitosa para Estados Unidos, ésta se denomina
Edad de oro y transcurre desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta la
crisis del petróleo de 1973. La misma estuvo caracterizada por dos procesos: el
crecimiento económico nunca antes alcanzado y el enfrentamiento entre las dos grandes
potencias, los Estados Unidos y la Unión Soviética, en el marco de la Guerra Fría. Esta
fue una de las razones por las que la expansión del capitalismo fue acompañada de una
fuerte presencia del Estado, otorgando importancia a cuestiones sociales.

En la posguerra se acentuó la tendencia intervencionista del Estado que había


comenzado a desarrollarse en la década de 1930 y que dio forma al Estado de Bienestar.
Se asumieron tareas activas en relación con las posibilidades de incidir directamente
sobre la actividad económica, en cuestiones como el nivel de empleo, de demanda y de
inversión, para asegurar las condiciones de reproducción del sistema capitalista.

Uno de los nuevos y más destacados rasgos de la economía fue la producción a bajo
costo de una enorme y diversificada cantidad de bienes, a raíz del desarrollo de nuevas
tecnologías y la introducción de métodos de producción más eficientes. La consecuencia
fue la necesidad de dar salida a estos excedentes de producción, para cual el desarrollo
de la publicidad condujo a la consolidación de la llamada sociedad de consumo.
En este período, Estados Unidos se consolidó como la principal potencia mundial.

La “Edad de oro” de la economía norteamericana e internacional finalizó abruptamente


a comienzos de los años setenta. En 1973, la Organización de Países Exportadores de
Petróleo (OPEP), presentándolo como represalia por el apoyo occidental a Israel en la
guerra del Yom Kippur, decidió incrementar el valor del hasta entonces estable y bajo
precio del petróleo. Igualmente EEUU, no fue el más perjudicado ya que contaban con

36
un cierto grado de independencia energética, sino que fueron Europa Occidental, Japón
y los países menos desarrollados.

A la crisis energética vino a sumarse la del sistema de Bretton Woods. El déficit


comercial norteamericano y el abandono de la convertibilidad en oro del dólar. Todo
esto provocó inestabilidad en el sistema monetario internacional. El desempleo y la
inflación se instalaron permanentemente en el escenario económico.

Un gran aumento adicional del precio del petróleo en 1979 agudizo los problemas. Un
nuevo término económico se hizo popular: “estanflación” (estancamiento con inflación).
En 1979-1981, los incrementos del IPC superaron el 10%, lo que, desde 1950, sólo
había ocurrido en 1974. Para combatir la inflación, se adoptó una política monetaria
restrictiva que acabó venciéndola, pero al precio de un aumento del desempleo, que
llegó a casi el 10% en 1982-1983, y de un crecimiento del PIB per cápita negativo (-
1%) en 1980-1982.

A partir de 1983, la economía norteamericana recuperaría la senda del crecimiento. Para


entonces, el keynesianismo había sido desplazado por la “regeanomia”, la política
económica aplicada por el presidente Reagan: una curiosa combinación de recortes en
los impuestos, especialmente para las rentas más altas, desregulación de los mercados y
aumento del gasto en defensa junto a control de otras partidas de gasto público. Los
cuatros pilares de esta política fueron: Reducir el crecimiento del gasto público; Reducir
los tipos marginales de los impuestos que gravaban el trabajo y el capital (Impuesto
sobre la renta e Impuesto sobre las ganancias de capital); Reducir la regulación de la
actividad económica; Control de la oferta monetaria; y reducir la inflación.

Reagan fue sustituido por George H. W. Bush (1988-1992), también republicano, quien
tuvo que hacer frente a una fuerte recesión económica, agravada por el enorme déficit
que le dejó Reagan. Las dificultades económicas explican que, pese a que Bush
contempló como presidente el fin de la URSS, el gran enemigo durante décadas, el
presidente republicano fracasara en su intento de ser reelegido en 1992. Los demócratas,
con Bill Clinton, retornaron a la Casa Blanca.

Durante todo el siglo, como resultado de la creatividad, iniciativa y trabajo arduo que la
libre empresa ha fomentado, combinada con controles gubernamentales estatuidos para
la protección tanto de los trabajadores como de los consumidores dio resultado a que
Estados Unidos se ha convertido en una de las naciones más ricas del mundo.

 Gran Bretaña: Durante el siglo XIX el Reino Unido superó en renta per cápita a los
demás países europeos, superando ampliamente a Francia y Alemania que tenían rentas
similares entre sí. Siendo una de las principales potencias económicas del mundo.

La rivalidad entre las potencias industriales europeas por la expansión económica y


política condujo al estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Por un lado se
alinearon los países centrales: Austria-Hungría y Alemania, posteriormente Turquía y
Bulgaria y, por otro, los Estados aliados: Francia, Gran Bretaña, Rusia, Serbia y Bélgica
y, en el curso de la guerra, Italia, Japón, Portugal, Rumania, Estados Unidos y Grecia.

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Pese a la victoria, Inglaterra salió debilitada de la guerra. Invirtió 40.000 millones de
dólares en gastos militares, movilizó 7.500.000 soldados, sufrió 1.200.000 bajas y
adquirió una enorme deuda externa. La posterior depresión económica reavivó las
protestas obreras, cuya máxima expresión fue la huelga general de 1926. El gobierno
conservador declaró ilegal la huelga, pero no tomó medidas económicas para revitalizar
la industria.

En las elecciones de 1929, triunfaron los laboristas regresando al poder, pero fueron
arrastrados por la Gran Depresión, durante la cual el gobierno laborista se escindió por
las demandas de realizar recortes en el gasto público para mantener el patrón oro.

El 3 de setiembre de 1939, dos días después del ataque alemán a Polonia, Inglaterra
declaró la guerra a Alemania, iniciando su participación en la Segunda Guerra Mundial
(1939-1945). En mayo de 1940 se formó un gabinete de coalición presidido por Winston
Churchill. De 1939 a 1941 los grandes beligerantes fueron Gran Bretaña y Francia por
un lado y, por el otro, Alemania e Italia, esta última desde 1940. Como aliados menores
del nazismo participaron Hungría, Rumania, Bulgaria y Yugoslavia. En 1941, la Unión
Soviética, Japón y Estados Unidos ingresaron en la contienda. El 8 de mayo de 1945
Alemania firmó su rendición. Inglaterra, Estados Unidos y la Unión Soviética fueron los
grandes vencedores. No obstante, la guerra evidenció la declinación del Imperio
Británico y consagró la supremacía de Estados Unidos en los campos económico,
financiero, tecnológico y militar. La excelente y sólida relación entre Churchill con
Roosevelt aseguró el envío de suministros vitales desde los Estados Unidos al Reino
Unido a través de las rutas marítimas del Atlántico Norte (casi 10 000 toneladas de
ayuda por viaje, que algunas veces hundieron los alemanes ayudándose de la máquina
Enigma). La reelección de Roosevelt fue un alivio para Churchill, debido a que estaba a
favor de la ayuda a Gran Bretaña. Para ello se creó la ley de Préstamo y Arriendo.
Gracias a esta ley el presidente de los Estados Unidos podía autorizar la exportación de
material bélico a los países que considerara que eran importantes para la defensa de
Estados Unidos. El pago del material se realizaría una vez terminada la guerra.

En mayo de 1945, el gobierno laborista de Clement Attlee, que había ganado las
elecciones parlamentarias bajo el lema “Hemos ganado la guerra, ahora ganemos la
paz”, estatizó las minas de carbón, el Banco de Inglaterra y las industrias de hierro y
acero. Además sentó las bases para el establecimiento del estado del bienestar en su país
creando, entre otras, la asistencia sanitaria universal y gratuita en Reino Unido. Está
considerado como uno de los mejores primeros ministros, y como uno de los más
populares. A principios de la década siguiente el gobierno conservador revertiría esta
medida.

En el período posterior se alternan mayoría de gobiernos conservadores con alguno


laborista como el de Harold Wilson (1964 – 1970) Durante su primer mandato la
economía británica se encontraba en una situación difícil: tuvo que adoptar medidas
para lidiar con un déficit en la balanza de pagos y dificultades monetarias. En
noviembre de 1967 el gobierno se vio forzado a devaluar la libra esterlina a pesar de que
había declarado previamente que tal medida no iba a ser necesaria.

Posteriormente en el gobierno de Edward Heath (1970 – 1974) se tuvo que hacer frente
a la crisis del conflicto terrorista en Irlanda del Norte. La crisis económica dio al traste
con los intentos por reactivar la economía, lo que constituyó uno de sus fracasos

38
fundamentales en política interior durante su gestión. Se enfrentó a huelgas en
empresas estatales clave (puertos, minas de carbón y el sistema ferroviario), que
desembocaron en la victoria del Partido Laborista en dos elecciones en 1974.

Transcurren dos años (1974 – 1976) bajo un segundo mandato de Harold Wilson, el cual
finalizó pronto debido a que el 16 de marzo de 1976, anunció su dimisión.

La gestión de Leonard James Callaghan (1976 – 1979), concluye en el llamado invierno


del descontento, con el país prácticamente paralizado por continuas huelgas sindicales,
que dieron munición a la oposición conservadora. Una moción de censura, que
Callaghan perdió por un voto, precipitó la convocatoria de las elecciones generales de
1979, en las que ganó el Partido Conservador, con Margaret Thatcher al frente.

La nueva gobernante la cual ejerció como Primer Ministra durante los años 1979 –
1990, aplicó duras medidas para bajar la inflación y planes para reducir el papel del
Estado en la economía Los ejes de la política económica de Thatcher estuvieron
influenciados por los movimientos monetaristas y por economistas como Milton
Friedman. Junto con el canciller Geoffrey Howe, disminuyó los impuestos directos
sobre la renta e incrementó los impuestos indirectos. También aumentó las tasas de
interés para desacelerar el crecimiento de la oferta monetaria y así disminuir la inflación
e introdujo límites en efectivo de los gastos públicos y redujo las inversiones en
servicios sociales como la educación y la vivienda. La “Dama de Hierro” reformó el
sistema de impuestos local al reemplazar los impuestos domésticos basados en el valor
nominal de renta de una propiedad con el cargo comunitario o poll tax, en el cual todos
los adultos residentes pagaban una misma cantidad. El nuevo impuesto fue introducido
en Escocia en 1989 y en Inglaterra y Gales al año siguiente, y pasó a ser una de las
políticas más aborrecidas durante todo su mandato. El descontento público culminó en
una manifestación de más de 70.000 personas en Londres el 31 de marzo de 1990; las
huelgas cerca de Trafalgar Square acrecentaron las protestas por el poll tax con un saldo
de 113 personas lesionadas y 340 detenidos. El cargo comunitario fue abolido por su
sucesor, John Major.

En relación con la industria Thatcher estaba decidida a reducir el poder de los sindicatos
ya que acusaba a sus líderes de debilitar la democracia parlamentaria y el desarrollo
económico mediante las huelgas y protestas. Varios sindicatos entraron en huelga como
respuesta a la nueva legislación creada para disminuir su poder, pero la resistencia luego
colapsó. Sólo el 39 % de los trabajadores sindicalizados votaron por los laboristas en las
elecciones generales de 1983. La huelga de los mineros de 1984-1985 fue la
confrontación más importante entre un sindicato y el gobierno de Thatcher. En marzo de
1984, el Consejo Nacional del Carbón (NCB) propuso el cierre de 20 de las 174 minas
propiedad del estado, con el despido de 20 000 de los 187 000 mineros. Dos tercios de
los mineros británicos, liderados por la Unión Nacional de Mineros (NUM) bajo el
mando de Arthur Scargill, dejaron sus herramientas en protesta. Thatcher se negó a
cumplir las demandas de los sindicatos y comparó las disputas con los mineros con el
conflicto de las Malvinas, al declarar en un discurso en 1984: “Tuvimos que luchar con
el enemigo en el exterior en las Malvinas. Siempre tenemos que estar alerta del enemigo
interno, el cual es más difícil de combatir y más peligroso para la libertad”. Después de
un año en huelga, en marzo de 1985, el líder del NUM cedió sin lograr ningún acuerdo.
El coste para la economía fue estimado en al menos 1500 millones de libras y la huelga
fue responsable en gran parte de la caída de la libra esterlina frente al dólar

39
estadounidense. En 1985 el gobierno cerró 25 minas de carbón y para 1992, la cifra ya
ascendía a 97; y las que continúan funcionando fueron privatizadas. Esto resultó en la
pérdida de 10 000 empleos y el efecto económico devastó comunidades enteras.

En materia de privatizaciones La política de privatización ha sido denominada como un


ingrediente crucial del thatcherismo. Después de las elecciones de 1983, las ventas de
las empresas de servicios públicos del Estado se aceleraron; se recaudaron más de 29
mil millones de libras de la venta de las industrias paraestatales y otros 18 mil millones
de libras de la venta de las council houses. El proceso de privatización, especialmente la
preparación de las industrias paraestatales para su venta, se asoció con una mejoría muy
marcada en su desempeño, particularmente en términos de productividad laboral.
Algunas de las industrias privatizadas, como las del gas, el agua y la electricidad, eran
monopolios naturales donde la privatización hizo poco por incrementar la
competitividad. Las industrias privatizadas que demostraron un mejoramiento a menudo
lo hicieron mientras aún eran propiedad del Estado. La privatización de las empresas
públicas se combinó con la desregulación financiera en un intento por mantener el
crecimiento económico. El gobierno de Thatcher alentó el crecimiento de los sectores
financieros y de servicios para compensar la débil industria manufacturera británica.

Respecto a su política exterior, mantuvo una actitud dura ante la Comunidad Europea y
alineamiento con Washington.

En 1989, tras la crisis del gobierno de Margaret Thatcher, que acabó con la
remodelación del gabinete, fue nombrado John Major como Ministro de Asuntos
Exteriores británico y el 25 de octubre de ese mismo año, la primera ministra le nombró
Ministro de Economía. En 1990, tras la dimisión de Thatcher, Major pasó a ocupar su
cargo, apoyado por ella y continuó en la misma línea que ella, aunque más conciliadora
con Europa.

 Francia:

La Época bella es una expresión para designar el periodo de la historia de Europa


comprendido entre el final de la Guerra franco-prusiana en 1871 y el estallido de la
Primera Guerra Mundial en 1914.Esta designación respondía en parte a una realidad
recién descubierta que imponía nuevos valores a las sociedades europeas (expansión del
imperialismo, fomento del capitalismo, enorme fe en la ciencia y el progreso como
benefactores de la humanidad)

El auge industrial estuvo relacionado en parte con las innovaciones tecnológicas, cuyo
ejemplo por excelencia es el automóvil, sector aparecido en la transición de dos siglos y
del cual Francia se convirtió en el segundo productor mundial. Fue en esta época que
aparecieron las grandes empresas de esta industria, como Peugeot, Berliet o Renault. A
pesar de ello, el sector se mantuvo muy disperso: había 155 constructores de
automóviles en 1914. Si la innovación data del inicio del período, fue al final de este
que se presentó su verdadero boom: 45.000 automóviles fueron producidos anualmente,
mientras que solo 107.000 fueron inscritos en Francia. Asimismo, se desarrollaron
precozmente otras industrias, tales como la aeronáutica o el cine.

40
Entre los sectores industriales recientemente surgidos, el eléctrico tuvo un crecimiento
importante en la época: su consumo se quintuplicó entre 1900 y 1913. Vinculadas con la
electricidad, se desarrollaron ciertas industrias metalúrgicas (el aluminio, cuya
producción se decuplicó entre 1900 y 1913) y químicas. Las industrias tradicionales
aprovecharon también la coyuntura: la metalurgia vio agrandarse su mercado por las
nuevas industrias, desarrollándose en particular en Lorena.

La agricultura, sector donde el crecimiento pasó de una tasa media anual de 0,1% entre
1860 y 1890 a una tasa de 0,9% entre 1890 y 1913, se benefició también de la
expansión económica.

Para 1914, Francia junto con los otros competidores de Alemania había entrado en una
carrera armamentista que, nuevamente, estimuló temporalmente el gasto, a la vez que
redujo el ahorro y la inversión. La Primera Guerra Mundial produjo un resultado
económico desastroso para todas las partes (excepto para Estados Unidos y Japón), no
solo para quienes la perdieron. Como lo predijo John Maynard Keynes en su libro post-
Conferencia de Versalles, las fuertes reparaciones de guerra impuestas sobre Alemania
no solo fueron insuficientes para reanimar la recuperación económica francesa, sino que
dañaron en gran medida a Alemania que era su gran socio comercial; por tanto, daño
también a Francia.

El periodo de entreguerras se caracterizo por una diversificación de la producción, así


como de intensificación y de racionalización del esfuerzo de inversión en la industria.
Gracias a la depreciación del franco, las exportaciones se incrementaron (42% entre
1923 y 1927); sin embargo, las posiciones adquiridas en la exportación fueron
temporales y cuando el franco se estabilizó a fines de los años 1920, no se pudieron
conservar algunos mercados nuevos (como el automotriz o el de la seda). Se produjo
una modificación estructural de las exportaciones con una caída de los productos de
lujo, bienes que no son realmente industriales, en beneficio de los productos
manufacturados resultante de procesos de fabricación fuertemente capitalistas.

Francia debía devolver una deuda colosal a Estados Unidos. Para ello, contaba con las
fuertes reparaciones de guerra que había impuesto sobre la Alemania derrotada. Los
costos de la reconstrucción en el noreste del país eran considerables, sin embargo, el
flujo monetario de Francia hacia Alemania ampliaba mecánicamente el déficit comercial
y el franco se depreció.

La economía francesa permaneció en un estado vegetativo hasta 1935 debido a malas


políticas económicas. La crisis fue, esencialmente, una crisis de la inversión y del
ahorro, provocada por la caída de los beneficios a raíz de la deflación (el índice de los
precios industriales cayó un 25% entre 1931 y 1935). La crisis afecto de manera
diferente a los trabajadores de los sectores expuestos a la competencia internacional y a
la población protegida (funcionarios, jubilados, etc.)

Empeñados en mantener el mismo valor del franco, el Gobierno redujo el gasto del
Estado e impuso disminuciones en las tasas de arrendamiento, con la vana esperanza de
que una menor demanda provocaría una disminución de los precios suficiente para
restablecer la competitividad-precio. Simultáneamente, los Gobiernos llevaron una
política malthusiana y fueron al rescate de empresas en dificultades que no podían
permitirse colapsar; de esta manera, surgieron Air France en 1931 y la SNCF en 1937.

41
Asimismo, el Estado promovió las alianzas entre empresas que alejaran el riesgo de
quiebra, pero que limitaron el alcance de la deflación y perjudicaron los ingresos de los
consumidores.

El período de entreguerras se caracterizó por la ausencia de todo esfuerzo sistemático de


parte del Estado para administrar de manera coherente los nuevos tributos que imponía
sobre la economía. Ni el intervencionismo estatal en el sector energético y de los
transportes ni las acciones para controlar o mantener ciertos precios se inscribieron en
algún plan conjunto.

En 1938, el Gobierno decidió realizar fuertes devaluaciones del franco (en mayo de ese
año, el franco valía 36% de su valor en 1928) y los Gobiernos de Daladier llevaron a
cabo una política económica liberal que aumentó el potencial de producción por medio
de una política de oferta que incentivó la inversión privada, liberó los precios, transfirió
los gastos de las obras públicas hacia los gastos militares. El cambio fue dramático: la
producción aumentó en un 15% entre noviembre de 1938 y junio de 1939, la inflación
se detuvo y el franco se estabilizó.

Luego de la Segunda Guerra Mundial se tardó muchos años reparar las fuertes pérdidas
materiales, ya que las batallas y los bombardeos habían destruido ciudades, fábricas,
puente y vías férreas. En total, alrededor de un millón doscientos mil edificios fueron
destruidos o dañados.

En 1945, el gobierno provisional, presidido por Charles de Gaulle y compuesto de


comunistas, socialistas y gaullistas, nacionalizó los sectores claves de la economía
(energía, transporte aéreo, bancos de depósitos, aseguradoras) y grandes empresas como
Renault, creó la seguridad social y los comités de empresa. Un verdadero Estado de
bienestar se puso en funcionamiento. La planificación económica fue emprendida con la
creación del Comisariado general del Plan en 1946, cuya dirección fue confiada a Jean
Monnet; el primer “Plan de modernización y de equipamiento” para el período 1947-
1952 abarcó las actividades básicas (energía, acero, cemento, transportes, agricultura);
Posteriormente el segundo Plan (1954-1957) tuvo objetivos más amplios: construcción
de viviendas, acondicionamiento del territorio, investigación científica, e industrias de
transformación.

El ejemplo francés fue uno de los casos más concretos de implementación de una
economía mixta. El líder de la Francia liberada, Charles De Gaulle, compartía con la
izquierda la concepción de que el papel del Estado debía ser mucho más activo. Las
nacionalizaciones fueron muchas, continuando una tendencia que se había iniciado con
la gran depresión en la cual se habían nacionalizado los ferrocarriles, la industria
aeronáutica y la de armamentos. En la posguerra fueron la industria automovilística, el
transporte aéreo, la minería de carbón, el gas, la electricidad, el Banco de Francia y
otros bancos comerciales, las que pasaron en manos del Estado. Así, el Estado se
convirtió en el principal productor y empleador del país, pero las nacionalizaciones no
implicaron una modificación de la estructura fabril y la mayoría de las empresas
conservó su autonomía.

El pilar básico de la economía francesa fue la planificación estatal siendo su impulsor


Jean Monnet. La misma apuntó a guiar la producción antes que a controlarla. El
crecimiento se basó en el desarrollo de seis industrias estratégicas: carbón, acero,

42
cemento, electricidad, transportes y maquinaria agrícola; más tarde se les sumaron el
petróleo y los fertilizantes. Los sucesivos planes cuatrienales se plantearon objetivos
diversos, desde la expansión de la industria pesada hasta la consolidación de beneficios
sociales para jubilados y asalariados de bajos ingresos, pasando por el desarrollo
científico y tecnológico. El plan Marshall creó las condiciones para la puesta en marcha
del primer plan, pudiéndose financiar las importaciones esenciales para el despegue y lo
dotaron de capitales para impulsar la industria pesada.

El principal factor en la restructuración y el despegue de la industria francesa lo


constituyó el ingreso en la Comunidad Económica Europea. La obligación de competir
condujo a una transformación tanto de la agricultura como de la industria. El campo
completó su reconversión basado en una disminución de la población activa y el
aumento de la producción gracias a las mejoras técnicas y de la racionalización de los
procesos productivos. También, se abandonaron las zonas menos productivas y
aumentaron las exportaciones agrarias. Con respecto a la industria, bajo la tutela del
estado, esta se renovó de manera total, aumentado su competitividad en el escenario
internacional. Como resultado, entre 1949 y 1969 las exportaciones industriales
aumentaron en un 5,5%, para la década del 70, Francia era una potencia industrial de
primer orden.

En 1973 frente a un escaso crecimiento de la fuerza de trabajo da lugar a una crisis


económica, la que se vio acompañado por la reconocida crisis del petróleo. Debido a
ésta última Valéry Giscard d'Estaing Presidente de la República Francesa durante esa
época necesitó y decidió ahorrar energía, por lo que en 1975 se instauró el cambio de
hora en verano, lo que permitió ahorrar un 0,5 % en electricidad, al limitar la necesidad
de iluminación.

François Maurice Adrien Marie Mitterrand, sucesor de Valery Giscard fue presidente de
la República Francesa de 1981 a 1995. Es el presidente que más tiempo ha permanecido
en el cargo: catorce años. En los aspectos económicos, este primer mandato se
caracterizó en un comienzo momento por unas pocas estatizaciones, entre las que
destacan algunos bancos —solo Paribas entre los importantes— y algunos grupos
industriales como Rhône-Poulenc, Saint-Gobain, Thomson, y el grupo industrial Suez.
También se siguió una política de control de la inflación. Se produjo un significativo
aumento del desempleo y del déficit público y se emprendieron medidas impopulares:
en el Nord se cerraron o reconvirtieron la mayor parte de las minas de carbón, lo que
hizo crecer el descontento social. Durante su segundo mandato se instauro un salario
social (RMI) cuyo objetivo era asegurar la supervivencia incluso de los que no trabajan
ni tienen derecho a seguro de desempleo.

Para finales del siglo la deuda pública francesa aumentaba en grandes niveles, lo que
condujo a que actualmente se hayan privatizado grandes empresas, y la presión fiscal
sea de las más altas.

 Suecia:

Durante el período de 1890 a 1930 tuvo lugar en Suecia la Segunda Revolución


Industrial. En este período las nuevas industrias evolucionaron, especialmente en

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mercado doméstico: ingeniería mecánica, sector eléctrico, la industria del papel y la
textil.

En esos años también se presentaron desarrollos interesantes en la minería: se


inventaron nuevos métodos para usar y refinar el mineral de hierro. Como resultado,
pudo utilizarse mineral con contenido relativamente alto de fósforo; esto llevó a la
apertura de minas en Lappland y Grängesberg, en Suecia central. La ingeniería también
exhibió desarrollos de alto interés durante este período. Esta fue la época en que los
intentos internos de innovación comenzaron a dar dividendos. Las innovaciones internas
pasaron a constituir el fundamento de las firmas suecas, que llegarían a ser la piedra
angular del desarrollo nacional hasta la actualidad.

El Estado fue muy activo durante el período que va de 1870 a 1914. Un aspecto de
importancia es que el gobierno y el Riksdag (el Parlamento) crearon diversas
instituciones con el propósito de hacer el “inventario” del país con el fin de prospectar y
encontrar todas sus riquezas y recursos naturales. Se fundó una organización estatal,
SGU, para las prospecciones geológicas, La prospección de minerales llegó a ser una
especialidad sueca y tuvo importancia tanto para la industria minera nacional como por
sus repercusiones en el exterior. Se creó además una organización para la investigación
marina, la hidrografía y la tecnología del agua. También se le asignó su propia
organización a la meteorología. La botánica y la zoología también recibieron apoyo, en
una búsqueda mixta de objetivos económicos y de ciencia aplicada, La medicina tuvo
sus propios estudios.

La cooperación entre el Estado y la industria fue amplia e intensa; y siempre se la


consideró un asunto natural y exento de complicaciones. El Estado apoyó también la
agricultura, estableciendo instituciones para el mejoramiento de semillas y la
ampliación del conocimiento de nuevas plantas y métodos de cultivo.

Esta fue también una época de grandes transformaciones en el seno de las universidades
y en el conjunto de la enseñanza superior. En épocas anteriores las universidades habían
estado dominadas por el Derecho y la Teología. Las dos universidades estatales, en
Upsala y Lund, eran remolonas y exhibían un claro retraso. Su objetivo era la educación
de profesores, burócratas y clérigos luteranos. En la década de 1870 comenzó a
observarse un gran cambio. El énfasis se desplazó con rapidez y drásticamente hacia las
ciencias. Incluso hubo un pequeño flujo de recursos que se filtró hacia la economía y las
ciencias sociales. Se crearon dos universidades privadas en Estocolmo y Gotenburgo.
Ambas pretendían ser instituciones modernas de educación.. y rehusaron enseñar
Teología y Derecho. En ambas ciudades se pusieron también en marcha universidades
politécnicas que pronto adquirieron gran importancia en la formación de ingenieros y
administradores de empresas. En Estocolmo se creó una escuela avanzada de negocios,
de carácter privado.

En 1914 estalló la Primera Guerra Mundial y entonces aumentó la demanda de


exportaciones de productos suecos que eran estratégicamente importantes como el acero
(que sería usado para la industria armamentística). Las partes beligerantes, como Reino
Unido, usaron principalmente la impresión de papel de moneda con el fin de financiarse
en la guerra, aumentar la inflación y de esta manera conseguir que los precios de las
exportaciones de Suecia crecieran rápidamente. La transferencia masiva de moneda

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extranjera como forma de pago en el período de guerra ayudó al país a pasar de ser uno
de los mayores deudores del mundo a ser un acreedor neto después de la guerra.
Los años entre las dos guerras: al margen de éstas, Suecia logró mantenerse fuera de la
Primera Guerra Mundial. Durante los primeros dos años de la conflagración la
producción se incrementó muy rápidamente, hasta alcanzar un “peak” en 1916. El
superávit de exportaciones fue muy alto. Pero entonces la guerra cambió de carácter, y
Suecia fue afectada. Tanto las exportaciones como las importaciones cayeron. La
industria se encontró incapaz de adquirir las materias primas y otros insumos
necesarios. Hacia 1918 la producción industrial estaba un 25% por debajo del nivel de
1913. No obstante, Suecia tuvo una alta dosis de buena suerte. Al estallar la guerra, el
Riksbank había determinado que los billetes de banco no podrían seguir convirtiéndose
en oro; en lugar de generarse una salida de oro, lo que se produjo fue un gran flujo de
entrada, originado por el gran superávit de la cuenta corriente. De este modo, el
considerable monto de deuda externa que se había adquirido durante 40 años de
importaciones de capital pudo reembolsarse rápidamente a precios inflacionarios en
monedas depreciadas. Antes de la guerra, los pagos de intereses alcanzaban al 10% de
las exportaciones totales; al pagarse la deuda internacional, después de la guerra, los
intereses se hicieron insignificantes. Así, la neutralidad y la inflación internacional
aportaron a Suecia ganancias inesperadas, que sirvieron para incrementar el bienestar en
el período entre las dos guerras.

En 1919 empezó a producirse una cierta recuperación económica, tendencia que se


quebró con la crisis deflacionaria que se desencadenó en 1921. Entre 1921 y 1922 los
precios se redujeron a la mitad. Esto derivó en la desorganización de la producción y en
un abrupto crecimiento del desempleo. Hacia 1923 aún no se había vuelto a alcanzar el
nivel de la producción de 1913. A partir de entonces, el proceso de crecimiento se puso
nuevamente en marcha. La producción empezó a aumentar y creció a un ritmo
relativamente parejo durante la mayor parte del período entre las dos guerras. Se
introdujo la jornada de trabajo de 8 horas, lo que significó una caída de 15% en la oferta
de trabajo. La década de 1920 se caracterizó por la racionalización del trabajo y un
incremento de la productividad laboral.

La depresión internacional de 1929 afectó a Suecia, pero sus efectos fueron


comparativamente suaves. Pronto la producción industrial empezó a aumentar: entre
1923 y 1929 había aumentado en 64%, y desde 1929 a 1939 aumentó en otro 66%.
Durante los años entre las dos guerras los ingresos globales crecieron anualmente en
2.5%. En la década de 1920 el crecimiento económico se había mantenido orientado a
las exportaciones; en la década de 1930 fueron los mercados internos los que se
expandieron. Persistió así el esquema de crecimiento equilibrado. Esto puede explicarse
parcialmente por la política de manejo activo de la demanda que siguió el gobierno
socialdemócrata elegido en 1932 (y que continuaría en el poder por 44 años). Sin
embargo, durante todo el período entre las dos guerras se mantuvo un desempleo
persistente: nunca hubo desempleo verdaderamente masivo (excepto quizás durante un
breve período en el invierno de 1933), pero la desocupación tampoco bajó nunca del
10%. La década de 1920 fue un período de superávit en el balance de la cuenta
corriente. Suecia empezó a transformarse en un exportador de capital. En los primeros
años de la década de 1930 la situación monetaria fue algo delicada, ya que las reservas
internacionales sólo cubrían dos meses de importaciones. Cuando Inglaterra devaluó, en
1931, el Riksbank decidió imitar el ejemplo, determinando la flotación de la corona. En
1933 el precio de la corona se fijó a una nueva paridad respecto de la libra esterlina.

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Esto significó para la moneda sueca una devaluación efectiva de 44% en relación al
dólar y al oro. Durante el resto de la década de 1930 la corona estuvo algo subvaluada.
Continuó existiendo un pequeño superávit en el balance de la cuenta corriente. La
tradición de inocencia monetaria persistió, junto con un patrón de crecimiento
razonablemente rápido y parejo.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, la economía sueca se encontraba en buenas


condiciones, especialmente en términos relativos. Suecia había logrado mantener su
neutralidad durante el conflicto y su sistema de producción industrial estaba intacto. Las
importaciones estaban reguladas, pero tendieron a crecer rápidamente. Existía cierto
temor a la inflación. El Ministro de Comercio de esa época, Gunnar Myrdal. estaba
preocupado tanto de la depresión como de la inflación. En 1946, a petición de Myrdal,
el gobierno adoptó la inesperada decisión de revaluar la corona. La lógica detrás de esta
política era simple: una apreciación de la moneda iría en contra de la inflación.

En 1949, Inglaterra tomó la iniciativa y devaluó la libra en 30%. Suecia imitó el


ejemplo sin vacilar. De este modo, en los años inmediatamente posteriores a la guerra,
las políticas cambiarias tuvieron un papel importante sólo durante un breve período.
Pronto vino el estallido coreano. La devaluación y el conflicto se juntaron para producir
un alza abrupta de la inflación en 1950 y 1951. En estos dos años los precios subieron
en 14 y 16% respectivamente. Fueron los años de “inflación por una sola vez”. En 1952
la tasa de inflación había bajado a 8% y para 1953 estaba en 2%. Suecia se hizo parte
del FMI y adhirió al sistema de Bretton Woods. La inocencia cambiaria volvió a
imponerse, y en los 20 años siguientes el tipo de cambio se mantuvo estable y, por
alguna razón, la balanza de pagos estuvo siempre en equilibrio.

Las exportaciones habían empezado acrecer con rapidez en 1949. Durante los dos años
siguientes su valor se duplicó. La combinación de una gran devaluación y el conflicto
coreano tuvo un marcado impacto sobre las exportaciones. El ímpetu exportador se
debió a la transición a una economía más normal. A medida que se descartaban las
regulaciones y controles se incrementaba la participación de las exportaciones en la
economía. Durante los años 60 continuó la liberalización comercial, en parte debido a la
creación de las dos uniones aduaneras (la Asociación Europea de Libre Comercio y el
Mercado Común Europeo), y en parte a causa de la disminución general de aranceles y
la supresión de controles e impedimentos comerciales entre las naciones industriales
occidentales. Entre 1946 y 1970, el volumen de las exportaciones suecas creció en más
de un 10% al año. El grupo más importante de exportaciones era el de productos de
ingeniería, en un sentido amplio. Quienes más crecieron dentro de este sector de la
ingeniería fue el de las exportaciones de automóviles (Volvo y Saab), que crecieron con
rapidez, especialmente durante la última parte del período. En 1966 las exportaciones de
automóviles superaron las importaciones del mismo rubro. Otro grupo exportador en
expansión fue el de productos de hierro y acero. El crecimiento de las exportaciones de
este sector comprendió principalmente productos más desarrollados de alta calidad.

Las importaciones también crecieron, pero no tan rápidamente, y Suecia alcanzó un


superávit en su cuenta corriente. En los veinte años siguientes, Suecia no tuvo
problemas con su balanza de pagos. No fue sino a fines de la década de 1960 cuando
volvieron a presentarse problemas en el sector externo.

46
El crecimiento económico sueco alcanzó su “peak” durante el período comprendido
entre 1950 y 1970. La producción industrial aumento en más de 6% al año y la mayoría
de los otros sectores creció a ritmos de entre 4 y 5%.

Una nueva característica distintiva fue el rápido crecimiento del sector gobierno; área
que se expandió a un ritmo anual de casi 6% durante la década de 1960. Este fue el
período en que el Estado benefactor se estableció definitivamente en su forma local.

La época de posguerra fue desusadamente armoniosa y próspera. La tasa de inflación


estaba bajo control: alcanzó a 4% anual entre 1950 y 1970. La tasa de acumulación de
capital también aumentó. La inversión total aumentó en 4.5% anual durante la década
de 1950. En los pocos años del auge de la inversión que empezó en 1958, el stock de
capital acumulado en la industria aumentó en 50%. La combinación de la alta tasa de
expansión en la productividad del trabajo con el aumento en la intensidad global del
capital condujo a un rápido crecimiento de los salarios reales.

Al explotar la burbuja que se había gestado durante la década de los 80 como


consecuencia de de la desregulación del sector financiero además de la suma de la
desintegración de la URSS que supuso el hundimiento de las economías del Este,
importantes socios comerciales de los países nórdicos, se gesta una crisis crediticia, por
lo que el gasto público empieza a dispararse hasta alcanzar su nivel más alto a
consecuencia de esta crisis, para atender la emergencia social y para lograr estabilidad,
el Estado salió al rescate de los ciudadanos más vulnerables. La gestión de la crisis se
centró básicamente en intervenir el mismo sector que la había provocado, la banca Se
sanearon, rescataron y se nacionalizaron los bancos, con el aumento que eso supuso del
gasto público y de la deuda, durante toda la crisis el nivel de intervención del estado
sobre el sector bancario era casi absoluto, incluso los bancos privados se vieron
obligados a seguir las directrices del gobierno para evitar la nacionalización. El estado
rescató los depósitos pero no a los accionistas, a los que les exigió avales recuperando
así la inversión casi por completo. Desde el banco central se devalúa el marco sueco
para fomentar las exportaciones, se eleva el tipo de interés marginal hasta el 500% para
evitar la fuga de capitales y se suben los impuestos para hacer frente al déficit. El
resultado de esta política intervencionista es un rotundo éxito, el país sale de la crisis en
pocos años, y el impacto de esta en los ciudadanos fue prácticamente inexistente gracias
a la política social de gasto. El país no sale de la crisis reduciendo el gasto público, sino
aumentándolo.

En los años posteriores el gasto se reduce en relación al PIB porque este crece, se
reduce la deuda, que había aumentado puntualmente, porque se recupera la mayor parte
de la inversión vendiendo los activos aunque conservando parte importante de ellos, los
cuales hoy siguen dando beneficios al estado, el gasto público sin embargo continúa
aumentado en términos absolutos y en gasto per cápita, y el estado del bienestar se
mantiene prácticamente intacto durante y tras esta crisis.

Durante el siglo XX se estableció firmemente una hegemonía política y social bajo la


bandera de la socialdemocracia. Se difundió en todo el mundo la reputación del modelo
sueco en perfecto funcionamiento. Prevalecía la armonía social, construida sobre una
economía en rápida expansión. Los conflictos se resolvían por negociación. Rara vez se
manifestaba oposición a los valores predominantes, y las disputas laborales eran pocas y

47
muy distanciadas. Suecia llegó a reconocerse como el hogar de la democracia
igualitaria.

En la economía sueca fue muy importante el sector público con un sistema de


protección social tan desarrollado. Este sector da empleo a una tercera parte de la
población activa del país y gestiona servicios como la educación, la sanidad o la
atención domiciliaria. El gobierno sueco considera una de sus principales prioridades en
materia de política económica el control de los precios y la inflación. El Banco Central
intenta que el índice anual de inflación esté alrededor del 2 por ciento con un margen de
tolerancia de un punto. El Estado se ocupa de la enseñanza, los servicios públicos y la
cobertura social.

 Australia:

A partir de la segunda mitad, y finales del siglo XIX, dos acontecimientos dan lugar a la
generación de un modelo de desarrollo en el orden mundial, basado en el
aprovechamiento de ventajas comparativas de la producción primaria: Por un lado, la
consolidación como mercados de los territorios colonizados y de aquellos que se
independizaron de sus metrópolis, los que se incorporan al comercio internacional sobre
la base de una política caracterizada por la ausencia o el limitado uso de restricciones, y
por otro, que en los países industrializados, se asiste a la segunda revolución industrial,
que se caracteriza por su proyección internacional. El progreso técnico, originado en la
acumulación de capital en la industria manufacturera, permite alcanzar una capacidad de
producción que desborda las fronteras nacionales y requiere de una mayor dimensión de
mercado para su continuidad. A la vez el aumento geométrico de la productividad,
consecuencia del progreso técnico, al no ser acompañado de un aumento paralelo de la
actividad económica, ocasiona la aparición de excedentes internos crónicos de mano de
obra, agravados por el flujo de la población desde las actividades primarias que no
pueden competir en costos con la producción similar importada.

La política de apertura a la importación de materias primas contribuye en los países


centrales, por una parte, a disminuir el costo de vida, favoreciendo la contención en los
costos industriales de la incidencia del factor trabajo y, por ende, el proceso de
acumulación del capital. Por otro lado, con el poder de compra a que da lugar en los
nuevos territorios exportadores, abre polos de absorción para su producción
manufacturera y de atracción para la emigración de la mano de obra excedente.

La base de sustentación del modelo citado estaba constituida por la economía del Reino
Unido, que absorbía hacia 1900 el 18% de las importaciones mundiales,
fundamentalmente alimentos y materias primas, y actuaba como eje del sistema
multilateral de pagos. Este hecho le permitía disponer de importantes recursos
financieros, que se canalizaban en préstamos e inversiones para el desarrollo de la
infraestructura y los servicios ligados al comercio exterior en los países exportadores de
productos primarios.

Otro factor importante estaba constituido por el crecimiento paralelo de la demanda de


manufacturas y de materias primas, derivado de un punto de partida reducido en el nivel
de ingreso de los países centrales, que permitía un crecimiento simétrico de la

48
producción y el comercio de ambas categorías de productos, así como la estabilidad de
sus precios relativos.

A ese esquema de división internacional del trabajo se integraron Australia,


incorporando grandes contingentes de mano de obra europea, para el desarrollo de la
producción y recibiendo importantes inversiones y préstamos, particularmente desde el
Reino Unido, orientados a la expansión de la infraestructura ferroviaria y de servicios
públicos, al comercio, las finanzas y las actividades primarias vinculadas al comercio
exterior.

Los estímulos a la inmigración, de origen anglosajón en Australia, constituyeron


condiciones internas necesarias para poblar los respectivos territorios y dar lugar a la
explotación y comercialización de productos derivados de recursos naturales, los que se
constituyeron en una importante fuente de beneficios y de capitalización, teniendo en
cuenta la relación de precios favorables que benefició a esos productos hasta los años
30.

Con una fuerte inversión pública en infraestructura, en gran parte apoyada en la


financiación externa y el establecimiento del sistema de educación pública, gratuita y
obligatoria, la promoción de los establecimientos de enseñanza y la expansión de los
servicios de salud pública se sentaron las bases para la integración y el desarrollo
económico creciente durante todo el resto del siglo.

Otras reformas claves desarrolladas fueron: reducir unilateralmente los altos aranceles y
otras barreras comerciales; racionalizar y reducir el número de sindicatos; reestructurar
el altamente centralizado sistema de relaciones industriales y de negociación laboral;
mejor la integración de las economías de los estados en un sistema nacional federal;
mejora y estandarización de la infraestructura; y privatización de muchos de los
servicios gubernamentales y las utilidades públicas.

La economía australiana se destaco continuamente con un sólido crecimiento, una baja


tasa de desempleo, inflación controlada, una baja deuda pública y un sistema financiero
fuerte y estable.

Con sus abundantes recursos, mano de obra capacitada y tecnología de punta, Australia
es líder en la industria minera global. Australia está entre los mayores productores de
bauxita, mineral de hierro y zinc, níquel y oro. Australia es también un importante
proveedor de energía, incluyendo carbón, gas natural y uranio. El sector minero
representó aproximadamente el ocho por ciento de la economía australiana en 2011. En
el mismo año los minerales y la energía representaron el 50 por ciento de las
exportaciones australianas. El sector está en expansión, impulsado por la gran demanda
de materias primas de las economías en crecimiento de Asia. El tamaño de nuestra
industria de recursos ha contribuido a hacer de Australia un líder mundial en el
desarrollo y la fabricación de equipamientos, tecnología y servicios mineros. Las
empresas australianas son competitivas en toda la cadena de abastecimiento, incluyendo
la exploración, la ingeniería, el procesado, el manejo del medioambiente, la seguridad
en mina, el entrenamiento y la investigación y desarrollo.

Hasta el 2012, Australia había experimentado más de 20 años de continuo crecimiento


económico, promediando un 3,5 por ciento por año. El panorama positivo de Australia

49
es sostenido por un récord de inversión en recursos, un sólido crecimiento en la
exportación de materias primas y una firme posición fiscal. El sector servicios
constituye la mayor parte de la economía australiana, que alcanza alrededor de tres
cuartas partes del producto bruto interno y cuatro de cada cinco empleos. Australia es un
importante centro financiero en crecimiento, con un sofisticado sector de servicios
financieros y un sólido marco regulatorio. Un proceso continuo de reforma para abrir
aún más la economía y afirmar su competitividad ha sido un ingrediente clave del éxito
de Australia.

4. Políticas Universales para el Estado de Bienestar.


4.1 Sus concepciones.
a) Su idea de universalidad de las políticas sociales.
b) Su idea de intervención positiva.
4.2 Políticas Públicas.
a) Políticas educativas: Educación e igualación; objetivos en los distintos
niveles.
b) Políticas de salud: Los seguros universales de salud.
c) Políticas de trabajo y previsión: El pleno empleo y la solidaridad
previsional.
d) Políticas de población: La inclusión de inmigrantes y la planificación
familiar.

4. 1. a) // Su idea de universalidad de las políticas sociales:

Hablamos de universalismo para aludir a una concepción, según la cual todos aquellos
que participan de una categoría social son alcanzados por igual. Así, el discurso
universalista está dirigido a “todos” pero no a un “todos” empírico sino a un “todos” en
tanto sujeto. Esto explica el hecho de que en términos de teoría y filosofía políticas el
universalismo esté fuertemente asociado con la noción de ciudadanía. En cambio,
denominamos particularistas a las políticas sociales que fundan la protección en
características específicas de grupos que son considerados como merecedores de
beneficios o ventajas.

Dos similitudes y una diferencia respecto del principio universalista denotan también en
este caso la interpelación que constituye al sujeto que debe ser protegido y que también
se articula alrededor de derechos sociales. Pero hay una diferencia fundamental, y es
que esa interpelación no es a un todos genérico sino empírico y específico, que así
puede ser identificado como una categoría social diferenciada, a la que se le reconocen
méritos determinados como por ejemplo los trabajadores asalariados, o los de una cierta
actividad laboral y no de otros.

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La legitimidad de esas políticas o instituciones aumenta con la diferenciación creciente
respecto de los otros grupos, esos méritos tuvieron distintas marcas hasta el presente: el
territorio, la fe y el oficio (el gremio), siendo que el predominio de este último aun sigue
vigente. A diferencia del enfoque político “a todos y por igual”, cuando se adopta la
perspectiva operativa la cobertura se circunscribe a indicar la parte de la población
alcanzada por una política o institución que se observe, sin confundir “cobertura total”
que no necesariamente significa que es a todos por igual. Esto explicaría lo
imprescindible de la distinción entre protección universalista y cobertura total de una
concepción universalista. De la protección se espera cobertura total, aunque podría
aceptarse que circunstancialmente no lo fuera si se estuviera en una transición hacia su
forma plena (a todos por igual). Pero respecto de la cobertura total, en cambio, el tema
es inverso: Se puede estar frente a una cobertura completa que sin embargo no sea
“universalista” sino diferenciada, si ella resulta de la sumatoria de protecciones
separadamente concebidas y diseñadas. En este último caso, es razonable pensar que la
desigualdad y la diferencia sean la nota dominante. Valencia y Foust señalan que “(…)
para analizar el grado de universalismo de las políticas sociales es preciso tomar en
cuenta la cobertura y la igualdad en los servicios ofrecidos por las instituciones”.

Retomando el camino del universalismo, hay que asumir que confronta con el
particularismo. Esto fue haciéndose evidente en el contexto de la relativa renovación de
ideas y del cuestionamiento neoliberal que el nuevo siglo trajo, cuando se pudo
constatar que no había tal esquema dual universalismo-focalización. En efecto, la
recuperación de la situación socioeconómica que América Latina vivió a principios de
siglo XXI, la dinamización de los procesos de movilidad, de recomposición del
consumo y de institucionalización de espacios de socialización principalmente, los
alimentados por la intervención pública, en simultaneo con el movimiento de lo que se
llamo “gobiernos progresistas”, dio lugar a una serie de modificaciones en las políticas
sociales que siguieron el patrón de expansión de la cobertura. En su arquitectura, se
registraron avances en servicios y mecanismos de aseguramiento para poblaciones que
carecían de ellos, pero sin que pudiera afirmarse que asistíamos a un “proceso de
universalización”, sino que más bien se veía atacar las fisuras de los regímenes
contributivos, para poder alcanzar cobertura universal y segmentada.

Ello produjo mejoras sustantivas en la materialidad de la protección, pero no hubo


modificaciones en los diseños contributivos y en las políticas focalizadoras en la
pobreza, lo que en muchos casos hasta pudo interpretarse como una compensación para
grupos que no tenían o no accedían a ciertos servicios.

Sin embargo, algunas experiencias latinoamericanas recurrieron a una retórica más o


menos universalista para llevar adelante esas reformas. Y en ese proceso emergieron
resistencias sociales diversas, maniobras de distanciamiento social. Inicialmente, esas
movilizaciones fueron interpretadas como reacciones de sectores medios cansados de lo
que comenzó a denominarse “hartazgo fiscal” la negación a pagar por quienes
presuntamente no lo merecen, ya que así lo dicta la sospecha meritocratica. Ello fue
seguido por el transito al vaciamiento de los espacios e instituciones públicas, fenómeno
que, aparta y desprestigia a los espacios públicos. Según la CEPAL, se hablaba de una
“progresividad cuantitativa” que tenía como trasfondo una “regresividad cualitativa”,
derivada del hecho de que quienes podían pagar servicios de mejor calidad o fugar de
los servicios públicos, lo hacían, y de ese modo, las instituciones Publicas
(universalistas) solo albergaban como beneficiarios efectivos a aquellos que no tenían la

51
posibilidad de esa elección. Dicho de otra manera la calidad de las instituciones y de los
servicios en general juega un papel fundamental en el proceso por el cual la población
“ocupa” o “abandona” las instituciones. Como ejemplo, podemos ver que las dos
políticas sociales con mayor potencial de ciudadanización en la historia argentina la
educación pública, desde fines del siglo XIX a principios de los años 1970 y la salud
pública, entre 1940 y 1960 fueron fuente de ciudadanía precisamente porque capturaban
el interés de todas las clases: eran primera opción social y cultural, por ser la mejor en
su tipo.

Finalmente, un tercer movimiento, se vio también como aquel vaciamiento de las


instituciones era seguido por la oposición y la negativa explicitas a la sociabilidad
compartida que imponen las políticas e instituciones que se pretenden universalistas.
Pero a medida que se abría ese abanico de resistencias sociales, iba haciéndose claro
que se trataba de movimientos más amplios y variados que solo de la clase media. No se
trata de un proceso nuevo. Las que aquí llamamos políticas Particularistas
(contributivas) desde sus orígenes constituyeron tanto un principio de unidad y de
solidaridad en el interior de un grupo ocupacional, como un principio de división
respecto de otros. “Problemáticos guetos clasistas que, más que unir, dividían a los
obreros”, alude a ellos Esping-Andersen (1993: 45), porque al remontarse a las
mutualidades y planes fraternales del siglo XIX puede verse como paulatinamente
fueron interponiéndose barreras a la integración con grupos mas débiles, de manera que
lo que había nacido como una institucionalidad de clase se convertía en
institucionalidad de grupos. Es que estas políticas fueron históricamente la vía para
fugar del estigma de la asistencia, primero y posteriormente respaldaron una identidad
sociopolítica positiva reconociendo a los trabajadores como la base de la Nación, la
columna vertebral y también fueron una promesa de bienestar y de valor
socioeconómico. Asimismo, en todo momento estas políticas contuvieron el
compromiso de una ventaja diferencial (por el acuerdo paritario, por la cláusula de
productividad, por la incorporación a una alianza) ventajas que no era posible
generalizar al conjunto, pero si eran pensables para el grupo inmediato, y ello
estimulaba la reivindicación. Sobre esa base, el ciclo neoliberal constituyo un golpe de
gracia a toda aspiración universalista, y casi implico el retroceso al siglo XVIII, porque
sobre ese particularismo alimento una mercantilización que radicalizo las tendencias en
un sentido más estrecho y de-socializante. En tanto, los sectores “progresistas”
encontraban ataduras ideológicas para hacer la crítica de las posturas particularistas, por
temor a que ello fuera aprovechado por las usinas neoliberales para debilitar (aun mas)
los derechos sociales que estaban entretejidos con la defensa corporativa.

La experiencia histórica muestra las dificultades que experimentaron los partidos


socialdemócratas que llegaron al gobierno para ampliar los sistemas universalistas, pues
su principal base de sustentación político-electoral, las clases trabajadoras y sus
organizaciones gremiales, presionaba en dirección de una mayor protección de sus
propios grupos, más que hacia una expansión horizontal. No debería sorprender,
entonces, que en los años recientes América Latina experimentara procesos similares, de
resistencias a reformas que incorporaron modalidades no contributivas o
semicontributivas de los sistemas de seguridad social. Sin embargo, los tres fenómenos
se encadenaron: se efectivizaron ampliaciones de la seguridad social hacia grupos no
tradicionales (trabajadores informales, grupos laborales de baja calificación y bajos
ingresos), esas políticas encontraron las mayores resistencias en los grupos asalariados
más estables y de mayor estatus. Y, finalmente, especialistas y técnicos demoraron en

52
reconocer que esos sectores trabajadores interponían un rechazo activo de fuerza
idéntica a la de los sectores medios.

4. 1. b) // Su idea de intervención positiva:

El sistema universalista promueve la igualdad de status como una alternativa a la ayuda


a los que se comprueba que no tienen medios y a la seguridad social corporativista (en
la cual los derechos sociales apenas han sido tratados y lo que predominaba era la
conservación de las diferencias de status social en donde el estado es desplazado como
proveedor del bienestar social) Todos los ciudadanos están dotados de derecho similares
independientemente de su clase o de su posición en el mercado y el sistema pretende
cultivar la solidaridad por encima de las clases. La desmercantilizacion de las clases se
extendió hasta la “clase media”. Se lo podría llamar el tipo de “régimen
socialdemócrata” la cual fue la fuerza impulsora de la reforma social. En lugar de
mantener el dualismo entre Estado y Mercado o entre la “clase obrera” y la “clase
media”, los socialdemócratas buscaban un estado de bienestar que promoviera una
igualdad en los estándares más elevados y no solamente en las necesidades mínimas.
Esto implicaba que los servicios y prestaciones se elevaran hasta niveles equiparables
incluso con los gustos propios de la “clase media”, por otro lado buscaba que la
igualdad se proporcionaría garantizando a los obreros la participación en la calidad de
los derechos disfrutados por los más pudientes. Este modelo fuerza al mercado y
consecuentemente construye una solidaridad fundamentalmente universal a favor del
Estad o de bienestar. Todos tienen subsidios, todos son dependientes y probablemente
todos se sienten obligados a pagar. El modelo seria una fusión peculiar de liberalismo y
socialismo. El resultado es un Estado de bienestar que suministra prestaciones
directamente a los niños y se responsabiliza directamente del cuidado de los mayores y
de los necesitados, o sea se compromete con una pesada carga de servicios sociales. La
característica más sobresaliente es la fusión de bienestar social y trabajo la cual está
obligada a garantizar el empleo y a depender enteramente de su logro, el derecho al
trabajo tiene una categoría igual al derecho de protección de ingresos. Por otra parte los
enormes costes del mantenimiento de un sistema de bienestar social solidario
universalista y desmercantilizador, significa que debe minimizar los problemas sociales
y maximizar los ingresos por salarios. Obviamente, la mejor manera en la que se hace
esto es con el mayor número de gente trabajando y el menor número posible de
personas viviendo de transferencias sociales, teniendo en cuenta que este tipo de
régimen en ningún momento defiende el pleno empleo como una parte integral de su
compromiso con el bienestar social.

4. 2. a) // Políticas educativas. Educación e igualación; objetivos en los distintos


niveles:

 En Argentina:

Pese a la pretensión universalista que primo en la construcción del sistema educativo


argentino, el desarrollo del mismo se caracterizo por la diversidad de instituciones y por
múltiples arreglos normativos. Las primeras instituciones educativas también se

53
explican por la iniciativa estatal y desde sus inicios la política de educación publica
tenia pretensiones de alcance universal con reglas y recursos específicos. En 1884 se
instituyo la Ley Laínez, el Poder Ejecutivo quedo facultado para instalar escuelas en el
territorio nacional bajo las consignas de obligatoriedad, laicidad y gratuidad. El
resultado fue que la población analfabeta disminuyo un 80%, según el censo nacional de
ese año, además el proyecto educativo contemplo desde el comienzo la construcción de
instituciones de nivel secundario y terciario como colegios nacionales, escuelas
normales o universidades nacionales, orientadas a formar personas con conocimientos
especializados. En 1990 de casi los 9.5 millones de alumnos que concurrían a los 52 mil
establecimientos educativos el 67% lo hacía en el nivel elemental (primario y pre-
primario) el 21% en el secundario y el 12% lo hacía en la educación superior. A fines
de los años 80 el 79% de la matricula primaria correspondía a las provincias, el 19%
al sector privado y solo el 2% a establecimientos nacionales, en tanto el nivel
secundario estaba en jurisdicción nacional. El 26% respondía a las provincias y el
29%al sector privado, en tanto la educación universitaria respondía en un 90% a la
Nación y el resto estaba en manos privadas, mientras que la superior no universitaria,
que en general eran institutos de formación de maestros, era mucho más equilibrada: el
32% lo poseía Nación, el 37% la Provincia y el 31% el sector privado. Este sistema
institucional se regulaba por un sistema normativo desarticulado y antiguo. La ley que
consagraba a la educación como laica, gratuita y obligatoria fue dictada en 1884 en
donde estuvo vigente pero restringida en varios de sus aspectos. En tanto la educación
privada fue regulada a través de leyes distintas. Sin embargo el nivel pre-primario que
experimento una gran expansión en los últimos años no estaba comprendido en ninguna
ley nacional. Vale agregar que las fuerzas armadas cuentan con instituciones educativas
autárquicas las cuales actúan de manera independiente del resto del sistema. Una vez
establecida la democracia y luego de 10 años se sanciono una nueva ley federal de
educación. Esta Ley fija pautas generales para el funcionamiento del sistema, amplia el
ciclo educativo obligatorio a 10 años, ratifica los principios de gratuidad de la
enseñanza y fija compromisos de incremento de gasto en educación. En 1992 dispuso la
transferencia a las provincias los establecimientos nacionales de enseñanza media y
educación superior no universitaria. Por otra parte una porción importante de la
educación está en manos del sector privado el cual se financia directamente con
subsidios estatales, por ejemplo en 1945 el subsidio igualo el presupuesto total del
mantenimiento de las universidades públicas. Hacia 1985 el 62% de las escuelas
subvencionadas privadas eran de carácter religioso (en su mayoría católicos), Además
históricamente la educación privada se beneficio con subsidios y donaciones de terrenos
y edificios públicos. Por otra parte la infraestructura disponible en el sistema educativo
señalan falencias operativas: Según un relevamiento en 1980 el 42% de los edificios del
sistema educativo argentino fueron construidos antes de 1929. En 1980 el 70% de los
edificios era de propiedad fiscal y solo la mitad había sido construida como instalación
educativa, el 40% tenía aulas inadecuadas con carencias en iluminación ventilación, etc.
La caída de la inversión pública en la década de 1980 permite suponer que aun al día de
hoy estos problemas persisten. La mayor obsolescencia parece estar en los
establecimientos de nivel medio principalmente en las provincias más desarrolladas
donde la aparición del nivel secundario fue más temprano, sumado al problema de
concentración típico de las grandes ciudades, y la ausencia de medios idóneos y eficaces
de transporte especifico para los alumnos. El escaso nivel de inversiones determina que
la función de producción del sistema educativo este fuertemente concentrada en el gasto
en personal, superando el 85% del presupuesto destinado al área. De esta manera las
tendencias del gasto educativo como sus variaciones de corto plazo en gran medida se

54
vinculan con cambios en las políticas de empleo y salario del sector público o en las
condiciones fiscales generales, antes que con la respuesta a objetivos propios del
servicio educativo.

4. 2. b) // Políticas de salud. Los seguros universales de salud:

La tradición de la asistencia social con su origen en la tradición de las leyes para los
pobres, está caracterizada por la comprobación de los medios de vida y de los ingresos
que se tienen, estos sistemas no amplían propiamente los derechos a los ciudadanos.
Para recibir los subsidios, los demandantes al menos tendrán que satisfacer la condición
de estar enfermos, ser viejos o estar desempleados, sin embargo las condiciones suelen
estar ligadas al tipo de convenio con la seguridad social. Los principales ejemplos de
esta tradición son los primeros planes de pensiones de Escandinavia (Suecia y
Dinamarca), el sistema Británico de las prestaciones suplementarias, el sistema
americano SSI y prácticamente todo el sistema de protección social Australiano. Cada
país tiene algún tipo de asistencia social con comprobación de medios de vida o algún
sistema de ayuda a los pobres. Lo que más cuenta en este tipo de sistemas son las
restricciones de las comprobaciones de los medios de vida y de los ingresos y la
generosidad de los subsidios.

 En Argentina:

Bajo la influencia de inmigrantes, las demandas obreras se concentraban en el


reconocimiento de las asociaciones profesionales en la situación salarial y en las
condiciones de trabajo. Los beneficios del seguro social aparecían solo como un bien
sofisticado adosado a los intereses laborales de aquel tiempo y eran considerados en la
agenda de aquellos grupos donde las reivindicaciones sobre salarios y condiciones de
trabajo ya se habían satisfecho. Hacia fines del siglo XIX y principios del XX, solo los
militares, la administración pública y los maestros gozaban del beneficio jubilatorio. En
1904 se otorgo cobertura a los trabajadores de la administración pública y durante 1916
se extendieron a los trabajadores de servicios públicos siguiendo luego los bancarios y
los empleados de compañías de seguros que pese a su aparición el proceso de expansión
de los beneficios previsionales fue bastante lento, hacia 1944 los afiliados a las cajas de
jubilaciones y pensiones representaban un 17% de la población económicamente activa.
En materia de salud el Estado se ocupo casi exclusivamente de la sanidad externa, los
primeros servicios de saneamiento fueron construidos como respuesta a las graves
epidemias originadas y transmitidas por la falta de tratamiento de agua y efluentes
cloacales. La ciudad de Buenos Aires, alcanzo altos índices de cobertura para la época,
hacia 1939 el 90% de la ciudad contaba con cobertura de agua potable. El creciente
problema de salud como materia de política pública fue un proceso permeado por la
tensión entre particularismo y universalismo. La fuerte tradición gremialista y sindical
basada en las diversas comunidades étnicas se constituyo en una sólida base para el
posterior desarrollo del sistema de obras sociales, eje del actual sistema de salud
Argentino. Durante 1920 se dictaron una serie de normas dirigidas a la protección del
niño y su grupo familiar, se sanciono la ley de patronato de menores contemplando la
protección de la maternidad y en 1936 se creó la Dirección de Maternidad e Infancia,
dependiente del departamento Nacional de Higiene.

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4. 2. c) // Políticas de trabajo y previsión. El pleno empleo y la solidaridad
previsional:

El sistema prolonga los derechos en base al rendimiento en el trabajo. Esta variante


tiene sus orígenes en la tradición de seguros que se desarrollo de forma constante en
Europa. Aquí los derechos están condicionados en una mezcla de vínculos con el
mercado laboral y de aportaciones financieras y han estado sujetos a la lógica de que el
individuo tiene un derecho personal de naturaleza contractual. El grado en que este
régimen ofrece oportunidades para la desmercantilizacion depende en gran medida de
cuanto ha tenido que trabajar o aportar una persona para tener los requisitos y de la
relación entre el rendimiento y los subsidios.

 En Argentina:

Hacia fines de la segunda mitad del siglo XIX se establecieron en Argentina las bases
para la construcción la visión moderna del Estado – Nación, sin embargo en el área
social la actividad pública siguió funcionando con las tradicionales características del
modelo de beneficencia. La aparición de las primeras instituciones de este tipo, como
por ejemplo la ley de compensación de accidentes de trabajo y la que en 1915 otorgo
beneficios jubilatorios a los trabajadores de ferrocarriles privados, se explica
principalmente como una iniciática estatal para contener otro tipo de reclamo social.
Otra muestra es la ley que en 1923establecia jubilaciones y pensiones para trabajadores
industriales, comerciantes y de servicios por otra parte se observa la oposición de las
agrupaciones de trabajadores a las disposiciones con respecto al aporte del trabajador
como fuente de financiamiento del sistema. Todo ciudadano que realice una actividad
laboral remunerada salvo que aporte a otro de los regímenes obligatorios. Las
prestaciones que otorga el sistema son:
 Jubilación ordinaria.
 Jubilación por edad avanzada.
 Jubilación por invalidez.
 Pensión por fallecimiento.
 Subsidio por sepelio.

Para acceder a la jubilación a partir de los 60 los hombres y 55 las mujeres los
trabajadores en relación de dependencia deben acreditar 30 años de servicios de los
cuales deben ser con aportes. Si bien la normativa general al momento de su sanción
suprimió las leyes especiales entonces vigentes, actualmente existen numerosos grupos
que gozan de excepciones en los requisitos de edad, aportes y cálculos de haber. La
legislación en materia de trabajo insalubre ha sido permisiva otorgándose numerosas
facilidades a grupos laborales de fuerte peso político dentro del estado (como
ferroviarios o docentes). A pesar de que generalmente se ve al aporte previsional como
una capitalización individual de aportes en los hechos hace más de tres décadas que este
funciona mediante un reparto simple de los ingresos corrientes. Solo la caja de los
trabajadores dependientes del sector privado se autofinancia el estatal es solidario. Esta
situación no solo refleja las tendencias del mercado laboral argentino y los
consiguientes problemas para lograr la universalidad mediante esquemas de seguro

56
social, sino que es también resultado de la aplicación de mecanismos permisivos de
acceso al sistema mediante blanqueos, moratorias y la complementariedad entre cajas
que facilitan la jubilación por la de autónomos.

4. 2. d) // Políticas de población. La inclusión de inmigrantes y la planificación


familiar:

 La política de asignaciones familiares:

Este programa está hecho para cubrir a los trabajadores dependientes. La administración
del mismo se hacía a través de las cajas de comercio y de industria. Si bien estas cajas
son entidades privadas, administradas por representación igualitaria de patrones y
obreros, estuvieron la mayor parte del tiempo intervenidos por el Estado. Tiene a su
cargo el manejo de un fondo compensador que cubre las diferencias entre la
contribución patronal fija sobre la nomina salarial y las asignaciones que los
empleadores abonan periódicamente a su personal. En tanto el estado paga
directamente las asignaciones correspondientes a su personal, y desde 1974 se
incorporo como beneficiarios a los pasivos de las cajas para trabajadores privados,
tanto dependientes como autónomos. Luego en 1981 se traslado el pago de las
asignaciones familiares de los pasivos del Estado. Debido a la incorporación de los
pasivos como beneficiarios dentro de los últimos 18 años los perceptores titulares de las
cajas aumentaron 94%. Esta situación sumada a la permanente transferencia de fondos
desde el as cajas hacia otros programas sociales fue deteriorando el valor real de los
beneficios y su peso relativo en el total de los ingresos de los asalariados. Las
asignaciones familiares actualmente vigentes se agrupan en:
 Periódicas mensuales.
 Periódicas anuales.
 No periódicas.
Dentro de las periódicas mensuales se agrupan las asignaciones por cónyuge: hijos (de
15 a 21 si estudia), familia numerosa (se subsidia por cada hijo a partir del tercero) y
pre-escolaridad primaria, media y superior (por cada hijo concurrente de manera regular
a establecimientos de enseñanza estatal en esos niveles). En el grupo de las periódicas
anuales se agrupan las ayudas complementarias de vacaciones y la ayuda escolar
primaria. Por último en el grupo de las no periódicas, se agrupan la asignación prenatal,
que se otorga durante los nueve meses anteriores al parto a la mujer embarazada o para
el trabajador cuya mujer no trabaja.

 Políticas de asistencias y promoción social:

Históricamente las políticas de asistencia y promoción social en Argentina se


caracterizan por su forma residual, estarían compuestos por todos aquellos programas y
acciones sociales que no forman parte de las políticas más sistemáticas y organizadas.
La diversidad y discontinuidad de sus programas, define un alto grado de
indeterminación con respecto a la población hacia la cual se orienta este tipo de política.
En el aspecto organizativo, se nota una clara superposición de objetivos. El carácter
residual de sus políticas asistenciales y promocionales se comprueba también a través de
la magnitud de los recursos que movilizan: en general, movilizan el 1% del PBI ,

57
mientras tanto los indicadores de pobreza por ingresos insuficientes crecen en forma
significativa. Según estimación de UNICEF en la década del 1990 la población menor
con necesidades especifica de atención preventiva alcanzaba los 2.4 millones (o sea un
tercio de la población de entre 6 y 18 años) mientras que se calculaba en 6000 el
número de niños en la calle. Entre las estrategias de intervención puede encontrarse
desde la clásica segregación en el asilo o internado hasta otras políticas más
preventivas. Dentro de este grupo pueden encontrarse los programas de “amas
externas”, de familias sustitutas y menores entregados para adopción que pese a su
implementación en total solamente cubrieron a unos 500 menores al año. Por otra parte
existen también, en menor proporción, programas para los ancianos en situación de calle
como también programas de ayuda a los discapacitados. Luego del retorno a la
democracia, los programas asistenciales que mas repercutieron son el de promoción
social nutricional y el plan alimentario nacional (PAN). En el primer caso, el objetivo
básico era mejorar el nivel nutricional de los niños en edad pre-escolar y escolar,. En
tanto el PAN creado en 1984, pretendía enfrentar la situación de la población con
deficiencias alimentarias agudas y se implementa mediante la distribución de “cajas de
alimentos” no perecederos siendo que para 1984 el plan incorporaba 907 mil familias
aumentando su número para el periodo 85 – 88 en 1.4 millones.

 Política de vivienda:

El déficit habitacional en Argentina para los años 90 fue estimado en casi 3 millones de
unidades, lo que correspondía al 35% de los hogares del país. Este déficit tiene
características y niveles distintos de gravedad Por un lado, se encuentran las viviendas
que por el tipo y calidad de los materiales utilizados son irrecuperables y deben ser
reemplazadas por un unidades nuevas (esto comprende unas 900 mil viviendas). Por
otro lado, la mitad del déficit total corresponde a viviendas inadecuadas pero
recuperables en tanto e mejoren instalaciones tales como las sanitarias. La política
pública en materia de vivienda se realizo mediante dos instrumentos principales:
 El fondo Nacional de la Vivienda (FONAVI)
 Banco Hipotecario Nacional (BHP)
En lo que respecta al FONAVI, sus recurso provenían casi exclusivamente de una
alícuota del impuesto al salario y los recuperos de crédito fueron casi insignificantes.
EN tanto la operatoria del BHN se dirigió tradicionalmente a los sectores de ingresos
medios, financiando obras nuevas, individuales, otorgando crédito para refacciones,
ampliaciones, terminaciones e incluso la adquisición de unidades usadas.
Originariamente, sus fondos se obtenían mediante la emisión de cedulas hipotecarias
que se negociaban en el mercado de capitales. Esta política del BHN, junto con el
elevado costo de construcción de las viviendas del FONAVI, los mecanismos de
contratación y el no cumplimiento de los pasos de obras fueron motivo de fuertes
críticas concluyendo en la supresión de las políticas de vivienda en Argentina

 La inclusión de inmigrantes en la Argentina:

Las respuestas políticas del Estado frente a la inmigración afectan las construcciones
sociales que se elaboran alrededor de sus características y su función social, así como
las representaciones de los distintos actores sociales sobre los inmigrantes influyen en la
elaboración y aplicación de las políticas migratorias. A lo largo de más de un siglo de

58
inmigración en Argentina podemos distinguir en el discurso dominante dos perspectivas
que coexisten en el imaginario social actual: los inmigrantes como “aporte” o
“contribución” por un lado y como “amenaza” por el otro, lo cual configura, la frontera
que separa a aquellos que son admitidos de los que son rechazados, ya sea para ingresar
al territorio o para formar parte de la nación. De acuerdo al grado de aceptación o se
han construido en el discurso político categorías como “inmigrantes deseables” e
“inmigrantes indeseables” respectivamente. En la actualidad, las advertencias acerca de
la “amenaza” que puede constituir la inmigración para la sociedad receptora aparecen
también en distintos países tradicionales o recientes de inmigración, lo cual muestra
claramente la proliferación de argumentos xenófobos sostenidos por la llamada Nueva
Derecha. En distintos contextos marcados por el auge del neoliberalismo, se han
desplegado en contra de la inmigración argumentos de carácter económico, referidos
principalmente a la competencia entre locales e inmigrantes en el mercado de trabajo y
el aumento de las tasas de desempleo, y se han esgrimido otros de carácter político en
nombre de la uniformidad cultural, la identidad nacional, la cohesión social y/o la
democracia. También hay que considerar que como reacción a estos ataques
conservadores, se han multiplicado aquellas organizaciones dedicadas a luchar contra la
discriminación étnica y a favor de los derechos de los inmigrantes. En la Argentina, la
noción de inmigrante, tuvo desde su momento fundacional una connotación positiva.
Esta visión positiva de la inmigración estuvo asociada a la imagen de los inmigrantes
como “agentes de civilización” y “fuerza de trabajo”. Esto ocurre en un período
histórico caracterizado por un desarrollo capitalista dependiente basado en la afluencia
de capital y mano de obra extrajera y sostenido por una estrategia agro-exportadora,
donde se sanciona la Ley de Inmigración de 1876 conocida como Ley Avellaneda, a
través de la cual se canalizarán el flujo migratorio hacia la Argentina y el proceso
colonizador. Con posterioridad, los inmigrantes dejaron de ser “laboriosos” para
volverse “potencialmente peligrosos”. A principios del siglo XX, con el crecimiento de
la participación de los inmigrantes en la formación de asociaciones obreras y
movimientos políticos socialistas y anarquistas la figura del inmigrante se torna para las
clases dirigentes una amenaza al orden social. Para los inmigrantes que fueron
expulsados del país por motivos políticos a principios de siglo y para “potenciales
subversivos” se reservaba el rótulo de “extranjero”. El carácter autoritario y represivo
de estas leyes se actualizará a partir de la década de los sesenta durante la dictadura de
Onganía y con la última dictadura militar, cuando se institucionaliza la Doctrina de
Seguridad Nacional con la Ley General de Migraciones y Fomento de la Inmigración,
conocida también como Ley Videla. Esta normativa, reduce a su mínima expresión los
derechos del migrante habilitando la detención sin orden judicial, así como los
allanamientos de hogares donde se sospechaba que se encontraban migrantes
irregulares, obliga a denunciar a aquellos extranjeros sin la documentación requerida
para residir en el país, restringe el acceso a la salud, educación y trabajo a los migrantes
en situación irregular, y limita las posibilidades de realizar trámites de radicación a
aquellos migrantes que deseaban hacerlo una vez instalados en el país. Las respuestas
políticas a la inmigración también aparecen en otros ámbitos estatales. La educación
pública, junto al servicio militar y el voto obligatorio, fue concebida por el Estado y las
clases dirigentes como un instrumento necesario para conseguir no sólo la
nacionalización, sino también la “argentinización” de los inmigrantes. A fines del siglo
XX, durante la década de los noventa, resurge con intensidad la figura de la inmigración
como amenaza. Desde determinados ámbitos del Estado, especialmente aquellos más
próximos a la problemática migratoria, se buscó asociar los problemas sociales y
económicos a la inmigración, encontrando en los inmigrantes limítrofes los

59
responsables de aquellos efectos provenientes en realidad de las reformas económicas
implementadas en Argentina bajo el paradigma neoliberal. La consecuencia política fue
la implementación de medidas administrativas de carácter restrictivo dirigidas a la
inmigración limítrofe, aunque no prosperó el establecimiento de una ley migratoria más
estricta, se consiguieron mayores detenciones y expulsiones de inmigrantes de los países
vecinos. El crecimiento de la llamada migración ilegal o irregular fue uno de los
resultados de la implementación de estas medidas restrictivas y represivas, actuando el
Estado como productor de “ilegalidad”. Esta es una de las maneras en que el Estado
participa en la producción de desigualdad y exclusión social y marca los límites de
inserción de los inmigrantes en la sociedad receptora. En los inicios de la presente
década se generan ciertas condiciones favorables para la aprobación de una nueva ley de
migraciones, fundamentada en la necesidad de poner fin a la vigencia de la Ley Videla y
definir las bases fundamentales para una política migratoria y poblacional para la
Argentina de cara a las nuevas realidades del contexto regional e internacional. En
términos generales, asociada a una visión positiva de la inmigración, quizás se pueda
inscribirla en la perspectiva de la “contribución”, se adoptan elementos del discurso
pluralista a la vez que se acotan las prácticas que puedan afectar la unidad social y la
unidad nacional. La nueva ley de migraciones contempla el reconocimiento de los
derechos sociales, políticos, económicos y culturales de los migrantes y establece una
serie de acciones que facilitan la admisión, el ingreso y la permanencia de los migrantes
así como su acceso a servicios sociales básicos como salud, educación, justicia, trabajo,
empleo y seguridad social. Se genera con esta normativa el resultado de la participación
de organismos del Estado, organismos de derechos humanos, representantes de
colectividades de inmigrantes, sindicatos e iglesias.

5. Aspectos institucionales.
5.1 Sus concepciones.
)c El constitucionalismo social.
)d Los derechos sociales.
5.2 Sistema institucional.
)c Organización constitucional: La preferencia por el parlamentarismo y el
protagonismo de los partidos políticos.
)d Participación política: El sufragio universal, libre y secreto; inclusión
de nuevos sectores.

5. 1. a) // El constitucionalismo social:

 Antecedentes históricos:

El desarrollo de las clases comerciantes, el mayor acceso al intercambio, a la técnica y a


la cultura con mayor apertura que dio la Reforma Protestante, generó el ascenso social
de la burguesía, acompasado al incremento de su poder económico, el liberalismo, padre

60
ideológico de los derechos llamados "de primera generación" o derechos civiles y
políticos, con el valor libertad como piedra basal del denominado constitucionalismo
clásico.

El poder resulta de la concesión de parte de sus libertades que hacen las voluntades
personales al Estado, que no se extiende más que a lo necesario para la organización de
la justicia y la protección económica individual, la coordinación de las libertades
individuales para el bien común. Una verdadera revolución del fundamento del poder.
Así, al absolutismo monárquico se opone la soberanía popular, la voluntad libre de las
partes que acuden al contrato. Se hace hincapié en la necesidad que las reglas de juego
se plasmen en un texto organizado y sistematizado, pergeñando así la idea moderna de
Constitución.

La clase emergente, la burguesía, y sus crecientes intereses precisaban mayor libertad de


desenvolvimiento. Exigiendo y en tal virtud, sembraron sus revoluciones en el espacio
político y económico que anhelaban, originando la democracia liberal como sistema
político y el capitalismo como patrón económico.

Es en los nacientes Estados Unidos de Norteamérica donde se dicta la primer


Constitución escrita El 4 de julio de 1776, la declaración de la Independencia consagra
los principios filosóficos y políticos de la ideología triunfante.

La Revolución Francesa es la definitiva afrenta en Europa al absolutismo monárquico,


la cual produce en 26 de agosto de 1789 la Declaración de los Derechos del Hombre y
del Ciudadano, enunciativa para toda la humanidad, con carácter de naturales,
inalienables y sagrados. Los hombres de las nuevas ideas propagaron el significado
económico y político del liberalismo por toda Europa. Estos principios, son protectores
de la libertad y de los derechos individuales, sostenedores del gobierno de la ley (Estado
de derecho) como elaboración racional - normativa que planifica el orden político del
Estado,

La exaltación de los derechos individuales y la acelerada industrialización—que creó


grandes masas de trabajadores obreros—trae como consecuencia que los obreros están
totalmente desprotegidos, los derechos colectivos no se reconocen.

 Constitucionalismo Social:

Es la ideología por el cual el Estado ejecuta determinadas políticas sociales que


garantizan y aseguran el ‘bienestar’ de los ciudadanos en determinados marcos como el
de la sanidad, la educación y, en general, todo el espectro posible de seguridad social.

 El Constitucionalismo social propugna reivindicaciones y dar prevalencia a los


derechos sociales y colectivos:
 Jornada de trabajo de 8 horas.
 Salario justo.
 Beneficios sociales,
 Seguro de enfermedad, maternidad, invalidez, vejez y muerte.
 Derecho a la huelga.

61
 Contrato de trabajo protegido por el Estado.

Pero sin abolir los derechos individuales de los cuales siguen gozando de la protección
del Estado, pero subordinados al bien común.

 Las bases fundamentales de esta clase de Estado son:


 Justicia social: Se condensa en el intervencionismo del Estado sobre la economía
capitalista reconociendo ciertas reivindicaciones de las clases trabajadoras.
Economía intervenida por el Estado. En un principio impone los derechos sociales,
luego interviene en la economía a través de lo sistema regulatorio de empresas
privadas, y actualmente establece el sistema de economía plural

El valor fundamental que se impone y que reconsidera la mera libertad abstracta es el de


la igualdad, como idea rectora del llamado constitucionalismo social.

 Ejemplo en nuestra Constitución Nacional:


 Artículo 14 bis: El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección
de las leyes, las que asegurarán al trabajador: condiciones dignas y equitativas
de labor, jornada limitada; descanso y vacaciones pagados; retribución justa;
salario mínimo vital móvil; igual remuneración por igual tarea; participación
en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración
en la dirección; protección contra el despido arbitrario; estabilidad del
empleado público; organización sindical libre y democrática, reconocida por la
simple inscripción en un registro especial.
Queda garantizado a los gremios: concertar convenios colectivos de trabajo;
recurrir a la conciliación y al arbitraje; el derecho de huelga. Los
representantes gremiales gozarán de las garantías necesarias para el
cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas con la estabilidad de su
empleo.
El Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter de
integral e irrenunciable. En especial, la ley establecerá: el seguro social
obligatorio, que estará a cargo de entidades nacionales o provinciales con
autonomía financiera y económica, administradas por los interesados con
participación del Estado, sin que pueda existir superposición de aportes;
jubilaciones y pensiones móviles; la protección integral de la familia; la defensa
del bien de familia; la compensación económica familiar y el acceso a una
vivienda digna.

 Situación política, económica y social hacia 1957:

Pasados dos años del golpe del 55, la situación de los partidos políticos, mostraba al
peronismo prohibido, proscrito y reprimido, con muchos de sus dirigentes y militantes
presos o en el exilio. Dentro del radicalismo, la unidad ideológica no era demasiado
sólida, lo que llevaría a la fractura, dividiéndose en la Unión Cívica Radical
Intransigente (UCRI) y la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP).

62
 ¿Cómo se llego al Artículo 14 bis?:

Se sanciona el artículo 14 bis. Una vez que la Asamblea declaró que se encontraba en
vigencia de la Constitución de 1853, resultó evidente que una parte considerable de los
convencionales que permanecieron en la Asamblea, no estaba realmente interesada en
producir reformas, sobre todo aquellas relacionadas con la economía, los servicios
públicos y el derecho de propiedad. Varios convencionales y medios de prensa
cuestionaron a la Comisión de Reforma por haber redactado un texto similar al célebre
artículo 40 de la Constitución peronista, que establecía restricciones a los monopolios
privados, garantizaba la propiedad pública de las fuentes de energía y establecía la
obligación del Estado de prestar los servicios públicos.

Nueve convencionales de la UCRP, pertenecientes al sector sabbatinista (Línea


Córdoba), decidieron abandonar la Convención. La situación alarmó a los sectores más
progresistas de los partidos que permanecían en Santa Fe, en particular al sector radical
intransigente que había permanecido en la UCRP.

En esta encrucijada, Crisólogo Larralde, entonces presidente de la UCRP, se trasladó a


Santa Fe el día 23 de octubre para controlar personalmente la asistencia de los
convencionales radicales. Ese mismo día once de los quince constituyentes
conservadores se ausentaron haciendo fracasar por falta de quorum la sesión
programada para votar el artículo sobre los derechos sociales, generalizando el clima de
incertidumbre sobre el futuro de la Convención. El fracaso de la sesión obligó a los
bloques que apoyaban el despacho a renegociar el texto con los conservadores, quitando
varios derechos (protección contra el desempleo, maternidad y menores, formación
profesional, rehabilitación de los incapacitados y fomento del cooperativismo), para que
se hicieran presentes al día siguiente. De ese modo se logró que un número suficiente
asista a la sesión del 24 de octubre donde se votó el artículo referido a los derechos del
trabajo y la seguridad social, sancionado así como artículo nuevo después del artículo
14, o artículo 14 bis.

En la elaboración del artículo 14 bis tuvo un papel destacado el convencional


bonaerense Carlos Bravo, de la UCRP, autor del proyecto original y uno de los tres
informantes sobre el despacho al plenario de la Convención, junto a sus correligionarios
Luis María Jaureguiberry y Mario Giordano Echegoyen, este último responsable de los
derechos relativos a la seguridad social. Durante el debate, Jaureguiberry definió el
artículo como «una transacción de contenido histórico entre los que querían mantener la
intangibilidad de la Carta del 53 en su redacción y los que deseábamos colocarnos en
nuevos tiempos para no marchar a la zaga en principios de avanzada social».
El artículo 14 bis volvió a incluir en la Constitución argentina los derechos que
caracterizan al constitucionalismo social. Fue redactado dividido en tres párrafos: el
primero trata del derecho individual del trabajo, el segundo del derecho colectivo del
trabajo y el tercero de la seguridad social.

Complementariamente la Convención realizó una segunda reforma, incluyendo en el


artículo 67 (renumerado 75 en 1994) la frase "y del trabajo y seguridad social",
reconociendo así al poder legislativo federal la facultad de dictar leyes laborales y
previsionales, algo que venía discutiéndose desde principios de siglo.

63
5. 1. b) // Los derechos sociales:

 Derechos de Primera Segunda y Tercera Generación:

Como ya vimos con el constitucionalismo social aparecen los derechos de primera


generación, y son el punta pie inicial para que puedan seguir avanzando. Los derechos
sociales los podemos encasillar en los de segunda generación.

GENERACIÓN
ÉPOCA DE TIPO DE VALOR QUE FUNCIÓN
DE EJEMPLOS
ACEPTACIÓN DERECHOS DEFIENDEN PRINCIPAL
DERECHOS
Derechos Civiles:
Derecho a la vida, a
Limitar la acción
la libertad, a la
del poder.
Civiles y seguridad, a la
Garantizar la
Primera S. XVIII y XIX
políticos
LIBERTAD participación
propiedad…
Derechos Políticos:
política de los
Derecho al voto, a
ciudadanos.
la asociación, a la
huelga…

Económicos, Garantizar unas


Derecho a la salud,
a la educación, al
Segunda S. XIX y XX Sociales y IGUALDAD condiciones de vida
trabajo, a una
dignas para todos
Culturales vivienda digna…

Derecho a un
Justicia, paz y Promover
medio ambiente
Tercera S. XX y XXI SOLIDARIDAD relaciones pacíficas
limpio, a la paz, al
solidaridad y constructivas
desarrollo…

 La primera generación incluye los derechos civiles y políticos. Estos derechos


fueron los primeros en ser reconocidos legalmente a finales del siglo XVIII, en la
Independencia de Estados Unidos y en la Revolución Francesa. Se trata de derechos
que tratan de garantizar la libertad de las personas. Su función principal consiste en
limitar la intervención del poder en la vida privada de las personas, así como
garantizar la participación de todos en los asuntos públicos. Los derechos civiles
más importantes son: el derecho a la vida, el derecho a la libertad ideológica y
religiosa, el derecho a la libre expresión o el derecho a la propiedad. Algunos
derechos políticos fundamentales son: el derecho al voto, el derecho a la huelga, el
derecho a asociarse libremente para formar un partido político o un sindicato, etc.
 La segunda generación recoge los derechos económicos, sociales y culturales.
Estos derechos fueron incorporados poco a poco en la legislación a finales del siglo
XIX y durante el siglo XX. Tratan de fomentar la igualdad real entre las personas,
ofreciendo a todos las mismas oportunidades para que puedan desarrollar una vida
digna. Su función consiste en promover la acción del Estado para garantizar el
acceso de todos a unas condiciones de vida adecuadas. Algunos derechos de
segunda generación son: el derecho a la educación, el derecho a la salud, el derecho
al trabajo, el derecho a una vivienda digna, etc.
 La tercera generación de derechos ha ido incorporándose a las leyes a finales del
siglo XX y comienzos del siglo XXI. Pretenden fomentar la solidaridad entre los

64
pueblos y las personas de todo el mundo. Su función es la de promover unas
relaciones pacíficas y constructivas que nos permitan afrontar los nuevos retos a los
que se enfrenta la Humanidad. Entre los derechos de tercera generación podemos
destacar los siguientes: el derecho a la paz, el derecho al desarrollo y el derecho a un
medio ambiente limpio que todos podamos disfrutar.
 ¿De dónde vienen los derechos sociales?:

Como su nombre indica, los derechos sociales van ligados al concepto de sociedad, es
decir, necesita de la existencia de una sociedad, de grupos organizados en los que cada
persona desempeña unos roles y ocupa un lugar que le es reconocido por sus
semejantes, para poder existir.

Aunque desde la Antigüedad (en Grecia, el Imperio romano y otras civilizaciones) ya se


habían introducido figuras legales en este sentido, lo cierto es que los derechos sociales
se remontan a la Revolución francesa, cuando emerge la figura de la ciudadanía y se le
asignan derechos y obligaciones.

La gran mayoría de las constituciones que se redactaron a finales del siglo XVIII y
principios del XIX incluyen algunos de los derechos sociales básicos, aunque aún
faltaba un largo recorrido para su reconocimiento e institucionalización.
No fue hasta los inicios del siglo XX, tras la Primera Guerra Mundial, cuando se logró
un cierto consenso sobre la importancia de estos derechos y su alcance.

Finalmente, todos estos avances sirvieron como base para el reconocimiento de los
Derechos Sociales, Económicos y Culturales que se incluyeron en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948.

Vemos en el Pacto de San José de Costa Rica otro ejemplo de como se plasman los
mismos y obliga a todos los estados partes no solo a respetar sino también al hacer
cumplirlos:
 Preámbulo (PSJCR): Reiterando que, con arreglo a la Declaración Universal de
Derechos Humanos, sólo puede realizarse el ideal del ser humano libre, exento del
temor y de la miseria, si se crean condiciones que permitan a cada persona gozar
de sus derechos económicos, sociales y culturales, tanto como de sus derechos
civiles y políticos, y considerando que la Tercera Conferencia Interamericana
Extraordinaria (Buenos Aires, Argentina, 1967) aprobó la incorporación a la
propia Carta de la Organización de normas más amplias sobre derechos
económicos, sociales y educacionales y resolvió que una convención
interamericana sobre derechos humanos determinará la estructura, competencia y
procedimiento de los órganos encargados de esta materia, han convenido en lo
siguiente:
 CAPITULO III // Derechos económicos, sociales y culturales // Artículo 26:
Desarrollo progresivo: Los Estados Partes se comprometen a adoptar providencias,
tanto a nivel interno como mediante la cooperación internacional, especialmente
económica y técnica, para lograr progresivamente la plena efectividad de los
derechos que se derivan de las normas económicas, sociales y sobre educación,
ciencia y cultura, contenidas en la Carta de la Organización de los Estados
Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires, en la medida de los
recursos disponibles, por vía legislativa u otros medios apropiados.

65
Como ya introducimos anteriormente, los derechos sociales se encuentran en los de
segunda generación.

 Definición Derechos Sociales:

Son aquel conjunto de derechos-prestación, que consisten en especificar aquellas


pretensiones de las personas y de los pueblos consistentes en la obtención de
prestaciones de cosas o de actividades, dentro del ámbito económico-social, frente a las
personas y grupos que detentan el poder del Estado y frente a los grupos sociales
dominantes.
 Ejemplos: Artículo 23: 1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre
elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a
la protección contra el desempleo. 2. Toda persona tiene derecho, sin
discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual. 3. Toda persona que
trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le
asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y
que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de
protección social. 4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a
sindicarse para la defensa de sus intereses.
Artículo 26: 1. Toda persona tiene derecho a la educación. La
educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción
elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La
instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los
estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos.
2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad
humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las
libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad
entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos; y promoverá el
desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de
la paz. 3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación
que habrá de darse a sus hijos.

5. 2. a) // Organización constitucional. La preferencia por el parlamentarismo y el


protagonismo de los partidos políticos:

 ¿Qué es el parlamentarismo?:

Es un sistema democrático de gobierno que se opone al presidencialismo. Podemos ver


en Europa es el sistema predominante con más de 30 países utilizan esta forma de
gobierno, el más antiguo de ellos son las colonias Imperio Británico. Modernamente los
sistemas parlamentarios son en su mayoría bien monarquías parlamentarias, o bien
repúblicas parlamentarias. En los sistemas parlamentarios el jefe de Estado es
normalmente distinto del jefe de gobierno.

 En comparación con el sistema presidencial podemos observar las siguientes


ventajas:

66
A) Mayor profundidad democrática.
B) Favorece los consensos.
C) Reforzamiento del rol de los partidos políticos.
D) Flexibilidad ante la crisis.
E) Mayor eficacia.

A) Mayor profundidad democrática: Un objetivo básico de las instituciones consiste en


establecer un sistema de incentivos que premie los comportamientos acertados y
castigue los comportamientos desacertados. Un sistema autocrático de gobierno carece
de capacidad para corregir los desaciertos consustanciales. El sistema parlamentario
refuerza la hegemonía del parlamento. El primer ministro es un delegado del parlamento
y su actuación es objeto de contante monitoreo desde el lugar de designación. Está
siendo vigilado permanentemente y si comete errores puede ser destituido o procesado
por el parlamento. Por consiguiente el sistema parlamentario es más democrático, la
oposición pone en jaque al gobierno y debe tener que explicar, justificar sus acciones y
rendir cuenta de su resultado.

B) Favorece el consenso: En el sistema parlamentario los partidos políticos que


compiten deben tener en cuenta que luego deberán tener que unirse con otras fuerzas
para formar una coalición. Esto también los obliga a suavizar el enfrentamiento
preelectoral y esto favorece al clima luego de gobierno. Carlos niño “el parlamento con
su carácter abierto, publico e igualitario se convierte en un verdadero foro de discusión
pública, en el que el gobierno debe exponer cotidianamente de igual a igual a la crítica
de la oposición sobre cada medida que el gobierno toma”.

C) Reforzamiento del rol de los partidos políticos: Nunca se destacara lo suficiente el


importante rol de los partidos políticos en las democracias representativas modernas.
Ellos son los que proporcionan, en las actuales sociedades complejas, los canales de
transmisión de las necesidades y preferencias sociales; son los que sistematizan las
demandas reconvirtiéndolas en programas coherentes de acción política, y son los que
proporcionan las listas de candidatos.

D) Flexibilidad ante las crisis: El sistema parlamentario ofrece una mayor flexibilidad
política dado que cualquier crisis da lugar a un simple cambio de gobierno, sin que se
erosione las instituciones del sistema. También puede entender como la flexibilidad de
adaptarse a los cambios de opinión del electorado y diversas situaciones políticas que se
pueden presentar.

E) Mayor eficacia: se define la eficacia como la capacidad de un sistema para conseguir


sus objetivos. Se disminuyen los niveles de incertidumbre y la política se vuelve mas
previsible. Esto es debido a las ventajas de la deliberación parlamentaria, que permite
corregir las preferencias basadas en la falta información.

Como podemos ver no en la actualidad no solo hay parlamentarismo sino otras formas
de gobierno que derivan de ella o tienen su esencia. Veamos bien las diferencias entre el
parlamentarismo y el presidencialismo.

 Diferencias con el presidencialismo:

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Cuando se realiza un análisis de las distintas formas de gobierno, es difícil escapar a la
tentación de extremar las virtudes de una y los defectos de la otra; particularmente
cuando se efectúa un estudio comparado, de tal manera que el resultado obtenido no
representa una comparación objetiva. Con la finalidad de evitar ese riesgo.

Las diferencias entre parlamentarismo y presidencialismo abarcan diversos aspectos que


van desde los procedimientos de elección del gobierno hasta la potencialidad de
legitimación, pasando por las relaciones entre los poderes del Estado y los mecanismos
de control y rendimiento de cuentas.

A continuación se destacan algunas divergencias entre ambos sistemas de gobierno,


tomándolas como parámetros a través de los cuales se determinen con mayor claridad
las características del parlamentarismo y presidencialismo:
 Origen de Gobierno: En el presidencialismo puro la elección del Presidente (Jefe
de Gobierno y Jefe de Estado) se efectúa, por lo general, en votación directa de
la ciudadanía, lo que constituye una expresión fiel de la voluntad general. En el
parlamentarismo puro el Jefe de Gobierno (regularmente denominado Primer
Ministro) es elegido por el parlamento, donde debe existir un partido o coalición
mayoritaria o, en su defecto, por medio de alianzas debe formarse una mayoría
que pueda elegirlo
 Elecciones: La elección directa del Presidente puede requerir de mayoría relativa
o de mayoría absoluta, en cuyo caso se realiza generalmente una segunda vuelta
electoral (ballotage) entre los candidatos más votados. En cambio en el
parlamentarismo la elección del Jefe de Gobierno no puede hacerse por mayoría
relativa dentro del parlamento, lo que obliga a la conformación de alianzas en
caso de que ningún partido hubiese logrado la mayoría absoluta de los escaños.
 Los partidarios del sistema parlamentario consideran que éste presenta mayores
elementos democráticos que el presidencialismo, sin embargo, el estudio
comparativo entre ambos regímenes comprueba que una gran constante de las
observaciones es el grado de desarrollo contextual de cada sistema, cada país ha
desarrollado una formula de gobierno con rasgos propios que, ubicándose en la
clasificación de presidencialismo o parlamentarismo dándole forma a sus
necesidades económicos, sociales, políticos y culturales que influyen en
cuestiones constitucionales e institucionales, mismas que otorgan
particularidades únicas al sistema de gobierno de cada país. De esta forma, los
apologistas del sistema parlamentario deberían discutir sobre el régimen
parlamentario que es más adecuado para sustituir al presidencialismo.
 Las diferencias entre los sistemas parlamentario y presidencial son diversas y
notorias, en lo que coinciden es en un aspecto fundamental: la supremacía de
uno de los poderes del Estado sobre los demás. En los primeros, existe mayor
influencia del órgano legislativo (con funciones ejecutivas) y en los segundos la
personalidad y facultades del presidente sobresalen de las atribuciones de los
poderes legislativo y judicial. En términos generales, ambos sistemas se
contraponen a la teoría de la división de poderes formulada por Montesquieu, en
la que, teóricamente, legislativo, ejecutivo y judicial se complementan como
gobierno, mediante el sistema de pesos y contrapesos que impide la
concentración de atribuciones en uno de éstos.

La supremacía del ejecutivo en los países latinoamericanos con sistema de gobierno


presidencialista a motivado a diversos estudiosos del tema a proponer diversas formulas

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para adecuar el presidencialismo a las condiciones específicas de las naciones de
América Latina. Así Giovanni Sartori propone para el caso de México: el
presidencialismo alternativo o presidencialismo intermitente. Este sistema se basa en
poner a funcionar los dos motores de forma sucesiva. En él, los dos motores se eligen al
mismo tiempo y por el mismo periodo. El sistema inicia como parlamentario, si
funciona bien puede continuar con las mismas características, si no es así, entonces se
enciende el motor presidencial y reviste las características de este sistema. Sartori señala
que su formula descansa en los siguientes acuerdos estructurales: a) El parlamento que
se acaba de constituir elige un gobierno (legislatura de 4 ó 5 años), lo que implica que el
sistema funcionará con las reglas del sistema parlamentario, b) Si el gobierno
parlamentario no funciona, entonces se cambia a uno presidencial “fuerte” por el resto
del periodo de la legislatura; es decir, el presidente se convierte en jefe de gobierno, c)
Los periodos del presidente (elegido directa o indirectamente por el sufragio de una
mayoría absoluta o en una segunda vuelta) y del Poder Legislativo coinciden. El
presidente puede ser reelecto sin ninguna limitación. d) En el periodo parlamentario, el
presidente tiene las funciones de un jefe de Estado parlamentario, e) El presidente tiene
una legitimidad “reservada”, y si el sistema parlamentario funciona bien, no será
necesario alternar a uno presidencial. f) El gobierno parlamentario, con tal de conservar
el poder, será “más efectivo y emprendedor”. g) Los cargos parlamentarios y los
ministeriales son incompatibles entre sí, para evitar que el presidente pueda compensar
a los legisladores que lo hayan ayudado a encender el motor presidencial. h) El
presidente intermitente termina su periodo al mismo tiempo que la legislatura y no
puede ser presidente presidencialista al inicio de cada legislatura. i) Si se prende el
segundo motor porque no funcionó el parlamento, entonces es probable que sea un
presidente fuerte pero sólo de dos a tres años.

5. 2. b) // Participación política. El sufragio universal, libre y secreto; inclusión de


nuevos sectores:

 Sufragio universal:

El sufragio universal consiste en el derecho a voto de toda la población adulta de un


Estado, independientemente de su raza, sexo, creencias o condición social. Aunque el
término "sufragio universal" ya había sido recogido en gran parte de las constituciones
liberales del siglo XIX, hasta el siglo XX los Estados liberales aún establecían límites al
voto por sexo y "raza".

Tomaremos dos puntos históricos para explicar esto ya que como todo acontecimiento
político, varia dependiendo de las sociedades. Miguel Ángel Cárcano en su libro Roque
Sáenz Peña: la Revolución mediante los comicios, desde una perspectiva sociológica, lo
define así: La máquina electoral no fue una invención argentina. En España funcionaba
sin tropiezo y en Francia con suficiente eficacia. En los países sudamericanos se emplea
regularmente. El propósito de la máquina es asegurar la continuidad del mismo partido
por la elección de candidatos oficiales. Con ella, la mayoría de los gobernantes impone
su sucesor. La ley construye las piezas esenciales y los funcionarios perfeccionan sus
movimientos. La máquina electoral es impersonal. Obedece siempre al gobernante. Por
más cuidado que ha puesto su constructor, sus resortes no le obedecen si otro ejerce la
autoridad.

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Fue la reforma política más importante en doscientos años de vida argentina, la cual
divide la política en un antes y un después. Es que si bien fue una reforma electoral,
produjo importantes consecuencias políticas. Sin modificar la Constitución Nacional ni
la composición de la Suprema Corte –que mantuvo absoluta estabilidad en cuanto a
cantidad de integrantes, mecanismo y forma de elección de sus miembros entre 1862 y
1947–, y sin que hubiera sufrido un cambio el Congreso de amplia mayoría
conservadora, se produjo una transformación política sustancial cuyas bases continúan
vigentes hoy. El voto universal, secreto y obligatorio establecido por dicha ley es la base
del sistema electoral argentino. Esta base no se ha alterado y ningún actor político
relevante plantea hoy su modificación.

La ley Sáenz Peña, sancionada por el Congreso de la Nación Argentina el 10 de febrero


de 1912, estableció el voto universal secreto y obligatorio para los ciudadanos
argentinos, nativos o naturalizados, mayores de 18 años de edad, habitantes de la nación
y que estuvieran inscriptos en el padrón electoral.
Esta ley debe su nombre a su impulsor, el presidente Roque Sáenz Peña, miembro del
ala modernista del Partido Autonomista Nacional. Fue coautor de la misma el político
católico Indalecio Gómez.

Esta ley adoptaba el espíritu de universalizar el voto, aunque en la práctica había


restricciones que dejaban fuera a parte de la sociedad. La ley no prohibía el voto de la
mujer, siendo esto muy avanzado para la época, de hecho la primera mujer en votar en
Argentina fue la Dra. Julieta Lanteri, quién votó el 26 de noviembre de 1911, sin
embargo, posteriormente se sancionó en la ciudad de Buenos Aires una ordenanza que
definía el uso del padrón del servicio militar obligatorio como padrón electoral, así se
demoró el ingreso al padrón por parte de las mujeres hasta 1947. Otras personas que
eran consideradas incapaces de ejercer el derecho fueron los dementes declarados en
juicio y los sordomudos que no podían expresarse por escrito. Por su estado y condición
se hallaban imposibilitados de votar los religiosos, los soldados y los detenidos por juez
competente. Por causas de indignidad, no podían sufragar los reincidentes condenados
por delitos contra la propiedad, durante cinco años después de cumplida la condena, los
penados por falso testimonio y por delitos electorales, por el lapso de cinco años.

Las juntas escrutadoras de votos eran las encargadas del recuento de las votaciones,
reuniéndose en la Cámara de Diputados de la Nación o en la Legislatura,
constituyéndose dichas juntas en cada capital de provincia, integrada por el presidente
de la Cámara Federal de Apelaciones, el juez Federal y el presidente del Superior
Tribunal de Justicia de la Provincia. En la capital de la república la integró el Presidente
de la Cámara Civil.

La primera aplicación de la ley fue en abril de 1912, en Santa Fe y Buenos Aires. Las
primeras elecciones presidenciales realizadas bajo el sistema de la ley ocurrieron en
1916, cuatro años después de su sanción, y resultaron el triunfo del candidato por la
Unión Cívica Radical, Hipólito Yrigoyen, la principal fuerza opositora al Partido
Autonomista Nacional y que hasta entonces no había accedido al poder.

 Contexto histórico:

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En 1902 se produjo en la República Argentina una división en el gobernante Partido
Autonomista Nacional (P.A.N.) en torno a la sucesión del dos veces presidente Julio
Argentino Roca. La "junta de notables", instaurada desde 2289 como riñón no formal de
selección del candidato presidencial del partido dominante, se fracturó en torno a la
decisión de Roca de impulsar al abogado Manuel Quintana y al compromiso de postular
al expresidente Carlos Pellegrini en la elección.

Allí nacieron dos expresiones políticas dentro de la ideología conservadora: los


"autonomistas nacionales" o ro quistas, con su política intransigente de mantener el
antiguo régimen electoral, y los "autonomistas" o telegrafistas, sectores escindidos del
P.A.N. influidos por las revoluciones radicales, los atentados anarquistas y las huelgas
obreras. Una de las mayores preocupaciones de los telegrafistas era transpolar las
protestas de las calles al Congreso de la Nación Argentina dando cabida política a los
nuevos actores sociales. Para ello se hacía necesario dar espacios de representación al
principal partido opositor, la Unión Cívica Radical, pero también al moderado Partido
Socialista. De esa manera, se debilitaría a las dos grandes fuerzas sociales emergentes
de la época: el obrerismo y el anarquismo.

La muerte del presidente Quintana y la asunción del suarista Figueroa Alcorta


paulatinamente produjo un desbalance político en favor de los anarquistas que, a pesar
de la muerte de Carlos Pellegrini, el 17 de julio de 1900, impusieron a su candidato, el
embajador Roque Sáenz Peña. Éste fue el impulsor de un nuevo sistema de sufragio en
Argentina a partir de la Ley Nacional 8.871.

A lo largo de la historia de la política el primer problema que se planteó con respecto al


sufragio es el de su extensión. Es decir, si debe ser universal, como derecho a participar
en la elección de los elencos de gobierno que pertenece a todos los habitantes de una
comunidad; o si debe ser restringido, en el que ciertos individuos deben ser privados de
ese derecho en razón del sexo, lugar de nacimiento, lugar de residencia (provincia o
territorio nacional), deficiencias físicas y mentales, nivel de instrucción, fortuna,
relación de dependencia (religiosa, militar, servidumbre), etnia, edad y moralidad.
Antecedentes históricos: las Provincias del Río de la Plata.

Bernardino Rivadavia fue el impulsor de la Ley de Sufragio Directo que sancionó por
primera vez el voto directo y universal en el Río de la Plata.

El derecho del sufragio, en las primeras instituciones políticas rioplatenses, se derivó de


los municipios indianos de la época colonial y de la milicia, es decir de la formación de
todos los hombres en edad de llevar armas con la obligación de defender su municipio.
Cuando el pueblo irrumpió en la historia del Río de la Plata lo hizo formando milicias
comandadas por un Jefe o caudillo (así se llame al jefe de las milicias en las antiguas
leyes españolas) con los poderes suficientes para defender a la comunidad. “El primer
derecho y deber del pueblo es elegir un Caudillo” dice el Estatuto de Santa Fe de 1819
dado por Estanislao López, cuando Santa Fe era un “Pueblo Libre” federado a la Liga
de los Pueblos Libres de José Gervasio Artigas.

En la región sur de los pueblos libres, en el territorio de Buenos Aires, el derecho del
sufragio tuvo una evolución histórica diferente. Con la desaparición del Directorio,
como órgano central de gobierno, la desorganización, la falta de desarrollo y protección
del comercio y la vulnerabilidad militar de las familias acomodadas de la ciudad y de

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los ganaderos de la campaña frente a los pueblos originarios situados al sur y los
caudillos del litoral, llevó a los pobladores a constituir un estado provincial autónomo.
Así surgió la Provincia de Buenos Aires.

En 1820, la ciudad y la campaña se unieron en el llamado “Partido del Orden”,


estableciendo una Sala de Representantes y designando un gobernador que fue a la vez
jefe de las milicias bonaerenses. La situación de debilidad política local requería de un
nuevo régimen representativo para legitimar el poder surgido de la crisis de la Anarquía
del Año XX.

Bajo las políticas liberales del gobernador Martín Rodríguez se instituyó un esquema de
gobierno representativo basado en un sufragio amplio y directo; reestructurando el
espacio político territorial por medio de la participación política de la campaña a través
del voto y suprimiendo los cabildos. Con estos mecanismos, se buscaba crear una
participación más vasta para evitar el triunfo de facciones minoritarias que asumieran el
poder y, por otro lado, la realización de asambleas que cuestionaran la legitimidad de las
elecciones, así como del nuevo poder provincial creado. La universalidad del voto se
estableció sin conflicto puesto que la elite y la clase dirigente supusieron que su
aplicación traería disciplina y orden en un espacio altamente movilizado luego de la
guerra de independencia.

El gran avance y la gran novedad del régimen representativo implantado en Buenos


Aires fue que combinaba el sufragio directo al voto activo sin restricciones. En 1821, se
sancionó la Ley de Sufragio Directo por iniciativa de Juan José Paso, Bernardino
Rivadavia y Manuel García estableciendo que «será directa la elección de los
representantes que deben completar la representación extraordinaria y constituyente», y
que «todo hombre libre, natural del país o avecinado en él, desde la edad de veinte años
o antes, si fuere emancipado, será hábil para elegir».5 En Buenos Aires fue un
instrumento de cohesión social, de alcance limitado, porque la fecha y lugar del acto
comicial siguieron siendo desconocidos para la mayoría de la población de la campaña.

 La lucha por el voto:

La Decimoquinta Enmienda (1870) es una de las Enmiendas posteriores a la Guerra


Civil, conocidas como las Enmiendas de Reconstrucción. Esta enmienda prohíbe a los
estados o al gobierno federal usar la raza de un ciudadano, el color, o el estado anterior
como esclavo como una restricción para el voto. Su objetivo básico era conceder el
derecho de votar a antiguos esclavos. La primera persona en votar bajo las
estipulaciones de la enmienda fue Thomas Mundy Peterson que emitió su voto en una
elección al consejo escolar en Perth Amboy celebrada el 4 de febrero de 1870, el día
después de que la decimoquinta enmienda fuera ratificada. Pero no fue realmente hasta
la Ley de Derechos de Voto en 1965, casi un siglo más tarde, que la promesa plena de la
decimoquinta enmienda fue conseguida realmente en todos los estados.

Después del paso a una base per cápita y absoluta, más negros fueron elegidos para
cargos políticos durante el período de 1865 hasta 1880 que en cualquier otra época en la
historia americana. Aunque ningún estado eligiera a un gobernador negro durante la
Reconstrucción, varias legislaturas estatales estaban efectivamente bajo el control de un
sustancial número de votantes afroamericanos. Estas legislaturas trajeron programas que

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son considerados actualmente parte del deber del gobierno, pero entonces eran
radicales, como la educación pública universal. También hicieron a un lado todas las
leyes con prejuicios raciales, incluso aquellas que prohibían el matrimonio interracial
(llamadas leyes de antimestizaje).

A pesar de los esfuerzos de grupos como el KuKluxKlan para intimidar a votantes


negros y Republicanos blancos, la garantía de apoyo federal a los gobiernos del sur
democráticamente elegidos significó que la mayor parte de votantes Republicanos
podrían votar y mantener la regla de confidencialidad. Por ejemplo, cuando una
muchedumbre blanca intentó asumir el gobierno interracial de Nueva Orleans, el
Presidente Ulysses S. Grant envió tropas federales para restaurar al alcalde electo.

Sin embargo, después de la ajustada elección de Rutherford B. Hayes, Hayes, a fin de


apaciguar al Sur, consintió en retirar las tropas federales. También pasó por alto la
violencia en las votaciones en el Sur Profundo a pesar de varias tentativas de los
Republicanos para aprobar leyes que aseguraran los derechos de los votantes negros y
castigar la intimidación. Como muestra de la desgana del Congreso de tomar cualquier
acción en esta época, hasta un proyecto de ley que habría requerido que incidentes de
violencia sólo en centros electorales fueran hechos públicos no pudo ser aprobado. Sin
las restricciones, la violencia en los lugares de votación contra negros y Republicanos
aumentó, incluso con casos de asesinato. La mayor parte de estos hechos sucedían sin
ninguna interferencia por parte de las fuerzas de la ley, y a menudo hasta con su
cooperación.

Antes de los años 1890, muchos estados del sur tenían rigurosas leyes de calificación de
votantes, incluso pruebas de alfabetismo e impuestos. Algunos estados hasta hicieron
difícil de encontrar un lugar para registrarse para votar.

La obtención del voto femenino suele asociarse a una conquista del peronismo, con
Evita a la cabeza. Lo cierto es que este derecho se conquistó luego de una extensa, y
nada fácil, lucha de militantes socialistas y feministas en nuestro país y en el mundo. De
hecho, cuarenta años antes, el 26 de noviembre de 1911 Julieta Lanteri, luego de varios
intentos previos, logró votar en la ciudad de Buenos Aires, aunque no pudo lograr
extender en ese momento ese derecho para todas las mujeres. Luego de esto, se
sancionó una ordenanza que prohibía explícitamente el voto femenino, con el
argumento de que para empadronarse era necesario el registro del servicio militar.

 Una lucha larga e internacional:

La lucha por los derechos civiles de las mujeres y el voto femenino se remonta muchos
años atrás. En Gran Bretaña y Estados Unidos surgieron importantes movimientos
sufragistas donde las mujeres se movilizaron exigiendo sus derechos. Esta lucha no
estuvo ajena a las cuestiones sociales de la época ni a la lucha por los derechos de los
trabajadores. Esto incluso significó divisiones, por ejemplo, al interior del movimiento
inglés. Es el caso de Emmeline Pankhurst y su hija. Con el estallido de la Primera
Guerra Mundial, las diferentes posiciones hicieron que Sylvia Pankhurst rompiera con
la Unión fundada por su madre, quien llamaba a las mujeres a movilizarse por el
derecho al voto pero con un contenido patriótico. Su hija en cambio no estaba de
acuerdo en brindar su apoyo al gobierno británico en la guerra mundial.

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En Argentina también desde principios del siglo pasado militantes feministas y
socialistas compartieron sus luchas por los derechos civiles y los derechos laborales.
Una de las figuras destacadas fue Julieta Lanteri, quien ya mencionamos por haber sido
la primera mujer en poder emitir su voto. Junto con la socialista Alicia Moreau funda el
Centro Feminista, primera organización que luchó explícitamente por los derechos de
las mujeres. Lanteri, lejos de remitir su lucha solamente al voto, tomaba la lucha por las
condiciones de trabajo de las mujeres, el derecho al divorcio, luchaba contra proxenetas
y contra la intromisión de la Iglesia en la vida de las personas. Comprometida en la
lucha de las trabajadoras, en 1912 las lavanderas de La Higiénica la nombran su asesora
frente a la patronal.

 El peronismo y el voto femenino:

Será recién en 1947, con la primera presidencia de Perón, cuando se sancione la ley del
voto femenino. Eva Duarte, que hasta ese momento no había tenido la menor
preocupación por este tema, fue quien presidió la Comisión Pro Sufragio. El (reciente)
interés del peronismo por esta cuestión tenía sus razones. La mujer argentina se había
incorporado masivamente al mercado laboral, de ahí que la política de contención de
este movimiento no podía seguir excluyendo a millones de mujeres de los derechos
civiles. De hecho, el voto femenino le permitió ganar, por ejemplo, en la ciudad de
Buenos Aires, un distrito altamente opositor. El 64% del padrón de mujeres votó por la
fórmula Perón.

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