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El ser humano es un ser de una enorme grandeza como muestra el núcleo personal. Una de las notas características de lo humano es
la intimidad. Es decir, la capacidad de reflexión que tiene todo ser humano sobre aquello que es correcto en relación con el obrar. La
conciencia moral muestra la rectitud ética del ser humano que a través del juicio racional es capaz de discernir aquella acción buena
de aquella que no lo es.
Así como existen acciones que pueden ser un medio en la consecución de un fin, por el contrario, la realización del bien es un fin en
sí mismo puesto que hacer buenas acciones aporta bienestar a quien se siente tranquilo y satisfecho por su modo de obrar. Desde el
punto de vista social, la conciencia moral muestra la importancia del respeto al otro ser humano.
El juicio moral es aquella dimensión que nos permite declarar lo bueno y lo malo; lo justo y lo injusto; lo honesto y lo deshonesto;
etc. en tales acciones y situaciones. Es la capacidad que le permite hacer estimaciones o prescripciones sobre las acciones o
relaciones humanas a la luz de un valor moral. Por otro lado, todo juicio moral se hace sobre un fundamento o base que podemos
descubrir cuando le preguntamos a la persona ¿por qué lo dices? Típicamente las respuesta de las personas tienden a reflejar unas
motivaciones o razones para su juicio que pueden clasificarse en niveles de juicio moral. Esto niveles van de la heteronomía a la
autonomía. El desarrollo de la capacidad del juicio moral implica un desarrollo en dirección de la autonomía.
La deliberación moral tiene como fin determinar qué curso de acción o práctica es la correcta para favorecer o alcanzar un cierto
valor que se tiene como bueno o justo. La deliberación busca determinar cuál en una situación específica y concreta es el medio más
adecuado para alcanzar ese fin. La deliberación consiste en tratar de establecer con claridad los hechos y clarificar los valores que se
tienen para entonces decidir por medio del razonamiento y la argumentación cuál es el curso de acción correcto.
Al ser humano que tiene que actuar se le presentan diversos cursos de acción. Cada curso de acción tiene su abogado, su estímulo o
motivo y sus consecuencias. Los cursos de acción son examinados en atención a cómo contribuyen, es decir, sus consecuencias para
ciertos fines. Cuando escogemos el curso de acción más acorde con nuestra jerarquía de fines y valores, es decir con
nuestro proyecto de vida, la voluntad se torna racional y moral. La voluntad moral es una dimensión o aspecto de la conciencia
moral; su función ejecutiva. La voluntad es moral cuando, al hacer decisiones o elegir, obedece a los valores y fines morales; es decir
a un ideal del bien que la persona ha adoptado o a un proyecto de vida; que es el contenido de su conciencia moral; entonces es una
buena voluntad. La voluntad moral es voluntad de perfeccionamiento humano individual y colectivo.
Por su parte la ética se refiere, por un lado, a nuestra capacidad para analizar la moral; la conciencia ética es la conciencia de la
conciencia moral; o más simplemente, la autoconciencia. La autoconciencia o conciencia ética no nos dice como actuar; pero mejora
la conciencia moral haciéndola más clara en sus contenidos, mejorando sus proceso y haciéndola más coherente. Por otro lado la
ética busca formular valores o deberes deliberadamente y de carácter "universal", es decir a un nivel de generalidad que trasciende
loa valores particulares. Estos valores son necesarios en aquellas sociedades con una pluralidad de sistemas de moral porque crean
un consenso en torno a ciertas fines de la sociedad en su conjunto. Tal es el caso de los valores de dignidad y solidaridad, los cuales
pueden ser aceptados, en su formulación general, por diversas tradiciones religiosas y filosóficas.
Moral y conciencia moral
Toda forma de conciencia lo es de aquello que tiene como contenido de su intencionalidad. Esto es así porque la conciencia no
precede a la experiencia sino que se construye en la experiencia misma de su objeto. Por ello la idea que tenemos de lo que es la
conciencia moral y su formación en cuanto competencia humana nos viene dictada por el concepto que tenemos de lo que es la
moral. Todo proyecto de formación moral descansa pues en una concepción explicita o implícita de lo que es la moral y, por ende, la
conciencia moral.
El educador tiene por ende la responsabilidad de clarificar el concepto de moral con el que va a trabajar y asegurarse de que las
metas, el contenido y las estrategias de su enseñanza son coherentes con éste. Al respecto destacamos cinco ideas fundamentales,
íntimamente relacionadas, en torno a la moral que enmarcan nuestra propuesta de formación de la conciencia moral y ética en
cuanto competencia humana:
1. La moral más que con normas y reglas, que suelen ser particulares y relativas a contextos histórico/culturales
y grupos sociales específicos, tiene que ver con ideales y valores de carácter general y universal.
2. La moral más que un estado real o ideal, es un movimiento de lucha constante entre lo que son el ser humano,
su comportamiento y sus relaciones (su facticidad) y lo que deberían ser (su idealidad).
3. La moral más que un orden impuesto de prohibiciones y restricciones impuestas para dominarnos, es un orden de
libertades, deberes y responsabilidades construidas consciente y voluntariamente para liberarnos y alcanzar la felicidad.
4. La moral más que el ciego sometimiento a preceptos de una autoridad externa, es la obediencia a la propia autoridad; es un
continuo acto de la conciencia y del carácter, que nosotros mismos hemos ayudado a construir.
5. La moral mas que oponer el interés personal al colectivo, es precisamente su reconciliación; es la perenne lucha por
establecer un orden social en el que todo ser humano pueda vivir solidaria y dignamente, es decir en libertad y plenitud,
tanto personal como comunitaria.
Los ideales y el bien
La conciencia es el órgano del bien y del mal; sólo cuando ella está presente podemos hablar de bien y mal. El bien y el mal, en el
sentido moral, se refieren al bienestar o al daño que podemos causar cuando actuamos conscientemente. El bien moral es lo que
conserva, beneficia, mejora, completa o perfecciona la vida humana en relación a un ideal de la misma; el mal lo que la extingue,
daña, empeora o reprime su desarrollo pleno.
Lo característico de este pedazo de universo, que es el ser humano, es que es naturaleza, consciente, materia espiritualizada.
Consciente significa que el ser humano es capaz de percibir, sentir, pensar y conocer su vida y asumir frente a la misma
una actitud reflexiva y voluntaria. El ser humano no sólo vive, sino que "se?? vive en relación; puede asumir su vida como acto de
sentimiento, de juicio, razonamiento y de acción, puede construirla en relación a un ideal de la misma. Por eso puede el ser humano
no solo sobrevivir sino vivir bien; por eso llama Hostos al ser humano "obrero de la vida".
Con el surgir de la conciencia se abre para el ser humano la posibilidad de su perfeccionamiento y el de la naturaleza en general. Dice
al respecto Hostos:
"Para que el hombre fuera hombre, es decir, digno de realizar los fines de la vida, la naturaleza le dio conciencia de ella, capacidad de
conocer su origen, sus elementos favorables y contrarios, su trascendencia y relaciones, su deber y su derecho, su libertad y su
responsabilidad: capacidad de sentir y de amar lo que sintiera; capacidad de de querer y realizar lo que quisiera; capacidad de
perfeccionarse y de mejorar por sí mismo las condiciones de su ser y por sí mismo elevar el ideal de su existencia."
Los ideales desempeñan un rol cognitivo, afectivo y volitivo en la economía moral humana: son a la vez norte que orienta y energía
que nos mueve a sentir y actuar. Los ideales son los motivos de la conciencia moral. Un fin humano es un ideal porque el carácter
moral trata de convertir el mundo "que es" en lo que el mundo "debe ser". José Ingenieros, en su obra El hombre mediocre lo
resumió magistralmente:
"Cuando pones la proa visionaria hacia una estrella y tiendes el ala hacia tal excelsitud inasible, afanoso de perfección y rebelde a la
mediocridad, llevas en ti el resorte misterioso de un Ideal. Es ascua sagrada, capaz de templarte para grandes acciones. Custódiala: si
la dejas apagar no se reenciende jamás. Y si ella muere en ti, quedas inerte; fría bazofía humana. Sólo vives por esa partícula de
ensueño que te sobrepone a lo real. El concepto abstracto de una perfección posible toma su fuerza de la verdad que los hombres le
atribuyen : todo ideal es una fe en la posibilidad misma de la perfección. En su protesta involuntaria contra lo malo se revela siempre
una indestructible esperanza de lo mejor: en su agresión al pasado fomenta una sana levadura de porvenir.."
La moral depende de un cierto ideal que nos hemos formado de lo que es el bien. La moral es el continuo contraste entre ese ideal
que tenemos y la realidad que vivimos; es la lucha perenne por acercarnos a ese ideal. Perenne porque con nuestro
perfeccionamiento, también se perfecciona e ideal y con ello vuelve a alejarse; por ello siempre es inalcanzable. Cuando
confundimos los ideales con la realidad, se pierde nuestra capacidad para criticarla y trasformarla; es decir, se pierde nuestra
capacidad de perfeccionamiento y con ello nuestra capacidad moral. Por ello toda crisis moral delata una perdida de ideales o su
sustitución por ideologías.
Decía Karl Krause, aquel pensador que tanto influencia ejerció en el pensamiento de Hostos, a través de su maestro Sanz del Río:
"Aunque se necesiten muchos siglos para ver históricamente cumplido este fin último, ¿es menos digno del hombre considerar como
un presente el total porvenir de nuestra naturaleza? ¿No debemos nosotros, ya desde hoy, vivir en el espíritu de nuestra historia
definitiva? ¿Será ésta algún día efectiva, si nosotros hoy no aspiramos a realizarla? ¿Desmayará nuestro interés una vez aplicada al fin
de nuestra humanización en el todo y en la partes, porque la grandeza de esta obra, la multitud de sus pormenores y grados
intermedios pida largo tiempo, antes que madure el fruto en el árbol de la vida?"
El bien implica un ideal de perfección. En la tradición cristiana ese ideal del bien se ha resumido en una frase muy sencilla que dice:
"Sed perfectos como vuestro Padre que está en los cielos". Hacer el bien, vivir la moral es luchar y contribuir a que ese ideal de
perfección se haga realidad. Tener conciencia moral implica que yo observo la realidad y, como tengo un ideal de perfección, veo la
diferencia tan grande que existe entre lo que la realidad debería ser y lo que la realidad es. Por eso la conciencia moral genera
angustia, porque la persona está viendo y sintiendo constantemente la discrepancia entre cómo deben ser las cosas y como son las
cosas.
El carácter moral es fundamentalmente compromiso de lucha por unos ideales; por acercar el ser al deber ser; como lo dice Hostos
magistralmente: "Por carácter entendemos el hombre hechura de sí mismo que, aplicando todas las facultades del espíritu, sale ileso
de las luchas de la vida real, ofreciendo en todos sus pensamientos, actos y pasiones, la unidad completa de una vida dedicada a un
fin humano".
Cristianismo.
Nombre de la religión bajo la que se agrupa a todos los cristianos o creyentes que han depositado su fe en la muerte y resurección de
Jesús, el hijo de Dios. Se les llama por primera vez cristianos en Antioquía, debido a que mediante su fe imitaban a Jesús, el Cristo,
identificándose como genuinos seguidores de la fe.
Monoteísmo
Es una religión monoteísta, que reconoce a Jesús de Nazaret como el mesías prometido al pueblo de Israel (pueblo escogido por
Dios).
El cristianismo confiesa a Jesús como el Hijo de Dios (Yahvé), quien murió por amor en la cruz del calvario, para la redención de los
pecados de los seres humanos y liberar de la condenación del infierno eterno a todo aquel que decida creer en él (porque el que no
cree ya ha sido condenado,mas el que decide creer tiene vida eterna juntamente con Cristo).
La fe cristiana se basa en que Jesús no solo murió por nuestros pecados, sino que al tercer día resucitó de entre los muertos,
probando que había vencido.
La Biblia en el Evangelio de Juan, capítulo 3, verso 16, lo resume: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo
unigénito, para que todo aquel que en el cree, no se pierda mas tenga vida eterna.
El cristianismo es una de las tres grandes religiones monoteístas, junto con el judaísmo y el islamismo, y la segunda por orden
cronológico. No contradice al judaímos como muchos afirman,más bien es la respuesta de Dios al pueblo judío, en espera de su
salvador.
En un primer momento este ministerio es llevado a cabo por el apóstol Pedro, a quien Dios le llama a predicar al pueblo de Israel,
luego Saulo de Tarso, perseguidor de la iglesia naciente, tiene un encuentro con Jesús, quien le llama a volverse y convertirse de todo
corazón.
Jesús quien había resucitado y ascendido al cielo, aparecía ahora en el camino a Damasco para hablarle al hombre(apóstol Pablo) que
pasaría de perseguidor a perseguido, de incrédulo en la fe cristiana, a creyente y fundador de la iglesia cristiana al mundo fuera de
los muros de Israel.
Aunque la persecusión fue detonada, no impidió que sus discípulos extendiesen el culto por todo el mundo basándose en su
resurrección, y en la promesa de que Jesús volvería por su pueblo...Id por todo el mundo y predicad al evangelio a toda criatura,
bautizándole en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, y he aquí yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo. La Biblia afirma: He aquí ciertamente vengo en breve... retén lo que tienes.
Para el cristianismo existe solo un Dios, que en la Trinidad aparece como tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Dios, el Dios de Israel, el Dios de los cristianos, el único Dios verdadero, hoy sigue llamando a los hombres al arrepentimiento, y que
se vuelvan de sus malos caminos, estableciendo no solo los 10 mandamientos como ley moral, sino que cada enseñanza de Jesús es
un reto de obediencia para sus seguidores, y todo por amor, no por una imposición, sino por la comprensión del pensamiento que él
murió por cada ser humano en esta tierra, y sigue cambiando las vidas de quienes se acercan.
. El cristianismo considera como sus sagradas escrituras a la Biblia, que se divide en dos partes:
el Antiguo testamento (escrita en idioma hebreo|hebrea]])
el Nuevo testamento, que está conformado por textos en griego: los Evangelios (cuenta la vida de Jesús) y cartas de san
Pablo y otros líderes cristianos dirigidas a los primeros cristianos, también el libro de Apocalipsis, revelaciones dadas por
Dios sobre los últimos tiempos al apóstol Juan, que se encontraba encarcelado en la isla de Patmos.
A partir del siglo IV, tras sufrir numerosas y cruentas persecuciones por parte de los romanos, el cristianismo se transformó ―gracias
a la conversión del emperador Constantino―, en la religión oficial del Imperio romano, tomando como sede la ciudad de Roma.
Denominaciones cristianas
A lo largo de 2000 años de historia, muchas doctrinas se han derivado de las enseñanzas de Jesús, algunas falsas y totalmentes
negadas, otras cuyas diferencia no son tan marcadas. El cristianismo se convirtió en la religión oficial del imperio romano en el 380.
Hasta el 1054, la cristiandad formó un bloque monolítico (excepto pequeños movimientos como el Nestorianismo). Es decir,
aproximadamente la mitad de su historia, 1000 años, el cristianismo ha sido unitario. Bajo la influencia del imperio romano se
comienzan a realizar ritos y mandamientos lejos de las enseñanzas de Jesús, llegando formarse con gran fuerza lo que hoy
conocemos como iglesia católica, período donde el cristianismo naciente en Jerusalén, parecía que atravesaba una gran crisis. En
medio de estas circunstancias Dios habla al corazón de Martín Lutero, practicante devoto de la religión católica,mostrándole los
errores de las nuevas enseñas, las cuales estaban basadas más en un gobierno político, que en el amor y la fe en Jesús. Este no era el
reino de Dios para los hombres, la salvación estaba siendo vendida, y la Biblia afirmaba, que era por fe y por gracia para que nadie se
gloríe.
Ocurre entonces en el siglo XVI la Reforma de Lutero que dio lugar al protestantismo, pues se oponía a las dogmas romanos y
católicas hasta el momento desarrolladas (91 tesis de Lutero), resurgiendo entonces el cristianismo que había nacido en Jerusalén.
Católicos
El catolicismo romano, con sede en Roma, representa el 50% de toda la cristiandad. Es mayoritario en el Centro y Sur de Europa,
Irlanda y América del Sur.
Se estima que la Iglesia Católica tiene 1,100 millones de adeptos en todo el mundo, lo que representa la mitad de la población
cristiana mundial. Brasil tiene el mayor número de católicos del mundo (134 millones). Hay más católicos en Brasil que en Italia,
Francia y España juntas. Los diez países con mayor número de católicos (Brasil, México, Filipinas, los Estados Unidos, Italia, Colombia,
Francia, Polonia, España y la República Democrática del Congo) contienen más de la mitad (56%, 607 millones) de los católicos del
mundo.
Hay 67 países en los que los católicos constituyen la mayoría de la población. Más del 70% de los católicos viven en el continente
americano (48%) y en Europa (24%). Casi el 40% viven en América Latina y el Caribe. Más de una cuarta parte de los católicos viven
en la región Asia - Pacífico (12%) y en el África subsahariana (16%).
Protestantes
El protestantismo es mayoritario en el Norte de Europa, en Inglaterra y en los Estados Unidos. Los 801 millones de protestantes del
mundo, constituyen el 37% de la población cristiana mundial. La Reforma protestante, que dividió el cristianismo occidental y dio a
luz al protestantismo, tuvo lugar en Europa en el siglo XVI. Hoy, sin embargo, sólo dos de los diez países con las mayores poblaciones
protestantes son europeos: los Estados Unidos, Nigeria, China, Brasil, África del Sur, Reino Unido, Congo DR, Alemania, Kenia, India.
Pentecostales de Asamblea de Dios.
El evangelio de Jesús, tal y como lo predicaron los primeros apóstoles continúa levándose hasta los confines de la tierra.
Ortodoxos
Hay cerca de 260 millones de cristianos ortodoxos, que componen el 12% de la población cristiana mundial. Casi cuatro de cada diez
cristianos ortodoxos de todo el mundo (39%) residen en Rusia, el país con el mayor número de ortodoxos. Etiopía cuenta con el
segundo mayor número de cristianos ortodoxos y más de tres veces más ortodoxos que Grecia.
Esencia
En los Evangelios, en las epístolas de san Pablo y en los escritos de los demás apóstoles se encuentra la esencia del cristianismo. En
cada parte de la Biblia salta a la vista el mensaje y la dignidad trascendental y divina de Jesucristo. Él es el Mesías anunciado por los
profetas, el enviado Dios a los hombres, la resurección y la vida, el que en el cree, aunque esté muerto vivirá. Dios da a los hombres
un mensaje claro: Yo existo y te amo.
Yo existo por mí mismo, Yo soy", y antes de mí nada fue hecho, sino que por mi mano todas las cosas fueron hechas, incluyendo al
ser humano, a quien de tal manera amó, que vino a la tierra despojándose de toda grandeza, a morir por los pecados de la
humanidad. Dios hecho carne, el verbo encarnado, el primero y el último, el que es, el que era y el que ha de venir. Aquel que manda
a todos los hombres en cualquier parte del mundo que se arrepientan.
Ordenación
Algunos episcopales y la mayoría de los protestantes sólo reconocen el bautismo y la comunión como instituidos en forma divina por
el propio Cristo.
Un sacramento, dijo San Agustín, es la "forma visible de una gracia invisible". Con la palabra "gracia" San Agustín quiso decir la
rebosante misericordia de Dios, y con "forma visible", actos tales como recibir el agua durante el bautismo o el pan en la comunión.
Los católicos sostienen que los sacramentos administrados propiamente dan la gracia inmediata. Los protestantes difieren de los
católicos al sostener que los efectos del acto sacramental dependen sólo de la fé del creyente.
Bautismo
Siempre ha sido considerado como el sacramento de iniciación en la iglesia cristiana. Representa el acto de fé de un individuo y lo
marca como seguidor de Cristo, a la vez que lava el pecado original (derivado del pecado de Adán). Es reconocido por todas las
iglesias que aceptan los sacramentos. Para un cristiano lo más importante en su vida es el bautismo que lo convierte en hijo de Dios,
llamado por su propio nombre, su nombre cristiano.
En las palabras del servicio episcopal del bautismo, la persona "se bautiza con agua y con el Espíritu Santo, se la recibe en la iglesia
santa de Cristo y…se la hace miembro activo de la misma…para que…pueda recibir el perdón del pecado, por regeneración espiritual.
A veces se rocían unas cuantas gotas de agua sobre la persona que se bautiza; otras se vierte agua sobre ella, y a veces se la sumerge
completamente. Aunque la mayoría de las iglesias bautizan a los niños al nacer, los bautistas y otras sectas esperan hasta la
adolescencia o la edad adulta. En todas las formas de bautismo se emplea el agua y el signo de la cruz. Y todas producen un
profundo efecto espiritual en los bautizados.
Confirmación
La confirmación completa la obra del bautismo y permite a la persona (que generalmente se encuentra entre los 7 y los 14 años de
edad), asumir mayores responsabilidades espirituales.
Tanto en la iglesia católica como en la episcopal, el obispo es generalmente quien confirma. Dado que se considera que el origen de
la confirmación proviene de los apóstoles y no es divino, los protestantes no reconocen la confirmación como sacramento, aunque es
reconocida como sacramento "menor" por los episcopales. Los luteranos por su parte, la practican como un rito que recuerda a los
niños la promesa del bautismo y los prepara para la comunión, no como sacramento.
Comunión
Rememora la Última Cena, acto culminante de la vida de Jesús, y es el más noble de los sacramentos, alrededor del cual, giran todos
los demás. Conmemora su sacrificio por la humanidad. Todos los relatos bíblicos de la Última Cena hacen evidente que la cena en la
habitación de arriba, en Jerusalén, la noche antes de que Cristo fuese crucificado se convertiría en una fuente de fortaleza espiritual y
de ayuda y comprensión para los sucesores de Cristo.
En la comunión, el pan del devoto u hostia (que es lo que reciben los seglares católicos ya que el vino es reservado para el sacerdote
que celebra el oficio), representa el cuerpo de Cristo. El vino (algunas veces sólo jugo de uva en algunas sectas protestantes como las
metodistas), representa la sangre de Cristo. Algunos grupos, en especial entre las iglesias ortodoxas orientales, toman una
combinación de pan y vino.
Hay que mencionar que los ortodoxos orientales tienen una costumbre singular: confirman a los niños y les dan los católicos sean
romanos u ortodoxos llaman "Sagrada Eucaristía" al sacramento de la comunión y creen que cuando el pan y el vino es consagrado
por un sacerdote, estos transubstancian, es decir, se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo, sin cambiar su apariencia exterior.
La mayoría de los protestantes creen que el cuerpo y la sangre están representados sólo espiritualmente, y algunos de ellos
consideran la comunión simplemente como un acto conmemorativo.
Matrimonio
Tanto los católicos como la iglesia ortodoxa oriental consideran el matrimonio como sacramento, apoyando su creencia de que fue
instituido por Cristo señalando Su presencia en las bodas de Caná de Galilea, donde realizó Su primer milagro. Los protestantes, sin
negar la importancia del matrimonio, lo catalogan como una ceremonia o rito de categoría inferior a la del sacramento.
Consagrando la unión entre hombre y mujer, el matrimonio santifica el amor humano y la procreación y educación de los hijos. Las
iglesias siempre han sentido que tienen alguna responsabilidad en la educación, tanto seglar como religiosa. Muchas de ellas, en
especial la católica, se preocupan por atenderla manteniendo sistemas educativos propios muy bien organizados.
La iglesia romana y la ortodoxa son estrictas en cuanto al divorcio. La romana lo prohibe, permitiendo la separación de marido y
mujer solamente por causas extremas. El matrimonio puede invalidarse por anulación, declarándolo inexistente desde el principio.
Penitencia
Mediante este sacramento el cristiano confiesa sus pecados y se le otorga la absolución o el perdón completo de los mismos. Esto
puede hacerse por pecados específicos, como los católicos que se confiesan a un sacerdote, o en general, como los episcopales en su
servicio eclesiástico ordinario, aun cuando no consideran la penitencia como sacramento mayor.
La penitencia se origina en parte en la facultad de curar de Cristo. El realizó sus milagros no solamente para alivio de los que sufrían
sino para evidenciar Su misión en la tierra: liberar a la humanidad del pecado.
La penitencia entraña dos actos necesarios: 1) la confesión, acompañada de la contrición o arrepentimiento sincero, y 2) la
absolución. Los protestantes recalcan el arrepentimiento y a los católicos, que consideran de igual valor la absolución, sólo se les
permite la comunión si han sido absueltos previamente.
Extremaunción
Entre los católicos romanos, la unción se administra sólo cuando hay peligro de muerte. Precisamente por ello se le llama
extremaunción. Completando la obra de la penitencia, infunde al alma la divina gracia durante sus últimos momentos en la tierra.
En las iglesias ortodoxas orientales la unción puede administrarse tantas veces como sea necesario tanto para curar como para dar
alivio a las personas en sus casas.
Para los protestantes la unción no es un sacramento, no obstante, la iglesia episcopal la ofrece como sacramento "menor" en
cooperación con las autoridades médicas, ayudando a reducir el sufrimiento físico en un gran número de casos.
Para los católicos romanos, la extremaunción tiene cuatro resultados: la remisión (perdón) de la culpa de los pecados que la persona
pueda haber cometido; la remisión de todo residuo de pecados anteriores; el fortalecimiento del alma al despertar la confianza en
Dios; y la posible recuperación de la salud corporal.
Ordenación
Al dar aliento espiritual, la facultad de administrar los sacramentos es sagrada. Las iglesias católica, ortodoxa y anglicana confiere
esta facultad mediante el sacramento de la ordenación, por el cual los prelados de mayor jerarquía "ordenan" ministros o sacerdotes.
"Como el Padre me envió, también yo os envío" (Juan 2:21)
Los apóstoles a su vez, eligieron a otros a quienes ordenar, y el proceso ha continuado durante 2000 años con el nombre de Sucesión
Apostólica.
En el Nuevo Testamento, los profetas y maestros de la iglesia de Antioquía eligieron a Pablo y a Bernabé para las tareas misioneras
con la imposición de manos. Aun los protestantes, que declaran que la Biblia no estipula ningún sacramento de ordenación, emplean
la imposición de manos como forma significante de transmitir el ministerio, perpetuando así para siempre la iglesia y palabra de
Dios.