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ERRORES COMUNES EN LA PREVENCIÓN DE

ADICCIONES

Reflexiones del área Adicciones del Colegio de Psicólogos de la ciudad de Rosario

1- HABLAR DE LOS DAÑOS IRREPARABLES QUE PRODUCEN LAS DROGAS. No podemos encarar la
prevención hablando de los daños irreparables que producen las drogas, ya que el adicto que
escucha este discurso muy posiblemente diga para sus adentros “ya tengo una lesión cerebral
irreversible, qué más da, me seguiré drogando, no hay marcha atrás” Por tanto hay que ser muy
cautos al abordar el tema. Hablar de lesiones irreparables es un modo de decirles que no hay salida.
Este tipo de intervenciones, focalizadas en el llamamiento al miedo, no sirven. Nunca se debe hacer
prevención desde el espanto. Las personalidades tanáticas se sienten muy atraídas a esta posibilidad
de daño irreversible y muerte rápida. Los adictos que hace más de 10 años que consumen cocaína,
presentan alteraciones diversas, y no todos tienen lesiones cerebrales irreparables. Su deterioro es
principalmente social, familiar, afectivo, económico, jurídico. Se deteriora su relación con sus hijos,
vienen de múltiples fracasos amorosos. Por otro lado, aparece un marcado deterioro en el criterio
de realidad: lo maníaco o lo persecutorio se hace presente desde la primera entrevista. Es
importante remarcar que todas las alteraciones de la neurotransmisión que provoca la droga son
reversibles una vez lograda la abstinencia. La paranoia y la manía desaparecen, se vuelven
nuevamente funcionales. En relación a las lesiones cerebrales que puedan ocasionar las drogas,
podríamos compararlas con las lesiones causadas por el ACV, los aneurismas o los derrames
cerebrales. Incluso en casos de daños gravísimos, es posible una rehabilitación generadora de
enormes progresos. Esto nos habla de la plasticidad neuronal. Para que se dé esta evolución
favorable en el paciente es imprescindible una pronta rehabilitación motora y fonoaudiológica.

2- HABLAR A LOS CHICOS DE LAS DIFERENTES DROGAS EXISTENTES Y SUS EFECTOS. Muchas
campañas que dicen ser preventivas, se centran en desplegar ante los chicos un minucioso menú de
drogas, describiendo sus misteriosos y potentes efectos uno por uno. Tal empresa no solo es inútil
de cara a la prevención sino que además puede ser iatrogénica, puesto que tal menú puede resultar
tentador a más de uno, que quedará con ganas de probar los platos tan bien descritos.

3- FOCALIZAR EN LAS SUSTANCIAS- LAS ADICCIONES NO SE PRODUCEN A CAUSA DEL PODER


ADICTIVO QUE TIENE UNA SUSTANCIA SOBRE EL ORGANISMO. No negamos que existan algunas
sustancias más adictivas que otras, pero es preciso relativizar al menos la excesiva importancia que
se le da a este hecho. La droga no es una cuestión de sustancias, es una cuestión de subjetividades,
sociedades, historias, políticas y prácticas comunitarias. El sujeto es quién otorga el poder a su
objeto adictivo. Y en esto juega un papel importantísimo el efecto placebo. Nunca se trata de la
sustancia en cuanto tal sino del modo en que ese sujeto inviste dicha sustancia, los poderes mágicos
que el sujeto le transfiere a la misma. Siempre se trata de un objeto “cuasi contrafóbico” (el vómito
para la bulímica, la cocaína, el vaso de alcohol, el trabajo, el celular…) que el paciente puede
manejar, a través del cual puede experimentar cierto poder (que también es un momento de goce,
en el sentido psicoanalítico) Muchas veces no es la cerveza la que desata al fóbico social y lo pone
hablador, sino el hecho de tener el vaso servido y en la mano. Tomemos un ejemplo real: el adicto
a una droga inyectable entra en crisis de abstinencia. Enloquecido y excitado, sin saber cómo
superar su elevado nivel de excitación. La madre llama a la emergencia médica. El médico llega, se
entera del caso, y decide ponerle un inyectable. Al minuto de recibida la dosis el muchacho recupera
la serenidad y la calma. La madre indignada le recrimina al doctor por haberle administrado la droga
que el muchacho estaba intentando dejar. El doctor la calma mostrándole que en realidad le había
inyectado agua destilada… ¿La heroína puede ser reemplazada por agua destilada? Sólo es posible
si dejamos de considerar que las drogas sean un asunto de “sustancias peligrosas”

4- LIMITARSE A LA DROGADICCIÓN. Este es uno de los primeros preconceptos que obturan la


posibilidad de desarrollar una visión integral sobre el campo de las adicciones. La fuerza con que
este mito se impone tal vez se deba a que es más fácil segregar al consumidor de sustancias ilegales,
estigmatizarlo, internarlo y judicializarlo si nos pensamos a nosotros mismos como totalmente
ajenos su problemática, casi como pertenecientes a otra raza o especie. Sin embargo el campo de
las adicciones atraviesa de punta a punta el tejido social. No solamente abarca las drogas legales,
tales como el alcohol y el tabaco, sino que además una adicción puede desatarse en torno a ciertas
conductas habituales, tales como el uso del celular, las compras, el sexo, el juego, el trabajo, el
ejercicio físico, las carreras de auto o el control/descontrol alimentario. Una visión integral de las
adicciones debe partir de esta base.

MITOS FRECUENTES
Como trabajadores dentro del área de las adicciones hemos escuchado a pacientes, colegas e
incluso a nosotros mismos, sostener una serie de desaciertos, suposiciones erróneas y mitos sobre
el asunto. Con el paso de los años hemos podido tomar distancia de estas creencias erróneas, por
cierto, muy extendidas. Quisimos hacer para ustedes el ejercicio de sintetizar algunas de las más
influyentes y sentar nuestra postura ante ellas.

1- LOS PSICÓLOGOS QUE TRABAJAN CON ADICTOS CONFORMAN UN GRUPO CON SABERES
ESOTÉRICOS Y MISTERIOSOS. En muchas ocasiones los colegas del psicólogo que trabaja en
adicciones lo colocan en un plano diferente al del psicólogo “común”, como si fuese poseedor de
una ciencia desconocida para los legos y el administrador de técnicas misteriosas, capaz de afrontar
los terrenos más oscuros y peligrosos de la psiquis humana. Este error está íntimamente relacionado
con la visión distorsionada que se tiene de los adictos. Suele vérselos como seres humanos
“separados del resto” cuyo funcionamiento mental es absolutamente distinto al del “neurótico
medio” Trabajar con adictos es por el contrario, trabajar con la subjetividad del siglo XXI y sus vacíos,
con la familia tal como se va configurando hoy, con los mandatos culturales del presente.

2- LOS ADICTOS SON DELICUENTES. La criminalización de las adicciones, especialmente de la


drogadicción, genera ciertos estereotipos que se hallan muy extendidos. Para muchos el adicto es
un personaje nefasto y peligroso en extremo, de ojos rojos, que vive en la oscuridad, robando en las
noches para conseguir su alimento mortal. Para quienes trabajamos en adicciones, incluso si lo
hacemos con un paciente que fue judicializado por cometer algún delito, siempre se trata de
trabajar con “niños”. Capaz que a ese niño se le dio por robar algunas veces, capaz que por ahí
engañó, y hasta es posible que se le haya escapado un tiro, pero el trabajo es siempre con niños.
Cuando la persona comienza a consumir en su niñez o adolescencia, desde ese momento deja de
crecer. Porque deja de afrontar los desafíos y dolores de la vida, usando las drogas para resolverlo
todo. Es por eso que queda detenida en el tiempo y debe recomenzar su crecimiento afrontando
aquello que vino evitando o negando a través del consumo. Por eso en las adicciones muchas veces
trabajamos con estos “niños” a los que el cuerpo les creció, y su problema es que no saben qué
hacer ante eso. Son niños encerrados en el cuerpo de un adulto. Nos dirigimos a esos niños y les
mostramos que se puede crecer, y los acompañamos en ese camino, mientras ellos se van
encontrando con su yo adulto y van perdiendo el miedo a crecer. Ya sea que hagan mucho
bochinche, aunque se valgan de palos y patadas, sabemos que lo hacen porque en el fondo tienen
mucho miedo. Si por el contrario asumiéramos que estamos trabajando con “la escoria de la
sociedad” (tal como una gran mayoría los etiqueta) no llegaríamos a ningún lado. No podríamos
darles a esos pacientes la confianza que necesitan para explorar y explotar sus potencialidades
detenidas.

3- LAS DROGAS PROVOCAN EL ESTRAGO. Como veremos a lo largo de todos los capítulos, las drogas
son muchas veces culpadas de causar estragos en las vidas y relaciones de las personas, cuando en
realidad estos estragos se fueron gestando con anterioridad. Lo que muchas veces se considera
consecuencia de las adicciones en realidad forma parte de aquello que las ha causado.

4- EL ÚNICO TRATAMIENTO EFECTIVO PARA LAS ADICCIONES ES LA INTERNACIÓN. La internación


es la respuesta mágica que la familia suele demandar. La respuesta más económica (a nivel
subjetivo) y descomprometida. Sacarse de encima el problema, considerar la adicción de uno de sus
miembros como un evento inexplicable dentro de un grupo saludable, pleno y feliz. Las adicciones
son inseparables del seno familiar, en él se gestan y en él deben ser tratadas. Internar al hijo es un
modo de desembarazarse, buscando que la ley venga de fuera en lugar de encontrar la propia ley y
comenzar a sostenerla. La internación es un recurso extremo, cuya prescripción se da en casos de
riesgo de vida propia o ajena. Nunca una primera medida. En esto es muy clara la nueva ley de salud
mental y es preciso leerla para poder repensar la internación en nuestro campo.

5- LOS ADICTOS NO SON ENFERMOS SINO “USUARIOS”. El discurso del “adicto/usuario” es el que
actualmente se está imponiendo desde los centros de poder (léase por ejemplo la OMS) y forma
parte de la corriente “legalizadora”. Este discurso nos llama a pensar a los adictos como usuarios
que eligen consumir drogas y plantea que nuestra tarea es la de favorecer el buen uso de los
productos consumidos. Muchas veces este discurso es presentado como un modo de
desestigmatizar al adicto. Sin embargo creemos que no es ético ni conveniente dejar de ver las
adicciones como síntoma de una enfermedad subyacente, que requiere un tratamiento
interdisciplinario serio. Tratamiento que permita a la persona reestablecer su salud. El adicto está
enfermo. Reconocer esta realidad es el primer paso que él debe dar para generar una alianza
terapéutica adecuada y comenzar el proceso de cambio. Hace pocos años se logró que la obesidad
sea reconocida como enfermedad, de este modo las obras sociales se vieron obligadas a cubrir su
tratamiento. Resulta sospechoso que las adicciones estén recorriendo el camino inverso. Intereses
poderosos se tocan en esta lucha.

6- EL ADICTO TIENE QUE TOCAR FONDO Y RECONOCER POR SÍ MISMO QUE NECESITA UN
TRATAMIENTO: Este “tocar fondo” puede llegar a ser para un adicto sinónimo de graves pérdidas:
de salud, de libertad e incluso de vida. Por eso la familia juega un papel clave a la hora del inicio de
un tratamiento. Muchas veces el tratamiento comenzará contra la voluntad manifiesta del adicto,
por lo que es preciso que el terapeuta ejercite la paciencia, sosteniendo el espacio, dando el tiempo
necesario a ese sujeto para que se comprometa con su propio proceso de curación.

7- LAS ADICCIONES SON ABORDABLES DESDE UN DISCURSO ÚNICO. Las adicciones son un
fenómeno complejo, en el cual intervienen factores sociales, históricos, ambientales, psicológicos,
espirituales, conductuales, emocionales, grupales, familiares, políticos, judiciales, etc. Intentar
abarcar el fenómeno desde un único paradigma psicológico o desde un único marco terapéutico es
erróneo, sumando a esto la pretensión de ser el único discurso autorizado y verdadero, caemos en
la soberbia y la miopía intelectual. Todo discurso que pretenda decir algo de valor sobre las
adicciones ha de ser interdisciplinario e interdiscursivo. Sólo un discurso que “haga lazos” puede
ayudar. Un discurso autista repite el síntoma que dice combatir, por lo que no sirve de mucho.

8- LA MARIHUANA ES MEDICINAL Y SANA. Muchos de los que presionan para conseguir la


legalización de las drogas, tienen como caballo de batalla la legalización de la marihuana. Los
adolescentes compran rápidamente este discurso afirmando que se trata de una plantita inofensiva,
que es buena para la salud, que es mucho más sana que el tabaco. Esto hace preciso intervenir sobre
la naturalización del consumo de esta droga. La marihuana suele ser el primer contacto de los chicos
con el mundo de las drogas, cual “muestra gratis del laboratorio” la reciben sin pagar un centavo,
sirviendo esto como gancho para que el “usuario” pruebe otros productos ofertados. Un enorme
porcentaje de los que consumen marihuana habitualmente terminará consumiendo otras drogas.
Una importante proporción de los que comienzan a consumir marihuana en la adolescencia, llegan
a sus 40 años de edad psicotizados. La marihuana es un alucinógeno que con el tiempo puede
despertar psicosis en personalidades que tengan predisposición a su desarrollo.

Del libro
LAS ADICCIONES EN LA ACTUALIDAD.
HACIA UNA MIRADA INTERDISCIPLINARIA E
INTERDISCURSIVA

Descargar de google drive

“Prevenir no es hacer algo con los chicos, sino trabajar con los padres”

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