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La ley 80 de 1993 exige por parte del contratista la constitución de una “garantía
única”, consistente en una póliza de seguros o una garantía bancaria, que deberá
mantenerse vigente durante la “vida” del contrato y su liquidación, con la
expresa advertencia de que tratándose de pólizas, su expiración no opera ni por
falta del pago de la prima ni por la revocatoria unilateral. La vigencia de las
pólizas de seguros es el lapso en el cual la aseguradora se obliga a responder
por el riesgo amparado; asunto que remite a la oportunidad de la ocurrencia del
siniestro para efectos de hacer exigible “la deuda de responsabilidad”, que es
para la doctrina lo que el siniestro determina, así como a la prescripción. El
Código de Comercio asume el criterio de que el siniestro es la ocurrencia del
hecho, de manera que es la fecha de ocurrencia del siniestro la que determina
el inicio del término de prescripción respecto de la víctima, pues respecto del
asegurado, el término de la prescripción iniciará con la reclamación. A su vez, el
Código en cita regula dos modalidades de prescripción: la ordinaria, de dos años,
contada a partir del momento en que el asegurado conoció o debió tener
conocimiento del siniestro, y la extraordinaria, de cinco años, que se cuenta
desde la ocurrencia del siniestro. De esta manera, para que las aseguradoras
respondan por el riesgo de incumplimiento por ellas asegurado, éste debe
llevarse a cabo dentro del plazo de vigencia de la póliza. El procedimiento será,
como se dijo, bien mediante acto administrativo en los casos en que se ejerciten
las potestades del artículo 18 de la ley 80 de 1993, o bien mediante reclamación
siguiendo el establecido en el código de comercio en los demás.
NOTA DE RELATORIA: Ver concepto 1293 de 2000. Sentencia 14579 de 20 de
octubre de de 2005. Sección tercera. Autorizada la publicacion con oficio 24246
de 20 de junio de 2006.
CONSEJO DE ESTADO
Teniendo en cuenta que según esta sentencia las entidades públicas no pueden
imponer directamente la sanción y descontar su valor de los saldos adeudados
al contratista, el Señor Ministro formula a la Sala los siguientes interrogantes:
Con el fin de sustentar las respuestas que se dan al final de este concepto,
procederá la Sala a efectuar el análisis de los siguientes puntos: uno inicial
presentando la situación del tema a partir del cambio de legislación ocurrido con
la ley 80 de 1993, pues buena parte de lo planteado en la consulta del Sr.
Ministro se origina por el tránsito normativo, luego abordará las funciones y tipos
de cláusulas penales, a la luz de la legislación ordinaria, para proceder a explicar
por qué la estipulación de las multas que se pacta en la contratación estatal se
asimila a las cláusulas penales, y por último, analizará el artículo 18 del Estatuto
General de Contratación de la Administración con el fin de exponer cómo se
pueden integrar las cláusulas penales, incluyendo la denominada multas, con las
potestades excepcionales de tal ley.
El presente concepto, al igual que las respuestas que se dan al final, siguen de
cerca uno anterior expedido por esta misma Sala, bajo la radicación No. 1.293[1],
de fecha 14 de diciembre de 2000, con ponencia del Dr. Luis Camilo Osorio, en
el que se hizo un amplio análisis sobre las potestades excepcionales en la ley 80
de 1993 y su regulación.
Es necesario recordar que las cláusulas penales son una forma de regulación
contractual de los efectos del incumplimiento de las partes de un contrato, bien
sea para prevenirlo, para sancionarlo o para indemnizarlo. La ley le permite a
las partes, que al margen de sus mandatos, incluyan algunas estipulaciones en
los contratos con estas finalidades, las que se conocen como cláusulas penales.
La Corte Suprema de Justicia, en su Sala de Casación Civil, se ha referido a ellas,
y por ser explicativa de los temas que se analizan, se transcribe el siguiente
párrafo, a saber:
Del párrafo transcrito, y en lo que tiene que ver con el concepto que se expondrá
mas adelante, resalta la Sala los siguientes asertos que servirán de base al
mismo:
Lo usual es que los deudores cumplan con las obligaciones a las que se han
comprometido, haciendo el respectivo pago a su acreedor, quien tiene derecho
a exigirlo. Efectuado el pago se extingue la obligación y termina normalmente el
contrato.
Ahora bien, de acuerdo con lo autorizado por el segundo inciso del artículo 18
transcrito y obviamente en consideración de las reglas de la sana administración,
la entidad contratante puede decidir no caducar el contrato. En éste caso, la
práctica cuotidiana enseña que por lo general se reúnen las partes contratantes
y mediante un documento contractual definen las medidas que es necesario
adoptar para que la ejecución del contrato llegue a buen fin. En este acto
modificatorio o aclaratorio de las obligaciones de las partes, puede incluirse el
pago de las cláusulas penales, cuando de su redacción aparezca que contienen
una indemnización moratoria, o cuando su finalidad sea la de compeler al
incumplido a que ejecute cabalmente sus compromisos, o cuando haya una
garantía a cargo de un tercero. Se insiste en que las cláusulas penales así
pactadas son exigibles y en principio prestan mérito ejecutivo, por lo que su
pago es obligatorio, independientemente de que alguien decida “imponerlas.”
Por esta razón es válido tanto su cobro como su compensación[16]. Es
indiscutible, bajo éste régimen del artículo 18 del Estatuto General de
Contratación de la Administración, que si el contratista no se aviene a convenir
con la administración las medidas necesarias para la cabal ejecución del objeto
contratado, ésta puede, mediante acto administrativo debidamente motivado,
adoptarlas y hacerlas obligatorias. Por tanto, y bajo el amparo del artículo 18 de
la ley 80 de 1993, podría también mediante acto administrativo que declare el
retardo o el incumplimiento parcial de la obligación, cobrar las cláusulas penales
estipuladas para éstas situaciones.
Entiende la Sala que las cláusulas penales pactadas en los contratos estatales
con cláusula de caducidad, cumplen las mismas funciones que en el derecho
privado, esto es precaver, regular y sancionar el incumplimiento total o parcial
de las obligaciones a cargo de los contratantes, sólo que su exigibilidad debe
integrarse a los actos administrativos en los que se ejerzan estas atribuciones,
bien sea que se decida caducar o continuar con el contrato celebrado. Cualquiera
de estas decisiones, presta mérito ejecutivo conforme al artículo 68 numeral 4
del código contencioso administrativo, ante la jurisdicción administrativa, según
lo ha sostenido reiteradamente la jurisprudencia.
c) Consideraciones finales.
Para concluir éste acápite, procede la Sala a efectuar tres consideraciones: la
primera consiste analizar la posibilidad y límites que tiene la administración para
incluir en la liquidación del contrato, bien la consensuada o la unilateral, el valor
causado por la exigibilidad de las cláusulas penales; la segunda es referente a
la vigencia de las pólizas de garantía, y por último, plantear coordinación con la
jurisprudencia y doctrina de la Corporación.
[1]
Publicación autorizada con oficio 2183 de 19 de diciembre de 2000.
[2]
Decreto ley 222 de 1983: “ARTICULO 18. APLICACION DE LOS PRINCIPIOS DE TERMINACION,
MODIFICACION E INTERPRETACION UNILATERALES-. Los contratos administrativos que se celebren
con posterioridad a este estatuto, se rigen por los principios de terminación, modificación e interpretación
unilaterales por parte de las entidades públicas que los suscriban, conforme a las disposiciones contenidas en
los artículos siguientes.”
[3]
Artículo 60 Decreto ley 222 de 1983.
[4]
DECRETO LEY 222 DE 1983. “ARTICULO 71. DE LA CLAUSULA SOBRE MULTAS. En los contratos
deberá incluirse la facultad de la entidad contratante para imponer multas en caso de mora o de incumplimiento
parcial, las que deberán ser proporcionales al valor del contrato y a los perjuicios que sufra.
Su imposición se hará mediante resolución motivada que se someterá a las normas previstas en el artículo 64
de este estatuto.
En los contratos de empréstito no habrá lugar a la inclusión de esta cláusula.”
“ARTICULO 72. DE LA CLAUSULA PENAL PECUNIARIA-. En todo contrato que no fuere de empréstito,
deberá estipularse una cláusula penal pecuniaria, que se hará efectiva directamente por la entidad contratante
en caso de declaratoria de caducidad o de incumplimiento.
La cuantía de la cláusula penal debe ser proporcional a la del contrato.
El valor de la cláusula penal que se haga efectiva se considerará como pago parcial pero definitivo de los
perjuicios causados a la entidad contratante.”
[5]
DECRETO LEY 222 DE 1983, “ARTICULO 63. DE LOS EFECTOS DE LA CADUCIDAD-. En la cláusula
de caducidad se establecerán los efectos que la misma produce y las prestaciones a que las partes quedan
obligadas. En todo caso la resolución que declare la caducidad, en cuanto ordene hacer efectivas las multas y
el valor de la cláusula penal pecuniaria, prestará mérito ejecutivo contra el contratista y las personas que hayan
constituido las respectivas garantías y se hará efectiva por jurisdicción coactiva.....”
[6]
Artículo 71 ibídem.
[7]
Es de anotar que la ley 80 de 1993 distingue entre el régimen de los contratos definido en el citado artículo
13 y el de los procedimientos y actuaciones administrativas, definido en el artículo 77 ibídem, que claramente
es el derecho público.
[8]
Se anota que en dos artículos, el 22 y el 75 de la ley 80 de 1993 se utiliza la palabra multa. En otras
normas se habla de sanciones pecuniarias, sin que sean reguladas.
[9]
Ospina Fernández, Guillermo. “Régimen General de las Obligaciones” Ed. Temis, Bogotá 7ª Ed. 2001. Pág.
144. En el mismo sentido, Suescún Melo, Jorge. “Derecho Privado” Ed. Cámara de Comercio. Bogotá. 1ª
Edición 1996, Pág. 42.
[10]
Ver artículos 1608 y 1615 del código Civil. Según éste último “Se debe la indemnización de perjuicios desde
que el deudor se ha constituido en mora, o, si la obligación es de no hacer, desde el momento de la
contravención.”
[11]
CURSO DE DERECHO PROCESAL CIVIL Parte Especial. Ed. ABC Bogotá 1986. Págs. 181 y 182.
[12]
Ver artículos 1° y 2° del decreto 2170 de 2002, y el numeral 4° del artículo 30 de la ley 80 de 1993.
[13]
Estos son: los que constituyan monopolio estatal, la prestación de servicios públicos, la explotación y
concesión de bienes del estado y los de obra.
[14]
Son los de suministro y de prestación de servicios
[15]
Artículo 1546 del código Civil.
[16]
La que opera de pleno derecho si se dan las condiciones del artículo 1715 del código Civil.
[17]
Artículo 75 ley 80 de 1993.
[18]
Artículo 60 ibídem.
[19]
Ley 80 de 1993, Art. 25. “Del principio de economía. En virtud de este principio: (…)
19. El contratista prestará garantía única que avalará el cumplimiento de las obligaciones surgidas del contrato,
la cual se mantendrá vigente durante su vida y liquidación y se ajustará a los límites, existencia y extensión del
riesgo amparado. Igualmente, los proponentes prestarán garantía de seriedad de los ofrecimientos hechos. / Las
garantías consistirán en pólizas expedidas por compañías de seguros legalmente autorizadas para funcionar en
Colombia o en garantías bancarias. / La garantía se entenderá vigente hasta la liquidación del contrato
garantizado y la prolongación de sus efectos y, tratándose de pólizas, no expirarán por falta de pago de la prima
o por revocatoria unilateral. / Las garantías no serán obligatorias en los contratos de empréstito,
interadministrativos y en los de seguros. / Las entidades estatales podrán exonerar a las organizaciones
cooperativas nacionales de trabajo asociado legalmente constituidas del otorgamiento de garantías en los
contratos que celebren con ellas, siempre y cuando el objeto, cuantía y modalidad de los mismos, así como las
características específicas de la organización de que se trate, lo justifiquen. La decisión en este sentido se
adoptará mediante resolución motivada.”
[20]
DÍAZ-GRANADOS ORTIZ, Juan Manuel, El seguro de responsabilidad, Centro Editorial Universidad del
Rosario, 2006, pág. 186.
[21]
Artículos 1072 y 1.131 código de comercio, reformados por la ley 45 de 1990.
[22]
Entendido como el acaecimiento del hecho externo imputable al asegurado.
[23]
La ley 389 de 1997, al introducir nuevas modalidades de cobertura, hace énfasis en la reclamación, pero
sin modificar la estructura original del Código de Comercio ni la reforma de la ley 45 de 1990.
[24]
Artículo 1.081.
[25]
Actor: Sociedad Consorcio Nacional de Ingenieros Contratista-Conic S.A. Demandado: Fondo Rotatorio
Vial Distrital de la Secretaría de obras públicas del Distrito Capital de Bogotá-FOSOP. M.P. Dr. Germán
Rodríguez Villamizar.