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Jurisdicción: Comprende a la función pública, ejecutada por entes estatales con potestad
para administrar justicia, de acuerdo a las formas requeridas por la ley, en virtud de la
cual, por acto de juicio, se determina el derecho de las partes, con el objeto de dirimir sus
conflictos y controversias con relevancia jurídica, mediante decisiones con autoridad de
cosa juzgada, eventualmente factibles de ejecución.
El Proceso civil: ‘’Es el conjunto de las actividades del Estado y de los particulares con
las que se realizan los derechos de éstos y de las entidades públicas, que han quedado
insatisfechos por falta de actuación de la norma de que derivan’’.
Sagástegui nos dice que: ‘’Se conoce como Juicio Ordinario al proceso de conocimiento,
general, común, de mayor cuantía y que sirve tanto para cualquier asunto importante de
tramitación especial en el Código de Procedimientos Civiles, como para los de mayor
cuantía, conteniendo normas de aplicación subsidiaria a los demás procesos’’. Sagástegui,
P. (1993).
Medios impugnatorios: Es una institución procesal que la ley concede a las partes o a
terceros legitimados para que soliciten al juez que, él mismo u otro de jerarquía superior,
realicen un nuevo examen de un acto procesal o de todo el proceso a fin que se anule o
revoque éste, total o parcialmente.
El matrimonio: Conforme a la norma del artículo 234 del Código Civil, el matrimonio
es la unión voluntaria concertada por un varón y una mujer, legalmente aptos para ella y
formalizada con sujeción a las disposiciones del código, a fin de hacer vida común.
Los cónyuges se obligan mutuamente por el hecho del matrimonio a alimentar y educar
a sus hijos. De orden público, el deber natural de alimentar y educar a los hijos,
consagrado por el artículo 287, nace con el nacimiento del hijo. Este deber se funda en la
necesidad de proveer para la subsistencia del nuevo ser; quien, a pesar del dicho popular,
no viene con el pan bajo el brazo. Para el legislador, el deber de alimentar y educar a los
hijos es un efecto del matrimonio, es decir, se desprende del matrimonio, está vinculado
al matrimonio. Tanto es así que el artículo bajo comentario encabeza el Título 11del Libro
111, "Relaciones personales entre los cónyuges". Sin embargo, conviene advertir que el
deber de alimentar y educar a los hijos no es una consecuencia del acto matrimonial sino
más bien del hecho jurídico de la procreación. El deber de alimentar y educar a los hijos
forma parte de las obligaciones que corresponden a los padres. Incumbe al padre y a la
madre del hijo, independientemente del hecho de que sean casados o no. En efecto, la
deuda nace en el momento en que se establece el vínculo de la filiación y tiene el mismo
161 fundamento tanto en la filiación matrimonial como en la filiación extramatrimonial.
En suma, la obligación de alimentar y educar a los hijos es un efecto del establecimiento
de la paternidad y de la maternidad. Siendo así, conviene precisar el objeto de la
obligación, sus características, las modalidades de su ejecución y su incumplimiento.
El régimen patrimonial:
Antes de la celebración del matrimonio, los futuros cónyuges pueden optar libremente
por el régimen de sociedad de gananciales o por el de separación de patrimonios, el cual
comenzará a regir al celebrarse el casamiento. Si los futuros cónyuges optan por el
régimen de separación de patrimonios, deben otorgar escritura pública, bajo sanción de
nulidad. Para que surta efecto debe inscribirse en el registro personal. A falta de escritura
pública se presume que los interesados han optado por el régimen de sociedad de
gananciales