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ENTOMOLOGÍA FORENSE
Resulta de suma importancia el estudio de los insectos necrófagos, así como las
sucesiones de especies a lo largo del proceso de descomposición del cadáver, siendo el
objeto de la entomología forense. Especialidad poco desarrollada y que sin embargo
puede aportar pruebas cruciales en la Resolución de investigaciones criminales. El
problema reside en la realización de estudios entomológicos pormenorizados en
diferentes regiones geográficas, ya que, en la mayor parte de los casos, los datos
obtenidos en una región no son válidos en otra.
Insectos necrófagos
Todos estos grupos son los responsables de la trituración y fragmentación de los restos
animales, interviniendo en lo que hemos denominado fase de destrucción.
Gracias a la acción de los artrópodos durante la fase inicial de fragmentación, los restos
orgánicos pueden ser degradados.
Por otra parte, el número de individuos que se encuentran en cada una de las unidades
puede variar enormemente, produciéndose una distribución agregada cuya consecuencia
sea el que pueda coexistir un amplio número de especies en un mismo ecosistema. Sirva
como ejemplo el que sólo en un cadáver de conejo pueden encontrarse más de 100
especies de artrópodos pertenecientes a 16 órdenes y 48 familias, si bien son las larvas
de califóridos y en menor grado las de sarcofágidos múscidos y derméstidos las
responsables directas de su descomposición.
Los vertebrados carroñeros adquieren importancia igual o mayor que los artrópodos
descomponedores. Los vertebrados carroñeros actúan sobre el cadáver al igual que lo
hacen los depredadores sobre sus presas, no implicándose en los procesos de
descomposición. En los ecosistemas templados, dependiendo de la estación del año, los
cadáveres pueden ser destruidos por los vertebrados carroñeros como zorros, lobos,
perros. Durante el verano los artrópodos descomponedores pueden utilizar en mayor
medida los cadáveres, las altas temperaturas provocan la descomposición antes de ser
localizados por los vertebrados carroñeros.
Referencias: