Metaetica Cristiana

26/1/2019 METAETICA CRISTIANA . LA ETICA TRASCENDENTAL DEL CRISTIANISMO.
Autor: Antonio Boggiano
METAÉTICA
CRISTIANA
LA ETICA TRASCENDENTAL DEL
CRISTIANISMO

Antonio Boggiano
http://www.virgofidelis.info/Metaetica.cristiana.htm 1/16
26/1/2019 METAETICA CRISTIANA . LA ETICA TRASCENDENTAL DEL CRISTIANISMO. Autor: Antonio Boggiano
SUMARIO

I. LA LLAMADA A LA CONVERSIÓN.
II. LA CONCIENCIA DE LA LLAMADA.
III. LA RESPUESTA A LA LLAMADA.

A) EL RECHAZO.
B) LA ACEPTACIÓN.

IV. LA ACEPTACIÓN DE LA LLAMADA.

I
LA LLAMADA A LA CONVERSIÓN
1.La exigencia de la conversión radica en el centro del

llamado de Jesús, un llamado, digamos, metaético, el anuncio
de la salvación escatológica: "convertíos porque el Reino de Dios
está cerca" (Mt. 4, 17) La conversión tiene centro y
fundamento en el Reino de Dios. Se nos llama a la
conversión a Dios. La conversión va más allá de toda ética, la
conversión es a Dios. Conduce a Dios. Es el camino a Dios.
Toda la ética pasa a ser un instrumento de salvación.
2.Ya no se exige sólo la reparación del mal. Sino la renuncia
a todo, aún a lo legítimo, que obste a la conversión a Dios.
Dios trasciende todo lo que existe. Todo queda bajo su
señorío. El hombre debe responder a esa exigencia absoluta.
3.Una concreción de la conversión se encuentra en las

antítesis del Sermón de la Montaña. Hay que ir más allá de la
justicia mosaica. Por ejemplo, la renuncia a la defensa contra

la injusticia, lo cual, parece a la mirada ética, un
favorecimiento de la injusticia.
4.El seguimiento de Cristo puede exigir conductas que
parecen contrastar con la piedad y la solidaridad familiar (Lc
9, 59-62).
5.Querer darse seguridades. El que quiera salvar la propia
vida la perderá (Mt 10, 39).
6.Se exige una confianza incondicionada. Debe dar su vida por el
Reino, sin otras seguridades o sostenimientos. La
autosuficiencia puede apagar la misericordia (Lc 12, 19).
7.La comodidad, el bienestar, pueden ser tentación de ver la
felicidad en esta vida.
8.La conversión nos dirige al prójimo. El amor al prójimo es
esencial a la ética de Jesús.
9.Jesús mismo es el "hombre para los otros" (Dietrich
Bonhoeffer)
10.El punto culminante de su entrega a nosotros está en el
ofrecimiento de su Vida en la Cruz.
11.La fuente está en su Vida y en su Predicación, tanto en
prescripciones como en parábolas.
12.Poner amor y bondad también donde no hay amor. (Mt 5,
46s; Lc 14,12-14).
13.Superar las discordias, mantener la paz, reconciliarse,
renunciar a la venganza.
14.Perdonar, no juzgar al prójimo, paciencia con los propios
defectos, no guardar rencor por un mal recibido.
15.Renunciar a los privilegios y a posiciones de supremacía.
No dominar a los demás. Debe desaparecer toda disputa por
el grado de dignidad.
16.El amor al prójimo es constitutivo de la ética de Jesús.
17.Hay una relación teológica entre el amor a Dios y el amor

al prójimo.
18.El prójimo también debe ser amado por amor a Dios.
19.No hay peligro de instrumentalizar al prójimo porque lo
amamos con el amor que Dios nos da para amarlo. También
a Dios lo amamos con el amor que también Él nos da para
amarlo. Al prójimo no lo amamos con nuestro amor, sino
con el amor que Él nos da para amarlo. Al prójimo siempre
podremos darle más amor que a Dios porque a Dios no
podemos restituirle el amor que Dios nos da. No podemos
devolvérselo. Es un amor misericordioso que gustamos
como el mendigo gusta las migajas que come. Solo con el
amor que Dios nos da podemos amar. Nosotros no tenemos
ese amor. Amamos al prójimo por él mismo, pero con el
amor de Dios que recibimos para amarlo.
20.¿Con qué amor amaba a sus prójimos Santa Teresa de
Calcuta? Ella nos diría con el amor de Dios y ni por un
millón de dólares”. Nada puede hacernos "amar" de verdad al
prójimo sino el mismo amor con que somos amados por
Dios.
21.Dios nos ama tanto, que con ese amor podríamos amar a
todos nuestros prójimos. No con el nuestro.
22.Porque amamos más a Dios que a todo podemos amar al
prójimo y a todo lo creado. Nuestro amor a Dios es el amor
que recibimos y con el que somos amados. Sólo con el amor
de Dios podemos, de verdad, amar al prójimo. Y cuando
meditamos en nuestro amor al prójimo nos encontramos con
el amor de Dios. ¿Por qué amamos al prójimo? Por Dios.
Nosotros no tenemos suficiente amor para amar a nadie, ni a
nosotros mismos. Dios es amor y con el amor de Dios
amamos. El amor que es ser amado es también nuestro amor
al prójimo.
23.Nada tenemos que no hayamos recibido. Nada podemos
dar. Hemos recibido el amor con el que podemos amar el
prójimo. Podemos, porque lo hemos recibido. Por esto
podemos darlo.
24.Nada podemos crear. Tampoco el amor para amar al

prójimo, el que también hemos recibido.
25.En otro orden de ideas, se ha temido que el amor al
prójimo sólo sea amor a Dios y no interese tanto el prójimo.
¿Es más probable el amor al prójimo sin amor a Dios? ¿O
descubrir éste en aquél? Pues es claro que amar al prójimo a
quien vemos es más asequible que amar a Dios a quien no
vemos, dice San Juan en su primera carta. En ocasiones el
"amor al prójimo" lleva al amor a Dios. No tenemos dos
amores. Hemos recibido uno para amar a todos y, más que a
nadie, a Dios.
26.Todo amor humano ha de pasar, al fin, por el amor a
Dios. También el amor humano ha de pasar por la Cruz de
Cristo. El lector podrá ver en las Virtudes Cristianas de Josef
Pieper lo que significa que el amor humano haya de pasar por
una especie de fuego. No necesito citar a Pieper. Léase.
27.Jesucristo ha asumido el mal, todo el mal, cargándolo en
su Pasión.
28.El amor que ha de pasar por el dolor y asumirlo, sólo
puede hacerlo unido a la cruz salvífica de Cristo. Si se me
pidiera un caso, me atrevería, sin temor, a dar el ejemplo del
amor humano de C. S. Lewis y su paso por la cruz. Léase su
libro A grief observed .
29.De la cruz viene toda la gracia.
30. También la gracia para asumir el mal, que sólo ella puede
vencer. La cruz ha disuelto la aparente victoria de la muerte,
pues la Cruz está unida indisolublemente a la Resurrección de
Cristo, Nuestro Señor.
31.En la cruz del buen ladrón hallamos el perdón y la
promesa de Cristo.
32.La cruz resume y asume toda la ética cristiana.
33.¿Cómo supo el buen ladrón que Cristo era inocente? Tal
vez conocía los hechos. Pero, me parece, que una gracia final
lo tocó y lo salvó. Es un misterio. ¿Por qué hubo un solo
buen ladrón y no dos? Pero tal vez. En lo concretísimo e
inefable de los casos parece que sólo podemos callar. A lo

sumo diremos: así es, amén.
34.Ni en la ética de Jesús ni en la de San Pablo hay un
sistema. Hay casos, fragmentos de vida. Pero, si, diríamos,
hay un principio: el Amor de Dios.
II
LA CONCIENCIA DE LA LLAMADA
35.El hombre ha de percibir la llamada para poder responder
a ella y seguirla. Si no pudiera percibirla sería inútil. Pero el
hombre es capaz de percibir la llamada. Es capaz de Dios,
Capax Dei.
36.Además, el hombre no está sólo en esa percepción. Tiene
auxilios. El Magisterio de la Iglesia lo ayuda a interpretar y
precisar la exigencia ética de salvación. la llamada. Lo auxilia a
descubrir el sentido de la llamada.
37.Naturalmente, la ciencia también ayuda al estudio de la
conciencia.
38.Veamos que nos dice la misma teología sobre la
conciencia.
39.Pedro Lombardo dirimía un conflicto de conciencia con el
Magisterio de la Iglesia a favor de este último. Santo Tomas
no. Debe seguirse, dice, la propia conciencia. Desde entonces
la conciencia ocupa un lugar preeminente en los conflictos o
cuestiones morales.
40.En la escolástica se distinguía la conciencia de la sindéresis.
Esta es la posesión de los primeros principios. La conciencia,
su aplicación a los casos. Una conciencia situada. O un juicio
en acto.
41.Esta distinción se hizo durante toda la Edad Media.
42.En la Reforma, Lutero, para quien el pecado original ha
golpeado al hombre esencialmente, seguir la conciencia
puede conducir al error o al pecado. La Iglesia no puede
rescatarlo de esa situación. Tampoco la confesión
sacramental. Ni el propio esfuerzo moral. La conciencia nos

dirá siempre que somos pecadores. El hombre no es capaz de
buena conciencia.
43.Sólo la fe puede ayudar. La fe se impone a la conciencia.
La conciencia no sirve. Sólo Dios da la gracia y la ayuda.
44.Después de Lutero muchos famosos teólogos retomaron
su posición, por un tiempo abandonada, desde Martin Kähler
(1878).
45.Luego se pasó a un cierto humanismo absoluto de la
conciencia.
46.En la teología católica post-tridentina prevaleció la
concepción tomista. La conciencia es un aspecto de la ratio.
La fenomenología moderna (Max Scheler, Dietrich von
Hildebrand) da nuevos fundamentos a la conciencia como
función de la personalidad, como un "eco de la voz de Dios"
(J. H. Newman).
47.Se requiere de la conciencia un tiempo de deliberación y
estudio prudente. Lo cual implica el estudio de la situación
objetiva. El estudio de las consecuencias de la decisión. Saber
si son acordes con el amor al prójimo. El sufrimiento de los
otros habrá de considerarse especialmente. El requerimiento
de consejo y, particularmente, el del Magisterio de la Iglesia
para el católico. La meditación del asunto en la oración para
"oír la voz de Dios". Siempre quedará en la conciencia el
riesgo de la decisión en la cual no hay certeza teórica sino
moral. Siempre puede haber una conciencia errónea. Sobre la
conciencia puede estudiarse, Karl Rahner Società humana e
Chiesa di Domani, Ediciones Paulinas, Ciriello, Balsano, 1986,
pp.11-29.
48.El Magisterio siempre ofrece una guía bajo la ayuda del
Espíritu Santo.
49.La conciencia trata de hacer prevalecer al Magisterio. El
Papa "cometería un suicidio" si hablase contra la conciencia
(Newman).
50.La conciencia puede auxiliar al Magisterio (consensus

fidelium).
51.Es posible una conciencia justa, contraria al Magisterio.
Estos son casos muy especiales. Empero, la posibilidad ha de
quedar abierta. El Magisterio tampoco puede ser un conjunto de
disposiciones prescriptivas para todos los casos. Siempre habrá que
ejercitar la prudencia en los casos. Lo existencial concreto no
puede encerrarse en conceptos normativos abstractos.
52.No es susceptible de previsión ni, por ende, de
regulación, lo existencial concreto. Esto solo puede
solucionarse con una decisión prudente que, como decía el
Doctor Universal, "no exime de todo cuidado". Es decir, no
hay más que una certeza moral que no es la teórica de la
lógica o de las matemáticas.
III
LA RESPUESTA A LA LLAMADA
53.Hay que estudiar ahora la respuesta a la exigencia ética,
partiendo siempre del presupuesto de la libertad.
54.Se distingue una decisión fundamental de la persona, del
ejercicio de la libertad cotidiana para las cosas relativamente
superficiales. Ya aquí podríamos notar un conflicto, pues lo
ordinario es lo extraordinario y esto está en el plan de vida de
cada día. Pero no se puede negar que la decisión de abrazar el
sacerdocio o de casarse es más fundamental que el buen trato
que hemos dado una mañana a un empleado.
55.El término opción fundamental se fue imponiendo a la de
opción previa. La idea de opción fundamental fue, al parecer,
introducida por Maritain quien, según él, se inspiraba en
Santo Tomás de Aquino. La terminología pasó al Magisterio
y hasta a la Veritatis Splendor (nros. 65-70).
56.En la continuidad psíquica, enseña la psicología profunda del
actuar humano hay acciones de diferente intensidad y
participación personal. Se distingue en un continuo psíquico,
la diferente profundidad personal. Los actos humanos no son
aislados. Se los puede comparar con una corriente, en la cual
las acciones suben y bajan como ondas. La onda se

comprende en la continuidad de la corriente.
57.Se puede pensar en el trato continuo entre las personas. A
veces decimos: no hemos tenido ni un si ni un no, para
expresar un continuo acuerdo.
58.La participación de la persona en sus actos no tiene
siempre la misma firmeza. Algunas veces la acción es
vehemente. Otras dudosa. El grado de participación no coincide
con el significado objeto de la acción: a veces en acciones
trascendentales la prudencia de la persona es insuficiente. En
cambio, en pequeñas cosas, la persona pone muchísima
prudencia. El peso exterior de un acto no es de por si la
medida de su significado interior, su medida, su valor o
disvalor.
59.Se pregunta por la presencia de la persona en sus actos. A
veces decimos: "ha tenido un mal momento" o "no era él".
60.La libertad se expresa en los actos singulares, pero no se
agota en ellos. A diferencia de la libertad de elección, esta se
llama libertad fundamental o "trascendental" (Rahner).
61.Lo superficial puede juzgarse con más certeza, pero si se
ha llegado al rechazo de Dios, que constituye pecado mortal,
sólo se puede saber con menor certeza "moral", aún de quien
obra.
62.Tampoco esta concepción, si bien intenta mayor
profundidad de valoración, puede conducir a un
conocimiento absolutamente claro.
63.Nosotros somos un misterio para nosotros mismos, aún
frente a nuestros actos. Sólo Dios sabe todo lo que hay en el
corazón del hombre.
64.La intención no basta para juzgar. Tampoco el acto. El
juicio o la valoración dependen de ambos aspectos.
65.¿Cómo juzgamos un acto de amor al prójimo? La
sinceridad que no vincula la acción a ninguna finalidad
extraña es difícil de conocer. Buscar su bien y no dañarlo. Lo
que lleva a la reconciliación, elimina la dureza, disminuye las

distancias.
66.Ordenar todo comportamiento a Dios. En esto se advierte
que la opción fundamental debe manifestarse en los actos.
Ahora bien, no todos los actos están de acuerdo con dicha
opción pues el justo no luce una hoja de vida inmaculada. Si
esta hoja se mancha en demasía podríamos dejar de ser
cristianos. Entonces, hemos de volver una y otra vez a la
gracia de Dios que se da ordinariamente con los
Sacramentos. La ética cristiana va unida al más allá del amor
de Dios que nos da su gracia y misericordia una y otra vez.
Nos mantiene en el ser.
67.El cristiano habrá de renovar siempre opción fundamental
unida a la lucha ascética y a los sacramentos.
68.El hombre puede rechazar a Dios. Puede negar su misma
existencia. ¿Un ateo puede actuar contra Dios o incurrir sólo
en culpa inmanente, intramundana?
69.En los siglos XVII y XVIII se hablaba de un peccatum
philosoficum (Suarez, De Lugo, Statler).
70.Empero, se dice, el hombre encuentra a Dios aún en su
actuar.
71. Para la teología la culpa es pecado.
72.La ética cristiana va más allá de la ética. La culpa es un
acto contra Dios, como rechazo de Dios a quien debe su ser
(offensa Dei).
73.Dios, empero, perdona la ofensa. El perdón borra la culpa
para Dios. Pero el hombre, aún perdonado, carga con un
peso de culpa en su vida. La Cruz de Cristo lo ha redimido y
perdonado. Pero la Cruz de Cristo le pesa, le sigue pesando
aún después del perdón. Por eso el cristiano, lleva la Cruz de
Cristo que lo redime y salva. El pecado y sus efectos tienden
a esconderse porque aquel es un mal y éste, como toda
carencia, en este caso de amor y bien, tienden a ocultarse al
examen superficial.
74.Hay algo misterioso o al menos difícil de entender: el

último núcleo del mal. ¿Cómo podemos entender que un
hombre pueda querer persistir en el mal contra Dios
conscientemente? La culpa no puede esclarecerse en su
esencia. El pecado busca disfrazarse. La culpa es una
perfidia. Pero no podemos perder la esperanza de la "felix
culpa" que nos trajo tan misteriosa y sublime Redención.
Como dijimos, sólo Dios sabe todo lo que hay en el corazón
del hombre. Sólo Jesucristo sabía lo que había en el corazón
de los dos ladrones. Sabemos lo que "dijo" Jesús al "buen
ladrón", pero no sabemos que "hizo" con el otro.
75.Para la teología la culpa tiene relevancia sólo cuando es
pecado. Su gravedad está en que es un acto contra Dios. El
pecado no puede definirse sólo éticamente. Sino como
encierro del hombre frente a Dios, como rechazo de Dios,
como violación de su Ley, como negativa a Cristo, como
ofensa a Dios.
76.El pecado mortal sólo queda reservado a la justicia y
misericordia de Dios también en sus sacramentos, aunque se
pueda juzgar pecado grave o culpa grave (Catecismo de la
Iglesia Católica n.1861)
77.Puede haber pecado mortal del hombre aunque el juicio
sobre esa naturaleza solo está reservado a Dios.
78.Dios no depende del hombre. Es independiente del
hombre que depende en todo de Dios. Nada ocurre que Dios
no quiera. Nada tenemos que no hayamos recibido.
79.Una cosa son nuestras miserias y pecados. Otra cosa es
nuestra fidelidad inquebrantable a Dios, aún en medio de
nuestra vida miserable. También los santos han tenido
miserias. Pero las han puesto en el Corazón misericordioso
de Dios. Y dieron frutos cada uno según la Providencia
Divina.
80.¿Cómo es posible que un hombre que se encuentra con
Dios, que le ha dado todo, que lo ama infinitamente, que lo
tiene en sus manos, que lo colma de bienes; cómo es posible
que se vuelva contra Dios?. Es el misterio de la iniquidad.
81.Es muy difícil argumentar o imaginar. Sólo podemos

contemplar en silencio. Yo conocí a un sacerdote que le
pedía a Dios: "Si ves que me iré con una "morocha"
mátame".
82.Me quedó para siempre esa expresión. Y el cura no se fue.
También conocí a un santo que le pedía a Dios: "Aparta de
mí todo lo que me aparte de Ti". Nada de lo creado puede
ser preferido a Dios. Y sin embargo ... Empecemos por amar
al prójimo porque si no lo amamos a él, a quien vemos, cómo
amaremos a Dios a quien no vemos, dice San Juan. Para el
que cree sería mejor estar siempre atento en oración. Para el
que no cree, pidámosle a Dios que le de la fe y que se la
aumente.
IV
LA ACEPTACIÓN DE LA LLAMADA
83.Después del bautismo, el hombre está en camino a Dios,
pero puede alejarse. Retornar, volver al camino de Dios. Este
es el principio de la conversión. "Volveré a la casa de mi
Padre".
84.Tal cosa ocurre ante el reconocimiento de la verdad de la
desviación, del descamino. La conciencia ilumina esta
verdad.
85.Este distanciarse del mal obrar, del pecado que es ofensa a
Dios, produce el reconocimiento de la propia culpa. Existe el
peligro de que este reconocimiento lleve a la desesperación o
al cinismo.
86.El arrepentimiento es el reconocimiento de la maldad del
acto y su rechazo. No sólo se dice "hice el mal" sino también
"no debió haber ocurrido, no quiero que ocurra. Daría todo
porque no hubiese ocurrido." También la dimensión
emocional puede estar presente. Es un dolor del alma (animi
dolor). Ha de cortarse, abandonarse "lo malo". Duele.
87.El arrepentimiento puede nacer del temor (imperfecto) o
del amor por la ofensa a Dios (perfecto). El pecador es el
hombre encorvado. Homo curvatur in seisun (Lutero).
88.En el arrepentimiento por amor está inserto el perdón. El

arrepentimiento perfecto por amor (contritio caritatem perfecta)
reconcilia al hombre con Dios (D.S. n.1677 y 1678).
89.La reparación humana puede darse. A Dios no podemos
compensarlo. Dios perdona. “Un Dios que perdona ¡qué
maravilla!” . La gracia del perdón es la opera la contrisión y el
arrepentimiento que son provocados e impulsados por la
gracia. La gracia opera en el instante mismo en que el
pecador se separa de la culpa. Reconocer el mal no es algo
obvio. El arrepentimiento también es efecto de la gracia.
Dios toma la iniciativa. Manda Natan a David.
90. El pecado mortal sólo puede perdonarse en el
Sacramento de la Penitencia.
La conversión continua es una de las exigencias más
profundas para el hombre, que siempre está expuesto a la
culpa. Renovadamente necesita recibir la gracia de la
reconciliación y vivir en penitencia. Puede hacer de su vida
una continua mortificación y reparación por sus pecados de
la gravedad que fueren. La vida del cristiano, porque así
también ha sido la vida de los santos, nuestros ejemplos, ha
de ser una vida de conversión. Esta ha de ser toda su vida.
En algunos casos el niño no recibe ninguna información
sobre Jesucristo, su vida quizás se cruza en algún momento
con Él, como San Pablo, y puede convertirse y santificarse
con la gracia de Dios. Todo hombre debe oír la Palabra de
Dios, la llamada de Dios. La Iglesia y los cristianos han de estar
empeñados en esta evangelización de la fe. Un apostolado
que va primero al discernimiento, a la inteligencia, y que abre
las puertas a Dios, Nuestro Señor. Extraordinariamente, Él
mismo sale al encuentro del hombre, a veces perseguidor,
como San Pablo. Pero de ordinario es alguien cercano a
nosotros quien nos enseña el camino de Cristo. Un amigo, un
familiar. En definitiva, un próximo, un prójimo que nos ama
llevándonos al camino, a la vida de Dios, a la cual nos
encaminamos y reencaminamos en la continua conversión. Y
nosotros también llegamos, de mil modos, a ser apóstoles,
enviados de Dios. ¡Todos somos embajadores de Cristo!
91.Por cierto, nuevamente, aún el discernir el posible bien

que pueda alcanzar el hombre en su carrera a aquel bien, nos
viene como en auxilio, las palabras de San Pablo: "¿Que
tienes que no hayas recibido?" (I Cor, 4, 7)
92.La pregunta contiene la respuesta: nada. Si todo lo hemos
recibido también hemos recibido la gracia de oír la llamada
divina y responderla, sólo con su gracia. Todo es gracia. Por
eso no tenemos nada que no hayamos recibido. Todo nos ha
sido dado. También aquella mortecina fuerza de la lucha. Nos
queda la gravísima pregunta.
93.¿Qué hemos puesto de nuestra parte? Ojalá podamos
responder: aquel grano de mostaza. Aunque ese grano de fe
sólo podríamos haberlo recibido también. "Sin mí, nada
podéis hacer". Sólo por Él podemos caminar, sin Él nada.
Así pues: ¿Quién podría rechazarlo?
94.Un absoluto rechazo de Dios nos despeñaría en la nada.
95.Si respondes a la llamada que el Señor te ha hecho ... No
cabe una respuesta de desconfianza y defensa. Él que te ha
dado todo, no te quitará nada. ¿Cómo puede ser la
respuesta? Divinizando todo lo que te ha dado Dios.
96.La metaética cristiana jamás podrá ser dura. Porque el
Corazón de Cristo es de carne divina y humana, finísimo y
sutil, que podemos pisar blandamente. Pongamos nuestro
corazón en el de Cristo y Él nos ayudará siempre a hacer su
Voluntad, a amarlo. Y a servir a todos.
97.El Señor sabe bien que nuestra respuesta será siempre
limitada por la capacidad que él mismo nos ha dado al
crearnos. Nosotros podemos, si podemos, y muchas veces
podemos, luchar más. Dios nos pide más todo. No podemos
darle menos que todo. Pero Él sabe todo lo que hay en
nuestro corazón. Miseria. Por eso Él es la gran Misericordia.
MAGNA MISERICORDIA. No podemos separar nuestro
obrar de nuestro Creador. Nuestros actos están engarzados
en la Creación.
98.Podemos pensar, y esto es cierto, que nuestra capacidad es

muy limitada. Pero pensemos en los santos, también
limitados. Hagamos el bien si podemos. Porque si no
podemos ... Dios sabe cómo nos ha hecho y nos hemos
hecho a nosotros mismos. Él sabe todo lo que hay en nuestro
corazón. Por eso, pongámoslo en el Suyo.
99.La teología o la ética pueden enseñar, dar normas,
orientaciones. Pero no pueden juzgar las conductas o los
actos concretos de las personas. ¿Cómo saber si aquella
persona era capaz de respetarlas?
100.Pero puede ser capaz de acercarse a Jesucristo y pedirle
enseñanza y ayuda. Él se la dará porque Él es la norma
completa. Cristo hizo "todo por nosotros" de modo que Él
es la vía y el cumplimiento de la norma ética cristiana. La vía,
el camino, la norma, la ley, y a la vez su concreción más
existencial posible. Él sufrió y se entregó a la muerte por cada
uno de nosotros. Cada uno puede ir a Él en todos los
verdeoscuros de su vida. La Persona de Cristo es la norma
concretísima. Estar con Él haciendo lo que Él nos pide es
estar en el camino de la respuesta. La opción fundamental
debe ser sí una y otra vez. Siempre vamos hacia Él. No hay
otra opción. Tenemos el poder y el auxilio de la Eucaristía. Si
hemos sido redimidos cuando estábamos perdidos, ahora,
redimidos, como dice San Pablo, con más razón nos ayudará
también ya que hemos sido salvados por Él. Ya redimidos
por su Amor, cómo no nos seguirá amándonos y ayudando.
Es como si hubiéramos sido puestos a un metro de la meta
por la Redención. Pero debemos ir hacia ella. Mirar a Jesús
como norma concreta y universal y caminar ese metro.
Nuestro tiempo es muy breve
102.Mandamiento quiere decir encargo (manui dare, dar en la
mano), por eso debemos hacerlo. La virtud es la fuerza, la
potencia para hacerlo. Aquel mandamiento ordinariamente
debe leerse. Por eso ley viene de legis, leer el mandamiento. La
norma era el ángulo recto del carpintero o la cuerda para
medir.
Ahora, ¿por qué Cristo es la norma concreta universal?
Porque es el modelo universal que todos podemos imitar
haciendo lo que nos encargó en sus mandamientos. El amor

va unido al cumplimiento de ese encargo, de ese
mandamiento. El amor es hacer lo que Él nos encargó a
todos universalmente y concretamente. Con que cada uno es
único y no puede identificarse con los otros. Sólo podemos
identificarnos con Cristo. Es decir imitarlo. Participar
analógicamente en su vida. Esto es la gracia. Vayamos a
Nuestra Madre, gratia plena. Y oiremos lo que dijo a los
sirvientes en Caná: “Haced todo lo que Él os diga”. Y el agua
insípida se convirtió en el “mejor vino”.
© 2002-2019. VirgoFidelis.info
Autor: AntonioBoggiano@AntonioBoggiano.com
Editor: MarisayEduardo@VirgoFidelis.info

Metaetica Cristiana

Caricato da

Informazioni sul documento

Titolo originale

Copyright

Condividi questo documento

Condividi o incorpora il documento

Opzioni di condivisione

Hai trovato utile questo documento?

Questo contenuto è inappropriato?

Copyright:

Metaetica Cristiana

Caricato da

Copyright:

26/1/2019 METAETICA CRISTIANA . LA ETICA TRASCENDENTAL DEL CRISTIANISMO.

Autor: Antonio Boggiano

II. LA CONCIENCIA DE LA LLAMADA.

III. LA RESPUESTA A LA LLAMADA.

IV. LA ACEPTACIÓN DE LA LLAMADA.

1.La exigencia de la conversión radica en el centro del

3.Una concreción de la conversión se encuentra en las

justicia mosaica. Por ejemplo, la renuncia a la defensa contra

17.Hay una relación teológica entre el amor a Dios y el amor

24.Nada podemos crear. Tampoco el amor para amar al

inefable de los casos parece que sólo podemos callar. A lo

sacramental. Ni el propio esfuerzo moral. La conciencia nos

50.La conciencia puede auxiliar al Magisterio (consensus

las acciones suben y bajan como ondas. La onda se

que lleva a la reconciliación, elimina la dureza, disminuye las

74.Hay algo misterioso o al menos difícil de entender: el

81.Es muy difícil argumentar o imaginar. Sólo podemos

88.En el arrepentimiento por amor está inserto el perdón. El

91.Por cierto, nuevamente, aún el discernir el posible bien

98.Podemos pensar, y esto es cierto, que nuestra capacidad es

haciendo lo que nos encargó en sus mandamientos. El amor

Potrebbero piacerti anche