Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
DD/04/01
Documento de Discusión
Julio 2004
Resumen
El material revisado por este ensayo demuestra que el área de economía laboral en el Perú ha progresado
enormemente en los últimos años debido a la producción sustantiva de un gran número de
investigaciones que nos ayudan a comprender mejor cómo funcionan los mercados laborales en el Perú.
Qué factores determinan la oferta y demanda laboral, cómo se explican los niveles de empleo, desempleo
y subempleo en el Perú, cómo se explican las diferencias en las remuneraciones, entre otros, son algunos
de los temas que ahora conocemos con mayor profundidad. Sin embargo, como toda disciplina reciente,
todavía necesita avanzar más en una serie de áreas que pasamos. Este trabajo intenta resumir el trabajo
realizado hasta el momento, además de reseñar una agenda pendiente por temática laboral.
* Agradezco la magnífica asistencia en el desarrollo de este proyecto de parte de Patricia Pérez y las
excelentes sugerencias de Juan Chacaltana a una versión previa de este documento.
Índice
Introducción .......................................................................................................................... 3
I. Avances recientes .............................................................................................................. 5
1. Demanda de trabajo......................................................................................................... 6
2. Oferta de trabajo............................................................................................................ 10
2
Introducción
La economía laboral es una rama de la ciencia económica con una tradición de varias
décadas de enseñanza, investigación y consultoría en las principales universidades del
mundo. El complejo mundo del trabajo es ciertamente multidimensional y puede ser
analizado por varias disciplinas como la sociología, sicología, administración, derecho,
historia, entre otras2. Los economistas tratamos de aportar al entendimiento de fenómenos
importantes como los niveles de empleo, desempleo y subempleo, y la evolución de los
promedios y diferencias en remuneraciones, aplicando la “caja de herramientas” usual de
análisis: funciones de oferta y de demanda, estructura de mercados y de incentivos,
maximización de la utilidad del trabajador y de los beneficios económicos de las empresas,
etc. En este sentido, una típica definición de texto sería la siguiente: “La economía laboral
examina la organización, el funcionamiento y los resultados de los mercados de trabajo; las
decisiones de sus participantes actuales y futuros; y las medidas relacionadas con el empleo
y la remuneración de los recursos de trabajo”.(McConnell y Brue 1997 : 1)
3
demanda por el producto final. Sin embargo, los ajustes entre cambios en la demanda del
bien final y la contratación de trabajadores casi nunca son inmediatos porque las relaciones
laborales suelen ser de largo alcance. Asimismo, influye en ellas el marco jurídico
específico de cada país. Históricamente se ha considerado que el trabajador es el agente
más débil en la relación laboral por lo que el derecho del trabajo propone una serie de
regulaciones para hacer más equitativa la relación trabajador-empleador. Estas regulaciones
norman tanto las condiciones en las que se realizan la contratación individual como la
organización colectiva de los trabajadores en sindicatos. Todos estas características únicas
del mercado laboral hacen de él un mundo fascinante de análisis para el economista.
2
Las relaciones industriales son un campo interdisciplinario que utilizan la sociología, sicología, derecho y otras
disciplinas para analizar las relaciones entre trabajadores y empleadores.
3
Los textos de Economía Laboral de Ehrenberg y Smith (2000), Hamermesh y Rees (1993) y McConnell (1997) ofrecen
una buena guía temática sobre esta disciplina. A nivel avanzado, la referencia más completa es el “Handbook of Labor
Economics” (1992) editado por Ashenfelter y Layard.
4
siempre en el contexto de estudios comparativos regionales. En los últimos años se
encuentran cursos regulares de economía laboral dictados en las principales escuelas de
economía del medio y una producción permanente de investigaciones de economía laboral
en varios de los principales centros de investigación del país, los que tienen eco en la
prensa y en los debates de política económica, social y laboral.
El presente documento realiza una revisión breve y selectiva de la literatura reciente sobre
economía laboral desarrollada en el Perú, clasificando gruesamente los aportes en temas de
demanda, oferta, equilibrio en el mercado a través del nivel de empleo y remuneraciones y
políticas laborales. Luego de contestar a la pregunta de ¿qué se ha hecho?, nos aventuramos
a proponer ¿qué falta por hacer?, identificando algunos temas y dimensiones que a nuestro
juicio deben ser parte de la agenda futura de investigación en la rama de economía laboral.
I. Avances recientes
4
En el caso de la producción de estadísticas del mercado de trabajo, la historia se remonta a la década del 60 cuando la
Misión Técnica de la Universidad de Michigan, auspiciada por la AID, apoyó la formación de un equipo del Ministerio de
Trabajo que se hizo cargo de las encuestas de empleo y establecimientos y los informes temáticos publicados anualmente
(véase más en el Apéndice 1 acerca de la producción actual de las estadísticas laborales).
5
autoempleo informal, la participación de la mujer en el mercado laboral, el empleo en el
sector público y los retornos a la inversión en capital humano.
1. Demanda de trabajo
La demanda agregada de trabajo por parte de las empresas es una demanda derivada, ya que
depende directamente del nivel total de producción de bienes y servicios del país6. En tal
sentido, la crisis que ha afectado secularmente a nuestro país en las últimas décadas
(ejemplificada por el estancamiento del PBI per cápita en niveles de hace tres décadas) ha
impedido un mayor dinamismo de la demanda laboral.
Asimismo, la demanda por trabajo, como cualquier otra función de demanda, depende
también del precio o costo de utilización de este factor de producción, relativo al costo de
otros factores de producción sustitutos y complementarios, y de las normas que rigen su
contratación. Estas normas han sufrido importantes cambios durante las últimas décadas.
Por ello, los principales estudios de demanda laboral en los últimos años se relacionan con
las reformas laborales durante la década de los noventa. Cabe señalar que la legislación
5
Al respecto, cabe resaltar la reciente publicación del libro “Políticas de empleo en Perú” que resume los aportes de un
gran número de investigaciones sobre el tema llevadas a cabo en los últimos tres años por la Red de Empleo auspiciada
por el Consorcio de Investigación Económica y Social y la OIT (véase García 2004).
6
Véase en el Apéndice 2 una derivación microeconómica sencilla del modelo básico de demanda de trabajo por parte de
la empresa individual.
6
laboral vigente en el Perú en los años anteriores a las reformas era bastante rígida. Según la
propia OIT, la legislación laboral previa a 1991 formaba parte de “uno de los códigos
legales más restrictivos y proteccionistas de América Latina” (Saavedra 2000 : 381).
Saavedra (2000), en un capítulo del libro “La Reforma Incompleta”, que analiza las
reformas recientes en los distintos sectores de la economía, estudia los cambios en la
legislación laboral peruana desde finales de los ochenta y sus efectos en la demanda
laboral, sobretodo a través de los cambios en los costos de despido. Nótese que en una
economía como la peruana con un alto grado de informalidad laboral, una reducción en los
costos laborales afecta generalmente al volumen de empleo formal, y no necesariamente
origina un cambio en el nivel total de empleo. Saavedra calculó, por ejemplo, que la
eliminación del impuesto del FONAVI (hoy llamado Impuesto de Solidaridad) que en 1997
ascendía a 9% implicaría un incremento de 1.08% en la demanda por empleo formal.
7
Se construyó un pseudo panel de datos de diez sectores económicos observados bimestralmente.
8
Estos costos laborales incluyen las remuneraciones, contribuciones e impuestos a la planilla pagados por el empleador.
7
nivel de empleo formal en apenas 10%9. De acuerdo a la revisión de trabajos empíricos
para los países desarrollados de Hamermesh (1986), la elasticidad precio de la demanda
oscila entre –0.15 y –0.50. Por tanto, la evidencia internacional muestra que, en la práctica,
la elasticidad salario de la demanda de trabajo no es muy alta, y que el Perú tendría uno de
los valores más bajos probablemente debido a la mayor incertidumbre sobre la estabilidad
de la legislación laboral en el tiempo.
Por su parte, el resultado que obtuvieron Saavedra y Torero para la elasticidad empleo
producto fue de 0.1710, por lo que sería similarmente necesario un aumento de 50% del PBI
total para incrementar el nivel de empleo formal en 10% aproximadamente.
La OIT (1996) ha estimado un modelo de demanda laboral para los sectores industriales de
Argentina, Brasil, Colombia y México entre 1990 y 1995. Sus estimados de elasticidad
empleo-producto fluctuaron entre 0.09 y 0.22, con un valor promedio de 0.18, lo cual no es
muy distinto al valor encontrado por Saavedra y Torero para el caso peruano (aunque los
resultados no son estrictamente comparables debido a diferencias en los sectores y el
período considerado). Por tanto, aquí como en el resto de la región se ha mostrado que la
absorción de empleo (sobretodo formal) depende esencialmente del nivel de actividad
económica, aunque con elasticidades relativamente pequeñas.
9
Cabe destacar también que el trabajo encontró un efecto negativo significativo sobre la demanda laboral del valor
esperado de la indemnización por despido arbitrario.
10
En este cálculo con metodología de panel no se consideran los efectos fijos. Al considerarlos, la elasticidad empleo-
producto asciende a sólo 0.05. Este bajo resultado se debe, según los autores, a que los efectos fijos absorben gran parte de
la variación de los datos.
8
En el caso peruano, el principal trabajo que ha intentado replicar dicha metodología ha sido
desarrollado por Cecilia Garavito (2002), para Lima Metropolitana. Ella encuentra que para
que la tasa de desempleo abierto en Lima no se eleve, la tasa de crecimiento del producto
anual debe ser al menos de 3.3%. Por su parte, para reducir la tasa de desempleo en sólo un
punto porcentual, la economía tendría que crecer 11%, estos resultados distan
considerablemente de los estimados por Okun. Este tema ha sido desarrollado también por
Julio Gamero (2002) quien llega a resultados similares, 2.3% y 12% respectivamente para
el mismo caso de Lima Metropolitana.
Esta diferencia de resultados entre el Perú y los Estados Unidos se puede deber a que el
enfoque no es el más adecuado para nuestro país. Aquí, un gran porcentaje de la población
recurre al subempleo para evitar el desempleo abierto ante la ausencia de mecanismos de
protección adecuada contra el desempleo sobretodo en el sector informal. Además, nótese
que la disponibilidad de datos de series de tiempo en el Perú es mucho menor que en
Estados Unidos, lo que hace que las estimaciones tipo Okun sean estadísticamente mucho
menos precisas11.
11
Asimismo, existirían problemas de empalme en las series de tiempo de la variable desempleo durante la década del 80
(véase Apéndice N° 1).
9
Gráfico N° 1: Evolución de la tasa de desempleo abierto y variaciones anuales
del PBI en Lima Metropolitana (1970-1999)
20
15
10
5
%
0
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
-5
-10
-15
-20
Año
2. Oferta de trabajo
12
Véase en el Apéndice 2 una derivación microeconómica simple de los modelos básicos de oferta de trabajo individual.
10
En cuanto a la tasa de participación laboral urbana13, ésta ha aumentado persistentemente
para el caso de las mujeres (el número de mujeres en la fuerza laboral se incrementó de 2.9
a 4.7 por cada diez hombres en los últimos 30 años, BID 2003), mientras que ha
permanecido relativamente constante para el caso de los hombres. Según diversos estudios,
los determinantes principales de la tendencia creciente en la tasa de participación laboral
femenina son el mayor nivel educativo alcanzado por ellas y el cambio en la percepción de
su papel en la sociedad.
Por otro lado, Herrera (2002) destaca el efecto contracíclico del trabajador adicional. Sus
estudios con paneles de microdatos para Lima Metropolitana encuentran que los hogares
incrementan la participación de su mano de obra secundaria como respuesta al deterioro de
la situación laboral del jefe del hogar (Herrera e Hidalgo 2002).
El trabajo del MTPE muestra que la tasa de participación depende además de la etapa del
ciclo de vida en el que se encuentren los individuos: primero es baja, luego se eleva para
finalmente decrecer14. Por último, el análisis del número de horas trabajadas todavía está en
agenda tal como se discuta al final del presente documento.
El análisis de la oferta de trabajo de largo plazo debe incluir las tendencias demográficas.
El tamaño del cohorte poblacional tiene un efecto negativo en el nivel de salarios reales y/o
13
Este ensayo no discute las características de mercados rurales de trabajo debido a que dicho tema se analiza mejor en el
contexto de la rama de economía agrícola o rural, debido a las complejidades propias de la producción agrícola y rural.
11
el nivel de desempleo de equilibrio con un retraso de dos décadas, considerando que el
crecimiento demográfico afecta al mercado laboral a través del desplazamiento de la curva
de oferta de trabajo luego de ese lapso de tiempo promedio. Uno de los trabajos realizados
sobre este tema por el MTPE 15 encuentra que las remuneraciones promedio de los cohortes
más numerosos16 que están ingresando al mercado laboral en los últimos años son 20%
menores que las de cohortes anteriores, exclusivamente debido a este factor demográfico17.
En el caso de otros países, Ahn, Izquierdo y Jimeno (2000) han calculado la elasticidad de
la tasa de desempleo juvenil con respecto al tamaño relativo de la población juvenil para
España. Esta es de alrededor de 0,6, lo que significa que, si la tasa de desempleo juvenil es
de 30%, un aumento del 10% en el tamaño relativo de la población juvenil, aumentaría la
tasa de desempleo juvenil en casi dos puntos porcentuales.
Una mención específica en este acápite merece el trabajo pionero de Valdivia y Robles
(1997) sobre las funciones de oferta de trabajo en el contexto de mercado rurales. Sus
resultados destacan el carácter residual del mercado de trabajo asalariado en el mundo
rural18, hecho que justificaría en parte la poca atención que ha tenido hasta el momento este
tema en el campo de la economía laboral en el Perú.
14
MTPE. “La tasa de participación y sus efectos sobre el mercado laboral peruano”, en Boletín de Economía Laboral,
(1998).Año 2 No.7
15
MTPE. “Empleo y demografía en el Perú: Efectos de la explosión demográfica sobre el mercado de trabajo”, en Boletín
de Economía Laboral, (1997).
16
El cohorte más numeroso está conformado por quienes a fines de los noventa tenían entre 20 y 40 años (nacidos en el
período de mayor explosión demográfica). Este cohorte tiene mayores niveles de educación que cohortes anteriores, sin
embargo, sus ingresos promedio son menores.
17
Otra corriente más optimista considera a la transición demográfica como una ventana de oportunidad ya que durante la
misma una mayor proporción de la población puede trabajar y aportar recursos netos a la sociedad, mientras que una
menor proporción (niñez y vejez) demanda recursos de la misma (véase BID 1997 y 2003). Por tanto, las tasas de ahorro e
inversión deberían aumentar durante esta transición demográfica. En sociedades con largos períodos de estancamiento
económico como la nuestra no se está observando este fenómeno.
18
Este planteamiento se sustenta en que dicho mercado alberga con mayor probabilidad y con mayor intensidad, a aquellos
individuos que pertenecen a hogares relativamente desfavorecidos en su capacidad de manejar eficiente y rentablemente una
empresa familiar (Valdivia y Robles, 1997).
12
las mismas de acuerdo a variables asociadas a diferencias en productividad y/o potencial
discriminación) y un volumen total de empleo y desempleo. ¿Cómo se ajustó el mercado
laboral peruano en un contexto de creciente oferta, como fruto de la transición demográfica,
y una demanda estancada, a consecuencia de la crisis económica secular? El consenso
relativo entre los especialistas es que el mercado laboral se ajustó más a través de los
precios (niveles reales de sueldos, salarios e ingresos independientes más bajos que han
tenido de contraparte estadística al crecimiento del subempleo por ingresos), que por
cantidades (existe sólo débil evidencia estadística de un aumento de la tasa de desempleo
abierta en el mediano plazo).
En todos los gráficos se observa que se registraron máximos históricos en los niveles reales
de remuneraciones durante la década de 1970 y que la mayor caída ocurrió a fines de la
década de 1980 durante el proceso hiperinflacionario. Cabe mencionar también que los
cuatro casos reflejan fundamentalmente el equilibrio de remuneraciones en el sector formal
de la economía (ya que las encuestas de sueldos y salarios oficiales abarcan a empresas
privadas con más de diez trabajadores registradas en el Ministerio de Trabajo).
13
Gráfico N° 2: Evolución de sueldos reales promedio en el sector privado, 1962-2003
8000
7000
6000
Soles constantes 2003
5000
4000
3000
2000
1000
0
62
64
66
68
70
72
74
76
78
80
82
84
86
88
90
92
94
96
98
00
02
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
20
20
Año
Fuente: ADEC-ATC
4000
3500
3000
Soles constantes 2003
2500
2000
1500
1000
500
0
62
64
66
68
70
72
74
76
78
80
82
84
86
88
90
92
94
96
98
00
02
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
20
20
Año
Fuente: ADEC-ATC
14
Gráfico N° 4: Evolución de la remuneración real mínima legal, 1962-2003
1800
1600
1400
Soles constantes 2003
1200
1000
800
600
400
200
0
62
64
66
68
70
72
74
76
78
80
82
84
86
88
90
92
94
96
98
00
02
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
20
20
Año
Fuente: ADEC-ATC
9000
8000
7000
Soles constantes 2003
6000
5000
4000
3000
2000
1000
0
62
64
66
68
70
72
74
76
78
80
82
84
86
88
90
92
94
96
98
00
02
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
20
20
Año
Fuente: ADEC-ATC
15
La tendencia de las remuneraciones reales es decreciente en todos los casos, sin embargo, la
magnitud de la caída es distinta según el tipo de remuneración. Como se puede observar en
el Gráfico N° 2, los sueldos mensuales promedio de empleados del sector privado
alcanzaron un máximo de 7,000 soles reales del 2003 a inicios de los setenta (en 1973) y
actualmente superan ligeramente los 2,000 soles reales. En cuanto al comportamiento de los
salarios, según el Gráfico N° 3, alcanzó el máximo a inicios de los setenta
(coincidentemente en 1973) de 3,710 soles reales del 2003 y en la actualidad se aproximan
a 850 soles reales del 2003.
Las reducciones porcentuales en ambos casos no parecen muy distintas a primera vista:
68% y 77% respectivamente. Sin embargo, en términos de remuneraciones relativas el
cambio es significativo. En 1973, el ratio sueldos sobre salarios alcanzaba 1.89 mientras
que en el 2003 se ha incrementado hasta 2.68. Esta brecha creciente estaría asociada a
varios factores potenciales que serían materia de interesante investigación futura: un
incremento mayor en el promedio de capital humano con que cuentan los empleados
respecto del que portan los obreros, una reducción relativa mayor de la demanda de obreros
que la de empleados durante la crisis peruana de estancamiento de largo plazo, una mayor
pérdida de poder de negociación sobre las remuneraciones de los obreros en relación a los
empleados (asociada posiblemente al mayor debilitamiento relativo de sindicatos de
obreros), etc.
16
Por otro lado, las remuneraciones reales en el sector público se han reducido de 8,000 soles
(del 2003) aproximadamente en 1973 a 900 soles en el 2003, esta reducción bordea el 89%
(Ver Gráfico N° 5). Como consecuencia, el trabajador del sector público ha perdido terreno
en relación a los obreros del sector privado (el ratio de remuneración pública sobre salario
privado se ha reducido de 2.23 a 1.05 entre 1973 y el 2003) y más drásticamente todavía en
relación a los empleados del sector privado (el ratio remuneración pública sobre sueldo
privado se ha reducido de 1.18 a 0.39 dentro del mismo período de análisis).
Otra manera de ver el ajuste en el mercado de trabajo peruano de largo plazo es analizando
las tendencias de expansión de la oferta y demanda laboral por décadas tal como lo planteó
el MTPE (1998)19. La diferencia entre ambas tasas de crecimiento forma una brecha que
representa un exceso de oferta o de demanda laboral según sea el caso. De acuerdo a dicho
estudio, la tasa de crecimiento de la oferta de trabajo era muy similar a la de la demanda
laboral durante las décadas de los cuarenta, cincuenta y sesenta20. Dicha brecha ascendió a
0.3% promedio anual durante los setenta, a 4.3% promedio anual en la primera mitad de los
ochenta y 3.7% en la segunda mitad de los ochenta. Esta situación se empezó a revertir
como resultado del alto crecimiento de la economía entre 1993 y 1997, el que redujo esta
diferencia y la formación de excedentes adicionales. Sin embargo, el excedente de varias
décadas anteriores y el excedente adicional causado por la última recesión económica
(1998-2001) se encuentran acumulados en el mercado laboral y se traducen en los niveles
de subempleo e informalidad laboral reinantes en la actualidad.
En cuanto a la composición de esta brecha, el trabajo del MTPE encontró que hasta 1997
aproximadamente dos terceras partes del excedente se había generado por la reducción de
la demanda de trabajo; mientras que el tercio restante se debía al incremento de la tasa de
participación y la explosión demográfica.
Pero más allá de estas grandes tendencias, ¿habría habido un papel específico para las
instituciones laborales en la determinación de las variables de equilibrio tales como las
19
MTPE (1998), “Hacia una interpretación del problema del empleo en el Perú”, en Boletín de Economía Laboral. Año 2.
No. 8.
20
La brecha alcanzó 0.04% promedio anual entre 1940 - 1961; y 0.1% promedio anual entre 1961- 1972.
17
remuneraciones?. Nunura (1993) estudió el periodo (1960-1992) y postuló una ecuación
salarial en función de factores institucionales como el salario mínimo legal y encontró que
“los factores institucionales, en particular la política salarial, tuvieron un impacto mayor
que el mercado en la dinámica de salarios nominales y reales en el Perú”. Dicha conclusión
se habría debilitado luego de las reformas laborales de la última década. Así, Yamada y
Bazán (1994) demostraron con un ejercicio de series de tiempo que existió causalidad entre
los salarios mínimos y los salarios medios entre 1971 y 1985; sin embargo, entre 1985 y
1993 se perdió tal causalidad. Por lo tanto los salarios mínimos habrían perdido relevancia
tanto en el gobierno populista de García y el gobierno liberal de Fujimori.
Capital Humano
El capital humano es el valor que añade un individuo a sus facultades productivas a través
de una inversión en sí mismo. La educación es la forma más visible de esta inversión y,
según lo demostrado por cientos de investigaciones empíricas en todo el mundo, es la
forma de inversión que promete los retornos más elevados (entre 8 a 15% de ingresos
adicionales por cada año de educación formal adicional).
18
Sin embargo, según Hunt (1997) puede que la educación esté sobrestimada como la
solución para los problemas económicos y sociales en países como el nuestro21. Al
respecto cabe destacar los resultados del último informe del BID sobre mercados laborales
en América Latina (2003), que postula también que, sin un ambiente macroeconómico e
institucional adecuado, la aspiración de tener una fuerza laboral productiva, competitiva y
mejor remunerada puede no convertirse en realidad.
21
Según Hunt (1997), se necesita invertir en educación para que los nuevos ingresantes al mercado laboral tengan un
potencial productivo que les permita acceder a ingresos suficientes, pero la educación debe darse en una proporción
adecuada y ser de la clase apropiada.
22
Esta ecuación establece que el logaritmo neperiano del ingreso del individuo es función de una constante, los años o
niveles de educación máxima alcanzada, los años de experiencia laboral acumulada y otras características
socioeconómicas que funcionan como controles en la ecuación. De acuerdo a ciertos supuestos simplificadores se puede
19
educación obtenidos fluctuaron entre 7.6% y 10.4% en el período de análisis y siguieron
una trayectoria pro cíclica (luego de caer entre 1985 y 1991, se recuperaron hasta alcanzar
su máximo valor en 1997). Estos retornos son comparables con estimaciones
internacionales aunque se sitúan en el rango inferior de los mismos. Por ejemplo en Chile,
los retornos a la educación han fluctuado alrededor del 13% promedio desde 1982 (Bravo y
Marinovic 1997).
El último informe anual del BID (2003) destaca la importancia de la educación secundaria
y superior en el potencial de ingresos. Se calculan los retornos a la educación según niveles
y se encuentra que para América Latina cada año de educación secundaria incrementa los
ingresos en 11% respecto a los ingresos de trabajadores que sólo tienen educación primaria.
Así también, un título universitario de cuatro años aumenta los ingresos en 85% adicional.
interpretar a los coeficientes que acompañan a los años de educación y experiencia laboral como los retornos porcentuales
a dicha inversiones en capital humano. Críticos a estas teorías de capital humano señalan que el aparente retorno a la
educación sería en realidad un retorno a las capacidades intrínsecas del individuo y que la educación funcionaría
solamente como una credencial para el mercado. Ramos (1996) no encuentra evidencia de credencialismo para el caso de
Lima Metropolitana.
20
realizada dentro del mismo centro de trabajo. Sin embargo, Chacaltana (2003b) encuentra
que sólo el 3% de los trabajadores que recibieron capacitación lo hicieron dentro de sus
centros de trabajo. Factores que explicarían esta contrastante realidad serían la alta rotación
laboral y el exceso de oferta de capacitación fuera de la empresa.
Chacaltana y García (2001) postulan que la rotación laboral agravada por las reformas de
inicios de los noventa habría desincentivado la inversión en capacitación de las empresas,
ya que la corta duración de los contratos laborales impediría que las empresas puedan
recuperar estas inversiones en capacitación. No obstante, este tema tiene que ser analizado
en mayor profundidad ya que la decisión de capacitar por parte del empleador parecería
endógena. Las empresas decidirían simultáneamente capacitar a cierto tipo de trabajadores
y ofrecerles un contrato permanente de trabajo. Ciertas empresas invertirían más en
capacitación que otras debido a los niveles de tecnología en el proceso productivo y a las
posibilidades de innovación futura. Chacaltana (2003) ha empezado a explorar estas
dimensiones de la decisión de capacitar al interior de las empresas.
Otro factor que podría estar detrás de la explicación de diferencias salariales significativas
es la discriminación por razones de género, raza o etnia. El tipo de discriminación más
estudiada para el Perú ha sido la discriminación por género.
Desde el punto de vista de las diferencias en los ingresos, los estudios concluyen que existe
una brecha entre los salarios de hombres y mujeres que favorece a los primeros y que no es
explicada por diferencias observables de productividad. Por el lado de la participación
laboral, las investigaciones encuentran que la fuerza laboral del hombre es más estable, y
que “la mujer entra al mercado laboral en mayor proporción en épocas de crisis” (Garavito
et. al. 1997). Es probable que las mujeres enfrenten dos tipos de desventajas cuando
ingresan al mercado laboral, en primer lugar se les paga desigualmente por el mismo
trabajo y en segundo lugar acceden a trabajos distintos, en parte como consecuencia de
21
diferentes accesos a la educación (Hunt 1997). Entre los principales investigadores que han
tratado el tema podemos citar a Garavito (1997) y Verdera (1997).
El tema de las diferencias de género también fue tratado por Felices (1996). La brecha de
ingresos se determinó en función a las diferencias promedio en factores objetivos (como el
capital humano acumulado) y los retornos a dichos factores según la descomposición de
Blinder-Oaxaca. Se estimó una ecuación de remuneraciones para 1994, según la cual la
mujer ganaba 11% menos que el hombre, luego de controlar por una serie de variables
socio demográficas y de capital humano. Asimismo, se descompuso la brecha salarial
existente en 1994, obteniendo que el 34% de la brecha se origina por las diferencias en
características observables y que las diferencias en retornos por género explicarían los dos
tercios restantes. Si bien este resultado es un indicador importante de discriminación
potencial, la econometría todavía no resuelve satisfactoriamente la posibilidad de que hayan
factores no observables tales como diferencias innatas de habilidad o productividad que
expliquen una parte sustancial de estas brechas en los retornos reduciendo, por tanto, el
coeficiente de discriminación real en el mercado laboral.
23
Esta metodología ha sido aplicada antes en EE.UU. (Hirshman y Alba 1998) y en Brasil (Telles y Lim 1998)
22
empíricamente la relación entre los ingresos laborales y la exclusión étnica en el Perú
Urbano. Además se aproxima la diversidad étnica con distintas variables tales como lengua
materna, religión, características de los padres y raza.
Sin embargo, una limitación de esta metodología es que sólo considera los valores
promedios de las características individuales, sin tener en cuenta la probabilidad de
distribución de dichas características24. Para atender a esta limitación, el trabajo de Ñopo,
et.al. estima una ecuación de remuneraciones por hora que considera las características
individuales en forma lineal y un estimador no paramétrico para las diferencias raciales
entre los individuos25. Los resultados de esta metodología más robusta confirman que la
diferencia de ingresos entre un individuo predominantemente blanco y otro
predominantemente indígena es mayor a cero y significativa estadísticamente, mientras que
la diferencia entre individuos predominantemente blancos y mestizos es significativamente
mayor a cero en 75.2% de los casos.
Informalidad
Desde una perspectiva liberal (De Soto 1986 y 2001), son los altos costos laborales y no
laborales que se imponen al funcionamiento de las empresas formales los que explican la
aparición de un sector informal de grandes magnitudes en la mayoría de los países en
24
Esta metodología compara el promedio de remuneraciones para toda la muestra de población blanca e indígena, a pesar
de que no todos los individuos de estas muestras son comparables entre sí (por ejemplo, altos niveles de educación y
experiencia sólo son alcanzados por blancos, no por indígenas, mientras que niveles nulos de educación sólo se
encuentran en indígenas, no en blancos).
25
Otra forma de superar las limitaciones de la descomposición de Blinder-Oaxaca es utilizando las técnicas de regresiones
por cuantiles. Trabajos recientes como Arias, Yamada y Tejerina (2003) con regresiones por cuantiles encuentran para el
23
desarrollo. Desde esta perspectiva, quienes están realizando sus operaciones en el sector
informal lo hacen de manera voluntaria escapando las regulaciones del sector formal y se
trata mayormente de microempresarios talentosos y con potencial de crecimiento y una
fuente de vibrante capitalismo popular. Desde la otra arena, la perspectiva estructuralista
postula que el sector informal urbano surge como fruto del excedente de mano de obra que
no puede ser absorbido por el sector formal moderno de la economía, por lo que alberga
fundamentalmente a actividades de muy baja productividad autogeneradas con el fin de
evitar situaciones abiertas de desempleo. Esta concepción se encuentra en los modelos de
Lewis (1958) y Harris y Todaro (1970). En el caso peruano, Carbonetto (1988) estimó la
magnitud de este tipo de informalidad así concebida.
Este gran debate sobre el origen y las potencialidades del sector informal urbano ha tenido
importantes contribuciones teóricas y empíricas en la década del 90 por parte de Yamada
(1996c), desde una perspectiva de mercados laborales, y Loayza (1997), desde una
perspectiva de regulación e impuestos.
Yamada (1996c) desarrolla un modelo de equilibrio general de tres sectores que trata de
incorporar las principales características del sector de autoempleo informal urbano. Las
estimaciones para el caso de Lima Metropolitana en los años 1985, 1990, 1991 y 1994
confirman la hipótesis de que existe un proporción mayoritaria de individuos dentro del
sector informal que obtienen ingresos superiores a su costo de oportunidad en el sector
formal (en forma creciente, de acuerdo a sus capacidades empresariales). Asimismo,
también se encuentra un grupo minoritario pero importante de trabajadores asalariados
informales que ganan menos que en otras opciones de empleo, por lo que se encuentran en
este sector de manera involuntaria. Por tanto, la evidencia empírica peruana sustenta una
realidad dual en el sector informal urbano.
El libro reciente del BID (2003) apoya esta visión mixta del sector informal en América
Latina. Según el informe, la mayoría de los trabajadores del sector informal se encuentran
caso de Brasil que la potencial discriminación laboral se concentra en tramos específicos (principalmente altos) de la
distribución de los ingresos de las personas.
24
en el sector por voluntad propia. Además estudios en Brasil y México señalan que la
mayoría de trabajadores del sector autónomo prefieren esta situación que les brinda mayor
independencia y mayores salarios respecto al sector formal. El tema del empleo informal en
el Perú ha sido investigado también recientemente por la OIT (Chávez et. al. 1998).
Como se señaló anteriormente, durante los años setenta y ochenta el Perú mantuvo una
legislación laboral altamente rígida. El exceso de protección resultante habría sido uno de
los detonantes de la caída en la productividad laboral peruana en esas décadas26, por lo que
se hizo necesaria una flexibilización de la legislación laboral (Saavedra 2000). La Ley de
Fomento del Empleo promulgada en 1991 marcó un hito en la flexibilización del mercado
laboral al establecer la estabilidad laboral relativa, reducir los costos de despido y permitir
la existencia de innumerables tipos de contratos temporales. Asimismo, la Ley de
Negociaciones Colectivas (1992) modificó sustancialmente las reglas de negociación
salarial, la conformación de sindicatos y la legislación sobre huelgas. La Constitución de
1993 consagró el principio de protección contra el despido arbitrario a través de una
indemnización y las leyes posteriores se encargaron de consolidar estas reformas
promulgadas entre 1991 y 1993.
Las propuestas sobre qué hacer para promover un incremento más acelerado de generación
de empleo adecuado, en este nuevo contexto de legislación laboral flexible y economía de
mercado se han presentado en varios momentos recientes. Se destacaría en primer lugar el
primer capítulo del libro de Yamada (1996a) que orientó las políticas del MTPE entre 1996
y 1998. Luego destacaría el capítulo de Saavedra (2000) en el libro de la “Reforma
Incompleta” que da cuenta de lo que se hizo y no se hizo durante la década del 90. Más
recientemente destacan el artículo de Chacaltana (2003) con una visión actualizada de los
retos en el área de empleo distinguiéndolos en desafíos de corto y mediano plazo; y las
26
Véase al respecto, Morón, Carranza y Fernández-Baca (2003).
25
propuestas de García y la Red de Empleo auspiciada por el CIES (2004), que vinculan la
problemática de empleo a la competitividad macroeconómica del país.
Existe consenso de que, luego del proceso de reformas de los noventa, el Perú experimentó
un proceso de expansión económica que incrementó los niveles de empleo (Saavedra 2001
y 2003). Sin embargo, no se incrementó significativamente el nivel de productividad por lo
que los salarios reales permanecieron estancados. Asimismo, los niveles de informalidad se
incrementaron y la generación de empleo se concentró en aquellos sectores con menor
productividad. Por ello se sigue concluyendo que el principal problema del Perú (y de
América Latina) es la baja calidad de los empleos (BID 2003).
La liberalización del comercio exterior fue uno de los componentes de las reformas
económicas de inicios de los noventa. La expansión del comercio internacional debería
haber impactado el patrón de utilización de los factores de producción, entre capital y
trabajo; y además la composición del trabajo entre los distintos sectores de la economía. El
análisis teórico tradicional predice que una apertura al comercio internacional por parte de
los países en desarrollo dinamizaría su sector exportador de bienes intensivos en mano de
obra no calificada, y debería registrarse un aumento en los niveles de empleo e ingresos de
los trabajadores menos educados. Sin embargo, el BID (2003) concluye que, contrario a las
expectativas teóricas, ha habido poco cambio estructural en el empleo como consecuencia
de la apertura comercial. En todo caso, el resultado más claro has sido el aumento en la
desigualdad salarial a favor de la mano de obra calificada (en aparente contradicción con la
teoría de Heckscher-Ohlin y Stolper-Samuelson)27
27
La razón principal que se esgrime para explicar esta aparente paradoja es que América Latina y el Perú no tendrían
abundancia relativa de mano de obra de poca calificación (comparado con China, por ejemplo) sino que serían economías
abundantes en recursos naturales cuya utilización competitiva demanda crecientemente mano de obra calificada.
26
de la apertura28. Este proceso de liberalización comercial tendría un efecto negativo sobre el
nivel de empleo en el corto plazo, ya que los sectores que se contraen expulsarían
trabajadores a una tasa más alta que la absorción de empleo por parte de los sectores que se
expanden.
La tesis principal de García (2003) es que durante la década del 90 las empresas peruanas
se mantuvieron competitivas, a pesar de la caída del tipo de cambio real, gracias a la
compresión de los costos laborales (que fue producto fundamentalmente de la
hiperinflación de finales de los 80s). Evidentemente, esta dinámica de ajuste no puede
continuar de manera permanente por lo que hay que buscar otras formas de aumentar la
competitividad de nuestras empresas y del país.
Según García, la inversión privada, sobre todo en bienes transables (que, es fundamental
para la creación de empleo adecuado), estaría estancada debido a un problema de
insuficiente rentabilidad y competitividad. Es cierto que el presente es unos de los ciclos de
reactivación económica con menor crecimiento de la inversión privada. Además de la
estabilidad macroeconómica y de las reglas de juego (que lamentablemente se ven
afectadas con demasiado ruido político), los empresarios necesitan una tasa de retorno
esperada lo suficientemente atractiva como para animarse a invertir en nuevos proyectos.
28
Los resultados obtenidos por Saavedra (1997), muestran que se habría perdido como máximo 91 mil empleos como
consecuencia de la liberalización.
27
La primera fórmula que discute García para aumentar la rentabilidad de la inversión
privada es con una política explícita de ganancia de tipo de cambio real. Sin embargo, los
problemas para llevar a cabo esta política son especialmente álgidos en economías de alta
dolarización como la nuestra debido a los denominados “efectos de balance general”. En
pocas palabras, este efecto alude a que un aumento del tipo de cambio real incrementa el
nivel de endeudamiento real de las empresas y causa la creciente imposibilidad de servir la
deuda bancaria y acceder a financiamiento, causando una crisis en el sector real y
contagiando la misma al sector financiero y toda la economía. El BID (2003) recopila
evidencia internacional y simulaciones que señalan que una depreciación de 20% en el tipo
de cambio real causaría una caída similar en el empleo agregado para economías con 75%
de dolarización de pasivos.
28
En cuanto a la innovación tecnológica, es un poco curioso por decir lo menos que a pesar
del consenso provocado por las nuevas teorías del crecimiento originadas por Lucas y
Romer acerca del papel de la tecnología y las innovaciones para aspirar a un sendero de
crecimiento alto y sostenible no se haga mucho por una política nacional de ciencia y
tecnología orientada por aumentos de productividad (fomentar redes, asociaciones, centros
de excelencia, y mercados, incluyendo de financiamiento, de servicios tecnológicos).
Sin embargo se han realizado importantes esfuerzos apoyados por la OIT y el CIES para
determinar los niveles de generación de empleo de sectores como agricultura y turismo.
Jaramillo (1999) realizó un estudio en el que relaciona el crecimiento del sector agrícola
con el empleo. El autor plantea tres escenarios alternativos de crecimiento del sector
agrícola y sus efectos en la generación de empleo29, incluso en el peor de los escenarios, el
crecimiento del empleo sectorial generado por el sector agrícola (que fluctúa entre 3.1% y
6.1%) es más alto que el crecimiento de la PEA rural (1.7%). En otro trabajo relacionado,
Jaramillo analizó las restricciones de oferta y demanda en la capacitación laboral en la
agricultura de la costa (Jaramillo 2003). El autor propone la promoción de una oferta de
servicios de capacitación y asistencia técnica con subsidios públicos parciales, temporales y
decrecientes en el tiempo, orientados a la demanda por estos servicios y descansando en la
asociatividad de los productores y su participación activa en este esfuerzo.
En relación con el turismo, Chacaltana (1999) analizó los subsectores que se relacionan con
el turismo, como hoteles y restaurantes, luego determinó el potencial de generación de
empleo en base a una serie de supuestos necesarios ante la falta de datos. Por ejemplo, se
supuso que el multiplicador del turismo para determinar el efecto indirecto en el empleo es
29
de 1.530. Según la ENAHO en 1997 el turismo sustentó el 5.2% del empleo en el Perú
urbano de forma directa. Además el sector turismo favorece el ingreso de divisas a la
economía que afectan indirectamente al empleo. Sin embargo, uno de los problemas
identificados es el lento desempeño de la oferta que no se ajustaría velozmente a un
crecimiento rápido de la demanda, formándose un “cuello de botella”. Así, el desarrollo de
este sector debe ser prioritario ya que es bastante prometedor en términos de creación de
empleo. Considerando proyecciones mundiales de turismo, en un escenario moderado se
generarían 334 mil empleos directos en esta década.
29
“En un escenario moderado, el sector contribuirá directamente con un poco más de 114,000 puestos de trabajo anuales.
A través del ahorro de divisas se podrán generar 44,600 puestos adicionales” (Jaramillo 1999)
30
Se sabe que a escala internacional este multiplicador se encuentra entre 0.8 y 2.5 (Archer 1989)
31
Otras reformas sustantivas en los programas del MTPE realizadas desde 1996 fueron: la modernización del sistema de
estadísticas laborales (a través del Programa de Estadísticas y Estudios Laborales), la implementación de un sistema de
información laboral y colocación (a través de sistemas descentralizados manejados por ONGs y gremios empresariales y
Proempleo, atendiendo a los problemas de información y emparejamiento discutidos en Yamada y Jaramillo 1998), la
promoción de la intermediación de grupos organizados de oferta laboral femenina (a través del programa Profece) y el
sistema de difusión de la legislación laboral (a través del Prodlab).
32
Los elementos indispensables para una evaluación de impacto rigurosa son una línea de base (es decir, la situación antes
de la intervención del programa) y un grupo de control (no beneficiado por el programa pero lo más parecido posible al
grupo beneficiario en términos de sus características observables y no observables) a fin de comparar el cambio ocurrido
30
sobretodo para el caso de las mujeres (véase MTPE 1998, Chacaltana y Saavedra 2001, y
Ñopo, Robles y Saavedra 2002)33.
En cuanto al papel del sector público en la creación de empleo temporal cabe destacar los
trabajos de Francke y Espino (2001) que evalúa el empleo generado por la construcción de
infraestructura básica en zonas pobres financiada por Foncodes y de Chacaltana (2003a)
que encuentra un impacto neto positivo aunque pequeño (24% del salario que ofrece) del
programa “A Trabajar Urbano” sobre los ingresos de sus beneficiarios.
Otro tema de promoción del empleo que adquirió fuerte impulso desde los trabajos
pioneros auspiciados por la Fundación Ebert fue el apoyo a la microempresa. Los trabajos
más importantes de Villarán (1993) y Chávez (1988) propusieron estrategias integrales de
promoción a esta fuente fundamental de generación de empleos. Más recientemente, Sierra
y Sato (2003) realizan una novedosa evaluación de los servicios de desarrollo empresarial
para las pequeñas y microempresas y proponen evitar la dispersión de los múltiples
programas existentes y su énfasis en consultoría para el incremento de la productividad de
las PYMEs.
en el grupo beneficiario luego de la intervención con el cambio ocurrido en el grupo de control y establecer el impacto
neto del programa.
33
Específicamente, Ñopo, et.al. demuestra, al realizar la medición de impacto de la sexta convocatoria, que el programa
aumenta los ingresos por hora de los beneficiarios ocupados en 18% respecto al ingreso por hora que hubieran alcanzado
en caso de no haberse beneficiado del mismo. Además la inserción laboral en los beneficiarios es 6% mayor respecto a los
no beneficiados con el programa. Finalmente, los beneficiarios trabajan 5.5% horas más respecto a quienes no pasaron por
el programa. Al cuantificar estos tres efectos se calcula que los beneficios globales logrados ascienden a US$ 789 mil al
año.
34
Una versión previa de esta sección con información actualizada hasta junio del 2003 fue publicada en la revista Punto de
Equilibrio de Octubre 2003 bajo el título “Empleo: Discurso versus realidad”.
31
nuevos empleos” (comparando el número de empleos totales en el primer trimestre del
2003 con aquél en el período julio-setiembre 2001, primer trimestre de gestión del gobierno
actual) (PCM 2003). Sin embargo, de acuerdo a una encuesta de opinión pública realizada
por Apoyo a mediados del 2003, el 72% de la población de Lima Metropolitana
consideraba que “al finalizar el segundo año del gobierno del Presidente Toledo, el aspecto
de generación de empleo había empeorado”35. A continuación tratamos de reconciliar estas
dos versiones de la realidad discutiendo una variada gama de dimensiones del bienestar
laboral que se pueden analizar con las cifras oficiales disponibles hasta diciembre del 2003.
Generación de empleo
En segundo lugar, no obstante, la misma encuesta para los meses subsiguientes indica
resultados mucho más sombríos y más a tono con la percepción pesimista de la ciudadanía.
Por ejemplo, al comparar el trimestre móvil octubre-diciembre 2003 contra similar
trimestre del 2002 encontramos que el número de ocupados en realidad se redujo en 75,200.
En tercer lugar, y como síntesis, podemos realizar una comparación bianual, entre el último
trimestre del 2003 y aquél del 2001, e indicar que, durante los dos primeros años de gestión
del gobierno actual sólo se han generado en términos netos 80,300 puestos de trabajo en
Lima Metropolitana, lo que implica un incremento total de 2.3% en el número de empleos,
tasa muy inferior al crecimiento de la fuerza laboral potencial en el mismo período. Como
35
Sólo un 23% de los limeños consideraba que la situación del empleo había mejorado.
32
quedará claro más adelante, prácticamente todos estos empleos adicionales se sitúan dentro
de la categoría del subempleo por ingresos.
Las cifras de las Encuestas de Variación de Empleo que realiza el Ministerio de Trabajo y
Promoción del Empleo (MTPE) en las empresas con 10 y más trabajadores en el Perú
Urbano (Lima Metropolitana y 17 ciudades principales) confirman la tendencia general del
empleo registrada al nivel de los hogares en Lima. El índice promedio de empleo en las
principales ciudades del país en el trimestre móvil setiembre-noviembre del 2003 ha sido
2.8% mayor que el índice para similar período en el 2001. Sin embargo, a diferencia de lo
ocurrido durante los trimestres anteriores, la generación de empleo en Lima ha tenido un
incremento menor al incremento del empleo en el resto del país (2.6% versus 3.1%).
Desempleo y subempleo
Esta débil generación de empleo total ha tenido como contrapartida un incremento en los
indicadores tradicionales de desempleo abierto en los últimos dos años. En Lima
Metropolitana, el número de desempleados se ha incrementado en términos absolutos de
341,2 a 372,4 mil, al comparar el trimestre móvil octubre-diciembre 2001 y similar
trimestre en el 2003. Por su parte, la tasa de desempleo ha aumentado de 8.9% a 9.4% para
los mismos períodos de comparación. No hay bases objetivas entonces, por el lado del
empleo total o el desempleo abierto, para esperar que la población perciba una mejora
importante en su situación laboral. Sabemos, además, que en el Perú el desempleo abierto
no es una opción viable para muchas personas que no tienen activos acumulados suficientes
ni una red de protección social privada o pública para financiar un episodio significativo de
desempleo. Dichas personas recurren a formas ingeniosas o desesperadas de generación de
ingresos y caen usualmente dentro de la peruanísima categoría de subempleo.
33
población en condiciones de pobreza y, por tanto, tiene un valor importante para la
prioridad que le da el gobierno a la lucha contra la pobreza. Pues bien, el subempleo
invisible se ha incrementado de 35.6% en el trimestre octubre-diciembre 2001 a 39.9% en
similar trimestre del 2003, lo cual implica que 211,200 personas adicionales no pueden
cubrir la canasta básica de consumo familiar con sus ingresos laborales. Por tanto, existe un
retroceso adicional en esta dimensión laboral tan importante en el contexto peruano.
Sin embargo, cabe anotar que la otra dimensión del subempleo: el subempleo visible o por
horas, ha tenido una evolución positiva. El subempleo visible se calcula como la proporción
de la fuerza laboral que trabaja menos de 35 horas semanales por causas involuntarias y ha
disminuido de 17.1% en el trimestre octubre-diciembre 2001 a 15.9% en similar trimestre
del 2003.
34
los grupos de edad, jóvenes y adultos. Asimismo, en períodos de bonanzas anteriores, como
a mediados de la década pasada, la evidencia fue más bien contraria: con el crecimiento
económico, la PEA creció por encima de su tendencia para aprovechar las oportunidades
laborales que aparecieron. Habría que investigar si es que está ocurriendo un fenómeno
persistente de desaliento y salida de la PEA, a pesar del contexto de crecimiento actual, y
evaluar sus potenciales consecuencias, tales como aumentos en actividades ilegales y
delictivas, por ejemplo.
Ingresos laborales
De acuerdo a los últimos datos de la EPE del INEI, el ingreso nominal promedio mensual
de los trabajadores de Lima Metropolitana durante el año 2003 fue 3.4% mayor al ingreso
promedio mensual registrado en el año anterior. En segundo lugar, en términos de ingresos
por hora (dividiendo el ingreso promedio mensual entre el número total de horas
trabajadas), el incremento nominal es de 2.7%. Ambas variables se han incrementado
ligeramente en términos reales, 1.1% y 0.5% respectivamente, lo que abonaría por una
mejoría en la situación laboral, al menos en el caso de los limeños con empleo. No
obstante, la distribución de estas ganancias promedio habría tenido un patrón regresivo, a
juzgar por el incremento en cuatro puntos porcentuales del subempleo por ingresos (en
consecuencia, las remuneraciones reales estarían disminuyendo en la parte baja de la
distribución).
Horas trabajadas
Una dimensión poco estudiada en las áreas de empleo, calidad de vida y pobreza en el Perú
concierne al número total de horas efectivamente trabajadas. Su análisis es importante para
35
comprender mejor los niveles y evolución del bienestar de los hogares en el Perú y reducir
la brecha entre la interpretación del conjunto de estadísticas que se ofrece a la opinión
pública y la percepción de la ciudadanía sobre su calidad de vida y bienestar (otra
dimensión ausente en el análisis es la creciente sensación de inseguridad laboral debido a la
reducción de la duración promedio de los empleos).
Como resultado de la crisis económica de largo plazo en el país (que ha afectado no sólo la
remuneración mensual real sino la remuneración real por hora), los individuos tienen que
apelar a incrementar el número de horas trabajadas en la ocupación principal y el trabajo
secundario para tratar de mantener sus niveles reales de ingreso. Dicho comportamiento
podría ser exitoso en términos de sostener un consumo real mínimo (por ejemplo, por
encima del umbral de la pobreza absoluta) pero afectar, no obstante, los niveles de bienestar
del individuo y su familia en términos de mayor fatiga y saturación en el trabajo, menor
tiempo disponible para el descanso y esparcimiento, menores horas dedicadas a la crianza
de los hijos y su inversión en capital humano, mayores riesgos de problemas sociales
infantiles y juveniles, etc.
La última EPE del INEI aporta dos datos importantes al respecto. El número promedio de
horas trabajadas en Lima Metropolitana es de 49.1 horas semanales pero un 45.9% de la
población ocupada labora jornadas superiores a las 50 horas semanales y que pueden
exceder las 70 horas semanales. De hecho, alrededor de uno de cada cinco trabajadores (el
19.5%) trabaja ¡más de 70 horas semanales!. Comparando encuestas a principios de las
últimas dos décadas (1991 y 2001) se encuentra que el número total de horas trabajadas se
ha incrementado de un promedio de 44.2 a 48.1 horas semanales y que han habido
desplazamientos importantes hacia jornadas superiores a las 55 horas semanales.
Comentarios finales
36
respecto, sino la mala situación laboral reflejada objetivamente en el conjunto de
estadísticas de empleo, desempleo, subempleo, ingresos laborales y horas trabajadas.
Por otro lado, se reciben constantemente señales contradictorias de varios frentes (Tribunal
Constitucional, Congreso, Ministerio de Trabajo, etc.) sobre la permanencia de la
legislación laboral actual, lo que ha aumentado la incertidumbre y el temor al regreso de
opciones exclusivas y excluyentes de estabilidad laboral. Estos vaivenes y ruido político y
legislativo dificultan también un mayor dinamismo de la demanda laboral por parte de las
empresas.
37
pretende seguir utilizando a la CTS como una medida de impulso a la demanda agregada, al
otorgar la libre disponibilidad del 100% de los depósitos acumulados, en vez de fortalecer
su propósito original de fondo para financiar períodos de desempleo36.
El material revisado por este ensayo demuestra que el área de economía laboral en el Perú
ha progresado enormemente en los últimos años debido a la producción sustantiva de un
gran número de investigaciones que nos ayudan a comprender mejor cómo funcionan los
mercados laborales en el Perú. Qué factores determinan la oferta y demanda laboral, cómo
se explican los niveles de empleo, desempleo y subempleo en el Perú, cómo se explican las
diferencias en las remuneraciones, entre otros, son algunos de los temas que ahora
conocemos con mayor profundidad. Sin embargo, como toda disciplina reciente, todavía
necesita avanzar más en una serie de áreas que pasamos a reseñar brevemente para
concluir.
En el área de demanda de trabajo, los diversos estudios reseñados coinciden en señalar que
a nivel agregado tanto los índices de actividad económica como los costos laborales
influyen moderadamente en los niveles de contratación formal (el primer factor en mayor
medida, y con mayor potencial futuro, que el segundo). Sin embargo, es necesario
profundizar los estudios de empleo por sectores económicos a fin de ofrecer respuestas
precisas a interrogantes presentes y futuras tan importantes como el posible impacto en el
36
Se ha vuelto a prometer que durante el año 2004 se reestablecerá progresivamente el 100% de la intangibilidad de los
depósitos acumulados por CTS para que sirvan de protección adecuada contra el desempleo. Sin embargo, al mismo
tiempo se aprobó con gran publicidad una norma que autoriza la utilización de hasta el 80% de los fondos acumulados por
CTS para la adquisición de viviendas de interés social, desvirtuando nuevamente el objetivo de protección contra el
desempleo de la CTS.
38
empleo agregado y los ingresos de los próximos y potenciales acuerdos de integración
económica con los Estados Unidos, el continente americano en su conjunto, la Unión
Europea y países importantes de Asia como Tailandia. Desde esta misma perspectiva, se
necesita revisar con datos frescos y robustos las estimaciones de elasticidad empleo del
crecimiento global y sectorial y su impacto sobre la reducción sostenida del subempleo, la
informalidad y la pobreza, a fin de evaluar el realismo de las metas nacionales e
internacionales en la materia37. Otro tema crucial de actualidad nacional es el proceso de
descentralización que ha empezado en el país el cuál llevaría en el futuro a un impulso
mayor de actividad económica en el interior del país. ¿Qué impacto sobre los niveles de
empleo regional se podría esperar de escenarios alternativos de mayor descentralización de
la inversión pública y privada en los próximos años?. Necesitamos explorar también los
fenómenos de empleo urbano alrededor de las áreas geográficas de mayor dinamismo tales
como el Cono Norte de la capital y ciudades intermedias del país.
Otra área relativamente poco explorada desde el punto de vista cuantitativo de la economía
laboral es el fenómeno de la migración desde sus dos vertientes: interna e internacional.
37
El Perú sigue manteniendo su compromiso con la comunidad internacional de reducir sus niveles de pobreza a la mitad
en los próximos 12 años.
38
El CIES está auspiciando una investigación del autor sobre el tema a ser completada durante el año 2004. Véase
Yamada (2003b). A diferencia de las realidades de países desarrollados en donde el mayor grado de asalariamiento y
formalización de la fuerza laboral implica poca variabilidad de las horas trabajadas, en el caso peruano se encuentran
variaciones importantes en el número de horas trabajadas por sector de empleo, grado de formalización, características
socio demográficas y momento del ciclo económico.
39
Los grandes trabajos sociológicos y antropológicos sobre la migración interna del campo a
las ciudades en el Perú no han tenido como contrapartida investigaciones específicas de
economía laboral39. Por otro lado, un punto que está adquiriendo relevancia es el tema de la
migración internacional de nuestra fuerza de trabajo. ¿Cómo se distribuye esta migración
en términos de sus características socioeconómicas? ¿Cómo afecta a la distribución de la
fuerza laboral que permanece en el país? ¿Es esta migración monotónicamente creciente de
acuerdo al nivel de riqueza de la familia o de capital humano del individuo (fenómenos
conocido usualmente como “fuga de talentos o cerebros”) o se concentra en los sectores
medios y medios bajos de la fuerza laboral?.
Uno de los hallazgos más importantes de ese mismo documento (BID, 2003) es que tasas
relativamente pequeñas de desempleo abierto (normalmente de un dígito) medidas en un
momento del tiempo, ocultan una realidad muy dinámica del mercado laboral en donde en
un año cualquiera se crean y destruyen empleos equivalentes por lo menos a la cuarta parte
del stock de empleo. Las investigaciones pioneras en el Perú con paneles de hogares del
MTPE (1998), Chacaltana (1999), Chacaltana y Sulmont (2004) y Herrera (2003) ya daban
39
Una excepción a la regla fue la tesis doctoral de la economista argentina Carola Pessino sobre un modelo de migración
40
cuenta de este dinamismo para el caso peruano mostrando que sólo la mitad de la PEA
permanece empleada durante todos los meses del año (lo cual es un mejor indicador que la
propia tasa de desempleo abierta para reflejar el descontento de la población con este tema).
41
individuales no implica mecánicamente que una expansión ilimitada de la educación en el
país provocará un aumento en los ingresos reales absolutos de todos los trabajadores. Para
esto es necesario un adecuado ambiente macroeconómico e institucional que incentive la
inversión complementaria en capital físico, adaptación e innovación tecnológica y aumento
de la productividad. Por otro lado, los retornos a la educación no son constantes en el
tiempo y últimamente se está experimentando un incremento en los mismos sobre todos en
los niveles de educación universitaria. Queda por probar más fehacientemente si es la
apertura económica o el progreso tecnológico el factor que ha determinado los incrementos
en los retornos a la educación.
40
Véase una aplicación reciente para el caso de Brasil en Arias, Yamada y Tejerina (2003).
41
El CIES está auspiciando una investigación de Juan Chacaltana al respecto a ser completada en el 2004. Véase
Chacaltana (2003b).
42
salariales de los trabajadores. Más bien recientemente, Saavedra y Torero (2002) han
analizado el otro lado de la medalla, encontrando un efecto negativo del grado de
sindicalización sobre las utilidades de las empresas manufactureras analizadas.
En cuanto a la legislación laboral actual, resulta muy informativo comprobar que si bien se
mantienen algunas rigideces puntuales, el Perú ha avanzado sustantivamente más que el
promedio de la región latinoamericana en la flexibilización de las relaciones laborales
formales. De acuerdo a las comparaciones internacionales realizadas por el BID (2003), el
Perú tiene índices de eficiencia y equidad en la asignación de recursos e ingresos, a través
del mercado laboral, superiores al promedio de América Latina y los Estados Unidos42. No
obstante, la brecha con el sector informal que ocupa mayoritariamente a la población sigue
siendo enorme43. A pesar de esta realidad dual subsistente, los pedidos para mover
nuevamente el péndulo en sentido contrario para aumentar las rigideces en la relaciones
laborales formales están a la orden del día provocando incertidumbre sobre la estabilidad de
la legislación laboral44. Una hipótesis que aventuramos en este sentido, es que además del
42
Sin embargo, las dimensiones en las que el Perú aparece en desventaja respecto del promedio de la región y los Estados
Unidos son en el alto costo de la estabilidad laboral (que reduce la demanda de mano de obra), en la baja cobertura de la
seguridad social (que aumenta la pérdida de bienestar debido al desempleo) y en la baja calidad de las relaciones entre
empleadores y trabajadores (que limita los aumentos potenciales de productividad de las empresas).
43
Todavía resulta muy temprano para evaluar la efectividad de la recientemente promulgada legislación laboral especial
(2003) para las microempresas que básicamente reduce los beneficios laborales en estas unidades a la mitad de aquellos
del régimen laboral general. Sin embargo, dada la poca capacidad operativa del MTPE para supervisar el cumplimiento de
estas normas se podría considerar que éste es un régimen prácticamente voluntario. En este sentido, la pregunta
interesante es si es que esta legislación resulta un incentivo suficiente para que se formalice voluntariamente algún
segmento de las microempresas.
44
A principios del 2004 la Comisión de Trabajo del Congreso tenía acumulado alrededor de 700 proyectos para modificar
la legislación laboral. Asimismo, el Consejo Nacional del Trabajo adscrito al MTPE llevaban cerca de dos años
43
nivel mismo de rigidez de la legislación laboral, el riesgo e incertidumbre que ocasionan las
variaciones frecuentes en la misma son un factor adicional que afecta negativamente la
demanda de trabajo45.
Por otro lado, el contrapeso de esta flexibilización laboral tiene que ser mecanismos de
protección eficiente contra la pérdida de empleo para toda la fuerza laboral y un Ministerio
de Trabajo y Promoción del Empleo que pueda hacer cumplir la normativa laboral de
manera efectiva. Queda pendiente por investigar los mecanismos más efectivos (y
contracíclicos) de protección social para trabajadores de empresas pequeñas, informales y
autoempleados, y el nivel mínimo de recursos públicos necesarios para un funcionamiento
eficiente de la autoridad laboral (que definitivamente supera la asignación actual de 0.9%
del Presupuesto General de la República que equivale a 0.1% del PBI)46.
Otro tema poco tratado en la economía laboral peruana ha sido el empleo en el sector
público. Ruiz (1996) desarrolló este tema analizando los determinantes del empleo tanto en
el sector privado como público para el período 1991-1994 y comprobó empíricamente que
existía una discriminación de ingresos a favor de los trabajadores del sector privado en
Lima Metropolitana. Pero el reto actual es mayor en vista de la permanente discusión sobre
la reforma del estado en el Perú. De lo que se trata es de entender a cabalidad cómo
funcionan los mercados laborales en la administración pública y qué tipo de propuesta es
viable para reformarlo. ¿Qué tipo de incentivos remunerativos, de movilidad horizontal y
vertical, de capacitación continua y de relativa estabilidad laboral son los adecuados para
conformar una burocracia pública eficiente en nuestro país?
discutiendo un proyecto de Ley General del Trabajo, indicándose que todavía no existía consenso en cerca de la mitad del
articulado.
45
Así como se ha demostrado antes que el desempeño exportador depende no sólo del nivel del tipo de cambio real (de
manera positiva) sino de la variabilidad del mismo (de manera negativa).
46
En años recientes, y a pesar de las limitaciones presupuestarias, el MTPE había reclutado y consolidado un grupo muy
competente de jóvenes profesionales de altísimo nivel técnico a cargo de sus principales programas de promoción del
empleo, que lamentablemente se ha visto desmantelado en los últimos meses.
44
misma predicción pesimista se ha hecho después de cada gran salto tecnológico de la
humanidad y la historia demuestra que dicha premonición no tiene que ser cierta. La
expansión de la producción de bienes y servicios, como consecuencia del progreso
tecnológico, termina por absorber la fuerza laboral que pueda quedar desempleada
transitoriamente por la sustitución de mayores activos tecnológicos por empleo. Por
supuesto que esta dinámica implica que se hagan realidad los aumentos sostenidos de la
productividad y producción en un país concreto como el Perú. Y esta realización no es otra
cosa que el proceso de crecimiento alto y sostenido y el desarrollo económico definitivo del
país del que depende, en última instancia, la solución de los problemas estructurales de
empleo que siempre hemos tenido.
Según el último informe del BID (2003) el progreso tecnológico, que se mide
empíricamente con los aumentos en la productividad total de los factores, explica la
dinámica reciente de los salarios pero no los aumentos en los niveles de desempleo. Por
otro lado el análisis a nivel industrial para los países latinoamericanos con datos
disponibles47 muestra que existe una relación positiva entre el crecimiento de la
productividad total de los factores y el crecimiento del empleo. A nivel peruano, la relación
dinámica que existiría entre el cambio tecnológico y los niveles de empleo ha sido un tema
poco desarrollado. Según Escobal e Iguiñiz (2000), no se ha realizado ningún estudio a
profundidad sobre este tema en los noventa.
Un último punto en esta resumida agenda pendiente de economía laboral para el futuro
cercano es la relación entre el empleo y los niveles de bienestar individual y familiar. La
aparentemente creciente insatisfacción del trabajador con sus condiciones de trabajo merece
un estudio más detallado (Escobal e Iguíñiz 2000). Esta sensación proviene tanto de la
calidad de la actividad laboral como de los ingresos obtenidos. Los principales estudios
sobre condiciones de trabajo se realizaron en la década de los ochenta. En 1982, Pedro
Galín se concentró en las condiciones de trabajo de los trabajadores industriales por turnos;
mientras que en 1989, Tovar, Gorriti y Murillo analizaron las condiciones de trabajo de los
maestros.
47
Estos países son: Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, México, Panamá y Venezuela.
45
La insatisfacción laboral generalizada se relacionaría con la prolongación de las jornadas
diarias, la falta de correspondencia entre las actividades realizadas y las habilidades propias
del individuo, la inseguridad laboral y el prestigio social del tipo de actividad laboral
realizada (Schuldt 2003). La economía de la felicidad, que entre otras dimensiones
relaciona los temas del bienestar con el empleo, se ha desarrollado en países como España
(Argyle s/f) y Estados Unidos (Winkelmann 1998) y necesita empezar a discutirse en el
Perú48.
48
Los artículos de Schuldt (2003) y Webb (2003) son buenas muestras de un incipiente debate al respecto.
46
III. Bibliografía
Arias, Omar, Gustavo Yamada y Luis Tejerina (2002). Educación, Antecedentes familiares
y desigualdad interracial de los salarios en Brasil. Banco Interamericano de Desarrollo,
Departamento de Desarrollo Sostenible. Documento de Trabajo. Washington, U.S.A.
BID (2003). Se buscan buenos empleos: los mercados laborales en América Latina.
Informe de Progreso Económico y Social de América Latina y el Caribe. Washington,
USA.
Bouillon, César y Gustavo Yamada (2000). Lineamientos de protección social para el caso
peruano. Documento de trabajo del BID. Washington, USA.
Borjas, George (2000). Labor Economics. 2da. ed. McGraw-Hill. Boston, U.S.A.
47
Bravo, David y Alejandra Marinovic (1997). “La educación en Chile: una mirada desde la
economía”, en Persona y Sociedad. Vol. XI. Ilades.
Callirgos, Juan Carlos (1993). El racismo: la cuestión del otro (y del uno). DESCO. Lima,
Perú.
Cermeño, Rodolfo (1987). "Caída del ingreso real, recesión del sector moderno y expansión
del sector sector informal: un enfoque microeconómico", en Revista Economía. Vol. X No.
20. PUCP. Lima, Perú.
−−− (2002a). “Desafíos de las Políticas de Empleo”. En Economía y Sociedad No. 48.
Boletín del CIES. Lima, Perú.
−−− (2003b). ¿Por qué las empresas no invierten más en capacitación en el Perú?.
Proyecto Mediano CIES. Lima, Perú.
48
Chacaltana, Juan y Norberto García (2001). Reforma laboral, capacitación y productividad,
la experiencia peruana. Documento de trabajo No. 139. OIT. Lima, Perú.
Chacaltana Juan y Denis Sulmont. (2004) “Políticas activas en el mercado laboral peruano:
El potencial de la Capacitación y los Servicios de Empleo”, en García, Norberto (ed.)
Políticas de empleo en el Perú. CIES- Red de Políticas de Empleo. Lima, Perú.
Chávez, Eliana, Ana María Yánez y otros. (1998) Perú: el sector informal frente al reto de
la modernización OIT. Lima, Perú.
De Soto, Hernando (2000). El misterio del capital. Por qué el capitalismo triunfa en
occidente y fracasa en el resto del mundo. Lima. Editorial El Comercio.
Duryea, Suzanne y Miguel Szekely (1998) Los mercados laborales en América Latina: La
historia de la oferta. Documento de trabajo. Banco Interamericano de Desarrollo, Oficina
del Economista Jefe. Washington, U.S.A.
49
Ehrenberg, Ronald G. (2000) Modern labor economics : theory and public policy. Addison
Wesley Longman, Inc. Massachusetts, U.S.A.
Ermida, Oscar y Jorge Rendón (1989). Negociación Colectiva en las Empresas del Estado.
ADEC-ATC. Asociación Laboral para el Desarrollo. Lima, Perú.
Franke, Pedro y Juan Pedro Espino. (2001) “Los Programas de Inversión Social y la
generacion de empleo: El caso de Foncodes”, en García, Norberto (ed.) (2004) Políticas de
empleo en el Perú. CIES- Red de Políticas de Empleo. Lima, Perú.
Galín, Pedro (1982). Condiciones de trabajo de los trabajadores por turnos de la industria
en el Perú. OIT-CIAT-PIACT. Lima, Perú.
Gamero, Julio. (2002) “La Ley de Okun para Lima Metropolitana”, en Empleo y
microempresa en Lima Metropolitana: entre el desempleo y la sobrevivencia. DESCO.
Lima, Perú.
Gárate, Werner (1994). En qué trabajan las mujeres. Compendio estadístico, 1980-1993.
ADEC/ATC. Lima, Perú.
−−− (2002). La Ley de Okun en el Perú: 1970-2000. Documento de Trabajo No. 212.
Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima, Perú.
50
Garavito, Cecilia, María Elena Vattuone y Fortunata Solorio (1997). La investigación de
género en el Perú. Serie Investigaciones Breves No.6. Consorcio de Investigación
Económica y Social. Lima, Perú.
Hamermesh, Daniel (1986). “The Demand for Labor in the Long Run”, en Orley C. y
Richard Layard ed.Handbook of Labor Economics. Ashenfelter, Amsterdam : North-
Holland
Hamermesh, Daniel y Albert Rees (1983). The economics of work and pay. Harper &
Row. New York, U.S.A.
Henríquez, Narda y Javier Iguiñiz (1983). El problema del empleo en el Perú. Pontificia
Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial.
Herrera, Javier y Nancy Hidalgo (2002). “Vulnerabilidad del empleo en Lima”, en Boletín
del Instituto Francés de Estudios Andinos. Vol. 31. No. 3. Lima, Perú.
51
−−− (2003). Ficha Técnica de la EPE. Trimestre Móvil Noviembre 2003 – Diciembre –
Enero 2004. Lima, Perú.
Lewis, Arthur (1954). “Economic Development with Unlimited Supplies of Labor” en, The
Manchester School of Economic and Social Studies, mayo.
Loayza, Norman (1997) The Economics of the Informal Sector: A Simple Model and Some
Evidence from Latin America, World Bank Policy Research Working Paper 1727.
−−− (2003). Fichas Técnicas de las Encuestas. PEEL – MTPE. Lima, Perú.
52
Morón, Eduardo, Eliana Carranza y Jorge Fernández-Baca (2003). Peru: Markets,
Government and the Sources of Growth. Documento de trabajo. Universidad del
Pacífico. Proyecto GND- LACEA. Lima, Perú.
Ñopo Hugo, Jaime Saavedra y Máximo Torero (2004). Ethnicity and earnings in urban
Peru. Mimeo. Discusión Paper No. 980. Institute for the Study of Labor (IZA). Bonn,
Alemania.
Ñopo Hugo, Miguel Robles y Jaime Saavedra (2002). Una medición del impacto del
Programa de Capacitación Juvenil Projoven. Documento de trabajo No. 36. GRADE.
Lima, Perú.
Pessino, Carola (1991). "Sequential Migration: Theory and Evidence from Peru", en
Journal of Development Economics No. 26, pp. 55-87.
Presidencia del Consejo de Ministros - PCM (2003). El Gobierno del Perú cumple sus
promesas. Presentación 25 de abril de 2003.
Ramos Li, Marlon (1996). “El rol de la educación en el mercado de trabajo: ¿capital
humano o credencialismo?”, en Yamada (1996ª). Caminos entrelazados.
Saavedra, Jaime (1997). Crisis real o crisis de expectativas? El empleo en el Perú antes y
después de las Reformas Estructurales. Documento de Trabajo No. 25. GRADE. Lima,
Perú.
53
Abusada et. al. Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico- Instituto Peruano de
Economía. Lima, Perú.
−−− (2003) “Labor Markets during the 1990s” en Kuczynski, Pedro Pablo y John
Williamson (ed) After the Washington Consensus, Restarting Growth and Reform in Latin
America. Institute for International Economics.
Saavedra, Jaime y Máximo Torero (2000). Labor market reforms and their impact on
formal labor demand and job market turnover: The case of Peru. Documento de trabajo.
Banco Interamericano de Desarrollo. Washington, U.S.A.
−−− (2002). Union density changes and union effects on firm performance in Peru.
Documento de trabajo. Banco Interamericano de Desarrollo. Washington, U.S.A.
Sierra, Juan y Enrique Sato (2003). “Políticas para mejorar la calidad de empleo en las
PYMEs” en Garcia (2004) Políticas de empleo en Perú.
Tovar, Teresa; Luis Gorriti y Emilio Morillo (1989). Ser maestro. Condiciones del trabajo
docente en el Perú. DESCO-UNESCO. Lima, Perú.
54
Valdivia, Martín y Miguel Robles (1997). “Decisiones Laborales en las Economías Rurales
del Perú”, en Notas para el Debate No. 14. GRADE. Lima, Perú.
Verdera, Francisco (1983). El empleo en el Perú : un nuevo enfoque. IEP. Lima, Perú.
−−− (1997). Mercado de trabajo, reforma laboral y creación de empleo: Perú 1990-1995.
Documento de Trabajo No. 87. IEP. Lima, Perú.
Webb, Richard. (2003) “¡Feliz Año Nuevo! La delgada línea roja entre la felicidad y las
prosperidad”, en Revista Caretas No.1804. Lima, Perú.
Welch, Finis. (1979). “Effects of Cohort Size on Earnings: The Baby Boom Babies’
Financial Bust.”, en Journal of Political Economy. Vol. 87 No. 5. Chicago, U.S.A.
Wicht, Juan Julio (1981). El empleo en el Perú. Serie Conferencias. Universidad del
Pacífico.
−−−, (ed.) (1996a). Caminos entrelazados. La realidad del empleo urbano en el Perú.
CIUP. Lima, Perú.
−−− (1996b). “Empleo y Pobreza: Los aportes de la ENNIV”, en Webb y Moncada ¿Cómo
estamos? Instituto Cuanto. Lima, Perú.
55
−−− (1996c). “Urban Informal Employment and Self-Employment in Developing
Countries: Theory and Evidence”, en Economic Development and Cultural Change. Vol.
44 N°2. Chicago, U.S.A.
−−− (2003a). “Empleo: discurso versus realidad”, en Punto de Equilibrio Año 12 N° 83.
pp:30-32
−−− (2003b). Más horas trabajadas a cambio de menos bienestar: Un estudio sobre los
determinantes y la dinámica del total de horas trabajadas en la ocupación principal y
secundaria en el Perú Urbano, 1985-2001. Proyecto Mediano CIES. Lima, Perú.
56
APÉNDICE 1:
Desde la década del 60, el MTPE se encargó de llevar a cabo encuestas de empleo a
muestras de hogares. Estas se denominaban “Encuestas de Niveles de Empleo”, eran
anuales y se aplicaban únicamente en Lima Metropolitana. Empezaron desde 1967 y fueron
realizadas por la Dirección Nacional de Empleo y Formación Profesional. Sin embargo, no
se cuenta con información para los años 1985 y 198849. A partir de 1996, el INEI firma un
convenio con el MTPE mediante el cual la primera institución se encarga de realizar la
“Encuesta Anual Especializada en Empleo”, ampliando su cobertura a todo el Perú
Urbano. A diferencia de las encuestas de hogares anteriores, esta última considera también
el estudio de trabajadores del hogar.
49
Las fuentes y periodos de las encuestas desde 1980 son: Encuesta de Niveles de Empleo en Lima Metropolitana, 1980-
82, Encuesta de segmentación del mercado de trabajo en Lima Metropolitana, 1983 (Proyecto CEDEP-CIIDE), Encuesta
de Niveles de Empleo en Lima Metropolitana, 1984, 1986-87, 1989-93.
50
En el año 2003, las ciudades fueron: Abancay, Huancavelica, Puerto Maldonado, Cerro de Pasco, Tumbes, Piura y
Chachapoyas. Se eligieron estas ciudades para el 2003 porque no habían sido cubiertas por las Encuestas de Hogares en
los años anteriores. Por ejemplo, en el 2002 se consideraron las ciudades de Ayacucho, Huánuco, Huaraz, Ica, Tacna,
Tarapoto y Lima Metropolitana.
51
La PEA es desagregada según sexo, edad, nivel educativo, rama de actividad y tamaño de empresa, categoría y grupos
ocupacionales, además según ingresos laborales y no laborales.
57
Con el objetivo de conocer las variaciones en la demanda de mano de obra, el MTPE
realiza la “Encuesta Nacional de Variación Mensual del Empleo” a una muestra de
empresas de 10 y más trabajadores, y a todas las empresas de 50 y más trabajadores52. Esta
encuesta es ejecutada por la Dirección Nacional de Promoción del Empleo y Formación
Profesional originalmente desde 1969. Inicialmente, se denominaba “Encuesta de
Variación de Empleo” y utilizaba como fuente principal de información los listados de
planillas de las empresas de 50 trabajadores y más de los sectores Industria, Comercio y
Servicios en Lima Metropolitana53. A partir de octubre de 1983, el MTPE entrevista a todas
las empresas de 100 y más trabajadores, esto debido a que el 80% de los trabajadores de
estas actividades se concentraban en estas empresas. Otro cambio es la consideración de
trabajadores destacados desde Enero de 199554. A partir de Setiembre de 1997, la ENVME
incluye a la pequeña y mediana empresa (entre 10 y 99 trabajadores), amplía la cobertura a
doce ciudades y al resto de ramas de actividad55 (sin considerar construcción). Actualmente
se efectúa mensualmente en Lima Metropolitana y en veinte ciudades del Perú56. Con esta
encuesta se determina la variación mensual del empleo y el índice mensual de empleo por
sectores, entre otros indicadores57.
52
En este último caso, se trata más bien de un censo más que una encuesta.
53
El MTPE recibe las hojas de Resumen de Planillas correspondientes al mes de junio de cada año.
54
Los trabajadores destacados son trabajadores de empresas especiales de servicios y cooperativas de trabajadores
enviados por éstas a otras empresas (usuarias) con el fin de realizar servicios contratados por las usuarias.
55
Las ciudades son: Arequipa, Chiclayo, Chimbote, Cuzco, Iquitos, Huancayo, Ica, Piura, Pucallpa, Puno-Juliaca,
Tarapoto y Trujillo. Las actividades son agricultura; caza; pesca; electricidad, gas y agua; y transporte, almacenamiento y
comunicaciones
56
Arequipa, Trujillo, Chiclayo, Chimbote, Piura, Cusco, Iquitos, Cajamarca, Paita, Pisco, Tacna, Pucallpa, Ica, Huancayo,
Puno-Juliaca, Chincha, Tarapoto, Huaraz, Sullana y Talara.
57
Se determina la variación mensual del empleo en Lima, Resto Urbano y a nivel Nacional Urbano, para la pequeña,
mediana y gran empresa y por sector económico. Además de la variación mensual del empleo, esta encuesta permite
obtener las causas de incorporación y retiro de mano de obra.
58
Estas actividades son Construcción de edificios, Acondicionamiento de edificios, Terminación de edificios, Preparación
de terreno y Alquiler de equipos de demolición.
58
objetivo es conocer los cambios en el volumen de demanda de mano de obra en el sector
construcción, desagregados por categoría ocupacional (empleados y obreros).
El INEI realiza desde marzo del 2001 la “Encuesta Permanente de Empleo de Lima
Metropolitana” (EPE). La población bajo estudio está compuesta por las viviendas
particulares y sus ocupantes de residencia habitual de Lima Metropolitana59. Sus
principales indicadores están relacionados con magnitud y composición del empleo,
movilidad en el mercado laboral e ingresos. Con esta encuesta se obtienen series mensuales
de la PEA tanto ocupada como desocupada, la tasa de desempleo, el ratio de ocupación, y
el promedio de ingreso mensual en Lima Metropolitana, entre otros.
59
No se considera como población objetivo a los miembros de fuerzas armadas que viven en cuarteles, barcos,
campamentos, etc. Tampoco a las viviendas colectivas (hoteles, hospitales, asilos, cárceles, etc.)
60
Por ejemplo, en 1981 se implementó un sistema computarizado para el procesamiento de la información. Además desde
1986 se realiza un cambio metodológico sustancial originado, entre otros factores, por el proceso inflacionario (se requería
un seguimiento más cercano de la evolución de las remuneraciones).
61
Además se realizaba mediante el sistema de envío por correo y llamadas telefónicas de apremio, abarcaba una muestra
de aproximadamente 2,300 empresas y se obtenía una tasa de respuesta de 80%.
62
Arequipa, Trujillo, Chiclayo, Chimbote, Piura, Cuzco, Iquitos, Cajamarca, Tacna, Pucallpa, Ica, Huancayo, Puno-
Juliaca, Tarapoto, Huaraz, Ayacucho, Huánuco, Abancay, Cerro de Pasco, Moquegua, Puerto Maldonado, Huancavelica,
Tumbes y Chachapoyas.
59
MTPE63. Considera a una muestra de empresas de diez y más trabajadores y a todas las
empresas con más de cincuenta trabajadores. La encuesta es trimestral pero las actividades
consideradas son distintas cada trimestre, es decir, se entrevista a las empresas de un sector
determinado una vez al año64. Su objetivo es conocer las remuneraciones y los niveles de
empleo según cada ocupación específica65 y la distribución de las ocupaciones específicas
por actividad económica.
63
La cobertura de esta encuesta fue ampliada entre el 2000 y 2001, abarcando ciudades como Arequipa, Cuzco, Iquitos,
Chimbote y Trujillo. Sin embargo no se pudo mantener este nivel de cobertura y actualmente sólo se realiza en Lima
Metropolitana.
64
En el Primer Trimestre considera: Transporte, Almacenamiento y Comunicaciones; Establecimientos Financieros y
Seguros; y Restaurantes y Hoteles. En el Segundo, Industria de Bienes Intermedios y de Capital; y Electricidad, Gas y
Agua. En el Tercero, Construcción y Comercio al por Menor. Finalmente, en el Cuarto Trimestre incluye: Industria de
Bienes de Consumo (Alimentos y Bebidas) e Industria de Bienes de Consumo (Textiles, Confecciones y Calzado)
65
El nivel de detalle de las ocupaciones específicas toma en consideración los cuatro dígitos de la Clasificación
Internacional Industrial Uniforme.
60
APÉNDICE 2:
Esta función de producción asume que los distintos tipos de trabajo se pueden agregar en
un solo factor aunque en la realidad los trabajadores son bastante distintos entre sí.
61
Gráfico 1: Curvas de producto total, producto marginal y producto medio del trabajo
Gráfico 1A Gráfico 1B
Beneficios = PQ − wL − rK
Donde P es el precio del producto, w la remuneración por hora y r el precio de una unidad
de capital. Se asume además que la empresa es perfectamente competitiva por lo que el
nivel de precios (P) se encuentra dado.
62
La decisión de contratación en el corto plazo
Se define el corto plazo como aquel periodo de tiempo dentro del cual el nivel de capital
(K) se mantiene constante. En este caso la empresa puede determinar el valor de la
producción de una hora adicional de trabajo al multiplicar el producto marginal del trabajo
(PMgL) por el nivel de precio (P). Esta cantidad es conocida como el valor del producto
marginal del trabajo (VPMgL).
VPMgL = P × PMgL
Dado que el precio es constante, la curva del VPMgL se obtiene al desplazar la curva de
PMgL por el monto P. Así también, se puede definir el valor del producto medio del trabajo
como VPMeL = P × PMeL .
Max π = PQ( L , K 0 ) − wL − rK 0
Para ello, se deriva parcialmente respecto a la variable que se puede escoger, L, y luego se
iguala a cero (condición de primer orden).
∂π ∂Q
=P −w
∂L ∂L
∂Q
P −w=0
∂L
∂Q
P =w
∂L
63
P × PMgL = w
En el caso que el salario sea w2, la empresa contrataría L2 horas, sin embargo, el valor
promedio de cada hora es menor al salario, así la contribución individual total de cada
trabajador resulta menor al costo total del mismo para la empresa en los puntos donde
VPMgL > VPMeL, por lo que el tramo relevante de la curva VPMgL es aquel que tiene
pendiente negativa debajo del punto de intersección entre VPMgL y VPMeL.
64
Gráfico 2: La decisión de contratación de la firma en el corto plazo
65
Gráfico 4: La curva de demanda de trabajo de corto plazo para la industria
Q = f ( L, K )
Isocuantas
66
Gráfico 5: Isocuantas
La pendiente de la isocuanta está determinada por el ratio del producto marginal del capital
(PMgK) y el producto marginal de las horas de trabajo (PMgL). El valor de la pendiente es
conocido también como la tasa marginal de sustitución técnica. Otra característica de las
isocuantas es que son convexas al origen, esto se relaciona con el cambio de la tasa
marginal de sustitución técnica en la medida que se produce, por ejemplo, con mayores
niveles de capital y menores niveles de trabajo.
La recta isocosto
67
Gráfico 6: Isocosto
La decisión de producción
Max π = PQ − CT
Max π = PQ( L , K ) − wL − rK
π L = PQL − w
π K = PQK − r
Donde π L y π K son las derivadas parciales del beneficio respecto al trabajo y capital. Luego
se iguala a cero.
68
PQL − w = 0
PQK − r = 0
Nótese que la curva de demanda de trabajo de largo plazo es más elástica que la de corto
plazo. Esto se comprueba con las leyes de Hicks-Marshall de demanda derivada, las que
establecen los determinantes de la elasticidad de la demanda de trabajo. De acuerdo a éstas,
la elasticidad de la demanda de trabajo será más alta: 1. En la medida que la elasticidad
precio de la demanda de bienes sea mayor. 2. Cuanto más fácil sea sustituir trabajo por
otros factores. 3. Cuanto más elástica sea la oferta de los otros factores, y, 4. Cuanto mayor
sea la proporción del costo laboral dentro del costo total.
Tomemos los casos de las tres primeras leyes. La elasticidad precio de los bienes finales es
mayor en el largo que en el corto plazo. Por otro lado, las posibilidades de sustitución entre
capital y trabajo sólo suceden en el largo plazo. Por último, la oferta de los otros factores es
más elástica en el largo plazo. Por tanto, la demanda de trabajo es más elástica en el largo
plazo que en el corto plazo.
69
Gráfico 7: Curva de demanda de largo plazo
Q = ALα K β
70
π = PQ( L , K ) − wL − rK
Donde P es el precio del bien final, w el salario por unidad de tiempo y r el costo para el
productor de cada unidad de capital. Además dado que en el corto plazo el nivel de capital
es constante (K0) la función de beneficio es:
π = PQ( L , K ) − wL − rK 0
0
1/ β
αPA
L* = K0
w
La pendiente de esta función está dada por:
∂L 1
= (αPA)1 / β − w −1 / β −1 K 0
∂w β
Se deriva la función de demanda de trabajo de largo plazo sobre la base de una función de
producción Cobb-Douglas,
Q = ALα K β
71
Al igual que en el caso de la curva de corto plazo, Q es el nivel de producción total; A, el
factor tecnológico; L, la cantidad de horas de trabajo; K, la cantidad unidades de capital y
α,β son los parámetros de la función de producción. Así también α + β = 1 y
α , β , L, K , Q , A ≥ 0 .
π = PQ( L , K ) − wL − rK
En esta ecuación P es el precio del bien final, w el salario por unidad de tiempo y r el costo
para el productor de cada unidad de capital. Luego de maximizar esta función se obtiene la
función de demanda de trabajo de largo plazo:
r α
L* = K
w β
∂L r α
=− 2 K
∂w w β
72
FUNCION DE OFERTA DE TRABAJO
El marco teórico que se emplea generalmente para analizar la oferta de trabajo es el modelo
neoclásico de ocio-trabajo. El objetivo de este modelo es identificar los determinantes de la
decisión de trabajar, y en caso que lo haga, determinar cuántas horas elige trabajar. Dentro
de este modelo se considera un individuo representativo que obtiene utilidad del consumo
de bienes (C), y del consumo de ocio (O). Para simplificar, se agrega el valor de todos los
bienes que el individuo puede consumir, y se define como C al valor total de los bienes que
la persona compra durante un período determinado (medido en unidades monetarias). La
variable O mide las horas de ocio que una persona consume o disfruta (incluyendo las horas
de sueño, alimentación y ocio propiamente dicho) en el mismo período de tiempo.
Curvas de Indiferencia
En el modelo se asumirá que tanto el consumo como el ocio son bienes, es decir, a medida
que se incrementan el individuo obtiene mayor utilidad.
En el siguiente gráfico se presentan unas curvas de indiferencia, que muestran las distintas
combinaciones de consumo y ocio que brindan un mismo nivel de utilidad (U1 o U2). Las
combinaciones de consumo y ocio correspondientes a la curva de indiferencia U2 brindan
mayor satisfacción que las combinaciones correspondientes a la curva U1. Las curvas de
indiferencia se caracterizan por tener pendiente negativa y por no intersecarse entre ellas.
73
Gráfico 8: Curvas de indiferencia
El nivel de utilidad varía en la medida que se dedica una hora adicional al ocio
manteniendo constante el consumo de bienes, o en la medida que se consume un sol más en
bienes manteniendo el nivel de horas de ocio constante. Considerando que ambos son
bienes, este cambio en la utilidad debe ser positivo, y se conoce como utilidad marginal.
La restricción presupuestaria
El consumo de bienes y ocio se encuentra limitado por el ingreso de los individuos. Parte
del ingreso no depende de la cantidad de horas que se trabaje, este es el “ingreso no
laboral” (V). Si L es el número de horas que el individuo trabaja y w, la remuneración por
hora, la restricción presupuestaria del individuo es:
74
C = wL + V
Se asume además que el pago por hora es constante, es decir, que no depende del número
de horas que se trabaje. El tiempo total destinado para ambas actividades debe ser igual al
tiempo disponible en el período, es decir T horas al día o a la semana. Así T = L + O y
podemos rescribir la restricción presupuestaria como C = ( wT + V ) − wO , combinando la
restricción de ingresos con la restricción de tiempo disponible.
75
Max U = f (C , O ) sujeto a C = ( wT + V ) − wO
L = U ( C ,O ) + λ ( wT + V − wO − C )
L C = UC − λ
L O = U O − λw
L λ = wT + V − wO − C
Donde UC y UO son las derivadas parciales de la utilidad respecto al consumo y a las horas
de ocio. Luego se iguala a cero.
UC − λ = 0
U O − λw = 0
wT + V − wO − C = 0
De esta forma:
λ = UC
λ = UO / w
Finalmente w = U O / U C
Dado que la derivada parcial de la utilidad respecto a las horas de ocio y respecto al
consumo equivale a la utilidad marginal respecto a cada una de las variables, podemos
rescribir w = U O / U C como w = UMgO / UMgC . Este factor de la derecha es la pendiente
de la curva de indiferencia (tasa marginal de sustitución). Mientras que el salario (w) es la
pendiente de la restricción presupuestaria. Así la solución a la maximización se da en el
punto en que la pendiente de la curva de restricción presupuestaria es igual a la pendiente
76
de la curva de indiferencia. En el gráfico siguiente se observa que el trabajador que
maximiza la utilidad escogerá el punto R, ya que se alcanza el mayor nivel de utilidad (U0)
sujeto a la restricción de ingreso. El punto óptimo del consumo de bienes y ocio es aquel en
el que la curva de indiferencia es tangente a la recta presupuestaria.
77
destinadas al trabajo. Sin embargo, el resultado puede ser distinto, en el gráfico 11B se
muestra que en el nuevo punto óptimo se incrementan las horas de trabajo.
Estas distintas reacciones del número de horas de trabajo ofrecidas y ante cambios en la
remuneración dependen de la contraposición del efecto ingreso y del efecto sustitución. El
efecto ingreso, conocido también como efecto renta, consiste en la variación del número de
horas deseadas de trabajo causadas por una variación en el ingreso real manteniendo
constante la tasa salarial. Si se incrementa el ingreso, el consumo de bienes normales
aumenta. De esta manera, si el ocio es un bien normal, el incremento en los salarios
provocará una disminución de las horas deseadas de trabajo. Por otro lado, el efecto
sustitución muestra la variación del número de horas de trabajo originada por una variación
en la remuneración (tasa salarial) manteniendo constante el nivel de ingreso real. Dado que
la remuneración es el costo de oportunidad del ocio, un incremento en la remuneración
hace relativamente más cara una hora de ocio, por lo que se reducen las horas deseadas de
ocio y se incrementan las de trabajo. Así, según el efecto sustitución, cuando sube la
remuneración y el ocio se encarece, se sustituyen horas de ocio por horas de trabajo. En el
siguiente gráfico 12 se muestran ambos efectos, con una dominancia del efecto sustitución.
En este caso, la curva de oferta de trabajo (el número de horas de trabajo ofrecidas para
distintos niveles de remuneración por hora) tendrá una pendiente positiva.
78
Gráfico 12: Efecto ingreso y efecto sustitución
En el caso correspondiente al gráfico 11A más bien tendremos una curva de oferta de
trabajo de pendiente negativa (dominancia del efecto ingreso sobre el efecto sustitución).
También podemos tener casos mixtos. El gráfico 13 muestra distintos puntos óptimos de
elección para un individuo entre consumo y horas de ocio. Con aumentos iniciales de
remuneración (en el paso de A a B) domina el efecto sustitución por lo que estos
trabajadores reducen su demanda de ocio. Sin embargo, ante aumentos adicionales de
salarios (en el paso de B a C), domina el efecto ingreso y los trabajadores deciden disfrutar
de la riqueza conseguida aumentando su demanda de ocio. El resultado final es una curva
de oferta de trabajo que se vuelve hacia atrás.
Gráfico 13: Obtención de la curva de oferta de trabajo que se vuelve hacia atrás ante
incrementos en el salario
79
Por otro lado, como se aprecia en el gráfico siguiente, las reducciones sucesivas en el
salario pueden originar también una curva de oferta de trabajo que se vuelve hacia atrás.
Esta situación podría suceder en la parte baja de la distribución de los ingresos. Una
reducción en el salario inicial (paso de A a B) podría tener como consecuencia una
respuesta típica de reducción el número de horas deseadas de trabajo. Sin embargo, en la
medida que el salario por hora continúe bajando (por ejemplo de B a C), la búsqueda de un
nivel mínimo de consumo de subsistencia podría hacer que el individuo se vea obligado a
ofertar más horas de trabajo, originándose nuevamente el fenómeno de curva de oferta que
se torna de pendiente negativa.
Gráfico 14: Obtención de la curva de oferta de trabajo que se vuelve hacia atrás ante
reducciones en el salario
80
Gráfico 15: Derivación de la curva de oferta de mercado
81
Al maximizar la función de utilidad mediante el proceso que se ha desarrollado en la
primera parte de este apéndice se hallan los niveles óptimos de consumo y ocio (C* y O*).
Considerando que T = L + O , se obtiene la oferta de trabajo al reemplazar O* en T:
α
L* = T
α + β
Dado que α + β = 1 ,
L* = αT
U = (C − κ )α (O − µ ) β
82
De esta manera, el lagrangiano es L = αLn(C − κ ) + βLn(O − µ ) + λ ( X − wO − C )
β
L* = (1 − β )(T − µ ) − ( N − κ )
w
La derivada parcial de esta función con respecto al salario por hora es:
∂L β
= 2 (N − κ )
∂w w
Para superar este último escollo, se puede utilizar una función de utilidad más compleja
pero flexible tal como la función CES (elasticidad de sustitución constante) que se define
como:
83
[
U = α (C − κ ) − ρ + β (O − µ ) − ρ ]
−1 / ρ
Para resolver el problema de maximización con esta función, resulta practico transformarla
monotónicamente elevándola a la potencia –ρ.
U * = U − ρ = α (C − κ ) − ρ + β (O − µ ) − ρ
Siguiendo los mismos pasos que en casos anteriores de maximización con restricciones, se
obtiene la siguiente función de oferta de trabajo:
σ
β
(T − µ ) − (N − κ )
αw
L* = σ
αw
w + w
β
∂L ( N − κ )(1 − σAσ w −σ −1 ) − (T − µ ) Aσ w −σ (σ + 1)
=
∂w [
( A / w)σ + w
2
]
84
En este caso, el signo de la derivada (la pendiente de la curva) depende nuevamente de la
diferencia entre N y κ (ingreso no laboral y consumo de subsistencia) pero además del valor
absoluto de σ. La elasticidad de sustitución entre el consumo y el ocio representa el cambio
porcentual del ratio (C/O) ante un cambio porcentual de la tasa técnica de sustitución.
Ahora sí, se puede hallar una curva de oferta de trabajo que cambia de pendiente. Por
ejemplo, la pendiente puede cambiar de positiva a negativa en la medida que se reducen los
salarios. Esto sucede para los individuos que no pueden cubrir su consumo de subsistencia
con su ingreso no laboral (individuos pobres) y que además tienen una alta tasa de
sustitución entre el ocio y el consumo (σ menor a -1).
85
EQUILIBRIO EN EL MERCADO DE TRABAJO
86
persistentes aun sin las presiones institucionales aludidas. En tal caso, se postula que el
ajuste por sí sólo del mercado de trabajo (sin una intervención pública, por ejemplo,
aumentando la demanda agregada por bienes y servicios para a su vez incrementar la
demanda de trabajo agregada) sería muy lento y costoso en términos de pérdida de
bienestar.
87