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Debería evitar también la tendencia a la predicción; el perito no es un mago. Por otra parte, el
psicólogo solo debe presentar, ante los tribunales o al emitir el informe, como ciertas y
aseverativas aquellas opiniones o resultados que él considere como verdaderas de forma objetiva,
o bien citar como tales aseveraciones dudosas. Los datos sesgados con relación a la valoración de
una conducta humana, que a veces son empleados con ligereza, deben ser evitados ya que de
ellos en la práctica jurídica depende la existencia de una responsabilidad civil y penal, la
exigencia de unas medidas económicas, la privación de libertad, o la modificación de unos
derechos (custodia de los hijos) que puedan afectar profundamente a la estructura psíquica y
social de los justiciables.
En relación con el cobro de honorarios, cuando el psicólogo actúa a petición de parte, en los
procesos civiles. No debe ser el abogado quién incluya en la minuta sus honorarios, debe ser el
propio Psicólogo, quien fije el importe de esta peritación, dependiendo del pronunciamiento en la
sentencia sobre el cargo de las costas a la parte contraria y con relación al tiempo y dificultades
del informe, así como de la situación económica del informado.
El perito psicólogo puede ayudar a los abogados a reforzar sus casos de manera que respalden los
argumentos jurídicos y que además puedan defenderlos ante un juez o un tribunal. Se apoyarían
en el estatuto científico que tiene la disciplina de la psicología forense.
Hay muchas maneras de que un perito psicólogo pueda marcar una diferencia significativa
cuando comparece en los tribunales de justicia, ya sea en el ámbito civil, penal, familia o de
testamentaría: competencias, secuelas, simulación, disimulación, trastorno psicológico
preexistente, valoración del dolor y el sufrimiento.
CONCLUSION
La psicología es la ciencia que se encarga del estudio del comportamiento. Por esta razón está
cada vez más presente en los tribunales de justicia. Cada vez adquiere mayor relevancia el hecho
de que los abogados y psicólogos abarquen ambas disciplinas. La psicología forense, a través de
la figura del perito psicólogo, es la disciplina que se encarga de acercar los conocimientos de la
psicología clínica al derecho.
Interviene en los conflictos jurídicos buscando soluciones negociadas a través de una mediación
que de algún modo repare, palíe y prevenga el daño emocional y las consecuencias sociales. La
intención es encontrar una alternativa a la vía legal, donde los implicados adquieren todo el peso.
El perito psicólogo puede ayudar a los abogados a reforzar sus casos de manera que respalden los
argumentos jurídicos y que además puedan defenderlos ante un juez o un tribunal. Se apoyarían
en el estatuto científico que tiene la disciplina de la psicología forense.