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LEY DE LA ATRACCION

¿Cómo? (Parte 3)

Nota del autor: Este artículo debido a su extensión fue dividido en tres partes, a ser
publicados uno semanalmente. A continuación la Parte 3:

A partir de la primer conclusión a que llegué en el anterior artículo surge una primer
pregunta antes de profundizar dicho razonamiento:

¿Es imprescindible pedir un deseo entre dos o más personas para que se cumpla?

Ante este interrogante miré en mi pasado de la misma manera que pueden hacerlo
ustedes y puedo asegurar que para ciertas ocasiones es suficiente con que el pedido lo
haga una sola persona.

Pero esa afirmación que acabo de realizar tiene un denominador común: Siempre
funcionó para cosas pequeñas. Es decir, lo que le pasa a la mayoría que cree en la Ley
de la Atracción; saben que es verdad porque les funcionó cuando desearon cosas
pequeñas, pero ¿cómo se hace para los grandes objetivos?.

Y aquí es donde me planteo una hipótesis sobre la cual trabajar:

No será qué este procedimiento de saber aplicar correctamente esta “Ley” para
cualquier objetivo, lleva un procedimiento paulatino, donde el ir consiguiendo esos
pequeños milagros nos van dando la confianza en poder generar nuestra Fe, que es en
definitiva la principal herramienta a emplear.

Y a partir de ahí reconocer que, para que “El Reino del Cielo venga a nosotros”
(aprendamos a usar el poder de la ley de la atracción) tenemos que realizar el siguiente
paso, que es aceptar que el prójimo es parte nuestro y que debemos conseguir nuestros
mayores deseos unidos y trabajando en equipo con otra u otras personas, porque es la
manera de aceptar que todos somos uno y de esa forma el Universo nos premiará
concediéndonos esos deseos solicitados mancomunadamente por la Fe de dos o más
personas que van tras el mismo pensamiento.

Y en ese procedimiento paulatino que nos hace crecer en confianza, estimo que hay tres
actos que nos permiten obtener beneficios materiales, sentimentales o de los que cada
uno pretenda (a modo de ejemplo hablaré sobre los deseos netamente materiales).

1º- Los beneficios que obtenemos por actuar con pensamientos y actitudes positivas
diariamente, lo que nos atraerá situaciones del mismo nivel. En general acciones
motivadas por nosotros inconscientemente, aunque con este conocimiento o sabiendo de
la forma que este procedimiento actúa, podemos en forma consciente generar o proceder
con mayor continuidad con esa mentalidad positiva, tratando de ver siempre y durante
mayor tiempo las cosas de la vida como si el “vaso estuviera medio lleno”.

2º- Los beneficios que obtenemos deseándole el bien al prójimo, aun cuando este fuese
nuestro enemigo o contrincante, o incluso ayudando a terceros materialmente o
espiritualmente en forma desinteresada. Ejemplos estos que están narrados en mis
primeros artículos y donde especifico los beneficios económicos que este proceder me
trajo en los momentos en que actué de dicha forma.

Ahora ante este punto, qué pasaría si estuviéramos realmente de corazón deseándoles
todos los días y a todos nuestros enemigos el bien. ¿Ello nos traerá más beneficios
económicos? ¿Serán directamente proporcional dichos premios a la cantidad del bien
que realicemos?.

Supongamos por un momento que sea así, ¿ésto nos hará ricos?, no lo creo, podrá
hacernos tener un buen pasar, pero no será más que eso. Considero que para conseguir
todo lo que deseamos debemos concentrarnos en el tercer punto.

3º Los beneficios ilimitados que obtendremos pidiendo directamente nuestros deseos en


forma correcta por medio de nuestra mente subconsciente y solicitados en conjunto
entre dos o más personas.

SEGUNDA CONCLUSION

A partir del análisis de estos tres puntos veo que en los dos primeros obtenemos
beneficios de acuerdo a nuestras acciones (mentales y/o materiales), pero dichos
premios en cantidad y calidad serán determinados por “El Universo” a su total criterio.
Es decir, nosotros por portarnos “bien”, esa “Inteligencia Superior” nos pagará con lo
que Él quiera.

En cambio la única forma de conseguir todo lo que deseamos es impartiendo nosotros


mismos “esa orden” que será aceptada en la medida en que hagamos los pasos correctos
y acompañados de las personas correctas.

Entonces uno se podría preguntar, para qué actuar sobre los dos primeros puntos si la
“gran ganancia” surgirá sólo de aplicar el tercer punto.

Aquí reitero lo que dije al principio, los dos primeros puntos nos permiten llegar al
tercer punto e incluso me imagino que cuando uno aprenda a aplicar correctamente la
ley de la atracción, el seguir aplicando los dos primeros items nos mantendrá
agradecidos con la “Inteligencia Superior” y esto nos acerca más a Él, lo que nos
garantizará seguir manteniendo la Fe que nos permite creer en nosotros y en el prójimo.

Bien, hasta aquí llegué a lo largo de las tres partes en que dividí este artículo a dos
CONCLUSIONES que las resumo a continuación:

LA PRIMERA: Que nuestros grandes deseos los conseguimos trabajando junto a otra u
otras personas.

LA SEGUNDA: Que para llegar a ello previamente debemos aprender a tener buenos
pensamientos y a ayudar al otro, al desconocido, no sólo al que tenemos al lado y que es
nuestro amigo.

Al comienzo de este artículo exprese que iba a hacerme una pregunta para después
profundizar el concepto que quiero tratar con estos análisis.
Entonces ahora vengo a profundizar dicho concepto que es el resultante de la PRIMER
CONCLUSION:

Si obtuvimos beneficios trabajando inconscientemente pidiendo el mismo deseo con esa


persona que yo o usted tuvo o tiene al lado, ya sea en la familia, en el trabajo o entre sus
amigos, ¿qué sucedería si ya en forma consciente usted aplicara con quien formara ese
“equipo” ese conocimiento, buscando un deseo común a ambos para obtener
específicamente lo solicitado y necesitado por ambos?

¿También se haría realidad, de la misma manera que aplicando dicho procedimiento en


forma inconsciente?.

¿Y de ser así, cómo elegimos o ponemos en primer lugar el deseo común a ambos?.

Porque si ese hipotético deseo sobre el cual queremos trabajar no está arriba del todo en
la consideración de ambas personas; la que lo tiene ubicado (ese deseo solicitado en
equipo) en segundo lugar, inconscientemente mostrará falta de Fe.

Y por otro lado la otra persona que impuso el deseo, estará por contrapartida mostrando
falta de humildad por querer imponer su deseo, que en ese momento no es el deseo
mayor de todas las personas que en ese instante estén trabajando en dicho equipo.

Entonces este interrogante se resuelve de una sola manera: Experimentando, yo por mi


lado y ustedes por el suyo.

A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el


que quiera entender que entienda.

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

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