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UNIVERSIDAD TECNICA DE MANABI

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANISTICAS Y SOCIALES

BIBLIOTECOLOGIA DOCUMENTACION Y ARCHIVO

TRABAJO GRUPAL

INTEGRANTES:

Guerrero Guzmán María Teresa

Laz Esmeraldas Freddy Junior

Macías Mantuano Rosa Alba

Solórzano Cedeño Maykel Yasmani

Stiwart Morante Dennisse Elisabeth

MATERIA:

Historia de la Filosofía

NIVEL:

Primero

PARALELO:

“A”

PROFESOR:

ING. Loor Ponce José Ignacio

PERIODO ACADEMICO:

Septiembre 2018 hasta febrero 2019


HILEMORFISMO

Con el nombre de hilemorfismo se designa la solución que Aristóteles


propuso para el problema de la physis. Para llegar a dicha solución, él partió
del análisis del movimiento o cambio.

Acorde al diseño aristotélico “la materia es potencia mientras que la


forma es acto o entelequia”. Con respecto a la relación entre el alma y el
cuerpo, Aristóteles identifica el alma, precisamente, como el elemento distintivo
de los organismos que tienen vida, es decir, es el alma lo que hace que un
determinado cuerpo se distinga efectivamente como un cuerpo animado
gracias a esto es dotado de vida. En otras palabras: para Aristóteles “el alma
es aquello por lo que vivimos”. Esta caracterización justificaría una
interpretación no sustancialista del alma puesto que la substancia en este caso
no sería el alma, sino el ser animado que resulta de la composición de la
materia y la forma.

Por tanto, en esta distribución existe una ordenación que identifica


cuerpo y materia distinguido por ser pura potencia y el alma, que constituye la
forma o efectividad del cuerpo animado. Barnes señala y advierte en su
diagnóstico de la fragilidad de la interpretación monista, ya que con indudable
rigor lógico una interpretación no sustancialista del alma no entraña
necesariamente un fisicalismo. Esto es, que el alma no sea una sustancia no
significa que no sea nada. De hecho, podríamos añadir a su deducción lógica
que no solo el hilemorfismo no entraña el no-sustancialismo del alma, sino que
también comprometería la sustancialización del cuerpo; por lo que un
fisicalismo fundamentado en la teoría hilemórfica no solo estaría injustificado
sino que, incluso desde el nombre se demostraría contradictorio.

Con todo, el hilemorfismo no solo compromete la sustancialización del


alma, sino que la materia, en tanto que elemento constitutivo de la sustancia
compuesta resultante el cuerpo animado, tampoco puede ser considerada
como una sustancia independiente.
Con el nombre de hilemorfismo se designa la solución que Aristóteles
propuso para el problema de la physis (naturaleza). Para llegar a dicha
solución, él partió del análisis del movimiento o cambio, en el cual concurren
tres elementos:

1. El sujeto del cambio, es decir, lo que permanece a través


del cambio, lo que resulta afectado por el cambio. Dicho elemento es la
sustancia, la cual se mantiene idéntica a través de un cambio cualitativo,
cuantitativo o local.
2. El elemento que desaparece, es decir, el elemento que,
hasta antes de iniciarse el cambio, existía en el objeto, pero que ahora
tiene que desaparecer para dar lugar al nuevo elemento.
3. El elemento que aparece, esto es, el que, al iniciarse el
cambio, empieza a concretarse y quedará completado en el último
instante del cambio.

En los cambios accidentales, es fácil identificar cada uno de los tres


elementos; por ejemplo, en el cambio que se opera en el agua cuando ésta
pasa del estado líquido al estado sólido: el primer elemento es el agua misma,
porque ella permanece como agua durante el proceso del cambio. El segundo
elemento (el que desaparece) es el estado líquido; el tercer elemento (el que
aparece) es el estado sólido.

La dificultad se presenta en los cambios sustanciales. Éstos, como


sabemos, son aquellos en que hay cambio de sustancia, porque hay corrupción
de la primera y generación de la segunda. Aristóteles rechazó la hipótesis de
que la sustancia que desaparece pase del ser al no-ser, y de que la nueva
sustancia haga un tránsito inverso (del no-ser al ser).

El filósofo griego opinaba que hay un elemento primario que


permanece idéntico a través de los cambios sustanciales y que, por esto
mismo, es el sujeto del cambio. Dicho elemento recibe el nombre de materia
prima, que tiene como característica principal no ser un ser en particular, sino
estar totalmente indeterminada. En otras palabras, la materia prima sólo es
potencia.
En los cambios sustanciales sucede una transformación. La materia
prima cambia de forma (morfe), pero no de una forma geométrica, sino
sustancial. Esta forma es el elemento activo, es la esencia, la cual hará que la
materia prima, al cambiar de forma, sea esta o aquella sustancia. Tenemos
pues los elementos del cambio sustancial la materia prima y la forma sustancial
(yle-morfe), y de aquí el nombre de hilemorfonio con que se conoce dicha
teoría de Aristóteles

Si tenemos en cuenta la doctrina de las cuatro causas que son


necesarias para explicarnos cualquier proceso u objeto, advertimos que con la
materia prima y la forma sustancial solamente tenemos dos causas, la material
y la formal; pero faltan dos, la eficiente y la final Hesperio de la causa eficiente
de los cambios sustanciales y accidentales, señalaba Aristóteles que la propia
naturaleza, como ya quedó asentado, es el aspecto dinámico de la sustancia;
es la fuente última de las operaciones y cambios que pueda haber en el objeto.
Esto no obsta para que agentes extrínsecos al objeto intervengan a veces
como causa eficiente la causa final natural es la tendencia que hay en cualquier
ser hacia la propia perfección mediante la realización de sus potencialidades
Conclusiones

El hilemorfismo trata de que todo cuerpo está constituido por la unión


de la materia y de la forma, en el mundo físico no puede haber materia sin
forma ni forma sin materia. Las sustancias poseen dos formas, la forma
sustancial, por la que quedan incluidas en una naturaleza o especie (por
ejemplo, los hombres, por la forma sustancial, pertenecemos a la naturaleza o
especie humana) y la forma accidental por la que cada sustancia queda
individualizada dentro de su especie (por ejemplo, cada persona física,
individual, es diferente de otras de su misma especie).

Materia y forma son dos principios que conforman un todo sustancial,


un solo ser, y no se pueden separar. Con lo anterior queda palpable el realismo
de Aristóteles, porque al rechazar la teoría platónica de los dos mundos,
defiende que cada ser real lleva en sí mismo su esencia (la forma sustancial), o
sea, aquello que lo hace ser lo que es.
BIBLIOGRAFIA

Garrocho, D. (2016). “el hilemorfismo en evolución. Una aproximación moral a


la relación entre el cuerpo y el alma en Aristóteles” julio-diciembre 2016,
Bogotá, Colombia – ISSN 0120-5323

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