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La UNESCO (2011) refiere que la alfabetización digital debe llevarse a cabo en las

escuelas en un momento histórico donde la proliferación de medios guiados por los avances

tecnológicos hace necesaria la capacidad de uso, evaluación y reflexión de la información

que producen. De esta forma los alumnos logran empoderarse y hacer frente a las

necesidades de manejo de información de la Sociedad del Conocimiento, pero para lograr

eso las escuelas deben tener profesores bien preparados no solo en competencias digitales,

sino en el uso pedagógico de las TIC.

De esta manera, el sistema educativo mexicano tendría que asumir en los procesos

de formación docente un componente de alfabetización digital que haga posible en los

estudiantes un acceso igualitario a la tecnología y que detone en ellos el desarrollo de una

ciudanía responsable y crítica (Área, Gutiérrez y Vidal, 2012).

Efectivamente el reto educativo de la Sociedad del Conocimiento es asegurar en los

estudiantes su alfabetización digital como un derecho del individuo (Castellanos, Sánchez y

Caldereros, 2017), dada la enorme cantidad de información al alcance de todos, los

profesores tienen que aprender a enseñar y discernir sobre aquello que es relevante y

pertinente, saber evaluar la información, clasificarla e interpretarla. Con esto los estudiantes

pueden llegar a desarrollar “funciones cognitivas superiores, como el planteamiento y la

resolución de problemas, el pensamiento crítico y la creatividad” (SEP, 2016, p. 41).

La competencia digital en educación es definida por Márquez (2008) como la

capacidad de aplicar la tecnología para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje. La

integra también la búsqueda de actualización profesional y la conciencia de las

repercusiones de las TIC en su campo de conocimiento, así como una actitud crítica y

abierta ante la sociedad actual y la tecnología. Ferrari, Punie y Redecker (2012) establecen
que, bajo las condiciones de la actual Sociedad del Conocimiento, la competencia digital

del docente es indispensable dado que supera a la mera alfabetización digital ya que

engloba otros aspectos como el tecnológico, el informacional, el audiovisual y el

comunicativo.

Una formación docente con un amplio componente tecnológico resulta fundamental

para lograr desarrollar en los estudiantes estrategias de uso de los recursos digitales que

contribuyan en su desarrollo y que reditúen en su libertad, la transformación, la justicia

social, el bienestar colectivo y el empoderamiento. Precisamente, un concepto central en

estas aspiraciones es el del empoderamiento digital, que de acuerdo con Mäkinen (2006) es

un proceso de varias fases para obtener mejores oportunidades de redes, comunicación y

cooperación, y para aumentar la competencia de los individuos y las comunidades para

actuar como participantes influyentes en la sociedad de la información.

Es posible favorecer el desarrollo del empoderamiento digital y de las competencias

digitales en el entorno escolar, pero la capacitación de los docentes es un tema medular,

además de dotarlos de competencias y empoderamiento digital, es preciso apoyarlos en la

selección de una estrategia pedagógica adecuada con el uso de TIC.

Actualmente diversas estrategias pedagógicas plantean la necesidad de poner al

estudiante en el centro del proceso educativo (Castellanos, Sánchez y Caldereros, 2017), en

estos modelos el docente es responsable del diseño de los entornos que favorezcan el

aprendizaje, Adell y Castañeda (2012) le denominan pedagogías emergentes al conjunto de

enfoques que surgen en relación al uso de las TIC en educación, a su vez Mominó, Sigalés

y Meneses (2008) nombran diseño tecno-pedagógico al modelo de enseñanza mediado por

las tecnologías de la información y la comunicación.


En el presente estudio se parte de la necesidad de profesionalizar al magisterio

mediante la apropiación de un nivel mayor de competencias digitales para la docencia y por

otro lado se busca que el desarrollo de esas competencias tenga un impacto positivo en el

desarrollo de los indicadores del empoderamiento digital - dimensiones psicológica,

jurídica, económica y de competencia técnica (Kirti y Dipak De, 2018)-, lo anterior para

cumplir con las demandas de la Sociedad del Conocimiento.

Así pues, el objeto de estudio de esta investigación son profesores de educación

secundaria que imparten la materia de Formación Cívica ya que el currículum tiene

temáticas que implican la participación de los estudiantes en temas de la vida pública y se

asume que este tipo de profesores son idóneos para el diseño de la investigación.

Se pretende capacitar a los profesores mediante una estrategia de apropiación de

competencias digitales para la docencia fundamentada en el diseño e implementación de un

taller de formación docente con un enfoque tecnopedagógico basado en el modelo TPACK

y en las exigencias curriculares del programa de Formación Cívica de secundaria.

Referencias a detalle en el documento extenso.

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