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Noviembre 2017 Boletín de Investigación de la Comisión de Desarrollo Fiscal 1 - Bosques Núm.

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Efectos fiscales del tipo de cambio

PRESENTACIÓN

Una de las principales consecuencias de la exposición de México a los mercados mundiales es la


inestabilidad del peso frente al dólar. Esto implica que el patrimonio de los contribuyentes que realizan
operaciones en moneda extranjera se vea afectado por las variaciones en tipo de cambio.
Al respecto, en la LISR se reconoce el tratamiento fiscal de la fluctuación cambiaria que merece una
correcta interpretación derivado de los momentos de acumulación y deducción, según sea el caso. Por ello,
en este boletín se analizan las opciones e implicaciones que en materia de fluctuación cambiaria pueden
presentarse en materia fiscal.

Por el C.P. Francisco Páez Vázquez


ÍNDICE PÁGINA

I. Antecedentes 3
2016 – 2018
II. Disposiciones fiscales aplicables 4
C.P.C. y P.C.CA. Rosa María Cruz Lesbros
Presidenta
III. Impuesto Sobre la Renta 5
C.P.C. Álvaro E. Cordón Álvarez
Vicepresidente de Desarrollo y Capacitación
Profesional IV. Impuesto al Valor Agregado 7
L. C.P. Luis Bernardo Madrigal Hinojosa
Director Ejecutivo V. Operaciones Financieras Derivadas 7

Comisión de Desarrollo Fiscal 1 – Bosques VI. Conclusiones 10


Presidente
C.P.C. y P.C.FI. Alberto Gabriel Cárdenas González

Vicepresidente
L.C. Gerardo García Campa

Secretaria
C.P.C. Gabriela María Teresa García Monroy

Coordinador de boletines
C.P. Juan Fernando Hernández Corvera

Integrantes
L.C.P. Asael Eduardo Apolinar Hernández
L.C.C. Mauricio Arévalo Mercado
Lic. Alejandro Arzate Mejía
Lic. Adrián Bueno Osorno
C.P. Luis Alfredo Espinosa Bernal
Lic. Ivonne Denisse Flores Hernández
L.C.P. Luis Daniel Fuentes Hernández
L.C. Eduardo García Lara
L.C. Berenice Guadarrama Contreras
C.P. Beatriz Hernández Sánchez
Lic. Ricardo Martin González
Lic. Raúl Iván Martínez González
C.P. Enrique Mena López
L.C.P. Oswaldo Méndez Alvarez
C.P. Francisco Páez Vázquez
M.A. y L.C. Víctor Manuel Rodriguez Anzaldo
Lic. Diana María Romo Cuesta
L.C. Diego Rodrigo Samperio Mares
C.P.C. y P.C.FI. Juan Alberto Torres Romero
C.P.C. José Alberto Valverde Corona
C.P.C. Miguel Zárraga Zárraga
L.C. y L.D. Carlos Alberto Zúñiga Aquino

Gerencia de Comunicación y Diseño

Comisión de Desarrollo Fiscal 1 - Bosques del Colegio,


año IV, núm. 56, noviembre de 2017. Boletín Informativo
edición e impresión por el Colegio de Contadores
Públicos de México, A.C. Responsables de la Edición:
Lic. Estefanía Belem Vargas Osorio, Lic. Asiria Olivera
Calvo, Lic. Aldo Plazola González. Bosque de
Tabachines Núm. 44, Fracc. Bosques de las Lomas,
Deleg. Miguel Hidalgo 11700. El contenido de los
artículos firmados es responsabilidad del autor;
prohibida la reproducción total o parcial, sin previa
autorización.

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I. Antecedentes

El mercado cambiario o de divisas es el tipo de mercado en el que se negocian las distintas


monedas extranjeras; está constituido por una gran cantidad de personas (inversionistas,
operadores, entre otros) alrededor del mundo. En éste, se compran y venden monedas de
distintas naciones, permitiendo así la realización de cualquier transacción internacional. Los
principales participantes son algunas instituciones financieras como bancos comerciales, casas
de cambio y las bolsas organizadas de comercio o de valores. Un banco central también puede
participar como comprador y vendedor de divisas al mayoreo.
Los mercados de divisas facilitan el comercio internacional ya que permiten la transferencia
del poder de compra de una moneda a otra, por lo anterior, los agentes de un país pueden realizar
ventas, compras y otros tipos de negocios con los agentes de otras naciones.
México lleva varios años con un tipo de cambio flotante con un grado de intervención del Banco
de México, teniendo presente que en el régimen fijo la moneda se revalúa o evalúa, mientras que
en el régimen flexible o flotante la moneda se aprecia o deprecia. La modificación del tipo de
cambio fijo al flotante ha permitido que la demanda y oferta sean los factores decisivos de la
paridad.1
En nuestro país existen muchos establecimientos (bancos comerciales, casas de cambio,
casas de bolsa y centros turísticos) que comercian divisas y cada uno de ellos fija un precio de
compra y venta que depende de la oferta y demanda. El precio al cual compran divisas siempre
será menor que el precio de venta. Esta diferencia se debe a que las instituciones que operan en
el mercado cambiario no suelen cobrar comisiones por las ganancias de sus clientes, sino que
ganan con la diferencia entre los precios de compra y venta. Se pueden publicar diferentes tipos
de cambio dependiendo del momento en que se pacta la transacción, la fecha de su liquidación,
el lugar donde se calcula, el monto y el plazo.
La determinación del tipo de cambio en México ha estado sujeta a distintos regímenes. En
algunos de ellos, se puede observar la existencia de más de una referencia oficial para la
conversión de divisas.2
Durante el periodo de abril de 1954 a agosto de 1976 el tipo de cambio fue fijo en $12.50 por
dólar, a partir de septiembre de 1976 y hasta agosto de 1982 fue de flotación controlada; en el
periodo septiembre a diciembre de 1982 el tipo de cambio se mantuvo en $70.00 por dólar, a
partir del 20 de diciembre de 1982 y hasta el 4 de agosto de 1985 permaneció un régimen de
control de cambios, a partir del 5 de agosto de 1985 y hasta el 10 de noviembre de 1991 se
sostuvo un desliz controlado. A partir del 22 de diciembre de 1994 se establece el régimen de
libre flotación, en el siguiente cuadro se puede apreciar la evolución del régimen cambiario y su
efecto en la cotización del dólar.

1 Valor que tiene una moneda con relación a otra o a la unidad de referencia internacional.
2 Banco de México.

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II. Disposiciones fiscales aplicables

En relación con la pérdida cambiaria, debemos señalar que no existe una definición legal del
concepto, ya que se trata de un fenómeno económico y en última instancia contable.
Así pues, cuando la moneda doméstica se devalúa respecto de la divisa extranjera y se tiene
contratada una deuda en esta última se produce una pérdida en cambios, la pérdida cambiaria
se deriva de la fluctuación en el tipo de cambio de las monedas involucradas. Es un fenómeno
que no puede ser controlado por los particulares, pues la pérdida o ganancia cambiaria no se
deriva de la deuda o del crédito, sino de la fluctuación cambiaria; tal como se reconoce en el
artículo 8 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta (LISR). Por lo tanto, tampoco puede catalogarse
como una contraprestación, castigo, rédito o premio aún en el caso de la ganancia cambiaria, de
tal suerte que su naturaleza jurídica no es la de un interés.
Así que nos remontaremos primeramente al Código Fiscal de la Federación (CFF) como una
disposición de carácter supletorio y que entre otras cosas regula las facultades que tiene la
autoridad fiscal para determinar contribuciones y enterarlas en moneda nacional.

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Se presentan distintas situaciones en las empresas y dependiendo de ellas se tienen diversos
impactos en los resultados fiscales.
Si una empresa es altamente exportadora e importa menos, porque consume productos como
materia prima nacional y no tiene altas deudas, es probable que su resultado fiscal sea favorable,
debido a los efectos cambiarios benéficos en la conversión de sus cuentas por cobrar en dólares
a pesos mexicanos.
Lo importante es analizar la legislación fiscal desde la LISR y su reglamento (RLISR), la Ley
del Impuesto al Valor Agregado (LIVA) y el ya mencionado CFF.
El CFF establece que las contribuciones y sus accesorios deberán causarse y pagarse en
moneda nacional, por lo que al celebrar operaciones en moneda extranjera se deberá atender a
cualquiera de los siguientes procedimientos según sea el caso:

 Se considerará el tipo de cambio al que se haya adquirido la moneda extranjera de que


se trate.
 A falta de adquisición, se basará al tipo de cambio que el Banco de México (Banxico)
publique en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el día anterior a aquel en que se
causen las contribuciones; en los días en que no haya publicación se considerará el último
tipo de cambio publicado.

Si la moneda de origen es distinta del dólar de los EE.UU, se multiplicará el tipo de cambio por
el equivalente en dólares de la moneda de que se trate, de acuerdo con la tabla mensual que
publique Banxico.
En materia fiscal, el importe de la pérdida cambiaria que podrá deducirse no excederá de la
que resultaría de haberse aplicado el tipo de cambio publicado por Banxico en el DOF
correspondiente al día en que se sufra la pérdida,3 por lo cual se debe tener especial cuidado en
aquellas empresas que manejan un “tipo de cambio corporativo” o “comercial”, ya que esta
situación podría traducirse en una contingencia fiscal, si en el caso en específico, las operaciones
realizadas en divisas no se revalúan al tipo de cambio que establece el CFF.
Si bien conocemos que las contribuciones se causan cuando se realizan las situaciones
jurídicas o de hecho previstas en las leyes vigentes durante el lapso en que ocurran,4 en materia
de operaciones con divisas extranjeras, se debería tomar el tipo de cambio del día anterior a la
causación, así hubiera sido el tipo de cambio a como se haya adquirido la divisa o el que publique
el Banxico, como se menciona en el CFF.

III.- Impuesto Sobre la Renta

La LISR establece que se dará el tratamiento de intereses a las ganancias o pérdidas cambiarias
devengadas por la fluctuación en moneda extranjera, incluyendo las que correspondan al
principal y al interés mismo.
El término “devengar” se define como “adquirir derecho a alguna percepción o retribución por
razón de trabajo, servicio u otro título”; al respecto es importante señalar que desde el punto de
vista financiero, los efectos derivados de las transacciones que una entidad lleve a cabo deberán
reconocerse contablemente en su totalidad.

3 LISR Artículo 8.
4 CFF Artículo 6.

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Tomando en cuenta lo anterior, se deben reconocer los eventos externos que impactan a la
entidad durante el lapso que existe entre el momento en que se pactan y se liquidan las
operaciones referenciadas a una divisa. En el caso que nos ocupa, la fluctuación del valor de una
moneda extranjera conlleva el reconocimiento de una ganancia o pérdida cambiaria, según sea
el caso del que se trate.
De acuerdo con los supuestos establecidos, para que se sufra una pérdida cambiaria, si
partimos de una valuación inicial conforme al tipo de cambio vigente al momento de la
concertación de la operación y la comparamos contra el tipo de cambio existente al cierre del
periodo o al momento del cobro o pago de la transacción, tendríamos los siguientes escenarios:

1. Cuentas por cobrar denominadas en dólares americanos: a menor precio del dólar
respecto del peso, mayor será la pérdida cambiaria.
2. Cuentas por pagar denominadas en dólares americanos: a mayor precio del dólar
respecto del peso, mayor será la pérdida cambiaria.

La LISR como sé indicó anteriormente, se aplica tanto sobre la ganancia o la pérdida


cambiaria, a esta deberá darse el tratamiento que se le otorga a los intereses.5 Así lo indica el
artículo 8 de la LISR:

Se dará el tratamiento que esta Ley establece para los intereses, a las ganancias o
pérdidas cambiarias, devengadas por la fluctuación de la moneda extranjera, incluyendo
las correspondientes al principal y al interés mismo. La pérdida cambiaria no podrá
exceder de la que resultaría de considerar el tipo de cambio para solventar obligaciones
denominadas en moneda extranjera pagaderas en la República Mexicana establecido por
el Banco de México, que al efecto se publique en el Diario Oficial de la Federación,
correspondiente al día en que se sufra la pérdida.

Entonces, vemos que si se obtiene una ganancia cambiaria se considerará un ingreso y se


acumulará en el ejercicio que corresponda. En cambio, la pérdida cambiaria será deducible hasta
la declaración del ejercicio.
Por su parte, el artículo 12 del RLISR señala que para efectos de los artículos 16 y 90 de la
LISR, las personas morales y físicas residentes en México, distintas a las casas de cambio que
se dediquen a la compra y venta de divisas, deberán acumular los ingresos determinados de
conformidad con los artículos 8, 18, fracción IX, 44, 45, 46, 133 y 134 de la ley, tomando en
consideración solo la ganancia efectivamente percibida y deberán estar soportados en la
contabilidad del contribuyente. Lo anterior, con independencia de los demás ingresos que
perciban.
Esta disposición trajo consigo la interpretación, por parte de los contribuyentes que la ganancia
cambiaria debe acumularse la efectivamente percibida y no la devengada como comúnmente
establece la LISR.
Al respecto el SAT emitió una aclaración indicando que lo previsto en dicho artículo es
aplicable para personas morales y físicas que se dedican a la venta de divisas distintas a las casa
de cambio; por ende, la ganancia cambiaria debe ser acumulada cuando esté devengada,
considerándola como interés.

5
Artículo 8 de la LISR, penúltimo párrafo.

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Es interesante mencionar que la pérdida cambiaria tiene un límite establecido que no podrá
ser superior del que resulte aplicar el tipo de cambio publicado por el Banco de México aplicable
a la fecha en que se sufra la pérdida.

Pagos provisionales

En materia de pagos los provisionales del ISR, debido a que la pérdida cambiaria se considera
una deducción autorizada, no deberá disminuirse de la utilidad cambiaria resultante del periodo
al cual corresponda el pago; es decir, no deberá considerarse el resultado neto para fines de
determinar los ingresos acumulables computables para la determinación de los pagos
provisionales.
Lo anterior cobra sentido cuando aplicamos el coeficiente de utilidad para determinar la utilidad
fiscal para el pago provisional, ya que el objeto de este indicador es el de estimar la utilidad fiscal
que se espera obtener, considerando la causación de ISR de la empresa en ejercicios anteriores.
Referente a la pérdida cambiaria, hablamos de una diferencia del valor de la moneda, a la cual
se tiene que hacer frente para cubrir o reconocer el valor de la deuda pactada en la moneda
extranjera; por lo tanto, jurídicamente, la pérdida cambiaria reviste el carácter de un gasto
incurrido por una empresa al valuar o pagar las diferencias entre la paridad anterior y la vigente.
Sin embargo, no se puede hablar de que se trate de una retribución, contraprestación o premio
directo por la existencia de una deuda o un crédito, como ocurre con el interés.

IV. Impuesto al Valor Agregado

Cabe descartar la aplicación del IVA sobre diferencias de cambio, dado que este impuesto sólo
se causa en el momento en que efectivamente se cobran las contraprestaciones y sobre el monto
de cada una de ellas. Para este impuesto no se reconoce ninguna fluctuación cambiaria gravable,
en este sentido, el impuesto se causa en el momento en que se cobra o paga la contraprestación
considerando el tipo de cambio de esa fecha.

V. Operaciones financieras derivadas

A los instrumentos financieros conocidos como derivados se les llama así ya que no tienen un
valor por sí mismos, sino que su valor depende o deriva del que tengan los bienes a los cuales
están relacionados o referenciados dentro de un mercado reconocido.
Esos bienes son los conocidos como subyacentes, es decir, aquellos bienes cuyo valor o
precio se ha tomado como referencia para el instrumento en cuestión, y que pueden ser tanto
financieros, como no financieros, ya que puede referenciarse al valor de mercancías diversas,
tales como el trigo, la carne, azúcar, madera, etc., y bienes como el petróleo, el oro, la plata, etc.
Al igual puede tomarse como referencia o bien subyacente indicadores financieros tales como la
inflación, el tipo de cambio, la tasa de interés, acciones, etc.
El artículo 16-A del CFF establece lo que debe entenderse por operación financiera derivada,
dividiendo básicamente la definición en tres segmentos:

1. Derecho u obligación de adquirir o enajenar a futuro mercancías, acciones, títulos, valores,


divisas u otros bienes fungibles que cotizan en mercados reconocidos, a un precio
establecido, o derecho u obligación a recibir o pagar la diferencia entre dicho precio y el

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que tengan esos bienes al momento del vencimiento de la operación derivada. O bien, el
derecho a la obligación a celebrar una de estas operaciones.

2. Las referidas a un indicador o canasta de indicadores, de índices, precios, tasas de


interés, tipo de cambio de una moneda, u otro indicador que sea determinado en
mercados reconocidos, en las cuales se liquiden diferencias entre su valor convenido al
inicio de la operación y el valor que tengan en fechas determinadas.

3. Las que enajenen los derechos u obligaciones asociados a las operaciones mencionadas
anteriormente y siempre que cumplan con los demás requisitos legales aplicables.

Para cumplir con la definición de operación financiera derivada es necesario que el subyacente
al que estén referidas se determine o cotice en un mercado reconocido. El artículo 16-C del CFF
señala lo que para efectos fiscales se considerará como mercado reconocido:

 La Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y el Mercado Mexicano de Derivados.


 Bolsas de Valores y los sistemas equivalentes de cotización de títulos, contratos o bienes,
que cuenten con cinco años de operación autorizada y los precios sean del conocimiento
público y no pueden ser manipulados por los participantes.

En términos generales, en el artículo 20 de la LISR se establece que se determinará una


ganancia acumulable o una pérdida deducible en los siguientes casos:

 Liquidación en efectivo, la diferencia entre cantidad final y cantidad inicial.


 Liquidación en especie, se considera que los bienes objeto de la operación se
enajenaron o adquirieron según sea el caso, al precio percibido o pagado en la
liquidación, la cantidad inicial se incorpora al precio.
 Enajenación antes del vencimiento, la diferencia entre la cantidad que se perciba por la
enajenación y la cantidad inicial que, en su caso, se haya pagado por su adquisición.
 Derechos y obligaciones no ejercitados, la cantidad inicial.
 Adquisición del derecho o la obligación, es la liquidación adicionada a la cantidad inicial
menos la cantidad final.
 Acciones de tesorería, no acumulable el precio o la prima ni el ingreso por el ejercicio,
debiendo considerar ambos montos como aportaciones a su capital social.
 Liquidación de diferencia durante la vigencia, se considera cada liquidación como
ganancia o pérdida, la cantidad inicial se aplica a la última liquidación.
 Operaciones referidas al tipo de cambio (Forwards), se determinará al cierre de cada
ejercicio, aun cuando no haya sido ejercida, se considerará el tipo de cambio del último
día del ejercicio, dicho resultado se descontará del resultado al vencimiento.6
 Entrega de recursos líquidos a la parte que garantice la readquisición, se considerará el
cargo proporcional como interés a favor o a cargo, acumulable o deducible.

6
Regla 2.1.12 de la Resolución Miscelánea Fiscal para 2017.

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Los forwards son los instrumentos más utilizados para protegerse de la variación en el tipo de
cambio y para especular, pues son contratos en los que se acuerda comprar o vender un bien a
un precio cierto en una fecha determinada en el futuro.
Estos contratos, a diferencia de los futuros ya comentados, son totalmente consensuales, es
decir, las partes pueden acordar y establecer en el mismo las condiciones que consideren
necesario, ya que los mismos se realizan fuera de una bolsa de valores entre dos instituciones
financieras, o entre una institución financiera y un particular.
De esta forma, a través de un forward un particular puede negociar con una institución
financiera la compra de moneda extranjera a un determinado tipo de cambio en una fecha en el
futuro, debiéndose respetar el tipo de cambio acordado a esa fecha, aunque el mismo sea distinto.

Ejemplo:
Una persona moral tiene un adeudo en dólares estadounidenses por la cantidad de USD
$500,000 el cual debe liquidarse en un año. Con la finalidad de protegerse de las fluctuaciones
cambiarias, negocia un forward con una institución bancaria por la cantidad referida para
liquidarse en un año, las partes acuerdan lo siguiente:

1. En la fecha de liquidación, la empresa se obliga a pagar a la institución de crédito los


dólares a $17.30.
2. La institución de crédito se obliga a pagar a la persona moral los dólares al tipo de cambio
que esté vigente a la fecha de término de contrato.
3. No se cobra comisión por esta operación.
4. La liquidación de los fondos de la operación se realizará al término de contrato.

Se presentan dos escenarios una vez transcurrido el plazo de contrato:

Escenario 1: El dólar se cotiza a $17.00 (inferior al tipo de cambio pactado en el forward)

En este caso, la empresa liquida a la institución de crédito el total de $8, 650,000 (USD
$500,000*$17.30), mientras que la institución de crédito paga dicho instrumento a la persona
moral por la cantidad de $8, 500,000 (USD$500,000*$17.00).
Como se puede observar, con este escenario la empresa que adquirió el forward obtuvo una
pérdida ($150,000), pues pagó dólares a 17.30 cuando su cotización a la fecha de término del
contrato fue de $17.00; caso contrario, la institución de crédito obtuvo una utilidad ($150,000), ya
que recibió dólares a $17.30 cuando su cotización fue de $17.00.

Escenario 2: El dólar se cotiza a $17.80 (superior al tipo de cambio pactado en el forward).

En este caso, la empresa liquida a la institución de crédito el total del forward por la cantidad de
$8, 650,000 (USD$500,000*$17.30), mientras que la institución de crédito paga dicho instrumento
a la persona moral por la cantidad de $8, 900,000 (USD$500,000*$17.80).
Como se aprecia en este escenario, la empresa que adquirió el forward obtuvo una utilidad
($250,000), pues pago dólares a $17.30 cuando su cotización a la fecha de término de contrato
fue de $17.80; por el contrario, la institución de crédito obtuvo una pérdida ($250,000), ya que
recibió dólares a $17.30 cuando su cotización fue de $14.80.

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Cabe destacar que con frecuencia, los flujos de efectivo entre las partes sólo se efectúan por
las diferencias entre los tipos de cambio, es decir, en el primer escenario la empresa pagaría solo
$150,000 a la institución de crédito; mientras que en el segundo escenario, la institución de crédito
pagaría a la empresa $250,000.
Una de las características de éste tipo de contratos es que no son negociables, es decir, no
se pueden modificar con posterioridad y durante su vigencia, por lo que por supuesto al final se
puede obtener pérdida o ganancia, dependiendo del tipo de cambio acordado en relación al
vigente en el momento de su vencimiento.
En el caso de derivados referidos al tipo de cambio, su tratamiento se establece mediante una
regla miscelánea, la cual, en términos generales, prevé un procedimiento para determinar una
valuación fiscal al cierre de cada ejercicio, por aquellas operaciones financieras derivadas, cuyo
vencimiento se da en un ejercicio posterior al de la concertación, permitiendo reversar dichas
valuaciones en la fecha de vencimiento de la operación. No obstante, esta regla sufrió cambios
relevantes mediante la publicación, el 14 de mayo de 2015, de la Segunda Resolución de
Modificaciones a la Resolución Miscelánea Fiscal 2015 y que actualmente es la regla 3.2.6 de la
RMF para 2017.
Dentro de los cambios, se estableció un nuevo procedimiento para determinar la ganancia
acumulable o la pérdida deducible de aquellas operaciones financieras derivadas cuya fecha de
vencimiento corresponde a un ejercicio posterior al de su celebración, así como para aquellas
operaciones que no se hubieran ejercido durante la vigencia de la operación y en aquellas donde
se liquiden o paguen diferencias durante la vigencia de la misma.
Derivado de las fluctuaciones del peso mexicano en fechas recientes, los inversionistas y
empresarios buscaron proteger sus posiciones en moneda extranjera con este tipo de
operaciones financieras derivadas; de tal suerte que sus obligaciones en moneda extranjera se
cubrieran de posibles pérdidas cambiarias que pusieran en riesgo la situación financiera de sus
negocios. Naturalmente, este tipo de coberturas puede generar ganancias o pérdidas para las
empresas (acumulables o deducibles en el ISR).
En materia del IVA de acuerdo con la fracción XI del Art. 15 de la LIVA, las operaciones
financieras derivadas a que se refiere el artículo 16-A del CFF, se consideran exentas del IVA.

VI. Conclusiones

La fluctuación cambiaria, deriva de eventos económicos que están fuera del control de los
contribuyentes, por esta razón es que la LISR facilita la deducibilidad de la pérdida derivada de
estos efectos, pero se tienen que cumplir los lineamientos fiscales que existen, para que la
deducibilidad no se vea afectada por lineamientos “internos” de cada contribuyente; lo
comentamos en el desarrollo del tema, el manejo de un tipo de cambio corporativo puede poner
en predicamentos a las empresas si no se lleva un estricto control del tipo de cambio corporativo
alineado al publicado en el DOF.
Ahora bien por el lado de la acumulación de este gravamen, de la reforma sufrida en el artículo
12 del RISR, subsiste la indefinición de quiénes son aquellas personas morales y físicas que “se
dedican a la compra y venta de divisas”, del cual surge el cuestionamiento siguiente: ¿La compra-
venta de divisas tiene que hacerse de forma habitual o puede llevarse a cabo en una sola
operación?
Sin duda es un tema que se tendrá que analizar en cada caso para evitar caer en una falta al
momento de acumular los ingresos del contribuyente.

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