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• Los grandes terratenientes vivían de ordinario en las ciudades y arrendaban sus tierras a
los campesinos del lugar y las vigilaban por medio de administradores.
• Hay indicios de que en tiempos de Jesús estos grandes propietarios fueron haciéndose con
nuevas tierras de familias endeudadas.
• Había muchos campesinos que trabajaban tierras de su propiedad, ayudados por toda su
familia. Muchos eran jornaleros que se movían por las regiones buscando trabajo.
• En el silencio de la noche, Jesús escucha la voz de Dios que lo llama a una misión nueva.
• Jesús comienza a hablar su propio lenguaje: Está llegando el Reino de Dios. No hay que
seguir esperando más, hay que acogerlo. Es necesario proclamar a todos esta “Buena
Noticia”.
• El pueblo se ha de convertir, pero la conversión no va a consistir en prepararse para un
juicio, como pensaba Juan, sino en “entrar” en el Reino de Dios y acoger su perdón
salvador.
• Para Jesús, ha llegado el momento de celebrar comidas abiertas a todos, para acoger y
celebrar la vida nueva que Dios quiere instaurar en su pueblo.
• Convierte así el banquete compartido por todos en el símbolo más expresivo de un pueblo
que acoge la plenitud de vida querida por Dios.
• Contagia salud y vida. Las gentes de Galilea lo sienten como alguien que cura porque está
habitado por el Espíritu y la fuerza sanadora de Dios.
• Por eso cura siempre de manera gratuita. No busca nada para sí mismo. La curación que
suscita la llegada del Reino de Dios es gratuita.
• Tiene su propio estilo de curar. Lo hace con la fuerza de su palabra y los gestos de sus
manos. Su palabra es clara.
¿A quiénes defendió?
• La actividad de Jesús en medio de las aldeas de Galilea y su mensaje del “Reino de Dios”
representaban una fuerte crítica al sistema establecido por el Imperio.
• Su firme defensa de los indigentes y hambrientos, su acogida preferente a los últimos de
aquella sociedad o su condena de la vida suntuosa de los ricos de las ciudades, era un
desafío público a aquel programa socio-político que impulsaba Antipas, favoreciendo los
intereses de los más poderosos y hundiendo en la indigencia a los más débiles.
• Jesús defendió a los últimos de Galilea: los que no tienen nada, gentes que viven al límite,
los desposeídos de todo, los que están en el otro extremo de las minorías poderosas.
• Afirmaba con su vida y sus palabras que Dios se posiciona del lado de los que no tienen a
nadie, de los que son “material sobrante del Imperio”: mujeres, prostitutas, viudas,
huérfanos, vagabundos, enfermos, pecadores…
• Los pecadores son sus compañeros de mesa, los publicanos y las prostitutas gozan de su
amistad.
• Sentarse a la mesa con alguien es siempre una prueba de respeto, confianza y amistad.
No se come con cualquiera…
• Mientras la gente lo acogía casi siempre con entusiasmo, en diversos sectores se iba
despertando la alarma.
• La libertad de ese “tal Jesús”, aquel hombre lleno de Dios, resultaba inquietante y
peligrosa.
• Su vida y predicación entraba en conflicto con sectores fariseos y recibió una fuerte
oposición de las autoridades religiosas.
• La idea de la muerte no le era extraña, pues así terminaban los profetas en Israel:
rechazados, incomprendidos, perseguidos.
• Jesús no interpretó su muerte desde una perspectiva sacrificial. No era su lenguaje. Nunca
imaginó a su Padre como un Dios que pedía de él su muerte y destrucción para restaurar
“su honor”.
• Jesús entiende su muerte como ha entendido siempre su vida: un servicio al Reino de Dios
a favor de todos.
• “Yo estoy en medio de ustedes como el que sirve”, así estará también en la cruz, como el
que sirve.
¿En qué terminó la aventura de su vida?
• “La muerte no ha podido con Jesús; el crucificado está vivo. Dios lo ha resucitado”.
• Para los primeros cristianos, por encima de cualquier otra representación o esquema
mental, la resurrección de Jesús es una actuación de Dios que, con su fuerza creadora, lo
rescata de la muerte para introducirlo en la plenitud de su propia vida.
• El resucitado “se deja ver”. Se produce un encuentro personal con Jesús lleno de vida.
• Es una experiencia pacificadora que los reconcilia, que organiza el caos interior que dejó la
cruel crucifixión de su amigo, de su maestro.