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Mi vida es teatro y son muy contadas las ocasiones en las que me permito ser
auténtico/a. Compro amor a costa de no ser y ello me crea una gran insatisfacción,
inseguridad, ansiedad. He desterrado la autenticidad de mi vida y he convertido en un
hábito la apariencia, el engaño, el fingimiento.
El síntoma del preso Vivo inmovilizado por una gruesa cadena o en una
pequeña celda donde la salida es imposible. Creo que nada puedo hacer para cambiar.
Siento que tengo lo que me merezco. La culpa se ha apoderado de mí y vivo según me
dicta. Veo el mundo desde una pequeña ventana que tiene unos gruesos barrotes. No soy
capaz de ver otras perspectivas distintas de las que me ofrece esa ventana. Avanzo como
el burro con las orejeras: percibiendo solamente un ángulo de 90 grados de la vida,
ignorando los otros 270 grados. Creo que llevo sobre mí una pesada carga con la que
voy caminando lentamente y con mucho esfuerzo, con la que siento que si desfallezco
puedo quedar aplastado. Todo lo evalúo a nivel de la inteligencia racional y no me
planteo en ningún momento la importancia que tiene para salir de mi prisión el utilizar
mi inteligencia emocional (1) y mi inteligencia financiera (2).
“ellos son más competentes que yo”-, por comodidad y conformismo -“yo no necesito
hacer eso, no me aporta nada que ya no sepa”. Tengo miedo a no responder
adecuadamente a las expectativas de los otros. Evito la superación porque supone
esfuerzo, constancia y dolor. Renuncio al desarrollo de todas las maravillosas
potencialidades que están dormidas en mí.
Notas :
(3) Lacasse, Micheline. Tengo una cita conmigo. Sal Terrae. Santander-1995. Puedes
profundizar más en el tema de los síntomas de tu malestar a través de la lectura de
(4) este libro.
Ayúdate a ser un/a buen/a tutor/a. J.J. Albaladejo Nicolá 31.
A raíz del proceso más doloroso que he sufrido en mi vida, la separación de los
seres queridos con los que había convivido durante más de una década - mi mujer, por
entonces, y mis hijos - todas las seguridades que hasta entonces había tenido comencé a
ponerlas en duda. Hasta ese mes de Agosto de 1994, en que mi vida tomó un rumbo que
nunca hubiera sospechado, había vivido inconsciente respecto a temas fundamentales para
mi salud mental y física. Desgraciadamente mi muerte en vida había comenzado con mi
nacimiento y sólo al llegar a los 38 años comencé a plantearme, gracias a personas cercanas
y queridas, qué había funcionado, y seguía funcionando de forma defectuosa, para
originar tanto sufrimiento en mí y en personas que tanto quería.
agradar a los demás y escasamente procuraba sentirme a gusto conmigo mismo. Mis
monólogos interiores eran habitualmente descalificadores y destructivos con respecto a lo
que hacía, decía y sentía. Nunca hacía ni me esforzaba suficientemente. Las demás
personas siempre las percibía con más cualidades y bienes que yo. Me sentía inmovilizado
para conseguir aquellas cosas importantes en la vida que no se compran con dinero: salud
mental, amor, amistad, sentido del humor, equilibrio... La vida la percibía como un oscuro
túnel del que nunca vislumbraba el final, la salida, la luz.
¡Había que cambiar tantas cosas en mi vida! Las sesiones de terapia las tenía que
recibir en otra población distinta a la que resido y esto suponía tener que realizar un gasto
extra, semanal o quincenal., pero estaba claro que o me preocupaba por salir del pozo o no
había vida posible para mí. Aquí inicié mi proceso de desapego por el dinero. El dinero
comencé a verlo como un medio para poder restablecer el equilibrio en mi vida. No me
valía de nada el tener dinero e ir arrastrándome, cual moribundo en busca de alimento, sin
energías para enfrentar la vida con optimismo e ilusión.
para lograr adquirir la mínima necesaria para seguir viviendo. Comprendí que los
pensamientos, sentimientos, actitudes y comportamientos que había tenido con respecto a
mí mismo habían sido autodestructivos y me habían llevado a percibirme como indigno. No
aceptaba mis errores y limitaciones, no me respetaba, me daba mensajes negativos, tenía
una actitud intolerante y culpabilizadora conmigo mismo, estando, al mismo tiempo,
cerrado a la mejora en todos los aspectos de mi vida. He aquí las características básicas de
una persona con una baja autoestima, con una estructura de personalidad enferma que no le
facilita la relación consigo misma y con los demás, creadora de sufrimientos innecesarios
producidos por hábitos enfermizos autodestructivos (1). Esta era mi realidad y a partir de
aquí debía empezar a trabajar si quería VIVIR.
posibilidades, sentirme a gusto conmigo mismo y con los demás y por tanto me está
favoreciendo el disfrute de la vida en la doble vertiente: personal y profesional. Bonet, J.V.
(1995) nos dice que LA AUTOESTIMA es “la clave del éxito o del fracaso, es la clave
para comprendernos y comprender a los demás”, expresando a continuación que “de todos
los juicios a que nos sometemos, ninguno es tan importante como el nuestro propio”. Y
Branden, N. (1994) concluye: "Desarrollar la autoestima es desarrollar la convicción de
que uno es competente para vivir y merece la felicidad, y por lo tanto enfrentar la vida con
mayor confianza, benevolencia y optimismo, lo cual nos ayuda a alcanzar nuestras metas y
experimentar la plenitud"
Nuestros hermanos/as.
Las interacciones con nuestros hermanos, las comparaciones que establecimos con
ellos o que los adultos establecieron entre nosotros... han sido también factores
importantes en el desarrollo de nuestra autoestima.
Más importantes que las interacciones que tuvimos con nuestros hermanos/as
fueron los aciertos o errores educativos que nuestros padres tuvieron con nosotros:
comparándonos innecesariamente, trazándonos metas poco realistas, "pasando" de nuestras
diferencias de carácter, capacidades, cualidades...
Nuestros compañeros/as.
A) A través de la atención que percibimos que nos prestan los demás. Esa atención
se manifiesta inicialmente a través del lenguaje corporal que detectamos en las personas
más cercanas: padres, hermanos, compañeros/as, amigos/as, profesores/as... Es desde el
respeto y el cariño que la persona se siente aceptada, segura, confiada. Siente que es
importante y que merece el tiempo, la atención, el afecto de los demás. El mejor regalo
que podemos recibir de otra persona es su tiempo, su atención, su escucha activa.
Cuando alguien nos ofrece su tiempo para estar con nosotros, para escucharnos, para
atender a nuestras necesidades, nos está diciendo “eres importante para mí”,
“mereces mi atención y mi tiempo”.
El lenguaje corporal también es importante. Mirar a los ojos, tener una postura
relajada, la sonrisa, los brazos y manos sueltas, el cuerpo erguido... son indicativos de que
la otra persona nos interesa.
§ Madre dándole el biberón al niño mientras lee un libro. El niño solicita su atención
y la madre sigue con su lectura. Mensaje : “Para mi madre el libro es más
importante que yo”.
§ Niño que solicita a su padre que le cuente un cuento, que juegue con él, que le lleve
un rato de paseo. El padre no atiende a los requerimientos del niño: sigue viendo la
televisión, leyendo el periódico, dormitando... Mensaje : “No merezco la atención
de mi padre. Tiene cosas más importantes en las que ocuparse. Yo soy menos
importante que esas cosas”.
b) A través de las experiencias que vivimos. Las personas necesitamos pasar por
situaciones en las que podamos probar que somos capaces, que podemos, que valemos,
que estamos preparados para afrontar los retos que la vida nos presenta. El éxito en esas
experiencias nos hace sentirnos valiosos y dignos. Es importante en este sentido el
conceder mayor capacidad de decisión, autonomía, al niño conforme va creciendo.
Darle autonomía para que se sienta capaz de hacer las cosas por sí mismo. Es importante
también permitirle expresar sus sentimientos, comentar sus apreciaciones sobre las
personas y los hechos... Y más importante que todo lo anterior es escucharle. Incidiendo
de nuevo en lo expresado anteriormente: Cuando escuchamos a alguien le estamos
demostrando que es importante para nosotros, que merece nuestra atención y nuestro
tiempo. Escuchar supone trabajar en nosotros una serie de actitudes: cercanía, dejar de
lado nuestra propia manera de pensar, mirar a la persona que trata de comunicarse con
nosotros, adoptar una postura abierta a la recepción del mensaje...
c) A través de la palabra. Las palabras pueden servir para erigir o derrumbar el propio
respeto que todos nos debemos a nosotros mismos. "Torpe", "irresponsable", "no se
puede hacer nada contigo", "eres un pelmazo" tienen un mensaje cualitativamente
diferente a "eres fenomenal", "lo has hecho muy bien", "me lo paso muy bien contigo",
Ayúdate a ser un/a buen/a tutor/a. J.J. Albaladejo Nicolá 37.
"agradezco tu ayuda"... Tan importante como la palabra son los gestos que la
acompañan, el tono de voz, la situación en que se produce.
Bonet, José V. señala las siguientes características, a las que llama las “Aes” de la
autoestima:
• Distingo con claridad lo que es una actuación inadecuada de lo que es un hábito que
entorpece mis relaciones con los demás o me hace sentir mal conmigo mismo.
• Trato de discriminar entre las ideas no realistas y las que corresponden a hechos y
situaciones en las que es necesario asumir las responsabilidades derivadas de una forma
de actuar no adecuada.
• Acepto lo que pienso y siento. Trato de ser auténtico, sin importarme lo que los demás
puedan pensar o decir.
De forma resumida voy exponer unas ideas que considero básicas, teniendo en
cuenta a los profesionales a los que va dirigido, de forma especial, este libro:
2. Si te sientes a gusto contigo mismo estarás más atento a percibir lo bueno de los demás,
tus críticas serán constructivas y realizadas desde el respeto y el amor, serás transmisor
de paz y no entrarás en GUERRAS que no te corresponden ni benefician.
3. Los alumnos, al igual que cualquier persona observadora, perciben claramente el tipo de
energía que transmites. Si transmites cariño, aceptación, respeto... estarán más
predispuestos al cambio. Si aprecian en ti deseos de venganza, ira, odio... te devolverán
esa misma energía pero de una manera que quizá te resulte muy difícil de contener,
aceptar y asumir.
4. Tu conducta verbal y no verbal son indicadores para el alumno de cómo te cae, de las
expectativas que tienes sobre él o ella, de la confianza o desconfianza que te merece.
Cuida mucho tu lenguaje verbal y no verbal, como un aspecto fundamental para
entablar relaciones de respeto con tus alumnos.
5. Admite los errores, fallos e imperfecciones, tuyos y de ellos. Muéstrate flexible. Nadie
ha nacido sabiendo y hemos de dar a los niños, adolescentes y jóvenes la posibilidad de
aprender sin sentirse invalidados por nuestras palabras, actitudes o conductas.
6. Mantén una actitud perceptiva activa (de visión, escucha e intuición) que te permita ver,
escuchar e intuir mucho más allá de los gestos, palabras y actitudes que te muestren las
personas con las que te relacionas.
NOTAS :
(1) Estas son algunas de las definiciones que distintos autores han dado sobre la
autoestima:
“La autoestima tiene que ver con la medida en que me respeto o tengo una
opinión favorable de mí”. Hare, Beverly. 1988.
"Es el conjunto de las actitudes del individuo hacia sí mismo" R.B. Burns.
El autoconcepto. EGA. Bilbao 1990.
PADRES
COMPAÑEROS/AS
AMIGOS/AS
PROFESORES/AS
OTRAS PERSONAS
42 Manual de autoestima para docentes
Aspectos a considerar NO A SI
VECES
(1) (2) (3)
1. Acepto mi cuerpo, mi físico tal y como es.
2. Reconozco y acepto mis cualidades y limitaciones.
3. Soy consciente de los sentimientos (*) que tengo y los
expreso de modo adecuado.
4. Tengo confianza y seguridad en mi mismo/a.
5. Mis aspiraciones son realistas.
6. Acepto mis errores, equivocaciones, limitaciones.
7. Respeto, valoro y acepto a los demás como son.
8. Suelo adoptar una postura optimista ante la vida.
9. Soy capaz de integrarme activamente en un equipo de
trabajo.
10. Disfruto, me divierto en mis relaciones con los demás.
11. Soy capaz de pedir lo que necesito.
12. Acepto mi sexo.
13. Autocontrolo mis impulsos.
14. Soy una persona abierta y flexible.
15. Tomo la iniciativa en el contacto social.
16. Me esfuerzo y soy constante a pesar de las
dificultades.
17. Soy capaz de asumir los riesgos que implica una tarea
nueva.
19. Tengo una actitud empática. Conecto bien con las
necesidades de los otros.
20. Soy autónomo en mis decisiones y disiento sin
agredir.
SUMA DE LAS PUNTUACIONES
TOTAL: (1)+(2)+(3) =