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"Han ensanchado la
memoria de este pueblo"
(Alma 37:8)
Y "con esto" los probaremos, para ver si harán todas la cosas que el Señor su
Dios les mandare.
(Abraham 3:25, cursiva añadida)
Porque él dará a los fieles línea sobre línea, precepto tras precepto, y en esto
os juzgaré y probaré.
(D. y C. 98:12; cursiva añadida)
Las palabras con esto y en esto significan "en este modo" o "de esta manera".
Estas escrituras tan sobresalientes nos dan el marco para entender mejor la
mortalidad en "todas las ocasiones".
Equipados con tal marco, junto con una percepción de la historia, encontramos
que muchísimas cosas llegan a ser más claras.
Esta percepción de la historia Espiritual verdaderamente ayudará, de esta
manera, a los miembros de la Iglesia a mantener el curso, conservarse fieles, y
sobrellevar bien las aflicciones (ver D. y C. 6:13, D. y C. 121:8). Y seguramente algo
de tal guía y sostén es crucial para nosotros, porque requerirá tanto de testimonio
como de sofisticación espiritual al enfrentar algunos de los desafíos de nuestro
tiempo, y el evitar ser desviados o desanimados.
Supongamos, por ejemplo, que se les pidiera a los miembros de la Iglesia hoy
pasar por una prueba espiritual (no militar) equivalente al "escenario de Gedeón".
En aquella ocasión 32.000 guerreros fueron rechazados por 300 que fueron
llevados a la victoria por Gedeón. ¿Por qué? ¡Para que cuando ellos triunfaran,
Israel supiera que el Señor, y no ellos, había traido la victoria! De esta manera se
dejaba que Israel "se alabe" (ver Jueces 7:2, 7, 16-23). La comodidad y la
autosuficiencia no dejan lugar a la mansedumbre y a la sumisión espiritual. Por
esto, nosotros también debemos llegar a saber que los eventos y las circunstancias
pueden a veces converger para enseñarnos lecciones que debemos aprender para
que no nos enorgullezcamos.
Las escrituras no sólo constituyen la memoria moral del género humano, sino
que en sus preciosas páginas las doctrinas de la Iglesia están cuidadosa y
deliberadamente balanceadas. Estas doctrinas del reino se necesitan una a la otra
como la gente de la Iglesia se necesita una a la otra. Los principios del evangelio
son tan poderosos que tampoco es bueno para ellos estar solos. Cuando están
"apropiadamente enmarcados" producen un equilibrio conceptual y de
comportamiento, pero cuando uno se encuentra aislado del resto puede volverse
débil o insensato.
No sólo misericordia y justicia deben estar balanceadas. En la ecología de Dios,
todas las verdades y mandamientos son principios en perpetua sociedad. Juntos
pueden producir la felicidad humana aquí, y la salvación y exaltación en el más
allá.
Al mismo tiempo que las escrituras ensanchan nuestra memoria, nos dan un
acrecentado aprecio no sólo por los mensajeros proféticos, sino también por los
mensajeros mismos -su humanidad, sus triunfos y sus diferentes personalidades-
como en los siguientes ejemplos.
Una vez, uno de los primeros líderes de la Iglesia habló con una despreciado
acento galileo (ver Marcos 14:70). Juan el Bautista, de quien se dijo que no había
profeta mayor que él, tenía una dieta que incluía langostas y no suffles; miel
silvestre y no mousse de chocolate. Pedro y Juan eran vistos como "sin letras y del
vulgo" (Hechos 4:13) por los sofisticados de la estructura de poder de Jerusalén.
Por otra parte el distinguido y educado Pablo fue reprobado porque "las muchas
letras te vuelven loco" (Hechos 26:24). Más tarde se dijo de Pablo "las cartas son
duras y fuertes; más la carne débil, y la palabra menospreciable" (2 Corintios 10:
10).
A través de la historia de las escrituras vemos, entonces, los repetidos esfuerzos
para rebajar a los profetas con el fin de descartarlos, etiquetarlos para
disminuirlos. ¡Después de todo, los primitivos cristianos sólo eran "la secta de los
nazarenos"! (Hechos 24:5).
No sin sorpresa, entonces, José Smith reflejó algunas de las ansiedades y
actividades de su tiempo y período. Todavía un torrente de verdad vino a través de
este brillante, bueno, pero, imperfecto conducto, casi más de lo que José pudo
comunicar:
"Es mi meditación todo el día, y más importante para mí que comer y beber,
el saber como haré comprender a los santos de Dios las visiones que surgen
como una oleada desbordante de mi mente. (Andrew F. Ehat and Lyndon W.
Cook, comp. The Words of Joseph Smith [B.Y.U. Religious Studies Center,
1980], pág. 196)
¡No hay error en las revelaciones que José enseñó! Además de ensanchamiento
de la memoria y mayor aprecio por los profetas otra importante razón para que
estemos profunda y constantemente involucrados con las santas escrituras es
recibir refresco espiritual, para que, como temió Pablo "[nuestro] ánimo no se canse
hasta hasta desmayar" (Hebreos 12.3)
Usualmente pensamos en desmayo físico, pero también hay un desmayo de la
mente. Cuando cantamos que sabemos que "vive mi Señor" cada unos de nosotros
declara que el Señor "vive para alentar". El Espírítu Santo puede alentarnos y
también las santas escrituras.
Tomando alimento de las escrituras podemos refrescar nuestras mentes y
corazones. Si, como urgió Alma, estamos en un proceso contínuo de verificación
personal de los principios del evangelio, yendo de un simple deseo de creer a creer,
a fe, y aún a conocimiento espiritual... esto nos mantendrá intelectual y
espiritualmente vibrantes (ver Alma 32:34).
Brigham Young hizo la misma promesa que Alma:
(Romanos 8:35)
En relación a aquellas palabras de Pablo, el hecho de que el Señor, que nos ama,
elija proteger a los fieles para sus propósitos en una ocasión, no necesariamente
significa que lo hará en otra. El asunto es sintonizar nuestros corazones a
escrituras como la anteriormente mencionada. Esto incumbe diaria y directamente
a nuestra confianza en Dios hasta el punto de la sumisión espiritual. Si la prueba
viene, debemos ser como Abinadí cuando estaba a punto de ser quemado, quién
deseaba terminar su mensaje "y entonces no importa" (Mosíah 13:9); o lo tres
jóvenes, Sadrac, Mesac y Abed-Nego, quienes lo dijeron en breves y desafiantes
palabras:
He aquí nuestro Dios a quién servimos puede librarnos del horno del fuego
ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará.
Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dios, ni tampoco adoraremos
la estatua que has levantado.
... Sé que [Dios] ama a sus hijos; sin embargo, no sé el significado de todas
las cosas.
(1 Nefi 11:17)
Mientras Dios ensancha nuestras memorias, para expresarlo así, en tanto
"damos lugar" en nuestras vidas a las santas escrituras, no sólo la periferia de
nuestra perspectiva es ensanchada, sino también los fundamentos de nuestra fe.
La confianza de Nefi en Dios fue ensanchada por su estudio de las escrituras,
incluyendo las palabras de Isaías, las cuáles él seguramente conocía aún desde
antes de obtener las planchas de Labán. Jesús mismo dijo: "Grandes son las
palabras de Isaías" (3 Nefi 23:1). La fe de Isaías era grande, y a su vez ensanchó la
fe de Nefi, en tanto que el leer sobre la fe de Nefi puede ensanchar la nuestra.
Cuánto más grande sea el círculo de nuestra espiritualidad colectiva, mayor será
el púlpito de memoria desde el cual el Espíritu Santo pueda estimularnos.
Es más probable que lleguemos a "ser conquistadores" de nuestro santo presente
si estamos verdaderamente familiarizados con el pasado espiritual de la
humanidad.