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DISCURSO NUMERO UNO

"Han ensanchado la
memoria de este pueblo"
(Alma 37:8)

En lo que respecta a nuestras convicciones cristianas, ¡los individuos nunca


estamos más de una generación alejados de la regresión, el disenso y el desafecto!
Esto último puede pasar muy rápidamente, como en esta oportunidad, hace
centurias.

Y se levantó después de ellos otra generación que no conocría a Jehová, ni la


obra que El había hecho por Israel.
(Jueces 2:10)

Si los padres no se comprometen plenamente, no pueden transmitir plenamente;


entonces los de la generación siguiente, demasiado pronto, llegan en las
fascinantes palabras de Nefi, a actuar "por si mismos" (3 Nefi 1:29). Usualmente las
impresiones espirituales se logran cuando las "tablas de la memoria están
frescas"... especialmente en una era secular tan endurecida como ésta.
La transmisión se logra mejor a través de la triada consisitente en: padres
justos, el Espíritu Santo y las santas escrituras. Las escrituras constituyen nuestra
memoria colectiva, sin la cual tantos han sufrido en la ignorancia (Mosíah 1:3).
Usadas efectivamente, las escrituras realmente pueden, tal como lo han hecho en
la antigüedad, ensanchar la "memoria de esta gente", emacipándolos, en un
sentido, de las limitaciones de su propio tiempo (ver Alma 37:8). El ensanchamiento
incluye la transferencia de la experiencias de otros, las cuales las generaciones
actuales no han tenido, de tal modo que se permita a sus miembros conceptualizar,
apreciar y aprender de esas experiencias.
Aún cuando el Espíritu Santo nos enseña, se apoya mucho en la memoria
humana. John Donne dijo que, "El Espíritu Santo toma el camino más cercano
para llevar a un hombre hasta Dios, despertando su memoria" ya que "la memoria
es muy a menudo el púlpito del Espíritu Santo." (Janet M. Muller, ed. Donne's
Prebend Sermons [Harvard University Press, 1971], pág. 33).
Concerniente a la transmisión, la historia espiritual nos muestra que después de
cuanto podamos hacer, no deberíamos sorprendernos cuando las respuestas del
Evangelio de Cristo varíen.
Los miembros de la misma generación, como en circunstancias anteriores,
pueden incluso recibir "la misma instrucción y la misma información" (Alma 47-
36), y todavía algunos pueden creer y otros disentir. Claramente se permite que
cada individuo y cada generación sea libre de elegir (ver 2 Nefi 2:27; 10:23). Pero
debería ser una elección informada, especialmente en las tres maneras que se han
descripto: conceptualización, apreciación y aprendizaje.
La juventud puede aún tener dones, incluyendo el don del Espíritu, y todavía ser
como sus iguales de antaño, quienes "no lo supieron" (3 Nefi 9:20).
Concerniente al mensaje del evangelio, ellos pueden ser como el ocupado y
preocupado Amulek: "de modo que sabía concerniente a estas cosas, sin embargo,
no quería reconocerlas;" (Alma 6:10).
De ahí la urgencia de nuestro acercamiento a Dios y su proyecto, y también de
desarrollar dentro de nosotros, de nuestros hijos y de nuestros nietos, un sentido
de la historia, incluyendo lo que Dios ha hecho por Israel. Tales recordatorios del
pasado, memorias milenarias de las escrituras, nos ayudarán en los desafíos
presentes.
Por ejemplo, Shez, un líder religioso y político, tuvo la difícil asignación de
comenzar "a restablecer a un pueblo abatido" (Eter 10:1). Para comenzar, Shez
recordó "la destrucción de sus padres" y también "recordó lo que el Señor había
hecho al traer a Jared y a su hermano a través del mar;". Esta percepción de la
historia espiritual le ayudó al comenzar a establecer "un reino justo" de gente que;
una vez más, aprendió a marchar "por las sendas del Señor" (Eter 10:2).
Esta "memoria" o percepción de la historia, debería remontarse no sólo a unas
pocas décadas, sino al comienzo mismo; aún hasta los propósitos declarados por el
Señor, con respecto a la experiencia mortal en su totalidad. Hay, por ejemplo,
ciertas escrituras, como observó John Donne acerca de algunos "salmos
sobresalientes", que "se despliegan sobre toda ocasión". Ciertas escrituras, como
las siguientes, están tan enlazadas con el plan de salvación de Dios y esta vida que
"despliegan sobre toda ocasión".

Y "con esto" los probaremos, para ver si harán todas la cosas que el Señor su
Dios les mandare.
(Abraham 3:25, cursiva añadida)

Porque él dará a los fieles línea sobre línea, precepto tras precepto, y en esto
os juzgaré y probaré.
(D. y C. 98:12; cursiva añadida)

Las palabras con esto y en esto significan "en este modo" o "de esta manera".
Estas escrituras tan sobresalientes nos dan el marco para entender mejor la
mortalidad en "todas las ocasiones".
Equipados con tal marco, junto con una percepción de la historia, encontramos
que muchísimas cosas llegan a ser más claras.
Esta percepción de la historia Espiritual verdaderamente ayudará, de esta
manera, a los miembros de la Iglesia a mantener el curso, conservarse fieles, y
sobrellevar bien las aflicciones (ver D. y C. 6:13, D. y C. 121:8). Y seguramente algo
de tal guía y sostén es crucial para nosotros, porque requerirá tanto de testimonio
como de sofisticación espiritual al enfrentar algunos de los desafíos de nuestro
tiempo, y el evitar ser desviados o desanimados.
Supongamos, por ejemplo, que se les pidiera a los miembros de la Iglesia hoy
pasar por una prueba espiritual (no militar) equivalente al "escenario de Gedeón".
En aquella ocasión 32.000 guerreros fueron rechazados por 300 que fueron
llevados a la victoria por Gedeón. ¿Por qué? ¡Para que cuando ellos triunfaran,
Israel supiera que el Señor, y no ellos, había traido la victoria! De esta manera se
dejaba que Israel "se alabe" (ver Jueces 7:2, 7, 16-23). La comodidad y la
autosuficiencia no dejan lugar a la mansedumbre y a la sumisión espiritual. Por
esto, nosotros también debemos llegar a saber que los eventos y las circunstancias
pueden a veces converger para enseñarnos lecciones que debemos aprender para
que no nos enorgullezcamos.
Las escrituras no sólo constituyen la memoria moral del género humano, sino
que en sus preciosas páginas las doctrinas de la Iglesia están cuidadosa y
deliberadamente balanceadas. Estas doctrinas del reino se necesitan una a la otra
como la gente de la Iglesia se necesita una a la otra. Los principios del evangelio
son tan poderosos que tampoco es bueno para ellos estar solos. Cuando están
"apropiadamente enmarcados" producen un equilibrio conceptual y de
comportamiento, pero cuando uno se encuentra aislado del resto puede volverse
débil o insensato.
No sólo misericordia y justicia deben estar balanceadas. En la ecología de Dios,
todas las verdades y mandamientos son principios en perpetua sociedad. Juntos
pueden producir la felicidad humana aquí, y la salvación y exaltación en el más
allá.
Al mismo tiempo que las escrituras ensanchan nuestra memoria, nos dan un
acrecentado aprecio no sólo por los mensajeros proféticos, sino también por los
mensajeros mismos -su humanidad, sus triunfos y sus diferentes personalidades-
como en los siguientes ejemplos.
Una vez, uno de los primeros líderes de la Iglesia habló con una despreciado
acento galileo (ver Marcos 14:70). Juan el Bautista, de quien se dijo que no había
profeta mayor que él, tenía una dieta que incluía langostas y no suffles; miel
silvestre y no mousse de chocolate. Pedro y Juan eran vistos como "sin letras y del
vulgo" (Hechos 4:13) por los sofisticados de la estructura de poder de Jerusalén.
Por otra parte el distinguido y educado Pablo fue reprobado porque "las muchas
letras te vuelven loco" (Hechos 26:24). Más tarde se dijo de Pablo "las cartas son
duras y fuertes; más la carne débil, y la palabra menospreciable" (2 Corintios 10:
10).
A través de la historia de las escrituras vemos, entonces, los repetidos esfuerzos
para rebajar a los profetas con el fin de descartarlos, etiquetarlos para
disminuirlos. ¡Después de todo, los primitivos cristianos sólo eran "la secta de los
nazarenos"! (Hechos 24:5).
No sin sorpresa, entonces, José Smith reflejó algunas de las ansiedades y
actividades de su tiempo y período. Todavía un torrente de verdad vino a través de
este brillante, bueno, pero, imperfecto conducto, casi más de lo que José pudo
comunicar:

"Es mi meditación todo el día, y más importante para mí que comer y beber,
el saber como haré comprender a los santos de Dios las visiones que surgen
como una oleada desbordante de mi mente. (Andrew F. Ehat and Lyndon W.
Cook, comp. The Words of Joseph Smith [B.Y.U. Religious Studies Center,
1980], pág. 196)

Pocos días antes de su martirio José afirmó:


Yo nunca os he declarado que soy perfecto; pero no hay errores en las
revelaciones que he enseñado. ¿Seré, pues, desechado como cosa que no
tiene valor? (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 457)

¡No hay error en las revelaciones que José enseñó! Además de ensanchamiento
de la memoria y mayor aprecio por los profetas otra importante razón para que
estemos profunda y constantemente involucrados con las santas escrituras es
recibir refresco espiritual, para que, como temió Pablo "[nuestro] ánimo no se canse
hasta hasta desmayar" (Hebreos 12.3)
Usualmente pensamos en desmayo físico, pero también hay un desmayo de la
mente. Cuando cantamos que sabemos que "vive mi Señor" cada unos de nosotros
declara que el Señor "vive para alentar". El Espírítu Santo puede alentarnos y
también las santas escrituras.
Tomando alimento de las escrituras podemos refrescar nuestras mentes y
corazones. Si, como urgió Alma, estamos en un proceso contínuo de verificación
personal de los principios del evangelio, yendo de un simple deseo de creer a creer,
a fe, y aún a conocimiento espiritual... esto nos mantendrá intelectual y
espiritualmente vibrantes (ver Alma 32:34).
Brigham Young hizo la misma promesa que Alma:

"Cada principio que Dios ha revelado lleva sus propias convicciones de su


verdad a la mente humana" (Brigham Young, Journal of Discourses 9:149).

No es sorprendente que Jesús dijera lo mismo:

El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o


si yo hablo por mi propia cuenta.
(Juan 7:17; cursiva añadida)

Nótese el hecho de que Jesús usó la palabrá "conocerá".


De esa manera, la interacción entre escritura y memoria nos refresca, causando
que seamos intelectualmente honestos con el conocimiento espiritual previamente
obtenido, una bendita combinación de memoria y honestidad. ¿Acaso no cantamos,
mientras agradecemos a Dios por el profeta, que de Dios "probamos ya bien su
bondad"?.
Uno no puede estudiar las escrituras por mucho tiempo, entonces, sin
desarrollar un especial aprecio por aquellas que "se despliegan sobre toda ocasión".
Estas escrituras y similares deben ser regularmente examinadas por que son
recordatorios serios no sólo del marco de esta experiencia mortal (los propósitos de
la vida y el marco dentro del cual hemos de vivirla), sino de su centro mismo: el
plan de salvación de nuestro Padre Celestial, el sacrificio de su Hijo Jesucristo, y la
manera de enfrentar la experiencia instructiva de la vida mortal.

Con todo, el Señor lo considera oportuno castigar a su pueblo; sí, El prueba


su paciencia y su fe.

(Mosíah 23:21; ver también Santiago 1:3)


Porque el hombre natural... se haga santo por la expiación de Cristo el
Señor, y se vuelva como un niño: sumiso, manso, humilde, paciente, lleno de
amor y dispuesto a someterse a cuanto el Señor juzgue conveniente imponer
sobre él, tal como un niño se sujeta a su padre.
(Mosíah 3:19)

Y siempre está la necesaria tranquilidad, como declara otra escritura


sobresaliente:

¿Quién nos separará del amor de Cristo? Tribulación, o angustia, o


persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?.

(Romanos 8:35)

En relación a aquellas palabras de Pablo, el hecho de que el Señor, que nos ama,
elija proteger a los fieles para sus propósitos en una ocasión, no necesariamente
significa que lo hará en otra. El asunto es sintonizar nuestros corazones a
escrituras como la anteriormente mencionada. Esto incumbe diaria y directamente
a nuestra confianza en Dios hasta el punto de la sumisión espiritual. Si la prueba
viene, debemos ser como Abinadí cuando estaba a punto de ser quemado, quién
deseaba terminar su mensaje "y entonces no importa" (Mosíah 13:9); o lo tres
jóvenes, Sadrac, Mesac y Abed-Nego, quienes lo dijeron en breves y desafiantes
palabras:

He aquí nuestro Dios a quién servimos puede librarnos del horno del fuego
ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará.
Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dios, ni tampoco adoraremos
la estatua que has levantado.

(Daniel 3:17, 18;


ver también Mosíah 13:9 para comparar la declaración "no importa")

La misma sumisión espiritual que se encuentra en estas tres palabras llenas de


fe, "pero si no", fue demostrada por una joven mujer en respuesta a las noticias de
un mensajero celestial. La maravillosa y espiritualmente sumisa María, lo expresó
igualmente en pocas palabras. Aunque llena de asombro por el inminente
milagroso nacimiento de Jesús, dijo: "He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo
conforme a tu palabra" (Lucas 1:38).
Sus palabras nos pueden guiar cuando estamos demasiado confundidos por lo
que es inminente o por lo que está tomando lugar en nuestras vidas. Cuando no
podamos explicar todo lo que nos está sucediendo, o está sucediendo alrededor
podemos adoptar la posición de Nefi:

... Sé que [Dios] ama a sus hijos; sin embargo, no sé el significado de todas
las cosas.
(1 Nefi 11:17)
Mientras Dios ensancha nuestras memorias, para expresarlo así, en tanto
"damos lugar" en nuestras vidas a las santas escrituras, no sólo la periferia de
nuestra perspectiva es ensanchada, sino también los fundamentos de nuestra fe.
La confianza de Nefi en Dios fue ensanchada por su estudio de las escrituras,
incluyendo las palabras de Isaías, las cuáles él seguramente conocía aún desde
antes de obtener las planchas de Labán. Jesús mismo dijo: "Grandes son las
palabras de Isaías" (3 Nefi 23:1). La fe de Isaías era grande, y a su vez ensanchó la
fe de Nefi, en tanto que el leer sobre la fe de Nefi puede ensanchar la nuestra.
Cuánto más grande sea el círculo de nuestra espiritualidad colectiva, mayor será
el púlpito de memoria desde el cual el Espíritu Santo pueda estimularnos.
Es más probable que lleguemos a "ser conquistadores" de nuestro santo presente
si estamos verdaderamente familiarizados con el pasado espiritual de la
humanidad.

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