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En los albores de la humanidad el ser humano, gregario por naturaleza, busca y encuentra
la forma de satisfacer sus necesidades vitales actuando colectivamente. Esta necesidad de vivir
en comunidad da origen a la presencia del líder y a las nociones de autoridad, disciplina y
jerarquía, a la imposición de ciertas normas elementales de convivencia y la necesidad de que los
más viejos sean los encargados de impartir normas, administrar el patrimonio común e impartir
justicia. ASÍ NACIÓ LA NOCIÓN DE GOBIERNO.
Con el correr del tiempo se ha llegado al convencimiento que la defensa es tarea de todos.
Que es permanente pues los conflictos también lo son. Que la defensa no solo es en el campo
militar, ahora la defensa tiene que darse en los campos, político, financiero, económico,
psicológico, social en cuyos casos se lleva a cabo por la vía no violenta y se denominan
LUCHAS; y también en el campo militar, por la vía violenta, en cuyo caso se llama GUERRA.
Tanto las luchas como las guerras pueden ser externas o internas dependiendo de la procedencia
del enemigo. La Defensa Nacional tiene que estar en el mismo nivel que el Desarrollo
Económico y Social alcanzado. Ambos se necesitan y se apoyan mutuamente. Ambos son los
instrumentos que se tiene que manejar para alcanzar superiores niveles de Bienestar General y
Seguridad Integral. Los gobiernos tienen la finalidad de incrementar niveles de Desarrollo y
Defensa Nacional; el Estado Peruano debe alcanzar paulatinamente mejores niveles de Bienestar
y Seguridad, pues ambos sintetizan el Bien Común.
Felizmente las cartas están a la vista. Los Peruanos que amamos esta tierra debemos estar
atentos a cualquier maniobra de testaferros peruanos, que por un plato de lentejas no vacilan en
vender los ingentes recursos que la madre naturaleza nos ha puesto en este nuestro territorio.
Administremos la Defensa Nacional por Objetivos e Hipótesis de Conflictos, defendamos la
Patria de Faustino Sánchez Carrión, Bolognesi, Grau, Quiñones y Cáceres, quienes con su
ejemplo, sangre y con su vida nos legaron este patrimonio que tenemos la obligación de
administrar racional y honestamente para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.
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