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“Crítica de Rosa Luxemburgo del feminismo burgués y de la primera

tentativa de teoría de la reproducción social”: Ankica Čakardić

Fuente: https://marxismocritico.com/2018/09/18/critica-de-rosa-luxemburgo-
del-feminismo-burgues/

18/09/2018

Ankica Čakardić es profesora auxiliar en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la


Universidad de Zagreb y directora del departamento de Filosofía Social y Filosofía del Género.
El foco de sus investigaciones incluye la crítica marxista de la teoría social del contrato, la
crítica política del marxismo, el feminismo marxista, la crítica luxemburguiana de la economía
política y la historia de las luchas de las mujeres en Yugoslavia. Actualmente está ultimando
un libro sobre la historia social del capitalismo, Hobbes y Locke. Una versión más larga de este
artículo fue presentada en la conferencia de Historical Materialism de Londres en 2017,
publicada en el número 25.4 como “De la Teoría de la Acumulación a la teoría de la
Reproducción Social: Un ejemplo del feminismo Luxemburguiano”, disponible aquí.

La acumulación del capital


Luxemburgo no escribió muchos textos sobre la llamada “cuestión de la mujer”.1 Sin embargo,
eso no significa que su trabajo deba ser omitido de la historia del feminismo revolucionario.
Por el contrario, sería erróneo afirmar que sus trabajos, específicamente, su crítica de la
economía política carecen de referencias para el desarrollo de una política feminista progresista
y la emancipación de las mujeres, a través de la historia y hoy en día. A partir de varios
ensayos de Luxemburgo sobre “la cuestión de la mujer” y varias tesis clave de su obra La
acumulación del capital, intentaremos llevar la teoría de Luxemburgo un poco más lejos. ¿Es
posible hablar de un feminismo Luxemburguista? ¿Qué utilidad tiene la crítica de Luxemburgo
del feminismo burgués?
En vísperas de la Primera Guerra Mundial, tras cerca de quince años de preparación, Rosa
Luxemburgo publicó La acumulación del capital (Berlín, 1913), su trabajo teórico más acabado
y uno de los trabajos más relevantes y originales de los clásicos de la economía marxista.2 La
acumulación del capital: Una contribución a una explicación económica del
imperialismorepresentaba la continuación de su Introducción a la economía política que
Luxemburgo escribió preparando sus conferencias sobre economía política, impartidas entre
1906 y 1916 en la escuela del Partido Socialdemócrata alemán.3 Exponiendo brevemente, La
acumulación del capitalpretendía estudiar y explicar científicamente las condiciones del
proceso de monopolización del capital, la reproducción ampliada y el imperialismo, teniendo
en cuenta la relación dinámica entre la espacialidad capitalista y no capitalista. Luxemburgo
sostenía que Marx había descuidado la determinación espacial del capital, centrando su crítica
del capital exclusivamente en la cuestión temporal, es decir, únicamente en el “tiempo” de la
dinámica interna de la reproducción capitalista. En cambio, el enfoque de Luxemburgo
intentaba demostrar que el núcleo interno del capital consiste en la impulsión a consumir lo
externo a él: los estratos no capitalistas.4 La meta de Luxemburgo era articular su propia
teoría de la reproducción ampliada y de la crítica de la economía clásica, que contendría no
sólo una dimensión temporal sino también el “análisis de la dimensión espacial”. Esta
determinación espacial de la acumulación capitalista Peter Hudis la ha llamado “la dialéctica
de la espacialidad”.5
Amigos y enemigos vertieron agudas críticas sobre Luxemburgo por señalar lo que ella
consideraba “deslumbrantes inconsistencias” del enfoque de Marx del problema de la
acumulacion y de la reproducción ampliada en el segundo volumen de El Capital 6. En una
carta dirigida a Franz Mehring donde se refería a las críticas de la acumulación del capital,
escribió:
En general, estaba prevenida de que el libro encontraría resistencias a corto plazo;
desafortunadamente, nuestro “marxismo” predominante, como el de algun viejo chocho,
tiene miedo de cualquier brisa de aire fresco en el pensamiento, y sabía que al principio
tendría que enfrentar muchas luchas.7

Lenin indicó que Luxemburgo ”había deformado a Marx”,8 y su trabajo fue interpretado como
revisionista, a pesar de haber liderado una vehemente ofensiva contra estas tendencias dentro
del SPD alemán. En oposición a los socialdemócratas agrupados alrededor de los “epígonos” y
de la oportunista práctica política que pretendía ”corregir” a Marx abandonando gradualmente
los principios socialistas de la acción revolucionaria y del internacionalismo, Luxemburgo
insistió en aferrarse a un pensamiento marxista vivo para ofrecer respuestas y explicaciones
más exactas a una crisis económica cada vez mayor y de los nuevos hechos que aparecían en
la vida económica. Mientras que los trabajos de Luxemburgo sobre la organización política, la
filosofía revolucionaria, el nacionalismo o el militarismo son analizados a menudo por los
eruditos, pocos autores han intentado proporcionar una retrospectiva sistemática de la teoría
económica y de la herencia de Luxemburgo, o que ofrezca un análisis contemporáneo de la
economía política luxemburguiana.9 En palabras de Ingo Schmidt: “Los izquierdistas
interesados en el trabajo de Luxemburgo han estudiado su política pero han dedicado poco
tiempo a su análisis económico”.10

Aunque La acumulación del capital topó con severas críticas desde su publicación, procedentes
de los elementos reformistas oportunistas y del revisionismo del SPD, así como las procedentes
de los marxistas ortodoxos conducidos por Karl Kautsky, no sólo fue criticado su trabajo en el
marxismo como fuertemente sospechoso. Estas críticas, a menudo naturalizando argumentos
conservadores de psicología barata, minaron la credibilidad del trabajo de Luxemburgo y la
expusieron como una inepta e insuficientemente familiarizada con los textos marxistas. Un
buen ejemplo de este tipo de crítica lo proporciona Werner Sombart, que indicó en su Der
proletarische Sozialismus:
Los socialistas más enojados son los que cargan con el resentimiento más fuerte. Esto es
típico: el alma sedienta de sangre, venenosa de Rosa Luxemburgo se había cargado con un
resentimiento cuádruple: como mujer, como extranjera, como judía y como lisiada.11

Incluso en el seno del partido comunista alemán fue tildada como “la sífilis de la Comintern”,
y Weber una vez habló de Rosa Luxemburgo como alguien “[propia] de un parque
zoológico’.12 Dunayevskaya escribe:

Un chauvinismo masculino virulento impregnó el partido entero, incluyendo a August Bebel,


el autor de “La mujer y el socialismo” -quién había creado un mito sobre sí mismo como
auténtico feminista- y Karl Kautsky, el teórico principal de la Internacional.13

El análisis social del género de Dunayevskaya también cita un fragmento de una carta donde
Víctor Adler escribe a August Bebel a propósito de Luxemburgo:

La perra venenosa todavía hará mucho daño, tanto más porque es tan lista como un mono
[blitzgescheit] mientras que, por otra parte, carece totalmente de sentido de la
responsabilidad y su única motivación es un deseo irrefrenable de autojustificación.14

Estaba en cuestión, evidentemente, cierto tipo de táctica de las políticas conservadoras que
ascendieron a atacar a las mujeres prominentes, que en este caso incluyeron un serio
abandono del trabajo de Luxemburgo basándose en la biología: el hecho de que ella era una
mujer. Aunque este importante aspecto de la historia social y del género no será discutido en
profundidad aquí, su ubicuidad necesita ser considerada al discutir las numerosas críticas
pseudo-teóricas de La acumulación del capital y de Luxemburgo como mujer teórica,
profesora y revolucionaria.
Si los análisis feministas de los trabajos de Luxemburgo en general son raros, más raros son
aún los contactos feministas con La acumulación del capital.15 Si hay algún interés en la
interpretación feminista del trabajo de Luxemburgo, se acota generalmente a su vida
personal y de vez en cuando a su teoría. Luxemburgo, que no escribió mucho sobre la
“cuestión de la mujer”, contribuyó ciertamente al hecho de que la mayoría de las
interpretaciones del feminismo de Luxemburgo esté ligado a los episodios de su vida e
intimidad. Éstos son, naturalmente, bastantes, temas cruciales, especialmente si
consideramos que tradicionalmente la historiografía ha evitado hablar de las mujeres y sus
experiencias. Sin embargo, intentemos responder a esta pregunta: ¿qué pueden decirnos los
textos y los discursos escritos de Luxemburgo acerca de la “cuestión de la mujer” sobre su
feminismo ?

¿Qué utilidad tiene la crítica de Luxemburgo del feminismo burgués?


Luxemburgo no se dedicó exclusivamente a organizar grupos de trabajadoras; su trabajo en
ese campo fue ensombrecido por el hecho de que ella trabajó generalmente entre
bambalinas. Apoyó fervientemente el trabajo de organización del movimiento de las mujeres
socialistas, entendiendo la importancia y las dificultades de la vida laboral para la
emancipación femenina. A menudo demostró su ayuda en este ámbito cooperando con su
cercana amiga Clara Zetkin. En una de las cartas dirigidas a Zetkin podemos leer cómo está
interesada y excitada cuando se unió al movimiento de las mujeres: “¿Cuándo va a
escribirme esa extensa carta sobre el movimiento de las mujeres? De hecho se lo ruego ni
que sea una sola carta!”16 Referente a su interés en el movimiento de las mujeres,
Luxemburgo señaló en uno de sus discursos: “Sólo puedo estar maravillada con la camarada
Zetkin que carga sobre sus hombros tamaña cantidad de trabajo”.17 Finalmente, aunque
raramente se reconoció como feminista, en una carta a Luise Kautsky escribió: “¿Asistirá a la
conferencia de las mujeres? ¡Imagínese, me he convertido en una feminista!”18 Además del
hecho de que trabajaba “detrás del escenario” y en privado mostraba interés sobre la
“cuestión de la mujer”, también se implicó en una discusión abierta referente al problema de
la clase frente al movimiento de las mujeres. En un discurso de 1912 titulado “El sufragio de
las mujeres y la lucha de clases”, Luxemburgo criticó el feminismo burgués y asertivamente
señaló:

La monarquía y la negación de derechos a las mujeres se han convertido en las herramientas


más importantes de la clase dominante capitalista…. Si era una cuestión de señoras
burguesas votando, el estado capitalista no podría contar con nada más que el apoyo
efectivo de la reacción. La mayoría de mujeres burguesas que actúan como leonas en la
lucha contra los “privilegios masculinos” balarían como corderos dóciles en el campo de la
reacción conservadora y clerical si obtenían el derecho al sufragio.19

La cuestión del sufragio de las mujeres junto con la filosofía del concepto moderno de la ley
basado en las premisas de los derechos individuales desempeñó un papel importante en la
llamada gran transición del feudalismo al capitalismo. Para Rosa Luxemburgo, la cuestión del
sufragio de las mujeres es táctica, pues formula, en sus propias palabras, la madurez política
alcanzada entre las mujeres proletarias. Prosigue subrayando que no se trata de apoyar el
derecho al voto como una reivindicación aislada significativa y completa en sí, la cuestión es
apoyar el sufragio universal a fin de que el movimiento de mujeres socialistas pueda llevar
más allá una estrategia de lucha por la emancipación de las mujeres y de la clase obrera en
general. Sin embargo, la estrategia legal liberal de conquistar el sufragio ni incluía a todas
las clases ni aspiraba a derrocar el sistema capitalista. Para Luxemburgo, la metafísica de los
derechos individuales en el marco de un proyecto político liberal sirve sobre todo para
proteger la propiedad privada y la acumulación del capital. Los derechos liberales no
reflexionan sobre las condiciones sociales materiales reales, se colocan simplemente por
encima de ellas, como algo abstracto y nominal, haciendo imposible su puesta en práctica o
un uso real de tales derechos. Como ella argumentó despectivamente: “Se trata de una
basura meramente formalista tantas veces manoseada y repetida que ya no conserva ningún
significado práctico”.20

Luxemburgo rechazó la definición tradicional de los derechos civiles en todo sentido,


incluyendo la lucha por el sufragio de las mujeres y señaló su parecido con la lucha para la
autodeterminación nacional:

La dialéctica histórica ha demostrado que no existen las verdades eternas y que no existe
ningún `derecho’…. En palabras de Engels, “Aquello que es bueno aquí y ahora es malo en
cualquier otra parte, y viceversa” -o, aquello correcto y razonable bajo determinadas
circunstancias se convierte en un sinsentido y absurdidad bajo otras. El materialismo
histórico nos ha enseñado que el contenido real de estas verdades eternas, derechos y
fórmulas están únicamente determinados por las condiciones sociales materiales del
ambiente de una época histórica dada.21

Lo que Rosa Luxemburgo sugiere en la cita, mencionada en “El sufragio de las mujeres y la
lucha de clases”, pertenece a los problemas clásicos suscitados y discutidos inicialmente en
el marco del feminismo socialista a partir de finales del siglo XVIII y principios del XIX: el
papel del feminismo burgués en la reproducción del capitalismo y el uso de los objetivos
feministas como medio para obtener ganancias. Siempre que el capitalismo está en crisis o
necesita “aliados” para su restauración o para la acumulación del capital posterior, integra a
los “otros” marginados en su forma política liberal legal, sean las mujeres, los niños, las
razas no blancas, o las personas LGBTIQ -quienquiera que esté disponible o sea
potencialmente útil para continuar con la mercantilización:

Uno de las condiciones fundamentales para la acumulación es la provisión de trabajo vivo


que encaje con sus requerimientos y que el capital pone en movimiento… El aumento
progresivo del capital variable que acompaña la acumulación debe por lo tanto expresarse en
el empleo de una mano de obra cada vez mayor. ¿De dónde procede esta fuerza de trabajo
adicional ?22

Según la teoría económica de Luxemburgo, el modo capitalista de producción se reproduce


creando plusvalías, la apropiación de las cuales sólo se puede acelerar mediante la extensión
concomitante de la superproducción que genera. Por lo tanto, es necesario asegurarse que la
producción sea reproducida en un volumen mayor que antes, y esto significa que la expansión
del capital es la ley absoluta que gobierna la supervivencia de cualquier capitalista individual.
En La acumulación del capital Rosa Luxemburgo establece las premisas para entender el
capitalismo como una relación social que permanentemente produce crisis y que
necesariamente ha de hacer frente a los límites objetivos de la demanda y la autoexpansión.
En este sentido, desarrolló una teoría del imperialismo basada en el análisis del proceso de la
producción social y de la acumulación del capital observada en varias “formaciones no
capitalistas”:
No puede haber ninguna duda de que la explicación de la raíz económica del imperialismo debe
derivarse y ponerse en armonía con [una comprensión correcta de] las leyes de la acumulación
de capital, para el imperialismo en general y de acuerdo con la observación empírica universal
no es otra cosa que un método específico de acumulación … La esencia del imperialismo
consiste precisamente en la expansión del capital de los antiguos países capitalistas a nuevas
regiones y en la lucha económica y política competitiva entre aquellos por nuevas áreas. 23

A diferencia de Marx, que resumió la acumulación real por países capitalistas específicos y sus
relaciones a través del comercio exterior, Luxemburgo afirma que la reproducción ampliada
no debería discutirse en el contexto de una sociedad capitalista de tipo ideal.24 Para facilitar
la comprensión de la reproducción ampliada, Marx abstrae el comercio exterior y examina una
nación aislada, para presentar cómo se realiza la plusvalía en una sociedad capitalista ideal
dominada por la ley del valor que es una ley del mercado mundial..25 Luxemburgo discrepa
con Marx, que analiza las relaciones del valor en la circulación del capital y de la reproducción
sociales desatendiendo las características específicas del proceso de producción que crea
mercancías. Así, el mercado funciona ‘totalmente’, es decir, en un análisis general del proceso
capitalista de la circulación asumimos que ocurre la venta directamente, ‘sin la intervención
de un comerciante’.
Marx desea demostrar que una porción substancial del plusvalor es absorbida por el capital
como tal, en vez de por individuos concretos. La pregunta no es el ’quién’ sino ‘qué’ consume
las mercancías excedentes. Luxemburgo, por otra parte, analiza la acumulación del capital a
partir del intercambio internacional de mercancías entre sistemas capitalistas y no capitalistas.
A pesar de las objeciones, Luxemburgo se da cuenta de que el análisis de Marx del problema
del capital variable es la base para establecer el problema de la ley de la acumulación del
capital, que es la clave de su teoría económico-social. Igualmente, ese argumento permite
entender la importante distinción entre trabajo productivo y no productivo,26 sin la cual sería
casi imposible entender la teoría de la reproducción social como una reacción específica a la
economía neoclásica y su alianza con el feminismo liberal. Precisamente por esta razón en La
acumulación del capitalLuxemburgo cita a Marx:
La población que trabaja puede aumentar, cuando los trabajadores previamente improductivos
se transforman en productivos, o los segmentos de la población que no trabajaban
previamente, por ejemplo las mujeres y los niños, o los pobres, son introducidos en el proceso
de producción.27

Este tipo de economía y de inclusión liberal de la “población trabajadora” obviamente tiene


poco potencial democrático y carece de aspiración emancipatoria de la clase oprimida. Los
derechos se localizan, muy cautelosamente, en una base identitaria (por oposición al nivel
social material) y exclusivamente según la fórmula diseñada prioritariamente para
salvaguardar la reproducción del modo de producción capitalista. Las mujeres burguesas desde
principios del siglo XIX no han tenido la abolición del sistema de clases en mente; al contrario,
lo apoyan. Por otra parte, el feminismo burgués defiende el capitalismo y ocupa una posición
de clase y desatiende los derechos de las mujeres de la clase obrera. Los procesos de
acumulación del capital, el estado moderno, las aspiraciones del liberalismo y luego el
movimiento feminista burgués han recorrido la misma trayectoria:

En un nivel formal, los derechos políticos de las mujeres se constituyen con notable armonía
con el estado burgués. Los ejemplos de Finlandia, de los estados americanos, de algunos
municipios, todos demuestran que ninguna política de igualdad de derechos para las mujeres
ha tumbado el estado; no disputa la dominación del capital.28
Luxemburgo explica que el papel del movimiento sufragista es reaccionario no sólo debido a
la ausencia de apoyo de las mujeres burguesas a la lucha por los derechos de los
trabajadores y trabajadoras y los derechos sociales de las mujeres proletarias, sino también
debido a su participación activa en la defensa de la opresión de las mujeres que nace de las
relaciones sociales basadas en el trabajo reproductivo femenino dentro de la esfera del
hogar. El punto metodológico central de la teoría de la economía de Luxemburgo reside en el
choque asertivo con la economía política clásica. Por lo tanto, no debe sorprender que los
temas de su crítica también incluyan precisamente esos fenómenos y procesos sociales que
permiten al capitalismo-liberalismo, el papel de la burguesía en la transición de la monarquía
feudal al capitalismo. Los derechos, las leyes y los contratos sociales de hoy día son las
instituciones que desempeñaron un papel formal histórico clave en la implantación del
capitalismo.29 Pero también el feminismo burgués hace una parte importante en el
mantenimiento de la estructura de clases capitalista. Por una parte, las demandas de las
mujeres de clase burguesa reclaman el derecho político al voto solamente para las mujeres
de la clase dominante y desde un punto de vista individualista no tienen ningún interés en
abordar la posición de las mujeres en general o las causas de clase de la opresión de las
mujeres. En la opinión de Luxemburgo, el papel de las mujeres burguesas es muy
importante y mantiene una presencia activa en la perpetuación de las relaciones sociales
establecidas:

Aparte de las pocas que tienen trabajos o profesiones, las mujeres de la burguesía no
participan en la producción social. No son nada más que co-consumidoras del valor
excedente que sus hombres extraen del proletariado.30

Oponiendo las metas de mujeres burguesas a las metas apoyadas por las mujeres proletarias
Luxemburgo clarifica que el problema aquí no es sólo relativo al género, un “problema de la
mujer”, sino también un problema relacionado con la clase. Hablar de las mujeres en general
fingiendo universalidad no es válido, porque el análisis del género sin el análisis de la clase es
reduccionista. Las mujeres que pertenecen a las clases más altas en su mayoría no participan
en la producción en el marco de procesos de mercado pero consumen el plusvalor, que ha
sido drenado mediante la explotación de la clase obrera; así su papel en la reproducción de
relaciones sociales es de “naturaleza parasitaria”:

Son parásitos de los parásitos del cuerpo social. Y los co-consumidores al defender su
“derecho” a la vida parásitaria son generalmente aún más rabiosos y crueles que los agentes
directos de la clase dominante y de la explotación.31

Así, Luxemburgo agrega, el único papel social de las mujeres burguesas es mantener y
reproducir el orden existente; no son aliados en la lucha por la emancipación:

Las mujeres de las clases propietarias siempre defenderán fanáticamente la explotación y la


esclavitud de la clase trabajadora gracias a la cual ellas reciben indirectamente los medios
para su existencia social inútil.32

Luxemburgo no está sola en su afilada crítica del feminismo burgués. Clara Zetkin y
Alexandra Kollontai, entre otras, contribuyeron enormemente, en especial si consideramos
su punto de vista hacia las actitudes reaccionarias de las mujeres liberales en la
emancipación de mujeres. Las demandas universales de las mujeres socialistas se
presentaron como el efecto de motivaciones y de causas materiales sociales, encontrando en
última instancia más en común con los hombres que pertenecían a su misma clase que con
las mujeres de una clase más alta. Esto fue a pesar del hecho de que, históricamente, la
aparición de las mujeres en el mercado laboral se veía con frecuencia como un intento de
introducir una competencia más barata para la fuerza de trabajo masculina, lo que a su vez
influía en la disminución del precio de la mano de obra. En vista del problema de la mano de
obra femenina, las mujeres socialistas señalan que la carga de trabajo de las mujeres es
agravada además por el trabajo reproductivo dentro de la esfera del hogar. Se podría casi
hablar de la “primera ola” de la teoría de la reproducción social, cuando Zetkin indica: “Las
mujeres están doblemente oprimidas, por el capitalismo y por su dependencia en la vida
familiar”.33 Un ejemplo tan brillante proviene también de la interpretación de Luxemburgo
del papel social de la familia. Refiriendose a Engels, en un discurso de 1912 distinguió entre
el trabajo en la esfera del mercado y el trabajo en la esfera doméstica, asentando de este
modo las bases iniciales de la teoría de la reproducción social:

Este tipo de trabajo [educar a los niños, o sus tareas domésticas] no es productivo en el
sentido de la economía capitalista actual, sin importar cuán enorme sea el sacrificio y la
energía invertidos, los mil pequeños esfuerzos que suman. Esto no es más que asunto
privado del trabajador, su felicidad y bendición, y por esta razón no existe para nuestra
sociedad actual. Mientras el capitalismo y el sistema del salario gobiernen, sólo se
considerará productivo el tipo de trabajo que produzca plusvalor, que cree el beneficio del
capitalista. Desde este punto de vista, la bailarina de music-hall cuyas piernas arrastran
ganancias al bolsillo de su empleador es una trabajadora productiva, mientras que todo el
trabajo de las mujeres y madres proletarias en las cuatro paredes de sus hogares se
considera improductivo. Esto suena brutal e insano, pero corresponde exactamente a la
brutalidad y la locura de nuestra economía capitalista actual. Y ver esta realidad brutal
claramente y agudamente es la primera tarea de la mujer proletaria.34

Luxemburgo subraya el problema analítico clave que enfrentamos si vamos a atribuir la


desventaja de la posición de las mujeres simplemente a la ideología del “antagonismo” entre
mujeres y hombres, en lugar de al modo de producción capitalista. Esa advertencia ilustra
cuán equivocada y reductiva es, según Luxemburgo, interpretar la opresión de las mujeres
transhistóricamente y en línea con el feminismo liberal, en lugar de interpretarla como un
producto del antagonismo entre el capital y el trabajo. Esa advertencia ilustra cómo es
incorrecto y reductor, según Luxemburgo, interpretar la opresión de las mujeres
transhistoricamente conforme al feminismo liberal, en vez de interpretarlo como producto del
antagonismo entre el capital y el trabajo:

La reivindicación de igualdad de las mujeres, cuando se acuerda entre las mujeres


burguesas, es pura ideología de grupos débiles sin raíces materiales, una farsa del
antagonismo entre hombre y mujer, una excentricidad si se quiere. Esta es la naturaleza
farsante del movimiento sufragista. 35

A medida que el neoliberalismo explota con éxito el género para los intereses de clase del
capital, nos enfrentamos a una importante tarea de diseñar estrategias anticapitalistas
basadas en la resistencia al mercado y su reproducción, concentrándonos simultáneamente
en la esfera doméstica y los procesos reproductivos dentro del marco del modo de
producción capitalista. En un momento en que los análisis sistemáticos de la relación entre el
mercado y el estado -en el nivel nacional o internacional- son puntos de partida necesarios
para una discusión de cualquier alternativa a corto o a largo plazo al modo del capitalista de
la producción, la crítica de Luxemburgo del feminismo burgués y su conexión con la teoría
social de la reproducción parecen presentar no sólo una referencia introductoria valiosa, sino
también un modelo político bien adaptado a las alianzas organizativas entre estructuras
paralelas y alinear sus metas progresivas.

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Summer, available at: <http://newpol.org/content/rosa-luxemburg-economics-
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Thomas, Peter D. 2006, ‘Being Max Weber’, New Left Review, II, 41: 147–58.

Tomidajewicz, Janusz J. 2014, ‘“The Accumulation of Capital” of Rosa Luxemburg, and


Systemic and Structural Reasons for the Present Crisis’, in Economic Crisis and Political
Economy. Volume 2 of Essays in Honour of Tadeusz Kowalik, edited by Riccardo Bellofiore,
Ewa Karwowski and Jan Toporowski, Basingstoke: Palgrave Macmillan.

Wood, Ellen Meiksins 2012, Liberty and Property: A Social History of Western Political
Thought from Renaissance to Enlightenment, London: Verso.

Notas
1 Restringiéndonos a las traducciones disponibles en inglés, se pueden identificar varios
trabajos/discursos del período de 1902 a 1914 en relación con la “cuestión de la mujer”: ‘A
Tactical Question’ (1902), ‘Address to the International Socialist Women’s Conference’
(1907), ‘Women’s Suffrage and Class Struggle’ (1912) y ‘The Proletarian Woman’
(1914). Todos ellos incluidos en Hudis and Anderson (eds.) 2004.

2 Luxemburg 2015a.

3 In Hudis (ed.) 2013.

4 Hudis 2014.

5 Ibid.

6 Véanse las críticas de Anton Pannekoek, Gustav Eckstein, Otto Bauer y Karl Kautsky en
Day and Gaido (eds.) 2012. Por otro lado, también hubo respuestas positivas; véase la
reseña de Franz Mehring donde dice: “Si bien algunos rechazan el trabajo como un completo
fracaso, incluso denunciándolo como una compilación inútil, otros lo consideran el fenómeno
más significativo en la literatura socialista desde que Marx y Engels tomaron la pluma. Este
revisor pertenece por completo al segundo grupo. ‘(Day and Gaido (eds.) 2012, p 746.)

7 Adler, Hudis and Laschitza (eds.) 2011, p. 324.

8 Quoted in Day and Gaido (eds.) 2012, p. 677.

9 Ciertamente las excepciones son Kowalik 2014; Hudis 2014; Bellofiore, Karwowski y
Toporowski (eds.) 2014; Ping 2014; y Bellofiore 2010. Además, podemos hablar de varios
tipos de aplicaciones de la dialéctica de la espacialidad de Luxemburgo a diferentes teorías
del “nuevo imperialismo” que definitivamente no son análisis sistemáticos de la teoría del
imperialismo de Luxemburgo (y nos abstendremos de discutir aquí la calidad de cada una de
ellos), comparar: Harvey 2001, 2003, 2005, 2006, 2014; Federici 2004; Sassen 2010;
Arrighi 2004; Panitch y Gindin 2003; Cox 1983. El tema del imperialismo es una parte
integral de las nuevas teorías críticas y tiene una larga historia, desde Hobson y Lenin a
través de Luxemburgo, Bujarin y Guevara, hasta Fanon.

10 Schmidt 2014.

11 Quoted in Bulajić 1954, p. VIII.

12 Quoted in Thomas 2006, p. 154.

13 Dunayevskaya 1981, p. 27.

14 Ibid.

15 Debemos tener en cuenta las contribuciones de Haug 2007 y Dunayevskaya 1981.


16 Adler, Hudis and Laschitza (eds.) 2011, p. 153.

17 Luxemburg 2004c, p. 237.

18 Cited in Dunayevskaya 1981, p. 95.

19 Luxemburg 2004d, p. 240.

20 Luxemburg 2004a, p. 235.

21 Luxemburg 1976, p. 111.

22 Luxemburg 2015a, p. 330.

23 Luxemburg 2015b, pp. 449–50.

24 Plantea una pregunta que critica directamente a Marx y sus “esquemas sin sangre” de las
relaciones entre los dos departamentos (c + v + s) del segundo volumen de El Capital:
“¿Cómo entonces uno puede concebir correctamente este proceso y sus leyes internas de
movimiento? mediante el uso de una ficción teórica incruenta que declara que todo este
entorno, y los conflictos e interacciones dentro de él, son inexistentes? ‘Ver Luxemburgo
2015b, p. 450. Como lo subraya Krätke 2006, p. 22: “Cualquier esfuerzo por mejorar o
ampliar los esquemas marxistas es inútil. En su opinión, los esquemas de reproducción
marxistas eran fundamentalmente defectuosos y ninguna reformulación podría salvarlos “.

25 Aunque Luxemburgo correctamente afirma que Marx no trata en detalle el comercio


exterior, ella ignora el hecho de que Marx colocó inequívocamente a la sociedad que
investigó y analizó en el contexto de la economía global: “La producción capitalista nunca
existe sin el comercio exterior. Si se presupone la reproducción anual normal en una escala
determinada, también se supone junto con esto que el comercio exterior reemplaza los
artículos nacionales únicamente por los de otro uso o formas naturales, sin afectar… las
proporciones de valor … Llevar el comercio exterior a un análisis del valor del producto
reproducido anualmente puede, por lo tanto, confundir las cosas, sin proporcionar ningún
factor nuevo ni al problema ni a su solución “. Véase Marx 1992, p. 546

26 La diferencia entre el trabajo productivo y el no productivo se interpreta a través del


concepto de Marx, pero también a través de una elaboración de Savran y Tonak 1999 y
Cámara Izquierdo 2006. Los autores afirman que la diferencia antes mencionada presenta la
base para entender el capitalismo en su conjunto y particularmente en el análisis de rasgos
específicos del capitalismo del siglo XX. El énfasis está en la dualidad del problema,
dependiendo de si nos referimos al “trabajo productivo en general” o “trabajo productivo
para el capital”. Esta distinción se considera muy importante para comprender la relación
entre el trabajo reproductivo (doméstico) y el problema del trabajo no productivo.

27 Luxemburg 2015b, p. 587.

28 Luxemburg 2004b, p. 244.

29 Para una elaboración más detallada de un enfoque sociohistórico de la teoría liberal


occidental y el pensamiento político moderno, con énfasis en la “transición”, compárese
Wood 2012.

30 Luxemburg 2004d, p. 240.

31 Ibid.

32 Ibid.

33 Cited in Riddell 2014.

34 Luxemburg 2004d, p. 241.


35 Luxemburg 2004b, p. 243.

Traducción de Isabel Benítez para Marxismo Crítico


Fuente: Historical Materialism

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