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El Discurso XXVI, llamado Discurso a Roma, perteneciente al tomo IV de los libros llamados
Discursos, escrito por el orador griego Elio Arístides.
A diferencia de Esparta y Atenas, cuyo poder o fue mayor o menor que el tamaño de sus
ciudades, Roma tiene un poder tan grande como el tamaño de la misma, esto llevó a
construir un Imperio sin límites en donde se puede encontrar la riqueza de toda la
ecúmene y toda esta riqueza es traída a la ciudad de Roma que es el centro del Imperio,
esto provoca que todo lo construido antes sea mínimo en comparación.
Roma gobierna sobre hombres libres, los gobernantes cuidan del pueblo, no son patrones,
ni ellos esclavos, demostrando así la superioridad de Roma frente a los griegos en
sabiduría y prudencia y a los Bárbaros en riqueza y poder.
Esto demuestra que antes de Roma no existía el “arte de gobernar” y que ésta nació junto
con el Imperio. Imperio en donde todos son miembros de Roma y Roma es el centro de
todo, por lo que todos tienen un linaje común y doble ciudadanía, la de sus pueblos
originarios y la romana, aun sin nunca haber visto Roma. Esto significa que Roma no
gobierna sobre extranjeros, Roma gobierna sobre compatriotas.
Este tipo de gobierno favorece a la hora de conseguir soldados, ya que los ciudadanos
romanos merecen disfrutar de los beneficios del Imperio, para esto se reclutan soldados
de los pueblos sometidos, liberándolos de sus obligaciones con su vieja patria y
otorgándoles la ciudadanía romana con todos los beneficios que esta traía. Estos soldados
son los encargados de proteger las fronteras del Imperio, asentándose en las ciudades
fronterizas. Éstos eran entrenados de manera especial, para evitar que abandonen sus
puestos se les entrenaba para pelear contra ellos mismos, dando como resultado además
un enorme respeto hacia todos, y la inexistencia de la envidia hacia los cargos más altos.
En cuanto a la constitución y al sistema de gobierno romano, destaca que fue una mezcla
entre tiranía y oligarquía, realeza y aristocracia y democracia, pero sin lo malo de cada
una. Es como si los romanos hubiesen nacido para gobernar, apoyando a todos los
grandes sectores del imperio como Grecia, Jonia y la Ciudad de Alejandro en Egipto,
embelleciéndolas enormemente, educando a los bárbaros conforme a su naturaleza
propia y gracias a ello no hay rivalidades. Roma ha construido en sus grandes ciudades, ha
dado regalos a las mismas y hay celebraciones siempre en diferentes lugares, los
ciudadanos tienen libre y seguro tránsito por el imperio gracias a los caminos construidos.
Si bien Atenas dio inicio a la vida civilizada, fue Roma quien lo hizo mejor, dado que antes
del imperio solo había desorden y confusión, pero al aparecer Roma el orden se restauró y
hubo leyes universales para todos los hombres. Debido a esto los dioses están
complacidos y gobiernan con Roma.
Es por esto, que las palabras no bastan para describir la admiración hacia Roma.