Sei sulla pagina 1di 87

Camino de los jóvenes hacia el

Sínodo de los Obispos

“Año de la Juventud”

“Queridos jóvenes, he querido que ustedes


ocupen el centro de la atención porque los
llevo en el corazón”.
Papa Francisco
SANTOS TESTIGOS
MEXICANOS

Éste subsidio se ofrece al inicio del Año de la


Juventud a todas las Provincias y Diócesis para que
durante el año se conozca la vida y testimonio de Fe
de cada Beato o Santo. Que el ejercicio heroico de
sus virtudes motive a los jóvenes a aprender de ellos
e imitarlos.

Nota: Para la propuesta de los diferentes testigos que


hacemos, hemos tomado como criterio, diversos estados
y situaciones de vida que puedan ayudar a los jóvenes a
identificarse más fácilmente.

1. San Felipe de Jesús (seminaristas)


2. San José Sánchez del Río (adolescentes)
3. Beatos Niños Mártires de Tlaxcala (indígenas)
4. San Juan Diego
5. Santo Toribio Romo (sacerdotes jóvenes)
6. Beato Anacleto González Flores (estudiantes y
profesionistas)
7. Santa María Goretti (pureza) (sabemos que
Santa María Goretti no es Mexicana, pero no
tenemos mujeres jóvenes santas, por eso la
elegimos a ella)
Anexo. Chiara Badano

2
LA SANTIDAD Y EL MARTIRIO EN LA
IGLESIA CATÓLICA

1. Santo es el cristiano que, mediante la gracia


santificante, se identifica en plenitud con Jesucristo,
Dios encarnado, y que ha sido canonizado por el
Papa. Los santos pueden ser confesores o mártires.

2. Confesores son los que mueren de muerte natural


y mártires los que sufren muerte violenta por odio a
la fe, permaneciendo fieles a Dios, a Cristo y a la
Iglesia.

3. La palabra mártir es de origen griego: ςορυτραΜ y


significa TESTIGO, el que da testimonio de creer en
Cristo, de esperar en Cristo y de amar a Cristo, hasta
el derramamiento de su propia sangre.

4. El Rey de los Mártires es Jesucristo nuestro Señor,


quien murió crucificado el año 33 para alcanzar el
perdón de nuestros pecados y resucitó al tercer día,
para nunca más morir.

Poco después, fue martirizado el diácono Esteban, y


en pocos años también los Doce Apóstoles y miles
de cristianos, perseguidos por los emperadores
romanos. A lo largo de 20 siglos de historia de la
Iglesia Católica, ha habido más mártires en todo el

3
mundo y cada uno de ellos es un hermoso ejemplo
de fidelidad a Cristo.

5. En los primeros años de la Iglesia, los mismos fieles


aclamaron a los mártires, convencidos de su
santidad, pero pronto el estudio y reconocimiento
del martirio pasó a ser un derecho exclusivo de los
obispos, a fin de tener la certeza de la santidad del
mártir.

A partir del siglo XI, ese derecho se reservó a los


Papas. El Papa Urbano VIII, el 5 de julio de 1634,
ordenó que en adelante ya no se diera culto a nadie
sin hacerse antes el Proceso de Beatificación
aprobado en Roma; y si a alguien se le comenzaba
a dar culto antes de concluir ese Proceso, quedaba
suspendida su causa de beatificación.

6. La fe cristiana llegó a América en 1492 y pronto


hubo mártires, tanto entre los conquistadores como
entre los conquistados.

BEATIFICACIÓN Y CANONIZACIÓN:
RELACIÓN Y DIFERENCIAS

Las palabras Beato y Santo significan


sustancialmente lo mismo: feliz o bienaventurado.
Ambas palabras las emplea la Iglesia Católica para

4
designar solemnemente a un hombre o mujer de
quien se tiene certeza que, por amor a Dios y al
prójimo, se esforzó hasta el final de su vida terrena
por identificarse con Jesucristo y alcanzó esa meta,
a pesar de sus errores y caídas. Por ello, la Iglesia
asegura que ya goza de Dios en la vida eterna.

En consecuencia, la misma Iglesia pone a esa


persona como ejemplo a seguir por otros que
deseen también alcanzar la identificación con
Cristo. Y además, permite que se le dé un culto de
veneración (no de adoración, pues este culto está
reservado exclusivamente a Dios).

Al mismo tiempo hay una notable diferencia entre


ambas palabras: al Beato la Iglesia lo proclama
como ejemplo y permite su culto de veneración en
una determinada región geográfica o a un
determinado grupo de católicos. En cambio, el
Santo es proclamado como ejemplo y se permite su
culto en todo el mundo. Como es obvio, para que
alguien sea declarado Santo, antes tuvo que ser
proclamado Beato.

5
S
an Felipe de Jesús
Primer Santo mexicano

Fecha de celebración: 5 de octubre


Fecha de canonización: 8 de julio de 1862 por el
Papa Pío IX.

B iografía:
Su nombre de pila fue Felipe de las Casas.
Nació en la ciudad de México, en mayo del año
1572. Sus padres, inmigrantes españoles: Antonio,
toledano de Illescas y Antonia, andaluza de Sevilla.

6
Le dieron buen ejemplo. Fue el mayor de once
hermanos, de los que tres siguieron la vida religiosa.
Su padre estaba emparentado con otro notable
monje y evangelizador de América, Fray Bartolomé
de las Casas. En su niñez era tan inquieto y travieso
que cuando decidió irse al convento de Puebla
para hacerse franciscano, comentó: "Eso será
cuando la higuera reverdezca". Aludiendo a una
higuera seca que había en el patio de la casa. Llegó
al convento de Puebla, donde residía el Beato
Sebastián De Aparicio. En efecto, Felipe duró muy
poco allí. No resistió aquella vida y regresó a su casa.
Estudió gramática en el colegio de San Pedro y San
Pablo de la ciudad de México, dirigido por los
jesuitas. Mostró interés por la artesanía de la plata.
Por eso, cuando Felipe fue beatificado el gremio de
los plateros lo nombró su patrón.

A los 21 años se encontraba en las Islas Filipinas, a


donde había ido en busca de aventura. Las
personas que viajaban a ese lugar, en aquellos
tiempos, no lo hacían generalmente por motivos
piadosos. Ni tampoco predominaba lo espiritual en
el ambiente de Manila, ciudad conquistada apenas
en 1571. En ésta lo común era ver gente ocupada
con planes de conquista militar y haciendo planes
para el comercio. Ahí decidió Felipe ingresar a la
orden de los Franciscanos y escogió el nombre
Felipe de Jesús. Entró al convento de Santa María de

7
los Ángeles de Manila. Un año más tarde, Jesús hizo
su profesión religiosa. Cuando tres años después se
acercaba el tiempo de su ordenación, el 12 de julio
de 1596, partió rumbo a México en barco. En Filipinas
no se podía ordenar porque no había un obispo. El
viaje de Filipinas a América era una aventura
peligrosa y el viaje podía durar hasta siete u ocho
meses. La travesía del barco en el que iba Felipe
estuvo a punto de ser desastrosa. Durante un mes la
nave estuvo a la deriva, arrojada por las
tempestades de un lado a otro hasta que,
destrozada y sin gobierno, fue a dar a las costas del
Japón.

En Japón, no les tenían confianza a los misioneros.


Cuando ellos llegaron ahí no sabían qué les iba a
pasar y así pasaron varios meses. Fray Felipe de Jesús
se refugió en Meaco, donde los franciscanos tenían
escuela y hospital. El 30 de diciembre todos los frailes
fueron hechos prisioneros junto con un grupo de
cristianos japoneses. Comenzó el martirio. El día 3 de
enero les cortaron a todos la oreja izquierda. Luego
emprendieron una marcha en pleno invierno, por un
mes, de Tokyo a Nagasaki.

El 5 de febrero, 26 cristianos fueron colgados de


cruces sobre una colina en las afueras de Nagasaki.
Los fijaron a las cruces con argollas de hierro en el
cuello, en las manos y en las piernas. Los atravesaron

8
con lanzas. El primero fue Felipe de Jesús. Murió
repitiendo el nombre de Jesús. Las argollas que
debían sostenerle las piernas estaban mal puestas,
por lo que el cuerpo resbaló y la argolla que le
sujetaba el cuello comenzó a ahogarlo. Le dieron
dos lanzadas en el pecho que le abrieron las puertas
de la Gloria de Dios. Según relata una leyenda, ese
mismo día la higuera seca de su hogar tomó vida y
dio fruto. Felipe había llegado a la santidad más
heroica.

Fue beatificado, junto con sus compañeros, el 14 de


septiembre de 1627 y canonizado el 8 de julio de
1862. Estos mártires eran frecuentemente recordados
por el Papa Juan Pablo II dando a saber que su
sangre no fue derramada en balde. Llegaron al
cielo.

V
irtudes de Santidad:
Es un ejemplo de cómo la religiosidad se
había instalado en un mundo globalizado,
del mismo modo que también ejemplifica el espíritu
de aventura y movilidad de los hombres de aquella
época. Muestra humildad, fortaleza, obediencia y
generosidad en cada aspecto de su vida, sobre
todo la valentía y la alegría en el momento de
discernir su vocación y dar la vida por Jesucristo.

9
R
asgos significativos para la
juventud actual:

San Felipe de Jesús tenía un espíritu aventurero, le


gustaba viajar, era un niño bastante travieso y
desobediente, le gustaba trabajar en los negocios
de su padre.

Es un gran ejemplo para los adolescentes y jóvenes,


ya que él vivió esas etapas con convicción, el
conocerse y conocer el amor de Dios lo hizo discernir
su vocación, así como muchos jóvenes seminaristas y
señoritas novicias, que a través del llamado que Dios
les hizo se atrevieron a seguirlo.

En el caso de San Felipe de Jesús dio su vida por


Jesucristo, así mismo seamos jóvenes valientes y
entreguemos nuestra juventud a Cristo, recuerda
que el testimonio de los santos confirma el amor a
Dios (CEC 313). El testimonio de estas personas nos
puede ayudar a crecer en nuestra vida espiritual, en
nuestra vida de fe.

10
O
ración:

San Felipe de Jesús,


Protomártir de México,
que llevaste tu espíritu generoso hasta el
extremo del mundo,
enséñanos a medir el valor exacto de las
cosas;
que nuestra patria
vuelva a su antigua riqueza espiritual,
y sea Dios el Señor de cada vida.

San Felipe de Jesús,


que aprendamos de ti
a ser como el mundo nos necesita.
¡Glorioso Mártir Mexicano,
ruega por tu Patria
y por los que vivimos en ella!

11
S
an José Sánchez del
Río

Fecha de celebración: 10 de febrero


Fecha de Beatificación: 20 de noviembre de
2005 en la ciudad de Guadalajara, Jalisco; por el
Papa Benedicto XVI
Fecha de canonización: 16 de octubre del año
2016 por el Papa Francisco

B
iografía

José Sánchez del Río nació el 28 de marzo


de 1913, en la Diócesis de Zamora, en
Sahuayo, Michoacán. Sus padres fueron Macario
Sánchez Sánchez y María del Río Ortega. Fue

12
bautizado el 3 de abril de 1913 por el padre Luis
Amezcua Calleja, en la Parroquia de Santiago
Apóstol, Parroquia perteneciente a la Diócesis de
Zamora. Después recibió el Sacramento de la
Confirmación en la misma parroquia por manos del
Obispo Ignacio Plascencia de Tehuantepec, en
octubre de 1917.

Su infancia se destacó por tener un carácter


agradable, inquieto y muy cariñoso con sus padres,
aunque era de buena familia se llevaba bien con
todos sin importar si eran ricos o pobres; desde
pequeño le gustó ir a la iglesia acompañado de su
mamá, asistía a Misa y a la catequesis todos los
domingos, algo que le caracterizaba era su
devoción a la Virgen de Guadalupe. Un momento
importante para él fue cuando hizo la Primera
Comunión: recibir a Cristo en la Eucaristía por
primera vez.

Una etapa difícil para la Iglesia en México y la fe de


los católicos fue la persecución cristera, pues inició
con el decreto de la suspensión del culto público por
orden del Presidente Plutarco Elías Calles; Sahuayo
fue tomado el 4 de agosto de 1926 por el General
Tranquilino Mendoza. Al ver los hechos sangrientos
que sucedían en el pueblo, Ignacio Sánchez Ramírez
presidente de los adoradores del Santísimo
Sacramento, organizó al grupo de los cristeros en

13
esta región. Miguel Sánchez del Río, hermano de
José, se alistó en las filas de la defensa de la libertad
religiosa bajo el mando del general cristero. A sus
trece años, viendo el valor de su hermano, pidió
permiso a sus padres para alistarse como soldado, su
madre trato de disuadirlo, pero él le contestó:
“Mamá, nunca como ahora es tan fácil ganarnos el
cielo”, y su madre le dio permiso.

Acudió, entonces, con el jefe de los cristeros para


que le admitieran, pero no fue aceptado debido a
su temprana edad, con la ayuda de sus tías María y
Magdalena emprendió el camino a Cotija
acompañado de su amigo José Trinidad, para
entrevistarse con el general cristero Prudencio
Mendoza, la petición fue negada porque ellos
insistieron que los admitieran por lo menos como
asistentes.

El General aceptó a José y su ocupación fue servir,


atender la caballada, preparar los alimentos y todo
lo hacía con tal alegría, que daba gusto convivir
con él. Después el General Rubén Guízar Morfín lo
nombró su clarín, para que estuviera a su lado
comunicando sus órdenes a la gente y como
abanderado de la tropa, a sus compañeros les
decía: “Hay que pelear con fe y si algún día
morimos, allá arriba nos veremos en el cielo”.

14
El 6 de febrero de 1928 tuvieron un enfrentamiento,
el caballo del General fue impactado por las balas
enemigas, entonces José le dio el suyo diciéndole:
“Aquí esta mí caballo, usted hace más falta a la
causa que yo”, y el General se fue.

Aquí comienzan los momentos de su martirio. José


fue hecho prisionero en Cotija, junto con un
compañero llamado Lázaro. El lunes 6 de febrero de
1928, desde el primero momento en que estuvo
preso lo trataron a golpes e injurias. Ahí mismo, en
Cotija, el General. Prudencio Mendoza (líder de los
federales) le ofreció que se unieran a sus tropas,
pero José contestó: “Me han apresado porque se
me acabó el parque, pero no me he rendido”.
Después el General Guerrero, perseguidor de los
cristeros, lo reprendió por combatir contra el
gobierno y ordenó que fuera fusilado, pero antes le
preguntó que, si quería alistarse entre sus soldados, e
igualmente José contestó: “¡Primero muerto! Yo soy
su enemigo, ¡fusílenme!” El General lo mandó
encerrar en la cárcel de Cotija juntamente con
Lázaro, ya en el calabozo, a José se le vino a la
mente el recuerdo de su madre y quiso escribirle
unas palabras de despedida y consuelo, por lo que
pidió al carcelero papel y tinta y estás son las líneas
que le escribió:

15
Cotija, lunes 6 de febrero de 1928

Mi querida mamá:
Fui hecho prisionero en combate este día. Creo
en los momentos actuales voy a morir, pero
nada importa, mamá. Resígnate a la voluntad
de Dios, yo muero muy contento, porque muero
en la raya al lado de nuestro Señor. No te
apures por mi muerte, que es lo que me
mortifica; antes, diles a mis otros hermanos que
sigan el ejemplo del más chico y tú has la
voluntad de Dios. Ten valor y mándame tu
bendición juntamente con la de mi padre.
Salúdame a todos por última vez y tú recibe por
último el corazón de tu hijo que tanto te quiere
y verte antes de morir deseaba.
José Sánchez del Río.

Al día siguiente, los trasladaron a Sahuayo y fueron


puestos a disposición del diputado federal Rafael
Picazo Sánchez, padrino de Primera Comunión de
José, les asignó como cárcel el bautisterio de la
Parroquia de Santiago Apóstol. Al ver a José, el
diputado Picazo le dijo; “¿Qué has hecho José?”, y
la respuesta fue: “Pelear como los hombres”. Rafael
Picazo quería dejar en libertad a José por su corta
edad y porque su padre era un hombre adinerado y
podía negociar con él, además de su amistad con
la familia Sánchez del Río. Le propuso dejarlo en

16
libertad, que se fuera al extranjero a vivir, a lo que
contestó José: “Si me sueltan, al día siguientes estaré
con los cristeros nuevamente”; luego le propuso
mandarlo al Colegio Militar para seguir la carrera
militar en toda forma, pero José sin titubear le
contestó: “Primero muerto, que entrar con los
federales, nunca con los perseguidores de la
Iglesia”, y así rechazó todas las ofertas presentadas
por Picazo; finalmente le preguntó que si estaba
dispuesto a todo, y él le respondió: “A todo, desde
que me uní al ejército cristero, estoy resuelto a
todo”.

La primera noche de prisión en la Parroquia, José


contempló con pena el estado tan lamentable en
que se encontraba el templo parroquial, donde
había ido tantas veces a recibir a Cristo el Señor y a
adorarlo, ahora en poder del gobierno los soldados
armaban y desarmaban sus rifles, veía todo tipo de
desorden y libertinajes, servía de albergue a
caballos, había estiércol, pasturas, paja, sillas de
montar, etc. El presbiterio era el corral de los finos
gallos de pelea del diputado.

En la noche, José se soltó y mató los gallos del


diputado Picazo y con un golpe cegó su caballo, a
lo que decía: “Ahí donde te ponen a Ti, Señor,
amarraron los gallos, fíjate que no”, y Lázaro le dijo:
“Ay Joselito, ¿qué vas a hacer?, nos van a matar a

17
nosotros”, José le respondió: “¡Qué me importa!”,
después con su camisa mojada limpió el Altar en
donde estaban los gallos.

Al día siguiente, al enterarse el diputado Picazo de la


matanza de sus gallos, se presentó enojado en el
templo para reclamarle a José y le preguntó si sabía
lo que había hecho, él respondió: “La casa de Dios
es para orar y no un establo de animales”. Picazo
con rabia lo amenazó y José le respondió: “Estoy
dispuesto a todo. ¡Fusílame para que yo esté luego
delante de nuestro Señor y pedirle que te
confunda!”.

José fue testigo de la supuesta muerte de Lázaro,


pues ese mismo día, a las 5:30 de la tarde, los
sacaron del templo parroquial y los llevaron a la
plaza principal, donde colgaron a Lázaro de un
cedro. Lázaro se persignó miró al cielo y dijo: “Ya
estoy dispuesto” y lo colgaron. José se dirigió a los
verdugos y con coraje les dijo: “¡Vamos ya
mátenme!”. Lázaro no murió, pues cuando lo
creyeron muerto bajaron el cuerpo y el panteonero
al percatarse que aún estaba vivo, pidió llevarlo al
panteón pues quería salvarlo. Al caer la noche sacó
del panteón a Lázaro con mucha precaución y le
dijo que escapara a toda prisa. Unos días después
volvió a unirse a las tropas cristeras, y desde
entonces le llamaban Lázaro el resucitado.

18
El viernes 10 de febrero de 1928, José fue trasladado
del templo parroquial al Mesón del Refugio, en ese
lugar vio por última vez al diputado Picazo, ahí le
anunciaron la cercanía de su muerte. De inmediato
José escribió una carta a su tía María
agradeciéndole su apoyo y ayuda incondicional,
además que le dijera a su tía Magdalena que le
llevara esa misma noche la Comunión

Sahuayo, 10 de febrero de 1928. Sra. María


Sánchez de Olmedo.

Muy querida tía:


Estoy sentenciado a muerte. A las 8 y media se
llegará el momento que tanto he deseado, te
doy las gracias por todos los favores que me
hiciste tú y Magdalena.
No me encuentro capaz de escribir a mi
mamacita, si me haces el favor de escribirle a
mi mamá y a María S.
Dile a Magdalena que conseguí con el
teniente que me permitiera verla por último. Yo
creo que no se me negará a venir.
Salúdame a todos y tú recibe, como siempre y
por último el corazón de tu sobrino, que
mucho te quiere y verte desea.
¡Cristo vive, Cristo reina, Cristo impera! ¡Viva
Cristo Rey y Santa María de Guadalupe!

19
José Sánchez del Río que murió en defensa de
su fe.
No dejen de venir. Adiós.

La hora de su martirio llegó con la noche.

Le quitaron los zapatos y le desollaron las plantas de


los pies con un cuchillo para que renunciara de su fe
y no gritara vivas a Cristo Rey querían que gritara
¡Viva Calles, viva el supremo gobierno!, pero José no
se rindió. Lo sacaron del Mesón y lo obligaron a
caminar con sus pies desollados rumbo al panteón y
él iba cantando “al cielo, al cielo quiero ir” y gritaba
a cada rato: “¡Que viva Cristo Rey!”. El jefe de la
escolta le dijo que se callará y que si gritaba ¡viva el
Gobierno! Lo dejaban libre; pero él siguió gritando:
¡Viva Cristo Rey!”, por lo que lo golpearon con la
culata del rifle rompiéndole la mandíbula; y con
señas seguía diciendo ¡Viva Cristo Rey!

Ya en el panteón, viendo la fe y la fortaleza del


joven Mártir, que no se acobardaba ante el
tormento, el jefe del pelotón de la ejecución ordenó
que apuñalaran el cuerpo del joven para evitar que
se escucharan los disparos en el pueblo. A cada
puñalada José gritaba con más fuerza: “¡Viva Cristo
Rey!”. El oficial, cínicamente, dirigiéndose a José le
pregunto por crueldad si quería enviar algún
mensaje a su padre, a lo que José respondió

20
indoblegable: “¡Que nos veremos en el cielo! ¡Viva
Cristo Rey! ¡Viva Santa María de Guadalupe!”. En ese
momento para acallar aquellos gritos que lo
enfurecían, el oficial sacó su pistola y le disparó en la
cabeza.
Eran las 11:30 de la noche del viernes 10 de febrero
de 1928 cuando el joven Mártir de Cristo Rey
entraba en la gloria, pero dejaba a todos sus
compañeros cristeros un ejemplo de valentía y
fidelidad a la santa causa.

V
irtudes de Santidad:

La vida de José Sánchez del Río, es un


ejemplo de vocación para todo cristiano
que duda en responder al llamado de Jesús en su
vida, ya que su entrega generosa, el valor al
defender la fe en Cristo y su amor a la Eucaristía lo
llevaron a vivir la prueba más difícil en el martirio y el
seguimiento a Cristo, mismos que son ahora
reconocidos como virtudes en la Iglesia.

21
R
asgos significativos para la
juventud actual:

La vida de José Sánchez es para nosotros un


testimonio de fe, porque muestra el amor a Jesús en
la Eucaristía y lo compartía con aquellos más
cercanos a él que eran sus padres y sus hermanos; lo
manifestaba en su amor y fervor personal cuando
asistía a Misa, como una fortaleza que lo motivaba
a ser mejor persona de fe y lo tradujo en testimonio
al defenderla ante la decisión el gobierno que
quería acabar con la fe de las comunidades
cristianas.

El martirio de José Sánchez hasta el momento en


que fue ultimado nos invita a tomar sus palabras:
“Nunca fue tan fácil ganarse el cielo”. En nuestro
tiempo es poco creíble que un joven entregara su
vida por Cristo, que caminara con sus pies
desollados y ensangrentados por varias calles con
soldados que se mofaban de su fe y le pedían que
renegara de ella, un joven que dio prueba de su
fidelidad el día en que al grito de: ¡Viva Cristo Rey!
¡Viva Santa María de Guadalupe! entregó su vida.

22
O
ración:

Padre nuestro, que otorgaste la palma del


martirio a José Sánchez del Río, al profesar y
defender con su sangre la fe en Cristo, Rey
del Universo.

Concédenos, por su intercesión, alcanzar la


gracia de ser como él, fuertes en la fe,
seguros en la esperanza y constantes en la
caridad.

Por Jesucristo, nuestro Señor.


Amén.

23
S
antos Tlaxcaltecas
Cristóbal, Antonio y
Juan
“Protomártires de América y
patronos de la niñez mexicana”

Fecha de celebración: 23 de septiembre


Fecha de Beatificación: 6 de mayo de 1990, por
el Papa San Juan Pablo II
Fecha de canonización: 15 de octubre de 2017,
por el Papa Francisco

24
B
iografía

La fe cristiana llegó a América en 1492 y


pronto hubo mártires, tanto entre los
conquistadores como entre los
conquistados. Las investigaciones históricas hechas
hasta el año 2017 señalan que los primeros mártires
de América murieron en Tlaxcala, México: son los
niños tlaxcaltecas Cristóbal (+1527), Antonio y Juan
(+1529).

Cristóbal fue hijo del cacique Acxotécatl y de su


mujer Tlapazilotzin. Nació hacia el año 1514, en la
población de Atlihuetzía, que en lengua náhuatl
significa “agua que cae”. Recibió la evangelización
cristiana en la primera Escuela Franciscana de
Tlaxcala, de 1524 a 1527. Al recibir el martirio tendría
13 años.

El niño asimiló con rapidez la doctrina cristiana, a tal


grado que op lm lé lm mi ip omsim lé. En seguida
comenzó a exhortar a su padre y a sus familiares a
dejar la embriaguez y a abandonar la idolatría,
porque son pecados que ofenden a Dios y matan la
propia alma.

Viendo Cristóbal que no había enmienda en su


padre ni en sus familiares, derramaba el pulque que
encontraba en su casa. Irritado Acxotécatl por esta
actitud de Cristóbal, lo encerró en una habitación y

25
comenzó a increparlo, a golpearlo, a darle
puntapiés, a apalearlo; finalmente lo echó al fuego.

El niño clamaba a Dios diciendo: “Señor, Dios mío,


habed merced de mí; si Tú quieres que yo muera,
muera yo, y si Tú quieres que viva, líbrame de este
cruel de mi padre”. Rescatado por su madre y otros
familiares, Cristóbal sobrevivió hasta las primeras
horas del día siguiente. Llamó a su padre y le dijo
“¡Oh padre, no pienses que estoy enojado, porque
yo estoy muy alegre, sábete que me has hecho más
honra, que no vale tu señorío”. Acxotécatl se irritó
aún más y lo remató.

Muerto el niño, su padre mandó que lo sepultaran


en una habitación de su casa. Cuando se descubrió
el crimen, Fray Andrés de Córdoba encontró el
cuerpo incorrupto y, en compañía de muchos indios,
lo trasladó al primer convento que tuvieron los
franciscanos en Tlaxcala.

Años más tarde, al construir el nuevo Convento de


San Francisco, que actualmente es la Catedral de
Tlaxcala, lo trasladaron allí. Finalmente, algunos
historiadores afirman que hubo un tercer traslado:
unos dicen que al convento de San Francisco de
México, y otros que al convento de San Francisco de
Puebla.

26
Antonio y Juan nacieron en la población de Tizatlán,
uno de los cuatro señoríos de la antigua República
de Tlaxcala. El padre de Antonio fue Yzehecatzin,
hijo de Xicohténcatl el Grande, uno de los cuatro
Senadores de Tlaxcala, Señor de Tizatlán. Juan era
servidor de Antonio. Igual que Cristóbal, recibieron la
evangelización cristiana en la primera Escuela
Franciscana de Tlaxcala, de 1524 a 1528.

Hacia 1528, pasó por Tlaxcala el dominico Fray


Bernardino de Minaya, que iba a evangelizar
Oaxaca. Suplicó a Fray Martín de Valencia que
algunos niños evangelizados lo acompañaran, para
que le ayudaran como catequistas e intérpretes.
Fray Martín de Valencia se negó pues aquella misión
era muy peligrosa. Pero Antonio y Juan se ofrecieron
voluntaria y valientemente, diciendo que estaban
dispuestos como San Pedro, San Pablo y San
Bartolomé, a morir por Cristo.

Camino hacia Oaxaca, los niños comenzaron a


recolectar y destruir ídolos en las poblaciones de
Tecalli y Cuauhtinchán. Cuando los naturales los
descubrieron, se enfurecieron y los mataron a palos.
Arrojaron sus cuerpos a una barranca. Días después
los encontraron y fueron llevados a Tepeaca y
depositados “en una capilla donde se celebraba la
Misa”.

27
Las primeras informaciones sobre su martirio

La primera narración del martirio de Cristóbal fue


obra de Fray Toribio de Benavente (Motolinía), uno
de los llamados “Doce Apóstoles”, que llegaron a
México en 1524. El relato lo hace en su importante
obra Historia de los Indios de la Nueva España, en el
Tratado III, capítulo 14.

Además, existen muchas otras obras históricas que


narran el martirio de Cristóbal, Antonio y Juan. A la
fecha conocemos 84: 13 del siglo XVI; 7 del siglo XVII;
16 del siglo XVIII; 9 del siglo XIX; 36 del siglo XX; y 3 del
siglo XXI.

Con la Canonización de los Niños Mártires, los


mexicanos y mexicanas declarados santos son 35 y
los beatos 28. Además, hay varias decenas de
Siervos de Dios que ya están en Proceso de
Beatificación y podría comenzarse el Proceso de
cientos más.

La Causa de Beatificación de Cristóbal, Antonio y


Juan fue introducida en 1977 por el Primer Obispo de
Tlaxcala, Monseñor Luis Munive y Escobar. Y el
Proceso de Beatificación se desarrolló en dos fases:
primero la Fase Diocesana en Tlaxcala (1977-1982), y
luego la Fase Romana (1985-1990).

28
El 6 de mayo de 1990, el Papa San Juan Pablo II
beatificó a los Niños Mártires de Tlaxcala, en una
imponente celebración en la Basílica de Guadalupe.

Tres Romanos Pontífices han puesto a los Niños


Mártires como ejemplo de santidad: San Juan Pablo
II el 6 de mayo de 1990 cuando los beatificó en la
Basílica de Guadalupe y el 24 de enero de 1999 en
el Autódromo Hermanos Rodríguez; Benedicto XVI
en el año 2012, en la Plaza de La Paz, en la Ciudad
de Guanajuato; y Francisco el 20 de octubre de
2015 con motivo del Año Jubilar por el V Centenario
de su nacimiento.

El 12 de noviembre de 2015, en la Asamblea Plenaria


del Episcopado Mexicano, los obispos de México
declararon a Cristóbal, Antonio y Juan Patronos de la
Niñez Mexicana. Y el 21 de mayo de 2016 ese
Patronazgo fue confirmado por el Cardenal Roberto
Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto
Divino y Disciplina de los Sacramentos.

V
irtudes de Santidad:

Amor a Dios
Fe
Valentía
Servicio

29
Humildad
Fidelidad
Generosidad

R
asgos significativos para la
juventud actual:

 Que no hay edad para amar y servir a Dios


(Benedicto XVI).
 Verdaderos discípulos misioneros de Jesucristo.
 Vivir la fe con fidelidad a pesar de las
circunstancias.
 Anunciar el Evangelio con valentía y
compromiso, a través de acciones concretas.
 Auténticos evangelizadores.
 Son ejemplo de una fe viva y sincera.
 Son los Protomártires de América.
 Animan a estar en constante formación en la
doctrina católica, así como vivir los
sacramentos de manera más intensa.
 Buscar la santidad en nuestra vida familiar y
nuestra vida diaria.
 Modelos de vida para nuestros tiempos,
porque son evangelizadores, catequistas,
misioneros e intérpretes.

30
O
ración:

Oh Padre misericordioso,
adoro profundamente tu bondad infinita,
por la fortaleza que diste a los Santos Niños
Cristóbal, Antonio y Juan,
quienes al principio de la Evangelización de
México, a pesar de sus pocos años,
llenos de fe y amor por extender tu reino y
sin miedo a los sufrimientos,
con su palabra y su martirio,
nos dejaron ejemplo de una fe firme y
sincera.
Concédenos por la intercesión de los
Protomártires de América,
una transformación profunda en la Iglesia de
hoy, que nos lleve a vivir con alegría la fe en
Cristo, para anunciar con nuestra vida diaria
la verdad del Evangelio.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

31
an Juan Diego

S Cuauhtoatloatzin

Fecha de celebración: 9 de diciembre


Fecha de Beatificación: 9 de Abril de 1990 por el
Papa San Juan Pablo II
Fecha de Canonización: 31 de Julio de 2002 por
el Papa San Juan Pablo II en la Insigne Basílica de
Santa María de Guadalupe

B
iografía

Recibe al nacer el nombre de


Cuauhtlatoatzin, que quiere decir "el que
habla como águila" o "águila que habla", al ser

32
bautizado por los primeros franciscanos es
nombrado Juan Diego.

Nació en 1474 en el Calpulli de Tlayacac en


Cuautitlán, localizado a 20 kilómetros al norte de
Tenochtitlán, establecido en 1168 por la tribu nahua
y conquistado por el jefe Azteca Axayacatl en 1467.
Perteneció a la más numerosa y baja clase del
Imperio Azteca; según el Nican Mopohua, era un
"macehualli" o "pobre indio", es decir uno que no
pertenecía a ninguna de las categorías sociales del
Imperio, como funcionarios, sacerdotes, guerreros,
mercaderes, etc., ni tampoco formaba parte de la
clase de los esclavos.

Se dedicó a trabajar la tierra y fabricar matas que


después vendía. Poseía un terreno en el que
construyó una pequeña vivienda, y más adelante
contrajo matrimonio con una nativa. Ya adulto,
atraído por la doctrina de los franciscanos llegados
a México en 1524 recibió el bautismo junto con su
esposa María Lucía y celebró su matrimonio cristiano.
San Juan Diego era muy reservado y de un místico
carácter, le gustaba el silencio y realizaba
frecuentes penitencias, solía caminar desde su
poblado hasta Tenochtitlán para recibir instrucción
religiosa, fue coherente con sus obligaciones
bautismales nutriendo regularmente su unión con

33
Dios mediante la eucaristía y el estudio del
catecismo.

Su esposa muere en 1529 y Juan Diego se va a vivir


con su tío Juan Bernardino en Tulpetlac, a sólo 14
kilómetros de la iglesia de Tlatelolco, Tenochtitlán.

El 9 de diciembre de 1531, mientras se dirigía a pie a


Tlatelolco, en un lugar denominado Tepeyac, tuvo
una aparición de María Santísima, que se le presentó
como la Virgen Santa María, Madre del verdadero
Dios. La Virgen le encargó que en su nombre pidiese
al Obispo capitalino el franciscano Juan de
Zumárraga, la construcción de una iglesia en el lugar
de la aparición. Y como el Obispo no aceptase la
idea, la Virgen le pidió que insistiese. Al día siguiente,
domingo, Juan Diego volvió a encontrar al Prelado,
quien lo examinó en la doctrina cristiana y le pidió
pruebas objetivas en confirmación del prodigio.

El 12 de diciembre, martes, mientras se dirigía de


nuevo a la Ciudad, la Virgen se le volvió a presentar
y le consoló, invitándole a subir hasta la cima de la
colina de Tepeyac para recoger flores y traérselas a
ella. No obstante la fría estación invernal y la aridez
del lugar, Juan Diego encontró unas flores muy
hermosas. Una vez recogidas las colocó en su tilma y
se las llevó a la Virgen, que le mandó presentarlas al
Sr. Obispo como prueba de veracidad. Una vez ante

34
el obispo abrió su tilma y dejó caer las flores,
mientras en el tejido apareció, inexplicablemente
impresa, la imagen de la Virgen de Guadalupe, que
desde aquel momento se convirtió en el corazón
espiritual de la Iglesia en México.

Juan Diego, movido por una tierna y profunda


devoción se entregó plenamente al servicio de Dios
y de su Madre, dejó los suyos, la casa, los bienes y su
tierra y, con el permiso del Obispo, pasó a vivir en
una pobre casa junto al templo de la niña del Cielo.
Su preocupación era la limpieza de la capilla y la
acogida de los peregrinos que visitaban el pequeño
oratorio, hoy transformado en este grandioso
templo, símbolo elocuente de la devoción mariana
de los mexicanos a la Virgen de Guadalupe.

Toda persona que se acercaba a Juan Diego tuvo la


oportunidad de conocer de viva voz los pormenores
del Acontecimiento Guadalupano, Juan Diego
transmitía lo que había visto y oído, y oraba con
gran devoción; se constituyó en un verdadero
misionero.

A su tiempo le consoló mucho la Señora del cielo,


quien le vio y le dijo que ya era hora de que fuese a
conseguir y gozar en el cielo cuanto le había
prometido. Juan Diego murió en 1548, un poco
después de su tío Juan Bernardino, ambos fueron
enterrados en el Santuario que tanto amaron.

35
V
irtudes de Santidad:

Juan Diego era para el pueblo "un indio


bueno y cristiano" o un "hombre santo"; ya
sólo estos títulos bastarían para entender la fortaleza
de su fama, pues los indios eran muy exigentes para
atribuir a alguno de ellos el apelativo de "buen
indio", y mucho menos atribuir que era tan bueno
que llegaba a considerarse ya "santo" como para
pedirle a Dios que a sus propios hijos o familiares los
hiciera igual de buenos y santos como a Juan Diego.
Hoy en día representa a todos los indígenas que
reconocieron el evangelio de Jesús.

Edificó a los demás con su testimonio y su palabra,


constantemente se acercaban a él para que
intercediera por las necesidades, peticiones y
súplicas de su pueblo, ya que cuanto pedía y
rogaba la Señora del cielo, todo se le concedía.

A diario se ocupaba en cosas espirituales y barría el


templo. Se postraba delante de la Señora del Cielo y
la invocaba con fervor; frecuentemente se
confesaba, comulgaba (tres veces por semana),
ayunaba, hacía penitencia, se disciplinaba, se ceñía
cilicio de malla y escondía en la sombra para poder
entregarse a solas a la oración y estar invocando a
la Señora del cielo.

36
Juan Diego manifestó la gran nobleza de corazón y
su ferviente caridad cuando su tío estuvo
gravemente enfermo, demostrando su gran fe al
estar con el corazón alegre ante las palabras que le
dirigió Santa María de Guadalupe, quien le aseguró
que su tío estaba completamente sano.

Inspiró la búsqueda de la santidad y de la


perfección de vida incluso en medio de los
miembros de su propia familia, ya que su tío al
constatar como Juan Diego se había entregado
muy bien al servicio de la Virgen María de
Guadalupe y de Dios quiso seguirlo, aunque Juan
Diego le convenció que era preferible que se
quedara en su casa; y también el ejemplo de Sor
Gertrudis del Señor San José, descendiente de Juan
Diego, quien ingresó a un monasterio a consagrar su
vida al servicio de Dios buscando esa perfección de
vida y la Santidad.

R
asgos significativos para la
juventud actual:

Juan Diego recorrió el camino de la


santidad, dedicando mucho de su tiempo a la
oración, a la contemplación y a la penitencia,
siempre dócil a la autoridad eclesiástica, obediente

37
y paciente, cimentado en la fe, de firme esperanza y
de gran humildad y sencillez. Gracias a su mensaje
evangelizador Santa María de Guadalupe es la
fuente de nuestra alegría, y la reconocemos como
nuestra Madre amorosa y compasiva, que escucha
nuestro llanto, nuestra tristeza, y cura nuestras penas
y dolores.

A través de su testimonio reconocemos su fe simple,


su plena confianza en Dios, su caridad, su
coherencia moral, su desprendimiento y su pobreza
evangélica. Son éstas virtudes de santidad nuestro
ejemplo a seguir en nuestro diario vivir, anhelando
que nuestra morenita del Tepeyac nos mire con el
amor maternal con que le miró, y nos coloque en su
corazón bajo su sombra y su resguardo.

Deseamos, por medio de su inspiración, ser


instrumento para mostrar a todos los jóvenes
mexicanos que el camino del cristiano es un camino
de amor, compasión, comprensión, sacrificios,
arrepentimiento, docilidad, y por encima de todo,
uno de humildad y obediencia; y queremos hacerles
saber que Dios los ama y quiere la felicidad y la
plenitud para ellos, y ha dejado a una Madre de
ternura y amor, y a un Santo de corazón joven y de
espíritu fuerte para guiarnos hacia él.

Gracias Juan Diego por este mensaje que nos


fortifica en la Paz, en la Unidad y en el Amor.

38
O
ración

Padre Celestial, que concediste a Juan Diego ser el


mensajero y confidente de la Virgen de Guadalupe
y asistir al nacimiento de la fe en nuestra Patria, te
pedimos, por su intercesión, nos concedas obtener
los dones del Espíritu Santo y usarlos para el bien de
la humanidad y el bien de nuestra Iglesia.

Juan Diego, intercede por nosotros, te suplicamos,


para que podamos tener tu confianza infantil en la
Madre de Dios y para que nuestro corazón pueda
responder a sus maternales inspiraciones. Ayúdanos
a orar a Dios, por medio del Corazón de nuestra
Señora de Guadalupe hacia el Corazón de Jesús, y
concede que el Pueblo Mexicano, unido por la
fuerza del amor a nuestra Dulce Madre del Tepeyac,
haga de cada uno de sus hogares, un templo, vivo
en donde adoremos a Jesucristo, nuestro Señor, que
vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

Que seamos como San Juan Diego, Discípulos y


Misioneros

39
S
anto Toribio Romo
González
Joven Sacerdote Mártir
Cristero
Fecha de celebración: 25 de febrero
Fecha de Beatificación: 22 de noviembre de
1992 por el Papa San Juan Pablo II
Fecha de Canonización: 21 de mayo de 2000
junto con 24 compañeros mártires, por el Papa Juan
Pablo II

B
iografía

Nació en Santa Ana de Guadalupe, del


municipio de Jalostotitlán, en la zona de Los

40
Altos de Jalisco, el 16 de abril de 1900. Fue hijo de
Patricio Romo Pérez y de Juana González Romo,
quienes lo llevaron a bautizar al día siguiente de su
nacimiento a la parroquia de la Virgen de la
Asunción.

A la edad de doce años, por consejo de su


hermana y con el apoyo de sus padres, ingresó al
Seminario auxiliar de San Juan de los Lagos. "Quica",
como era llamada familiarmente su hermana María,
contribuyó en grande manera a infundir en él su
vocación y fue quien lo acompañó en todos sus
destinos para auxiliarlo.

SACERDOCIO

Después de ocho años pasó al Seminario de


Guadalajara. A los 22 años el señor arzobispo
Francisco Orozco y Jiménez le confirió el diaconado
el 22 de septiembre de 1922, y el 23 de diciembre
del mismo año administró la ordenación sacerdotal,
en la catedral de Guadalajara. Cantó su primera
Misa en Santa Ana (lugar que lo vio nacer) el 5 de
enero de 1923.

Prestó sus servicios ministeriales: Primero en Sayula,


donde se destacó en la catequesis. El año siguiente
fue trasladado a Tuxpan, y posteriormente a
Yahualica, aquí sufrió duras y amargas pruebas, ya

41
que se le ordenó recluirse en su casa y se le prohibió
rezar públicamente el rosario y celebrar la Santa
Misa. A fines de 1924 llegó a Cuquío como Vicario
cooperador. En la parroquia de este último destino
se encontró con el señor cura Justino Orona, padre
bondadoso que le brindó su amistad.

Santo Toribio era un hombre de intensa oración.


Cumplía ejemplarmente sus actos piadosos: examen
de conciencia, meditación, ejercicios espirituales,
visitas al Santísimo Sacramento, entre otros…

Manifestó esperanza siempre, un gran espíritu de fe,


una firme certeza de alcanzar el cielo y una caridad
que lo movía a compadecerse del prójimo, así
como una ferviente devoción a la Virgen María y a
San José

Brillaron en él, la obediencia y la disciplina, fue


austero, recogido y mortificado

La persecución callista contra la Iglesia Católica


enardeció los ánimos de los habitantes de Cuquío y
el 9 de noviembre de 1926 se levantaron en armas
más de trescientos hombres para repeler la opresión
del Gobierno, que perseguía a muerte al párroco y a
los sacerdotes. Santo Toribio en compañía de su
Párroco San Justino Orona (quien también sería
martirizado posteriormente), quienes anduvieron a

42
salto de mata huyendo de un lugar a otro en
constante peligro, esperando de un momento a otro
la muerte. Uno de sus mayores sufrimientos, era el no
poder celebrar la misa todos los días.

El padre Toribio escribió en su diario: ..."Pido a Dios


verdadero mande que cambie este tiempo de
persecución. Mira que ni la Misa podemos celebrar
tus Cristos; sácanos de esta dura prueba, vivir los
sacerdotes sin celebrar la Santa Misa... Sin embargo,
qué dulce es ser perseguido por la justicia. Tormenta
de duras persecuciones ha dejado Dios venir sobre
mi alma pecadora. Bendito sea El. A la fecha, 24 de
junio, diez veces he tenido que huir escondiéndome
de los perseguidores, unas salidas han durado
quince días otras ocho... unas me han tenido
sepultado hasta cuatro largos días en estrecha y
hedionda cueva; otras me han hecho pasar ocho
días en la cumbre de los montes a toda la voluntad
de la intemperie; a sol, agua y sereno. La tormenta
que nos ha mojado ha tenido el gusto de ver otra
que viene a no dejarnos secar, y así hasta pasar
mojados los diez días..."

Su gran amor a la Eucaristía le hacía repetir con


frecuencia esta oración: Señor, perdóname si soy
atrevido, pero te ruego me concedas este favor: no
me dejes ni un día de mi vida sin decir la Misa, sin
abrazarte en la Comunión... dame mucha hambre

43
de Ti, una sed de recibirte que me atormente todo el
día hasta que no haya bebido de esa agua que
brota hasta la Vida Eterna, de la roca bendita de tu
costado herido. ¡Mi Buen Jesús!, yo te ruego me
concedas morir sin dejar de decir Misa ni un solo día.

En septiembre de 1927, el padre Toribio tuvo que


retirarse y desde el cerro de Cristo Rey lloró afligido
porque tenía que dejar su amado pueblo de Cuquío
y decir adiós a su querido párroco. Lo sustituyó el
padre San Atilano Cruz, (martirizado posteriormente
también). Sus superiores le ordenaban que se hiciera
cargo de la parroquia de Tequila, Jalisco, lo cual no
era una misión apetecible ya que el municipio era
entonces uno de los lugares donde las autoridades
civiles y militares más perseguían a los sacerdotes.

No se intimidó por ello y, no pudiendo vivir en el


curato de Tequila por los graves peligros, el padre
Toribio localizó una antigua fábrica de tequila
propiedad del Sr. Luis León Aguirre, que se
encontraba en la barranca del Agua Caliente, del
mismo municipio de Tequila, la utilizó como refugio y
lugar para seguir celebrando misas; presintió que allí
sería su muerte inevitable, y lo dijo: "Tequila, tú me
brindas una tumba, yo te doy mi corazón". Lo
acompañaban Quica (su incansable y heroica
hermana) y su hermano Sacerdote, el padre Román
Romo González.

44
En diciembre de 1927, el hermano menor de Toribio
fue ordenado sacerdote y enviado también a
Tequila como vicario cooperador; a los pocos días
llegó también su hermana María para atenderlos y
ayudarlos.

El jueves 23 de febrero de 1928 Santo Toribio pidió al


Padre Román (su hermano) que le oyera en
confesión sacramental y le diera una bendición muy
grande; antes de irse le entregó una carta con el
encargo de que no la abriera hasta tener noticias
de él

Ese día, Santo Toribio se notó muy preocupado, pasó


el día en su cuarto y en el oratorio que había
improvisado. Al día siguiente viernes 24 de febrero,
después de celebrar la misa, pasó todo el día
ordenando el registro parroquial, (pues era obvio
que no había notaría).

Santo Toribio terminó su trabajo a las cuatro de la


mañana del sábado 25 y decidió dormir un poco en
su pobre cama de otates

MARTIRIO

El jueves 23 de febrero de 1928 Santo Toribio pidió al


Padre Román (su hermano) que le oyera en
confesión sacramental y le diera una bendición muy

45
grande; antes de irse le entregó una carta con el
encargo de que no la abriera hasta tener noticias
de él.

Ese día Santo Toribio se notó muy preocupado, pasó


el día en su cuarto y en el oratorio que había
improvisado.

Al día siguiente, viernes 24 de febrero, después de


celebrar la misa, pasó todo el día ordenando el
registro parroquial, (pues era obvio que no había
notaría).

Santo Toribio terminó su trabajo a las cuatro de la


mañana del sábado 25 y decidió dormir un poco en
su pobre cama de otates.

Una hora después, a las cinco de la mañana, una


tropa de federales y agraristas a la fábrica, pues
habían detenido al hombre con quien el Padre
Toribio enviaba su correspondencia. Obligaron al
mensajero a llamar a la puerta. En cuanto ésta se
abrió, los soldados entraron violentamente a la
fábrica y llegaron a la recámara donde Santo Toribio
dormía. Un agrarista gritó: “¡Este es el cura,
mátenlo!”.

Al grito despertaron el padre y su hermana y él


contestó asustado: "Sí soy... pero no me maten"... No

46
le dejaron decir más y dispararon contra él; con
pasos vacilantes y chorreando sangre se dirigió
hacia la puerta de la habitación, pero una nueva
descarga lo derribó. Su hermana María (“Quica”) lo
tomó en sus brazos y le gritó al oído: "Valor, padre
Toribio... ¡Jesús misericordioso, recíbelo! y ¡Viva Cristo
Rey!" El padre Toribio le dirigió una mirada con sus
ojos claros y murió.

Así terminaron sus escasos 27 años de vida y 5 de


sacerdote.

Llevaron su cadáver a Tequila para exhibirlo ante sus


fieles. Su hermana María iba rezando el rosario.
Tiraron su cadáver frente a la presidencia municipal,
María se hincó junto a su cadáver y rezó una breve
oración, su rebozo lo empapó de sangre y en la
frente le dio el último beso.

Fue velado en la casa de la familia Plascencia y al


día siguiente (domingo 26 de febrero de 1928), fue
enterrado en el cementerio municipal. Quica
llevaba sus vestidos aun manchados con la sangre
de su propio hermano; y decía no debemos llorar: el
Padre Toribio ya está en el cielo, démosle gracias a
Dios porque le concedió la palma del martirio, que
quiso sufrir por el triunfo de la Iglesia.

47
Pasados algunos días su hermano el Padre Román,
obediente, abrió la carta de su hermano, en
Guadalajara, encontrándose con que era el
testamento del Padre Toribio y leyó su contenido:
"Padre Román, te encargo mucho a nuestros
ancianitos padres, haz cuanto puedas por evitarles
sufrimientos. También te encargo a nuestra hermana
Quica que ha sido para nosotros una verdadera
madre... a todos, a todos te los encargo. Aplica dos
misas que debo por las Almas del Purgatorio, y
pagas tres pesos cincuenta centavos que le quedé
debiendo al señor cura de Yahualica..."

20 años después de su sacrificio, los restos del mártir


Toribio Romo regresaron a su lugar de origen, y
fueron depositados en la capilla construida por él,
en Santa Ana de Guadalupe, Jalisco (lugar de su
nacimiento).

Y el 12 de octubre del 2012, fue consagrado y


dedicado el nuevo Santuario en honor a Santo
Toribio Romo, por manos del Sr. Nuncio Apostólico
(representante del Papa) en México: Don Christophe
Pierre.

Y ese mismo día, se realizó el traslado de los restos de


Santo Toribio Romo a su nuevo Santuario (en la
misma comunidad de Santa Ana de Guadalupe,
Jalisco) donde es venerado hasta el día de hoy.

48
Patrono de los Migrantes

Santo Toribio Romo es tenido también por el pueblo


como el Patrono de los Migrantes Mexicanos.

Testimonios:

1. "Un amigo y yo nos fuimos de Jalos con la


intención de trabajar en el otro lado, pero
estando cerca de la frontera nos asaltaron y
nos golpearon. Se llevaron todo nuestro dinero
y estábamos desconsolados", cuenta Otilio
mientras abre los ojos como si pudiera ver de
nueva cuenta lo que sucedió aquella noche.
"No teníamos para pagarle al “pollero” ni para
regresar a la casa. De repente, un carro se
detuvo a nuestro lado y un sacerdote nos
invitó a subir. Le platicamos nuestra situación y
nos dijo que no nos preocupáramos, que él
nos ayudaría a cruzar la frontera. Y eso hizo.
No sabemos cómo, pero nos pasó por una
vereda solitaria. Cuando nos dimos cuenta, ya
estábamos en Estados Unidos. Al bajar nos dio
dinero y nos dijo que buscáramos trabajo en
una fábrica cercana, que ahí nos iban a
contratar".

La voz de Otilio todavía se quiebra de


emoción al narrar que, sumamente

49
agradecidos, le preguntaron al cura su
dirección para pagarle el préstamo con su
primer sueldo.

"Nos dijo: `Ustedes son de Jalisco, ¿verdad?


Cuando ganen lo suficiente, vayan a Santa
Ana y pregunten por Toribio Romo. Ése es mi
nombre´. Con el dinero pagamos el
hospedaje y, efectivamente, conseguimos
trabajo en el lugar que nos mencionó. Unos
meses después venimos a Santa Ana. Cuando
entramos a la iglesia y vimos el retrato del
altar, luego, luego lo identificamos como el
padre que nos ayudó. Al preguntar por él nos
dijeron que había muerto hacía 70 años. Nos
pusimos a llorar y dimos nuestro testimonio".
Desde entonces, visita por lo menos una vez al
año el templo de quien se ha convertido en su
protector.

2. El zacatecano Jesús Buendía Gaytán, un


campesino de 45 años de edad, cuenta que
hace 2 décadas decidió irse de
indocumentado a California para buscar
empleo en alguna plantación. Se puso en
contacto con un "pollero" en Mexicali pero,
apenas cruzaron la frontera, fueron
descubiertos por la patrulla fronteriza y para
escapar Jesús se internó en el desierto.

50
Después de caminar varios días por veredas
desoladas y más muerto que vivo de calor y
sed, vio acercarse una camioneta. De ella
bajó un individuo de apariencia juvenil,
delgado, tez blanca y ojos azules, quien en
perfecto español le ofreció agua y alimentos.
Le dijo que no se preocupara porque le
indicaría dónde solicitaban peones. También
le prestó unos dólares para imprevistos. A
manera de despedida el buen samaritano le
dijo: "Cuando tengas dinero y trabajo
búscame en Jalostotitlán, Jalisco, pregunta
por Toribio Romo".

Luego de una temporada en California, Jesús


regresó y quiso visitar a Toribio. En Jalostotitlán
lo mandaron a la ranchería de Santa Ana, a
unos 10 kilómetros del pueblo. “Ahí pregunté
por Toribio Romo y me dijeron que estaba en
el templo. Casi me da un infarto cuando vi la
fotografía de mi amigo en el altar mayor. Se
trataba del sacerdote Toribio Romo, asesinado
durante la guerra cristera. Desde entonces me
encomiendo a él cada vez que voy a Estados
Unidos a trabajar”.

51
V
irtudes de Santidad:

 Un sacerdote joven
 Con un amor profundo a Cristo y a la
Eucaristía diaria
 Sacerdote joven que amó profundamente a
su pueblo y se entregó por él.
 Hombre de intensa oración.
 Sacerdote joven con mucha esperanza, con
gran espíritu de fe, con firme certeza de
alcanzar el cielo y una caridad que lo movía a
compadecerse del prójimo.
 Sacerdote joven obediente y disciplinado,
austero, recogido y mortificado

R
asgos significativos para la
juventud actual:

 Proponemos que Santo Toribio Romo sea


promovido de manera especial, en este año
de la Juventud, como modelo de los
sacerdotes jóvenes de nuestro País, de
manera especial haciendo hincapié en las
virtudes que sobresalen en su biografía.

52
 De la misma manera para todos los jóvenes
varones en la línea de entrega a la hermosa
vocación al sacerdocio.

 Modelo para todos los jóvenes, pues a los 22


años ya era un sacerdote entregado a su
pueblo, vivió en una situación de persecución
y supo mantenerse firme a sus convicciones,
por amor a la Iglesia, pero, sobre todo, a
Cristo.

 Modelo de un sacerdote audaz en la vivencia


de su vocación, como ministro del evangelio y
servidor de su pueblo.

 Además, será muy importante reconocer y


difundir esta devoción que los migrantes, en
general, tienen por Santo Toribio, y promover
en los jóvenes migrantes su confianza en la
intercesión y ejemplo de este Santo sacerdote.

53
O
ración

Santo Toribio, tú que supiste agradar al Señor y que


pudiste hacerle sonreír, al vivir y morir por confesar lo
que amabas, mira mi alma, mira mi necesidad y
alcánzame del Señor, quien a pesar de mis
ingratitudes me sigue amando; los favores que hoy
ruego me sea concedidos.

Más sino es conveniente lo que pido, ayúdame


entonces a entenderlo y a aceptar con gran amor y
humildad el dolor que aflige mi alma y a vivir con
gracia y calma en el gozo de su voluntad.
Amén

54
B
eato Anacleto
González Flores
Laico Mártir

Fecha de celebración: 1 de abril


Fecha de Beatificación:

B
iografía

Anacleto nació en Tepatitlán, Jalisco,


ciudad agrícola, ganadera, comercial e
industrial, el 13 de julio de 1888. La ciudad
pertenecía a la Diócesis de Guadalajara. Era el
segundo hijo del matrimonio de Valentín González

55
Sánchez y María Flores Navarro. Tuvo ocho hermanos
y tres hermanas. Su padre fue un humilde tejedor de
rebozos.

Su padre era poco afecto a las cosas de la Iglesia,


muchas veces prohibió a su esposa asistir al templo
con sus hijos; pero la buena mujer, valiéndose de las
continuas salidas que su esposo hacía de Tepatitlán,
enseñó a sus hijos la religión, inclinándolos a las
buenas costumbres.

Su infancia fue modelada por la rigidez de su padre,


la ternura de su madre y la pobreza del hogar. Su
padre les inculcó la tenacidad, el amor por las letras,
la disciplina y el deseo de aprender un oficio; les
enseñó personalmente las primeras letras, y los hizo
memorizar un largo discurso patrio. Durante la
dictadura porfirista, corrió a caballo por las calles de
Tepa junto con un pequeño grupo gritando: “muera
el mal gobierno”. Ese acto le valió dos años de
prisión, fue acusado del delito de sedición. De su
madre recibió la ternura, la paciencia y la piedad,
durante su adolescencia consideró que la religión
pertenecía a la esfera de la vida privada, y que su
práctica no debía trascender a la vida pública.

Inició sus estudios en su pueblo natal como alumno


del profesor Heriberto Garza, destacado pedagogo
que, como muchos de su generación, asimiló, cual si
fuera religión, el positivismo de Augusto Comte.

56
Su adolescencia transcurrió entre el telar para
confeccionar rebozos, instalado en el domicilio
paterno que acostumbró sus manos al trabajo; la
banda de música del pueblo, que afinó sus oídos y
su voz, abriéndole un resquicio a la contemplación
estética; y el liderazgo ejercido sobre un nutrido
grupo de muchachos de su edad, primer brote de
sus cualidades naturales para dirigir las masas. Aquel
Anacleto delgado, descalzo, con capacidad de
mando, belicoso, muy alegre, bullicioso y bromista
tenía un sentido fuerte del honor, de la libertad y de
su propia dignidad; rechazaba las palabras
ofensivas y el trato rudo.

En 1905 asistió a una tanda de ejercicios espirituales


impartida por misioneros llegados de Guadalajara,
que cambió el rumbo de su vida. A partir de esos
momentos, comenzó a dar a su existencia un
significado nuevo: conocer y amar a Dios en esta
vida, para después verle y gozarle en la otra.

Sin renunciar a su capacidad de conducir a los


demás y a sus inquietudes intelectuales leerá por
entonces los Estudios Filosóficos sobre el Cristianismo,
de Augusto Nicolás, las obras de Jaime Balmes y los
discursos del poblano Trinidad Sánchez Santos-,
destinará buena parte de su tiempo libre a la
enseñanza del catecismo, a visitar enfermos y a
incrementar su relación con Dios.

57
Fue tan notorio su cambio de vida entre los años
1905 y 1908 que un sacerdote allegado a su familia,
don Narciso Cuellar, le propuso cursar el bachillerato
en el Seminario Auxiliar de San Juan de los Lagos,
fundado dos años antes. Este mismo sacerdote
obtuvo el permiso de la familia y se comprometió a
solventar el pago de la pensión de la escuela.

Anacleto anhelaba ampliar horizontes a través de la


cultura e inició con notable aprovechamiento los
estudios. De su afán intelectual, cultivado antes de
ingresar al Seminario, dan cuenta sus calificaciones,
siempre supremas, al grado de pronto estar en
condiciones de suplir al maestro, en ocasiones con
ventaja. Será desde entonces el Maestro o más
familiarmente, el Maistro Cleto.

En el seminario estudio religión, historia, latín, griego,


filosofía, matemáticas, francés, sociología y
astronomía. No ingresó al internado del seminario
sino que fue alumno externo. Se hospedaba en casa
de una señora a la que llamaban “Madre Matiana”,
modestísima casera de estudiantes pobres.

La vida intelectual no le impidió inmiscuirse en las


preocupaciones sociales de su época. En 1912, viajó
por vez primera, a la Ciudad de México,
acompañando a un amigo de infancia, Manuel
Navarro, quien había inventado un aparato del
movimiento y lo mostraría al presidente Francisco I.

58
Madero, pensó que Anacleto, por su facilidad de
palabra, podría convencer al presidente de las
bondades de dicho invento. La misión fracasó, no así
el entusiasmo de Anacleto por participar en la
nueva conformación social, afiliándose al Partido
Católico Nacional. Utilizó las largas vacaciones del
verano de ese año para realizar campañas de
proselitismo a favor del instituto político en la región
de Los Altos.

Durante su estancia en San Juan de los Lagos fundó


la Patrie Phalanx, una organización cívica en la que
imprimió toda la tenacidad de su personalidad. Un
centenar de estudiantes se afiliaron a la
organización, su objetivo era formar un baluarte
contra las tiranías, fortificar a México con un ejército
civil, para evitar la tiranía y la invasión. Aquel grupo
prosperó poco tiempo.

Después de cuatro años de permanecer en San


Juan de los Lagos, descubrió que su vocación no era
el sacerdocio y que Dios le llamaba por otro camino,
por eso se fue a Guadalajara a estudiar leyes, “para
defender la patria y la religión”.

Anacleto reúne a seis compañeros estudiantes


alteños y rentan una casa humilde en el barrio del
Santuario para vivir en compañía. Uno de esos
compañeros, con quien compartirá sus ideales y
luchas, y lo seguirá posteriormente en el martirio, es

59
Miguel Gómez Loza. En aquella casa les atendía una
señora llamada Jerónima Sonora España; le
pagaban 30 centavos diarios; la llamaban “Doña
Giro”, y a la casa “la Gironda”, y ellos se
autobautizaron con el nombre de “Girondinos”.

Se inscribió en la Escuela Libre de Derecho, sostenida


por la Sociedad Católica. En 1914, siguiendo las
directrices de la encíclica Rerum Novarum, y gracias
al sano influjo del eminente sociólogo Miguel
Palomar y Vizcarra, conformó algunos sindicatos
católicos.

La pobreza no le impidió a Anacleto luchar y


esforzarse en su carrera. Su hermana Julia la única
de sus hermanos testigo en el proceso del martirio
declara: “Traía sólo huaraches y muy maltratados. En
una ocasión que traía un huarache y un zapato, le
preguntaron: “¿Qué tiene en los pies?”, respondió:
“Mal de zapatos”.

Con el fin de suplir un poco la falta de instrucción


ética y religiosa, ausente en las escuelas oficiales,
impulsó, con el apoyo de su amigo Gómez
Loza, círculos de estudio social. Estudian a autores
del mundo católico, como los pensadores españoles
Donoso Cortés y Jaime Blames, el apologeta Agustín
de la Rosa, el periodista Aguilar y Marocho; el alma
de la caridad social Federico Ozanam y la doctrina
social y política del Papa León XIII de sociología. Por

60
otra parte, para asegurar su manutención, impartía
clases particulares de latín y de historia.

El 8 de julio de 1914, la hasta entonces apacible


ciudad de Guadalajara fue tomada por las tropas
carrancistas del general Álvaro Obregón. Muchos
edificios eclesiásticos -la Catedral, el Seminario
Conciliar, el hospital de San Martín de Tours- fueron
expropiados por las tropas carrancistas. Fueron
destruidos colegios y escuelas superiores. El 21 del
mismo mes fueron hechos prisioneros más de cien
sacerdotes. Las vejaciones hechas al clero y a las
iglesias irritaron a la población al grado de inclinar la
simpatía de sus habitantes a favor de los partidarios
del guerrillero Francisco Villa.

Anacleto se quedó sin trabajo y se vio obligado a


desempeñar diferentes oficios. Ese mismo año se
negó validez a los estudios realizados en los
seminarios, y para ingresar en las escuelas
profesionales y extender algún título, era obligatorio
era necesario haber cursado en escuela oficial,
anticipando las normas de la Constitución de 1917.
Como protesta, Anacleto renunció al modesto
empleo municipal que había logrado y debió
recomenzar a estudiar cuando ya tenía 25 años.

En espera de tiempos mejores, dejó la ciudad en los


últimos días de 1914, radicándose en el municipio de
Concepción de Buenos Aires, Jalisco, donde su

61
hermano Severiano ejercía el cargo de sub-
recaudador de rentas. En esa población, se ocupó
de la catequesis infantil y de la atención de una
pequeña tienda de comestibles, propiedad de su
hermano.

En 1916 regresa a Guadalajara y reanuda su


profesión de maestro y sus estudios de abogado.
Restablece también “la Gironda” y funda también
un centro de catequesis para los niños del barrio del
Santuario de Guadalupe. Desde su juventud, en
Tepatitlán, siempre se preocupó por la formación
cristiana de los niños.

Para Anacleto, un acontecimiento que viene a ser el


complemento de organización en Jalisco es la
fundación de Asociación Católica de la Juventud
Mexicana. Esta se funda el 17 de julio de 1916, con la
aprobación del Arzobispo Francisco Orozco y
Jiménez. Anacleto se entregó de lleno a esta
asociación. A los acejotaemeros supo inyectarles el
valor que lo llevó hasta el heroísmo. Las actividades
de la A.C.J.M. no tardaron en llegar a grupos cada
vez más numerosos.

Fundó, el 1 de julio de 1917, el semanario católico La


Palabra. Fustigó desde esa tribuna las tropelías de los
anticlericales y la débil resistencia opuesta hasta
entonces por los católicos. También escribió, en esa
época, su primer libro, Ensayos. En el transcurso de su

62
vida escribirá en otros medios como: La Época, El
Obrero, Restauración y Gladium.

En los conflictos de 1918-1919 que tocan la vida de


Guadalajara y de Jalisco, González Flores fue sin
lugar a dudas, uno de los principales defensores de
los derechos conculcados, sobre todo el de la
libertad religiosa. El 22 de julio de 1918 se celebró la
manifestación más grande contra las leyes
persecutorias; fue organizada precisamente por
González Flores. A partir de entonces, Anacleto fue
el alma de la lucha cívica católica en Jalisco. El
boicot económico, las protestas y manifestaciones
lograron que fueran derogados los decretos
anticatólicos: “1913” y “1927”.

Su fama trascendía las fronteras de Jalisco y llegaba


hasta la capital, donde fue enviado en marzo de
1919 para la inauguración de un nuevo centro de la
ACJM.

Conoció a María Concepción Guerrero Figueroa


con la que mantuvo un noviazgo de cuatro años. Se
casaron el 17 de noviembre de 1922 en la capilla de
la ACJM de Guadalajara, Jal. El matrimonio fue
bendecido por el arzobispo Orozco y Jiménez. Él
tenía 34 años y Concha 27.

Fue miembro activo de la Unión de Católicos


Mexicanos, llamada simplemente la “U”, de la que

63
llegó a ser director en el estado de Jalisco. La Unión
había sido creada por el obispo auxiliar de Morelia,
Mons. Luis María Martínez con la finalidad de
restaurar el reinado de Cristo en México y combatir
la masonería.

El gobierno estatal de Jalisco, presidido por J.


Guadalupe Zuno, parecía se había propuesto la
agresión metódica de las instituciones educativas
católicas clausurando sus centros de enseñanza, así,
el 23 de diciembre de 1924, fue clausurado el
seminario de Guadalajara. Para oponerse a la
avalancha de agresiones sistemáticas los católicos
jaliscienses formaron entonces un Comité de
Defensa el 2 de enero de 1925, promovido por
Anacleto. Más tarde el Comité se trasformó en la
Unión Popular. Sus primero miembros fueron
asociados de la ACJM. Los directivos de la
agrupación fueron: Anacleto como presidente, Luis
Padilla, secretario, y Miguel Gómez Loza, tesorero.
Tres futuros Mártires a la cabeza de la Asociación.
Muy pronto los miembros activos fueron más de cien
mil. A esta agrupación de incorporaron los
obispados de Zacatecas, Colima, Tepic y
Aguascalientes.

Como reconocimiento de sus servicios a la Iglesia


perseguida, en mayo de 1925 el arzobispo de
Guadalajara, en nombre de la Santa Sede,

64
entregaba la cruz Pro Ecclesia et Pontifice a
González Flores, junto con Miguel Gómez Loza,
Maximino Reyes (presidente de la Confederación
Nacional Católica del Trabajo) e Ignacio Orozco (su
secretario general). Recibieron tal condecoración
tras ser liberados de la cárcel.

Con la llegada de Plutarco Elías Calles a la


presidencia la persecución religiosa fue abierta,
cruel, sangrienta, se amparaba en la Constitución. El
31 de julio de 1926, fue la fecha fijada por Calles
para que entrara en vigor lo que se denominó Ley
Calles. Ante el anuncio que, con anterioridad, había
hecho el Presidente, los obispos mexicanos
intentaron todos los caminos legales y humanos
posibles para evitar aquella legislación persecutoria,
pero no fueron escuchados por el Gobierno,
entonces, como último recurso, y con la autorización
de la Santa Sede, tomaron la decisión de suspender
el culto religioso público. El mismo 31 de julio, a la
media noche, se cerraron los templos en todo el
país.

A los quince días de haberse cerrado el culto,


murieron asesinados, sin juicio alguno, por odio a la
fe católica, el P. Luis Bátis y los laicos Manuel
Morales, Salvador Lara Puente y David Roldán Lara,
en Chalchihuites, Zac. Fueron acusados de organizar
un levantamiento armado, cuando la verdad era

65
que invitaban a los pobladores a unirse a la Liga
Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, que
por esas fechas buscaba por todos los medio
pacíficos llegar a un acuerdo con el Gobierno. Fue
hasta 1927 cuando la Liga apoyo el movimiento
armado.

A raíz del asesinato de estos cuatro primeros Mártires


(ya canonizados), un pequeño grupo de pobladores
de Chalchihuites se alzó en armas contra los
federales. En los pueblos vecinos se fueron formando
otros grupos que también se levantaron en armas,
en pocos meses varios Estados de la República
tenían grupos armados. Los católicos que
combarían eran conscientes sus derechos,
principalmente al de la libertad religiosa.

Por su parte, la Liga buscaba que todos los grupos


de unieran un uno solo para tener fuerza y luchar por
los mismos ideales, estando de acuerdo en la lucha
armada. Anacleto González Flores no quería que la
Unión Popular, tampoco lo quisiera el Sr.
Arzobispo Orozco y Jiménez, quien se encontraba
escondido porque era perseguido.

No fue fácil para Anacleto quedarse al margen de


la Liga, todos los grupos se habían unido a ella. Los
mismos miembros de la Unión Popular estaban
convencidos de que deberían unirse a los cristeros.
Durante los pocos meses que le quedaron de vida a

66
Anacleto, intentó por todos los medios posibles
mantener un equilibrio en aquella ardua
problemática.

Anacleto tiene que vivir prácticamente en la


clandestinidad, escondiéndose. Se ve perseguido y
buscado como a un criminal peligroso. Difícilmente
encuentra quien lo acoja en su casa porque cada
familia que lo recibe arriesga vida y bienes. Además
Anacleto era un personaje muy conocido y difícil de
camuflar. Él mismo decía: “Ya en ninguna casa me
quieren, de aquí a dos meses tendré que irme al
monte”. Sin embargo, en aquella encrucijada de
dramáticas posibilidades difíciles de ensamblar entre
sí, Anacleto tomó la decisión que su conciencia le
dictaba: quedarse y asumir toda la responsabilidad
que Dios le había confiado a través de su misma
sufrida historia personal; quedarse con la gente y
luchar por su libertad fundamental con todos los
medios lícitos a su alcance. “Solamente los cobardes
no hacen nada”, había escrito en el último número
de la revista Gladium.

Las autoridades buscaban cortar de raíz la oposición


y la rebeldía, ya que el grupo armado cristero iba en
aumento. Anacleto era considerado el líder principal
seglar del movimiento católico en Jalisco. Dar con él
y con sus compañeros y matarlos parecía ser el
remedio más eficaz para eliminar el conflicto.

67
A principios de 1927, La familia Vargas González
abrió las puertas al “Maistro” para esconderlo, sabía
muy bien el riesgo que corría, pero estaba dispuesta
a todo con tal de salvar la vida de aquel hombre
entregado por completo a Cristo Rey y al bien de su
Iglesia. Allí Anacleto se sentía seguro. La casa estaba
comunicada con la farmacia el Tepeyac, propiedad
de la familia, ubicada en la esquina, por allí podían
entrar y salir personas sin causar sospechas. Anacleto
recibía a miembros de la Unión Popular quienes lo
mantenía al tanto de las cosas y, al mismo tiempo,
recibían las indicaciones de su líder.

La policía hacía frecuentes cateos en las casas. La


casa de la familia Vargas no se salvó de ello. El
viernes 1 de abril, de madrugada, la casa fue
rodeada. Uno de los federales llamó a la puerta
pidiendo que le vendieran un medicamento, Ramón
lo atendió por la ventana de la botica. El hombre
volvió a llamar y entonces ordenó se abriera la
puerta. Entraron con violencia, buscaron por todas
partes, destruyeron lo que quisieron, arrestaron a
todos, hombres y mujeres, aún a las niñas. Anacleto,
Ramón, Florentino y Jorge Vargas, fueron llevados a
la inspección y después al cuartel Colorado. En el
cuartel también tenía detenido a Luis Padilla.

En una celda estaban Anacleto y Lui Padilla, en otra


estaban los tres hermanos Vargas. Llegado el

68
momento para el martirio, sacaron de la celda a
Anacleto y Luis, a Jorge y a Ramón. (Florentino sería
liberado porque Ramón lo hizo pasar por el menor
de edad). Los cuatro fueron torturados; a Anacleto
lo desnudaron, lo suspendieron de los pulgares, lo
azotaron, y pasaron por su espalda lentamente una
bayoneta. En uno de los pinchazos casi le llegaron al
corazón; le destrozaron la boca y le desollaron los
pies y las manos, al punto que pudo escribir con
sangre en el cemento “¡Viva Cristo Rey!”. El general
Ferreira quería que dijera el paradero del Sr.
Arzobispo Orozco y Jiménez, al no obtener respuesta
alguna se le condenó a muerte.

Ya en el paredón, Ferreira dijo a Anacleto: “¿No se le


ofrece algo?, le concedemos un favor”. Anacleto
respondió: “No, no se me ofrece nada. A usted, ¿no
se le ofrece algo para donde yo voy? No se olvide
que aquí fui abogado y allá puedo ser abogado
para usted. ¡Viva Cristo Rey!”. Después de estas
palabras, la descarga acabó con su vida.

En el Santuario de Nuestrs Señora de Guadalupe, en


Guadalajara, Jal., junto a su amigo Miguel Gómez
Loza, descansa el cuerpo mortal de Anacleto. Sobre
su lápida se encuentran esculpidas las palabras:
“”Verbo, vita et sanguine docuit”. (Enseñó con la
palabra, con la vida y con la sangre).

69
R
asgos significativos para la
juventud actual:

El testimonio de José Anacleto González Flores debe


ser un gran impulso para los Universitarios, Estudiantes
y Profesionistas a ser valientes defensores de nuestra
Fe en los diversos ámbitos en donde se
desenvuelven.

El "Maistro Cleto", como era llamado por su


sapiencia fue notable pedagogo, abogado, orador,
catequista, líder social y un gran dirigente en los
grupos de la ACJM (Asociación Católica de la
Juventud Mexicana).

En tiempo de guerra y persecución contra la iglesia


católica promovió la Paz y la Libertad Religiosa.

Con su ejemplo nos invita a hablar fuerte, pisar recio


y mirar de frente, ser líderes cristianos protagonistas
de la sociedad, a testimoniar nuestra Fe con valentía
y a ser acompañantes y guías de otros jóvenes
hacia nuestro Maestro Jesús de Nazareth.

"Hay jóvenes, lo que falta es juventud" AGF

70
O
ración:

“¡Jesús misericordioso! Mis pecados son más que las


gotas de sangre que derramaste por mí. No merezco
pertenecer al ejército que defiende los derechos de
tu iglesia y que lucha por ti.

Quisiera nunca haber pecado para que mi vida


fuera una ofrenda agradable a tus ojos. Lávame de
mis inquietudes y límpiame de mis pecados. Por tu
santa Cruz, por mi Madre Santísima de Guadalupe,
perdóname, no he sabido hacer penitencia de mis
pecados; por eso quiero recibir la muerte como un
castigo merecido por ellos.

No quiero pelear, ni vivir ni morir, sino por ti y por tu


iglesia. ¡Madre Santa de Guadalupe, acompaña en
su agonía a este pobre pecador. Concédeme que
mi último grito en la tierra y mi primer cantico en el
cielo sea ¡Viva Cristo Rey!
Amén.

71
S
anta María Goretti
Virgen y Mártir

Fecha de celebración: 6 de julio


Fecha de Beatificación:
Fecha de Canonización: 24 de junio de 1950 por
el Papa Pio XII

B
iografía

Santa María Goretti nació en Corinaldo,


Italia el 16 de octubre de 1890 hija de Luis

72
Goretti y Assunta Carlini, ambos campesinos. María
fue la segunda de seis hijos.

Vivió en el seno de una familia humilde y perdió a su


padre a los diez años por causa del paludismo.

Como consecuencia de la muerte de su padre, la


madre de María Goretti tuvo que trabajar dejando
la casa y los hermanos menores a cargo de ésta
quien realizaba sus obligaciones con alegría y cada
semana asistía a clases de catecismo.

A los once años hizo su primera comunión


haciéndose, desde entonces, el firme propósito de
morir antes que cometer un pecado.

En la misma finca donde vivía María trabajaba


Alejandro Serenelli, quien se enamoró de María que
en ese entonces contaba con doce años.

Serenelli, a causa de lecturas impuras, se dedicó a


buscar a María haciéndole propuestas que la santa
rechazaba haciendo que Serenelli se sintiera
despreciado.

El 5 de julio de 1902 Serenelli fue en busca de María


quien estaba sola en su casa y al encontrarla la
invitó a ir a una recámara de la casa a lo que María
se negó por lo que aquél se vio obligado a forzarla.

73
María se negaba advirtiéndole a Serenelli que lo que
pretendía era pecado y que no accedería a sus
pretensiones por lo que éste la atacó con un cuchillo
clavándoselo catorce veces.

María no murió inmediatamente, fue trasladada al


hospital de San Juan de Dios donde los médicos la
operaron sin anestesia porque no había y durante
dos horas la santa soportó el sufrimiento ofreciendo
a Dios sus dolores.

Antes de morir, un día después del ataque, María


alcanzó a recibir la comunión y la unción de los
enfermos e hizo público su perdón a Serenelli.

El asesino fue condenado a 30 años de prisión


donde al principio no daba muestras de
arrepentimiento. La tradición cuenta que después
de un sueño donde María le dijo que él también
podía ir al cielo, Serenelli cambió completamente
volviéndose hacia Dios y ofreciendo sus trabajos y
sufrimientos en reparación de sus pecados.

Después de 27 años de cárcel fue liberado y acudió


a pedir perdón a la madre de la santa, quien no solo
lo perdonó sino que lo defendió en público
alegando que si Dios y su hija lo habían perdonado,
ella no tenía porque no perdonarlo.

74
La fama de María Goretti se extendía cada vez más
y fueron apareciendo las muestras de santidad, que
fue fruto de su cercanía a Dios y su devoción a la
Virgen María.

Después de numerosos estudios, la Santa Sede la


canonizó el 24 de junio de 1950 en una ceremonia
que se tuvo que realizar en la Plaza de San Pedro
debido a la cantidad de asistentes que se
calculaban en más de quinientas mil personas.

En la ceremonia de canonización acompañaron a


Pío XII la madre, dos hermanas y un hermano de
María. Durante esta ceremonia Su Santidad Pío XII
exhaltó la virtud de la santa y sus estudiosos afirman
que por la vida que llevó aun cuando no hubiera
sido mártir habría merecido ser declarada santa.

V
irtudes de Santidad:

La virtud de la pureza: pureza de alma y


cuerpo. Nos enseña a ser fuertes ante
situaciones difíciles, confiando siempre en Dios.

La virtud de la obediencia a su madre al hacerse


cargo de sus hermanos tan pequeños como ella.

75
La virtud del perdón. Nos enseñó a perdonar a
nuestros enemigos, a pesar de que nos hayan
causado un daño irreparable.

El 6 de julio de 1902 muere a causa de las grandes


heridas que le causo su agresor tras apuñalarla.

R
asgos significativos para la
juventud actual:

San Juan Pablo II en el 2003 resaltó que “Marietta,


como era llamada familiarmente, recuerda a la
juventud del tercer milenio que la auténtica
felicidad exige valentía y espíritu de sacrificio,
rechazo de todo compromiso con el mal y
disponibilidad para pagar con el propio sacrificio,
incluso con la muerte, la fidelidad a Dios y a sus
mandamientos”.

“Hoy se exalta con frecuencia el placer, el egoísmo,


o incluso la inmoralidad, en nombre de falsos ideales
de libertad y felicidad. Es necesario reafirmar con
claridad que la pureza del corazón y del cuerpo
debe ser defendida, pues la castidad "custodia" el
amor auténtico”, añadió.

76
O
ración:

Señor Dios, que eres fuerza de las almas inocentes y


te complaces en los corazones limpios, tú que
otorgaste a santa María Goretti la palma del martirio
en la edad juvenil, concédenos, por su intercesión,
la constancia en tus mandamientos, el perdonar a
los que nos ofenden y darnos a nosotros también, así
como a esta virgen le diste la victoria en el
combate, la posibilidad de que podamos librar el
nuestro, tomados de la mano de María.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo y Señor Nuestro.


Que vives y reina en unidad con el Espíritu Santo
Por los siglos de los siglos....
Amén.

77
C hiara Badano

Fecha de celebración: 29 de octubre


Fecha de Beatificación: 25 de septiembre de
2010 por el Papa Benedicto XVI

B
iografía

Nació el 29 de octubre de 1971, Sus padres


Ruggero y María Teresa Badano. Le
enseñaron a amar y servir a aquellos que padecen
necesidad.

78
Cuando iba al jardín de niños, ahorraba su dinero
para donarlo a las misiones de África.

En la primaria, siempre solía regalar su almuerzo a


algún compañero menos afortunado. Su madre
comenzó a darle dos almuerzos y Chiara regalaba
los dos.

No siempre obedecía y peleaba ocasionalmente


con sus padres.

En septiembre de 1980; tenía sólo 9 años de edad.


Vivió un encuentro con los Focolares. El grupo se
enfocaba en la imagen de Cristo abandonado
como forma de sobrellevar las situaciones difíciles.
Esto le impacto mucho y se esforzó por vivir una vida
de conversión.

Se burlaban de ella, por sus fuertes convicciones y le


dieron el apodo de "Hermana"

Tenía muchos amigos y disfrutaba de los


pasatiempos de un adolescente, escuchar música
pop, bailar, cantar y jugaba tenis, disfrutaba de la
natación y el senderismo.

En el verano de 1988, cuando tenía 16 años, tuvo


una experiencia que le cambió la vida en Roma con
el Movimiento de los Focolares. Le escribió a sus

79
padres, «Este es un momento muy importante para
mí: es un encuentro con Jesús Abandonado. No ha
sido fácil abrazar este sufrimiento, pero esta mañana
Chiara Lubich explicó a los niños que debemos ser la
esposa de Jesús Abandonado»

Se escribió cartas regularmente con Chiara Lubich.


Más tarde le pidió que le diese un nuevo nombre,
dado que este sería el comienzo de una nueva vida
para ella. Chiara Lubich le dio el nombre de Chiara
Luce y le escribió: «tu rostro lleno de luz muestra tu
amor por Jesús»

En este mismo año, su vida sufriría un nuevo cambio,


esta vez debido a la enfermedad. El dolor se
prolongó misteriosamente y al realizarse una serie de
pruebas, los médicos descubrieron que tenía una
forma de cáncer óseo, poco usual y muy doloroso.
Su madre cuenta que cuando volvieron del hospital
el día que la diagnosticaron, ya en la casa, al querer
consolar a Chiara ella le respondió «ahora no me
hables». Su madre quedó esperando al lado de ella,
mientras Chiara estaba acostada en su cama,
dándole la espalda. Al cabo de 25 minutos Chiara se
dio vuelta, miró a su madre con la sonrisa de siempre
y le dijo «ahora sí puedes hablarme». Esos fueron los
25 minutos que Chiara se tomó para dar su sí a Jesús
en esta situación extrema. Luego de esto Chiara

80
simplemente dijo, «Es para ti, Jesús; si tú lo quieres, yo
también lo quiero»

A lo largo del tratamiento, Chiara se negó a tomar


morfina para poder estar consciente. Sentía que era
importante conocer su enfermedad y dolor de
forma tal que pudiese ofrecer su sufrimiento. Dijo,
«Reduce mi lucidez y hay una sola cosa que puedo
hacer ahora: ofrecer mi sufrimiento a Jesús porque
quiero compartir su sufrimiento en la cruz lo máximo
posible» Durante sus estadías en el hospital, se
tomaba el tiempo para caminar con otra paciente
que se encontraba luchando contra la depresión.
Estas caminatas eran de gran beneficio para la otra
paciente pero le causaban a Chiara mucho dolor.
Sus padres la incentivaban a menudo a quedarse en
su habitación y descansar, a lo que ella respondía,
«Ya podré dormir más tarde»

Chiara fue capaz de dar testimonio a sus padres,


amigos y médicos. Uno de los doctores dijo «A través
de su sonrisa, y sus ojos llenos de luz, nos mostró que
la muerte no existe; sólo la vida» Una amiga del
Movimiento de los Focolares dijo, «Al principio
pensábamos en visitarla para conservar su buen
ánimo, pero muy pronto entendimos que, de hecho,
nosotros éramos quienes la necesitábamos. Su vida
era como un imán que nos atraía a ella»

81
Chiara conservó su buen ánimo, incluso cuando la
dura quimioterapia causó que su cabello se cayera.
Cuando un mechón de pelo se caía, Chiara
simplemente lo ofrecía a Dios diciendo, «Para ti,
Jesús»

Donó todos sus ahorros a un amigo que estaba por


irse de misión a África. Le escribió diciendo, «Ya no
necesito este dinero. Lo tengo todo»

Mientras se sometía a un doloroso procedimiento


médico, Chiara fue visitada por una señora,
«Cuando los doctores comenzaron a realizarme un
procedimiento sencillo, pero bastante demandante,
una señora con una sonrisa muy hermosa y luminosa
entró. Se acercó a mí y tomó mi mano, y su toque
me llenó de valor. De la misma forma en que llegó,
desapareció, y ya no pude verla más. Pero mi
corazón estaba lleno de una alegría inmensa y todo
temor me había abandonado. En aquel momento
entendí que si estamos listos para todo, Dios siempre
nos envía muchas señales de su amor»

La fe de Chiara y su espíritu nunca menguaron ni


siquiera luego de que el cáncer le impidiera caminar
y una tomografía computada mostrase que no
existía posibilidad alguna de remisión. En respuesta a
esto, dijo simplemente, «Si tuviera que elegir entre
caminar de nuevo e ir al cielo, no lo dudaría. Elegiría

82
el cielo» El 19 de julio de 1989 Chiara casi muere de
una hemorragia. Su fe no flaqueó y dijo, «No
derramen lágrimas por mí. Yo voy donde Jesús. En mi
funeral no quiero gente que llore, sino que cante
fuerte»

El Cardenal Giovanni Saldarini, se enteró de la


enfermedad de Chiara y la visitó en el hospital. Le
preguntó, «La luz en tus ojos es espléndida. ¿De
dónde proviene?» Chiara respondió, «Yo sólo trato
de amar a Jesús con todas mis fuerzas»

Antes de morir, le dijo a su madre, «¡Oh Mamá, los


jóvenes... los jóvenes... son el futuro. Ya no puedo
correr más, pero cómo me gustaría poder pasarles la
antorcha, como en las Olimpíadas! Los jóvenes
tienen tan sólo una vida y vale la pena vivirla bien»

Cuando Chiara entendió que no mejoraría,


comenzó a planear su “boda” (su funeral) con su
madre. Eligió la música, las canciones, flores, y las
lecturas para la Misa. Quería ser enterrada con su
"vestido de novia" un vestido blanco con un lazo
rosa, porque su muerte le permitiría convertirse en
novia de Cristo le dijo a su madre, «Cuando me
alistes, Mamá, tenés que decirte a vos misma,
‘Chiara Luce está ahora viendo a Jesús’»

83
Durante sus horas finales, Chiara realizó su última
confesión y recibió la eucaristía. Acompañada por
su familia, rezaron juntos «Ven Espíritu Santo». Chiara
Badano murió a las 4:00 de la madrugada del 7 de
octubre de 1990, acompañada de sus padres. Sus
últimas palabras fueron «Adiós mamá, sé feliz porque
yo lo soy».

La santificación de Chiara fue promovida y fue


declarada Venerable el 3 de julio de 2008. El Papa
Benedicto XVI la declaro “Beata” de la Iglesia
Católica el 25 de septiembre de 2010. El Arzobispo
Ángelo Amato, Prefecto de la Congregación para
las Causas de los Santos de la Santa Sede, dijo que
Chiara fue un gran ejemplo de cómo la corta vida
de los jóvenes puede ser vivida en gran santidad y
que «hoy en día hay gente virtuosa, que en familia,
en la escuela y en la sociedad no desperdician su
vida»

V
irtudes de Santidad:

GENROSIDAD Y CARIDAD

 Ahorraba su dinero para donarlo a las misiones


de África.

84
 Regalaba su almuerzo a algún compañero
menos afortunado. Su madre comenzó a darle
dos almuerzos y Chiara regalaba los dos.

 Donó todos sus ahorros a un amigo que


estaba por irse de misión a África. Le escribió
diciendo, «Ya no necesito este dinero. Lo
tengo todo»

En el verano de 1988, cuando tenía 16 años, tuvo


una experiencia que le cambió la vida en Roma con
el Movimiento de los Focolares. Le escribió a sus
padres, «Este es un momento muy importante para
mí: es un encuentro con Jesús Abandonado. No ha
sido fácil abrazar este sufrimiento, pero esta mañana
Chiara Lubich explicó a los niños que debemos ser la
esposa de Jesús Abandonado»

En este mismo año, su vida sufriría un nuevo cambio,


esta vez debido a la enfermedad. El dolor se
prolongó misteriosamente y al realizarse una serie de
pruebas, los médicos descubrieron que tenía una
forma de cáncer óseo, poco usual y muy doloroso.

PACIENCIA Y OFRECIMIENTO

 Chiara se negó a tomar morfina para poder


estar consciente. Sentía que era importante

85
conocer su enfermedad y dolor de forma tal
que pudiese ofrecer su sufrimiento.

 Durante sus estadías en el hospital, se tomaba


el tiempo para caminar con otra paciente
que se encontraba luchando contra la
depresión. Estas caminatas eran de gran
beneficio para la otra paciente pero le
causaban a Chiara mucho dolor.

R
asgos significativos para la
juventud actual:

Antes de morir, le dijo a su madre, «¡Oh Mamá, los


jóvenes... los jóvenes... son el futuro. Ya no puedo
correr más, pero cómo me gustaría poder pasarles la
antorcha, como en las Olimpíadas! Los jóvenes
tienen tan sólo una vida y vale la pena vivirla bien»

86
O
ración:

Padre, fuente viva de todo bien, te damos gracias


por el admirable testimonio de la Beata Chiara
Badano.

Iluminada por la gracia del Espíritu Santo y con la


guía de Jesús Crucificado, creyó firmemente en tu
inmenso amor.
Decidida a responderte con todas sus fuerzas, se
abandonó con plena confianza a tu paterna
voluntad.

Te rogamos humildemente: concédenos el don de


vivir contigo y para ti, y si es tu voluntad, la gracia
(decir aquí tu petición), por los méritos de Cristo
Nuestro Señor.
Amén.

87

Potrebbero piacerti anche