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NOMBRE DEL ALUMNO:

GIL JONATHAN PASTOR BAUTISTA.

MATRICULA:
88927

GRUPO:
L048

MATERIA:
L048 (06) DERECHO ROMANO.

DOCENTE:
Mtra. Martha Patricia Vázquez Báez.

NÚMERO Y TEMA:

Actividad de aprendizaje 3. Teoría de las acciones

CHILPANCINGO, GUERRERO. A LUNES 29 DE ENERO DE 2018.


EL Derecho romano es la rama del Derecho dedicada al estudio del proceso judicial de la
antigua Roma, la esencia del Derecho Procesal Romano, contiene en la idea de actio.
Actio Puede ser entendido como “Acción”, y tiene en roma el mismo significado que tiene
en nuestro derecho actual.

La acción se entiende como la facultad de solicitar la impartición de justicia en un caso


concreto, y además comprende todo el sistema procesal, es así que esta rama del
derecho se denominó “Derecho de las acciones”, tal como lo denominó Gayo en sus
Institutas (Morineau Iduarte; Iglesias González, 1993: 86).

Para los romanos las acciones tenían el siguiente sentido:

Formal: como instrumento que abre puertas al proceso. Acto de las partes enderezado al
logro de la tutela jurisdiccional.

Material: como reclamación de un derecho civil obligatorio .Las acciones tienen su propia
clasificación solo mencionare algunas que me parecen importantes y de trascendencia ya
que se pueden apreciar hasta el día de hoy.

Acción Civil: aquellas fundamentadas en el ius civile. Cuando es reconocida por la ley,
se le puede denominar acción legítima.

Acción Honoraria: es la fundamentada en el derecho pretoriano. Depende del iurisdicto -


capacidad de decisión magistral, en un caso concreto, sobre si el demandante puede o no
presentar su demanda ante el juez-. Las acciones honorarias tienen la
siguiente subclasificación:

Acciones ficticias: son una variable de las fórmulas -acciones- in factum. Se presentan
cuando el magistrado pretorio utiliza un expediente de ficción, es decir, simula un
cumplimiento de los requisitos de la ley civil para el amparo de una determinada situación.

Acciones útiles: aquella que surge de la imitación de otra acción prometida en el edicto.
La palabra útil significa acomodada, adaptada a un caso para la que no fue prevista la
acción original.

Acciones con transposición de sujetos: se emplean con fines de representación


procesal, teniendo también una especial significación en el campo de la transmisión de
créditos.

Acciones in ius: aquella en la que la condena del demandado está subordinada a la


condición de que el demandante tenga un derecho o pretensión basado en el derecho
civil.

Acciones in factum: se presenta cuando la condena del demandado depende,


únicamente, de la existencia de ciertos hechos.

Acción Penal: las acciones penales son aquellas que se derivan de un delito, donde se
impone la sustitución del daño en un determinado porcentaje multiplicado.
Acciones In Rem e In Personam: literalmente significan “acción contra la cosa” y “acción
contra la persona” respectivamente.

La actio sacramento in rem: se establece para defender una cosa que a uno pertenece
librándola del adversario, quien tiene el corpus.

La actio in personam: implica in proceso contra una persona predeterminada. Esta


última acción presupone una persecución material -acreedor-deudor-.

Acciones In Bonu Et Conceptae: acciones en las que la condena se pronuncia de


acuerdo con un criterio de equidad.

Acciones Arbitrae: en determinados casos, la concesión entre individuos se deliberaba


mediante un arbiter -particular-, quien era escogido por las partes mismas.

Acciones Perpetuas y Temporales: esta clasificación hace referencia a la duración del


efecto de la sentencia judicial. En general, todas acciones civiles son perpetuas, las
pretorias también, a excepción explícita del pretor.

Acciones Directas y Contrarias: hace referencia a los actores de un negocio jurídico


como el mandato, el comodato o el depósito. Entonces se denomina acción contraria a
toda aquella actio que recae en el individuo víctima, por ejemplo, depositario, mandatario;
viceversa, la acción directa recae en el individuo primero, por ejemplo, depositante,
mandante.

Acciones Privadas y Populares: son privadas las acciones concedidas a los


particulares, en cuanto tales, para amparar sus derechos subjetivos prados; populares, las
otorgadas a los ciudadanos para defensa de un interés público.

En un sentido formal la palabra acción se refiere al “instrumento que abre puertas al


proceso” (Iglesias González, 1972: 189), es decir, la búsqueda de la protección
jurisdiccional y en un sentido material, la acción se entiende “cual reclamación de un
derecho” (Iglesias González, 1972: 189), en el sentido de reclamación o pretensión.

Las partes en el procedimiento romano se conocen como actor, quien solicita la


impartición de justicia, y Reus, quien se considera como deudor de la obligación cuyo
cumplimiento se exige o a quien se le pide el reconocimiento de un derecho, es decir, el
demandado” (Iglesias González, 1972: 87). Inicialmente, las partes deben acudir
personalmente a juicio y no pueden ser representados salvo en casos específicos de
excepción cuando (Iglesias González, 1972: 87):

• El tutor actúa en nombre del pupilo.

• Un ciudadano ejerce una acción popular.

• Una persona interviene en nombre de un esclavo para pedir su libertad.

• Se actúa en nombre de un ausente en misión oficial.


El derecho romano tiene tres grandes etapas en su desarrollo procesal o tres grandes
sistemas procesales vigentes en las diferentes fases de su desarrollo; en algunos
momentos coexistieron dos sistemas procesales pero finalmente subsiste uno de ellos, el
sistema de las acciones de la ley coincide con el formulario, y éste, a su vez, coexiste con
el procedimiento extraordinario.

La primera etapa o primer sistema procesal de derecho romano se conoce como las
“acciones de la ley” o legis actiones que surge durante la monarquía y se establece en la
Ley de las XII Tablas.

El segundo sistema se denomina “procedimiento formulario”; fue creado a partir del pretor
peregrino y se dirigía principalmente a los extranjeros, aunque posteriormente se aplicó a
ciudadanos y se convirtió en el único sistema vigente.

Por último, el tercer sistema es el llamado “extraordinario”, debido a que originalmente se


aplicaba solo en vía de excepción o de manera extraordinaria, sin embargo, se convirtió
en el sistema vigente en el derecho postclásico. Y se diferencia de los dos anteriores
puesto que solamente consta de una instancia y se resuelve por una sola persona.

El Derecho Romano debe ser estudiado como un modelo. En los monumentos que
nosotros poseemos no se incluyen solamente leyes, Si no también, y sobre todo, las
aplicaciones que se hicieron por los jurisconsultos, Todas las cuales se distinguen por
una lógica notable y por una gran delicadeza de análisis y de deducción jurídica que
ofrece a los principiantes del estudio del Derecho. Esta perfección no es nada que deba
sorprendernos. Los romanos tuvieron, en efecto, una aptitud especial para el derecho, así
como los griegos para la filosofía.

El tradicionalismo jurídico romano no impedía el desarrollo de nuevas instituciones. Si una


institución jurídica seguía vigente, no se oponía a la aparición de una nueva que
tuviera su misma finalidad, los usos y costumbres de sus antepasados se unían a los
nuevos; así procedían, evitando rompimientos bruscos en lo que pueda unir al presente
con el pasado. Incluso en el campo jurídico en muy pocas ocasiones se deroga
expresamente el derecho anterior, aun cuando se hiciere anacrónico; preferían crear
reglas nuevas a su lado, ajustadas a la nueva realidad y dejar de aplicar las antiguas. De
allí que esa reverencia por las tradiciones explica la subsistencia del derecho civil junto al
derecho pretoriano, todo lo cual impidió que el derecho romano perdiese su carácter
nacional evitando influencia de legislaciones extrañas, conservándose así la pureza del
espíritu en su historia.
 El formalismo

El formalismo jurídico Romano: Consiste en imprimirle al derecho más rigidez,


tanto en su expresión como en su interpretación y aplicación.

Formalismo interno de la ley: Ley, modelo abstracto para una serie de casos concretos
dentro de un marco predeterminado.

Formalismo externo del acto jurídico: Es una solemnidad que representa la


voluntad de las partes que lo celebraron su interprete deberá ajustarle a la formas en sí
para dar obligatoriedad al acto, y no a la voluntad real de las partes. Las solemnidades
son externas respecto de esa voluntad.

 El realismo

El escaso valor de las normas jurídicas sustantivas en forma de derecho escrito, conllevo
a la aplicación de las fuentes del derecho no escrito (costumbre y jurisprudencia) las
cuales tuvieron una importancia relevante en la resolución de problemas reales en la
época Romana

 El individualismo o diferenciación de conceptos.

El derecho romano, tiende a la diferencia de conceptos entre: el campo jurídico, el de los


usos sociales y la moral. Ejemplo la separación o diferenciación entre el ius del fas, el
derecho público del privado, el honorario del civil.

 La sencillez de los actos jurídicos.

La facilidad y sencillez aumentaba por el casuismo de los jurisconsultos; solucionando


situaciones ya vistas en el pasado de la misma forma que las anteriores abriéndole la
puerta al concepto de "Analogía"

El Derecho Romano en nuestros tiempos es indispensable para comprender la historia y


literatura romanas, ya que los ciudadanos romanos estaban iniciados para la práctica del
Derecho y tenían una inclinación natural hacia su estudio. En la actualidad el derecho
romano sigue vigente en lo básico, es decir, no en las instituciones, leyes o
procedimientos, sino en las ideas de independencia judicial y de respeto por la ley, que
igualan en derechos a todos los ciudadanos, y que hoy consideramos, condición para que
exista la democracia.
Dentro del derecho procesal civil vigente en roma la ley se aplicaba mediante las acciones
en comento, sin embargo, era necesario entender que la eficacia de las normas subjetiva
dependía de la actualización de ciertos comportamientos, lo que daba lugar a una
aplicación de la norma adjetiva civil.

Así pues, la eficacia del ejercicio de las facultades jurídicas depende de la realización de
ciertos comportamientos que puede ser tanto como positivo o negativos de otras
personas. Como lo anterior se deduce dos posibilidades:

1.- que la eficacia de mis derechos subjetivos dependieran de una acción o


comportamientos negativos de otra persona.

2.- que la eficacia de mis derechos subjetivos no dependieran de un comportamiento


negativo si no de que no intervinieran terceras personas dentro de mi esfera jurídica.

Después de la investigación anterior llegamos a la conclusión de que la teoría de las


Acciones se manifiesta en un derecho subjetivo, público, abstracto, autónomo ya que
goza todo sujeto de derecho en cuanto a la expresión esencial de este, que lo faculta a
exigir al Estado tutela jurisdiccional para un caso concreto. Teniendo en cuenta que la
acción viene para dirimir conflictos entre las personas que forman parte de la sociedad
con el objetivo único de proporcionar paz social, siendo está dirigida por un árbitro en el
cual todos confiamos para la solución de nuestros problemas legales o el reconocimiento
de un derecho, teniendo en consideración la eficacia que debe existir por parte del estado
en desarrollar la justicia con la mayor transparencia posible y cumpliendo sobre todas las
cosas con lo establecido en la ley.

También tenemos como la acción es una realidad práctica con la cual contamos cada día
en el mundo del proceso civil, puesto que esta supeditado al servicio de un interés
colectivo, que provoca o acciona de cierta forma la jurisdicción en un poder de ley coloca
a disposición de todos los ciudadanos, sin distinción alguna, garantizando expresa e
implícitamente por los ordenamientos jurídicos.
Bibliografías:

BRAVO GONZALES, Agustín. 1999 Primer Curso de Derecho Romano. Editorial Pax-
México. 3ª edición, 680 pp.

FONSECA TAPIA, César Augusto. Derecho romano. Arequipa, 2007. 478p.

MORALES, José Ignacio. 1998 Derecho Romano. Editorial Trillas. México, 3ª edición, 450
pp.

ORTOLAN M. Compendio de Derecho Romano, Edit. Limusa, México, 1994.

PADILLA, GUMERSINDO, Derecho Romano I, Edit. Mac Graw Hill, 1996.

PETIT, Eugene.1995 Derecho Romano. Editorial Porrúa, S.A. México, 2ª edición, 717 pp.

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