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EL QUEHACER CLÍNICO Y LA OPERACIÓN DEL

SUPERYO EN LA NEUROSIS OBSESIVA


Unidad académica: Escuela de Ciencias Sociales
Facultad: Facultad de Psicología
Autor: Angélica María Visbal Calderón
Diana Carolina Ayala Berrío

EL QUEHACER CLÍNICO Y LA OPERACIÓN DEL SUPERYO


EN LA NEUROSIS OBSESIVA

ANGÉLICA MARÍA VISBAL CALDERÓN


DIANA CAROLINA AYALA BERRÍO

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA


ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
MEDELLÍN
2006

1
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/2.5/co/deed.es
EL QUEHACER CLÍNICO Y LA OPERACIÓN DEL
SUPERYO EN LA NEUROSIS OBSESIVA
Unidad académica: Escuela de Ciencias Sociales
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Autor: Angélica María Visbal Calderón
Diana Carolina Ayala Berrío

EL QUEHACER CLÌNICO Y LA OPERACIÓN DEL SUPERYO


EN LA NEUROSIS OBSESIVA

ANGÉLICA MARÍA VISBAL CALDERÓN


DIANA CAROLINA AYALA BERRÍO

Trabajo de grado para optar al titulo de Psicólogas

Director
ADELA MONTOYA RÍOS
Esp. En niños

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA


ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES
FACULTAD DE PSICOLOGÌA
MEDELLÍN
2006

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Nota de aceptación

_________________________

_________________________
_________________________
_________________________

_________________________
Presidente del jurado

_________________________
Jurado

_________________________
Jurado

Medellín, 9 de febrero de 2006

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CONTENIDO

RESUMEN ..................................................................................................................................... 5
INTRODUCCIÓN ....................................................................................................................... 6
1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA ........................................................................... 7
1.1. JUSTIFICACIÓN............................................................................................................ 14
1.2. OBJETIVOS .................................................................................................................... 16
2. METODOLOGÍA.................................................................................................................. 17
2.1. DISEÑO METODOLÓGICO ........................................................................................ 17
3. REFERENTE TEÓRICO .................................................................................................... 19
3.1. LA CLINICA FREUDIANA............................................................................................ 19
3.2. CLÍNICA DE LA NEUROSIS OBSESIVA ................................................................. 26
3.3. ORIGEN, HERENCIA Y MODALIDADES DEL SUPERYO.................................... 43
4. CONCLUSIONES................................................................................................................ 63
BIBLIOGRAFIA ....................................................................................................................... 70

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RESUMEN

En el presente trabajo de grado que lleva como nombre: “El


Quehacer clínico y la operación del Superyo en la neurosis
obsesiva” se intenta reconocer la influencia de la instancia
Superyoica su severidad en la formación de los síntomas en esta
neurosis.

Se realizó una pesquisa bibliográfica de la obra Freudiana sobre


la particularidad de los síntomas obsesivos teniendo como
ejemplo el caso del “Hombre de las ratas”, e igualmente como
opera el Superyo y la severidad con la que actúa sobre el yo.

En lo referente a la concepción metodológica este se articula al


interior de una perspectiva cualitativa, en la cual la monografía
es a partir de referentes teóricos específicos, la obra de Sigmund
Freud y algunos aportes de Jacques Lacan son la guía de la
construcción.

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INTRODUCCIÓN

Es conocido que la psicología retoma conceptos y hereda puntos


básicos del psicoanálisis para realizar su clasificación nosográfica
y estructuración, sin embargo al retomar algunos conceptos se
olvida de su origen, de su génesis y de su esencia fundamental
de abordar al sujeto como tal y no como un ser medible y
cuantificable.

En el caso particular de la neurosis obsesiva la psicología relega


algunos de los puntos fundamentales de esta y apunta su clínica
más a los síntomas que a su etiología, realizando un abordaje
desde lo conductual y visible que de los procesos intrapsiquicos
que se dan en el sujeto.

La estructura metodológica del trabajo se articula desde la


perspectiva cualitativa y del diseño monográfico, partiendo de
Sigmund Freud como autor principal y retomando algunos
aportes de Jaques Lacan al tema, pretendiendo mostrar en el
presente trabajo de grado el desarrollo conceptual que realizó
Freud del superyo, su influencia en la neurosis obsesiva y la
severidad de esta instancia psíquica.

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1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

En la actualidad, tanto médica como psicológica, se asiste en


cuanto a la clínica a un mundo que se centra en el
funcionamiento de la salud publica y el bienestar de la población
en tanto que las intervenciones se dan del lado de la forma, más
no del sentido de los fenómenos, es decir un saber que mira más
no escucha; olvidando la concepción de la clínica tal y como fue
concebida por los clásicos de la psiquiatría.

La clínica psiquiátrica propone esencialmente la observación,


proceso que permite luego describir exhaustivamente, analizar
objetivamente y clasificar racionalmente. Fue así como la Escuela
Francesa surgió a partir de Philip Pinel en el siglo XVIII, “sus
principios consistían en proponer el conocimiento como producto
de una observación empírica de los fenómenos que constituyen la
realidad, teniendo en cuenta que los fenómenos aparentes
corresponden a inalcanzables realidades subyacentes”1, esto
brinda a la psiquiatría una forma de explorar, clasificar los
fenómenos por medio de la observación y del análisis sistemático
de lo perceptible en lo sintomático, resultando así la constitución
de su nosografía.

En palabras de Hegel, le pertenece a Pinel, “el principio de


reconocer en los alienados un poco de razón, de descubrir su
curación y de haber dirigido su tratamiento bajo este principio, es
gracias a él que los insanos devienen sujetos”2.

1
BERCHERIE, Paul. Fundamentos de la Clínica. Buenos Aires: Manantial, 1980. p. 212.
2
BIOGRAFÍA DE PINEL [En línea]. Francia <http: www. ch-
charcot56.fr/histoire/biograph/pinel.htm> Le Trescoët. Centre Hospitalier Charcot. [16
Noviembre. 2005]

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Es Pinel él que permitió reemplazar las cadenas por una


contención más sutil y definitiva, sacar los locos de su casa de
encierro y escuchar su poca razón, lo cual le permitió saber de
sus síntomas.

De esta manera se constituye la clínica como un método


conciente de si mismo y a manos de P. Pinel una propuesta
inaugural que deja su saber por medio de la Escuela a Esquirol,
Jean Pierre Falret (padre) y Jules Falret (hijo); quienes en su
tiempo introdujeron al saber clínico y la observación de los
fenómenos, una pregunta por la causa no orgánica que implica
un mas allá, es decir la búsqueda de la etiología.

Sin embargo el conocimiento clínico no solo se produce en la


Escuela Francesa, la Escuela Alemana, de índole somatista,
aporta al saber clínico una propuesta de intervención, además de
una concepción de la evolución de las enfermedades al considerar
el detalle más no la masificación.

Propone entonces, investigaciones más minuciosas,


nomenclaturas más ricas y mostrar la enfermedad como algo que
inicia, evoluciona y desaparece, dejando entrever una propuesta
terapéutica guiada a la cura. Entre sus representantes están
Griesinger, Kahlbaum y Kraepelin quienes tienen una idea de
clínica desde la agrupación, el tratamiento de la enfermedad
desde el cuerpo: acciones reflejas, intuición, movimiento y desde
la evolución de la misma.
Foucault se refiere a la clínica del siglo XVIII como un saber
médico que establece situar un síntoma en una enfermedad, una
enfermedad en un conjunto especifico y orientar éste en el
interior del plano general del mundo patológico. El conocimiento
médico dirige su método clínico a finales del siglo XVIII y
principios del siglo XIX a pensar en el individuo como un sujeto y
objeto a la vez, es entonces el síntoma el objeto, es la

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enfermedad que se manifiesta en el cuerpo, y es el enfermo el


que esta sujeto a su enfermedad.

Antes de este cambio en el pensar clínico, el síntoma que padecía


el enfermo era solo una enfermedad que se clasificaba bajo una
nosografía anulando al sujeto y haciendo primar al síntoma,
después de pensar la clínica como sujeto y objeto es entonces
una mirada que recorre un cuerpo que sufre.

La clínica clásica reside en la mirada al cuerpo la cual esta


vinculada a cierto silencio que permite escuchar, “mirada que
tiene la propiedad de entender un lenguaje en el momento que
percibe un espectáculo, es entonces la mirada que escucha y una
mirada que habla, la experiencia clínica representa un momento
de equilibrio entre palabra y espectáculo” 3.

Freud retoma la mirada al cuerpo, lo sintomático de la clínica


clásica y a su vez le otorga la condición de subjetividad, así el
psicoanálisis y la psiquiatría se complementaran uno al otro,
hallándose en una relación semejante a la que existe entre el
factor hereditario y el suceso psíquico; es entonces el
psicoanálisis el que propone una escucha del síntoma, pero no
con el fin de su clasificación nosográfica, sino de proponer un
saber sobre el síntoma para el sujeto que lo sufre.

Este movimiento histórico de la psiquiatría nos lleva a pensar en


la clínica de la actualidad, una clínica que década tras década ha
olvidado sus clásicos, perdiendo la concepción freudiana, pérdida
que se refleja, por ejemplo en el primer DSM el cual consistía en
un glosario de descripciones de las diferentes categorías
diagnosticas y fue el primer manual oficial de los trastornos
mentales con utilidad clínica, se usó el termino reacción
reflejando la visión psicobiológica de Adolf Meyer, por la que los

3
FOUCAULT, Michel. El Nacimiento de la Clínica. México: Siglo Veintiuno, 1999. p. 176-
186.

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trastornos mentales representan reacción de la personalidad a


factores psicológicos, sociales y biológicos.

En el DSM II, desaparece el termino reacción de la personalidad,


en el resto de concepciones fue similar al DSM I y aun se
conservaba la concepción Freudiana.

El DSM III, en 1974 junto con la del CIE 9, introdujo una serie de
innovaciones metodológicas como criterios diagnósticos
explícitos, un sistema multiaxial y un enfoque descriptivo que
pretendía ser neutral respecto a las teorías etiológicas y su
objeto primordial fue proporcionar una nomenclatura médica para
clínicos e investigadores.

El DSM IV “nace con el objetivo de proporcionar información


amplia y no sesgada asegurándose que tuviera la mejor literatura
clínica, es una clasificación de los trastornos mentales
confeccionada para uso clínico, educacional y de investigación”4.

Bercherie corrobora esta pérdida de la clínica cuando expresa:


“Abramos un manual clásico de psiquiatría, se trata más de un
conjunto de documentos concretos, descriptos y analizados que
de un tratado de psicología patológica, como nuestras obras
modernas, sin ejemplos, sin historias de casos, sin ilustración, sin
plan de examen ni verdadero inventario semiológico (..) Parece
simplemente que ha sido necesario una vez más, pagar con una
pérdida sensible una tal evolución”5.
En la evolución del DSM se refleja que el síntoma es considerado
como un aspecto objetivo, lo cual lo ubica en un diagnostico y
una medicación automática; los síntomas se listan, se definen
operacionalmente y por último se determina que por cierta
cantidad de síntomas les corresponde un diagnostico.

4
APA, Manual Diagnostico y estadístico de los Trastornos Mentales. Manson, 2000. p
XXI - XXX
5
BERCHERIE, Op. Cit, p. 213-214.

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La concepción Freudiana de la clínica, siempre será un trabajo


investigativo, de una viva experiencia, fruto de la observación
directa y de la elaboración reflexiva de los resultados de esta
observación; una investigación del inconsciente que es realizada
gracias a las asociaciones producidas por los pacientes en
consulta.

Para Freud la base fundamental de la estructuración de la


personalidad se constituye en el Complejo de Edipo, entendido
como el "conjunto organizado de deseos amorosos y hostiles que
niño experimenta respecto de sus padres"6, complejo que
aparece durante la fase fálica entre los 3 y los 5 años, reactivado
en el momento de la pubertad, pero a su vez es el "núcleo
central de las neurosis" y el "eje de referencia de la
psicopatología psicoanalítica".

Freud en esta misma época propone una teoría general de las


neurosis, en las que opuso la neurosis propiamente dicha
neurastenia y neurosis de angustias, cuyo origen se encuentra en
la vida sexual actual del enfermo, a las psiconeurosis histeria y
neurosis obsesiva ligadas a un traumatismo sexual primero real y
luego fundamentalmente fantasmático que se remonta a la
primera infancia.

Es al interior de la Neurosis que se ubican varias formas de ésta:


histérica, de angustia, fóbica, obsesiva, de guerra o actuales,
cada una de estas formas es una respuesta según Freud al
enigma de la sexualidad comportando sus síntomas más que un
padecimiento, una satisfacción.
El criterio que ordena estas neurosis es la represión y su efecto
sobre una serie de representaciones, que en tanto reprimidas,
retorna; esto quiere decir que el carácter especifico de las
neurosis reside en como es llevada la represión, esta entendida
como la expulsión del campo de la conciencia de las pulsiones
prohibidas pero que conservan su potencial energético.
6
VANIER, Alain. Léxico del psicoanálisis. Madrid: Síntesis, 1998. p. 37.

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Puede decirse entonces que como etiológico en la neurosis se


vislumbra la existencia de un conflicto psíquico inconsciente que
se expresa a través de las distintas combinaciones de signos y
síntomas, la existencia de un conflicto psíquico entre la pulsión y
las exigencias de la realidad (ley); es la causa básica de la
presencia de los síntomas y signos neuróticos, dada la naturaleza
inconsciente de dicho conflicto, en que los síntomas son
experimentados subjetivamente como inexplicables e
irracionales.

Debido a la forma de presentación de los síntomas neuróticos y la


irracionalidad con la que estos se presentan surge en esta
investigación algunos interrogantes en relación a la neurosis
obsesiva, ¿Por qué se presentan los síntomas obsesivos?, ¿Cuál
es la función del superyo en la neurosis obsesiva?, ¿Existe
relación entre los síntomas obsesivos y la función del superyo?:

Hasta 1923 no había una clara diferenciación del ideal del yo y el


superyo en la obra Freudiana, aunque las manifestaciones en la
clínica le afirmaran la existencia del superyo, no se ajustaba al
cuerpo teórico fundamentado en el principio del placer- displacer,
teniendo como consecuencia el limite al tratamiento analítico.
Freud en más allá del principio del placer identifica una instancia
capaz de retornar por su cuenta la parte de la pulsión imposible
de satisfacer

La clínica va perdiendo en el saber psicológico y psiquiátrico sus


fundamentos, ya no se escucha sino que se mira por esto
aparecen los fenómenos llamados irracionales, por que se olvida
que es el síntoma el que da sentido a la enfermedad, es decir “Al
partir del sentido del síntoma deja de ser algo sin sentido e
incomprensible, se revela como un fenómeno que tiene un

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propósito, que pertenece a una trama histórica y que se halla


conectado por determinación a un proceso psíquico inconciente”7.

Los fenómenos obsesivos no resultarían irracionales al


articularlos a una escucha clínica, ni al darles el sentido particular
a sus síntomas, no sería así al analizar como opera la instancia
superyoica en las manifestaciones sintomáticas de la neurosis
obsesiva, así mismo en sus ideas, sus compulsiones y su
funcionamiento de manera particularmente severa sobre estos
sujetos: por esta razón en esta investigación se le dará especial
importancia a dichos fenómenos.

7
CASTRO K., Sylvia de. Cuadernos de clínica. Introducción a la Clínica Estructural Nº
1.Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 1996. p. 13.

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1.1. JUSTIFICACIÓN

La neurosis obsesiva ha sido tratado ampliamente en la literatura


psicoanalítica, gracias al desarrollo investigativo Freudiano y los
aportes de Lacan se ha podido avanzar al interior de este tema y
pensarlo de manera tal que no borre al sujeto ni solo se intente
eliminar el síntoma sin darle sentido a este.

Esta monografía se inscribe en la Línea de Investigación de


Subjetividad y Salud Mental la cual posee como base y guía el
rescatar la posición del sujeto y su subjetividad; de esta forma el
presente trabajo se articula en esta línea al poner la razón en el
sujeto y sus síntomas, dándole un sentido al sufrimiento y
rescatando las bases y postulados de la clínica clásica

El impacto a la comunidad académica de la presente


investigación se da en el sentido de poder ampliar la visión y
comprensión de la neurosis obsesiva y a su vez las modalidades
del superyo en esta neurosis. Igualmente se puede utilizar como
texto para la comprensión de asuntos referentes a la neurosis y
el superyo.

En el ámbito clínico este trabajo puede dar luces a acerca de la


intervención de este tipo de neurosis, recordándole a la
psicología qué es la neurosis obsesiva antes de ser encasillada en
una nosología psicológica especifica y como el ó los síntomas de
esta neurosis se expresan.

En un posterior trabajo práctico se puede utilizar esta


investigación como marco conceptual base de investigaciones a
cerca de las neurosis obsesiva, el superyo, sus modalidades y
severidad de su acción. Se pretende de esta forma resaltar la
subjetividad, haciendo posible el entendimiento y la comprensión
de los síntomas neuróticos y obsesivos y como el superyo actúa

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al interior de este tipo de neurosis, intentando exponer como se


expresa la severidad en el superyo del obsesivo.

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1.2. OBJETIVOS

1.2.1. Objetivo general. Comprender en la neurosis obsesiva


la severidad del superyo y su intervención en la obsesión,
teniendo como referente la teoría psicoanalítica.

1.2.2. Objetivos específicos

Identificar los momentos principales de la evolución del método


psicoanalítico y su importancia en la clínica freudiana.

Analizar la neurosis obsesiva desde el concepto de síntoma y su


relación con el superyo en la teoría freudiana.

Esclarecer la incidencia del origen, herencia y modalidades del


superyo en la neurosis obsesiva.

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2. METODOLOGÍA

2.1. DISEÑO METODOLÓGICO

En el marco de la investigación cualitativa se escogió la


investigación teórica como el tipo pertinente para realizar el
mismo. La investigación teórica parte de un recorrido
bibliográfico, creando un marco de referencia y permaneciendo
en él, para de esta manera crear nuevas teorías, modificar las ya
existentes o aumentarlos conocimientos que se tengan del tema
del lado científico o filosófico.

Se entiende investigación teórica como un recorrido en el cual se


construye o reconstruye una teoría a partir de la misma, de esta
manera se puede ampliar, debatir, interrogar o reestructurar. En
este punto se diferencia de una investigación aplicado por carecer
de un contraste con la realidad, pero puede servir de punto de
partida para una investigación empírica posterior.

Esta investigación teórica se realizara a manera de monografía,


entendida esta última como una revisión bibliográfica exhaustiva
de un tema o problema que este previa y claramente delimitado,
la monografía se caracteriza por emitir conclusiones o hasta
recomendaciones a cerca del tema abordado.

Esta construcción teórica consta de cuatro pasos o fases


fundamentales: El primero de ellos se refiere a determinar cual
será el objeto de investigación, el tema central de la misma, las
áreas temáticas y el lenguaje que se va a emplear.
En una segunda fase se realizaría el trabajo de campo orientado
a la recolección de datos y al dar cuenta de las diferentes
investigaciones y estudios que se han realizado del tema;
igualmente se ubicaran los autores que han abordado el mismo

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desde la perspectiva que se desea asumir y se explicitaran los


referentes conceptuales y teóricos bajos lo cuales se regirá la
investigación

El paso siguiente es trascender la mera descripción que se realizo


de lo nombrado en la fase anterior, es decir, plantear hipótesis y
afirmaciones teóricas las cuales integren los núcleos temáticos ya
abordados, una manera de ejecutar esto es la construcción de
textos de cada núcleo temático que se desea abordar.

La cuarta y última fase se refiere a una revisión global de los


resultados del estudio partiendo de cada núcleo temático, para
de esta manera formalizar el estado actual de la investigación y
así poder orientar nuevas líneas de investigación.

En la monografía “El quehacer clínico y la operación del superyo


en la neurosis obsesiva”, se ha realizado un estudio sobre el
marco metodológico en que se descubre el método de
observación que permitió a Freud conceptualizar la dimensión de
la génesis y desarrollo del superyo y la clínica de la neurosis
obsesiva, con el fin de aportar elementos a la clínica de la
neurosis obsesiva.

En este punto se realiza una construcción teórica que incluye


toda la investigación documental realizada.

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3. REFERENTE TEÓRICO

3.1. LA CLINICA FREUDIANA

El psicoanálisis originalmente nació para comprender algo de la


naturaleza de las enfermedades nerviosas y vencer la impotencia
médica que existía hasta entonces para explicar el origen de
dichas enfermedades, las cuales se entendían en relación a las
funciones determinadas del cerebro.

El tratamiento de las enfermedades nerviosas era bajo la


medicación y la terapia específica de electricidad, solo en los
años de 1880 y 1890 se descubrió en la ciencia el fenómeno del
hipnotismo, el cual brindaba dos enseñanzas, la primera se
relaciona con ciertas alteraciones somáticas, resultado de la
activación de ciertas influencias psíquicas, la segunda enseñanza
se refiere a la conducta presentada por los pacientes después de
la hipnosis, produciendo al clínico la impresión de la existencia de
procesos anímicos inconscientes. La hipnosis según estas
enseñanzas se convirtió en medio auxiliar para Freud investigar
la neurosis y sobre todo la histeria, neurosis fundadora de la
clínica Freudiana.

En el hipnotismo se encontraba que los síntomas desaparecían


cuando el paciente reproducía el acto psíquico antes reprimido en
el estado hipnótico, este descubrimiento fue realizado José
Breuer, reconocido médico vienés.

Por medio del hipnotismo la terapia de Breuer permite en


recordar los traumas olvidados y reaccionar a ellos con intensas
manifestaciones de afecto, catarsis o descarga y abreacción por
vías normales del montante de afecto estancada en vías erradas
que producen y mantienen el síntoma. Es el método catártico el

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antecedente inmediato del psicoanálisis, Freud en él emplea el


hipnotismo, para que los pacientes revelaran la historia de la
génesis de sus síntomas.

Freud se encuentra en la investigación clínica a través del relato


de los pacientes con acontecimientos sexuales, que indican una
relación con la etiología del proceso patógeno; fue quizá una de
las primeras aproximaciones al fenómeno de la neurastenia, el
cual luego separó de la neurosis de angustia, delimitación
nosológica fundamental de la clínica y conceptualización de la
neurosis obsesiva en décadas posteriores. Dichos
descubrimientos clínicos se hicieron ya separado de Breuer, quien
siguió dedicado a su extensa clientela y con hipótesis diferente a
las Freudianas a cerca de la génesis de los síntomas. Freud a su
vez se dedicó a formular una terapia y una teoría que incluyera
estos descubrimientos, y la intuición de la relación médico-
paciente como factor constituyente al proceso patógeno.

De modo especifico el motivo de renuncia a la hipnosis se debe a


dos razones, en primer lugar no todos los pacientes conseguían
hipnotizarse, y segundo los resultados terapéuticos de la catarsis
basada en el hipnotismo no acababan de ser satisfactorios,
debido a que los resultados estaban condicionados a la relación
médico -paciente, es decir ante la más mínima perturbación de
esta relación los resultados desaparecían.

Estas dos razones llevaron a Freud a buscar un modo diferente


para trabajar con pacientes, conservando del hipnotismo solo la
colaboración del él de tal manera que este pudiera verle sin ser
visto. Por ello Freud dice:”Abandoné la hipnosis e intente
sustituirla por otro método, buscando superar la limitación del
tratamiento a los estados histeriformes8”.

8
FREUD, Sigmund. Autografía (1924) [1925]. Obras completas. Madrid: Biblioteca
Nueva, 1948. Vol. III. p. 2772.

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La nueva táctica consistía en ordenarle al paciente por medio de


la imposición de manos en la frente, recordar aquello que había
olvidado por ser temible, doloroso o vergonzoso, pero el esfuerzo
del médico aumentaba en razón directa con la gravedad de lo
olvidado, dando paso al nacimiento de la teoría de la represión.
Dicha teoría habla de un impulso que conserva toda la carga de
energía pulsional, a la cual se le ha negado el acceso a la
conciencia, una vez devenida inconsciente busca alcanzar una
descarga y una satisfacción sustitutiva por caminos indirectos,
como es el caso de la conversión en la neurosis histérica.

La nueva táctica contando con la teoría de la represión,


entendida como defensa del paciente a lo insoportable, modifica
la labor terapéutica. Esta modificación crea las condiciones para
el surgimiento del psicoanálisis, en tanto la teoría de la represión
como defensa definirá la razón de los contenidos inconscientes,
adicionalmente concede la importancia a la investigación de la
sexualidad infantil, la relación afectiva del sujeto infantil con sus
padres, denominada Complejo de Edipo, no menos importante la
afirmación radical de que la sexualidad es parte esencial de la
vida y desde su comienzo para el ser humano.

La evolución de la labor terapéutica surgió de la critica que Freud


hace al método del vencimiento de la resistencia por medio de la
sugestión, tarea muy penosa tanto para el médico como para el
paciente, orientando la labor terapéutica al reconocimiento de la
defensa y a la elaboración del paciente, dentro de la cura de los
síntomas provocados por la represión.

“En lugar de llevar al paciente a manifestar algo relacionado con


un tema determinado, le invitamos ahora a abandonarse a la
asociación libre, esto es, a manifestar todo aquello que acuda a
su pensamiento, absteniéndose de toda represión final
consciente”.9
9
Ibid, p. 2780.

21
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Freud pone en práctica el método de la asociación libre (el


método psicoanalítico), el cual consiste en comprometer al sujeto
a prescindir de toda reflexión consciente y abandonarse en un
estado de serena concentración. La asociación libre produce una
intensa relación afectiva del paciente hacia el médico, relación
que puede ser positiva o negativa, variando desde el
enamoramiento más apasionado y sensual hasta el odio mas
extremo; fenómeno de la cura que Freud llama transferencia.

Mientras Freud trabajaba en la teoría de la técnica, ya desde


1896 concibe la necesidad de una teoría del psiquismo,
denominada clásicamente aparato psíquico, en la cual explica los
fenómenos clínicos que observa en la práctica, la idea básica
dice que el origen del aparato psíquico es un proceso de
estratificación o sistemas de memoria, en este sentido afirma que
la “memoria no se encuentra en una versión única, sino en
varias, o sea, que se halla transcrita en distintas clases de
signos”10, de acuerdo a esto propone tres tipos de
transcripciones, la primera es un sistema que lo denomina signo
perceptivo, siendo este el primer registro o trascripción, incapaz
de llegar a ser conciente y se estructura por asociaciones por
simultaneidad. El segundo registro, está ordenado de acuerdo
con otras asociaciones y también son inaccesibles a la conciencia;
la tercera trascripción es el preconsciente que está ligado a
imágenes verbales y corresponde al yo oficial volviéndose
consciente bajo determinadas reglas.

Estas tres transcripciones, las cuales más tarde recibirán el


nombre de cualidades conscientes, preconscientes e
inconscientes de los procesos psíquicos, constituyen la primera
tópica de Freud, la que indica que es posible comprender y
representar el psiquismo humano, haciendo uso de un modelo
espacial que constituya distintos sistemas con su modo propio de
funcionamiento y sus mutuas relaciones.

10
FREUD, Sigmund. Los orígenes del psicoanálisis (1887-1902). Obras completas.
Madrid: Biblioteca Nueva, 1948. Vol. III. p. 3551.

22
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En este modelo espacial, el inconsciente son representaciones


latentes que se hayan contenidas en la vida anímica, acoge
contenidos de fantasías, ideas y deseos, donde no existe
coordenadas de espacio ni tiempo que rigen la lógica de las
representaciones, son contenidos cargados de energía instintiva,
dotada de gran movilidad; bien sea por desplazamientos (la
carga energética pasa de una representación a otra), o por
condensaciones (carga energética de muchas representaciones
en una sola); movilidad que a su vez se empeña en hacer
retornar a la conciencia los contenidos inconscientes, tropezando
no obstante con la barrera de la censura defensiva, impidiendo
acceder a los sistemas preconscientes y conscientes en tanto no
se muestren "disfrazados”: disfraz impuesto a los contenidos
anímicos, por ser sus mociones inadmisibles a la conciencia.

El preconsciente es un sistema situado entre el inconsciente y el


consciente, su cualidad es facilitar el paso a la consciencia,
porque no han sido rechazados o expulsados del preconsciente
por la represión, ni existe una censura de iguales características
que se localiza entre el preconsciente y el consciente, en este
sentido lo consciente es la cualidad que coincide con la
conciencia.

Por lo tanto lo preconsciente se torna consciente, y lo


inconsciente se puede ser consciente, aunque con mayor
esfuerzo, debido a la oposición de la resistencia; es por esto que
Freud dice: “La división entre las tres clases de contenidos que
llevan estas cualidades no es absoluta ni permanente”11,

Freud a partir de 1920 ve la necesidad de complementar el


aparato psíquico, con tres instancias psíquicas llamadas ello, yo e
ideal del yo (superyo), que con sus funciones y relaciones

11
FREUD, Sigmund. Compendio del psicoanálisis (1938-[1940]). Obras completas.
Madrid: Biblioteca Nueva, 1948. Vol. III. p. 3388.

23
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constituyen la segunda tópica. El ello contiene todo lo heredado,


lo innato, lo constitucionalmente establecido; instintos originados
en la organización somática, instancia psíquica inconciente,
cargada de todas las mociones pulsionales de un sujeto buscando
imperiosamente la satisfacción. El ello es la parte oscura e
inaccesible de nuestra personalidad, instancia cargada de energía
que emana de los instintos, en el que no son validas las leyes
lógicas de los pensamientos, ni tiempo, no conoce juicio de valor
alguno, ni conoce el bien ni el mal.

El yo es la parte modificada del ello modificada por la influencias


del sistema de percepción, es el representante del mundo
exterior, ser corpóreo, superficial, pero a su vez; una proyección
de una superficie, instancia de la conciencia con el carácter de
residuo de las cargas de objeto abandonadas, origen primitivo de
las elecciones de objeto. El yo tiene como función principal el
mantenimiento de la armonía de las fuerzas e influjos que
actúan en y sobre él.

Así como el yo, el superyo tiene su origen en una determinada


modificación del ello, es la instancia especial que conserva la
influencia parental, preservando la primera identificación del
individuo con el padre: identificación primaria inmediata directa y
previa a toda carga de objeto; a raíz de su origen primitivo, el
superyo funciona como el abogado del mundo interior,
defendiendo al yo de la fuerza o embates del ello, lo paradójico
de la situación es que esta instancia deviene juez condenando al
yo por el placer sentido.
En cuanto a la teoría de los estados psíquicos patológicos, la
investigación psicoanalítica originalmente propuso fundamentar
la génesis en el modo de reacción del sujeto al placer o displacer
sentido en la experiencia de satisfacción, simultáneamente Freud
también orienta su interés investigativo a estados psíquicos que
no trastornan la función normal de la vida cotidiana, estados
psíquicos como el sueño, los actos fallidos, olvidos,

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equivocaciones (orales y escritas) y el humor son vías por las


cuales el ello, superyo y el yo satisfacen sus deseos.

Los actos fallidos tienen sentido y nacen a consecuencia de la


perturbación de una intención consciente por otra, retenida y a
veces directamente inconsciente; el análisis de los sueños
muestra que esta retoño del inconsciente posee un contenido
manifiesto con un sentido secreto, contenido latente, el cual es
un impulso optativo que es representado como cumplido en el
presente, el secreto de contenido latente no puede ser expresado
en forma reconocible, es por esto que se somete a una
deformación o elaboración del sueño, de tal manera que este
cuide el dormir y en él se de la realización disfrazada y reprimida
del deseo, aunque para tal satisfacción buena parte del contenido
manifiesto y obviamente el contenido del sueño no se ha
recordado y olvidado por el sujeto desde el momento de
despertar.

Es entonces el sueño una manifestación disfrazada de un deseo


reprimido, el sueño logra acceder a los elementos olvidados de la
vida infantil para vencer la amnesia infantil por medio de la
interpretación onírica. Es a partir de la interpretación de los
sueños que el psicoanálisis reunió una doble significación, no solo
era una nueva terapia de la neurosis, si no una nueva psicología.

La teoría psicoanalítica se basa en la percepción de la resistencia


que el paciente opone a la tentativa de ser consciente lo
inconsciente, resistencia que se muestra por el agotamiento de
sus asociaciones espontáneas o el alejamiento del tema tratado,
la resistencia es una manifestación del yo, el cual lleva a cabo la
represión y quiere mantenerla, La represión es obra del superyo,
el cual la lleva a cabo por si mismo o por medio del yo que es la
instancia obediente a sus mandatos.

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Freud expresa que “el síntoma proviene de lo reprimido y como


un representante de lo reprimido cerca del yo, pero lo reprimido
es para el yo dominio extranjero; un dominio extranjero interior”.
12

El psicoanálisis partió del síntoma y el camino analítico lo condujo


de lo inconsciente a la vida instintiva, a la sexualidad, mostrando
que el hombre se enferma a causa del conflicto entre las
exigencias de la vida instintiva y la resistencia que en él se alza
contra ella, y la exigencia de la instancia superyoica la cual es
resistente y represora.

3.2. CLÍNICA DE LA NEUROSIS OBSESIVA

“Todo síntoma posee un sentido


Que se halla estrechamente enlazado
A la vida psíquica del enfermo”

Sigmund Freud

El psicoanálisis conserva los postulados de la clínica clásica que


se caracterizaba por la mirada al cuerpo, clínica que no ve el
sufrimiento o el padecimiento del paciente como una simple señal
de signos y síntomas, sino que entiende el síntoma a través de la
mirada al cuerpo, ya que la enfermedad siempre tiene algo que
decir, es decir el síntoma refleja la verdad del sujeto. Recordando
que es Freud el que otorga a la clínica la subjetividad, el lenguaje
no solo esta atravesado por la palabra, si no por el sujeto mismo,
que esta mediado por la mirada, la palabra y la escucha.

12
FREUD, Sigmund. Disección de la personalidad (1932). Obras completas. Madrid:
Biblioteca Nueva, 1948. Vol. III. p. 3132.

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El síntoma para el psicoanálisis es un discurso analítico, no es


aquel que el analista observara y clasificara inmediatamente para
“encasillarlo” en un manual diagnostico, será por el contrario lo
que el analizado hará escuchar al analista a través del discurso,
el síntoma analítico es entonces un síntoma hablado por el
paciente.

Todo síntoma es aquel que el analizante dice, se concluye a


grandes rasgos que tiene estructura de significante y esta
representado el propio lazo que el sujeto tiene con su deseo y
con el otro. Y, a pesar de que el sujeto demanda “sacarse de
encima” el dolor que de este significante padece, el síntoma es a
la vez algo tan propio de su estructura que resulta todo una
batalla poder apartarlo de él. Según Freud: “el neurótico ama a
su síntoma como el psicótico a su delirio”.

Resulta entonces que el síntoma es una de las puertas de


Entrada en Análisis; y lleva también implícito la categoría de
Estructural, pero también es cierto que no todo sujeto demanda
un Análisis (no todo sujeto se queja de un síntoma), también
parece creíble pensar a la estructura como determinante de la
marca-humana; y si bien el acto analítico requiere de un sujeto
"consciente" de su padecimiento, se podría decir que todo
síntoma atraviesa al sujeto en su estructura, independientemente
de si hablamos o no de ser analizable. El síntoma en su discurso
analítico, es concepto que solo remite a la clínica y que por
consiguiente es un discurso completado por el analista.

La tesis de la Lacan aclara varios puntos en relación con el


síntoma. El síntoma no es un signo de una ficción si no una
expresión para ser leída, que solo se interpreta en el orden del
significante, el cual no tiene sentido más que por su relación con
otro significante y solo en esta articulación reside la verdad del
síntoma.

27
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En segundo lugar, que la oposición de los sistemas psíquicos que


son origen de la formación del síntoma no es la oposición entre lo
consciente y lo inconsciente ni la oposición entre el yo y el ello, si
no la oposición entre la cadena que representa al sujeto y el
objeto que representa al goce.

Por último, la tesis de Lacan implica además que en la cura el


propio analista es primeramente un elemento significante y un
trozo de real después, en cuyo derredor se juega el destino de un
análisis. Y por lo tanto que el síntoma y el analista están
constituidos ambos por el mismo paño significante y por la
misma compacidad de lo real. Pero solo por el significante de
transferencia se constituye el síntoma como analítico y se hace
demanda dirigida al otro.

Por otra parte en la neurosis, el síntoma es el síntoma del sujeto,


y por la demanda dirigida al Otro, “el síntoma se encuentra
capturado en el engranaje significante, bajo el báculo del Nombre
del Padre. Esta tendrá como consecuencia la construcción del
fantasma, que ofrecerá al sujeto el lugar donde alojar al goce,
que él análisis ha desalojado en el síntoma, goce que figura en
este estadio, como exponente de la función del deseo del otro”.13

Los síntomas de los neuróticos, se sabe que resaltan a partir del


enfoque de las formaciones del inconsciente, lo cual los hace tan
interpretables como los sueños, lapsus y chistes. Corresponden a
esa lógica del significante que Lacan formalizo.

Se trata del síntoma en cuanto se complementa con el Otro, el


Otro pleno de significante, por mediación del sujeto supuesto al
saber, saber la significación. Este tipo de interpretación puede

13
MILLER, Jacques Alain. La envoltura formal del síntoma. Buenos Aires: Manantial,
1989. p. 26

28
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practicarse en beneficio o a expensas de quien quiere prestarse a


ella y puede practicarse así mismo en la clínica.

El síntoma es un concepto que remite a la clínica. “La clínica


analítica, la que se elabora en el dispositivo Freudiano,
dispositivo de palabra”14. El síntoma de la Neurosis, es un
discurso analítico, completado por el analista. Es una de las vías
del inconsciente del sujeto.

Los síntomas neuróticos resaltan a partir de la formación del


inconsciente, lo cual se hace interpretable para el analista, pero
todo lo reprimido en el neurótico que sea susceptible de
conciencia, pero los síntomas no son conscientes, pueden llegar a
serlo cuando se lleva a un análisis al síntoma. Por lo tanto el
síntoma no es un signo, si no una expresión que espera ser leída
e interpretada por el analista, solo a sí se interpreta lo que
manifiesta.

En la neurosis, el Otro es el agujero por donde escapa el goce del


síntoma y también del fantasma. El nombre del padre para el
neurótico es el garante, para el sujeto, de que la falta del otro
sea soportable.

Freud presenta algunas observaciones que hace sobre la etiología


de las neurosis y comienza sus primeras investigaciones sobre las
condiciones hereditarias, como la neuropatía y las afecciones
nerviosas en la familia para mirar que papel desempeña todas
estas afecciones nerviosas en la familia por generaciones

La neurosis obsesiva y la Histeria fueron el gran grupo de


neurosis que comenzó a estudiar Freud y mostró la importancia
de reconocer la influencia etiológica de las neurosis como: “las
condiciones, las causas específicas y las causas concurrentes,

14
Ibid, P. 17.

29
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dándole gran importancia a las dos, por que cualquiera puede dar
cuenta de la etiología”15

La patología de la herencia representa la condición y la causa


especifica de una persona susceptible de sufrir una neurosis,
puede ser de gran importancia por la intensidad y la extensión
que depende el grado de la condición hereditaria.

Como causas concurrentes enumeró algunos “agentes que


pueden ser importantes en la etiología: las emociones morales, el
agotamiento somático, las enfermedades agudas, las
16
intoxicaciones y los accidentes traumáticos”. Son agentes
importantes pero no de tanta relevancia, pero consideró que
podrían ser de gran ayuda para saber cuales son las causas
específicas; estos desempeñan la función de agentes
provocadores, que hace latente la neurosis, pero lo consideró
como agentes vulgares por que pueden prestar un punto de
apoyo, cuando la curación es prologada y no radical.

Estas causas a su vez pueden remplazar, en cantidad a la


etiología especifica de la neurosis pero jamás puede sustituirla,
por que la causa vulgar puede añadir una acción a que la
neurosis se haga manifiesta en el sujeto, “pero teniendo en
cuenta cualquiera que sea el traumatismo, el efecto patológico es
el mismo, por que la naturaleza de la neurosis siempre
dependerá de las causas especificas”.17

Unas de las causas especificas alrededor de las investigaciones


que realizó Freud, son los desordenes sexuales, pero
coordinándolo con algunos de los agentes provocadores y la
influencia etiológica. En las diferentes neurosis como la

39 FREUD, Sigmund. La Herencia y la Etiología de las Neurosis (1896) En: Obras


completas. Madrid: Biblioteca Nueva, 1948. Vol. I P. 279.
16
Ibid, p. 280.
17
Ibid, p. 281.

30
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neurastenia y la neurosis de angustia, Freud descubrió que estas


tenían una “influencia sexual como, abstinencia, excitación
genital frustrada, el coito interrumpido, todos estos agentes
coinciden en perturbar el equilibrio de las funciones psíquicas y
somáticas”.18

Por ultimo Freud retoma la etiología de la neurosis obsesiva y


aclara las causas específicas, explica que son sucesos que han
causado placer en el infante, de una agresión sexual inspirada
por el deseo y de una gozosa participación de las relaciones
sexuales, las ideas obsesivas del neurótico corresponden
entonces a reproches por el goce sexual anticipado.”La esencia
de la neurosis obsesiva puede encerrarse en una breve formula:
las representaciones obsesivas son reproches transformados,
retornados en la represión y referentes siempre a un acto sexual
de la niñez ejecutado con placer.”19

La neurosis obsesiva se basa en unas vivencias sexuales de la


primera infancia, experiencias que pudieron ser placenteras y con
la voluntad del niño, o sea que se trato de una de una actividad
sexual, también propone que hay síntomas histéricos los cuales
hablan de una escena anterior de pasividad donde pudo haber
seducción por parte de alguno de los padres. Esta seducción no
debe ser del orden de la realidad, sino que pudo haber sido
fantaseada por el niño.

Freud descubrió en la histeria y la neurosis obsesiva mediante los


análisis clínicos que estos también tenían una influencia sexual,
los recuerdos relativos a la vida sexual de los pacientes, “el
recuerdo inconciente de una experiencia sexual precoz con
excitación real de las partes genitales, seguida de un abuso
sexual practicado por otras personas y el periodo en el que

18
Ibid, p. 283.
19
FREUD, Sigmund. Nuevas observaciones sobre las neuropsicosis de defensa. (1896).
En: Obras completas. Madrid: Biblioteca Nueva, 1948. Vol. I p. 289.

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sucedieron los abusos, antes de que el individuo llegara a una


madurez sexual.

Estos sucesos sexuales vividos por los individuos en su primera


infancia, dejan huellas, apareciendo una cantidad de síntomas
que dan cuenta del tipo de neurosis que padece. Mas tarde
cuando el individuo llega a la pubertad, esa huella inconsciente
despliega un recuerdo del mismo suceso y este actúa como un
suceso presente, convirtiéndose en un trauma actual.

Para Freud la pubertad tiene una gran importancia en la


formación de la neurosis obsesiva, la organización genital
interrumpida por la infancia, el desarrollo sexual, el periodo de
latencia que comienza con el sepultamiento del Complejo de
Edipo, la consolidación del súper yo la elección de la barreras
éticas y estéticas en el interior del yo, en la neurosis estos
procesos rebasan la medida normal, el complejo de Edipo se
agrega a la degradación regresiva de la libido,”el superyo se
vuelve severo y el yo desarrolla obediencia al superyo elevando
las formaciones de la conciencia moral, la compasión y la
limpieza”.20

La llegada de la pubertad constituye el estadio decisivo en el


desarrollo de la neurosis obsesiva, porque se activa la energía
que fue debilitada en la organización genital de la primera
infancia, reanudándose con intensa fuerza, despertando por un
lado los impulsos agresivos de la época temprana y por otro lado
siendo ya un caso peor, la totalidad de los nuevos impulsos
libidinosos que emprendían los caminos de la regresión, tomando
tendencias agresivas y destructivas.

En la neurosis obsesiva, la organización genital de la libido


resulta ser mas débil y poco resistente, debido al que el yo, inicia
su resistencia muy tempranamente, obteniendo como resultado
la regresión total o parcial a la organización genital, regresión
20
Ibid, p. 291.

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que se caracteriza por ser temporal, y por ser el primer triunfo


del yo en su lucha defensiva contra las exigencias de la libido.

Frente a estos impulsos crueles y violentos enviados por el ello a


la conciencia, el yo se resiste, por el asombro de tales
tendencias. Es entonces el superyo que insiste enérgicamente en
la represión de la sexualidad, ocasionado un conflicto agudizado
en dos direcciones diferentes: “las fuerzas defensivas se hacen
más intolerantes y las fuerzas que se deben rechazar más
intolerables, ambas fuerzas están influenciadas por el factor de la
regresión de la libido”21.

Es por lo anterior que el impulso instintivo agresivo, es siempre


ignorado por el yo, penetrando a la conciencia generalmente
como un sustitutivo deformado, como un fragmento del sueño,
por lo tanto la represión no destruye el contenido del impulso
instintivo agresivo, en cambio si ha suprimido el carácter afectivo
concominante. Así la agresión no se muestra al yo como un
impulso, si no como una mera idea, entonces el afecto ahorrado
en la percepción de la representación, surge efectivamente en un
distinto lugar.

Freud ante este tipo de patología dice: la producción de la duda


es uno de los métodos que emplea la neurosis para sacar al
enfermo de la realidad y aislarlo del mundo, lo cual constituye,
por cierto, la tendencia de toda perturbación psiconeurotica.
También es claro que los enfermos ponen de si para esquivar
una incertidumbre y poder aferrarse a una duda.

EL neurótico necesita encontrar un punto donde fijar su deseo e


interpretar el deseo del Otro pero así como la histeria lo hace a
partir de los signos que encuentra del deseo del Otro, el obsesivo
no quiere saber nada con los signos del deseo del Otro, incluso

21
FREUD, Sigmund. Inhibición, Síntoma y Angustia. (1925). En: Obras completas.
Madrid: Biblioteca Nueva, 1948. Vol. II p. 2851.

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los evita, pues él no necesita de las intermediaciones del otro


para subsistir como deseante, él sostiene su deseo en un
fantasma sólidamente constituido.

Freud propone dos formas de actuar del inconsciente:


condensación y desplazamiento, en relación a la formación de los
sueños y de los síntomas, con respecto a este ultimo el síntoma
obsesivo tiene la estructura del desplazamiento, es decir que se
va constituyendo de una idea a otra y a otra que parece sin
racionalidad, sin embargo el afecto pasa acompañando cada
nueva idea porque la inicial le resulta penosa al sujeto, esta es la
razón del desplazamiento de ideas.

Los síntomas de la neurosis obsesiva son en general de dos


géneros de tendencia opuesta. Son en efecto prohibiciones,
medidas preventivas y penitencias, estos son síntomas de
naturaleza negativa. La formación de los síntomas alcanza un
triunfo cuando consigue amalgamar la prohibición con la
satisfacción de una manera tal que el mandamiento defensivo o
la prohibición, primitivos adquieren también la significación de
una satisfacción, lo que ha observado Freud es que en la neurosis
obsesiva se mantiene una lucha constante contra lo reprimido,
lucha que se hace cada vez mas desfavorable a las fuerzas
represoras y en segundo lugar, que el yo y el superyo, toman
parte importantísima en la formación de los síntomas.

La angustia de la consciencia moral tiene sus fuentes edípicas en


el castigo por la tentación de incesto y parricidio que, en el
mejor de los casos, puede tramitarse vía la “consciencia de
culpabilidad inconsciente”.

Uno de los mecanismos de defensa de la represión, en el


neurótico obsesivo, son las formaciones reactivas que se
producen dentro del yo, en la neurosis el “superyo se forma
como un superyo severo y de hecho el superyo proviene del ello,
no puede sustraerse de la regresión y las pulsiones, por eso el

34
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superyo puede ser incluso mas duro, mas severo y


martirizador”.22

En esta lucha de la neurosis obsesiva se produce una serie de


síntomas, que se repiten de manera típica en las diferentes
personas y presentan un carácter de ceremonial, en los
desempeños, el irse a dormir, lavarse, vestirse, la locomoción, la
repetición y al dispendio del tiempo.

Los síntomas obsesivos posee un “sentido y se halla


estrechamente enlazado a la vida psíquica del enfermo”23,
síntomas que son manifestaciones de ideas inconsciente que
dominan al sujeto, la neurosis obsesiva a diferencia de la
histérica, no se manifiesta sus síntomas en forma sintomática, si
no que presenta manifestaciones del orden del dominio psíquico.

El sentido del síntoma reside en una relación del mismo con la


vida intima del sujeto, el síntoma en cuanto este mas
individualizado es más difícil establecer dicha relación. En la
neurosis obsesiva tienden a repetir determinados actos aislados
de los restantes de su vida cotidiana y otorgándoles un ritmo
distinto.

Por lo tanto los síntomas son típicos de la enfermedad, referentes


de diagnostico y comunes en todos los hombres, e individuales
que dependen de los sucesos vividos por el enfermo.

La neurosis obsesiva se manifiesta impulsos extraños a su


personalidad, y se ven obligados a realizar actos cuya ejecución
no les proporciona placer, son síntomas que constituyen una
intensa actividad intelectual que agota al sujeto.

22
Ibid, p. 290.
23
FREUD, Sigmund. Teoría general de las neurosis (el sentido de los síntomas) (1916)
[1917]. En: Obras completas. Madrid: Biblioteca Nueva, 1948. Vol. II p. 2282.

35
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El obsesivo es ese sujeto que le resulta imposible pensar que el


otro busca de él un sujeto deseante, un sujeto viviente, cree que
el otro ama de él esa imagen de “yo mismo”, por eso vive en un
mundo de imágenes, y donde él se encuentra representado por
cada una de las imágenes, en todos, los ideales que encuentra,
incluso puede encontrarse representado por tal o cual compañero
más exitoso que él mismo, puede amar exclusivamente una
imagen del otro. El está en todos los lugares interesantes del
mundo, pero en ninguno juega auténticamente su deseo.

El obsesivo es ese personaje que necesita autorización, por eso


pregunta ¿te parece que está bien? ¿Lo hago o no lo hago?
Incluso si se siente autorizado puede cometer un acto perverso
pero más que un acto perverso, se trata de obediencia debida.

Toda actividad que realiza el sujeto puede convertirse en un acto


obsesivo, en el más amplio sentido cuando resulta complicado
por pequeñas adiciones o porque adquiere un ritmo constante por
medio de la repetición.

Los actos obsesivos son inocentes son del orden de la vida


cotidiana como acostarse, lavarse las manos, vestirse, actos que
se entrañan en sí y en todos sus detalles un sentido, que son
importantes para los intereses de la personalidad y dan expresión
y vivencias cuyo efecto perdura en la misma y en pensamientos
cargados de afectos; la persona que obedece a la obsesión
realiza los actos sin conocer la significación de los mismos, por lo
tanto este sirve de expresión a motivos y representaciones
inconscientes.

Al principio de la formación del ceremonial, el sujeto tiene aún


consciencia de que ha de hacer necesariamente esto o aquello
sino quiere que le ocurra una desgracia, y por lo regular todavía
se hace presente a su consciencia cual es la desgracia temida. La
relación, siempre mostrada, entre la ocasión en la que surge la

36
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angustia y el contenido con el cual amenaza, se oculta ya al


sujeto.”Así, pues, el ceremonial se inicia con un acto de defensa
o aseguramiento como una medida de protección”24 .

Los actos ceremoniales y obsesivos nacen como defensa contra la


tentación instinto reprimido, como protección contra la desgracia
esperada, pero estos no parecen ser suficientes contra la
tentación, lo que hace surgir las prohibiciones, encaminadas a
alejarse de la situación tentativa.

En el abordaje de esta caricaturesca figura de “religión privada”,


que es la neurosis obsesiva como encuentra la irrupción punitiva
que mutila los hilos lógicos y la cadena asociativa, lo que atribuye
a la angustia de la consciencia moral.
Freud compara esta religión privada que no hace lazo social con
las prácticas religiosas, pues las tareas sagradas del ritual
religioso cobran dimensión simbólica en tanto se enmarcan en un
sistema desde el cual adquiere efectos de significación. En la
obsesión cuando la práctica de los mandatos tornase compulsiva
el sistema simbólico pierde toda eficacia. Se trata de algo que
trasciende el deseo imposible, que obtura toda lógica y que
anuncia la incidencia ingobernable de una instancia opuesta al
inconsciente.

Quien padece de compulsión y prohibiciones se comporta como si


estuviera bajo el imperio de una consciencia de culpa de la que
él, no obstante, nada sabe; vale decir, de consciencia
inconsciente de culpa. Esta consciencia de culpa tiene su fuente
en ciertos procesos anímicos tempranos, pero halla permanente
refrescamiento en la tentación, renovada por cada ocasión
reciente; y por otra parte genera una angustia, siempre al acecho
de una expectativa de desgracia que por medio del concepto de
castigo se anuda a la percepción interna de la tentación.

24
FREUD, Sigmund. Los actos obsesivos y las prácticas religiosas (1907). Obras
completas: Madrid: Biblioteca Nueva, 1948. Vol. II p. 1698.

37
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Freud contrasta la cosmovisión simbólica del sistema y el rito que


la acompaña, con la religión privada del obsesivo y sus actos
desarticulados que pueden llegar a disolver el lazo social, donde
él es el encargado de alejarse de la sociedad.

El pensamiento obsesivo y hacer resaltar que los productos


obsesivos pueden equivaler a muy diversos actos psíquicos,
poder ser determinados como deseos, tentaciones, impulsos,
reflexiones, dudas, mandatos y prohibiciones. El enfermo entraña
en general, una tendencia a desvanecer tal determinación y a
presentar como representación obsesiva el contenido despojado
de su índice de afecto.

Freud en 1909 en el análisis de un caso de neurosis obsesiva; “El


Hombre de las Ratas” describe el deseo obsesivo, las ideas, los
pensamientos, el afecto y el reproche. Nos habla que la
estructura de la neurosis obsesiva, se presenta junto al deseo un
temor de carácter obsesivo, que se encuentra íntimamente
enlazado a este deseo “siempre que el sujeto piensa algo
relacionado con su deseo, surge en él el temor de que va a
suceder algo terrible y de este algo reviste ya una
indeterminación característica concomitante siempre a las
manifestaciones de las neurosis”25

Aunque es importante resaltar que hay un aspecto que es quizás


común a la neurosis obsesiva, la existencia de un horror ante un
placer del que no tenía la menor conciencia, pensamientos de los
que nada sabe

El carácter obsesivo supersticioso depende del pensamiento


obsesivo, el cual posee dos salidas de convicción del sujeto, la
primera es cuando el sujeto domina la obsesión hasta el punto de
burlarse de su credulidad, sin preocuparse de lo que le pueda

25
FREUD, Sigmund. Análisis de un Caso de Neurosis Obsesiva: EL Caso Hombre de las
Ratas (1909). En: Obras Completas Madrid: Biblioteca Nueva, 1948. Vol. II. p. 1445.

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suceder, la segunda convicción, el sujeto se vuelve al dominio de


la obsesión, dando comienzo a grandes accidentes causales que
siempre van a acompañar su superstición.

Estas tendencias supersticiosas son las que precisan e impulsan


al sujeto a la posibilidad de muerte, para así poder resolver sus
conflictos.

Es por esto que Freud afirma que: “El afecto penoso toma
claramente un matiz inquietante y supersticioso y da origen a
impulsos tendentes a hacer algo para alejar la desgracia, tales
como se impondrán luego en las ulteriores medidas de
protección” 26

Entonces cuando surge la idea inmediatamente aparece la


sanción y esto sucede en la medida de defensa, para que la
fantasía no se cumpliera, para ilustrar esto un ejemplo tomado
del caso Hombre de las Ratas es la exclamación “Que tonterías se
te ocurren”.

En el obsesivo existe una disparidad entre el afecto y lo


ideológico, así: el afecto esta justificado por que la conciencia de
culpa que atormenta al sujeto, encuentra su significado en el
contenido inconsciente y por tanto desconocido y del lado de lo
ideológico “ha pasado a ocupar tal lugar por una asociación
errónea” 27; esto sucede debido a que cuando el sujeto siente en
sí un afecto intenso de contenido ideológico y este falta luego,
entonces se vale el sujeto de cualquier otro adecuado como
subrogado.

Lo que el sujeto se reprocha son sus deseos, “semejante


angustia corresponde a un deseo pretérito y reprimido hasta
ahora”28, “la represión ha utilizado aquí un mecanismo diferente

26
Ibid, p. 1445.
27
Ibid, p. 1451.
28
Ibid, p. 1453.

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y en realidad, mas sencillo. En lugar de olvidar el trauma, le ha


despojado de su carga de afecto, de manera que en la conciencia
queda tan solo un contenido ideológico indiferente y juzgado
insignificante”29

Los reproches que tanto atormentan a los neuróticos obsesivos


han enlazado sus afectos a motivos erróneos, desconocen que
sus reproches pertenecen a ellos, solo que están desconectados
de los mismos.

“El carácter psicológico de la neurosis obsesiva tiende


típicamente a hacer el mayor uso posible del mecanismo de
desplazamiento”30. La estructura del desplazamiento de lo
ideológico en la neurosis obsesiva, incumbe a que si
correspondiese la idea al afecto debe renunciar a la satisfacción
que este le brinda por medio del reproche; al desplazarse la idea
no hay en ninguna medida cabida al reproche y posibilidad de
satisfacer un impulso que se ha originado posiblemente en
determinaciones infantiles.

Por otro lado Lacan propone que es a partir del fantasma, es


decir de la relación del sujeto con el deseo del Otro, que se
puede comprender la estructura del neurótico obsesivo por que
“es la que niega el deseo del otro al formar su fantasma
acentuando lo imposible del desvanecimiento del sujeto”. De este
modo una persona que presente síntomas obsesivos puede tener
perfectamente una estructura del mismo nombre.

Es entonces el recurso del sujeto frente a lo que implica esa


revelación de la falta, la emergencia de un goce insoportable. La
obsesión es su represión. Sin embargo también es su modo de
satisfacción sustitutiva, y reasume sus tendencias en una forma
significante.

29
Ibid, p. 1461.
30
Ibid, p. 1483.

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Estas tendencias siguen cargadas con la significación criminal u


obscena. En lo sucesivo, el Otro es aquel que puede presentarse
en todo momento como portador de la muerte, del crimen.

Es importante saber y comprobar hasta que punto la


identificación y la obsesión se dan la mano para, a la vez,
satisfacer los apetitos de destrucción del otro y neutralizarlos.
Cuando la identificación fracasa en ese cara a cara con el
muchacho seductor, la obsesión surge para asegurar la represión
de esta satisfacción mórbida. El obsesivo se comprende por que
el inmovilismo representa para él el único modo de repuesta: no
salir más, no atender más el teléfono, no leer más el diario.

La neurosis obsesiva es importante por que revela quizás más


que cualquier otro síntoma el vínculo entre el síntoma y esa
incompletud del Otro.

Lo que el obsesivo no soporta es la estructura misma del


significante, el corte inherente a la cadena significante. Cualquier
interrupción de la cantinela del analizante en el diván, la
interrupción de la sesión pero también la interrupción de una
palabra inesperada, de un lapsus, el enunciado incongruente de
un adverbio, provocan angustia. La obsesión es la realización de
ese corte.

Ella viene a quebrar el pensamiento, toma entonces un carácter


absurdo y sorprendente. Pero lo quiebra con el significante, con
otro pensamiento, y la desgarradura del pensamiento. La
obsesión de la maquina de picar carne ilustra la relación que
Freud construyó entre el síntoma y la angustia de castración. Ella
enmascara y al mismo tiempo realiza la castración. La chiquilla
corta el sexo pero con el pensamiento, no con acto, y esto en
respuesta al ruido de la picadura efectuada por el padre.

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La obsesión es un pensamiento por un acto. Aparece por ejemplo


como un alternativa a la masturbación: “o me masturbo, o me
obsesiono”.es la forma significante que adopta.

El infinitivo es su modo de expresión, “acuchillar”, “despedazar”.


El infinitivo cumple aquí el papel del imperativo de la pulsión en
juego. Como si la pulsión se expresa en una forma bruta e
instantánea. Esto da toda su amplitud al goce que contiene (en
los dos sentidos del término) la obsesión. Pero además, funciona
de manera metonímica se desplaza al infinito y se aferra a
cualquier objeto de percepción.

Si ve escrita la palabra “vecino”, su mirada pasa por el cuchillo o


por la imágen de un perro comiendo, si oye el ruido de la
picadora, la obsesión se impone, o inclusive: ve una escalera,
piensa “bajar”, y surge “hacerse bajar”. El contenido es
manifestante secundario en relación con el hecho de pensar.

La obsesión es una palabra donde domina la materialidad del


significante más que el significado. Hay una proximidad de la
obsesión con la voz, con el soporte del significante. El obsesivo
no oye voces como el psicótico, oye una palabra, y aquí esta toda
la diferencia con el automatismo mental. Pero conoce a pesar de
todo un automatismo del pensamiento, un dialogo interior que
reviste diferentes formas: del raciocinio a la obsesión. Esta
aparece como un automatismo en el seno de esa maquina de
pensar que el obsesivo es a veces.

Pero la obsesión no tiene solamente una vertiente significante. La


obsesión tiene afinidades con el objeto. Y además esto es lo que
nos permite establecer ya una diferencia con el ceremonial
obsesivo. Lo que el ceremonial pone en primer plano es la
significación, en cambio la obsesión pone en primer plano el acto
mismo de pensar. Podríamos contraponer el ceremonial como
síntoma metafórico a la obsesión, adecuada para manifestar a

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nuestros ojos la insistencia de la pulsión, que Freud entendió


muy pronto como misión del síntoma.

Esta insistencia se debe a un hecho, irreductible: la impotencia


inherente a la pulsión para hallar el objeto adecuado para
satisfacerla. Ella se debe a ese defecto estructural en el saber del
Otro que Lacan despejo partiendo de estas conclusiones
Freudianas. Por lo tanto,”la pulsión no esta regida únicamente
por el principio del placer. Hay en ella una parte arcaica que
impulsa a buscar sin tregua la satisfacción”31

3.3. ORIGEN, HERENCIA Y MODALIDADES DEL SUPERYO

“El superyo es:


El heredero del Complejo de Edipo
Y el subrogante de los reclamos
Éticos del ser humano.”

Sigmund Freud.

En la obra freudiana, no hay una teoría explicita del superyo, es


por eso que se realizara una pesquisa por los indicios del
concepto y estructuración del superyo “Introducción al
Narcisismo”, “El yo y el ello” y “Disección de la personalidad
psíquica”. En este capitulo se ilustrará el origen, herencia y
modalidades del superyo; el cual es heredero del Edipo.

Durante 1897 Freud renuncia a la “concepción del papel


traumático de la seducción en favor del reconocimiento de las
condiciones normales y necesarias, que rigen el desarrollo infantil
y la actividad fantaseadora del niño”32. Esta renuncia se debe a la

31
Ibid, p. 53.
32
Ibid, p. 3454.

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pesquisa, que la mayoría de sus pacientes recordaban escenas de


su infancia, que tenían por contenido la seducción sexual por una
persona adulta, en el caso de las mujeres el seductor casi
siempre era el padre, pero tales escenas eran del orden de la
fantasía, más delante descubre que tales fantasías eran
destinadas a encubrir la actividad autoerótica de la primera
infancia

Casi treinta años después, Freud aporta otra explicación al


abandono de la teoría de la seducción, explicación con mayor
importancia y validez psicológica, en la investigación.

Por primera vez se encontró el complejo de Edipo, gracias a su


autoanálisis, que inicio durante la época de 1897. El mayor
resultado del autoanálisis, fue el paso de la teoría de la
seducción, a la plena comprensión de la importancia de la
sexualidad infantil, permitiéndole reconstruir las vivencias
infantiles decisivas, ocurridas antes de los cuatro años, donde las
fantasías están destinadas a encubrir la actividad autoerótica de
la primera infancia.

El desarrollo y evolución de la sexualidad infantil lo divide en dos


periodos, el primero previo al periodo de latencia y el periodo de
latencia. En el primer periodo, el sujeto infante, tiene un
encuentro temprano con la sexualidad, debido a la carga de
placer que ha experimentado desde el nacimiento en el mismo
contacto con su mundo, con la madre, con su cuerpo que le
proporciona experiencias que le resultan agradables pero a las
cuales no existe comprensión alguna, en un primer instante se
constituye como auto-erótica, sin objeto, es decir, no existe en
este momento una persona determinada de la cual parta la
atracción sexual, dicha energía aun se encuentra unificada, por
tanto la sexualidad es dirigida hacia sí.

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En un segundo instante el infante comienza a despertar una


ternura precoz de carácter sexual dirigida a la madre, la cual
llega a constituir un objeto de amor, esta elección que hace de la
madre un objeto de amor enlaza todo aquello del complejo de
Edipo, el cual se define como el conjunto organizado de deseos
amorosos y hostiles que el niño experimenta respecto a su padre,
vinculo afectivo del niño con sus progenitores, también es el
fenómeno central del periodo de la primera infancia, teniendo
ocurrencia en un lapso de tiempo que abarcaría
aproximadamente de los dos a los cinco años.

Freud nos muestra en su obra que existe diferencias en el


complejo de Edipo del varón y la niña, el varón descubre en él
sentimientos de amor hacia su madre y celos hacia su padre,
desarrollando una particular ternura por la madre, a quien
considera como su bien propio y a sentir al padre como un rival,
que le disputa esa posesión exclusiva.

El complejo de Edipo del varoncito se caracteriza por ser positivo,


dentro del cual anhela a su madre y querría eliminar a su padre
como rival, se desarrolla desde luego a partir de la fase de su
sexualidad fálica. Ahora bien, la amenaza de castración le fuerza
a abandonar tal actitud. “Bajo la impresión del peligro de perder
el pene, el complejo de Edipo es abandonado, reprimido, en el
caso más normal radicalmente destruido, y se instaura como su
heredero un severo superyó”33

Para la niña, la situación edípica es el desenlace de un largo y


difícil proceso, una suerte de tramitación provisional, una
posición de reposo que no se abandona muy pronto, debido a
que la situación edípica de la niña se caracteriza por ser en un
primer momento negativa, es decir, la niña descubre en ella
sentimientos de amor hacia el progenitor del mismo sexo, o sea
la madre y de la rivalidad con el opuesto, es a través del

33
FREUD, Sigmund. Nuevas lecciones introductorias al psicoanálisis (1932) [1933].
Obras completas. Madrid: Biblioteca Nueva, 1948. Vol. III. p. 3174.

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complejo de castración que permite el desarrollo del complejo de


Edipo positivo, donde la niña experimenta deseos de muerte
hacia el rival del mismo sexo y deseos sexuales por el opuesto.

Es entonces “el complejo de castración quien prepara al complejo


de Edipo en vez de destruirlo; por el influjo de la envidia del
pene, la niña es expulsada de la ligazón-madre y desemboca en
la situación edípica como en un puerto. La niña permanece
dentro de él por un tiempo indefinido, sólo después lo
deconstruye y aún entonces lo hace de manera incompleta.”34

El complejo de Edipo de la niña es mucho mas univoco que el


niño, ya que su complejo culmina en el deseo, el cual se presenta
en dos: el poseer un pene y el tener un hijo.

El Complejo de Edipo se produce al mismo tiempo en la fase


fálica de la organización sexual infantil, en esta fase, lo
característico y por lo cual recibe su nombre, es la concepción de
la existencia de un único órgano sexual el masculino o el pene, y
su declinación marca la entrada en el periodo de latencia, periodo
comprendido entre la declinación de la sexualidad infantil y el
comienzo de la pubertad, que se caracteriza por separar el
estado del desarrollo donde la comprensión de la sexualidad gira
desde lo auto erótico a la consecución de objeto, donde dicho
placer sexual ha encontrado su inicio en la relación con la madre.

Es el periodo de latencia donde se incluye toda actividad de


interés de tipo sexual, sucumben entonces a la amnesia infantil,
periodo que oculta toda la primera infancia; éste periodo que se
ha preparado en la época anterior y se organiza solidamente a
partir de la pubertad, allí todas las tendencias parciales han
quedado subordinadas a dicha superioridad, a la sumisión de la
sexualidad a la función procreadora, representando la etapa de
detención en la evolución sexual. Durante la latencia se observa
una disminución de las actividades sexuales, la desexualización
34
Ibid, p. 3174.

46
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de las relaciones de objeto y de los sentimientos de ternura sobre


los deseos sexuales y la aparición de sentimientos como pudor,
asco y aspiraciones morales y estéticas, el cual declina en el
periodo de latencia.

Según freud la formación del superyo es paralela a la declinación


del complejo de Edipo: una renuncia a la satisfacción de los
deseos edípicos, marcados por su prohibición, lo cual muestra al
final del articulo “la disolución del complejo de Edipo”:” una vez
producido el superyo, se abandonan las catexias edípicas, porque
condicionan la castración, el hombre conserva su pene, pone a
salvo su pene, y la mujer le falta el pene, y vive la ausencia
como una privación”35.

El concepto del superyo aparece en la obra freudiana en la


segunda tópica, comportando dos estructuras, ideal del yo y la
prohibición. En primera instancia surge como noción de ideal del
yo, postulada en 1914 en su escrito “Introducción al narcisismo”.
Donde nos describe que todos los sujetos construyen en si un
ideal, el cual compara con su yo actual, mientras que el otro
carece de semejante idea, la formación de un ideal sería, por
parte del yo, la condición de la represión.

Es decir todos los sujetos vuelven a buscar la satisfacción de las


primeras vivencias, porque se es incapaz de renunciar a esa
satisfacción ya gozada alguna vez, es por eso que el yo crea un
yo ideal en busca del placer perdido, provocando en el sujeto un
incompletud y ansias de siempre creer conquistar de nuevo bajo
la forma de yo ideal. “Aquello que proyecta ante sí como su ideal,
es la sustitución del periodo del narcisismo de su infancia, en el
cual era él mismo su propio ideal, debido a que se veía perfecto
por sentirse tan amado por la madre”36.

35
FREUD sigmund. La disolución del Complejo de Edipo. (1924). Obras completas.
Madrid: Biblioteca Nueva, 1948. Vol. III. p. 2750.
36
FREUD sigmund. Introducción al Narcisismo. (1914). Obras completas. Madrid:
Biblioteca Nueva, 1948. Vol. II. p. 2028.

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Freud después de explicar el yo ideal, nos habla de una nueva


instancia psíquica especial, la cual seria la encargada de velar por
la satisfacción narcisista en el yo ideal y que, en cumplimiento de
su función, vigile de continuo el yo actual y lo compare con su
ideal, donde mas adelante recibirá el nombre de superyo, la cual
será la instancia resultante de la convergencia del narcisismo y
las identificaciones parentales, sus sustitutos y los ideales
colectivos.

Freud define entonces una nueva instancia cuyo nombre es “ideal


del yo”, “la cual es nombrada a partir de la dialéctica del
narcisismo, las identificaciones y la libido, pero también nos
habla de una instancia donde descansa una buena parte de las
exigencias morales, el ideal del yo impone una medida
reguladora a la distancia del yo actual y el ideal, lo cual refleja
claramente su relación con la represión, operación en el deseo
inconsciente, además el ideal del yo tiene la función de velar por
la satisfacción narcisista del yo”37.

La génesis del ideal del yo, aparece como la conciencia moral,


pero también como la conciencia moral de los padres, es una
instancia relacionada con la doble faz del padre la excitación del
padre maravilloso, y la opresión del padre maligno temible.

Es por esto que el ideal del yo, establece los límites, medidas
para preservar al yo, aunque a demás de preservar en una
instancia que se vuelve critico, dejando pues de velar por la
satisfacción narcisista y transformándose en el enemigo de la
seguridad del yo.

También expone el concepto del ideal del yo como una


diferenciación dentro del mismo yo, el cual presenta una
conexión menos firme con la conciencia, será entonces más del
lado del inconciente en relación al ello.

37
GEREZ AMBERTIN, Marta. Las voces del superyo. Buenos Aires: Manantial, 1993. p.
42.

48
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Freud tan solo en el año 1923, en el “Yo y el Ello”, realiza la


construcción teórica del superyo y su posición en el aparato
psíquico, el cual esta referido en la segunda tópica, pero es en
este texto que muestra la paradoja de la herencia del superyo, el
cual es heredero del Complejo de Edipo y a su vez heredero del
ello, siendo heredero del complejo de Edipo por la suplencia del
padre ante la falta de la ley, y es heredero del ello por el ligamen
al padre terrible que instiga, al ser heredero del ello esta en
relación con lo inconsciente y la pulsión de muerte.

Freud muestra las diferencias entre el ideal del yo y el superyo


critico, donde el ideal del yo esta más del lado de la faz amorosa
del padre y se caracteriza por la observación benévola de si,
regocijo del yo, efecto de la represión secundaria y de la
identificación edípica, porque produce satisfacción narcisista, y
por ultimo mude la distancia entre el ideal del yo y el yo, en
cambio el superyo es la faz devastante del padre, por lo tanto se
caracteriza por una observación critica de si, conciencia moral y
de censura, efecto de la identificación primaria, no produce
satisfacción narcisista, critica la distancia entre el yo actual y el
yo.

El niño lleva a cabo tempranamente cargas de objeto, las cuales


recaen sobre la madre, teniendo su punto de partida en el seno
materno, del padre el niño se apodera por medio de la
identificación. Por un tiempo esas relaciones de objeto caminan
paralelamente, hasta que por la intensificación de los deseos
sexuales orientados hacia la madre, convierte al padre como el
rival, como el obstáculo en la relación con la madre y en la
realización de los deseos amorosos.

Esto es el complejo de Edipo, que al ser destruido, el niño tiene


que abandonar la carga de objeto que ha transmitido a la madre,
dando paso a la identificación con ella, quedando así intensificada
la identificaron con el padre.

49
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“De este modo podemos admitir como resultado general de la


fase sexual dominada por el complejo de Edipo, la presencia en
el” yo” de un residuo, consistente en el establecimiento de estas
dos identificaciones enlazadas entre si. Esta modificación del yo
conserva su significación especial y se opone al contenido
restante del yo en calidad ideal del yo o superyo”38.

Freud también aclara que el superyo, no solo es el residuo de las


primeras elecciones de objeto del ello, si no también la formación
reactiva contra ellas mismas.

Al ser superado el complejo de Edipo, el yo introyecta la


autoridad paterna o la de los padres, formando el núcleo del
Superyo, el cual se levanta en el interior del yo como obstáculo
contra el retorno de las investiduras libidinosas del objeto. Para
cumplir esta función toma la fuerza del padre y establece no solo
la advertencia “así como el padre debes ser”, si no también una
prohibición “así como el padre, no debes ser”, es decir. No
puedes hacer todo lo que él hace.

El superyo es desempeñado primero por un poder exterior, por la


autoridad de los padres, la influencia de los padres gobierna al
niño con el otorgamiento de pruebas de cariño y la amenaza de
castigo, que le indica el niño una perdida de amor. Esta angustia
real es el antecedente de la ulterior angustia a la conciencia, solo
después se forma la situación secundaria, donde la inhibición
exterior es internalizada siendo sustituida la instancia parental
por el superyo, en cual vigila, dirige y amenaza al yo
constantemente exactamente como los padres al niño.

Para Freud el superyó conservará el carácter del padre, y cuanto


más intenso fue el complejo de Edipo y más rápido se produjo su

38
FREUD, Sigmund. El Yo y el Ello (1923). Obras completas. Madrid: Biblioteca Nueva,
1948. Vol. III. p. 2713.

50
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represión, tanto más riguroso devendrá después el imperio del


superyó como conciencia moral, quizá también como sentimiento
inconciente de culpa sobre el yo.

El superyo puede adquirir un carácter de rigor despiadado debido


a la comparación constante con el ideal del yo, es una
continuación de la severidad de la autoridad externa relevada y
sustituida por la instancia superyoica; aparece cuando no hay
renuncia a lo pulsional, asunto harto complicado debido a que la
pulsión, insiste.

Es el superyo el resultado del abandono del complejo de Edipo,


los objetos parentales son abandonados y efectivamente el padre
tiene un lugar distinto en la estructura, los objetos parentales los
cuales son abandonados por el peligro de castración, pero ante
esta necesidad de abandono de los objetos, se reemplaza estos
por una identificación con ellos. Una identificación al padre y
luego esta identificación es introyectada, el resultado de la
internalización de la identificación con el padre opera como
defensa contra el peligro al cual conducía la relación libidinal con
el objeto.

La base de la construcción del Superyo es la identificación, es la


“equiparación de un yo a otro yo ajeno, equiparación a
consecuencia de la cual el primer yo se comporta, en ciertos
aspectos, como el otro, le imita, y, en cierto modo. Le acoge en
si”39.

Es esta internalización de la identificación con el padre, la que


implica en primer lugar, que el sujeto internamente se divide
entre una instancia que castiga o prohíbe, y una instancia que es
castigada o que evita el castigo, por lo tanto el yo aparecería
como diciendo “si” y el superyo como diciendo “no”, reflejando
una escisión interna. Al internalizar al superyo quiere decir que
ahora el sujeto tiene un yo deseante y un superyo que le
39
FREUD, Sigmund. Nuevas lecciones introductorias al psicoanálisis. Op. Cit, p. 3136.

51
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prohíbe, este superyo que prohíbe es en verdad la internalización


de la imagen castradora del padre.

Por lo tanto el superyo una instancia vinculada con dos


modalidades de la identificación. La primera modalidad, es la
identificaron regresiva, Freud la llama así, por que considera que
la identificación es la forma más originaria de ligazón afectiva con
un objeto, es el primer lazo afectivo, esto quiere decir, que antes
de poderse vincular con un objeto en una relación de amor,
primero debe identificarse, después puede plantear una relación
libidinal con el objeto.

De ahí que cuando la relación libidinal con el objeto es


abandonada y reemplazada por una identificación al objeto, “se
vuelve así a la primitiva relación afectiva de objeto, es por eso
que la nombra regresiva. La segunda modalidad consiste en que
la identificación puede nacer a raíz de cualquier comunidad se
llegue a percibirse en una persona que no es objeto de las
pulsiones sexuales”. 40.

El superyo conserva caracteres esenciales de las personas


introyectadas, su poder, su severidad, su inclinación a la
vigilancia y el castigo, esta instancia psíquica derivada de la
transformación de las primeras investiduras de objeto del niño en
identificaciones, ocupando el sitio del complejo de Edipo.

Freud plantea entonces que el superyo debe su posición


particular dentro del yo o respecto de él, a dos factores que se ha
de apreciar: el primero es la identificación inicial, ocurrida
cuando el yo real es todavía endeble, el segundo el heredero del
complejo de Edipo y por lo tanto introdujo en el yo, los objetos
más grandiosos.

40
FREUD, Sigmund. Identificación. (1921). Obras completas. Madrid: Biblioteca Nueva,
1948. Vol. III. p. 2587.

52
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El superyo es tomado como la instancia que persigue, una


especie de conciencia moral internalizada, pero que también
cumple la función de defensa contra la castración y resguardo
narcisista, el superyo es algo así como un vigilante al servicio del
narcisismo del sujeto. Ahora el superyo es la conciencia moral
dentro del sujeto, el cual puede volverse duro, cruel, despiadado
hacia el yo a quien tutela.

El origen del superyo constituye el resultado de dos factores de


suma importancia, uno biológico y el otro histórico: el
desvalimiento o indefensión y la dependencia infantil del hombre
y de su complejo de Edipo, el cual es relacionado con la
interrupción del desarrollo de la libido por el periodo de latencia.
“La génesis del superyo representa las rasgos mas importantes
del desarrollo individual y de la especie, creando una expresión
duradera de la influencia de los padres eterniza la existencia de
aquellos momentos a los que misma deben su origen”41.

El superyo es heredero del complejo de Edipo y, así, expresión de


las más potentes mociones y los más importantes destinos
libidinales del ello. Por medio de su creación se ha apoderado el
yo del complejo de Edipo y simultáneamente se somete, él
mismo, al ello. Mientras que el yo es esencialmente
representante del mundo exterior, de la realidad, el superyó se le
enfrenta como abogado del mundo interior, del ello. Los
conflictos del yo y el ideal del yo o superyo corresponde al
conflicto de lo real y lo psíquico del mundo exterior y el mundo
interior.
Su función es entonces ser la ley interna que le prohíbe al yo lo
que desea y le procura placer, y así poder ejercer su dominio en
el yo castigándolo, con el sentimiento de culpabilidad o el
sentimiento de inferioridad y desaprobación, cuando intenta
transgredir dichas normas, esta instancia "superyoica", es el
origen de la conciencia moral interna y de los elevados valores
del hombre ético-religioso.
41
FREUD, Sigmund. El Yo y el Ello. Op. Cit, p. 2714.

53
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Cuando la autoridad es internalizada establece al superyo, y es


donde se habla de conciencia moral y sentimiento de culpa, es
entonces la conciencia moral la que se caracteriza por ser severa
y vigilante, en la fase infantil primitiva de la conciencia, no se
abandona del todo una vez introyectada la autoridad en el
superyo, sino que subsiste junto a ésta el destino del superyo
considerándolo como un sustituto de la instancia parental, esto
significa que si nos golpea con desgracia ya no somos amados
por esta autoridad máxima pero si amenazados por la perdida de
amor.

Es por esto que aparece el sentimiento de culpa, porque se ha


pensado que se siente culpado al cometer algo malo e indebido o
tal vez cuando se reconoce que ha tenido la intención de hacerlo,
pero resulta que lo malo no es siempre lo nocivo o lo peligroso
para el yo, lo malo esta en relación a algo que desea y le
procura placer al yo, originalmente malo es aquello por lo cual
uno es amenazado con la perdida del amor. “El sentimiento de
culpabilidad no es más que un temor ante la pérdida del amor”.42

El sentimiento de culpa tiene dos orígenes el primero es el miedo


a la autoridad y el segundo el temor al superyo, el primer origen
obliga a renunciar a la satisfacción de los instintos, y el segundo
impulsa además al castigo, dado a que no se le puede ocultar al
superyo la persistencia de los deseos prohibidos.

El sentimiento de inferioridad se relaciona cuando el sujeto


advierte que no es amado, este sentimiento proviene de la
relación del yo con el superyo, donde el superyo hace sentir
inferior al yo, cuando el yo no alcanza las aspiraciones de
perfección, ya que el superyo es el substrato del ideal del yo. Con
el cual se compara el yo al cual aspira y cuya demanda de
perfección es siempre creciente.

42
FREUD, Sigmund. Malestar en la Cultura (1929) [1930]. En: Obras completas. Madrid:
Biblioteca Nueva. 1948. Vol. III. p. 3054.

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La génesis del superyo hace perdurar lo pasado y lo superado, se


manifiesta por el hecho de que en el fondo todo queda como era
al principio, “el superyo tortura al pecaminoso yo con las mismas
sensaciones de angustia y esta al acecho de oportunidades para
hacerlo castigar por el mundo exterior”.43

En entonces en “Disección de la personalidad psíquica”, donde


Freud puntualiza las principales funciones del superyo, la primera
es la conciencia moral, angustia ligada, culpa consciente e
inconsciente, idealizada, la necesidad de castigo, angustia de
muerte, la conciencia moral es la encargada del juicio del deber y
hacer.

La segunda función: la identificación, la cual al ser ubicada como


sustrato del ideal del yo, el ideal la refleja donde compara al yo
con ese ideal y como el mandato de perfección es creciente, se
deriva de amable a mortífero, por la necesidad de ser y querer
más satisfacción y perfección, es por eso que “el superyo es la
subrogación de todos las limitaciones morales, el abogado de
afán de perfección”.

La tercera la culpabilidad, relacionada con la doble faz de amor y


de aniquilamiento del padre, donde se mantiene afinidad con la
conciencia moral y la identificación en la expresión de culpa.

Es entonces el superyo la instancia observadora del resto del yo,


instancia preparadora del juicio y el castigo y su vez la conciencia
moral.

El superyo del niño no es construido en realidad, conforme al


modelo de los padres mismos, si no al del superyo parental;
recibe el mismo contenido, pasado a ser substrato de la tradición
de todas las valoraciones permanentes que por tal camino se han
transmitido a través de las generaciones, es decir el superyo es
43
Ibid, p. 3055.

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una instancia que se transmite de generación en generación bajo


la forma de la culpa.

“La humanidad no vive entero en el presente, en las ideologías


del superyo perviven en el pasado, la tradición racial y nacional,
solo muy lentamente ceden a las influencias del presente,
desempeñan en la vida de los hombres mientras actúan por
medio del superyo”.44

En relación a lo anterior Freud nos muestra la comprensión de la


conducta social de los hombres en la cultura, por esto que en
“Tótem y Tabú”, donde expone en la cultura el deseo de la
muerte del padre, la culpa y la ley de prohibición, es esta obra
Freud realiza a un acercamiento al concepto del superyo, que sin
ser nombrado, donde es referido en términos de moción maligna
o culpa de sangre. En este escrito se estable el tótem como un
sistema acorde de leyes las cuales son determinante de los
vínculos sociales de los miembros de un grupo y es en este
sistema que puede diferenciar las restricciones, las prohibiciones
morales y las religiosas las cuales recibirán el nombre de tabú.

Es entonces el tabú el que circula dentro del sistema del tótem,


pero a su vez prohíbe en el grupo desde ellos mismos, “ el tabú
se presenta como un imperativo insensato que debe acatarse a
riesgo de incurrir en gravísimos y/o mortales castigos”45.

En el tabú encontramos las paradojas de las prohibiciones, la


religiosa son las que corresponden al mandato de Dios y las
prohibiciones morales, las cuales se anclan en un sistema que
son necesarias en términos universales ya que sirven de apoyo al
sistema religioso. Esta paradoja de la prohibición nos muestra
por un lado la prohibición que preserva al sujeto dentro del

44
FREUD, Sigmund. Nuevas lecciones introductorias al psicoanálisis. Op. Cit, p. 3138
45
GEREZ AMBERTIN, Marta. Op. Cit, p. 34

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sistema permitiéndolo circular por él y la otra cara que lo somete,


haciéndose victima de un interdicto imperativo a cumplirse más
allá de lo regulable y que arrastra al sujeto.

Freud en el tótem y tabú lo que buscaba era esclarecer el oscuro


origen el “nuestro propio imperativo categórico” a la que liga la
conciencia moral del tabú, y tras ser violado el tabú surge la
culpa, es entonces la conciencia moral del tabú la forma mas
antigua de la conciencia.

En tótem y tabú se preanuncia esa voz interior que desestima,


donde esta toda la dimensión deseante del sujeto, es decir esa
instancia que se enfrenta al deseo inconsciente. Esta
desestimación de la conciencia moral, que parece desligar el
deseo de la ley y someterla sólo a la ley impía y obscena ya que
no regula nada.

El oscuro origen de la ley simbólica que sostiene al sistema del


tótem, la región del tabú, el imperativo categórico y la conciencia
moral. Es entonces el tabú, conciencia moral e imperativo que
circula dentro del sistema totémico y de la ley, sostenido por dos
prohibiciones la del incesto y el parricidio46.

Cuando freud habla del tótem, hace referencia a lo sagrado y


simbólico que se intersecta con lo real, en el tótem representa
al padre, a un padre que puede ser, de sacrificio, omnipotente o
una figura temible. El pacto simbólico que realiza los hijos con el
padre, es donde se instaura la añoranza del padre, y es en el
sometimiento donde refleja la culpa de sangre del anhelo
parricida.

En el “proyecto de psicología” Freud introduce en “la vivencia de


satisfacción”, una hipótesis fundamental tanto para la búsqueda
de raíces del superyó como para la reconstrucción “el malestar en
la cultura” .En este escrito Freud dice: “el entendido y el inicio
46
Ibid, p. 35

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desvalimiento del ser humano es la fuente primordial de todos los


motivos morales”, “es entonces la conjunción de lenguaje y
desvalimiento colocan al sujeto a merced del prójimo al cual debe
paradójicamente, su propio reconocimiento”.47.

Lacan interprete de la obra Freudiana, realiza sus aportes al


concepto del superyo: “solo el amor permite al goce
condescender al deseo” ofrece pistas para indagar las coartadas
al superyo e incursionar, desde allí, por las alternativas para
enfrentar al arsenal superyoico del amor idealizado, el desamor
canalla y el amor hereje al padre.

Atendiendo a la expresión que tiene en la subjetividad el deseo


de muerte de los padre: “impulsos hostiles hacia los padre”, ya
referida en la misma época como parricidio, en el caso de la
neurosis obsesiva “aflora conscientemente como representación
obsesiva. Estos impulsos son reprimidos en tiempos en que se
suscita compasión por los padres: enfermedad, muerte de ellos.
Es entonces para Lacan el superyo el lugar donde se "ordena" el
goce. En los dos sentidos de la palabra "ordenar", tanto en
cuanto a la orden en la que el superyo mantiene cierto aspecto
de la pulsión de muerte, como en cuanto a establecer no ya una
orden, sino un orden.
El superyo es una de las formas del objeto a, es el objeto de la
voz, que desde el correlato de la castración, es decir el registro
imaginario- simbólico-real como objeto causa de deseo y goce,
por lo tanto el “superyo refiere al goce y en tanto imperativo de
goce es”.48.
El superyo le dio indicios a Freud por indagar sobre la clínica de
la obsesión sobre las causas que mueven al reproche y la
hiperculpabilidad, comenzando el abordaje en la clínica de la
obsesión por esa figura de religión privada, donde encuentra la

47
Ibid, p. 24
48
Ibid, p. 175

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irrupción punitiva que mutila los hilos lógicos y la cadena


asociativa, lo que atribuye a la “angustia de consciencia moral”:
Omisiones, aislamiento respecto de todo otro obrar, así como en
la escrupulosidad con que se ejecutan los detalles.

Freud compara esta “religión privada” que no hace lazos social,


con “las practicas religiosas que sostiene ese lazo, pues las
tareas sagradas del ritual religioso cobran dimensión simbólica en
tanto se enmarca en un sistema donde adquieren efecto de
significación, es entonces en la obsesión cuando esta practica se
torna compulsiva, el sistema simbólico pierde toda eficacia, ya
que se trata de algo que trasciende el deseo imposible, que
obtura toda lógica y que anuncia la incidencia ingobernable de
una instancia opuesta al inconciente”.49.

Cuando el obsesivo presenta estos actos religiosos y comienza a


padecer de compulsión y prohibición se comporta como si
estuviera bajo el imperio de una conciencia de culpa que el no
sabe. Esta conciencia de culpa tiene su fuente en ciertos procesos
anímicos tempranos, pero permanentemente se halla refrescando
en la tentación, renovada por cada ocasión reciente; lo cual
genera una angustia de expectativas siempre al acecho, una
expectativa de desgracia, por medio del castigo se anuda a la
percepción interna de la tentación

Las personas que realizan actos obsesivos o desarrollan un


ceremonial pertenecen, junto con aquellas que sufren de
representaciones o impulsos obsesivos, a una unidad clínica
especial denominada neurosis obsesiva, el ceremonial neurótico
consiste en pequeños manejos adiciones, restricciones y arreglos
puestos en prácticas que siempre son realizados de la misma

49
Ibid, p. 32

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forma o con modificaciones regulares en la ejecución de


determinados actos de la vida cotidiana.

Tales manejos nos producen la impresión de ser formalidades y


parecen ser actos de toda significación. El desarrollo del
ceremonial puede escribirse exponiendo una serie de leyes no
escritas a las que se adapta fielmente el sujeto, en algunos casos
leves, el ceremonial parece ser tan solo una exageración de un
orden habitual y justificado. Pero la extremada minuciosidad de
su ejecución y la angustia que trae consigo su omisión dan al
ceremonial un carácter de acto sagrado.

La culpa en la neurosis obsesiva toma caminos de culpabilidad


consciente e inconsciente en la primera surgen como percepción
en el yo, de un critica que le devienen del superyo, y la segunda
es la que remite a la poción del sujeto en la estructura de la falta,
donde se enlaza culpa y angustia de castración.

La angustia de la conciencia moral tiene sus fuentes edípicas en


el castigo por la tentación del incesto y parricidio que, en el
mejor de los casos, puede tramitarse vía la “Conciencia de
culpabilidad inconciente”.

En la neurosis obsesiva se constituye un superyo de


extraordinaria severidad; o podemos pensar que el rasgo
fundamental de esta afección es la regresión de la libido e
intentar relacionarla también con ella el indicado carácter severo
del superyo; en realidad el superyo que procede del ello, no
puede sustraerse a la regresión y a la defusión de los instintos,
que en el ello tienen efecto. No seria pues de admirar que la
neurosis obsesiva llegará a ser por su parte, mas duro, severo y
cruel que en el desarrollo normal.

Freud en más allá del principio del placer. En un principio


identifico este más allá en la neurosis obsesiva a partir de un
mecanismo por lo menos sorprendente. Por haber provocado una

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excesiva plenitud de placer en el sujeto al producirse su primer


encuentro con la sexualidad, la pulsión se vio reprimida, así púes,
el trauma es ya interpretado por ese más allá.

La pulsión busca desde entonces hacerse presente cueste lo que


cueste. Así utiliza las conexiones simbólicas, “cargadas de
sentido”, como el mismo dice, para engancharse a una “falsa”
representación. La neurosis obsesiva. Siendo esto, el compromiso
formado por el síntoma de la obsesión “amenaza sin cesar con
fracasar”. En este momento de la teoría Freudiana el afecto es ya
un indicio de real, de un irreducible. Introduce un desequilibrio en
los arreglos simbólicos entre las representaciones.

Después de su formulación de más allá del principio del placer,


freud identifica una instancia capaz de retomar por su cuenta esa
parte de la pulsión imposible de la satisfacer. El superyó, como
relevo del ello, forma de esta manera un imán para el sujeto,
donde se concentra un imperativo a satisfacer. Así pues, el
superyo permite a freud explicar la presencia de un mecanismo
inconsciente distinto de la represión, donde el afecto puede
desplazarse sin por ello estar en deflación. La obsesión establece
un anudamiento entre lo simbólico cuando ella asume el defecto
de la representación, cuando suelda la brecha que surge en el
saber del Otro y lo real, cuando se carga con la insistencia de la
pulsión. ¿No es así que debemos entenderla en freud cuando la
califica de actividad de pensamiento erotizado?

La obsesión tiene doble cara. Esto es lo que nos impulsa a


considerarla como un Nombre del superyo. La investidura del
goce que tiene que asumir da a lo real su preeminencia en la
obsesión. Esta preeminencia se juega a través de la acción
subterránea del objeto. Que aquí hay que entender en la
vertiente plus- de gozar. Contraponiéndose a esta carga
pulsional, lo simbólico enmarca a la obsesión y precipita en
pensamiento el encuentro intolerable.

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Esto da al analista una indicación valiosísima para la dirección de


la cura. No hay que interpretar la obsesión, darle una
significación. La confrontación con el saber del analista no haría
más que propulsar al sujeto una vez mas a su síntoma y a su
compulsión a pensar, pues sabemos hasta que punto la
confrontación con al saber del otro insita al sujeto a denegar su
fisura. La apuesta tiene que recaer en el amor de transferencia.
Apostar a que es por este como lo real del síntoma, aquí
desplegado en las obsesiones llegara a conectarse con el que
cubre su fantasma.

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4. CONCLUSIONES

Freud en principio de sus investigaciones emplea el hipnotismo


como método terapéutico con el fin de que sus pacientes
revelaran la historia de la génesis de sus síntomas, método que
fue abandonado por la falta de efectividad, debido a que no todos
los pacientes eran sugestionables ni conseguían ser hipnotizados,
además los resultados estaban condicionados a la relación
médico-paciente.

La evolución de la labor terapéutica se debe a la resistencia de


hacer consciente lo inconsciente, ya que los pacientes no eran
capaz de nombrar sus padecimientos ya sea por ser muy
doloroso o porque sentían pena de ellos, es entonces cuando
Freud descubre que el paciente se reprime como defensa a lo
insoportable, y se resiste a saber de su sufrimiento, resistencia
que es una manifestación del yo el cual lleva a cabo la represión
del síntoma y quiere mantenerla, por lo tanto propone un nuevo
método que invita al paciente a manifestar todo aquello que este
pensando ya que todo lo nombrado por el paciente da cuenta de
los contenidos de su historia psíquica.

Método que recibió el nombre de asociación libre, y se convirtió


en la herramienta terapéutica del psicoanálisis.

El psicoanálisis originalmente nació para comprender la


naturaleza de las enfermedades nerviosas partiendo del síntoma,
el cual lo condujo a lo inconsciente, a la vida pulsional, la
sexualidad, mostrando que el hombre se enferma a causa del
conflicto entre las exigencias de la vida pulsional y la resistencia
que en él se alza contra ella, y la exigencia de la instancia
superyoica la cual es resistente y represora.

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Freud en la etiología de la neurosis obsesiva, aclara las causas


específicas, explica que son sucesos que han causado placer en el
infante, de una agresión sexual inspirada por el deseo y de una
gozosa participación de las relaciones sexuales, las ideas
obsesivas del neurótico corresponden entonces a reproches por el
goce sexual anticipado.”La esencia de la neurosis obsesiva puede
encerrarse en una breve formula: las representaciones obsesivas
son reproches transformados, retornados en la represión y
referentes siempre a un acto sexual de la niñez ejecutado con
placer.”50

Los síntomas de la neurosis obsesiva son en general de dos


géneros de tendencia opuesta. Son en efecto prohibiciones,
medidas preventivas y penitencias, estos son síntomas de
naturaleza negativa. La formación de los síntomas alcanza un
triunfo cuando consigue amalgamar la prohibición con la
satisfacción de una manera tal que el mandamiento defensivo o
la prohibición, primitivos adquieren también la significación de
una satisfacción.

El obsesivo es ese sujeto que le resulta imposible pensar que el


otro busca de él un sujeto deseante, un sujeto viviente, cree que
el otro ama de él esa imagen de “yo mismo”, por eso vive en un
mundo de imágenes, y donde él se encuentra representado por
cada una de las imágenes, en todos, los ideales que encuentra,
incluso puede encontrarse representado por tal o cual compañero
más exitoso que él mismo, puede amar exclusivamente una
imagen del otro. El está en todos los lugares interesantes del
mundo.

50
FREUD, Sigmund. Nuevas observaciones sobre las neuropsicosis de defensa. (1896).
En: Obras completas. Madrid: Biblioteca Nueva. 1948. Vol. I p. 289.

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La estructura obsesiva se caracteriza por los actos ceremoniales


y obsesivos, los cuales nacen como defensa contra la tentación
instinto reprimido, como protección contra la desgracia esperada,
provocando surgir las prohibiciones, encaminadas a alejarse de la
situación tentativa de su deseo.

También se presenta un temor de carácter obsesivo, que se


encuentra íntimamente enlazado a este deseo “siempre que el
sujeto piensa algo relacionado con su deseo, surge en él el temor
de que va a suceder algo terrible, creando en el paciente
pensamientos supersticioso, el cual posee dos salidas de
convicción del sujeto, la primera es cuando el sujeto domina la
obsesión hasta el punto de burlarse de su credulidad, sin
preocuparse de lo que le pueda suceder, la segunda convicción,
el sujeto se vuelve al dominio de la obsesión, dando comienzo a
grandes accidentes causales que siempre van a acompañar su
superstición.

En el obsesivo existe una disparidad entre el afecto y lo


ideológico, así: el afecto esta justificado por que la conciencia de
culpa que atormenta al sujeto, encuentra su significado en el
contenido inconsciente y por tanto desconocido y del lado de lo
ideológico, esto sucede debido a que cuando el sujeto siente en sí
un afecto intenso de contenido ideológico y este falta luego,
entonces se vale el sujeto de cualquier otro adecuado como
subrogado.

El carácter psicológico de la neurosis obsesiva tiende típicamente


a hacer el mayor uso posible del mecanismo de desplazamiento
La estructura del desplazamiento de lo ideológico en la neurosis
obsesiva, incumbe a que si correspondiese la idea al afecto debe
renunciar a la satisfacción que este le brinda por medio del
reproche; al desplazarse la idea no hay en ninguna medida
cabida al reproche y posibilidad de satisfacer un impulso que se
ha originado posiblemente en determinaciones infantiles.

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La neurosis obsesiva se desplaza o sustituye la obsesión


reemplazando una idea absurda por otra, cambiando así de
prohibición y precauciones, por lo tanto en la neurosis obsesiva
se desplaza la coerción pero no suprimirla. Es por esto que en la
clínica no se debe intentar desaparecer el síntoma, porque el
síntoma va hacer desplazado generando más síntomas o el
aumento del acto ceremonial del obsesivo, y de este acto de
desplazamiento solo el superyo se vera satisfecho, instancia que
goza con el síntoma.

“El síntoma pertenece a la dimensión de la verdad del paciente,


es entonces el síntoma el que envuelve al goce, el síntoma es
goce como sentido gozado del sujeto” 51

Es entonces el superyo gozador en acción de la repetición, es el


artífice que continua organizando actualmente su síntoma y
reprimiendo, es la instancia capaz de retornar por cuenta propia
la parte de la pulsión imposible de satisfacer, con fin de obtener
el goce y castigar al yo por haber sentido placer.

El superyo es una instancia dotada de independencias que


persigue intenciones propias y posee una energía independiente
del yo, es por esto que el superyo aplica un riguroso criterio
moral al yo y lo subroga a merced suya, instancia que se
convierte en representante de moralidad y se revela como
sentimiento de culpabilidad moral y sentimiento de inferioridad.

El superyo puede adquirir un carácter de rigor despiadado debido


a la comparación constante con el ideal del yo, es una
continuación de la severidad de la autoridad externa relevada y
sustituida por la instancia superyoica; aparece cuando no hay
renuncia a lo pulsional, asunto harto complicado debido a que la
pulsión, insiste.

51
. MILLER, Jacques Alain. Op. Cit, p. 16

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Autor: Angélica María Visbal Calderón
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El superyo es tomado como la instancia que persigue, una


especie de conciencia moral internalizada, pero que también
cumple la función de defensa contra la castración y resguardo
narcisista, el superyo es algo así como un vigilante al servicio del
narcisismo del sujeto. Ahora el superyo es la conciencia moral
dentro del sujeto, el cual puede volverse duro, cruel, despiadado
hacia el yo a quien tutela.

Su función es entonces ser la ley interna que le prohíbe al yo lo


que desea y le procura placer, y así poder ejercer su dominio en
el yo castigándolo, con el sentimiento de culpabilidad o el
sentimiento de inferioridad y desaprobación, cuando intenta
transgredir dichas normas, esta instancia "superyoica", es el
origen de la conciencia moral interna y de los elevados valores de
el hombre ético-religioso

El sentimiento de culpabilidad no es más que un temor ante la


pérdida del amor.
el sentimiento de culpa tiene dos orígenes el primero es el miedo
a la autoridad y el segundo el temor al superyo, el primer origen
obliga a renunciar a la satisfacción de los instintos, y el segundo
impulsa además al castigo, dado a que no se le puede ocultar al
superyo la persistencia de los deseos prohibidos.

El sentimiento de inferioridad se relaciona cuando el sujeto


advierte que no es amado, este sentimiento proviene de la
relación del yo con el superyo, donde el superyo hace sentir
inferior al yo, cuando el yo no alcanza las aspiraciones de
perfección, ya que el superyo es el substrato del ideal del yo. Con
el cual se compara el yo al cual aspira y cuya demanda de
perfección es siempre creciente.

La génesis del superyo hace perdurar lo pasado y lo superado, se


manifiesta por el hecho de que en el fondo todo queda como era
al principio, el superyo tortura al pecaminoso yo con las mismas

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sensaciones de angustia y esta al acecho de oportunidades para


hacerlo castigar por el mundo exterior.

El superyo es la instancia represora del recuerdo placentero que


después suscita displacer por si mismo al ser reproducido en
años posteriores, es decir en la neurosis obsesiva ocurre una
vivencia puramente pasiva en una edad temprana, años antes
que se produzca la vivencia placentera, es entonces la
coincidencia de estas vivencia pasiva con la placentera producen
displacer al recuerdo placentero y por consiguiente posibilita la
represión, pero es el superyo el que reprime esta placer para así
poder castigar al yo pecaminoso con las mismas sensaciones de
angustia.

En la neurosis obsesiva el retorno de lo reprimido retorna


inalterado o como autorreproche, el cual durante un tiempo se
manifiesta como sentimiento de culpabilidad, sin contenido
alguno, el cual se adquiere a un contenido doblemente
deformado, en el tiempo, en el tema, cuando se habla de tiempo
se refiere a un acto presente u futuro, al tema la no significar la
experiencia real, si no alguna experiencia sustituida, es entonces
la obsesión un producto transaccional, correcto en cuanto a
afecto y categoría, falso por el desplazamiento cronológico y por
sustitución analógica.

La culpa en la neurosis obsesiva toma caminos de culpabilidad


consciente e inconsciente en la primera surgen como percepción
en el yo, de un critica que le devienen del superyo, y la segunda
es la que remite a la poción del sujeto en la estructura de la falta,
donde se enlaza culpa y angustia de castración.

Este trabajo de grado permite concluir finalmente que el superyo


es severo en la neurosis obsesiva porque es la instancia que
posee una gran paradoja, ya que cumple una doble misión en la

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neurosis obsesiva, la primera consiste en que el superyo gozar


creando o formando nuevos síntomas para la satisfacción de la
libido, la segunda hace referencia a que castiga y prohíbe al yo
por el placer que sintió alguna vez.

Entonces se puede decir que el superyo se convierte en una vía


para la formación de síntomas obsesivos, ya que es la instancia
que permite al yo la satisfacción de la libido insatisfecha,
provocando en el sujeto culpa por haber sentido placer, culpa
que se ve reflejada en sus pensamientos y en el autorreproche.

Los actos ceremoniales se pueden comprender como la


manifestación insistente de la pulsión en busca de satisfacción,
pero a la vez esta insistente pulsión genera angustia, angustia
que se canaliza en la repetición del ceremonial obsesivo.

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