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Materiales / Ciencias Sociales

Philippe Corcuff

Las nuevas sociologias


Construcciones de la realidad social

Versión de Belén Urrutia

El libro universitario
Alianza Editorial
I
Ii
1.
Titulo origmaJ: Índice
Les flouvelles sociologies. Lo reoUté social#! efl COfl.ítruction publicado por
Edirioos NATliAN. POlOS

Introducción 9

l. Algunas oposiciones clásicas de las ciencias sociales . 11


1. La herencia de la filosofia . 12
Res.ervados todos Ioi derechos. EIl:"onlemdo de: eSI¡l obra e$t3 pl1)leJ'ldo por la Ley. que esta· 1.1 Idealismo y materialismo . 12
blece po:nas de pnslón y'o multas.•dem.i:l de las l:"OITespondienle$ indemnIzaCIones po.. daños 1.2 Sujeto y objeto .. 13
)' perJuicIos. p111':l qUIenes n:produjeren. plagltren. dismbuyel'f;n o comunicaren públieamenlo:. 2. El principio de la sociología: lo colectivo y lo individual . 15
en 1000 o en panco una obra lituana. llMiSllCa o denlífil:"a. o su lraflsformación, Inlerprctación
2.1 La valorización de lo colectivo en Émile Durkhci.m . 16
o ejecución anisl1cl\ fijlllia en cualquier flpo de sopone o l:"omunicada a !nlvés de cualquIer
17 2.2 El individualismo metodológico . 17
medIO. SlfI la p~cepllVll 3utom:aciÓn.
3. Hacia una problemática constructivista . 19

2. Estructuras sociales en las interacciones . 23


1. Un pionero muy actual: Norbert Elias . 23
l. J Las ciencias sociales: entre el compromiso y el distan-
ciamiento . 24
e 1995 by Edilions NATHAt'l. Pans 1.2 Superar la oposíción entre individuos y sociedad . 24
e De la traducción: Belen Urnllia 1.3 Formas de interdependencia, márgenes de libertad y
O Ed. case Alianza EditoriaJ. S. A.• Madrid 1998 estructuras de la personalidad : . 26
Calle Juan Ignacio lucadc Tena, 15; 28027 Madrid; lela. 91 393 88 88 1.4 Interdependencia o interacción . 29
ISBN: 84-206-5729-8 1.5 La historicidad y las trampas evolucionistas ."" 29
Depósito legal: M. 35.93411998 2. El constructivismo estructuralista de Pierre Bourd.ieu . 30
Impreso en Femández Ciudad, S. L. Catalina Suarez. 19. 28007 Madrid 2.1 Un constructivismo cstructuralista . 31
Printed in Sp3in 2.2 Dos nociones clave: habilus y campo . 32

5
Las nuevas sociologías Índice
2.3 La dimensión simbólica del orden social . 35 I.1 La clase como formación histórico-social . . . . . .. . . . . . 72
2.4 Una sociología de la acción: la lógica de la práctica 36 1.2 Desarrollos y debates 74
2.5 Una sociología reflexiva . 38 2. Luc Boltanski y la objetivación de los grupos 75
2.6 El peso determinante de las estructuras objetiva . 39 2.1 De la critica del 'ustancialismo a la historia de un grupo
3. Desarrollos criticos del constructivismo estructuralista 40 social: el caso de los cuadros en Francia 76
3.1 Estructuras de dominación y práticas populares: las cues- 2.2 Denuncias y construcción de grupos 78
tiones de Claude Grignon y Jean-C1aude Passeron ... 40 3. La categorización social 79
3.2 La plasticidad de las estructuras: la sociología de las 3.1 La actualidad de la herencia durkheinúana: Mary Douglas 79
cri is políticas de MicheI Dobry . 43 3.2 A1ain Desrosieres, Laurent Thévenot y las categorías
4. La reoria de la estructuración de Anthony Giddens . 45 socioprofesionales 81
4.1 La dualidad estructural .. 45 4. uevos rrabajos sobre los grupo y la categorias 82
4.2 La competencia de los actores: conciencia práctica 4.1 Alessandro Pizzomo y la cuestión de las identidades 82
y conciencia discursiva . 46 4.2 El enfoque genético 83
4.3 Las consecuencias no intencionales de la acción . 47
4.4 Critica del evolucionismo . 48 5. Individuos plurales 85
4.5 Sistema, integración social e integración sistémica o lo
l. Erving Goffman y la organización de la experiencia 86
micro reabsorbido por lo macro . 49
2. La sociología de la experiencia de Fran¡;ois Dubet 89
3. Interacciones en las estructuras sociales . 3. Jon Elster y las problemáticas del yo múltiple 91
51
l. La construcción social de la realidad de Peter Berger y Tho- 4. La noción de repertorio.... 92
mas LuckInann . 52 5. La diversidad de regímenes de acción en Luc Boltanski y
1.1 Un constructivismo fenomenológico: la aportación de 1 Laureot Thévenot .. .. . .. . .. . .. . .. . . . . . . . .. . . . . .. . . .. .. . . . . . . . . . . .
5.1 La justificación pública....................................
94
94
Alfred Schürz . 52
1.2 La sociedad COD)O realidad objetiva y subjetiva 54 5.2 Otro regímenes de acción acce ibles a un mismo indi-
2. La sociología cognitiva de Aaron V Cicourel . 57 viduo .. 98
2. I El punto de partida etnometodológico . 57 Conclusión 101
2.2 La sociología cognitiva . 59
2.3: Nuevos puentes entre lo micro y lo macrosocial . otas .. 105
60
3. La sociologia de la ciencia y la técnica de Michel Callon y Bibliografia 115
BI1!Ilo Latour . 62
3.1 El programa fuerte en la ociología de la ciencia . 62
3.2 La con trucción social de los hechos científicos . 63
3.3 Traducción, desplazamientos y redes .. 64
3.4 Interrogantes . 66
4. Jon Elster, lo límires de la racionalidad individualista y el
cemento de la sociedad , . 68

4. Construcción de grupos y categorización social . 71

--
6
1. Una obra de referencia: Lajormación de la clase obrera en
lnglaterra, de Edward P. Thompson . 72

1
7--
Introducción

¡
í

•,
¿Cuáles son los conceptos que han ocupado a la sociología duran-
te los años ochenta y principios de los noventa?

,•J ¿Qué direcciones han tomado los sociólogos y cómo han uti-
lizado las aportaciones de otros autores? Parte de la realidad
podriajustificar una evaluación pesimista: multiplicidad de para-
¡., digmas y referencias teóricas, rivalidad entre escuelas, hiperespe-
, cialización de las subdisciplinas, relativa ausencia de debates, etc.
A veces podríamos preguntamos si realmente estamos ante tilla
disciplina científica o ante la mera yuxtaposición de orientacio-
nes y trabajos extremadamente dispares. Pero éste no es más que
un aspecto de la realidad, el que induce una cierta inercia del tra-
bajo y del debate científicos, que no es el más interesante para el
futuro. Al mismo tiempo se han manifestado convergencias inédi-
tas, aunque no siempre claramente percibidas, entre investigacio-
nes que tienen puntos de partida y recursos conceptuales muy dife-
rentes. Así, los sociólogos más imaginativos intentan por diversos
medios superar las antinomias clásicas (como materiaVideal, obje-
tivo/subjetivo, colectivo/individual o macro/micro), que si bien

9'--
son parte integrante de la sociología, en la actualidad tienen un
papel poco productivo. Contra estas oposiciones, cada vez más

••
1. Algunas oposidones clásicas
de las ciencias sociaLes

¡al e debaten n una

1'1 na-

10 11
Las nuevas socio Logias 1. ALgunas oposiciones clásicas de Las ciencias sodales

Por el momento, parece más dudosa la deseable superación de tendríamos, de un lado una «superestructura» (la «conciencia so-
dicha antinomia. Desde luego, se han propuesto pistas, pero ésta cial») cuyas raíces en hundirian en una «infraestructura» (la «es-
deben consolidarse y completarse, y el debate ha de profl.lndizar- tructura económica»). Este tipo de enfoque desempeñó un papel
se. importante en los años L950-1970, cuando el debate en tomo al
marxismo que hoy ha perdido relevancia, tuvo consecuencias im-
portantes para las ciencias ociales. o obstante la oposición in-
1. La herencia de la filosofia fraestrucrura/supt:restructura que reactiva pares más antiguos en
la filosofia como esencia/apariencia, o realidad/apariencia, sigue
La sociología es en buena medida resultado de tradiciones fiJosó- teniendo impacto en nuestras disciplinas en la forma binaria de
fica~ de las que ha conservado ciertos rasgos conceptuales, en oponer una realidad «verdadera» (más «dura» y «determinante»)
particular las oposiciones tradicionales entre idealismo y materia- a una realidad más «superfi.cial» o «ilusoria» más «falsa» y «de-
lismo sujeto y objeto. La consulta del venerable Vocabulaire tenninada»).
tech,:~qlle el critique de la philosophie, de André Lalande 2 puede Hay que señalar a imismo que las ciencias sociales han pre-
ser utI1 para empezar a identificar esta herencia. senciado recientemente aplicaciones menos mecanicistas y eco-
nomicistas de Marx, a partir de escritos suyos más complejos
como las Tesis sobre Feuerbach (1845), donde Marx, criticando
1.1 Idealismo y materialismo al mismo tiempo lo materialismos y los idealismos anteriores,
intenta superar la polaridad. Esta es la vía seguida por el sociólo-
En la tradición filosófica, el idealismo «consiste en reducir toda go estadounidense David Rubinstein que leyendo de otra mane-
existe?c~a al pensamiento» (ibíd., pp. 435-536) mientras que el ra a Marx y estableciendo paralelos con la última filosofia de
matenallsmo es la «doctrina según la cual no existe más sustancia Ludwig Wittgenstein (1889-1951), ha propuesto pistas para aban-
que la. materia» (p. 591). A su vez, la oposición entre las ideas y la donar las oposiciones clásicas. En la antropología, Maunce Go-
matena frecuentemente se asocia a otros pares de conceptos delier, inicialmente inscrito en una inspiración marxiana, ha refle-
como cuerpo/espíritu o reaVideal. xionado sobre (da parte ideal de lo real»: «Toda relación social del
Karl Marx (1818-1883) retomó la distinción filosófica entre tipo que sea, incluye una parte ideal, una parte de pensamiento, de
el materialismo y el idealismo en el ámbito del análisis histórico representaciones; estas representaciones no son sólo la forma que
a~innando una determinada forma de materialismo que en algu~ ., reviste la relación para la conciencia, sino que forman parte de su
nos de su textos -los más simplificadores, pero los más comen- í' contenido»; de esta forma, «el pensamiento ya no aparece como un
tado P.9r sus epígonos-, toma un carácter mecanicista y econo- ,. nivel separado de lo otros niveles», «lo qu no implica que en la
micista. Así ocurre especialmente con el siguiente párrafo del realidad todo ea ideal» ni que las representaciones de los actores
prólogo a la Contribución a la crítica de la economia po/itica pertenezcan necesariamente a la conciencia4 , Las perspectivas
1859): «En la producción social de su vida los hombres con- constructivistas se inscriben en una vía convergente.
traen determinadas relaciones necesarias e independiente de su
voluntad' relaciones de producción que corresponden a una de-
terminada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materia- 1.2 Sujeto y objeto
les. El conjunto de estas relaciones de producción forma la es-
tructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se Otro planteamiento clásico de la filosofia enfrenta un sujeto a un

--
levanta la superestructura jurídica y política y a la que correspon- mundo de objetos. Como más frecuentemente se identifican estas

-
den detenninadas formas de conciencia social»3, Por lo tanto
12
dos nociones es en oposición. La definiciones dadas de la noción

13
Las nuevas sodologias 1. Algunas oposiciones clásicas de las dencias sodales

de objeti\Jo' nos revelan una serie de variaciones semánticas que rior/p,..óctico. Así pues, el objetivismo es una ~or:na de ~elación
han ido sedimentándose en los usos filosóficos. tales como; con el objeto sociológico que tiende a darle a pnon, especl~l~en­
---«(Opuesto a subjetivo (en el sentido de aparente, irreal): que te a causa de una posición exterior que ignora los usos practlcos
constituye un objeto, una realidad que subsiste en si misma. es que lo constituyen, una cierta estabilidad y homogeneidad, ~omo
decir, con independencia de todo conocimiento o idea». algo que estuviera colocado delante de un? Por el COOlTanO? la
-HOpuesto a subjetivo en el sentido de individual. Válido poStl1f3 subjerivista adoptaria sobre la acclon los puntos de Vista
para todos, y no sólo para tal o cual individuo>~. de los sujetos que actitan.
- . « Independiente de la voluntad., como los fenómenos fisi- Mediante estas dos definiciones criticas, el objetivismo y el
cos». subjetivismo aparecen en las ciencias sociales como enf?ques
--«Opuesto a subjetivo (en el sentido de consciente, mental) susceptibles de asociar mas o menos explícitamente dos nIVeles
[..... ] el metodo objetivo es el de la observación ext'erioo~ y, por lo de análisis; de una parte, universos conceptuales opuestos C!ue
tanto. va dirigido al «mundo objetivo o exterioo) (en oposición al dan cuenta de los fenómenos sociales desde pumos de partida
(<interiom). diferentes (primacía del mundo objetivo o del sujeto) y, de ~tra,
Son evidentes aquí una serie de ramificaciones semámicas de las diferentes posturas que adopta el investigador ante el ob~et.o
los paired coneepts ya mencionados o de otros (como indivi- sociológico que intenta construir. El objetivismo y el subJeu-
duaVcolectlvo, voluntario/involuntario, consciente/inconsciente, vismo representan dos polos del análisis sociológico 't en la
interior/exterior). producción comenle de las ciencias sociales. h~y. trabajOS q.ue
En general. los usos sociológicos se inscriben en la historia de se contentan con yuxtaponer los enfoques obJeuvlstas y subJe-
los usos filosóficos que les precedieron. Examinaremos aquí dos rivistas.
grandes categorias que han sido objeto de ataque por parte de los Sin embargo, a los sociólogos que trat'ao de salir de los cami-
investigadores de las ciencias sociales en busca de otra vía. Pierre nos trillados, se les plantea un doble objetivo: 1) en el pl~~ con-
Bourdieu. en su doble critica del objetivismo y del subjetivismo, ceptual, dar cuenta de las relaciones entre los aspectos obJe.~vos y
da dos definiciones sucesivas de objetivismo en Le sens proti- subjetivos del mundo social y 2) ~n cuanto a la ~on~~cclOn del
que": objeto sociológico. establecer vlas de comumcaclon entre el
l. El objetivismo «pretende establecer regularidades objetivas punto de vista exterior del observador ~ las foml~s en que los ac-
(estructuras, leyes, sistemas de relaciones. etc.), independientes tores perciben y viven lo que hacen mientras actuan. El seg~ndo
de las conciencias y voluntades individuales» (p. 44). De un lado. punto exige una reflexividad socioló~ica por P?rte del estudlO.s,o.
tenemos rL'gularidades, estructuras e. implícitamente. lo colecti- pues debe integrar en su construCClOn del objeto una ref1exlon
vo y lo exterior, y, de otro, conciencias. voluntades. individuos y. sobre su relación con el objeto.
por tanto, lo interior. En esta perspectiva, el objetivismo afirma
la primacía de lo objetivo en el análisis de los fenómenos sociales
y el subjetivismo la superioridad de lo subjetivo. 2. El prinopio de la 500010gia:
2. «El objetivismo concibe el mundo social como un espectá- lo colectivo y lo individual
culo que se le ofrecc a un observador que adopta un punto de vista
sobre la acción y que, trasladando al objeto los principios de su Si como acabamos de ver, la sociología ha heredado una serie de
relación con el objeto, hace como si éste estuvicra destinado ex- pd,.red concepts de la filosofia, desde sus primeros momentos,ha
clusivamente a su conocimiento.») En esta definición se oponen estado marcada especialmente por la oposición entre lo colectiVO
más o menos explícitamente observador. espectáculo y conoci- y lo individual. la sociedad y el individuo. Para ilustr~ este deba-
miento exterior/teórico u actor. acción y conocimiento inte- te recurrente, oos detendremos en la sociología de Emite Durk-
14 ~-
15
Las nuevas sociologias 1. Algunas oposiciones clásicas de las ciencias sociales

heim (1858-1917) Y en lo que hoy se denomina «individualismo lecturas de Fran<;ois Héran y Bernard Lacroix. Pero estas nuevas
metodológico». lecturas no borran la tendencia de Durkheim al predominio de lo
colectivo y de la sociedad en relación con sus componentes indi-
viduales.
2.1 La valorización de lo colectivo en Émile Durkheim

Para el Durk.heim de Las reglas del método sociológico 7 lo co- 2.2 El individualismo metodológico
lectivo o lo social) -a diferencia de lo individual, que es el ám-
bito de la psicología- está en la base de la propia definición de El acento que la sociología durkheimiana pone sobre lo colectivo
sociología. Lo social constituye una entidad específica: «La so- ha suscitado reacciones en el sentido de que es necesario tener
ciedad no es una imple suma de individuos, sino que el sistema más en cuenta los elementos individuales. Esta reacción ha toma-
fonnado por su a ociaciún representa una realidad que tiene ca- í do una forma radical en lo que Raymond Boudon y otros denomi-
racterísticas propias». Esta ociedad, que «sobrepasa infinitamen- nan actualmente «individualismo metodológico». Estos sociólo-
te al individuo en el tiempo yen el espacio», está «en condiciones gos parten de la critica de Lo que califican de «sociologismo» y
de imponerle las formas de actuar y de pensar que ha consagrado «holismo» (que considera el todo antes que sus partes); esto es,
con su autoridad» (pp. 10 1-1 02). De ahí la siguiente regla del so- cuestionan el «postulado según el cual el individuo, al ser pro-
ciólogo; «La causa detenninante de un hecho social ha de buscar- ducto de las estructuras sociales, puede ser pasado por alto en el
se entre los hechos sociales que le anteceden y no en los estados análisis»8. -Por el contrario, el individualismo metodológico
de la conciencia individual» (p. 109), definiéndose así el hecho enuncia que «para explicar cualquier fenómeno social -ya per-
social: «Toda manera de actuar, establecida o no, susceptible de tenezca al ámbito de la demografia, de la ciencia política, de la
ejercer sobre el individuo una presión exterior; o bien, que está sociología o de otra ciencia social- es indispensable recons-
general izada en una sociedad. dada, poseyendo una existencia trUir las motivaciones de los individuos implicados en dicho fe-
propia, independiente de sus manifestaciones individuales» (p. nómeno y considerarlo resultado de la suma de los comporta-
14). Por tanto, para Durkheim, lo colectivo también remite direc- mientos individuales dictados por esas motivaciones. Y esta
tamente a la idea de presiones exteriores que se imponen a Jos in- posición es válida independientemente de la forma del fenóme-
dividuos y a un ámbito de validez, en el espacio y en el tiempo no que haya que explicar de si se trata de una singularidad o una
que va mucho más allá de las conciencias individuales lo que le regularidad estadística, de si se traduce en un conjunto de datos
permite tomar una consistencia independiente de los individuo cualitativos o cuantitativos, etc.»!/. As] pues, los individuos se
que lo componen. También va asociado a un punto de vista obje- consideran los átomos básico del análisis de los procesos so-
tivista: «Nuestro principio fundamentaL la realidad de los hechos ciales y el colectivo un mero resultado de las actividades indivi-
ociales» (pról go a la 2. a edición p. xxiii). duale mediante efectos de agregación y composición. Así
E necesario relativizar esta lectura tradicional y rápida. «como los fenómenos sociales siempre son compuestos de
Como la mayoría de lo autores, Durk.heim no nos ha legado una actos el sociólogo debe relacionarlos con los actos individuales
obra homogénea que no deje margen más que para una sola inter- que los componen» lO. El hecho de que la econoITÚa (más en su
pretación. En sus escritos cabe hallar igualmente elementos de versión neoclásica en tomo al paradigma del mercado) se pre-
una orientación más constructivista, esto es, de un enfoque de los sente como la disciplina de referencia hace que esta metodolo-
procesos sociaJe de objetivación y solidificación de la realidad, gía parezca «tradicional», La sociología individualista comparte
sin detenerse en una postura objetivista que se limitaría a registrar con ella el postulado de la racionalidad de los actores; por esta
un «hecho objetivo» dado. Esta es la vía que han explorado las razón, sus adversarios hablan a veces de «sociología liberal» (en
16
I
~
17--
las nuevas socio logias 1. ALgunas oposiciones clasicas de las ciencias sociales
el sentido de liberalismo económico y de su horno oeconomicus
empeñado en cálculos de coste-beneficios). No obstante hay 3. Hacia una problemática constructivista
que señalar que las obras de Raymond Boudon frecuenten'teme
s?n m.ás complejas que una aplicación estricta de estos princi- Lo que denominamos problemática constructivista no debe consi-
piOS SIstemáticos y exclusivos. derarse una nueva escuela o corriente homogénea. Se trata más
.En I~ oposición ritual de lo colectivo y lo individual lo que bien de un conjunto de problemas e interrogantes en los que tra-
esta partIculannentc en juego es la dificultad de las ciencias so- bajan estudiosos muy diferentes en cuanto a sus trayectorias ime-
ciales para concebir [a coproducción de las partes y del todo. El lectuales, recursos conceptuales, métodos o relaciones con el tra-
psicólogo Jean Piaget (1896-1980) ya trató de plantear este pro- bajo empirico. Tras e[ término constructivismo encontramos más
blema h~ce algún tiempo en sus reflexiones sociológicas; «El bien un parecido de familia, en la expresión de Wittgenstein,
tod? social no es ni la reunión de elementos preexistentes ni una entre los diferentes autores y sus aportaciones que una teoría
entIdad nue.. . a, sino un sistema de relaciones cada una de las cua. común. No obstante, pese a diferencias muy reales, cabe identifi-
les engendra, en tanto que relación, una transfonnación de los tér- car ciertas convergencias, cuya formulación sintética vamos a in-
minos que integran dicho sistema» ti. El filósofo-economista tentar a continuación, antes de precisar las aportaciones de cada
Jean-Pierre Dupuy ha reformulado recientemente esta cuestión en autor.
una leclU{a muy heterodoxa de la historia del liberalismo econó- En una perspectiva constnJCtivista, las realidades sociales se
mico que le lleva a la idea de la «codeterminación del todo y de conciben como construcciones históricas y cotidianas de actores
las partes»: «El todo sigue siendo resultado de la composición individuales y colectivos. Este emreveramienw de construcciones
de sus elementos, pero, a su vez, éstos dependen del todo. No se plurales, individuales y colectivas, al no surgir necesariamente de
trata de una relación de deducción, sino de detenninación circu- W1a voluntad clara, tiende a escapar del control de los diferentes
lam l2 • Las problemáticas que hemos denominado constructivis- actores presentes. La palabra construcciones remite a la vez a los
tas se han enfrentado de diversas maneras a este desafio, que su- productos (más o menos duraderos o temporales) de elaboracio-
pone un desplazamiento del objeto mismo de la sociologia: ni la nes anteriores y a los procesos en curso de reestructuración. Así
sociedad ni los individuos, concebidos como entidades separa- pues, la historicidad constituye una idea fundamental para los
das, sino las relaciones entre los individuos (en sentido amplio. constructivistas en tres sentidos: 1) el mundo social se construye
y no so.'amente las interacciones cara a cara), asi como los U!li~ a partir de preconstrucciones pasadas; en este punto se sigue a
versos objetivados que crean y que les sirven de apoyo en tanto Marx: «Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen
q~e son elem~ntos constituyentes de los individuos y de losJe- arbitrariamente, en las condiciones elegidas por ellos, sino en las
n.0menos SOCiales al mismo tiempo. Por lo demás, el individua- condiciones directamente dadas y heredadas del pasadQ)14. 2)
ltsmo metodológico no solamente pasa por alto la dimensión in- Las formas sociales pasadas son reproducidas, apropiadas, des-
tersubjetiva (las relaciones entre individuos) de la realidad plazadas y transformadas al tiempo que se inventan otras, en la
social, sino también, como señala el filósofo Michael San del en práctica y la interacción (cara a cara, pero tambien telefónica,
su crítica a los supuestos individualistas del liberalismo ameri- 1 episrolar, etc.) de la vida cotidiana de (os actores. Y 3) esta heren-
~ano~J, su dimensión intrasubjetiva, esto es, la pluralidad de I cia y este trabajo cotidiano abren un campo de posibilidades para
Ident1da~es que constituyen un mismo individuo, sus múltiples el futuro, como observa el filósofo Jean Ladriere: «La acción, en
perS?oa1Jdades. Así pues, al contrario que el holismo y el indivi- tanto que histórica, se sedimenta y se objetiva en una exterioridad
duahsI~1O,. I~s nuevas sociologías tienen una concepción plural que pesa sobre lo existente como un constreñimiento ineludible y
de los mdlvlduos, como productos y productores de diversas re- que, no obstante, le abre un fururo real» \5. En este proceso histó-
laciones sociales. rico las realidades sociales son objetivadas e interiorizadas. De
18 19
las nuevas sociologías 1. Algunas oposiciones clásicas de las ciencias sociaLes
una parte, remiten a mundos objetivados: los individuos y los gru- los procesos de construcción de la realidad social. (mom.ent? .de
pos se sirven de palabras. objetos, reglas. instituciones, etc., lega- reconstnu.xión). Decir que una casa es (construida» slgmflca
dos por las generaciones anteriores, y los transforman a la vez que simplemente que es producto del trabajo humano y que no ha es-
crean arras nuevos. A su vez, estos recursos objetivados y, por tado ahi durante toda la eternidad; y no que no existe, sino todo lo
tanto, exteriores a los individuos, limitan su acción, al tiempo que conrrario. Los constructivismos son, por lo tanto. nuevas formas
ofrecen puntos de apoyo a dicha acción. De otra pane, estas reali- de realismo que se distinguen de las formas clásicas de positivis-
dades sociales se inscriben en mundos subjetivos e interiorizados, mo en que cuestionan lo dado y dejan margen a una diversidad de
constituidos especialmente por formas de sensibilidad, de percep- realidades cuyas relaciones deben ser objeto de reflexión. No se
ción, de representación y de conocimiento. Los modos de apren- trata más que de convergencias de orientación sistematizadas en
dizaje y de socialización hacen posible la interiorización de los formulaciones sintéticas. Las posturas de los autores que aqui
universos exteriores, y las practicas individuales y colectivas de consideramos divergen en una serie de cuestiones más o menos
los actores conducen a la objetivación de los universos interiores. relacionadas, particulannente:
Se trata del doble movimiento sistematizado por Jean-Paul Sartre
(1905-1980) en el desarrollo crítico de la filosofia dialéctica de -No se distancian por igual de una concepción tradicional de
Hegel (1770-1831), de interiorización de lo exterior y exteriori- la historicidad: la visión evolucionista, esto es, la visión unidirec-
zación de lo interior 16 . Si los mundos sociales exteriores se carac- cional y unidimensional (las diferentes dimensiones de la socie-
terizan por una relativa diversidad, los mundos interiores también dad evolucionan globalmente en el mismo sentido) de los movi-
se revelan (más o menos) plurales. mientos de la historia.
Estas perspectivas deben distinguirse de aquellas según las -Tratan de distinta manera la doble cuestión, por una parte,
cuales la realidad social no sería «más que representaciones)~. de la permanencia o la discontinuidad de un mismo actor a lo
Esta es una tcntación, por ejemplo, de trabajos que se sitúan corre largo de los diferentes periodos de su vida y, por otra, de la uni-
la psicología y las ciencias de la comunicación. como los de Paul dad o fragmentación de su identidad en un mismo momento.
Watzlawick, que a veces también se denominan constructivis- -No conceden la misma importancia a la reflexividad socio~
tas l7 • A diferencia de los constructivismos de los que hablamos
aquí, estas orientaciones tienden a pasar por alto los mecanismos
.,•, lógica --es decir, la reflexión sobre uno mismo, su actividad, las
herramientas utilizadas o su relación con la investigación- en la
de objetivación, de materialización y de estabilización de las rea- construcción del objeto sociológico.
lidades sociales, y especialmente la manera en que los objetos _ fa tienen todas la misma posición en cuanto a las relacio-
que habitan nuestro universo constituyen constreñimientos y pun- nes entre las fonnas en¡ditas de conocimiento de la realidad so-
tos de .,!poyo para nuestros actOs. Si bien es cierto que las repre- cial (propias de los sociólogos) y las fonnas comunes (propias de
sentaciones desempeñan un papel importante en la construcción í los actores): algunas propugnan (da ruptura epistemológica»
de la re~!idad social, no agoran esta realidad en absoluto. Por lo J entre ambos tipos, mientras que otras se interesan principalmente
demás. los enunciados según los cuales el mundo social no es más ,I por lo que los aproxima.
que producto de nuestras representaciones coquetean con formas -Algunas se presentan como construcciones de segundo
de escepticismo, y aun de nihilismo, en cuanto a la existencia del grado, en la expresión de Alfred Schütz (1899-1959)18 -esto es,
mundo, poco compatibles con los objetivos científicos. Si las como modelizaciones eruditas a partir del conocimiento ordinario
perspectivas constructivistas, tal y como las entendemos aquí, su- y de la interacción cotidiana de los actores: construcciones de
ponen un momento de de-construcción --esto es, de cuestiona- cOllstnlcciones, por tanto-, mientras que otras integran relacio-
miento de lo que se presenta como dado, natural, atemporal, ho- nes más amplias en el espacio y en el tiempo entre actores, de las
mogéneo y/o necesario--, después reclaman la investigación de cuales éstos no siempre son conscientes, y que no pasan por inte-
~:':""
20 ~-
21
Las nuevas sociologías

ra~ciones dir cta.: n. ada uno de e tos do polos no e tien la


rru.ro a gud za l ual para las diferenres dimensione del mund
clal.
2. Estructuras sociales
-p r últi~o i. bien t?da tratan de superar la po i ióo
entre ro ro o .Iologl y ffilcrosociologias entre apreh nd r la
en las interacciones
~ tru tu:~ clal ngl blanre y el análisis d 10 cta· y d la
un raCClOn cara ra d lo actores lo hacen de distinta man fa
d p ndiend e i parten de las estructuras o de las intera cion .
en e ~e enti , I diferen ia de posturas identificada en el punto
ant nor urna la ue rión d la relacione macro/mjero.

En lo capirul u iguen trataremo de esb zar la


ergeo i
00 pecifi idades de dive os nfoqu
tructi ¡ t .

1. Un pionero muy actual: Norbert Elias

acido en 1897 en Alemania, orb rt lias s exilió en Francia


en 1933 y despué en Gran Bretaña d nd desarrolló su actividad
académica principalmente en la Univer'idad de Leice ter. Murió

22

1
en Amsterdam en 1990. orbert li

23--
e le coo ce obre todo
Las nuevas sociologias 2. Estructuras sociales en las interacciones
por. ~us trabaj~s de sociología histórica sobre el proceso de civili- en su filosofía tardía y que consisten en «la búsqueda de una sus-
zaClOn ~n OccIdente, pero también ha investigado cuestiones con- tancia que responda a un sustantivo»2 (el hecho de considerar a
temporaneas (sobre los grupos sociales o el deporte). priori que, tras las palabras que utilizamos, existen realidades ho-
mogéneas perfectamente delimitadas). De la misma manera, Elias
observa que, tras los sustantivos que empleamos (como «indivi-
1.1 Las ciencias sociales: duo» o «sociedad»), consideramos automáticamente que existen
entre el compromiso y el distanciamiento sustancias, «cosas visibles y tangibles»3. Es esto por lo que «el in-
dividuo y la sociedad nos parecen dos cosas diferentes, como si se
En ~0':zprolmisoy distan.ciamiento: ensayos de sociología del co- tratase de una mesa y una silla» (ibid.).
n?Cl"}l.ento , Norbert Ellas presenta una reflexión sobre el estatus Norbert Elias propone entonces que utilicemos las armas de
clen~IfIc.o del conocimiento sociológico en el que él sitúa sus in- la historia, pues, para él, la representación de un yo separado, ex-
vestIgac.lon~s «empírico-teóricas». Si bien pertenecen al ámbito terior a la sociedad, tal y como la conocemos hoy, no ha existido
de las clencIas, para Elias, las ciencias sociales se distinguen de en todas las épocas ni en todas las sociedades. Así, «nuestra pro-
las naturales en dos grandes propiedades específicas relaciona- pia concepción familiar, nuestra propia imagen del hombre, han
das: 1) Sus .«objetos» son al mismo tiempo «sujetos» que tienen aparecido relativamente tarde en la historia de la humanidad; pri-
r~presentaclOne? de su vida :n. la sociedad (a diferencia, por mero, lentamente y por un breve periodo en círculos restringidos
eJ.~mplo, de los atamos de los. hSICOS). 2) Los investigadores tam- de las sociedades de la Antigüedad; después, a partir del periodo
bien fonnan parte del objeto de estudio. que denominamos Renacimiento (finales del siglo XlV y princi-
. E~to le ~onduce a definir la postura del investigador de las pios del xv) en las sociedades occidentales»4. A continuación es-
CIenCIas ~oclales en una dialéctica entre el distanciamiento y el boza un estudio de la génesis histórica de una problemática de la
compromIso. Distanciamiento porque, como en toda ciencia el in- conciencia del yo y de la interioridad (en oposición a los demás y
vestiga~or que busca el rigor debe desmarcarse de las ide~s pre- a la exterioridad) en la filosofía occidental particularmente con
concebldas (l~s suyas, las de los actores que estudia o, más en ge- el decisivo momento del pensamiento de René Descartes (1596-
neral, de las Ideas predominantes sobre la cuestión analizada). 1650) Y su famoso «pienso, luego existo», No obstante, en una
Compromiso «porque, si para comprender la estructura de una 4 perspectiva histórico-social, estas construcciones filosóficas se
molécula no es necesario saber lo que significa sentir como uno
de sus áto,?o~, para comprender cómo funcionan los grupos hu-
manos es .rndlspensable acceder a la experiencia íntima que los
j
i
consideran síntomas de transformaciones sociales mayores, de
evoluciones de la estructura de la personalidad propia de un «es-
tado» concreto del «proceso de civilización occidental».
hombres.tlenen de su propio grupo y de otros grupos» (ibid.). 1 Recurriendo siempre a la mstorización, en esa misma obra estu-
! dia cómo, en función de las épocas y las sociedades, la representa-
ción de la identidad de las personas varía en la relación entre la refe-
1.2 Superar la oposición entre individuos y sociedad rencia al nosotros y al yo. También observa hasta qué punto ha
aumentado la parte correspondiente al yo y a la individualización en
La crítica de la oposición clásica entre individuos y sociedad se las sociedades contemporáneas que consideramos «desarrolladas».
presenta como uno de los hilos conductores de los trabajos de Este proceso es social en el sentido de que caracteriza las estructuras
Elias. de la personalidad asociadas a los tipos de relaciones entre los hom-
. Cuestionar esta oposición significa en primer lugar distan- bres que actualmente predominan en el ámbito occidental.
CIarnos de las tendencias sustancialistas asociadas a nuestros usos Estas diferentes vías de investigación nos conducen a una ten-
habituales del lenguaje, tendencias ya seiíaladas por Wittgenstein tativa, que aún hoy parece original, de sobrepasar la oposición in-

24

1
Las nuevas sociologías 2. Estructuras sociales en las interacciones
dividuo I ociedad en el campo d las ciencias ociales. í, el o obstant l tejido social e tá atravesado por oumerosas
indi iduo no e con idera una entidad exterior la ociedad, ni la onnas de interrela ión que e entrecruzan. Elias d nomina «con-
ciedad una entidad exterior a lo individuo por lo que la ocie- figura iÓn» a ece también e la denomina «figuración» o «for-
dad no e concibe omo la impl urna de unidad indi ¡duales maciÓn> la forma específica de interdepend oci que ligan
iodi iduali m metodológic ni como un conjunto indepen- uno individuo orro. Esta pu den ser ariable: de la partida
di nte de acto indi iduale oli mo). Para Eli el objeto de de artas ----« U tro hombre entad alrededor de un mesa para
tudio de la o i logia on lo indi iduos interd p ndientes. Es en jugar a las carta onstiUIyen una configura ión. S actos on in-
la perspecti a donde las idea d individuo y o iedad pueden t rd pendientes» - al país o a las relaciones internacionales. Lo
r cuperar un s ntid ociológico p ro subordinado a la idea de in- que diferencia esta onfiguracion s s la longitud y la compleji-
terdependencia: «El concepto de individuo se refi re a hombre dad de las cadena de interrelaciones que asocian a los indivi-
interdependient s pero en inguJar y el concepto d sociedad a du . Como ob rva el hi toriador Roger Charti r, el analista de
h mbre interd p ndientes pero n plural> 5. E t tip de enfoque la interdependencias considera que «las dependencia que VÍn-
particularment esc1arec dor n el análi is de la singularidad ulan a los individuo entre i no limitan a aqu Ha que éstos
de un indi iduo como ozart. En I inacabado o_art: sociolo- pu den e perimentar y percibir on cientemente» . Por ejemplo
gía de un genio 6 , Elias mue tra al músico «burgu' en la ocie- un ampesino brasileño y UD agente de bolsa neoyorquino que e -
dad ortesana» p ro también ca i un irvient de garrado entre pe ola obre el cur o de las materias primas no n necesaria-
las oorma ari tocráticas de la oci dad corte na y las d la m nte consciente de la caden de interdependencia que le
capas burgue a endente. E t músicos corte ano disponían in olan. 01 emo aquí a una de l di ergencias d los enfo-
ntonces de m' rgenes de elección muy real S pecialmente ques con trucri ista : las sociología más estructural s extienden
r lacionado n la po ibilidad de cambiar de eñor debido a la u campo de vi ión más allá de la onciencia y del cono ímiento
xistencia de num ro a cortes n lemania y u tria- si bien de lo actores indi iduale pero al pre io de perd r agudeza vi-
preestructurad por la forma d interdepend n ia en las qu ual para las int racciones y las percepciones cotidiana.
los mú icos e tuvi ran inserto. Hablar de dep ndencia recíprocas no equivale necesariamente
a hablar de relacion s iguales o equilibradas. Aunque on concebi-
ble interdepend n ias basadas en intercambios equilibrados las
1.3 Formas de interdependencia, márgenes de libertad c nfiguracione analizadas por Elias e caracterizan en general por
y estructuras de la personalidad la desigualdad, la d minación y I poder. Elias no con ibe el poder
omo una ustao ia ue fuera po ída por alguien ino como una
í pu~s. la idea d imerdependen ia important o el dispo i- aracreristica asociada a las relacion de interd pend ncia: <En la
o eórico d rbert Elias. Pued jemplifi a mediante una m dida en que d peodemo de otro que 00 dependen de no otros
alogia del ajedrez: < omo eo el jedrez toda acción realizada tienen pod r obre DO otro »10. P ro i las relacion n d sigua-
en una independen ia relati a repre ota una jugada obre el ta- I ,cada uno e tá CODStr rudo por Uas en distinta ro dida. i
I ro ocial que indefectiblement de encadena una contrajuga- li muestra en La sociedad corte ana cómo Lui el Rey
da de otro indi iduo n el tabl r cial en realidad se trata d 01 i bien rien un margen de ac ión mayor qu I demás acto-
mucha jugada y contrajugada realizadas por muchos indivi- re de la sociedad france a de u época no puede bac r todo lo que
duos , que limitan la libertad de cción del primer jugadom 7 . De quiere porque también está in erto o la red de interd pendencias
sta manera la ociedad se concib como un tejido cambiante y de la ociedad c rte ana. La idea d interdependencia y la correla-
móvil de múltiple interdepend ncia que inculan recíproca- tiva de margen de ción arrojan nue a luz sobre el manido tema
mente a los individuo del papel del «gran hombre» en la bi toria.
26 27
Las nuevas socio logias 2. Estructuras sociales en las interacciones
Las últimas observaciones nos permiten entrever el imeres 1.4 Interdependenda O interacción
de estos conceptos para superar otra oposición clásica que liene
resonancias directamente políticas: libertad O determinismo. ¿Qué cabe decir de la idca de interdependencia en relación con la
Según Elias, no se puede abordar este debate en términos de de interacción cara a cara. y cuál es su lugar respecto a la oposi-
todo o nada: «Existe un tejido de interdependencias en cuyo in- ción macro/micro en la sociología?
terior el individuo encuentra un margen de acción individual y La idea de interdependencia. aunque esta más ligada al polo ma-
que al mismo tiempo impone límites a su libertad de elec- crosociaJ. comprende formas de relación que van de las más macro
•• 11 (' (el mercado económico mundial) a las más micro (una partida de
Clon» . De esta ¡orma, el grado de autonomía (y. por lo tanto,
de dependencia) de cada actor se debe determinar en cada caso canas). con vistas a sobrepasar eSta oposición. o obstante, no se
mediante un análisis sociológico concreto. Por otra parte. EJias debe concebir estas dimensiones como sustancias dadas de una vez
observa que .Ias cadenas de interdependencia se han alargado en para siempre. Son nociones relativas. esto es, cada una se defme en
nuestras SOCIedades modernas, más complejas, y que el indivi- relación con la Otr3. Por ejemplo, si bien una ciudad puede conside-
duo se halla en el cruce de un número mayor de redes de inte· rarse: micro respecto al mercado mundial. sera macro respecto aJ cara
rrelaciones. a cara de dos personas. Ahora bien. la idea de interdependencia tien-
Además, la idea de interdependencia nos permite abandonar de a dar la primada al todo frente a las partes en el esrudio de una
una visión causal unidireccional excesivamente simplista de los unidad social, comprendidas las unidades más pequeñas como una
procesos sociales. del tipo A causa B. Se trata más bien de inte- partida de cartas, mientrdS que la noción de configuración se refiere
rrelaciones de los actos individuales, y no de relaciones en senti- a «la figura global, siempre. cambianle que fonnan 10sjugadores»lJ.
do único. En las ciencias sociales esta interrelación de elementos Esto lleva a Elias a polemizar con <das teorias de la acción y de la in-
frecuentemente se ha expresado en la idea de sistema. Decir que teracción», incapaces de acceder, según él, «a los aspectOS de las re-
cienos elementos «forman un sistema» significa que actúan unos laciones humanas que aportan el marco de sus interacciones»14.
sobre otros y en relación recíproca. No obstante, frecuentemente Pero ¿pueden las ideas dt: interdependencia y configuración
se atribuye demasiada coherencia y t:stabilidad a lo que vincula a sustituir totalmente a la de interacción, como sugiere Elias? No pa-
los elementos (un sistema liene limites y esta separado de Olros rece que sea posible. Si la noción de interdependencia arroja luz
sislemas). Por ello Elias propone sustituir la idea de sistema por la sobre cadenas de imerrelaciones mucho más largas que la interac~
de configuración, «que no evoca la idea de una entidad completa- ción directa de los individuos (no es probable que el campesino
mente'cerrada en sí misma o dotada de una annonía inmanente») brasileño y ¿I agenle de bolsa neoyorkino estén rcunidos alguna vez
(ibid.). en una interacción cara a cara), es menos sensible a la fluidez de
Pe~o las interdependencias en las que se hallan inmersos los ciertas siruaciones de la vida cotidiana que, como muestran las so-
individuos no actúan únicamente como constreñimientos exter- ciologias interaccionist:ls, pueden contribuir a hacer, deshacer y
nos; también intervienen en la formación de [as estructuras illter· desplazar las interdependencias ya constituidas. La idea de interde-
nas de su personalidad. Asi, el individuo se vera inserto toda su pendencia, pese a su ulilid:1d, todavía no ha agotado la espinosa
vida en una serie de redes de relaciones preexislentes (familia. cuestión de la aniculación de lo macro y lo micro.
grupo social, pals, etc.), que frecuentemente son fruto de una
larga historia y que contribuiran a modelar sus formas de sensibi-
1.5 la historicidad y las trampas evoLucionistas
lidad y pensamiento. Es ahí donde interviene la noción de hábito,
antiguo rénnino de origen latino. El hábito es, para Elias, una im- Elias concede un lugar central a la historicidad: los hombres, sus
pronta s.ocial sobre la personalidad, un producto de diferentes modos de relaci6n y las formas de sensibilidad que conllevan son
configuraciones en cuyo seno actúa el individuo l2 • productos históricos, cuyas caracteríslicas varían en función de
-:2'8
28
las nuevas sociologías 2. Estructuras sociales en las interacciones

las épocas. Esta historicidad no se concibe de manera finalista es lannente en lo que concierne a los trabajos que ha publicado a
decir, que la historia de las sociedades humanas no está orient~da partir de los años ochenta.
a un fin predetenninado. Pard él, la historia de la humanidad (Cse
o~gi?a en ':l:l1JI~jples proyectos, pero sin proyecto, y se dirige a
muluples fmalldades, pero sin finalidad» 15. Sin embargo, no 2.1 Un constructivismo estructura Lista
salva completamente todas las trampas evolucionistas, pues tien-
de a reducir los movimientos de las historias humanas a una vi- Pierre Bourdieu define el constructivismo estrucruralista como la
sión unidireccional y unidimensional. Es esta tentación lo que le conjunción de lo objetivo y lo subjetivo: «Con estructuralismo o
lleva a propugnar «una teoria objetiva de la evolución de la socie- estrucruralista quiero decir que, en el propio mundo social, [...]
dad»16'y a concebir la historia occidental mediante la categoria existen estructuras objetivas independientes de la conciencia y la
homogenea de c(proceso de civilización». AJ privilegiar el largo voluntad de los agentes. que son capaces de orientar o constreñir
plazo, lo global y la supuesta unidad del movimiento histórico es sus prácticas o sus representaciones. Por constructivismo me re-
~enos ~ensible a lo que la historia tiene de heterogéneo, erráti'co, fiero a la génesis social, por un lado, de los patrones de percep-
dlscontmuo y contradictorio. ción, pensamiento y acción que constituyen lo que denomino ha-
bitus y, por otro, de las estructuras sociales, en particular de lo
que denomino campos»20.
2. El constructivismo estructura lista No obstante, en esta doble dimensión, objetiva y construida,
de Pierre 80urdieu de la realidad social, sigue concediéndose cierta primacía a las es-
tructuras objetivas. Ello ha conducido a Pierre Bourdieu a distin-
Pierre Bourdieu nació en 1930. De fonnación filosófica, actual- guir dos momentos en la investigación, un primer momento obje-
~ente es ~atedrático de sociología del College de france. Ha sa- tivista y un segundo momento subjetivista: «De un lado, las
bido. r.eunrr a tres de los padres fundadores de la sociología, que estrucruras objetivas que el sociólogo construye en el momento
tradiCionalmente se consideraban opuestos: Karl Marx, Émile objetivista, pasando por alto las represenlaciones subjetivas de los
Durkheim y Max Weber (1864-1920). agentes, son el fundamento de las representaciones subjetivas y
. Si a Pierre Bourdieu se le conoce especialmente por sus traba- constiruyen los constreñimiemos estructurales que pesan sobre
JOS ya relativam~me 3ntiguos en colaboración con Jean-Claude las interacciones. Pero, de otro. no se puede ignorar estas repre-
Passeron sobre los mecanismos escolares de reproducción social sent'aciones, particularmente si se quiere dar cuenta de las luchas
-Les Heritiers l7 y La Reproduction 18_, además ha desarrollado cotidianas, individuales y colectivas, que intentan transformar o
una C?bra multiforme en numerosos ámbitos, procurando que la conservar esas estrucruras>~ (ibid., p. 150).
elaboración teórica nunca esté completamente desligada de la in- Esta prioridad cronológica y teórica de la dimensión objetiva
vestigación. Así, sus estudios no se reducen al analisis de la re- de la realidad en parte tiene sus raíces en una reflexión epistemo-
p~oducción d~ las .estrucruras sociales --que, por otra parte, ni lógica, elaborada por Pierre Bourdieu, Jean-Claude Cbambore-
Pterre Bourdleu ni Jean~Claude Passeron han entendido nunca don y Jean-C1aude Passeron en 1968 en El oficio de sociólogo2l ,
como una reproducción idcntica-, sino que abarcan muchos y continuada después por Bourdieu. En el núcleo de esta orienta-
orros aspectos. Este es el caso, por ejemplo, de una obra colectiva ción está la idea de «ruptura epistemológic3», ruptura entre el co-·
que ha dirigido, La Misere dll monde l9 , centrada en la manera en nacimiento cientifico de los sociólogos y la «sociologia espontá-
que las formas sociales de sufrimiento modifican la subjetividad nea» de los actores sociales. lo que aproxima las ciencias sociales
de los individuos. Lo que ha denominado (cconstructivismo es- a las de la naturaleza. Una de sus fuentes es el imperativo socioló-
tructuralista» sintetiza bien la originalidad de su enfoque. particu-
~;ñ
30

j
31--
gico de romper con «las ideas preconcebidas») de los actores pro-
2. Estructuras sociales en (as interacc'iones
Las rtuevas soc'iolog;as
puesto por Durk.heim en Las reglas del método sociológico. No -continuidad en la vida de In persona. Transponibles, pues las dis-
obstante. pese a la reaflnnación de este principio, el enfoque de posiciones ad~uiridas merced a ciertas experiencias (fami~iare~,
Bourdieu -aunque sólo fuera por el segundo momento subjeti- por ejemplo) tienen ~fectos s~bre otras esferas de I.a ex~nencla
vista- frecuentemente aparece en los pormenores del análisis (la profesional, por ejemplo); este es un elemento pnmordlal de la
mas complejo que una simple dicotomia entre el conocimiento unidad de la persona. Por ultimo, sistema, pues estas disposicio-
erudito y el comlin. nes tienden a estar unificadas. Pero, para Bourdieu, la unidad y la
continuidad de la persona. que suelen ser efecto del habitus, no
son generalmente las que la persona se imagina consciente y re-
2.2 Dos nociones clave: habjtus y campo trospectivamente -lo que denomina «la ilusión biográfica»24-.
sino una unidad y una continuidad en buena medida inconscien-
Segun Pierre Bourdieu, c<el principio de la acción histórica, en el tes, reconstruidas por el sociólogo (en función de la situación en
caso del 3J1ista. del sabio o del gobernante tanto como del obrero el ámbito de las clases sociales, de las posiciones institucionales,
o del funcionario, no es un sujeto que se enfrenta a la sociedad de las sucesivas experiencias en diferentes campos, etc., y, por
como un objeto constituido en el exterior. ro reside ni en la con- tantO, también de la trayectoria en el mundo social). Esta perspec-
ciencia ni en las cosas, sino en la relación entre dos estados de lo tiva se distingue de las que examinaremos más adelante (capitulo
social, esto es, la historia objetivada en las cosas ---en forma de 5), segUn las cuales las disposiciones e identidades de la persona
instituciones- y la historia encamada en los cuerpos --en forma estarian fragmentadas desde el principio, lo que haria más proble-
de ese sistema de disposiciones perdurables que denomino habi- mática la cuestión de su unificación.
lUS»22. Asi pues, es la unión del habitus y del campo, de «la histo- Además de unificadores. los habitus individuales son singula-
ria hecha cuerpo» y «la historia hecha C05a) lo que aparece como res; pues si hay clases de habitus (habitus próximos en cuanto a
el mecanismo principal de producción del mundo social. Tratan· las condiciones de vida y la trayectoria del grupo social de perte·
do de hacerlo operativo para los trabajos empiricos, Bourdieu es- nencia, por ejemplo) y, por lo tanto, habitus de e/ase, cada habitus
pecifica aqui el doble movimiento construcrivista de interiori=a- individual combina de manero especifica una diversidad (mayor O
ción de /0 exterior y de exteriori=ación de lo inJerior. menor) de experiencias sociales25 • Pero ¿se limita el habitus a re-
El habitus es, por así decirlo, las estructuras sociales de nues- producir las estrucruras sociales de las que es producto? El habi-
tra subjetividad, que inicialmente se constituyen en virtud de tus está constituido por «principios generadores», eSto es, que un
nuestras primeras experiencias (habilus primario) y, mas tarde, poco a la manera de un programa de ordenador (pero un progra-
de nuestra vida adulta (habilUS secundario). Es la fonna en que ma en cierta medida capaz de autocorregirse), debe aportar dis-
las estructuras sociales se graban en nuestra mente y nuestro (intas respuestas en las diversas situaciones a partir de un conjun-
cueipo por inten'orización de la exterioridad. Bourdieu define to limitado de pautas de pensamiento y acción. Así, tiende a
entonces la idea, con más precisión que Elias, como un «sistema reproducir ante siruaciones habituales y puede conducir a innova-
de disposiciones perdurables y ITansponibles»23. Disposiciones, ciones cuando se halla frente a situaciones insólitas.
esto es, inclinaciones 3 percibir, sentir, hacer y pensar de una de- Los campos constituyen el momento de exteriorización de la
terminada manera, interiorizadas e incorporadas, casi siempre de interioridad. Se refieren a la fonna en que Bourdieu concibe las
forma inconsciente, por cada individuo dependiendo de las condi- instituciones no como suslancias, sino de manera relacional,
ciones objetivas de su existencia y de su trayectoria social. Perdu- como configuraciones de relaciones entre actores individuales y
rables, pues aunque estas disposiciones pueden modificarse du- colectivos (Bourdieu prefiere hablar de agentes para indicar tanto
rante nuestras experiencias. están fuertemente enraizadas en que actúan como que no actúan libremente). El campo es una es-
nosotros y tienden a resistir el cambio, marcando asi una cierta fera de la vida social que ha ido cobrando autonomía a través de

32 ~-
33
Las nuevas sodolog;as 2. Estructuras sociales en las interacciones
la historia en tomo a rclaciones sociales, intereses y recursos pro- cluidos de la mayor parte de los capitales legitimas). Lo que
pios. diferentcs de los de otros campos. Las personas no se mue- Bourdicu denomina campo de poder es un lugar donde entran en
ven por las mismas razones en el campo económico, en el artisti- relación campos y capitales: es ahi donde se enfrent'an los domi-
co. el periodístico, el politico o el deportivo. Cada campo es al nantes de diferentes campos, (un campo de luchas por el poder
mismo tiempo un campo de }ilerzas --caracterizado por una dis- entre los que detentan distintos poderes.)27.
tribución desigual de los recursos y, por lo tamo, por una correla-
ción de fuerzas entre dominantes y dominados- y un campo de
luchas --en el que los agentes sociales se enfrentan para conser- 2.3 La dimensión simbólica del orden social
var o transformar esta correlación de fuerzas. Para Bourdieu. en
esas luchas puede estar en juego la propia definición del campo y
su delimitación (¿quien tiene derecho a participar?, etc.), lo que
distingue esta idea de la habirualmente más cerrada de sistema.
Cada campo se caracteriza por relaciones de competencia entre
sus agentes (Bourdieu tambien habla de mercado). aunque la par-
ticipación en el juego implica un mínimo de acuerdo sobre la
existencia del campo.
Cada campo se caracteriza por mecanismos especí ficos de ca-
pitalización de sus recursos legítimos. Asi pues, según Bourdieu.
no hay una sola clase de capital. como tiende a ocurrir en Marx y
los marxistas (el capital económico). sino una multiplicidad de
capitales (cultural. politico, etc.). Por lo tanto. no existe una re-
presentación unidimensional del espacio social --como en los
marxist3s. donde el conjunto de la sociedad se concibe funda-
mentalmente en tomo a una visión económica del capitalismo--,
sino una representación pluridimensional, estando compuesto el
espacio social por diversos campos autonómos, cada uno de los
cuales define modos de dominación específicos. De est'a manera,
no nos hallamos ante un capitalismo (en el sentido económico),
caracterizado por una fonna detenninante de dominación «da ex-
piotación capitalista)), sino anle cap.italizaciones y domina~io­
nes: relaciones asimétricas entre indiViduos y grupos estableCIdas
en beneficio de los mismos, algunas de las cuales cruzan diferen-
tes campos, como la dominación de las mujeres por los hom-
bres2b • Al mismo tiempo, estos modos de capitalización son autó-
nomos, a veces compitiendo entre sí (por ejemplo, el confli~lo
clásico entre quienes detentan el capital económico y el capItal
cultural, hombres de negocios e intelectuales) y se vinculan por
diversas formas de imbricación (ciertos agentes acumulan capIta-
les económicos, culturales y políticos, mientras que otros son ex-

34 35
Las nuevas sociologias 2. Estructuras sociales en las interacciones
sentido positivo o, en todo caso, convertirse en «naturales», de Bourdieu opone una relación práctica con la práctica a esta
forma que los propios dominados se adhieran al orden dominante, relación teórica e intelectual con la acción que numerosos filóso-
al desconocer sus mecanismos y su carácter arbitrario (no natural, fos y sociólogos atribuyen erróneamente al agente universalizan-
no necesario y por lo tanto, histórico y transfonnable). Es este do su propia posición de observador reflexivo. Para él actuamos
doble proceso de reconocimiento y desconocimiento lo que cons- en un mundo que «impone su presencia con sus urgencias, las
tituye el principio de la violencia simbólica y, por tanto, de la le- cosas que hay que hacer o decir las cosas que e hacen para ser
gitimación de las distintas dominaciones 29 . Por ejemplo, el profe- dichas, que imponen directamente los gestos o la palabras sin
sor que anota «brillante» o «torpe» en los deberes que le presenta desplegarse jamás como un espectáculo»3J. Para toda una serie de
un alumno está remitiendo a una jerarquía social el «brillante» actos incluso podemos «ir de la práctica a la práctica sin pasar por
frecuentemente califica a quienes detentan el capital culturallegí- el discurso y por la conciencia» (ibid., p. 124).
timo y el «torpe» a los excluidos), y este ge to casi iempre será Pierre Bourdieu distingue claramente dos posturas: la del ob-
reconocido por el alumno como un juicio sobre su competencia ervador que reflexiona y razona sobre la acción, y la del agente
personal e ignorado como expre ión de una dominación social. que actúa «apremiado» por «el fuego de la acción», con sus ur-
gencias. Para él la acción obedece a <runa lógica que no es la de la
lógica» (ibid. p. 144 , una lógica práctica, en cieno sentido
2.4 Una sociología de la acción: la lógica de la práctica «presa de aquello de lo que se trata» (ibid. p. 154). El tener en
cuenta la relación práctica con la práctica lleva a Pierre Bourdieu
Uno de Los aspectos peor conocidos de la sociología de Pierre a examinar una competencia de los agentes que para él es funda-
Bourdieu es su sociología de la acción, esbozada en 1972 en su mental: el sentido práctico inscrito en el cuerpo y en los movi-
Esquisse d 'une théorie de la pratiqueJO y desarrollada en 1980 en miento del cuerpo y que no se ejerce más que en la situación
Le Sens pratiq1.le. concreta ante problemas prácticos (se trate de un jugador de tenis
Siguiendo especialmente la fllosotla de Wittgenstein y de durante un partido, de un obrero con la máquina de un politico en
Merleau-Ponty (1908-1961), esta sociología de la acción parte un mitin o de un filósofo en un coloquio). Parte integrante del ha-
de una crítica de los enfoques inteleclualista ,esto es, de las teo- bitus, el sentido práctico permite al actor economizar reflexión y
rias de la acción que reducen ésta al punto de vista intelectual de energía en la acción' es un operador de la economía de la prácti-
aquel que la observa en detrimento del punto de vista práctico ca.
de quien actúa. Así «el intelectualismo está inscrito en el La sociología de la acción propuesta por Pierre Bourdieu es
hecho de introducir en el objeto la relación intelectual con el ob- una de las pocas que se interesan por la cuestión de las lógicas
jeto, de ustituir la relación práctica con la práctica por la re~ación prácticas si bien cabe preguntarse amo hacen Paul Ladriere34 y
con el objeto que es propia del observadom J l. En este sentido, el Alain Caillé 35 si no tiende a «cargar un poco las tintas en la otra
intelectualismo es un objetivismo que percibe la acción desde el dirección». Asi, una crítica demasiado unilateral de lo modelos
exterior y desde arriba como un objeto de conocimiento, sin del actor reflexivo podría hacernos caer en otro ·esgo identifica-
tener en cuenta la relación del agente con su acción. Uno de los do por el sociólogo estadounidense Harold Garfinkep6: tomar a
efectos del objetivisrno de la postura inte1ectualista es, como ha los agentes sociales por «idiotas culturales» (cultural dopes).
mostrado Bernard Lacroix J2 dotar a priori a los objetos así con- Oponer de manera exclusiva y excesivamente dicotómica la rela-
cebidos desde el exterior y analizados por el sociólogo (la URSS, ción intelectual y la relación práctica con la práctica es no tener
Francia el Estado la política municipal, la clase obrera, etc.) de en cuenta que la reflexividad (la reflexión sobre 10 que se está ha-
una homogeneidad y una consistencia, como i fueran cosas, que ciendo), si bien no es un paso obligado de toda acción, no siempre
está ausente de las conductas prácticas, aun cuando estén dornina-

---36
no poseen.
37
las nuevas sociotogias 2. Estructuras sociales en las interacciones
das por cuestiones pragmáticas. Por lo tanto, lo que no está clara- gicos como los de Gérard Althabe 42 , que tienen en cuenta la par-
mente establecido es el lugar de una reflexividad pragmárica en la ticipación del investigador en las relaciones sociales que observa
sociología de la acción -por ejemplo, los constreñimientos más y, por lo tanto, insisten en la integración de las relaciones investi-
o menos apremiantes asociados a la situación dejan más o menos gador/investigados en el análisis.
margen a fonnas de reflexividad por pane del actor. No obstante,
Bourdieu no pasa por alto completamente esta dimensión, en es-
pecial cuando se detiene en los periodos de crisis, pues, en esos 2.6 El peso determinante de las estructuras objetivas
casos. al dejar de ser válidos (<los ajustes rutinarios», entra en
juego la reflexividad del actor3 7 . Conceder el predominio a las estructuras (estructuras de las men-
La cuestión del transcurso de la acción ha sido reabierta, apo- tes y cuerpos. así como de las cosas y las instituciones) conduce a
yándose en nuevas fuentes, por las problemáticas de la acción en Bourdieu a pasar por alto el peso de la interacción cara a cara en
proceso -una acción seguida de cerca en un encadenamiento de los procesos de construcción de la realidad social. Para él, las in-
secuencias de actos- que han surgido estos últimos años en Es- teracciones «ocuitan las estructuras que se desenvuelven en
tados Unidos, como. por ejemplo, las investigaciones de Lucy ellas>,H y por tanlo no constituyen más que (<ia actualización co~
Suchman l8 , y en Francia. como las de Isaac Josepb en la RATPJ9 yt.mtural de la relación objetiva»44. Lo más frecuente es que ten-
o los análisis propuestos por Pierre Livet y Laurent Thevenor"°. gan un papel más pasivo que activo en la formación del mundo
social. Dicho presupuesto teórico le conduce a ser menos atento a
lo que ocurre, lo que refuerza su marginaJización. Por lo demás,
2.5 Una sodologia reflexiva Pierre Bourdieu ha recurrido relativamente poco a la descripción
de situaciones cara a cara (aunque si en el caso de las interaccio-
La sociología de la práctica no nos ha introducido solamente en la nes de vendedores y compradores de casas, por ejempI04$).
cuestión de la reflexividad del agente, sino también en la del so- La prioridad que concede a los aspectos objetivos de la realidad
ciólogo. Es por un movimiento de reflexividad (volviendo a si también le conduce a veces a reactivar el par apariencia/realidad, lo
mismo y a su actividad) como el sociólogo puede evitar los erro- que tenderla a alejar su sociología del enfoque constructivisla. Por
res ligados al intelectualismo: tomar su propia relación intelectual ejemplo, asi ocurre en su reflexión sobre <da ilusión biografica»,
con el.objeto de análisis por la relación del agente con su acción. donde considera el yo «la mas real, en apariencia, de las realjda~
Por lo tanto, la capacidad del sociólogo de tener en cuenta su rela- des»46. Por lo tanto, el anaJisis de la construcción social de la reali-
ción con su objeto constituye uno de los medios de mejorar la ca- dad se ve un tanto limitado por dicha oposición enrre una realidad
lidad eientifica de su trabajo. De ahí la importancia de lo que verdadera (objetiva) y una realidad falsa (subjetiva), pues la dialéc~
Bourdíeu denomina una objerivación parficipame, pues la objeti- tica de lo subjetivo y lo objetivo aparece bloqueada. Una perspecti-
vación (en este caso, en el sentido de conocimiento científico) de va consrructivista más decidida concebirla, a la manera de Scbütz
la relación subjetiva del sociólogo con su objeto (su participación (véase el cap. 3), ~(realidades múltiples». aunque entre estos diver~
en el objeto que analiza) fonna parte de los requisitos para que su sos aspectos de la realidad social se pueda tr<ltar de distinguir los
análisis sea cientifico41 . Así pues, la sociología de Bourdieu es segmentos mas o menos sólidos, retomando, por ejemplo, los tres
una sociologia reflexiva que invita al sociólogo a un trabajo de criterios propuestos por Laurent Thévenot"7; ámbito de validez (en
aLt!o-socio~análjsis (de su relación con el objeto, que puede estar el espacio), esrabilidad temporal y grado de objerivación (objetos e
vinculado a su lugar en el campo intelectual, a su propia trayecto- instituciones que las encarnan) de esas realidades.
ria social, etc.) a fin de hacer su investigación más rigurosa. Esta La sociología de Bourdieu, que también es fruto del trabajo
orientación reflexiva presenta convergencias con trabajos etnoló~ colectivo de un equipo de investigación. aparece como una de las
-;;;-
38 ~-
39
las nuevas socio logias 2. Estructuras sociales en las 'interacciones
más significativas que ha conocido Francia después de la guerra, cas -que establecen leyes generales, con independencia de los
tanto por sus desarrollos teóricos como por la diversidad de sus contextos.
aportaciones empíricas. Sus relaciones con los planteamientos Grignon y Passeron muestran que los enfoques de las culturas
constructivistas son complejas: ha contribuido a su enriqueci- populares tienen a oscilar entre dos desviaciones: t) el popu/is-
miento, al tiempo que ha continuado encuadrándolos en un dispo- mo, que, sacralizando las culturas populares como si poseyeran
sitívo constrictivo en beneficio de las estructuras objetivas. una autosuficiencia simbólica (de sentido), olvida las característi-
cas que deben a las relaciones de dominación entre las clases en
que están insertas, y 2) el legicimismo (o dominocentrismo), que
3. DesarroLLos cñticos del constructivismo estructuralista únicamente considera las prácticas populares jerarquizadas res-
pecto a las formas dominantes, las más legítimas socialmente,
Jean-Claude Passeron, coautor de las primeras formulaciones de como si las actividades de los dominados siempre se refirieran a
aquello que todavía no se denominaba «constructivismo estructu- las de los dominadores. En [as ciencias sociales el populismo se
ralista», y Michel Dobry, que ha aplicado algunos de sus esque- ha entendido frecuentemente como una rebabilitación de las cul-
mas de análisis, son dos de los autores que han realizado intere- turas populares, muchas veces negadas en tanto que culturas es-
santes desarrollos críticos de esta perspectiva. pecíficas por los análisis legitimistas: así, en función de las nor-
mas dominantes, parece incongruente considerar la petanca una
práctica cultural con el mismo título, por ejemplo, que asistir a un
3.1 Estructuras de dominadón y prácticas populares: concierto de Mozart. Por su parte, la cnlica del legitimismo toma
us cuestiones de (laude Grignon del populismo la muy weberiana observación de que «una cultura
y Jean-(laude Passeron dominada sigue funcionando como cultura, esto es, como supre~
macia simbólica de una condición social, independientemente de
Claude Grigon es director de investigación del lnstituto Nacional sus relaciones desiguales con otras culturas» (Passeron, p. 80).
de lnvestigaciones Agronómicas y Jean-Claude Passeron direc- Estamos ante un cuestionamiento dellegitimismo en tanto que et-
tor de estudios en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias So- nocentrismo de clase, es decir, en tanto que juicio de las produc-
ciales en Marsella. En Lo culto y lo popula,-A8, han planteado una ciones de los medios populares exclusivamente en función de los
serie de cuestiones, relacionadas con sus propias experiencias en criterios dominantes. Este etnocentrismo puede culminar en un
la investigación, a las sociologías (la de Bourdieu entre eHas) a racismo de clase -auténtica negación de humanidad, si las críti-
[as que reprochan en general un tratamiento inadecuado de (as cas al racismo del antropólogo Claude Lévi-Strauss se extienden
culturas populares. Estas consideraciones metodológicas y teóri- a las relaciones entre grupos sociales de la misma sociedad-,
cas cobran sentido, en el caso de Passeron, en relación con una que excluiría a las clases populares del universo humano de la
renovación original de la reflexión epistemológica en las cien- cultura para reducirlas al orden de la naturaleza; de ahí que las
cias sociales. Ha sistematizado sus análisis en Le RaisonnemenC descripciones clásicas de campesinos y de obreros los releguen al
sociologique49 , asimismo en discrepancia con las anteriores for- salvajismo y [a animalidad. Pero, a (a inversa, el populismo igno-
mulaciones de El oficio de sociólogo, escrito con Pierre Bour- ra el peso de las relaciones de dominación sobre los universos de
dieu y Jean-Claude Chamboredon, que tendía a aproximar (as significados elaborados en los grupos populares, que no son
ciencias sociales a las de la naturaleza. En la acrualidad Passeron «esencias»), es decir, entidades independientes del resto de las re-
distingue claramente (as ciencias sociales --como ciencias his- laciones sociales. Además, los intelectuales populistas no evitan
tóricas, cuyos enunciados teóricos nunca están completamente siempre el etnocentrismo de clase, proyectando en sus descripcio-
desligados de contextos específicos- de las ciencias nomológi- nes, con frecuencia estetizantes, de los modos de vida populares

40 4i'-
Las nuevas sociologias 2. Estructuras sociales en las interacciones
sus propias concepciones artístico-intelecruales. Asi pues, es en los mecanismos de dependencia que las vinculan a las sociedades
la ambivalencia de las prácticas populares respecto a las estructu- occidentales, sino también en función de sus propias lógicas S2 ,
ras de dominación donde Grignon y Passeron ponen el acento. coinciden asimismo con ciertas orientaciones de Grignon y Pas-
Pero ¿qué sentido cobran estos análisis frente a las aportacio- seron.
nes de Bourdieu? La socio logia de la dominación simbólica no
aparece en Grignon y Passeron sino como una dimensión de la in-
vestigación de las culturas populares. Según ellos, sería un elTar 3.2 la plasticidad de Las estructuras:
contemplar las producciones populares -como a veces tiende a La sodoLogia de Las crisis politicas de Michel Dobry
hacer Bourdieu- exclusivamente en sus relaciones con las for-
mas culturales dominantes. Por ejemplo, medir las actividades de Michel Dobry, profesor de ciencia politica en la Universidad de
los miembros de las clases populares únicamente con un instru- París X-Nanterre, inscribe sus trabajos en el desarrollo de los de
mento legitimista como la noción de capital cultural (que se re- PielTe Bourdieu. Sin embargo, tanto la especificidad de su objeto
fiere a apropiación de los recursos culruralmente legitimos como principal (las crisis políticas) como la confrontación de los con-
los titulos académicos, los gustos artísticos, etc.), entraña conce- cepws de Bourdieu con otras orientaciones más interaccionistas
birlas sólo negativamente, «en ténninos de obstáculos, limitacio- -por ejemplo, la del economista norteamericano Thomas Sche-
nes, exclusión, privaciones, ausencia de elección no consuma- lling en La estrategia del conflicroS), la de Peter Berger y Thamas
ción y no práctica, etc.) (Grignon, p. 117). Entonc~s «sólo queda Luckmann o la de Erving Goffman- hacen que su Sociologie
reducir, con aire afligido, toda diferencia a privación, toda alteri- des crises politiqlles S4 avance por el camino de un constructivis-
dad a inferioridad» (J.-C. Passeron. pp. 36-37). La sociología de mo más equilibrado en cuanto a las relaciones entre las estructu-
Bourdieu no evitaría siempre las trampas dominocéntricas, aun- ras sociales y las interacciones. No se trata aquí de presentar en
que sus análisis de las prácticas populares a veces parezcan más detalle un aparato conceprual complejo, en cuyo apoyo se movili-
complejos, particularmente cuando sc ve obligado a tener en zan una serie de ejemplos históricos, sino simplemente de ver qué
cuenta la doble dimensión de dependencia (en relación con las inflexiones aporta este enfoque al constructivismo estructuralista.
fonnas legitimas de hablar) y de autonomía (<<la afinnación de El análisis de las crisis políticas frecuentemente se ve atrapa-
una contra-legitimidad lingüística») en su análisis de los lengua- do en la oposición entre una sociologia de las estructuras y una
jes popularesso . sociología de la acción. Así, para ciertos autores, <das coyunturas
. Así pue.s, Grignon y Passeron nos invitan a la crítica de [as po- decisivas se oponen a las más rutinarias en un rasgo concreto: por
sIbles desviaciones legitimistas y populistas que amenazan toda "naturaleza", las primeras corresponderían a un análisis en ténni-
sociología de las prácticas populares y, más en general, muestran nos de decisión, elección o, más en general, de acción intencional
que el concepto de dominación, aunque es muy importante por de los actores de la crisis, sean éstos individuos o grupos, mien-
cuanto apunta a la estabilización de relaciones asimétricas entre tras que las segundas requerirían enfoques dirigidos a captar las
individuos, grupos o sociedades, no es un concepto omnisciente estructuras [...] y aplicar esquemas de análisis detenninistas»55.
que agote el análisis de las prácticas sociales. Sus análisis conver- De una parte, esta perspectiva impide ver de qué manera influyen
gen con ciertos trabajos sociológicos, como los de Franr;ois de las estructuras sociales sobre los periodos de crisis y, de otra, vis-
Singly sobre la diversidad de razones por las que la gente no res- lumbrar la vulnerabilidad de las estructuras sociales que actúan
ponde en las encuestas de opinión, que no se reducen a una falta en los contextOs más nuinarios.
de competencia culturallegítima s1 • En la ciencia política, las esti- Dobry aprehende las estructuras sociales en el marco de
mulantes investigaciones de Jean-Franc;;ois Bayart sobre las socie- Bourdieu, bajo el doble ángulo de los sectores sociales autóno-
dades africanas, que deben comprenderse, no sólo en relación con mos y del habitus. En lo que concierne a los sectores, «la existen-

-~
42 "'43-
Las nuevas socio logias 2. Estructuras sociales en las interacciones
cía, en la mayor parte de los sistemas sociales modernos, de una la critica de una forma actual de evolucionismo que se da particu·
multiplicidad de esferas o de campos sociales diferenciados, lannente entre los historiadores: la tendencia a considerar un pro~
inextricablemente unidos y, al mismo tiempo, más o menos autó- ceso de acción colectiva a partir de su desenlace y a establecer
nomos, [es] lo que constituye el becho estructural fundamental mecánicamente una relación directa entre los resultados observa-
para la inteligibilidad de los procesos de crisis política que pue· dos y las supuestas causas, ignorando los aspectos más acciden·
den aparecer en estos sistemas»56. Pero estos sistemas sociales tados e inciertos de la acción durante su desarrollo 58 .
complejos se caracterizan por una cierta plasticidad, es decir, sen- Por el momento. la empresa original de articulación de las di-
sibilidad a las acciones de los actores y a los procesos de movili- mensiones macro y micro propuesta por Dobry ha sido desarro-
zación colectiva ---<:le ahí que las coyunturas de crisis sean posi- llada sobre todo en su ....ertiente teórica. Entre sus primeras aplica-
bles. En cuanto a los habitus. Dobry modifica las formulaciones ciones empíricas, más allá de cierto impacto sobre las obras
de Bourdieu en el sentido de cOllceder un peso mayor tanto a las francesas dedicadas a la acción colectiva, señalemos el análisis de
coyunturas como a las situaciones cara a cara. Para el, «en los in- la crisis política de mayo de 1877 propuesto pór Willy Pelletiec59 .
tercambios entre habitus y situaciones, el comportamiento de los
primeros no es necesariamente homogéneo» (ibid., p. 244). Lo
que le conduce a proponer <da idea de que el habitus pueda deter- 4. La teoña de la estructuración de Anthony Giddens
minar, con un peso variable según los contextos sociales, las con·
ductas y las representaciones» (ibíd. p. 247). Investigador británico, Antbony Giddens actualmente es director
Por (o tanto, concibe las coyunturas de crisis al mismo tiempo de la London School of Economics, despues de haber enseñado
como transjormaciones del estado de los sistemas sociales com· sociología en la Universidad de Cambridge. La obra de Giddens.
piejos y como movilizaciones multiseclOriales, esto es, moviliza· a diferencia de la de Elias o la de Bourdieu, es sobre todo teórica.
ciones que se desarrollan simultáneamente en varios sectores so- Giddens también ha in tenrada combinar, en el seno de una teoría
ciales. Las crisis políticas se caracterizan por unajluidez poli/ica, de la estructuración, una sociología de las estructuras sociales
con diferentes componentes corno la desecrorización coyuntural y de la acción. algunas de cuyas articulaciones abordaremos a
del espacio social (una estabilidad menor de las fronteras entre continuación. El concepto de eSlnlCfllracion nos presenta las es·
los sectores sociales), la incertidumbre estruClIIral (se borran o tructuras sociales desde el ángulo del movimiento. Giddens lo de-
confunden los puntos de referencia habituales de cálculo político) fine así: «Proceso de las relaciones sociales que se estructuran en
y por procesos de desobjetivación (pérdida de objetividad de as- el tiempo y el espacio a traves de la dualidad estructurab)60.
pectos anteriormente estables de la realidad social). Este tipo de
análisis implica una atención especial a las interpretaciones, a la
activid~'d táctica, los cálculos, previsiones e intercambios de los 4.1 La dualidad estructural
actores, que tienen lugar en escenarios, esto es, en lugares de inte-
racción directa (cada sector comporta varios escenarios). Así La idea de la dualidad est!14ctural puede expresarse de diferentes
pues, Dobry se interesa por las múltiples formas en que calculan maneras. Primeramente se puede proponer «que las propiedades
los actores, insertos en diversos contextos; pero, al añadir «cuan- estructurales de los sistemas sociales son a la vez condiciones y
do ca!culan»57, apunta a un aspecto nuevo que hasta el momento resultados de las actividades realizadas por los agentes que for-
ha tratado poco: las situaciones donde el comportamiento de los man parte de estos sistemas» (ibid.). Se trata de una visión circu-
actores no puede comprenderse mediante la idea de cálculo lar de la construcción del mundo social, cuyas dimensiones es-
(sobre esta dimensión, véase la noción de agape o amor en Luc tructurantes son a [a vez anteriores a la acción, como sus

~
Boltanski, cap. 5). Por el contrario, ha continuado su análisis con

44
condiciones, y posteriores, como sus productos. Estos aspectos

"'45--
Las nuevas sOc1ologias
estructurantes. a través de los cuales el investigador intenta captar - 2. Estructuras sOc1ales en las interacclones
nera discursiva» y presenta semejanzas con la idea de nttina
de qué manera (se establecen las relaciones sociales en el tiempo (ibid.). La frontera entre estas dos modalidades de competencia
y el espacio», se distinguen de la acción humana, situada aquí y son imprecisas y cambiantes. Por el contrario, Giddens observa.
ahora, pero al mismo tiempo, «no ex-isten más allá de la acción» en referencia a la teoria psicoanalitica de Sigmund Freud (1856-
presente. Herramienta abstracta concebida por Giddens a fin de 1939), que «existen barreras, en particular 1:l represión, entre la
captar lo que, una vez establecido, no se inventa en cada nueva in· conciencia discursiva y el inconsciente», el cual incluye «las for-
teracción, la única realidad empíricamente captable de lo estruc· mas de conocimiento o impulso completamente reprimidas o que
rural es su acrualización en la acción y la interacción. Pero cabe no aparecen en la conciencia más que deformadas» (ibid.). El in-
ver la idea de «dualidad estructurah> desde otro ángulo: en el sen· consciente constituye uno de los límites de la competencia de los
!ido de que «lo estructural siempre constriñe y posibilita al mismo actores humanos.
tiempo)~ (ibid.) y, por lo tanto, remite conjuntamente a las nocio- Reconocer la competencia humana, aunque limitada, permite
nes de contreñimiento y competencia. Por ejemplo, el aprendizaje a Giddens no concebir rigidamente las relaciones entre conoci-
de la lengua materna constriñe nuestra capacidad de ex-presión y miento comun y conocimiento erudito del mundo social: «Cuan-
limita nuestras posibilidades de conocimiento y acción, pero, al do se trata de la reflexión sociológica documentada no hay ningu-
mismo tiempo, nos proporciona una habilidad, haciendo posible na línea de demarcación clara entre los actores «comunes» y los
toda una serie de actos e intercambios. especialistas. Por supuesto, hay lineas de demarcación, pero son
necesariamente imprecisas» (ibid.). Además, en una visión diná-
mica de esta comunicación observa que las teorias de las ciencias
4.2 la (ompetenda de los actores: sociales «se entrelazan más o menos con las leorias al uso» de los
(oncienda práctica y condencia discursiva actores. Esto no significa que los actores y los investigadores uti·
licen los mismos criterios para sus análisis. Giddens habla de
Parte integrante de una sociologia de la acción, la teoria de la es- «criterios de credibilidad», utilizados por los actores para dar
trucruración nos presenta actores sociales competentes, donde la cuenta de lo que hacen. y de (criterios de validez», a los que se
competencia se entiende como «todo aquello que los actores co· refieren los investigadores de las ciencias sociales para apoyar los
nocen (o creen), de manera tácita o discursiva, sobre las circuns- resultados de sus trabajos o juzgar los de los demás. Se ha ioten·
tancias de sus :lctoS y de los demás, y que utilizan en la produc· tado desarrollar y afinar este enfoque contemplando al mismo
oión y reproducción de la acción» (ibid.). Esta competencia pone tiempo las analogi:ls y las diferencias, las continuidades y las dis-
de relieve especialmente una capacidad reflexiva por parte de los continuidades, pero rambien las interrelaciones, en un proceso de
actores humanos, «ocupada constantemente en el flujo de las con- realimentación reciproca (entre actores e investigadores), de los
óuctas cotidianas~). es decir, que son «capaces de comprender lo conocimientos sociales de los actores y de los investigadores de
que hacen mientras lo hacen» (ibid.). Pero esta «reflexividad sólo las ciencias sociales 61 .
opera en pane a nivel discursivo») y, dentro de la competencia hu-
mana, Giddens distingue la conciencia discursiva y la conciencia
práctica. La conciencia discursiyo remite a «todo aquello que los 4.3 las consecuencias no intencionales de La acción
actores pueden expresar de manera verbal (oral o escrita»~ (ibid.).
es decir, a lo que se reduce habitualmente la idea de conciencia. Para Anthony Giddens, (das propiedades estructuradas de los sis-
La conciencia practica, idea más original, comprende «todo temas sociales se extienden, en el tiempo y el espacio, mucho más

-;;;--
aquello que los actores conocen tácitamente. todo lo que saben allá del control que pueda ejercer cada actor» (ibid.). Por consi-
hacer en la vida social sin poder expresarlo directamente de ma- guiente, las consecuencias no intencionales de la acción constitu-

46
Las nuevas sOc1ologías 2. Estructuras 'Sociales en las interacciones
yen, con el inconsciente, uno de los principales limites de la com- de la evolución general los movimientos de las sociedades huma-
petencia de los actores sociales. nas. Con mucha frecuencia, esta dirección de la historia no es mas
Con este concepto, Giddens integra en su teoría de la estruc- que la generalización de un aspecto específico de la acción de la
turación una idea clásica de la sociología, desde el funcionalismo historia, que confunde <da evolución general con una evolución
de Robert Merton y sus «consecuencias imprevistas de la acción especifica» (ibid.). Hal1amos aquí convergencias con la lentativa
social» hasta el individualismo metodológico de Raymond Bou- de Raymond Boudon de restituir un lugar al azar y al desorden,
don y sus «efectos perversos». ¿De qué se trata? «En el transcur- cuestionando las teorías con pretensiones universalistas de cam-
so de la acción surgen sin cesar consecuencias no deseadas por bio, de desarrollo o de la modemización 62 •
los actores y, de manera retroactiva, estas consecuencias no inten- No obstante, con su crítica Giddens retoma, en cienos aspec·
cionales pueden convertirse en las condiciones no reconocidas de tos, el cuestionamiento aún más radical y sistemático de los evo-
ulteriores acciones» (ibid). Así pues, lo que propone Giddens es lucionismos, fonnulado, apoyándose en la obra del filósofo Frie-
una verdadera dialéctica de lo imencionado y lo no imencionado, drich Nietzsche (1844-1900), por el filósofo-historiador Michel
donde lo imencionado está. atrapado en complejas secuencias de Foucault (1926-19984). En contra de las «génesls lineales», que
actos que se le escapan y que llevan la acción más lejos de lo que intentan «reunir en un todo cerrado en sí mismo la diversidad, al
él pretende. Giddens pone el ejemplo de la luz y el ladrón. El fin y al cabo reducida, del tiempo», Foucault trata de devolver su
actor enciende la luz de su casa al entrar, alertando al ladrón que lugar a lo discontinuo, 10 errático, lo heterogéneo, lo singular y 10
está allí, que huye y es detenido por la policía para acabar en (a accidental, esto es, «mostrar las dispersiones y las diferencias»63.
cárcel. Ahora bien. la intención del actor sólo era iluminar su
casa. La idea de las consecuencias no intencionales de la acción
intenra responder a la siguiente pregunta: «¿Cómo es que un acto 4.5 Sistema, integración social e integración sistémica
tan banal como apretar un interruptor ha podido desencadenar o Lo micro reabsorbido por Lo macro
una serie de acontecimientos, algunos de los cuales están muy
lejos, tanto en el espacio como en el tiempo, del acto desencade- Giddens critica los análisis clásicos de las sociologías funciona-
nante?» (ibid.). Esta noción se convierte así en un mediador e in- listas y, particularmente la idea de/unCión. Mediante una metá~
cluso en una suerte de conductor de acciones e interacciones coti- fora biologista que identifica un sistema social con un cuerpo
dianas hacia contextos espacio-temporales más amplios, SI.l1 que, humano dotado de funciones narurales, las explicaciones funcio-
a:diferencia de la noción de interdependencia de Elias, la serie de nales pasan por alto, segun él, la competencia y la actividad inten-
acciones se considere un conjunto. cional de los actores, y prefieren atribuir una lógica y una racio-
nalidad autosuficienles al propio sistema social. Así creen «(haber
resuelto una cuestión», donde simplemente se «ha planteado un
4.4 Critica del evolucionismo problema» (ibid.). No obstante, Giddens no evita la tentación de
considerar las partes de un conjunto social en referencia a un
Si Giddens concede gran importancia a la historia y a la dimen- todo; de ahí que recurra a las nociones de «sistema social», «(inte·
sión temporal de la acción social, se muestra muy crítico respeclo gración sistémica» e «integración social». El sistema social se de-
al evolucionismo. esto es, «la tendencia a asociar la temporalidad fine como la «formación, a través del espacio y del tiempo, de
a una secuencia lineal y, por lo tanto, a concebir la historia corno modelos rcgularizados de relaciones sociales concebidas como
si estuviera animada por un movimiento cuya dirección fuera per- prácricas reproducidas» (ibíd.). Por tanto, es un todo establecido
ceptible». Uno de los peligros del evolucionismo es lo que deno- lo que tiene en menle, aunque precisa que los sistemas sociales
mina «la visión unidireccional», que comprime en una sola línea «rara vez poseen la unidad interna que caracteriza a ciertos siste~
--za
48 49
.
j Las nuevas sociologias
1.
mas fi icos y bi l' gico» ibid.). La integración 'ocial designa lo
que es propio de la. situaciones de interacción es decir, «la reci-
3. Interacciones
procidad entr a t r e n l circunstancias de copresen ia», y la
integración. islémi a xtiende su ámbito expre ando «la recipro-
en las estructuras sociales
cidad entre' ct r y colecti idades en condiciones spacio-t ro-
poral s más amplia', má allá de la copre eocia» ibid, . Gidd n
pretende haber « brepa ado» la distinción mi ro/macro coo
e t coocept . Parec ría m' bien que sus esquema conceptua-
l manti n o la ten j' n entre el interé por la acti idade coti-
dianas d lo tor I pr yecto de concebirlas en fuo ióo de
un lodo qu ne e ariam ote e.le impone. De nue o encontra-
m aquí la i! ult d e n iderar de man ra equilibrada 1
proc os de coprodu 'ción de las parles y del todo.
on Gidden h mo i te una [entati a teórica origin ] para
alir e lo dual i mo .1' ico de las ciencias ociale pero no
pare e qu I olu ione e bozadas estén completamente a la al-
tura d us ambi ione . En una ciencia empírico-teórica como la
o iología. e indudable que lo problemas no pue en re olver
de oon Iu i m nt teórica
uestro recorrido por l probl mat! a onsrructivista continúa
con varios autore que, i bien part n de 1 individuos y su in-
teracción tienen en uenta entidade m y r que esto indivi-
duos y su intercambio cara a e ra in titucione , organizacio-
nes redes norma etc. que on ierten en constreñimiento
en las actividade cotidian d coo tru ción del mundo oeial.
Alguno de e to ociólogo h n arrolL do u trabajos desde
los año e enta en E t d nid P ter Berger Tboma
Luckmann y aron i ourel mi otra qu otros se ban afirm -
do más recient mente ( i hel aJlon Bruno Latour y John El -
ter. pero tienen en mún h ber de pert do interés en los años
ochenta y principi de lo n v ota en el momento en que la
orientaciones má <cualitati a) y má «interaccion'sta» te-
nían más éxito qu previamente. ob tante aqui no tratare-
mos más que trabaj S que intent n lir del nivel microsocioló-
gico estricto y que, p r lo tanto, también intentan evitar la
dicotomías tradicional .

50 51
Las nuevas sodologias

1. La construcdón sodal de la realidad


- 3. Interacciones en las estructuras sociales

La sociologia fenomenológica de Alfred Schütz


de Peter Berger y Thomas Luckmann
De origen austriaco, 5chütz se encuentra en el cruce de las preocu-
Peter Berger y Thomas Luckmann son profesores de sociología paciones de la sociología de Weber y de la filosofia fenomenológica
en Estados Unidos y Alemania respectivamente. Su libro -La de Edmund Husser (1859-1938)1. Después de exiliarse en Estados
construcción social de la realidad, subtitulado Un tratado de so- Unidos en 1939, su interés por la cuestión de la acaón le lleva a ex-
ciología del conocimien/O-, publicado originalmente en Estados pLorar la tradición pragmática de la fjLosoña estadounidense (John
Unidos en 1966 y reimpreso constantemente, se ha convertido en Dewey, WiUiam James o George Herbert Mead)'l:, así como la socio-
una obra de referencia. Berger y Luckmann fueron alumnos en logía entonces predominante de Talcott Parsons (1902-1979). Entre
Estados Unidos de un autor clásico de las ciencias sociales: AI- las aportaciones. principalmente teóricas y metodológicas de
fred Schütz, iniciador de una sociologia «fenomenológica». Schütz, s~ puede mencionar esquemáticamente:
-«los objetos del pensamiento construidos por los investiga-
1.1 Un constructivismo fenomenológico: dores de las ciencias sociales se fundan sobre los objetos del pensa-
la aportación de Alfred Schütz miento construidos por el pensamiento corriente del hombre res-
pecto a su vida cotidiana entre sus semejantes y a ésta se refieren.
A diferencia del constructivismo estrucruralista propugnado por De esta forma, las construcciones empleadas por el invespgador de
Pierre Bourdieu, que parte de las estructuras sociales, se puede aso- las ciencias sodales son, por así decirlo, construcdones de segundo
ciar a Berger y a Luckmann con un constructivismo fenomenológi- grado: construcciones de las construcciones edificadas por los acto·
co, que parte de los individuos y sus interacciones. Desde este punto res en la escena social cuyo comportamiento observa el científico y
de vista, la aportación de Schütz (véase el recuadro más adelante) es trata de explicarlo al tiempo que respeta las reglas del procedimien-
imponante y marca especialmente la introducción (<<El problema de to científico»).
la socio logia del conocimientoH) y el primer capítulo del 1ibro (<<Los -Por lo tanto, el conocimiento erudito del mundo social se
fundamentos del conocimiento en la vida cotidiana.»). apoya en el conocimiento ordinario: «Toda interpretación de este
En la introducción. Berger y Luckmann amplían el ámbito de mundo se apoya en una reserva de expen"encias previos -las nues-
[a ~lOciología del conocimiento, previamente demasiado limitado tras o las que nos transmiten nuestros padres o profesores-; bajo
al conocimiento teórico, al conocimiento común y, desde ahí, al la forma de "conocimientos disponibles", estas experiencias funcio-
conjullto de procesos de construcción social de la realidad. Lnspi- nan como pautas de referencia» (ibid.), en un stock de conocimien-
radas por Schütz. panen del conocimiento en la vida cotidiana y tos disponibles.
de su áctivación en las situaciones cara a cara. En esta perspecti- -El conocimiento común se caracteriza por su tipicidad: «lo
va, «la realidad de la vida cotidiana contiene pautas de tipifica- que se experimenta en La percepción actual de un objeto se trans~
ción en función de las cuales los otros son aprehendidos y "trata- fiere [...] a todo objeto similar, percibido únicamente en cuanto a
dos" en los intercambios cara a cara. Así, yo concibo al otro como su tipo» (ibid.). Particularmente mediante el lenguaje que han he-
hombre, europeo, comprador, tipo alegre, etc.» (ibid.). Estas tipi- redado de generadones anteriores, los actores llevan a cabo una ti-
ficaciones recíprocas de los actores «foffilan parte de una "nego- pificación del mundo sedal: «Cuando introduzco una carta en el
ciación" continua en la situación cara a cara. En la vida cotidiana, buzón, espero que unas personas desconoddas. denominadas carte-
tal "negociación" probablemente está a su vez pre-dispuesta de TOS, actúen de una manera ti pica que en parte desconozco, con eL
una manera típica, como en el proceso mercantil entre comprado- resultado de que la carta llegue al destinatario en un tiempo típico
res y vendedores». razonable» (ibíd.).
-5'2 53
Las nuevas sociologias 3. Interacciones en las estructuras sociales
-EL mundo al que se refiere el conocimiento cotidiano es de
-los 2 (<<La sociedad como realidad objetiva») y 3 «La sociedad
entrada un mundo intersubjetiva y cultural, porque no es solamente como realidad subjetiva»). De esta manera dan una de las fonnu-
el mio, sino tambiét} de otros hombres, entre ellos los que me han laciones más si temáticas de un programa conslrUctivista en las
precedido, y está constituido por significados que se han sedimen- ciencias sociales recurriendo, más allá de Schütz a autores tan
tado en la historia de las sociedades humanas (ibíd.). diferentes como Marx, Durkheim SirnmeL Weber, Mead, Sartre,
-No hay homogeneidad ni del lado de los actores ni del lado del Parson o Goffman.
mundo social en el que participan: 1) EL stock de conocimientos dispo- En primer lugar la sociedad es para ellos tanto una realidad
nibles no es el mismq para cada actor: hay una «distribución social del objetiva, es decir exteriorizada (independiente de Los actores que
conocimiento» ligada a la situadón biográficamente determinada de la producen) como objetivada (constituida por mundos de objetos
cada uno (ibíd.), y 2) el mundo de La vida cotidiana está estructurado separados de los sujetos). Es este doble proceso de exterioriza-
en «diversos niveles de realidad», en realidades múltipleS-. ción y objetivación en la medida en que se apoya en el conoci-
-Schütz comprende la idea central de acdón «en el sentido de La miento común tipificador y en las interacciones cara a cara, lo
conducta humana, en tanto que prevista por su actor, esto es, La con- que alimenta los procesos de institucionalización en sentido am-
ducta basada en un proyecto preconcebido»5; La idea de proyecto, plio: «La institucionalización se manifiesta cada vez que las cia-
orientada al futuro, lleva emparejadas Las de condenda y motivos. ses de actores efectúan una tipificación recíproca de Las acciones
-Por último, Schütz diferencia el conocimiento erudito del habituales. [...] Hay que subrayar la reciprocidad de las tipifica-
mundo social, propio del sociólogo, y el conocimiento común en el ciones institucionales y la tipicidad de las acciones, pero también
que se apoya. El investigador de las ciencias sociales que observa el de los actores en las instituciones. [...] La propia institución tipifi-
mundo social se guía por un sistema pertinendas diferente del del ca a la vez a los actores y Las acciones individuales. [...] Por ejem-
t,
1"
" actor que toma parte directamente en la acción (lo que es pertinen- plo, la institución de la ley determina que en determinadas cir-
l' te para uno no lo es necesariamente para el otro); el erudito, que cunstancias se cortarán cabezas y que unos tipos específicos de
quiere conocer, y no actuar en la situación observada, se ve obliga- individuos ejecutarán la sentencia (los verdugos o miembros de
do a distanciarse de ella y, para ello, recurre al stock de conocimien- una casta impura o virgenes que hayan pasado de una edad o los
tos disponibles de su disciplina científica (su corpus de reglas de designados por un oráculo)>> (ibid.). Así pues, las instituciones
procedimientos, métodos, técnicas, conceptos y modelos)6. adquieren cierta solidez y estabilidad merced a la acción de la his-
Para terminar con algunas criticas dirigidas a la sociología fe- toria, a través de fenómenos de cristalización de las tipificacio-
nomenológica de Schütz, hay que señalar ciertos problemas, en par- nes y los hábitos, y de su sedimentación en el curso del tiempo
ticular, el riesgo de centrarse excesivamente en el actor individual, (especialmente pero no sólo, en reservas comunes de conoci-
su conciencia y sus proyectos en La interpretación del mundo social, mientos, como el lenguaje que nombra la realidad). Además las
así como la tentación de reducir todo el campo de las ciencias so- instituciones deben especializarse en un proceso de división del
ciales a una construcción de segundo grado. trabajo, y los propios actores desempeñan en función (y dentro)
de cada institución, roles sociales diferenciados (ibíd.). Para man-
tenerse, los universos institucionales requieren legitimaciones de
orden cognitivo y normativo, esto es, forma imbólicas que per-
1.2 La sociedad como realidad objetiva y subjetiva miten su conocimiento (práctico y teórico) y que les confieren
valor. La instituciona}jzación no es en absoluto irreversible; por
Para Berger y Luckmann, «la sociedad e una producción huma- lo tanto, pueden existir formas de desinstitucionalización.
na. La sociedad es una realidad objetiva. El bombre es una pro- Esta lectura cODstructivista de la realidad social se opone a los

---54
ducción social»; de ahí los título::; complementarios de los capítu- modelos sistémico-funcionalistas (en términos de sistema, de
Las nuevas socio logias 3. Interacciones en las estructuras sociales
funciones y de integración) en el sentido de que <da integración los modos de objetivación e ínstirucionalización, el marco de una
no descansa en las instituciones, sino en su legitimación» (ibid.) sociología del conocimiento aun extendida a una construcción de
y, por tanto, no hay una «funcionalidad» ni una cohesión «sisté~ segundo grado.
mica» a priori en el seno de las instituciones o entre las institucio-
nes de una sociedad, sino un trabajo simbólico para atribuirles co-
herencia. Por otra pane, el énfasis que ponen en la objelividad 2. La sociologia cognitiva de Aaron V. (icourel
construida del mundo social distingue el enfoque de Berger y de
Luckmann de los mas subjetivistas, como el de Paul Warzlawick. Nacido en 1928, Aaron V. eicourel es profesor de socio logia en el
en comparación con los cuales Luckmann ha comentado que departamento de Ciencia Cognitiva de la Universidad de Califor~
«Berger y yo casi somos materialistas»l. nia en San Diego. Lo mismo que Harold Garfinkel (nacido en
Para estos dos autores, la sociedad también es una realidad 1917), con quien inició la corriente de la sociología norteamerica-
subjetiva, es decir. interiorizada a través de la socialización. Esta na denominada etnometodología -muy debatida en los años
socialización se define como <da instalación congruente y exten- ochenta-o fue alumno de Schütz. eicourel ha desarrollado una
sa de un individuo en el mundo objetivo de una sociedad o de un obra multiforme de dimensiones metodológicas, teóricas y empi~
sector de la misma». La socialización primaria se produce duran- ricas (especialmente en los ámbitos de la delincuencia juvenil, la
te la infancia, por lo que es mas marcada, mientras que la sociali- escuela y el hospital). Dentro del movimiento etnometodológico,
zación secundaria tiene lugar en los aprendizajes posteriores. nos centraremos en ciertas investigaciones suyas, ya que es él
Como la institucionalización.. la socialización se caracteriza por quien ha ido más lejos para salir de un marco aun demasiado inte~
un doble proceso de conservación y transformación. Uno de sus raccionista. e identificar nuevos puntos de contacto con los aspec-
vectores es «el recurso de la conversación»: «mantiene continua- . tos macrosociales de la realidad.
mente la realidad al tiempo que la modifica sin cesar. Hay ele·
mentas que se abandonan o se añaden, debilitando cienos secto-
res de la realidad (...] y reforzando otroS») (ibid.). En fin, tanto en 2.1 El punto de partida etnometodológico
el plano del mundo objetivo como en el del subjetivo, su análisis
pone el acento en la diversidad como caracteristica de nuestros
contextos contemporáneos, en lo que denominan pluralismo de
realidades e identidades.
La sintesis programática propuesta por Berger y Luckmann
.Ila suscitado interés en las ciencias sociales estos últimos años,
pero también críticas. En el primer aspecto cabe citar los trabajos
de sociología económica de Mark Granoverter y Richard Swed4
berg o de Claude Dubar sobre (a socialización. En cuanto a las
críticas, se les ha reprochado que «ponen las relaciones interindi~
viduales en la base de toda objerivación»2 y que, invocando una
sociologia del conocimiento, olvidan que el objeto de la sociolo-
gía «va mucho más allá de la cultura del sentido común» de los
acton:s J • Volvemos a encontrar aqui las limitaciones de Schütz.
No obstante, es posible que, en último termino, los análisis de
• • • • •r.B<e:;r~ger y Luckmann desborden, particularmente en el análisis de
1
56 57
Las nuevas socioLoglas
labilidad del orden social no ha desaparecido y que es posible
establecer vínculos con los aspeclOs mas macrosociales. Sin em-
- 3. Interacciones en las estructuras sociales
f esionales tienen de conocimiento práctjco~). Esto no significa
que los considere idénticos, pues, r~toman.do los análi,sis de
bargo, a diferencia de Parsons, las investigaciones de Garfinkel i Schütz, también tiene en cuenta sus diferenCias en el capitulo 8
van dirigidas sobre todo a la acción practica, a las interacciones «<Las propiedades racionales de las actividades científicas y de
cotidianas y a las formas de razonamiento práctico, pues, como sentido común»).
indica Louis Quére, Garfinkel considera que «el orden, la regula- A raiz de los trabajos de Harvey Sacks y Emmanuel Sche-
ridad, la congruencia que muestran los fenómenos sociales son gloff, la investigación etn0J.TIetodo~óg,ic~se ha des,a~r?llado parti-
resultado de operaciones interactivas realizadas en el momento»~. culannente en el ámbito mlcrosoclologlco del anal/Sls de la con-
Por eso, al contrario que en «ciertas interpretaciones de Durk- versación.
heim [... ] la realidad objetiva de los hechos sociales [se concibe]
como la realización continua de actividades concertadas de la
vida diaria»6. 2.2 La sodologia cognitiva
Los estudios etnometodológicos enfocan «las actividades co-
tidianas en tanto que métodos de los miembros para hacer estas por su parte, en el contexto etadounidense, Aaron V. 9courel ha
actividades visiblemente racionales y comunicables para todos orientado sus trabajos hacia una sociología cognitiva. Esta atesti-
los fines prácticos; esto es. descriptibles (accollntable) como or- gua un triple interés por el lenguaje, el significado y el conoci-
ganizaciones de actividades ordinarias. La reflexividad de este fe- miento (de ahí el calificativo de cognitivar. En el centro de sus
nómeno es un rasgo singular de las acciones y las circunstancias investigaciones se hallan las nociones de:
prácticas. del conocimiento de sentido común de las estructuras -Procedimientos interpretativos, «para articular las ideas de
sociales y del razonamiento sociológico práctico» (ibíd.). Aunque los fenomenólogos y de los etnometodólogos y relacionarlas con
los miembros no están describiendo sus actos constantemente, trabajos sobre la adquisición y el uso del lenguje, la memoria y la
Garfinkel insiste en que los fenómenos sociales son susceptibles atención o, en general, con lo que concierne al procesamiento de
de descripción, esto es, pueden ser objeto de la reflexividad y la la infonnacióm> (ibíd.).
tematización por parte de los miembros. Así, este modo de abor- -Competencia interaccional, «que permite precisar las rela-
" dar los procesos sociales nos puede llevar de la desviación identi- ciones entre los procesos cognitivos, la aparición de contextos y
ficada por Garfinkel --considerar a los actores «idiotas cultura· los vocabularios de dcscripción (accotlnting vocabularies)>>
les» (cultural dopes), hiperconformes con las normas sociales (ibid.).
preestablecidas y apenas reflexivos- ¡,¡ otra, en este caso intelec- El análisis sociológico se abre igualmente al campo de la co-
.~alista, analizada por la sociología de la práctica de Pierre Bour· municación no verbal (en el estudio del lenguaje de los sordos,
dieu. Si la reflexividad de los miembros no puede eliminarse a etc.), que no cabe reducir al modelo de la comunicación verbal
priori de sus conductas practicas, es indudable que no es sólo a (ibid., cap. 5).
partir de eUa como pueden comprenderse estas últimas. Por tanto, Cicourel muestra que, en sus actividades cognitivas, los acto-
asociar los problemas planteados por Bourdieu y Garfinkel quizá res y los investigadores se ven obligados a apoyarse en procedi-
supondría elaborar una economía prácfica de la reflexividad, va- mientos interpretativos comunes. Por tanto, el investigador no
riable según las situaciones. puede «hacer objetivas sus observaciones más que explicitando
En lo que concierne a las relaciones entre el conocimiento las propiedades de los procedimientos interpretativos y su depen-
erudito y el conocimiento común del mundo social, Garfinkel dencia de ellos en la investigación» (ibíd.). De esta fonna, la pre-
esta interesado sobre todo en las semejanzas entre [os dos órdenes tensión de objetividad científica implicaría, en el caso de las cien-
de conocimiento, en lo que las <<investigaciones sociológicas pro-

58


"'59---
cias sociales, un imperativo de reflexividad sociológica. En fin, al
Las nuevas sociologlas 3. Interacciones en las estructuras sociales
tratarse de «explicitar el papel del conocimiento y del contexto en . mía relativa de cada nivel de análisis» y se esfuerza por tener en
el estudio de la estructura social» (ibíd. se plantea la cuestión de cuenta <da interacción de los diferentes niveles» (ibid.). Para ello,
las relaciones con los aspectos macrosociales, especialmente a propone una idea original: «Los miembros de un grupo o de una
través de los procedimientos de «adquisición de la estructura so- sociedad han creado sus propias teorías y métodos para llevar a
cial» en el transcurso de la socialización (ibíd. cap. 2). cabo esta integración» entre lo micro y lo macro y, por lo tanto,
Desde mediados de los ochenta se observa un interés crecien- sus actividades cotidianas incorporan «un sentido de la integra-
te po~ la dimensión cognitiva de la acción social. Cabe mencionar, ción micro-macro» (ibid.). Este trabajo de Los actores para garan-
por ejemplo, a lean G. Padioleau o los trabajos de Bernard Co- tizar vias de comunicación entre lo micro y lo macro puede desig-
nein, insertos particularmente en los debates de las ciencias cog- narse adecuadamente con la noción de resumen (summary)
nitivas (en especial las disciplinas biológicas, psicolóO"icas, lin- siendo los resúmenes modos de procesamiento de la información
güísticas ? de la i:nteligencia artificial). Pero en el tipo de diálogo «que transforman microacontecimientos en macroestructuras»
que .Conetn mantlene con las ciencias cognitivas, cabe preguntar- ' (ib¡d.. Así, el médico interpreta y resume las informaciones que
se 1 uno no se halla ante un nuevo riesgo de naturalismo -por le proporciona su paciente en una historia médica que pueden uti-
ejemplo en la investigación de puentes con la etología (estudio lizar otros profesionales de la sanidad y que será considerada un
del comportamiento de los animales)8- que tienden a realinear dato en el seno de las instituciones médicas, agregable a otros
las ciencias sociales con las naturales. datos (por ejemplo, en las investigaciones epidemiológicas . En
las instituciones de la enseñanza se puede observar procesos simi-
lares en los resúmenes de interacciones que constituyen los expe-
.: 2.3 Nuevos puentes entre lo micro y lo macrosocial dientes académicos reunidos posteriormente en balances que es-
..
"~O
tablecen los resultados de una generación y que, a su vez,
l'
I
",
Desde principios de los ochenta, Cicourel se ha interesado parti- constituyen datos para el estudio de la movilidad social.
J culannente por una reformulación de la cuestión de las relaciones Dentro de la corriente etnometodológica, estas perspectivas
,1, entre los aspectos micro y macro de la realidad social. han sido criticadas por Emmanuel Schegloff1o . Desde el punto de
Para Cicourel <<una microsociología no puede pretender estu- vista estrictamente microsociológico, Schegloff plantea el doble
diar la interacción social como un producto local y autosuficien- riesgo «de introducir prematuramente vínculos con las macrova-
te de la misma manera que los teóricos de la macrosociología no J riables» y de «no especificar adecuadamente el fenómeno inte-
:pueden ignorar los procesos microsociales»9, aunque sólo sea ! raccional» (ibid.). Esto no ha impedido a Cicourel desarrollar sus
porque implícitamente y sin problematizarlo, cada nivel utiliza ' investigaciones sobre la imbricación de los contextos en las acti-
.s;omo puntos de apoyo elementos tomados al otro nivel. Por ejem- ~ vidades sociale , teniendo en cuenta particularmente las dimen-
pIo, el investigador micro situará su observación participante de siones interactivas, cognitivas, lingüísticas e instiUlcionales, al
un pequeño grupo de actores en un contexto institucional y CUlUl- tiempo que invita al investigador a que integre en sus análisis el
ral más amplio, que dará por sentado y no cue tionará, mientras propio contexto de la investigación en un acto de reflexividad so-
que el sociólogo macro agregará las respuestas a un cuestionario ciológica a fin de garantizar la validez contextual (ecological VQ-
presuponiendo la competencia cognitiva y discursiva de los acto- lidity) de sus datos respecto a los contextos comunes en la vida
res entrevistados pero sin tomarla por objeto. Ahora bien, en los cotidiana. En relación con estas preocupaciones, Cicourel man-
resultados de la investigación ambos eliminarán las «interferen- tiene desde hace varios años un debate con Bourdieu en el que ha
cias» macro o micro, a pesar de que en parte constituyen la base propuesto por ejemplo, una apropiación crítica del concepto de
de su trabajo. Al mismo tiempo, la perspectiva de la integración de ! habitus. teniendo en cuenta principalmente lo aspectos interacti-
• • • • • •~icro y lo macro sugerida por Cicourel reconoce «la autono-I
-
vos, cognitivos y lingüísticos 1 l.
60 61
Las nuevas socio Logias 3. Interacciones en las estructuras sociales
presentan como «científicos», «verdaderos» y «racionales», en
3. La sociologia de la ciencia y de la técnica oposición a otros estigmatizados como «no científicos), «falsos»
de Michel Callon y Bruno Latour e «irracionales»), pero no desembocan en un relativismo absoluto
según el cual la idea de verdad careceria de sentido, pues Bloor
Michel Callan, ingeniero de formación, y Bruno Latour, profesor mantiene esta noción.
de filosofia, son los inspiradores del Centre de Sociologie de l' In-
novation (eSI) de la Escuela Nacional Superior de Minas de París.
En los años ochenta han desarrollado un nuevo marco de análisis 3.2 la construcción sodaL de Los hechos dentificos
a partir de un conjunto de investigaciones empíricas en Jos ámbi-
tos científicos y técnicos. Inicialmente han utilizado recursos Bruno Latour escribió su primera obra, que fue publicada en
conceptuales de dos ámbitos: de un lado, la filosofia de la ciencia, inglés en 1979 15 , en colaboración con el sociólogo británico Steve
extendida gradualmente a otros campos, elaborada por Michel Woolgar. Durante dos años compartió la vida cotidiana de los in-
Serres l2 , del que han tomado el concepto de traducción, y, de vestigadores del laboratorio de neuroendocrinología del profesor
otro, el programa fuerte de sociología del conocimiento iniciado ¡ Robert Guillemin en California. El análisis elaborado a panir de

por el filósofo-sociólogo inglés David 8100r 13 . 1¡ esta etnografía de laboratorio, que describe los procesos sociales
de la construcción de los datos científicos, se sitúa bajo los dobles
auspicios de Bloor y de la etnometodología.
3.1 EL programa fuerte en La sooolog1a de La denda
Para los autores, la construcción social de la ciencia incluye
faclOres, dimensiones y niveles muy heterogéneos que no pueden
Las perspectivas esbozadas por David Bloor han servido de refe-
ser captados por concepciones epistemológicas que dan por su-
rencia a una serie de trabajos sociológicos, antropológicos o eco-
puestas la ciencia, la verdad y la razón. Las nociones de inscrip-
nómicos sobre la ciencia y la técnica, particulannente en el
ción literaria e inscriptores les proporcionan un primer hilo con-
mundo anglo-americano, publicados en la revista Social Studies
ductor, pues un laboratorio produce gran variedad de material
ofScience, y que Michel Callan y Bruno Latour han desarrollado
escrito (desde los gráficos realizados por los aparatos hasta los ar-
de manera original en Francia. De este programa fuerte han rete-
nido especialmente dos principiosl 4 : tículos científicos), y su actividad puede considerarse como una
serie de operaciones de transformación de ciertos tipos de enun-
-"El principio de imparcialidad «ante la verdad o la falsedad, ciados en otros tipos de enunciados con distintos grados de facti-
la racionalidad o la irracionalidad, el éxito o el fracaso) de las cidad. En este contexto, un hecho sería un enunciado que no es
construcciones científicas estudiadas. Por lo tanto, al analizar una negado por los pares opuestos. Más en general, la génesis históri-
controversia científica, no se debe privilegiar de entrada el enfo- ca de un hecho está jalonada de controversias científicas, estrate-
que que tradicionalmente se considera «vencedom o «(Verdadero» gias diversas, publicaciones que contienen formas retóricas de
(de ahí, por ejemplo, la imparcialidad respecto a Pasteur y a sus persuasión, vincuJos con organismos financieros o intereses pro-
desafortunados competidores). fesionales, en la misma medida en que se configura en las activi-
-Y, en esta línea, el principio de simetría, que significa que dades cotidianas del laboratorio, por ejemplo, en las conversacio-
<dos mismos tipos de causas deben explicar las creencias "verda- nes informales. Por lo tanto, la construcción de un hecho
deras" y tas "falsas"». cientifico no remite solamente a un trabajo intelectual y discursi·
vo, sino que moviliza otras prácticas, asi como técnicas y objetos,
Estos pri~cipios imponen un (~relativismo metodológicQ), que son materializaciones de debates anteriores. Esta perspectiva
• •~r~e~si-pecto al objeto de análisis (el estudio de conocímientos que se no conduce a dudar de la solidez del hecho científico así construi~

62 63'--
Las nuevas sociologías 3. Interacciones en las estructuras sociales
do, pero los sociólogos deben recuperar las condiciones sociales, La noción de red se refiere al establecimiento, nunca defi-
los contextos y [os dispositivos a través de los cuales este hecho nitivo y en constante proceso de transformación, de relaciones
cobra forma, se hace. y que, una vez admitido el ultimo, se olvi- entre las personas y [os objetos. Pero el establecimiento de for-
dan poco a poco. mas de la vida social debe considerarse mas un punto de llega-
da que un punto de partida del análisis. Se trata de reabrir las
cajas negras (lo que se da por supuesto y no se cuestiona, como
3.3 Traducción, desplazamientos y redes un hecho científico, una técnica, un procedimiento o una insti-
tución), cerradas por los actores. La red es el resultado más o
En el desarrollo critico de este primer trabajo. Michel Callan y menos solidificado del proceso de traducción y de cierre de
Bmno Latour han ido fijando un aparaw conceptual muy crítico cajas negras; «la palabra indica que los recursos están concen-
con tendencias clásicas de la sociología como el sistemo-funcio- trados en determinados lugares -los nodos-, pero que estos
nalismo o las oposiciones reproducción/cambio y micro/macro, nodos estim cancelados entre si por mallas; gracias a estas co-
La noción de traducción se halla en el centro de su dispositivo nexiones, los recursos dispersos se convierten en una red que
teórico. Los actores (individuales y colectivos, humanos y no hu- parece extenderse por doquien>18. Las redes socio técnicas -
manos) constantemente están traduciendo sus lenguajes, sus pro- que precisamente asocian recursos que habitualmente se califi-
blemas, sus identidades o sus intereses en los de otros. Es a través can de «sociales», «económicos», «(cientificos» o «técnicos»-
de este proceso como se construye y deconstruye el mundo, se es- son las que principalmente han ¡¡amado su atención l9 , La red
tabiliza y desestabiliza. Por esto, «la identidad de los actores y sus implica un trabajo previo de equiparación de recursos heterogé-
respectivas magnitudes son hipótesis pennanentes en las contro- neos, que les hace conmensurables y les permite funcionar jun-
versias~)16 y cabe hablar de inter-definición de los actores. Contra tos. La solidez de las alianzas que constituyen redes parece de-
la rigidez sociológica de las nociones de «sistema» o «funcio- pender sobre todo del número de aliados movilizados y de las
nes», CaIJon y Latour nos invitan a seguir a los actores en sus asociaciones realizadas 20 . Así pues, las nociones de traducción
múltiples actividades de traducción (o, mejor, de intertraduc- y de red ofrecen una via para salir de la oposición macro/micro,
ción), sobrepasando las fronteras predefinidas de los sistemas y revelando los procesos por los que los microactores estructuran
las funciones, e incluso redefiniéndolas. En esta perspectiva, la macroactores, global izando e instrumentalizando su acción, o,
lista de actores pertinentes (individuos, grupos u objetos), así al contrario, por los que ciertas entidades son de construidas y
como sus propiedades y sus reglas del juego, nunca están dadas de localizadas 21 .
una vez por todas. Las cadenas de traducción son modificadas Este universo conceptual se apoya en una sistematización de
por diferentes actividades: estrategias rivales, confrontaciones los principios de imparcialidad y simetría de David Bloor. Con el
para probar fuerzas, actividades de movilización y enrolamiento, principio de simetria generalizada, que es propio de una antropo-
elaboración de dispositivos para interesar a otros y de puntos de logia simétrica. no sólo se trata de la misma manera la verdad y el
paso obligados a fin de establecer alianzas y asociaciones entre error, a los vencedores y a los vencidos de [a historia de las cien-
actores, y la aparición de portavoces de estas asociaciones. cias, sino a [a sociedad y la naturaleza, a los humanos y los no hu-
Traducir, esto es, desplazar: «desplazam.ientos de fmes o de in- manos; y el objeto de la investigación no es ya la construcción so-
tereses, o de dispositivos, seres humanos, larvas o inscripciones)}17. cial, como en David Bloor, sino la socionaturaleza. Igualmente,
En la imerdefinición de los actores hay un interdesplazamienro. Al se observa a veces una tendencia a la disolución de la noción de
abandonar el esquema binario reproducción/cambio, la noción de verdad científica. Asi, en ocasiones, Latour reduce la ciencia a

65'--
desplazamiento pennite concebir toda una serie de prácticas cotidia- «relaciones de fuerza»), negando la existencia de «relaciones de
nas que provocan cambios en situaciones más o menos estables. razóm,22. Por su parte, Callon 23 afinna que ninguna explicación
-¡¡¡-
64 .,
,
f
,.

Las nuevas sociologías 3. Interacciones en las estructuras sociales


sociológica es más o menos válida que otra y que es la «convic- daro que, en los análisis de Callan y Latour, los universos cientí-
ción» lo que la diferencia en cada caso. ficos parecen universos como los otros, quizá demasiado como
La imaginación sociológica desplegada y los trabajos empíri- los otros. Otros enfoques. el de Pierre Bourdieu en particular, han
cos producidos no han dejado de tener efecto en las ciencias so- propuesto que si bien el campo científico posee características
ciales. Por ejemplo, en el ámbito de la ciencia política. Paul Bacot comunes con los otrOS campos sociales (rivalidades, estrategias,
se ha servido de la sociología de la traducción para elaborar un intereses profesionales. mecanismos de capitalización y de domi-
enfoque original de la polirizadon como extensión de la conj1icti- nación, etc.), también manifiesta la autonomia y la especificidad
vidaf!2 4 • Por lo demás, el contacto con los escritos de Callon y La- de «un juego social en el que la idea verdadera está dotada de
tour parece haber dotado de mayor flexibilidad y de un carácter fuerza)~, lo que haría posible «la aparición de esos productos so-
más constructivista a la sociología de las organizaciones de Er- ciales, relativamente independientes de sus condiciones sociales
hard Fricdberg 2S , pese a la rigidez que conlleva mantener un vo- de producción, que son las verdades científicas»)::!:!!.
cabulario sistémico-funcionalista en la estela de los trabajos de También se cuestionan otros elementos teóricos propuestos
Michel Crozier. Pero la nueva sociología de la ciencia no ha esca- por Callan y Latour. Asi, Francis Chateauraynaud ha señalado el
pado a reacciones más negativas. carácter reductor de una lectura de la solidez y la estabilidad de
los vínculos sociales simplemente a través del número de recursos
reunidos::!:9. Igualmente cabe preguntarse si la precaución metodo-
3.4 Interrogantes lógica de no esrudiar el establecimiento de un mundo más que a
posteriori, como resultado de los procesos analizados (reapertura
Son las posturas epistemológicas de Callon y Latour (su relación de las cajas negras), no impide captar aquello que estos procesos
un tanto relativista con la idea de verdad científica) las que han deben a priori a las fonnas de preestablecimiento de la realidad
suscitado las críticas más incisivas y las que verdaderamente (en las mentes y en las cosas). Ahora bien, no se puede abrir todas
constituyen uno de los puntos más débiles de sus trabajos. Seña- las cajas negras (en el tiempo y el espacio) al mismo tiempo. Por
lemos la forma en que Fran<;ois Andre Isambert ha cuestionado la su parte, Erhard Friedberg critica la indistinción de los actores hu-
dimensión autorrefutante de las tentaciones relalivistas en el caso manos y no humanos, que impide dar cuenta de las especificida-
de una ciencia social que da cuenta de las otras ciencias: «Bruno des del comportamiento humano J o. Además, la distinción huma-
Latour no puede invocar a la razón que ha repudiado»)26. Sin duda, noslno humanos, igual que la propia definición de humanidad., no
las:cosas son algo más complejas y más bien hay que señalar una es idéntica en todas las situaciones, como ha mostrado Francis
vacilación (variable, según los momentos) en los trabajos de Ca- Chateauraynaud J l. Asimismo. hay que señaJar que la ambición
110.1) y Latour entre una episremología relativista (que no haga de de tratar de la misma manera los polos humanos-sociedad y ob-
la idea de verdad científica un horizonte regulador del conjunto jetos-naturaleza tiende a pasar por alto las aportaciones de las
de las prácticas científicas y, por lo tanto, de su propia investiga- corrientes comprehensivas de las ciencias sociales (como las de
ción) y un relativismo estrictamente metodológico (que se limi- Weber y Schütz), que precisamente han intentado sacar las con-
te a poner en tela de juicio la cuestión de la verdad únicamente secuencias de una doble constatación: 1) que dentro det polo hu-
en lo que respecta al ámbito científico objeto de su análisis so- manos-sociedad se desarrolla una actividad simbólica que con-
ciológico). tribuye a constituir la realidad de este polo y sus relaciones con
En la encrucijada de las cuestiones epistemológicas y teóri- el polo objetos-naturaleza, y 2) que los sociólogos están situa~
cas. algunos autores como Bejamin Matalon acusan a este tipo de dos dentro del polo humanos-sociedad (en este sentido, no están
trabajos de ignorar la especificidad de la ciencia por su negativa a a la misma distancia de los pescadores y de los moluscos de
distinguir los aspl::ctos sociales y los aspectos cognitivos::!:? Está Saint-Jacques estudiados).
--'66 67'--
.,
Las nuevas sodologias 3. Interacciones en las estructuras sociales
sumo, de reciprocidad, códigos de honor, normas de castigo. de
4. Jon Elster, los limites de la racionalidad cooperación, de distribución, etc. Estas normas no son exclu-
individualista y el cemento de la sociedad yentes; en un momento determinado, los individuos pueden
«creer en diversas normas que quizá tengan implicaciones con-
Nacido en Noruega en 1940, Jon Elster es profesor de ciencia po- tradictorias para la situación en cuestión» (ibíd., p. 129). Los
lítica y socio logia en la Universidad de Chicago. Bajo la dirección ejemplos analizados en el libro se refieren a problemas de ac-
de Rayrnond Aron (1905-1983), leyó una tesis sobre Marx en 1971 ción colectiva y negociación social. Se presentan tres grandes
y formó parte de lo que en Estados Unidos se denominó en los casos: 1) ciertos comportamientos son explicables simplemente
años ochenta «marxismo analítico», donde se agrupan una serie a partir de cálculos individuales de optimización de la situación,
de autores que han utilizado las herramientas del individualismo 2) la noción de normas sociales es la que mejor permite com-
metodológico para leer a Marx J2 . Así pues, se sitúa en los már- prender los comportamientos diferentes y 3) otros actos depen-
genes del paradigma indiyidualista y de la teoría de la elección derían más bien de motivaciones mixtas, que combinan en dife-
racional, con la que se le asocia. Desde esta perspectiva ha tra- rentes geometrias y dinamicas la racionalidad individual y las
bajado sobre los límites de la racionalidad 33 . Sus investigacio-
nes üenen un fuerte componente teórico, mientras que los ejem-
,
i normas sociales.
El proyecto de Jan Elster parece vacilar entre dos vias:
i,
plos tratados frecuentemente son casos típicos de la vida -La primera, que identifica la necesidad de superar las anti-
cotidiana, imaginados y simplificados por el investigador (en la nomias chisicas de las ciencias sociales, parece quedarse en el
tradición de la filosofia analítica anglo-americana), o materiales umbral del análisis de los procesos de coproducción, contentán-
tomados de trabajos de otros autores y elaborados en un análisis dose con proponer dos enfoques complementarios (elección ra-
secundario. cionaVnormas sociales), pero no articulados.
En El cemento de la sociedacP 4 va más lejos en la investiga- -La segunda, que primeramente aborda el esrudio de la co-
ción de los límites de una racionalidad individualista en las cien- producción imentando identificar interrelaciones (particularmen-
cias sociales. Las herramientas que aporta la teoría de la elección te, en el caso de las motivaciones mixtas).
racional, centrada en la búsqueda del interés racional y personal
por parte de los individuos, le parecen insuficientes para tratar la
,..• Partiendo de una orientación más bien individualista, otros
autores han tratado de superar ciertas limitaciones de este marco
cuestión de la posibilidad del orden social, bajo el doble ángulo teórico. En primer lugar hay que citar a un clásico de las ciencias
de la coordinación de las expectativas establecidas entre los dife- sociales, redescubierto en los años ochenta, el sociólogo alemán
rentes actores y de la existencia de formas de cooperación. Así Georg Simmel (1858- 1918). Simmel consideraba que «las formas
pues, ha buscado recursos adicionales en una leoría de las nor- sociales», si bien tienen su origen en «actos individuales», «una
mas sociales, pues «las normas sociales aportan una importante vez constituidas, actúan sobre el individuo»35. Otro tanto se
categoría de motivación para la acción, que no se puede reducir a ,. puede decir de Thomas Schelling en una investigación sobre las
la racionalidad ni a ningún otro mecanismo de optimizacióm~ relaciones micro/macro 36 . Schelling también sostiene que «en
(ibíd., p. 15). Las normas sociales son modos colectivos de com- las situaciones en que el comportamiento o la elección de las per-
portamiento que se imponen según una lógica en buena medida sonas depende del comportamiento o la elección de otras perso-
mecánica, a veces inconsciente, y que ejercen una suerte «de in- nas, no suele ser posible llegar a agregados por la mera adición o
flujo sobre el espíritu debido a las fuertes emociones que su vio~ extrapolación. Para establecer este vínculo, normalmente tene-
lación puede despertaD> (ibíd., pp. 98-100). Jon Elster examina mos que considerar el sistema de interacción entre los individuos

--6'8
entonces una serie de normas sociales que podrían considerarse y su entorno, o entre los individuos y la colectividad». Entonces,
determinantes pertinentes de ciertas actividades: normas de con- la trampa no está solamente en el holismo «{sacar conclusiones

~-
69
Las nuevas socio Logias
prematuras en cuanto a las intenciones de los individuos a partir
de observaciones relativas a agregados»), sino tambi.én en un in- 4. Construcción de grupos
dividualismo estrecho (<<sacar conclusiones prematuras en cuanto
al comportamiento de los agregados (a partir) de las intenciones y categorización social
individuales» ).

J
i
¡

Le PetU Robert da dos definiciones de la palabra construction: 1)


«hacer un objeto complejo» (por ejemplo, «construir un barco,
automóviles, máquinas») y 2) «hacer existir (un sistema comple-
jo) organizando elementos mentales» (por ejemplo, «construir
una novela, un poema, un drama»)'. La construcción social de la
realidad precisamente reúne los dos procesos: de un lado, un pro-
, ceso de materialización, objetivación e institucionalización y de
'.
otro, un trabajo mental de percepción, representación y tipifica-
ción. Esta articulación está especialmente clara en el caso de las
clases sociales, donde la existencia de grupos sociales no carece
de vínculos con las operaciones cognitivas de clasificación y ca-
tegorización. Ahora bien durante mucho tiempo, estos dos órde-
nes se han considerado por separado. Los sociólogos se interroga-
ban sobre las clases sociales (¿qué es una clase social? ¿Existe la
clase obrera? ¿A qué clase pertenece tal individuo?, etc.), mien-
tras que los lógicos, los estadisticos o los psicólogos se interesa-
ban por las operaciones y los instrumentos (eruditos u ordinarios)
de clasificación. En Francia, hasta lo años ochenta no se han es-
tablecido sistemáticamente puentes entre los dos ámbitos. En

70 ---
ambos casos, se ha recurrido frecuentemente a la historia a fin de
71
Las nuevas sociologías 4. Construcción de grupos y categorización social
aportar nueva Luz. Además al contrario que en debates anteriores formación». Por lo tanto un <qJroceso de autodefinición» contri-
estas nuevas p rspeetivas no efectúan distinciones «de naturaleza» buye a la constrUcción de la clase obrera inglesa. Esta construc-
entre Las nociones d clase social grupo acial o categoria social. ción aparece entonces como un proceso de unificación en la en-
crucijada de elementos objetivos y de representaciones
subjetivas: «Por clase entiendo un fenómeno histórico, que unifi-
1. Una obra de referencia: La formación ca acontecimientos separados y sin relación aparente, tanto en la
de la clase obrera en Inglaterra, objetividad de la experiencia como en la conciencia». La forma-
de Edward P. Thompson ción de la clase e nutre especialmente de la experiencia colecti-
va en el trabajo pero también en la familia en las relaciones de
Los «marxismos» frecuentemente han contribuido a dar una visión vecindad y en la religión. Además, la cla e no se define aislada-
objetivi ta y economici ta de las clases sociales' éstas existen «ob- mente sino «en sus relaciones con las otras clases». La clase «es
jetivam nte», pues están insertas en «la infraestructura económica» una relación, no una ca a». En suma, es apoyándose en las expe-
de la sociedad (<<estado de las fuerzas productivas», «relaciones de riencias coLectivas y con la op ición de otro. grupos como en un
producción» y/o «división del trabajo»)' aunque en las versiones proceso de unificación aparecen intereses comunes: «Se puede
menos mecanicistas, esLa «determinación» no se ejerce más que en hablar de clase cuando hay hombres que a partir de experiencias
última instancia y la superestructura ideológica y política tiene comunes (que comparten y que pertenecen a su herencia), perci-
efectos recíprocos sobre la «base material». Sirviéndose d las he- ben yarticulan us intereses en común, en oposición a otros hom-
rramientas de la historia social y dentro de un horizonte que aún e bres cuyos interes son diferente de los suyos (yen general
reclama marxi ta, el historiador británico Edward P. Thompson opuestos)}). La conciencia de clase, identificada como la manera
(1924- L 93) intentó invertir esta perspectiva en su Libro ya clásico en que las experiencias c lectivas «se traducen en términos cultu-
La formación de la lase obrera en Inglaterra 1 publicado en 1963, rales y se encaman en tradici nes, i tema de valores y forma
que constituyó un imponante punto de referencia en la eLaboración institucionales», con tituye una dirnen ión importante aunque no
de nuevas investigaciones obre las clases sociale . '.
! exclusiva de La formación de la clase. Con la noción de concien-
cia de clase se tien n en cuenta lasjormas institucionales lo que
relativiza La separación clásica en la historia social entre «la clase
1.1 La clase como formación histórico-social obrera» (que seria un «hecho objetivo») y «el movimiento obre-
ro» (que seria su «expre ión organizada»).
Aquí ól pretendemos esbozar a grandes rasgos cómo enfoca la Desde el punto de vista metodológi o, la obra de Thompson
clases una investigación histórica de gran amplitud, centrada en también es una invitación a evitar una reconstrucción del pasado
Los años 1780-1840. dema iado guiada por lo resultados del proceso histórico esto
Para Thompson la clase e «Ula formación social y culturab>, e., de «una lectura de la historia a la luz de preocupaciones ult -
producto de un proceso histórico. Esta concepción se afirma en riores y no de cómo é ta se ba desarroJlado», Lo que conduciría a
primer lugar contra «cierta ortodoxia marxista» «según la cual la retener únicameme a «aquello que han triunfado es decir cuyas
clase obrera de alguna manera nace por un proceso de generación aspiraciones anticipan La e olución po terior» y a olvidar «Los ca-
espontánea desencadenado por las nuevas fuerzas productivas y Llejones sin salida, las causas perdidas e incluso a Los perdedores»
la:. nuevas relacione de producción». Por el contrario «la pala- en una visión evolucionista de la historicidad (ibid). De abi la im-

-_..
bra form.ación" indica que el objeto de este estudio es un proce- portancia que concede a los grupos de artesanos, que no corres-
so activo, puesto en marcha por agentes tanto como por condicio- ponden a la imagen de los obreros fabril s que ha predominado

--72
nes. La clase obrera [...] ha sido parte activa de su propia mucho más tarde.

73
Las nuevas socíoLogias 4. (onstrucClon de grupos y categorización social

cursivas propiamente dichas, a partir de una extensión analógica de


1.2 Desarrollos y debates la noción <<lenguaje del trabajo»:« o olamente las conversacio-
nes de los obreros o lo discur os teóricos sobre el trabajo, sino
Las preocupaciones constructivistas de Thompson, que rompen también el conjunto de disposiciones institucionales, gestos ritua-
con diversa formas de economicismo o de detennini mo tecno- les, método de trabajo, formas de lucha, costumbres y actos que
lógico han sido particularmente discutidas y de arrolladas en el (,;onfieren una forma inteligible al mundo obrero» , Pero si esto
ámbito anglo-americano (aqui nos limitaremos a mencionar la re- enfoque se presentan como englobantes y no como una profundi-
vista de hi toria británica Past and Present y el nombre de Eric zación del análisis de ciertos aspectos de la realidad ocial e eorre
Hobsbawm o la sociología de Charles TiUy). el riesgo de reducir la formación del mundo social a su nivel dis-
También e han señalado ciertos límites del trabajo pionero de ursivo, extendido de una manera má o menos analógica. o ob -
Thomp on, Jo que ha condu ido a de plazamientos teóricos. En tante, se puede tratar de introducir las dimensiones cognitivas dis-
primer lugar es necesario mencionar lo que se ha denominado el cursivas y/ interaccionale de la fonnación de los grupo oeiales
«giro lingüístico» en los años ochenta de los bi toriadores anglo- en los procesos sociales de objetivación más amplios. Este es el
americanos, entre los que cabe destacar al británico Garetb Sted- caso cuando se consideran los modos de institucionalización de la
man Jone y al norteamericano WiUiam H. Sewell. Esta reo.rienta- categorías de percepción y de acción que forman parte de la cons-
ción tiene especialmente en cuenta el hecho de que, por ejemplo, _trucción de la clase obrera fran esa, como, por ejemplo las divisio-
las nociones mismas de clase o 'nterés común fueron objeto de nes categoriales y profesional s en su relación con la noción de
una elaboración discursiva por parte de los actores, que contribu- claseS el marxism0 9 , el anarcosindicalismo y el sindicallsmo revo-
yeron así a crearlas. Más en general este grupo de historiadores lucionario 'o , o la distinción ntre lo sindical y lo politico " .
está próximo a una hipótesi como La formulada recientemente Por otra parte. la crítica historiográficajeminista en particu-
por el sociólogo Bernard Lahire, según la cual las prácticas socia- lar la de Joan Scott l2 ha puesto el acento en el carácter marcada-
les en conjunto «ya están urdidas por las práctica lingüísticas»)' mente masculino de la construcción de las clases obreras, poco
10 que no significa que todo sea sólo discursivo. Gareth tedman percibido por Thompson e incluso reforzado en Su escritura con-
Jones ha propuesto tratar la clase más bien como «una realidad siderada tambi' n muy mascul.ina. En fin, señalemo , con Yannick
discursiva» que sustancial'!. De esta forma converge con los aná- Le Maree la importancia de lo intercambios entre las lite
Lisis filosóficos de Paul Ricoeur sobre los procedimientos de na- obreras y otras elites intelectuales y políticas en la formación de
rración del mundo (entendida como «sínte is de lo heterogéneo» la clase obrera inglesa «que Thompson no ba valorado, demasia-
y la elaboración de identidade narrativas (para per onas, gmpos do preocupado por justificar la elaboración interna de la concien-
o instituciones};. Ademá . ha dirigido su atención al «nivel del cia de cla e» 1); un enfoque demasiado intemalista de la construc-
discurso cotidiano» en la onstrucción de la clase (ibid. p. 2 ción de la clase que, ademá no tiene en cuenta el hecho de que la
coincidiendo con las sugerencias del ociolingüista de la interac- propia separación interno/externo es a la vez una de las hipótesis
ción Jolm Gumperz cuando escribe: «Estamo acostumbrados a y uno de los productos de los procesos estudiados.
considerar el sexo. la etnicidad y la clase social amo parám tros
dados y límite en cuyo interior formamos nuestras identidade
ociales. El estudio del lenguaje como discurso interaccional 2. luc Boltanski y la objetivación de los grupos
muestra que estos parámetros no on constantes sobreentendida ,
sino productos de un proc so de comunjcacióo»6. Refiriéndose a En Le' Cadre . La Formation d 'un groupe ociai 14 y, después, en
la antropología cultural. William H. SeweJ1 ha intentado identifi- un trabajo sobre «La dénonciation» 15 Luc Boltanski desarrolla y

--74
car formas sociales de objetivación sin limitarse a las formas dis-

---
sistematiza un enfoque con tructivista de los grupos sociales. Al

75
Las nuevas sociologías 4. Construcción de grupos y categorización social
principio tomó elementos de la socioLogía de Pierre Bourdieu, como grupo explícito, con un nombre, organizaciones, portavo-
con quien trabajaba en aquellos momentos, pero inscribiéndolos ces, sistemas de representación y de valores~> (ibid., p. 51).
cada vez de forma más radical en un marco constructivista. La in- ¿Cómo?: «Examinando el proceso de reagrupamiento, de inclu-
fluencia de Bourdieu se refiere tanto a la reflexión sobre las lu- sión y exclusión, del que es producto, y analizando el proceso so-
chas de las clasificaciones sociales (esto es las luchas simbólicas cial de definición y delimitación que ha acompañado a la forma-
en tomo a la definición de las clases, sus fronteras, sus posiciones ción del grupo y que, al objetivarlo, ha contribuido a hacerlo
respectivas o el lugar que ocupan en ellas los diferentes indivi- existir en el mundo de lo sobreentendido» (ibid., p. 52). Así pues
duos) en la sociedad francesa contemporánea como a la contribu- -~
no tenemos un grupo objetivo sino objetivado. Al remitir el
ción de los mecanismos de representación politica (la aparición grupo «cuadros» actualmente a un conjunto de individuos dispa-
de portavoces) a la existencia de los grupos. res (en cuanto a sus trayectorias sociales y académicas tipos de
función en la empresa, etc.), se pone el acento en la doble dimen-
sión simbólica (un proceso coLectivo y conflictivo de definición y
2.1 De la critica del sustancialismo a la historia delimitación del grupo) y política 4 (de institucionalización del
de un grupo social: el caso de los cuadros en Francia grupo a través de portavoces, sindicatos y políticos especialmen-
te) de su homogeneización relativa, de la producción sociohistóri-
El enfoque propuesto por Boltanski se aparta de las problematiza- ca de «La cohesión de un conjunto impreciso» (titulo de la con-
ciones clásicas de Los grupos sociales (¿cómo se define el grupo clusión) en el periodo que v~ de los años treinta a los sesenta.
«cuadros»? ¿Qué es un cuadro? ¿Cuántos cuadros hay?, etc.), que Este estudio, sustentado en una base histórica y empírica, centra-
en general parten de la existencia del grupo como una cosa bien do en un grupo social concreto, nos invita a contemplar más en
delimitada y delimitable, enraizada en el orden económico y/o general las clases sociales como productos de una dialéctica his-
técnico. Siguiendo a Wittgenstein, se esfuerza por emanciparse tórica entre heterogeneidades preconstituidas y reconstituidas, y
del sustancialismo «da búsqueda de una sustancia que responda a formas simbólicas e instirucionales de unificación.
un sustantivo»), en el caso de un grupo «cuadros», que constituye Después de la publicación de Cadres, el propio Bourdieu ha
una especificidad francesa. Desde luego, no se trata de negar La profundizado su concepción de la clases en UD sentido más cons-
existencia de un grupo como «los cuadros», que se presenta como tructivista 17. Especialmente propone introducir una distinción
tal en los discursos y la instituciones (<<¿qué ciencia soberana po- entre la clase probable --«clase teórica» o «clase sobre el papel»
dría permitirse contestar la realidad de un principio de identidad que alude a «grupos de agentes que ocupan posiciones semejan-
al que dan crédito los agentes sociales?)~, pregunta Boltanski) tes y que en condiciones semejantes y sometidos a condiciona-
sino ge tener en cuenta «las dificultades casi insuperables con las mientos semejantes, es muy probable que muestren disposiciones
que tropieza el trabajo de definición y el establecimjento de crite- e intereses semejantes y por tanto, sus prácticas y tomas de posi-
rios "objetivos '» 16 y por tanto, de concebir la realidad de este ción sean semejantes~) (ibid., p. 4}--, Y la clase movilizada -la
grupo de un modo que no sea objetivista. Boltanski recurre enton- clase «actual» o «real», dotada de portavoces, de instituciones y
ces a la historia, que le permite desnaturalizar la existencia del , de representaciones comunes. A diferencia de la separación clási-
grupo «cuadros» que hoy nos parece tan «natural», y aprehender -. ca en la tradición marxista entre <da clase en sí» (objetiva) y «la
el proceso sociohjstórico de su naturalización: «Para salir del cír- clase para si» (subjetiva), el paso de la primera a la segunda no es
culo en que están encerrados unos debates interminables e infruc- ineludible. Así, «la aproximación de los más cercanos nunca es
tuosos sobre la "posición de clase" de los cuadro , primero es ne- necesaria ni ineludible (pues la competencia inmediata puede re-
cesario renunciar a una 'definición previa" del grupo y tomar por presentar un obstáculo) y la aproximación de los más lejanos

77--
objeto la coyuntura histórica en la que se han formado los cuadros nunca es imposible: si hay más posibilidades de movilizar en el

--76
Las nuevas sociologías 4. Construcción de grupos y categorización social
mismo grupo real al conjunto de obreros que al conjunto de pa- «individual» es al mismo tiempo una de las hipótesis y uno de los
tronos y de obreros en una crisis internacional, por ejemplo, se productos de los procesos de coLectivización/singularización es-
puede producir una reagrupación basada en los lazos de la identi- tudiados.
dad nacional» (ibid.). Se está más próximo de ciertas observacio- Este artículo de Boltanski se apoya en fuentes de trabajos an-
nes del propio Marx sobre «los pequeiíos campesinos», que po- teriores. Asimismo pueden citarse en el ámbito norteamericano
,,
drian ser considerados una clase por la semejanza de sus - las investigaciones de William L. F. Felstiner, Richard L. Abel y
«condiciones económicas», pero que no La constituirían por la au- Austin Sarat sobre la génesis y la transformación de los conflic-
sencia de un «vinculo nacional» y de una «organización políti- tos 20 . En cuanto a los temas económicos hay que mencionar los
ca»18. análisis que Laurent Thévenot ha realizado sobre Los instrumen-
tos de configuración de la realidad, definiendo la noción de inves-
tir de forma como «el costoso establecimiento de una relación es-
2.2 Denundas y La construcción de grupos table durante cierto tiempo»21, análisis que en ciertos aspectos,
retoman las investigaciones clásicas de Simmel sobre <da conti-
En «La dénonciation», Boltanski investiga la separación entre el nuidad de los seres colectiVOS»22.
acto individual y la acción colectiva, analizando un conjunto de
cartas de protesta, de Las más «individuales» a las más «colecti-
vas», recibidas por el diario Le Monde. Contra la dicotomía indi- 3. La categorizaCión sodal
vidual/colectivo, el corpus de las cartas se distribuye en un conti-
nuo que va de lo particular a lo general, de los individuos a los Paralelamente, y en relación con las nuevas formas de concebir
colectivos, y de la habladuría a La acción politica. En lo que se los grupos sociales, la actividad cognitiva e institucional de cate-
suele denominar asuntos, entre los que el «asunto Dreyfus>~ es un gorización y clasificación social ha sido objeto de investigación
caso paradigmático, se operan desplazamientos entre el caso par- en los años ochenta.
ticular y el interés general, lo singular y lo colectivo, que contri-
buyen a hacer y deshacer grupos. Cuando a partir de la denuncia
de una injusticia se desarrollan movilizaciones en torno a causas, 3.1 La actualidad de La herenda durkheimiana:
se emplean ciertas tecnologías sociales preconstituidas (como Mary DougLas
fomas de acción colectiva, técnicas jurídicas procedimientos de
desingularización, etc. «para constituir personas colectivas obje- Un aspecto de la obra de Durlcheim es el estudio de las repre-
tivadas y para vincular las personas individuales a Las colecti- sentaciones colectivas y, más particularmente, las formas de
vas» 19. Así, se construyen equivalencias entre las personas a fin clasificación. Así, en un artículo escrito con Marcel Mauss 23
de que surja un interés común. En esta perspectiva, la actividad de (considerado uno de Los fundadores de la antropología france-
un delegado sindical consiste en buena medida en «seleccionar sa), esboza una historia de las categorías de la lógica, atribu-
entre la multitud de litigios cotidianos los conflictos susceptibles yendo a éstas un origen social. Según estos autores, en las de-
de elevarse a la categoría de reivindicación colectiva e, insepara- nominadas «sociedades primitivas», Las primeras formas de
blemente en un proceso de estilización, movilización y fonna- clasificación que se emplean «están organizadas de acuerdo
ción, [oo.] transformar los conflictos personales en que los actores con un modelo proporcionado por la sociedad»' no obstante,
se ven envueltos individualmente y con todas sus propiedades, in- <<una vez que existe esta organización de la mentalidad colecti-
versiones e intereses diversos [...] en conflictos categoriales» va, es susceptible de actuar sobre su causa y contribuir a modi-
(ibíd. p. 16). En este marco, calificar la acción de «colectiva» o ficarla» (ibíd., p. 184).
--78 79
Las nuevas sociologías 4. Construcción de grupos y categorización social
La antropóloga británica Mary Douglas ha reactivado esta di-
mensión de la tradición dur1cheimiana interesándose por las rela-
ciones entre los actos individuales, las formas colectivas de clasi- 3.2 ALain Oesrosieres, Laurent Thévenot
ficación y las instituciones sociales 24 . El trabajo de Mary y Las categorías socioprofesionaLes
Douglas se opone al individualismo de los téoricos de la elección
racional, que interpretan la acción colectiva mediante cálculos de En los años ochenta, Alain Desrosieres y Laurent Thévenot ad-
costes/beneficios individuales. Según Mary Douglas, si en deter- ministradores del INSEE, cuya intervención fue importante en
minadas circunstancias puede darse el cálculo individual, tam- la elaboración de la nueva nomenclatura de las profesiones y
bién hay algo anterior a este cálculo: «las clasificaciones que nos categorías socioprofesionales de 1982, investigaron la categori-
permiten pensar siempre nos vienen dadas al mismo tiempo que zación social en las estadísticas. Paralelamente Boltanski y
nuestra vida social», se trate de «pequeño» o «grande» «caro» o Thévenot han llevado a cabo entre no especialistas una investi-
«barato», «interesante» o «no interesante», «bello» o «feo», «ver- gación de tipo experimental sobre las relaciones entre las for-
dadero» o «falso» «obrero» o «burgués», «justo» o «injusto». mas cotidianas de clasificación y las eruditas como las que em-
Por ejemplo, incluso en el cálculo comercial es necesario tener en plea el INSEE25. El conjunto de estos trabajos se ha sintetizado
cuenta «la adhesión normativa a la propia ley del mercado» en un breve libro sobre Les Catégories socioprofesionnelles 26 .
(ibíd.). Estos análisis retornan otras investigaciones que asocian la En el caso de Alain Desrosieres, estas investigaciones se han
cuestión moral de los valores y el problema técnico de los instru- integrado en una obra más amplía sobre la historia social de las
mentos de medida capaces de aprehenderlos como el trabajo de estadísticas 2 'i .
Alessandro Pizzomo sobre las identidades colectivas en que se Uno de los aspecto más interesantes de estos trabajos es
apoyan los cálculos individuales (véase más adelante) o la explo- haber mostrado cómo el problema de la categorización social
ración realizada por Boltanski y Thévenot de las formas generales (reintroducir el mundo social en las categorías) permite esta-
de justificación y de justicia entendidas como modos de equipara- blecer conexiones entre tres sentidos de la idea de representa-
ción de personas y cosas (véase el capítulo 5). ; ~ ción: 1) «Una representación científica y técnica en el sentido
Las formas colectivas y preestablecidas de clasificación, de la representatividad estadística»; 2) «una representación po-
sobre las que no nos interrogamos cuando debemos realizar una ¡ti
,,< lítica [... J, la de los interlocutores sociales que en una mesa de
clasificación en la vida cotidiana nos permiten «economizar negociación [...] representan diversos grupos profesionales de
energía cognitiva», pues, para pensar, «es necesario olvidar conti- los que son mandatarios», y 3) «una representación cognitiva»,
nuamente detenninadas cosas», ya que (<DO se puede prestar la «una imagen mental que también sirve cotidianamente a cada
misIl)a atención a todo» (ibíd.). Estos modos de clasificación son uno de nosotros para identificarse e identificar a las personas
parte integrante de toda institución social, en el sentido amplio de con las que se relaciona»28. Ahora bien, estos tres sentidos «re-
«agrupación social legitimadm) (una familia, un juego o una cere- ;;1 miten a tres operaciones diferentes que tienen en común equi-
monia), aunque sólo sea porque ésta «requiere una definición que parar a las personas» (ibid.), que, de esta forma, se vuelven
funda su verdad en la razón yen la naturaleza» (ibíd.), que la na- conmensurables (mensurables en un mismo espacio, identifica-
turaliza. Si los individuos construyen colectivamente las institu- bles con nociones comunes _ De esta [onna, 1 análisis de la
ciones y las clasificaciones que llevan asociadas, éstas les dan los elaboración y los usos de las categorías estadísticas revela «las
principios de identificación que les permitirán pensarse a sí mis- relaciones entre el proceso social y político de construcción de
mos y pensar el mundo. No obstante, en el proceso de coproduc- una identidad colectiva la equiparación de personas que esta-

--80 81--
ción de lo individual y lo colectivo, Mary Douglas, como buena blece la nomenclatura y las imágenes mentales de esta catego-
durkheimiana, sigue concediendo prioridad a lo colectivo. ría» (ibid., p. 35).
Las nuevas soci ologias . (ol1struc;;o de grupos y categorización social
z que el de grupo. el de Estado, et. on constru cíones menta-
4. Nuevos trabajos sobre los grupos y las categorías le que permiten in ular entre i a t que forman enes ,de
e ta orma prestan ciena pre i ibilidad a la vida cia JO
n estos últim año ha recido en el ámbito d I ciencias
ciale el inter' por lo grupo y I cla ifica I n cial .
ñalaremos alguno d esto trabajo. 4.2 EL enfoque genético

El enfoque genético de lo grup ociale y de los modo de c1a-


4.1 ALessandro Pizzomo y La cuestión de Las identidades ificación y más n general, de olros objetos. social s ha conoci-
do cierto desarroll en Francia de d los años och nta a raíz d
ciólogo y polit' logo italiano, le sandro Pizzom ha bu ca lo trabajos de Luc Boltan ki, lain Desrosiere y Laurent Thé-
una forma de vit r los cal1ejone sin salida de lo enfoque utili- noL En los añ noventa inclu le ha con agra o una Tevi -
taristas en término de cálculo de ca te eneficios individua- t interdisciplinar: Gene es. Sciences socia/es el hi roire. E ta
l de la participación en la acción olectiva trate de una 0- lin a de investig i Des tiene en uenta una ob ervación de Marx
tación o de la intervención en los movimí nt ociales. De en u análisi del ( e ichismo d I mercancía»: «La reflexión
cuerdo con I náli is utilitari tas el indi .duo a fm de «elegir obre las formas d la vida ocial y p r consiguiente su análisi
1m' todo más racional debe comparar lo co te » de las díferen- ci nrífico sigue un camino compl taro nte opu to al movimien-
te po ibilidad s que e le ofrecen' ahora bien, «¿cómo puede ha- tO real. Esta comienza después con lo datos e tabl cido con los
cerlo i carec d una medida comlin., de un valor que haga po i- re u/iados del desarrollo»31 la ur i a es mía . Para no tomar
ble la comparación? 29. Para re ponder a esta pfí gunta propone la e tos «resultad s> omo algo natur 1, dichos trabajo intentan
noción d identidad, en el doble entido individual y colectivo arrojar luz obr u de arrollo. qui no limitar mo a señalar
pues, de alguna manera vincular e a un colectivo (identidad co- bre mente alguno d los trabajo más destacable:
l ctiva) se con id ra una de las formas de vincularse a í mi m -El sociólogo estadouniden viatar Zerubavel ha realiza-
(identidad individua/). Así, «para poder determinar cuáles son do uno de los análi is más originale , en una doble referencia
us intereses y calcular coste y beneficios, el ujeto agente debe durkheimiana y chütziana de la formación hi tórica de una me-
a egurarse d u id ntidad mediante la pertenencia a un colectivo dida e tandarizada de tiempo a e cala mundial dopción del
unificador. De e ta forma recibirá los criterio qu le permitirán Green ¡eh \.1ean Time y de un i t roa mt macional de bu os bo-
d finir int res y dotar de entido a u a ciÓru>. PeTO las ran s 32.
ident~~de y lo inter es no e an con ind p n ncia de la ac- -El historiad r érard oiri l ha propuesto un íntesis cn-
ti idad de I a t re. ino que «la política c mprendid como la tic d múltiple rrab jo históri o iológico, tnológico o
pe ducción id ntidades c le tiva define y rede me in ce ar e onómicos sobr I 1 e obrera n Francia de d una óptica
I int re e d I iudadanos» ibid. p. 35. í pu S contra nstructivista33 . De pués ha ampli do u campo d intereses a
una lectura objetivi ta Pizzomo insi te en la di.m .o ión acti a l la con 19ura ióo d I «nacional>
pr ceso d id nti i ación colectiva, que (<DO e limita a reun.ir lo -El economi ta Rob rt alai rudiado la aparición y la
int re e o ial preex-i tentes», ino que <do lecciona los in- in tiru.cionalización de la categori «de mpleo»3s, in estiga-
forma, los inventa e inclus si es necesario, lo ignora o los ci . n que ha sido continuada por I iólogo Christian Topalov36 .
apIa ta» (ibid., p. 362). En esta perspectiva, el individuo, lo l enfoque genético na contribuido a renovar las ciencias so-
mi mo que lo grupo o las in tituciones no algo dado: « I ciales en conjunto, permitiendo tablecer vínculo interdi cipli-
concepto de individuo e una construcción d la mi Ola natural - nano de carácter marcadamente h urí tico, p ro también tien
82 83
las nuevas sociologias
limitaciones. En particular, presenta este doble peligro: 1) la bús-
queda (infinita de los «orígenes» (remontándose a un pasado 5. Individuos pLuraLes
cada vez más remoto) y 2) encerrar el análisis de las prácticas
sociales en el pasado (lo preconstituido), olvidando el proceso
presente y la apertura al porvenir que también son propios de la
historicidad. Foucault identifica claramente esta doble trampa
cuando opone el enfoque genealógico, sensible a los «comien-
zos innombrables», y «la investigación del origen», «pues detrás
de las cosas hay "otra cosa", no su secreto esencial y sin fecha,
sino el secreto de que carecen de esencia o de que su existencia
fue construida poco a poco a partir de figuras que le resultaban
ajenas»J7.

El carácter plural de cada individuo, de sus deseos, intereses, re-


cursos cognitivos y afectivos o de sus identidades ha suscitado
estos últimos años cierto interés en las ciencias sociales, y la
doble cuestión de la continuidad en el tiempo y la unidad en el es-
pacio del individuo parece cada vez más problemática y, por 10
tanto, cuestionable. En estos trabajos, los individuos actúan en
múltiples escenarios en la vida cotidiana de acuerdo con lógicas
diversas, se enfrentan a experiencias plurales y, por lo tanto,
movilizan aspectos diferentes, a veces contradictorios, de su
persona.
Este movimiento aún incipiente no carece de antecedentes en
la historia del análisis social, si bien, como ha mostrado Mary
Douglas 1 buena parte de las corrientes de la filosofía occidental,
y después las ciencias sociales, han suscrito, con frecuencia im-
plícitamente, modelos (conscientes o no) de pennanencia de la
unidad del actor o del agente. Por supuesto, entre Jos enfoques di-
ferentes cabe recordar la noción de reserva de conocimientos dis-
ponibLes, asociada a la de realidades múltiples de Schütz. George
Herbert Mead (1863-1932), filósofo pragmatista americano y psi-

--84' 85--
cólogo social que ba tenido cierta influencia en las diversas for-
Las nuevas sociologías 5. Individuos plurales
mas de sociología interaccionista de Estados Unidos, también ha cotidianos, lo que denomina el orden de la interacción, concebido
propuesto ideas interesantes para nuestro propósito. En sus inves- como un ámbito de la vida social analizable de manera autónoma,
tigaciones sobre los procesos de construcción social del yo ha de- critica «el punto de vista reduccioni ta s gún el cual los elemen-
jado margen a la pluralidad: <Los tipos de relación que mantene- tos macrosociales de la 'ociedad, como la propia sociedad, serian
mos varían de acuerdo con los diferentes individuos' somos una compuestos -con existencia intermitente- de aquello que
cosa para un hombre y otra para otro. También hay partes del yo puede observarse en la realidad de los encuentros, una suerte de
que no existen más que en relación a sí mismo [...] Hay una gran agregación y extrapolación de los efecto interaccionales»; eso
diversidad del yo que corresponde a diferentes reacciones socia- sería confundir «lo que surge de la ituación con lo que ocurre en
les [...] En cierto sentido, es normal una personalidad múltipLe»2. la situación»6. Respondiendo a la críticas de los interaccionistas
En la tradición sociológica, esta reflexión se retomará principal- más radicales que le critican un estructuralismo excesivo Goff-
mente con la noción de roles sociales. Para Mead, sta diversidad man también observa que «los individuos no inventan el mundo
del yo acaba por «armonizarse» en un «yo completo» (ibíd., pp. del ajedrez cada vez que e reúnen para jugar [...] ni el sistema de
122-123) mediante mecanismos que sólo están esbozados. circulación peatonal cuando e desplazan por la calle»? De esta
Más recientemente, las críticas dirigidas a la generalización manera, ha desarrollado en el ámbito del interaccionismo nortea-
del vocabulario del interés y del cálculo en las ciencias socíales, mericano, especialmente en sus últimos trabajos, una posición
como las del economista norteamericano Albert Hirschman 3 o las matizada que integra los límites de la interacción. Por ejemplo, en
de Alain Caillé4 y el equipo del MAUSS (Movimiento Antiutilita- Frame Analysis 1974), la obra en que nos centraremos aquí, indi-
rista en las Ciencias Sociales) han abierto el camino a una con- ca: «No me ocupo de la estructura de la vida social, sino de la es-
cepción menos unidimensional y más pluridimensional de los ac- tructura de la experiencia individual de la vida social. Personal-
tores sociales. mente, doy prioridad a la sociedad y considero secundarios los
Pero la antinomia unidadJfragmentación del individuo tam- compromisos individuales: por consiguiente, esta obra no trata
bién está relacionada con el modo en que el investigador recoge más que de lo secundario»8. Una de las cuestiones constantes en
los datos. lean-Marc Weller5 ha mostrado que el empl o de entre- la investigación de este ociólogo es la de la identidad del sujeto,
vistas tiende a favorecer una visión coherente y estable de la per- cuyo tratamiento según Albert Ogien, «oscila permanentemente»
sona mientras que la observación directa y continua de activida- entre la posición de «ia unidad» y la de «la fragmentación»9.
des ordinarias aporta una visión más heterogénea: de ahí la Frame 4nalysis es una obra especialmente interesante en esta
necesidad de una reflexividad sociológica que permita delimitar perspectiva.
mejor el ámbito de validez de los materiales empíricos tratados. La noción de marco está en el centro de los numerosos análi-
A.continuación vamos a considerar brevemente algunos de sis microsociológicos (especiaimente, a partir de anécdotas toma-
los enfoques más sistemáticos de la pluralización del actor. das de la prensa) que Goffman nos pre enta en su libro. Según él,
«toda definición de una situación está construida según los prin-
cipios de organización que e tructuran los acontecimientos -al
1. Erving Goffman y la organización de la experiencia menos los que tienen carácter ocial- y nuestro propio compro-
miso subjetivo. El ténnino «marco» designa e os elementos bási-
El sociólogo estadounidense Erving Goffman (1922-1982) centró cos. Desde ese punto de vista, «análisis de marcos» es sinónimo
sus investigaciones en las interacciones cara a cara de la vida co- del esrudio de la organización de la experiencia»lo. Por tanto, los
tidiana empleando metáforas teatrales como recursos conceptua- marcos aluden a las diferentes formas que toma la pre-disposi-

87---
les (escena, público, personaje, rol, decorados, pue ta en escena ción de nuestras experiencias sociales y má exactamente, a los
etc.). Pero si a Goffman le interesan especialmente los encuentros marcos cognitivos de referencia de nue tras actividades diarias.
-·'86
Las nuevas sociologías 5. Individuos plurales
No obstante estos marcos no sólo se apoyan en un trabajo cognitivo, Erving Goffman también nos llama la atención sobre las activi-
sino que éste se sustenta de diversas maneras en el mundo exterior, dades que estánfuera de lo marcos, pues, junto al «segmento de la
especialmente en «preIJÚsas organizacionales» (ibíd. p. 242) que actividad enmarcada y que ofrece a los participantes establecidos un
tienden a reactivar formas mentales de orientación en la situación y foco de atención oficial» «en el mismo escenario aparecen simultá-
comportamientos adecuados. Por su parte, el término secuencia neamente otros géneros, otras líneas de actividad (comprendidas las
(5trip) designa (<una actividad en curso, incluyendo acciones reales comunicaciones en sentido estricto) al margen de las que se produ-
o ficticias consideradas desde el punto de vista de aquellos que cen oficialmente» (ibíd. que movilizan «una atención periféricID>.
están involucrados subjetivamente en ellas». De manera sintética, La multiplicidad de los marcos en los que pueden disponerse
para el análisis de marcos, <<toda secuencia de actividades e tá inser- las experiencias del individuo nos conduce a una visiónfragmenta-
ta en un marco y es vulnerable a las transformaciones sucesivas que da de éste. Por ejemplo, en los análisis de conversaciones «aunque
llevan a cabo una estratificación de la realidad» 11. el pTOnombre "yo" remita al hablante y aunque éste sea una enti-
A continuación examinaremos brevemente algunas de las no- dad biográfica precisa, no significa que cada vez que le citemos
ciones propuestas por Goffman para afinar su teoría. Un marco estemos incluyendo la entidad como tal en todos sus aspectos. Por
primario es aquel «que, en una situación dada, nos permite confe- el contrario, hay que considerar a quien habla como un conjunto de
rir sentido a un aspecto detenninado que, en otro caso, carecería cosas diferentes, cuya unión obedece al menos en parte, a nuestras
de significado» 12. Cada marco lleva asociadas reglas específicas. creencias culturales en materia de identidad» (ibíd.). Si los indivi-
Estos marcos primarios son vulnerables a la actividad de los acto- duos son plurales, también debe haber formas de unificación, aun-
re , a transformaciones que añaden estratos complementarios de que no sea más que a través de lo que el filósofo Paul Ricoeur de-
realidad a las situaciones en juego: nomina la identidad narrativa (la persona existe por y en su
-El modo (key) designa «un conjunto de convencione en narración) 13. Como muestra Robert Castel, Goffman tiene en cuen-
virtud del cual una actividad dada, que ya posee sentido por la ta otra forma de consolidación del yo -analizada en el caso limite
aplicación de un marco primario, se transforma en otra actividad de las «instituciones totales» (como los hospitales psiquiátri-
que torna la primera como modelo, pero que los participantes cos) 14_: «El yo no comienza a existir por sí IJÚsmo más que en los
consideran muy diferente» (ibíd.); éste es el caso, por ejemplo, intersticios entre las diferentes instituciones» 1s. Así, el pluralismo
cuando se aprende una tarea (repitiéndola) o cuando se finge. Tal institucional y situacional permitiría cierta distancia respecto a los
desplazamiento constituye una modalización. diferentes roles sociales que desempeñan los individuos, Así, per-
-'-Lasfabricaciones se refieren a «los esfuerzos deliberados, in- sonalidades múltiple y unidad de la persona no aparecen ni como
dividuales o colectivo , de tinados a desorientar la actividad de un sustancias dadas ni como tesis necesariamente opuestas sino como
individuo o conjunto de individuos y que llegan a confundir sus productos complementarios (e interrelacionados), configurados en
ideas sobre las cosas» (ibid. ; entran aquí todas las posibilidades de el curso de las interacciones cotidianas: «El yo no es por tanto una
engaño entre los actores (desde la mera mistificación al complot). entidad medio oculta tra los acontecirrúentos, sino una jórmula
El enmarcado no siempre se produce automáticamente y cambiante para ge tionar e a través de los mismos»16.
puede sufrir fallos (ambigüedade , errores dudas y controversias
sobre los marcos pertinentes), susceptibles de conducir a los par-
ticipantes a depurar los marcos, esto es, a clarificar el marco de la 2. La sodologia de la experiencia de Fran~ois Dubet
actividad en curso (cap. 9), o a su ruptura, cuando no saben tratar
las circunstancias y por tanto éstas perturban su comportamiento Franc;ois Dubet, profesor de sociología en Burdeos, es uno de los
(se produce el pánico, la risa histérica o el llanto) en el curso de animadores del CADIS (Centro de Análisi y de Intervención So-
una acción (cap. 10).

88 ~
~.-
.'""
.,
..
..;
ciológica) grupo creado por Alain Touraine. O obstante, su So-

89--
Las nuevas sOc1ologias 5. Individuos plurales
l7
ciologie de 1'expérience constituye un desplazamiento signifi- los análisis de G. H. Mead, Erving Goffman o la etnografía de las
cativo respecto a la sociología tourainiana. formas de vida populares en Inglaterra propuesta por Richard
Touraine afinnó hace tiempo una dimensión constructivista al Hoggart20 , Dubet da pistas interesantes sobre la génesis social de
tomar por objeto «la producción de la sociedad por sí misma» l8. un sujeto. Según él, «la distancia respecto a sí mismo lo que hace
No obstante, esta orientación está inserta en una visión evolucio- del actor un sujeto también es social, se construye socialmente en
nista, y aun profética de la historia que limita extraordinariamen- la heterogeneidad de lógicas y racionalidades de la acción»21. De
te sus posibilidades. La sociología de la acción desarrollada por esta farola, seria «la pluralidad de la experiencia» lo que crearia
Touraine desde los años sesenta no es una sociologia de la acción «distanciamiento y separación» (ibid., p. 17) una reserva critica
localizada, a través de secuencias de acciones e interacciones, que impediría «al individuo identificarse totalmente con su rol o
sino un enfoque de marcos históricos generale de la acción. En su posición» (ibíd., 129). Esta subjetividad no es más (ni menos)
una concepción evolucionista de la historia muy semejante a la de real que la fragmentación del individuo en el tran curso de sus ex-
Marx, se suceden tipos de ociedades caracterizados por un con- periencias múltiples sino que simplemente constituye «la mirada
flicto social central (sociedades industriales y, más recientemente, subjetiva dirigida al yo» «en la medida que dota de sentido y co-
postindustriales). Al tratar de describir los movimientos sociales herencia a una experiencia por naruraleza dispersa» (ibid. p.
portadores del futuro la tarea del sociólogo reviste un carácter 184); esto es socialmente posible gracias a la diversidad de la ló-
profético. Los investigadores del CADIS, corno Fran¡yois Dubet gicas de acción y de las dimensiones del mundo social, así como
en su estudio sobre La Galere de los jóvenes más dominadosl 9 , a sus tensiones. Así en último ténnino y siguiendo a Michael Po-
han tendido a atenuar el aspecto profético en beneficio de una Uale, tenemos «[a imagen de una identidad social disociada en u
postura más analítica. La ruptura con la filosofía tourainiana de la fuero interno y construida como un proceso corno la puesta en
historia es todavía más marcada en la Sociologie de 1'expérience, relación de principios heterogéneos» (ibíd., p. 177).
pues se trata de «renunciar a la p1'Opia idea de sujeto histórico» (p.
259) y a la lectura de la historia como una suce ión de «tipos de
ociedad» (pp. 150-151). 3. Jon Elster y las problemáticas del yo múltiple
La obra de Dubet no carece de defectos -por ejemplo, su lec-
tura reductora de Elias, Berger, Luckmann o Bourdieu- pero Jan Elster ha explorado [os márgenes de la teoría de la elección
aquí nos centraremos en sus propuestas novedosas a partir de la racional confrontando una serie de reflexiones de filósofos, eco-
noción de experiencia, definida como «una actividad cognitiva», nomistas, psicólogos de un matemático y de un po litólogo (él
«una manera de construir la realidad y sobre todo de «verificar- mismo) en torno a la hipótesis de un yo múltiple2 2 •
la de experimentarla» (p. 93). Esta sociología, que concibe «la Mediante e tas aportaciones se ponen de manifiesto diversas
experiencia como una combinación de lógicas de acción, lógicas figuras más o menos radicales o débiles de la división del yo. Els-
que vinculan al actor con cada una de las dimensiones de un siste- ter las resume así en su introducción:
ma» (p. 105), rompe con las nociones de sistema y de actor. Por lo -La primera figura remite simplemente a un yo integrado de
que respecta al sistema «no hay unidad en el conjunto social [oo.] manera impreci a, al origen de los fracaso. Elster emplea la ana-
cada lógica de acción remite a elementos autónomos del' siste- logía de una mpresa con unidade dotadas de cierta autonomía.
ma socia!» y «la noción de sistema social se limita a la mera cons- Entonces señala que «durante largo tiempo pueden coexistir pací-
tatación de la copresencia de esos elementos» (p. 150). «El actor» ficamente diversas opiniones si pertenecen a sectores de la vida
también está «dividido», su yo «disociado», en las tensiones e im- diferentes» (ibíd., p. 4).

--1
bricaciones entre las tres lógicas de acción (integración, estrate-
gia y subjetivación) identificadas por Dubet. En la encrucijada de

90
t:; .
¡' .
-La segunda figura se refiere a problema tratados frecuen-

---
temente por la filosofía anglo-americana (la denominada «filoso-

91
Las nuevas sociologías 5. Individuos plurales
tia analítica»: el autoengaño y la debilidad de /a voluntad. El que en busca de recursos (interiorizados o exteriorizados) diversos ya
se engaña a sí mismo cree cualquier cosa opuesta a aquello que tiene veces contradictorios. Cada individuo accedería a un repertorio
buenas razones para creer, 10 que puede inducir un debilitamiento compuesto por instrumentos dispares lo que contribuye a dar una
de la voluntad; esto es, la elección de lo peor con conocimiento de visión menos homogeneizante y más heterogénea de los incüvi-
causa. Estamos entonces ante el conflicto interno de una persona duos. A continuación expondremos sucintamente algunas nocio-
ante dos deseos o convicciones, uno de los cuales aparece clara- nes relacionadas.
mente como el más pertinente o el mejor, y sin embargo opta por .La socióloga Ann Swidler ha tratado de reintegrar las fonnas
el otro. culturales en la acción cuestionando el concepto tradicional de
-La tercera figura se refiere al desgarramiento entre varios cultura como un conj unto homogéneo e integrado por valores y
deseos lo que Elster denominayosfáusticos. normas que detenninaría el comportamiento de individuos y gru-
-La cuarta figura no introduce una separación horizontal pOS24. Así, ha propuesto una definición de cultura como «una caja
ino vertical en el yo, con yos jerárquicos, vinculados por un de herramientas (too/ kit) que contiene símbolos, historias, ritua-
orden de preferencias. les y representaciones del mundo que las personas pueden utili-
-La quinta figura pone el acento enyos sucesivos en el tiem- zar en diversas configuraciones para resolver diferentes tipos de
po y en cambios de identidad que obstaculizan la continuidad de problemas», como «componentes culturales» de la construcción
la persona. de «estrategias de acción» (ibíd., p. 273). La noción de estrategia
-La sexta figura esboza yos para/e/os, asociados a vidas pa- no implica necesariamente «un plan formulado de manera cons-
ralelas de una misma persona. ciente», sino que alude a «una manera general de organizar la ac-
-La séptima figura integra la herencia freudiana, con las dis- ción» incluyendo hábitos y representaciones previos (ibíd., p.
tinciones entre conciencia, el preconsciente (intermedio respecto 277). Dentro de tales repertorios O cajas de herramientas, que
a la conciencia y al inconsciente) y el inconsciente así como el pueden contener «símbolos antagónicos», los actores «seleccio-
ello (las pulsiones inconscientes), el yo y el superyó (instancia nan diferentes elementos para elaborar líneas de acción». Así
que actúa inconscientemente sobre el yo y se desarrolla por la in- pues, un complejo cultural proporciona a los actores «un reperto-
teriorización de las prohibiciones parentales). rio de competencias» que al mismo tiempo «limita el espacio de
-La octava figura alude al conflicto entre el yo económico y las estrategias disponibles» (ibíd., p. 284).
el yo social, el horno oeconomicus y el horno sociologicus. En esta misma Línea, el antropólogo Jean-Loup Amselle sos-
-'Finalmente la novena figura, la más radical, defiende una tiene, contra una «visión esenciaLista de la cultura», la idea de una
teoría del no yo ~gún la cual el yo remitiría a elementos dispares reserva de prácticas «de las que los actores se írven para renego-
que no tendrían t.m..idad en sí mismos más allá de la convicción del ciar constantemente su identidad»25. «En función de talo cual co-
observador (el propio yo o los demás) y que, por tanto, constituirla yuntura politica» los componentes de esta reserva son moviliza-
lUla ilusión. Esta es la perspectiva que ha formalizado el budismo tal dos por los actores (ibíd., p. 13). Por tanto, la identidad de un
y como lo presenta el economista francés Serge-Cristoph Ko1m 23 . actor o grupo de actores se concibe como el resultado provisional
de una negociación entre elementos dispares y la noción de lógi-
cas híbridas postula «un sincretismo originario uba mezcla»
4. La noción de repertorio (ibíd., p. 248).
Por su parte, el historiador británico Geoffrey Lloyd critica la
En diversos sectores de las ciencias sociales se ha cüfundido la noción de «mentalidades», muy empleada en las ciencias sociales
e históricas 26 . Mientras que esta noción de mentalidad tiende a

----
noción de repertorios -próxima a la de stock de conocimientos
disponibles de Schütz-, a los que acudirían individuos y grupos presuponer cierta coherencia y estabilidad de «pautas recurrentes

92 93
Las nuevas sociolog'Ías 5. Individuos plurales
y omnipresentes de ideas, creencias y comportamientos» (ibíd., p. demás y en respuesta a las peticiones de explicación de otros
210), la investigación histórica le muestra «en los propios indivi- miembros de la colectividad. Presentan la hipótesis de que sobre
duos, en nuestra sociedad, en la Grecia antigua, en la China anti- estos debates pesan fuertes constreñimientos de legitimidad y ge-
gua, entre los dorset, modos muy diferentes de razonamiento en el neralización de los argumentos utilizables, que conducen a las
proceso de expresión del pensamiento, las creencias los argu- personas a ir más allá de la situación concreta en la que se hallan.
mentos, la justificación, y ello en ámbitos muy dispares del dis- En esta perspectiva han modelizado los registros generales de jus-
curso» ([bíd., p. 218). La diversidad de creencias y de actividades tificación que actualmente se emplean en las actividades cotidia-
observadas no pennite «atribuir (a un mismo individuo o grupo nas y cada uno de dichos registros se refiere a una concepción di-
de individuos) una mentalidad única y determinada» (ibíd., p. ferente del bien común y de la justicia en una ciudad. Para llevar
210) Y nos invita a dirigir nuestra atención a la pluralidad de con- a cabo esta fonnalización han acudido a los autores clásicos de la
textos de comunicación. filosofia política que han desarrollado concepciones de lo que po-
Este tipo de orientación no carece de riesgos, como ha señala- dría denominarse una ciudad justa. Estos autores no ban <'inventa-
do Michel Dobry: imponer una «uniforrnidad sincrónica» de los do» los registros, pero se les considera gramáticos del vínculo po-
recursos disponibles en un momento dado (para un actor o grupo lítico, es decir, se supone que han sistematizado y explicitado las
de actores), olvidando los «dilemas prácticos que se les presentan concepciones de la justicia que parecen ímplicitas en la vida coti-
a los actores» en el transcurso de la acción 27 • Por ello, frecuente- diana. A continuación, Boltanski y Thévenot proponen una pri-
mente se pone el acento en la estricta interacción entre la selec- mera validación empírica de su construcción señalando plantea-
ción de recursos preconstituidos y la lógica de las situaciones. mientos semejantes a las diferentes ciudades justas en guías
contemporáneas. En este doble proceso han identificado seis re-
gistros de justificación pública (la lista no es exhaustiva, aunque
5. La diversidad de regimenes de acción para los autores el número de registros necesariamente sea limita-
en Luc Boltanski y Laurent Thévenot do); cada ciudad propugna una manera de medir la grandeza de
las personas (un principio de equivalencia propio), de ahí la no-
Luc Boltanski y Laurent Thévenot, directores de estudios de la ción de economías de la grandeza:
Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de París y -La justificación cívica (Rousseau, 1712-l778/guía sindi-
animadores del Grupo de Sociología Política y Moral, han elabo- cal), basada en la voluntad colectiva y la igualdad.
rado uña sociología de la justificación pública que se ha ampliado -La justificación industrial (Saint-Simon, 1760-1825/guía
en un enfoque más general de los regímenes de acción suscepti- de la productividad), basada en la eficacia y la competencia.
bles de. caracterizar la acción de los individuos en una sociedad -La justificación doméstica (Bossuet, 1627-1 704/guía de la
como la nuestra. Sus orientaciones se han aplicado con éxito al buena vida), basada en las relaciones de confianza personales que
campo de la economía en la nueva «economía de las convencio- vínculan, a través de una serie de cadenas de relaciones a los
nes»18. miembros de una colectividad.
-La justificación por la opinión (Hobbes, 1588-1679/guía de
las relaciones públicas), basada en el reconocimiento por parte
5.1 La justificación pública de los demás.
-La justificación mercantil (Smith, 1723-1790/guía para
En De la justification 29 , Boltanski y Thévenot investigan las dis- triunfar en los negocios), basada en el mercado.
putas que provocan la crítica y la justificación de las personas en -La justificación inspirada (San Agustín, 254-430/guia de la
los ámbitos públicos, esto es, potencialmente a la vista de los

94
~.
creatividad), que establece un vinculo inmediato entre la persona

95----
Las nuevas sociologías 5. Individuos plurales
y una totalidad (por ejemplo, Dios para los místicos o el Arte para exteriorizados (las situaciones preestablecidas pobladas de obje-
los artistas). tos) como se concibe esta actividad. Así pues, lo que ha atraído la
Estos registros obedecen a dos constreñimientos comunes que atención de los autores son las denuncias reciprocas de diferentes
establecerían su legitimidad ---entendida no en el sentido habitual registros de justificación y los compromisos establecidos entre
en la sociología de «legitimación» o Licitación a posteriori de las ellos.
relaciones de dominación, sino como un horizonte general de El modelo de justificación pública ha suscitado ciertos deba-
sentido que sirve de referencia a los actores en el tran curso de sus tes. Un problema que se aborda frecuentemente se refiere al
actos- en los ámbitos públicos de nuestra sociedad: 1) un cons- grado en que los actores poseen competencias de justificación.
treñimiento de común humanidad, que reconoce una naturaleza En este ámbito no e tá clara empíricamente la igualdad de capaci-
humana común a los miembros de la ciudad y 2) un constreñi- dades y parece más ajustada la idea de un acceso mínimo de cada
miento de orden sobre esta humanidad, es decir, una jerarquía va- uno. No obstante, con frecuencia se producen dos contrasentidos:
riable que depende de las pnlebas de grandeza y que no supone 1) algunos autores leen el modelo como una descripción del
subhumanidades establecidas como en las sociedades de castas. mundo tal como es (por lo que el mundo sería «justo»); sin em-
Estos registros no sólo remiten a principios de justicia, ino tam- bargo, se trata más bien de cómo se captan las acciones a través
bién a mundos de objetos (por ejemplo, un cronómetro en el ám- del sentido ordinario de la justicia movilizado por las personas en
bito industrial) que sirven de apoyo a las demo traciones. De esta el encuentro de mundo de objetos y, por lo tanto, de una cons-
manera, los autores plantean la hipótesis de que cada actor. de trucción de segundo grado; y 2) el modelo intentaría englobar
nue tra sociedad tiene acceso a estos modos de justificación, los todas las situaciones con las nociones de justificación y justifica-
cuales forman parte de competencias compartidas. ción. Por el contrario, Boltanski y Thévenot indican en su epílogo
E tas modalidades comunes de critica y justificación también que no pretenden «dar cuenta de la conducta de los actores en
están presentes en lo trabajos de las ciencias sociales, por lo que todas las situaciones en que puedan hallarse», pues «los momen-
la sociología de la critica que investiga las sociologías criticas tos de disputa constituyen interrupciones en los actos llevados a
tanto de los actores como de los investigadores, también es una cabo con otras personas; por consiguiente, deben ubicarse en un
sociología reflexiva que contribuye a hacer explícitas las dimen- curso de acción que, tanto antes como después del momento de
siones normativas implícitas en las sociologías eruditas. De esta juicio se desarrolla más allá de los constreñimientos de la refl -
manera, la tradicional división reivindicada por la sociología xión y la justificación» (ibíd., p. 425). Por tanto, se abre un
entre lós juicios de valor y los juicios de hecho no parece tan ta- campo de poisibilidades para una sociología más amplia de regí-
jante, si bien sigue siendo un horizonte regulador de la actividad menes de acción, de la que el régimen de justificación pública no
científica aunque sólo sea porque estas disciplinas utilizan for- seria más que un modelo regional.
mas de evaluación de comportamientos y de procesos sociales El modelo de la justificación se ha aplicado en diferentes ám-
que tienen lma doble dimensión -técnica (sistemas de medida) y bitos empiricos como una construcción sistemática que no existe
moral (sistemas de valores)- que es dificil disociar completa- como tal en la realidad observada, pero que sirve de herramienta
mente. en la investigaciónJ o. Claudette Lafaye y Laureot Thévenot han
Si estos registros se consideran productos histórico-sociales explorado las po ibilidade de un registro de justificación ecoló-
las investigaciones real.izadas han dejado de lado este campo in- gica 31 lo que muestra que la investigación de las formas dejusti-
menso para centrarse en la actividad cotidiana de los actores, em- ficación está abierta al trabajo de los actores. El carácter plural de
pleando esas formas generales preconstituidas. Es en el encuentro los in~ividuos, junto con la diversidad de los modos de justifica-
de las formas interiorizadas (la competencia para utilizar argu- ción empleados por cada uno en diferentes situaciones ha sido ob-
mentos y moverse en los mundos de objetos) y los dispositivos

--9T 97---
jeto de esrudio por parte de Lafaye en el caso de los actores con
Las nuevas sociologías 5. Individuos plurales
«doble etiqueta» (por ejemplo, alcaide/agente de la administra- -La violencia (en su concepto limite de «desencadenamien-
ción local), cuya identidad frecuentemente equívoca es fuente de to de fuerzas» un estado de disputa que también queda fuera de
tensiones y de reconstrucciones de identidad32 . la equivalencia).

Paz
5.2 Otros regimenes de acción accesibles
a un mismo individuo rectitud ágape (amor)

De la misma manera que Claude Grignon babIa de «conceptos Equivalencia (mesura) o equivalencia
apisonadora))], se podría denominar sociologías apisonadora a des-mesura
una serie de sociologías que aprehenden el mundo social con un
vocabulario uniforme de de cripción, interpretación y explica- justicia-jusrificación violencia
ción, válido en todas las situaciones. De e ta manera, tienden a re-
ducir en un mismo plano situaciones muy diferentes. Por el con- Disputa
trario la sociologia de los regímenes de acción que se esboza hoy
a partir de los trabajos de Boltanski y Thévenot busca recuperar A continuación Boltanski explora las oscilaciones de un régi-
los accidentes del terreno y proponer conjuntos conceptuales di- men de acción a otro, y ello en diferentes momentos y situacione
ferentes en fimción del tipo de situación y, por tanto, reconstruir de la vida cotidiana.
un enfoque global partiendo de la elaboración de modelos regio- Thévenot ha analizado las relaciones de proximidad entre per-
nales 3.J. Cada régimen de acción intenta dar cuenta de la acción en sonas y entre personas y cosa que, a diferencia del regi tro de
ciertas situaciones a través del bagaje mental y gestual de las per- justificación doméstica ,on locales y particulares, y no se hacen
sonas en la dinámica de ajuste de las personas entre ellas mismas necesariamente generales y pública . Las denomina régimen de
y con la cosas, recurriendo a apoyo preconstituido a la vez in- familiaridacP . Las investigaciones de Christian Bessy y Francis
ternos y externos a las personas. Si bien toda una serie de proble- Chateauraynaud sobre el cuerpo a cuerpo de las personas con los
ma de las ciencias sociales pueden reforrnularse en este marco, objetos en el ca o de las técnicas recurriendo particularmente a la
éste no pretende cubrir todo el campo de la sociología, pues, a la fenomenología de la percepción de Merleau-Ponty, tienden a con-
manera schütziana, se presenta como una «ciencia de la ciencia verger con este campo de investigación37 .
de 10 actores»35. Aparte del régimen de ju titicación pública, se e han esbozado otro regímene de acción. sí, a panir d
han el~.borado otros regímenes de acción: los escritos del filósofo contemporáneo Emmanuel Levinas, se ha
Boltanski ha e bozado un cuadro de cuatro regímenes de ac- modelizado un régimen de intetpelación ética en el cara a cara o
ción a partir de ID1 doble eje equivalencia (mesura)/no equivalen- [ efe compasión (P. Corcuffy N. Depraz). Esquemáticamente, se re-
cia (des-mesura) y pazJdisputa : 1
fiere al hecho de sentirse «preso», en la práctica y de manera no
-La justicia-justificación (un estado de disputa que recurre a !.( nece ariamente reflexiva de un entimiento de responsabilidad
I
principios generales de equivalencia). I respecto a la angustia del otro, en el cara a cara y la proximidad fí-
-La rectitud (equivalencia tácita entre las personas y las cosas ~:
':}
l' sica. A partir de la obra política de Maquiavelo (1469-1527), se ha
en las rutinas y, por tanto, en la paz' no está activada la clítica). I formalizado otro régimen de acción: el régimen maquiavélico o tác-
-El ágape o amor (don gratuito sin expectativa de reciproci- tico-estratégico Grupo de Estudios Maquiavélicos del CERlEP
dad, in erto en la tradición teológíca cristiana, una desviación de de Lyon). En este caso e intenta una reubicación de comporta-
la equivalencia en la paz). mientos estratégico que hoy día ocupan un espacio demasiado

98 -99- - '
Las nuevas socioLogías

general, de validez indeterminada, en los análisis de las ciencias


sociales. Conclusión
Con tales instrumentos ería posible arrojar luz sobre diversas
dimensiones de las actividades sociales, como las cuestiones de la
dominación y del poder que basta el momento más bien se han
soslayado. En cualquier caso los regímenes de acción accesibles
a los actores de nuestras sociedades probablemente no son ilimi-
tados por lo que la sociología de los regímenes de acción se pre-
enta como una puesta en orden de la diversidad de recursos uti-
lizados por los actores, así c mo de las propiedades de la acción.
La profundización de esta per pectiva pasa especialmente por una r
exploración más sistemática de los paso entre regímenes de ac-
ción, est es, por relacionar los diferentes aspectos interiorizados
y exteriorizados) de la realidad social. Se trata de tener en cuenta
la heterogeneidad interna de la acción, al tiempo que se identifi-
can sus articulaciones.

1 término de este recorrido sintético y necesariamente parcial


por las nueva ociologías debatidas en la década de los ochenta y
la primera mitad de los noventa, es necesario hacer algunas preci-

¡ siones.
En primer lugar la elección de considerar autore conceptos,
resultados de investigaciones o debates a partir del bilo conductor
del constructivismo social nos ha conducido a dejar de lado otros
trabajos característico' de esos años, pero que han tratado menos
directamente el problema de la superaci . n de las antinomias tra-
I dicionales n las ciencias sociales. Por lo tanto el marco concep-
tual nos ha obligado a no tener en cuenta una serie de investiga-
ciones interesantes. Por la misma razón sólo ha sido posible tratar
muy por encima las nuevas relaciones entre las ciencias sociales y
la filosofía. No obstante, señalemos las discusiones y los présta-
mos de ciertas orientaciones filosóficas yen particular de la últi-
ma filo ofia deWittgen tein Ce pecialmente su tratamiento de los
problemas planteados por los uso del lenguaje), de la fenomeno-
logía del cuerpo de Maurice Merleau-Ponty, de las formas origi-
nales de cuestionar la historia elaboradas por Michel Foucault, de
la atención a la narración de Paul Ricoeur, de la deconstrucción

.-
--100 "
.'.~
".:- BiBLIOTECA \,; NAL
DE l1iAESTROS
Las nuevas sociologías Conclusión
promovida por J cque Derrida, de la filosofia de la ciencia de controlado del razonamiento comparativo, pero esta validez
Michel Serre ,d la temía de la acción comunicativa de }ürgen nunca puede considerarse ilimitada. aran V. Cicourel presta es-
Habennas o de las teoria norteamericanas de la justicia como las pecial atención al ámbito de validez de lo contextos de investiga-
de 10hn Rawls y ichael Walzer. ción a sus discrepancias, a í como a us proximidades respecto a
En el plano epistemológico también se han propu sto nuevos los contextos cotidianos de acción; de ID la imponancia que con-
elemento que demue tran que salvo algunas xcepciones los cede a una reflexividad ociológica. En el marco de estas perspec-
enfoque con trU ti i tas no van acompañados de un uJtrarreLati- ti as se puede evaluar las verdade ientifi a s gún u mayor o
·smo. ás bien e pretende un nue o uso de las nocione de ver- menor validez y su constru ión má o meno riguro a (por lo
dad cientifica de realidad. Las erdades cientificas que a u tanro no estarna ante una' distinción relati i ta radical del tipo
ez no aluden ro' que a una parte de los usos sociale de la no- «todo ale». Pero si la erdades ociológi on plurales tam-
ci . n de edad mientr que lo otro usos e apoyan en la ética bién es para dar cuenta de lo pecto plurales de la realidad so-
el amor o la e tética, por ej mplo aparecen plurales ituada hi- cial, que pueden di tinguirse prin ipalmente en función de su so-
tórica y oci lID nte, provi ionales pero la noción de erdad lidez. Los cril no propue to p r Laurent Thévenm para
sigue iendo un horizonte regulador del trabajo científico, que se <conferir forrmm 6 on especialmente intere ante a La hora de e -
apoya en un r pertorio de criterios-reglas-métodos-concepto -de- rablecer esta olidez: ámbito de alidez, estabilidad temporal y
bates heredado de la tradición sociológica. ás en concreto re- grado de objetivación.
flexiones epistemológicas muy di eesas y que no se irúan toda i lo análisis constru ti vi stas tienen u origen en la lógica del
eo el ámbit c n tru ti i ta como las de Aaron . Cicourel l • trabajo científico, con sus limita ione regla propias no care-
Jean-Claude P seron 2 Raymond Boudon3 Pierre Rolle o Er- cen de vinculas con consideracione éti y politicas. En primer
hard FrieclbergS con ergen en el cuestionamiento de una episce- lugar ni las tentaciones recurrente de una po tura de superiori-
molo!ria binaria en tomo a la opo ición erdadero/falso) en b - dad respecto a 10 actores ni la consta ción de la ariabilidad his-
neficio de una epi lemologia de ámbitos de valide_ validez de la tórica y social de sus ideales d mancip ción llevan nece aria-
ob ervacione y di urs recogidos por el investigador, de las téc- mente a la ociología a un e ceptici mo generalizado respecto a
njcas empl ada d 10 conceptos propuestos o de las propias todo los ideales. Por el contrario gún afirma Jean-Louis Fa-
condiciones de la in estig cióo . De esta fo.rma, no habría enun- biaoi «es analizando el proce o ideológico otidiano que retoma
ciado soci l' gi os qu pudieran calificarse de verdadero o fal- y recompone los ideales en pugna on 1 ir unstancias como el
sos en general ino de erdadeTo o falsos en cierta medida, en sociólogo abandonado el dilema relativi ta vuelve a aprender
ciertas condici ne., en cierta circunstanci~ que preci amente el respeto»7. De otra parte al h.i tonzar y desnaturalizar aquello
hay que.tratar de explicitar mejor para darle mayor rigor científi- que parece «natural» o «o ce ari » que e tá alú «de de toda la
co. n u crítica de la pretensiones uruver alistas de diversa teo- eternidad» la ociología des/a/aUza egún el término de Pierre
rías d 1 cambio cíal, Raymond Boudoo ha puesto el acento Bourdieu 8 . Desde luego la soci logía no mue tra que no todo es
sobre la «valid z 1 cal» de las teorías sociológicas. Pierre Rolle po ible a consecuencia d las limitacione xteriorizadas e inte-
indica que n el ca o de un modelo teórico, es necesario determi- riorizadas) fruto del proces soci -hi t' ri o anterior, pero «lo que
nar «las condiciones, más o menos restrictivas» en las que se apli- el mundo social ha hecho el mundo acial pu de armado con
ca; y en las cien ias sociales el error consistiría principalmente en este conocimiento deshacerlO) . A í pue el sociólogo constmc-
«el des onocimiento d los límites» de los instrumentos teóricos tivista es capaz de investigar la caja' negra , retomando una ex-
empleados (ibid. pp. 64-65). Jean-CJaude Passeron y Erhard presión de Michel Callon y Bmno Latour. cerradas por los acto-
Friedberg proponen una ampliación del ámbito de validez de pro- res y en particular, los poderosos (como «los fundamentos

--'iQ2
posicione iológica iempre localizadas, mediante el empleo naturales de la desigualdad» «la naturaleza fem oina», «las leyes
Las nuevas socioLogías Notas
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-
1 06
17 París, Minuit, 1964. ces sociales, 23 septiembre de 1978.
las nue\las sodologias Notas
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57 «Logique de la >~, op. cit., p. 1 8 2 . . .. . . 6 H. Garfinkel, 1967, p. vii.
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Capitulo 3 ~. vistas con 8. Latour, París, Franl¡:ois Bourin. 1992.
Notas del recuadro de las paginas 57-58
• 13 Sociologie de la logique ou les limites de I'epistémology, pans.

j
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..,~
108 109
.,

Las nuevas socio logias Notas


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20 B. Latour, Sci nce in Acrion op. cit. 8 Véase el articulo pionero de Denis Segrestin «Du syndicalisme
21 Véase especialmente B. Latour, «Une sociologie sans object?», de métier au yndicalisme de classe: pour une sociologie de !a CGT», So-
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22 Les Microbes, Paris, Métailié, 1984, p. 11. P. Corcuif, «Le catégoriel le professionnel et la classe. Usages contem.
23 M. Callon, «Eléments pour... », arto cit., p. 176. poraios de formes historiques» Geneses, 3, marzo de 1991.
24 Véase especialmente «Caffaire Claude Bemard», en 1. Michel (ed.) 9 Marie Ymonet, «Les héritiers du Capital. L'inventioD du marxi -
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