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TEORIA
PSICOANALITICA
DE LAS
NEUROSIS
Publicación auspiciada y supervisada
por la Asociación Psicoanalilica Argentina
PAIDÓS
México
Buenos Aires
Barcelona
Titulo original: The Psychoanalytic Theoryof Neurosis
Publicado en inglés por W AV. Norton Co. Inc., Nueva Y ork
© W .W . Norton C o. Inc., Nueva Y ork
Reimpresión, 2008
M asarik 1I I , piso 2
C ol. C hapultepec M orales, 11570
M éx ico, D. F.
Te).; 3000-6206
Fax:3000-6219
IS B N : 978-968-853-265-2
P r e f a c io
P R IM E R A PARTE
C O N S ID E R A C IO N E S P R E L IM IN A R E S
A. In tr o d u c c ió n
B. El d e s a r r o l l o m e n t a l
SEGUNDA PARTE
A. N e u r o s is t r a u m á t i c a s
B. L a s p s ic o n e u r o s is — El c o n f lic t o n e u r ó tic o
D. L a s p s ic o n e u r o s is , l a s e la b o r a c io n e s
SECUNDARIAS DE SÍNTOMAS
E. C o m b in a c io n e s d e n e u r o s is t r a u m á t ic a s y
p s ic o n e u r o s is
F. E v o lu c ió n y te r a p ia de l a s n e u r o s is
B ib l io g r a f ía .............................................................................................................. 657
B i b li o g r a f í a p s i c o a n a l í t ic a e n c a s t e l l a n o ................................................... 721
Í n d ic e a n a l í t i c o ................................................................................................................ 757
PREFACIO
O t t o F e n ic h e l
PRIMERA PARTE
CONSIDERACIONES PRELIMINARES
A. INTRODUCCION
C a p ítu lo I
Pero incluso esto parece muy necesario. Muchos críticos que “no creen en el
psicoanálisis” ignoran de qué trata el psicoanálisis, y tienen por costumbre atribuir a
Freud muchísimas cosas que no dijo ni escribió jamás.
D IN A M IC A M E N T A L
* Las observaciones del autor se refieren a la palabra inglesa instinct, pero son
igualmente aplicables a la voz enstelluna instinto. (T.)
Bárbara Low, se refería frecuentemente corno “principio del Nirvana’’ (613).
Parece más apropiado considerar que el fin de todas estas tendencias de
“ igualación” es el de mantener un determinado nivel de tensión caracterís
tico del organismo, de ‘'conservar el nivel de excitación", como desde muy
pronto dijo Freud (188), y no la eliminación total de toda tensión (517).
Como puede verse a cada paso, no faltan tendencias opuestas a este
principio de la homeostasis. Algunos tipos de conducta no parecen tender
a una liberación de las tensiones, sino a crear otras nuevas, y la tarea prin
cipal de la psicología consiste en estudiar y comprender las fuerzas de opo
sición que tienden a bloquear o a diferir la descarga inmediata.
Pero esta comprensión jamás será lograda si se intenta distinguir entre
un “instinto homeoslático" y otros “instintos no homeostáticos” (1211).
La homeostasis se encuentra, por principio, en la raíz de toda conducta
instintiva; la frecuente conducta “anti-homeostática” debe explicarse como
una complicación secundaria, impuesta al organismo por fuerzas externas.
Así, las fuerzas cuyas acciones reciprocas se supone que explican los
fenómenos psíquicos reales tienen una dirección definida: hacia la motilidad
o en el sentido opuesto, de apartarse de la motilidad. Los impulsos de des
carga representan una tendencia biológica primaria; los impulsos opuestos
son introducidos en el organismo por influencias provenientes del exterior.
Los lapsus [ingua;, los errores y los actos s in to m á tic o s c o n s titu y e n los m ejores
e je m p lo s de c o n flic to s entre las te n d e n c ia s a la d e scarg a y la s fue rzas c o n tra ria s ;
una te n d e n c ia que ha sido re c h a z a d a ,* ya sea d e fin itiv a m e n te p o r la “ re p re sió n ” , o a
cau sa del deseo de no ex presarla en tal lu g a r y m o m e n to , e n c u e n tra una ex pre sión
d e fo rm a d a , c o n tra la v o lu n ta d c o nscien te que se o p o n e a ello (5 5 3 ) .
CO N SC IEN T E E IN C O N SC IE N T E
P R IM E R ENSAYO DE D E F IN IC IO N DE LA N E U R O S IS
S IN T O M A S N E U R O T IC O S Y AFECTOS
GENERALIDADES
LA REGLA BASICA
Un p a c ie n te a c o s tu m b ra b a so ñ a r e x c lu s iv a m e n te con c o m id a , y el a n á lis is a]
pare ce r no p ro g re s a b a . R e s u ltó que el s u je to no te n ía , en re a lid a d , ba stan te a lim e n to .
Cuando c o n s ig u ió un tra b a jo , de sa parec ie ro n sus sueños “ o ra le s " y el p s ic o a n á lis is con
t in u ó n o rm a lm e n te .
LA IN T E R P R E T A C IO N
LOS A R T IF IC IO S DE D E F O R M A C IO N
T IP O S D E R E SIST EN C IA S
El paciente puede olvidar ciertas cosas, sucesos importantes del día ante
rior o algo que ya ha sido tratado en su análisis. Puede criticar todo comen
tario del analista; sentirse hostil o incómodo.
El fin del análisis consiste en demostrar al paciente la presencia de
perturbadoras reminiscencias del pasado, en sus sentimientos y reacciones
actuales; es decir, vincular el presente con el pasado. Existe, por ello, una
forma particular de resistencia del paciente, que consiste en hablar solamente
del presente, negándose a ver el pasado; en la forma inversa de resistencia,
el paciente habla solamente de sus recuerdos infantiles y se niega a ver
cómo el contenido de esos recuerdos encuentra su representación en la
realidad presente.
El análisis tiene ía misión de enfrentar al yo razonable del paciente
con las emociones irracionales que actúan dentro de su personalidad. Por
lo tanto, cierta forma de resistencia consistirá en que el paciente sea siempre
razonable, rehusándose en absoluto a comprender la lógica de las emociones;
en la forma inversa de resistencia, el paciente flota continuamente entre
vivencias emocionales poco claras, sin alcanzar la distancia y la libertad
necesarias para poder observar racionalmente esas vivencias.
Todas éstas son formas de resistencia fáciles de reconocer como tales.
Hay otras, en cambio, que actúan en forma mucho más secreta. Por ejemplo,
un paciente puede estar haciendo en apariencia una buena Iahor analítica;
puede realizar progresos en la comprensión de las fuerzas que actúan dentro
de él, percibir relaciones y sacar a la luz nuevos recuerdos infantiles, sin
que se produzca, no obstante, modificación alguna en su neurosis. Esto puede
deberse a la acción de resistencias ocultas de diversa índole. Cierta actitud
del paciente que en sí misma no haya sido analizada puede anular el efecto
del análisis. Puede tener, por ejemplo, un sentimiento de duda: “Todo esto
sería muy bonito si fuera cierto, pero a mí no me consta que lo sea”.
O bien el paciente ha comprendido lo que le muestran sus asociaciones y las
interpretaciones del analista, y sin embargo, este conocimiento permanece
totalmente separado de su vida real. Es como si el paciente se dijera: “ Esto
sólo es válido mientras estoy acostado en el diván” . O un paciente puede
aceptar todo aquello que su analista le dice, simplemente por cortesía; pero
es precisamente esta cortés actitud la que lo protege de la necesidad de revivir
plenamente sus conflictos instintivos, y que, por consiguiente, debe ser anali*
zada. Hay resistencias intelectuales en las cuales los pacientes tratan de refutar
el valor teórico del psicoanálisis, en lugar de tratar de esclarecer su propia
vida psíquica, Pero existen también resistencias intelectuales del tipo opuesto;
algunos pacientes se tornan entusiastas defensores del psicoanálisis para evitar
aplicarlo a si mismos,
Una resistencia aguda dirigida contra la discusión de un tópico particular,
es mucho más fácil de manejar que las “resistencias caracterologías”. Estas
últimas consisten en actitudes que el paciente ha ido creando previamente con
el fin de mantener sus represiones y que ahora manifiesta hacía el analista.
Es necesario destruir tales actiudes, para que resulte posible levantar las re
presiones,
LA T RA N S FE REN C IA
C R IT E R IO PARA JU Z G A R LA E X A C T IT U D DE LAS IN T E R P R E T A C IO N E S
C a p ít u l o IV
LOS C O M IE N Z O S DHL D E S A R R O L L O M E N T A L:
EL Y O A R C A IC O
LAS P R IM E R A S ETAPAS
E L D E SC U B R IM IE N T O D E LOS OBJET O S Y LA F O R M A C IO N D E L YO
P E R C E P C IO N P R IM IT IV A E ID E N T IF IC A C IO N P R IM A R IA
O M N IP O T E N C IA Y A U TO EST IM A
* Traducimos así purified plcasurc ego, equivalente deí alemán purifhiertes Lust-
Ich, expresión ¿sta acuñada por Fretid. Conservamos asi la traducción generalizada
a partir de Lópcz-Bnllcslcros.
Los mélodos primitivos de regulación de la autoestima surgen del
hecho de que el primer anhelo de objetos tiene el carácter de un anhelo
de eliminación del displacer perturbador, y que la satisfacción por el obje
to suprime el objeto mismo y resucita el estado narcisista. El anhelo de
retorno a Ja omnipotencia y el anhelo de eliminación de la tensión in s t in
tiva no se hallan diferenciados aún uno de otro. Cuando uno logra librarse
de un estímulo displaciente, se produce una restauración de la autoestima.
La primera satisfacción proporcionada por el mundo externo, el suministro
de alimento, constituye al mismo tiempo el primer regulador de la auto
estima.
La tendencia a participar en la omnipotencia del adulto después de
la renuncia a la omnipotencia propia se diferencia del deseo de satisfacer
el hambre. Todo indicio de amor de parte del adulto, que es máa pode
roso, tiene en ese momento el mismo efecto que el suministro de leche tuvo
para el lactante. El niño pierde autoestima cuando pierde amor y la logra
cuando recupera amor. Es esto lo que hace que los niños sean educables.
Su necesidad de cariño es tan grande que están dispuestos a renunciar a
Jas demás satisfacciones si hay una promesa de cariño como recompensa
o si se les amenaza con retirárselo. La promesa de los necesarios suminis
tros narcisísticos de cariño a condición de obediencia y la amenaza de reti
rar estos suministros si la condición no se cumple son las armas de que se
vale toda autoridad (427, 436).
Más adelante se diferencian las necesidades narcisísticas de las sexua
les. Las necesidades sexuales se desarrollan en la relación con los objetos,
las narcisísticas en la relación entre el yo y el superyó. Todo sentimiento
de culpa hace decrecer la autoestima, todo ideal que se cumple, la eleva
Pero dado que, como sucede en todo acaecer psíquico, lo antiguo y pri
mitivo perdura debajo de lo nuevo, parte de las relaciones de objeto sigue
estando regida por las necesidades de la autoestima. Donde mejor se puede
estudiar esto es en las personas fijadas en este nivel. Son personas que
necesitan suministros narcisísticos del exterior para mantener su autoestima.
Pueden distinguirse innumerables subtipos. Hay sujetos agresivos que quie
ren procurarse por la fuerza las cosas esenciales que el malvado mundo
externo se niega a conceder, y hay otros que quieren evitar el uso de la
fuerza, tratando de conseguir los suministros esenciales por la sumisión y
la demostración de sufrimiento. Muchos hay que ensayan simultáneamente
ambos métodos.
El hecho de que las necesidades eróticas y narcisísticas obligan al
niño a pedir cariño, y el carácter imperativo de este anhelo, nos permiten
hablar de un amor objetal pasivo en los niños pequeños. El niño quiere
lograr algo del objeto sin darle nada en retorno. El objeto aún no es una
personalidad sino un instrumento que se utiliza para procurar una satis
facción (73).
A la etapa del narcisismo primario en que se tiene la sensación de
la omnipotencia y el “control” aún no constituye un problema, sigue de
L'^te modo un período de control pasivo-receptivo en el que las dificultades
son superadas mediante el recurso de mover a los poderosos objetos exter
nos a conceder lo que se necesita. Cada vez que los ulleriores tipos de con
trol fracasan o no ofrecen ninguna esperanza de éxito, la tentación de
recaer en el estado de control pasivo-receptivo no se deja esperar.
EL D E SA R R O L L O D E LA M O T IL ID A D Y EL C O N T RO L ACTIVO
Esto no quiere decir que el yo sea hostil a los impulsos instintivos desde el co
mienzo ni que sim ia constantemente el icmor de verse colmado de pulsiones internas
demasiado intensas. Dado que el yo aprende a controlar y a satisfacer activamente bus
impuhos, no se advierte qué necesidad podría tener de crear una angustia de esta
índole, y los adultos normales, en efecto, no temen a sus impulsos. Algunos neuróticoe,
en quienes se ve persistir el temor a la propia excitación — por lo menos más allá de
cierto grado de intensidad de lo excitación— , no sienten tal temor o causa de una
angustia por Ja intensidad de Ja propia excitación (541), de carácter primario, aino
porque otros tipos de angustia lea han inducido a bloquear el curso natural de sus
propios excitaciones, convirtiendo así el plocer, secundariamente, en un intenso displa
cer (431, 1522, véase pág. 604 y sigts.).
EL PEN SA M IEN T O Y EL D E S A R R O L L O D E L SE N T ID O D E LA R E A L ID A D
Cuando una persona siente vergüenza, m ira hacia otra parte o se cubre ios ojos
con ía mano. E9fo significa; “Nadie me debe m irar” . Los niños creen que no pueden
ser vistos cuando no pueden ver. H abía un niño que tenía la idea de que cuando el
conductor cierra loa ojos el tren pasa por un túnel.
A LG O MAS ACERCA DE LA A D A P T A C IO N Y EL SE N T ID O
D E LA R E A L ID A D
Sin embargo, si bien el hecho de rascar puede deber su eficacia al cambio que
produce en la afluencia de sangre al área del prurito, surge la impresión de que cons
tituye el remanente biológico de un reflejo raucbo más profundo, que es también de
importancia básica para Jas descargas sexuales; el reflejo de librarse de los órganos
que crean sensaciones perturbadoras. La autotomía de la cola en los lagartos muestra
esta tendencia biológica en b u alcance máa cabal. Más tarde este reflejo puede degenerar
en la idea de “ eliminar rascando” el área de la piel afectada por el prurito, y probable
mente también en la idea de una descarga que “deshinche” la tensión sexual (1242).
La debida valoración del concepto de autotomía demuestra el carácter relativo del
contraste entre satisfacción de un instinto y defensa contra un instinto; el reflejo auto-
fornico puede ser la raíz común del acto instintivo y la defensa contra el aclo instintivo.
Más adelante los actos sexuales se hacen mucho más complicados, pero
en última instancia los mecanismos actuantes siguen encuadrados en el
mismo marco. Durante la pubertad los diferentes impulsos de la sexualidad
infantil se funden en un armonioso conjunto, la sexualidad del adulto.
Pero este cambio se halla sujeto a diversas perturbaciones. A causa de las
ansiedades y de otras experiencias del niño, ciertos componentes pueden
ofrecer resistencia a la fusión. Los componentes reprimidos de la sexuali
dad infantil, especialmente, continúan, inalterados, en el inconsciente. Cuan
do la persona adulta, más tarde, experimenta un desengaño sexual, tiende
a recaer en la sexualidad infantil. El resultado es que los mismos conflic
tos que bullían alrededor de su sexualidad en la infancia vuelven a ser
también reactivados.
C L A S IF IC A C IO N D E LO S IN ST IN T O S
LA S E X U A L ID A D IN F A N T IL
LA ETAPA ORAL
LA ETAPA SADICOANAL
EROTISMO U RETRAL
Esto se ve con claridad en el análisis de los uoyeurs perversos. Los que quieren
observar parejas se identifican siempre, en la fantasía, con uno de los partenaires, o
incluso con los dos a la ve2 .
La idea obsesiva típica en la m ujer, de tener que mirar compulsivamente los geni*
tales masculinos, representa a menudo uno expresión deformada del deseo sádico de
destruir los genitales masculinos.
LA F A SE F A L IC A . LA A N G U S T IA DE C A S T R A C IO N EN EL VARON
Los dcsplazamicnloa que rigen las vicisitudes ulteriores del erotismo anal han sido
estudiados y descritos por Freud y oíros autores (593, 832, 1634). .Asimismo puede
producirse un desplazamiento retrógrado de catcxis anales a funcionales orales, cosa
que se observa regularmente en el tartamudeo (véase págs. 354- y sigs.).
Este, es el momento más apropiado, quizás, para intercalar unas pocas observado*
nc9 de carácter general acerca de la masturbación (cf. 455, 580, 1588). La masturba
ción, es decir, la estimulación de los propios genitales a objeto de lograr placer, es un
Jiccho normal en la infancia, y en Jas condiciones culturales actuales es normal también en
la adolescencia, c incluso en la edad adulta, como un sustituto, cuando la persona no tiene
a su alcance un objeto sexual. Cuando una persona, cuya actividad sexual es bloqueada
por circunstancias externas, se niega absolutamente a recurrir a esta solución, el análisis
revela siempre un temor inconsciente o ui\ sentimiento de culpa como fuente de la
inhibición (626). En los pacientes que no se masturbaron durante la adolescencia se
revela también que sus apremios sexuales habían sido sobrepasados en gran medida
por el temor y los sentimientos de culpa. Eslo im plica un pronóstico pobre; el hecho se
debe a una represión particularmente profunda de la masturbación infantil (1264, 1267).
La masturbación mús temprana de los niños pequeños es una simple estimulación
autoerótica de los genitales. M ás tarde las actividades masturbatorias se vinculan a fan
tasías referentes a objetos; esto es lo que sucede siempre en la masturbación durante
la etapa fálica (555).
El origen de una irnpnrtanlc función de la masturbación normal en la infancia
nos es revelado por los datos que nos ofrecen el sueño y el pensamiento inconsciente.
A q u í la m asturbación se equipara normalmente al juego. El juego de niños, como ya
sabemos, tiene al comienzo la función de alcanzar el control diferido de las impresio
nes intensas; más tarde anticipa acontecimientos posibles en Un grado y en el momento
que convienen al yo, preparando así al niño para excitaciones futuras (605, 1552). De
uua manera análoga, la masturbación infantil puede servir como medio para aprender
gradualmente a controlar en forma activa la experiencia de la excitación sexual.
La descarga genital de la m asturbación puede ser usada como una descarga de
los deseos sexuales de toda índole. Su valor psicológico varía de acuerdo con cada
caso, y los temores y los sentimientos de culpa varían ju nto con aquél. Si bien, como
se comprende, los niños a quienes los adultos les prohíben la masturbación incuban
temores y sentimientos de culpa acerca de dicha actividad como tal, e incluso, de acuer
do con una arbitraria interpretación animista, esperan fantásticos castigos, tales como
la castración, el análisis demuestra que los temores y sentimientos de culpa se refieren
más bien a las fantasías que acompasan el acto masturbatorio. En la etapa fáliea estas
fantasías, por regla general, expresan de una manera más o menos directa, el complejo
de Edípo (del que nos vamos a ocupar más adelante). En la adolescencia, y más ade
lante, sucede a menudo que no sólo continúan, vinculados a la masturbación, los temores
y los sentimientos de culpa, sino que hay una clara resistencia de parte de los pacientes
al esclarecimiento del carácter inocuo de la masturbación. Parecería que tuvieran algún
interés inconsciente en creer que la m asturbación es una cosa terrible. El análisis de
muestra, por regla general, que un sentimiento de culpa proveniente de las tendencias
del complejo de Edipo ha sido desplazado a la actividad que sirve de desahogo para
dichas fantasías inconscientes. (Las fantasías conscientes de masturbación constituyen
un derivado deformado de las fantasías cdípícas inconscientes.) Este desplazamiento
sirve de respaldo a la represión del complejo de Edipo. Si los pacientes creyeran que
la masturbación en sí es dañina, no quedarían liberados del sentimiento de culpa: ten*
drían que ir en busca de la fuente del mismo y podrían llegar a darse cuenta de lo
reprimido, Por esta razón prefieren sentirse culpables “por masturbarse" (76, 789).
La masturbación es patológica, sin duda, en dos casos: a) en todos los casos en
que los adultos la prefieren al coito, y b ) cuando se realiza no en forma ocasional,
como medio de aliviar una tensión sexual, sino a intervalos tan frecuentes que queda
al descubierto la existencia de una disfuncion en cuanto a la capacidad de satisfacción
sexual.
La preferencia por la masturbación en lugar de las relaciones sexuales objétales
demuestra directamente la existencia de una timidez y una inhibición neuróticas debidas
a profundos temores o sentimientos de culpa, o bien es el caso de un supuesto “ placer
más intenso" logrado en la masturbación, debido en su mayor parte a fantasías per
versas que los pacientes no se atreven a traducir en hechos en ]a realidad, o que real
mente no podrían llevarse a los hechos. Pero esto se debe a temores inconscientes
vinculados a la idea de la aproximación sexual de objetos reales. La masturbación es,
en este caso, una especie de síntoma perverso, un sustituto de la actividad sexual cuan
do la actividad verdadera se halla neuróticamente inhibida.
La masturbación excesivamente frecuente revela su carácter de síntoma neurótico
a simple vista. Se produce cuando se halla perturbada la capacidad de satisfacción. Los
problemas generalmente vinculados a este tipo de masturbación son: a) conflictos cen
trados alrededor de la hostilidad y la agresividad dirigidas a procurar por la fuerza
la satisfacción ausente, y b) conflictos centrados alrededor de la espcctacíón del cas
tigo correspondiente a esta agresividad. Los efectos desfavorables de la masturbación
demasiado frecuente pueden ser percibidos c incluso buscados a título de bien merecido
castigo de “ castración". Este tipo de m asturbación desaparece siempre que el análisis
logre, y en el momento en que logre, restablecer la capacidad de satisfacción sexual.
Resulta claro, de este mndo, que en determinados circunstancias la masturbación
actúa, en los adultos, como un sintoma de neurosis; pero no crea la neurosis. Puede
formar parte, empero, de un círculo vicioso. Si la timidez neurótica induce a una per
sona a masturbarse en lugar de aproximarse scxualmente a un objeto, esta persona no
aprenderá nunca que un objeto es realmente capaz de procurar un placer más intenso:
el camino hacia el “ sustituto” que es la m asturbación es fácil, y lo que paga entonces
ea que el individuo se “ echa a perder” , por así decirlo, es decir, se hace menos dis*
puesto a afrontar las dificultades que supone el lograr un objeto, con lo que se acrecien-
ta la timidez, que fue la causa originaria de la masturbación.
Por sí misma la m asturbación no produce neurosiB. Pero se ha demostrado clí
nicamente que la m asturbación fallida, es decir, la masturbación que incrementa la ten
sión sexual sin ser capaz de descargarla en forma adecuada, da lugar a síntomas de
neurosis actual (76, 1268).
Dado que los genitales desempeñan en la primera infancia tan sólo el papel de
prim as inicr pares, las actividades autoeróiicas de los niños pequeños no se lim itan, de
ningún modo, a la masturbación genital. Todas laB zonas crógcnas pueden ser estimu
ladas autocríticamente. Pero cuando un adulto o un niño mayor se entrega predomi
nantemente, en sus prácticas, a diversos géneroB de masturbación anal, oral, uretral,
muscular, ele,, el análisis revela, por lo regular, que esto representa un sustituto regresivo
de Ja m asturbación genital, una vez que ésta ha sido reprimida (733).
Las relaciones entre la m asturbación, por un lado, y por otro lado la neurastenia,
la hipersexualidad y la neurosis obsesiva serán tratadas en los capítulos respectivos.
Hasta este momento los impulsos fáíicos hab ían coexistido con. tendencias pasivas
a sentir caricias en el pene (1071). Las tendencias fálicas pasivas que a menudo ba
ilamos más tarde, como base de causas graves de eyeculación precoz, se hallan conden-
sadas, por lo común, con tendencias erótieo-uretrales, y por regla • general son regidas,
L'n realidad, por la ‘‘sexualidad prosternca” (véase págs. 104 y sig.).
Un niño que se sentía excitado seiualm ente por sensaciones del equilibrio provo
cadas por un movimiento de girar sobre si mismo, sintió luego el temor de que se le
volara el pene.
Un paciente orientado oralmente que concibió inconscientemente la gratificación
sexual como un proceso de comida, y que babía hecho de su padre su principal obje
to sexual, había oído hablar de cáncer y de microbios. Después de haber visto, siendo
un jovencito, los genitales femeninos, incubó la siguiente idea fantástica: si me atrevo
a comer el pene de m i padre (o lo que sale del pene de m i padre), las pequeñas
chinches, que son el germen de los futuros niños, devorarán m i pene desde adentro.
A veces los niños están menos asustados por la idea de que su pene
puede ser objeto de un daño en el futuro que por la idea de que su acti
vidad masturbatoria puede haber lesionado realmente su pene, que éste ya
no está sano y que ello se descubrirá algún día. Esto podría llamarse el
complejo de castración de tipo femenino en el varón. Este hecho puede
verse facilitado por la circuncisión o por un tratamiento médico en la región
genital, como también por la vista del pene de un adulto o de un muchacho
mayor. Los hombres que presentan este tipo de castración sufren a menudo
el temor obsesivo inconsciente de que su pene es demasiado pequeño. Su
convicción se debe a la impresionante visión, durante la infancia, del ta
maño del pene de alguna otra persona cuando el propio era efectivamente
pequeño. La “ feminidad” en los varones no siempre tiene el sentido de:
“ Creo que ya estoy castrado”. Por el contrario, el desvío hacia la femi
nidad (que es el hecho de apartarse del uso activo del pene) es entendido,
a menudo, como un reaseguramiento eontra una posible castraeión futura:
“Si me comporto como si ya no tuviera pene, no me ío cortarán”. O incluso:
“Si la castración no puede ser evitada de ningún modo, prefiero realizarla
activamente, anticipándome a lo que tiene que suceder, y tendré al menos
la ventaja de congraciarme con la persona amenazadora”.
El hecho de que los adultos hagan objeto a los niños, con tanta fre-
cueneia, y en forma tan vehemente, de amenazas o bromas referentes a la
castración, constituye, naturalmente, la expresión de sus propios complejos
de castración. El atemorizar a otros es un excelente método para aquietar
los temores propios. De esta manera los complejos de castración son trans
feridos de una generación a otra. No sabemos cómo aparecieron por primera
vez, pero sabemos ciertamente que tienen una larga historia tras de sí.
En muchas sociedades primitivas (y civilizadas), la generación adulta
impone restricciones a la libertad sexual de la generación más joven. Los
ritos de iniciación que asocian la sexualidad a experiencias dolorosas, cons
tituyen un ejemplo de estas condiciones impuestas a la generación más
joven (1284). Es posible que en algunas culturas se hayan infligido efec
tivamente daños genitales a los que se rebelaban.
La intensidad de la angustia de castración está en relación con la ele
vada valoración de este órgano durante la fase fálica. Esta misma valo
ración hace que el niño, enfrentado a la alternativa de renunciar a las fun
ciones genitales o poner en peligro su pene, se decida por la renuncia a
las funciones genitales. Un adulto preguntaría: “ ¿De qué sirve un órgano
si se me prohíbe hacer uso de é l? ” Pero en el período fálico los factores
narcisísticos tienen más peso que el factor sexual, de modo que la posesión
del pene constituye el objetivo capital (612).
Los problemas de esta índole tienen por causa otra característica de
la época fálica. El niño de esa edad, de acuerdo con Freud (609), todavía
no toma la posesión del pene como un hecho que determina el sexo de las
personas. No distingue a éstas en términos de masculino y femenino, sino
en términos de tener pene o estar castrado. Cuando se ve obligado a acep
tar la existencia de personas que carecen de pene, supone que esas personas
alguha vez lo tuvieron y lo perdieron luego. Los analistas que han confir
mado estos hallazgos se preguntaron si esta manera de pensar no podría ser
resultante de una represión previa. Es posible que el niño tenga un motivo
más primario para temer los genitales femeninos que el temor a la castra
ción (ansiedades orales acerca de una vagina dentada como temor punitivo
de sus impulsos sádico-orales) y que por ello trate de negar su existencia.
La idea de que las mujeres alguna vez tuvieron pene y luego les fue cortado
representaría un intento de negación de esta índole. Es cierto que esto trae
consigo la angustia de que “ esto podría sucederme también a m i” , pero
tiene la ventaja de negar la existencia primaria de Jos temidos genitales
femeninos (898). No se tiene, sin embargo, la impresión de que los varones
encuentren consuelo alguno en saber que hay seres vivientes a quienes se
les ha cortado el pene; esta idea parece ser más bien muy atemorizante.
Por otra parte, parece natural que el niño suponga, mientras no se le en
señe otra cosa, que todos tienen una conformación idéntica a la suya. Esta
hipótesis, por lo tanlo, no se basa necesariamente en el miedo; más bien
es el hccho de llegar a saber que esta hipótesis es incorrecta lo que pro
voca el miedo.
AMOR Y ODIO
Antes de ser superada la actitud egoísta hacia los objetos, con todas
las huellas de ambivalencia que le son conexas, sucede a menudo que los
niños están enamorados de sí mismos (narcisismo secundario). Son capa
ces de distinguir los objetos y de amar a los objetos mientras éstos les
procuran satisfacción. Cuando no es así, el niño se “ identifica” con el objeto
y en lugar de amar a éste se ama a sí mismo (608). Pero esto, por cierto,
todavía no es amor. Se puede hablar de amor únicamente allí donde la
consideración por el objeto llega hasta el punto de que la satisfacción pro
pia es imposible si no se satisface también al objeto. Esta manera de sen
tirse unido al objeto tiene algo que ver, naturalmente, con la identificación.
Pero por otra parte distinguimos entre relación de objeto e identificación y
suponemos que la comprensión con relación al objeto real termina altí donde
la identificación se convierte en el instrumento de la relación. En el amor
es necesario que exista una especie de identificación, parcial y temporaria,
con propósitos de empatia, parcial y temporaria, que o bien corre parejas
con la relación de objeto o alterna con ella a intervalos cortos. No sabemos
nada acerca del carácter específico de esta identificación. Sólo podemos decir
que el sentir una satisfacción plena, altamente integrada, facilita su apari
ción, y que la primacía genital (la capacidad de tener un orgasmo apro
piado) es su requisito previo (81, 1270, 1272).
Las personas en quienes falta la prim acía genital, es decir, las personas impotentes
pora el orgasmo (1270), tam bién son incapaces de amar. La capacidad plena para el
amor no solamente m odifica laa relaciones con los otros objetos, sino también las rela
ciones con el propio yo. El contraste entre amor objetal y amor hacia sí mismo, una
vez más, es tan sólo relativo: en el narcisismo prim ario existe el amor a sí mismo en
lugar del amor objetal; en el narcisismo secundario tenemos la necesidad del amor a
sí mismo (autoestim a), que eclipsa el amor objetal. Con la capacidad para el amor obje
ta], se hace factible un nuevo tipo — posnarcisista, más elevado— de autorrespeto (652).
Puede decirse que al llegar a la altura de una satisfacción genital cabal
vuelve la identificación, pero a un nivel más elevado. Una sensación de
deslizarse juntos, de perder la personalidad propia, de estar alcanzando
una conjunción deseada del yo con algo que es más grande y que se ha
mantenido fuera de los confines del yo, constituye un elemento esencial de
esta satisfacción.
La consideración hacia el objeto, como condición de desarrollo cabal de
las relaciones de objeto, fue llamada sentido erótico de la realidad por
Ferenczi (505), quien señaló la ausencia de una apreciación cabal de la
realidad en las personas fijadas a las etapas precursoras del amor.
Un papel decisivo corresponde, en la aparición de esta consideración
hacia el objeto, a la ternura. Pero ¿qué es la ternura? Para Freud era el
resultado de la inhibición de las tendencias sensuales en su fin (555). Otros
autores han puesto en duda este origen, destacando el hecho de que las
relaciones objetales de ternura y las sensuales no se excluyen mutuamente, y
que un amor verdadero debe comprender necesariamente tanto las tendencias
tiernas como las sensuales. Si la ternura y la sensualidad entran realmente
en conflicto con tanta frecuencia, ello se debe a un aislamiento defensivo,
de carácter secundario, más que a una contradicción básica en la Índole
de estos dos impulsos opuestos. Schulz-Hencke hizo el intento de vincular
estos dos impulsos a fuentes erógenas diferentes, sugiriendo que la sensua
lidad podría tener su raíz en el erotismo genital y la ternura en el erotismo
de la piel (1412); existe, sin embargo, una ternura genital, así como hay
una sensibilidad cutánea. No parece, por lo tanto, que el fenómeno de la ter
nura sea muy adecuado para explicar el género de “elevada identificación”
que conduce, en el amor, a la consideración hacia el objeto; podría, más
bien, ser a la inversa: que la ternura hace su aparición cuando ciertas
tendencias objetales (probablemente de fin inhibido) se encuentran con una
identificación del género mencionado.
El hecho de que en este tipo de identificación hay también un elemento
regresivo en el amor, se ve con más claridad en la mujer que en el hom
bre. El fin pasivo de la sexualidad femenina es más íntimamente afín a los
fines originales de incorporación que el fin activo de la sexualidad mascu
lina. La sexualidad pasiva tiene más rasgos arcaicos, por ello, que la
sexualidad activa. El fin de ser amada es más acentuado, en la mujer, que
el de amar; la necesidad narcisística y la dependencia con respecto al objeto
flon mayores (585).
Pero el elemento regresivo, en el amor, no es exclusivo de la mujer.
También en el hombre — en el proceso del enamoramiento— se le ve apa
recer en primer plano. Es evidente que en este estado vuelve a actualizarse
un tipo arcaico de autoaprecio (o incluso de omnipotencia) en forma de
un sentimiento oceánico de desaparición de las fronteras del propio yo
(622). El centro de gravedad del propio yo se desplaza al yo del partenairex
“Yo no soy nadie, el partenaire lo es todo” ; aún más: “Vuelvo a ser todo
al permitírseme participar en la grandeza del partenaire” (606). Esta idea
puede, incluso, falsear el “sentido erótico de la realidad” (505): habitual
mente, cuando una persona hace la estimación de las virtudes del parte
naire, no es muy realista; el proyectar todos los ideales propios sobre la
personalidad del partenaire hace más placentero el hecho de unirse a éste
(850). Esta circunstancia fue caracterizada por Freud en la afirmaeión si
guiente: el estado de enamoramiento representa un “grupo de dos” (606).
Existe una transición gradual entre el estado de enamoramiento y la per
versión de sumisión extrema.
La naturaleza de este tipo de identificación en un plano más elevado,
que es lo que constituye el amor; permanece aún en la oscuridad; se sabe
más acerca de la edad en que normalmente se da este paso decisivo. Da
acuerdo con Abraham (26), esto sucede durante la fase anal. Se produce
tan pronto como el “placer de retener” es mayor que el “placer de eliminar”.
Una especie de sentimiento de ternura hacia las propias heces (que en un
tiempo fueron yo y ahora son objetos), constituye habitualmente un pre
cursor tan importante de la ternura como lo son Jos sentimientos inspira
dos por el pecho de la madre, por la mamadera y por la madre misma.
También estas tres cosas fueron en un tiempo yo, y ahora son objetos.
No solamente el amor, sino también el odio, presupone el tomar cono
cimiento claro del objeto, aptitud ésta que en el niño pequeño aún no
existe. Los niños pequeños destruyen realmente objetos, corretean y las
timan a otros chieos, etc,, pero probablemente no porque tengan un empeño
positivo de destrucción sino porque nada les importa; sus intereses objéta
les solamente se limitan a lo que se refiere a fuentes potenciales de gratifi
cación y amenazas potenciales. Su finalidad “ agresiva” es la de poner fin
a las situaciones incómodas, no un placer positivo en destruir. La finali
dad positiva de destrucción se origina más tarde, primero, probablemente,
como un medio de imponer por la fuerza otras finalidades (como cualidad
con que es perseguida una finalidad en el caso eñ que hay dificultades o
frustraciones), y más tarde, como una finalidad en sí misma. Ya hemos
explicado por qué un organismo orientado pregenitalmente se halla más
inclinado a incluir la destructividad entre sus objetivos eróticos. En una
persona normal, orientada genitalmente, la agresividad es un recurso para
lograr sus objetivos cuando se dan ciertas circunstancias adversas; la repre
sión de este recurso puede crear una desventaja tan grande en la vida como
la represión de la capacidad de amar.
LO S S E N T IM IE N T O S S O C IA L E S
Freud pone en claro la relación entre las “ tendencias de fin inh ib id o ” y las
"identificaciones”, por un lado, y la elección de modelos y ejemplos por otro lado, cuando
manifiesta lo siguiente: cuando varias personas colocan en el lugar que corresponde
a su superyÓ un mismo objeto (como su modelo ideal o como un ejemplo significativo)
se identifican, por ello, entre sí e incuhan, los unos hacia los otros, sentimientos de
ternura de fin inhibido (606"). Redi complementó esta fórm ula, diciendo: si varias
personas han usado el mismo objeio como instrumento para procurar el alivio de con-
ílictoa internos de carácter análogo, tienden tam bién a idenlilicarse entre sí y a crcar,
los unos hacia los otroa, sentimientos de ternura (1258).
Quizá valga la pena agregar a esto que la psicología social no se lim ita de ningún
modo a lo que ocurre en la mente de los individuos cuando se produce, del modo que
acabamos de ver, la formación de los grupos, ni a la forma en que estos grupos
actúan; debe considerar y resolver también problemas de carácter enteramente diferente,
a saber, no sólo el de los grupos subjetivos, sino también objetivos, el problema de los
efectos análogos que los estímulos externos análogos tienen sobre diferentes individuos.
LA M ADRE COMO P R IM E R O B JE T O
E L C O M P L E JO D E E D IP O
U n paciente que tenía varios hermanos mayores tuvo el siguiente sueño: “ Vuelvo
a casa con mi madre, después de un paseo, y encuentro que una banda de ladrones ha
tomado posesión, entretanto, de nuestra casa” . Los ladrones representaban a los her
manos, con quienes tenía que compartir nuevamente la madre al regresar ambos del
paseo.
Una paciente tenía temor al matrimonio. Su madre había fallecido cuando ella
tenía 5 años de edad. La paciente se hizo la fantasía de que esta muerte se debía, de
.algún modo, a un parto o a la sexualidad. Como castigo de la gratificación edipica
que experimentó a la muerte de la madre, esperaba ahora sufrir el mismo destino en el
caso de casarse.
Eslo tiene cierta semejanza con el caso de un paciente que, siendo niño, reaccionó
a la muerte de la madre con ansiedad e hipocondría. Se había identificado con la
madre, y ahora tenía el temor de que una satisfacción sexual ■con el padre lo matara,
del mismo modo como, en su fantasía, había muerto la madre. A q u í la condensación
de secreto sexual con el secreto de la muerte resulta especialmente clara, ya que ella
imprimió su tinte a la angustia de castración, a la que dio la forma de un temor
a que las cosas puedan desaparecer.
Una paciente cuyo padre falleció siendo ella un bebe, mostraba más larde una
tendencia a odiar a todo el mundo: a los hombres, porque ninguno de ellos era como
el padre —que en virtud de haber muerto fue idealizado— , y a las mujeres porque la
madre había tomado al padre para sí, dejando que se muriera antes de que la hija
tuviera ninguna oportunidad de disfrutar con el.
Los padtes de una paciente crónicamente deprim ida y con una inhibición general
se habían divorciado cuando ella contaba apenas un año de edad. A l padre no lo
había visto nunca. Su complejo de Edipo terminó por girar alrededor de la aiguiente
fantasía: “A papá no le gustaba vivir con m am á; ella no lo merecía. Yo eoy diferente;
algún día vendrá para llevarme consigo”. E l padre no vino. Esta frualración engendró
un odio intenso. La depresión de la paciente representaba la vuelta de este odio contra
su propia persona. Su pérdida depresiva de autoestima quería decir; “Y o tampoco soy
digna de ser amada por m i (idealizado) padre” .
Un paciente que era un médico de éxito, con muchos años de profesión, descubrió,
en el curso de su análisis, que cada vez que un farmacéutico ejecutaba una receta que
él había prescrito, tenía este sentimiento de asombro: “ ¡El farmacéutico, que es un
hombre grande, está haciendo realmente este trabajo nada más que porque yo, que
soy un niño, he escrito una receta!”
T IP O S D E E L E C C IO N D E O B JE T O
Una mujer, en quien se observaba en forma notable una angustia de este tipo,
había sufrido, cuando niña, una operación en un pulgar. En dicha ocasión la amena
za de amputación, de carácter real en ese caso, íue desplazada al pene que poseía en su
fantasía.
1. Primera etapa oral (de Autoerotismo (sin existen’ Ciertos tipos de esquizo
succión) cia de objeto, preambiva* frenia (estupor)
lente)
L A S P R IM E R A S E T A P A S D E L S U P E R Y O
Originariamente el niño desea, sin duda, hacer las cosas que hacen
Jos padres. Su objetivo es, en ese momento, la identificación con las acti
vidades de los padres, no con sus prohibiciones. Los principios y los idea
les de los padres constituyen una parte esencial de su personalidad. Si
los niños quieren identificarse con los padres, también quieren identifi
carse con sus principios e ideales. Las prohibiciones son aceptadas como
algo que forma parte del hecho de vivir de acuerdo con esos principios
e ideales. El empeño de llegar a sentirse semejante a los padres, como una
recompensa que hay que lograr, hace más fácil la aceptación de estas
prohibiciones. La identificación efectiva con las prohibiciones se transfor
ma en un sustituto, por desplazamiento, de la identificación con las activi
dades de los padres, que el niño se proponía.
Resulta extraño ver que las fuerzas que se oponen a los impulsos
instintivos tienen, a menudo, el mismo carácter tempestuoso e irracional
de los instintos.Donde resulta más fácil de observar este hecho es en
el fenómeno del masoquismo moral. Pero también se lo encuentra en todo
sentimiento de culpa normal — con su búsqueda impulsiva de una oportu
nidad de mejorar— y en el curso de cualquier análisis de las resistencias,
en los caracteres “regidos por los instintos” . En su libro E l yo y el ello,
Freud, luego de plantear el problema de lascaracterísticasinstintivas de
las fuerzas anti-instintivas, dio esta respuesta: las fuerzas anti-instintivas
tienen carácter instintivo porque son derivadas de los instintos (608). Las
actitudes instintivas de los niños hacia los padres son convertidas en fuer
zas hostiles a losinstintos mediante la introyección de los padres. De
esta manera los impulsos instintivos han sidotransformados,por influen
cia del mundo externo, en impulsos anti-instintivos.
“Las prohibiciones de los padres, internalizadas”, que son las precur
soras del superyó, son muy poderosas en cuanto amenazan al niño cpn un
castigo terrible, del que éste se ha formado una idea de acuerdo con los
falsos conceptos que ya hemos mencionado; pero al mismo tiempo son débi
les, porque son fácilmente desobedecidas o soslayadas tan pronto como el
niño no es observado por nadie, o bien alguna otra circunstancia parece
hacer permisible algo que antes había sido prohibido. Los objetos intro-
yectados pueden ser fácilmente rechazados mediante una nueva proyección
y las funciones de los precursores del superyó pueden ser nuevamente tras
ladadas a personas del mundo externo (1266). Los policías y los cucos
asumen la representación de estos “pre-superyós internalizados” . El niño
fluctúa entre "ceder a sus impulsos o sojuzgarlos. Las prohibiciones no tie
nen todavía un carácter unitario y organizado. En todo caso se trata todavía
de una situación en la cual, bajo la influencia del mundo externo, una
parte de ía energía instintiva es utilizada para sojuzgar otras energías ins
tintivas; y este cambio de dirección es debido a una introyección.
L A IN S T A U R A C IO N D E L S U P E R Y O
F U N C IO N E S D E L S U P E R Y O
Loa mismos mecanismos de defensa que son utilizados contra los afectos desagrada
bles en general, pueden ser puestos en juego también contra los sentimientos de
culpa.
LA R E S O L U C IO N D E L C O M P L E JO DE E D IP O
L A S V IC IS IT U D E S D E L S U P E R Y O
L A P U B E R T A D
N E U R O S IS T R A U M A T IC A S
EL CONCEPTO DE TRAUM A
BLOQUEO O D IS M IN U C IO N DE L A S F U N C IO N E S DEL YO
ATAQUES E M O C IO N A L E S
P E R T U R B A C IO N E S DEL D O R M IR Y S IN T O M A S DE R E P E T IC IO N
C O M P L IC A C IO N E S P S IC O N E U R O T IC A S
Sería una tarea de la mayor im portancia para la psiquiatría aplicada a las tarcas
del reclutam iento, el descubrir las personalidades para las cuales la situación militar
por sí sola constituye un “punto de com plejo” de esta índole. Las ideas referentes al
hecho de “ pertenecer a una gran u n id a d ” , así como la provisión asegurada de alimento
y techo, la lim itación de la responsabilidad personal y un ambiente del que queda ex
cluido casi en absoluto el otro sexo, tienen cierta significación, por supuesto, para
todos. Lo que varía enormemente es el carácter específico de esta significación. A
menudo la situación m ilitar im plica cierto grado de “infantilización” m ental: el ejér
cito y los superiores jerárquicos asumen el papel de los padres, como sinónimos de
refugio y de amenaza a la vez. A lgunas personas pueden aceptar esto sin mayor con
flicto, y aun encontrar en ello una ayuda. Pero otros, para quienes la infantilización
representa una reactivación de los conflictos infantiles, pueden resultar sensibilizados
y debilitados en su capacidad de resistencia. Y están también los que, de acuerdo
con sus experiencias de la infancia, se sienten fortalecidos y debilitados sim ultánea o
sucesivamente, o se sienten más protegidos en circunstancias y menos protegidos en
otras. Así, por ejem plo, más protegidos mientras no hay combate, y menos en el com ba
te, o viceversa; o más protegidos en la victoria, y menos en la derrota. Sim m el explicó
la actitud típica del soldado como una expectación de protección parental. Esta expec
tación puede ceder su lugar a un repentino y grave desengaño (1434).
Ya hemos dicho que el “stress” crónico puede tener el mismo efecto que un
traum a. Existe un tipo especial de recargo crónico de tensión que tiene un resultado
específico. Las frustraciones extremas, las que hacen que una persona se sienta real
mente abandonada, y sienta que nadie n i nada cuida de él, precipitan en las personas
adultas estados de apatía comparables a las “depresiones prim arias” de los niños
(véase pág. 516), o incluso comparables a la forma en que los niños pequeños hos
pitalizados, lejos del amor materno, quedan en cierto modo “sometidos”.
Todos los psiquiatras m ilitares conocen las características depresivas de las neu
rosis traumáticas de aquellos soldados cuyo cam arada fue muerto mientras ellos se
salvaron. Esto no significa necesariamente que hayan tenido sentimientos especialmente
ambivalentes hacia el camarada perdido. Lo que motiva su sentimiento de culpa es
más bien la esperanza que hab ían abrigado de que si “el número de alguien es dado
de baja”, será e l' de algún compañero y no el propio.
.No sólo son diferentes las órdenes y prohibiciones de] superyó en tiempos de
guerra comparadas con las que rigen en tiempos de paz, sino que la “infantilización"’
que se produce en la situación m ilitar im plica que muchas de las funciones del su
peryó sean re-proyectadas sobre los superiores. Si los superiores dejan de cum plir sil
función de protectores y dispensadores de recompensas, ha ocurrido lo peor, ya que el
soldado ya no está habituado a actuar como su propio superyó. El odio que entonces
es movilizado contra el sustituto paterno “ que no protege” puede ser condenado por el
superyó aún existente, y crear en esa forma sentimientos de culpa y nuevos y graves
conflictos.
La historia infantil es lo que decide el grado de estabilidad de la
personalidad, es decir, la cantidad de conflictos latentes listos para ser
movilizados. En términos generales: a mayor represión, menos energías libres,
disponibles para el control de nuevas excitaciones, y mayor predisposición
para los efectos traumáticos. El hecho de que el desarrollo de una neurosis
traumática depende de la historia infantil justifica los intentos de excluir
de las fuerzas armadas las víctimas potenciales de neurosis traumáticas.
El hecho de que la personalidad pretraumática se refleja en la neurosis
traumática se delata en la multiplicidad de los cuadros clínicos, así como
también en la diferencia que se observa en los cuadros clínicos correspon
dientes a diferentes culturas y épocas, análogamente a las diferencias observa
bles en los cuadros clínicos de los psiconeuróticos de culturas y épocas
diferentes.
En lo s in fo r m e s c o r r e s p o n d ie n te s a la segunda g u e rra m u n d ia l, el n úm e ro de e p i
sodio s e s q u iz o fr é n ic o s y e s q u iz o id e s de c o rta d u r a c ió n y de c u r a c ió n e s p o n tá n e a , re
s u lta m ucho m ayor que en la p r im e r a gue rra m u n d ia l. Cuando la r e a li d a d se hace
in s o p o r ta b le , el p a c ie n t e se a p a r ta de la r e a lid a d . P ero queda s u f ic ie n t e a t e n c ió n pre-
c o n s c ie n te com o p ara r e s ta b le c e r el c o n ta c to con la r e a lid a d ta n p ro n to com o ésta se
hace n u e v a m e n te s o p o r ta b le . Es p o s ib le que el p r e d o m in io r e c ie n te de m e c a n is m o s
p s ic ó tic o s en lo s n e u r ó t ic o s t r a u m á t ic o s esté en c o r r e s p o n d e n c ia con el p r e d o m in io de
los “ tra s to r n o s del c a rá c te r” en lo s p s ic o n e u r ó t ic o s .
B E N E F IC IO S S E C U N D A R IO S
E L P S IC O A N A L IS IS EN L A T E R A P IA D E L A S N E U R O S IS T R A U M A T IC A S
C a p ít u l o VIII
¿Q U E ES UN C O N F L IC T O N E U R O T IC O ?
¿SO N P O S IB L E S LOS C O N F L IC T O S N E U R O T IC O S
E N T R E IN S T IN T O S O P U E S T O S
EL SU PERYO EN LOS C O N F L IC T O S N E U R O T IC O S
LA A N G U S T IA COMO M O T IV O DE DEFENSA
A N G U S T I A
LO S S E N T IM IE N T O S D E C U L P A COMO M O T IV O DE DEFENSA
* Strain. (T .)
Habiendo señalado el juicio del yo “ no hagas esto, porque en tal
caso puede ocurrir algo terrible” , como la raíz de la “ angustia del peli
gro”, podemos suponer ahora que el sentimiento de conciencia con fun
ción de admonición constituye un caso especial de la misma función del
yo: “ No hagas esto, porque en tal caso puede ocurrir una cosa específica,
que- será terrible” .
¿Qué es esta cosa específica? ¿Qué es lo que realmente significa “ cas
tigo por el superyó”, o “pérdida del amor del superyó” ? Evidentemente el
tipo de dolor que se teme es el mismo que se siente ya, en mayor o me
nor grado, en el sentimiento de culpa propiamente dicho.
La función de admonición de la conciencia expresa la tendencia del
yo a evitar el dolor de los sentimientos de culpa intensos. Este dolor cons
tituye un displacer específico, y el evitarlo es el objetivo de toda persona
consciente. Mientras lo que se teme es un castigo real, o se concibe el
infierno como una amenazante realidad, no se puede hablar aún de ver
dadera conciencia, ya que la tendencia a evitar el castigo y el infierno
no difiere de las tendencias creadas por las demás señales de angustia.
En la “ conciencia”, el temor se ha internalizado y amenaza desde adentro.
Se siente el temor no sólo de que ocurra algo terrible dentro de la perso
nalidad, sino también de perder ciertas cosas placenteras, tales como el
bienestar, la protección y la seguridad hasta ahora existentes. Esta pérdida
temida puede tener el carácter de una pérdida de la autoestima, situación
ésta cuya expresión más extrema es la sensación de aniquilamiento.
Para resumir: lo que dice la conciencia admonitora es esto: “ Evita
realizar tal o cual acto, pues de otro modo experimentarás una sensación
de aniquilamiento” . El sentimiento de culpa propiamente dicho es más o
menos una materialización de esta amenaza, que a su vez puede ser utiliza
da para evitar actos similares futuros, que podrían intensificar aún más
la sensación de aniquilamiento.
Esta sensación de aniquilamiento debe ser considerada como una ce
sación de los suministros narcisísticos inicialmente derivados del cariño
de cierta persona externa y luego del superyó.
Si consideramos que aquello que la conciencia normal trata de evitar
ya ha sucedido realmente en la melancolía, tendremos que la sensación me
lancólica de aniquilamiento es comparable al pánico paralizante en el ter
cer tipo de angustia. El cuadro de la triple estratificación que hemos
trazado para la angustia puede aplicarse también a los problemas del sen
timiento de culpa. La conciencia y los admonitores sentimientos de culpa
corresponden al segundo estado (a la admonitora “ angustia del peligro” ),
la sensación melancólica de aniquilamiento al tercer estado, el pánico.
¿Qué es lo que corresponde, entonces, al primer estado, el del “trauma” ?
En la angustia, el primer estado era el de la experiencia dolorosa
inespecífica por la que debe pasar el bebé en un estado traumático. En el
caso del sentimiento de culpa la situación debe ser similar, pero más espe
cífica. La suposición de que aquí la sensación de un “peligro desde aden
tro” está basada, más que en una “ tensión traumática” general, en sensacio
nes específicas de hambre, puede hallar apoyo en una abundante experiencia
clínica referente a la vinculación éntre sentimientos de culpa y pulsiones
orales, de la que nos ocuparemos más adelante (véase pág. 162). De esta
manera podemos establecer una nueva triple estratificación para el senti
miento de culpa:
S E N T IM IE N T O DE CULPA
A N G U ST IA S E N T IM IE N T O DE C U LP A
(U N A A N G U ST IA e s p e c íf ic a )
2) Peligro A ngustia al servicio del yo, afec '“A niq u ila m ie nto ” al servicio del
to creado anticipadam ente, y yo, afecto creado anticipada
controlado y usado como señal mente, y controlado y usado
de alarma. como señal de alarm a:
b) Después de la instauración
del superyó: conciencia (que
regula los suministros narci
sísticos internos).
3) P ánico F alla el control del yo, el afecto F alla el control del yo, el afecto
se hace abrum ador, regresión al se hace abrumador, regresión al
estado 1 ) ; ataque de angustia, estado 1 ) ; ataque de “a n iq u ila
en la histeria de angustia. m iento”, en la melancolía.
Se lia expresado la idea de que la angustia puede estar en relación con las repre
siones . de la sexualidad, mientras que el sentimiento de culpa correspondería a la
represión de las pulsiones agresivas (97, 624). Pero esta correlación parece pecar de
grosera.
En un niño normal, una parte del interés eróticoanal por las heces puode ser
convertido directamente en una propensión a las reacciones de asco (555). Las rear.
clones de asco excesivamente intensas delatan su carácter de form ación reactiva en ia
irrupción ocasional de la coprofilia originaria, en sueños o bien en actos sintom á
ticos. E l asco de los histéricos, como respuesta a una tentación sexual, puede consi
derarse como una negación extrema de pulsiones sexuales receptivas inconscientes: “ No
solamente no quiero aceptar nada dentro de mi cuerpo, sino que quiero expulsar
algo de m i cuerpo, escupiendo o vom itando”.
“Tengo vergüenza” quiere decir “no quiero que me vean” . Por eso las personas
que sienten vergüenza se esconden, o por lo menos apartan el rostro. Pero también
cierran los ojos y se niegan a m irar. Esto es una especie de gesto mágico, originado
en una creencia m ágica de que todo aquel que no m ira no puede ser mirado.
Es un hecho interesante, aunque nada fác il de explicar, el que la vergüenza
parece estar vinculada de manera específica a los fenómenos del erotismo uretral. F.l
hecho de que el castiga m ediante la vergüenza de ser puesto “en la picota” sea h a b i
tualmente aplicado, en form a específica, a los que m ojan la cama, sólo demuestra que
la vinculación entre vergüenza y erotismo uretral ya existía en la generación ante
rior. El objetivo de la am bición basada en el erotismo uretral es el de probar que
ya no hay más necesidad de avergonzarse.
R E S U M E N
¿ E X IS T E N FUERZAS A N T I- IN S T IN T IV A S P R IM A R IA S ,
DE CARACTER IN N A T O ?
C L A S IF IC A C IO N DE LAS DEFENSAS
S U B L I M A C I O N
P R O Y E C C I O N
I N T R O Y E C C I O N
R E P R E S I O N
Orgel describió un sueño manifiestam ente edípico, que un paciente tuvo luego
de cierta experiencia que le hizo odiar realmente a la madre. En otras circunstancias,
el paciente hubiera reprim ido sus deseos incestuosos. El odio a la madre, que Je
daba la seguridad de que, en el terreno de la realidad, no habría de hacerle el amor,
permitió el levantam iento temporario de la represión (1208, y cfr. tam bién 1033).
Puesto que lo reprimido sigue existiendo en el inconsciente y crea
derivados, la represión no se efectúa nunca de una vez y para siempre. El
mantenimiento de la represión requiere un constante gasto de energía, ya
que lo reprimido trata constantemente de hallar una vía de escape (589).
Este gasto de energía puede observarse en los fenómenos clínicos: así, por ejem
plo, en el empobrecimiento general del neurótico, que consume su energía
en la realización de sus represiones y que por lo tanto no dispone de suficiente
energía para otros fines. Esto explica ciertos tipos de fatiga neurótica
gunos de los típicos sentimientos neuróticos de inferioridad tienen rela
ción con el hecho de percatarse de este empobrecimiento (585). Se crean
actitudes destinadas a evitar las situaciones en las que pudiera producirse
una reactivación de lo reprimido (fobias), e incluso hacen su aparición
actitudes que, dirigidas a crear la seguridad de que lo reprimido seguirá
estando reprimido, son contrarias a las actitudes correspondientes a los
impulsos originarios.
F O R M A C IO N R E A C T IV A
Las irrupciones de esta clase pueden producirse tanto en los sueños como en la
vigilia. Un acto instintivo ocasional puede resultar nuevamente posible, con lo que la
formación reactiva resulta insuficiente, bajo la acción de ciertas condiciones de ca
rácter económico o cualitativo. L a mayor parte de los rasgos patológicos de carácter
son del tipo de la form ación reactiva. Es decir que, mientras que los rasgos caracte
rológicos normales permiten la descarga, la mayor parte de los rasgos patológicos
sirven prim ariam ente a la fin a lid a d de asegurar la persistencia, en el inconsciente,
de los rasgos opuestos.
Actitudes en vir
tud de las cuales
el instinto es. I abandonado I A IB
I I coartado II A II B
A N U L A C I O N
Un paciente que no era religioso, y que tenía que rezar obsesivamente por la
salud de su ii'adre enferma, tuvo más tarde la com pulsión de golpearse suavemente
la boca después de pronunciar una plegaria. Esto constituía una anulación del síntoma
rechazante, un retorno del deseo de muerte de ]a‘ madre, previamente rechazado, y sig ni
ficaba esto: “estoy volviendo a poner en Ja boca Jas palabras de la plegaria”. Vemos
actuar el mismo mecanismo de los niño9 que piensan que un juram ento en falso es
perm itido si, al mismo tiempo que hacen el adem án de ju rar con la mano derecha, ha
cen secretamente el adem án contrario con la izquierda.
Otro paciente sintió repentinam ente la com pulsión de estirar el cuello hacia
arriba. Resultó ser que, poco antes, h ab ía estado descendiendo en un ascensor y se le
ocurrió que el rápido m ovimiento de descenso podía haber lesionado su cerebro (üna
angustia de castración encubierta, “ desplazada hacia arriba” ) . El síntoma de estirar el
cuello hacia arriba era una “ an u la c ió n "; el m ovimiento de la cabeza hacia arriba
tenía la intención de arrojar nuevamente el cerebro ul lugar dedonde se h ab ía desli
zado, y anular de este modo la castración.
Este, síntom a representa un caso especial del tipo frecuente de síntomas com pul
sivos basados en la m agia de la simetría y que a m enudo tiene un significado incons
ciente de anulación. Si se ha tocado algo en el lado derecho, hay que tocar algo
sim ilar en el lado izquierdo. El sentido de esto es el de que no sea perturbado el
equilibrio entre instinto y conirainslinto. C uando ha sido alterado en un lado de la
balanza, ello deberá ser ‘'anulad o ” en el lado opuesto. La “ m agia nu m érica" de los
neuróticos obsesivos hace que éstos tengan preferencia por los números pares, porque
éstos no perturban el equilibrio como lo hacen los números impares.
A m enudo la intención de “ an ular” fracasa porque lo rechazado vuelve en la
m ism a m edida en que es rechazado. El “ des-ltacer" de la anulación se convierte en
un “ hacer de nuevo” . Esto ocurre cuando la anulnción consiste en realizar exactamente
el mismo acto, pero rn actitud distinta, y lejos de lograrse tal cosa, la repetición se.
la c e con la m ism a actitud. H e a q u í un ejem plo: un paciente que sentía escrúpulos
referentes a! gasto innecesario de dinero, gastó una moneda en la compra de un
periódico, Inconscientemente, esto equivalía para él a visitar una prostituta. El pa-
cicnli' lo lam entó, y deseando anular el acto realizado regresó al puesto de venta de
perióoicos. Estaba indeciso respecto a lo que había de hacer, porque le daría ver
güenza devolver el periódico al niño y pedirle la devolución del dinero. Se le ocurrió
e n to rn o que la compra de otro periódico podría tranquilizar su ánim o, l ’cro el puesto
de venta ya estaba cerrado, y entonces sacó del bolsillo otra moneda y la arrojó.
A I S L A M I E N T O
Si bien en todos los casos de neurosis obsesiva tiene lugar el aislam iento, hay
algunas personas en las que este mecanismo dom ina de tal modo el cuadro, que ofrecen
un excelente m aterial de demostración de este mecanismo. El caso siguiente servirá
para ilustrar el tema (41 1).
U n joven de diecisiete años contrajo una neurosis a consecuencia de su conflicto
acerca de la m asturbación. D urante cierto tiempo ee m asturbó sin n in g ú n sentimiento
de culpa y a m enudo observaba tam bién a sus compañeros cuando éstos se entregaban
a prácticas de m asturbación m utua. M ás tarde escuchó un sermón de su sacerdote, en
el que éste aconsejaba no reunirse con n in g uno que se rriasturbara. Como en su in
fancia su genitalidad h ab ía sido in h ib id a por un excesivo temor a la castración, el
paciente tomó a pecho el sermón del sacerdote y decidió seguir su consejo y no h ablar
más con ios niños que se m asturbaljan. Esto tenia especial relación con un joven
que, según él sabía, se m asturbaba m ucho. D urante cierto tiempo logró m antener su
resolución. Pero luego, para evitar el contacto con el joven citado, elaboró ciertas
fobias- y procedimientos obsesivos destinados a m antener dicha actitud. Primeramente,
cada vez que se encontraba con el joven tenía que escupir. Cierta regla, de carácter
obsesivo, acerca • del número de veces que tenía que escupir, no llegó a aclararse
nunca en el análisis. La fobia se extendió. El paciente se abstuvo de todo contacto
con la fa m ilia y los amigos del “ Intocable”. (E l paciente bautizó así al joven en
cuestión para evitar usar su nom bre.) M ás tarde, porque el aludido era h ijo de un
barbero, el paciente se alejó de las barberías. M ás tarde eludió incluso el contacto
con las personas que se hacían afeitar por barberos y consideró deber imperativo el
mantenerse alejado del sector de la ciudad en que tenía su barbería el padre del
joven.
Después de esto, la neurosis se convirtió rápidam ente en una “neurosis de aisla
m iento” . D e jó establecido, en form a compulsiva, que los miembros de su fam ilia, y
particularm ente las m ujeres — la abuela, la madre y la hermana— , no debían concurrir
al barrio prohibido. S u frió mucho porque sus fam iliares no quisieron aceptar esta
restricción de su libertad. Es obvio decir que él, por su parte, cu m p lía su propia
prohibición. Pero cuanto más rigurosamente lim itab a la libertad de sus actos, más
intensamente se sentía obligado a pensar en el sector prohibido de la ciudad. Es fácil
comprender que esto le hacía sufrir. Pero él dio una explicación inesperada de este
sufrim iento. El hecho era doloroso, decía, porque en la casa veía a la madre y a la
abuela, y por eso no debía pensar en los lugares y en las personas que eran objetos
de su prohibición. Si bien se daba cuenta de la relación entre su enfermedad y la
m asturbación, ignoraba cuál era la vinculación que existía entre ambas. H a b ía re
nunciado a la m asturbación, aparentemente sin gran d ificu ltad . Pero en lugar de
esto tomó caracteres cada vez más definidos el esfuerzo neurótico de mantener separada
la idea de “m iem bro de la fa m ilia ” de la idea de “ personas y lugares incom patibles”,
de aislar una idea de la otra.
Este aislam iento se convirtió en el tema principal de la neurosis. El paciente
se perm itió a sí mismo pensar en “ cosas” “ incom patibles”, pero se esforzaba en evitar
de pensar al mismo tiempo en personas “afines”. De esta m anera demostró que el
.contenido de su m asturbación era el com plejo de Edipo. L a elaboración de este esfuer
zo por parte del yo, para defenderse del com plejo de Edipo por medio del aislamiento,
condujo en pocos meses a una neurosis obsesiva del tipo más grave.
E l caso de este paciente era como el del hom bre de la pieza teatral de Wedekind,
que no debía pensar en un oso. Siem pre que el paciente pensaba en el “ Intocable”,
inm ediatam ente pensaba en su abuela. D aba a este torturante síntom a el nombre de
“conexión” . Disponía, para hacerle frente, de una defensa que denom inaba “desco
nexión” , y que constituye un buen ejemplo del mecanismo de “ an ulación” . Luego de
pensar sim ultáneam ente en un lu gar prohibido y en una persona “ a fín ”, si podía formarse
una im agen m ental de la cosa “ incom patible”, completamente aislada y libre de todo
ingrediente de carácter “a fín ” , todo quedaba nuevamente en orden y se sentía tran
quilizado. Bien pronto el paciente quedó absorbido por la tarea de hacer “ desconexio
nes” desde la m añana hasta la noche.
Otros dos componentes, que tienden a acrecentar la gravedad de una neurosis
obsesiva en expansión, aparecieron entonces: una inm ensa am pliación del campo de
la sintom atología y una invasión de los síntom as por los im pulsos rechazados.
L a división de los objetos en “ afines” e “ incom patibles” fue abarcando gradual
mente a todas las personas y todos los lugares. Los “compañeros de colegio” se con
virtieron así en “ incom patibles”, y los “ parientes” en “ afínes”. Pero tam bién todas las
personas, mediante asociaciones superficiales, eran colocadas en una u otra de las
categorías, transformándose así en objeto de conexiones y desconexiones.
Cuando ocurría una conexión, no podía abandonar el lugar en que se encontraba,
ni interrum pir la actividad en que se hallab a ocupado en ese momento, si antes no
realizaba una completa desconexión. Este aspecto de su situación lo hacía m uy des
dichado. De esta manera, resultaba siempre dudoso si estaría en condiciones de le
vantarse del sofá al cabo de su hora de análisis, y pasaba toda la hora torturado
por la idea de que ésta podría term inar exactamente entre una conexión y una des
conexión. Finalm ente, la defensa m ism a vino a dar expresión a les impulsos repudia
dos. La com pulsión de desconexión hizo que le fuera necesario tener siempre a mano
un número suficiente de personas, lugares y cosas “afines” . E l deseo de poner fin
rápidamente a la torturante tensión hizo que lo reprim ido volviera a la represión. El pa
ciente visitó lugares “ incom patibles” , tom ando nota, cuidadosamente, de las personas
“incompatibles”, para tenerlas disponibles en caso de necesitarlas. Pero no pod ía ha
cerlo con todos los objetos “ incom patibles” . El “ Intocable” , por ejemplo, continuó
siendo evitado por él. Con el tiempo llegó a disponer de una serie gradual de diferen
ciaciones. H a b ía objetos que eran fóbicam ente evitados, como completamente “ incom
patibles”. Luego h ab ía otros menos “ incom patibles” , escogidos con el fin de tenerlos
a su disposición. Luego venían los que eran un tanto indiferentes, ligeramente “afines”
y completamente “afines” . Fin alm ente se ejercitó conscientemente en pensar solamente
en cosas “ incom patibles” , en la esperanza de que así lo g raría más rápidam ente Ja
desconexión. Dado que el pensar en “ cosas incom patibles” ocupaba el lugar de la
“m asturbación” , ahora estaba masturbándose inconscientemente en forma continua. Y
en efecto, cuando su tensión llegaba al m áxim o y a pesar de todos sus esfuerzos no
podía hacer la desconexión, se producía, con gran sorpresa para él, una eyaculación.
R E G R E S I O N
BLOQU EO ( R E P R E S IO N ) DE AFECTOS
g,, Parece ser que el yo, cuando se ha visto abrumado por los afectos,
puede recobrar su fortaleza en medida tal que, cada vez que se presenta
güna situación similar a la primera, dispone de las contracatexis necesarias
para rechazar un nuevo despliegue total del afecto. Podemos hablar de
afectos inconscientes, así como también de sensaciones inconscientes. En
ambos casos hay ciertos estados de tensión que, de no ser estorbados en
su desarrollo y no hallar su descarga mediante contracatexis, originarían
afectos y sensaciones respectivamente, tendencias inconscientes al desarrollo
de afectos, que son mantenidas a raya por la acción de fuerzas contrarias.
Una “excitación sexual inconsciente” o una “ ansiedad inconsciente” pue
den observarse clínicamente del mismo mpdo que, en general, cualquier
material inconsciente. Las tendencias inconscientes favorables al afecto, al
ser bloqueadas, crean derivados, se delatan en sueños, síntomas y otras
formaciones sustitutivas. Se delatan sencillamente en un estado general
de debilidad, causado por el consumo excesivo de energía (590, 608). La
“frigidez emocional” (véase págs. 533 y sigs.) y ciertos tipos de desperso
nalización (véase págs. 478 y sig.) constituyen ejemplos de bloqueo gene
ral de las emociones. Y a hemos dicho que una desproporción entre el
factor precipitante y la reacción afectiva constituye un indicio de la exis
tencia de represiones. Se puede agregar a esto que la formación de deri
vados origina una inestabilidad afectiva general, como primera conse
cuencia de la defensa contra los afectos mediante el bloqueo de la des
carga. La persona puede haber aprendido a defenderse secundariamente
de esta inestabilidad fortaleciendo las contracatexis. Si la inestabilidad
afectiva es la primera consecuencia de las defensas contra los afectos, la
rigidez afectiva general es la segunda.
P O S T E R G A C IO N DE AFECTOS
A lgunas veces, después de sufrir un gran dolor, o de pasar por un esfuerzo par
ticularmente violento, puede observarse una especie de apatía, de embotamiento al
•dolor y de frigidez sentimienta!. T am bién esto debe tener su explicación ,en un me-
ycanismo sim ilar, de protección del yo contra los efectos o las sensaciones que podrían
-arrollarlo.
D E S P L A Z A M IE N T O D E AFECTOS
E Q U IV A L E N T E S D'E A F E C T O S
C L A S IF IC A C IO N DE LOS S IN T O M A S C L IN IC O S D IR E C T O S
DEL C O N F L IC T O N E U R O T IC O
E V IT A C IO N E S E IN H IB IC IO N E S E S P E C IF IC A S
IM P O T E N C IA Y F R IG ID E Z
En el c a so s ig u ie n t e se verá un e je m p lo t íp i c o de “ c o n d ic io n e s p ara la p o t e n c ia ”
cpn el s ig n ific a d o de r e a s e g u r a m ie n t o c o n tra te m o re s i n f a n t il e s . Un p a c ie n t e s u f r ió
su p r im e r fr a c a s o sexual h a llá n d o s e en la cam a, c u b ie r to s él y su p a r t e n a ir e con una
m a n ta . In m e d ia ta m e n te achacó el fr a c a s o o c u r r id o a la m a n ta . Y , en e fe c to , de ahí
en a d e la n te , se m o s tró p o t e n te to d a s la s veces que e s ta b a a c o s ta d o s in m a n ta , e im p o
tente c u a n d o se c u b r ía con e lla . E s to era una e s p e c ie de c la u s t r o f o b ia . E l p a c ie n t e t e n ía
una im p r e s ió n de s e g u r id a d m ie n t r a s t e n ía la s e n s a c ió n de m a n te n e r el c o n t r o l, y esta
se n s a c ió n s ó lo e ra p o s ib le m ie n t r a s e s tu v ie r a en c o n d ic io n e s de ver e f e c tiv a m e n te Jo
que o c u r r ía . El a n á li s i s d e m o s tró que cuando era n iñ o a c o s tu m b ra b a m a s tu rb a rs e
s o la m e n te cuando se h a lla b a c u b ie r t o por una m a n ta , c o n d ic ió n é s ta que le aseg u raba
el n o se r v is to . Su s itu a c ió n a c tu a l en c u a n to a p o t e n c ia p o d ía tr a d u c ir s e , por lo ta n
to, con lo s s ig u ie n t e s t é r m in o s : “ Lo que e s to y h a c ie n d o aquí no es m a s t u r b a c ió n , no
es lo que h a c ía cuando era n iñ o y que in c o n s c ie n t e m e n t e t o d a v ía m o t iv a mi te m o r” .
IN H IB IC IO N DE IN S T IN T O S P A R C IA L E S
U na p a c ie n t e de E i s s le r (3 6 1 ) no h ab ía pasado una e ta p a su m a m e n te a r c a ic a
del d e s a r r o llo d e l yo. La m ad re “ c o n tin u a b a s ie n d o la p a rte m ás im p o rta n te del yo de
la p a c ie n t e ” . El re ch azo de a li m e n t o r e p r e s e n ta b a el a n h e lo de una g r a t if ic a c i ó n
p r im a r ia , aún in d ife r e n c ia d a , por la m a d re y una d e f o r m a c ió n s á d ic a del a li m e n t o a
causa de la fr u s tr a c ió n . La f a lt a t o ta l de te rn u ra y de apego f ís i c o de p a rte de la
m a dre , h a b í a c re ad o en la p a c ie n t e una g rave p e r t u r b a c ió n en la e s tru c tu ra de su im a
gen c o r p o r a l. L orand tu v o un caso que p r e s e n ta b a una p e r t u r b a c ió n a n á lo g a (1 0 8 2 ).
D ado que una r e p r e s ió n puede m a n if e s ta r s e t a n to en una in h ib ic ió n com o en la
e x a g e ra c ió n c o m p e n s a t o r ia de una t e n d e n c ia o p u e s ta , lo s e s ta d o s a n t it é t ic o s de “ano
re xia” y “ a n h e lo v e h e m e n te (p a t o ló g ic o ) de a lim e n to ” ( b u lim ia ) son a f in e s e n tre sí,
por lo m e n o s en el m is m o s e n t id o en que so n a f in e s e n tre s í la m e l a n c o lía y la m a n ía .
P o r lo g e n e ra l se r e g is tr a n i n h ib i c i o n e s en la c o m id a en la h is t o r ia in fa n t il de p a c ie n
tes q u e lu e g o so n a d ic t o s a la c o m id a .
IN H IB IC IO N DE LA A G R E S IV ID A D
Las personas con un odio intenso y reprimido pueden percibir toda for
ma de actividad como agresión. En los casos graves, en consecuencia, se pro
duce un bloqueo total de la actividad (469). “ Las inhibiciones específicas de
la agresividad” pierden, en ese caso, su especificidad, transformándose más
bien en casos de inhibición generalizada.
Los contenidos de temores inconscientes pueden conducir también a
inhibiciones definidas: una persona que se rige por el temor a la pérdida
de amor tendrá que evitar todo aquello que pueda acrecentar el peligro de
no ser amado, creando de ese modo inhibiciones sociales definidas, en rela
ción con esta dependencia social. U na persona que teme a su propia excita
ción bloqueará todas las actividades que puedan dar origen a un incremento
de su excitación. Y por último — aunque no últim o en orden de im portan
cia— una persona con angustia de castración creará inhibiciones específicas
en consonancia con la forma específica de su angustia de castración. Así,
por ejemplo, una persona que ha sentido miedo, siendo niño, a las tijeras de
un sastre, puede adquirir una inhibición en lo que respecta a visitar al sastre,
y en determinado momento volverse negligente en su apariencia externa.
La g e n te se p o n e t o n t a a d hoc, es d e c ir , c u a n d o no quiere c o m p r e n d e r , a l l í d o n d e
la c o m p r e n s ió n p u e d e p r o d u c ir a n g u s tia (d e c a s t r a c ió n ) o s e n t im ie n t o de c u lp a , o
poner en p e lig r o un e q u ilib r io n e u r ó t ic o e s ta b le c id o . En r e a lid a d , la s in te r p r e ta c io n e s
p s ic o a n a lit ic a s no son m ás que in te n to s de dar al p a c ie n t e u n a v is ió n m ás c la r a o
de d e m o s t r a r le c ie r t a s v in c u l a c io n e s cuando la s r e s is te n c ia s d i f i c u l t a n su c a p a c id a d
e s p o n tá n e a de c o m p r e n s ió n .
Dos son las razones principales por las cuales un yo puede ser in d u
cido a mantener constantemente en estado latente su inteligencia.
1. Una represión de la curiosidad sexual puede bloquear el interés nor
mal de conocer y de pensar (561). A menudo la curiosidad sexual inhibida
está en relación con una intensa escoptofilia inconsciente (103) o se halla
íntimamente ligada a impulsos sádicos (1097, 1397). La “ estolidez” consi
guiente puede representar a la vez una obediencia y una rebelión contra los
padres, quienes han hecho objeto al paciente de frustraciones de su curiosi
dad (174, 519). La comprensión de la relación genética entre el impulso de
conocer y el placer oral, o más tarde, el placer de agarrar con la mano, y
más tarde aún, el control anal (294, 461, 1059, 1405), hace comprender
más fácilmente por qué desempeñan un papel tan importante en las inhibi
ciones intelectuales las represiones orales, manuales y anales. (Estas últi
mas se manifiestan en forma de constipación mental” ) (393, 1403). La
estolidez, que en forma manifiesta expresa la inhibición de la curiosidad,
puede ser utilizada inconscientemente, de diversas maneras, para satisfacer
esa misma curiosidad, al procurar la posibilidad de presenciar escenas que
serían mantenidas en secreto tratándose de niños “menos tontos” (1099).
2. Exactamente tal como ocurre en las otras inhibiciones, las funcio
nes intelectuales inhibidas pueden haber sido sexualizadas en un sentido mucho
más estricto. La función de pensar puede ser equiparada, de hecho, a las
funciones sexuales, así en el hombre como en la mujer. Su inhibición, en tal
caso, tiene el significado de castración (o el de evitar la castración) (1192).
La sexualización de la función de pensar tiene siempre connotaciones anales
especiales.
Se han hecho estudios sobre una cantidad de perturbaciones específi
cas de la inteligencia, tales como el fracaso de los niños en ciertas materias
de estudio, en la escuela, o su incapacidad o su resistencia a estudiar ciertas
cosas. El estudio analítico de estos casos corrobora lo que se ha dicho acerca
de las inhibiciones en general. Quedó demostrado en tales casos que ya sea la
materia en cuestión, o algo asociado al primer aprendizaje de la materia, o
bien la personalidad del maestro y su manera de enseñar, o un detalle fortuito
que nada tenía que ver, en esencia, con la materia propiamente dicha — un
determinado número, por ejemplo, si se trata de matemáticas, o una letra
cualquiera, si se trata de lectura o escritura— han sido asociados a conflic
tos fundamentales en torno a la sexualidad infantil (909, 1067, 1068, 1227,
1234, 1257, 1360, 1528, 1543, 1639, 1641, 1644, 1645 y otros).
Vinculadas estrechamente a la inhibición de pensar, están las inhibicio
nes del habla, que van desde el mutismo histérico y el tartamudeo a la inse
guridad en la forma de expresarse o en la elección de las palabras. Las defi
ciencias del habla, a veces, aparecen solamente en determinadas ocasiones o
en presencia de ciertas personas, caso en el cual son las situaciones o personas
en cuestión las que han provocado la reactivación de viejos conflictos incons
cientes. Dada la estrecha relación entre pensar y hablar, las circunstancias
que provocan dificultades del habla son enteramente análogas a las que dan
lugar a las inhibiciones del pensamiento.
Las inhibiciones psíquicas no se limitan a la esfera del intelecto. Tam
bién existen inhibiciones en las esferas de las emociones y de la voluntad.
Tal como en el caso de la estupidez psicogénica, hay también personas que
son psicogénicamente frías y carentes de afectos, o bien indecisas y débiles.
A causa de que sus emociones se hallan vinculadas a conflictos instintivos,
estas personas inhiben su vida emocional a efecto de evitar los conflictos, o
bien desplazan los conflictos inconscientes y se sienten, por eso, en dispo
sición contradictoria frente a toda manifestación de la propia voluntad. Estas
personas pueden sobrecompensar su falta de madurez emocional con un des
arrollo intenso de su v id a ' intelectual. Hay también una verdadera represión
de la vida afectiva, una especie de negativa a toda relación directa y afectuo
sa con personas y cosas, una frigidez generalizada, por así decir. Tales
intentos de bloquear toda clase de sentimientos puede tener éxito o no tenerlo.
Algunas veces se producen, en estas personas, raptos emocionales explosivos,
en ciertas circunstancias excepcionales, o en sueños (véase pág. 476 y sigs.).
El extrañamiento de los propios sentimientos, característico de los neuróticos
obsesivos, es generalmente producto de un largo proceso de desarrollo. A
veces, sin embargo, una frigidez generalizada puede tener su origen en una
escena traumática específica tan cargada de emoción que, de ahí en adelante,
el sujeto siente temor a toda clase de emociones. También los fenómenos
de despersonalización se hallan vinculados, en cierta medida, a esta clase de
reacciones. Son inhibiciones de determinados sentimientos o de otras percep
ciones internas, caracterizadas por contracatexis que aparecen bajo forma de
autoobservación acentuada.
Las inhibiciones en la esfera de la voluntad actúan en personas que evi
tan tomar por sí mismas cualquier clase de decisión. Esta perturbación puede
formar parte de una tendencia obsesiva a dudar de todo y a prepararse
para la acción en vez de actuar, tendencias que, en ciertos casos graves,
puede conducir a una “ parálisis de la voluntad” de efectos desastrosos (109,
567). Puede deberse asimismo a una deficiencia de las funciones del superyó.
Tiene lugar una renuncia a la capacidad de la voluntad, y la adopción de
decisiones es cedida a otros por miedo a la agresión o por una necesidad
de aprobación externa (803) (véase pág. 580). Conflictos con los objetos, de
diversa índole, pueden hallar asimismo expresión en una incapacidad de decir
sión, de carácter neurótico (115).
Es muy probable que cierta proporción de “ falta de talento” se deba
no a una verdadera ausencia de aptitud (772), sino a una inhibición psico-
génica especial. Esto parece ser cierto aplicado a muchas de las personas
consideradas refractarias a la música. En el curso del análisis, muchas de estas
personas terminan por admitir que la música no les es, en realidad, una
cosa indiferente sino desagradable. Se echa de ver luego que este sentimiento
de desagrado se halla vinculado a su sexualidad infantil reprimida (125,
845). El mismo punto de vista se aplica a las personas con inhibiciones en
materia de pintura, e incluso a algunos casos de ceguera de los colores y sor
dera de los tonos (1505).
Otras inhibiciones específicas tienen un origen aún más complicado
qiie los ejemplos que hasta aquí hemos expuesto. Ciertas personas que tienen
un sentimiento de culpa particularmente intenso, que se remonta a sus con
flictos sexuales de la infancia, padecen de una necesidad persistente de pagar
una deuda a su conciencia (618). El ejemplo más extremo lo constituyen
los tipos de personalidad que Freud denominó “ los arruinados por el éxito”
(592), el “criminal por sentimiento de culpa” (592) y los “ masoquistas
morales7’ f613), Estos individuos parecen tener la sensación de que no deben
aprovechar las aptitudes o las ventajas que poseen como dote natural o por
su carácter, e inhiben aquellas funciones que pueden conducirles al éxito.
Sus inhibiciones gratifican las exigencias que el superyó hace a su yo.
Freud llamó la atención repetidas veces sobre el hecho de que una de
las dificultades mayores del psicoanálisis es la de dom inar un grave senti
miento inconsciente de culpa (613, 629). Existen, sin embargo, casos más
accesibles al tratamiento, en los cuales el paciente no se doblega de manera
tan completa a su yo como para llenar toda su vida de desastrosas inhibicio
nes, pero inhibe, en cambio, una o dos funciones específicas. A esta catego
ría pertenecen un considerable número de las llamadas neurosis profesionales,
tales como el calambre de los escritores o el calambre de los violinistas
(352, 867).
La ‘‘inhibición profesional” no constituye, por supuesto, una entidad
psicológica. Se produce siempre que la ocupación de una persona requiere
la realización de actos que han llegado a ser objeto de inhibición. Todos
los tipos de inhibición, por lo tanto, pueden dar base a inhibiciones profe
sionales 1952, 1318). Vale la pena, sin embargo, mencionar cuatro cosas:
1. El trabajo, en las actuales condiciones de vida, es la base de la inde
pendencia y el éxito. De manera que todos los conflictos que giran alrede
dor de la dependencia e independencia (oralidad) y de la ambición pueden
presentarse en forma de inhibiciones en el trabajo. Esto explica por qué las
inhibiciones profesionales representan, a menudo, el tipo de inhibición pro
pio del superyó,
2. En las condiciones de vida actuales, los niños adquieren su primera
noción del trabajo, a menudo, bajo el aspecto de un “ deber” exigido por
las personas revestidas de autoridad, y como algo opuesto al “ placer” . Todos
los conflictos acerca de las personas de autoridad, todas las luchas entre rebe
lión y obediencia, por eso, pueden hallar su expresión en las actitudes con
respecto al trabajo.
3. Las ideologías modernas facilitan, a aquellos que tratan de reprimir
sus exigencias instintivas, la oportunidad de hacerlo convirtiéndose en tra
bajadores relativamente incansables, en “ robots” , por así decirlo, que no
hallan ningún placer en el trabajo, pero que se sienten impelidos a trabajar
ininterrumpidamente ( “ tipo reactivo de trabajo” ) (véase pág. 604). Si los
impulsos reprimidos se rebelan, la rebelión toma forzosamente la forma de
una perturbación en la aptitud para el trabajo.
4. El concepto de “ inhibición profesional” se halla vinculado a menu
do al de “perturbaciones neuróticas de la atención y la concentración”.
Estas perturbaciones no son específicas, sino síntomas generales del estado
de estancamiento.
En otros casos las esferas inhibidas se hallan más circunscritas aún.
Ciertas situaciones, tales como los espacios abiertos o los lugares altos, son
evitadas a causa de su vinculación con los conflictos instintivos. De estas
fobias nos ocuparemos en el capítulo próximo.
Todo impulso instintivo de carácter prohibido, ya sea un impulso sen
sual, hostil o de ternura, se esfuerza por expresarse en actos, tratando de
establecer contacto con los objetos. Cualquiera de ellos, por lo tanto, puede
conducir a una inhibición general de la actividad motora. Las inhibiciones
en el juego que presentan ciertos niños representan una inhibición de im pul
sos sexuales u hostiles que habrían hallado expresión en el juego. El repu
dio de ciertos dominios íntegros de actividad resulta ser, a menudo, una
inhibición generalizada de la masturbación. Las inhibiciones sociales pueden
tener su origen, a veces, en las fantasías creadas por el niño acerca de las
relaciones sociales de los adultos. Las inhibiciones de la captación intelec
tual pueden representar inhibiciones de las percepciones sexuales, tales como,
por ejemplo, el reconocimiento de la diferencia entre los sexos (174). A lgu
nas personas se sienten inhibidas cuando tienen que saludar a la gente o
mostrar cualquier otro género de afabilidad social. El origen de esta in hibi
ción está en una ambivalencia inconsciente (594, 1290).
Toda persona experimenta ciertas funciones o situaciones como ” des-
agradables”, sin motivo racional; vale decir, toda persona se siente levemente
inhibida en uno u otro terreno. Y toda persona se priva, por motivo de sus
inhibiciones, de una u otra forma de experiencia que normalmente le corres
pondería. Muchos son los pacientes que, al finalizar su análisis, afirman
haber alcanzado un nuevo sentimiento de la plenitud de la vida. Este nuevo
sentimiento se debe probablemente no sólo a que estos pacientes se han
visto aliviados de la necesidad de gastar gran cantidad de energías en las
represiones y la formación de síntomas, sino también a que se han lict-ho
nuevamente accesibles aquellas aptitudes viveneiales que antes fueron repri
midas. Pero la eliminación de una inhibición de esta índole no es de ningún
modo tarea fácil. Cuanto más antigua y más arraigada es una inhibición,
tanto más difícil será hacerla desaparecer. El psicoanálisis de niños se halla,
para ello, en mejor posición que el de adultos. Puede impedir que las in hibi
ciones arraiguen profundamente en la personalidad, y actuar de esta manera
como un factor profiláctico.
Algunas inhibiciones llenan debidamente su cometido. Evitando o in
hibiendo la función en cuestión, la reactivación de los viejos y temidos con
flictos es también evitada. La mayor parte de la s ' inhibiciones, sin embargo,
a causa del hecho de que lo reprimido tiende a volver de la represión y a
crear derivados, adquieren una estructura bastante intrincada. Las inhibicio
nes, mediante un desplazamiento de su energía, pueden extenderse a dom i
nios colindantes, o dar nacimiento a un “ sustituto” portador de una elevada
catexis. La persona da la impresión, en ese caso, de ser un tanto exagerada
en un aspecto o en otro, y el análisis revela que el terreno de la exagera
ción representa un sustituto de algo ausente.
Hay otros casos aún en que se producen complicadas adaptaciones secun
darias de la personalidad a la inhibición, negaciones y formaciones reactivas
contra estas adaptaciones y al mismo tiempo sobrecompensaciones de la
mismas (véase capítulo X X ) .
E n resumen, la relación entre el concepto de “ in h ib ic ió n ” y los de “ represión” o
“ defensa patógena” puede establecerse del siguiente m odo: Los estados de inhibición
son síntomas clínicos de la existencia de la represión o de otras defensas patógenas.
N E U R O S IS A C T U A L E S . S IN T O M A S D E IN H IB IC IO N E S NO E S P E C IF IC A S
N E U R O S IS D E A N G U S T IA
S IN T O M A S N E U R A S T E N IC O S P O S IT IV O S
P E R T U R B A C IO N E S D E L D O R M IR
Cuando una persona pasa una noche en una situación poco cómoda,
por ejemplo, sentado en una posición incómoda, su sueño se verá más o
menos perturbado. O no conseguirá dormirse, o bien, si se duerme, a la
mañana siguiente se sentirá más bien agotado que descansado. Para lo
grar que se cumpla cabalmente la función del sueño, es necesario excluir
las tensiones del organismo, prerrequisito en este caso imposible a causa
de la incómoda posición del cuerpo.
Las perturbaciones neuróticas del dormir se basan en una imposibilidad
de relajamiento similar al ejemplo dado. En el caso de la posición incómoda
del cuerpo la imposibilidad obedece a una causa externa, mientras que en
las perturbaciones neuróticas se debe a causas internas, E l aferrarse a cier
tas catexis, a pesar del deseo de dormir, tiene igual efecto que la tensión
continuada en ciertos músculos. O bien no es alcanzado el estado de dor
mir, o si lo es, la función del mismo es perturbada, y el efecto del dormir
sobre el organismo, más que refrescante, es enervante. Después de conti
nuados movimientos físicos de carácter monótomo, habitualmente resulta
m uy difícil dormirse, porque las regiones musculares afectadas todavía
tienden a realizar los movimientos. (Es interesante hacer notar que si una
persona, a pesar de todo, concilia el sueño, soñará que todavía está reali
zando esos movimientos. E l significado inconsciente de tales sueños es el
siguiente; “m i dorm ir no tiene por qué ser perturbado por el impulso de
seguir esquiando, cabalgando, etc., porque estos impulsos corresponden a
mis actos; estoy efectivamente esquiando, cabalgando, etc.)
Este mismo estado, que hemos visto causado por una posición incó-,
moda o por impulsos motores inconscientes, es producido, con más frecuen
cia aún, por estímulos inconscientes que resisten el deseo de dormir y siguen
conservando su catexis. Como es bien sabido, la función del sueño sirve,
en general, para hacer posible el dormir incluso en las condiciones adversas
de la persistencia de las catexis inconscientes (552). Un aumento cuan
titativo en estas catexis onirógenas puede poner en peligro la posibilidad
de mantener el estado del dorm ir mediante los sueños. En un estado de
estancamiento, esta incapacidad de controlar las catexis que resisten el dor
mir (como estado hecho posible gracias a los sueños), se manifiesta prime
ramente, por lo común, en la frecuente aparición de sueños fracasados, es
decir, de repetidas pesadillas (876). Eventualmente, el dormir puede resul
tar casi enteramente imposible (358, 441, 1113).
Además, no son solamente las catexis de los deseos reprimidos lo que
puede imposibilitar el dormir. Las preocupaciones intensas, o una expec
tativa emocionada — ya sea agradable o desagradable— , y especialmente la
excitación sexual sin gratificación, favorecen el insomnio. En el caso de las
perturbaciones neuróticas del dormir, los factores inconscientes sobrepasan,
por supuesto, a los conscientes.
La idea de que la autonomía de las catexis de lo reprimido, actuando
contra el deseo de dormir, hace imposible el dormir o bien disminuye
su efecto reparador, es tan convincente que uno se pregunta cómo es
posible, en general, un sueño reparador, siendo que todos tenemos repre
siones. Y en el caso especial de los neuróticos, más bien cabría esperar
que todos ellos sufrieran de perturbaciones del dormir.
En realidad, la determinación de la función del dormir representa una
de las manifestaciones neuróticas más comunes y es hallada en casi todas
las neurosis (1152). Algunas veces, sin embargo, cabe explicar por qué
la perturbación es relativamente leve. Algunos neuróticos han aprendido
a convertir en inofensivos los estímulos perturbadores del dorm ir prove
nientes de la represión, mediante la aplicación de medidas secundarias,
canalizándolos. Debe admitirse, sin embargo, que esto no resuelve satisfac
toriamente el problema. El hecho de que algunas veces intensas catexis
reprimidas parecen no estorbar a la relajación necesaria para dormir, de
pende evidentemente de otros factores más (¿constitucionales?). Es induda
ble que el efecto de perturbación del dormir que tiene lo reprimido es
mayor en aquellas personas en quienes actúan conflictos defensivos agudos
que en aquellas que han aprendido a evitar agudos conflictos secundarios
de represión mediante actitudes rígidas del yo.
Algunas perturbaciones neuróticas del dorm ir no son del tipo general de neurosis
actual descrito hasta aquí. E l yo, que se opone a los im pulsos rechazados, sabe que
estos impulsos arremeten con más fuerza al dorm ir y en el momento de dormirse que
durante la vigilia. E l yo teme por eso tanto el dorm ir como el momento de dormirse.
Esta es Ja explicación general más im portante de Jas fobias del dormir. Temor de
dormir quiere decir temor a los deseos inconscientes que pueden surgir al dorm ir (638,
1201). Este temor surge a m enudo luego de pasar por una pesadilla de efecto trau
mático. El temor de dorm ir es entonces un temor de soñar, es decir, temor de que
fracase la represión.
Hay tentaciones instintivas muy precisas que se asocian más que otras a la
idea de dorm ir. En la m edida en que durante el dorm ir se pierde el control voluntario
de la m otilidad, es prim ariam ente y ante todo el temor a los actos instintivos p ro hib i
dos lo que toma la forma de temor de dorm ir (17 5). Es comprensible que los niños
que mojan la cama o los adultos que, siendo niños, m ojaban la cama, quieran evitar
el dormir para eludir toda oportunidad de m ojar la cama. Lo que es cierto en la
infancia respecto a los órganos ejecutores de las funciones uretrales (o anales) se
aplica más tarde a los órganos ejecutores de las funciones genitales. Sabemos que los
jóvenes con conflictos de conciencia respecto a musiurLacién optan por sustituir la
masturbación por las poluciones nocturnas porque asi se sienten menos responsables.
Pero el superyó no siempre acepta esta excusa. El temor de dorm ir o de dormirse es
m uy a menudo un temor a la tentación de masturbarse. Además, el estado de dor
mirse es acompañado de una reactivación de niveles arcaicos de conciencia del yo,
y las formas arcaicas de experiencia del yo, a su vez, se convierten a menudo en re
presentantes de excitaciones sentidas en el período más temprano del desarrollo. Las
personas tienen represiones erótico-orales y erótico-cutáneas, y los estados del yo por
Jos que deben pasar en el momento de dormirse provocan tales recuerdos. Estos
recuerdos son sentidos, en consecuencia, como tentaciones prohibidas, qué pueden
llegar a constituir un motivo para evitar enteramente el dorm ir y el dorm iise (1594).
La principal neurosis de la oralidad, la m elancolía, marcha de la mano con las más
graves perturbaciones del dorm ir. O tra tentación instintiva específica que puede ser
evocada por el dorm ir es el recuerdo de u n a escena prim aria, que h a tenido lugar de
noche, cuando se suponía que el niño dorm ía.
La asociación inconsciente que perturba el dorm ir puede tam bién ser específica
y única, explicable sólo por la historia entera del individuo (309).
Frecuentemente el dorm ir no significa una tentación sino un castigo o una
catástrofe, vinculada por asociación con ciertos impulsos. E l hecho de que el dormir
im pide el libre uso de la m otilidad hace que ciertas personas teman ese estado como
un obstáculo a la posibilidad de h u ir de supuestos peligros o castigos. No sólo puede
surgir el pensamiento inconsciente de que se puede ser castrado m ientras se duerme,
sino que la m ism a pérdida de conciencia en el dorm ir puede tener, por sí m isma, el
significado de castración.
No es éste el lugar para analizar detalladam ente el temor neurótico a la muerte.
Se debe, por lo general, a conceptos inconscientes asociados a las ideas de m orir y
tstar muerto, y a un apartamiento de los im pulsos activos de matar (véase págs. 240
y s ig .). Este temor, una vez que ha tomado cuerpo, puede conducir fácilm ente a
perturbaciones del dormir, por cuanto se establece la equivalencia entre el dorm ir y
la muerte.
Pero lo m ás frecuente es que las perturbaciones del dorm ir representen incons
cientemente tentaciones y castigos al mismo tiempo. La reducción de las funciones del
yo que tiene lu g a r en el dormir, es tem ida al mismo tiempo como una pérdida de la
función de censura sobre los instintos, es decir, como una oportunidad de hacer todo
lo que se desea, y como una muerte menor, una castración, consecuencia terrible ésta
del hecho de proponerse actividades instintivas.
Los conflictos que giran alrededor de las perturbaciones del dorm ir pueden al-
eanzar otras derivaciones, El yo pone en acción, con más o menos éxito, diversas me
didas destinadas a recuperar el control perdido. Un ejemplo interesante de tales inten
tos del yo puede observarse en los ceremoniales del dorm ir de los neuróticos obsesivos.
Sólo es posible dorm ir cuando se han tomado ciertas medidas, destinadas a evitar
el peligro que inconscientemente es asociado al hecho de dorm ir (441).
E l pavor nocturnas de los niños, así como las pesadillas frecuentes, representan
un fracaso de estos procedimientos. Lo reprim ido, y con ello el temor a lo reprimi
do, vuelven y perturban el dorm ir (123, 1098, 1232, 1341, 1343, 1407, 1548).
LA T E R A P IA P S IC O A N A L IT IC A EN LAS N E U R O S IS ACTUALES
C a p ít u l o XI
LA A N G U S T IA C O M O S IN T O M A N E U R O T IC O : LA H IS T E R IA
D E A N G U S T IA
NATURALEZA DEL S IN T O M A P S IC O N E U R O T IC O
LA A N G U S T IA EN LA H IS T E R IA DE A N G U S T IA
Ejem plos de situaciones de ansiedad con carácter de castigo: La calle tem ida es
concebida como un lugar donde uno puede ser visto y atrapado. Estar solo significa
hallarse sin protección frente al cuco y su poder de castigo. Lo temido, en la histeria
de angustia, a m enudo son sustitutos de la idea de castración. E n el caso de Juancito,
el significado inconsciente del temor de ser m ordido por un caballo era una expresión
oral regresiva de la idea de ser castrado ,(566). Otro paciente, que tenía el temor
de ser m ordido por un perro, se sintió asombrado cuando el análisis reveló que este
temor, a juzgar por las sensaciones físicas acompañantes, tenía que ver en realidad
con sus genitales.
Muchos temores hipocondríacos significan “ puedo ser castrado”, o bien esto otro:
“puede resultar que ya he sido castrado” . H ay casos de personas con fobias a las
enfermedades, en personas cuyo temor a la castración, durante su infancia, fue des
plazado a la idea de estar enfermos. E n estos casos, “ estar enfermo” significa, a me
nudo, “tener fiebre”, y las sensaciones del estado febril representan la tem ida excita
ción sexual in fa n til.
U n ejemplo de la sim ultaneidad de tentación y castigo es el caso del hombre de
los lobos (59 9). Se h ab ía desarrollado en éste una actitud pasivo-femenina hacia el
padre, y el paciente tem ía que la satisfacción de estos deseos femeninos podría traer
aparejada la castración temida. S u temor de ser comido por el lobo era a un mismo
tiempo una expresión oral regresiva del deseo de someterse a su padre y de la
amenaza de ser castrado.
Los temores de ser pisado por un vehículo o de caer de un lu g a r elevado son
expresiones típicas de deseos masoquistas femeninos, y al mismo tiempo, del temor a
la castración vinculado a los mismos (884). E l caer de un lu gar elevado, en cuanto
hace referencia al peligro de ser muerto, representa, por supuesto, un castigo, la mayor
parte de las veces, probablemente un castigo por deseos de matar, pero la sensación
de caer, en sí m ism a, representa, al mismo tiempo, las sensaciones de la excitación
sexual, las que, por haber sido bloqueadas en su curso natural, han adquirido un
carácter doloroso y atemorizante. E l temor de ser encerrado en un espacio estrecho, o
el temor a las calles estrechas, representa el temor a las mismas sensaciones de angus
tia, que son experimentadas en forma de constricción, e intensificadas por las dolorosas
sensaciones vegetativas que reemplazan la excitación sexual bloqueada. E l temor a los
lugares latos puede ser reemplazado, más tarde, por el síntom a de conversión de los
accesos de mareo al m irar desde un lugar elevado. Este símbolo es la expresión, en el
orden físico, de la anticipación psíquica de una caída verdadera.
El frecuente temor de “ volverse loco” tiene tam bién como base, por lo común,
una sim ultaneidad de castigo y tentación. En lo que a este temor se refiere, es necesario
no olvidar que puede ser justificado. La regla según la cual la persona que teme
a la locura no enloquece, es falsa. M uchos esquizofrénicos incipientes se dan cuenta
de su creciente extrañamiento. La mayor parte de las veces, sin embargo, este temor
no representa un ju ic io fundado sino una fobia. Pero aun como fobia tiene una base
objetiva: lo que el paciente siente en su temor a enloquecer es la interacción de sus
tendencias inconscientes, especialmente los im pulsos instintivos (sexuales o agresivos)
que en él actúan (871). E n este sentido, el temor de enloquecer no es más que un
caso especial del temor, de carácter general, a la propia excitación. Dado que la excita
ción sexual infa n til temida es sentida, la mayor parte de las veces, en relación con la
masturbación, las advertencias de los adultos en el sentido de' que “la m asturbación
conduce a la gente a la locura” puede ser fácilm ente aceptada por el niño como un
sustituto de la idea de castración.
A veces la idea de la locura tiene, inconscientemente, un significado m ás espe
cífico. La experiencia puede haber consagrado la fórm ula cabeza — pene, y por con
siguiente, esta otra: locura “ castración. A causa de determinadas experiencias, el niño
puede vincular diversas ideas a la de insanidad. La idea de ser un idiota se vincula
a veces a la idea de tener una cabeza grande (h id ro cefalia), lo cual, como represen
tación por lo opuesto, puede tener, nuevamente, el significado de regresión. Los bebés
tienen cabeza grande. Los hermanos mayores odian, a menudo, a los bebés, y sienten,
por ello, él temor de hacerles daño. “ Puedo convertirme en un idiota como el bebé” o
bien “puedo ad q u irir una cabeza grande como la del bebé” , son pensamientos que
pueden representar a la vez la temida envidia al bebé y la anticipación del castigo
por esa envidia.
Los temores de ser feo o estar sucio pueden tener el mismo significado que los
temores de estar enfermo o loco. La fealdad, o una apariencia repelente, significan
estar excitado sexualmente (o con r a b ia ), o bien estar castrado (o em barazado), o
ambas cosas a la vez. Las fobias de este tipo pueden representar una forma de transi
ción hacia los delirios.
Otro ejemplo más de sim ultaneidad de tentación y castigo es el que ofrecett los
estados que Ferenczi describió como neurosis de los domingos (48 4). A lgunas personas
sufren regularmente angustias (o depresiones) los domingos. Estos son generalmente
considerados como los días en que las tentativas sexuales pueden tener lugar más pro
bablemente que en los demás días. Pero los domingos son tam bién los días en que
los niños se hallan más sujetos a la supervisión de los padres.
U na vez más, es posible que los deseos genitales edípicos hayan sido reemplaza
dos regresivamente por im pulsos anales, y que de esta manera la angustia de castra
ción haya sido sustituida regresivamente por temores anales. Las fobias al cuarto de
baño y al retrete frecuentemente observadas en los niños y en los neuróticos obsesivos,
tales como el temor de caer en la boca del retrete, de ser comido por un monstruo
que sale de éste, o el temor racionalizado a la infección, muestran, por lo común,
indicios de una condensación de ideas de suciedad con ideas de castración.
En el caso de una paciente afecta a los perfumes, se pudo establecer como origen
del síntoma un temor anterior de despedir m al olor. La paciente quedó fija d a a un
concepto anal de la sexualidad. No sólo tenía el temor de que pudiera descubrirse au
temprana m asturbación anal, sino que tem ía expresar ella misma sus anhelos sexuales,
impregnados de una actitud sádica y castradora hacia los varones, que ella percibía
bajo la forma especial de estar despidiendo un olor en dirección a los mismos.
Una vez que serepara en este hecho, resulta fácil comprender que
muchos temores fóbicos se refieren directamente a sensaciones de equi
librio.
Las sensaciones del equilibrio desempeñan un papel importante como
fuente de excitación sexual, tanto en los niños como en los adultos. Puesto
que las sensaciones de este orden constituyen, también, por lo general,
un componente esencial de la experiencia de la angustia, las conexiones
entre excitación sexual y angustia son más íntimas en el caso del erotismo
del equilibrio que en cualquier otro instinto parcial. Los conflictos sobre
sensaciones erógenas del equilibrio dan lugar a fobias del equilibrio, pero
también al desarrollo de las fobias en general, es decir, el establecimiento
de una conexión íntima entre las sensaciones de angustia y las de excita
ción sexual, reactiva el erotismo infantil del equilibrio. A menudo' las
sensaciones del equilibrio asumen la representación de la sexualidad infan
til en general. Muchas personas que no conservan memoria consciente de
haberse masturbado durante la infancia, recuerdan, en cambio, diversos
juegos y fantasías acerca de situaciones en que su cuerpo aparece en el
espacio, o de cambios en el tamaño de su cuerpo, o de partes de éste, o
de ideas acerca de movimientos giratorios impresos a su cama, o de sen
saciones más vagas todavía, la de que “algo está rotando”. Otras personas
no recuerdan ningún placer vinculado a sensaciones de esta índole, pero sí
recuerdan angustias referentes a las mismas, enajenamientos del cuerpo o
de ciertos órganos, o temores acerca de sensaciones del espacio, todo lo
cual es resultado de la represión de un placer más antiguo. Las angustias
de esta clase constituyen, muy a menudo, el núcleo de las histerias de
angustia (444).
P R O T E C C IO N DE LA P R O P IA E X C IT A C IO N EN LA H IS T E R IA DE A N G U S T IA
Cierto paciente sentía angustia yendo en autom óvil únicamente si m anejaba otra
persona, no él. “ ¿P o r qué voy a tener miedo — decía— si puedo detener el autom óvil
en cualquier m om ento?”
H IS T E R IA DE A N G U S T IA Y A N IM IS M O
Cuando una persona fóbica pasa por una calle estrecha, siente mie
do, porque se siente tan “ estrecho” como la calle. “ Introyecta” la estre
chez de la calle. Si su temor es intenso, puede, incluso, sentir como estrecha
una calle relativamente ancha; proyecta su propia estrechez. A causa de
la forma en que experimenta la angustia, los conceptos de estrechez y
miedo son idénticos. Los mismos sentimientos provocan en él una calle
estrecha que la presencia de otra persona asustada. Se comporta incluso
como si la misma callc tuviera miedo.
La prim itiva y errónea concepción del mundo, según la cual los pro
cesos que sentimos dentro de nosotros mismos se producen también en los
objetos que nos rodean, se llama animismo. Los mecanismos fóbicos des
critos hacen uso del animismo aún persistente en el inconsciente.
Una de las formas corrientes de interpretación de esta índole es muy
similar a la forma en que los agorafóbicos vinculan sus sentimientos de
miedo a la estrechez de una calle. Sachs describió el papel desempeñado
por la proyección narcisística en los sentimientos con que reaccionamos
a la naturaleza (1329). El “ tomar conciencia de la naturaleza” no consiste
en darse cuenta de los elementos físicos y geográficos reales de la natu
raleza, sino en apercibirse de los sentimientos presentes en nosotros mis
mos y que creemos vinculados a esos elementos físicos y geográficos
(cfr. 380).
Es verdad que no toda proyección de sentimientos en la naturaleza
significa que la naturaleza se convierta en representante de nuestros pro
pios sentimientos. La naturaleza puede representar también a otra persona,
y los sentimientos vinculados a ella pueden derivar de sentimientos d iri
gidos a esa persona. Una montaña, por ejemplo, puede representar el pene
del padre, el océano sin límites o el desierto pueden representar el vientre
materno. Pero incluso en las emociones provocadas de esta manera por
montañas u océanos, no falta del todo el elemento narcisista. Una persona
que se siente dentro de un paisaje no experimenta simplemente amor u odio
hacia los objetos de la naturaleza, sino que por lo general siente una es
pecie de identificación con el paisaje, la unió myslica con el pene del
padre ó con el “vientre materno” . Se puede suponer, en general, que en
la “conciencia de la naturaleza” actúa una proyección de esta índole. Los
conceptos estéticos a que se recurre para la descripción de los paisajes
son una prueba de esto. Hablamos de paisajes “ sublimes” y “ amables”
porque nos sentimos sublimes y amables cuando contemplamos un paisaje
d§ esta índole. Es cierto que el efecto de un mismo paisaje varía de acuerdo
con el estado de ánimo del espectador, y es verdad también que ciertos
paisajes crean, o por lo menos reactivan, sentimientos iguales o similares
en diferentes personas: la infinitud de las chatas praderas hace al hombre
melancólico, las montañas lo hacen más activo e impulsivo. Esto se debe a
la reflexión sobre el yo de los sentimientos previamente proyectados sobre
el paisaje.
Existen numerosas fobias (o preferencias que al llegar a cierta in
tensidad se transforman en fobias) referentes a paisajes, modalidades del
clima, efectos de luz y de sombras, momentos del día, etc. Si todas ellas
fueran coleccionadas y descritas en sus detalles nos revelarían muchas cosas
no sólo acerca de las proyecciones en cuestión, sino también acerca de las
vinculaciones históricas entre la excitación sexual infantil y los sentimientos
que más tarde son proyectados. Muchas fobias a la oscuridad y el cre
púsculo probablemente encierran recuerdos de escenas primarias.
Lo mismo puede decirse del temor a ciertos lugares en que no es
posible conservar los medios habituales de orientación, del miedo a la eter
nidad, a los ruidos uniformes, a la interrupción de las rutinas y secuencias
habituales. Algunas angustias acerca de la muerte son angustias de pérdidas
de la orientación en el tiempo, es decir, de pérdida de las fuerzas que pro
tegen del peligroso m undo de la excitación infantil incontrolada (338).
R E G R E S IO N Y A G R E S IV ID A D EN LA H IS T E R IA DE A N G U S T IA
P ero el p a c ie n t e no e s tá buscando la s e x p e r ie n c ia s d e s a g r a d a b le s de la in fa n
c ia , en c a li d a d de m al m enor, s in o la r e la t iv a s e g u r id a d de esa época, p r o v e n ie n te
de la p r o te c c ió n de lo s a d u lt o s . Lo que c o n s titu y e la a n g u s t ia verdadera del n e u r ó t ic o ,
qu e le h a c e s e n t ir la n o s t a lg ia de su s e g u r id a d m a y o r en la i n f a n c ia , no es “ la s o le d a d
y la f a lt a de c o n ta c to hum ano”, s in o una a c t u a liz a c ió n de sus c o n f lic t o s in s tin
tiv os in f a n t il e s .
E V O L U C IO N P O S T E R IO R DE LAS H IS T E R IA S DE- A N G U S T IA
L A S F U E R Z A S R E P R E S O R A S Y L O R E P R IM ID O E N L O S S IN T O M A S
DE LA H IS T E R IA DE A N G U S T IA
LA H IS T E R IA DE A N G U S T IA EN LOS N IÑ O S PEQUEÑOS
El caso descrito por Helene Deutsch, que antes hemos mencionado (327),
demuestra que no todas las fobias a los anim ales se estructuran de ese modo. E l anim al
no representa necesariamente el progenitor temido. Puede ser una proyección directa
de los propios impulsos.
Del m ism o modo, los anim ales pequeños, como los insectos, arañas, moscas, etc.,
temidos a m enudo en las fobias, no representan a l padre. U na araña puede significar
a veces “la madre cruel” (2 3 ), pero más a m enudo las criaturas de esa índole son
símbolos de genitales o de heces, o bien de niñitos (herm anos y hermanas) (552),
de acuerdo con la fórm ula inconsciente niño = heces (59 3). U na paciente, cuyos con
flictos giraban alrededor del odio a su hermano menor, temía a todos los insectos y
creía, en su temor a la represalia, que todos los insectos son venenosos.
Algunas histerias de angustia temprana se curan después de cierto
tiempo. Es como si desaparecieran con el crecimiento del niño. (Otras
no tienen este desenlace favorable, y constituyen la base de ulteriores
neurosis en la vida adulta.) Esto resulta posible gracias a dos circunstancias:
1. El yo del niño se halla aún en desarrollo. Las ansiedades tempranas
se deben a la incapacidad de lograr descargas activas; cuando el yo se
hace más fuerte se hace más capaz de dominar su excitación con la ayuda
de su acrecentado control de la motilidad.
2. A llí donde la razón del rechazo de ciertos impulsos era el temor
a la pérdida de amor, la mayor experiencia y confianza pueden con
vencer al niño de que dicho peligro no existe, y el rechazo resulta
superfluo.
LA ESCENA P R IM A R IA
LA T E R A P IA P S IC O A N A L IT IC A EN LA H IS T E R IA DE A N G U S T IA
¿Q U E ES LA C O N V E R S IO N ?
Los ataques de esta índole constituyen tam bién la culm inación emocional de
complicadas fantasías inconscientes. El llanto, los gritos y la risa son comparables
en ese caso a emociones sentidas en el momento de despertar de un sueño, si bien
el sueño mismo ha sido olvidado. L a emoción manifiesta permite unas pocas reflexio
nes acerca del carácter emocional de los pensamientos latentes, pero nada más puede
decirse a su respecto, a menos que se analicen los pensamientos latentes. E l llanto his
térico, por ejemplo, puede ser expresión de emociones muy variadas. A veces el tipo
de llanto ofrece, por sí solo, un indicio. Puede ser un grito in fa n til de pedir
ayuda (1419). Puede ser la expresión del desvalimiento (y el regocijo) de una
mujer atacada sexualmente, puede corresponder a sueños de parto, o bien ser una
expresión de .rabia. T am bién puede representar una form ulación de “ m ascu lin id a d ”.
La risa, en los ataques de risa, expresa a menudo el triunfo por la realización
fantástica de deseos hostiles (43 6), especialmente de deseos de venganza correspon
dientes al tipo “vengativo” de com plejo de castración femenino (2 0 ). Pero la risa
puede ser tam bién simplemente una deformación (purs pro toto) de la excitación
sexual, en la m ism a form a en que los niños expresan frecuentemente toda forma de
excitación mediante una risa obsesiva y exagerada. El llanto, histérico corresponde
a menudo a un “desplazamiento hacia arrib a” de conflictos acerca de la m icción
sexualizada (428, 1055).
C O N V E R S IO N E S M O N O S IN T O M A T IC A S
Un paciente que sufría de una neurosis cardíaca contaba que sus continuas
palpitaciones del corazón eran acompañadas de una sensación de que el corazón se
ponía cada vez más grande, que todo el pecho se le pon ía cada vez más tenso hasta
llegar a un punto casi insoportbale, y que entonces se detenía todo el proceso, cesaban
las palpitaciones y el corazón se “ encogía” nuevamente. Las sensaciones representaban
una erección creciente, que term inaba finalm ente en el orgasmo.
Unos días después de haberse hecho esta interpretación, el paciente informó
de la aparición de un nuevo síntoma. A hora sentía como si el corazón se abriera
para dar cabida a algo dentro de sí. L a “genitalización” del corazón, en este caso,
tenía, por lo tanto, un significado bisexual: representaba tanto los genitales m ascu
linos como los femeninos.
D O L O R E S H IS T E R IC O S E ID E N T IF IC A C IO N H IS T E R IC A
Una paciente sintió un día un intenso dolor en un dedo. A firm aba haber sen
tido como si se hubiera inferido una herida en el dedo eon un cuchillo. Estaba
enamorada de un prim o estudiante de m edicina, que no vivía en la misma ciudad.
Tuvo la fantasía de que tal vez en el mismo momento en que ella sentía el dolor,
él podría haberse cortado mientras hacía una disección. Esta fantasía, que le pro
porcionaba el placer de una vinculación m ágica con el amado, era un sueño diurno
oonscicnte. La continuación inconsciente de este sueño diurno era la equiparación de
cuchillo = pene y cortar == coito. El análisis puso tam bién claramente al descubierto
que el primo era un sustituto del padre, mientras que su identificación con un cadáver
se vinculaba a teorías sexuales infantiles específicas.
A L U C IN A C IO N E S H IS T E R IC A S
P E R T U R B A C IO N E S MOTORAS H IS T E R IC A S
Un espasmo lim itado a una parte del cuerpo puede representar la erección,
pero no tiene que ser forzosamente así. E l espasmo m uscular puede ser simplemente
la expresión física de la represión. La hipertonía puede ser representativa de una
actitud general en el sentido de “hay algo que debo refrenar” . En una paciente
que experimentaba un grave espasmo del suelo pélvico durante el coito, este síntom a
era, ante todo, un vaginismo generalizado, que aseguraba su resistencia a las expe
riencias de carácter sexual, y representaba tam bién im pulsos hostiles hacia el partenaire
sexual y tendencias a em pujar hacia adelante un pene oculto que poseía en su
fantasía. Ferenczi ha demostrado cómo un “espasmo general de refrenamiento” puede
ser producto de un desplazamiento de las funciones de los esfínteres anales (parte
constituyente del suelo pélvico) al sistema m uscular en general (505).
Algunos espasmos histéricos tienen la función de asegurar una inhib ic ió n espe
cífica. Se producen cuando se intenta realizar una actividad prohibida por el superyó,
ya sea por el significado sexual de esa actividad, o bien, en el caso del masoquismo
moral, cuando esa actividad podría conducir a un éxito prohibido. De este tipo son
los calambres de los escritores y los violinistas (867).
P E R T U R B A C IO N E S H IS T E R IC A S DE LOS S E N T ID O S
P E R T U R B A C IO N E S H IS T E R IC A S , D E LA S E N S A C IO N
* Traducimos así som alic compliance (versión del alemán somalisches Enlgegen-
kom m en), (T .)
el pie, la nariz y los senos pueden simbolizar el pene y representar deseos
masculinos; los órganos cóncavos, como la boca, el ano, las fosas nasales y
las partes de flexión de las extremidades pueden simbolizar la vagina y
representar deseos femeninos.
RASG OS A R C A IC O S EN I.A C O N V E R S IO N
S IG N IF IC A D O G E N E RA L DE LA C O N V E R S IO N
C O M P L E J O D E E D IP O , M A S T U R B A C IO N Y P R E G E N 1 T A L ID A D EN
LOS S IN T O M A S DE C O N V E R S IO N
E V O L U C IO N Y T R A T A M IE N T O P S IC O A N A L IT IC O DE LA H IS T E R IA
DE C O N V E R S IO N
E Q U IV A L E N T E S DE AFECTOS
P E R T U R B A C IO N E S DEL Q U IM IS M O EN LA PERSON A IN S A T IS F E C H A
D IS F U N C IO N E S HORM ONALES Y V E G E T A T IV A S
En el caso de una paciente que realmente perdía mucho peso en cada masturba
ción — lo cual traía un repentino alivio a una insoportable tensión premenstrual— ,
los cambios de peso se debían principalm ente a alteraciones cíclicas de su metabo
lismo del agua. Cuando la paciente se sentía interiormente en desorden, su metabolis
mo se comportaba realmente de una manera desordenada. El agua desempeñaba un
papel im portante en las fantasías inconscientes de esta paciente. E l profundo vínculo
materno, pregenital, así como la prim itiva envidia del pene, obedecían a un deter-
D IG R E S IO N SOBRE H IP E R S E X U A L ID A D E H IP O S E X U A L ID A D
De hecho, una conducta aparentemente sexual encubre a veces una pugna por
el poder y el prestigio (véase págs. 574 y sigs.). Pero esa exagerada pugna por el poder
y el prestigio, en estas personas, tiene antecedentes que nos llevan a desembocar, una
vez más, en su sexualidad in fa ntil. El poder y el prestigio son necesarios como defensa
contra una ansiedad que ha quedado vinculada a impulsos sexuales infantiles.
APARATO G A S T R O IN T E S T IN A L
U na paciente relataba que su profesor de gim nasia acostumbraba llam arle la atención
sobre el estado extremadamente espasmódico y tenso de sus músculos del cuello. Sus
intentos de relajam iento sólo conseguían aum entar la tensión, y a ello seguía una
sensación de náusea. E l análisis reveló que en su infancia la paciente h ab ía visto una
paloma con el cuello retorcido, y luego la h ab ía contemplado aleteando durante un
rato, decapitada. Esto dio forma duradera a su com plejo de castración. Sentía un temor
inconsciente de ser decapitada, temor que se m anifestaba tam bién en otros síntomas,
formas de comportamiento y sectores preferentes de interés.
APARATO R E S P IR A T O R IO
Un temor manifiesto de ser asfixiado encubre a veces una idea reprim ida de
castración. Un paciente im aginaba que el analista podía cortarle la provisión de aire
con una tijera. Tenía la fantasía de que la provisión de aire le era asegurada en
ifetial form a que a un buzo, y que el analista se la estaba interrum piendo, y de esta
manera lo ahogaba. Esta fantasía encubría la angustia de que la tijera podría cortarle
fl pene. El vínculo entre la idea de castración y la de asfixia era el temor de
asfixiarse mientras dorm ía bajo la frazada, temor que tuvo carácter sobresaliente du
rante su período de latericia. Mientras estaba bajo la frazada acostumbraba entre
garse a fantasías de m asturbación.
Los diversos tipos de “ tos nerviosa” pueden clasificarse del modo siguiente (443):
1. U na tos de origen orgánico puede producir perturbaciones en la economía
mental. La adaptación al síntoma, de parte del paciente, puede fallar entonces en el
sentido de producirse una “ patoneurosis” .
2. U na tos de origen orgánico puede ser usada secundariamente para procu
rar la descarga de impulsos reprimidos, especialmente para expresar conflictos en
torno a la incorporación,
3. La tos nerviosa puede ser un síntom a de conversión, ya sea como una iden
tificación con una persona que tose (557), o bien expresando, en virtud de recuerdos
de episodios infantiles de tos orgánica, cienos conflictos instintivos de ]a in fa n
cia (1591).
4. Hay un tipo de tos nerviosa que participa de la naturaleza del tic, y es
un sustituto (y un equivalente) de un sentimiento de embarazo o de hostilidad.
5. La tos nerviosa puede ser un síntoma órgano-neurótico provocado por un
resfrío originado, a su vez, en alguna forma de comportamiento de. carácler psicógeno.
CORAZON Y APARATO C IR C U L A T O R IO
P R E S IO N S A N G U IN E A
Aun en los casos en que no se conocen con exactitud las vías fisioló
gicas que conducen de hecho a la estructuración de un síntoma neurótico,
se puede advertir la actitud psicógena subyacente. Un ejemplo de ello es la
hipertensión esencial, que acaba de ser estudiada, precisamente, desde el
punto de vista psicoanalítico (51, 52, 783, 1134, 1353, 1413, 1571, 1572).
Los casos dé hipertensión esencial se caracterizan por una extrema tensión
instintiva inconsciente, una propensión general a la agresividad y a la vez
un anhelo pasivo-receptivo de liberarse de la agresividad. Ambas tendencias
son inconscientes y se observan en personas que superficialmente parecen
muy tranquilas, y que no se permiten ninguna forma de descarga de sus
impulsos. Esta tensión interna, que el paciente no advierte, parece ser por
lo menos uno de los componentes etiológicos de la hipertensión esencial.
Actúa a través de influencias hormonales — originadas en conflictos incons
cientes— por la vía de respuestas vasomotoras y con intervención de los
riñones. La forma exacta en que esto se realiza deberá ser puesta en claro
por investigaciones fisiológicas futuras. El aumento de hipertensión esencial
en el hombre moderno se halla probablemente vinculado a la situación
mental de individuos que, habiendo aprendido que la agresividad es mala,
tienen que vivir en un mundo en que se requiere una elevada dosis de
agresividad.
PI EL
La erogeneidad de la piel no se lim ita a los estímulos del tacto. Las sensacio
nes de temperatura constituyen la fuente de un placer erógeno que representa un
componente im portante de la sexualidad in fa n til. El displacer del frío y el placer
de ser nuevamente alim entado. De hecho, el erotismo oral y el erotismo de la tem
peratura, regularmente hacen su aparición junios. P or eso los suministros narcisísticos
urgentemente requeridos por las personas con fijaciones orales son sentidos no
solamente como alimentos sino tam bién como calor.
T am bién el dolor, además de los estímulos del tacto y la temperatura, puede
ser fuente de placer erógeno cutáneo. En los casos en que predomina el fin sexual
de ser pegado, este placer se ha convertido en la representación de toda la sexualidad
del individuo (véase págs. 461 y sig .). A menudo, nos encontramos, en efecto, con
conflictos sado-masoquísticos- como la base inconsciente de una dermatosis.
Se ha sugerido que especialmente la aparición de una psoriasis puede represen
tar impulsos sádicos vueltos contra el propio yo (381, 1240). No parece probable,
empero, que la psoriasis tenga el carácter de un síntom a de conversión. Las fuerzas
psicogénicas pueden ser más bien un factor determinante entre otros, y bien puede
ser que ciertas pulsiones sádicas, al no ser descargadas, actúen sobre la piel a
través de alteraciones quím icas y nerviosas.
EL O J O
L O S P R O B L E M A S D E L A P S IC O G E N E S IS D E LAS> E N F E R M E D A D E S
O R G A N IC A S Y DE LAS P A T O N E U R O S IS
Parece ser que hay casos de “ glucosuria em ocional”, que se deben al quimismo
perturbado de la persona insatisfecha. Son de pronóstico benigno. No se conocen exac
tamente los mecanismos fisiológicos a que obedecen.
Meng y Grote estudiaron psicoanalíticamente casos de delgadez pato
lógica (1121). No hallaron nada que fuera muy específico, pero pudieron
demostrar que los factores de orden psíquico desempeñan un papel definido
en las fluctuaciones de la enfermedad, es decir, que han influido sobre el
estado hormonal.
Los casos graves de anorexia m anifiestan una patología horm onal definida.
En algunos casos estas alteraciones son probablemente de carácter prim ario. E n otros,
una perturbación prim aria del desarrollo m ental, que fija el yo en la fase oral, da
Jugar a alteradores hormonales secundarias (361, 1082, 1555). El significado psí
quico de esta fija c ió n es variable. A lgunas veces una anorexia constituye el equiva
lente de una degresión.
Otro tanto puede decirse de la obesidad. H ay perturbaciones glandulares graves
(enfermedad de Frohlich, status adiposogenitalis) que influyen sobre el desarrollo
psicosexual en el sentido de producir retardam iento, fijac ión oral y debilidad de la
genitalidad. Hay tam bién casos de “obesidad auténtica” , que son órgano-neurosis, y
que, iniciándose con perturbaciones psicógenas del desarrollo, desembocan en anorma
lidades hormonales (209, 210, 211, 1327).
HIPOCONDRIA
Será interesante citar, como un ejem plo de esto, el análisis del “hom bre de loa
lobos”, tal como fue continuado por R u th M ack B runsw ick. Los delirios m anifiesta
mente hipocondríacos del “hombre de los lobos” , ostentaban la marca indeleble de
una angustia de castración (1088).
LA T E R A P IA P S IC O A N A L IT IC A EN L A S O R G A N O - N E U R O S IS
A P E N D IC E : E P IL E P S IA
Los estímulos que provocan esta reacción arcaica son de diversa índole.
Los ataques del tipo “sintomático” (de Jackson) se producen como res
puestas de tipo reflejo a estímulos puramente físicos. Una lesión orgánica
del cerebro origina una inhibición en los estratos superiores de organización
del cerebro y aparece entonces, nuevamente, una reacción de tipo arcaico.
En la epilepsia auténtica, probablemente se origina el mismo efecto a raíz
de una lesión cerebral de carácter más sutil y de índole desconocida aun.
Pero la naturaleza de los estímulos provocadores y de la tensión procedente
puede hacerse más específica. A veces se da claramente el caso de impulsos
específicos de carácter psíquico que, en vez de provocar una reacción en
un estrato elevado, provocan un ataque, por decir así, en forma de corto
circuito. Una enfermedad como ésta no puede ser llamada “ órgano-neurosis del
cerebro” en el sentido de que una actitud psicógena puede haber modificado
los patrones de reacción del aparato central, pero puede recibir ese nombre
en el sentido de que la presión de lo reprimido hacia la motilidad precipita,
a partir de una determinada disposición somática, un síndrome fisiológico
arcaico. Es, como dice Freud, “como si el mecanismo de la descarga impulsiva
anormal estuviera preparado orgánicamente, ya de antemano, para ser reque
rido en situaciones enteramente diferentes entre sí, en el curso de perturba
ciones de la actividad cerebral debidas a afecciones graves, tanto histolíticas
como tóxicas, así como también en el caso de un control inadecuado de la
energía psíquica” (623).
La experiencia clínica indica que las personalidades epilépticas pre
sentan:
a) una orientación general muy narcisista y mostrando las caracte
rísticas, ya descritas, de un yo arcaico y dispuesto siempre a sustituir las
relaciones objetales por identificaciones;
b) pulsiones destructivas y sádicas muy intensas, que habían sido
reprimidas durante largo tiempo y que encuentran en el ataque una descarga
explosiva. La represión de las pulsiones destructivas es debida a un intenso
temor al castigo, lo cual es muy ostensible, a menudo, en el cuadro clínico.
Como bien se sabe, el aura es la parte más variable del ataque epi
léptico. Puede esperarse, por ello, que el aura, que precede al “síndrome
arcaico de descarga” , más uniforme, nos revelará más acerca de la naturaleza
específica de los estímulos psíquicos precipitantes. Esta presunción no es
vana. Psicoanalizando los contenidos de las auras de varios casos, Hendrick
encontró que antes del ataque ha sido movilizada la tendencia a la aparición
de angustia: a continuación, la incipiente crisis de angustia es bloqueada,
y el ataque epiléptico se produce como una especie de sustituto de la
angustia que no fue experimentada. “La descarga a través del sistema
nervioso central ha reemplazado a la descarga de tensiones autónomas”
(765). Las experiencias que provocan la crisis revelan ser, en el análisis,
o bien alusiones a impulsos reprimidos que alguna vez fueron experimentados
con angustia, o representaciones proyectivas de las sensaciones de la angustia
misma. La angustia bloqueada es siempre, probablemente, un temor a la
posibilidad de que una destructividad intensa y bloqueada sea desviada
contra el propio yo. La capacidad de sustituir la angustia con los fenómenos
convulsivos centrales específicos constituiría un problema puramente fisiológico.
Bartemeier llamó la atención sobre el hecho de que en las personas
neuróticas y normales se producen ciertas descargas explosivas arcaicas que
pueden ser consideradas como los prototipos normales del ataque epiléptico,
tales como las sacudidas bruscas en el momento de dormirse, el rechina
miento de los dientes y la contracción de la mandíbula durante el dormir,
el acto de morderse involuntariamente la lengua o ciertas perturbaciones
momentáneas de la atención (90). Todos estos fenómenos se encuentran
facilitados en los estados de fatiga y de regresión del yo, y en situaciones
de rabia latente.
Fuera de lo que se refiere al ataque y al aura, los fenómenos epilépticos
nó han sido aún estudiados psicoanaliticamente. Es lícito hacer, sin embargo,
una observación general de carácter especulativo acerca del empeoramiento
final de algunos casos. Si es correcta la suposición acerca de que el aparato
psíquico desempeña las funciones de elaboración y descarga final de los
estímulos que llegan al organismo, es concebible que un cambio decisivo en
los métodos de descarga, mediante el establecimiento de un método explosivo
simple, e indiferenciado, pueda conducir a una simplificación e indiferenciación
del aparato psíquico en su totalidad.
Hay una transición gradual entre la epilepsia auténtica y las histerias
de conversión: casos en los cuales los ataques epileptiformes expresan una
idea definida y presentan todas las características de los síntomas motores
histéricos (hístero-epilepsia) (368, 647, 714^, 770, 1259, 1335, 1611).
EL FEN OM EN O DE LA C O M P U L S IO N
Estas obsesiones no son más que una de las categorías de las actitudes contra-
fóbicas (435) (véase págs. 536 y sigs.). Un ejem plo de esto lo constituye un paciente
que tenía un interés obsesivo por la navegación y los deportes acuáticos, lo cual
era resultado de un temor in fa n til (le hacer correr el agua en el retrete. El temor a
los lugares altos puede ser reemplazado por la im pu lsión obsesiva de saltar para
abajo.
IN S T IN T O Y DEFEN SA EN L O S S IN T O M A S C O M P U L S IV O S
LA R E G R E S IO N EN LA N E U R O S IS O B S E S IV A
S IS T E M A S C O M P U L S IV O S
O T R O S M E C A N IS M O S DE DEFEN SA EN LA N E U R O S IS O B S E S IV A
Un ejem plo del grado de “ aislam iento” a que pueden llegar dichas expresiones
nos lo ofrece el caso de un paciente que anotó por escrito que no debía “olvidar que
h ab ía estado e nojado”.
Sería erróneo, sin embargo, creer que todas Jas compulsiones de contar tienen
esta motivación. E l contar, puede tener algunos otros significados diferentes. A m enu
do significa contar segundos, es decir, una m edición del tiempo. La necesidad de
medir el tiempo puede tener causas diversas. A lgunas veces es simplemente una manera
de asegurar un aislamiento. Puede m ediar una prohibición de iniciar cierta actividad
después de otra, y el acto de contar sirve para asegurar el necesario intervalo. Hemos
mencionado ya la vinculación básica entre m edición del tiempo y erotismo anal.
Siendo el acto de m edir el tiempo, originariamente, la m edición del intervalo entre dos
oportunidades de ser puesto en el retrete (o en el o rin a l), puede ser usado como
defensa contra una tentación de m asturbación anal, pudiendo convertirse eventual
mente en un sustituto de la m asturbación anal (737).
El acto de contar en forma im pulsiva puede ser también una defensa contra
deseos de matar, ya que el acto de contar cosas es una manera de asegurarse de
que ninguna de ellas falta. Pero la defensa puede ser invadida por el impulso, y
entonces el contar inconscientemente termina por ocupar el lugar de matar, con lo
cual, a su vez, resultará un im pulso que debe ser rechazado (8 8 ). Esto es facilitado
por la circunstancia de que el contar tiene, por sí mismo, el significado de tomar
posesión, de controlar: “contar” puede significar “ contar los propios bienes” .
Esta acción de ensuciar es, por lo regular, la m asturbación, o bien, más adelante,
la idea de una remota posibilidad de m asturbación (503).
La regresión anal es la causa de la concepción de la sexualidad como cosa
sucia (485). La m asturbación anal, en la infancia, era delatada, en efecto, por las
manos manchadas o malolientes, y esta posibilidad de delación pudo ser evitada m e
diante el lavado. Ocasionalmente, los pacientes con neurosis obsesiva pueden hacer
desaparecer todos sus escrúpulos bañándose o cam biando de ropa, dado que los
“malos sentimientos”, concebidos como cosa sucia, pueden “lavarse”.. E l baño ritual,
como un procedimiento de lavar pecados, es tam bién una expresión de anulación. Es
probablemente por esta razón que los ceremoniales neuróticos del período de latencia
tienen a menudo una relación tan frecuente con el lavado. Los niños tercos, que
se niegan a lavarse, están rehusándose realmente a renunciar a sus impulsos instinti
vos placenteros. Sin embargo, es cierto, al mismo tiempo, que los rituales en relación
con desvestirse e ir a Ja cama deben tam bién su auge a otra razón: estas ocasiones
ofrecen una tentación de masturJjarsc.
Muchos síntomas compulsivos típicos tienden a anular actos agresivos,
por lo general imaginarios. A veces esta intención resulta manifiesta, como
sucede en el cierre compulsivo de llaves de gas o en el acto de retirar
piedras de la calle. Otras veces, la intención sólo es factible de ser revelada
mediante el análisis, como sucede en los diversos síntomas que tienen el
sentido inconsciente de una penitencia. No existe una neta línea de separa
ción entre los síntomas de penitencia y las sublimaciones creadoras que se
realizan como actos destinados a contrarrestar tendencias sádicas infanti
les (1422, 1424).
El uso de la regresión, la formación reactiva, el aislamiento y la anu
lación hace superfluo el empleo del mecanismo de defensa de la represión
propiamente dicha. Esto contesta a la pregunta de cómo es posible para los
impulsos censurables, en la neurosis obsesiva, el acceso a la conciencia. Así,
por ejemplo, el impulso consciente de matar queda de tal modo separado,
mediante el aislamiento, de toda posible expresión motriz, que no existe
ninguna posibilidad de materialización del mismo, con lo que puede, sin
ningún riesgo, hacerse consciente. De este modo, cuando la idea se hace
consciente, está “desnuda de toda emoción” (1054). El resultado de esta
ruptura de- la conexión original es que el analista no dispone, para ser
directamente usada, de una conciencia espontánea de los acontecimientos pató
genos de la infancia. Dado que faltan las emociones correspondientes, el
analista sabe tan poco como el paciente mismo acerca de cuáles son los
recuerdos infantiles importantes y en qué consiste su importancia. A un cuan
do lo supiera, no podría decírselo al paciente antes de vencer la resistencia
de éste a ver la verdadera conexión.
La ausencia de represión propiamente dicha en la neurosis obsesiva no
es, sin embargo, más que relativa. Las compulsiones y obsesiones en sí
mismas pueden pasar por un proceso secundario de represión. A veces los
pacientes no están en condiciones de decirnos en qué consisten sus compul
siones. Se presentan éstas en forma tan vaga, descolorida y como en sueños,
que se requiere bastante trabajo analítico para descartar las represiones a tal
punto que el texto de las compulsiones, por decirlo así, resulte legible.
A veces los síntomas compulsivos son secundariamente reprimidos por
que el paciente siente que sus compulsiones no encajan dentro de su sistema,
es decir, que no representan tan sólo fuerzas defensivas, sino también los
instintos que se quiere rechazar, y que nuevamente se filtran. En su propó
sito de lograr que sus síntomas sean congruentes con su sistema, el paciente
falsifica y oscurece el contenido original de los mismos. Sus propias compul
siones, así como el mundo entero, tienen que ser adaptadas al sistema,
que es su única garantía de seguridad.
El desplazamiento es a menudo, en la neurosis obsesiva, un “ desplaza
miento sobre un pequeño detalle” . Hay muchos neuróticos obsesivos que se
sienten sumamente afligidos por causa de cosas pequeñas y aparentemente
insignificantes, pero, en el curso del análisis, estas cosas pequeñas resul
tan ser sustitutivas de otras que son importantes. El ejemplo más cono
cido de esto es el “pensar compulsivo” (Gruebelzwang). El paciente siente
la compulsión de pasarse horas enteras cavilando sobre asuntos sumamente
abstractos. Este síntoma se basa en un intento de evitar emociones censurables
mediante una fuga del mundo de las emociones hacia el mundo de los con
ceptos intelectuales y las palabras. La fuga fracasa: los problemas intelec
tuales, en los cuales ha tratado de refugiarse el paciente para huir de sus
emociones, adquieren, por el retorno de lo reprimido, el más alto valor
emocional.
U n paciente era incapaz, por razones obsesivas, de cepillarse los dientes. Después
de quedarse un rato sin hacerlo, se cacheteaba y reprendía a sí mismo. Otro paciente
llevaba siempre consigo un cuaderno de apuntes, en el que asentaba las calificaciones
que merecía su conducta, para indicar, según el caso, elogio o censura.
La necesidad predom inante de utilizar los objetos para procurar un alivio a los
conflictos internos, eclipsando con ello- todo sentimiento directo hacia los objetos, no
es el único factor que habitualm ente deforma las relaciones de objeto del neurótico
obsesivo. U n segundo factor lo constituye el simple hecho de que la regresión sádico-
anal im pide el desarrollo- de relaciones de objeto m aduras, produciendo una actitud
ambivalente, nada sólida, hacia los objetos, conflictos de bisexualidad y conservación
de los fines de incorporación. U na tercera circunsancia que perturba las relaciones
de objeto es el aislamiento de las emociones, de tal modo que aquéllas carecen de
autenticidad y de calor. Las catexis, que están unidas a síntomas y a sustitutos auto-
eróticos, están ausentes cuando los pacientes se encuentran frente a objetos.
EL P E N S A M IE N T O EN LA N E U R O S IS O B S E S IV A
Pero en otro aspecto fracasa, por lo general, esta retracción. Las esci
siones y contradicciones de que se ve impregnada la vida emocional de los
neuróticos obsesivos se desplazan hacia los (sexualizados) problemas inte
lectuales, y los resultados son la cavilación y la duda obsesivas. La duda
es el conflicto instintivo desplazado al terreno intelectual.
Ciertas dudas obsesivas son de un carácter un poco más simple. Algunas dudas
sobre la validez de las propias percepciones y juicios representan eldeseo de que no
sea cierto aquello que es objeto de duda. Los hechos de que se duda pueden estar
ocupando el lu gar de escenas prim arias o de las diferencias anatómicas sexuales. El
síntom a relativamente frecuente de la duda obsesiva respecto a noticias de muerte, ts
ante todo un temor a la om nipotencia de los propios pensamientos: el paciente trata
de negar la noticia porque quiere, rechazar la idea de que la culpa podría ser suya.
Si la duda se hace tan torturante que hace exclamar al paciente, con tono de alivio:
"¡Gracias a D io s !” , ante la confirm ación de la noticia, la explicación psicológica es la
que viene a continuación. Si la duda hubiera sido justificada y la idea de la muerte
hubiera surgido de un m alentendido, sería obvio el hecho de que el paciente había
tenido tan malos pensamientos. De ah í que la confirm ación de la noticia es sentida
como un alivio, porque e lim ina la sospecha de que uno podía haber pensado m alicio
samente sobre la muerte de una persona.
E l conocimiento logrado acerca de la naturaleza de las cavilaciones y la duda
obsesivas permite form ular esta sencilla regla técnica: no se debe discutir nunca con
los neuróticos obsesivos sus problemas obsesivos. S i el analista no se abstuviera de
esta discusión, lo que h aría es fortalecer los mecanismos de aislamiento del paciente.
Lo único que debe ser objeto del análisis, en tanto los pensamientos del paciente per
manezcan aislados de sus emociones, será el aislamiento mismo, y no el contenido de
lo que ha sido aislado.
U na paciente que tenía que hablar en público a menudo, mostraba una evidente
equiparación de sus palabras no con heces,sino con orina. Mientras hablaba, solía
“perder el control” de sus palabras, que entonces-le “chorreaban” de la boca. A veces
se detenían repentinamente y ella sentía una especie de “ temor al tablado” , sin saber
qué decir y sintiendo que se h ab ía quedado sin m aterial. Pero había ideado una treta
sencilla para superar esta in h ib ic ió n : debía tener sobre su pupitre una botella de agua
y luego de “llenarse” de agua, dejaba flu ir nuevamente las palabras.
U n paciente obsesivo que sufría de dolores de caheza crónicos se refería a este sín
toma diciendo: “me duelen los nervios” . Im ag inaba los “nervios” como estructuras f i li
formes blancas o rosáceas, idea que adquirió en el consultorio del dentista, donde vio
un “nervio” de diente. U na vez soñó con el “nervio vago” , es decir, con el nervio “va
gabundo”. H ab lab a de un hilo blanco que podía haberse abierto cam ino hacia la
cabeza procedente de abajo, y que ahora podía estar rondando dentro de su cabeza
y producirle de este modo el dolor de cabeza. Esta idea estaba u nida a cierta expe
riencia de su in fancia: h ab ía tenido ascárides. Inconscientemente suponía que estos
parásitos le producían tantos síntomas cefálicos como síntomas anales le hab ian pro
ducido cuando era .niño.
M A G IA Y S U P E R S T IC IO N E N L A N E U R O S IS O B S E S IV A
U n paciente sufría m uchísim o del im pulso de dar voces durante el servicio religioso.
Cierta vez, en su infancia, estando su padre enfermo, se 1c d ijo que guardara silencio.
Fue entonces cuando por prim era vez apareció la com pulsión de interrum pir con un
grito sacrilego un silencio “sagrado”. M ás tarde el lu gar del padre fue ocupado por
Dios y el deseo de m atar a aquél fue reemplazado por el im pulso de vociferar. E l
análisis mostró ulteriormente que el ruido perturbador en que primeramente pensó el
paciente no fue el de vociferar, sino el de un flato. L a agresión contra el padre era
anal, y simultáneamente expresaba, en un plano más profundo, un género arcaico
de amor.
L A A C T IT U D F IS IC A D E LO S N E U R O T IC O S O B S E S IV O S
E L P R O B L E M A D E L A E T IO L O G IA D IF E R E N C IA L
E V O L U C IO N Y RESUM EN
La angustia y los sentimientos de culpa que han sido encubiertos por los sínto
mas compulsivos, reaparecen nuevamente cuando se analizan estos síntomas. A menudo,
dado que los pacientes tienen el hábito de rechazar sus afectos y de no reconocerlos,
éstos aparecen bajo la forma de equivalentes físicos y neurótico-actuales de la angustia.
LA T E R A P IA P S IC O A N A L IT IC A EN LA N E U R O S IS O B S E S IV A
Los trastornos funcionales del habla que llegan a ser algo más que sim
ples inhibiciones, constituyen un ejemplo típico del grupo de las neurosis
de conversión pregenital. El síntoma del tartamudeo revela, más rápida
mente que otros síntomas de conversión, ser resultado de un conflicto de
tendencias antagónicas. El paciente demuestra que desea decir algo y que
al mismo tiempo no lo quiere decir. Pero puesto que conscientemente tiene
la intención de hablar, debe tener alguna razón inconsciente para no que
rer hablar, y esto tiene que deberse necesariamente a algún significado
inconsciente del hecho de hablar, ya sea que este significado se refiera a
la cosa particular que se está por decir, o al hecho de hablar en general.
Cuando una persona comete un lapsus linguae, se debe al hecho de
que inconscientemente está resistiendo de algún modo lo que consciente
mente se proponía decir (553). El análisis de un lapsus revela cuál es la
tendencia que ha perturbado la original intención de hablar. Cuando una
persona, en vez de cometer un lapsus linguae, simplemente comienza a tar
tamudear un poco, es evidente que algún motivo inconsciente ha perturbado
su intención, pero no podemos imaginar cuál es ese motivo (596). Si un
tartamudeo ocasional como éste se produce regularmente como respuesta a
un estímulo específico, el conocimiento del estímulo puede servir como
punto de partida para el análisis del factor perturbador. Pero si una per
sona no tartamudea solamente como reacción a ciertos estímulos, sino que
lo hace más o menos todas las veces que habla, el factor perturbador debe
tener su raíz en el hecho de que la misma intención de hablar tiene una
significación censurable. Ciertos tipos de tartamudeo ocasional, por lo tanto,
pueden deberse al significado instintivo inconsciente de la cosa que la per
sona está por decir, mientras que en los casos graves de tartamudeo es la
función misma del habla la que representa un impulso instintivo censurable.
A l ocuparnos de la neurosis obsesiva quedó aclarado que ciertos fac
tores y estados conducían a la sexualización del habla, que dicha sexualiza-
ción es habitualmente de carácter anal y que esto tiene consecuencias espe
cíficas. Todo esto es válido también para el tartamudeo.
El análisis de tartamudos revela, como base de este síntoma, el uni
verso de deseos sádicoanales. La función del habla tiene comúnmente para
los tartamudos un significado sádicoanal. El hecho de hablar significa, en
primer término, pronunciar palabras obscenas, especialmente de carácter
anal,-y en segundo lugar, un acto agresivo dirigido contra el que escucha.
La ocasión en que mejor se evidencia el carácter eróticoanal del habla
es cuando, en un análisis, se comprueba que una situación específica, que
provoca un tartamudeo o lo acentúa, constituye una tentación anal. El habla,
ya sea en general, o bien en ciertas situaciones, es concebida, inconsciente
mente, como una defecación sexualizada. Las mismas razones que en la infan
cia se oponían al juego placentero con las heces, hacen nuevamente su
aparición en forma de inhibiciones o prohibiciones del placer de jugar con
las palabras, La expulsión y la retención de palabras significa la expul
sión y retención de las heces, y la retención de palabras, lo mismo que
antes la retención de heces, puede significar realmente, ya sea un reasegu-
,ramiento contra una posible pérdida, ya una actividad autoerótica placen
tera. Se puede hablar, en el caso del tartamudeo, de un desplazamiento
hacia arriba de las funciones de los esfínteres anales (708, 1406, 1461).
Dos situaciones que se observan con frecuencia, y que provocan o
aumentan el tartamudeo, tienen relación con el significado sádico de éste.
Sucede con mucha frecuencia que un paciente se pone a tartamudear al
sentirse particularmente ansioso de demostrar algo. Detrás de su aparente
afán ha ocultado una tendencia hostil o sádica a destruir a su adversario
por medio de palabras, y el tartamudeo significa a la vez el bloqueo de
esa tendencia y el castigo por la misma. Con más frecuencia todavía, el tar
tamudeo se exacerba en presencia de personas prominentes o investidas de
autoridad, es decir, de figuras paternas, contra las cuales la hostilidad
inconsciente reviste una máxima intensidad.
Garma observó una vez una paciente que, agregado a un grave tartamudeo, sufría
de un temor de dañar a alguien. La m uchacha tenía la creencia, en particular, de que
en el coito la m u jer puede lastim ar al hombre. Tuvo además diversos sueños diurnos,
en los cuales se sentía capaz de destruir con una m irada el m undo entero y m atar a
todos los hombres.
A lfh ild Tam m relató el caso de un joven que tuvo primeramente un período de
conflicto relacionado con la m asturbación genital; más tarde reemplazó esta práctica
con la m asturbación anal, y sólo después de la supresión de estas prácticas anales
comenzó a tartamudear (1527).
Coriat, que estudió muchos casos de tartamudeo (291, 292, 293), quedó
más impresionado por la participación del autoerotismo oral que por los
conflictos acerca de la introyección. El tartamudo — dice— en vez de uti
lizar la función del habla con propósitos de comunicación, la usa para
lograr sensaciones placenteras en los órganos del habla. Coriat llega, in
cluso, a negar al síntoma el carácter de conversión, manifestando que nada
ha sido “convertido”, dado que la persona simplemente cede a la tendencia
de juguetear para lograr sensaciones orales placenteras (291). Todos los
tartamudos probablemente admitirán, sin embargo, que el síntoma es mo
lesto y penoso, y de ningún modo placentero, y que se hallan tan lejos
de estar enterados de las fantasías sádicoanales y sádicoorales que se expre
san en el síntoma, como de sus ideas edípicas y de castración. De este
modo, si bien los tartamudos se proponen el logro deplacererógeno oral,
el tartamudeo no deja de ser básicamente una neurosis de conversión pre-
genital.
Una intensa erogeneidad oral se expresa también, frecuentemente, en
una ambición altamente desarrollada en el terreno del habla. A veces esta
ambición se desarrolla después del síntoma y constituye una reacción sobre-
compensatoria al mismo. Demóstenes no fue el único hombre que llegó a
ser orador por haber sido tartamudo.
Ambiciones orales de esta índole se destacan a veces con toda claridad no sólo
en la función de pronunciar palabras sino tam bién en la de “ing erir" palabras, en el
acto de oír o de leer, con el significado inconsciente, en ambos casos, de “comer” (124,
1512).
T IC P S IC O C E N IC O
ASM A B R O N Q U IA L
Del asma bronquial nos hemos ocupado ya, como órganoneurosis del
aparato respiratorio (véase págs. 288 y sig.). Mencionamos allí que prácti
camente en todos los casos se hallan implicados también síntomas de con
versión. Ahora debemos agregar que estos síntomas de conversión son de
naturaleza pregenital. A l ocuparnos de la base órgano-neurótica del asma
bronquial, se vio con claridad qué condiciones físicas son las que hacen
posible esta clase de conversiones. El contenido inconsciente de las conver
siones asienta regularmente en profundos conflictos respiratorios-orales rela
cionados coa la madre o con un sustituto de la madre. En general, las per
turbaciones psieogé'nicas de la respiración son primariamente equivalentes de
angustia. Todas las veces que estos equivalentes se expresan primariamente
en el aparato respiratorio, la angustia, ya sea que se refiera primitivamente
a pérdida de amor o a castración, es percibida como un temor de asfixia
(735, 741). En el ataque asmático, la expresión de este temor se combina
con un grito de socorro dirigido hacia una figura materna, concebida como
omnipotente y percibida todavía en un nivel pregenital, sin que sea posible
distinguir aquí la idea de protección de la de satisfacción sexual. Por regla
general, esta “ satisfacción sexual protectora” es percibida inconscientemente
como el fin de una introyección respiratoria (420).
Es de acuerdo con el carácter pregenital de la conversión básica que
los pacientes con asina presentan principalmente un carácter compulsivo,
con todos los rasgos de una orientación sádico-anal intensificada (ambiva
lencia, bisexualidad, desviaciones de la personalidad por formaciones reacti
vas, sexualización del pensamiento y del habla). La orientación anal de los
pacientes, por regla general, ha evolucionado de un interés en oler a un
interés en respirar.
Un paciente recordaba que al ver, cierta vez, siendo adolescente, una muchacha
con las piernas desnudas, sintió la “orden de recordar” esto: “Tienes que recordar
toda la vida que también las muchachas tienen piernas”. M ás adelante el paciente
creó un interés fetichista por los pies. En la época de este incidente el paciente, a
causa del temor a la castración, ansiaba inconscientemente tener una experiencia que
le permitiera abrigar la creencia de que las muchachas tienen pene. Vale decir que la
perversión no surgió porque “accidentalmente” el muchacho se sintió excitado sexual-
menle a la vista de las piernas femeninas, sino que se sintió excitado porque la vista
de las piernas femeninas apaciguó su temor a la castración, que de otra manera hubiera
perturbado su excitación sexual (423).
A lgunas personas creen que los perversos disfrutan de algún género de placer
sexual más intenso que el de la gente normal. Esto no es cierto. Su descarga llega a
hacerse posible sólo a través de obstáculos y deformaciones, y por ello es forzosamente
incompleta. Son, como dice Freud,. pobres diablos que tienen que pagar un alto precio
por su lim itado placer (601). La opinión opuesta arraiga probablemente en el hecho
de que los perversos, aun cuando sienten menos placer que la gente normal, disfrutan
en cierto sentido de más placer que los neuróticos, cuyas reprimidas ansias sexuales
infantiles no encuentran gratificación. Los neuróticos pueden envidiar a los perversos
el que éstos expresen abiertamente anhelos perversos que ellos han reprimido.
El siguiente examen de las circunstancias que prevalecen en determi
nadas perversiones específicas servirá para poner a prueba esta teoría.
H O M O S E X U A L ID A D M A S C U L IN A
Tiene gran im portancia práctica tener en cuenta este hecho. U n poema compuesto
por un paciente en su infancia, en colaboración con el hermano y la hermana mayores
que él, permaneció sin aclarar durante cierto tiempo en su análisis. En el poema
aparecían tres hombres y tres m ujeres; era im posible entender a q uién representaban
estos personajes, hasta que el análisis reveló que eran una doble representación de los
tres hermanos. Sin tener en cuenta su sexo, aparecían en una parte como hombres
y en otra como mujeres.
Para la m ayoría de los pacientes no tiene m ucha im portancia el sexo del analista.
Pacientes de uno y otro sexo pueden desarrollar, y desarrollan, en efecto, con su ana
lista, sea hombre o m ujer, tanto la transferencia del padre como de la madre. Una
m inoría de pacientes, sin embargo, pueden tener una reacción completamente diferente
según se trate de analista varón o m ujer. Esta m inoría de pacientes se compone de
personas que se hallan más que otros bajo el dom inio de su complejo de castración, y
entre ellos se incluyen los homosexuales.
Un paciente cuyo herm ano tenía grandes éxitos consiguió “sentirse partícipe de
la gloria del herm ano”. Pero la prim itiva envidia se delató en su obsesiva cavilación
acerca de si tal o cual héroe era “el más grande”.
H O M O S E X U A L ID A D F E M E N IN A
* “ W ish-fulfillment" .
el diferente trato que se acuerda al hombre y a la mujer bajo las condiciones culturales
actuales.
La “m asculinidad” en la m ujer, es decir, el objetivo sexual de introducir algo
en el cuerpo del partenaire, se origina de una manera análoga a la “ fem inidad” en el
hom bre: mediante una identificación con la figura parental del sexo opuesto (o con
un herm ano). M ientras el objetivo “fem enino” en el hombre corresponde a propósitos
pregenitales de incorporación, en la m ujer el objetivo “masculino” se halla en oposición
con tales propósitos. E n los casos en que la frustración de los deseos de incorporación
condujo a una actitud sádica de tomar por la fuerza lo que no era concedido, esta
fuerza, que originariam ente h ab ía sido sentida, a menudo, como una penetración en el
cuerpo de la madre (958), puede ser reactivada en la “m asculinidad” ulterior.
Tampoco la “m asculinidad” de la m u jer tiene que estar necesariamente vinculada
a la homosexualidad. La m ujer puede tener tam bién una conducta m uy “ masculina”
hacia los hombres. Las mujeres de este tipo presentan rasgos de identificación ín tim a
mente entremezclados con su amor. E n sus partenaire.s masculinos se ven y se aman
a sí mismas como hombres (1565). Pueden destacar la virilid ad de su partenaire
masculino, reaccionar intensamente a su pene, y a m enudo demuestran gran interés
en la idea de la homosexualidad m asculina. Frecuentemente las niñas creen que su
padre no las quiere porque son niñas, y que serían queridas si fueran varones. En su
vida amorosa posterior pueden hacer el papel del niño amado por el padre, o el del
padre que quiere a su niño.
De dos circunstancias depende que la “ masculinidad” en la mujer esté combi
nada o no con homosexualidad:
T R A N S V E S T I S M O
E X H I B I C I O N I S M O
A veces, sin embargo, una franca tendencia a exhibir los órganos geni
tales, en la mujer, tiene su papel en el placer preliminar. El análisis de
muestra que esto sucede enel caso de mujeres cuyas experiencias les han
permitido mantener en alto grado la ilusión de poseer un pene.
C O R T A R TRENZAS
C O P R O F IL I A
P E R V E R S IO N E S ORALES
EXTREM A S U M IS IO N S E X U A L
AN GELUS S IL E S IU S 2
Ich bin so gross ais Gotl: er ist ais ich so Mein:
er kann nicht iiber mich, ich unter ihm nicht sein.”
“Ich weiss, dass ohnc mich Gott nicht ein Nu kann leben,
werd’ich zu nicht, er muss vor Not den Geist aufgeben.”
S A D I S M O
Entre los niños que sufren ríe angustia, los hermanos o hermanas mayores se
h allan siempre en mejor situación que Jos menores, porque pueden amenazar a éstos.
Los problemas del masoquismo son análogos a los del sadismo, pero
más complicados en un aspecto. El masoquismo contradice aparentemente
el principio de placer. En tanto que, en general, el hombre tiende a evitar
todo lo que sea dolor, en los fenómenos del masoquismo el dolor parece
proporcionar placer y constituir un objetivo que el individuo se empeña
en lograr (613).
Un intento de aplicar la fórmula general válida para las perversio
nes conduce a aparentes contradicciones. Por un lado, el conflicto entre el
impulso y la angustia es evidente en los masoquistas. Abiertamente osten
tan tendencias contradictorias de luchar por la satisfacción y de posponerla.
Prefieren, aparentemente, el placer preliminar al placer final, y la fantasía
a la realidad (1297, 1299). Por otro lado, parece una paradoja que un
dolor temido pueda ser evitado o negado mediante un sufrimiento real.
La experiencia clínica demuestra que esta paradoja efectivamente es
posible y se produce, siempre y cuando sean llenadas una o varias de las
condiciones siguientes:
1. Ciertas experiencias pueden haber hecho arraigar tan firmemente
la convicción de que el placersexualtiene que estar unido al dolor, que
el sufrimiento se ha convertidoen un prerrequisito del placer sexual, pre-
rrequisito al que no se tiende originariamente, pero sí es buscado secunda
riamente como precio que es forzoso pagar para excluir perturbadores
sentimientos de culpa (1277).
2. Las actividades masoquistas siguen el mecanismo del “ sacrificio” .
El precio pagado de antemano lleva la intención de aplacar a los dioses
ymantenerlos satisfechos a un costo relativamente bajo. Las actividades
masoquistas de este tipo constituyen un “mal menor” (1240). El maso-
quista usa los símbolos de autocastración para evitar la castración. Freud
ha destacado el hecho de que la mayor parte de los masoquistas buscan
heridas y dolores de toda índole, excepto cualquier tipo de dolor o de
herida infligidos a los genitales (613).
3. Cualquier angustia puede ser combatida mediante una acción que
anticipe, en forma de juego, la cosa temida. Es función de todo juego
anticipar activamente aquello que podría resultar aplastante si sucediera en
forma inesperada, correspondiendo al yo el determinar el momento y el
grado en que esto ha de realizarse (1552). Así como ciertos sadistas
torturan a otras personas con el propósito de negar la idea de que ellos mis
mos pueden ser torturados, losmasoquistas se torturan (o aseguran su
tortura mediante sus propios planes e indicaciones) para eludir la posibili
dad de ser torturados en una forma o un grado inesperados (349, 350, 351).
4. El hecho de acentuar la pasividad puede servir también a un pro
pósito de protección. La regresión al tipo receptivo-oral de control puede
representar el restablecimiento de la unión con una potencia protectora
omnipotente, y el destacar la propia impotencia y pequeñez puede estar
dirigido a apelar a la misericordia de la potencia amenazante o protectora.
A este género pertence el masoquismo de las personas extremadamente
sumisas, de que se habló más arriba (817, 819).
Los cuatro mecanismos descritos actúan, sin lugar a dudas, en el
masoquismo, pero no bastan para explicarlo. Ellos harían comprensible el
hecho de que una persona se ve obligada a soportar una cierta dosis de
sufrimiento antes de alcanzar la capacidad de disfrutar un placer. Pero
esto no es lo característico del perverso masoquista, quien parece derivar
su placer del sufrimiento más que obtenerlo después de sufrir.
Esto es, en parte, cuestión de exactitud en la observación. Algunos
masoquistas realmente sienten placer más bien después del sufrimiento que
mediante el sufrimiento. Los masoquistas son individuos cuya aptitud de
alcanzar el orgasmo se halla evidentemente perturbada por la angustia y el
sentimiento de culpa. Desplazan, por ello, todo el empeño y el anhelo a las
tensiones del placer preliminar, y forjan acabadas estructuras fantásticas,
procedimiento que hace a veces que les resulte más gratificadora la mas
turbación que la realización efectiva de sus actividades perversas, que no
podrían satisfacer todos los detalles preimaginados (1297, 1299). No hay
ninguna duda de que los complicados sistemas fantásticos se proponen su
perar el temor que bloquea la aptitud para el placer final. Es característico
también que lo que le sucede al paciente, para ser placentero, tiene que
haber sido preestipulado. El paciente teme las sorpresas, pero puede domi
nar su temor siempre que sepa de antemano lo que va a suceder.
Pero esto no puede explicar los casos de efectivo “placer en el do
lor” que existen fuera de toda duda. En el masoquismo propiamente dicho,
la anticipación activa de un mal menor se complica a causa de otro factor,
que explica la simultaneidad de dolor y placer. Así como en otras perver
siones, la medida de reaseguramiento está condensada con un placer eró-
geno. La existencia de un masoquismo erógeno puede adscribirse al hecho
de que, tal como sucede coa todas las sensaciones en el organismo humano,
también la sensación de dolor puede ser fuente de excitación sexual (555,
601) (véase pág. 90). Esto sólo puede ser así bajo ciertas condiciones: el
dolor no dehe ser demasiado intenso ni demasiado grave. El ser pegado
excita sexualmente a los niños porque constituye una intensa excitación de
las zonas erógenas de la piel de las nalgas y de los músculos subcutáneos.
(El desplazamiento de libido del ano a la piel parece ser un antecedente
característico de todo placer en ser pegado. Por esta razón una constitu
ción anal, y las fijaciones anales, estimulan el desarrollo del masoquismo.)
Si el dolor se hace demasiado intenso, el displacer pesa más que la estimu
lación erógena y cesa el placer.
Detrás de una conducta aparentemente muy activa, e incluso sádica, puede escon
derse en los niños un ansia de gratificación del masoquismo erógeno, así como
también, en un período posterior, el ansia de gratificación de un masoquismo per
verso, en adultps. Muchos niños (y tam bién personas mayores) conocen exactamente
la manera de ser “desobediente” para provocar a los demás a que les peguen, o que
los castiguen en forma tal que equivale a ser pegado.
Las fijaciones al masoquismo erógeno pueden producirse por las mis
mas razones que las fijaciones a cualquier otro componente instintivo. Si
los individuos con tal fijación son obligados más tarde, por el temor a la
castración, a usar los mecanismos descritos, elresultado puede ser que
el sufrimiento ya no sea tan sólo un prerrequisito del placer sino incluso
una fuente de placer.
Entre las causas de fijación al masoquismo erógeno, hay un tipo que
predomina: la fijación basada en la simultaneidad de placer erógeno y
reaseguramiento contra el temor. La seguridad se logra sometiéndose a un
“castigo”, mediante el cual es logrado el perdón, y el placer sexual, blo
queado antes por sentimientos de culpa, resulta nuevamente accesible.
En dos circunstancias se acsntúan particularmente los fines pasivos
en la sexualidad de una persona:
1. Luego que la hostilidad ha sido vuelta contrael propio yo. La
experiencia clínica demuestra efectivamente que el masoquismo representa
un viraje del sadismo, que se vuelve contra uno mismo.
Una m ujer había sentido, siendo niña, un gran amor hacia su padre, un m isó
gino que sin ninguna reserva hizo conocer a su h ija su antipatía hacia las mujeres.
La paciente tenía una hermana mayor, a quien el padre prefería evidentemente. El
padre era muy severo en la prohibición de toda práctica eróticoanal, de cualquier índ o
le. La paciente se hallaba enfrentada, por consiguiente, a los problemas siguientes.
Am ar al padre (como lo exigía su in stin to ), pero elim inando toda conciencia de la
existencia de un pene (la causa de sus contrariedades, dado que su carencia de pene
era la causa de la antipatía que inspiraba al p ad re ). Además, tenía que eliminar
toda expresión de sus fuertes deseos anales y del deseo de vengarse de la herm ana;
tenía que aprender a soportar la severidad y el desprecio del padre sin dejar de
amarlo. Se hizo masoquista, con el fin sexual de ser pegada. El pene, por ser censu
rable, fue suplantado por la mano que pega; el ano, igualmente censurable, por la
superficie cutánea de las nalgas. Para su inconsciente, no era ella a quien pegaban,
sino la hermana y sólo secundariamente era desviado ese castigo hacia ella. Y la
conducta real de su padre pudo seguir siendo adecuada para satisfacer su complejo
de Edipo, deformado en sentido masoquista.
Una paciente que tenía temor a las experiencias sexuales se afeaba para carecer
de atractivos para los hombres. E n el análisis llegó a adm itir que sentía una para
d ójica satisfacción masoquista en ser fea. Mostraba asimismo su masoquismo en otras
formas Acostum braba tironearse el vello pubiano hasta que sentía dolor, y se
p ro du jo una dermatitis. Siendo niña, su padre acostumbrabra empolvar sus genitales
y su región anal. No había duda deque, al producirse una dermatitis, trataba incons
cientemente de seducir a su padre para que repitiera esa actividad. Pero la expe
riencia de ser tratada por el padre no fue placentera. E l padre, que era una persona
muy severa, causante de que su h ijo se hiciera masoquista debido a su severidad, le
había dado la impresión de que el tratamiento era un castigo por la masturbación.
Su temor a la sexualidad era un temor de que el hecho (im aginado por ella) de que
había arruinado su cuerpo, pudiera ser descubierto. Su intento de evitar ese descubri
miento poniéndose fea, dio por resultado la reaparición de lo que h ab ía sido rechazado.
E l intento de evitar la exhibición del supuesto estrago, dio por resultado precisamente
la demostración de esto mismo. E n un plano más profundo, estaba colmada de venga
tivas fantasías activas de castración. El ponerse fea significaba: a) forzar al padre
a hacerle algo de carácter sexual, b ) vejar al padre, masturbándose ante sus propios
ojos (ponerse fea = arruinarse = masturbarse), c) arruinar al padre al obligarle a
ver que ella estaba arruinada.
C O M B IN A C IO N E S DE P E R V E R S IO N E S Y N E U R O S IS — E T IO L O G IA
D IF E R E N C IA L DE LAS P E R V E R S IO N E S
T E R A P IA P S IC O A N A L IT IC A DE LAS P E R V E R S IO N E S
N E U R O S IS IM P U L S IV A S EN GENERAL
FUGA IM P U L S IV A
C L E P T O M A N I A
JU E G O DE AZAR
.Algunos impostores tienen una gran h abilidad para enamorar a sus víctimas, al
solo objeto de traicionarlas luego. Se h allan bajo el dom inio de una necesidad
narcisística de demostrarse a sí mismos que poseen la capacidad de ser amados. Que-
dan, sin embargo, insatisfechos, y se vengan por esta insatisfacción.
ADICCION A L A S DROGAS
R e s u lt a d e c is iv o t a m b ié n el e s ta b le c e r si el s u m in is t r o n e c e s ita d o es re q u e rid o
t o d a v ía de un o b je t o , y el a lc o h o l es u t iliz a d o , por lo ta n to , com o un m e d io d e f a c i li
ta r el lo g r o de ese o b je t o , o b ie n el a lc o h o l se ha tra n s fo rm a d o él m is m o en ese
s u m in is t r o , y el in te r é s por el a lc o h o l ha r e e m p la z a d o to d o in te r é s d i r ig i d o h a c ia
Jos o b je to s .
La c o n d u c ta g e n e ra l del p a c ie n te en r e la c ió n con el a m b ie n t e p r o p o r c io n a un
ín d ic e , con c ie rto g rad o de c e rte za , (iel g rad o de d e s in t e g r a c ió n a cjue han lle g a d o
sus r e la c io n e s de o b je t o . A q u e llo s rpie beben en tre n de c o n v ite , con a m ig o s , tie ne n
un p r o n ó s t ic o m e jo r fju e lo s b e b e d o re s s o lita r io s .
A D IC C IO N E S S IN DROGAS
U na p a c ie n t e s u f r ía , a c o n s e c u e n c ia de c ie rta s e x p e r ie n c ia s in f a n t il e s , d e un
grave te m o r a n g u s tio s o de se r abandonada. A s e m e ja n z a del n iñ o te m e r o s o que no
es c a p a z de d o r m ir s e si le f a lt a la p r e s e n c ia p r o te c to r a de la m adre ju n to a su
c am a , esta p a c ie n t e n e c e s ita b a , en su v id a a d u lt a , te n e r la s e g u r id a d de una u n ió n
p ro te cto ra con lo s d e m á s . E n el a n á lis is , su p r in c ip a l re s is te n c ia c o n s is tió en que
n o te n ía m ás in te r é s que el de a s e g u ra rs e de que el a n a lis t a e s ta b a de s u p a rte . E ra
in c a p a z , por esta razón, de d e c ir no a n in g ú n h o m b re . S ie m p r e que se h a lla b a so la ,
te n ía que s a lir a e n c o n tr a r i n m e d ia t a m e n t e un hom b re. T e n ía a p a r e n te m e n te una
activa v id a sexual a d u lt a . E n r e a lid a d , la v id a sexual r e p r e s e n ta b a pa ra e lla lo
m ism o que la m ano t r a n q u il iz a d o r a de la m adre re p re s e n ta p ara el n iñ o a s u s ta d o . Su
c o n d u c ta sexual c o n s t it u ía un m e d io de r e p r e s ió n de sus im p u ls o s s e x u a le s c o m p le to s ,
q ue e r a n , p o r s u p u e s to , d e c a r á c t e r s á d ic o - o ra l (v é a n s e p á g s . 5 75 y s i g s .) .
Todos los impulsos mórbidos, así como las adicciones (con o sin drogas)
constituyen, dígase una vez más, intentos infructuosos de dominar la culpa,
la depresión o la angustia mediante la actividad. Como tales, son afines a las
actitudes contrafóbicas (véanse págs. 536 y sigs.).
Los pacientes tratan de revivir en forma de “juego” los peligros que
temen, y aprender de este modo a controlarlos. Pero sucede a menudo que
el juego se transforma en “ la cosa real” , y el peligro que procuraban con
trolar termina por arrollarlos.
Su e s tr u c t u r a es, en r e a lid a d , la de la s p e r v e r s io n e s ; es d e c ir , r e p re s e n ta n un a
c o n d e n s a c ió n de p u ls io n e s eróge nas y r e a s e g u r a m ic n t o s c o n tra te m o re s que se les op o
nen. Un p a c ie n t e t e n ia el hobby de c o le c c io n a r tro z o s de to d a s la s cosas que le ía y
d is p o n e r lo s en d ife r e n te s h ile r a s . Al proceder así d is f r u ta b a : a) de un p la c e r erótico-
anal (lo (¡uc le ía re p r e s e n ta b a a lim e n t o y la s h ile r a s eran la s he ce s, re s u lta n te s de
la t r a n s f o r m a c ió n que él i m p o n ía a lo s a li m e n t o s ; le g u s ta b a c o n t e m p la r sus heces
y a d m ir a r su p r o p ia “ p r o d u c tiv id a d ” ; esto m is m o Je p ro cu ra b a b) un re aseguram ien-
to (s u s is te m a de c la s if ic a c ió n h a b ía de c o n s titu ir la prueba de que t e n ía la s cosas
“ b a jo c o n tr o l).
O tro p a c ie n t e e n c o n tr a b a un p la c e r o b s e s iv o en hacer co m p ras por correo y
s e n t ía el o r g u llo de ser un e x p e rto en to d a c la s e de m e r c a d e r ía s . De n iñ o a c o s tu m
braba estudiar hasta los menores d e ta lle s lo s c a t á lo g o s de S e a r s - R o e b u c k ,* y en el
‘ 'h o b b y ” que lu e g o a d q u i r ió tr a t ó de d e m o stra r que no lo h a b ía hecho en vano. La
h is t o r ia de esta a fic ió n r e s u lt ó ser b a s ta n te c o m p lic a d a . S e rán s u fic ie n te s , s in em
b arg o , p ara a d v e r tir sn doble c a rác te r de a c t iv id a d sexual y de reaseguramiento, lo.?
hechos s ig u ie n t e s :
Al e s tu d ia r lo s c a t á lo g o s , el p a c ie n te se p re p a ra b a p ara fu tu ra s o c a s io n e s de
p on er a prueba bu m a s c u li n i d a d y p ara e v ita r la r e p e t ic ió n de su s fr a c a s o s y su con
fu s ió n . T odo lo que sea m e r c a d e r ía tie n e el s ig n if ic a d o de “ m u je r e s desnudas” , a la s
que el p a c ie n t e conoce de este m odo lo s u f ic ie n t e com o p ara s e n tirs e o r g u llo s o de
sí m is m o y poder e x h ib ir su m a s c u li n i d a d . S in em bargo, el c arác te r o b s e s iv o del
“hobby” y la in s is te n c ia en lo s p e d id o s por c o rre o , que en r e a lid a d c o n s titu y e una
fo b ia a la s c o m p ra s, no d e m u e s tr a n t o d a v ía m ucha s e g u r id a d de sí m is m o . En
re a lid a d , aunque era m uy a m b ic io s o , su a n g u s t ia de c a s t r a c ió n y sus s e n t im ie n to s de
in fe r io r id a d eran p o d e ro s o s , y su p la c e n te r o “ h o b b y ” c o n s t it u ía u n in te n t o de ne
garlos.
LA T E R A P IA P S IC O A N A L IT IC A EN LA S N E U R O S IS IM P U L S IV A S
Y LAS A D IC C IO N E S
A c o n t in u a c ió n de p e r ío d o s de p r o lo n g a d a p r iv a c ió n o f r u s t r a c ió n , to d a per
sona tie n d e a h a c e rs e a p á t 'c a , le n t a , r e tr a s a d a , c a r e n te de in te r é s en to d o . A un las
p e rs o n a s n o r m a le s , al p a re c e r, n e c e s ita n c ie r ta d o s is de s u m in is tr o s n a r c is ís tic o s ex
te rn o s, y cuando é stos cesan por c o m p le t o se ven en la s it u a c ió n del bebé que carece
d e suficientes cuidados. Estas situaciones son modelos de “ d e p re s io n e s simples”. E x isten
es ta d o s de t r a n s ic ió n e n tre la s “ d e p r e s io n e s ” de esta ín d o le y la s re g re sio n e s a estados
p a s iv o s de s a tis fa c c ió n a lu c in a t o r ia de deseos, en que ya no se re g is tr a n ex igen c ia s
d ir ig id a s al m undo r e a l, y la v id a es r e e m p la z a d a por una e x is te n c ia p a s iv a , vegeta
tiv a , s in o b je to s , a s e m e ja n z a d e c ie rto s e s ta d o s c a t a t ó n ic o s (v é a se p á g . 1 4 8 ).
LA O R A L ID A D EN LA D E P R E S IO N
En el c a p í t u lo s o b re ó rg a n o - n e u ro s is m e n c io n a m o s un t ip o de d e p r e s ió n n e u r ó t ic a
en el que la s fa ses d e p re s iv a s se c o m b in a n con b u lim ia , m ie n tr a s que en a q u e lla s
fases en que lo s p a c ie n te s se r e d u c ía n en la a li m e n t a c i ó n , se s e n t ía n b ie n (v é a se
p ág . 2 7 7 ) . (1 6 1 9 ).
U na p a c ie n t e que p a d e c ía de una g ra v e a n s ie d a d , se s e n t ía in c a p a z de ir a la
cam a, de noche, porque no c o n s e g u ía el r e la j a m i e n t o n e c e s a rio y porque in c o n s c ie n te
m e n te c o n s id e r a b a el hecho de no ir a la cam a com o una m ane ra de o b lig a r al
d e s tin o a s a tis fa c e r sus n e c e s id a d e s . E n c o n tró la m ane ra de lo g r a r un r e la tiv o d e s
c an so y r e la j a m ie n t o en do s a c to s que eran a cto s s u s titu tiv o s del a m o r: (a ) beber (b )
estar s e n ta d a so b re un r a d ia d o r de la c a le f a c c ió n p ara d is f r u ta r del c a lo r .
R E S E Ñ A D E L O S P R O B L E M A S Q U E A T A Ñ E N A L O S M E C A N IS M O S D E L A
D E P R E S IO N
Los pacientes que reaccionan a los desengaños amorosos con una grave depre
sión son siempre personas para quienes la experiencia amorosa significó no solamente
una gratificación sexual, sino tam bién narcisística. Pierden, con su amor, su existencia
misma. Una pérdida semejante les asusta, y son por lo com ún m uy celosos. La inten
sidad de los celos no corresponde de ningún modo a la intensidad del amor. Las
personas más celosas son aquellas que no son capaces de am ar pero necesitan tener la
sensación de ser amadas. Luego de cada pérdida, tratan de h allar en seguida un sus
tituto para el partenaire perdido, dándose a la bebida, por ejemplo, o buscando inme
diatamente otro partenaire. Esto últim o puede dar luger a una intensificación de sus
celos, por ejemplo, sobre una base de proyección. E l paciente proyecta su anhelo de
conseguir otro partenaire y piensa que son sus partenaires los que están buscando un
nuevo objeto (véanse págs. 485 y 570 y sigs.).
Una vez más tenemos que insistir en que la línea de separación entre
las depresiones neuróticas, con sus luchas ambivalentes entre el paciente
y los objetos, en torno a los suministros narcisísticos, y las depresiones
psicóticas, en las que el conflicto se ha internalizado, no es muy neta. Los
conflictos entre el superyó y el yo existen en todo aquel que tiene necesidades
narcisísticas. Y los restos de una esperanza de ayuda externapueden aún
hallarse en casos de graves psicosis depresivas (1383),
Dado que las depresiones comienzan siempre con una intensificación
de las necesidades narcisísticas, es decir, con la sensación “nadie me quiere”,
era de esperar que los pacientes sentirían que todo el mundo los odia.
Y en efecto, se producen delirios de esta clase.Sin embargo, la sensación
de ser odiado por todos se produce más frecuentemente en casos que repre
sentan una transición hacia los delirios de persecución. Los depresivos
clásicos tienden más bien a sentir que no son odiados tanto como debe
rían serlo, que su depravación no es advertida por los demás con bastante
claridad. La actitud característica no es tanto la de “ todos me odian” como
la de “me odio a mí mismo” . El paciente depresivo evidentemente no
puede quererse a sí mismo más de lo que puede querer a los objetos
externos. Es tan ambivalente consigo mismo como lo es hacia los objetos.
Pero los dos componentes de la ambivalencia se estratifican de manera dife
rente. En relación al objeto, los impulsos de amor (o por lo menos, los
impulsos de hacerse am ar), son más manifiestos, en tanto que el odio se
oculta. En relación al propio yo, es el odio el que se hace vocinglero,
mientras que la sobreestimación narcisista primaria del yo permanece oculta.
Sólo por el análisis se revela que a menudo el paciente depresivo se com
porta con mucha arrogancia y se impone a sus objetos.
La hostilidad hacia los objetos frustradores se ha transformado en
hostilidad hacia el propio yo. Este odio a sí mismo se presenta bajo la
forma de un sentimiento de culpa, es decir, de discordia entre el yo y el
superyó. La existencia de la instancia psíquica conocida como superyó fue
descubierta por primera vez al estudiarse la depresión (597, 608). La efi
cacia del superyó se evidencia en forma patente sólo allí donde se las tiene
que ver con el yo. Esto, que por cierto es válido para todos los casos de
mala conciencia, lo es en grado extremo en las depresiones.
Una reorientación de la hostilidad — previamente dirigida hacia los
objetos— hacia el yo, y los conflictos patológicos resultantes dentro de
la personalidad, son hallados también en fenómenos que no pertenecen a la
esfera de la depresión. En la hipocondría, y en algunos síntomas de conver
sión pregenital, los conflictos entre el individuo y los objetos externos son
trasplantados a la esfera de la personalidad, donde continúan bajo la forma
de conflictos pntre el yo y el superyó o entre el yo y ciertos órganos- Y
ciertos síntomas compulsivos reciben la denominación de manifestaciones de
los ataques del yo contra el superyó (véanse págs. 331 y sigs.). La inter
nalizaron del conflicto primitivamente externo se realiza, en la depresión,
de la misma manera que en estos fenómenos: por una introyección, es
decir, mediante la fantasía de que el objeto amado ambivalentemente lia
sido devorado y existe ahora dentro del propio cuerpo. Esta introyección es,
al mismo tiempo, una fantasía sexual del paciente, cuya sexualidad se halla
dirigida oralmente,
Es característico de la depresión, especialmente de la depresión psi-
cótica, que los intentos de restablecer el equilibrio narcisístico perdido, por
medio de la introyección de los objetos, están destinados al fracaso. A causa
de su carácter sádico, la introyección es percibida como un peligro o como
culpa, y las luchas antes mantenidas con los objetos externos se prolongan
dentro del “ estómago” , del paciente, con los objetos introyectados. El hecho
de que dentro del superyó ya existe otro objeto introyectado, que queda
involucrado en esta lucha, complica el cuadro. La persona deprimida, des
pués de la introyección del objeto, no siente una rabia como la que se
expresa por “quiero matarlo (y o )”, sino esto otro: “merezco que me
maten”. Es el superyó, por regla general, el que se vuelve contra el yo con
la misma rabia con que antes había actuado este yo en su lucha contra el
objeto. El yo, a su vez, se comporta con este superyó como antes lo había
hecho con el objeto. El resultado es que la lucha del sujeto vs. objeto
introyectado se complica en dos sentidos: en primer plano aparece la
lucha del superyó vs. yo + objeto introyectado; pero el yo, en su ambiva
lencia hacia el superyó, cambia ésta por una lucha del yo vs. superyó + obje
to introyectado (26, 597).
DUELO Y D E P R E S IO N
Los mendigos, así como ciertas empresas comerciales deshonestas, se hallan bien
compenetrados de la propensión al remordimiento que caracteriza a las personas en
estado de duelo y conocen la manera de sacar ventajas de ella.
LA IN T R O Y E C C IO N P A T O G N O M O N IC A
Se recordará que Helene Deutscb refirió un caso sim ilar de identificación con un
objeto odiado en la psicogénesis de una agorafobia (325, 327). Surge la cuestión,
entonces, acerca de la manera en que la identificación en la depresión difiere de la que
há sido hallad a en la agorafobia. La respuesta no es difícil. En la agorafobia la regre
sión a la etapa oral es relativamente, menor. “ Esta diferencia reside en que, en la agora
fobia, la identificación se produce en una etapa más avanzada del desarrollo libidinoso
y es, por consiguiente, transitoria y corregible” (327).
EL C O N F L IC T O ENTRE EL SUPERYO Y E L YO
Freud ha descrito una situación sim ilar en un estado de ánim o que es preci
samente lo opuesto a la depresión: el hum or (62 0). T am bién el estado de ánimo
del humor es alcanzado mediante el desplazamiento del centro de gravedad de la perso
nalidad, del yo al superyó. La diferencia está en que, mientras en el hum or el su
peryó, objeto de una sobrecatexis, es el amistoso y protector ideal positivo del yo,
en la depresión el superyó constituye la conciencia negativa, hostil, punitiva.
SUICIDIO
En la fuerte tendencia al suicidio, del deprimido, se refleja la inten
sidad de esta lucha. Al tratar de aplacar al superyó mediante la sumisión, el
yo ha errado el cálculo. El perdón que büsca no puede ser logrado, por
que aquella parte de la personalidad a la que está cortejando, se ha tor
nado, por la regresión, desordenadamente cruel y ha perdido la capacidad
de perdonar.
El suicidio del depresivo es, si se lo examina desde el punto de vista
del superyó, una vuelta del sadismo contra la propia persona, y la tesis
de que nadie se quita la vida sin haber intentado antes matar a otro, es
comprobada por el suicidio de los depresivos. Desde el punto de vista
del yo, el suicidio es, ante todo, una expresión del hecho de que la terrible
tensión producida por el superyó se ha hecho insoportable. A menudo
parece expresarse el pensamiento pasivo de renunciar a toda lucha activa.
La pérdida de la autoestima es tan completa que se abandona toda espe
ranza de recuperarla. “El yo se ve desamparado por su superyó, y se deja
m orir“ (608). Tener el deseo de vivir significa, evidentemente, poseer cierta
dosis de autoestima, sentirse apoyado por las fuerzas protectoras del superyó.
Cuando esta sensación se desvanece, reaparece la primitiva, “ aniquilación”
del bebé hambriento que se siente desamparado.
Hay otros actos suicidas que tienen un carácter mucho más activo,
afirmándose como intentos desesperados de imponer a toda costa la cesa
ción de la presión del superyó. Representan los actos más extremos de sumi
sión congraciatoria al castigo y a la crueldad del superyó. A l mismo tiempo,
representan también los actos más extremos de rebelión, vale decir, el
asesinato; el asesinato de los objetos originales con cuya incorporación fue
creado el superyó; asesinato, por cierto, a la manera de Dorian Gray, que
mató su propia imagen. Esta mezcla de sumisión y rebelión constituye el
punto culminante en la acusadora ostentación de desdicha, destinada a for
zar el perdón; “Mira lo que me has hecho; ahora tienes que ser nueva
mente bueno” .
Una paciente que presentaba una perversión sexual del tipo de extremasumisión,
cuya vida era una constante lucha por suministros narcisísticos y cuya conducta era
frecuentemente de carácter impulsivo, tal como la de un “ adicto”, elaboraba, al
parecer, esta conducta neurótica para escapar a las depresiones. Estos intentos fueron
coronados por el éxito, y la paciente no sufrió, en su vida adulta, depresiones de
carácter grave. Un día tuvo una pesadilla, cuyo contenido no pudo recordar; sola
mente fue capaz de describir los sentimientos que experimentó durante el sueño. Eran
horribles; los describió usando exactamente las mismas palabras que acostumbran
usar los melancólicos para describir las sensaciones más graves registradas en sus
depresiones. E n su sueño, el m undo había perdido para ella todo au valor. Se sentía
enteramente vaciada, sin vinculación con persona alguna y completamente aniquilada.
A l mismo tiempo sentía como si hubiera cometido los pecados más terribles. Lloró
durante el sueño y aun después de despertar.
El fenómeno de una “ psicosis en un sueño”, en una persona que no padece de
tal trastorno durante la vigilia, pareció extraño. E n el análisis de este sueño se des
cubrió, sin embargo, que en realidad no era tan extraño. Lo que ocurrió en este
sueño era algo que en los sueños se produce con frecuencia; recuerdos olvidados
que se hacen manifiestos. L a depresión ocurrida en el sueño era la repetición de una
“ depresión prim aria” que la paciente h ab ía experimentado entre los tres y los cuatro
años de edad, al nacer un hermanito. Esta depresión prim aria había sido olvidada, y
la neurosis de la paciente sirvió para evitar una repetición de esa terrible experiencia
de la infancia.
El contenido de las “ heridas infligidas al narcisismo infantil” , que pre
cipitan la depresión prim aria, es variable. Pueden ser extraordinarias expe
riencias de abandono y soledad, así como puede tratarse, en individuos espe
cialmente predispuestos, de los desengaños habituales e inevitables, tales como
el nacimiento de hermanitos, ciertas humillaciones de poca monta, envidia
del pene, o las frustraciones relacionadas con los anhelos edípicos.
Un niño de cuatro o cinco años que pasa por una “depresión p rim aria” , una
persona adulta que sufre de nostalgia, o finalm ente, toda persona expuesta por mucho
tiempo a graves privaciones o frustraciones, todos ellos se h allan psicológicamente,
una vez más, en la situación del bebé ham briento — en un sentido narcisístico— que
carece de los necesarios cuidados externos.
Una conducta impulsiva o una adicción a las drogas pueden servir como
medios para dominar la depresión, ya que ambos trastornos representan
maneras diferentes de alcanzar el mismo fin: la provisión de los suministros
narcisísticos necesitados. Puesto que una depresión es un estado que se pro
duce cuando faltan tales suministros, las adicciones y las neurosis impulsivas,
en la medida en que logran, como quiera que sea, su propio fin, son medios
adecuados para evitar una depresión.
Ahora podemos dejar establecido que la disposición para el desarrollo
de las depresiones consiste en fijaciones orales que determinan la reacción
a los shocks narcisísticos. Las experiencias que a su vez determinan las fija
ciones orales pueden ocurrir mucho antes que los shocks narcisísticos deci
sivos, o bien la herida narcisística crea una disposición depresiva al pro
ducirse en época suficientemente temprana como para incidir aún sobre un
yo orientado oralmente. Puede ocurrir también que ciertos shocks narcisís
ticos, por estar vinculados a la muerte (y la reacción a la muerte es siempre
una introyección oral de la persona fallecida), sean los causantes de la
fijación oral decisiva.
En cuanto a los factores a que pueden deberse, en primer término, las
fijaciones orales, puede decirse lo mismo que en el caso de toda otra fija
ción. Las causas determinantes son: satisfacciones o frustraciones extraordina
rias, o ambas cosas a la vez, especialmente las combinaciones de una satis
facción oral con una tranquilizadora garantía de seguridad. Las experiencias
realmente traumáticas durante el período de la lactancia son halladas con
más frecuencia en los que luego serán maníaco-depresivos que en los
futuros esquizofrénicos.
Además de la fijación pregenital, Freud destacó particularmente la
importancia de una orientación narcisista como prerrequisito etiológico de
las depresiones (597). Sin semejante orientación, la regresión del amor obje
tal a la identificación no se produciría con tanta intensidad. Antes de la
aparición de la enfermedad, el narcisismo puede revelarse en el tipo de elec
ción de objeto (585) y en el carácter receptivo y ambivalente del amor
del paciente.
En clínica psiquiátrica, las melancolías involutivas son distinguidas de
los verdaderos trastornos maníaco-depresivos. Desde el punto de vista psico-
analítico, no es mucho lo que se sabe acerca de la estructura y los mecanis
mos de las melancolías involutivas. Se producen, al parecer, en personas de
carácter francamente compulsivo y de naturaleza particularmente rígida (18,
938). En el climaterio fallan los sistemas de defensa compulsiva, y en este
caso, la regresión oral decisiva parece deberse a alteraciones físicas en la
economía de la libido.
La ciclotirriia y los cambios de humor representan estados de transi
ción entre la enfermedad maníaco-depresiva y la normalidad. La existencia1
de estos estados intermedios demuestra que el estado maníaco-depresivo no
es más que la exageración mórbida de algo universalmente presente, que es
la continua lucha por el mantenimiento de la autoestima. Existen diversos
problemas de la psicología normal — así, por ejemplo, el aumento y la dis
minución en la autoestima (cosa que recibe a veces el nombre de instinto
de autoafirm ación), las fluctuaciones del estado de ánimo y el humor, la
tristeza y la alegría, la naturaleza de la aflicción— todos los cuales hallan
su contraparte entre las manifestaciones que se observan en el terreno ma
níaco-depresivo. Todos estos fenómenos normales difieren de los fenóme-
nos maníaco-depresivos, en primer lugar por las cantidades relativamente
pequeñas de energía empleadas en cada caso, y en segundo lugai por la
ausencia de la regresión narcisista.
En circunstancias sociales difíciles y en épocas de inestabilidad, aumen
ta el número de depresiones y suicidios depresivos. Este hecho ha sido
utilizado a menudo como una objeción a la teoría psicoanalítica de la depre
sión, en contraste con otra objeción frecuente, la que se basa en la heren
cia. ¿No será la depresión simplemente “ una manera humana de reaccionar
a las frustraciones y la desdicha?” Pero la relación es más complicada.
Bastará con afirmar que una sociedad que no puede proporcionar a sus
miembros las satisfacciones necesarias forzosamente creará un vasto número
de personas con carácter dependiente oralmente. Las épocas inestables y las
crisis económicas, al privar a la gente de sus satisfacciones, al mismo tiempo
que las priva de su poder, su prestigio y todos sus medios habituales de regu
lación de la autoestima, promueven un aumento de sus necesidades narci-
sistas y de su depedencia oral. Por otro lado, las personas que, a conse
cuencia de determinadas experiencias de la infancia, han desarrollado un
carácter dependiente oralmente, se verán en mayores dificultades en tales
situaciones sociales, dado que no son capaces de aceptar las frustraciones sin
reaccionar de una manera depresiva.
MANIA
Hasta ahora nos hemos ocupado solamente del aspecto depresivo de los
fenómenos maníaco-depresivos. En realidad, este aspecto es objeto de una
comprensión psicoanalítica mucho mejor que el de la manía.
Desde un punto de vista descriptivo, todos los fenómenos maníacos tie
nen como centro un enorme incremento en la autoestima. Afirm ar que la
conciencia parece haber desaparecido o hallarse muy restringida en su efica
cia, equivale a lo mismo, ya que “sentimiento de conciencia y disminución
de la autoestima” son dos cosas esencialmente idénticas. Todos los problemas
de la manía pueden ser abordados desde el punto de vista de este aumento de
la autoestima o la disminución en el grado de conciencia. Una vez abando
nadas las inhibiciones, todas las actividades son intensificadas. Los pacientes
se hallan hambrientos de objetos, no tanto por la necesidad de ser mante
nidos o cuidados por éstos, como para expresar sus propias potencialidades
y para desembarazarse de sus impulsos, ahora libres de inhibición, que
procuran su descarga. El paciente no solamente está hambriento de nuevos
objetos, sino que al mismo tiempo se siente liberado por el hecho de que
las fuerzas de bloqueo operantes hasta ese momento lian perdido todo vigor,
y él mismo se siente más o menos desbordado por esta ruptura de los
diques de contención. Los impulsos liberados, y por otro lado las energías
comprometidas hasta ese momento en el esfuerzo de refrenarlos, desbordan
ahora, utilizando a tal efecto toda posibilidad de descarga.
En otras palabras, aquello que la depresión se esforzaba por conseguir,
parece haber sido logrado en la manía. Ya no se trata tan sólo de suministros
narcisísticos, que hagan ]a vida nuevamente deseable; es una completa vic
toria narcisística lo que se halla al alcance de la mano. Es como si todo
material de suministro imaginable se hubiera puesto repentinamente a dispo
sición del paciente, en forma tal que, recobrada en mayor o menor grado,
la omnipotencia narcisista primaria, el paciente siente su vida increíblemen
te intensificada (860, 1367).
Freud dijo que en el estado maníaco desaparece aparentemente la dife
rencia entre el yo y el superyó (606). Mientras que en la melancolía el
yo es enteramente impotente y el superyó es omnipotente, en ¡a manía e) yo
vuelve a gozar de su omnipotencia, ya sea porque la recobra imponién
dose de algún modo sobre el superyó, o bien por estar unido al superyó
y participar de su poder (436). El ánimo regocijado del maníaco tiene que
ser interpretado económicamente como signo de un ahorro en el gasto psí
quico (556). Demuestra que la tensión entre el yo y el superyó, que antes
había sido sumamente intensa, debe haberse aliviado repentinamente. De
algún modo, en la manía, el yo ha logrado liberarse de la presión del superyó.
Ha puesto fin a- su conflicto con la “ sombra” del objeto perdido, después
de lo cual no parece sino que se entregara a la “ celebración” del acon
tecimiento.
El paciente maníaco-depresivo — como hemos dicho— es ambivalente
frente a su propio yo. En las depresiones pone de manifiesto el elemento hos
til de esta ambivalencia. La manía trae a la superficie el otro aspecto de
la ambivalencia: el extremado amor a sí mismo.
¿En virtud de qué se ha hecho posible este cambio? Delmismo modo
que una mala conciencia constituye el modelo normal del estado mórbido
que es la depresión, la manía tiene un modelo normal en el sentimiento de
“ triunfo” (436). El análisis de este sentimiento demuestra que el triunfo es
experimentado cada vez que un gasto se hace inútil: un gasto que antes
había sido necesario en las reacciones ambivalentes de un sujeto impotente
frente a un objeto poderoso. El triunfo significa “ ahora soy otra vez pode
roso”, y es sentido con más intensidad cuanto más rápidamente se ha
realizado la transición del estado de falta de poder ai estado de poder. El
triunfo es un derivado del placer que siente el niño cada vez que su yo en
crecimiento alcanza a experimentar lo siguiente: “ Ya no tengo por qué tener
miedo, puesto que puedo dominar algo que hasta ahora he considerado
peligroso; ahora soy tan poderoso como lo son los omnipotentes adultos”
(véase pág. 62). Los métodos por los cuales es lograda ia participación
en el poder reasegurador varían desde el (primitivo) asesinato del omnipo
tente tirano, para ocupar su lugar, hasta una sumisión propiciatoria, des
tinada a lograr que el tirano consienta la participación. Un hombre se siente
en estado de “elación” cada vez que se siente liberado de una obligación,
una responsabilidad o una condición general de dependencia existente hasta
ese momento (tipo rebelde de triunfo), o bien cuando ha alcanzado un
perdón externo o interno, o ha pasado por un “examen”, de cualquier indo-
le que sea, o es nuevamente amado, o cuando tiene el sentimiento de haber
procedido como corresponde (tipo propiciatorio de triunfo).
¿Puede decirse que en la manía se produce una liberación real, seme
jante a ésta, de la presión del superyó? El cuadro clínico parece indicar
que tal es el caso.
No hay duda de que la presión depresiva ha terminado, de que el
carácter triunfal de la manía surge de la liberación de la energía hasta
aquí sujeta en la lucha depresiva y que ahora está buscando su descarga.
Una multitud de impulsos, en su mayor parte de naturaleza oral, hace su
aparición, y junto con el fortalecimiento de la autoestima, produce una
sensación de que “la vida es rica”, en contraste con la opresiva “vacuidad”
que se siente en la depresión.
La aparente hipergenitalidad del maníaco típico tiene un carácter oral
y tiende a la incorporación de toda la gente. Abraham describió este esta
do cuando dijo que en la manía el “metabolismo mental” recibe un incre
mento. El paciente se halla hambriento de nuevos objetos, pero al mismo
tiempo se desembaraza de ellos con toda rapidez y los descarta sin escrú
pulo alguno (26, y cfr. también 153, 345).
Una institución que hallamos en todas las sociedades son los “ festi
vales”, es decir, ciertas ocasiones periódicas en que son abrogadas las
prohibiciones del superyó. Las instituciones de esta índole se basan cierta
mente en una necesidad social. Una sociedad que crea en sus miembros
insatisfacción crónica, tiene necesidad de instituciones que “ canalicen” las
tendencias rebeldes represadas. Se proporciona de este modo, a las tenden
cias hostiles a las instituciones vigentes, una forma de descarga que implica,
para éstas, el menor daño posible. Una vez por año, bajo garantía de
cierto ceremonial, dentro de condiciones especificadas y en una forma insti
tucionalizada, se permite la expresión de los impulsos rebeldes. De tanto
en tanto, el “superyó es abolido” . Se permite al desposeído de poder la
representación convencional de la “participación”, y el buen estado de
ánimo que de esto deriva lo pone en condiciones de obedecer otro año
más (579, 606).
Este buen humor de los festivales constituye, seguramente, un correlato
de la manía. En opinión de Freud, la periodicidad en la ciclotimia, tanto
como la de los festivales, puede tener su base, en última instancia en una
necesidad biológica. Todas las diferenciaciones en el aparato psíquico pue
den necesitar, de tanto en tanto, una temporaria abolición. Durante el sueño,
noche tras noche, el yo se sumerge en el ello, del cual ha surgido. De
una manera similar, en los festivales y en la manía, el superyó puede ser
nuevamente sumido en el yo (606).
La tragedia es seguida por la representación satírica; después del so
lemne culto a Dios viene la alegre feria frente a la iglesia. La tragedia
y la representación satírica, el culto y la fiesta, tienen el mismo contenido
psicológico, sólo que en cada caso es diferente la actitud del yo frente a
este contenido. Lo que es amenazador y serio en la tragedia y el culto,
se vuelve juego y broma en la representación satírica y en la feria (847).
Esta secuencia tiene su origen, sin duda, en un ciclo en que ha estado alter
nando una situación de hallarse oprimido duramente por una autoridad y el
acto de liberarse de la misma. Es probable que la secuencia primitiva
entre opresión y rebelión haya sido suplantada más tarde por una alter
nancia de la opresión por la autoridad y los festivales institucionalizados.
Esta misma secuencia está representada, en el terreno intrapsíquico, por el
ciclo de los sentimientos de culpa y la falta de escrúpulos, y más tarde por
la de sentimientos de culpa y perdón. Lo que alguna vez aconteció entre
jefes y súbditos, se ha internalizado y tiene lugar ahora entre superyó y yo.
En Tótem y tabú, (579) Freud form uló una hipótesis filogenética sobre la forma
en que este ciclo pudo haberse instaurado.
Hemos dicho que los impulsos mórbidos pueden constituir una protección contra
la depresión, por cuanto representan procedimientos diferentes para lograr los m is
mos fines. Existe una relación definida entre impulsos mórbidos específicos e im p u l
sos maníacos inespecííicos, y muchas neurosis impulsivas son, en realidad, equivalentes
de la m anía.
Una vez que surge, ante nuestros ojos, la convicción de que el origen
del ciclo maníaco-depresivo debe buscarse, en última instancia, en el ciclo
de la saciedad y el hambre, vuelve a ponerse sobre el tapete el problema
de la periodicidad. La periodicidad es, un factor biológico. Se pensó prime
ramente que era una de las formas de expresión de un ritmo inherente
a todos los procesos vitales. Más tarde Freud pensó que era una necesidad
biológica, correlativa a una presión que obliga a un abandono periódico
de diferenciaciones en el aparato psíquico (606). Pero la relación que apa
rentemente impera entre los estados de ausencia del superyó y el bebé saciado
de alimento, y, por otra parte, entre los tormentos de la conciencia y los del
hambre, condujeron al descubrimiento de otro tipo de alternancia biológica.
La alternación de hambre y saciedad se produce forzosamente (supuesto que
el infante no pase hambre), y esto queda indeleblemente grabado en la
memoria. Toda alternación ulterior de placer y dolor es sentida como si
se ajustara a l molde trazado por este recuerdo. De acuerdo con este molde,
después de cada dolor se espera placer, y dolor después de cada placer.
Y se constituye la idea, prim itiva en sí misma, de que todo sufrimiento
otorga el derecho a alguna alegría compensadora posterior, y todo castigo
confiere el derecho a un nuevo pecado. El castigo, y la pérdida del amor
de los padres, son percibidos como algo semejante al hambre y la absolución
como algo que significa saciedad. Una vez introyectados los padres, el yo
reconstruye intrapsíquícamente la misma situación en relación con el
superyó. En la depresión el yo ya no se siente amado por el superyó. Ha
sido abandonado, y sus deseos orales han quedado insatisfechos. En lá
manía se restablece la unión amorosa oral absolutoria con el superyó (1107).
El reconocimiento de esta relación deja en pie todavía muchas per
plejidades en lo que respecta a esté problema de la periodicidad, y especial
mente en lo que se refiere a esta cuestión capital: ¿por qué, mientras en
algunos casos el cambio de fase exige la concurrencia de algún factor1
externo precipitante — ¿vidente o encubierto— en otros corresponde a un
ritmo regular, de base aparentemente biológica? En las depresiones mens
truales, por ejemplo, es cierto que el análisis puede demostrar que la mens
truación es sentida subjetivamente como una frustración, que significa “no
tengo niño ni pene” (322), pero al mismo tiempo es imposible evitar la
impresión de que el caso implica también algunos factores adicionales
puramente biológicos (257).
R E S E Ñ A H IS T O R IC A
O B S E R V A C IO N E S P R E L IM IN A R E S
S IN T O M A S DE R E G R E S IO N EN LA E S Q U IZ O F R E N IA
F A N T A S IA S D E D E S T R U C C IO N DEL MUNDO
ID E A S DE GRANDEZA
EL P E N S A M IE N T O EN LOS E S Q U IZ O F R E N IC O S
H E B E F R E N I A
S IN T O M A S DE R E S T IT U C IO N EN LA E S Q U IZ O F R E N IA
F A N T A S IA S DE R E C O N S T R U C C IO N DEL MUNDO
A L U C I N A C I O N E S
D E L I R I O S
U no de lo s m ás te m p ra n o s s ín t o m a s de un jo v e n h e b e fr é n ic o era un in te n so
te m o r a lo s p e rro s , c o m b in a d o con una in c a p a c i d a d de com er en p r e s e n c ia de ¡>u
m a d re . El a n á lis is d e m o s tr ó que am bos s ín t o m a s eran una d e fe n s a c o n tra el d e s to
de m o r d e r a su m adre y c o m é r s e la .
Los delirios de esta índole no hacen otra cosa que aportar al paciente,
desde afuera, lo que su conciencia autoobservadora. y autocrítica realmente
le está diciendo (69, 936, 1369). En concordancia con el origen auditivo
del superyó (608), los reproches externos de esta clase son habitualmente
oídos en forma de voces (11, 838). Algunas veces se producen delirios que
expresan la idea de ser castigado, lo cual produce un alivio y aporta una
justificación a la hostilidad del paciente. Son semejantes a los delirios de
los melancólicos: ideas de estar arruinado, enfermo, ser feo, maloliente. En
la mayor parte de los casos existe, sin embargo, una diferencia importante
entre los reproches lanzados al paciente por las voces y los perseguidores,
y los autorreproches de los deprimidos. En la esquizofrenia, y a causa de
la proyección, los reproches vienen de afuera, por lo que se los siente habi
tualmente como injustificados.
El superyó normal es, por regla general, un objeto introyectado, del
mismo sexo. El notable aumento de la tensión homosexual, en los esquizo
frénicos, produce una resexualización de las (desexualizadas) catexis sociales
y del superyó. Esto sucede ya sea porque se ha llegado a la homosexualidad
como punto equidistante entre la heterosexualidad y el narcisismo, en el
camino (regresivo) de la retracción de la libido, o por haber llegado a ella
de resultas de un intento de recapturar los objetos, en el proceso de recupe
ración. Freud escribió, todavía antes de introducir su concepto del superyó,
lo que sigue: “Las ideas de relación representan una forma regresiva de la
conciencia, revelan la génesis de ésta y el por qué de la rebelión del paciente
contra ella” (585). De este modo, la lucha contra el superyó representa,
una vez más, ¡a lucha contra la propia homosexualidad del sujeto. “ Se debe
al hecho — escribe Freud— de que la persona desea librarse de todas estas
influencias, comenzando con las de los padres, y retira de éstos su libido
homosexual” (585). Pero los delirios superyoicos no son causados mera
mente por la defensa contra las tentaciones homosexuales. El superyó, esa
parte de la mente que copia los objetos externos, constituye la parte de la
personalidad que se halla, por así decirlo, más cerca de ser un objeto. En
cierto sentido, el superyó es mitad yo y mitad mundo externo. De ahí que
sus funciones sean las que más rápidamente aparecen cuando, consumada la
regresión narcisista, el paciente desea recobrar el mundo de los objetos, pero
es incapaz dé hacerlo.
Las funciones del superyó, en este sentido, son también sombras del
mundo de los objetos que el paciente ha perdido. La sensación de que se
es mirado por todos es la expresión de un esfuerzo por recobrar la relación
con todos.
La erotización de las funciones del superyó es un fenómeno que se
presenta no solamente en las ideas de relación sino también en otros síntomas
esquizofrénicos. Freud ve en ella la raíz de la inclinación a la sistema
tización de las tendencias paranoides (574).
Pero las creaciones del delirio no solamente se encargan de amenazar
y castigar al paciente; aparecen también tentando al individuo y ' condu
ciéndolo al pecado, o debilitando su potencia sexual. Esto puede explicarse
por el hecho de que, como en el caso del perseguidor, las alucinaciones y
delirios de relación representan no solamente el superyó, sino también, al
mismo tiempo, el (ambivalente) objeto amado. El deseo sexual dirigido
hacia este objeto es percibido como una influencia sexual destructiva que
emana de él.
Otras tendencias del delirio se elaboran de una manera análoga a la
fórmula de la persecución: “ Yo no lo amo, lo odio porque me persigue”.
La fórmula de la erotomanía, según Freud, es ésta: “ Yo no lo amo, la amo
a ella, porque ella me ama a m í” (574). A menudo se encuentran vestigios
de este mecanismo incluso en esquizofrénicos que no presentan una neta
erotomanía. Con frecuencia los pacientes masculinos se aficionan frenéti
camente a las mujeres o tratan, en forma exagerada, de enamorarse. El
análisis demuestra que este desmedido amor hacia las mujeres, o este deseo
de ser amado,' es una defensa contra un amor inconsciente hacia los hombres.
El delirio, en ese caso, se debe al uso exagerado de un mecanismo que puede
observarse también en homosexuales latentes masculinos que se hallan lejos
de convertirse' en psicóticos. Muchos hombres, que tienen la sensación de
hallarse en un estado de extrema nostalgia de amor femenino y se pasan
el tiempo dedicados a la búsqueda de un objeto amoroso femenino, son inca
paces de alcanzar nunca este objetivo. Lo que están haciendo con esta con
ducta es negar inconscientemente su homosexualidad. Sin percatarse de ello,
estos pacientes transfieren su curiosidad, presuntamente dirigida a las m u
jeres, a aventuras eróticas entre mujeres y otros hombres, y en sus fantasías
acerca de cómo actúan otros hombres para conquistar a una mujer, se identi
fican con la mujer. Otros pacientes, más cercanos a la psicosis, dan la impre
sión de que, en su búsqueda frenética de un objeto de amor, el sexo deí
objeto no desempeña un papel esencial. La clave de esto, en tales casos,
es que el paciente se da cuenta vagamente de la inminencia de una pérdida
de objeto, y se esfuerza por evitarlo aferrándose frenéticamente a un objeto.
Cuando este exagerado deseo de un objeto llega a proyectarse sobre
una mujer, de modo tal que el hombre siente que lo están “ persiguiendo
con amor”, se establece la erotomanía. Este tipo de delirio es más común
entre mujeres que entre hombres; se presenta con especial frecuencia como
una sensibilidad paranoica en mujeres que, fuera de esta esfera de delirio,
parecen ser relativamente normales.
El delirio de celos sirve a la misma finalidad psicológica. La fórmula
que sigue es: “Yo no lo amo, es ella quien lo ama” (574). El delirio de
celos difiere de los celos normales o neuróticos en que los celos aparecen
sin ninguna justificación objetiva. En el análisis resulta evidente que, cuando
el paciente sospecha de su mujer, en realidad se interesa por el otro hombre.
El paciente se esfuerza por desembarazarse de su homosexualidad por medio
de la proyección (607, 1089). También en este terreno de los celos existen
transiciones que van desde el psicótico definido hasta la conducta normal, y
un poco de esa proyección de la homosexualidad puede hallarse en todos
los casos de celos (véanse págs. 570 y sigs.). Comúnmente puede demos
trarse que un hombre celoso no está irritado solamente porque su partenaire
se interesa por otro hombre, sino también porque ese hombre le presta
atención a ella y no a él. Los torturantes pensamientos de la persona celosa
conducen a imaginar escenas de amor entre el partenaire y la tercera
persona, y en estas fantasías, el hombre celoso se coloca inconscientemente
en el lugar de la mujer (607, 897, 1035, 1207). Sterba señaló que esta
circunstancia se halla expresada en el hecho de que la frase “estar celoso
de” tiene un doble significado, puesto que es aplicable tanto a la persona
infiel como al rival (1494). La persona que, para mantener su equilibrio
psíquico, necesita la sensación narcisista de ser amado incondicionalmente,
con frecuencia es una persona que está rechazando inconscientemente sus
tendencias homosexuales (113, 426, 1314). Pero aun en personas neuróticas
en las que el componente homosexual no desempeña más papel que el
normal, los celos pueden ser resultado de una proyección. La base de los
celos, en estos casos, es una tendencia inconsciente a la infidelidad, que
es proyectada sobre el partenaire (607).
El tipo de delirio litigante aún no ha sido bastante estudiado psicoana-
líticainente. Su carácter narcisista es evidente, ya que estos pacientes consi
deran la demostración, para los demás, de su inocencia e integridad, como
la cosa más importante del mundo. Puesto que esta demostración no se
lleva a cabo a través de conflictos con tribunales y autoridades, es razonable
suponer que en este tipo de delirio, tal como en los delirios de referencia,
hay una proyección del superyó, especialmente en sus aspectos de crítica
y de castigo. El rasgo sobresaliente en estos casos es la actitud hacia la
autoridad que representa al superyó. Esta hostilidad se basa en una supuesta
seguridad de sí mismo y una sobrestimación de la propia persona del paciente,
que surgen de la regresión narcisista. La actitud hostil es racionalizada, de
acuerdo con la tendencia paranoide a la sistematización. La proyección, una
vez más, ni aparece ni falta, sino que se produce en un terreno en que se
encuentra con la realidad a mitad de camino. El paranoide litigante ve “la
paja en el ojo ajeno” . En ninguna parte es tan evidente como aquí el tipo
de defensa conocido como “desplazamiento hacia lo ínfim o” . La mezquindad
de estos pacientes fue descrita mucho antes del advenimiento del psicoanálisis,
pero sin el auxilio de éste no fue posible reconocer la cosa “ grande” de
donde se ha desplazado eseafán tan peculiar. La sensación constante de ser
tratado injustamente por todo el mundo es una defensa proyectiva contra
el sentimiento opuesto, el de ser culpable. Es un intento del yo, que ha vuelto
a la “inocencia” de un primitivo estado narcisista, de combatir los restos
de un sentimiento de culpa al que se debe el comienzo de la regresión como
defensa. Los conflictos que giran alrededor del sentimiento de culpa pueden
representar, en última instancia, viejos conflictos con el padre, y las autori
dades son combatidas de la misma manera en que el padre fue (o no fue)
combatido en la infancia. Tal como en los delirios de relación, hay una
sexualización (una “ homosexualización” ) de las esferas de la culpa y el
castigo. En este sentido, la necesidad que siente el paciente de una compro
bación de su inocencia, es un intento de defenderse de sus impulsos homo
sexuales, en tanto que la lucha por obtener ese triunfo es precisamente una
reactivación de esa misma homosexualidad que vuelve de la represión. Tal
como en el caso de las ideas de relación, el conflicto homosexual puede
señalar un punto intermedio en el proceso de regresión al narcisismo, así
como puede ser el resultado deun intento de recuperación.
El análisis fragmentario de un caso de esta índole demostró que todas las luchas
del paciente con )a autoridad tenían por objeto demostrar que el padre había come
tido con él una injusticia. El paciente había sido criado por el padre solo, a conse
cuencia de un divorcio que tuvo lugar cuando él contaha cinco años. Lo queel
paciente quería probar ante los tribunales representaba inconscientemente la idea de
que su padre había obrado mal con él al privarlo de la madre. Durante toda la
infancia del paciente, la madre estuvo trabada en litigio con el padre. La tendencia
a pli'imar. de parte deI paciente representaba una identificación con la madre, Había,
en ]a actitud de reproche hacia el padre, un inconsciente elemento homosexual. Su
idea era que el padre, primeramente, lo había privado de la madre, y luego, a pesar
de que vivían los dos solos, no colocó al niño en el lugar de la madre. En la
imaginación del paciente, el padre había tratado igualmente m al al hijo y a la madre.
E l íactor que de hecho precipitó el divorcio de los padres fue un altercado
que tuvieron acerca de la manera en que debía ser criado el niño. Padre y madre
luchaban entre ellos por obtener la preferencia del niño, provocándose recíproca
mente. E l niño tomó parte activa en muchas de estas intrigas. Ep el cuadro c lí
nico externo de este paciente no se advertía sentimiento de culpa alguno. La tremenda
indulgencia de que había gozado y que le perm itió conservar su primitivo narcisismo
y enfrentar el m undo con el sentimiento de que él era la persona más importante
dentro del mismo, le permitió, también proyectar sus sentimientos de culpa. R e al
mente no se sentía culpable, pero este hecho de sentirse libre de culpa dependía
de otro hecho: de su capacidad de obligar a las autoridades externas a confirm ar
su condición de inocencia. Para él esta confirm ación demostraba la falsedad de la
idea de que él h ab ía tratado de conseguir que la madre fuera expulsada del hogar.
El único culpable era su padre. Inconscientemente, estaba solicitando una certifi
cación de que él no había cometido nin g ún pecado que lo hiciera' indigno del afecto
del padre, que todo se debía a la arbitrariedad del padre para con él y con su
madre. E l hecho de que tuviera que ponerse en más y más pleitos, demostraba que
no podía obtener la prueba que buscaba.
Colín cuenta de un enfermo esquizoide que, fastidiado por una seria constipa
ción y ansioso de lograr una evacuación violenta, se sintió tremendamente im pre
sionado al ver un poderoso alud (283).
La itlea delirante de una paciente, de haber dado muerte a sus hijos, resultó
ser una elaboración del frecuenie temor de que. a causa de la masturbación, podía
haber m alogrado su aptitud para tener hijos. El “ núcleo histórico", en este caso,
era t?l hecho <lc nu m asturbación infantil.
LA RUPTURA CON LA R E A L ID A D
Sin embargo, la psicosis que ha sido precipitada de esta manera, más que
un tipo nuevo y patológico de adaptación, representa el derrumbe de toda forma
de adaptación. Los síntomas de recuperación pueden ser considerados como el pri
mer intento de restablecer algo semejante a una “adaptación” . Cuando se ha logrado
una nueva adaptación, la psicosis está curada, aunque posiblemente de una manera
incompleta y por medio del desarrollo de rasgos de carácter patológico o de otras
cicatrices, factibles de demostrar, dentro de la personalidad.
Esta “ ruptura” puede ser descrita como un mecanismo muy arcaico de defensa,
análogo al desmayo como respuesta a un trauma (véanse págs. 142 y sig .). Cuando
el yo pasa por malas experiencias, se renuncia nuevamente al yo. Una tendencia a
aplicar este mecanismo arcaico de defensa puede ser la esencia de lo que se llam a
“fijación narcisista” .
Gero se ocupó de los criterios a ser usados cuando, es aplicado a las psicosis
el criterio de la psicogenicidad (670).
C A S O S M A R G IN A L E S
Los casos en que la capacidad de juicio de realidad hace quiebra por ciertos
períodos de tiempo para reaparecer en otros períodos, deben distinguirse de aquellos
casos de verdadera esquizofrenia en qué los pacientes han aprendido a ocultar sus
verdaderas creencias porque comprenden que los demás no creen en sus delirios y
que lo pasarán m ejor sim ulando no creer tampoco ellos en los mismos. U n médico
puede, en su intento de convencer a un paciente de la falsedad de sus ideas, lo
grar un “ éxito de transferencia” , haciendo que el paciente aprenda a hablar tal
y como se da cuenta que se espera de él que hable, pero sin que haya mediado
ning ún cambio real en su discernimiento. Los períodos de (pseudo) discernimiento
y de delirio pueden reflejar simplemente, en este caso, períodos de contacto trans
ferencia! con el médico y períodos de pérdida de objeto o predominio de sentimien
tos de transferencia negativa, respectivamente.
Una descripción m uy buena de estos tipos ha sido hecha por Zilboorg (1635).
EL PROBLEM A DEL P R O N O S T IC O
L A T E R A P IA P S IC O A N A L IT IC A EN LA E S Q U IZ O F R E N IA
Cierta vez, en un caso de esta índole, un colega hizo este correcto diagnós
tico: “ esquizofrenia, artificialmente mantenida, mediante un psicoanálisis de décadas
de duración, en el plano de una neurosis obsesiva” .
C a p ít u l o X IX
G E N E R A L ID A D E S
LA S D E F E N S A S C O N T R A L O S S IN T O M A S
Tal como los afectos penosos, los “afectos subjetivos” de los síntomas
neuróticos pueden ser rechazados por los diversos mecanismos de defensa.
Puesto que todos los síntomas son derivados de impulsos instintivos rechaza
dos, pueden ser inconscientemente reconocidos como tales y a su vez re
chazados. Los sueños diurnos, que han asumido la representación de las
pulsiones reprimidas, pueden hallar una vía de descarga antes de llegar a
cierto grado de intensidad. Desde este momento pueden ser reconocidos como
derivados, y reprimidos (véanse págs. 225 y 250). Otro tanto puede decirse
de los síntomas. Mientras no llegan a ser muy intensos, o mientras predomina
su significado de defensa, pueden ser tolerados. Tan pronto como se hacen
más intensos o expresan con demasiada evidencia los respectivos instintos
rechazados, son combatidos.
Mecanismos de defensa de todos los tipos pueden ser utilizados contra
los síntomas. Puede tratar de utilizarse, incluso, a ese efecto, una simple
negación.
Hay otro tipo de negación que podría llamarse formación reactiva contra
el síntoma. Se trata de negar al síntoma su carácter yo-distonico. Esta actitud
es frecuente (“ Yo no tengo síntomas, sólo que hago lo que se me da la
gana” ). La conducta de estos pacientes es, para usar un símil de Freud,
como la de aquel jinete que, creyendo que maneja al caballo, en realidad
va hacia donde éste lo lleva (608). Esta actitud puede exagerarse hasta el
extremo de constituir una especie de orgullo de la conducta neurótica y
convertirse en la más difícil de las resistencias al psicoanálisis. Los neuróticos
obsesivos que, a mérito de su bondad y su limpieza, creen ser mejores que
los demás, y los caracteres neurótíeos que tienen algún éxito real en la vida
a causa de su conducta neurótica, no renuncian fácilmente a su neurosis.
Pero este tipo de ‘'formación reactiva” constituye una transición hacia aque
llas neurosis que no son rechazadas sitio aprovechadas en beneficio de los
objetivos del yo.
Muchos síntomas compulsivos son. desde el punto de vista genético,
secundarios, y utilizados contra síntomas compulsivos primarios, a los que
se encargan de tener a raya. Su análisis proporciona numerosos ejemplos de
anulación y de aislamiento de síntomas o de formaciones reactivas contra
éstos.
E L C O N T R O L D E LO S S IN T O M A S
N inguna anücdoia rebulla más freciienteniente adecuada pura ser coulada a jos
pacientes en análisis i¡ue la de a<|ucl inicni;idu m un asilo que, al serle migadas
ciertos privilegios-, exclamó; "¿Y [tara i|Ut eslo\ ¡ouu entonces?"
He aquí un pasaje de Rado que viene al caso: “ Bien puede ser que nos en
contremos algún día con que lo? elementos individuales que participan en el modo
de actuar de )a función de síntesis constituyen el núcleo de lo que puede llamarse
en psicoanálisis e] carácter de] yo’’ (1237).
Se conocen mucho mejor las condiciones que dan lugar a la creación de rasgos
reaciivos de carácter que aquellas en que se originan los del tipo sublimado. Lo
único que puede afirmarse es que la ausencia de condiciones favorables a la crea
ción de rasgos reaciivos es el principal requisito previo para la estructuración de
sublimaciones. Las experiencias que se oponen a la realización de los deseos pre-
genitales primitivos no deben ser ni demasiado intensas ni demasiado repenlioas y
violentas. Tienen que basinr para producir un cambio en la pulsión, sin obligar a
una reacción demasiado intensa. Tienen que darse condiciones ambientales que favo
rezcan el hallazgo del “sustituto” para la sublimación, proveyendo modelos y fiugí-
ríendo salidas a los conflictos. Muchos rasgos de sublimación tienen probablemente
su raíz en etapas de desarrollo más precoces que las que corresponden a los rasgos
reactivos.
La prim acía genital im plica olra ventaja para la formación del carácLer,
idcinds de la superación de la ambivalencia. La capacidad de alcanzar el orgasmo
es condición necesaria para poner fin a Jas etapas de estancamiento. Proporciona una
oportunidad de regulación económica de las energías instintivas (1270, 2272).
I: a DEFEN SA Y E L IM P U L S O IN S T IN T IV O EN LOS R A S O O S P A T O L O G IC O S
DE CARACTER
EL T IP O DE F R IG ID E Z G E N E R A L IZ A D A Y EL PSEUDO E M O T IV O
Alguna* personas de este tipo evitan darse cuenta de sus deficiencias con
rlemoslrarse ,i sí mismas que son muy “ eficientes” . Son naturalezas frías, incapaces
de sentir simpatía hacia los demás, “ en fuga hacia la realidad”, desde su temido
inundo de fantasías, pero hacia una realidad desvitalízada, muerta. El analista, si bien
llega hubítualmente, tarde o temprano, a conocer bien la personalidad de aquellos que
rodean a) paciente, nunca llega a saber nada de la personalidad de sus “ amigos” .
Mal podrían las asociaciones del paciente ofrecer un cuadro vivido de tales amigos,
sí él mismo, en realidad, no los conoce. En casos extremos, la vida de estos pacien
tes termina por resultar relativamente vacia. Son personas que pueden aprender,
secundariamente, a ocultar sus deficiencias y a comportarse “como si” tuvieran
sentimientos verdaderos y verdadero contacto con la gente (331).
Una persona normal es capaz de recordar lo que sentía cuando era niño. Una
persona del tipo de “ frigidez generalizada” ha olvidado las emociones de la infancia.
L! hiperemotivo, en camhío, sigue siendo un niño.
T IP O S O C A S IO N A L M E N T E F R IG ID O S
Son, para usar otra vez el Fimil do Freud (608), como H jinete que croe
r.-tar dirigiendo cí caballo, cuando en realidad está obligado a ir a donde éste
le conduce.
En la novela y pieza teatral E l pensamiento, de Andrcicv, se describe un intento
fracasado de "negación mediante la rcprcscntacíón (de un papel) en la realidad".
Un excéntrico es asaltado repentinamente por la idea de simular la locura y malar
a un amigo. Después del homicidio, internado >a en un manicomio, empieza a d u d jr
sobre si todo eso linbía sido simplemente un juego.
Un paciente que sentía bacia las mujeres una especie de amor por identifi
cación, acostumbraba dcmoslrar esto sentimiento de una manera bastante exhibicio
nista, como si quisiera mostrar, por su grado de comprensión de las mujeres, que
no existe realmente ninguna diferencia de calidad entre sus propios sentimientos y
los de ellas. E l desarrollo de este paciente había sido perturbado por la visión
traumática de los genitales de una m ujer en una época relativamente tardía de su
infancia. Condensó todos sus anteriores temores de castración en el temor produ
cido por la extraña visión. Toda su conducta era un intento de dominar su angustia
mediante la negación de la idea de que las mujeres son diferentes, con lo que no
habría tales descubrimientos terroríficos que hacer (428).
R A C IO N A L IZ A C IO N E ID E A L IZ A C IO N DE LOS IM P U L S O S IN S T IN T IV O S
La Revísta New Yorkcr publicó cierta vez una caricatura en la t]ue aparece
ci profesor Freud levantando su dedo comra una paciente, y diciendo: ‘ '¡M ala, mal<i,
otra vez ha tenido usied un sueño inocente!”
OTROS M O T IV O S DE T O L E R A N C IA DE LOS IM P U L S O S IN S T IN T IV O S
O ME DEFENSA CONTRA ELLOS
Todavía hay otro? casos en que las actividades instintivas son ¡ii.-nple-
menle aisladas. Son permitida* mientra? sean llenada?, derlas garantía:- que
den la seguridad de que no chocará!» con el i cí-lo de la persr.mlida-.i.
Hemos citado alguno» ejemplos al ocupanio* del mecanismo del aislamiento
(véanse púgs. 183 y sigs.). M uy a menudo, amor y odio correspondientes a una
misma persona, son asignados a diferentes objetos. Las personas que han Nevado esle
mecanismo a convertirse en rasgo predomíname de carácter, terminan finalmente por
separar a todas las personas y todas las cosas en categorías completamente anti
téticas (710). Otro ejemplo es el del aislamiento entre la ternura y !a sensualidad,
de tal modo que ésta sólo puedo ser sentida con objetos con los cuales no se
tiene ninguna relación emocional (572). En las condiciones culturales actuales, Ja
prostitución proporciona a Jos hombres una buena oportunidad para tal aisJamjcnlo.
Los individuos de esta clase siempre tienen prisa, incluso cuando disponen de
mucho tiempo. Son iguales a las personalidades ‘'traumatofilieas” (véanse págs. 604
>* sigs.).
R A SG O S ANA1.KS DK CARACTER
Sucede a veces que esta necesidad de "hacer felices a ]os demás” nene un
t'feelo realmente torturante para los que rodean al paciente, con lo cual se revela
Ja ambivalencia original. Lo mismo puede decirse de ciertos p s ic o te r a p ia s que
quieren curar n sus pacientes "dándoles amor’'.
Eslc liso "oral” cíe los ojos represen la una regresión de las percepciones visuales
ü los fines de incorporación que en un tiempo estuvieron vinculados a las primeras
formas de percepción en general (430) (véanse págs. 52 y sigs.). Vera Schtnidl ha
expuesto, en un excelente reíalo, la forma en que los impulsos orales, a través <le los
eslabones de Iransíción representados por las formas instintivas y sublimadas de )a
"curiosidad", se transforman en un anhelo de inteligencia y conocimiento (1404, 1405).
Así como ba sido pucsla en duda la vinculación esencial entre los con
flictos anal*sociales y las pulsiones erótico-anales, también se han puesto
en tela de juicio las relaciones entre la dependencia y el erotismo oral (921).
Pero esta relación es de carácter fundamental. La base biológica de todas
las actitudes de dependencia es el hecho de que el hombre es un mamífero
y la criatura humana nace más desvalida que los oíros mamíferos y necesita
ser alimentada y cuidada por los adultos. Todo ser humano conserva un
vago recuerdo de ciertos seres poderosos, o — como a él debieron parecerle—
omnipotentes, de los que podía esperar, en caso necesario, ayuda, comodi
dades y protección. Más adelante, el yo aprende a utilizar recursos activos
para controlar el mundo. Pero siempre perdura virtualmente, como un residuo
de la infancia, una actitud pasivo-receptiva. Con bastante frecuencia el adulto
se encuentra en situaciones en que se ve nuevamente tan desvalido como en
la infancia. A veces ello se debe a fuerzas de la naturaleza, pero la mayor
parte de las veces a fuerzas sociales creadas por el hombre mismo. En esos
momentos añora precisamente una omnipotente protección y tina comodidad (ales
como los que tuvo a su disposición en la infancia. Regresa a la oralidad.
Hay muchas instituciones sociales que aprovechan este anhelo biológicamente
predeterminado, prometiendo la codiciada ayuda a cambio de ciertas condi
ciones. Estas condiciones varían ampliamente con las diferencias culturales.
Pero la fórmula “Si obedeces, serás protegido”, es la única en que coinciden
todos los dioses con todas las autoridades terrenas. Cierto es que bay grandes
diferencias entre un Dios todopoderoso, o un empleador moderno, y una
madre que alimenta a su bebé, pero es la semejanza entre todos ellos lo que
explica la eficacia psicológica de la autoridad (436, 651).
EL CARACTER Y EL C O M P L E JO DE C A S T R A C IO N
También existe esta otra actitud: “Aunque no soy bueno, soy capaz de
participar de la bondad de algún otro” . Esto es la repetición de aquello otro:
“Aunque yo mismo no soy omnipotente, quiero, por lo menos, participar
de la omnipotencia de los adultos” , Este mecanismo interviene en la confor
mación de los ideales del yo. Las personas no solamente agradecen un acto
“malo”, de earácter iniciatorio. que alivia su sentimiento de culpa, sino
también la presencia de una persona “ buena” delante de la eual no puede
haber lugar para malos pensamientos y de cuya bondad pueden participar.
Esta es una de las razones por las cuales se cuelga el retrato de la persona
que representa el superyó. El espectador, identificándose con su ideal al
incorporarlo con los ojos, se hace incapaz de hacer nada malo.
M A S O Q U IS M O MORAL
C R IM IN A L ID A D Y M ALA ID E N T IF IC A C IO N
CARACTERES DE “ A C T IN G OUT” — N E U R O S IS DE D E ST IN O
G E N E R A L ID A D E S
Se ve con loda claridad que c] gesto mágico es, por ello, diferente de la
"em patia” objetiva, que consiste en una temporaria identificación con un objeto,
con el propósito de prever lo que el objeto está por hacer. Las identificaciones de
Cnsavo con propósito de empatia desempeñan uu pape] básico en las relaciones nor
males de objeto. Se pueden estudiar especialmente, analizando la manera d^ tra
bajar del psicoanalista (518). Las identificaciones de ensayo con propósito de
empatia son una repetición de los ti pos arcaicos de percepción en general. Los lipos
arcaicos de percepción tenían por característica el realizarse en dos pasos: a) una
identificación imitativa con el objeto, y b ) la toma de conciencia de los cambios
ocurridos dentro de la propia personalidad, y con ello, en el mundo externo. De
manera análoga, la em palia consiste en dos actos: a) una identificación eon la
otra persona, b) el percatarse de los sentimientos propios después de la identifica
ción, y de esia manera, darse cítenla dr lo? sentimientos cíel objeto (132, 975, J59R).
LA P E R S IS T E N C IA DE LA A M B IV A L E N C IA
C E 1. O S
La relación de edad entre los niños de un grupo fam iliar y su influencia sobre
el desarrollo de ciertos tipos de carácter ha sido estudiada en diferentes casos. Un
hijo único tiene el complejo de Edipo más intenso y su peligro de fracasar en Ja
adaptación es muy grande (195, 637, 1116, 1339). E! h ijo mayor tiene las mejores
probabilidades de identificarse con el padre y ejercerautoridad sobre los hermanos
menores. E l menor de todos corre el peligro de ser echado a perder y ios del medio,
de no recibir suficiente cariño (827, 1342). La muerte temprana de uno de lo»
progenitores predispone al chico a crear una especie de carácter oral y fortalece el
vínculo con el otro progenitor y el temor a la pérdida de amor (168, 355, 979, 1325).
Los gemelos son terreno fértil para la ambivalencia y los celos, una mezcolanza de
sentimientos de dependencia, en el sentido de precisar un complemento para sen
tirse un lodo, y una acentuada formación reactiva, hostil, de independencia (298,
749, 1209). Los hijastros tienen sus conflictos y formación de carácter típicos y espe
cíficos (760). Los problemas de los hijos adoptivos son similares, si bien tienen
sus rasgos caracterislioos propios (970), El carácter fantástico del complejo de Edipo
en los niñus criados fuera de toda fam ilia se refleja también en b s subsiguienfos ela
boraciones caracterologías de dicho complejo (250, 979),
Lo mismo puede decirse, de las diversas formas especiales de complejo de Edipo
provocadas por el carácter de Ius padres (418, 658, 1275, 1458). Un padre “d éb il’1
predispone a los niños varones a la homosexualidad (555), una “sohrepro lección
materna” predispone aun dominio personal de lipu pasivo dependiente (1041), una
excesiva versatilidad de parte de Jos padres, a trastornos del superyó (31, 1266).
LA PSEUDO SEXUALIDAD
Las fantasías sexuales de cierta paciente tenían por función esencial negar
ciertas experiencias sexuales de su temprana infancia, y en consecuencia servían,
primariamente, como defensa. Se encontró que en la historia de su masturhación
había una solución de continuidad. A continuación de una experiencia que movilizó
nuevamente la angustia vinculada a una antigua escena primaria, cesó de mas-
turbarse. Después de varios años reanudó la masturbación con gran intensidad, en
íorma de una especie de actividad compulsiva de un carácter completamente nuevo.
El análisis demostró que la nueva m asturbación había sido una medida de defensa.
Quería dom inar su ansiedad convenciéndose a sí m ism a: “ No tengo miedo a mi
propio cuerpo, ya que me proporciona placer” .
La pseudo sexualidad es usada, por regla general, para combatir sentimientos
de inferioridad o la angustia de castración, para lograr satisfacciones narcisísti
cas y la descarga de pulsiones agresivas y pregenitales ocultas. Los éxitos sexuales
pueden im pliear una variedad de significaciones inconscientes. Para cierto paciente el
éxito tenía un explícito significado anal. Sus amigas representaban para él proezas
concretas en el mismo sentido en que lo habían sido las heccs cuando era niño. Con
más frecuencia sucede que el éxito tiene un significado crótico-uretral, y la am b i
ción es un rasgo caracterológico crótico-uretral. Con más frecuencia todavía, la nece
sidad de éxito sexual licnc su raíz, tanto en un sexo como en el otro, en el com
plejo de castración. “ Tengo que castrar para evitar ser castrado” . Algunas veces las
experiencias sexuales son necesarias como prueba de que “ también a otra gente le
gustan estas cosas malas” (véase págs. 555 y sig-, sohrc compartir la culpa, págs. 313
y sigs., sobre hipcrsexualidad, y pág. 430, sobre adictos ol am or).
Algunos hombres pseudnsexuales pareeen, a primera vista, muy normales, in
cluso altruistas, ya que se interesan especialmente en satisfacer a sus partenaires
sexuales, pero dejan de tener toda consideración de esta índole una vez que han
logrado su propia satisfacción sexual. En realidad no estuvieron nunca interesa
dos en la felicidad de la compañera, sino en demostrar su capacidad de satisfacerla.
Una vez que se han dado cuenta de que poseen esta capacidad, ya no les interesa
esa mujer. Bien ol contrario, comienzan a preguntarse si tendrán el mismo éxito con
la próxima. Esto puede estar condcnsado con una identificación inconsciente con
la mujer.
Identificaciones que sirven de reaseguramiento contra diversos temores se dis
frazan frecuentemente de “ amor” . Los hombres “ femeninos” cuyas tendencias fálicas
fueron reprimidas a causa de su temprana relación con el padre,pueden crear, por
temor a la homosexualidad, una conducta pseudosexual con las mujeres, caracterizada
portendencias pregenitales y de identificación, Personas de uno y otro sexo pueden
usar a sus partcnaires sexuales en la misma forma en que usaron a la madre
durante la infancia, cuando la obligaban, cada vez que sentían miedo, a sentarse
junto a su cama.
A N G U S T IA S O C IA L
Un paciente de este tipo, que era impotente, se acurrucaba detrás de otro espec
tador, cuando iba ni cine, y hundía la cara en el cuello de la chaqueta. No
quería que la gente lo viera sin la compañía de una m ujer, por temor de que se ente
raran de su impotencia y se rieran de él.
Nos liemos ocupado de las anomalías que surgen de la- relación del
yo con el ello, el superyó y el medio ambiente. Falla considerar todavía
el cuarto lipo de anomalías, es decir, los trastornos que derivan de la for
ma de coordinación de los impulsos provenientes de las tres fuentes. Pero
la forma en que el yo condensa sus diferentes tareas de acuerdo con el
principio de la función múltiple, depende de la naturaleza de las tarcas.
Las perturbaciones en las relaciones con las tres instancias de que depende
el yo, son también causa de perturbaciones en la aplicación del principio
de la de función múltiple (1551). Una vez más, sólo un criterio dinámico,
y no estático, podrá ayudarnos en la solución de esle problema. En las
aeliludes caractcrológicas, los conflictos entre los impulsos y los temores
pueden bailarse relativamente congelados, pero la vida es un proceso siem
pre cambiante: los impulsos rechazados pueden invadir, y en realidad inva
den, las actitudes de rechazo, y la lucha tiene que ser continuada en otro
plano. Un fenómeno dado no es nunca simplemente un impulso instintivo
o una defensa contra el mismo, ya que comprende también derivados de
uno y otro. El yo en actitud de defensa utiliza fuerzas “amansadas” del
ello, y los instintos pueden servir para coartar otros instintos. La sobre-
compensación de un impulso mediante un impulso opuesto demuestra eslo
con la mayor claridad.
E T IO L O G IA D IF E R E N C IA L D E L O S D IV E R S O S C A R A C T E R E S Y T IP O S
DE DEFENSA
T I P O L O G I A
No loda conducta “ caótica” , empero, tiene este carácter. Cierta persona caracte
rizada por un extremado desorden en materia de tiempo y dinero, así como en todo
los aspectos de relación humana, y para quien la calificación de “ conducta caótica”
parecía, por cierto, muy apropiada, sufría en realidad — así lo demostró el análisis— ,
de una especie de “formación reactiva contra una neurosis obsesiva”. A la edad de
seis o siete años la paciente había padecido de una neurosis obsesiva de corta dura
ción, Pero esta neurosis no había llenado su objetivo. El tetnor de violar las estrictas
reglas de orden (establecidas por una institulriz severa), aun cuando se tratara de
detalles sin imporlancia, era tan intenso como los primitivos temores — inspirados por
sus impulsos sexuales— que habían dado origen a su neurosis obsesiva. Las circuns
tancias externas (a saber, un modelo caótico) ofrecieron entonces a la paciente un;i
salida: negó sus temores relacionados con el orden mediante el recurso de eonvnniríií
en extremadamente desordenada. Su conducta posterior puede describirse en nali-
da'd como una “ compulsión a mostrar que no era una compulsiva” . Cuando vino por
primera vez al análisis, la paciente daba una impresión de histérica. Sólo en el curio
del análisis se pudo ver con claridad el fondo compulsivo, cuando la enferma com
prendió que todo intento de coartar su conducta caótica le producía ansiedad.
Cierto paciente se sentía bien Bolamente mientras sabía cuál era «1 “ papel"
que le correspondía “ representar’1. Cuando estaba trabajando pensaba “ soy on tra
bajador", y esto le proporcionaba la seguridad que necesitaba. En su casa pensaba:
“Ahora soy el marido que regresa de su trabajo al seno de su querida fam ilia” .
CA RA CTERES CICLICOS
CA RA CTERES ESQUIZOIDES
B R E V E H IS T O R IA D E D O S C A SO S (A M A N E R A D E D IG R E S IO N )
avidez oral con que exigía la inmediata satisfacción de todas sus necesidades.
Este sadismo se hizo patente también en su único hobby, la caza, que a su
ju ic io era la única cosa que daba valor a la vida. El análisis de este hobby condujo
primeramente a la conclusión de que el placer de disparar sobre los animales tenía
tan poco de genuina expresión instintiva directa como la fantasía de tomar repenti
namente a golpes, hasta matarlos, a aquellos rivales a quienes el paciente temía tanto
que rehuía toda reunión social. Fue posible conducir gradualmente al paciente hasta
un punjo en que llegó a revivir el temor aún existente, pero que no había sentido
desde la infancia (salvo en la forma de ciertos temores circunscritos, como, por
ejemplo, una siíilofobia claramente de finida). Diversos temores hicieron su aparición,
primeramente en los sueños y más tarde también en los síntomas diurnos, temores
que fueron asumiendo, en forma creciente, las características de ciertas exigencias
temibles de que se le hacía objeto, y de Jas que trataba de escapar mediante el
recurso de la terquedad. Acostumbraba encerrarse* a veces, en su despacho y echarse
a dormif, experimentando un gran placer en el pensamiento de que los demás creían
que estaba trabajando y de que nadie podría llegar hasta él o molestarlo. Observó
que era también el miedo lo que le conducía siempre a la ruptura en sus aventuras
amorosas, así como en sus amistades masculinas, una vez que sus sentimientos alcan
zaban cierto grado de intensidad. Finalmente se dio cuenta, con sorpresa, de que su
única fuente de placer, la caza, tenía igualmente por fundamento el miedo.
La caza ofrecía al paciente Ja oportunidad de satisfacer ciertos rasgos fetichis
tas: amaba las bolas altas y )a vestimenta rústica. Evidentemente desconocía el
carácter sexual de esta preferencia, en cuanto el carácter fetichista de botas y ves
timenta se lim itaba a atributos de índole masculina. H ablando del olor del caucho,
tuvo e) recuerdo confuso de sábana® de goma que fueron usadas en su cama cuando
era pequeño. A q u í se aludió, por primera vez, al tema tic la ennresis, y surgió la
impresión de que las botas y la vestimenta "m asculinas" tendían a negar cierta clase
de ideal pasivopucril, del misino modo que la idea (Je derrotar a su hermano encu
bría el recuerdo de una época en que era el niño miniado do los otros niños,
mayores que él.
La historia de su pasión por la caza trajo al tapete también, por primera
vez, su relación con (*1 padre. El padre no fue cazador, sino pescador. Mientras el
padre permanecía de pie, en el agua, o en la orilla, para pescar, se permitía a los
menores cazar pajaritos con escopeta. Durante estas excursiones, el pequeño se sentía
siempre muy “ varonil”, sentimiento éste que revivía en su aetua! placer de la caza.
Pero los sueños de angustia relacionados con agua, que se produeian con frecuencia
cada vez mayor, condujeron finalmente a la conclusión de que este placer de la caza
tenía también un oculto significado contrafóbico: “ Yo no soy pescador, sino caza
dor’’. El hecho de que el padre fuera pescador debe haberle causado angustia, y él
liabía superado la angustia con una especie de orgullo contrafóbico: el de permi
tírsele salir con su padre a una excursión de carácter masculino. Sin embargo, sólo
era capaz de disfrutar de tal placer en la caza, y ahora resultaba cada vez más
claro que basta este momento la angustia inconsciente estaba vinculada a la pesea
y a todas las actividades relacionadas con agua. Varias peculiaridades de su compor
tamiento durante Ja caza demostraban que se empeñaba siempre en vincular de algún
modo su actividad de cazador con “ agua” , pero en forma tal que la vinculación no
fuera demasiado cstrccli::, Aunque durante la niñez tuvo miedo a la natación, ahora
trataba de imponerse a sí mismo la obligación de nadar, pero esto no le procuraba
ningún placer. Los sueños y fantasías revelaron que el agua que le inspiraba temor
era el agua sucia, hecho que fue revelado por el análisis de su erotismo anal y
uretral desmedidamente intensos, contra cuyas exigencias había surgido, como defensa,
todo su carácter patológico. Dos factores más contribuyeron al desarrollo del carácter
patológico del paciente. El primero se relaciona con su padre — que había impresio
nado al niño como extraordinariamente viril— cuyo principal interés radicaba en
ciertas actividades atlétieas, y que tampoco llegó a superar d d todo, a lo que parece,
la actitud de “ niño pendenciero”. Además de esto, concedía gran importancia a la
vestimenta. El vínculo homosexual del paciente era con el padre, el cual solía
salir con el niño, especialmente para ír a fiestas y exhibirse eon él. En eslas ocasio
nes el paciente sentía, por un lado, orgullo varonil, y por otro lado, el temor de
no estar — por ser un niño— a la altura de su papel do “hombre”. Por eso prefer¿.i
estar apegado a su nodriza y a su narcisismo primitivo. La idea de estar siempre
en desventaja en las reuniones sociales, por no estar todavía en condiciones de com
petir con las personas mayores que 01, así como la otra idea de rehuir dichas reuniones
porque acaso podría, en cierto momento, en un repentino arranque sádico, hacer
daño a los demás, se remontaban a su ambivalencia íreMe al padre, quien lo había
usado con fines exhibicionistas.
El oiro hecho es que, durante los primeros años de su infancia, el paciente
había compartido la cama con su hermano. Lo qtic en sus confusas fantasías se le
presentaba como incitante y peligroso a la vez, respecto al padre, lo sintió realmente
con el hermano. Estas excitaciones homosexuales que trató de volver a encontrar me
diante el regreso a un narcisismo oral primitivo, hallaron expresión en la ennresis.
El pariente fue obligado a sentir vergüenza, por su “exigente” madre, por el bocho
de mojar la cama. En venganza por esta acción de rebajarlo resolvió que desde ese
momento no viviría más que para sus propias gratificaciones y no tendría considera
ción por ninguna otra persona. Esta resolución fue finalmente quebrantada, dando
'■igar a conflictos secundarios.
La fijación pregenital, que halló su expresión, por un lado, en la enuresia, y
por otro Indo en la regresión oral, tenía b u origen en tempranas perturbaciones
i'Stomacales e intestinales.
Este resumen tosco y esquemático basta para mostrar cómo Iaa peculiaridades de
rarácter d e este paciente tenían por causa una combinación de circunstancias de b u
ambiente infantil. La nodriza que lo mimaba, la madre exigente, el hermano mayor, el
hecho de que este hermano mayor posteriormente fue más débil que é l , e l carácter
exhibicionista y jactancioso de au padre.. . Sólo si tomamos todaa estas circunst&Q'
cías en conjunto resulta comprensible la evolución de este paciente.
C a p ít u l o XXI
C O M B IN A C IO N E S D E N E U R O S IS T R A U M A T IC A S Y
P S IC O N E U R O S IS
Hasta cierto punto, todas las neurosis de escena primaria son de este
tipo. La escena primaria ha creado en los pacientes el temor a la excitación
sexual. El miedo convierte la excitación en sensaciones dolorosas. El hecbo
de experimentar estas sensaciones es sentido como una 'repetición de la
escena primaria. Esto se complica por el heeho de que las repeticiones de
la escena primaria son también buscadas, en la misma forma en que son
buscadas, en la neurosis traumática, las repeticiones del trauma. .
Algunos neuróticos producen la impresión de estar bregando vanamente,
a través de toda su vida, por lograr un tardío control de las impresiones de
una escena primaria. Una escena primaria percibida en forma sádica puede
hacer cambiar todo el sentido del mundo para una persona, en forma tal
que quedará vacilando entre la espera temerosa de la repetieión del hecho
traumático y la realización de éste por si misnio. La traumátíea experiencia
no sólo da eomienzo a una espeeie de desdibujada neurosis traumática, sino
que simultáneamente aumenta la disposición a las psiconeurosis, ya que el
recuerdo del trauma refuerza el efecto de todas las prohibiciones y frustra
ciones sexuales posteriores. (A la inversa, las prohibiciones y frustraciones
que preceden a una escena primaria también pueden hacer que ésta adquiera
un carácter traumático especial.)
En cuanto a la cuestión de cuáles son los componentes sexuales especial
mente implicados en una neurosis de esta índole, parece que puede intervenir
en la misma cualquiera de los instintos parciales. Sólo algunos de éstos, sin
embargo, son los que predominan habitualmenle. Ya hemos hablado del
papel desempeñado por el erotismo de las sensaciones del equilibrio en el
miedo a la propia excitación (véase págs, 235 y sigs.), así como del papel
que corresponde al erotismo muscular cuando el recuerdo de la escena pri
maria ha sido perpetuado por un lie (996) (véase pág. 389). En el hombre,
el temor de que el yo se vea arrollado es, por cierto, más intenso si existen,
en el primer plano, deseos pasivo-femeninos. Al mismo resultado puede con
ducir, en ambos sexos, la existencia de pulsiones sádicas. En los traumato-
filicos, las excitaciones sexuales y agresivas se hallan siempre entretejidas
de una manera inextricable.
Lo que es válido para la sexualidad lo es también para la agresión.
También la agresión, si es gratificada, deja de estancarse. Pero si la emoción
de rabia es temida como tal y bloqueada, se crea un círculo vicioso, del
mismo modo que en el caso de la sexualidadbloqueada.
Las personas que tienden al “acting out” en la realidad, que hacen uso
de los objetos externos como meros instrumentos mediante los cuales pueden
procurarse alivio a las propias tensiones internas, pertenecen muy a menudo
al tipo traumatofilico. Sus netos corresponden a las repeticiones de un neuró
tico traumático. La búsqueda empeñosa de experiencias destinadas a rechazar
un peligro, o bien a lograr o a reforzar una protección necesaria, puede
tener por finalidad, al mismo tiempo, la descarga tardía de una excitación
abrumadora. Debajo de la intolerancia a las tensiones, característica en estas
personas, puede haber traumas de una época temprana. El recuerdo de los
traumas suíridos origina en estas personas el temor de que toda tensión
sea la señal de un nuevo trauma. Tienen la sensación de ser míseras criaturas,
expuestas, sin defensa, a un mundo terrible, que no hace más que amontonar
sobre ellos experiencias traumáticas. El único auxilio a que pueden recurrir
es el de tratar de anticipar activamente, una y otra vez, y en una escala
reducida, aquello mismo que temen. Esto conduce habitualmente al fracaso
a causa del círculo vicioso más arriba descrito.
A Jju n o í psicotcrapeutas parecen ser del mismo tipo que estos pacientes. E]
hecho de trabajar con pacientes representa, de su parte, un intento de entenderse con
e] inconsciente, activamente y “ en una escala lim itad a” , ya que sufren del temor de
verse arrollados por su propio inconsciente, en forma pasiva c intensa. En sus trata*
míen tos, prefieren los accesos emocionales y las escenas dramáticas, y en la teoría
son partidarios de la “ abreacción” y tienen poca Simpatía al método de la “elabo
ración analítica” . AI igual que toda otra recompensa inconsciente que el psicotera.
peuta obtiene indebidamente de su trabajo, este beneficio hace nula su labor objetiva,
o por lo menos reduce su eficacia.
L A E V O L U C IO N C L IN IC A D E LA S N E U R O S IS
CURAS ESPONTANEAS
Las condiciones ele vida pueden configurar una situaeión que dinámicamente
llaga las veces de una “ neurosis secundaria”, con lo que la neurosis prim aria rcsulia
superflua. A esta clase pertenecen los neuróticos que 6c ponen bien cuando se en
ferman físicamente o cuando son víctimas de una desgracia real, porque el hecho de
sufrimiento y la desgracia invisten el significado de castigo que hasta ese momento
correspondía a la neurosis. Pero los sustitutos no tienen que ser forzosamente
dolorosos. Las curaciones por la sublim ación, en los hobbys, o la autocuración que
se produce en los artistas neuróticos mediante el trabajo de creación, se producen
también gracias al hecho de abrir cauces a las actividades de carácter sustitutivo.
N E U R O S IS E S T A C IO N A R IA S
Ejem plo de "secuestro” de este tipo ea la proyección exitosa del peligro ins
tintivo sobre una situación externa, en la histeria de angustia. Tam bién la belle
indi/jcrcncc de los histéricos, o el caso del neurótico obsesivo que se siente relativa
mente sin molestias mientras cumple determinados rituales, el del hombre que logra
convertir una esquizofrenia paranoide en una paranoia sistematizada o el del ciclo-
tímico que se siente normal en los intervalos entre sus accesos depresivos o m a
níacos.
De muchas maneras se pueden tratar las neurosis, pero hay una sola
manera de entenderlas. Gran parte de los ataques dirigidos a los psico
analistas se basan en la idea de que éstos giran siempre alrededor de sus
propias premisas. En esto no hay nada de verdad. Hay muchas razones por
las cuales un tratamiento no psicoanalítico puede resultar preferible a un
tratamiento psicoanalítico. Pero es verdad que los psicoanalistas creen que
sólo la ciencia psicoanalítica tiene noción de lo que ocurre en las neurosis,
y que sólo hay una teoría que puede ofrecer una explicación científica de
la eficacia de todas las psicoterapias.
La psicoterapia no analítica le da al analista la impresión de una apli
cación del conocimiento psicoanalítico, tal como podría serlo una psicología
psicoanalítica de la propaganda o del anuncio comercial. Esa psicoterapia
no ha sido aún estudiada sistemáticamente (cfr. 1281) y todavía tiene
mucho de intuición. Esta aplicación del conocimiento psicoanalítico, por lo
tanto, resulta más difícil, y por cierto más problemática en sus resultados
que el uso lege artis de la terapia psicoanalítica. Por eso Simmel reclamó,
ya hace mucho, que todo psicoterapcuta, sea cualquiera el método que se
proponga aplicar, tuviera una formación psicoanalítica completa (1439).
En el caso de las neurosis traumáticas, ya hemos visto que la psico
terapia puede y debiera imitar los dos métodos espontáneos de recupera
ción, proporcionando las oportunidades de descarga tardía y ofreciendo al
mismo tiempo sugestiones que signifiquen reaseguramiento, descanso y tran-
quilización, y que lo que debe hacerse es hallar la manera correcta de
combinar los dos métodos (véase pág. 152). Algo semejante puede decirse
acerca de los sucesos que producen un efecto trastornador agudo y más o
menos “ traumático” en la vida de las personas normales. Una persona nor
mal que sufre una pérdida de amor, o un fracaso, o cualquier cambio en
su forma de vida, o cualquier tipo de mudanza, tiene que adaptarse a las
nuevas condiciones. Mientras va realizando un “trabajo de aprendizaje” o
“trabajo de adaptación”, debe admitir la existencia de la nueva y menos
cómoda realidad, y combatir las tendencias a la regresión, a la interpreta-
ción errónea de la realidad, al anhelo de pasividad y dependencia, a las
fantasías de realización de deseos. En tales condiciones puede ser útil guiar
a la persona. Esto actúa de la misma manera que la terapia en las neurosis
traumáticas: por un lado, podemos expresar verbalmente y aclarar las
tareas que impone la realidad, y ayudar a eliminar las tendencias hacia una
reacción irracional, trayéndolas al plano de la coneiencia, mientras que por
otro lado se pueden agregar a este lipo de ayuda algunas limitadas autoriza
ciones de descanso, de pequeñas regresiones y realizaciones compensatorias
de deseos, que tienen un efecto de recuperación.
Sólo una pequeña cantidad de dificultades mentales tiene carácter
“traumático”. Hay, sin embargo, ciertos factores precipitantes de psico-
neurosis y de estados de trastorno agudo no neurótico que pueden ser com
parados a traumas. Una persona puede haber alcanzado, a partir de viejos
eonflictos infantiles, un estado de relativo equilibrio entre fuerzas repre
soras y reprimidas. Un cambio externo puede significar una perturbación
del equilibrio, y dificultar con ello el mantenimiento de la adaptación lo
grada hasta ese momento.
Cuanto más cerca se halle una neurosis del extremo traumático de
la conocida serie complementaria, mayores serán las probabilidades de éxito
de los esfuerzos externos de apoyo a los intentos espontáneos de recupe
ración del equilibrio mental. Cuanto más necesaria sea, como condición de
éxito, la anulación de bloqueos preexistentes, es decir, la anulación de mé
todos de defensa y de la creencia en la necesidad de la defensa, menor
será la probabilidad de una fácil curación por vía de la psicoterapia.
Para la tarea de “guiar” se puede echar mano de las ayudas racio
nales que el psicoterapeuta tiene a su disposición. Ante todo, la sola verba
lización de preocupaciones poco claras proporciona un alivio, porque un
yo puede enfrentar mejor las ideas verbalizadas que las sensaciones emoti
vas poco claras. El hecho mismo de que un médico pierda tiempo y
demuestre el interés y la simpatía que supone el prestar oído a las preocupa
ciones del paciente, puede constituir no sólo una “ transferencia” de una
situación pasada, sino un alivio muy novedoso y sustancial para personas
solitarias, que carecen de amigos con quienes conversar, o para personas
que hasta ese momento han sido mal comprendidas o recriminadas por sus
dificultades. El proporcionar explicaciones sobre asuntos afectivos, y espe
cialmente sobre el tema sexual, puede ayudar a dar aliento a ciertas almas
agitadas. Además, si el paciente alcanza a ver relaciones existentes entre
síntomas, preocupaciones o partes de su personalidad, hasta ese momento
inconexos, si se le ayuda a descubrir los patrones generales de conducta
detrás de cada acto concreto y si incluso descubre las relaciones de esos
patrones entre sí, todo esto da a su yo, por cierto, una mayor fortaleza
en relación a las fuerzas más profundas de su personalidad. (Este fortale
cimiento puede ser usado, por cierto, perjudicialmente, en beneficio de la
resistencia.) Algunos autores creen que una ayuda racional de esta índole
ya es psicoanálisis (820. 821). En realidad, constituye a menudo el primer
paso en los tratamientos psicoanalíticos. un necesario prerrequisito del tra
bajo psicoanalítico propiamente dicho, el cual no consiste en descifrar pa-
trones de conducta, sino en producir una alteración dinámica en las condi
ciones de las cuales surgieron dichos patrones patológicos.
También existen “medidas racionales” de orden fisiológico. Por ra
zones fisiológicas, el relajamiento de los músculos tensos tiene un efecto
catártico sobre la mente (334, 839, 1410) (véase pág. 286). Puede ser útil
también el efecto relajante de los sedantes* La vieja prescripción de baños
tibios a las personas nerviosas es acertada no sólo porque tales baños pro
porcionan al erotismo cutáneo una estimulación placentera y representan
una “expiación”, sino también porque producen una vasodilatación perifé
rica, que contrarresta la tensión central que padecen todos los neuróticos.
La eficacia de estos métodos racionales puede ser acrecentada mediante
consejos que se Je darán al paciente y que lo guiarán en el sentido de
mantenerse alejado de situaciones de tentación o excitación innecesarias
o lo irán.em pujando hacia situaciones de reaseguramiento.
La eficacia de todos estos métodos racionales es muy limitada. Cuanto
más agudo sea el carácter de una dificultad y cuanto menos tenga de vef
dadera neurosis (por el hecho de significar primariamente un problema de
adaptación inmediata) mayor será la probabilidad de éxito de los métodos
racionales. Pero si la dificultad representa una reactivación de antiguos
conflictos y de patrones neuróticos latentes, la eficacia de los métodos racio
nales quedará reducida, sobre poco más o menos, al significado de seduc
toras recompensas que podrán ser aplicadas a asegurar la aparición de
sentimientos transferenciales positivos.
La base de toda psiconeurosis es el conflicto neurótico. Unicamente
una alteración de las relaciones dinámicas de los elementos constituyentes
de este conflicto puede alterar la neurosis. En principio, esto podría hacerse
de dos maneras: ya sea aumentando o anulando la defensa. Una acentua
ción de la defensa puede permitir el intento de reprimir nuevamente toda
la neurosis, como un derivado de lo que fue rechazado anteriormente. Una
anulación de la defensa pondría fin, por supuesto, a todo el eonflicto.
El primer tipo de “terapia” está representado por la anticuada suges
tión hipnótica, método en el cual el médico, con su autoridad, prohibe
al paciente la producción de síntomas. Se puede intentar también el mismo
efecto temporario con técnicas que aumentan la angustia del paciente y
con ello sus represiones, mediante amenazas, malos tratos, castraciones sim
bólicas y reproches. Las medidas de esta índole se proponen inducir al
paciente a “reprimir toda la neurosis” .
1 Secta u organización religiosa, entre cuyos adeptos se practica la cura por las
oraciones y la íc. (7\)
neurosis sustitutiva, que podría llamarse “ infantilismo artificial” . La pres
cripción de drogas, en la medida en que el paciente cree que las “cosas
malas” de su interior pueden ser neutralizadas por “ cosas buenas” , hace
las veces de una especie de “paranoia artificial” (12).
La eficacia de los métodos terapéuticos de este género depende de que
el sustituto ofrecido convenga o no a la estructura dinámica del paciente.
Esto depende, en primer lugar, del tipo de paciente: un histérico no puede
aceptar “ compulsiones artificiales”, ni las “ conversiones artificiales” serán
aceptadas por un neurótico obsesivo, Pero además de esto, el sustituto
deberá ser placentero, es decir, tener (1) ya sea un secreto significado
sexual o ya de reaseguramiento, y poseer por ello un atractivo mayor del
que tuvo el síntoma espontáneo. Es evidente, por ejemplo, el secreto signi
ficado sexual de los deportes, los “ hobbys” y la hidroterapia (555), y algo
menos evidente cuando se trata de un placer que era inaccesible hasta el
momento en que es autorizado por el médico, y permite una descarga susti
tutiva. En este caso se hallan los juegos, la representación teatral, los
“hobbies” , los libros, que pueden ser seleccionados de acuerdo con las nece
sidades emocionales del paciente (1141). Tras de las autorizaciones de esta
índole, así como de otras satisfacciones transfcrenciales, puede haber un
secreto efecto de reaseguramiento. En circunstancias adecuadas, este efecto
será mayor si se trata de un paciente que ha estadoconsiderando sus sín
tomas neuróticos como un sufrimiento (merecido o no) y acepta este placer
como una “compensación” a la que se siente con derecho, o como una
señal de perdón que pone fin a su afán de venganza. (2) El significado
secreto del sustituto debe ser, sin embargo, lo bastante alejado del signifi
cado instintivo original del síntoma como para resultar aceptable. El sus
tituto deberá reunir las mismas condiciones que ha de tener una sugestión
que se hace a una persona “ aburrida” (422) : deberá ser bastante cercano
a la idea original, de carácter censurable, como para ser atractivo, y bas
tante alejado de la misma como para no ser reconocido como derivado.
Un sustituto será más fácilmente aceptado si almismo tiempo tiene
grandes probabilidades de procurar un alivio desde un punto de vista racio
nal. Las medidas “racionales” de que antes hemos hablado, capaces de sub
sanar dificultades agudas de la vida, pueden también procurar un alivio,
y crear, en virtud de ello, sentimientos posilivos hacia el terapeuta en los
casos de psiconeurosis graves.
Una neurosis de transferencia es el sustituto más frecuente e impor
tante de una neurosis espontánea. Lo que Freud quiso significar con la
expresión “establecimiento de una neurosis de transferencia” era que los
conflictos instintivos infantiles reprimidos hallan su expresión en la rela
ción afectiva con el analista, y por ello ya no tienen necesidad de ninguna
otra expresión, o por lo menos no necesitan tantas expresiones como antes
(577, 596). En el médico se ve una reencarnación de los padres y se lo
siente, por tal causa, como aquel que provee de amor y protección, o que
amaga con castigos.
La misma presencia del médico puede tener en los psicodinamismos
del paciente Ja misma influencia que en un tiempo tuvieron sobre él las
medidas educacionales de los padres, porque ineonrcientemente esta pre
sencia es senlida erróneamente como una repetición de los acontecimientos
de la infancia. Las mejorías obtenidas sobre esta base toman el nombre de
mejorías de transferencia.
Esta es la lim itación decisiva del tratamiento catártico (188, 510, 731). Si las
resistencias del paciente son superadas por el corlo circuito del mandato hipnótico,
podrá ponerse en condiciones de traer a la memoria recuerdos olvidados, y ofrecer
de este modo un material importante. Pero el valor terapéutico de este conocimiento
no es m uy grande. F allan, por un lado, los cambios dinámicos que produce la elabo
ración de parte del paciente de los hechos de su pasado que obligaron al yo a crear
sus defensas-, y por otro lado la presión de un yo maduro en el sentido de afrontar
y resolver sus conflictos. Las resistencias que han sido superadas “ por la fuerza” en
vez de serlo pur el hccho de haber sido analizadas, volverán a presentarse.
Anteriormente se consideraba la “ abreaeción’’ como el factor terapéutico deci
sivo (504, 543, 55 4). Y es verdad que junto a toda interpretación correcta hay una
liberación de emocionas hasta ese momento bloqueadas. Pero por este camino no es
posible lograr una elim inación duradera de la lueha defensiva. No hay duda de que
el análisis consiste en el hecho de irse sumando estas descaigas de derivados, pero
es una acum ulación gradual de las mismas lo que se requiere, porque es necesario
poner al yo en condiciones di* asim ilar esa acum ulación. No sólo deben ponerse en
libertad, en un acto uislado, las energías que anteriormente estuvieron bloqueadas,
sino que deben poder encontrar también su descarga, a medida que se producen, las
nuevas tensiones instintivas de fuente somática. La “ abreaeción” es, en el análisis,
una fuente de materia!, a veces significativo, otras vcces exclusivamente al servicio de
la resistencia. Representa una ocasión de demostrar al paciente la existencia y la
intensidad de sus emociones, y una preparación para la labor que debe realizarse a
continuación, de verdadera eficacia terapéutica, y que consiste en la elaboración analí
tica de aquello que salió a luz en el acting oul del paciente. En la hipnosis, o en
la narcosíntesis, donde no se produce esta elaboración analítica ulterior, su eficacia
queda lim itad a al alivio inm ediato que cabe esperar de la expresión de emociones.
Este alivio inm ediato presenta su mayor intensidad en las neurosis traumáticas, es
todavía intenso en las psieoncurosis de fondo más o menos traumático, y m ínim o en
los trastornos crónicos del carácter.
E l hipnotizador se hace cargo de las funciones del superyó del paciente (y a
veces, incluso, de algunas de las funciones del mismo y o ), a manera de un “ doble
parasitario del superyó” , de carácter temporario (603). En su carácter de tal, trata
de anular la labor del superyó Que previamente dio origen a la lucha defensiva. Un
intento, m uy interesante y muy promisorio, en el sentido de superar las limitaciones
que, en cuanto a la eficiencia del hipnotizador, crean los factores que acabamos de
ver, e9 el que ha realizado Erickson, quien en lugar de decir a la paciente que la
educación m oral que ella recibió de su difunta madre era equivocada y no debía
lomarse más en consideración, le sugirió que si la madre siguiera viviendo tendría
ahora otra opinión (377).
Erickson describió tam bién otros recursos de que puede echar mano el hipno
tizador a objeto de aprovechar la situación de dependencia del paciente con res
pecto a él, en que se hallu el paciente, para crear la base de una futura indepen
dencia de éste (371, 372, 373, 374, 375, 376, 378).
Hay muebas situaciones en la vida en que, de una manera similar a ésta que
acabamos de ver, una profunda dependencia pasiva se esconde tras una aparente
independencia y actividad. Muchos neuróticos, y tal vez no sólo los neuróticos,
tienen del ejército una idea de esta índole. “ Ser soldado” les parece ser, consciente,
mente, la quintaesencia de la m asculinidad activa. Pero ser “soldado” quiere decir
depender de superiores, ser parte de una gran m áquina y ser alimentado y vestido.
Cuanto más intensa es esta seguridad interior basada en la dependencia, mayor es
también la decepción si las fuerzas protectoras resultan incapaces de hacer efectiva la
protección (véanse pags. 146 y sigs.).
Un ensayo, si bien lim itado, de “ psicoterapia breve sobre la base de los cono
cimientos psicoanah'licos” , fue hecho en el Instituto Psicoanalítico de Berlín, asi cunio
también en el Servicio Psiquiátrico de Los Angeles, California. En cuanto a los resul
tados, será necesario usar, por supuesto, un criterio mucho más moderado que el
criterio a que está habituado el psicoanalista. Pero hecha esta salvedad, cnSje hablar,
sin ninguna duda, de una verdadera ayuda que puede proporcionarse con c-?ios méto
dos. Resulta emocionante a veces cómo agradecen los pacientes el solo hecho de que
el médico esté dispuesto honestamente a escucharlos y ofrecerles su ayuda. Poro
otra cuestión e s ... la duración de los éxitos obtenidos.
La "terapia del jueg o " en niños neuróticos (59, 237, 300. 646, 1038, ] 0 IC, 1066.
1169, 1319, 1326, 1447, 144S y otros), así como una terapia ocupacional lijen ele-
gida en cada caso (754, y cfr. tam bién 1140), operan mediante “ catarsis^’ y procu
rando nuevas vías de descarga, lo cual puede combinarse con interpretaciones de a l
cance lim itado.
T E R A P IA DE SHOCK
* A'íi■
<*/,• en francés en el texto. (T.)
personalidad altamente desarrollada (362). Sullivan dio con la formula
ción más radical de este punto de vista al decir: “La filosofía [de la terapia
de shock] significa algo así como que es preferible ser un imbécil satis
fecho que un esquizofrénico” (1518). Y Eissler opina, por esto mismo,
“que el tratamiento con cardiazol debería hacerse solamente, si alguna
vez se hace, después de ser comprobada la absoluta ineficacia de la psico
terapia” (362).
EL P S IC O A N A L IS IS COM O M ETODO T E R A P E U T IC O
Queda por investigar cómo deben distinguirse este “ desdoblamiento de] yo” y
esta “ jinoobservnción”, que son deseables, de la partición y autoobservación patológi
cas tendientes a mantener los a isla miemos y que sirven para cuitar la creación de
derivados,
En el análisis dcl “hombre de las ratas” Freud "ilu s tró " cslc punto “ refirién
dose a las reliquias dispersas en su gabinete. De hecho, no eran más que objetos
hallados en un tumba, y el haberse salvado se debía al hecho de estar sepultados:
la destrucción de Pompeya apenas estaba comenzando, ahora que hahía sido exhuma
d a" (567).
IN D IC A C IO N E S DEL T R A T A M IE N T O P S IC O A N A L IT 1C O
4-. Las neurosis de poca importancia: Del mismo modo que una inter
vención quirúrgica sólo debe hacerse cuando realmente es necesaria, hay ciertas
neurosis que dan la impresión de que no se justifica el esfuerzo que représenla
el análisis. El tiempo, el dinero y la energía necesarios no están en proporción
con el grado de perturbación. Siempre que parezca posible un éxito terapéu
tico a menos costo, habrá que evitar el procedimiento de costo mayor.
E n los dos tipos extremos de resistencia dcl carácter descritos como ‘‘pseudo
emocionales” y casos de “ frigidez generalizada” (véase págs. 532 y sigs.) este pro*
blema se presenta habitualm cnte con especial intensidad. Estos últim os pueden ne
garse completamente a entender la “lógica de las emociones” (4 4 ), mientras que los
primeros eon incapaces de colocarse a la distancia necesaria para form ular juicios
acerca de sus propias emociones
Afortunadam ente, por ser el psicoanálisis un método eicntííieo, no pide al pa
ciente n in g u n a clase de “ fe” E l paciente puede ser tan escéptico como le venga
en gana (y cuando no es nada escéptico hay derecho a suponer que está repri
miendo las transferencias negativas), siempre que acepte cooperar, obedecer a la regla
básica, hacer de su parte lodo lo que pueda y conceder “ lcalmcnte una oportunidad”
ni análisis. Lo que el análisis pide al paciente, al decir de Freud, es un escepti
cismo benévolo (578, 584).
Las dificultades que existen para una definición exacta de la “ norm alidad” y
)a “sahui” desde el p unió de vista psicoanalítico, han sido frecuentemente objeto de
estudio (2:J3, 693, 901. 1036, 1095, 1409), destacándose especialmente, en forma real
mente impresionante, el reciente trabajo de H artm ann (751). La práctica, por fortuna,
nn n q u ir re tanta exjctitud.
En una tentativa que fue realizada, de cotejo estadístico de diez anos
de trabajo del Instituto Psicoanalítico de Berlín, se aplicó un criterio muy
estricto. Los resultados pueden compararse, por cierto, con las estadísticas de
cualquier otro tratamiento médico (417). Mientras se realizaba dicha tarca
aparecieron otras estadísticas (287, 1195, 1348), y comparadas todas ellas
(969), las comprobaciones resultaron ser similares. No hay duda de que la
terapia psicoanaiitica deja mueho que desear. Hay fracasos y hay éxitos
parciales. Pero no hay duda tampoco de que el psicoanálisis, en su calidad
de único método radical, es el mejor método de que se dispone para el
tratamiento de la neurosis. Su principal desventaja es el gasto considerable
que implica en tiempo y en dinero. Su virtud, de la que todo psicoanalista se
enorgullece, y que sólo el psicoanálisis ostenta, es la de haberse estructurado
sobre la base de una visión científica de los problemas. La terapia constituye,
además, un método de investigación que a su vez abre nuevas perspectivas cientí
ficas, cosa que no sólo resulta útil en el tratamiento de laneurosis, yaque
el alcance de su aplicación es más universal.
P R O F I L A X I S
CLAVE DE LAS A B R E V IA T U R A S
* Esta obra fue editada en J945, y las limitaciones a que se refierí el autor son
las que fueron impuestas por la Segunda Guerra M u nd ial. ( T.)
** Al íinal de esta bibliografía hemos agregado la literatura psicoanalítica en
castellano <véase pág. 721 [ £ .] ) .
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Z M U D , F R ID A
* Los números entre corchetes, Junto al nombro del autor. Indican la numeración de
las obras do éste en la Bibliografía. E l signo (— ) precediendo al número, Indica quo so
trata de unn obra en colaboración, y que su título figura en lo Bibliografía bajo ol nom
bre de su autor principal. Por ej.: Brown (M.) (Blbl. — 1213], quiere decir quo ia obra
debe buscarse en el número 1213, tanto on el texto como on la Bibliografía, dondo corres
ponde a Pasklnd (Harry A .), como autor principal.
En cuanto a los asuntos tratados por cada autor, hemos conservado en el presente
índice el mismo orden de la obra original (orden numérico de páginas», con excepción
de los cuatro autores más citados (entre ellos A braham ), en et cnso de los cuales hcinos
preferido, para facilitar la búsqueda, clasificar esos asuntos por orden alfabético. (T.)
Actitud íísiea del neurótico obsesivo, 345 143; crisis y ataque epiléptico, 304;
y sie- véase también Emocional.
Actitudes inconscientes, consecuencias f í A fe c to (s ), inconsciente, 31, 189 y sig.,
sicas de las, 275 y 3¡g.; y hormonas, 276 274 y sig.; y síntomas, 34 y sigs., 507
y sig; “ raras” en la catatonía, 476, y sig.; desproporcionados, 40; y esta
491; catatonoides, 592. dos traumáticos, 59, 143; “doma” de
Activa (a c titu d ), en lugar de experiencia los, 60, 158; (el) como fuente de exci
pasiva, 62 y sigs., 94, 100, 144, 332, tación sexual, 81; bloqueo (represión)
404 y sig., 430 y sig., 537 y stg., 604. de los, 189 y sig.; defensas contra los,
Actividad, y trauma, 141; bloqueo de to 189 y sigs., 535 y sigs.; postergación de,
da, 209. 190; desplazamiento de, 191 y sig.;
Activo (a ) , tipo — de control, 58 y sig., equivalentes de, 192, 273 y sigs., 533,
70 y sig.; anticipación — de lo temido 592; formación reactiva contra los, 192
pasivamente, 62 y sig., 94, 100, 332, y sigs.; cambios de cualidad en los,
405 y sifv, 410 y sig., 430 y sig., 604; 193; aislamiento de, 193; proyección e
repetición — de experiencias pasivas, inlroyccción de, 193; inadecuados (co
62 y sig., 144, 430 y sig., 537 y sig., mo síntom a), 225 y sig.; y conversión,
604. 250; estrangulado, 274; y síntomas va
Acto y reacción de descarga, 58 y sigs., somotores, 210 y sig.; e ideas obsesivas,
362, 414 y sig. 307; y tic, 360 y sig-, y expresión m í
“Actores en la vida real” , 538. mica, 360 y sig.; fobia a los, 529, 533
Actuación (la ) en el tablado, 358, 588. y sigs.
Actuales (neurosis), y masturbación, 97; Aferramiento a los objetos en la esquizo
naturaleza de las, 216 y sigs.; terapia do frenia, 488.
las, 223; y psiconeurosis, 223; y órga Aflicción, y síntomas compulsivos, 36;
no-neurosis, 274; la hipersexualidad en (la) como un tipo de afecto, 36, 443
las, 216, 218. y sigs.; postergación de la, 190, 444
A C H E L IS (W erner) [Bibl. 30], 187, 328, y sig.; equivalentes de la, 192; y de
659. presión, 443 y sigs.
Adaptación, y sentido de la realidad, 69 Agitación en los estados de angustia, 538.
y sigs.; en la pubertad, 134 y sigs.; y Agorafobia, significado de “ la calle" en la,
trauma, 143 y sig?.; y neurosis, 519, 228; (la ) como unidad nosológica, 232,
532; trabajo de, 616. 237 y sig., 239 y sigs.; y erotismo del
Ademanes, véase Gestos.
equilibrio, 234 y sigs.; la am plitud y la
Adicción, a las drogas, 423 y sigs.; a los
estrechez en la, 237 y sig.; y depresión,
perfumes, 233; a la comida, 207, 277 y
447.
sigs., 423, 429 y sig.; a la masturba Agravación, en la epilepsia, 307; en la
ción, 222; al amor, 397, 430, 436 y esquizofrenia, 478 y sig., 492 y sigs.;
sigs., 488, 593; sin drogas, 429 y sigs.;
en las neurosis, 614 y sig.
terapia en la, 434 y sig.; abandono de
la, 434. Agresividad, en los niños, 54 y sig., 107
y sig.; (la ) como instinto, 77 y sigs.;
Adiposas genitales (status), 298.
y frustraciones, 77 y sig., 403; (Ja) y
A D L E R (A lfre d ), 553. lo erótico, 79; fuentes de la, 93 y
Adolescencia, 134 y sigs.; y neurosis, 508, 9ig.; y masturbación, 97 y sig,; y odio,
567; homosexualidad en la, 135 y sig., 107 y sigs.; y sentimiento de culpa,
371. 163; y arte, 168; inhibiciones de la,
Adolescentes (amor a los) en homosexua 208 y sig5-. 216 y sig., 530, 535; (la)
les, 375 y sigs. en el exhibicionismo, 233, 390 y siga.;
Adopción, embarazo posterior a la deci y eseoptofilia, 233, 393; en la histeria
sión de, 204. de angustia, 239 y siga.; y enuresis,
Adoptivos (h ijo s ), 119, 573. 269; (la ) en la colitis, 282; y fatiga,
Adrenal (tum o r), 297. 286 y sig.; y síntomaa cardíacos, 290;
Afasia, 64. e hiponeondría, 300; (la) en la epi
Afeelivo-a ( s ) , inestabilidad, 189 y sig., lepsia, 305 y sig.; y terquedad, 319;
534 y sig., 589 y sig.; rigidez, 190 y anulación de la, 323 y sigs.; en el ha
sig., 326 y sig., 496 y sigs., 533, 590 bla, 353 y sigs.; (la) en el tic, 361;
y sig?.; (equivalentes), las neurosis ve (la) en la homosexualidad, 377 y sig,
getativas como, 273; crisis, 34 y sig., 379 y sigs., 383; (la) en la feminidau
en el bombre, 379; (la ) en el fetichis justicia, 334; sobre robar, 417; sobre el
mo, 388, 394; (la ) en los impulsos carácter neurótico, 423, 563 y sigs., 592;
patológicos, 415 y sigs.; (la) en el robo, sobre ideas de persecución, 481; sobre
416 y sigs.; (la ) en la piromanía, 418 lógica de las emociones, 512, 533, 643;
y siga.; (la) en el juego, 419; (la) sobre complejo de castración y carácter,
en los caracteres “ gobernados por los 551; sobre masoquismo moral, 559; so
instintos", 421 y sigs.; (la) en la adic bre delincuencia, 563; sobre autoplasti-
ción a las drogas, 423 y sigs.; (la ) en cidad y aloplasticidad, 565; sobre psi
la depresión, 441 y sigs., 446 y siga.; coterapia, 628; 6obre interpretación de
(la ) en la esquizofrenia* 469; (la) en la transfereneia, 635; bibliografía, 659
las ideas paranoides, 480 y sigs.; y ras y fie-
gos reactivos del carácter, 530, 535; re- Alexia, 53.
aseguramientos contra la, 539 y sigs.; Alimentos, véase Comida.
reactiva, 577 y sig.; y angustia social, A lm a, separación entre cuerpo y, 17, 345;
579; y traumatofilia, 607; necesidad de v respiración, 288.
la, 649. A L M A S Y (Endrc) [Bibl. 61, 62], 296,
Agresor, identificación con el, 357, 361, 460, 478, 492, 660.
375, 378, 390, 394, 398, 400, 402, 538, Aloplasticidad, 250, 565, 598.
558, 570. ALPERT (Augusta) [Bibl. 63], 134,
Agua (metabolismo d e l), ahcraciones c í 660.
clicas en el, 278. Altruismo, 376, 380 y sigs., 384, 546, 579.
Ahogo, véase Asfixia. Alucinaciones, hipnagógicas e hipnopóm-
picas, 52; negativas, 156 y sig., 261;
A IC H H O R N (August) [Bibl. 31 al 35],
histéricas, 257; (las) en la esquizofre
421, 563, 573, 629, 659.
nia, 477 y sigs.; (las) en los estados
Aislamiento, (el) como resistencia, 43;
alueinatorios agudos, 478, 492.
(el) como mecanisirio de defensa, 183
Alueinatoria (realización) de deseos, 65,
y sigs., 326 y sigs.; entre idea y emo
170, 437, 478 y sig., 568.
ción, 183 y sig., 326 y sigs., 351; de
Alucionosis aguda, 478 y sig., 492; post
los afectos, 193; de los sentimientos de
operatorias, 478.
culpa, 195; (el) en la neurosis obse
A L L E N (C lifford) [Bibl. 57, 58], 368,
siva, 326 y sigs.; entre cuerpo y alma,
481, 488, 660.
345; del superyó, 422 y sig.; 543; de
A L L E N (Frederick H .) [Bibl. 591, 628,
síntomas, 513 y sig,, 644 y sig.; entre
660.
el análisis y la vida, 634.
A L L E N D R Y (R .) [Bibl. 60], 404, 660.
Alcohol, como toxina, 82; y superyó, 427; Ama de lechc, 20.
adicción al, 427 y sigs.; abandono del “Am ansamiento" de afectos, 60, 158 y
— ■como medida terapéutica, 619.
sig.
Alcoholismo, 427 y sigs,; en las psicosis, A m bición, y erotismo uretral, 89, 165, 269
429. 549 y sigs., 594 y sigs.; y trabajo, 214;
Alergia en el asma, 288, 365. y vergüenza, 269; en el habla, 355 y
A L E X A N D E R (Franz) [Bibl. 36 al 56], sig., 357; y complejo de Edipo, 550;
sobre análisis vectorial, 30, 283, 581, del “ Don Ju an del éxito”, 560 y sigs-
586; sobre I09 precursores de la an* Ambiente, véase Medio ambiente.
gustia de castración, 98, 315; sobre el Ambivalencia, e introyección, 55, 83;
superyó, 127, 563; sobre conflictos ins* (la) en la sexualidad infantil, 80- y
tintivos, 154, 531; sobre los síntomas erotismo ana], 87, 318; (la ) en las re
del conflicto neurótico, 198; 9obre re laciones objetales, 105, 570; (la) de la
gresión en las fobias, 240 y 9¡g.; sobre niña frente a la madre, 112; y aisla
los síntomas como castigo, 265, 516; miento, 185; e inhibiciones, 215; con
sobre fisiología de los afectos, 274; so flicto de — y desplazamiento, 231, 543
bre alteraciones físicas psicogénicas, y sig.; (la) y la necesidad de un com
276; sobre úlcera péptica, 281, 547; so pañero, 241; en la ninfom anía, 281,
bre conversiones y ncuros¡9 vegetativas, (la) en la neurosis obsesiva, 317; (la)
283; sobre la respiración, 287; sobre as en el altruismo, 376, 380 y sig-, 384;
ma, 288, 365; sobre hipertensión, 291; (la) en la homosexualidad masculina,
sobre tratamiento de la9 órgano-neuro- 377 y sig., 380 y sig.; (la) en la ho
sis, 303; sobre la corruptibilidad del mosexualidad femenina, 384; (la) en
superyó, 331 y sigs., 421, 543; sobre la la sumisión, 398, (la ) en los caracte
res “gobernados por los instintos” , 421 231 y sig., 315; y placer preliminar,
y sig.; (la) en los “ adictos a] amor”, 279; (el) en la colitis, 282 y sig.; (eD
436; (la ) en la depresión, 441 y sigs., en la neurosis obsesiva, 312 y sig.; (el)
445 y sig.; (la ) en el duelo, 441; (la) en la terquedad, 319 y sig.; y dinero,
en las ¡deas paranoides, 480 y sig.; 320 y sigs.; y tiempo, 322 y sig.; y
(la ) en los rasgos reactivos del carácter, éxito, 322, 560 y sig.; y pensamiento,
529 y sig.; desdoblamiento de la— , 340 y sig.; (el) en las conversiones in
544; y carácter, 570; y celos, 570; y testinales, 353; (el) y el ta b la , 353 y
angustia social, 578. sigs.; (el) en el tic, 362; (el) en el
Amenazas (la s ), obsesivas, 309; como asma, 365; (el) en la homosexualidad
factor precipitante en lo neurosis, 510; masculina, 377 y sig.; y pornografía,
y las mejorías de transferencia, 622; 396; (e l) en el masoquismo, 405 y sig.;
véase también Intim idación. (el) en el juego de azar, 419; (el)
Amencia, 478, 492 y sig., 495. en la depresión, 438 y sig.; (el) en la
A M E S (Thaddcus H .) [Bibl. 64], 647, esquizofrenia, 483.
660. Anal (sádieo), etapa, 86 y sigs., 312 y
Amor, y odio, 51, 54 y sig., 79, 105 y sigs., sigs,, 403; regresión, 312 y sigs.; fija
479 y sigs.; precursores infantiles del, ción, 346.
54 y sig., 58, 105, 280, 568 y sigs.; Análisis didáctico, 44 y sig.; de prueba,
objctal pasivo, 58; (el) como suminis 6-J4 y sig.; vectorial, 30 y sig., 238,
tro narcisístico, 58; (véase también su 581, 586 y sig.; véase también Psi
ministros narcisísticos) ; angustia por coanálisis.
la pérdida de, véase Am or (pérdida A N D E R S O N (O. D .) [Bibl. 65], 33, 660.
de) ; fuentes anales del, 8 8 ; sobreestima A N D RE A S-SA LO M É (L o u) [Bibl. 66 ],
ción del — en el partcnairc, 107; (el) 111 , 660.
tn el hombre y en la mujer, 107; ele A N D R E 1E F F (L .), 538 y sig.
mentos regresivos en el, 106 y sig.; e A N G E LU S Silesius, 399.
identificación, 106 y sig., 397 y sig.; so Angustia, génesis histórica do la, 35, 50,
breestimación en el, véase Partcnaire 59; aparición de la, 59 y sigs., 158
(sobreestimación d e l); c impoteucia y sig.; y estados traumáticos, 59 y sig.,
199 y sig,; condiciones subjetivas del, 147 y sigs.; (la) primaria, 59, 147; (la)
200, 388; (el) “ con exclusión de los en las neurosis traumáticas, 59, 143;
genitales", 264; estadios preliminares (la) en el peligro, 60, 158 y sig.; (la)
del, 279 y sig., 568 y sigs.; los “adic como señal, 60, 159, 226 y sig.; conte*
tos al— ”, 397, 430, 436 y sig., 488, nidos de la, 60 y sig,; parálisis por la,
593; (el) a una ramera, 572; y odio en 60, 159; (la ) de la propia excitación,
la paranoia, 479 y sig.; la cura de, 610, 62. 159, 199, 203, 229 y sig.,.235 y sigs.,
612; véase también Amoroso (objeto). 242, 400 y sigs., 605 y sigs.; (la ) por
Amoroso (objeto), identificación con el, los propios instintos, 61. 69 y sig.; (la)
256 y sig. de pérdida de amor, 61, 122, 147, 162,
A m plitud de la calle, significado de la —■ 199, 202 y sig., 290, 309, 436 y sig.,
rn la agorafobia. 238. 571, 578 y sig.; (la) de castración, 62,
AnacKtico (tipo) de elección objctal, 121, 95, 98 v sig., 122 y sig., 147 y sig., 199,
388, 572 y sig. 231 y 'sig., 242, 287, 301, 308 y aig.,
A nal (es), ¡nlroyccción, 88 , 481; fines ob 315 y sigs., 369, 379 y sig., 381; do
jétales, 87 y sig.; temores, 88 , 227, 232, minio de la, 62, 535 y sigs.; (la ) de
3)5; pene, 204; conflictos — en las ser comido, 83, 231 y sig., 357: (la)
inhibiciones en la comida, 205; in h ib i y las sensaciones del equilibrio, 91; es*
ciones, 207; fobias, 227; retención y dis coptofílica, 92, 164; (la) de castración
tóme; 285; idea — sobre la sexualidad, en la mujer, 122 y sig,, 551 y sig.; (la)
315 y sig., 329; carácter, 318 y sigs., en la pubertad, 135 y sig.; (la ) como
544 y sigs.; retención, 318, 322 y sig., motivo de defensa, 158 y sigs.; disposi
339; véase también Anal (eretismo), y ción para la, 158 y sig., 189, 226 y
Anal (sádico) etapa. sig., 273, 275; (la) inconsciente, 159,
Anal (erotismo), y sadismo, 86 y sig.; 189, 226, 272 y sig,, 275; (la ) triple
y ambivalencia, 87; y biscxuulidad, 87: estratificación de la, 159, 226 y sig.; y
desplazamiento del, 95 y sig.; y asco, excitación sexual, 163, 193, 234 y sigs.;
163 y aig.; y anulación, 182; y curio postergación de la, 190; equivalentes
sidad, 2 1 1 ; y complejo de castración, de la, 192, 273 y sigs., 533, 592; de per-
dída del control, 203, 236, 269; c in Apatía, y frustración, 148, 162, 437; y
hibiciones, 209; (la ) de dormirse, 221 depresión prim aría, 148, 437; ■general,
y sigs.; la angustia en la histeria de, como síntoma, 216; y rabia, 216.
226 y sigs.; y situación íóbica, 226 y Apercepción, bloqueo de la, 142.
sig.; y deseo, 228; y tentación, 227 ) Aprendiz (complejo de), 111, 317, 378,
sigs.; y castigo, 228 y sig.; (la ) por 529, 627.
temor a la angustia, 244; y conversión, Aprendizaje, prerrequisitos del, 55 y sig.,
269; y espasmos, 285; y respiración, 287, 58; el proceso de, 63; incapacidad pa*
364; y dermatosis, 293; (la) en el hi- r el, 71; inhibiciones en el, 211 y sigs.;
peniroidism o, 297; (la) hipocondriaca, limitaciones del— en el neurótico ob
301; y aura epiléptica, 296 y sig.; y po sesivo, 566, 582; trabajo de, 616 y sig.
der, 323, 400, 536, 538 y sig., 559 y Apuestas con Dios, 343.
sig., 575; (la) social, 333, 358, 578 y A ra ñ a (s ), (la) como símbolo, 6 6 ; temor
sigs.; y compulsión, 346 y sig., 352; a las, 247.
y respiración, 364; incremento de la, Are de ccrclc, 259.
510 y sig.; y defensas del carácter, 527, A rcaico(s), pensamiento, 63 y sigs., 335
535 y sigs., 541 y sigs.; agitada, 538; y sigs., 472 y sigs., superyó, 163, 331
sexualización de la, 539 y sig. y sigs., 344 y sigs., 421, 454, 543; ras
Angustia (histeria d e ), véase Histeria de gos— en la conversión, 263 y sigs.
angustia. Armadura física, 3-15; el carácter como,
Angustia (neurosis de), 217 y sigs.; c 529 y sigs.
histeria de angustia, 226; c hipocon Aros, fetichismo de los, 369.
dría, 300 y sig, Arqueología, 40.
Animales, neurosis experimentales en, 33 Arrogancia, 528 y sig.
y sig.; bizcochos en forma de, 82; fo- Arte, psicología del— , 67, 168, 194, 533
hias a los, 192, 231 y sig.; torturar a y sig., 566 y sigs., 568, 588; y agresi
los, 403; amor a los, en niños, 538. vidad, 168; y compartir la culpa, 194;
Animismo, en el niño, 57, 61, 174; c his inhibición con respeelo al— , 213; acti
teria de angustia, 238 y sigs. tudes conlraíóbicas en el— , 541; y ca
A nim ista (s), interpretación, 83 y sigs., rácter histérico, 588.
103; cosmologías, 174. Artificial (es), paranoia, 504, 620; neuro
Á nimo (estados d e ), histéricos, 252; cam sis, 611, 618 y sigs.; conversiones, 619;
bios de, 441, 456, 592. fobias, 619; compulsiones 619 y sigs.;
A niquilam iento (en el sentimiento de cul neurosis impulsivas, 620; perversióu,
p a ), 128, 161 y sigs., 436 y sigs. 620; control-pasivo-receptivo, 620, 623 y
Anna O. (la paciente de Breuer), 253. sigs.; masoquismo, 620, 623 y sigs.; in
Anorexia nerviosa, 206 y sigs., 298, 430, fantilismo, 620, 623 y sig.
443; histérica, 253. Artista (psicoanálisis d el), 643.
Ansiedad, véase angustia. Artritis, 286; de Bechlerew, 224.
Ansioso (carácter), 542. Ascetismo, 134, 410, 528.
A nticipación, (la ) como método del yo, Asco, el— como motivo de defensa, 163
58. 62 y sigs., 141 y sigs., 537 y sigs.; y sig.; triple estratificación del, 163
activa de lo que se teme pasivamente, 62 y sig.; señal del, 164; posicrgación del,
y sigs., 94, 100, 332, 405, 410 y sigs., 191; a ciertos alimentos, 205.
604; en el pensamiento, 65 y sig.; ac* Asfixia, miedo a la, 234 y sigs., 287, 364;
ti va, en el masoquismo, 94; activa de y castración, 287, 364.
la eastración, 100, 332, 405; de un ata Asignatura (fobia a determinadas), 211 y
que, 400, 402. sigs.
Anti-instintivas (las fuerzas), ¿ — son in Asma bronquial, 288, 364 y sig.
natas?, 165; véase también Defensa. Asociación (e s), libre, 37 y sigs,; que se
“Antimusicales” (personas), 213, extienden en todas direcciones, 42; libre
A n lipa lía, 108. y asilamiento, 186, 327 y sig., 351; libre
A nulación y formación reactiva, 181; y y neurosis obsesiva, 186 y sig., 327 y
compulsión de repetición, 181; (la) co síg., 351; Psicoanalílica de Viena, 716.
mo mecanismo de defensa; 181 y sigs.; Astronomía (la) como ciencia, 20.
(la) en la neurosis obsesiva, 332; de Asustar a otros, como medio de protec
síntomas, 513. ción contra la angustia, 245-
Apartamiento de la realidad, véase “ R u p Ataque, emocional, 34 y sigs., 143 y sigs.;
tura con la realidad’’. emocional, como protección contra la
angustia, 245 y sigs., 400, 402 y sigs.; Autoridad, 58, 117 y sig., 130, 133, 234,
histérico, 251 y sigs,; epiléptico, 304 594, 624, 652.
y sigs.; asmático, 365; prevención del, Autorreproches en la depresión, 508 y
400 y sigs., 402. siga.; véase también Odio.
Atención, perturbaciones neuróticas de la, Autosugestión, 263, 620, 627.
214, 305; y respiración 287; necesidad A utotomía, 78, 98, 170, 412, 492.
de, 515.
Atmósfera analítica, 634.
Atracción, en le m ujer, 391 y sig. B
Auditivo (erotism o), 93; c introveceión,
104, 357. B A C O N (Cathcrinc) ÍB ibl. 67], 282, 661.
Auditivos (estímulos) — y superyó, 129, B A K (R o b e n ) [Bibl. 68 al 70], 470,
4S3. 472, 483, 488, 490, 661.
Aura, en la epilepsia, 305. B A K E R (Doris M .) [Bibl. 71], 290, 661.
A uioafirm ación (instinto d e ), 456. B A L IN T (A lice) [Bibl. 72-3], 58, 91, 661.
Autoanálisis, 645. B A L IN T (M ichacl) [Bibl. 74 al 81], so
Autocastración, anticipatorio, 100, 332, bre el objeto primario de amor, 51; so
405, 411; en la catatonía, 491 y sig. bre masturbación, 97; sobre el amor,
105; sobre la pubertad, 136; sobre el fe
Autoconfianza y psicoterapia, 626 y sig.
tichismo, 386, sobre análisis del carác
Autoconservación, 76, 155.
ter, 608; sobre criterios con respecto a
Autodestructivns (tendencias), 78 y sigs.,
la “ curación", 646; bibliografía, 661.
93 y sigs., 405 y sigs», 410 y sigs,, 449
B A L S A R (Bcn H .) [Bibl. 85], 415, 661.
y sigs., 559 y sig.; en el sadismo, 400
y sig.; en la melancolía, 450 y sig.; en B A L L Y (Gustav) [Bibl. 82 al 84], 52,
la catatonía, 491 y sig. 421, 502, 661.
Autocrotismo, 81, 82, 87, 89, 96, 97, 104, Baño (cuarto de) fobias al, 232.
264, 268, 356, 488. Bajo, hábitos neuróticos de, 90; significa
do mágico del, 329; valor terapéutico
Autoestima y omnipotencia, 56 y sig 9.;
del, 617, 619 y sig.
métodos de regulación de la, 57 y
B A R B L E (Harvey) (B ihl. — 1593], 297,
sigs.; y exhibicionismo, 92, 232 y sig.,
716.
358, 390 y sigs.; y sentimiento de cul
B A R IN B A U M (Moscs) [Bibl. 86 ], 292,
pa, 358 y sig., 160 y sigs., 436 y sig.;
661.
c hipcrsexualidad, 279 y sig.; y maso
quismo, 405, 409; y sadismo, 402; c B A R K A S ( M ary) [Bibl. 87], 502, 629,
impulsos patológicos, 415; (la ) en los 661.
caracrcrcs “gobernados por los instin B A R T E M E IE R (Leo H .) [Bibl. 88-90],
tos” 422; (la ) en la adicción a las dro sobre la compulsión de contar, 181, 329;
gas, 423 y sigs.; y depresión, 495 y sigs., sobre micropsia, 262; sobre epilepsia,
446 y sigs.; y celos, 440, 485, 548, 571; 304 y sigs.; bibliografía, 661 y sigs.
y tristeza, 445; y suicidio, 449 y sifes.; Básico-a, lenguaje, 192; (regla), 37 y
conflictos normales sobre, 456; (la ) en sigs., 633; los objetivos conceptuales y
la manía, 457 y sig.; (la ) en la mega la regla, 37; véase también Asociación
lom anía, 432 y sig.; el aumento de— libre.
como factor precipitante en las neuro BA U DO U 1N (Charles) [Bibl. 91-92], 268,
sis, 510; y conducta reactiva, 528 y sig.; 412, 662.
y lucha contra la angustia, 535 y sig.; e Bebida, hábitos en la, 82, 428, 548; in h i
idealización, 542 y sig.; y caracteres bición en la, 205; véase también A lco
orales, 547; y amor, 568; véase también holismo.
Amor (pérdida de), y Narcisísticoe (su Bcchterew, artritis de, 286.
ministros) ; y angustia social, 578; y BEERMAN (H erm án) [Bibl. — 1509],
pseudoíogía, 590; y sexualidad, véase 288, 712.
Narcisísticas (necesidades) y sexuales. BEH N -E S C H E N B U R G (H anns) [Bibl.
A utoironía, 589. 93], 110, 662.
Automáticos (movim ientos), 360 y sig. Belicosidad (la ) y el ju ga r a la guerra,
Automóviles, fobia o los, 234 y sigs. 68.
Autoobscrvación (dos lipos d e ), 634; en Bel fe indifjcrcnce des hystcriques (la ),
la despersonalízación, 706 y sig. 270, 514, 614.
Autoplaslicidad, 250 y sig., 565 y sig. Bendecir, 386,
B E N D E R (Laurcttc) [Bibl. 94-95], 270, diferencias de clase y neurosis, 650; bi
401, 662. bliografía, 663.
B E N E D E K (Thcrese) IB iW . 96-102], so BEUNSTE1N (Clarcncc) IB iW . — 1357],
bre adaptación a la realidad, 54; sobic 293, 707.
sadismo oral, 84; sobre erilrofohia, “ Berrinches”, 578.
233, 580; sobre hormonas y psicología, B E R T S C H IN G E R (H ugo) [Bibl. 141],
274; sobre hipertiroidismo, 297; sobre 478, 663.
temores mórbidos, 414, 430; sobre etio Besar, 82, 548.
logía diferencial de los mecanismos de B IB R IN G (Edw ard) ÍB ibl. 142 al 145],
defensa, 583; sobre periodicidad, 604; sobre clasificación de los instintos, 8 0 ;
bibliografía, 662. sobre esquizofrenia, 468, 478, 488; so
Beneficios secundarios, 151, 516, (los) en bre compulsión de repetición, 604; b i
las neurosis traumáticas, 15]; (los) en bliografía, 663.
la histeria de conversión, 270, 516, (los) B IB R IN G - L E H N E R (Grcte) [Bibl. 146,
en la neurosis obsesiva, 348, 351, 516; 147], 101, 378, 663.
(los) en el tartamudeo, 359; (los) en B IE N (E lias) [Bibl. 148], 664.
la histeria de angustia, 516; (los) en Bifásicos (síntom as), 181, 309, 330, 513.
Jas órgano-neurosis, 516; de los tras* B 1N W A N C E R (Ludw ig) [Bibl. 149}.
tornos del carácter, 600; (los) como 531, 664.
contraindicación del psicoanálisis, 639, Biología y psicología, 19.
643. Biológico y social, (determinismo), l" .
19 y sig-, 119 y sig., 544; véase también
B E R G L E R (E d m u nd ) [Bibl. 103 al 110 ,
Social, y Condicionamiento.
— 796, — 850], sobre fantasías orales,
Biologista (orientación), 20.
84, 282 , 545; sobre el amor, 107; sobre
Biscxualidnd, y erotismo anal, 86 , 316;
la impotencia, 200 ; sobre la frigidez,
base biológica de la, 104, 372; y ata
2 0 2 ; sobre cyacuiación retardada, 202 ,
ques histéricos, 252; y enuresis, 268 y
547; sobre eritrofobía, 210, 233, 580;
síg.; (la ) en el neurótico obsesivo, 316
sobre pseudodebilidad, 210 y sig., 641;
y sig.; y homosexualidad, 372 y sig.
sobre parálisis de la voluntad, 213, 332,
B IS K IN D (Gcrson) [Bibl. — 929], 690.
615; sobre fobias a los exámenes, 233
B1V1N (Gcorge D.) [Bibl. 150], 282, 664.
y sig,; serbre venganza oral, 281; sobre
B JE R R E (P oul) [Bibl. 151], 502, 664.
fantasías de pegar o ser pegado, 404;
BLA1R (D onald) ÍB ib l. 152], 501, 664.
sobre la incapacidad de esperar, 415;
B L A N T O N (Smiley) (B ibl. 154 al 156],
sobre im pulsividad .o ral sobre juegos
360, 664.
de azar, 415; sobre despersonalización,
Blasfemias obsesivas, 203, 387.
471; sobre celos, 485, 570; sobre locua
B L E U L E R (Eugcn) [Bibl. 157], 427, 664.
cidad, 538; sobre pesimismo oral, 545;
Bloqueo, de las percepciones, 53, 142,
bibliografía, 662, 685, 688 .
156, 170 y sigs., 175; de los afectos,
B E R K E L E Y - H IL L (Owen) [Bibl, 119, 189.
120], 357, 662 y sig. B L U M (E m s t) [Bibl. 158], 234, 580, 664.
B E R L IN E R (Bernhard) [Bibl. 121, 122], B L U M G A R T (Leonard) [Bibl. 159], 175,
408, 559, 628, 663.
664.
B E R N E R (Em m a) [Bibl. 123], 222 , y Boca = vagina, 111, 281; = ojo, 262,
sigs., 663. 393, 548 y sig.; véase también Oral.
B E R N F E L D (Sicgfried) [Bibl. 124 al B O H E M (F élix ) [Bibl. 160 al 165], 104,
140], sobre fundamento materialista en 316, 374, 375, 379, 389, 664.
Freud, 17; sobre psicología del bebe, B O H N E N G E R (Charles) [Bibl. — 1311],
49, 55, 570; sobre fascinación, 53; so 286, 706.
bre clasificación de los instintos, 78; B O IS E N (A ntón T.) ÍB ibl. 166], 472,
sobre la pubertad, 135, 136; sobre su 665.
blimación, 168; sobre repugnancia a de BONAPARTE (M aric) [Bibl. 167 al
terminados alimentos, 205 y sig.; sobre 172], sobre los niños sin madre, 116,
íah a de interés por la música, 213; so 5 7 3 ; sobre frigidez, 202 ; sobre el tiem
bre la lectura, 357, 430, 548; sobre fu po, 322; sobre cleptomanía, 417; sobre
ga, 416; sobre el suicidio, 450; sobre el el afán de poder, 559; sobre temor al
yo y la imagen corporal, 469; sobre medico y el deniista, 579; sobre edu-
crim inalidad, 563; sobre el deterninis cabilidad de los niños, 649; bibliogra
mo social de la edueación, 649; sobre fía, 665.
B O R N S T E IN (Derla) [Bibl. 173 al B U N K E R (Henry Alien) [Bibl. 220],
176], sobre la sublimación, 168; sobre 355, 38fl, 667.
negación en la fantasía, 171; sobre BURL1NG HAM (Dorothy) [Bibl. 224,
pseudodehilidad, 210 y sig., 641; sobre 225], 630, 667.
inhibiciones intelectuales, 214; sobre el BUXBAUM (E d ith) [Bibl. 226, 227],
temor de dormir, 2 21 ; sobre histeria 136, 268, 667.
de angustia en los niños pequeños, B Y C H O W S K I (Gustav) [Bibl. 228 al
246; sobre análisis de niños, 639 y 234], 127, 418, 470, 472, 473, 395, 489,
sig.; bibliografía, 665. 631 y sig., 667.
B O R N S T E IN (Steff) fB ibl. 177 al 180],
‘139, 639 y sig.; 650, 665.
B O R N S Z T A JN (M a u ric y ) [B ib l. 181], C
473, 489, 665.
BO SS (M .) [Bibl. 182], 298, 665. Cabello, fetichismo del, 386, 394.
BOW EN (M a rg a ra ) [B ib l. 186], 495, Cabeza (dolor d e ), en la neurastenia,
665.
219; tipos de, nervioso, 291; signifi
BRAATÜY (Trygve) [Bibl. 183. 184], cado inconsciente del, 341.
136, 501, 665. Café, salón de, 245.
BRADLEY (Charles) [Bibl. 185, 186J, Caída y excitación sexual, 229; fobia a
495, 665. la, 229, 234.
BRENM AN (M argaret) [Bibl. — 673], Calambre, de los violinistas, 213, 259; de
623, 626, 680. los escritores, 213, 259,
Calor, nostalgia de, 90 y sig., 292, 439;
B R E V E R (Joseph) [Bibl. 187, 188], 37,
y cariño, véase Cariño.
253, 265, 307, 625, 665.
Calle (am plitud de la ), significado de
Breve (psicoterapia), 628 y sig.
la, en la agorafobia, 228, 238.
B R IE H L (W alter) [Bibl. 189], 666 .
Cambio (s), de objetos en la niña, 111
B R IE R L E Y (M arjorie) [Bibl. 190 al
y sigs.; miedo a los, 339, 560, 572;
192], 35, 112, 507, 666 .
compulsivo, 339.
B R IL L (A. A .) [Bibl. 193 al 204], sobre
C A M E R O N (N .) [Bibl. 235, 236], 472,
el hijo único, 115, 573; sobre neuras
667.
tenia, 219; sobre estados de sueño his
C A M E R O N (W illiain M .) ÍB ib l. 237],
téricos, 259; sobre carácter anal, 318,
628, 667,
544; sobre oler, 365; sobre suicidio
Caminar, aprender a, 58, 234; sexuali
psíquico, 451; sobre psicoanálisis en
zación del, 210, 234; inhibiciones
las psicosis, 464; sobre psiquiatría y
del, 210, 307 y sigs.; rituales def,
psicoanálisis, 467; sobre autodestrue-
307 y sig.
ción, 491; sobre personalidades esqui
CAM PBELL (C. M acfic) [Bibl. 238,
zoide?, 496; sobre mentir, 590; biblio
239], 467, 474, 667 y sig.
grafía, 666 .
Cáncer, fobia al, 448.
BROM BERG (W alter) [Bibl. 205 al Canibalismo, véase Oral (sadism o).
207], 242, 429, 450 y sig., 666 . CANNON (W alter B.) [Bibl. 240 al
Bromear obsesivamente, 534 y sig. 242], 26, 298, 668 .
B R O N N E R (F . A .) [Bibl. — 757], 417,. C A N T O R (N aihaniel) [Bibl, 243], 646,
684. 668.
B R O W N (J. F .) [Bibl. 208], 666 . Caótica (conduela), 588.
B R O W N (M .) [Bibl. — 1213], 500, 702. Capitalismo, 653.
B R U C H (H ild e ) [Bibl. 209 al 211], 277, “ Capitulación esquizofrénica”, 474, 500.
298, 666. Carácter, perturhaeíones del, y neurosis
Brujas, 374, sintomáticas, 32, 518 y sigs.; trastornos
BRUN (R .) [Bibl. 212 ], 360, 666 . del, 518 y sigs.; rasgos del, de tipo
BRUNNER ( M .) [B ib l. 2131, 360, 666. reactivo, 180, 527 y sigs.; desarrollo
B R Y A N (Douglas) [Bibl. 214 al 216], del, y enuresis, 268 y sig., 549 y sig.;
104, 341, 355, 372, 666 y sig. anal, 318 y sigs.; compulsivo, 346, 590
Bufones, los niños como, 534 y sig. y sigs.; condicionamiento social del,
Bulim ia neurótica, 253, 438, 453; en la 519, 525. 544 y sig., 564, 593 y sig.;
esquizofrenia, 488. y sociedad, 519, 544 y sig., 564, 593
B U L L A R D (Dexter M .) [Bibl. 2)7 ni y sig.; rasgos patológicos del, 503 y
219], 434, 502 y sig., 629, 667. sigs.; definición del, 521 y sigs.; y yo,
522 y sigs,; y superyó, 524 y 6Ígs.; di sión, 311, 462; véase también Comple
ferencias de, en Jos dos sexos, 625; jo de castración, Amor (pérdida d e ),
clasificación de los rasgos de, 526, y Superyó.
583 y sigs.; rasgos de, de tipo subli Castración, amenazas de, 98 y sigs.; an
mado, 526 y sigs.; resistencia del, 43, ticipación activa de Ja, 100, 332, 405;
531, 598; (cl) como “armadura” , 529; c insania, 230; ideas de— en la his
defensas del, 526 y sigs.; oral, 545 y teria, 264; y asfixia, 287; y mutismo,
sigs.; uretral, 549 y sigs.; y complejo 341, 355; simbólica, 388, 394, 401, 408,
de castración, 551 y sigs.; fálieo, 553; 618; de los sacerdotes, 411; la mastur
genital, 554; y complejo de Edipo, 572 bación como, 433.
y sigs.; constancia de], 583 y sig.; -fó- Castración (angustia de), 62, 95 y sigs.,
bico, 587 y sigs.; histérico, 587 y sigs.; 98 y sigs., 122 y sig., 147 y sig., 119,
cíclico, 592; esquizoide, 592 y sigs.; 231 y sig., 242 y sig., 287, 301, 308 y
perturbaciones del, (historias clínicas), sigs,, 315 y sigs., 369, 379 y sig., 381
593 y sigs.; la terapia en las pertur y sig.; en el varón, 95; precursores de
baciones del, 597 y sig.; análisis del, la, 98 y sig., 315; formas especiales
597 y sigs.; neurosis de, y neurosis de, 99 y sig.; en la mujer, 123 y sig.,
sintomáticas, 598; perturbaciones de], 552 y sig.; y trauma, 147 y sigs.; e
c histeria de angustia, 614; histrióni- impotencia, 199; y el dormir, 222; y
co, 588; hiperemotivo, 529, 533; neuró situaciones fóbicas, 229 y sig., 579; y
tico, 423, 563 y sigs., 592, angustias orales, 231; y angustias ana
Caracterología psicoanalítica, bases para les, 232, 315; y angustia de muerte,
la creación de una, 518 y sig. 242; y temor a la infección, 242 y
C aracterología (s) resistencia, 43, 531, sig.; e hipocondría, 301; (la) en las
598; defensas, 526 y sig.; defensas, amenazas obsesivas, 308 y sig,, 317; y
contra la angustia, 535 y sigs.; defen tcjnores en cl retrete, 315; (la) en las
sas, eontra los sentimientos de culpa, perversiones, 369; y feminidad en cl
554 y sigs. hombre, 379 y sig.; (la ) en las acti
Carcajada, y lie, 361; obsesiva, 400; véa tudes contrafóbicas fallidas, 541; y an
se también Risa. gustia social, 579; y el mentir, 589.
Cardíacas, las perturbaciones órgano-neu Castración (complejo de), y exhibicio
róticas, 290 y sig. nismo, 92 y sig., 358 y sig., 409, 580;
Cardíacas (neurosis), las, como conver en el varón, 95 y sig.; tipo femenino
siones, 254; las, como equivalentes de de— en el varón, 99 y sig.; filogenia
angustia, 273, 289 y sig.; véase tam de], 100 y sig.; masculino y femenino,
bién Corazón. 103; y complejo de Edipo, 112; feme
Cariño, y calor, 90 y sig., 254 y sig., 292, nino, 102 y sig., 122 y sig., 551 y sig.;
439; necesidad de, véase Temor a la “ tipo vengativo” del— femenino, 204,
pérdida de amor y Suministros narei- 205, 252, 281, 391 y sig., 417, 552 y
sístieos, sig,, 570; y curiosidad, 211; y expre
C A R M IC H A E L (H ugh T .) [Bibl. 244], siones faciales, 361; en la homosexua
297, 668. lidad masculina, 374 y sig.; 378; en la
C A R P (E . A. D . E .) [Bibl. 245], 369, homosexualidad femenina, 381 y sigs.;
668. tipo de “ realización de lo deseado”
C A R V E R (A lfred) [Bibl. 2461, 464, 668. del— femenino, 383, 388 y sig., 552 y
CASS1TY (O. H .) [Bibl. 247], 376, 668. sig.; y fetichismo, 386 y sigs.; y trans-
Castigo y masturbación, 97 y sig.; ex vestismo, 389 y sigs.; y eseoptofilia,
pectación del, 97, 222; profiláctico, 392; y perversiones orales, 396; y sa
100, 332, 406, 410 y sig.; por el super dismo, 399 y sigs.; y masoquismo, 405
yó, 127 y 6ig., 160 y sig.; necesidad y sigs.; y sentimientos de inferioridad,
de, 128, 163, 333, 406, 420, 554, 559; 441; e ideas de persecución, 479; y ca
sexualización del, 128, 195, 333, 410, rácter, 551 y sigs.; y forma de reac
420, 514 y sig., 559 y sig.; convertirse cionar a Jos hombres y a Jas mujeres
en piedra, como, 92, 207 y sig.; espe respectivamente, 644.
rado durante el dormir, 222; y angus Castrado, jugar a estar, 551; deseo de
tia, 228 y sig.; mediante una realiza ser, 317; véase también Anticipación
ción aparente de deseos, 255 y sig., activa de la castración.
310 y sig., 433; el síntoma como, 265, Catalepsia, 491.
516, 611; periodicidad de, y transgre Catártico, tratamiento, 152, 625 y sig.
Catatonía (s ), 475 y sig., 490 y sig., 501; Clul), 245; véase también Café, salón de.
]a imitación en la, 491; actitudes raras CO BB (S i.) [Bibl. — 1030], 304, 635.
en la, 476, 491; periódicos, 501; Ja Codicia, 323.
sonrisa en la, 476, 490 y sig. C O H N (F ranz) (B ib l. 282, 2833, 241,
Catatónico-a ( s ), estupor, 468, 472, 501 488, 562, 669.
y sig.; postura, 476. Coitus inierruptus, 218.
Catatonoidcs, actitudes, 593. Colaterales (instintos parciales), 81.
Cavilación obsesiva, 234, 330 , 338 y sig. Coleccionar (m anía de) psicología de la,
Ceguera, histérica, 30, 261 y sig.; y ero 323 , 386 y sig.
tismo del laclo, 91; temor a la, 99, Cólera (accesos d e ), 578.
Celos, 440, 484 y sig., 448, 570 y sigs. Colitis, 282.
Censura (la ) en los sueños, 66 . Colon espástico, 282.
Cerebro, enfermedad orgánica de], 296 y Colores, ceguera a los, 213.
sig.; órgano-neurosis del, 305. Comedía, 459 y sig.
Ceremoniales, véase Rituales. Comenzar (miedo d e ), 323.
Cicatriz del yo, véase Escara. Cómicos, fenómenos, 541.
Cíclico-a, obesidad, 277 y sigs.; carácter, Comida (s ), hábitos en la, 82 y sig.,
460, 461 y sig. 548; repugnancia por ciertas, 205 y
Ciclo maníaco-depresivo, 459 y sig., 461 sig.; odíelos a la, 207, 277 y sigs.,
y sig. 423, 429 y sig.; fobias a la, 227, 395;
Cicloides (individuos), 586. adieeión cíclica (W u líf) a la, 277 y
Ciclotim ia, 456, 460. 575 y sig., 592. sigs.; rechazo de la, 438, 443, 487;
Ciencia, historia de la, 17 y sigs.; y sis problemas de la- en los niños, 205 y
temas compulsivos, 326; actitudes con- sig .; inhibicionea de la, 204 y sigs.,
trafóbieas en la, 541. 227; y superyo, 292; fobia a la, 227;
Científico (pensamiento) y pensamiento (véase tam bién Anorexia, y B u lim ía ) ;
mágico, 17 y sigs., 23. funerarias, 443.
Circe, 392. Comido (ser), temor de, 83, 231, 357;
Circulatorio (aparato) perturbaciones ór- fantasía de, 398,
gano-neurótieas del, 289 y sigs. “ Como si" (co nduela), 498 y sig., 533,
Civilización, y neurosis, 651 y sigs.; 593.
frustraciones debidas a la, 651, 653. Compañero, 83, 446; en la agorafobia,
C L A R D Y (E. R .) [Bibl. 266], 495, 669. 239 y sigs.
C L A R K (L. Pierce) [Bibl. 267 al 281], Com partir la culpa, 194, 396, 556 y eig-,
sobre Ja tortícolis, 285; sobre enferme 574 y sig.
dad orgánica del cerebro, 297; sobre Compasión, 532 y sig.
epilepsia, 304; sobre alcoholismo, 427; Componentes instintivos, 81, 91 y sig 6.,
sobre el suicidio, 450; sobre tratamien 204 y sig6. ; represión de los, 370 y
to de las depresiones, 464; sobre pro sig., 388 .
nóstico en la esquizofrenia, 501; sobre Compulsión (es), (el) fenómeno de la,
psicoanálisis de la esquizofrenia, 502; 307; (la ) como .derivado, 307; y apre
bibliografía, 669. mio instintivo, 307 y sig.; de lavarse,
Clase (diferencias de) y neurosis, 653. 307, 329; (Ja) eomo protección, 327;
Clasicismo y romanticismo, 533 y sig. y angustia, 394; y perversión, 367; e
Clasificación, afán neurótico de, 325 y impulsos patológicos, 430 y sigs.; del
sig., 543 y sig., 574, 591; de los ins pavimento, 187; de cambiar, 329; de
tintos, 76 y sigs. contar, 183, 311, 328 y sig,, 604; y ob
Claustrofobia, 229, 234 y sigs.; en el sesión, 307.
tiempo, 236. Compulfiivo-a (s ), pensamiento, 67, 328,
Cleptomanía, 417 y sig. 330 y sig.; masturbación, 222 y sig.,
Climaterio, eclosión de neurosis en el, 281, 310 y sig., 483, 574; sistemaa,
28, 508; alteración de los cuadros neu 324 y sigs., 330; carácter, 346, 590
róticos en el, 314; curación espontánea y sigs.; movimientos— y tic, 360 y
de neurosis en el, 610. sig.; eambio, 339; perversiones, 585;
Clitoris, (el) como zona erógena, 101 , movimientos— y estereotipias, 498; ti
123; masturbación del 101 y sigs.; y pos, 585; Javado, 307, 329; perturba
vagina, 101 y sig., 103 y sig, 203 y ciones motoras, 311 y sig*’» d clitium
sig,, 266; erotismo del— y frigidez, 203 tremens, 498; neurosis, véase Neurosis
y sig.; erotismo del— e histeria, 266. obsesivas.
Comunión de sueños diurnos, 556, 588 y dono de la— en la manía, 457 y sig.;
sig- proyección de la— en la esquizofrenia,
Comunión mágica, 82 y sig., 446. 478, condicionamiento social de la, 525,
Compensación financiera, luchar por una, 652 y sig.; véase también Supcryó.
151, 515, 557; necesidad de una, 446. Conceptuales (objetivos) y regla bási
Complejo (s ) , sensibilización en los pun ca, 40.
ios de— 146, 511; (los) y las inhib i Condiciones subjetivas en el amor, 200 v
ciones sociales, 572 y sigs.; véase tam sig., 388.
bién Edipo (complejo d e ), y Castra Conducto de Müller, 372.
ción (complejo de). Confesión católica, 612, 620, 624.
Complejo de Edipo, y masturbación, % Confirmación, necesidad de, 537.
y sig., 268; ontogenia del, 110 y sig., Conflicto (s ), definición del— neurótico,
113 y sig.; negativo, 110 y sig., 112 y 33 y sig., 154; (c) neurótico en la p u
sig., 256, 377, 404; femenino, 112; y bertad, 134 y sig.; entre instintos
complejo de castración, 1 1 2 ; definición opuestos, 154 y sig.; instintivo y es
y naturaleza del, 113 y sigs.; formas tructural, 155; neurótico y realidad,
especiales del, 113 y sigs., 572 y sig.; 155 y sigs.; el superyó en el— neuró
(el) de los padres, 117; e indulgencia, tico, 157; síntomas clínicos directos
117; (el) y la fam ilia, 119 y sig.; filo del— neurótico, 197 y sig.; neurótico
genia del, 127 y sig.; “ resolución" del, y neurosis, 197, 617; y perturbación
126, 131 y sig.; introyccción de los ob funcional, 255; latente, 599 y sigs.;
jetos del, 136 y sig.; persistencia (in ncurólico y trauma, 603, 604 y sig.;
debida) deí, 131, 572; (el) en las per cambios en el— neurótico, 617 y sig.;
sonas normales y en las neuróticas, esfera sin, 70.
131 y sig., 572 y sig.; (el) en la pu
Confusión aguda, 478.
bertad, 134 y sig.; y disociación de
CONIS’E L L (E. H .) [Bibl, 284], 242,
ternura y sensualidad, 200, 237, 326 y
450, 669.
sig,, 544, 572; y moral, 195, 333, 410;
Conocimiento, resistencia contra un— es
e impotencia, 199; y frigidez, 203; y
pecífico, 211 y sig.; deseo de, 2 11 ,
síntomas de conversión, 251 y sigs.; y
546; véase también Curiosidad.
enuresis, 268; (el) de Don Juan , 279
C O N R A D (Agncs) [Bibl. 2851, 263, 669.
y sig,; (el) en la ninfom anía, 281; y
Consciencia, contenidos de la, 30; requi
neurosis obsesiva, 311 y sig.; y sadis
sitos de la, 30, 50; génesis de la, 50;
mo, 316, 404, 408 y sig.; (el) en i a
consolidación de la— por medio de las
homosexualidad, 373, 383; y masoquis
palabras, 58 y sig., 63, 67; perturba
mo, 404, 408 y sig.; y sentimientos de
ciones histéricas de la, 259 y sig.
inferioridad, 441; (el) en la esquizo
frenia, 473 y síg,, 489, 494; y am bi Consciente c inconsciente, 28 y sig.
ción, 550; y celos, 571; y carácter, 572 Consejos sobre conducía en la vida, 619
y sig. ^
y eig.
Complementar ia, serie, 116 , 453, 467 y síg.» Conslancia, principio de, 26, 51, 77, 78;
494, 508, 617. relativa del carácter, 523, 583 y sig.
Compromiso, el sínloma como, 245, 265, Constipación, 207, 211, 219, 253, 282 y
308 y sigs., 368, 581 y sigs,; earacter sig., 353; “— mental”, 211 .
de— de las fobias, 245; los síntomas Constitución, y medio ambiente, 18; y
compulsivos como, 308 y sigs.; carácter zonas crÓgcnas, 85; (la) en la neuro
de— de los impulsos patológicos, 414 sis obsesiva, 346; en la perversión, 369
y sig.; caráeter de— de los rasgos ea- y sig.. 412; en la homosexualidad,
racterológicos, 526, 531 y 6Ígs.; las di 373; en el sadismo, 403; en los tras
versas psicoterapias como, 618 y sigs. tornos maníaco-depresivos, 452 y sig.;
Concentración, perturbaciones neuróticas en la esquizofrenia, 467 y síg,, 494.
de la, 214, 216 y sig. “ Constitucional (inferioridad)", la per
Conciencia, 129, 160 y sigs., 437, 445, versión como, 369.
448; la voz de la, 129; señal de la, Contacto, tnbú del, 187, 328; íobia al,
161 y sigs.; patológica, 163, 421 y 231, 243 y sig,; rituales del, 307, 311,
sigs., 563 y sig., 579 y sig.; inhibicio 328.
nes a causa de U, 214; defensas con Contar, compulsión de; véase Com pul
tra la, 330 y sigs., 344 y sig., 554 y sión de contar.
sig.; y estados de ánimo, 441; aban Contracatcsis, 58, 141, 157, 168 y sigs.,
175 y sigs., 183, 189, 197, 216, 266, 469 y sig.; libido, 300; sensaciones— en
300, 476, 520, 526 y sigs-, 535 y sigs. la esquizofrenia, 469 y sigs.
Contractura histórica, 259. Corruptibilidad del superyó, 331 y sig.;
Contrahomoe*tática, conducta, 26, 422, 543.
Contrafóbica, (s ), actitud, 148, 180, 193, Cortadora de trenzas, 388, 394, 401.
201, 145, 307, 536 y sigs,; (actitudes), Cortesía, ( la ) — corno resistencia, 43; re
fracaso de las, 541. activa, 208.
Contraindicación para el tratamiento psi- C O R W IN (W .) [Bibl. — 15393, 287, 714.
coanalítico,- 639 y sigs, Cosquillas (las) eomo modelo de la se
Contrascxual, transferencia, 372, xualidad, 75-
Contratransícrcncía, 644. C R A IG (James B.) [Bibl. — 1214], 286,
Control, de las excitaciones, 26; instinto 702.
de, 26, 62, 537; de los estímulos, 32 y C R A N K (H aría n ) [Bibl. 297], 628, 670,
sig.; intentos primitivos de, 52 y sigs.; Creadora (capacidad) y psicoanálisis,
y hambre, 53; tipo pasivo respectivo de, 643.
58, 71, 90 y sig., 94 y sig., 142, 222, Crim inal (es), por sentimiento de culpa,
269, 282, 290, 365, 377 y sigs., 424 y 213, 417, 420, 557; psicología del, 417
sig., 477, 507, 514 y sigs., 523 y sig., y sigs., 421 y sig., 563 y sig.
538 y sig., 546 y sigs., 573, 612, 620, Crim inalidad, 417 y sigs., 421 y sig., 563
623 y sigs., 652; tipo activo de, 58 y y sigs.
sig., 71 y sig.; mediante la repetición Criticar (afán de), como resistencia, 42.
activa, 62 y sig., 144, 392 y sig., 536 y CRON1N (Hcrbcrt J .) [Bibl. 298], 573,
sig., 588, 604 y sig.; de )a angustia, 670.
62 y sig., 535 y sigs.; capacidad de, C R O W L E Y (R a lp h M .) [Bibl. 299], 425.
141 y sig.; de los síntomas, 515 y sig. 670.
Conversión (e s), y afecto, 250; concepto C R U T C H E R (Robería) [Bibl. 300], 628,
de, 250 y sig.; prerrcquisilos de Ja, 251 640, 670.
y sigs.; y sueños diurnos, 251 y sig.; Cualidad (cambio d e ), en los aféelos,
mono-sintomáticas, 253 y sig.; rasgos 193.
arcaicos en la, 328 y sigs; significado “ Cucos”, 126.
general de la, 265 y sig.; y angustia, Cuchillos, fobia a los, 227 y sig.
269; y órgano-neurosis, 272 y sig.; Cuerpo, y alma, 17, 341; descubrimiento
prcgcnital, 288, 353 y sigs.; erotismo del propio, 210, 470; sensación de ex
intestina] y anal en la, 353; artificial, trañamiento del, 286, 3 4 5 ; sensación
619; dentro del sistema vegetativo, del propio-" y sentido de la realidad,
263; histeria de, véase Histeria de con 51, 470; sensación del propio— y yo,
versión. 51 y sig., 286, 470; representación del
propio, 51 y sig.; = pene, 553.
Convulsiones, histéricas, 252, 259; epilép
Culpa ( la ) , como señal, 160 y sigs.;
ticas, 303 y sigs.
compartir la, 160 y sig., 194, 396, 556
C O O K (S. W .) (B ibl. 286], 32, 669. y sigs., 574 y sig.; negación de la, 556
Coprofagia, 87, 182. y sig.; véase también Culpa (senti
Cnproíibia, 164, 313, 394 y sigs., 401, miento de).
-109, 488. Culpa (sentimiento d e ), por la mastur
Coprolalia, 337, 353 y sigs., 362. bación, 96 y sig.; y autoestima, 128 y
Coraje, 192, 538, 553, 577. y sig., 160 y sigs.; naturaleza def, 127
Corazón, perturbaciones órgano-neuróticas y sigs,, 161 y sigs., 437; defensa con*
del, 389 y sigs., véase también C ardía tra el, 157 y sig., 193 y sigs., 330 y
cas (neurosis). sigs., 554 y sigs.; (el) como motivo de
COR1AT ( ísador H .) [Bibl. 287 al 206], defensa, 160 y sigs.; y hambre, 162,
subre estructura del yo, 51; sobre lar* 163; triple estratificación del, 161 y
’ lamudeo. 205, 356, 360; sobre la M e sigs., 436 y sig.; el sadismo oral en el,
dusa, 207, 361; sobre alucinaciones, 163; y desvergüenza, 191; y agresivi
478; sobre análisis de la esquizofrenia, dad, 194; proyección del, 478, 482 y
502; sobre am bición y erotismo ure sigs., 555 y sigs.; “prestado", 194; in
tral, 549; ¡sobre magia u i la psicotera consciente, 213, 559; (rf) en los sin
pia, 625; solíre estadísticas terapéuti tonías compulsivo?, 308; retorno del—
cas, 560; bibliografía, 670. reprimido, 344, 558 y sig.; lucha m á
Corporal (es), imagen, 51 y sig., 299, gica contra el, 559; (el) en el maso-
quisrao, 407, 409 y sig.; (el) en ja Doj, psicología d d , 322 y sig., 515 y 6Ígs.
fuga impulsiva, 415 y sigs.; (el) en D A T T N E R (Bernbard) [Bibl. — 1612],
la eleplomanía, 417; -los criminales a 52, 478, 717.
causa del, 213, 417, 420, 567; (el) en D A V IS (Kingslcy) [Bibl. 307, 307a], 394,
el juego de azar, 419 y sigs.; (el) en 649, 670.
la adicción a las drogas, 426; y sen Deber, concepto d d , 214.
timientos de inferioridad, 441; (el) en Debilidad, del yo, 56, 225 y sig,, 150, 188,
el duelo, 444 y sig.; aumento del, 510 346; mental y tratamiento psicoanalíli-
y sig.; y éxito, 560 y sigs.; ausencia co, 641; véase también Pseudodebi-
apárenle de, 563 y sigs.; véase tambiiin íidad.
el artículo anterior: Culpa, y Castigo Decapitación, iniedo a la, 99, 284.
(necesidad de) ; psicología del, 417 y Deductivo e inductivo, el pensamiento—
siga., 421 y sig., 563 y sig. en psicoanálisis, 24.
Cultural, determinismo, 19 y sig., 519, Defecación, impulso de, 74; (la) coma
544, 593 y sig.; tradición, 649; véase fin sexual, 86 y sig.; y proyección,
también Determinismo y Social. 174; frecuencia (histérica) de la, 253,
“ Culturalism o” , 21. 265; véase también Erotismo anal.
Cunilingiic, 391, 396.
Defensa (s), definición de la, 34; con-
Curación, traumática, 348; espontánea.
1ra impulsos, 69 y sig.; loa motivos de
583 y sigs.,* er/ferio acerca de la, 646.
la, 69, 154 y sigs.; contra la satisfac
Curiosidad, sexual, 92; represión de la—
ción de instintos, 75, 170, 174 y sig-,
sexual, 2 1 1 ; (la) como rasgo de ca
542, 590; contra las percepciones, 156
rácter, 393, 548; y despersonalización,
y sig., 170 y sigs., 175 y sig.; contra
471.
los sentimientos de culpa, 157 y sig.,
CUSHM AN (Doroiliy) [Bibl. — 1544).
193 y sigs., 330 y sigs., 554 y sigs.;
291, 714.
contra el asco y la vergüenza, 163 y
sigs.; mecanismos de, 167 y sigs.; exi
tosa, 167 y si^s.; patógena, 169 y
CH
sigs.; estadios preliminares de la, 170;
mecanismo de— y desmayo, 170, 292;
C H A D ’W IC K (M ary) [Bibl. 248 al 257],
contra los afectos, 189 y siga., 535 >
sobre la adquisición del habla, 64,
sigs.; manifestaciones de la, 197 y
357; sobre el hecho de conocer, 92,
sigs.; c instinto en la histeria de an
211; sobre hijos adoptivos, 119, 573;
gustia, 245 y sigs.; y musculatura,
sobre la pubertad, 136; sobre miedo a
283 y sigs.; c instinto en ios síntomas
la muerte, 242; sobre cleptomanía,
neurótico-obsesivos, 307 y sigs.; meca
417; sobre la periodicidad, 462, 604;
nismos de— en la neurosis obsesiva,
sobre la curiosidad, 548; sobre análi
308 y sigs.; (la) contra los síntomas.
sis de niños, 639; bibliografía, 668 .
C H A R C G T , 269 y síg. 507 y sigs., 511 y sig., 613; relatividad
CHASE (Lnuis S.) [Bibl. 258, 259], de los conceptos de— e instinto, 531.
582; contra la angustia, 535 y sigs.;
501, 668 .
C H A S S E L L (Joseph) [Bibl. 260, 2611. fijación en ciertos mecanismos de,
427, 629, 668 y sig. 583 y sig.; elección de mecanismos de,
584 y sigs.; “transferencia de— ", 584
C H E N E Y (C. O .) [Bibl. -^830], 484, 687.
y síg.; earactemlógicas. 531 y sigs.
C H íJS (A. van der) [Bibl. 262],. 478,
669. Deformación, recursos de, 40 y sig., 251;
por regresión, 231.
Chinches, miedo a tas, 247 y sig.
Chistes (contar), 194. Deja vu, 172 y sig.
Chivo emisario, 555. Delgadez patológica, 298.
Christian Science, 619 y sig., 624, 630. Delincuencia, 417 y sig., 421 y sig., 563
C H R IS T O F F E L (H .) [Bibl. 263 al 265], y sig.; juvenil, 421 y sig.
57, 268, 398, 669. Delirantes (ideas), véase Ideas deliran
tes.
Delirio ($ ), y fobia, 243; hipocondría
D co. 301; religioso, 477; naturaleza del,
479 y sigs.; de persecución, 479 y
D A N IE L S (Georgc E.) [Bibl. 301 al 3063, sigs.; de influencia, 482 y sigs,; liti
282, 298, 427, 670. gante, 485 y sig.; en ja mujer, 487 y
s ig .; y sueños diurnos 497; y obse Desaparición (desear la) do partes in
sión, 307; (los) en la melancolía, 448. deseables del inundo, 341.
Delirium tremen?, 429; compulsivo, 574. Descarga (movimientos de) y acción, 58
“ Demencia precoz” , 47-1, 494; véase tam y sigs., 362, 414 y sig.
bién Esquizofrenia. Descargas de emergencia, 34, 59, 141 y
Demoniaca (una neurosis), 651. sig., 158. 218, 283.
Dcmóstenes, 357. Descaro, 192 y sig.
Dentista, fobia al, 579. “ Desconexiones” (historia clín ic a), 185
Dependencia, goce a causa de la— de y s¡gs.
parte del ] rtenairc, 402; y erotismo Desdoblamiento, del yo, 157, 171, 185, 341
oral, 549; véase lanibién (.'un ti oí pasi- y sigs., 350, 388, 558, 633 y sig.; de Ja
vnrreceptivo. personalidad, 184 y sigs., 256.
Deporte. 541, 620. Desengaño (c¡) como factor precipitante
Depre,"ión, el modelo normal de la, 129. de neurosis, 508,
440; (la) en las neurosis traumáticas, Deseo (>), condicionamiento cultural de
148, 1-19; (la ) primaria en los niñus. los, 20, 519, 593 y sig.; psicología
148, 453 y sigs,; rechazo de la rem i de los, 70; realización alucinaloria de,
da en la, 177, 43H: la fatiga como 65, 170, 437, 678, 5(38; de restableci
equivalente de. 286 y sig.; la anorexia miento, 41 .'i, 600, (>3i¡ \ sig.; v m ied o ,.
como equivalente de, 298; y afán de 227.
viajar, 415 y sig.; c impulsos palo- Dcsfxualización, 168 y sig., 210.
lógicos, 415, 436, 454 ysig.; (la) y De." gracia, mejoría de una neurosis a
“ el día después", 426, 427, 428; y alco continuación de una. 611.
holismo, -127 y sigs.: naturaleza de Ja, Desintegración del yu, véase Regresión
43(3 y sigs.; y autoestima, 43(3 y sigs.. del yo, y Escisión del yo.
446 y sigs.: nenróüea y prem ien, 437 Desmayo (el>, como modelo de defensa,
y si tí-, 441 y si^i.; el erotismo oral en 53. 142 y Sig., 170, 260, 494; (el) co
la, 438 y sigs.; bosquejo de los proble mo síntoma neurótico, 290 y sig.
mas de )os mecanismos de la, .439 y
Despecho, y ennresis, 269; y espasmos,
sigs.; y ducío, 442 y sigs.: la ¡otro-
285; agravaciones y mejorías pnr, 622;
yccción patognomónica cu la, 446 y
en la transferencia, 622 y sig.
sigs.; e! conflicto entre supervó y yo
Despersonalización, 189. 468, v 469 y sigs.
en la, 447 y sigs.; el suicidio en la,
D E S P E R T (J. l.ouise) fB ibí. 310], 487,
449 y sigs.; la regresión decisiva en
670.
la, 449 y sigs.; etiología diferencial
en la, 453 y sigs.; menstrual, 4í>2; re Desplazamiento, de la energía psíquica.
sumen histórico de los problemas de la. 27 y sig., 76 y sig., 169; (el) como
462 y sigs.; la terapia en la. 463 y medio de deformación, 40, 175 y sig.;
del erotismo anal, 95; del acenso del
sigs.
>o, 107; de los afectos, 191 y sig.;
Derecha e izquierda, significado «inihóli-
(el) en la histeria de angustia, 277 y
c<> de, 258. sig,; (el) y el conflicto do la am bi
D E H i (Francés) [Bibl. 308. 309], sobre valencia. 231: factores determinantes
sublim ación, 168; sobre insomnio. 2 2 2 ; de las vías do. 231: a un pequeño de
sobre eoprofilia, 395; sobre sumisión, talle, 325, 330 y sig., 339, 485 y sig.
398; bibliografía, 670. Destino, “ neurosis del— ”, 559, 5(34 y sig..
Derivado (s), definición del, 30 y sig.; 604.
las reacciones emocionales intensas co “ Destronamiento’* de los padres, 133.
mo, 35; interpretación del, 39; la pro- Destrucción del muodo (fantasías de),
ducción de, 169, 175; represión del, 468 y sig.; imaginaria (reparación de
175 y sigs.; y síntomas, 225 y sig.; los la ), 182.
sueños diurnos como, 250; la hiperse-
Destructivo (s), impulsos— en los niños,
xualidad corno, 272; las obsesiones
54 y sig., 107 y sig.; instinto, 108 Y
como, 307: las compulsiones como, 307.
sigs.; fines— en el erotismo anal, 86
Dermatosis, 292 y sigs. y sig.
D e m o g rafía, 292. D o tr u ir (afán de), fuentes del, 93 y
“Derrumbe nervioso”, 507 \ sig., 51), sig.; y sublimación, 168 y sig.: y re
615, 630. paración, 182; (el) en )a epilepsia, 305
y sig.; véase también Agresividad, y Discusiones entre los padres (impresión
Destructivo (s ). en los hijos por las), 114.
Desvalorización (la) de los impulsos, co Disimulación en las células, e instintos,
mo factor precipitante, .508. 79.
Desventaja, psicoanálisis de personas que Disposición, véase Predisposición.
se encuentran en una situación espe Distonía, neurótica, 284 y sigs., 491; de
cial de, 641. la respiración, 287 y sig.; y motilidad
Desvergüenza, 192 y sig.; y sentimiento inconsciente, 283 y sigs.; perturbacio
de culpa, 191. nes de la sensibilidad, 285 y sig.
Detalle, desplazamiento a un pequeño, Distracción (necesidad d e ), 244 y sig.
325 y sig., 330 y sig., 339, 485. Dividir el yo, mediante la interpretación,
Detención de una neurosis, 613. 39 y sig., 633 y sig.; en núcleos del
Deterninism o histórico d e .. . véase H is yo, 56.
tórico (determinismo). Doble, 11— toma” , 191; personalidad, 256;
DE U T SC H (Félix) [Bibl. 311 al 318, del yo, 344; aspecto de los fenómenos
— 1555], sobre anorexia, 206, 298; so cómicos, 541.
bre conversiones, 255, 263; sobre equi Dolor, (el) como obstáculo para la pro
valentes del afecto, 273; sobre la fisio ducción de asociaciones libres, 37;
logía de los afectos, 274; sobre cambios (el) como fuente de excitación sexual,
físicos psicogénicos, 276, 298; sobre 81, 94, 292, 404, 405 y sig.; de cabeza,
asma, 288; sobre neurosis cardíacas, véase Cabeza (dolor de).
290; bibliografía, 671, 715. D O L L A R D (Jo h n) [Bibl. 335], 77, 671.
D EU TSCH (Helcne) [Bibl. 319 al 333], “ Domingos (neurosis de lo s )”, 230, 52H.
sohre masoquismo, 112, 409; sobre aflic Dominio activo, pasivorrcceptivo, véase
ción postergada, 190, 445; sobre frig i Control.
dez, 2B7; sobre perturbaciones psicogé- Don Juan, 279 y sig.; (cl) del éxito,
nicas del embarazo y el parto, 204; 560 y sigs.
sobre fobia a los animales, 231, 290; D O O L E Y (Lucille) [Bibl. 336 al 338],
sobre agorafobia, 239 y sigs., 447; so 239, 322, 324, 408, 671.
bre el tic, 362; sobre homosexualidad Dora (la paciente de F reud), 256 y
femenina, 382, 384; sobre manía, 460, sig., 258.
464; sobre periodicidad menstrual, 462; Dorian Gray, 448, 450.
sobre éxtasis, 472; sobre ideas para- Dormir, (cl) y cl sistema motor, 30, 260
noides, 479; sobre la conducta ‘'como y sig.; (el) y cl hambre en cl laclan
bí” en los esquizoides, 498, 533, 593; te, 50; cl yo y el ello en cl, 71 y
sobre deporte, 541; sobre neurosis del sig.; (el) y la relajación, 144, 219 y
destino, 559, 564, 604; sobre pscudolo- sigs.; perturbaciones del, 144 y sig.,
gía, 590; bibliografía, 671. 217 y sig., 219 y sigs.; y tentación ins
D E X T E R (Lcwis A.) [Bibl. 3341, 28(5, tintiva, 221 y sig.; (cl) y la expecta
617, 671. ción de castigo, 222 y sig.; fobia al.
Diabetes, 295 y sig. 221 y sigs,; rituales del, 222, 307; (cl)
Diafragma (espasmos) del, 284. y los estados arcaicos del yo, 248;
Diarrea, en la neurastenia, 219; histé> (el) y las alucinaciones, 478.
rica, 253, 561; en los neuróticos obse Dramatización, 538, 588, 605.
sivos, 353. DREYFUSS (K arl) [Bibl. 339, 340],
Dibujos abstractos, 339. 142 y sig., 304, 671.
Didáctico (análisis), 44 y sig. Drogas, adición a las, 423 y sigs.; efeetns
Dientes, y sadismo, 84; rechinar los, 305. químicos de las, 424; en la psicotera
Dinero, y heces, 320y sig., 544; temor pia, 620.
de perder, 438. D R U E C K (Charles J.) [Bibl. 341], 293,
Dinámico-a, — psíquica, 25 y sigs., 37; 582.
diagnóstico— , 500 y sig., 628, 559; la Dudas, como resistencia, 43; obsesivas.
comprensión— en psicolcrapia, 622, 628 332, 337 y sig.
y sig. Duelo (trabajo d e ), 36, 443 y 6Íg., 636;
Dios, idea delirante de ser, 472; y el naturaleza del, 190, 442 y sigs.; poster
empleador, 549; véase también Religión gación del, 190 y sig., 444 y sig.; equiva
y Religioso. lentes del, 192; y depresión, 442 y sigs.
Dirección de. los fenómenos mentales, 27. DLiN BAR (Flanders) . [Bibl.- 342, 343],
275 y sig., 286, 290, 298 y sig., 564, Elasticidad mental, 601; o rigidez de una
672. persona, 638, 645.
DUNN ( W illiam H .) [Bibl. 3443, 290, Elección, de órgano en la histeria de con
672. versión, 263 y sig.; de neurosis, S46
Duración del tratamiento psicoanalítico, y sigs., 366, 381, 412 y sig., 494 y
636 y sig, sig., 583 y sigs.; de mecanismos de
defensa, 583 y sigs.
Electroencefalograma, 304,
E
E L IA S B E R G (W lad im ir) [Bibl. 366],
396, 673.
Economía mental, 27 y sig., 141, 150.
Elim inación y retención, 283,
Ecolalia, 475, 490 y sig.
Ecopraxia, 475, 490 y sig. ELM ORE (Elliane) [Bibl. 367], 261,
Edad, de un paciente y tratamiento psi' 673.
coanaKlico, 639 y sig.; avanzada, el Ello, definición del, 30 y sig.; relación
psicoanálisis en la, 640 y sig. del— con el yo, 30, 154 y sigs.; rela
E L D E R (M . D.) [Bibl. 346 a) 348], 127, ción del— con el superyó, 130 y sig.,
630, 672. 157 y sig.; (véase también Superyó
E D D IS O N (H . W .) [Bibl. 345), 459, 672. arcaico) ; conducta patológica frente al,
Edema de Quincke, 291. 532 y sigs.; véase también Instintos.
Edipicos, introyección de los objetos, 126 Em badurnar (se), el placer de, 87, 91,
y sig, 104; el acto de— en la esquizofrenia,
Edipo (complejo d e ), vcase Complejo de 488; véase también Introyección por la
Edipo. piel.
Educación, eficacia de la, 621, 624, 647 Embarazo (el) como incorporación, 111;
y sig.; peligros de la, 648 y sig.; con resistencia psicogcnica al, 204; fantasías
dicionamiento social de la, 649 y sigs.; de— y perturbaciones en la comida,
inconsecuencia en lo, 573, 579 y sigs., 119; fantasías de— y tumor, 295; "a n
651 y sigs.; moderna, 649 y sig. tojos" durante el, 430.
Egotismo, del niño, 54; libidinoso, 76. Embriaguez periódica, 428; véase también
E ID E L B E R G (Ludw ig) [Bibl. 349 al Alcoholismo.
353), 213, 371, 405, 569, 672. E M E R S O N (L. E.) [Bibl. 368, 369], 305,
Eidctico-a (s), investigación, 52; tipos, 583, 673.
71. Emocional (es), ataques 34 y sig., 143;
E IS E N B U D ÍJu le ) [Bibl. 354), 177, 672. frigidez, 189, 212, 529, 532 y sigs,;
E IS E N D O R F E R (A rnold) [Bibl. 355), inhibiciones, 212, 529, 532 y sigs.; con
116 y sig., 573, 672. flicto— y perturbaciones funcionales,
E IS L E R (M ichacl Joscf) [Bibl. 35ó ul 255; véase también Afectivo.
359), sobre perturbaciones psicogénicas Emociones inconscientes, 31; (las) como
del embarazo y el parto, 204, 285; so derivados, 35; y percepciones, 55 y sig,;
bre critroíobia, 210, 233; sobre insom e ideas en la represión, 177 y sig.; ais
nio, 219; sobre equivalentes de la lamiento entre las— y las ideas, 233 y
masturbación, 267, 311, 361, 363; sobre sig., 193, 327, 351; miedo a las, 212,
envidia a los hermanitos, 548; biblio 529, 534 y sig.; (los) en la colotonia,
grafía, 672. 476, 490; (las) en los esquizoides, 498
E IS S L E R (K urt R.) [Bibl. 360 al 363], y sig.; lógica de las, 512, 532 y sig.,
sobre erotismo vaginal, 101 y sig.; so 643,
bre anorexia, 206, 298; sobre psicoaná Empatia, 105 y sig., 363, 570.
lisis en la esquizofrenia, 495, 501 y Empleador (el) y Dios, 549.
sig.; sobre tratamiento de ehock, 631 Empobrecimiento di; la personalidad, por
y sig.; bibliografía, 672. efecto de contracalcáis, 214 y sig., 520
ElTINGOxN (M ax) [Bibl. 364], 76, 672. y sigs.; inhibición general por, 186 y
Ejemplos, buenos, 108, 558; malos, 108, sigs., 614.
555 y sig. Enamoramiento, 107.
Ejercicios físicos, valor Terapéutico de Encefalitis, 297.
los, ■619. Encubridores (a s ), experiencias, 148, 172,
E K M A N (Torc) [Bibl. 3651, 532, 673. 392, 589 y sig.; recuerdos— y perver
“ Elaboración analítica" (i corking th rn- sión, 371.
u g h ), 45, 625, 636. Enemas, 297 y hig., 346.
Energía psíquica, concepto de, 25; m edi nas— y constitución, 85; masoquismo,
ción de la, 28. 94, 292, 403, 405 y sigs.; placer— y
Enferma (persona), psicología de la, 295 anulación, 182.
y sig., 300. Eros, 78 y sigs.
Enfermedad (es) (fobias a las), 229, 301; Erótico-cas, necesidades— y narcisísticas,
(la) como factor' precipitante en la 58, 105 y sig., 110, 358. 414 y sigs,,
neurosis, 509 y sig.; cura de una neu 421 y sigs., 436 y sigs., 446 y sigs., 561,
rosis por una, 611. 593 y sigs., 624; sentido— de la reali
E N C L IS H (O, Surgeon) [Bibl. 370, dad, 106; tipo, 585 y sig.
— 1573], 298, 628, 673, 716. Erólico-uretralcs (perversiones), 395 y
Enigmas (acertijos), 344. s¡G-
Enriquecerse (afán d e ), 544. Erotismo, véase Oral (erotismo), Anal
Ensayo, conducta de, 64, 250, 336 y sigs.; (erotismo), ctc.
identificación de, 569; ei pensamiento Erotomanía, 454.
como acción de, 64 y sig., 250, 335 y Errores, 27, 225, 256, 353.
sigs. Escara del yo en la esquizofrenia, 505.
Enterrado vivo, temor de ser, 237. Escatológicos (rituales), 313.
Entierro, costumbres de, 4-13. Escena primaria, 92, 114 y sig., 222, 247
Enuresis, (la ) como fenómeno crótico- y sigs., 363 y sig., 392, 459, 475, 604
uretral, 89, 268, 549 y sig.; y frigidez, y eigs.; sustitutos de la, 114; e insom
203; y temor de dormir, 221; (la) como nio, 222; y tic, 363 y sig.; y manía,
síntoma de conversión, 268 y sigs.; y 459.
masturbación, 268 y sig.; y formación “ Escepticismo (benévolo)” , 643.
del carácter, 549 y sig,, 596 y sigs. Escoptofilia, el sadismo en la, 91, 211,
Envenenamiento, (ideas d e ), 243, 448. 233, 262. 393, 548 y sig.; y erotismo
“ Enviciamiento" en la masturbación, 97. oral, 91, 233, 262, 393, 548 y sig.; (la)
Envidia, véase Oral (envidia), Pene (en como instinto parcial, 91 y sig.; re
vidia d e l), Parto (envidia del). presión de la, 92, 207 y sig.; y ver
Epilepsia, 304 y sigs. güenza, 161 y sig.; inhibición de la,
Epilépticas, convulsiones, 304 y sigs.; 207 y sig.; y curiosidad, 211; (la) en
reacciones, vease Reacciones epilépticas, la agorafobia, 232; (la ) en la histeria,
Episodios, esquizofrénicos, 466; psicóti- 261 y sig.; y miopía, 294; y exhibicio
eos y psicosis crónicas, 466, 500 y sig. nismo, 390 y sig., 391; (la ) como
Equilibrio, erotismo del, 91 y sig., 235 y perversión, 391 y sigs.; y dcspersonali-
sigs., 248, 332, 364, 606; sensaciones zación, 471.
del— y angustia, 91, 235 y sigs.; neu Escritores (calambre do los), 213, 2ñ9.
rótico, 145; erotismo del— e histeria Escuela (fobia a la ), 211 y síg.; (la)
de angustia, 235 y aigs,; fobia al, 235 como institución social, 649.
y sigs.; erotismo del— y masturbación, Esfera sin conflicto, 70.
248; erotismo del— y compulsiones de Esfínteres, significado del control de los,
simetría, 331 y sig.; el erotismo dcl^- 87, 318 y sigs-, 544 y sigs.; “moral de
en el tic, 364; erotismo del— y temor los— ”, 125 y sig.; desplazamiento del
a la propia excitación, 606 y sig. espasmo de los, 258 y sig-, 284 y sig.,
Equivalente(s), la anorexia como— de 554; educación de los, véase también
depresión, 298; la fatiga como— de de Hábitos higiénicos.
presión, 286 y sig.; de la masturbación, Esfuerzo, síndrome de. 290.
97, 258, 267 y sig., 310, 361, 363; de ¡a Espacio, experiencia del— en el bebé. 55;
aflicción, 192; del amor, 192, 273 y sexualización del sentido del, 91 y sig.,
sigs., 533, 592. 236 y sigs.; véase también Erotismo
Erección, simbolismo de la, 254, 258. del equilibrio.
E R IC K S O N (M illón H .) [Bibl. 371 al Espasmos, histéricos, 258 y sig.; órgano-
378], 623, 626, 673. neuróticos, 283 y sigs.
E R IC K S O N - H O M B U R C E R íE rik ) [Bibl. F.spásiico (colon), 282.
379. 380], 52, 239 y sig., 673. Esperar (incapacidad de), 262, 415, 423,
Eritrofobia, 135, 210, 232, 358, 580. 424 y sigs., 430, 544, 565 y eigs., 607.
Erogeneidad general del cuerpo, 75, 80 Esquizofrenia, e hipocondría, 300, 469 y
y sig., 250. sigs.: (la) como agrupación nosológi-
Erógeno-a ( s ) , zonas, 75, 80 y sig.; zo ca, 466 y sigs,; aspectos psicológicos
de la, 467 y sig.; la constitución en (la) menta!, 30 y sigs.; (la) y las apti
la, 467 y sig., 494 y sig.; síntomas de tudes en potencia, 80.
regresión rn la, 468 y sigs.; sensaciones Estructurales (conflictos) e instintivos,
corporales en la. 469 y sigs.; la me 155.
galomanía en la, 472 y sig.; el pensa Estupor caiatóníco, 468, 472, 501 y sig.
miento en la, 472 y sig.; negativismo Eternidad, miedo a la, 239.
en la, 469. 475; síntomas de restitución Élícos (principios), véase Principios e
en la, 476 y sigs.; las alucinaciones en ideales.
Ja, 477 y sigs.; los delirios en la, 479 Etiología, diferencial, de las neurosis ob
y sigs.; ruptura con la realidad en la, sesivas, 346 y sigs.; de las neurosis de
478 y sig., 492 y sig.; relaciones obje- conversión pregenita), 366; de Ja homo
tales y sexualidad en la, 488 y sig.; sexualidad, 381; de las perversiones,
el lenguaje en la, 489; (la) en los 412; de los trastornos maníaco-dcpre-
niños, 495; y trastornos maníaco-delire- sivos, 453 y sigs.; de la esquizofrenia,
sivos, 495; el pronóstico en la, 500 y 494 y sig.; de los tipos de carácter, 583
sig.; la terapia en la, 501 y sigs., 643 y sigs.; de las neurosis y condiciones
y sig.; perplejidad en la, 471; huli* sociales, 651 y sig.
mia neurótica en la, 468; Ja simulación Eunucoidismo, 297.
en la, 498; escara del yo en la, 505; la
EV ANS (E.) [Bibl. 381], 292, 673.
hostilidad en la, 469.
Evitaciones específicas, 198; véase tam
Esquizofrénico-a (s), episodios, 150 y sig., bién Inhibiciones.
466, 494 y sig., 500 y sigs.; (los) en Evolución clínica de las neurosis, 243 y
potencia, 496; capitulación, 474, 500. sigs., 347 y sigs., 609 y sigs.
Esquizoides, personalidades, 496 y sigs.,
Exageraciones neuróticas, 175, 307, 430 y
586, 592 y sig.; “ neuróticos obsesi
sigs.; véase también Ohsesiones.
vos— ”, 497 y sig.; caracteres— (la te
Exámenes, temor a tos, 233 y sig., 580.
rapia analítica en los), 504 y sig., 643
Excéntricos, 488, 568.
y sig.; “ rareza” de los, 498 y sig.
“ Excepción, tipo de carácter de”, 557.
Estacionarias y progresivas (neurosis), Excitación, naturaleza de la — sexual, 29,
243 y sigs., 348, 613 y sigs. 237, 273 y sig.; temor a la propia, 61
Estadísticas sobre los resultados terapéu y sig., 159, 199, 202 y sig., 229 y
ticos del psicoanálisis, 646 y sig. sig., 235 y sigs., 242, 400, 605 y sigs.;
Estados de sueño histéricos, 259 y sigs. quimismo de la, 73, 75, 273 y sigs,;
Estados tóxicos (los) como factor preci temor a la propia— e impotencia, 199;
pitante en la neurosis, 509. temor a la propia— y frigidez, 202 y
Estancamiento de las neurosis, 613 y sig. sig.; sexual y caída, 229; temor a la
Estancamiento (estado de), 33 y sig., 198, propia— en ía histeria de angustia.
216 y sigs., 273 y sig., 299. 235 y sigs.; temor a la propia— y mie
Estereotipias, 476, 490, 498. do a la muerte, 242.
Esterilidad psicogenica, 204. Excreción, sobreestimación mágica de la,
Estigmas histéricos, 254. 84, 341, 488.
Estimulación (la ) como factor precipitan Excrementos, véase Heces.
te en la neurosis, 508 y sig. Exhibicionismo, (e l) como instinto par
Estim ular a otros, en la lucha contra Ja cial, 92; el narcisismo en el, 92, 232 y
angustia, 538. sig., 358, 390 y sigs.; y complejo de
Estímulos, hambre de, 51, 77, 78; los— castración, 92, 232 y sig., 390 y sigs.;
mecanismos como fuente de excitación y vergüenza, 164; inhibiciones del,
sexual, 81; los— sensoriales como ins 207; (el) en la agorafobia, 232; la
tintos, 73; control de los, 32 y sig.; magia en el, 232 y sig., 359, 390 y
externos durante la hora onalítica, 37. sigs.; la agresivfdid en el, 233; y ero
Estrangulados (afectos), 274 y sig. tismo en la piel, 293 (el) en la mujer,
Estrategia y láctica (una duda obsesiva 358, 391 y sigs.; (el) en el tartamu
acerca de), 325. deo, 100 y sig,' (el) en el tic, 361;
Estrechez (la ), en la claustrofobia, 454; en el transvestismo, 389; y escoptofilia,
en la agorafobia, 238. 390 y sig., 392; perverso, 390 y sigs.;
Estructura, individual e instituciones so de la fealdad, 391 y sigs., 409 y sigs.;
ciales, 19 y sig., 519, 524 y sig., 544 y y masoquismo, 409 y sigs.; y angustia
sig., 563 y sig., 593 y sig., 649 y sigs.; social, 580 y sig.
Exigencias orales, 546 y sigs.; véase tam 118 y sig.; y formación del carácter,
bién Erotismo oral. 572 y sigs.; la— como institución, 649.
Exito, "loa que fracasan con el— ” , 213, Fantasía (s), y realidad, 67 y sig., 84;
511, 559; (el) como factor precipitan definición de la, 67 y sig.; (la) en la
te en Ja neurosis, 510 y sig.; y senti masturbación, 96 y sig.; negación en
miento de culpa, 560 y sigs.; (el) co la, 171, 176 y sig., 589 y sigs.; intra
mo terapia, 612; y erotismo anal, 431; uterinas, 234; y mentir, 173, 588 y
el Don Ju an del, 560 y aigs. sigs.; (la) en la histeria, 251 y sigs.,
Exogamia, 416 y sig.; neurótica, 572. 588 y sig.; primarias, 115; identifica
Experiencias encubridoras, véase Encu- ción con objetos de la, 256 y sig.;
bridorea (aa) ,• fuga hacia la, 534 y sig., 586, 588 y
Experimental, neurosis, 33 y sig. sig.; sobre la muerte, 450 y sig.; véase
Expiación, idea de, 181; la terapia como, también Introversión.
620. Fantásticos, identificación con objetos,
Extasis, 57, 472. 256 y sig.; sistemas— en el masoquismo,
Extemo (s ), estímulos— durante la hora 405; véase t\..iui¿n Fantasía.
analítica, 37; beneficios secundarios Faringitis psicogénica, 275.
provenientes del mundo, 515. Fánnacopsicoanálisis, 427.
Extorsión, al destino, 332; para eí iogro Fármacotóxico-a, anhelo, 425 y sig.; im
de suministros narcisíaticos, 409 y sigs., potencia, 426 y sig., 428.
415 y sigs., 419, 424 y sigs., 433, 436 F A R R O W (A. Pielcworth) [Bibl. 383,
y sigs., 440, 445 y sigs., 450 y sigs., 383], 645, 674.
555, 559, 568. Fascinación, 53, 475, 568; la imitación
Extrañamiento, del propio cuerpo, 210, en la, 53.
264, 286, 345, 470 y sig.; sensación de, Fatiga, postergación de la, 191; crónica,
212, 468 y eigs., 540; de órganos, 300, 216 y sig,, 286 y sig.; histérica, 261;
470; de los propios sentimientos, 212, y distonía, 286 y sig.; (la) como fac
468 y eigs. tor precipitante de neurosis, 509; (la)
Extraños (los) y la madre, 104 y sig., como equivalente de depresión, 286 y
110. sig-
Extrasístoles, 290. F A U L K N E R (W illiam B.) [Bibl. 384].
Extravertidos e introvertidos, 534, 586. 205, 674.
Extremidades alucinadas, 51 y eig. Fe, 612, 624.
Eyaculación precoz, 89 y sig., 210, 222, Fealdad, miedo a la, 230, 232; exhibi
268, 550. cionismo de la, 391 y sigs., 409 y sig.;
Eyaculación retardada, 202, 547. y masoquismo, 409 y eig.
F E C H N E R (Gustavo Teodoro), 26, 28
y sig.
F Federico Guillermo de Prusia, 403, 440.
F E D E R N (P a u l) [Bibl. 385 al 397], so
Facial (expresión), 361 y sig., 476, 490. bre las “ compulsiones del empedrado” ,
“Facilitación somática", 263 y sig., 276, 187; sohre pseudo-debilidad, 210 y sig.,
366, 412. 641; sobre neurastenia e histe'ria, 223,
Factores precipitantes, véase Precipitantes 226 y sig.; sobre estados pasados del
(factores). yo, 257; sobre rituales de umbral, 328;
Fálico-a ( b) , orgullo, 97 y sig.; im pul sobre elección de neurosis, 346; sobre
sos— en el tartamudeo, 355 y sig.; la sadismo fálico, 403 y 6¡g,; sobre me
mujer, 374 y sig., 387 y sigs., 391; lancolía, 464; sobre sentimiento del
carácter, 375, 553; sadismo, 403 y sig. yo, 470; sobre psicoanálisis de la es
Fálica (fase), (la) en el varón, 95 y quizofrenia, 502 y sig.; bibliografía,
6¡gs.; (la) en la sexualidad adulta, 674.
96 y sige.; (la) en la niña, 101 y F E IG E N B A U M (D orian) [Bibl. 398 al
sigs.; debilidad de la, 346. 402], 174, 264, 464, 471, 479, 502, 586,
Falo ( “ niña con— ” ), 376, 389, 396. 674.
F A L S T E lN (Eugene J.) [Bibl. - 8 66 ], Fclacio, 264, 396.
234, 688. FELDM ANN (Sandor) [Bibl. 403 al
Fam ilia, y complejo de Edipo, 115, 119 406], 210, 478, 494, 580, 674.
y sig., 572 y sig.; moral de, 117; “ no Femcnino-a (s ), ^hscrvacíón de los geni
vela de— ”, 118, 391; educación de, tales— por el varón, 98; miedo a la
casi ración de tipo— cu el varón, 99, do a los), 61; lectura obsesiva, 539;
391; y masculino, 103 y sig., 372 y Juna (simbolismo de la ), 260; Uanto,
sig., 525. 563; compfcjo de castración, 252 y sig., 550; “mandato de recordar”,
102 y si"., 122 y Mg., 551 y sig.; zonas 172, 370; mascuiinidad (en la n iñ a ),
erógenas, 103 y sig.; desarrollo de b 104; masoquismo moral, 559 y sig.;
receptividad, 111 y sig.; sexualidad— masturbación compulsiva, 433, mentir,
y masoquismo, 112, 407: el “ tipo ven 173, 325, 590; actuar como en un
gativo” de complejo de castración, 204, tablado y miedo al tablado, 233, 359,
205, 252, 281, 391, 417, 552, 570; in 588; miedo He ser comido, 83, 490;
terés por la sexualidad— de parte del m iopía, 294; muerte (iostinlo de), 78;
hombre, 379 y sig.; homosexualidad, neurosis (génesis social de b s ) , 651
381 y sigs.; el tipo de “ realización de y sigs.; neurosis traumáticas y psico-
lo deseado” de complejo de castración, neurosis (combinaciones d e ), 605; “ n i
383, 388, 552 y sig.; fetichismo, 388 y ña con falo" (la ), 373, 389, 396; ohje-
sig,,* iransve.stismo, 389 y sig,; exhibi tales (representaciones). 299; objeto
cionismo, 391 y sigs.; masoquismo, 407; (elección narcisíslica d e ), 376; ojo
ideas delirantes en el sexo, 487; rasgos (introyección por e l), 92, 104, 241, 264,
de carácter— y masculinos, 60; el su- 549; “ oráculo mal interpretado”, 194,
prryó, 525. 344; ora) (sadismo), 83 y sig.; pre-
Fem inidad, y erotismo anal, 87, 316, 377; edípieas (relaciones), 112, 272, 552;
(la) en el hombre, 99 y sig., 117, 157 pseudo-relacioncs de objeto, 566; pseu-
y sigs.. 3 !6 y sig., 376 y 6ip- 379 y do-sexualidad, 577; represión de sen
sig., 407 y sig., 563, 575, 607; y m a saciones, 210, 284, 285 y sig., 470 y
soquismo, 112, 407; y mascuiinidad, sig.; represión de sentimientos de cul
373, 525, 563; amor a la propia— en pa, 559; respiratoria (introyección 1,
el narcisista varón, 376. 93. 104, 288. 301, 364 y sig., 387; risa
K E N IC H E L (O tin ) [Bibl. 407 al 4-16), (ataques de), 252; suministros condi
aburrimiento, 29, 216, 621; acling oitl, cionales, 58; sumisión extrema, 398;
423, 436, 564 y sig., 592, 604, 635; técnica (problemas de), 46, 582, 635
afán de enriquecerse, 544; aislamiento, y sigs.; tos nerviosa, 289; transvestis-
183 y sigs., 326 y sig.; análisis del mu, 389; trauma, 59, 145, 604 y sig.;
carácter, 593 y sigs., 599 y sigs.; asco triunfo, 62, 378. 398, 411. 457 y sif;.;
(«taques d e ), 164; autoridad, 549; vaginal (erotismo), 101 y sig.; ver
café (salón de), 245; castigo (necesi güenza, 164 y sig.; yo (c lj y los
dad de), 559; celos, 485, 570; chivo afectos, 35, 60, 507; yo razonable (in s-
emisario, 555; complejo de Edipo (for lauración de un) previamente al aná
mas específicas de), 113, 267 y sig.. lisis, 642 y s ig .; bibliografía, 674 y
573; compulsión de repetición, 604; sig,
conflictos instintivos, 155; constancia K ER EN C ZI (Sandnr) ( B i b l . 447 al 5131.
(principio de) y hambre de estímulos, abreacción, 618: abuelos f significado
50; contrafóbicas (actitudes). 62 y de los), 121; alcoholismo, 427; anal
sig., 180, 193, 201, 245, 301, 536, 577; (erotismo), 8 8 : aptitudes (olvido de),
defensas del carácter, 520 y sig., 527; 263; “baño turco" i método del), 622;
desmayo, 170; despersonalización, 470 Moqueo de toda actividad. 209; catar
y sig.: díslonía, 210, 284 y sig., 28f¡; sis, 625; catatonía. 491: compulsión de
educación (recursos de la ) , 621 y sig., lavarse, 320; compulsiones de simetría,
647 y sig.; encubridoras (experien 328, 332; ereencia y convicción, 211:
cias), 171 y sig.. 371, 589; equilibrio crim inalidad, 563; curiosidad, 92. 548:
(erotismo d e l), 91, 235 y sig.,* escop- depresión, 464; derecha <> izquierda
tofílicos (temores), 92, 207 y sig.; (ideas d e ). 258: dinero (significado
estadísticas terapéuticas, 646; actiap simbólie'i d el), 321; espasmo esíinle-
ota, 423, 435, 564 y sig.. 592. 604, 635; nano desplarado. 258; esquizofrenia
fetichismo, 386; fijaciones de) yo; 583; ( factores precipitantes en la ). 494;
fobias, 235 y sig.: frigidez, 204; histe exhibicionismo (uso del) para ahuyen
ria ( b introyección en la ) , 264; ho tar, 92, 20fi, 361. 391; eyaculación
mosexualidad femenina. 384; homose precoz, 90: flato íde b voz), 357; feti
xualidad reactiva, 540; identificación. chismo. 386; g'-tutalidad (origen de la ),
54, 132, 255, 447: insomnio, 220, 263; 95: gen i t ai ización histérica de órganos,
instinto de muerte, 78; instintos (m ie 253 y sig.. 263; globo histérico, 264
hiperlono neurótico, 281; íi¡|<jji>>í<» 587, Feudalismo, 652.
623,- histérica (genitalización), de ór Fiebre y sexualidad infantil, 229, 255,
ganos, 263; histérica (m aterialización), Fijación, del yo, 71 y si"., 82, 583 y
251, 253 y sig,; histéricos ( e-li^inas), sig.; el. concepto de, 84 y sig.; y re
254; homosexualidad, 375, 377; icJent i - gresión, 84 y sig, 188, 346 y sip.:
ficacínn m últiple, 256; impotencia, 199; causas de la, 85 y sig., 346 y sig.. 455,
iniroyccción, 175; lavado compulsivo, 584; en ía fase sádico-anal, 346 y
329; llanto mágico, 357; locuacidad, sig.; rn la perversión. 369 y sig., 413;
355, 538; masturbación. 96, 311; mas infantil vn la homosexualidad masculi
turbación (equivalentes de la ), 311; na, 376; sádica, 403; niasoquista, 406;
ínaterialización histérica. 251, 253 y causas de la— ora], 455; narcisísiic:i.
sig.; Medusa (la ), 207; miedo a los 494, 592 y sig,; (la) y la forma general
sastres, 576; miedo ni tablado, 233, del carácter, 523 y sig,; (la) en los
358, 391: “moral de los »>fíiuercs”, estadios preliminares d d amor. 568 y
125; moral ( génesis de la ). 125; neu sigs,; en determinados mecanismos de
rastenia, 2 2 2 ; neurosis actuales y psi- defensa, 583 y sig.
coneuro'i», 223; neurosis “de los do “ Filoanálisis", (B urrow ), 630.
mingos’’. 230, 528; neurosis y per Fin, de los instintos, 73.
versiones (combinaciones d e ), 412; Financiera (compensación), 151, 515.
obsesiones placenteras, 431; obsesiones F IN E S IN C E R (Jacob E.) 1130)1. 5151.
religiosa?, 342; omnipotencia. 56, 64. 287. 676.
336 y sip., 357; omnipotencia de las F IS C H E R (E dm und) [Bibl, 516], 644
palabra?, 336 y sig., 3^4 y .‘■i".; om ni y si., 677.
potencia de los pensamiento?; 336 y Física (s ), actitud— del neurótico obse
sig.; palabra* fo c e n a s , 336 y ?i^., 355. sivo, 345 v sig.; armadura, 335; sen
396; parálisis general, 296; paranoia, saciones. 511 y sigs.
479; patoneurosis, 296, 509; pene Fisioterapia, 619.
= cuerpo, 553; pene (envidia d d ) , “ Fisonomista (e l) " (caso de .Scliiider),
122 ; pensamiento (el) como arción de 483.
ensayo* 251; pensamiento y movimien F L E T C H E R (John M .) [Bibl. 5171, 26,
tos, 64, 251; psique (lu) como órgano 677.
inliihidor, 25; realidad (sentido de la) Flexibilidad, limitaciones de la— del yo,
desarrollo de], 51, 171, 478, 507; reali 520 y sig., 526 y sig?.; o dasticidaii
dad ( s o n l i d o erótico de la ), 106; reali de una persona, 639. 645-
zación alueinatnria de deseos (abandono FL-ÍESS (R o b e n ) [Bibl. 518]. 569, 677.
de ]a), 171. 507; simbolismo, 6 6 ; social F L U E C E L (J. C.) [Bibl. 519 al 5^31,
(consideraciones de orden), en los sobre vestidos, 52; sobre pseudo-dcbili-
análisis, 118. 653; técnica activa, 435; dad, 211; sobre miedo al tablado, 233,
tic, 361, 362 y sig.; transferencia, 622; 358 y sig.; sobre miedo a los e.támcnc?.
trauma, 603; vergüenza, 164; visión 234, 580; sobre significado fálico del
(perturbaciones- histéricas de la ) , 261 y habla, 341, 355; sobre sacrificio, 411;
sig.; vo razonable (instauración de un) bibliografía, 677.
previamente al análisis, 643; bibliogra Fobia, a la escuda, 211 y sig.; a las
fía, 675 y sig. tijeras, 227 y sig.; al sexo, 227; a la
Ferrocarriles, fobia a los, 234 y sigs.; lu d ia , 227; a los cuchillos, 227 y sig.;
interés obsesivo por lo?, 539. a las situaciones scxuciliradas, 2'2S y
sigs.; a los inválidos, 228; a las en
F KSSLER (Ladislaus) [Bibl. 514], 143,
fermedades, 229, 301; a la suciedad,
676.
230, 213; a la infección, 231 y sig..
Festivales, (los) como institución, 159 y 448; a la m ultitud, 232; al cuarto de
sig.; y manía, 460. bauo, 232; a la sífilis, 232, 242, 4-18,
Fetichismo, y juicio de realidad, 156 y 596; a los ferrocarriles, 234y sigs.; a
sip.. 338; desdoblamiento d d yo en el. los automóviles, 234 y sigs.; a la pe
171, 388; (el) como ejemplos de per numbra, 239; a los paisajes, 239; a los
versión, 370; (el) como entidad noso- picaportes, 243; a las tormentas, 244;
lógiea, 385 y sigs.; (eJ) en la nuijcr, y delirio, 243; a! cáncer. 4-18; a Jos
388 y sig.; y masoquismo. 409; y afectos, 529, 533 y sigs.; a los sastres,
cleptomanía, <118; de las píele*. 386; 579; al dentista, 579; ni médico, 579:
de! oabello, 3N6, 394. a los peluqueros, 185 y sig., 579: a
convenirse en piedra, 228; al equili nares de la defensa, 170; sohre nega
brio, 235. ción en la fantasía, 171. 642 y sig.;
Fobia?, 227 y sigs,; y delirio, 2*13; for sobre identificación con el agresor, 193,
mas estacionarias y formas progresivas 357, 390, 400, 538; sobre intim idar a
en )as, 243 y sig-; y obsesión, 307 y los demás, 246, 537; sobre sueños
sig.; artificiales, 619. diurnos y masturbación, 267; sobre a l
Fóbico-a (s), actitudes, 526, 587 y sigs.; truismo, 376, y sig., 579; sobre amor
carácter, 587 y sigs.; estados-finales, a'lo s animales en los niños, 538; sobre
615; véase también Fobias. análisis del yo y técnica, 636; so
Fóbica (situación), y angustia, 226 y bre análisis de niños, 639 y sig.; sob™
sig.; tentación, 228 y sigs.; — y casti establecer, antes del análisis, un yo
go, 228 v sigs.; (la) como sustituto, razonable, 642 y sig., bibliografía, 677
230. V sig.
Formación reactiva y represión, 178 y F R E U D (Sigm und) [Bibl. 542 al 635,
s ig ,; (la) en la histeria, 179; (la) — 187, — 188],
como mecanismo de defensa, 178 v a) ahreacción, 625; ahsurdo (signifi
sigs.; (la) en la neurosis obsesiva, cado inconsciente d el), 331, 589; afec
179, 319 y sigs., 326 y sig.; y sublim a tos (desplazamiento d e ), 191 y sig.;
ción, 179 y sigs.; y anulación, 13); afectos c ideas obsesivas, 307; alecto?
contra Jos afectos, 192 y sig.; contra estrangulados, 273; afectos inconscien
los sentimientos de culpa, 194 y sig.; tes, 274; afectos (postergación de),
contra una formación reactiva, 195 y 190; aislamiento, 183, 186, 195; al
sig., 527 y sig., 591; los rasgos carac- truismo (ambivalencia en e l), 380;
tcrológicos anales como, 319; contra alucinaciones, 478; amor (curación por
síntomas, 513; y carácter, 526 y sigs.; e l), 6 1 0 ; amor (el) en el hombre y
contra la agresividad, 530, 535; contra la mujer, 106; anal (carácter), 318,
compulsiones y obsesiones, 588, 591 y 319 y sig., 544 y sig.; anales (despla
«g . zam iento), 95, 247, 253, 315, 318 y
Fórm ulas mágicas, 337, 513. sig., 395, 399; análisis (el) como rom
Forzar, los suministros narcisísticos, 419 pecabezas, 46; angustia, 35, 50, 59,
y sig., 433, 436 y sigs., 440, 445 y 143, 158, 193,'540; angustia (equiva
sigs., 449 y sigs., 555, 559, 568; e! lentes de la ) , 192, 273; angustia
perdón, véase Perdón, (fuente histórica de la ) , 35, 50, 59;
FOXE (A rthur N .) [Bibl. 524], 593, angustia (sexualízación de la ) , 540;
677. animales (fobia a lo s), 246; anulación,
Fracaso (e l), como factor .precipitante 181; apatía y rabia, 216; are de cercte,
en la ncürosis, 510; como factor cura 259; arte, 131; aseo, 164; autoanálisis,
tivo en la neurosis, 613. 645;
FRANKE (Víctor E m il) [Dibl. 525], b) beneficios secundarios, 270; “ block
361, 677. maravilloso", 52 y sig.; bromear, 194,
F R E N C H (Thomas M .) [Bibl. 526 'a l 535;
536], sobre aprendizaje, 63, 566, 575; c) carácter y complejo de Edipo, 572
sobre erotismo del equilibrio, 91, 235, y sig.; castración (amenazas d e ), 97 y
364; sobre elección de neurosis, 263; sig.; castración (complejos de) mascu
sobre cambios físicos psicogénicos, 275 lino y femenino, 101, 317; catarsis,
y sig.; sobre asma, 288, 365; sohre fac 625; eclos, 4S4 y sig., 570 y sig.; cien
tores precipitantes en la esquizofrenia, cia y sistema compulsivos, 326; civili
494; bibliografía, 677. zación (frustración en la ) , 651; comido
Frentes de lacha (Jos dos) del yo en (miedo de ser), 83; compañero (el) en
la neurosis obsesiva, 330 y sigs, la agorafobia, 239; complejo de Edipo,
F R E U B E R G (R ich ard ) [Bibl. — 1214], 109 y sig., 119 y sig., 256, 330, 377,
286, 702. 572 y sig.; complejo de Edipo c im po
F R E U D (A na) [Bibl. 537 al 541], sobre tencia, 199; complejo de Edipo en las
angustia por los propios instintos, 61, neurosis obsesivas, 330 y sig.; com
159; sobre la pubertad, 64, 136 y plejo de Edipo (filogenia d e l), 120 ,
eig.; sobre etiología diferencial de Jos 443, 460; complejo de Edipo ( “ resolu
mecanismos de defensa, 583; sobre an- ción” del), 126, 132, 585, 604; complejo
gtistia en los niños, 159; sobre juegos de Edipo y complejo de castración,
infantiles, 168; sohre estadios prelim i 111; complejo de Edipo y moral, 333,
410; compulsión de repetición, 144, activa, 178 y sig., 530; fuego (uso cul
604; conflictos instintivos, 154; con tural d e l), 418; fuerzas anti-jnstintivas
flictos neurótico?, 154; conflictos (per (origen de los), 125;
sonas con y s in ), 155; conflictos (re g) grupos (formación de), 109, 133,
activación de viejos,), 599; contacto, 334; 556;
243, 328; contracatcxis, 58, 266; con h) hipnosis, 587, 623, 630; histeria
traindicación del psicoanálisis (las (contracatcxis en la ), 266; histeria de
situaciones desfavorables en la vida angustia Ua técnica en la ), 249; his
com o), 641; conversión, 250, 272 y téricos (ataques), 253; histéricos (do
sig.; conversión (síntomas de) y sínto lores), 254; historias clínicas de (a
mas órgano-neuróticos, 272 y sig.; con propósito de sus), 23; homosexualidad
versiones intestinales y erotismo anal, accidental, 373; homosexualidad feme
353; criminales (Jos) a causa del sen nina, 382 y síg., 552; homosexualidad
timiento de culpa, 213, 417, 420, 557; masculina, 374 y sig., 375, 376 y sig.,
cuerpo (sentimiento del) y yo. 51, 469; 379, 380; humor, 448;
culpa (sentimiento de) “ prestado", i) ideal del yo, 129; identificación, 54,
194; curiosidad sexual (bloqueo de 256, 443; identificación histérica, 255
la ), 92, 211; y sig.; identificación múltiple, 256;
d) deja, l'm, 172 y sig.; defensas contra indiferencia histérica, 269 y sig.; infe
los afectos, 189; delirantes (ideas), rioridad (sentimientos neuróticos de),
núcleo histórico de las, 488; delirio 132, 177, 216, 441; inhibiciones, 204,
neurótico-obsesiva, 498; depresión, 4-12, 209 y sig., 614; inhibiciones intelectua
446 y sig., 455; depresión (autorrepro* les, 2 12 ; instintos (clasificación de
ches en la ) , 447 y síg.; depresión los), 76 y sigs.; instintos (mezcla de),
(predisposición a la ) , 455; derivados, 78; instintos (naturaleza de los), 73
169; deseos (realización ahteinatoria y sig.; instintos “ no refundidos”, 79;
de). 478 y sig.; destrucción del mundo instintos (origen de los), 25, 73, 119,
(fantasías de), 468; diferencias anató 128; instintos sexuales, 74; interpreta
micas entre los sexos (consecuencias ciones (exactitud de las), 45; introycc-
psicológicas de la s ), 103, 132, 525, 563; ción, 175;
distorsión (mecanismos d e ), 509; Don j ) juego de azar, 419; juego (función
Juan, 279; duelo, 190, 412 y sig.; d el), 62, 96; justicia, 334;
e) economía psíquica, 27 y sig.; ela 1) latcncia (período de), 81, 134; lib i
boración analítica (working through), dinosos (tipos), 585 y sig.;
636; elección objetal (tipos d e ), 121 y m ) mágicas (fórm ulas), 337, 513; ma
síg.; “ello (donde hubo) deberá haber níaco-depresivos (trastornos), 462 y
yo", 654; enamoramiento, 107, 397; sig.; masoquismo, 94, 401, 405 , 406
enema?, 346; enuresis, 268; epilepsia, y sigs.; masoquismo moral, 128, 195,
304 y sig.; crotomanía, 484; escepti 213, 559 y sig.; masturbación, 96; Me
cismo benévolo como requisito del aná dusa (la cabeza de la ), 92, 361, 392;
lisis, 643; escoptofilia (represión de megalomanía, 472; melancolía, 437 y
la ), 92, 207, 261, 293; esquizofrenia (el sig.; memoria, 30, 53; mentir, 590;
lenguaje en la ), 489; esquizofrenia (re mitos personales, 325; muerte (miedo
gresión en la ) , 466 y sig.; estar solo a la ) , 242;
(miedo de), 246; estimulación (protec n) narcisismo, 52, 76 y sig., 105, 295;
ción contra la ), 142, 292; estímulos narcisismo de Jas personas enfermas,
perceptivos e instintivos, 73 y sig.; ex 295; negación, 25, 53, 164, 170 y sig.;
centricidades, 520; excepción (creerse negación y represión, 156 y sig..;
u n a ), 557; exhibicionismo y escoplo- neurastenia, 219; neurosis (u na) de
filia, 92, 390; experiencias dolorosas moníaca, 651; neurosis del destino, 559,
(reacciones a ), 507; extrañamiento, 604; ncuiosis de transferencia y ncuio-
540; sis nareisística, 501, 621, 637 y 6Íg.;
f) fálíea (fase), 95, 100; fálica (fase), neurosis (esencia de la ), 633; neurosis
en la niña, 101; fálieas (m ujeres), 374; (herencia en las), 346, 412; neurosis
fantasías primarias, 115; fases (sínto mixtas, 225, 314, 614; neurosis (pre-
mas de do9 ), 309; festivales totémicos, rrequísitos de las), 650 y sig.; neurosis
443, 459; fetichismo, 385 y sig.; fija traumáticas, 149; neurosis y psicosis,
ción y regresión, 64 y sig., 187; folúas 156 y sig., 492 y sig.; neurótica (consti
(extensión de las), 244; formación re pación), 282; neuróticos obsesivos (la
regresión en lo s), 313 y sig., 347; neu de), 572; sexos (diferencias psíquicos
róticos (pseudo hípersexualidad de los), entre los), 132, 525, 563; sexual (sig
279; Nirvana (el principio d e l), 26; nificado) de ciertas medidas terapéuti
nosogenesis neurótica (tipos de), 508; cas, 620 y sig.; sexualidad infantil, 74,
"novela de fam ilia", ]] 8 ; "núcleo his 80 y sig.; sexualidad y angustia, 193;
tórico” en las neurosis obsesivas, 614; simbolismo, 41, 66 y sig.; síntomas (ac
o) objetal (relación) c identificación, titudes contradictorias hacia los), 515;
443; objcio (cambio de) en la niña, síntomas (los) como compromiso, 582;
11] y sig9.; obsesiones religiosas, 330, síntomas (formaciones reactivas contra),
342; “ oceánico (sentim iento)” , 56, 454, 513; sistemas de la memoria y la per
477; ojos (cerrarlos) durante el trata cepción, 52 y sig.; sistematización, 483
miento, 37; o]{ato, 365; omnipotencia, y sig.,* situaciones fóbicas, 229 y sig.;
337 y sig., 397, 478; sonambulismo, 260; sublimación, 172 y
p) paidofilia, 377; palabras (signiíieado sigs., 526; sueños, 131, 220, 345, 478;
de las), 63; paranoia, 479 y sigs., 483 sueños diurnos y delirios, 567; sueños
y sig., 487 y sig.; paranoia (teoría de diurnos y síntomas, 225, 250 y sigs.,
la ) , contradicciones aparentes de la, 497; “sueño en un sueño” , 345, suges
487; pegar con un fin sexual, 403 y tión en Jas masas, 133; suicidio, 332 y
sig., 405 y sigs.; pene (envidia del), sig., 449; superstición, 341; superyó, 31
101; pene pequeño (la idea d e l), 97; y sig., 126 y sig., 129 y sig., 442, 483;
pensamiento lógico y pensamiento com superyó (el) y las palabras, 129; su
pulsivo, 328; persecución (¡deas del), peryó (origen auditivo d el), 483; super
479 y sigs.; perversiones, 368 y sig., yó ( “parásitos” d e l), 133, 525, 563, 626;
368, 371, 385, 411; perversiones opues superyó y complejo de Edipo, 132;
tas entre si, 411, perversos (tratamien t) técnica (problemas d e ), 634 y sigs.;
to psicoanalítico de Jos), 413; “ placer tensión y displacer, 29; terapia psico-
(más allá del principio d e )", 94, 410, analítica (posibilidades de la ), 601; ter
585, 604; principio de placer, 56, 414; nura y sensualidad, 106, 184,_200, 544;
prostitución (fantasías de), 552; pro terquedad, 319 y sig.; tos nerviosa, 289;
yección, 173 y sig.; pseudo hipersextu- tótem y tabú, 443, 459 y sig.; trans
3i dad, 279, psicoanálisis profano, 628; ferencia, 43, 621 y sig., 644; transfor
psiconcurosis (base fisiológica de las), mación en lo opuesto, 168; tratamiento
275; psicopatología de la vida cotidia psicoanalítico (definición d el), 636;
na, 27, 40, 225, 353; psicoterapia, 628 y traumáticos (estados), 59; “ triunfar
sig.; psiquiatría y psicoanálisis, 467; (los que fracasan a l) ” , 213, 511, 559;
pubertad, 136; v) vergüenza, 165; visión (perturbacio
r) rasgos de carácter (clasificación de nes histéricas de la ), 261, 293; voluntad
los), 526, 585 y sig.; reacción terapéutica (parálisis de la ) , 298 y sig.
negativa, 339, 559; realidad (aparta y) yo (la vuelta contra e l), 77 y sig.; yo
miento de la) en la esquizofrenia, 492 y de placer puro, 56 y sig., 264, 320;
sig.; realidad (principio d e ), 58, 67, yo (desdoblamientos d el), 157, 171,
566, 648; realidad (juicio de), 170, re 185, 388; yo (empobrecimiento del),
cuerdos encubridores, 172, 371, 572; re* 189, 614; yo razonable y psicoanálisis,
gresión, 187, 313 y sig., 347, 466 y sig.; 598; yo y ello, 30 y sig.; Freud y el
relación (ideas de), 482 y sigs.; repre materialismo, 17 y sig.; bibliografía,
sentación por lo opuesto, 581; represión, 665, 678 y sigs.
30 y sig., 118, 175 y sigs.; represión F R IE D JU N G (Joseph K .) [Bibl. 636 al
exitosa, 167 y sig., 526; represión (con 639], 115, 164, 221, 450, 573, 679.
dicionamiento social de la ), 118 y sig.; F R1ED LA N D E R-M ISC H (Katc) [Bibl.
represión parcial, 370 y sig., 388; re 640 al 643], 136, 217, 408, 450, 679.
primido (contenido de lo), 513; rituales F R IE D M A N (M .) [Bibl. 644], 417, 679.
escatológicos, 313; F R IE S (Margaret E.) [Bibl. 645 , 646],
b) sádicoanal (fase) 86, 312 y sig., 403 49, 628, 640, 679.
y sig.; sádicoanal (orientación) de los Frigidez, emocional generalizada, 189, 212,
neuróticos obsesivos, 313; sadismo y m a 529, 532 y sigs.; sexual, 203 y sigs.; y
soquismo, 401, 406 y sig.; Schreber (el enuresis, 269; y ninfomanía, 272 y 6¡g.;
caso) 192, 479 y sig.; serie complemen y distonía, 286.
taria, 146, 453, 494, 508; sexo (impor F R IN K (H . W .) [Bibl. 647, 647], 305,
tancia del comportamiento en materia 679.
Fróhlich, enfermedad de, 298. Generosidad, 547.
F R O M M (Erich) [Bibl. 649 a] 655), so Cenital (e s), primacía, 81, 95, 106, 168,
bre masculinidad y feminidad, 111, 525, 304, 368 y sig., 529 y eig., 554, 583,
563; sobre amor y am oi a sí mismo, 636; pasividad— en el varón, 89, satis
106; sobre temores diferentes en uno facción, 106; temor a una herida— , en
y otro sexo, 123; sobre ideales, 129; la niña, 122; primacía— y sublimación,
sobre autoridad, 133, 549; sobre el “au 168; valor de la primacía— como pro
xiliador mágico”, 514, 568; sobre ti nóstico, 304, 636; perturbación de la
conlenido de lo reprimido, 521; sobre prim acía— en la perversión, 368 y sig:;
soledad c independencia, 524; sobre cri* primacía— y carácter, 530, 554; carác
minoJidad, 563; sobre Ja fe, 612; sobre ter, 554, 586 y sig.; (los! como apa
hipnosis, 623; sobre sociología psico- rato de descarga, 81; (los) como zona
analítica, 650, 653; sobre “ culturalis- erógena, 95, la vista de— adultos por
nio’\ 650; bibliografía, 679. los niños, 114 y sig.; lo (¡uc sienten
F R O M M R E IC H M A N N (R E IC H M A N N los homosexuales masculinos hacia los—
de F R O M M ) (Frida) [Bibl. 656 al femeninos, 374 y sig.; véase también
661), sobre madres dominadoras, 127, Genitalidad.
563, 573; sobre jaqueca, 291; sobre es Genitalidad (la ), en la pubertad, 134 y
tereotipias, 490; sobre tratamiento psico- sigs., (la) no puede ser objeto de
analítico de la esquizofrenia, 501 y sublimación, 168; la destrucción de la—
sig.; bibliografía, 680. en los adictos a las drogas, 424 y sigs.;
Frugalidad, 3!8. véase también Genital (prim acía).
Frustración, y agresividad, 77, 403; (la) Genitalización de órganos, en la histeria,
como causa de fijación, 85 y sig., 583 253 y sig., 263.
y sig.; y complejo de Edipo, 117; y CERARD (Margarot \ \) [Bibl. G6ó,
apatía, 148» 162, 437; y depresión p ri 667], 268, 640, 680.
maria, 148, 437; y regresión, 187 y sig.; G E R Ü (Georgc) [Bibl. 668 al 670], ?o-
y sadismo, 403; (la) como factor pre bre tratamiento de pacientes “orales",
cipitante de neurosis, 508 y sig.; (la) 435; sobre depresión, -438, 463, 464;
en Ja civilización, 6£0 y sig., 653 y sig. sobre psicogénesis de la esquizofrenia,
F ü C H S (S. H .) [Bihl. 662), 175, 680. 495; bibliografía, 680.
Fuego, el placer sexual en el, 418; pren G E S E L L (A .) [Bihl. 671], 49, 680.
der— , véase Piromanía. GcstaUcn, inhibición para sentir los, 328.
Fuente(s), de los instintos, 73 y sig., 273 Gestos, omnipotencia de los, 56, 475; m á
y sig.; de la excitación sexual, 80 y gicos-, 65 y sig., 92, 164, 298, 361, 390
sig., 273 y sig. y sigs., 49!, 532 y sig., 538, 546, 569; y
Fuerzas represoras y fuerzas reprimidas, sigs.; (los) y las expresiones mímicas,
véase Represoras. 361 y sig., 491.
F u g á is ), 415 y sigs.; a la realidad, 533 G IL L (M orían M .) [Bibl. 672, 673], 623.
y sig., 540, 586; a la fantasía, 534, 626, 680.
586, 588; “a la salud", 622. G 1LLESP IE (R . D.) [Bibl. 674 al 676],
Fumar, 82, 291, 548, 619. 292, 365, 502, 680.
Función m últiple (principio de), 232, 515 C M .L E S P IE (W . H.) [Bibl. 677], 386,
y sig., 522, 581. 681.
Funciones sexualizadas, inhibición de las, Ginecológicas, complicaciones— psicugé-
209 y sigs. nicüs, 204, 285.
Funerarios( a»:), ritos, 443; comidas, 443. C1TELSON (M ax) fB ibl. 678, 679), 136,
fí28 y sig., 652.
Globo histérico, 264.
G G L O V E R (Edward) [Bibl. 680 al 6981.
Mibre afectos, 35, 507; sobre los m úl
CA1R (M ollic) [Bibl. — 1149), 153, 699. tiples núcleos del yo, 56; sobre expe
G A R M A (Ángel) [Bibl. 663, 664], 157, riencias encubridoras, 1-18, 172; sobre
321, 354. 450, 478, 492, 6R0. perversiones y juicio de rdhlulad, 3fiíJ;
Gastrointestinales (perturbaciones), 281 y sobre adicción a las drogas, 424: sobre
sigs. alcoholismo. 427; sobre p>ieoanúlÍM> de
Gazmoñería, 207. l.i esquizofrenia, .S02; -<d)re malo
O E L E E R D (E lu ab rih R .) [Bibl. 6651, sentirse bien'*, 515; ^oljre ideaIi/.:n-n*<n.
4-43, 680. ó 12 y sig.: ""bi'e c.iráeiet or.il, 51,'> j
¿ig.; sobre el carácter neurótico, 565, Grupo u j , de dos, 107; formación de,
583; «obre angustia socio], 581; sobre 109, 133, 334, 556 y sigs.; psicoterapia
efectos de ]j interpretación incorrecta, de, 630.
619, 628; sobre problemas de técnica, Guardia (m ontar) en los funerales.
636; sobre normalidad, 646; bibliogra Guerra, superyó de, 150; neurosis de, véa
fía, 681. se Neurosis traumáticas.
C L O V E R (James) {Bibl. 699 al 701], 51, G Ü N T H E R (L .) [Bibl. 728], 290, 683.
368, 450, 681.
Glucosuria emocional, 298.
C L U E C K (E d ith ) [Bibl. 702], 538, 681. H
G O LD E N SO H N . (L. N .) [Bibl. — 266J,
495, 669. Hábitos higiénicos (aprendizaje de los),
G O L D M A N (Georgc S.) [Gibl. 703], 329, 58, 87 y aig., 125 y sig>, 318, 319,
6 &1. 346 y sig., 544.
G O L D S T E IN (K urt) [Bibl. 704, 7051, H ablar en público, 358 y sig.
53, 467, 681. H A D L E Y (Erncst E.) [Bibl. 729, 730],
Golpear (rituales d e ), 311. 585, 683.
GO M BR1CH (E .) [Bibl. -9 85 ], 491, H A H N ÍBcnno) [Bibl. 731], 625, 683.
692. Hambre, (el) como obstáculo para sociar
G O R E L1K (Base!) [Bibl. 706], 548, 682. libremente, 37; (el) y el dormir en
G R A B E R (Gustav Hans) [Bibl. 707 al Jos Jactantes, 50; de estímulos, 51,
712], sobre ambivalencia, 55; sobre li- 77, 78; y “ control", 53; y anhelo de
}>os de identificación 57, 83, 397 y omnipotencia, 58: (el) como instinto,
sig.; sobre inhibiciones en el habla, 74; y erotismo oral, 88 ; y sentimiento
205r 354; sobre sonambulismo, 260; de culpa, 162, 163; de experiencias en
sobre afán neurótico de clasificación, cubridoras, 172; ataques histéricos de,
325 y sig, 544, 574, 591; sobre el ro- 253; y tensión, 415; y anhelo farmaco
tismo anal y el habla, 354; sobre fan lógico, 426; víase también Erotismo
tasías de destrucción del inundo, 468; oral.
bibliografía, 682. H A N F M A N N (Eugenia) ÍBÍbl. 732], 472,
Grandeza, ideas de, 472 y sig. 683.
Gratificación, véase Satisfacción. H A P P E L (Clara) [Bibl. 733], 97, 267,
G R A Y (M . Geneva) [Bibl. — 1544], 291. 361, 363, 683.
714. H A R M S (Em esO [Bibl. 734], 495, 683.
Grecia antigua, la homosexualidad en la, H A R N IK (Jcno) [Bibl. 735 ni 744], so-
381 bre exhibicionism o,.92, 391 y sig,; so
G R E E N A C R E (Phyl)is) [Bibl. 713, 714], bre erotismo vaginal, 1 0 1 ; sobre asfixia,
49, 59, 559, 682. 287, 365; sobre significado inconsciente
G R E E N S O N (R alph R .) [Bibl. 714’ ], del tiempo, 322, 329; sobre cortar tren
304, 305, 682. zas, 394, 401; sobre tratamiento de la
G R E IG (Agncs B.) [Bibl. 715, 716], ¿41, homosexualidad, 413 y sig.; sobre de.
682. presión, 451; bibliografía, 683.
G R 1M B E RG (L .) [Bibl. 717], 260, 682. H A R T (Moss) [Bibl. 745], 207, 683.
G R ÍN K E R (Ray R.) fB ibl. 718, — 1046]. H A R T M A N N (H einz) [Bibl. 746 al 7511,
631, 682, 695. 37, 70, 427, 573, 646, 684.
G R O D D E C K (Georg) [Bibl. 719, 720]. H A R T M A N N (M ax) [Bibl. 752], 373,
108 y sig., 294, 574, 682. 684.
Grosería ()a) en la pubertad, 136. H A W I N S (M ary O’NeiJl) [Bibl. 7531,
G R O S S (A lfrcd) IB ib l. 721], 426, 682. 640, 684.
G R O T E (L. R .) [Bibl. -1121], 206, H A W O R T H (Norali A.) [Bibl. 754], 620,
298, 698. 628, 684.
G R O T JA H N (M artin) [Ribl. 722 al 727], H A Y W A R D (Emeline P.) [Bibl. 755],
sobre el proceso del despertar, 49; so 555, 684.
bre sueños de los niños, 62; sobre en H E A L Y (W illio m ) 1756, 757, — 47], 417,
fermedad orgánica del cerebro, 297; so 421, 563, 660, 684.
bre psicoterapia, 628; sobre terapia de Hcbcfrcnia, 217, 474.
shock, 631; sobre psicoanálisis en per Hehcfrcnoide (conducía), 216 y sig., 496,
sonas de edad avanzada, 640 y sig.; 499, 593.
bibliografía. 682 y «ig. Heces, (las) como objelo, 86 y sig., 107,
174, 481 pene — niño, 1)1, 247, Hípersexualidad, 204, 269, 279 y sigs.,
253, 315» 320, 395, 399; y'dinero, 32Ü 421, 430, 433 y sig., 552, 575 y sigs.,
y sig.; y tiempo, 322; y éxitos, 322; 587.
= palabras, 340 y sig., 353 y sigs.; = Hipertensión esencia], 291.
objeto, en las ideas di* persecución, 481. Hipertiroidismo, 297.
HF.IDE (Carel van der) ÍB ibl. 758, 7591, Hipertonía, histérica, 258 y sig.; órgano-
253, 281, 684. neurótica, 283 y sigs.; libidinosa de Jos
HE1LPERN-FUCHS (Else) I Bibl. 7601, órganos, 300.
116, 573, 684. Hipnagógicas (alucinaciones), 52.
H E N D R JC K ( Ivi's) [Bibl. 761 al 768], HipnoanáÜsis, 626.
sobre "instinto de dominación” , 26, 62, Hipnosis, naturaleza de la, 133, 623, 625
537; sobre adoptación, 70; sobre una y sig.; y motilidad, 260; y sexualidad
fase íálica temprana, 104; sobre epi infantil, 587, 620; de sugestión, 618;
lepsia, 304 y sig.; sobre suicidio y rea (la) como infantilismo artificial, 620;
lización (ie deseos, 450; bibliografía, acerca de las desventajas de la, 626;
684. aplicaciones terapéuticas recientes de Jy,
626; véase también Hipnotismo.
H E N R Y íCeorye W .) ÍBil.l. — 1636], 17,
Hipnotismo, y psicoanálisis, 18, 623 y
718.
sigs.; fantasías sádicas referentes al,
H E R U E R T (S.) [HiU. 769. 770J, 268,
402; véase también Hipnosis,
305, 685.
Hipocondría, a causa de Ja vestimenta,
Herencia (la ), en la neurosis, 346, 413,
52, 299, 470; naturaleza de la, 299 y
452 y si¡j.
sigs.; la terapia en la, 303 y sig.; (la)
Hermafrodillls (los), turno objeto de an
en la melancolía, 448; (la) en ]a esqui
helo sexual, 375; véase también Fáliea
zofrenia, 469 y sigs.
( m u je r ),
Hipotonía, histérica, 260; órgano-neuró
H en»nnitos(s), celos de los, 115; amor tica, 626 y sigs.; libidinosa de l«s ór
a los, 116; relación de edad con los, ganos, 300.
(o las),— y carácter, 573. H IR S C H (Erw in) [Bibl. 788], 418, 683.
H E R M A N N (ínire) [Bibl. 771 al 7821, Histeria, formación reactiva en la, 179;
sobre consciencia, 30; sobre el psico formas de angustia de la, 225 y sigs.;
análisis como método, 3 7 ; sobre percep formas de conversión de la, 250 y
ciones primarias, 55; sobre el proceso sigs.; ataques en la, 251 y sigs. 360;
del pensamiento, 64; sobre angustia del dolores en la, 254 y sigs.; la iden
Cífuilibrio, 91; sobre el superyó, 127;
tificación en la, 254 y sigs.; alucinacio
sobre sublimación, 168; sobre el ta nes en la, 257; perturbaciones motoras
lento, 213; sobre los sentidos inferiores, un la, 258 y sigs.; estados de sueño
365; sobre compulsión de repetición, en la, 259 y sigs.; perturbaciones de
6(J4; bibliografía, 685. la consciencia en Ja, 259 y sig.; pertur
Hermano. umor de identificación ambiva baciones de los sentidos en la, 261 y
lente hacia un, 380. síg.; perturbaciones de la sensación en
Héroe ftullo del), 380, 399. la, 262; transformación de una— en
Heterónomn ísnjicryó), 579 y neurosis obsesiva, 314; ljcneficios se
Hidroterapia, 617, 619 y si". cundarios en Ja, 516.
Higiene mental. 647. 649 y si^-! 653 y Histeria de angustia, 225 y sigs.; y neu
sifis.
rosis de angustia, 226; el desplaza
Higiénicos (hábitos), véase Hábitos. miento en la, 227; y masturbación, 232
H ijo í s ) , (ell mayor, 5<ji{; íc lj que no y sijí.; proyección de la propia exci
es el m ay a- ni el menor. 573: íe il ún i tación cu la, 235 y sigs.; y erotismo
co, 115, 573; adoptivos, 119, 573. del equilibrio, 235 y sígs.; y animismo,
H IL L íLewis [ Ij llliU , 783, 784], 24',. 238 y sigs.; regresión y agresividad en
291, 537, 685. la, 239 y sig.; combinaciones de— y
H IN S IE (I.cland E.) IBibl. 785 al 7871, neurosis obsesiva*., 241; formxs estacio
467, 502 y sig., 628, 685. narias y progresivos de la, 243 y sig.;
Hipalgia histérica, 262. fuerzas represoras y reprimidas en la,
Hipcremotivo (carácter), 529, 533. 245 y sigs.; (la) en los niños peque
J lip e r fu n o io n c s h is té ric a s , 263. ños, 246 y sigs.; la terapia en la, 249;
Hiper.sensrhilidad (¡a) en las neurosis íicncficios secundarios en Ja, 516; y per
actuales, 216, 217 y si^. turbaciones del carácter, 614.
Histeria de con versión, (la) como entidad “Hombre de Jas ratas (e l)” (paciente de
nosológica, 250 y sigs.; rasgos arcaicos Freud), 309, 330.
en Ja, 251 y sigs,; evolución y trata “ Hombre de los lobos (e l)" (caso de
miento de la, 269 y sig.; y órgano- Freud), 229, 231, 246, 301, 317.
neurosis, 272. Homcostasis, 25 y sig.
Histérico-a (s), vómito, 205, 252 y sig.; Homicidio, sexual, 402; y suicidio, 449 y
ceguera, 30, 261 y sig.; materialización, sigs.; obsesiones de, 307 y sig.
251, 253; ataques, 251 y sigs., 360 y Homosexuales, obsesiones, 307 y sig.
iigs.; dolores, 254 y sigs.; identifica Homosexualidad, y sentimientos sociales,
ción, 254 y sigs.; convulsiones, 252, 109, 579; y superyó, 127, 483 y sig.,
259; alucinaciones, 257; hipertonía, 258 486, 579; (la) en la pubertad, 135 y
y sig.; perturbaciones— motoras, 258 y ¿■ig.; c impotencia, 199; (la) en Ja
sigs.; estados de sueño, 259 y siga.; pseudo hipcrsexualidad, 272 y sig., 484
perturbaciones— de la consciencia, 259 masculina, 371 y sigs,; femenina, 381
y sig.; hipoionía, 261; hipcríuncioncs, y sigs.; y alcoholismo, 428; y paranoia,
263; perturbaciones— de los sentidos, 479 y sigs.; y narcisismo, 479, 483 y
261 y sig.; perturbaciones— de la sen sig., 486; y cclos, 484 y sig., 571; re
sación, 262; estados de ánimo, 252; activa, 540.
psicosis, 495; carácter, 587 y sigs.; nú H O O P (J. H. van der) [Bibl. 810], 174,
cleo— en las neurosis obsesivas 614; 686.
mutismo, 212, 258, 642; oligurcsis, 253; Horarios, obsesión de los, 324 y sig.
estigmas, 254; superestructura— de las Hormonales, disfunciones— y vegetativas,
enfermedades orgánicas, 263. 276 y sigs.; patoncurosis, 297 y sig,;
H íiie r o - e p ile p s ia » 305. factores— y homosexualidad, 373; per*
Histórico-a, delcrminismo— de las neuro turbaciones— en las perversiones, 412.
sis, 35, 49, 312; deterninismo— de sín Hormonas, (las) como fuente de los ins
tomas y ¿Icelos, 35 y sig., 59; nú tintos, 75, 273; y actitudes inconscien
cleo— de las alucinaciones, 478; nú tes, 276; y homosexualidad, 373; y
cleo— de las it!tvas delirantes, 188. perversiones 412,
HiMriónico (carácter), 504; véaít' tam H O R N E Y (Karcn) (Bibl. 811 al 821],
bién Dranntizaciún. sobre masoquismo, 95, 405; sobre ero
1IJTSCHMANN (Edward) [Bibl. 789 al tismo vaginal, 101, sobre fuga de Ja
798), sobre Ja masturbación, 97, 218; feminidad, 1Ú2, 552; sobre envidia del
sobre gi-nilalidad masculina pasiva, pene, 102, 552; sobre perturbaciones
104; sobre frigidez, 202; subre temor psicogcnicas del embarazo y el parto,
por el bienestar de los padres, 239; so 204; sobre reacción terapéutica nega
bre agresividad en las íobias, 241; so tiva, 339, 560; sobre miedo a la vagi
bre cnuresis, 268, 549; snbre factores na, 374; sobre la esencia de la neuro
precipitantes en la esquizofrenia, 494; sis 520, 617; sobre defensas sistema
sobre ambición y erotismo uretral, 549; tizadas del carácter, 541 y sig.; sobre
sobre indicaciones del psicoanálisis, carácter y sociedad, 593 y sig.; sobre
639; bibliografía, 685. autoanálisis, 645; sobre las "neurosis
“ Hobbics", obsesivos, 43í y sigf-, 33i\ (fe nuestro tiempo", 651; sobre “cuftu-
539, 596 y síg., 620 y sig., 628; (los) ralismo”, 653; bibliografía, 686.
como terapia, 611. Hostilidad (la) en la esquizofrenia, 469;
HOCH (Paul H .) IBibl. 799], 427, 61)6. véase también Agresividad y Odio.
H O FFER (W ilhelm ) [Bibl. 800, 8011. HUBBARD (I.. T.) [B ihl, 8221, 644,
134. 136. 288, 606. 686.
JIOFFM A N N ( Erust Paul) [Bibl. 802], H UEBSCH (D. E.) IB ibl. 823], 293,
57, 686. 687.
HOFFM A N N (Jakob) IBibl. 803], 579, HUC-HELLMUTH (Hermiite von) [Bibl.
686. 824 al 828], 113, 116. 389, 573, 639 y
HOFSTAETTER (R .) [BibJ. 804], 252, sig., 687.
6P6. Humor, 448, 541.
HO LLITSCH ER (Walt-ír) [Bibl. 8051, H liP F E R (Susnnne) [Bibl. 829], 429,
542, 686. 687.
H OLl.O S (M van) IBih!. -494, 806 al H UT CHIN CS (G. R.) ÍBibl. 830], 494,
809J, 287, 296, 473, 489, 50), 676, 686. 6H7.
en cJ hombre, 379, 563; con una
parle del cuerpo d d partenaire, 398; ■
Idea(s), y emoción en la represión, 177; (la) en el duelo, 443 y sig.; con las
aislamiento entre— y emoción, 268 y personas fallecidas, 4-43 y sig., 450;
sig., 327 y sig., 251; de expiación, 181; narcisista, 447, 568 y sig.; (la) en la
de persecución, 479 y sigs,; de relación, manía, 459; y compasión, 532; (la)
130, 482 y sigs.; abortivas de relación, en los caracteres orales, 532 y sig.;
497; de grandeza, 472 y sig.; deliran con objetos indebidos, 563 y sig.; y
tes, véase Delirantes lideas). empalia, 569 y sig.; “de ensayo", 569,
Ideal, los objetos como, 108, 133; los
Ilusiones, 478.
padres y el superyó como, 125, 128 y
Imilación, (la) en la fascinación, 53;
síg.; v¿ase (amblen /c/eaí efeí yo.
(la) en la histeria, 255 y sig.; e iden
Ideales democráticos, 652.
tificación, 256; (la) en la catatonía,
Ideales y principios, 125, 129; (los) más
491.
allá de la infancia, 525; condiciona-
Impotencia, orgáslica, 106, 237, 279 y
míenlo social de los, 652 y sig.; véase
sig., 433, 574 y sig.; (la) en las neu
también ideal, c Ideal del yo.
rosis traumáticas, 142; (la) en el hom
Idealización, de objetos, 108, 133; de
bre. 198 y sigs.; relativa, 200.; (la)
prnguni lores fallecidos, 116; de inhi
en el hombre homosexual, 412; farma-
biciones, 206; y corruptibilidad del
coióxica. 426 y sigs.; y ternura, 2U0
superyó, 332; de una actividad insiin-
>' síg.
liva, 423, 512 y sigs.; 563; (la) en la
manía, 461; y racionalización, 542 y Impudicia, véase Desvergüenza.
sigs. Impulsivas (neurosis), véase Neurosis im
Ideas delirantes, y ubsesión, 307; en la pulsivas.
melancolía, 437, 442, 448; sobre la Impulsividad, (la) en la pubertad, 136;
muerte de una persona, 468; de rela patológica, 414 y siga., 565.
ción, 439 y sigs; de per ainado, 4#4. Impulsos, destructivos en los niños, 54
Identificación, primaría, 52 y sigs.; 82. y sig., 107 y sig.; incendiarios, 418;
104, 175, 491 ; (la) como regresión, suslilutívos, 169; patológicos, 413 y
54; y estrucluracíón del yo, 54, 563; y sigs, 565; patológicos y compulsiones,
ambivalencia. 55; “ al revés”, 57, 83. 367, 430 y sigs; génesis normal de los,
133, 397 y sig.; tipos de, 57, 83, 132 37; defensas contra los, 69 y sig; véa
y síg., 397 y sig.; secundaria, 57 y se también Neurosis impulsivas, e Ins
sig., 175; e iniroyccción, 57 y sig.; tintos.
(véase también Introyección) y erotis- Incendiarios (impulsos), 418.
ma oral, 82 y sig., 104; y rdanone? Incesto, véase Complejo de Edipo.
objétales, 105 y sig., 175, 255 y síg., Incestuosas (obsesiones), 307 y sig.
375 y síg., 382 y sig,, 436 y sig., 443. Inconscíente(s). realidad de lo, 2 1 ; y
446 y sigs.; y amor, 106 y si"., 396 consciente, 28 y sig.; percepciones, 30
y sig.; con los padre:-, 125 y sig.; (véa y sig.. 53 y síg., 142, 156 y sig., 170
se también Superyó); (la) en la pu y sigs. 175 y síg.; motilidad, 30, 258
bertad, 136 y sig.; y sublimación, 168. y sig., 259 y síg.; sensaciones, senti
526; con eí agresor. 293, 357, 361, mientos y emociones, 31. 189; afectos.
375. 378,390. 394. 398 y sigs., 402, 31, 189, > sig., 274 y >ig.; parles— dd
538, 558,570; con las propias fun yo, 30 y sig., 199; (el) del analista
ciones, 210; histérica, 254 y sigs.; con como su instrumento de trabajo, 41;
el rival, 255 y sig.; con el objeto consecuencias físicas de actitudes, 275
amoroso. 256; sobre- la base de nece y sig.; actitudes— y hormonas, 274.
sidades eiiológicas iguales, 256 y sig.; 276 y síg.; (lo) es consciente en la
e imitación, 256; múltiple, 256. 448. esquizofrenia, 474.
568; con objetos de la fantasía, 256 y Inconsecuencia en la educación, 573, 579
sig.; con un estado anterior del yo, y sigs.. 651 y sigs.
257; lia) en las neurosis cardícas. Incontinencia, rectal, 269 y sig.; uretral.
29Ü; lia) enla homosexualidad, 375 véase En uresis.
y sigs.. 381, 382 y sigs.; (la) cu la Incorporación, fines de, 81, 82 y sig?.;
diTción narcisisia de objeto. 376, '584; total. 104; parcial, 105; fines de— en
amor de. 378 y sig,. 380. 384 sig.. la histeria. 263 y síg.; véase también
546 y sig.. 568; (la) en la fon.iniil.nl Iiilriiyc'i’c'ión,
Incorporado, fantasía de ser, 397 y sig.; to, 213; en materia de arle, 213; a
véase también Identificación (tipos de). causa de la conciencia, 213; en el jue
indecisión, 212 y sig., 236 y sig. go, 214; y obsesión, 215; y represión,
Indicaciones del tratamiento psicoanalíti- 215; mespccífieas, 216 y sigs.; debidas
co, 637 y sig. a un empobrecimiento general, 216 y
Indiferencia, emocional, 216 y sig;; de lo; sigs., 614; de la agresividad, 216 y
histéricos (bclle índifjtrcncc des hysté- sig.; y hebefrenia. 217: y alcoholismo,
riquesj, 270, 514, 614. 427; del saludo, 214 y sig.
Inductivo y deductivo <’pcnjamienlo) en Iniciación (ritos de), 100, 234, 411, 624.
psicoanálisis, 24. Iniciativa, falta de, 216.
Indulgencia y complejo de Edipo, 91. *'Iniciatorio (acto)”, 556 v sig.
inestabilidad afectiva, 290. JNM.4N <W. S.) ÍBibl. 83H, 262, 687.
Infancia, y psiconeurosis, 169; neurosis Inquietud externa (la) como protección
en la, 2-16 y sigs.; esquizofrenia en contra la inquietud interna, 244 y sig.
la. -195; neurosis en la— , cu raciones Inseclos, mordeduras de, 75; miedo a lo*.
espontáneas de, 609 y sig. 247,
Infantil i es), sexualidad, 74 y sig., 80 y insomnio, 144, 219 y sigs.
sigs.: sexualidad— y perversiones, 74 Instintivo (s), fenómenos— y no instin
y sig., 368 y sigs.; masturbación, 95 tivos, 25 y sig.: estímulos— y percep
y sig.; teorías sexuales, 114 y sig.; tivos. 73; conflictos— y estructurales
tendencias— después del análisis, 169; 154 y sig.; conflictos, 154 y sig., 179
regresión a la sexualidad, 187 y sig.; y sig., 531 y sig.; peligro— y peligro
sexualidad— e impotencia, 199 y sig.; perceptivo, 231 y sig.; componentes,
sexualidad— y íiiqidez, 203: supuestos 82, 9í y sigs., 204 y sigs.; represión
peligros de la sexualidad, 648 y sig. de los componentes, 370 y sig., 388.
Infantilismo, sexual, 368 y sig.; y femi Instinto (y), origen de los, 25 y sig., 73
nidad en el hombre, 379; artificial, y sig.; 119, 128: concepto de, 25 y
620, 623 y sig. sig., 73 y sig.: y yo, 61 y sig., 69, 134 y
Infantilización (en la vida m ilitar), 146 sig.; (el) como peligro, 69 y sigs., 187 y
y sig-, 150. sigs., 6-17 y sigs.; y estímulos sensoria
Infección, fobia a la, 231 y sig., 242 y les, 73 y sig.; y quimismo, 73, 2)8 y
sig., 448; c introyccción, 243. sig-, 273 y sigs.; fuentes de los, 73 y
Inferioridad, sentimientos neuróticos de, sig., 273 y sig.; fines de los, 73 y
132. 177, 216, 436. 441, 528 y sig., sig.; objeto de los, 73; sexuales, 74
593 y sig.: sentimientos de— c hiper- y sig.; (los) y la defensa. 75, 170, 175,
sexualidad, 279 y sig.: tratamiento de 498, 544, 581 y sig.; clasificación de los,
los sentimientos de, ‘163. 76 y sigs.; carácter conservador de los,
“Inferioridad constituciona!", la perver 77, 604; (los) y la repetición, 77, 604 y
sión como, 368, sig.; mezclas de. 78; disimilación en las
Infidelidad conyugal, 572. células e, 79; fusionados y no fusiona
Influencia, delirios de, 482 y sig.; má dos, 79; (los) y las fuerzas anii-ins-
quinas de, -182 y sig. liniivas, 125 y sig.; conflicto entre-
Jnjormución íaJ pacicntc), valor psieoíe- opuestos, 154 y sig.; 179 y sig., 531 y
rupéutieo de la, 617 y sig. sig.; caracteres “ gobernados por los—",
Inhibiciones, emocionales. 189 y sig., 212, 195, 421 y sigs., 563 y sigs,; (los) y
529, 532 y sigs.; específicas, 198 y la defensa en la histeria de angustia.
sigs.; sexuales, 198 y sigs.; sociales, 245 y sigs.; y compulsión, 307 y sig.;
205, 210, 214 y sig., 333 y sig., 358, y defensa en los síntomas compulsivos,
572 y sigs.; orales, 205 y sig.; de ins 308 y sigs.
tintos parciales. 204 y sigs.; anales, Instintos parciales. 81. 91 y sigs., 204 y
207; del exhibicionismo, 207; de la sigs.; represión de 370 y sig.; 388;
escoptofilia, 207 y sig.; y miedo, 207 colaterales, 81.
y sig.; profesionales, 208. 213 y sig.; instituciones sociales (las) y el carácter
de la agresividad, 208 y sig,; de fun de los individuos, 19 y sig., 519 y sig..
ciones sexualiznda?, 209 y sigs.; en la 524 y sig., 545, 561, 593 y sig., 649
esfera motriz, 210. 283 y sigs.; sen y sigs.; véase también Social, y Deter-
soriales, 210, 285 y sige.; intelectuales minismo.
210 > sig.; en el estudio, 211 y Mg.; Instituios, educación dentro de, 119.
del habla, 212, 353 y sigs,; del talen Insuficiencia, (relativa) del yo. 198; de
la elación toxicomaníaca, 425 y sig., en la histeria, 264 y sig.; (la) en la
428. hipocondría, 301 y sig.; (la) en el tar
Insulina, 631. tamudeo, 356 y síg.; (la) en el tic,
Intelectual (es), resistencias, 43 y sig.; 363 y sig.; (la) en el asma, 365; y
desarrollo, 63 y sig.; intereses— en la feminidad (la) en el transvestismo, 379;
pubertad, 64, 136 y sig.; la actividad— y sadismo, 404; (la) en el alcoholis
como fuente de excitación sexual, 81; mo, 428; (la) en la depresión, 438 y
inhibición, 210 y sigs. sig.; 442, 446 y sigs,; (la) en el due
Inteligencia, inhibiciones de la, 210 y lo, 443 y sig.; la— patognomónica en
sig.; y erotismo oral, 210 y sig., 549; la depresión, 446 y sigs.; (la) en la
(la) en la neurosis obsesiva, 341; y manía, 459; (la) en las ideas paranoi
sentimiento, 533 y sig. des, 480 y sig,; (la) en Ja Jucha con
Interpretación (es), “ profundas", 39; de tra Ja angustia, 535.
derivados, 39, 633 y sigs,; de actitu Inválidos, fobia a los, 228; preferencia
des defensivas, 39, 633 y sigs.; defini fetichista por los, 222; psicoanálisis de
ción de la, 38, 633 y sigs.; efecto de los, 642.
las, 39 y sig., 633 y sigs.; métodos de, Inv.vlos, ideas delirantes de, 482.
41, 633 y sigs.; exactitud de las, 45 Involutiva (melancolía), 456.
y sig.; reacciones a las, 45. y sig., 6315 Irresistibilidad de los impulsos patológi
y sigs.; criterios de, 46; (la) en el cos, 414.
análisis de la esquizofrenia, 474, 503 y
Irritabilidad, en las neurosis actuales,
síg.; (las) hechas en un momento in
216, 218; vegetativa de la piel, 292 y
debido, 559; neuróticas de la realidad,
sig.
71 y sig.; 156 y sig., 228, 341 y sig..
1SAACS (Susan) [Dibl. 832 al 836], so
566 y sig.
bre desplazamientos anales, 95, 253,
Interpelaciones patológicas de las formas
544; sobre superyó, 127; sobre puber
de dependencia del yo, 581 y sig.
tad, 136; sobre sugestiones psicoanalí-
Interrupción de la excitación sexual, 218.
ticas prácticas, 649; bibliografía, 687.
Intestinal (es), organización— de la li
bido, 81; conversiones— y erotismo ISA K O W ER (Otto) [Bibl, 837, 838], so
anal, 353; sensaciones— e ¡deas de bre estados de regresión del yo, 49, 52,
persecución, 481. 248; sobre erotismo del equilibrio, 91;
Intimidación (la) de los demás como sobre introyección auditiva, 93, 104,
defensa contra la angustia, 390, 391 y 483; sobre superyó, 127; sobre lengua
sig., 394, 399 y sigs.; 537 y sig. je, 130; bibliografía, 687.
Intolerancia a la tensión, 362, 414 y sigs., Izquierda y derecha, significado simbóli
422 y sig., 424 y sig., 544, 565, 607 y co de, 258.
sig.
Intrauterinas (fantasías), 234.
Introversión, 67 y sig., 250 y sigs., 261, J
341, 468, 534, 568, 587 y sig.
Introvurtidos y extrovertidos, 534, 568, Jaqueca, 291.
586. JAK SON , epilepsia de, 304 y sig.
Introyección, oral, 53 y sig., 82 y síg., JA CO BSO N U A C O B S O H N ) (Editfr) [Bi
104; y ambivalencia, 54 y sig.; (la) bliografía 840 al 844], sobre superyó,
como intento de restablecimiento, 56 y 127, 132, 563: sobre pscudo-debilidad,
sig.; c idea de ser introycctado, 82; 210; sobre idealización de la actividad
(véase también Identificación, tipos instintiva, 423, 542 y sig.; sobre de
d e ); por In piel, 87, 90 y sig., 104; presión, 454, 463, 464; sobre análisis
anal, 87 y sig., 481: por el ojo, 92 y de niños, 610; bibliografía, 687.
sig., 104, 241, 262, 393, 548 y sig.; res JACOBSON (Edmund) {Bibl. 8391, 286.
piratoria, 93, 104, 287 y sig., 301, 365, 617, 687.
387; por el oído, 104, 180, 357; de la JA CO B Y (Heinrich) [ Bibl. 845], 213.
madre que prohibe, 125 y sig.; de los 687.
objetos edípicos, 126 y sig.; en el su JE K EL S (Ludwig) [Bibl. 846 al 852],
peryó, 132 y sig., 525; (la) como meca sobre erotismo anal, 87: sobre amor,
nismo de defensa, 175; y represión, 107; sobre sentimiento de culpa, 163,
176; de afectos, 193; de sentimientos 559: sobre la comedia, 459; sobre com
de culpa, 194; e infección, 242; (la) pasión, 532 y sig.; bibliografía, 688,
JELC-ERSMA (G.) [Bibl. 853, 8541,174, medida psicoierapéutica, 620 y sig.;
479, 688. terapia por el, 628, 639 y sig.
JE L L IF F E (S. E ly ) [Bibl. -381, 855 ¿1 Juicio, función del, 25, 30, 58 y sig.; el
865], sobre psoriasis, 292; sobre mio primer, 53 y aig.; capacidad de un—
pía, 293 y sig.; sobre enfermedad or correcto, 55 y sig.; de realidad, véase
gánica del cerebro, 297; sobre enfer Realidad (juicio de).
medades orgánicas, 298; sobre epilep JU L IU S B U R G E R (Otto) [Bibl. 903,
sia, 304; sobre alcoholismo, 427; sobre 904), 368, 427, 689.
técnica psicoanalítica, 636; sobre psi JU N G (C. G.) [Bibl. 905 al 908], 76,
coanálisis de pacientes de edad avan 488, 490, 586, 689.
zada, 640; bibliografía, 673, 688. “Jurado’’, Jos objetos como, 334.
JO H N SON ( Adelaide M.) [Bibl. 866], Juramentos, 64, 336 y sig., 396.
234, 688. JUST-KERI (H .) [Bibl. 909], 212, 689.
JO K L (Roben Hans) [Bibi. 867], 213, Justicia, 334.
259, 688.
JO N E S (Ernest) [Bibl. 868 al 902], so- K
bre la omnipotencia, 56; sobre simbo
lismo, 66 y sig.; sobre clasificación de K A IS E R (H .) [Bibl, 910], 634, 689.
los instintos, 78; sobre la fase fálica, K A L ISC H E R (Hans) [Bibl. 911, 912],
101; sobre sexualidad femenina tem 417, 421, 689.
prana, 102, 112; sobre sociedades ma K A M M (Bernard A.) [Bjbl. 913, 914],
triarcales, 120; sobre significado de los 502, 690.
abuelos, 121; sobre el superyó, 127; K APLAN (Leo) [Bibl. 915, 916], 65,
sobre la pubertad, 136; sobre proyec 336, 690.
ción, 174; sobre introyección, 175; so K A R D IN E R (Abraham) [Bibl. 917 al
bre miedo y culpa, 182; sobre pertur 922], sobre bloqueo de funciones del
baciones psicogé nicas del embarazo y yo, 53, 261; sobre el significado socio
el parto, 204, 285; sobre carácter anal, lógico de los tipos de dominio, 71; so
207, 318, 544; sobre pesadillas, 220; bre reacciones epilépticas, 143; sobre
sobre histeria de angustia, 227; sobre neurosis traumáticas, 145, 153; sobre in
la idea He ser pisado por un vehículo, hibiciones postraumáticas, 261; sobre
229; sobre miedo de enloquecer, 229 y actitudes del yo e instintos, 319, 549;
sig.; sobre atacar a otros como pro sobre influencias sociales y teoría de
tección contra la angustia, 245; sobre Ja libido, 653; bibliografía, 690.
impulsos sádicoanales en la neurosis K A RN (H, T5.) [Bibl. 923], 33, 690.
obsesiva, 312 y sig.; sobre terquedad, K A RP M A N (Ben) [Bibl. 924 al 927],
319; sobre significado fálico del ha 376, 427, rj63, 690,
bla, 353; sobre manía, 457; sobre ce KASAN1N (Jacob) [Bibl. -533, 928 al
los, 485, 571 y sig.; sobre carácter an 930], 29R, 472 , 494, 677, 690.
sioso, 542; sobre racionalización, 542; KATAN (M .) (931, 932], 489, 690.
sobre ambición y ferotismo uretral, 549; KATAN-ANGEL (Anny) [Bibl. 933 ni
sobre complejo femenino de castración, 935], 2.41, 268, 545. 690.
552; sobre hipnosis, 623; sobre auto K A U D EH S (Ofto) ÍBib!. — 1378], 623,
sugestión, 619 y sig-, 627; sobre psi 708.
coterapia, 628 y sig.; sobre el psico K A U F (E) (Bibl. -312], 290, 670.
análisis como terapia, 633; sobre nor KAUF.MANN (Moscs Ralph) [Bibl. 936
malidad, 646; sobre infidelidad conyu al 911, — 1555], sobre proyección, 174;
gal, 572, bibliografía, 688 y sig. sobre anorexia, 206, 298; sobre melan
Juancito (el caso de Freud), 229, 231 y colía involutiva, 456; sobre delirios re
sig., 632. ligiosos, 477; sobre ideas de relación,
Juego (s), función del— de los niños, 48?;; sobre angustia social, 580; sobre
62, 96 , 405 y sig., 604; y masturba psicoterapia, 628; bibliografía, 690 y
ción, 96, 420 y sig.; (I 09) como pre sig;., 715.
cursores de la sublimación, 168; de ín K E M P E R (Werner) [Bibl. 942], 104,
dole militar y belicosidad, 68; inhibi 691.
ciones en el, 214; autoeróticos, 268; K E M P F (Edward J.) ÍBib!. 943], 330,
fracaso del, 421; de azar, 419; obse 691.
sivos, 431 y sigs.; (los) como expe K E S C H N E R (M .) [Bibl., -1233], 298,
riencias encubridoras, 589; (el) como "(1)3.
K IE L H O L Z (Arthur) [Bibl. 944 al 9503. K R O N EN G O LD (Edward) [Bibl. 987],
sobre ideas delirantes de envenena 386, 692.
miento, 243, 448; sobre paidofilia, K U B IE (Lawrcnce S,) [Bibl. — 373,
377; sobre cleptomanía, 417; sobre al -374, -376, -377, 988 al 995], so
coholismo, 427; sobre delnium tre- bre el concepto de suciedad, 329 y
mens, 429; sobre ideas delirantes de sig.; sobre psicoanálisis de la esquizo
inventoB, 482; sobre pseudología, 589; frenia, 502; sobre compulsión de re
bibliografía, 691. petición, .604; sobre hipnosis, 623, 626;
Kincstésicas, percepciones, 52 y sig.; las bibliografía, 673, 652 y sig.
sensaciones— como fuente erógena, 91 K U LK A (Ernesto) [Bibl. — 189], 666.
y síg.; véase también Erotismo del K U LOVESr (Yrjo) [Bibl. 996 al 998],
equilibrio. 304, 361, 362, 363, 607, 693.
K IR SC H N E R (Lotte) [Bibl. 951, 952],
213, 628, 640, 600.
KLEIN (Melanie) [Bibl. 953 al 959], L
sobre interpretaciones profundas, 39;
sobre sadismo oral, 83, 383 y aig.; so LA FORGU E (Rene) [Bibl. 999 al 1004],
bre deseos fálicos en la niña, 104; so 71, 175, 183, 540, 693.
bre complejo de Edipo temprano, 110; Lágrimas y erotismo uretral, 90, 252 y
sobre sentimiento de culpa, 163; sobre sig., 361, 549 y sig.
juegos infantilcB, 168; sobre pseudo- Lagunas en las asociaciones de] paciente,
debilidad, 210, 641; sobre tic, 362, 363 40; debidas a la represión, 176.
y sig.; sobre jdeaa de penetrar el cuer LA M A RC K , 263.
po de la madre, 383 y sig.; sobre clep LA M PL (Hans) [Bibl. 1005], 194, 693.
tomanía, 417; sobre análisis de niños, LAMPL-DE GROO T (Jcanne) [Bibl.
639 y sig.; bibliografía, 691. 1006 al 1008], sobre envidia del pene,
K LIN G E R (M . P .) [Bibl. — 150], 252, 102; sobre masculinidad en la mujer,
664. 103, 112; sobre homosexualidad feme
KN1GHT (Robcrt) [Bibl. 960 al 971], nina, 382; sobre masoquismo, 409; bi
sobre proyección, 174; sobre introyec- bliografía, 693.
ción, 175; sobre atacar a otros como LAN DA U ER (Karl) [Bibl. 1009 al
protección contra la angustia, 245, 537; 1022], sobre afectos, 35, 507: sobre
sobre alcoholismo, 427; eobre adicción, clasificación de los instintos, 78; so
434; sobre agresividad en las ideas bre equivalentes de la aflicción, 192;
paranoides, 480; sobre paranoia, 480, sobre pseudo-debilidad, 210, 641; sobre
487; sobre psicoanálisis de la esquizo neurastenia, 219; sobre perturbaciones
frenia, 502, 503; sobre bijos adoptivos, de la conciencia, 259 y sig.; sobre
556; aobre psicoterapia, 624 y sig.; carácter anal, 319, 544; sobre movi
628; sobre tratamiento psicoanalítico mientos automáticos, 362, 498; sobre
en clínicas, 629; sobre estadísticas te paranoia, 478; sobre catatonía, 490; so
rapéuticas, 646; bibliografía, 691 y sig. bre movimientos compulsivos y estereo
KN OPF (Olga) [Bibl. 972 al 974], 291, tipias, 498; sobre psicoanálisis de la
468, 473, 476, 489, 692. esquizofrenia, 502; bibliografía, 693.
KOVACS (Sandor) ÍBibl., 975]), 570, LA N D M A RK (Johanncs) ÍBibl. 1023,
692. 1024], 73, 693.
KOVACS (Vilma) [Bibl. 976, 977], 362, LANTOS (Bárbara) [Bibl, 1025], 259,
604, 692. 640, 694.
KRA1NES (Samuel H.) [Bibl. 978], 692. Lapsus linguae, 27, 225, 256, 353.
KRAUS (Siegfried) [Bibl.' 979], 573, Latencia, periodo de, 81, 134, 347, 352.
692. LATIF (J.) [Bibl. 1026], 360, 694.
K RETSC H M ER (E.) [Bibl. 980], 586, LA UBI (O.) [Bibl. 1027], 360, 694.
692. Lavarse compulsivamente, 307, 329.
K R IS (Ernst) [Bibl. 981 al 986], sobre Lectura, inhibición en !a, 205, 262, 430;
placer funcional, 61, 62; sobre adivi compulsiones en la, 262, 324, 386, 539,
nanzas, 344; sobre expresiones m ím i 548 y sig.; significado inconsciente de
cas, 361, 490 y sig.; sobre fracaso del la 357; fobia a la, 488; adicción a la,
juego, 421, 541; sobre proceso prima* 430; (la) obsesiva, 539, 548 y sig.;
rio en la esquizofrenia, 473; sobre hu (la) como medida psicoterapéutica,
mor fallido, 541; bibliografía, 692. 620 y sig,; véase también Leer.
Leer, en el rctreie, 182, 324, 396; y co LICHTENSTE1N (Heinz) [Bibl. 1064],
mer al mismo tiempo, 430; véase tam 604, 695.
bién Lectura. Limpieza (afán de) de tipo reactivo, 178
LE H R M A N (Philip R .) [Bibl. 1028, y sig., 207.
10291, 263, 297, 402, 694. LIPT O N (S.) [Bibl. 1065], 256, 695.
Lengua, morderse la, 305; significado fá- LISS (Edward) [Bibl. 1066 al 1068],
lico de la, 355. 212, 628, 640, 695 y sig.
Lenguaje, la adquisición del, 58 y sig., “ Litigante” (delirio), 485 y sigs.
63 y sig., 335 y 6¡g., 357 y sig.; y pen “Lobos" (el hombre de lo s), (caso de
samiento, 67, 472 y sig., 489; inhibi Freud), 229, 231, 246, 301, 317.
ciones de?, 212; sexualización del, 341, Locuacidad, 194, 538.
353 y sigs.; y potencia, 341, 354 y Locura, miedo a la, 229 y sig.; signifi
sig.; significado inconsciente del, 353 cado inconsciente de la, 229 y sig.
y sigs.; y erotismo anal, 353 y sigs.; LOEW -BEER (Hclenc) [Bibl. 1069],
y vida, 354; (el) en la esquizofrenia, 641, 696.
489 y sig.; ¡as perturbaciones del— co* L O E W E N F E L D (Henry) [Bibl. 1070],
mo contraindicación del psicoanálisis, 605, 696.
642; interés por el, 130; somático, 250 LO EW EN ST EIN (Rudolph) [Bibl. 1071],
y sig.; véaBe también Habla. • 88, 97, 379, 696.
LEN N O X (W . C.) [Bibl. 1030], 304, 694. Lógica y aislamiento, 186; véase también
LEV EY (Harry B.) [Bibl. 1031, 10321, Pensamiento.
167, 261, 694. LO R A N D (Sandor) [Bibl. 1072 al 1082J,
LEV1N (M ax) [Bibl. 1033], 177, 694. sobre regresión anal, 88; Bobre erotis
LEV IN E (E. L.) [Bibl. — 1395], 332, mo vagina], 101; Bobre anorexia, 207,
708. 298; sobre fetichismo, 387; sobre de
LE V IN E (Mauricc) [Bibl. 1034 al 1037], presión, 463; sobre inventos en la es*
282, 313, 628, 646, 694. quizofrenia, 482; Bobre caracteres rcac*
LEV Y (David M .) [Bibl. 1038 al 1041], livos, 527; sobre complejo de caBlra-
115, 117, 573, 628, 694. ción y carácter, 553; sobre hipnosis,
LEV Y (Erw in) [Bibl. 1042], 472, 694. -623; bibliografía, 696.
LEV Y (Estelle) [Bibl. 10431, 41?, 694. Lourdes, 624.
LEV Y (K nta) [Bibl. 10443, 268, 695. LO W (Bárbara), 26.
LEV Y (Ludwig) [Bibl. 1045], 478, 695. LO'W REY (Lawson C.) [Bibl. 1083],
LEV Y (N. A.) [Bibl. 1046], 631, 695. 415, 696.
LEVY-BRUHL (M .) [Bibl. 1047], 65, Lucha, fobia a la, 227.
472, 695. Lugares- altos (miedo a los), 229, 234.
LEVY-SUHL (M ax) [Bibl. 1048, 1049], Lumbago, 286.
362, 623, 695. Luna, significado simbólico de la, 260.
LEW1N (Bertrnm D.) [Bibl. 1050 al LU N DH OLD (Helge) [Bibl. 1084], 542.
1060], Bobrc introyección por la piel, Luz y sombra, fobia a los efectos de,
87, 91, 104; sobre el im pulso de cono 581.
cer, 92, 211; sobre amenazas de cas L U ZE N B E R C E R (A. von) [Bibl. 1085],
tración, 98; Bobrc erotismo anal y 576, 580, 696.
anulación, 182, 330, 401; sobre claus
trofobia, 234; sobre lágrimas y orina, L1
284; sobre cuerpo y falo, 398, 553; so
bre reaseguramientos anales contra el Llanto, y erotismo uretral, 90, 253, 361,
temor a la castración, 401; sobre ma> 549 y sig.; ataques de, 252 y sig.
nía, 459, 460, 464; sobre curiosidad,
548; sobre carácter compulsivo, 591;
bibliografía, 695. M
L E W IS (Nolan D, C.) [Bibl. 1061 al
1063], 297, 640, 695. MACBET H. 185.
Liberación del ser amado, fantasía de, M A C C U R D Y (John T.) [Bibl. 1086],
572. 494, 696.
Libidinoso (tono), 300, 469. M A CD O N A LD (Mary E.) [Bibl. -754],
Libido, definición de la, 76 y sig.; cua 620, 684.
dro sinóptico sobre el desarrollo de la, MACFARLANE (Donald A.) [Bibl.
124; véase también Libidinoso (tono). 1087], 286, 696.
MACK-BRUNSW ICK (Ruth) [Bibl. 1088 M A U N O W S K I (Bronislav) [Bibl. 1101,
al 1091], sobre cambio de objeto en 1102], 120, 134, 697.
la niña, 111; sobre “el hombre de los Manerismos, 490 y sigs.
lobos", 301; sobre celos paranoicos, Manía, modelo normal de la, 129; y ca
484 y sig., 487, 502, 570; sobre la racteres “gobernados por los instintos”,
mentira, 589; bibliografía, 697, 423; y elación en la adicción a las
MAC LEAN (Helen V.) [Bibl. — 718, drogas, 436 y sig.; y suicidio, 451;
— 1150], 290, 631, 682, 699. (la) como entidad nosológica, 457 y
Madrastra, 185. sigs.; y neurosis impulsivas, 461; y
Madre, (la) como primer objeto, 109 y pseudología, 590.
sigs., 113 y sig.; (ía) y los extraños, Maníaco-depresivo (el ciclo), 459 y sig.,
96 y sig., 110; carácter único de la, 461 y sig.
109 y sig.; relaciones de la niña con Maniaco-depresivos (trastornos), 436 y
su, í 11 y sigs., 384, 487, 553; (la) sigs.; la constitución en los, 452 y sigs.;
como modelo del superyó, 127; (la) y la periodicidad en los, 461 y sigs.; etio
e! asma, 365; identificación con la— logía diferencial en los 453 y sigs.;
en la homosexualidad masculina, 375; reseña histórica de ios problemas refe
religiones de la. 477; véase también rentes a los, 462 y sigs.; la terapia cu
Complejo de Edipo. los, 463 y sigs,; y esquizofrenia, 472,
M A E D E R (Alphonse) [Bibl. 1092 al 495.
1094], 304, <364, 502, 697. Mano (estrechar la ), 83.
M A E D E R (Leroy A. M .) [Bibl. 1095, M anual (sadismo), 403.
1096], 467, 646, 697. M A RCU S (Ernst) [Bibl. 1103], 697.
M A EN CH EN (Anna) [Bibl. 1097, 1098], Marco, en los lugares elevados, 229; (el)
211, 640, 697. como síntoma, 290 y sig.; en alia mar.
Magia, y psicología, 17 y sigs,; de los 236.
nombres, 64, 336; de las palabras, 64, Marginales (casos), 496 y sigs., 504; te
335 y sig., 354 y BÍg„ 475; y exhibi rapia psicoanalilica en los, 504.
cionismo, 93, 232 y Big., 358 y sig., M A R G O LIN (S. C.) [BiM. -994], 626,
390 y sig.; y anulación, 181, 332; de 693.
los números, 181, 328; de la simetría, M A RK U SZEW IC Z (Román) [Bibl. 1104],
181, 332; del contacto, 187, 243, 307, 65, 697.
311, 328; y respiración, 287 y sig.; M A R M O R (Judah) (Bibl. 1105]. 25,
(la i en la terquedad, 319; (la) en h 73, 697.
neurosis obsesiva, 341 y sigs.; contra Masas (psicología de las), 556 y sig.
el superyó, 344 y sig.; dcl llanto, 357; Matriarcales (religiones), 477.
de las expresiones faciales, 361; y psi Matrimonio y aislamiento, 327.
coterapia, 624 y sig.; véase también Masculinidad, (la) en la mujer, 103 y
Mágico— a (s). sig., 203, 383 y sig.; en la mujer y fri
Mágico— a (s), pensamiento— y pensa gidez, 202 y sig.; y feminidad, 372 y
miento científico, 17 y sigs., 24; ras sig.; 525, 563; el amor a la propia— ,
gos— en el psicoanálisis, 19 y sig.; en la mujer, 384; simulada, 547.
el pensamiento, 64 y sigs., 232 y sig., Masculino— a ís), y femenino, 102 y
250, 287 y sig., 335 y sigs., 472 y sig.; sigs., 372 y sig., 4-44, 525; complejo
gestos, 66 y sig., 92, 164, 232 y sig., de castración— y femenino. 102 y
361, 390 y sigs., 490, 532, 538, 546, sigs., 551 y sigs.; homosexualidad, 371
569 y sig.; comunión, 82 y sig., 446; y sigs.; interés jior la homosexuali
valoración— de las excreciones, 8B, dad— , en la mujer, 387; rasgos de ca
341 y sigs., 4S8; fórmulas, 337, 513; el rácter— y femeninos, 525.
“auxiliador— ”, 514, 568 y sig.; véase Masoquismo, 405; y sadismo, 77 y sig.,
también Magia. 33K 401 y síg., -106 y sig., 411, 449 y
M AH LER-SCHOEN BERCER (Margare- sigs.; y principio de placer, 94; eró-
te) [Bibl. 1099, 1100], 210, 362,'641, geno, 94, 292, 403 y sig., 405 y sig.;
697. (el) como instinto parcial, 94 y sig.;
“Mal de ojo”, 92, 164. (el) como mal menor, 94, 405; y se
Mal menor, 94, 128, 339, 405, 408, 410, xualidad femenina, 112, 407 y sig.; mo
559. ral, 128, 195, 213, 333, 410, 420, 514
Maladie des tics, 362. y sig.; 559 y sig.; e impotencia, 198;
Maldecir 336. y frigidez, 204; y erotismo de Ja piel,
292, 409; y enamoramiento, 397; fcl) Mejorías, espontáneas, 609 y sig.; (las)
como perversión, 404 y eíg-: y auto como resistencia, 619.
estima, 405, 409 y sig.; provocación Melancolía, y pánico, 161 y sigs.; c in
en el, 409 y sig.; fijación en el, 406; somnio, 222 ; (la) como entidad noso-
femenino, 407; y fealdad, 409 y sig.: lógica, 436 y sig.; los delirios en la
artificial, 620, 624. 448; el superyó en [a, 448; el suicidio
Masoquista (carácter), 409, 557; véase en la, 449 y sigs.; ínvolucional, 456;
también Masoquismo. véase también Depresión.
M A SSERM A N (Julcs H.) [Bibl. 1106 al Mellizos, 573.
11093, 33, 205. 462. 628, 697. Memoria, sistemas de ]a, 53; y negación,
Masturbación, infantil, 95 y sigs.; fun 171 y sig.
ción de 1ü, 96 y sig.; fantasías en Ja, M E N A K ER íEsther) [Bibl. 1112], 417,
96 y sig,, 267; y juego, 96, 429 y sig.; 698.
temores y sentimientos de culpa a cau Mendacidad, 325 y sig., 588 y sigs.; véa
sa de la, 96 y sig.; y complejo de se también' Pseudología.
Edipo, 97; naturaleza de la, 96 y sigs,; MENG- (Hcinrich) ÍBibl. — 388, 1113 al
patológica, 97 y sig.; equivalentes de 1122], sobre hijo único, 115, 573; so
la 97, 258, 267 y sig., 310 y sig., 361, bre pubertad, 136; sobre anorexia, 198,
363; elitoridtana, 101 y sig.: (lo) en 298; sobre neurosis de angustia, 218;
la pubertad, 135; y eyaculaeión precoz, sobre, insomnio, 220 ; sobre órgano-neu
201 y sig.: y neurastenia, 219; y mie rosis y psicosis, 294 y sig.; sobre pa-
do de dormir, 221 ; "adictos” o la, 222 ; tapsicosis, 296; sobre delgadez patoló
formas específicas de, 222, 243; com gica, 298; sobre tartamudeo, 360; so
pulsiva, 222, 281, 310, 433, 574; e ideas bre caracteres “gobernados por los ins
de locura, 230; c histeria de angustia, tintos'’, 421: sobre psicoterapia, 628;
232 y sig.; y contacto, 243; y erotis sobre el psicoanálisis como terapia,
mo del equilibrio. 248; y escena pri 633; bibliografía, 698.
maria, 248; y sueños diurnos, 267; y
M E N N IN G ER ÍKarl) [Bibl. — 728, 1123
síntomas de conversión, 266 y sigs.; y al 1139?], sobre complejo de castra
cnurcsjs, 268 y sig.; y síntomas com
ción femenino, 204; sobre perturbacio
pulsivos, 311; c idea de suciedad, 243,
nes psicogénicas del embarazo y el
329; anal. 329; y oráculos, 343; y tic,
parto, 204, 285; sobre resfríos comu
361, 363; y pornografía, 396; y fanta
nes, 275, 288 y sig.; sobre neurosis
sías de ser pegado, 403, 408 y sig.; y cardíacas, 290; sobre hipertensión, 291;
masoquismo, 405, 408 y sig.: e im
sobre enfermedades orgánicas, 298: so
pulsos patológicos, 415; y cleptomanía.
bre epilepsia, 304: sobre el superyó de
418; y juego de azar, 419 y sig.; y
loa neuróticos impulsivos, 420; sobre
adicción o las drogas, 425. suicidio parcial, 451; sobre psiquiatría
Matemáticas, el interés por las, 533. psicoanalítica, 467; sobre autodestruc-
Materialismo (el) y Freud, 18 y sig. ción, 491 y sig,, 559; sobre psicotera
“Materialización” histérica. 251, 253. pia. 628; sobre tratamiento psicoanalí
M ATTE BLANCO (Ignacio) [Bibl. 1533, tico en elínicas, 629; bibliografía, 683,
438, 459. 664. 698.
M cCORD (Clinton) [Bibl. 1110], 6-10, M E N N IN G ER (W illiam C.) [Bibl. -49,
698. 1140 al 1144], sobre catexis anal de
M E A D (Margarct) [Bibl. 1111], 205, las funciones orales, 95; sobre forma
698. ciones sustitutivas anales, 207, 313,
Mecánicos (estímulos), véase Estímulos, 318, 544; sobre factores emocionales
Mecanismos de defensa. 167 y sigs. durante el embarazo, 285, 430; sobre
Medicina, tradición mágica de la, 17, 19. alcoholismo, 427; sobre delirios de
Medición, de la energía menta], 28; del persecución, 481: sobre psicoterapia,
tiempo, 183, 32] y sig. 620 y sig., 629; bibliografía, 660, 699.
Médico (fobia al), 579. M E N N IN G ER - LYLE (Jeanetta) [Bibl.
Medio ambiente, cambio de!— por vía te 1145], 630, 699.
rapéutica, 628 y sigs. Menopausia, véase Climaterio.
Medusa, la cabeza de la, 92, 361, 374, Menstruación, la primera, 134; significa
392. do inconsciente de la, 277; perturba
Megalomanía, 472. ciones de la, 277 y sigs., 462,
Menstruales (perturbaciones), 277 v sigs., Mímicas (expresiones, 361 y s í p 476,
462. 490 y sig.
Mental, “constipación— ”, 211; metabo Mimos excesivos (los), como causa de
lismo, 459; elasticidad, 601; higiene, fijación. 85; y complejo de Edipo, 125.
649 y sig., 653 y sigs.; debilidad— y Miopía, 293 y sig.
tratamiento psicoanalítico, 641. Mirar = comer, 92, 104, 241, 262. 39o,
Mentir (cl), y la negación, 173; cu la 548 y sig.; en lugnr <!c actuar, 393; cl
neurosis obsesiva, 325 y sig.; como placer de, véase Escoptofdia.
rasgo de carácter, 588 y sigs.; en la Miseria y neurosis, 653.
pscudologia, 588 y sigs., 590. Mística (tradición), en el psicoanálisis,
Mesmcrismo, 18. 18.
Metabolismo, mental, 459; cambios cícli Mitos, personales, 325; nacionales. 590.
cos en c!— del agua, 278. Mnémícas, huellas, 29, 30, 53; ¡mellas—
Método (s), (cl) de investigación en psi musculares, 363 y sig., 432 y sig.
cología, 20; y teoría, 37; e! psicoaná Modelos, para la sublimación. 168; bue
lisis como, 37. y sigs.; (los) de inves nos y malos. 555 y sigs.
tigación de las primeras fases de des M O ELLE N H O F F (Fritz) IBib!. 11531.
arrollo, 49 y sigs.; (los) de regula 242, 450, 699.
ción de la autoestima, 57 y sigs.; (los) MONTA CU (M. F. Ashlcv) [Bibl.
de control véase Control. 1154]. 274, 355, 396, 699.
Melrazol, 631. M O O R E (Merrill) [Bibl. — 1544, 1155,
METTE fAlexandcr) [Bibl, l I4Í>1, -189, 1156], 291, 427. 699. 714,
699. M O O RE (T. V.) [Bibl. 1157], 403, 700.
MEYER (Albreeht) IBibl. 11471, 55, Moral, psicología, 19; y complejo de
699. Edipo. 195, 333, 410: y terquedad. 319;
Mezclas de instintos, 78. (la; y las formas de neurosis, 519 y
Mezquindad, 547. sig., 649 y sigs., 652'y sig.; y sociedad,
Micción, véase Orinar. 649 y sig., 652 y sig.
Microcosmo (el) de las palabras, 335 “ Moralización”, 543.
y sig?. Mórbidos, temores, véase Temores.
Micropsia, 262. Morder, como fin oral, 84.
Midas (cl Rey), 256 y sig., 310 y sig., M ORG EN STERN (M ilán) [Bibliografía
433. — 1069], 641. 696.
Miedo, (cl) como angustia “ amansada” , 60, M O R R ISO N (Samuel) [Bibl. 11581. 700.
]58, 171; a la masturbación, 96 y sig.; Mortificar (afán de) véase Despecho.
a la pérdida de control, 203, 237, 269; Moscas, miedo a las, 247.
de soñar, 221; y deseo, 227; al retre Molilidad, inconsciente, 30, 258 y sig-,
te, 232, 314 y sig.; (temor) acerca del 259 y sigs.; y percepciones. 52 y sig.,
bienestar de otras persooas, 239; a la 177 y sig.; desarrollo de la, 58 y sig.;
muerte, 242 y ¿ig., 325, 606; a la an y control del yo, 58 y sig., 283 y sigs.,
gustia, 244; a los cambios, 341, 560, 361 y sig.; y trauma, 141 y sig.; inhi
572; a los niños, 377; a los muertos, biciones de !n, 210, 258 y sigs.; (la)
445; de ser pisado, 229; repentino, 33; y el dormir, 259 y sig.; y distonía,
a las experiencias nuevas, 134; poster 283 y sigs.
gación del, 190 y síg.; c inhibiciones, Motivos de defensa, 154, y sigs.
207 y sig. Motor— a (s), control— del yo, 58 y
M IL H O R A T (Ade T.) [Bibl. -1311], sigs., 283 y sigs., 361 y sig.; activi
286, 706. dad— y trauma, 141; inhibicioocs, 2ID,
M ilitar (la vida), 146 y sig., 1.">() \ >ig., 258 y sigs.
627, Motoras (perturbaciones), en las neuro
M ILLEK (Einmanuol) [Bibl. 1148J, 153, sis traumáticas, 144; histéricas, 258 y
699. sig,; compulsivas, 311 y sig.; en cl
M IU .E R (Joscph S.) [Bibl. 11491. 153, tic, 360 y sigs.; en la catatonía, 475
699. y sig,, 490 y sigs.
M ILLE R (M illón L.) [Bibl. 1150. 11511, Movimientos de descarga, y acción, 58
290, 292, 699. y sigs., 362, 414 y sig.
M1LLET (John A.) [Bibl. 1152], 221, M O W ER (James W.) [Bibl. 1159], 431,
699. 477, 700.
‘"Muecas (hacer)”, el juego infantil de, sig.; (el) en el exhibicionismo, 92,
361, 490. 232 y sig., 358. 390 y sigs.; (el) en
Mucrtc, instinto de, "8 y sigs., 406 y la fase fálica, 97 y sigs.; y amor, 106
sig.; de un progenitor, 116 y sig,, 573; y sig.; regresión al, 188, 214 y sig.,
significado inconsciente de la, 117, 451 y sig., 467 y sigs., 469 y sigs.,
242, 325, 606; y dormir, 222 ; miedo 550 y sigs.; (el) en las órgano-ncuro-
a la, 242, 325, 606; deseos de, 242; rosis, 294 y sig.; (el) de las personas
duda obsesiva sobre una noticia de, enfermas, 294 y sigs., 300; (el) en la
338, 400; y mutismo, 354; fantasías so hipocondría, 299 y sigs.; (el) en la
bre ]a, 450 y sig.; ideas delirantes so epilepsia, 305; (el) en la terquedad,
bre Ja— de una persona, 468; fantasía 319; (el) en la superstición, 341 y
de— y resurrección, 476, 631 y sig. sig.; (el) en el tic, 362 y sig.; (el)
Muerto, identificación con el— , 443 y en la homosexualidad, 375 y sig., 381,
sig., 450; temor al, 444. 384, 479, 483 y sig.; (el) en el uans-
Múltiple (s), principio de función— , vestismo, 389; (el) en la perversión,
232, 515 y sig-, 522, 581; — personali 414; (el) en los caracteres ‘'goberna
dad, 184 y sig., 256; identificaciones— , dos por las instintos”, 421 y sig.; (el)
256, 448, 459, 568; identificaciones— en la adicción a las drogas, 424 y
en la mamá, 459. sigs., 427; primario y manía, *457, 460
Multitud, fobia a la, 232. y sig.; (el) en la esquizofrenia, 467
M Ü L L E R (conducto de), 372. y sig., 469 y sigs., 491 y sigs.; (el)
M U L L E R (Josine) [Bibl. 1160, 1161], en la pseudo-sexualidad, 574 y sig.;
101, 398, 700. vcasc también Narcisista, y Narcísísti-
M Ü L L E R - B R A U N S C H W E IG (Cari) co— a (as).
[Bibl. 1162 al 1164), 132, 210 y sig., Narcisista (s), psicópatas— , 421 y sigs.,
700. 563 y sigs., 629, 642; poder fascinante
Mundo, fantasías de destrucción del, 468 de la personalidad— , 568; tipo— , 585
y sig.; fantasías de reconstrucción del, y sig.; vcasc también Narcisístico— a
476 y sig-; desear la desaparición dtí (as), y Narcisismo.
partes índeseadas del, 341; beneficios Narcisístico— a (s), naturaleza tic la “ne
secundarios provenientes del— externo, cesidad— ”, 57; necesidades sexuales y,
515. 58, 105 y sig. 110, 223 y sig., 358, 414
M U R R A Y (C. D .) [Bibl. 1165], 282, y sig., 423 y sigs., 436 y sig., 441 y
700. sig., 445 y sig., 568, 593 y sigs., 623 y
Muscular (es), erotismo, 91, 285, 362 , sig., (véase también Autoestima), sumí*
403, 606 y sig.; aparato— (perturba* nislros, 58, 128, 161 y sigs.; 233 y sig.,
ciones órgano-neuróticas del), 283 y 279 y sigs., 292, 391, 397, 409 y sigs.,
sigs.; huellas mncmicas, 363, 475 y 440 y sig., 445 y sigs., 535 y sig., 549.
sigs.; erotismo y sadismo, 403; per 568 y sig., 644 y sig.; tipo— de elec
turbaciones, véase Motoras (perturba- ción objctal, ]21 y sig., 375 y sigs.,
ciones). 384 y sig., 436, 455, 571 y sig.; bene
Musical (capacidad), inhibiciones de la, ficio— en la identificación con los pa
213. dres, 125; regresión, 188, 299 y aig.,
Mutismo, histérico, 258, 289, 642; y cas 467 y sigs., 4¿9 y sigs., 491 y sigs.;
tración, 341, 354 y sigs.; y muerte, orgullo— en el sufrimiento, 412; iden
354; (el) en la esquizofrenia, 469. tificación, 447, 568 y sig.; triunfo— en
la manía, 457 y sig.; huellas mncmi
cas, 475 y sigs.; fijación, 494, 592 y
N sig.; neurosis^ y neurosis de transfe
rencia, 501, 621 y siga., 637 y sig.;
Nacimiento, y angustia, 42, 59; la expe véase también Narcisista (s), y Nar
riencia del, 50; significado del— de cisismo.
un hermanito (a ), 92, 115. Narcolcpsia, 261.
Nnchdrüngcn, 175. Narcosíntcsis, 625 y sig.
Narcisismo, primario, 52, 104, 467, 472 y Naturaleza, reacciones del hombre a la,
sig.; 496, 568 y sig.; secundario, 57, 238 y sig., 488,
105 y sig,, 472; (vcasc también Identi N EED LES (W illiam ) [Bibl. 1167], 254,
ficación. y Objclal, relación); (el) y 700.
clasificación de los instintos, 76 y Negación, 25, 53, 164, 170 y sig.; y te-
presión, 156, 170 y sigs., 175; en la pas finales en !a, 212 y sig.. 332, 615;
'¡amasia, 171, 568, 589 y sig., 341 y (la) como entidad nosológica, 407 y
sig.; y memoria, 171 y sig.; y mentir, sigs.; el superyó en la, 308 y sigs., 330
173, 588 y sigs,; y magia, 341; y feti y sigs.; y complejo de Edipo, 311; la
chismo, 338; (la) en la manía, 460; regresión en la, 312 y sigs.; los meca
(la) en la esquizofrenia, 478; de sínto nismos de defensa en la, 325 y sigs.;
mas, 513; de la angustia, 536 y sig.; el doble frente del yo en la, 330 y
de Ja culpa, 557. sigs.; magia y superstición en la, 341
Ncgativismo, en la esquizofrenia, 469, y sigs,; [a actitud física en la, 345;
475. etiología diferencial en la, 346 y sigs,;
Negativo— a (s), complejo de Edipo, 110 aguda y crónica, 347 y sig,; predispo
y sig., 112, 256, 377, 404; alucinacio sición para la, 346 y sigs.; evolución
nes,-156 y sig., 261; reacción terapéu de la, 347 y sigs.; y angustia, 343 y
tica, 339, 551 y sig.; ( b ) las neurosis sig.; la terapia en la, 350 y sigs.; y
como— de Ja perversión, 403, perversión, 368; y esquizofrenia, 497 y
NELKEN (Jan) [Bibl. 1168], 489. 700. síg.; el delirio en la, 498; beneficios
Nervioso (a), derrumbe, 507 y sig., 511, secundarios en la, 516; formación reac
615; transpiración, 219, 292. tiva contra la, 588. 591; y carácter
NEST RO Y (Johann), 441. compulsivo, 592; el núcleo histérico en
Neurastenia, 216 y sig., 218 y sig., 222 y la, 614; artificial, 619 y sig.; véase
sig., 279, 282 y sig., 300; dolor de ca también Neurótico-obsesivo.
beza en la, 219; temblores en la, 219. Neurótico-a (s), carácter (Alexander),
Neurosis, definición de Ja, 32 y sigs.; 423, 563 y sigs-, 592; exageraciones—
154 y sigs.; experimental, 33 y sig.; y de la realidad, 175, 307, 430 y sigs.;
cwíUtVft neuTÓÚco, 191 v y psi (véase Cambien Obsesiones); el sínto
cosis, 156, 466 y sigs., 614 y sig., 637 ma, 34, 225 y sig.
y sigs.: terapia de las, 616 y sigs.; Neurótico (conflicto), definición del, 32
profilaxis de las, 647 y sigs.; actuales, y sigs., 154 y sigs.; el mundo externo
véase Actuales (neurosis); traumáti en el, 155 y sig.; el superyó en el, 157
cas, véase Traumáticas (neurosis) ; de y sig.; y neurosis, 197 y sig.; sínto
angustia, vease Angustia (neurosis de) ; mas clínicos directos del, 197 y sigs.
de transferencia, véase Transferencia; Ncurótieo-obscsivo, el pensamiento— co
malignas, 615; tregua en las, 613 y mo reparación, 182, 309, 341 y sigs.
sig.; estacionarias y progresivas, 243 y Neurótico-obsesivos (síntomas), (los) co
sig., 343, 613 y sigs.; la estimulación mo reparación, 182, 309, 341 y sigs.;
como factor precipitante en las, 508; y masturbación, 311; y sistema, 330;
la teoría de las, véase Teoría de las (los) y la aflicción, en la neurosis ob
neurosis; vegetativas, 291; (las) vege sesiva, 36.
tativas como equivalentes afectivos, 273; Neurótico-traumáticos (síntomas), 141.
véase también Neurótico (conflicto); N EW EL L (H . W iitm an ) [Bihl. 1169],
sintomáticas y neurosis de carácter, 32, 628, 700.
592 y sig., 598; experimenta), 30 y
N IC O L IN Í (W ilhclm ) [Bibl. 1170], 455,
sig.; substitutivas, 618 y sig.; “ de los
700.
domingos", 230, 528; evolución clínica
Nicotina (Ja) como tóxico, 82.
de las, 243 y sigs.; 347 y sigs., 609 y
Ninfomanía, 280 y sig., 552, 576 y sigs.
sigs.; “ pato-cura" de las, 298, 611; la
herencia en la, 346, 413, 452 y sig.; Niño = pene = heces, 111, 247, 253,
miseria y, 653; civilización y, 651 y 315, 320, 395.
sig.; condicionamiento histórico de las, Niños, histerias de angustia en los, 246 v
35, 49, 312; tipos de repetición en las, sigs.; amor a los, 376 y sig,; miedo a
603 y sigs.; demoníaca (u n a), 651. los, 377; suicidio de, 450 y sig.; es
Neurosis impulsivas, 414 y sigs., 565; la quizofrenia en los, 495; análisis de,
terapia en las, 434 v sig.; y depre 215, 639 y sigs.
sión, 455; y manía, 461; artificiales, Nirvana (principio del), 26, 77.
620 y sig. Nombres, olvido de, 28; magia de los,
Neurosis obsesiva, el pensamiento en la, 64, 336.
68, 335 y sigs.; formaciones reactivas Normalidad, definición, de la. 646.
en la, 179 y sig., 326 y sig?,; síntomas Nostalgia, 454 y síg.. 623 y sig.
de dos fases en la, 181, 309, 330; eta Núcleos del yo, 56.
Númeroa (magia de los), 181, 328; m á meros instrumentos, 108, 574 y sigs.;
gicos o favoritos, 328. cambio de— en la niña, 111 y sigs.;
NUNBER& (Herrmann) [Bibl. 1171 a] tipos de elección de, 121 y síg., 376,
1182], sobre función sintética del yo, 384 y sig., 436, 455, 571 y sig.; (los),
70; sobre superyó, 127; sobre senti- representados por órganos, 301 y sig.,
'miento de culpa, 163; sobre vergüen 467, 469, 479 y sigs.; (véase también
za, 164; sobre homosexualidad, 377 y Introyección) ; (los) como testigos en
sig., 480; sobre despersonalización, /os conflictos íntra-ps/quicos, 298 y
471; sobre ¡ntroyeceión en la esquizo sig., 333 y sig., 390, 554 y sigs.; 578,
frenia, 481 y sig.; sobre catatonía, 490, 589 y sig.; elección de— , y sexo, 371.
501 y sig.; sobre psicoanálisis de la y sig.; (los) de los homosexuales mas
esquizofrenia, 501 y sig.; sobre la vo culinos, 377 y sig.; tipo “anacíítico”
luntad de recuperación, 600; sobre de elección de, 388; carácter intercam
compulsión de repetición, 604; biblio biable de los, 415, 436 y síg-; (véase
grafía, 700 y sig. también Necesidades narcisísticas y se
xuales); conducta patológica frente a
los, 566 y sigs.; hambre de— en la
O manía, 457 y sigs.; vease también O b
jeta! (es).
Obediencia automática, 475, 490 y sig. Obscenas (palabras), 64, 336 y sig., 355,
O BERN D O R F (C. P.) [Bibl. 1183 al 396 y sig.
11953, sobre pseudo-dcbilidad, 210 y Obsesión (es), economía di* Ja, 176, 307
sig.; sobre oler y husmear, 287, 365; y sig.: la luperscxualidnd como, 280;
sobre aBma, 288; sobre urticaria, 293; lia) como derivado, 307; y religión,
sobre el tiempo, 322; sobre desperso- 330, 342; y fobia. 307 y sig.; y delirio,
nalización, 470 y sig.; sobre caracteres 307: y compulsión, 307 y sigs,; de los
cíclicos, 592; sobre análisis He niños, horarios, 324 y sig.; placenteras, 344 y
640; sobre estadísticas terapéuticas, sig.; los "hobbies" como, 430 y sigs,;
646; bibliografía, 701. 537. 539, 596 y sig., 620. 628; y per
Obesidad, 277 y sigs., 298; cíclica, 277 versión. 431 y sigs.; e inhibición, 215;
y sigs. lia ) de incesto, 307 y síg.; homose
Objetal (es), tipos arcaicos de relación, xuales, 307 y sig.; de homicidio, 307
50 y sigs., 104 y sigs., 279 y sig., 568 v sig.; (las) como derivados, 307.
y sig.; amor-pasivo, 58; libido— y li Obsesivo-a (s), masturbación, 222, 281,
bido del yo, 76 y sig.; relaciones— e 310, 433, 574; cavilación. 234, 330, 338 y
identificación, 105 y sig.; 30 y sigs,, sig.; pensamiento, 328, 330, 335 y sigs.;
375 y sig., 382 y sigs., 436 y sigs., 443, preparativos, 338 y sig.; hobbies, véase
446 y 6¡gs,; representaciones, 50 y Obsesión; pseudo-serualidad, 433 y sig.;
sig., 299 y sigs., 468; relaciones— que neurosis, véase Neurosis obsesiva.
no son de amor u odio, 108 y sig.; re Obstinación, 237, 318 y sigs., 555, 596.
laciones— en la pubertad, 136 y sig.; "Oceánico (sentimiento)”, 56 y sig., 107,
re/ae/ones— del neurótico obsesivo, 334 397 5' sig., 402, 450, 454 y sig., 477, 492,
y sig.; pérdida de las relaciones, 468 Océano (nostalgia de), 416.
y sigs.; (véase también Regresión nar- Oculares, véase Ojo.
cisística) ; relaciones— en la esquizo Ocupacional (terapia), 620 y sig., 628 y
frenia, 488 y sig.; representaciones— sig.
y representaciones verbales, 469 y sig.; OD1ER (Charles) [Bihi. 1196 al 1198],
véase también Objeto. 127, 392, 544, 701.
Objetivos qonccptualcs, y regla básica, 37. Odio, y amor, 51, 51, 79, 105 y sigs., 479
Objeto (s), primera nostalgia de los, 50; y sigs.; a sí mismo (en la depresión),
representación (es), relación (es) de 442 y.sig.
objeto, véase Objetal (e s); descubri O'DONOVAN <W. J.) [Bibl. 1190], 292,
miento de los, 5], 467, 492; de los ins 701.
tintos, 73; (los) percibidos como ex Oído, uso sexual del, 93; introyección por
crementos, 87, 107 y sig., 174, 481; el, 93, 104, 357.
(los) como ideal y como buen ejem Ojo (s), cerrar los— durante la hora ana
plo, 108, 133, 568 y sig.; (véase tam lítica, 37; introyección por el, 91 y sig.,
bién Ideal del yo); (los) como mal 104. 241, 262, 393, 548 y sig.; “mal
ejemplo, 108. 555 y sig.; (los) como de— ", 92, 164; sinlomas del— en la
histeria, 261 y sig.; = boca, 262, 436, Sadismo ora!; fijación, 117, 455; inhi
548 y sig,; síntomas órgano-neuróticos biciones, 204 y sigs.; ambición, 357;
de!, 293 y sig. carácter, 438, 545 y sigs,; envidia, 548;
OLDEN (Chrisiinc) [Bibl. 1200 al 1202], optimismo, 545; espíritu vengativo, 545;
221, 319, 396, 555, 568, 701. véase también Oral (erotismo).
Olíativo-a, (erotismo), 93, 365; orienta Oral (erotismo), naturaleza del, 81 y sigs.;
ción— de los neuróticos obsesivos, 318. y hambre,. 82; y sadismo, 83 y sig.,
Olfato (erotismo del), 93, 365. 111, 281. 403 y sig., 415 y sigs., 423
Oliguria histérica, 253. y sigs., 438 y sig., 5*15 y sigs.; y escop-
Olores, fobia a los, 232; y fetichismo, 387. toíilia, 91 y sig., 393, 548 y sig.; y
Olvido, de nombres, 28, (el) como resis sentimientos de culpa, 152 y sigs., 163;
tencia, 42; y represión, 175. y asco, 164; y eyaculación precoz, 201:
Omnipotencia, d “ Jos movimientos, 56; in c inteiigencia, 210 y sig., 549; (el) y
fantil, 56, 341 y sigs-, 472 y sig,; de los el dormir, 222 ; y ninfomanía, 281; y
gestos, 56, 475; y autoestima, 56 y sigs.; úlcera péptica, 281 y sig.; y erotismo
anhelo de una unión restauradora de la, de la pie!, 292, 365, 403; (el) en la
56 y sig., üó, 107, 128, 397 y sig., 405, terquedad, 319; (el) en el tartamudeo,
411, 436 y sigs., 446 y sigs., 454 y 356 y sig.; (e!) en el tic, 362; (el)
sig., 457 y sigs., 481, 538, 549, 568 en el asma, 364; (el) en la homosexua
y sig., 623 y sig., 652; (véase también lidad femenina, 384; (c¡) en los im
Sentimiento oceánico, y Autoestim a); pulsos patológicos, 415 y sigs.; (el) a i
creencia en la— de los adultos, 57, 454 los caracteres “gobernados por los ins
y sig.; de los pensamientos, 64, 337 y tintos”, 422; (el) en la adicción a las
sigs., 498; de las palabras, 64 y sig., drogas, 423 y sigs.; (el) en el alcoho
336 y síg., 354 y sig., 475; y amor, lismo, 427; (el) .en la depresión, 438
106; y trauma, 147 y sig.; juegos obse y sig.; (el) en la esquizofrenia, 4S8.
sivos que giran alrededor de la, 341 494.
y sig,; y asina, 364 y sig.; y depresión,
Orden (afán de), 178 y sig., 318 y sig.,
436 y sigs.; y suicidio, 449 y sigs.; y
319.
manía, 457, 460 y sig.; (la) en la
“Orden de recordar”, 172, 370.
megalomanía, 472; y sig.; (la) como
Orfelinato (niños de), 573.
defensa, 593.
Orgánicas (enfermedades), superestructu
Operación (es), y temor a la castración,
ra histérica de las, 263; psicogénesis de
99; (las) como trauma, 148; alueinosis
las, 295 y sigs.; el cerehro, 296 y sig.
después de una, 478; mutilantes, 296 y
Órgano (s), proyección de, 480 y sigs.;
sig.
representaciones de. 51 y sig., 295, 299
OPHU1JSEN (J. H. W . van) [Bibl. 1203
y sigs., 389, 467, 469; representaciones
al 1206], sobre fines sádicos, 84, 4Ú3;
de— y representaciones objétales, 299 y
sobre ideas de persecución, 174, 479,
sigs., 467, 468 y sig.; extrañamiento de,
*181; sobre enfermedad orgánica del ce
300, 470; elección de— en la histeria
rebro, 297; sobre pseudo-hipersexualidad
de conversión, 263 y sig.
en la mujer, 552; bibliografía, 701,
O PPE N H E IM (Hans) [Bibl. 1207], 701. Órgano-neurosis, 272 y sigs.; y conversión.
Optativo (pensamiento), 65 y sig.; véase 272; clasificación de las, 272 y sig.; y
también Pensamiento mágico. psicosis, 294 y sig.: la terapia en las,
Optimismo oral, 545. 303 y sig.; beneficios secundarios en
Opuesto (transformación en lo), 168; re las. 516.
presentación por lo, 230, 238, 239. órgano-neurótico-a (as), definición de los
Oráculo (s ), 343 y sig., -419; animiil y síntomas, 272 y sig,; hipotonia, 282 y
perro de policía, 18; (el) mal interpre sigs.; perturbaciones— de la visión, 293
tado, 343 y sig., 419- y sig.
Oral (es), orientación— del yo primitivo, Orgasmo, (el) en los niños, 95 y amor,
53 y sigs,; introyección, 53 y sigs., 82 106; capacidad de, 106, 136, 237; y
y sig., 104; tendencias— destructivas, 54 neurastenia, 219; temor al, 237, 242,
y sig., 83 y sig-, 111, 281, 319, 356 y 450, 605 y sig.; (véase también Impo
sig., 403 y sig., 403 y sig., 415 y sigs., tencia orgástica); y muerte, 242, 450; y
423 y sigs., 438 y sig,, 545 y sigs.; la ataques histéricos, 251; (el) en las per
etapa, 81 y sigs.; perversiones, 82, 396; versiones, 368 y sig., 370; y suicidio,
temores, 83, 101, 231; sadismo, véase 450.
Orgásticn (impotencia), 106, 237, 274 y P A R l ’H EM JN E Y (Gcorge) [Bibliografía
sig., 574 y sig. — 1226], 628, 703.
O R G E L (Samuel C.) [Bibl. 12081. 177, P A R K E R (G. M .) [Bibl. 1212], 631,
702. 702.
Orgullo, fálico, 97; (el) en la conducta P A R M E N T E R (R .) [ B ib l.— 65], 33, 660.
neurótica, 513, 516; (el) como rasgo Partenaire, sobreestimación del amor del,
caracterológico, 553. 107.
Orina = lágrimas, 90, 2S2 y sig., 549 y Participación, condicional, 57, 129, 549,
sig.; = palabras, 340, 355 y sig. 624, 652; en la omnipotencia ( anhelo
Orinar, instinto de, 74; (el) como fin de), 57 y sig., 83, 94 y sig., 107, 128,
sexual, 89; véase también Uretral (ero 3% y sig., 405, 4-11, 436 y sigs,, 446 y
tismo). sigs,, 454 y sig., 457 y sigs., 481, 538,
ORH (Douglas W .) Bibl. [1209 al 1211], 549, 568 y sig., 623 y sig,, 652; en la
26, 204, 573, 702. “bondad”, 558.
“ Ortodoxo” y “ heterodoxo’' (psicoanálisis), “ Partidarios” de las personalidades para
636. noides, 499.
Oscuridad (núcdo a la ), 239, 246. Parto, envidia del, 104 y aig.; perturba
ciones psicogénic09 del, 204, 285; alu-
cinosis después del, 478.
P Pasado y presente (durante el análisis),
42, 635; véase también Transferencia.
Padre (s), papel normal del, 110, 111 y “ Pasaje (del objeto) a través del yo”, 481.
sigs.; (el) como modelo del superyó, Pasividad, viraje de la — hacia la actitud
127; la identificación con el— en la activa, 62 y sig., 94, 100, 144, 332, 405
niña, 382 y sigs.; (véase también Fa y sig., 430 y sig-, 536 y sigs., 604;
milia, Complejo de Edipo, y Superyó); viraje haeia la— en la niña, 111 y
(los) y el superyó como ideal, 125, 128 sig.; (la) como protección, 379 y BÍg„
y sig.; (véase también Ideal, e Ideal del 397 y sigs., 405.
y o ); identificación con los, 125 y sig.: Pasivo (amor objetal), 58.
destronamiento de los, 133. Pasivorreccptivo-a (s), (anhelos) en las
neurosis traumáticas. 142; anhelos e
Paidofilia, 376 y sig.
impotencia, 198; (anhelos) en la neu
Paisajes, fobia a los, 239.
rastenia, 222 ; (anhelos) y enuresis,
Palabras, magia de los, 64, 336 y sig., 354
268; control, 58, 71, 90, 94, 142, 222,
y sig., 475; omnipotencia de las, 64,
268, 282, 290, 365, 377 y Bigs„ 425, 477,
336 y sig., 475; = heces, 340 y sig.,
507, 514 y sigs., 524, 538 y sig., 547
353 y sigs.; = orina, 340, 355 y sig.; el
y sigs., 573, 612, 620, 624, 652; (for
microcosmo de las, 336 y sig., 340; obs
mas) del complejo de Edipo masculino,
cenas, 64, 336 y sig., 353 y sig., 396
117.
Y sig.
P A SK IN D (H a n y A.) [Bibl. 1213], 500,
Paladear, significado sexual de, 93. 702.
Pánico, 60, 159 y sigs., 226 y sig. Paterno (complejo) en los delirios, 470
Parálisis, producida por la angustia, 59 y sigs.
y sig., 158 y sig.; histérica, 258 J* sig. Palo-cura de laa neurosis, 298, 611.
general, 2 % . Patógenas (defensas), 169 y sig.
Paranoia (s) la proyección en lo, 174 y Patognomía, 490.
sig., 478 y sigs.; y homosexualidad, Patológicos, impulsos, 413 y siga., 565;
479 y sigs.; (la) en la mujer, 487; impulsos— y compulsiones, 367, 430 y
auténtica, 487 y sig., 499 y sig-, 504; sigs.
abortivas, 497; artificia), 504, 620. PaLoneurosis, 295 y sigs., 509; la terapia
Paranoides, ideas, 174 y sig., 479 y sigs.; en las, 303.
tendencias— en la angustia social, 580; Patopsicosis, 296.
caracteres, 593, Patriotismo, 57.
Parapraxias, véase Errores, Lapsus linguae. PATTERSON (Ralph M .) [Bibl. 1214],
“ Parásitos del superyó”, 133, 149 y sig., 286, 702.
563, 626. Pavimento, compulsiones del, 187.
Parciales (instintos), 81, 91 y sigs., 204 Pavor nocturnus, 222 y sig,, 248.
y sigs.; represión de los, 370 y sig,, P A Y N E (Sylvia) [Bibl. 1215], 388, 414,
388; colaterales, 81. 702.
PEA RSON (Gcrald H. G.) IBibl. — 379]. queo defensivo de las, 52, 141 y sig.,
628, 673. 156 y sig., 170 y sigí-, 175 y sig.;
PECK (Martin W.) [Bibl. 1216, 1217), (véase también Desmayo) ; primaria,
464, 702. 73; y emoción, 55; “carácter de provo
Pedagogía, interés por la, 376 y sig. cación” de las, 73; perturbaciones his
Pegado (ser), como fin sexual, 292, 404, téricas de la, 261 y sig.-, represión de
406 y sigs. las— internas, 262, 283 y síg., 300, 470
P E IN E (Sícgfried) [Bibl. 1218], 572, 702. y sig.; y alucinaciones, 477 y sigs.
Peligro, idea de— 60; ios instintos como— , Perceptivo (s), estímulos— y estímulos
69 y sig.; véase también Angustia, TV* instintivos, 73; peligro— y peligro ins-
mor. rintivo, 231.
Peluqueros, fobias a los, 185 y sig., 579. Pérdida, de las relaciones objétales, 468
Pélvicos (músculos), espasmo neurótico y sigs.; (véase también Regresión nar-
de los, 285; véase también Vaginismo. eisista); (la) de reaseguramiento, como
PELLER-ROUBICZEK (L ili) [Bibliogra factor precipítame co las neurosis, 510.
fía 1219], 450, 702.
Pérdida de amor, angustia por la, 61,
Pene, catexis narcisística dcl, 97 y sig.:
122, 147 y sig., 162. 198, 202 y sig..
idea del— pequeño, 97, 99 y sig.; =
289. 309, 398, 436 y sigs., 571 y sig..
niño = excrementos, 111, 247, 253, 315,
578 y sig.; y trauma, 147 y sig.; e
320, 395, 399; “— cautivo", 204; hipo
impotencia, 199; y frigidez, 202 y sig.:
condría dcl, 302 y sig.; obsesiones re
y síntomas cardiacos, 290; (la) en las
ferentes al— , en la mujer, 316; y homo
amenazas obsesivas, 309: (la) en Ja
sexualidad femenina, 381; y sig.; =
depresión, 436 y sigs.; y muerte, 2-12:
cuerpo, 398, 553; (el) como objeto de
y celos, 571 y sig.
impulsos do robo, 417 y sig.; envidio
Pérdida del control, angustia por la, 203.
del, véase Pene (envidia d c l). véase
237, 269 (véase también Zxcitacíón, te
también Complejo de castración y Fu-
mor a la propia) ; y frigidez, 203 y
lieo.
sig.; y cnuresis, 269.
Pene (envidia dcl), formas reactivas de,
Perdón, necesidad de, 128. 163, 193 y
102; primaria, 102, 111; y cambio de
sigs., 333 y sig., .102 y sig., 406, 410
objeto cu la niña, 112; y {rigidc7., 203;
y sig., 415 y sigs., 554 y sig., 558 y
e histeria, 264; y enuresia, 268 y sig.;
sig., 580, 620 y sig.; forzar el— , o lo
y ninfomanía, 281; y transvestismo, 389
grarlo por extorsión, 409 y sigs., 415 y
y sig.; y formación del cara'ctcr, 551 y
sigs., 419, 424 y sigs., 433. 436y sigs.,
sig.
4-10 y sig., 445 y sigs.. 449 y sigs., 555,
Pensamiento (s), (eh prcconseiente, 63 y
558 y sig., 568; véase también -Sumi
sigs., 125; (el) primitivo (prclógico),
nistros narcisísticos.
63 y sigs.. 250 y sig,, 335 y sigs,, 472
y sigs.; desarrollo dei, 63 y sigs.,-472 y Perfumes, adicción a ¡os, 233.
sig.; optativo, 65 y sig.; plástico, 65 Periódica (s), embriaguez, 428; catatonías.
y sig.; (el) como acción “de ensayo", 501.
65 y sig., 250. 335 y sigs.: (el) má Periodicidad, de los actos instintivos y
gico, véase Mágico (pensamientn); y punitivos, 331 y sig.. 462; (la) en 1<js
lenguaje, 67, 489 y sig.; preparatorio trastornos maníaco-depresivos, 452 y
y pensamiento susiitiitivo, 67 y sigs., sig., 461 y sig.-, de los ÚY¿ün\os, 461
338 y sig.; compulsivo, 67, 328, 330, y sig., 604.
335 y sigs.: concreto y abstracto, 68; Perplejidad, en la esquizofrenia, 471.
y aislamicnlo, 186 y sig.; sexualización Perro de policía y oráculo animal, 18.
dcl, 211, 335 y sigs., 3-10 y sig.; y Persecución, ideas de, 479 y sig.
acción, 335 y sigs.; y erotismo anal, Personalidad (la) dcl analista, 644 y
340 y sig.; y despcrsonalización, 471; sig.; véase también Carácter.
{c!) en la esquizofrenia, 472 y sigs.; Perversiones, y sexualidad tnfamil, 74 y
omnipotencia de los, 64. 337 y sigs., 498. sig., 368 y sigs.; orales, 82, 396; anales,
Pentotal, 626. 164. 313 y sig., 394 y sigs., 401, 409,
Penumbra, fobia a la, 231. 488 y síg.; e impotencia, 200; c liiper.
Percepción (es), sistema de, 52 y sig.: y sexualidad, 280 y sig.; y conipulsiomvs
acto motor, 52 y sig.. 73 y sig., 569 y 367, 433; en general, 367 y sigs.; la*
sig.; úpos arcaicos de, 52 y sig., 569 tenies, 368; combinaciones de neurosis
y sig-; raíz oral de la, 53 y sig.; blo y, 412; y constitución, 412; y psicosis,
=314; y obsesiones, 431 y sigs.; compulsi POETZL (Otto) [Bibl. 1228], 30, 703.
va. 433; artificiales, 620, 623 y sig. Policía (agente de), miedo al, 126; perro
Perverso (el síntoma) como compromiso, de— y oráculo animal, 18.
368 y sig. PO LL A K (Franz) [Bibl. 1229], 467, 703.
Perverso polimorfo (el niño como), 80. Pornografía, 336 y sig., 396 y sig.
Pesadillas, 220, 222 y sig. Posesión (sentimiento de), 87, 320.
Pesimismo oral, 545. Postambivalenie (etapa), 124, 530.
Peso (a)loraciones periódicas de), 278 y Postergación, de reacciones, 56, 58; de la
sig. aflicción, 190, 442 y sig.; de afectos,
PFEJFER (Sigmund) [Bibl. 1220], 279, 190 y sig.
702. Posiliipnótica (sugestión), 28.
PFISTER (Oskar) [Bibl. 1221 al 1225], Postoperatoria (alucinosis), 478.
190, 418, 702. Postoperatorias (neurosis traumáticas),
Picaportes (fobia a los), 243. 158; psicosis, 296 y sig.
PIC H O N (Edouard) [Bibl. 1226], 628, Posturas caiatónicas, 476.
703. Potencia, condiciones para la, 200 y sig.;
Pie, fetichismo del. 370, 385: = peni.1, y lenguaje, 341, 355 y sig.; orgullo nar-
385. cisístico de la, 574.
Piedra (convertirse en), como castigo, 92, PRATT (John) [Bibl. 12301, 630, 703.
207 y sig.; fobia a, 228; véase también Preambivalenle (fase), 84, 124.
Medusa. Precipitantes (factores), en las neurosis,
Pie), iijtroyección por la, 91, 10*1; sínto 146, 148 y sig,, 507 y sigs.; en Ja de
mas órgano-neuróticos de la, 292 y sigs. presión, 439 y sig.; en Ja esquizofrenia,
Piel (erotismo de la ), 90 y sig., 268, 292; 494 y sig,
y en uresis, 268; y sadismo, 292, 403; y “Preeonciencia", 125.
masoquismo, 292, 409 y sig.; (el) en "Prcconsciente” (lo), 29, 30 y sig,, 63.
'os impulsos patológicos, 415; (el) en 3a Predisposición, a la neurosis, 132, 146 y
piromanía, 418; (el) en los caracteres sig., 169; a la neurosis obsesiva, 346
“gobernados por los instintos", 422; y sigs.; (la) en la toxicomanía, 424; a
(el) en la adicción a las drogas, 423 la depresión, 445, 453 y sigs,; véase
y sig.; (el) en la depresión, 439. también Constitución.
Pieles, fetichismo de las, 386. Preedípico (vínculo) con la madre, en
Pineal (glándula), tumor de la, 298. la niña, 111 y sigs., 384 y sig,, 467,
Pinlura, inhibiciones en la, 213; y ero 553; y frigidez, 203; (el) en la homo*
tismo anal, 323. sexualidad femenina, 382 y sig., 384 y
Piromanía, 418. sig.; (el) en la paranoia en la mujer,
Pisado (ser), temor de, 229. 553; y carácter, 553.
Placer, explicación económica del, 28 y Pregenital (es), período, 80 y sig.; equi
sig.; principio de, 56, 94, 210 y sig-, valentes masturbatorios, 97; conversio
405, 414, 461, 534, 647; y relajación, 28 nes, 288, 353 y sigs.
y sig.; principio de— y masoquismo, Pregenitalidad, en la pubertad, 135; (la)
94, 405; y deber, 214; y dolor en la como objeto de sublimación, 168 y sig,;
histeria, 254 y sig.; (el) en las perver e impotencia, 200 ; y frigidez, 202 y
siones, 371; principio de— y manía, sig.; (la) en la neurastenia, 222 ; (la)
461: la experiencia del— como terapia, en la enuresis, 268 y sig.; (!a) en el
610; preliminar, 81, 86, 168, 279, 338, fetichismo, 385 y sig,; y sadismo, 403
368, 391 y sig., 393. 405, 554; funcio y sig,; (la) en la esquizofrenia, 489,
nal, 26, 62y sig., 536 y sig.; yo "de 494; y carácter reactivo, 529 y sig., 586
— puro", vrase Yo; final; fvéase tam y sig.
bién Orgasmo). Preguntas (hacer) obsesivamente, en los
PLANK-SP1RA (Em m a) [Bibl. 1227], niños, 92.
212. 703. Prelógieo (pensamiento), 63 y sigs., 250,
Plástico (pensamiento), 65 y sig. 335 y sigs., 472 y sig.
Plegaria (la ), 332, 436. Premenstruales (trastornos), 277 y sig.
Poder, y erotismo anal, 87; afán de, Preparativos obsesivos, 338 y sig.
280, 323,399, 536, 538 y sig., 558 y Preparatorio (pensamiento), 66 y sigs.,
sig., 575; y triunfo,458; véase también 338 y sig.
Omnipotencia. Presente; véase Pasado y presente.
Poesía, 64, Presión sanguínea, 291 y sig.
Prestado, sentimiento de culpa “tomado defensa, 173 y sigs., 478; base real (ob
de— ”, 194. jetiva) de la, 174, 480,485; y represión,
PrcMigio (afán de), 272, 400, 535 y sig., 176; de afectos, 212; de sentimientos
538 y si"., 575. de culpa, 194, 478, 482 y sigs., 555 y
P R E Y E R (W .) [Bibl. 1231], 469, 703. sig.; (la) en la histeria de angustia,
P rim ada geni la), 81, 95, 106, 168, 304, 231 y sig., 235 y sigs., 244; (la) en
368 y sig., 530, 564, 583, 636; y per las reacciones del hombre a la natura
versiones, 368 y sig. leza, 238 y sig-, 488; (la) en la ma
Primario-a (s), fantasías, 115; depresión, nía, 460 y sig.; (la) en las ideas de
148, 453 y sigs.; proceso, 29, 30, 65, persecución, 479 y sigs.; del superyó en
66, 473, 533; escena, véase Escena pri los delirios, 479 y sigs.; (Ia) en los
maria. celos, 484 y sig., 571; (la) en la lucha
Priinilivizaeión, en las neurosis traumáti contra la angustia, 535; de ideales, 568
cas, 142, 146 y sig.; en la esquizofrenia, y sig.
466 y sigs., 475; por la terapia de Prueba (análisis de), 644 y sig.
shock, 632. Prueba por la realidad (de realidad), véa
Principios e ideales, 125 y sig. se Realidad.
Proceso (psicosis de), y episodios esqui Prurito, 293; (el) como patrón de la
zofrénicos, 466, 494 y sig,, 500. sexualidad, 75-
Prodigalidad, 323- Pseudo, hipersexualidad, 204, 269, 279 y
Profano (psicoanálisis), 627 y sig. sigs., 421, 430, 433 y sig., 552, 575
Profesión (elección de), 573. y sigs., 587; sexualidad, 204, 433 y sig.,
Profesional (es), inhibiciones, 208, 213; 574 y sigs.; debilidad, 210, 641; emba
neurosis, 213, 577; delirio— alcohólico, razo histérico, 251 y sig.; angina pee-
429. toris, 302 y sig.; hermafroditismo, 413;
Profilaxis de las neurosis, 647 y sig. alucinaciones, 496 y sig.; objétales (re
Progenitores, ser separado de uno de los— laciones), 498 y sig., 533, 566 y sigs.,
en la infancia, 117 y sig.; perder a 593; emocionales (tipos), 534.
uno de los— en la infancia, 117 y sig. Pseudología, 325 y sig., 588 y sigs,; véase
Progresivas y estacionarias (neurosis), 243 también Mentir.
y sig., 348, 613 y sigs. Psicoanálisis, y psicología, 21, 25 y eig.,
Pronóstico (el) en la esquizofrenia, 500 521; el racionalismo en, 17 y sig.; (el)
y sig.; véase también Psicoanálisis te como método, 37 y sigs., 632 y sigs.;
rapéutico. didáctico, 44 y sigs.; limitaciones del—
Propiciación, y rebelión, 377 y sig., 397 en el terreno de la esquizofrenia, 467
y sig., 409 y sig., 421 y sig., 436 y sigs., y sig.; y psiquiatría, 467; (el) como
440, 446 y sigs., 448 y sig., 372 y sig., ciencia y como terapia, 616; (el) profa
554 y sig., 559 y sigs., 568 y sigs., 579, no, 627 y sig.; (el) como método te
627; en el masoquismo, 405, 409 y rapéutico, 632 y sigs,; indicaciones
sigs. de!, 637 y sigs.; capacidad creadora y,
Propiedad (sentimiento de), 87, 320. 643; estadística sobre resultados tera
Propiocepción, 55. péuticos del, 646.
Próstata (la) como zona erógena, 89, Psicoanálisis terapéutico, véase Terapia
98, 104, 123, 379. psicoanalítica.
Proslático (el erotismo) en la eyaculación Psicoanalítica (comprensión) en la psico
precoz, 201 . terapia no analítica, 622 y sig,, 628 y
Prostitución, 184, 544; fantasías de— en sig.
la mujer, 552. Psicoanalítico (tratamiento), definición
Protección, condicional, 56, 129, 549, 624, del, 636; indicaciones del, 637 y siga.;
652 y sig.; contra ía estimulación exce contraindicaciones del, 639 y siga.; du
siva, 141 y sig., 292; la rutina como, ración del, 636 y sig.; véase también
325. Terapia psicoanalítica.
Provocación, (características de), en la Psicología, y magia, 17 y sigs.; y biolo
^ereepción, 73; en el masoquismo, 409 gía, 18 y sig.; leyes generales en, 19;
y Eíe. f y moral, 19; y sociedad, 19 y sig.; re
Proyección, (la) como intento de recu quisitos de una— científica, 18 y sig,;
peración, 56 y sig.; del superyó, 130, métodos de la, 20; de las masas, 556
133, 194 y aig., 482 y aígs-, 555 y siga,, y sig.; y psicoanálisis, 20 y sig., 25
578 y siga.; (la) como mecanismo de y sig., 521.
Psiconenrosis, definición de las, 33 y sig.; la, 190, 274-, 305; y apatía, 216, 535; y
Lase fisiológica de las, 275; combina miedo a la muerte, 241; latente, 274,
ciones de— y neurosis traumáticas, 603 305; y espasmos, 285; y tic, 361; vcasc
y sigs. también Agresividad.
Psicopatía, 195, 367, 4-21 y sigs., 496 y Racionalismo (el) en el psicoanálisis, 17
sig., 563 y sigs,, 629, 642, y
Psicopatologíj de la vida cotidiana, 27, Racionalización, 206, 423, 461, 542 y sig.
225, 256, 353. HADO (Sandor) [Bibl. 1234 al 1244], so-
Psicosis, importancia heurística del análi bre autoestima, 57; sobre autotomía, 75,
sis de la, 49 y sig., 506; y órgano- 98, 411;, sobre casos de "mal menor'*,
neurosis, 294 y sig.; y psicología de 94, 405, 559; sobre bisexualidad, 104,
las personas enfermas, 296; postopera 372; sobre temor a la castración, en la
toria, 296 y sig.; y perversión, 414; ti mujer, 122; sobre hipnosis, 133, 149,
psicoanálisis en la, 463 y sigs., 501 y 563, 623, 626; sobre descargas de emer
sigs., 637; >• patoneurosis, 296; y neu gencia, 141; sobre neurosis traumáti
rosis, 463 y sigs., 492 y sigs., 496, 614 cas, 148, 149 y sig., 605; sobre angustia
y sig., 637 y sigs. de castración, 211 y sig.; sobre madres
Psicosomática, 272 y sigs.; véase también ansiosas, 239; sobre psoriasis. 292;
Órgano-neurosis. bre idealización, 332, 510, 542; sobre
Psicoterapia (ln) en las neurosis traumá adicción a las drogas, 424 y sig.; so
ticas, 152 y sig.; eficacia de la, 616 bre “adictos al amor”, 436; sobre de
y sigs.; componentes “ racionales” de presión, 437 y sig., 449, 451, 462 y
la, 617, 620 y sig.; y terapia de sliock, sig.; sobre trastornos maníaco-depresi
631 y sig. vos, 462 y sig.; sobre psiquiatría y
Psíquica (dinám ica), 25 y sigs. psicoanálisis, 467; sobre definición del
Psíquico, línea de separación entre lo— carácter, 523; sobre imago “buena" y
y lo físico (el instinto como), 73. “mala” de los padres, 543; sobre trau-
Psiquiatría, y magia, 17 y sigs.; y psico malofobia, 605; sobre “elaboración”
análisis, 467. analítica, 636; bibliografía, 703.
Psiquiátrica (asistencia social), 653 y Ramera, el amor a una, 572.
sig. RA N G EL L (Leo) [Bibl. — 1100], 362,
Psoriasis, 292. 697.
Pubertad, y neurosis, 28, 508, 567; inte R A N K (Bcatc) [Bibl. 1245], 297, 703.
reses intelectuales en la, 64; psicología RANK (Otto) [Bibl. 1246 al 1252,
de la, 134 y sigs.; la homosexualidad un — 504], sobre el exhibicionismo, 92,
la, 135 y sig., 371; prolongación (in 391; sobre Don Juan, 279; sobre la
debida) de la, 137; la impulsividad en perversión, 368; sobre narcisismo, 472,
3a 135; la grosería en la, 136; eclosión 568, 592 y sig.; sobre el arte, 556;
de la esquizofrenia en la, 474. sobre abreacción, 625; bibliografía, 676,
Pudor, 551. 704.
Pulgar (succión del), 82, 99, 438. “Rappori” (el) en la hipnosis, 620, 623;
véase también Transferencia,
Raptos, afectivos, 34 y sig., 143; histé
Q ricos, 251 y sigs.; epilépticos, 304;
actos con carácter de, 491.
Quimismo, de los instintos, 73; de la “ Rareza” de los esquizoides, 498 y sigs.
sexualidad, 75; perturbado, de la per Rascarse, 75.
sona insatisfecha, 273 y sig. Rasgos reactivos de carácter, 179 y sig.,
Quincke (edema de), 291. 526 y sigs., 586 y sig.
RAW SON (Arnold T.) [Bibl. 12531, 559,
704.
R Raynaud (enfermedad de), 291.
Razonable (vo) ausencia de un, 642 y
KAALTE (Friis van) [Bibl. 1232], 222, sig...
703. Reacción (es) terapéutica negativa, 339,
RA B IN E R (A. M .) [Bibl. 1233], 298, 559 y sig.; 'iel hombre a la naturaleza,
703. 238 y sig., 471; epilépticas en las neu
¡labia, dcsnlsznda, 35; (la) en las neuro rosis traumáticas.
sis traumáticas, 143; postergación de Reactivo (s), rasgos— de carácter, 179
sig., 526 y sigs., 586 y sig.; tipo— de Rechinar los .dientes, 305.
trabajo, 214, 528, 591; carácter— y RE D L (Fritz) [Bibl. 1256 al 1258], 178,
carácter pregenital, 530; carácter, 586 194. 212, 234, 334, 393, 556, 558, 580,
y eig.; véase también Formación re 704.
activa. REED E (Edward Hiram) '[Bibl. 1259],
RE A D (C. Stanford) [Bibl. 1254, 1255], 305, 704.
136, 429, 704. Reeducación (la) en psicoterapia, 629.
Realidad, sentido de la— y yo, 50 y síg., Reformista (espíritu), limitaciones del—
63 y sigs.; primera aceptación de la, en la educación, 649 y sig.
51, 170 y sig,, 507; sentido de la— y Regalos, 323.
sentimiento corporal, 51 y sig., 459 y Regla básica, 37 y sigs., 633.
sigs.; juicio de (prueba por la— , prue Regresión, (la) del yo, 71; concepto de,
ba y juicio de— ) {reality tcstings), 58 84 y sig., 166; y fijación, 84 y sig.,
y sig., 63, 156 y sig., 170, 174 y sig., 166, 346 y sig.; a la identificación, 105
415, 467, 478, 492 y sig., 566, 572, y sig., 175, 256 y sig., 375 y sig., 382
582; principio de, 58 y sig., 66 y sig., y sig., 436 y sigs., 4*13, 446 y sigs.;
69, 415, 507, 566, 578, 648; desarrollo (la) en las neurosis traumáticas, 142;
del sentido de la, 63 y sig.; y fantasía, (¡a) como mecanismo de defensa, 186
67 y sig., 568 y sig.; sentido de la— y y sigs., 474; a la sexualidad infantil,
adaptación, 71 y sig.; adulteración neu 188, 368; narcisística, 188, 299 y sig.,
rótica de Ja, 71 y sig., 156 y sig., 228, 451 y sig., 466 y sigs., 469 y sigs., 491
341; y sig., 415, 566; relatividad de y sigs., (la) como defensa contra el
]a, 71, 582; y sexualidad, 81; (la) en sentimiento de culpa, 195; deformación
el conflicto neurótico, 155 y sig.; y por Ja, 231 y sig.; (la) en la histeria
represión, 155 y sig,; (la ), base de la de angustia, 239 y sigs.; (la) en la
proyección, 174, 480, 485; y superyó, histeria de conversión, 263 y sigs., (la)
194; y perversión, 388, 414; ruptura en la enuresis, 269; (lo) en la neu
con la— en lo esquizofrenia, 478 y rosis obsesiva, 319 y sigs., 347, 349;
sig., 490 y sig.; (véase también Re (la) en el tartamudeo, 355; -(la) en el
gresión narcisista); fuga “ a la— ", 533 tic,'360, 362 y sig.; (la) en la homosc*
y sigs., 540, 586; los “actores” de la, versión, 368 y sig.; (lo), en la homose
538; exageración del principio de, 648. xualidad femenina, 382, 384; (la) en c!
Realización de lo deseado, (alucinatoria), fetichismo, 387; (la) en la coprofilia,
65, 170, 437, 478, 568; (aparente) cas 394 y sig.; (la) decisiva en la depre
tigo mediante la— , 255 y sigs., 310 y sión, 451 y sigs.; (la) en la esquizo
sig., 433; complejo de castración feme frenia, 466 y sigs., 475 y sig., 491 y
nino del tipo de— , 383, 388 y sig., 552. sigs.; (la) en el estilo general del ca
Reaseguramiento, y simultánea satisfacción rácter, 523; (la) en la terapia de shock,
como causa de fijación, 86, 370, 405, 631; c indicación del psicoanálisis, 637
406 y sigs., 423 y sigs., 436 y sigs,; y y sigs.
catarsis, 152; (el) en el síntoma perver R E IC H (Annie) [Bibl. 1260, 1261], 398,
so, 370 y sig.; y terapia, 610 y sig., 479, 502, 704.
621 y sig. R E IC H (W ilhclm) [Bibl. 1262 al 1280].
Rebelión y propiciación, 377 y sig., 397 y sobre oí período de latencia, 81; sobre
sig., 409 y sig., 421 y sig., 436 y sigs., masoquismo, 94, 405, 409, 555, 557; so
440 y sig., 446 y sigs., 448 y sigs,, 459 bre masturbación, 96, 97, 222, 243;
y sig.; 554 y sig.; 559, 568 y sigs. sobre amor y primacía genital, 106; so
Recato, 551. bre impotencia orgástica, 106, 279, 433,
Recompensa (por el superyó), 160 y sig. 574; sobre la vista de genitales adultos
Reconstrucción del mundo (fantasías de), por los niños, 114 y sig., sobre precur
476 y sig. sores del superyó, 126; sobre madres do
Recordar, “orden de— ”, 172, 370. minadoras, 127; sobre la pubertad, 135;
Recuerdos (los) más tempranos, como m i sobre formaciones reactivas, 179; sobre
tos personales, 325. caracteres ‘'gobernados por los instin
Rccuperaeióa (síntomas de) en la esquizo tos”, 195, 422, 563, 565; sobre cyacu-
frenia, 476 y sigs. lación precoz, 202; sobre trabajo de ti
Rechazo de los alimentos, en la depresión, po reactivo, 214, 528; sobre neurosis
438, en lo esquizofrenia, 488; véase tam de angustia, 218; sobre neurastenia, 219,
bién Inhibición oral. 222, 282 y sig.; sobre el curso de la
excitación sexual, 237; sobre orgasmo y 62, 144 y s ig ., 603 y s ig s .; ( l a ) e n
muerte, 242, 450; sobre terapia de reía* s u e ñ o s , 144; s ín t o m a s d e — e n la s n e iy
jación, 286; sobre epilepsia, 390; sobre r o s is t r a u m á t i c a s , 144 y B ig., 392, 603 y
el valor pronóstico de la primacía ge s ig s .; c o m p u ls i ó n d e , 181, 604; y a n u
nital, 304, 530; sobre “ armadura física", l a c i ó n , 328; t ip o s d e — e n la s n e u r o s is ,
345, 529; sobre tic, 361, 363; aobre téc 603 y Bigs.
nica, 435, 635; sobre el carácter como Represalia, temor a la, 131, 305, 444.
defensa, 519; sobre autoestima y con* Representación por lo opuesto, 230, 238,
ducta reactiva, 528, 577; sobre el carác 581.
ter como armadura, 529; sobre primacía Represión, ( l a ) c o m o d e s m a y o e s p e c ia
genital y carácter, 530; sobre carácter liz a d o , 53, 143, 260; ( l a ) y l a clasi
íálico, 553; sobre carácter genital, 554, f ic a c i ó n d e I ob in 3 tin to B , 76; d e la es-
582 y sig.; sobre carácter masoquista, c o p t o f i l i a , 92, 207 y s i g .; y d e b i l i d a d
555,557; sobre (indebida) identificación del y o , 141 y s i g , 150; la t e n t e , en la s
6exual, 563; sobre complejo de Edipo p e r s o n a s n o r m a le s , 145, 508 y s ig s .; y
y carácter, 573; aobre análisis del ca r e a li d a d , 155 y s ig s .; y n e g a c i ó n , 156
rácter, 598, 600; Bobre histeria de an y s ig ., 175 y s i g . ; y B u b li m a c i ó n , 168 y
gustia y carácter, 614; sobre promover, s ig ., 181; e x it o s a , 175 y eig-. 181, 526;
anteB del análisis, un yo razonable, 642 ( l a ) c o m o m e c a n is m o d e d e f e n s a , 175
y sig.; sobre condicionamiento social de y B ig s .; d e d e r iv a d o s , 176; s e c u n d a r i a ,
la educación, 649 y sig., 653; biblio 175 y s i g . ; y p r o y e c c ió n , 176; e intio-
grafía, 704 y Big. y e c c ió ñ , 176; laguuas debidas a la, 176;
R E ID E R (Norman) [Bibl. 1281], 616, e c o n o m ía de la, 177 y e ig s .; y f o r m a
705, c ió n r e a c t iv a , 178; y a fe c to s , 189 y
R E IK (Thcodor) [D ibl. 1282 al 1299], s i g .; y s e n t im ie n t o s de c u l p a , 194, 344,
sobre oráculo animal, 18; sobre exhibi 559; e i n h i b i c i ó n , 215; ( l a ) en l a h i s
cionismo, 92; sobre masoquismo, 94, t e r ia d e a n g u s t i a , 230 y s i g .; d e p e r
405 y Big., 409, 559; sobre ritoa de c e p c io n e s i n t e r n a s , 262, 284 y Bigs.;
iniciación, 100, 411, 624; B obre super- 215, 470 y sig.; idea y e m o c ió n e n la,
yó; 127, 130, 333; sobre la voz de la 177 y sig.; d e s ín t o m a s , 269 y s ig s .,
conciencia, 130; sobre bromas, 194, 535; 513 y sigB ., 617 y sig., 621 y B ig .; y
sobre inhibiciones, 21^; sobre agorafo m u s c u l a t u r a , 283 y s ig s .; ( la ) en la
bia, 234; sobre temor accrca del bien n e u ro siB o b s e s iv a , 330; ( l a ) en la p e r
estar de los padres, 239; sobre intim i v e r s ió n , 368 y sig.; parcial, 370 y sig.,
dar a los d e m á B , 245, 537; sobre olvido 388; y rasgos p a t o ló g ic o s d e c a r á c te r ,
“ contagioso” , 256; sobre sonambulismo, 520 y B Íg .; y r e p e t ic ió n , 604; d e todas
260; sobre estados finales de la neuro una neuroBÍB , 617.
sis obsesiva, 332, 615; sobre neceBidad Represoras (fuerzas), incremento de las,
de castigo, 333; Bobre despcrBonaliza* 510 y sig., 611 y sig., 618; disminu
cíón, 471; sobre masoquismo moral, ción de las, 610 y sig., 612, 617 y sig.;
559; sobre gestos mágicos, 569 y Big.; véase también el siguiente.
sobre problemas de técnica, 645, biblio Represoras (fuerces) y f u e r z a s r e p r i m i
grafía, 705. d a s , e n l a h iB tc r ia d e a n g u s t i a , 245 y
Reizschuiz, 142, 174, 292 y Big. sig B .; en I ob s ín t o m a s c o m p u ls iv o s , 308
Relación (ideas de), 130, 482 y aige.; y s ig s .; e n I ob r a s g o s d e c a r á c t e r , 526,
ideas abortivas de, 497. 531 y s ig s ,, 581 y s ig .
Relajación, y placer, 28 y sig.; (la) y el Reprimido-a (s), (lo) como parte del in
dormir, 144; terapia de, 286, 617, consciente, 30; aparente fuerza magné
Relatividad, de la realidad, 71, 582; de tica de lo, 175; retorno de lo, 245 , 310,
la sexualidad, 373. 344; fuerzas— y fuenas represoras en
Religión, y obsesión, 330, 342; y esquizo la histeria de angustia, 245 y sigs.; fuer
frenia, 477; y psicoterapia, 624; (es) zas— y fuerzas represoras en los stnio'
de la madre, 477. mas obsesivos, 308 y sigs.; disminución
Religioso-a (s ) , éxtasis, 57; obsesiones, de la fuerza de lo, 508, 611; fuerzas—
330, 342; sumisión, 399; delirios, 477. y fuerzas represoras en los rasgos de
Remordimientos de conciencia, 163. carácter, 526, 531 y sig., 581 y sig.
Reparación de la destrucción imaginaria, Reptiles, repugnancia por los, 66.
182. Resfríos, origen psicogénico de los, 275
Repetición (es), activa para “controlar", y sig., 288 y sig.
Resistencia(s), carácter dinámico de la, sivo, 345 y sigs.; en la catatonía, 491;
29; caractcroiógicas, 43, 531, 598; (la) y elasticidad, 645.
durante Ja asociación libre, 38; inter R IL K E (Rajncr M aría), 399.
pretación de la, 39, 518 y sig., 633 y R1PLEY (Herbert S.) [Bibl. 13113, 286,
sigs.; deformaciones producidas por la, 706,
40 y sigs.; tipos de, 42 y sigs.; intelec* Riquezas (afán de), 544,
tuales, 31; mediante cl aislamiento del Risa, ataques de, 252, 400; véase tam
análisis, 183; y defensas patógenas, 197; bién Carcajada.
cl ser tonto como, 210 y sig.; ad hoc, Ritos, de iniciación, 100, 234, 411, 624;
210 y sig.; (lal en la neurosis obsesiva, funerarios, 443.
350 y sigs.; la mejoría como, 619; (la) Rituales, obsesivos, 307 y sig.; de gol
contra un determinado analista, 644 y pear, 311; obsesivos y religiosos, 342;
sig.; (la) del analista contra un deter* cscalológicos, 313; de umbral, 187, 328;
minado paciente, 644. del contacto, 307, 311, 328.
Respiración, instinto de la, 74; perturba Rival, identificación con cl, 255 y sig.
ciones histéricas de la, 253; distonía R IV IÉ R E (Joan [Bibl. 1312 al 1316,
de la, 287 y sig.; y alma, 288; signi — 959], sobre realidad y fantasía en la
ficado inconsciente de la, 365; y an vida del niño, 84; sobre la feminidad
gustia, 364; véase también Respiratorio; (en la mujer) como máscara o facha
perturbaciones neuróticas de la, 210 y da, 102, 112, 552; sobre sentimiento de
sigs,; véase también Respiratorio. culpa, 163; sobre reacción terapéutica
Respiratorio— a, (erotismo), 286 y sigs.; negativa, 339, 560; sohre celos, 485,
(el) en cl asma, 288, 364 y sig.; intro- 570; sobre análisis de niños, 640; biblio
yección, 93, 104, 287 y sig., 301, 365, grafía, 691, 706.
387. Robar, 417 y sig., 653.
Restablecimiento, deseo de, 413, 600, 638 RO BBINS ( Berna rd S.) [Bibl. 1317,
y sig. ^ 1318], 213, 610, 706.
Restricción del campo visual en la histe Robor (trabajar como u n), 214, 528, 591.
ria, 261 y sig. RO G E R SO N (C. H .) [Bibl. 1319], 628,
Resultados terapéuticos del psicoanálisis, 706.
646 y sig. R Ó H E IM (Geza) [Bibl. 1320 al 13231,
Resurrección y muerte, fantasía de, 476, 260, 537, 544, 706.
631 y sig. Romanticismo y clasicismo, 533 y sig.
Retención, cl placer de la, 86, 89, 282 y Rompecabezas, cl análisis comparado a
sig., 318, 322 y sig.; (la) uretral como un, 46.
fin sexual, 89; y eliminación, 282 y RO SE (John A.) [Bibl. 1324J, 206. 706.
aig.; y distonía, 285; anal y prepara RO SE N Z W E IG (Saúl) [Bibl, 1325], 117,
ción, 339. 706.
Retracción narcisística, 188, 299 y sig., ROSS (Hclen) [Bibl. 1326], 628, 706.
451 y sig., 466 y sigs., 469 y sigs., 492 RU B EN STEIN (Arnold) [Bibl. — 102],
y sigs. 617, 604, 662.
Retrete, leer en cl, 182, 324, 396; íobia RUB1NOW -LURIE (O lga) [Bibl. 1327],
al, 232, 314 y sigs. 206, 706.
Reumatismo, 286. Ruborizarse, 210, 265, 290 y sig,
Revelaciones en la esquizofrenia, 477. Rumpelstílzchcn, 336.
R IB B L E (Margaret E.) [Bibl. 1300 al R U P P (Charles) [Bibl. — 1593], 297, 716.
1303], 49, 649, 705. "Ruptura con la realidad”, en la esquizo
R1CKM AN (John) [Bibl. 1304 al 1309], frenia, 478 y sig., 492 y sig.
sobre sadismo oral, 83; sobre perturba Rutina (la) como protección, 325.
ciones psicogcnicas del embarazo y ti
parto, 204, 285; sobre alcoholismo, 427;
sobre hobbies, 431, 539; sobre una edu* S
cación orientada psico analíticamente,
649; bibliografía, 705. Sacerdotes, castración de los, 411, = mé
R IE M E R (Morris D.) [Bibl. 1310], 415, dicos, 624.
705. Sacrificio, 94, 128, 332, 397, 405, 411,
Rigidez, de las formaciones reactivas, 178 436, 559.
y sig.; neurótica, 190, 520 y sig., 526 Sacudidas en cl momento de dormirse,
y sigs., 600; física del neurótico obse 305.
SACHS (Hans) [Bib!. 1328 al 1334], so pa), oral, véase Oral (sadismo); ure
bre superyó, 127, 525; sobre arte, 168, tral, véase Uretral (sadismo) ; véase
556; sobre modelos reales de las fanta también Masoquismo, y Escoptofilia.
sías, 174, 480; sobre compartir una Salchichas, adicción a las, 430.
culpa, 194; sobre reacciones del hombre Salud, “fuga a — la”, 622; definición de
a la naturaleza, 238 y sig.; sobre ideas Ja, 646.
sobre ía mueftc, 242, 450; sobre perver Saludo, inhibiciones en c! 214 y sig.
siones, 371, 385; sobre comunidad de Salvación, ideas delirantes de, 476, 488.
sueños diurnos, 556, 588 y sig.; sobre Sanatorio, 629.
caracteres inestables, 568; bibliografía, SA N DST RO EM (Tora) [Bibl. 13491, 650,
706 y sig. 707.
SA D C E R (J.) (Bibl. 1335 al 13483, so Sastres (fobia a los), 579.
bre erotismo uretral, 89; sobre hijo úni Satírica (representación, 459 y sig.
co, 115, 573; sobre pavor nocturnus, 222 Satisfacción, de los instintos y defensa
y sig,; sobre fobia a los exámenes, 234; contra los instintos, 75, 170, 175, 531 y
sobre sonambulismo, 260; sobre perlur- sig., 544, 581 y sig,; y excitación, 80
baciones histéricas de la conciencia, y sig.; (la) como causa de fijación,
260; sobre hislerocpilepsia, 305; sobre 86, 370, 406, 415 y sigs., 423 y sigs.,
asma, 365; sobre homosexualidad, 374; 436 y ’sigs.; quimismo de la, 273 y sig.
sobre sadismo, 403; sobre desperaonali- SAU L (León J.) [Bibl. 1350 al 1357, — 51,
zación, 471; sobre éxitos terapéuticos — 54], sobre órgano-neurosis, 274, 303;
psicoanalíticos, 646; bibliografía, 707. sobre resfríos comunes, 275 y sig.; sobre
Sádica(s), concepción— de la sexualidad, alteraciones de la respiración, 286 y
114, 316; fijaciones, 403 y sig. sig.; sobre asma, 288 y sig.; sobre hi
Sádicoanal (etapa), 86 y sigs,, 312 y sigs,, pertensión, 291; sobre prurito, 293; so
403 y sig.; regresión, 312 y B¡gs.; fija bre urticaria, 293-; bibliografía, 660,
ción, 316 y sig. 707.
Sadismo, (el) como instinto parcial, 93 y SAUVAGE-NOLTING (W . J. de) [Bibl.
sig.; raíces del, 93 y sig.; (el) en la 1358], 479, 487, 707,
eyeculación precoz, 201 y sig.; y frigi SCHELVEN (Theodor van) [Bibl. 1359],
dez, 204; (el) en la histeria de angus 467, 707.
tia, 239 y sigs.; y en uresis, 268 y sigs.; SCH JK O LA (Hans) fB¡W. 2300], 212,
y erotismo de la piel, 292, 403 y sig.; 707.
(el.) en la hipocondría, 300; (el) en S C H IL D E R (P aul) [Bibl. 1362 al 1396,
la epilepsia, 305; (el) en la neurosis — 205, — 206, — 207], sobre imagen cor
obsesiva, 312 y sigs.; aislamiento del, poral, 51, 299, 469; sobre desarrollo de
330; del superyó, 331, 333, 402, 447 y los pensamientos, 63 y sig., 65, 472 y
sig., 454; y tartamudeo, 353 y sigs.; (el 1 síg.; sobre erotismo del equilibrio, 91
en la homosexualidad, 377 y sig., 379, y sig., 235, sobre superyó, 127; sobre
383 y sig.; (el) en Ja feminidad de] neurosis de . angustia, 218; sobre neú-
hombre, 379;• (el) en el fetichismo, 388, rastenia, 219, 222, 282 y sig.; sobre
394; (el) en el exhibicionismo, 390; miedo a la muerte, 242; sobre dermato
(el) como perversión, 399 y sigs.; los sis, 292; sobre parálisis genera], 296;
impulsos autodcstructivos en el, 401; y sobre enfermedad orgánica del cerebro,
vergüenza, 401 y sig.; y autoestima, 297; sobre psicosis postoperatorias, 296,
402 y sig.; (el) en los impulsos pato 478; sobre hipocondría, 299 y sigs.; so
lógicos, 415 y sigs.; manual, 403; (el) bre el tiempo, 322; sobre compulsiones
en la fuga impulsiva, 416; (el) en el de simetría, 332; sobre homosexualidad,
robo, 417; (el) en la piromanía, 418; 375 y sig., 381; sobre fármacopsicoaná-
(el) en el juego de azar, 419; (el) en lisia, 427; sobre psicosis alcohólicas,
I 03 caracteres “ gobernados por los ins 429; sobre depresión, 442; sobre suici
tintos” , 422; (el) en la adicción a las dio, 450; sobre manía, 457; sobre des-
drogas, 424 y sigs.; (el) en la depre personalización, 470 y sig.; sobre aluci*
sión, 441 y sigB., 446 y 9Ígs.; (el) naciones, 478, 483; sobre ¡deas de per
en la esquizofrenia, 469; (el) en las secución, 479, 483; sobre voces, en la
■ideas paranoides, 480 y sig.; (el) en la esquizofrenia, 483; sobre el lenguaje, en
compasión, 532; (el) en la angus la esquizofrenia, 489; sobre sueños diur
tia social, 579; (el) en la traumalo- nos y delirios, 496 y sig.; sobre psico
filia, 607: anal, véase Sádicoanal (eta análisis de la esquizofrenia, 502; sobre
angustia social, 580 y sig.; sobre hipno Sensibilización en los “ puntos de comple
sis, 587, 623, sobrr caracteres esquizoi- jos”, 146, 511.
des, 592; sobre psicoterapia, 628; sobre Sensoriales, estímulos c instintos, 73 y
psicoterapia en grupos, 630; sobre tera sig.; inhibiciones— , 210.
pia de shock, 631 y sig.; sobre pseudo- Sensualidad y ternura, 106, 184, 200, 326
debilidad, 641; sobre condicionamiento y sig., 543 y sig., 572.
social de las neurosis, 651; bibliogra Sentidos (órganos de Jos), significado
fía, 666, 708. oral de los, 53 y sig.; perturbaciones
SC H JE LD ER U P (Harald) [Bibl. 1361], históricas de los, 261 y sig.
601, 708. Sentimiento, de culpa, véase Culpa (sen
SC H N E ID E R (Ernst) [Bibl. 1406 al timiento d e ); oceánico, véase Oceánico
1408], 222, 354, 360, 417, 708. (sentimiento).
SCH ÓLEM A LÉIJE M , 554. Sentimientos, véase Afectos.
Schreber (el caso de Freud), 192, 479 Señal, la angusiia como, 60, 159 y sig.;
y sig. Ia conciencia como, 160 y sig.; el asco
SCH R O E D E R (Thcodorc) [Bibl. 1409], y la vergüenza como, 163 y sigs.
646, 708. Ser comido, véase Comido (ser).
SCHULTZ (J. H.) [Bibl. 1410], 266, 291, Serie complementaria, 146, 453, 467 y sig.,
617, 708. 494, 508, 617.
SCHULTZ-HENCKE (Harald) [Bibl. Seriedad (evitación de la), 597 y sig.
1411, 1412], 193, 494, 708. SE RV A D IO (E m il) [Bibl. 1420], 164,
SCH W ARTZ (Louis Adrián) [Bibl. 708.
1413], 291, 708. Servicio militar (inducción al), 146.
SC H W A R Z (Oswald) (Bibl. 14141, 298, Sexo, fohia ai, 227; y elección de objeto,
708. 371 y sigs.; dcl analista, 64-4 y sig.;
SCM1DEBERG (Mclitta) [Bibl. 1397 al y transferencia, 644 y sig.
1403], sobre pscudo-debilidad, 210 y Sexual (es), naturaleza de la excitación,
sig., 641; sobre sexualización dcl cami 29, 237, 273 y sig.; excitación— y ne
nar, 234, sobre robo, 417; sobre ideas cesidades narcisísticas, 58, 128, 161 y
de persecución, • 479; sobre pseudo-se- sigs., 234, 279 y sigs., 292, 391 y sig.,
xualidad, 574; sobre análisis de niños, 396 y sigs., 409 y sigs., 418 y sigs., 418
639 Y sig.; bibliografía, ?08. y sjg.f 424 y sig., 436 y sigs., 440 y
SCM IDT (Wera) [Bibl. 1404, 1405], 91, sig., 445 y sigs., 535 y sigs., 549, 568 y
211, 54B y sig. 708. sig., 644 y sig., instintos, 74 y sigs.;
SE A R L (Nina) [Bibl. 1415 al 14191, so fuentes de la excitación, 80 y sig-, 273
bre llanto, 252, 357; sobre tartamudeo, y sig.; curiosidad, 92; teorías— infan
360; sobre despcrsonalización, 470; so tiles, 114 y sig.; excitación— y angus
bre fuga hacia la realidad, 540, 586; tia, 163, 193 , 234 y sigs.; excitación-
sobre análisis de niños, 640; bibliogra inconsciente, 189, 274 y sig.; inhibicio
fía, 708. nes, 198 y sigs.; represión de la curio
Secundario (s), proceso, 29, 30, 65, 67, sidad, 211; interrupción de la excita-
534; beneficios, véase Beneficios secun ción, 218; excitación— y caída, 229;
darios. curso de la excitación, 237; infantilis
Sed, (la) como instinto, 74; ataques his mo, 368 y sig.; sumisión, 396 y sigs.;
téricos de, 253. crimen, 402 y sig.; “adicción— ”, 433
Sedantes, valor pfiicoierapéulico de los, y sig.; (véase también Hipersexuali
617. dad) ; intcrpreiación— “inversa” , 582;
Seducción, de niños, 113, 605; por el ejem la satisfacción— como terapia, 610 y
plo, 393; cura de, 186, 611. sig,; satisfacción— y te'cnica psicoana-
Sensaciones, inconscientes, 31, 189; per lítíca, 636,
turbaciones histéricas de lnsr 262; re Sexualidad, infantil, 74 y sig., 80 y sigs.;
presión de las, 262, 284 y sig., 300, 470 infantil, y perversiones, 74 y sig.; qui
y sig.; hipocondríacas, 300 y sig.; en la mismo de la, 75; (la) apoyándose en
esquizofrenia, 469 y sigs.; véase tam otras funciones fisiológicas, 82; (la) y
bién Sensaciones corporales. los llamados sentidos inferiores, 93; con
Sensibilidad (perturbaciones histéricas de cepción sádica de la, 114, 315 y sig.; y
Ja) y distonía, 285 y sig. muerte, 117, 242, 450; (la) en Jas neu
Sensibilidad profunda, erotismo de la, 91 rosis traumáticas, 142; y angustia, 163,
y sig. 193, 234 y sigs. ¡ sentimiento de asco
por la, 163 y sig.; regresión a la— in* d id a s p s ic o t c r a p é u t ic a s que im p lic a n
fantil, 188 ¡ infantil e impotencia, 199 am enazas de 618;
c a s t r a c ió n , Bobre te
y sigs.; infantil y frigidez, 202 y sig.; r a p ia o c u p a c io n a l, 620, 628; b ib lio g r a
(la) de los neuróticos, 279 y eig., 568 f í a , 709 y B¡g.
y sigs.; concepción anal de la, 315 y Síndrome de esfuerzo, 290,
sig., 329; relatividad de lo, 372 y sig.; Síntom a(s), neurótico, 34, 225 y sig.; y
y autoestima, 397; (la) en la eaquizo- afectos, 34 y sigs., 507 y sig.; carácter
frenía, 488 y sig. de compromiso de los, 225, 245, 265,
Sexualización, del pensamiento, 211, 262 272 y si¿., 308 y sigs,, 369, 582; y sue
y sigs., 340 y sigs.; del lenguaje, 341, ños diurnos, 225, 250 y sig., 267; natu
353 y 0¡gs„ de la angustia, 539 y sig. raleza del— psiconeurótico, 225 y sig.;
Sexualizadas, (funciones) inhibición de mecanismos de formación de, 225' y
las, 209 y sigs.; (situaciones), fobia a eigs.; (los) como castigo, 265, 516, 611,
las, 228 y sigs. represión de los, 269 y sig., 513, 618,
SH A K L E Y (Francia M .) [Bibl. 1421], 622; defensas contra loa, 507 y siga.,
479, 709. 511 y sigs., 613 y sig.; (los) como trau
S H A R P E (Ella F.) [Bibl. 1422 al 1424], mas, 507 y sigs.; dominio de los, 515
i 68 , 182, 330, 636, 640, 709. y sig. ^
SHEEHAN-DARE (Helen) [Bibl. 1425], Sintomstícosías), actoa, 27, 225, 268; neu-
639, 709. roéis— y neurosis de carácter, 32, 518
Shock(s), terapia de, 631 y sig.; (los) y sig., 598.
eléctricos doloroso^ 618; (los) eléctri Sistemas compulsivos, 324 y siga., 330.
cos en el tratamiento de shock, 631 y Sistematización (la ), en la neurosis ob
sig. sesiva, 324 y sigs., 330, 483 y sigs.; en
Siíilofobis, 232, 242, 448, 596. la paranoia, 483 y sige.
S IL B E R E R (Herbert) LBibl. 1426 al Sitnacional (terapia), 617, 629 y sig.
1430], 63, 66 , 709. Situaciones desfavorables (las) de la vi
SILB E R M A N N (Isidor) [Bibl. 1431], da, como contraindicaciones del psico
631, 709. análisis, 641.
S IL V E R B E R G (V iU iam F .) [Bibl. Situaciones sexualizadas, fobia a las, 228
1432], 404, 709. y
S ILV E R M A N (Daniel) [Bibl. 1433], 501, SLAVSON (S. R.) [Bibl. 1445], 630, 710.
709. SLU TSKY (Albert) [Bibl 1446], 620,
SIL V E R M A N {Samuel) [feibl. — 258, 710.
-259], 501, 668 . Sobreestimación del amor del partenaire,
Simbólica, aptitud de los órganos para la 107.
expresión, 263 y sigs.; castración, 388, Sohreprotección maternal, 87, 117, 573.
394, 401 y sig., 405, 409, 618, 622. Social(es), deterninismo— y biológico,
Simbolismo, (el) como medio de defor 17, 19 y sig., 119 y sig., 544 y sig,,
mación, 41, 66 y sig.; naturaleza> de, 650 y sig.; instituciones— y estructu
66 y sig.; (el) en la esquizofrenia, 473. ras individúales, 19 y sig„ 519, 524 y
Simetría, magia de la, 181, 332; compul* B¡g., 544 y sig., 563 y sig, 593 y sig.,
sione» de, 328, 332, 334; y justicia, 334. 649 y aigs; sentimientos, 108 y sig.;
Simulación en la esquizofrenia, 489. funcionas de una psicología— , 109; po
5IM M E L (Em st) [Bibl. 1434 al 1444], sición— y complejo de Edipo, 118 y
sobre neurosis traumáticas, 144, 150; so sig.; inhibiciones, 205, 210, 214 y aig.
bre psicología de la situación militar, 333 y sig., 358 y sig., 572 y sigs.; an
146 y sig., 150; sohre experiencias en gustia, 210, 333 y sig., 358 y sig., 577
cubridoras, 171 y sig,; sobre represión, y sigs.; rituales— , 307; condiciona
176; sobre órgano-neurosis y psicosis, miento— del carácter, 519, 524 y sig.,
294 y sig.; sobre enfermedades orgá 544 y sig.; 563 y sig* 593 y aig-, 649
nicas, 298; sobre hipocondría, 301 y y sigs.; condicionamiento— de la neu
sig.; sobre homicidio “ sexual”, 402; so rosis, 519 y sig, 649 y sign 650 y sigs.;
bre masturbación e impulsos patológi inhibiciones— en aspectos afectados por
cos, 415; sobre juego de azar, 419; so “complejos**, 572 y sigs.; el temor— ,
bre adicción a las drogas, 425 y sig., componente racional, 578; condiciona
434; sobre introyección, 481; sobre psi miento— de la educación, 649 y sigs.;
coanálisis dentro de una clínica, 503, la labor de los asistentes— psiquiátri
629; Bohre psicoterapia, 616; sobre me cos, 653 y sig.
Sociedad, y psicología, 19 y sig.; y pu STE1NFELD (Julius) [Bibl. 1476, 1477,
bertad, 134 y sig.; y carácter, 519, 52-1 — 704], 53. 502, 629, 681, 711.
y sig., 544 y sig., 563 y sig., 593 y STEKEL (W ilhclm ) [Bibl. 1478, 1479],
sig,, 649 y sigs.: y neurosis, 519 y sig., 39. 258, 304, 711.
649 y sig. 650 y sigs.; y educación, 649 STENGEL (Erwin) [Bibl. 1480 al 1433],
y sigs.; e ideales, 652 y sig,; véase tam 234, 297, 411, 415, 580, 711.
bién Social. STEPHEN (K arin) [Bibl. 1434, 1485],
Sofocación, véase Asfixia. 60, 174, 175, 711.
Soledad, temor a la, 228, 246; e inde STERBA ( E d iih a) [Bibl. 1486 al 1-439],
pendencia, 524. sobre desplazamientos anales, 95; sobre
SOLOM ON (Joseph C.) IB ibl. 1447, vergüenza, 165, 151 y sig.; sobre inhi
1448], 628, 710. biciones orales, 205; sobre nostalgia, 454
Somálico-a, lenguaje, 250 y sig.; “faci y sig.; sobre esquizofrenia en los n i
litación— ”, 263 y sig,, 276, 366, 412. ños, 495, sobre análisis de niños, 640;
Sometimiento, véase Sumisión, y Propi bihlíografía, 712.
ciación. STERBA (Richard) [Bibl. 1490 al 1499,
Sonambulismo, 30, 260. — 987], sobre complejo de castración fe
Sonidos musicales (sordera a los), 213. menino, 122; sobre sublimación, 168,
Sonrisa (la) en la catatonía, 476, 490 y 180; sobre formación reactiva, 180; so
sig. bre fetichismo, 386; sobre celos, 463,
Sordera, histérica, 261; a los sonidos mu 570; sobre envidia, 518; sobre el yo
sicales, 213. en la Icrapia analítica, 599; sobre efi
Sorpresa, y trauma, 141; temor a la, 324 cacia de la educación, 621 y sig., 648;
y sigs. sobre interpretación de la transferencia,
SPE R B E R (Alicc) [Bibl. 1449], 569, 633 y sig.; bibliografía, 692, 712.
710. STERN (Adolph) [Bibl. 1500 al 1504],
SPE R B E R (Hans) IBibl. 1450], 64, 710. 502, 610, 644, 646, 647, 712.
S P IE L R E IN (Sabinc) [Bibl. 1451 al STEW ART (W ilion R.) [Bibl. 1505],
1456], sobre percepciones arcaicas, 52; 213, 712.
sobre aprendizaje del habla, 64; sobre ST OCK ER (Arnold) [Bibl. 1506], 473,
el tiempo, 322; sobre voyeurisrao, 393; 489, 712.
sobre psicoanálisis en la esquizofrenia, STOKES (John H.) [Bibl. 1507 al
502; bibliografía, 710. 1510], 263, 288, 292, 712.
SPIT Z (Rene) [Bibl. 1457, 1458], 117, STONE (Leo) [Bibl. 1511], 298, 712.
574, 710. ST RA C H E Y (James) [Bibl. 1512 al
SPRACUE (Ccorgc S.) [Bibl. 1457, 1514], sobre leer, 205, 262, 357, 430,
1458], 117, 574, 710. 543; sobre factores precipitantes en las
SP R A C U E (George S.) [Bibl. 1459, neurosis, 508; sobre interpretación, 635;
1460], 242, 475, 710. bibliografía, 712 y sig.
SPR IN C OVilliam A.) [Bibl. 1461, STRAUSS -"WEIGERT (Dora) [Bibl.
1462], 354, 468, 710, 15153, 387, 713.
STAERCKE (Augusi) [Bibl. 1463 al Sublimación, 167 y sigs., 526 y sig.; y
1470], sobre complejo de castración, represión, 168 y sig., 181; objeto de la,
62, 98, 315; sobre ideas de persecución, 168 y sig.; incapacidad de, 168; y des
174, 479, 481: sobre crisis de llanto y tructividad, 168, 182; y formación reac
risa, 253; sobre derecha c izquierda, tiva, 179 y sigs.; c identificación, 168,
258; sobre psiquiatría y psicoanálisis, 526; y técnica psicoanalítica, 636; véa
467; sobre erotismo oral, 548; sobre se también Sublimado.
compulsión de repetición, 604; biblio Sublimado, rasgos de carácter de tipo, 526
grafía, 711. y sig-, 586 y sig.
Statu quo (el) como mal menor, 339. Substitutivo-a (s), impulsos, 169; la situa
STAUB (Hugo) ÍBibl. 1471, — 40], 334, ción íóbica como sustituto, 230; neu
415, 563. 659, 711. rosis, 618 y sig.; pensamiento, 67 y sigs.
ST AU D ACHER (C.) [Bibl. 1472], 143, Succión (la) eomo fin oral, 82 y sigs,;
711. de] pulgar, 82, 99, 438.
STECMANN (Margarethe) [Bibl. 1473], Suciedad, fobia o la, 230, 243; y mastur
299. 711. bación, 243, 329,
ST EIN ER (M axim ) [Bibl. 1474, 1475], Sueño (s), estados de— histéricos, 259 y
199, 711. sigs.; (los) de los niños pequeños, 62;
el simbolismo en el, 66; la cenBura en caico, 163, 331, 344 y sig., 422, 454,
el, 66; (los) de personas normales, 131; 543; formación del— y sublimación,
(los) en las neurosis traumáticas, 144; 168, 526 y eig.; y comer, 206; e inhi
a repetición, 141, 604; obsesivos, 168; biciones, 213 y Big.; (el) en la com
olvido de, 176; a continuación de movi pulsión, 308 y aig., 330 y sigs.; (el)
mientos monótonos, 220; función de los, en la terquedad, 319, 555; sadismo del,
221, 478; temor a los, 221 y sig.; ata 331, 402 y sig. 448 y aig., 454; (el)
ques histéricos y, 251; sueños dentro en el masoquismo, 408, 409 y Bigs.; co
de— , 345; y diagnóstico dinámico, 645. rruptibilidad del, 331, 422, 543; (el) en
Sueños diurnoB, función de los, 67 y sig.; la fuga impulsiva, 416 y sig.; (el) en
(loa) como “negación en la fantasía", la cleptomanía, 417; (el) en el juego
171, 568, 589 y sig.; y represión, 176, de azar, 419 y sigs.; (el) en los im
225, 589; y síntomas, 225, 251 y aig., pulsos patológicos, 421; aislamiento de],
267 y aig.; (los) en la histeria de con 422 y aig.; 543 y síg.; patología de
versión, 251 y aig.; y masturbación, la formación del, 421 y sig., 563 y
267 y sig.; (los) en la neurosis obse sigs., 578 y sigs.; (el) en la adicción
siva, 336; (Jos) en el alcoholismo, 4¿7; a Jas drogas, 426 y eig.; (el) en la
y delirio, 497; y emociones, 534; co masturbación compulsiva, 433; (el) en
munidad de— , 556, 568, 588 y sig.; y el tartamudeo, 359; (el) en el sadismo,
mentir, 589 y aig. 402 y sig.; (el) en la depresión, 442
SU G A R (Nikolaus) [Bibl. 1516, 1517, y sig., 446 y sigs., 454 y Big.; (el) en
— 1377], 361, 413, 439, 708, 713. el duelo, 444 y sig.; (el) en la manía,
Sugestibilidad, 587 y aig. 457 y sigs.; (el) en las alucinaciones,
Sugestión, 133, 618; posthipnótica, 28. 478; (el) en los delirios, 482 y sigs.;
Suicidio, (el) en la neurosis obsesiva, 334 (el) como colocado entre el yo y el
y sig.; (el) en la depresión, 449 y sigs.; mundo externo, 483 y sig., 485 y sig.;
psicología del, 449 y sigs.; parcial, 451; y homosexualidad, 483 y sig., 486; be
y manía, 451. neficios Becundarios derivados del, 516;
SU LLIVAN (Harry Stack) [Bibl. 1518], y carácter, 524 y sigs.; condicionamiento
631, y sig., 713. social' del, 524 y sig.; diferenciaB del—
Sumisión, s e x u a l, 396 y B ig s .; y masoquis en uno y otro sexo, 525; (el) feme
mo, 405, 409 y sigs.; v é a s e t a m b i é n nino, 525; (el) favorecedor de las ex
Propiciación. presiones instintivas, 542 y sig.; com
portamiento patológico frente a], 554
Superación de los neurosis infantiles por
y aígs,; (el) beteronomo, 495 y sig.; el
la edad, 610.
hipnotizador como— del paciente, 626.
Superestructura b Í B t é r i c a de las enferme
dades orgánicas, 263. SU T ER [Bibl. 1519], 287, 713.
Superstición, 341 y siga. SU T H ER LA N D (J. D.) [Bibl. 1520],
234, 713.
Superyó, definición del, 31 y sig., 125 y
sigs.; precursores del, 125 y a i g . ; loa SVENDSEN (Margarel) [Bibl. -866],
padres y el— como ideal, 125, 128 y 234, 688.
sig.; instauración del, 126 y sig.; fun SYM O N D S (Percival M ). [Bibl. 1521],
ciones del, 127 y sigs., 160 y sigs.; y 713.
autoestima, 127 y sigs., 160 y sigs., 436, SYM ON S (Norman J .) [Bibl. 1522], 61,
y sig.; y mundo extemo, 128 y sig., 203 713.
•194; {véase también el siguiente); pro SZALA1 (Alexander) [Bibl. 1524], 256,
yección del, 130, 133 y B ig., 194 y a i g n 713.
482 y sigs,, 555 y sigs,, 578 y sigs,; SZU R EK (Stanislaus A.) [Bibl. 1525,
y estímulos auditivos, 130, 478, 4S3; y — 866], 234, 421, 688, 713.
ello, 130 y sig.; (véase también Su*
peryó arcaico); parásitos del, 132, 149
y sig., 563, 626; (el) y los objetos pos T
teriormente introyectodos, 133, 442, 448
y sigs.; vicisitudes del, 132 y sig.; y Tablado, miedo al, 232 y aig., 358, 391,
trauma, 148 y sigs.; (el) en los con 578, 580; actuación en el, 358, 588.
flictos neuróticos, 157 y sig., 447 y Tacto, 578; erotismo del, 91.
B ig s .; defensa contra el, 157, 193 y sigs., Talento (falta de), 213.
330 y sigs., 344, 524 y sigs.; (el) ar Talión (principio d el), 61, 97, 331, 514.
TAMM (A lfliild ) [Bibl. 1526 al 1528], en las neurosis impulsivas y las adiccio
212, 355, 300, 417, 713. nes, 434 y sig.; (la) en los trastornos
Tartamudeo, 212, 353 y sigs.; la terapia maníacodcpresivos, 463 y sigs.; (la) en
en cl, 359 y sig. la esquizofrenia, 501 y sigs.; (la) en los
TAUSK (Víctor) [Bib!. 1529 al 1532], trastornos del carácter, 597 y sigs.; (la)
sobre represión, 176, 177; sobre eyacu- en las combinaciones de neurosis trau
Jación precoz, 202; sobre tono libidino máticas y psiconeurosis, 607 y sig.; es-
so, 300; sobre delirium tremen?, 429; ladíslicas sobre, 646; véase también
sobre esquizofrenia c imagen corporal, Psicoanalíticu (tratamiento).
469 y sig., 482 y sig.; sobre desperso- “Tercero perjudicado’', necesidad de un,
nnlización, 470 y sig.; sobre catatonía, 572.
475; sobre ideas de persecución, 479; Ternura, naturaleza de la, 106 y sig.; y
sobre la máquina de influencia, 482 v sensualidad, 106, 181, 200, 326 y sig.,
sig.; bibliografía, 713 y sig. 424, 5.}-}, 572; e impotencia, 200.
Teatro (cl) como psicoterapia, 620 y Terquedad, 237, 318 y sigs., 554 v sig«.(
sig., 630. 5%.
Temblores, en Ja neurastenia, 219. T ERK Y (Ella) fBíhJ. 15531 417, 7 R
Temor (es), a la represalia, 13], 305, 44-4; Testarudez, véase Terquedad.
a la locura, 229 y sig.; de ser enterrado ‘‘Testigo^’, para los sistemas compulsivo;,
vivo, 237; a la sorpresa, 324 y sigs.; a 325 y sig.; [»s objetos como— en lo<
los ciámenes, 233 y sig., 580; mórbidos, conflictos imrapsíquicos, 325 y sig., 333
414, 430; por el bienestar de otras y sig., 390. 554 y sigs., 578, 589 v si".
personas, 239; de ser pisado, 229; véase T HOM AS íCilcs W .) íBilil. 1534, 1535],
también Angustia, y Miedo. 286. 630, 714.
T HOM PSON (Ciara) [Dibl. 1536 al
Temperatura (erotismo de la ), 90 v sig.,
1538], 568, 644, 71 i.
292, 365, 4,39.
T HO M PSO N (J. W .) (Bibl. 1539], 287,
Tensión, y displacer, 28 y sig.; placentera,
714.
29; aféelos de, 35; (la) en cl bebé,
T H O R N E R (H. A.) [Ribl. 1540], 450,
49 y sigs.; tolerancia a la, 58 y sigs.; e
714.
instintos, 73 y sig.; intolerancia a la,
Tic. (el) en la? neurosis traumáticas,
362, 414 v sig., 422 y sig., 424 y sig.,
144; psicogériico, 360 y sigs.; terapia
544, 565,'607.
del, 364; y estereotipias, 498; erotismo
Tentación, cl trauma como, 148; y an
del equilibrio en el, 364; perturbacio
gustia, 228 y sig.; (la) corno factor
nes motoras en el, 360 y sigs.
precipitante en la neurosis, 508.
T IDD (Charles W .) [Bibl. 1541, 1542],
Teoría do la neurosis, y práctica terapéu
502, 714.
tica, 22; méritos y limitaciones de la,
Tiempo, medición del, 183, 322; claustro
22 y sig. ; y patología somática, 23 y
fobia en cl, 236; fobia al, 239, 324 y
sig.
sig.; significado inconsciente del, 322;
Teoría y método, 37.
síntomas obsesivos referentes a!, 324 y
Terapia, (la) en las neurosis traumáticas,
sig.
152 y sig.; de lasperversiones, 413 y Tijeras (fobia a las), 227 y sig.
sig.; de las neurosis, 616 y sigs.; de Timidez, 92, 135, 210, 232 y sig., 358,
expiación, 620'; situaeional, 617, 628 y 553, 580; véase también Vergonzoso,
sigs.; de shock, 631 y sig.; véase tam carácter.
bién Fisioterapia, Psicoanálisis, Psicote Tipología, 585 y sigs.
rapia, etcétera. Tolerancia a las tensiones, 59 y sig.; véase
Terapia psicoanalítica (la ), en las neuro Intolerancia, y Principio de realidad.
sis actuales, 223 y eig.; (la) en la Tormentas (fobia a las), 244.
histeria de angustia, 249; (la) en las Torpeza, 210.
neurosis Irauinátieas, 152 y sig.; (la) en Tortícolís, 285.
la histeria de conversión, 269 y sig.; To? nerviosa, 289.
(la) en las órgano-neurosis, 303 y sig.: Tótem y Tabú, 120. 460.
(la) en las paloneurosis, 303; (la) en Toléniien (íc-lival), 413, 459.
la neurosis obsesiva, 350 y sigs.; (la) T O l'R A IN l: (Craee) ÍHibl. -209], 277.
en el tarlumeo, 359 y sig.; (la) en el 298, 666.
tic, 364; (la) en el asma, 365 y sig.: Tóxicos (los estados-) como factor preci
(la) en !a perversión. 413 y sig.; (la) pitante en la neurosis, 509,
Trabajo, inhibiciones en el, 208, 213 y terapia en las, 152 y sig., 616 y aig.;
sig., 577; tipo reactivo de. 214, 528, tipo irreparable de, 153; secundarias,
591. 511; combinaciones de— y psiconeuro*
Tragedia y sátira, 459. sis, 603 y sige.
Transferencia, 43 y aigs., 564 y BÍgs., 621 Traumático-o (s), (experiencias) definí*
y sig.; (la) en la vida diaria, 43; ven* ción de las, 33; estados— en el bebé,
tajas de la, 43, 632 y sigs,; análisis de 59, 69; la escena primaria como situa
la, 44 y s ig ., 561 y B ig., 632 y B Ígs,; ción, 92, 114 y sig., 222, 247 y sigs.,
manejo de la, 44 y sig., 634 y sig,; 363 y sig., 392, 459, 475, 604 y sigs.;
interpretación de la, 44 y sig., 632 y cura, 348, 610.
sigs.; neurosis de, 350, 501, 621 y sigs., Traumatofilía, 544, 565, 588, 605, 607.
637 y síg.; (la) en la neurosis obsesiva, Traumatofobia, 605.
350 y sig.; (la) y el sexo del a n a l¡B ta , T RA V IS (Lee) ÍBibl. 15431, 212, 714.
372, 644 y sig.; (la) en la esquizo Trenzas (cortadores de), 388, 394, 401.
frenia, 469, 488 y sig,, 498, 501 y sigs.; Trieb, 25.
interpretación “ inversa” de la, 582; de Tristeza, estado de ánimo de, 445.
mecanismos de defensa, 584 y sig.; de Triunfar, los que al— fracasan, 213, 511,
experiencias displacientes, 585; (la) en 559.
en el análisis y en las psicoterapias no Triunfo, 62, 400, 458, 541.
analíticas, 622 y sig. Trofeos, 540.
Transferencia! (es), actos, 43 y sig., 423; T RO W BR1D CE (Lorell S.) [Bibl. 1544],
(véase también Acling out) ; resisten* 291, 714.
cia, 42 y sigs., 67, 622 y sigs., 548 y Tuberculosis (la) y las condiciones de
sigs.; empeoramientos, 622 y sigs.; me* vida, 651.
jorías, 621 y sigs.; véase también Trans Tumor y fantasías de embarazo, 295.
ferencia.
Transformación en lo opuesto, 168,
TransiLivismo, 57 y sig. U
Transpiración nerviosa, 219, 292.
Transvestismo, 381 y Big. Úlcera péptica, 281 y sig., 547.
Umbral (rituales de), 187, 328.
Trauma (s), concepto de, 33 y sig,, '141
y sig.; y angustia, 59, 147 y sig,, 158; Unió mystico» 239, 402, 410 y sig., 446,
y yo, 141 y sig., 145, 604 y sigs.; y 450 y B ig ., 477.
conflicto neurótico, 141 y sig., 148 y Uretral (es), placer de retención, 89; fi
sigs., 603 y sigs.; relatividad del con* nes objétales, 89; sadismo, 89 y sig.,
cepto de, 141, 150, 603, 607; repet 269.
lición del, 143 y BÍgs., 392, 603 Uretral (erotismo), 89 y 6Íg.; y vergüenza,
y sigs.; (el) como factor precipi 90, 164 y sig., 269, 549 y sig,, 595 y
tante en los neurosis, 145, 148 y sig., sig.; y llanto, 90, 253, 361, 549 y sig.;
510; y “stress” crónico, 148; (el) como y enuresis, 89, 268 y sig,, 549 y sig.; y
experiencia encubridora, 148; (el) co* eyaculación precoz, 201; (el) en la pi-
mo tentación, 148; y superyó, 148 y romanía, 418.
BÍgs,; y culpa, 148 y sigs.; curación Urticaria, 293,
por un, 348, 610; los síntomas como, Utrículo seminal, 104.
507 y sigs.; efecto sensibilizador del,
603, 607; sorpresa y, 141.
Traumáticas (neurosis), definición de las, V
33, 141 y sig.; la angustia en las, 59 y
sig., 147 y sig., 158; Iob síntomas en Vacaciones (la6) como psicoterapia, 630.
las, 141; bloqueo o disminución de las Vacío interior (sentimiento de), en la
funciones del yo en. las, 141 y sigs.; los depresión, 451.
ataques emociones en las, 143; los sue Vagina,**— dentada”, 101; (la) como 20na
ños en las, 144; perturbaciones del dor erógena, 101 y sig., 104 y sigs., 111,
mir en las, 144 y sig,; síntomas de 203 y sig.; = boca, 111, 281.
repetición en Ia6, 144 y 6Íg., 393 y sig., Vaginal, organización libidinosa, 101 y
603 y sig6.; complicaciones psiconcuró* 6Íg.; primacía, 104; sexualidad— y
ticas en los, 145 y 6Ígs., 603 y sigs.; prcgenitalidad, 112.
beneficios secundarios cu las, 151; la Vaginismo, 204, 258.
Valoraciones (las) de] hombre moderno, W
21; origen do, 70, 649 y sigs,
Vampirismo, fantasías de, 84, 546. W A E L D E R (Jcnny) [Bibl. 1548], 222,
V A R EN D O N C K (J.) [Bibl. 1545 al 1547], 714.
49, 63, 65, 714. W A EL D E R (R oben) [Bibl. 1549 al 1553],
sobre el principio de función múltiple,
Vasomotores (síntomas), 290 y sigs.
30, 515 y sig., 522, 581; sobre función
Vectorial (análisis), 30 y sig., 283, 581.
del juego, 62, 97, 405; sobre pensa
Vegetarianismo, 528.
miento esquizofrénico, 472; sobre trata
Vegetaúvo-a (s), conversiones dentro dcl
miento de la esquizofrenia, 502, 504;
sistema, 263; las neurosis— como equi
sobre análisis de niños, 640; bibliogra
valentes afectivos, 273; disfunciones—
fía, 715.
y hormonales, 273 y sigs.; neurosis 291;
irritabilidad— de la piel, 292 y sigs.; W A G G O N E R (Raymond W .) [Bibliogra
los síntomas— en el neurótico obsesivo, fía — 1214], 286, 702.
352. W A L L (Conrad) [Bibl. 1554], 631, 715.
W A L L E R (John V.) [Bibl. 1555], 206,
Venganza, 548.
298, 715.
Vengativo, “tipo— " del complejo de cas
tración femenino, 204, 205, 252, 350, Wanderlust, 415 y sigs.
391, 417, 552, 570; espíritu— oral, 545. W A RB U RG (Bettina) [Bibl. 1556], 450,
715.
Verbalización, de los mandatos del su
W A T ER M A N (A ugusi), 242.
peryó, 130; ventajas de la, 617.
W ED EK IN D (Frank). 123.
Vergonzoso, carácter, 545. W EIGERT-VOW1NCKEL (Edith) [Bib!.
Vergüenza, y erotismo uretral, 90, 164 y 1557 al 1560], 467, 477, 490, 631, 715.
sig., 268 y sig., 549; (la) como motivo W E IJL (Simón) [Bibl. 1561], 427, 715.
de defensa, 164; triple estratificación WE1N1.NGER (Benjamín J .) [Bibl. 1562],
de la, 165; señal de, 165; de uno mis 502, 628, 715.
mo, 164; y enuresis, 268 y sig.; y W EISS (Edoardo) [Bibl. 1563 al 1570],
ambición, 269; y sadismo, 401 y eig.; sobre el superyó, 127; sobre agorafobia,
y angustia social, 578; y formación del 233; sobre are de ccrcle, 259; sobre
carácter, 549, 551. asma, 288, 365; sobre elección objetal
Vestimenta, c imagen corporal, 52, 317, narcisística, 376, 384, 481; sobre acting
470; hipocondría por motivo de 3a, 52, aui, 423; sobre ideas delirantes de en
317, 470; simbolismo de la, 389. venenamiento, 448; sobre eritrofobia,
Viajar (impulso de), 415 y sigs. 580; bibliografía, 715.
Vida (condiciones de) y tuberculosis, 651. TCEISS (Edward) [Bibl. 1571 al 1574],
Viena, Asociación Psicoanalítica de [Bibl. 205, 290, 291, 298, 716.
1587, 15881, 96, 450, 716. W EISS (Vanda) [Bibl. 1575], 569, 716.
Violinistas (calambre de los), 213, 259. W ESTERMAN-HOLSTYN (A. J.) [Bibl.
Viraje de la actitud pasiva a Ja activa, 1576 al 1578], 253, 285, *188, 716.
62, 94, 100, 144, 332, 405 y sig., 430, W H IT E (W . A.) [Bibl. 1579 al 1583],
537 y sig., 604; contra el propio yo, 77 260, 489, 647, 649, 716.
y sig., 94, 242, 292, 331, 354, 406 y W IIO L E Y (C. C.) [Bibl. 1534 al 1586],
síg., 442 y sig,, 446 y sig., 449. 256, 429, 489, 716.
W1LSON (Gcorge) [Bibl. — 45, 1593],
Visión, perturbaciones histéricas de la,
297, 660, 716.
261 y sig.; perturbaciones órgano-neuró-
tic a B de l a , 293 y sigs.
W IL S O N (George W .) [Bibl. 1589 el
1592], 276, 282, 239, 303, 716.
Voluntad, psicología de la, 70; inhibicio
W IN D H O L Z (Emanuel) [Bibl. 1594], 222,
nes de la, 212 y sig.; parálisis de la,
717.
212 y sig. W IN N ICO T T (D. W .) [Bibl. 1595, 1596],
Vómito histérico, 205, 252 y sig. 49, 268, 717.
Voracidad y erotismo oral, 82. W hNTERSTEIN (Alfred) [Bibl. 1597 al
Voycurisnio, 91 y sig., 392 y sigs.; véase 1600], 333, 387, 559, 567, 570, 574, 717.
también Escoptofilia. W1TTELS (Friiz) [Bibl. 1601 a¡ 1606],
Voz (ccs), de la conciencia, 130; oír— , 127. 195, 408, 417, 421, 470, 587, 717.
en la esquizofrenia, 478, 483. TCITTKOVi'ER (Ericli) [Uihl. 1607, 16081,
Vuelta contra el propio yo, véase Viraje, 274, 290, 717.
W O LB ERG (Lcwis R.) [Bibl. 1609, 1610], bloqueo o disminución de les funciones
610, 626, 717. del— en las neurosia traumáticas, 141
Working through, véase Elaboración ana y sigs.; conflicto entre el— y el ello,
lítica. 154, 7 sigs.; desdoblamiento del, 157,
W ARST ER-DRO U GH T (C.) [Bibl, 1611], 171, 185, 341 y sigs., 350, 388, 55tí, 634;
305, 717. e impotencia, 199; funciones del— y
W O R T IS (Hermán) [Bibl. 1612], 52, principio del placer, 210 ; los estados
478, 717. arcaicoB del— y el dormir, 248; iden
W R IG H T (W . W .) [Bibl. -6 30 ], 494, tificación con estados anteriores dél,
687. 257; los dos frentes del— en la neuro
W U L F F (M .) [Bibl. 1613 al 1621], sobre sis obsesiva, 330y sigs.; estructura del—
la sexualidad en las neurosis traumá en el neurótico obsesivo, 346, 350; y
ticas, 142; sobre sifilofobia, 242; sobre control motor, 362; el sentimiento del,
ataques histéricos, 251; sobre un com 471; los límites del, 475; (el) y las
plejo oral de síntomas, 277 y sig., 429, experiencias dolorosas, 507; y síntomas,
438; sobre asma, 288, 365; sobre homo 507 y sigs.; psicología del, 518 y sig.,
sexualidad, 375, 380; sobre "adictos a 521 y sigs.; condicionamiento social del,
la comida”, 429, 438; sobre estados de 519 y sig., 524 y sig.; actitudes del—
ánimo, 441; sobre complejo de castra e insiintos, 522 y sig.; y carácter, 522
ción femenino, 552; sobre mentir, 581; y sigs.; interrelacioncs patológicas de
bibliografía, 717 y sig. las formas de dependencia del, 581 y
W Y R U B O W (N. A.) [Bibl. 1622], 679, sigs.; razonable y psicoanálisis, 597 y
718. sigs., 642 y sig.; el hipnotizador como—
del paciente, 494; análisis del— y téc
Y nica, 626; escala postesqu izo frénica del,
505; “de placer puro", 56 y sig., 173 y
Y A R N E L L (Helen) [Bibl. 1623], 418, sig., 175, 264, 320.
718. Y O U N G (David A .) [Bibl. 1625], 473,
Y A T ES (Sybille) [Bibl. 1624], 136, 718. 489, 718.
Yo, definición del, 30 y sig.; relación
del— con el ello, 30 y sig., 61, 69,
134, 141 y sigs.; diferenciación del, 30, Z
49 y sigs., 523 y sig.; parles incons
cientes del, 30, 199; dividir el— me Z A C H R Y (Cnrolinc) [Bibl. 1626, 1627],
diante la interpretación, 39; estados de 136, 718.
regresión del, 54, 65, 71, 187 y sig., 305, Zapatos (fetichismo de los), 385 y sig.
.467; primeros estadios del, 49 y sigs.; y Z IL B O O R G (Gregory) [Bibl. 1628 al
sentido de la realidad, 51, 64 y sigs., 70 1638], sobre historia de la psiquiatría,
y sig.; c imagen corporal, 51 y sigs., 17, 624; sobre culturalismo, 20; sobre
299, 469 y sig.; la formación del, 50 y desplazamientos anales, 95, 544; sobro,
sigs., 521 y sigs.; la identificación fcn miedo a la muerte, 242; sobre psieosía
la estructuración del, 54, 563; orienta puerperal, 296, 478; sobre ideas sobre
ción oral del— primitivo, 53 y síg.; los la muerte, 242; sobre terquedad, 319;
múltiples núcleos del, 56; debilidad y sobre constitución, 346, 550; sobre sui
fortaleza del, 56, 141 y sig., 150, 188; cidio, 450; sobre factores precipitantes
funcionamiento del— mediante la anti en la esquizofrenia, 494; sobre esquizo*,
cipación, 58 y sigs., 62 y sigs.; (el) y frenia ambulatoria, 496, 499, 592; sobre
los instintos, 61, 69, 134 y sig., 141 y angustia sin afecto, 535; sobre los co
sig., 522 y sig.; y angustia, 61 y eig., mienzos mágicos de la medicina, 624;
158 y sigs.; (el) y la facultad del ha bibliografía, 718.
bla, 64; fijación del, 71 y sig., 82, 583 Zonas erógenas, 75, 80 y sig.
y sip¡: instintos del, 76; libido del— y Z U L L IG E R (Hans) [Bibl. 1639 al 1646],
libido oliji'ial, 76 y sig.; desplazamiento sobre duelo, 190, 443 y sig»; sobre per
del peso del, 107; actitudes del— frcnie turbaciones específicas de la inteligen*
al superyó, 128, 157 y sig., 330 y sig., cia, 212; sobre robar, 417; sobre mentir,
551 y rl ideal del, 129, 448, 525, 590; sobre psicoterapia, 628; sobre aná
542, 558. 568 y sig.; (el) en la pu lisis de niños, 639 y sig.; bibliografía,
bertad, 131; y trauma, 141 y sig., 145; 718 y sig.
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