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7.2. RESTAURACIÓN BORBÓNICA (1874-1902).

LOS NACIONALISMOS
CATALÁN Y VASCO, Y EL REGIONALISMO GALLLEGO. EL MOVIMIENTO
OBRERO Y CAMPESINO.

1. EL CARLISMO
2. EL REPUBLICANISMO
3. LOS NACIONALISMOS CATALÁN Y VASCO, Y EL REGIONALISMO GALLLEGO
4.1. El nacionalismo catalán
4.2. El nacionalismo vasco
4.3. El regionalismo gallego
4. EL MOVIMIENTO OBRERO Y CAMPESINO
4.1. El movimiento obrero durante el reinado de Isabel II.
4.2. El movimiento obrero en el Sexenio: la Internacional.
4.3. El movimiento obrero durante la Restauración.

El ejercicio del poder durante la Restauración estuvo confiado a dos partidos políticos, concretamente al
Conservador y al Liberal, que coincidían ideológicamente en lo fundamental, liderados por Cánovas del
Castillo y Práxedes Sagasta respectivamente.
Establecieron un turnismo del que estaban excluidos los carlistas, los republicanos, los nacionalistas y
los socialistas. Su participación en el Gobierno vendrá tras la grave crisis de 1917.

1. EL CARLISMO.
El sistema de la Restauración marginó de la vida política a amplios sectores de la sociedad. Entre los
sectores que se decidieron por el enfrentamiento hay que citar a los carlistas, cuya dirección tras su fracaso
en el conflicto bélico optó por el exilio en Francia y por las constantes conspiraciones.
Vencido militarmente el carlismo pretendió presentarse ante la opinión pública como la única fuerza
política auténticamente católica. Pero el apoyo de la Iglesia y del Vaticano a la monarquía borbónica
alfonsina dificultó el éxito de esta operación y produjo una escisión en el carlismo. En 1888 un sector del
carlismo dirigido por Cándido Nocedal optó por crear el partido “Tradicionalista”. Caracterizado por el
antiliberalismo y la defensa de la tradición y de la religión católica.

2. EL REPUBLICANISMO.
El Republicanismo, el gran vencido por el golpe militar de 1874, se enfrentó al desencanto de muchos
de sus seguidores, a una fuerte represión por parte de las autoridades políticas y a sus propias divisiones.
- Una pequeña parte del Republicanismo dirigido por Emilio Castelar fundó el partido “Posibilista” y
entró en el juego político de la Restauración con un papel simplemente testimonial.
- Los sectores más radicales del Republicanismo formaron el partido Republicano Progresista dirigido
por Manuel Ruiz Zorrilla, quien desde el exilio protagonizó pronunciamientos, sin contar con un apoyo
popular significativo.
- El resto del Republicanismo Unitario, se organizó en torno a Nicolás Salmerón.
- Los Republicanos Federales, el grupo más numeroso, siguieron bajo la influencia de su líder
histórico Francisco Pí i Margall.

La introducción del sufragio universal significó la revitalización del Republicanismo y fomentó su


unificación con la creación en 1893 de la “Unión Republicana”, que agrupaba a federales, centristas (los
de Salmerón) y progresistas (Ruiz Zorrilla) quedando al margen los posibilistas.
En las elecciones de 1896 obtuvieron buenos resultados y por primera vez hubo en las Cortes una
importante minoría republicana.

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3. LOS NACIONALISMOS CATALÁN Y VASCO, Y EL REGIONALISMO GALLLEGO

3.1. El nacionalismo catalán.


- Hay que tener en cuenta que en política económica, el proteccionismo defendido por la burguesía
catalana chocaba con el librecambismo de los gobiernos liberales.
- El federalismo de Pi i Margall y Almirall, exaltaba el deseo autonómico de región.
- En estos años de la Restauración se inició una renovación cultural en Cataluña conocido como
“Renaixença”, sus objetivos no eran políticos sino culturales, recuperar la lengua y la cultura.
- En 1880 se celebró el Primer Congreso Catalanista. Su resultado fue el Memorial de Greuges
(Agravios) que se presentó a Alfonso XII denunciando la opresión de Cataluña y presentando las
aspiraciones de las regiones españolas.
- Durante la Regencia de M ª Cristina Lorena (1885-1902), el Regionalismo catalán se completó en las
Bases de Manresa (1892) programa fundacional de la Unió Catalanista (Almirall y Prat de la Riba juntos)
en las que se reclamaba para Cataluña un parlamento y un gobierno propios en un régimen de autonomía
política. Es decir, no eran secesionistas, pretendían un sistema federalista de autogobierno.
- En 1901, un grupo de catalanistas como Cambó y Prat de la Riba, organizaron la Lliga Regionalista
de Cataluña, partido conservador cuyos objetivos eran la autonomía política (dentro de España), y la
defensa de los intereses económicos de la industria catalana (proteccionismo).

3.2. El nacionalismo vasco.


- En el País Vasco el nacionalismo se fue fraguando en la segunda mitad del s. XIX, a través de una
corriente de recuperación de las culturas vascas. Pero sobre todo, la supresión de los fueros, tras la
última Guerra Carlista, originó una corriente que pedía la reintegración de los mismos.
- Además la industrialización, que favoreció una fuerte inmigración, fortaleció una corriente de
defensores de la lengua y la cultura vascas (euskera), contrarios al proceso de españolización provocado
con la llegada de trabajadores de otras regiones.
- En este contexto Sabino Arana formuló los principios del nacionalismo vasco e impulsó la fundación
en 1894 del Partido Nacionalista Vasco (PNV). La ideología de Arana se articulaba en torno a los
principios de la raza vasca, los fueros y la religión. Independencia de Euskadi con siete territorios, cuatro
españoles (Guipúzcoa, Vizcaya, Álava y Navarra), y tres franceses (Lapurdí, Benafarroa y Zuberoa).
- Arraigó en las clases medias, atacando a la clase dirigente vasca, considerada responsable de la
destrucción de la sociedad tradicional, al favorecer la industrialización, y también al socialismo acusado de
perturbar el orden social y ser extraño a las tradiciones vascas, al desarrollarse entre la inmigración.

3.3. El regionalismo gallego.


- En Galicia el nacionalismo fue más débil y tardío, a pesar de que la lengua y las tradiciones estaban
muy arraigadas entre la población mayoritariamente campesina.
- A mediados del s. XIX apareció una corriente conocida como “O Rexundimiento” que significó
redescubrimiento romántico literario de la lengua y la literatura gallega, pero con un carácter apolítico. Sólo
unas minorías cultas insatisfechas por la situación del país responsabilizaron a la subordinación política de
Galicia de su atraso económico que forzaba a muchos gallegos a emigrar como única salida. Durante la
última etapa de la Restauración el galleguismo fue adquiriendo un carácter político, pero este movimiento
se mantuvo muy minoritario. Murguía y Brañas crean la Asociación Regionalista Galega.

4. EL MOVIMIENTO OBRERO Y CAMPESINO.

4.1. El movimiento obrero durante el reinado de Isabel II.


- Al principio los trabajadores no comprendían bien qué estaba pasando. La incorporación del vapor a las
fábricas (1830), provocó despidos y generó algunos episodios de destrucción de maquinaria, como el
incendio de la fábrica Bonaplata (Barcelona, 1835). Pero el luddismo apenas tuvo repercusión en España.
- Los primeros atisbos de organización obrera fueron las sociedades de ayuda mutua (Sociedad de
Protección Mutua de Tejedores de Algodón, 1840 Cataluña). Pronto proliferaron por todo el país
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sociedades semejantes. Al principio sólo pretendieron defender los salarios. Pero en 1844 los moderados
las prohibieron, y la mayoría de ellas pasó a la clandestinidad. También hubo algunos partidarios del
socialismo utópico, pero sus proyectos apenas tuvieron repercusión.
La falta de una conciencia de clase llevó a los obreros, en 1842 y 1848, a hacer causa común con sus
patronos en defensa del proteccionismo.
-La experiencia del Bienio Progresista resultó decisiva. El movimiento obrero cobró un gran desarrollo.
Se sucedieron las protestas y los disturbios. Pero la Ley del Trabajo era decepcionante y defendía los
intereses patronales (media jornada para los niños y un máximo de diez horas para los menores de 18 años).
A partir de entonces los dirigentes obreros comprendieron que los progresistas no iban a defender su causa,
pasaron a alinearse con los demócratas y los republicanos.
- Durante el gobierno de la Unión Liberal el movimiento obrero permaneció aletargado. Sí hay que
destacar la importante labor de formación cultural y de concienciación política que desempeñaron diversas
academias obreras, como el Fomento de las Artes de Madrid.
A partir de 1863 volvieron las movilizaciones de la clase obrera, ahora abiertamente politizadas. Sus
dirigentes participaron en las conspiraciones que se organizaron contra Isabel II (revolución 1868).

4.2. El movimiento obrero en el Sexenio: la Internacional.


- Con la Revolución de 1868 creyeron que comenzaría e1 proceso de reformas sociales esperado. La
detención del proceso revolucionario, la permanencia de las quintas y la simple sustitución de los
consumos, y el mantenimiento de la monarquía, provocaron la separación definitiva del movimiento obrero
respecto de los partidos demócrata y republicano, y la rápida implantación en España de la Internacional.
- En octubre de 1868 llegó a España Giuseppe Fanelli, un miembro de la Asociación Internacional de
Trabajadores (AIT), enviado por Bakunin con el objetivo de organizar la sección española de la
Internacional sobre la base de las tesis anarquistas que propugnaba el líder ruso. Fanelli estableció dos
secciones, en Madrid y Barcelona, esta última la más sólida.
Al mismo tiempo, las huelgas y protestas se extendían por todo el país, con especial virulencia entre los
jornaleros andaluces, y muchos obreros participaron activamente en la insurrección federalista de
septiembre de 1869, si bien sus líderes comenzaban a desmarcarse del movimiento republicano.
En junio de 1870 se celebró en Barcelona el I Congreso de la sección española de la Internacional.
El Congreso organizó secciones y federaciones de oficios, y fijó objetivos sindicales y políticos. Se creó la
Federación Regional Española, FRE (futura FTRE).
-En la primavera de 1871, ya bajo el reinado de Amadeo de Saboya, sobrevino la insurrección de la
Comuna de París. El impacto que la revolución causó en las clases dirigentes europeas fue enorme, y en
España se tradujo en una serie de medidas represivas contra la AIT. Se prohibieron las reuniones y las
huelgas, se cerraron los periódicos y fueron detenidos varios líderes obreros.
- Por otra parte, en diciembre de 1871 había llegado a la capital el dirigente de la Internacional Paul
Lafargue, partidario de la corriente marxista. Entró en contacto con el núcleo madrileño, cuyos
principales miembros aceptaron sus tesis. Tras el Congreso de Zaragoza, en junio, los líderes marxistas
madrileños fueron expulsados, y un mes más tarde fundaron la Nueva Federación Madrileña, que pronto se
convirtió en la sección española del ala marxista de la AIT. Meses después, la escisión en la In-
ternacional se consumaba en el Congreso de la Haya.
Al comenzar 1873 la Internacional española contaba con más de 25.000 afiliados, un tercio de ellos
catalanes. Estaba claramente implantada entre los obreros textiles, la construcción, las artes gráficas y parte
del campesinado andaluz. Entre los dirigentes había una mezcla de obreros e intelectuales de clase media,
estos últimos los de ideología más radical y próxima al anarquismo.
-La proclamación de la República provocó una oleada de manifestaciones y huelgas que forzaron a los
patronos a hacer concesiones importantes en jornada y salarios. En Andalucía hubo ocupaciones de tierras y
asaltos, aunque la mayoría actuaron margen de las consignas de la AIT
Pero fue la participación obrera en la huelga de Alcoy y en el movimiento cantonal, pese a la desaprobación
de sus dirigentes, lo que fue utilizado por los sectores conservadores para acabar con la AIT. El 10 de enero
de 1874, tras el golpe de Estado, el gobierno de Serrano decretó la disolución de la Internacional. Para
entonces, la mayoría de los dirigentes había pasado a la clandestinidad.

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En conjunto, el Sexenio significó una etapa de clara toma de conciencia política y organizativa para el
movimiento obrero español, así como el momento de asimilación de las principales corrientes ideológicas
que existían en el mundo obrero europeo. Sobre todo, trajo consigo la introducción del anarquismo y del
marxismo, y su implantación en España.

4.3. El movimiento obrero durante la Restauración.


A. El anarquismo
- Con la Restauración, el movimiento obrero pasó a la clandestinidad.
- Escindido ya claramente en dos corrientes diferentes, socialista y anarquista, esta última se reorganizó en
1881 con la fundación de la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE).
- La implantación del anarquismo era notable en Cataluña, Aragón, Valencia y Andalucía
- Tuvieron dos formas de actuar:
 ANARCO SINDICALISMO. Las divisiones internas y la represión policial hicieron que a finales
de los ochenta los obreros y campesinos anarquistas se inclinaran por un activismo predominantemente
sindical y reivindicativo. “Acción de masas”, pacífica.
 ANARCO TERRORISMO. Sin embargo, una minoría de radicales optó por la «acción directa»,
es decir, la huelga violenta o el atentado contra el Estado, la burguesía y la Iglesia. La última década del
siglo y la primera del siglo XX se caracterizaron por una oleada de atentados contra reyes, presidentes y
jefes de Gobierno de toda Europa (bomba del Liceo de Barcelona, Motín de Jerez o asesinato de
Cánovas, 1897, boda de Alfonso XIII). La respuesta contundente de las autoridades no hizo sino
alimentar una dinámica de acción-represión continua. La acción directa, muy minoritaria, sirvió a las
clases dirigentes para etiquetar de violento a todo el anarquismo.

B. El socialismo.
- Después de la represión de 1874, los socialistas madrileños se reorganizaron en torno al núcleo de los
tipógrafos, sector numeroso en Madrid, donde se concentraba la prensa y el mundo editorial. Fueron ellos
quienes, junto a algunos intelectuales y otros artesanos, fundaron en mayo de 1879 el Partido Socialista
Obrero Español (PSOE). Pablo Iglesias se convirtió pronto en su principal líder.
El primer programa se basaba en tres objetivos fundamentales: la abolición de las clases y la
emancipación de los trabajadores, la transformación de la propiedad privada en propiedad colectiva, y la
conquista del poder político por la clase obrera. El programa incluía, además, una larga lista de
reivindicaciones políticas y laborales que pretendía la mejora de las condiciones de vida de los obreros.
- Fue minoritario frente al anarquismo.
- Predominante en Madrid, Asturias, Vizcaya y Huelva.
- En 1888, cuando ya había agrupaciones socialistas en las principales ciudades del país, se fundó en
Barcelona la Unión General de Trabajadores (UGT), un sindicato de inspiración socialista. A partir de
1888 se marcará la línea divisoria clara entre el partido, con objetivos políticos, y el sindicato UGT, cuya
función reivindicativa e inmediata era la defensa de los trabajadores en la sociedad capitalista.
- En 1890 se celebró por vez primera el 1º de mayo día de los trabajadores, siguiendo la consigna de la II
Internacional, dando lugar a numerosas manifestaciones.
- En las elecciones municipales de 1891 el PSOE obtuvo por primera vez cuatro concejales en las grandes
ciudades. La guerra de Cuba afianzó más aún su posición: los socialistas se opusieron al servicio militar
discriminatorio y denunciaron la guerra como imperialista y antisocial, lo que hizo aumentar su popularidad
y su afiliación de forma espectacular.

C. Los sindicatos católicos.


También intentan organizarse en ese final del siglo movimientos obreros de inspiración católica. La
encíclica Rerum Novarum de León XIII denunció el socialismo y, tras hacer una moderada crítica del
sistema capitalista, animó a encauzar a través del Evangelio los intentos de mejorar la vida de la clase
obrera. Sin embargo, las organizaciones católicas apenas arraigaron, porque a finales del siglo era ya muy
difícil que los trabajadores relacionaran al cristianismo con las reformas sociales. De hecho, el principal
sindicato católico, con cierta implantación entre los agricultores de Castilla, estaba presidido por un
senador del partido Conservador y tenía entre sus dirigentes a varios miembros de la nobleza.
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