Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Dinerstein refiriéndose implícitamente a los debates del marxismo abierto que asumen la
perspectiva de la negatividad inspirada en la dialéctica negativa de Adorno se pregunta: ¿Es la
negación la única forma de emancipación como indican Agnoli […] Bonefeld […] y el trabajo del
seminario de subjetividad y teoría critica [...]?”. Ella considera que existan 4 “dinámicas” al interior
de las luchas: entre ellas habría una “praxis negativa” y una “acción afirmativa”. Estas dos
dinámicas, dice la autora, son “inseparables”, pero, el hecho mismo de nombrarlas con términos
distintos nos hace entender que se puedan distinguir en el terreno analítico. Además, propone una
diferencia entre acción positiva y afirmativa: aunque, por motivos de espacio, no explica en detalle
la diferencia entre las dos, dice que la primera es una acción que tiende a afirmar algo
acomodándose en (reproduciendo?) el mundo existente, mientras que la segunda “niega dicho
mundo a través de afirmar la alternativa por medio de una crítica experimentada”. La tesis general
de la ponencia es que, desde un punto de vista de una teoría que busca el cambio social es preciso
pensar e iluminar una de estas dinámicas de las luchas –la acción afirmativa, distinguida de la
positiva– para evitar que “el principio de negatividad” se convierta en una “crítica abstracta,
desprendida del movimiento real”.
En base a los autores y la noción de negatividad que la autora cita en el texto, parece que el
argumento de la ponencia es que el enfoque teórico inspirado por la filosofía de la negatividad de
Adorno1 –que aparece en algunos autores del marxismo abierto2 (en conceptos como “anti-
identidad” de Holloway, o “des-totalizacion” de Tischler)– no es suficiente, por sí mismo, para
generar una teoría fundada en las prácticas reales de los que luchan y dirigida al cambio radical. El
riesgo, para la autora, es que el principio de negatividad se convierta en una crítica abstracta, es
decir, que se mueva en un terreno de la lógica sin anclarse en los procesos reales. Este tipo de
polémica, yo que desde varios años ando en el instituto, ya la escuché decenas de veces3. Pero, lo
Al igual que los comentarios que escuché después de la conferencia, también en el seminario de
teoría crítica la mayoría de las intervenciones interpretaban la propuesta de Dinerstein como una
invitación a establecer un puente entre los enfoques discutidos en el seminario de Teoría critica y el
de Entramados comunitarios. En otras palabras, pareciera que los dos enfoques estarían
evidenciando dos aspectos parciales y co-presentes de las luchas. En base a ésto, pareciera que
ambos enfoques serían por sí mismos parciales y, para generar una comprensión útil y exhaustiva de
las luchas, se tendría que adoptarlos en manera conjunta y complementar. El supuesto implícito en
estas consideraciones es, en mi opinión, que en las luchas co-existen dos dinámicas: una negativa
(que niega la dominación) y una afirmativa (que afirma la emancipación). El enfoque de la Teoría
crítica nos serviría para iluminar la primera dinámica y el de Entramados comunitarios para
iluminar la segunda. Este tipo de consideración me parece equivocada: en mi opinión, la diferencia
entre los dos enfoques no refiere a que dan cuenta de dos dimensiones analíticamente distintas –
pero co-presentes– de las luchas, sino a que parten de hipótesis interpretativas de la dominación
capitalista y de la lucha contra de ella que son distintas. En otras palabras, la diferencia entre los dos
enfoques no estaría en que cada uno nos muestra dos aspectos distintos pero co-presentes de las
luchas, sino que nos proponen dos maneras distintas para abordar el entendimiento de los procesos
sociales y para pensar las luchas por la emancipación. Si mi hipótesis es correcta, la interpretación
del texto de Dinerstein como invitación a la necesidad de usar los dos enfoques de manera
complementaria es fruto de un malentendido.
Para argumentar mi idea, voy a exponer algunas reflexiones alrededor de la distinción entre el
marxismo abierto y el postobrerismo que aparecen en un articulo de Bonnet4 y en uno de
Holloway5. Si el marxismo abierto estaría proponiendo una teoría para pensar las luchas en
términos de negatividad, me parece que los debates sobre lo común en Entramados comunitarios
tienen analogías con el carácter afirmativo de las luchas que aparece en la teoría del postobrerismo.
vista, he también criticado el riesgo de que esta teoria de la negatividad se vuelva una critica abstracta, con respecto
a la poca voluntad de los autores que la manejan en desarrollar o otorgar indicaciones para realizar analisis
empiricas fundadas en ella.
4 “Antagonismo y diferencia: la dialectica negativa y el posestructuralismo ante la critica del capitalismo
contemporaneo” en el libro “Negatividad y Revolución”
5 “Autonomismo negativo y positivo”.
• Esta propuesta teórica se funda en las nociones de totalidad (por ejemplo, Lucaks) y de
forma (según su entendimiento por Gunn, y después desarrollada por Holloway, Tischler y
García Vela) inspirándose en la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt. Con base en estos
supuestos, se considera que el modo en que nos relacionamos en el capitalismo hace que
dichas relaciones sociales se nos presenten como una objetividad exterior a nuestro control
(inspirándose en la noción de enajenación o extrañamiento, tratadas por Marx en los Escritos
económico-filosóficos). La hipótesis interpretativa de la sociedad capitalista que aparece en
el marxismo abierto es que la dominación es reproducida continuamente por los seres
humanos en sus diferentes actividades de producción e intercambio de la riqueza: la
capacidad humana de producir el mundo y decidir sobre si mismos se presenta en el
capitalismo como su negación (Gunn), es decir, como mando capitalista o dominación
impersonal sobre ellos. Esa conceptualización supone una relación dialéctica de interioridad
entre emancipación y dominación: no son entidades que se contraponen, sino que es la
primera que reproduce la segunda. Por eso, la lucha por la emancipación debe ser pensada
como práctica humana que deja de reproducir (que niega) las formas sociales dominantes
(valor, plus valía, identidades, instituciones, etc.). En otras palabras, la emancipación no
existe en la actualidad (sino como su negación, o como algo que reproduce la dominación),
así que la lucha por la emancipación hay que concebirla como una lucha de la actual
emancipación-que-existe-como-su-negación en contra de sí misma, es decir, como prácticas
para generar relaciones sociales que no reproducen las formas sociales capitalistas.
11 Considero esta interpretacion como reductiva, en cuanto Echeverria habla de la relacion continua entre la actividad
humana que da forma a la sociedad (cultura, tecnologia, instituciones, etc.) y la misma sociedad que da forma al
sujeto, desde una perspectiva parecida a diferentes otras corrientes de las ciencias sociales, como por ejemplo el
postestructuralismo. Si estas corrientes conciben al sujeto al mismo tiempo como productor y producto de la
sociedad, la recuperacion de la nocion de forma por las profesoras de Entramados comunitarios, en cambio, se
centra unicamente en la capacidad humana de producir la sociedad, proponiendo implicitamente un sujeto
autoconsciente y autodeterminante que asemeja al sujeto tradicional de la filosofia moderna.
emancipación como algo que ya existe en la actualidad y que se enfrenta exteriormente con
la dominación capitalista, la cual trataría de aniquilar dicha emancipación para subsumirla
en los circuitos de valorización de valor. Dicho enfoque, me parece que invita a pensar las
luchas como afirmación: la emancipación ya presente en las practicas de común y de valor
de uso lucharía para afirmarse, fortalecerse y expandirse dentro de la sociedad capitalista,
con el fin de defenderse de los intentos capitalistas de insertarla en los circuitos de
valoración de valor y para generar prácticas y relaciones sociales centradas en el valor de
uso y bajo el control de los seres humanos.
Con las reflexiones que acabo de exponer he tratado de argumentar que los dos enfoques –negativos
y afirmativos– no refieren al entendimiento de dos dimensiones de las luchas, sino que a dos
distintas hipótesis de entendimiento de la dominación capitalista y de la lucha contra de ella. El
enfoque negativo supone que la dominación se nutre de la emancipación para reproducirse, mientras
que el afirmativo supone que la dominación se opone a la emancipación con el fin de destruirla o de
apropiarse de la riqueza que posee-produce. Con base a ésto, el primero invita a concebir la lucha
como lucha de la emancipación para dejar de reproducir la dominación, mientras que el segundo la
piensa como lucha de la emancipación para afirmarse, es decir, para expandir sus potencialidades ya
presentes en las prácticas actuales.
Para concluir, voy a proponer unas reflexiones alrededor de cómo yo he entendido la propuesta
negativa, para mostrar que el texto de Dinerstein más que invitar a la necesidad de usar los dos
enfoques en manera complementaria parece insertarse dentro del enfoque afirmativo.
Lo que yo entendí del enfoque negativo del marxismo abierto es que no nos invita a analizar las
luchas en su manifestación empírica o fenomenológica (es decir, en su apariencia), sino que a
abstraer las prácticas reales para entenderlas en su relación con las formas capitalistas (valor,
identidades, etc.). Esta preocupación, me parece se basa en el reconocimiento de que las prácticas
de lucha dentro del capitalismo, aunque generen avances en las condiciones materiales de vida, al
mismo tiempo tienden a producir una intensificación de la subsunción de nuestras vidas en los
circuitos de producción de plus valía y de su subordinación a la dominación impersonal de las
abstracciones capitalista. Por ejemplo: las insubordinaciones obreras contra la disciplina y los
ritmos de las fabricas fordistas en los años '60-'70 han generado nuevas formas capitalistas de
organización de la producción donde los trabajadores fabriles (con el toyotismo) y los trabajadores
autónomos (con la fragmentación de los ciclos productivos) han incrementado su capacidad de
producción de plus valía (es decir, ha aumentado la tasa de explotación); las luchas de las
organizaciones campesinas en Guerrero durante los años '70-'80 contra los acaparadores locales y
para la apropiación del ciclo productivo (para la construcción de infraestructura de comunicación,
de producción y de almacenamiento), con el neoliberalismo y la retirada del Estado han generado
las condiciones para su inserción subordinada en el mercado (con la necesidad de incrementar los
ritmos y la eficiencia productiva) y para generar la apropiación del trabajo campesino (plus valía)
por las grandes empresas de las industrias alimentaria e ilegal. Entonces, el enfoque negativo del
marxismo abierto yo lo entendí como una invitación a observar no tanto la expresión empírica de
las luchas, sino que en su relación con la intensificación o disminución del proceso de fetichización
de las relaciones sociales (Holloway), es decir, con relación a la intensificación o disminución de la
subordinación de la gente a dinámicas sociales sobre las cuales no tienen control y que se les
presentan como una objetividad externa que los domina. Desde esta perspectiva, la resistencia de
una comunidad campesina contra la construcción de una mina a cielo abierto o una iniciativa
organizada de los mismos campesinos para buscar canales de intercambio de sus productos con
otras cooperativas agrícolas, no las entiendo como dos luchas diferentes, o dos dimensiones de una
misma lucha, sino que, formalmente, serían dos practicas colectivas para negar una misma
tendencia capitalista hacia la intensificación de su subordinación a dinámicas ajenas sobre las cuales
no tiene control.
Dinerstein, en cambio, parece referirse a la negatividad no tanto como a una dimensión formal (es
decir, no empírica) de las luchas, sino que a un aspecto de su manifestación fenomenológica: para
ella el carácter de negatividad de una lucha se refiere a una “praxis negativa” que estaría co-
presente con una “acción afirmativa”. A diferencia del entendimiento del enfoque negativo del
marxismo abierto que yo he argumentado en este texto, cuando ella se pregunta si “¿Es la negación
la única forma de emancipación […]?, parece que entiende la negación como una de las formas que
puede asumir una lucha, y no como un enfoque analítico para pensar la lucha contra el capitalismo.
En la investigación que estoy realizando para mi tesis he intentado adoptar el enfoque negativo del
marxismo abierto para dar cuenta de un proceso de lucha que estoy observando a través de la
observación etnográfica. Entiendo bien el riesgo del que habla Dinerstein de que este principio de
negatividad que fundamenta la teoría del marxismo abierto pueda parecernos como una crítica
abstracta que dificulta en anclarse con los procesos reales, porque yo también he encontrado
dificultades en traducir estos supuestos teóricos en el análisis del proceso que estudio. Al mismo
tiempo, en la tesis que estoy escribiendo aparecen tanto nociones y reflexiones que proceden del
marxismo abierto, así como de las otras dos corrientes que en este texto he definido de lucha como
afirmación. Ésto tal vez se debe a una confusión que tengo en mi cabeza, pero al mismo tiempo se
basa en una convicción de la necesidad de alimentar nuestras reflexiones a partir de diferentes
enfoques, considerando que cada uno puede servirnos a iluminar algunos aspectos de la realidad
que miramos, pero que haciéndolos dialogar y complementándolos entre ellos nos permitan generar
una comprensión más profunda de los procesos que observamos y tal vez más útil para aportar algo
a los debates sobre cómo pensar la lucha contra el capitalismo. Entonces, al igual de lo que aparece
implícitamente en el texto de Dinerstein, y al igual de la mayoría de las intervenciones del
seminario de Teoría crítica, yo también considero que hay la necesidad y la urgencia de establecer
puentes entre las diferentes corrientes de pensamiento que se discuten en nuestro instituto, con el fin
hacerlos dialogar y complementarlos en nuestros análisis. Considero que hacer ésto no es una tarea
facil: además que buenos propositos que se preocupan de establecer puentes entre los debates, lo
que se necesita es buscar aclarar con profundidad la comprensión de cada uno de ellos, sus
especificidades, los supuestos que los fundamentan y, sobre todo, sus diferencias e su
inconmensurabilidad. Por eso quise exponer estas reflexiones con este texto, porque me parecía que
muchas de las intervenciones del seminario, a pesar de partir de una preocupación muy importante
que muchos tenemos (la de establecer puentes entre debates), arriesgaba generar malentendidos en
lugar que permitir entender mejor los diferentes debates y la posibilidad de su interconexión.