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Negatividad y Afirmación.

Comentarios sobre la conferencia de Ana Dinerstein en el coloquio de Marxismo abierto y su


interpretaciones por los participantes al seminario de Teoría Crítica.

Dinerstein refiriéndose implícitamente a los debates del marxismo abierto que asumen la
perspectiva de la negatividad inspirada en la dialéctica negativa de Adorno se pregunta: ¿Es la
negación la única forma de emancipación como indican Agnoli […] Bonefeld […] y el trabajo del
seminario de subjetividad y teoría critica [...]?”. Ella considera que existan 4 “dinámicas” al interior
de las luchas: entre ellas habría una “praxis negativa” y una “acción afirmativa”. Estas dos
dinámicas, dice la autora, son “inseparables”, pero, el hecho mismo de nombrarlas con términos
distintos nos hace entender que se puedan distinguir en el terreno analítico. Además, propone una
diferencia entre acción positiva y afirmativa: aunque, por motivos de espacio, no explica en detalle
la diferencia entre las dos, dice que la primera es una acción que tiende a afirmar algo
acomodándose en (reproduciendo?) el mundo existente, mientras que la segunda “niega dicho
mundo a través de afirmar la alternativa por medio de una crítica experimentada”. La tesis general
de la ponencia es que, desde un punto de vista de una teoría que busca el cambio social es preciso
pensar e iluminar una de estas dinámicas de las luchas –la acción afirmativa, distinguida de la
positiva– para evitar que “el principio de negatividad” se convierta en una “crítica abstracta,
desprendida del movimiento real”.

En base a los autores y la noción de negatividad que la autora cita en el texto, parece que el
argumento de la ponencia es que el enfoque teórico inspirado por la filosofía de la negatividad de
Adorno1 –que aparece en algunos autores del marxismo abierto2 (en conceptos como “anti-
identidad” de Holloway, o “des-totalizacion” de Tischler)– no es suficiente, por sí mismo, para
generar una teoría fundada en las prácticas reales de los que luchan y dirigida al cambio radical. El
riesgo, para la autora, es que el principio de negatividad se convierta en una crítica abstracta, es
decir, que se mueva en un terreno de la lógica sin anclarse en los procesos reales. Este tipo de
polémica, yo que desde varios años ando en el instituto, ya la escuché decenas de veces3. Pero, lo

1 En el libro “Dialectica negativa”.


2 Por ejemplo, en el libro “Negatividad y revolucion” (articulos de Holloway, Tischler, Bonnet) o en el libro
“Cambiar el mundo sin tomar el poder” de Holloway.
3 Por ejemplo, para mover estas criticas, a veces se han presentado los ejemplos de los movimientos étnicos
(entendidos con base en la teoria de la identidad en los movimientos sociales o la de los llamados nuevos
movimientos sociales) o de los movimientos feministas (entendidos con base en la teoria del feminismo de la
diferencia) evidenciando que dichos movimientos (y las teorias antes mencionadas) expresan discursos donde se
afirma y reivindica una identidad: desde estos puntos de vista, una teoria de la negatividad –que propone el cambio
radical a partir de la necesidad de destruir las identidades, entendidas por ella como modos de existencia de las
subjetividades o de su actividad– apareceria como aislada de las practicas de aquellos movimientos, o, en el peor de
los casos, seria incluso una teoria que los deslegitimiza. Aunque no comparto estos cuestionamientos, por
considerarlos fundados en un malentendido de la propuesta de la anti-identidad de Holloway, desde otro punto de
interesante de la propuesta de Dinerstein es que ella no rechaza totalmente este llamado “principio
de negatividad”, sino que parece proponer que él siga siendo útil si es acompañado-complementado
de una mirada que al mismo tiempo de cuenta de la “acción positiva” presente en las luchas.

Al igual que los comentarios que escuché después de la conferencia, también en el seminario de
teoría crítica la mayoría de las intervenciones interpretaban la propuesta de Dinerstein como una
invitación a establecer un puente entre los enfoques discutidos en el seminario de Teoría critica y el
de Entramados comunitarios. En otras palabras, pareciera que los dos enfoques estarían
evidenciando dos aspectos parciales y co-presentes de las luchas. En base a ésto, pareciera que
ambos enfoques serían por sí mismos parciales y, para generar una comprensión útil y exhaustiva de
las luchas, se tendría que adoptarlos en manera conjunta y complementar. El supuesto implícito en
estas consideraciones es, en mi opinión, que en las luchas co-existen dos dinámicas: una negativa
(que niega la dominación) y una afirmativa (que afirma la emancipación). El enfoque de la Teoría
crítica nos serviría para iluminar la primera dinámica y el de Entramados comunitarios para
iluminar la segunda. Este tipo de consideración me parece equivocada: en mi opinión, la diferencia
entre los dos enfoques no refiere a que dan cuenta de dos dimensiones analíticamente distintas –
pero co-presentes– de las luchas, sino a que parten de hipótesis interpretativas de la dominación
capitalista y de la lucha contra de ella que son distintas. En otras palabras, la diferencia entre los dos
enfoques no estaría en que cada uno nos muestra dos aspectos distintos pero co-presentes de las
luchas, sino que nos proponen dos maneras distintas para abordar el entendimiento de los procesos
sociales y para pensar las luchas por la emancipación. Si mi hipótesis es correcta, la interpretación
del texto de Dinerstein como invitación a la necesidad de usar los dos enfoques de manera
complementaria es fruto de un malentendido.

Para argumentar mi idea, voy a exponer algunas reflexiones alrededor de la distinción entre el
marxismo abierto y el postobrerismo que aparecen en un articulo de Bonnet4 y en uno de
Holloway5. Si el marxismo abierto estaría proponiendo una teoría para pensar las luchas en
términos de negatividad, me parece que los debates sobre lo común en Entramados comunitarios
tienen analogías con el carácter afirmativo de las luchas que aparece en la teoría del postobrerismo.

Lucha como negatividad (Marxismo abierto):

vista, he también criticado el riesgo de que esta teoria de la negatividad se vuelva una critica abstracta, con respecto
a la poca voluntad de los autores que la manejan en desarrollar o otorgar indicaciones para realizar analisis
empiricas fundadas en ella.
4 “Antagonismo y diferencia: la dialectica negativa y el posestructuralismo ante la critica del capitalismo
contemporaneo” en el libro “Negatividad y Revolución”
5 “Autonomismo negativo y positivo”.
• Esta propuesta teórica se funda en las nociones de totalidad (por ejemplo, Lucaks) y de
forma (según su entendimiento por Gunn, y después desarrollada por Holloway, Tischler y
García Vela) inspirándose en la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt. Con base en estos
supuestos, se considera que el modo en que nos relacionamos en el capitalismo hace que
dichas relaciones sociales se nos presenten como una objetividad exterior a nuestro control
(inspirándose en la noción de enajenación o extrañamiento, tratadas por Marx en los Escritos
económico-filosóficos). La hipótesis interpretativa de la sociedad capitalista que aparece en
el marxismo abierto es que la dominación es reproducida continuamente por los seres
humanos en sus diferentes actividades de producción e intercambio de la riqueza: la
capacidad humana de producir el mundo y decidir sobre si mismos se presenta en el
capitalismo como su negación (Gunn), es decir, como mando capitalista o dominación
impersonal sobre ellos. Esa conceptualización supone una relación dialéctica de interioridad
entre emancipación y dominación: no son entidades que se contraponen, sino que es la
primera que reproduce la segunda. Por eso, la lucha por la emancipación debe ser pensada
como práctica humana que deja de reproducir (que niega) las formas sociales dominantes
(valor, plus valía, identidades, instituciones, etc.). En otras palabras, la emancipación no
existe en la actualidad (sino como su negación, o como algo que reproduce la dominación),
así que la lucha por la emancipación hay que concebirla como una lucha de la actual
emancipación-que-existe-como-su-negación en contra de sí misma, es decir, como prácticas
para generar relaciones sociales que no reproducen las formas sociales capitalistas.

Lucha como afirmación (Postobrerismo)


• El debate del postobrerismo (que en América Latina se conoce principalmente con las
obras recientes de Hardt y Negri, y de Mezzadra) propone entender la dominación
capitalista actual y la lucha en contra de ella asumiendo una interpretación teleológica de
la obra de Marx: la sociedad capitalista crea las condiciones para su superación y para la
emancipación humana6. Esta concepción, de corte modernista, asume la hipótesis de que
la existencia de la actividad humana como trabajo abstracto (valor), no es el corazón de
la dominación capitalista contra el cual hay que luchar (como sostiene el marxismo
abierto), sino que es la condición de posibilidad para construir una sociedad de iguales7:
el corazón del capitalismo que hay que destruir es, en cambio, la apropiación de la
riqueza (bajo la forma de valor) de unos por otros, es decir, la explotación (con respecto a
esto, el postobrerismo tiene el merito de expandir la tradicional noción de explotación

6 Articulo de Hardt: “Lo comun en el comunismo”.


7 Mezzadra: “La cocina de Marx”.
para explicar la apropiación capitalista de la riqueza en un conjunto de ámbitos
productivos de trabajo autónomo, no asalariado, incluso a actividades no directamente
productivas8). A diferencia del marxismo abierto que retoma la dialéctica hegeliana
desarrollada por la critica de Adorno, el postobrerismo elimina la dialéctica de su teoría
inspirándose en Deleuze: supone que las prácticas y relaciones de la sociedad capitalista
actual no se pueden reducir a una relación dialéctica de interioridad entre la
emancipación (capacidad humana) y dominación, debido a que la actividad humana en la
actualidad no sólo está reproduciendo la plus valía y la dominación sino que hay algo de
aquella que excede y tiene la potencialidad de generar una superación del capitalismo. En
el análisis de las formas de trabajo en sectores de la producción inmaterial y de los
servicios, se propone la hipótesis de que la cooperación en la producción tiende a ser
cada vez más autónoma del mando capitalista: los capitalistas ya no se dedicarían
principalmente a organizar la producción, sino que a capturar (como plus valía) la
riqueza (bajo la forma de valor) producida por circuitos de cooperación social
tendencialmente o parcialmente autónomos. Esta hipótesis, así como se puede entender
de la afirmación anterior, supone una relación de exterioridad entre la capacidad humana
de producir riqueza y la apropiación por parte de los capitalistas9, y supone la existencia
potencial de la emancipación en ciertas prácticas productivas actuales10. La propuesta
postobrerista se puede entender como una teoría que nos invita a pensar las luchas como
afirmación, en cuanto supone la existencia potencial de la emancipación (en los circuitos
cooperativos de producción de valor relacionados a las nuevas tecnologías informáticas y
de comunicación, que tienden a organizarse en manera tendencialmente autónoma del
mando capitalista) la cual lucha para afirmar su capacidad productiva tratando de
sustraerse a la apropiación capitalista de la riqueza que produce. La emancipación, a
diferencia del enfoque negativo, no debe luchar contra si misma (contra su existencia
negada), sino para afirmar-realizar su potencial en contra de los dispositivos normativos,
sociales, raciales, sexuales, etc., que permiten la apropiación de la riqueza de unos por
otros.

Lucha como afirmación (lo común de Entramados Comunitarios)


• Las reflexiones de las profesoras de Entramados comunitarios ubican la lucha para el
cambio principalmente en aquellas prácticas autogestionada (de cooperación en la
producción y de co-gestión de bienes) dirigidas a satisfacer las necesidades humanas. Su

8 Hardt y Negri: “Commonwealth”.


9 Ver Laval y Dardot: “Común”
10 Ver Modonesi: “Subalternidad, antagonismo, autonomía”.
hipótesis interpretativa de la dominación capitalista y de las luchas en contra de ellas se
inspira en la interpretación de algunas nociones de Echeverria: proponen la “capacidad de
forma”11 para referirse a la capacidad humana de producir el mundo a partir de su voluntad y
retoman las consideraciones sobre el valor de uso para referirse a prácticas productivas
realizadas bajo el control de la voluntad de los sujetos. Dichas prácticas (centradas en el
valor de uso) las encuentran en diferentes dinámicas de cooperación autogestionada
relacionadas por ejemplo a la producción agrícola de subsistencia o insertada en circuitos
comerciales de pequeña escala, en ámbitos cooperativos y domésticos, etc. Retomando la
conceptualización de lo común por autores como Federici y Caffentzis, conciben la relación
entre el capitalismo y estas prácticas de valor de uso o de lo común en términos de despojo,
es decir, el capitalismo actuaría principalmente para sustraer las condiciones materiales y
sociales que posibilitan una existencia no subordinaba (total o parcialmente) a la dominación
impersonal del mercado y a la necesidad de producir por producir. A diferencia del
postobrerismo, este enfoque adopta una postura de tipo antimodernista: la emancipación no
procede del desarrollo del capitalismo, sino que de prácticas que existen parcialmente afuera
de él; y el terreno sobre el cual construir la emancipación humana no es el valor sino que el
valor de uso. En cambio, las analogías entre estas dos corrientes están en la hipótesis que la
emancipación ya existe en la actualidad (en este caso, en las prácticas de trabajo
comunitario, o de lo común, o del valor de uso) y que se relaciona con el capitalismo en
términos de exterioridad (si en el postobrerismo esta exterioridad se da en términos de
apropiación de la plus valía de un valor producido en manera parcialmente autónoma, en el
caso de Entramados comunitario esta exterioridad se presenta como despojo de riqueza y
capacidades). Estos dos últimos elementos lo diferencian del marxismo abierto, que, en
cambio, supone una relación de interioridad entre emancipación y dominación, y la no
existencia (o, existencia como su negación) de la emancipación en el capitalismo; en
particular, la conceptualización del valor en Entramados comunitarios difiere radicalmente
del entendimiento que aparece en el marxismo abierto –en cuanto modo de existencia de las
relaciones sociales, según es expresado con la noción de forma– por concebirlo, en cambio,
como el otro del valor de uso o de lo común. Con base a los supuestos teórico antes
mencionado, me parece que la reflexión de Entramados comunitarios conciben la

11 Considero esta interpretacion como reductiva, en cuanto Echeverria habla de la relacion continua entre la actividad
humana que da forma a la sociedad (cultura, tecnologia, instituciones, etc.) y la misma sociedad que da forma al
sujeto, desde una perspectiva parecida a diferentes otras corrientes de las ciencias sociales, como por ejemplo el
postestructuralismo. Si estas corrientes conciben al sujeto al mismo tiempo como productor y producto de la
sociedad, la recuperacion de la nocion de forma por las profesoras de Entramados comunitarios, en cambio, se
centra unicamente en la capacidad humana de producir la sociedad, proponiendo implicitamente un sujeto
autoconsciente y autodeterminante que asemeja al sujeto tradicional de la filosofia moderna.
emancipación como algo que ya existe en la actualidad y que se enfrenta exteriormente con
la dominación capitalista, la cual trataría de aniquilar dicha emancipación para subsumirla
en los circuitos de valorización de valor. Dicho enfoque, me parece que invita a pensar las
luchas como afirmación: la emancipación ya presente en las practicas de común y de valor
de uso lucharía para afirmarse, fortalecerse y expandirse dentro de la sociedad capitalista,
con el fin de defenderse de los intentos capitalistas de insertarla en los circuitos de
valoración de valor y para generar prácticas y relaciones sociales centradas en el valor de
uso y bajo el control de los seres humanos.

Con las reflexiones que acabo de exponer he tratado de argumentar que los dos enfoques –negativos
y afirmativos– no refieren al entendimiento de dos dimensiones de las luchas, sino que a dos
distintas hipótesis de entendimiento de la dominación capitalista y de la lucha contra de ella. El
enfoque negativo supone que la dominación se nutre de la emancipación para reproducirse, mientras
que el afirmativo supone que la dominación se opone a la emancipación con el fin de destruirla o de
apropiarse de la riqueza que posee-produce. Con base a ésto, el primero invita a concebir la lucha
como lucha de la emancipación para dejar de reproducir la dominación, mientras que el segundo la
piensa como lucha de la emancipación para afirmarse, es decir, para expandir sus potencialidades ya
presentes en las prácticas actuales.

Para concluir, voy a proponer unas reflexiones alrededor de cómo yo he entendido la propuesta
negativa, para mostrar que el texto de Dinerstein más que invitar a la necesidad de usar los dos
enfoques en manera complementaria parece insertarse dentro del enfoque afirmativo.

Lo que yo entendí del enfoque negativo del marxismo abierto es que no nos invita a analizar las
luchas en su manifestación empírica o fenomenológica (es decir, en su apariencia), sino que a
abstraer las prácticas reales para entenderlas en su relación con las formas capitalistas (valor,
identidades, etc.). Esta preocupación, me parece se basa en el reconocimiento de que las prácticas
de lucha dentro del capitalismo, aunque generen avances en las condiciones materiales de vida, al
mismo tiempo tienden a producir una intensificación de la subsunción de nuestras vidas en los
circuitos de producción de plus valía y de su subordinación a la dominación impersonal de las
abstracciones capitalista. Por ejemplo: las insubordinaciones obreras contra la disciplina y los
ritmos de las fabricas fordistas en los años '60-'70 han generado nuevas formas capitalistas de
organización de la producción donde los trabajadores fabriles (con el toyotismo) y los trabajadores
autónomos (con la fragmentación de los ciclos productivos) han incrementado su capacidad de
producción de plus valía (es decir, ha aumentado la tasa de explotación); las luchas de las
organizaciones campesinas en Guerrero durante los años '70-'80 contra los acaparadores locales y
para la apropiación del ciclo productivo (para la construcción de infraestructura de comunicación,
de producción y de almacenamiento), con el neoliberalismo y la retirada del Estado han generado
las condiciones para su inserción subordinada en el mercado (con la necesidad de incrementar los
ritmos y la eficiencia productiva) y para generar la apropiación del trabajo campesino (plus valía)
por las grandes empresas de las industrias alimentaria e ilegal. Entonces, el enfoque negativo del
marxismo abierto yo lo entendí como una invitación a observar no tanto la expresión empírica de
las luchas, sino que en su relación con la intensificación o disminución del proceso de fetichización
de las relaciones sociales (Holloway), es decir, con relación a la intensificación o disminución de la
subordinación de la gente a dinámicas sociales sobre las cuales no tienen control y que se les
presentan como una objetividad externa que los domina. Desde esta perspectiva, la resistencia de
una comunidad campesina contra la construcción de una mina a cielo abierto o una iniciativa
organizada de los mismos campesinos para buscar canales de intercambio de sus productos con
otras cooperativas agrícolas, no las entiendo como dos luchas diferentes, o dos dimensiones de una
misma lucha, sino que, formalmente, serían dos practicas colectivas para negar una misma
tendencia capitalista hacia la intensificación de su subordinación a dinámicas ajenas sobre las cuales
no tiene control.

Dinerstein, en cambio, parece referirse a la negatividad no tanto como a una dimensión formal (es
decir, no empírica) de las luchas, sino que a un aspecto de su manifestación fenomenológica: para
ella el carácter de negatividad de una lucha se refiere a una “praxis negativa” que estaría co-
presente con una “acción afirmativa”. A diferencia del entendimiento del enfoque negativo del
marxismo abierto que yo he argumentado en este texto, cuando ella se pregunta si “¿Es la negación
la única forma de emancipación […]?, parece que entiende la negación como una de las formas que
puede asumir una lucha, y no como un enfoque analítico para pensar la lucha contra el capitalismo.

En la investigación que estoy realizando para mi tesis he intentado adoptar el enfoque negativo del
marxismo abierto para dar cuenta de un proceso de lucha que estoy observando a través de la
observación etnográfica. Entiendo bien el riesgo del que habla Dinerstein de que este principio de
negatividad que fundamenta la teoría del marxismo abierto pueda parecernos como una crítica
abstracta que dificulta en anclarse con los procesos reales, porque yo también he encontrado
dificultades en traducir estos supuestos teóricos en el análisis del proceso que estudio. Al mismo
tiempo, en la tesis que estoy escribiendo aparecen tanto nociones y reflexiones que proceden del
marxismo abierto, así como de las otras dos corrientes que en este texto he definido de lucha como
afirmación. Ésto tal vez se debe a una confusión que tengo en mi cabeza, pero al mismo tiempo se
basa en una convicción de la necesidad de alimentar nuestras reflexiones a partir de diferentes
enfoques, considerando que cada uno puede servirnos a iluminar algunos aspectos de la realidad
que miramos, pero que haciéndolos dialogar y complementándolos entre ellos nos permitan generar
una comprensión más profunda de los procesos que observamos y tal vez más útil para aportar algo
a los debates sobre cómo pensar la lucha contra el capitalismo. Entonces, al igual de lo que aparece
implícitamente en el texto de Dinerstein, y al igual de la mayoría de las intervenciones del
seminario de Teoría crítica, yo también considero que hay la necesidad y la urgencia de establecer
puentes entre las diferentes corrientes de pensamiento que se discuten en nuestro instituto, con el fin
hacerlos dialogar y complementarlos en nuestros análisis. Considero que hacer ésto no es una tarea
facil: además que buenos propositos que se preocupan de establecer puentes entre los debates, lo
que se necesita es buscar aclarar con profundidad la comprensión de cada uno de ellos, sus
especificidades, los supuestos que los fundamentan y, sobre todo, sus diferencias e su
inconmensurabilidad. Por eso quise exponer estas reflexiones con este texto, porque me parecía que
muchas de las intervenciones del seminario, a pesar de partir de una preocupación muy importante
que muchos tenemos (la de establecer puentes entre debates), arriesgaba generar malentendidos en
lugar que permitir entender mejor los diferentes debates y la posibilidad de su interconexión.

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