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La expansión Catalano-aragonesa por el Mediterráneo

A principios del siglo XIII los reyes de Aragón orientan su política de expansión hacia el Mediterráneo. La
conquista de Mallorca por parte de Jaime I inicia un camino que será continuado por sus sucesores hasta el
siglo XV. La Corona de Aragón alcanza un papel hegemónico en el Mediterráneo occidental, a pesar de la
rivalidad genovesa. En cambio, en el Mediterráneo oriental, no consigue desplazar a la República de Venecia.

La escuadra naval, las compañías de infantería de almogávares y la flota comercial son las bases de su
expansión. La crisis interna y los conflictos sociales de los dos últimos siglos medievales ponen punto final a la
hegemonía catalana en el Mediterráneo.
Jaume I
Jaume I el Conquistador (1213-1276) inicia la expansión territorial y marítima a petición de los mercaderes de
las ciudades litorales. En septiembre de 1229 la escuadra se hace a la mar y en diciembre ocupa Madina
Mayurqa (Palma de Mallorca). En 1231 Menorca se convierte en tributaria y en 1235 se conquistan las Pitiusas.
La campaña de Valencia, con la participación de nobles aragoneses, se inicia en 1233. En 1238 capitula
Valencia y en 1245, todo el Reino. En su testamento, Jaume I crea el reino de Mallorca, regido por la casa de
Barcelona y formado por las Islas, el condado de Rosselló y Cerdanya, Montpellier y el condado de Carladès.

La aventura mediterránea
Pere II el Grande, continua la política de expansión por el Mediterráneo. La anexión de Sicilia inicia un largo
conflicto político con Francia y el papado. Los franceses intentan invadir Cataluña pero son derrotados. Durante
el reinado de Jaume II el Justo, el tratado d'Anagni y la paz de Caltabellotta confirman el dominio
cataloaragonés en Sicilia. Compañías de almogávares se trasladan a Bizancio y toman los ducados de Atenas y
Neopatria. Pere III el Ceremonioso asegura el dominio sobre Cerdeña y Sicilia. Alfonso IV el Magnánimo culmina
el dominio del Mediterráneo con la conquista de Nápoles.

Los mercados catalanes


Durante los siglos XIII, XIV y XV, los mercaderes catalanes son influyentes en el comercio del Mediterráneo, a
pesar de la posición geográfica marginal alejada de las grandes rutas comerciales orientales. Las conquistas
políticas y militares facilitan una gran zona de intercambio y la hegemonía es casi absoluta en el norte de África.
No obstante, no consiguen posiciones fuertes en Oriente a pesar de que disponen de bases en la costa de Siria
y Egipto. En menor medida, el comercio catalán también llega a los puertos lejanos del mar del Norte. Como
apoyo al comercio se fundan consulados en las diversas plazas comerciales.

Los Consulados de Mar


En los principales puertos mediterráneos de la Corona se crea el tribunal del Consulado de Mar, para tratar las
cuestiones marítimas y comerciales y ejercer en ellos la jurisdicción penal. La competencia de este organismo la
ejercen dos cónsules de mar y un juez de apelación. Con el precedente directo de la Carta consulatius riparie
Barchinone de 1258, las normas jurídicas que regulan el derecho marítimo catalán y que reglamentan los
Consulados de Mar se compilan, a finales del siglo XIV, en el Llibre del Consolat de Mar, que alcanza una gran
difusión internacional en el siglo XV y que se toma como modelo de derecho mercantil.

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