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Pedro Jose María Chiesa

En presencia de Dios
Una reflexión para cada día del mes

DICIEMBRE
Chiesa, Pedro José María
En presencia de Dios : una reflexión para cada día de
diciembre . - 1a ed. - Rosario : Ediciones Logos Ar, 2013.
128 p. ; 20x14 cm.
ISBN 978-987-1764-62-4
1. Cristianismo. 2. Reflexiones. I. Título
CDD 230

Fecha de catalogación: 21/10/2013

Diseño editorial: Lic. Ricardo P. Cravero


Corrección y estilo: Dra. Ivana Anton Mlinar
Diseño de portada: Lic. Ricardo Ghiggino

© Ediciones Logos
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www.edicioneslogos.com

ISBN 978-987-1764-62-4
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Impreso en Argentina
Printed in Argentina

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ÍNDICE

Presentación y Dedicatoria. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
1 de diciembre: Rincón de oración. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
2 de diciembre: Tres banderas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
3 de diciembre: La quinceañera. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
4 de diciembre: La sopa de letras. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
5 de diciembre: El gran papelón. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
6 de diciembre: La selva de juguetes. . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
7 de diciembre: Ambrosius . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
8 de diciembre: Lubovatsja. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
9 de diciembre: Apolo XI. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
10 de diciembre: Chocolate con churros. . . . . . . . . . . . . . . 41
11 de diciembre: Pontifex. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
12 de diciembre: Emperatrix Americae . . . . . . . . . . . . . . . 49
13 de diciembre: Lussekatter. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
14 de diciembre: Quincuagésima. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
15 de diciembre: Don Cosme y “El gordo” . . . . . . . . . . . . . 61
16 de diciembre: Santos y Zánganos. . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
17 de diciembre: Nennolina. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
18 de diciembre: Mi Basílica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
19 de diciembre: La innominada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
20 de diciembre: El valle de Rafidim. . . . . . . . . . . . . . . . . 81
21 de diciembre: La Encuesta. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
22 de diciembre: Gandur. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
23 de diciembre: La Moneda. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
24 de diciembre: Ibrahim. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
25 de diciembre: Gloria in excelsis Deo . . . . . . . . . . . . . . 101
26 de diciembre: Ideologías domésticas. . . . . . . . . . . . . . . 105
27 de diciembre: Autoestima. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109
28 de diciembre: Los inviables. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
29 de diciembre: El crucero de placer. . . . . . . . . . . . . . . . 117
30 de diciembre: Jandre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
31 de diciembre: Orugario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
4

Presentación y Dedicatoria

A ndré Maurois dice que escribir un libro o


es un llamado o no es nada. Y este libro es
respuesta a un llamado a dirigirme a todos mis
familiares, a quienes confío en voz alta algunos
consejos que les ayuden a llegar al Cielo, y
esperando que los escuchen mis amigos y el
público en general.
El libro contiene un pensamiento para cada
día de diciembre (espero continuar con los
demás meses), y está escrito para comenzar la
jornada con algo que impacte en algún lugar
del alma: inteligencia, voluntad, memoria…;
porque considero que no es buena táctica
comenzar el día espiritualmente en ayunas. Más
allá de la lógica lectura individual, mi ilusión
sería que el texto del día correspondiente sea
leído por las familias con hijos adolescentes… al
bendecir la mesa, para que puedan compartirlo y
debatirlo durante el almuerzo, y así la presencia
de Dios sea más viva en el hogar.
Añado que la redacción de estas páginas
concluyó el 16 de octubre de 2013, día en que
falleció mi querida tía, Laura Carolina Giani
de Balparda… Pochocha, a quien dedico estas
páginas que ella sabrá bendecir desde el Cielo.

El autor
padrepedro100@yahoo.com.ar
5

1 de diciembre
RINCÓN DE ORACIÓN

C omo sacerdote, cuando me invitan a


bendecir un hogar, al esparcir agua bendita
en las habitaciones investigo especialmente:
 Si hay libros leídos.
 Si la familia tiene un lugar para rezar.
Lo de los libros leídos, gastados por el uso, tiene
su razón de ser en que adhiero a la convicción
de que cada familia es lo que ha leído, y de que,
como bien decía una hermana mía, bibliotecaria
de profesión: No existe ningún gran país que no
haya sido primero millones de niños leyendo… y
miles de adultos escribiendo. Pero hoy me quiero
detener en la segunda cuestión: ¿tiene la familia
un lugar para hablar con Dios?
Como sacerdote bendije innumerables casas:
grandes y pequeñas, ricas y pobres, elegantes
y básicas, agradables y desagradables…; y me
sobran los dedos de una de mis manos para
contar las veces en que pude encontrar hogares
que tenían una capilla donde rezar. En cambio,
en alguna que otra oportunidad, he visto
sorprendentes construcciones en las que, al
mismo tiempo en que se invirtieron fortunas
planificando el hogar con sala de estar, salón
de televisión, vestidor para la mujer, altillo de
entretenimientos, un cuarto como depósito de
juguetes infantiles, piscina, jardín de invierno,
6

quincho para comidas informales, baño sauna,


etc., sin embargo, tanto los propietarios como
sus arquitectos no habían previsto un lugar
digno para hablar con Dios, y que fuese de
calidad equivalente a los mencionados.
* * *
Desde hace años, por ser sacerdote, tengo la
alegría de contar en mi casa con una capilla
para conversar cotidianamente con mi Padre
Dios; y mi experiencia es tan positiva que
deseo que todas las familias del mundo tengan
un lugar apropiado para rezar: ¡grande, digno,
decorado… la mejor habitación!
No hay que olvidar que la familia es la iglesia
doméstica, que la familia que reza unida siempre
está unida, y que, para rezar unidos, una capilla
doméstica es de ayuda inestimable. Por eso
me alegra la preparación de la Navidad, que
comienza cada año el domingo más próximo
al 30 de noviembre (primer domingo de
Adviento), pues con el Adviento hacen su
aparición los pesebres, y con los pesebres las
familias sí tienen ¡por fin! un lugar donde rezar.
La presencia de Dios que los pesebres inyectan
en los hogares del mundo, hacen que, con
motivo de la Navidad, las familias se reconcilien,
y quienes se saludaban con exceso de seriedad
esbocen una sonrisa. Es más, la historia mundial
registra guerras sangrientas en las que se pactaron
treguas con motivo de la Navidad, para que la
7

paz reinase entre los bandos contendientes que


deseaban festejar dignamente la llegada del
Niño Dios.
¿Quieres que tu familia se prepare bien para
la Navidad? Entonces, ya mismo comienza a
construir un digno pesebre, procurando que
en su elaboración participe toda la familia; y
cada día del Adviento ponte de rodillas ante el
Pesebre para rezar un momento contemplando
a los distintos personajes, sobre los que iremos
meditando en días sucesivos: María, José, los
Magos, los Pastores, Herodes, el buey y la mula,
la estrella, los habitantes de Belén, etc.
No te olvides de que Jesucristo nació en un
pesebre porque nadie le cedió un lugar a María
en La Posada1. Y, para no incurrir en el mismo
egoísmo, no dejes de hacerle un lugar a Jesús, a
María y a José… acorde con tus posibilidades
materiales, instalando tu Pesebre.
Juan Pablo II, en el Catecismo de la Iglesia
Católica, exhortaba a los cristianos para que,
en cada casa hubiera un “pequeño oratorio”2
para que la familia pueda rezar, no sólo con
motivo de la Navidad, sino todo el año. Por
tanto, te sugiero que le digamos hoy a Jesús,
como primera promesa de nuestra preparación
navideña: ¡Señor, te prometo que en mi hogar,
de ahora en adelante, te podrás alojar siempre
que quieras, y también te prometo que todos te
recibiremos con especial afecto!
1
Cf. Lucas 2.
2
Catecismo de la Iglesia Católica, n° 2691.
8

Para finalizar, te invito a que nos examinemos:


¿podríamos planificar en nuestro hogar mejoras
arquitectónicas que permitan que Dios tenga de
modo permanente un “rincón de oración”3? Y,
si eres arquitecto, ¿no sería un buen apostolado
sugerir, al delinear los planos de una casa, que se
asigne a Jesús un lugar en el hogar? Porque si le
damos al Señor una morada amable y digna en
nuestras familias, repararemos la negligencia de
los habitantes de Belén, quienes por negligencia
forzaron a María a tener que dar a luz, al
Redentor del mundo, en un sitio destinado a
los animales.

3
Ibidem.
9

2 de diciembre
TRES BANDERAS

V inoJesús de Nazaret para ser bautizado por


Juan en el río Jordán. Y al salir del agua
se abrieron los cielos y el Espíritu descendió sobre
Él en forma de paloma, y se escuchó una voz del
Cielo que decía: Tú eres mi Hijo, el Predilecto, en
quien me complazco4. Desde el Cielo se escucha
la voz del Padre que se complace en su único
Hijo. Complacerse es alegrarse. La voz celestial
anuncia que Jesús será para Dios Padre fuente
de alegrías.
Cada cristiano, por el Bautismo, está llamado
a dar muchas alegrías: a Dios, a la Iglesia, a
la Patria, a su familia… porque la vocación
cristiana es vocación a la alegría. El cristianismo,
decía el Papa Benedicto XVI, no es una religión
aburrida. Por el contrario, el aburrimiento
es enemigo del cristiano, ya que es fuente de
tibieza y pecado.
* * *
Recuerdo una madre que tenía tres hijos que
hicieron sus estudios en un Liceo Militar. Los
tres fueron premiados como portadores de la
bandera patria en los actos oficiales. Aquella
madre se emocionó el día en que al mayor le
confiaron la bandera: cadetes que desfilaban,

4
Marcos 1, 9-11.
10

banda militar, aplausos, marchas patrióticas,


cielo primaveral, etc. La habían invitado junto a
su marido a participar en la ceremonia desde la
primera fila. Para la ocasión estaba vestida con
elegante atuendo azul y, en el momento central
en que hacían entrega material de la bandera a su
hijo, escuchó un diálogo entre dos mujeres que
estaban un par de filas de butacas más detrás:
¿Quién será la madre de este muchacho que recibe
la bandera? ¡Qué envidia que le tengo! Respuesta:
La que está delante de nosotros; la del vestido
azul. ¡Qué emoción para aquella madre! Pero
la emoción continuó al siguiente año, cuando
el hijo mayor pasó la bandera al segundo, pues
la madre escuchó detrás: ¡Dos hijos abanderados!
¡Qué envidia! ¿Quién será la madre? Respuesta: La
del vestido verde. Y es de imaginar que, al pasar
el segundo de los hijos su bandera al tercero, la
madre tuvo que ir acompañada de dos amigas
que se pusieran a sus flancos para evitar la caída
en caso de sufrir un desmayo de emoción5. Lo
cierto es que aquellos hijos pudieron brindar a
su madre una alegría tras otra.
Nosotros, los cristianos, estamos llamados a
ser sembradores de paz y de alegría6. La alegría es
muy importante en la vida cristiana. El Pastor
de Hermas decía que, quien está triste, siempre
peca, y quien está alegre, siempre se comporta
virtuosamente. O mejor, quien está triste…

5
La historia es real en un 95%.
6
Cf. San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 30.
11

con tristeza consentida, es decir, tristeza contra


la cual no se lucha, es proclive al pecado; en
cambio, quien está alegre, con el espíritu en paz
y el alma en gracia, es servicial y generoso. Porque
no existe ningún pecado que no esté precedido por
un instante de tristeza consentida, o de enojo
voluntario contra el cual se decidió no luchar.
Por tanto, cada vez que incurras en un pecado,
si retrocedes en la historia examinándote,
comprobarás que, en algún momento, diste
rienda suelta a la mala nostalgia, a la tristeza, al
aburrimiento, a la envidia o al rencor.
Consentir tristeza (algo muy distinto a sentir
tristeza) es brindar una tierra óptima para
que germine la semilla del pecado; por eso,
debemos evitar convertirnos en hígadostristes o
aguafiestas. Por ejemplo, sabido es que el fútbol
es un deporte muy pasional, y que hay personas
que pierden la paz por el simple hecho de que
su equipo fue vencido en un partido. Es más,
el malhumor llega a transformarse en violencia
doméstica. Pues bien, sería una pena que, al ver
a alguien así, vayamos nosotros a mencionarle,
o a interrogarle adrede sobre un partido de
fútbol en el que su equipo sufrió una humillante
derrota. Este tipo de provocación, con
independencia de la posible intención jocosa,
podría no ser inofensiva, pues si aquella persona
perdiera el buen humor y se entristeciera,
estaríamos llevando tristeza a otros hogares; y,
en vez de ser sembradores de paz y de alegría, nos
convertiríamos en sembradores de turbación y
12

de tristeza. Por tanto, un consejo concreto: sé


cuidadoso cuando des malas noticias en materia
deportiva, y extiende el criterio a otros ámbitos:
política, familia…, porque la Navidad es fiesta
alegre, tierna y pacífica.
Sería una pena que, en nuestro trato con los
demás, la característica principal fueran los
comentarios negativos o tristes, o el tocar teclas
que hacen perder el sentido del humor. Es más,
si lo hiciéramos de modo reiterado y consciente,
el calificativo que se nos debería asignar es el de
personas malas. Más bien deberíamos alegrar la
vida de los demás con comentarios que ayuden
a mejorar su buen humor. Y, para lograr sembrar
a diario la alegría, te sugiero que invoques a la
Virgen, quien fue sembradora de paz en las
Bodas de Caná, cuando, de no ser por ella, los
novios hubiesen sufrido un fuerte disgusto al no
poder agasajar correctamente a los invitados.
13

3 de diciembre
LA QUINCEAÑERA

J
esús propuso otra parábola: El reino de los
cielos es semejante a una mujer que mezcló
un poco de levadura en tres medidas de harina,
y la masa fermentó7. La vocación cristiana es
apostólica: tiene como misión influir en el
mundo. En tal sentido, la fiesta que celebra hoy
la Iglesia, que venera a San Francisco Javier, es
testimonio elocuente.
Este santo, con sus compañeros jesuitas, viajó
al lejano Oriente y convirtió a innumerables
paganos al catolicismo; se dice incluso que
se le cansaba el brazo de tanto administrar el
Bautismo. San Francisco Javier, al igual que
todos los cristianos que hoy luchan por ser
santos, fue fermento.
* * *
Hace algunos años me llamó un sacerdote
amigo pidiéndome que lo sustituyera en la
celebración de una Misa porque tenía mareos
y estaba indispuesto. Salí presuroso. Era la
pequeña capilla de un colegio de religiosas,
donde varias familias me esperaban. El motivo
de la celebración era dar gracias por los quince
años de una alumna del colegio. En primera
fila estaba ella con sus papás a cada lado; y

7
Mateo 13, 33.
14

detrás, sus familiares y compañeras de estudio.


Apenas llegué pregunté el nombre de la niña:
Adelaida, e improvisé, como pude, una sencilla
homilía. Dije que Juan Pablo II, en su libro
Cruzando el Umbral de la Esperanza, tiene un
capítulo destinado a los jóvenes cuyo título
es una pregunta: ¿Son los jóvenes realmente
una esperanza? Y comencé mi predicación
diciendo: El Papa no afirma que los jóvenes son
una esperanza, sino que se lo pregunta; porque,
en su etapa juvenil, todos los jóvenes querían
cambiar el mundo… algunos con el Evangelio
y otros con las armas; todos los jóvenes de la
posguerra estaban disconformes y querían
modificarlo. En cambio, hoy pareciera que
muchos jóvenes tienen pánico de ser distintos
a los demás, y con frecuencia se escuchan frases
del siguiente tenor: ¡Mamá! Soy la única a la que
no dejan ir. ¡Papá! Soy el único que debe volver tan
temprano a casa… Estas exclamaciones denotan
el temor a no ser como los demás, a no ser masa.
Juan Pablo II quiere que todos los cristianos
sean fermento en la masa, que influyan, deseo
semejante al del Papa Francisco: ¡Hagan lío
donde estén!, es decir: ¡Influyan con el Evangelio!
Y apliqué este comentario a la joven muchacha
por quien celebrábamos la Misa, y dije: Vamos a
rezar para que Adelaida sea fermento y no masa,
para que en la escuela no se masifique sino que sea
auténtica cristiana. Porque no hay nada peor que
ser masa. Una joven como Adelaida, si es masa,
desmerece la vocación de un joven cristiano. Por
15

eso, pidamos todos para que Adelaida nunca sea


masa… Mientras hablaba veía que los papás
de Adelaida, y ella misma, prestaban atención
inusitada: los ojos abiertos a más no poder
y el rostro compenetrado en mis palabras. Y
continué mi exhortación en torno a esta idea.
Finalizó la Misa y me invitaron a un sencillo
lunch que habían organizado las directivas del
colegio. Y al compartir los refrescos con una
torta, uno de los tíos de Adelaida me preguntó:
Padre, su homilía fue muy interesante, pero, ¿Usted
conoce a la familia de Adelaida? Cuando aclaré
que no, explicando que sustituía al párroco
indispuesto, exclamó:
–¡Ah! ¡Ahora me explico!
–¿Qué se explica?
–Su homilía; porque en ella usted invitaba
con insistencia a ofrecer la Santa Misa para que
Adelaida no sea masa; y esto me sorprendió, porque
el apellido de Adelaida es Masa.
La confusión dio lugar a diversos comentarios
jocosos de los presentes, que se reían del
involuntario malentendido. Es más, la gracia
del hecho contribuyó para que hubiera simpatía
recíproca, lo que dio lugar a una amistad con
la familia… que me autoriza a transcribir el
suceso en estas páginas sin que Adelaida se
ofenda. Pero, volviendo a la cuestión, lo que
importa no es que los cristianos en el mundo
seamos muchos o pocos, sino que seamos
cristianos auténticos, es decir, fermento, luz…
16

Ten presente que siempre somos fermento,


que siempre contagiamos algo, que ninguna
de nuestras acciones es neutra, que todo lo que
hacemos influye visible o invisiblemente… por
la Comunión de los Santos. De modo que, si
somos destemplados, seremos fermento de gula,
ebriedad, libertinaje…; si mentirosos, de falta
de confianza; si apáticos, fermento de apatía;
si serviciales, fermento de servicio; si alegres,
fermento de alegría. Por eso te invito a que
nos preguntemos: en mi hogar, ¿soy fermento
de diálogo o de conversaciones monosilábicas?,
¿soy fermento de apatía o de alegría?, ¿soy
fermento de trato familiar afectuoso o de
reacciones ariscas a los besos, abrazos, saludos
y chistes…? Estas preguntas también nos sirven
para el examen en otros ámbitos de nuestra
vida: trabajo, club, amistades, parroquia, etc.
Los cristianos siempre somos fermento, porque
siempre influimos y contagiamos algo; pero sería
una pena que nuestros hermanos dijeran que
de nosotros recuerdan haberse contagiado sólo
de gripe, sarampión, varicela... Por tanto, a la
Virgen Santísima, que dándonos a Jesús marcó
un antes y un después en la historia, y a San
Francisco Javier, les pedimos que nos ayuden a
ser fermento, y no masa… ¡y aunque se enfade
Adelaida!
17

4 de diciembre
LA SOPA DE LETRAS

E n una recomendable novela, El Esbirro, su


protagonista principal dice que, cuando
tenía ocho años y asistía a la escuela elemental
en la Unión Soviética, su maestra entraba al
curso y los saludaba diciendo: Buenos días niños,
¡acordaos que Dios no existe!
También yo tenía ocho años un día en que,
cenando en casa de tío Sidney, sirvieron como
plato inicial sopa de letras, la que yo aborrecía de
modo instintivo; y como mi negativa a beberla
incluyó el propósito de resistir hasta la sangre,
tío Sydney comenzó a seducirme con un tierno
e inaceptable razonamiento: Querido sobrino:
bebiendo sopa de letras ¡aprenderás a leer más
rápido! Para simplificar la historia te diré que
la bebí por otro argumento más persuasivo: su
venerable y amenazante mirada. Y hoy agradezco
a Dios todos los días aquel poder argumental
de la mirada de tío Sidney, pues, en su defecto,
jamás hubiera llegado a ser lector apasionado.
Lo cierto es que, años después, con motivo
de mi formación sacerdotal, me topé con la
Teodicea: ciencia que estudia la existencia de
Dios. Un día el catedrático explicó las cinco
demostraciones de Santo Tomás de Aquino que
explican racionalmente la existencia de Dios;
y, al explicar la quinta vía (orden intrínseco
del Universo), dijo: “Imagínense un cocinero
18

preparando sopa de letras para veinte invitados,


y que, al servir el contenido de la sopera, ésta se
vuelca accidentalmente sobre el mantel. Si la sopa
de letras derramada dejara espontáneamente
impreso sobre la mesa nuestro Himno Patrio…
Oíd mortales el grito sagrado: ¡Libertad, libertad,
libertad!…, todos exclamarían: ¡Milagro! Y si un
invitado llegase tarde y se encontrara con esos
versos impresos en el mantel, pensaría: En mi
ausencia ustedes compusieron las estrofas. Pues
bien, desde las perspectivas del azar (casualidad)
y el orden (causalidad), en el Universo material
hay perfecciones naturales más inexplicables
que las de este himno sopero. Por ejemplo, los
trilobites son animales marinos que miden sólo
ocho centímetros, y que debajo del agua enfocan
las lentes de sus ojos para visualizar objetos sin
distorsiones, porque sus lentes oculares se rigen
por admirables leyes matemáticas descubiertas
en 1956… descubrimiento que los trilobites
tenían plasmado en su organismo quinientos
millones de años antes. De modo que, si nos
admirásemos ante las estrofas de unos versos
patrios formados casualmente por el hipotético
vuelco de una sopa de letras sobre la mesa…
¡¿cuánto más deberíamos quedar impactados
ante la perfección de los trilobites que, además
de no ser hipotética sino real, estadísticamente es
mucho más inexplicable?! El orden del Universo
invita a considerar que algún Ser inteligente
fue el autor que ordenó los millones de millones
de subsistemas físicos y matemáticos que rigen
19

el sistema de la Creación, de manera que, si


el comensal tardío sólo pudiese aceptar como
hipótesis lógica: que se aprovechó su ausencia
para ordenar las letras e intentar sorprenderlo,
jamás podrá afirmar que las perfecciones del
Universo son fruto del azar… pues ni el conjunto
de la humanidad complotada sería capaz de
ordenar el Universo, porque esto implicaría
tener una fe superior a la de todos los santos
juntos… ¡demasiado pedir! Por tanto, la quinta
vía de Santo Tomás de Aquino enseña que, de la
simple observación del orden universal, se puede
deducir la necesidad de un Ser inteligente, y, si
este Ser es invisible, no por eso debe rechazarse su
existencia: los beduinos que encuentran huellas
de camellos en el desierto pero sin visualizar
dromedario alguno, no vacilan en aceptar que
algún camello pasó por allí.
* * *
Ya decía San Pablo que a Dios no se lo ve
directamente, sino a través de las criaturas:
Desde la Creación del mundo, lo invisible de Dios,
su eterno poder y divinidad, son conocidos en sus
obras8. Pero descubrir a Dios en sus obras exige
una cierta dosis de admiración, ajena al espíritu
del hombre mediocre, al que Chesterton define
como el que se encuentra ante lo sublime, pero
sin darse cuenta”. Y así concluyó el profesor su
explicación.
8
Romanos 1, 20.
20

Para hablar con Dios, de modo personal, al


hacer oración, hay que tener fe teologal, la cual
se apoya en la razón y la perfecciona, o mejor,
la ilumina. Por tanto, si quieres afirmar tu fe en
Dios y difundirla, te sugiero que, cuando algo te
maraville por su orden y perfecciones, no dejes
de invitar a tus familiares y amigos a ejercitar un
sano espíritu de admiración… especialmente
si se trata de niños; y, también, a reflejar ese
orden divino en tu propia vida: rezando a
diario, cuidando los modales, esforzándote en
tu arreglo personal, siendo puntual, respetando
la palabra dada, cumpliendo bien tu trabajo…;
porque de este modo ayudarás a quienes te
rodean, desde la más tierna infancia, a vivir
la presencia de Dios; y, así, ellos y tú podrán
llegar al Cielo para entablar con Dios una eterna
amistad, la misma que espero haya logrado tío
Sydney… por quien siempre rezo con afecto.
21

5 de diciembre
EL GRAN PAPELÓN

E l Evangelio dice que un hombre de poca


estatura, jefe de publicanos, llamado Zaqueo,
se esforzaba por ver a Jesús, pero no podía, pues se lo
impedía la multitud 9.
En el mundo contemporáneo experimentamos
dificultad semejante a la de Zaqueo cuando el
obstáculo para la unión con Dios es la multitud
disfrazada bajo los atractivos de la moda y de las
conductas que dan lugar a la masificación...
No sólo los jóvenes, también los adultos,
decimos querer ser originales y auténticos, pero
la fuerza del entorno nos hace escuchar frases
del siguiente tenor: ¡Mamá!, soy la única a la que
no dejan ir… ¡Papá!, soy el único que debe regresar
a casa temprano… ¡Mamá!, me voy a vivir con
mi novio sin casarme porque me da vergüenza no
tener dinero para hacer una fiesta de casamiento
como la que hacen mis amigas…
Quienes habitamos el mundo reclamamos con
frecuencia el derecho a ser originales, pero luego
experimentamos pánico a tener que ser distintos
a los demás. Y es nuestro deber luchar contra
este obstáculo, tal como lo hizo aquel “petiso
funcionario” de la recaudación de impuestos,
quien, según el Evangelio, corrió y se subió a un
árbol por ver a Jesús10.
9
Lucas 19, 1-3.
10
Lucas 19, 4.
22

La masa humana le impedía a Zaqueo


alcanzar con sus ojos al Divino Maestro,
pero aquél hombre la superó subiéndose a un
sicómoro; y al pasar, Jesús alzó su mirada y le
dijo: Zaqueo, ¡baja pronto!, porque hoy quiero
alojarme en tu casa11. Como premio a su lucha
por superar aquel obstáculo que suponía la
multitud, Zaqueo recibió a Jesús en su hogar.
En la próxima Navidad Jesús quiere alojarse en
nuestra casa, pero no sólo como figura de un
Pesebre, también en nuestras almas en gracia, y
especialmente siendo recibido en la Eucaristía.
Por tanto, si hace tiempo que no te confiesas, te
sugiero que comencemos “ya” un buen examen
de conciencia.
* * *
Recuerdo cierta ocasión en que un sacerdote
cumplía cincuenta años, y decidió invitar a sus
colegas sacerdotes a los festejos. La invitación la
hizo estando presente unos cuarenta sacerdotes,
de los que más de treinta se comprometieron
para un almuerzo que tendría lugar el martes
siguiente, a las 12.30 hs. Llegado el día, el
esfuerzo puesto por el homenajeado y sus
feligreses amigos para agasajar a los invitados era
sorprendente. Había cuatro parrillas con brasas
y, sobre ellas, carne vacuna, una gigantesca pata
de cerdo y muchos pollos; también, sobre una
cruz de hierro al fuego vivo, un cordero en
11
Lucas 19, 5.
23

lenta cocción…; una mesa larga con manteles


de colores y diversas bebidas refrescantes,
vinos y múltiples botellas de agua, guirnaldas y
globos de colores; un souvenir sobre cada plato,
un mostrador repleto de postres, la música
folklórica y regional como fondo, empanadas
y fiambres como entrada, y, para servir, media
docena de matrimonios amigos del párroco que
con afecto fueron a colaborar.
La sonrisa que tenía el homenajeado reflejaba
que aquel día sería uno de los más felices de su
vida. Pero, a la hora prevista, se decidió esperar,
porque sólo habíamos llegado tres sacerdotes;
y tras una hora de espera, cuando ya no se
avizoraban esperanzas de que llegasen otros,
dimos comienzo al almuerzo… ¡con tan solo tres
invitados! Y debo reconocer que experimenté la
profunda vergüenza ajena y el gran “papelón” ante
la situación, pues el semblante del homenajeado
pasó de su profunda alegría a una comprensible
tristeza. Además, los pocos sacerdotes presentes
debíamos soportar las miradas que reflejaban
escándalo interior en los matrimonios que,
con defraudada alegría, habían hecho todos
los preparativos. Tal vez el error de quien
cumplía años fue hacer la invitación de modo
precipitado, genérico e informal. Lo mejor,
pensé, hubiera sido exigir confirmación explícita
de la asistencia. Pero el desaire infligido por los
ausentes, sea por negligencia, pereza… o alguna
justificación desconocida, ya estaba consumado.
24

Este hecho, semejante al que narra Leo Tresse


cuando refiere la historia del marido que,
menospreciando el magnífico almuerzo que
preparó su esposa, se marcha a jugar al golf
diciéndole que comerá algún sándwich en un
bar, se repite cada día cuando, en la Santa Misa,
al ofrecerse en sacrificio el Cordero de Dios que
quita el pecado del mundo, el templo está vacío, y
el Cordero que se ofrece en alimento de nuestras
almas es despreciado; y también cuando se
participa de la Santa Misa sin comulgar… por
haber sido negligente para confesarse cuando
era necesario.
Ciertamente, no comulgar cuando no estamos
debidamente preparados, es un acto de respeto y
de fe, pero, si pudiendo confesarte no lo haces…
¡qué pena! Por tanto, te sugiero que no dejes de
participar de la próxima Navidad comulgando,
y que si, para que tu comunión no sea un acto
incoherente debes confesarte, comiences a dar
los pasos necesarios. Porque, no olvides, Jesús
te dice lo mismo que a Zaqueo: Hoy quiero
alojarme en tu casa, es decir, en tu alma, en
tu hogar, en tu vida. Así que, ante la próxima
Navidad, te animo a que no defraudemos a
Jesús por vergüenza o pereza.
25

6 de diciembre
LA SELVA DE JUGUETES

Q uiero comenzar advirtiéndote que


debemos distinguir tres tipos de cruces…
entre otras:
 Las que son auténticas pruebas de dolor,
que Dios envía o permite.
 Las que no son tales, sino que Dios las
utiliza para obstaculizar proyectos en los
que nosotros nos empeñamos; pero que Él
rechaza; porque, tal como dijo Gamaliel a
quienes querían encarcelar a los apóstoles:
Si esta obra proviene de hombres se disolverá,
pero, si procede de Dios, no; y no sea cosa que
vayáis a estar luchando contra Dios12.
 Las que Dios envía para manifestar su deseo
de jugar con nosotros.
Respecto a este último punto: las cruces
que no son tales, sino Dios que quiere jugar
con nosotros para que seamos más tenaces y
constantes, te diré que lo dicho se encuentra
en el Antiguo Testamento, cuando se dice que
a Dios le gusta “jugar” con los hombres, todo el
tiempo, sobre el orbe de la tierra13.
Y esta cuestión me parece de interés especial
en este día, en el que la Iglesia recuerda a San

12
Hechos de los apóstoles 5, 35-39:
13
Proverbios 8, 30: Ludens omni tempore in orbe terrarum.
26

Nicolás… San Nikolaus o Santa Klaus, santo


que regalaba juguetes a los niños diciéndoles
que, si en Navidad confesaban y comulgaban,
recibirían a Cristo, el mejor regalo.

* * *

Un sábado por la tarde fui a una merienda en


casa de Santiago y Lucía; debía dar una “clase”
de catequesis familiar a matrimonios jóvenes…
todos con niños muy pequeños.
Mientras exponía, el suelo de la casa se había
transformado en una selva de juguetes, o, si se
prefiere, en un mar de juguetes. Todos, Juan y
Florencia, Nelva y Jerónimo, Fernán y Alejandra,
Florencia e Ignacio… habían venido con los
niños y sus respectivos juguetes… para que se
entretuvieran durante nuestra conversación.
Eran muchos juguetes… coloridos, sonoros y
de grandes dimensiones, aunque la mayoría de
poco valor. Pero era tal la cantidad dispersa por
el suelo que, quien deseaba ir de la cocina al
comedor, debía encarar la aventura de abrirse
paso en la jungla.
El clima de jolgorio infantil hizo que mi clase
tuviera que progresar en medio de una continua
batalla… de las que divierten a Dios, en la que
convivían “musiquillas” de juguetes, mamaderas,
conceptos teológicos, risas y llantos. En fin, la
casa parecía una ruidosa juguetería con adultos
intentando dialogar.
27

En cierto momento llegó a manos de Ignacio


una pelotita de su hija Cielo. La niña se la reclamó,
e Ignacio, con intención de hacerla jugar, se la
negó, lo que motivó que ella comenzase a trepar
a la silla de su papá para alcanzarla.
Mientras su papá estiraba el brazo alejando la
pelotita de sus manos, la niña escalaba la silla
para conseguirla y, cuando estuvo a punto de
lograrlo, Ignacio arrojó la pelotita por el aire a
Fernán… que estaba en la otra punta de la mesa.
Cielo giró su cabeza viendo la trayectoria aérea,
y al tomar conciencia de que su papá quería
jugar al igual que un cachorro al que se le arroja
una pelota para que la traiga, sonrió de modo
radiante y se puso en marcha, atravesando aquel
sitio, hacia Fernán, quien después de batallar
juguetonamente con Cielo un momento, lanzó
la pelota a Florencia… y así. Pero, los adultos
no siempre somos conscientes de los límites
temperamentales infantiles, por lo que, al poco,
Cielo se desanimó abruptamente y comenzó a
llorar. Para ella se había acabado el juego. ¡Nos
habíamos excedido!
En la vida hay contrariedades que demoran
nuestros planes y pueden impacientarnos, al
igual que a Cielo. Por ejemplo, un constructor
promete la casa para julio, pero en marzo del
siguiente año aún se espera la entrega, y la
familia lleva meses amontonada en casa de los
suegros… porque hubo que entregar la anterior
casa como parte de pago.
28

Las contrariedades y demoras que postergan


nuestros deseos y proyectos nos invitan a
considerar, entre otras, las dos posibilidades a
que hicimos mención: Dios quiere jugar con
nosotros, como Ignacio con Cielo; o Dios no
quiere que prospere el proyecto en que estamos
empeñados, porque lejos de formar parte de su
voluntad, lo estima un capricho nuestro... tal vez
un capricho bueno, pero capricho al fin.
Un cristiano debe distinguir los fines y la
misión. Fines son las metas que uno se propone
en la vida; en cambio, misión son las cosas que
Dios quiere que hagamos: hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo. A veces sucede que
los hobbies, deportes, idiomas, viajes, carreras
universitarias, trabajos… que no pudimos
desarrollar otrora por exigencias del hogar o
de la vida en general, se despiertan en nuestra
adultez como deseos vehementes. Estos deseos
puede que sean un deseo que tiene Dios de
jugar con nosotros, pero también podría ser su
más firme oposición a que tengan éxito nuestros
fines caprichosos.
29

7 de diciembre
AMBROSIUS

E n el año 374, la diócesis de Milán debía


elegir obispo. Había una profunda
división entre los católicos y los arrianos
(católicos herejes). En razón de las tensiones,
Ambrosio, alcalde de la ciudad, acudió al rito de
elección, aunque aún no estaba bautizado, para
calmar los ánimos. Ya en el interior de la Basílica
pronunció un discurso conciliador que, según la
tradición, fue interrumpido por la exclamación
abrupta de un niño: Ambrosius episcopus!
Al escuchar aquel nombre con fuerza, los
católicos y los arrianos, que pugnaban por
nombrar obispo a uno de los suyos, apoyaron
el pedido por aclamación. Ambrosio se opuso
por no considerarse preparado para esa tarea,
pues ni siquiera estaba bautizado. No obstante,
el Emperador lo convenció, de modo que un
30 de noviembre recibió el Bautismo, los
días siguientes la Confirmación, la Eucaristía
y el Orden sagrado, y el 7 de diciembre, la
Consagración Episcopal.
En pocos años Ambrosio sería gran obispo,
gran santo, gran teólogo (uno de los treinta y
cinco reconocidos por la Iglesia) y, por si fuera
poco, con su predicación convertiría, nada más
y nada menos, al mismísimo San Agustín; y con
su ejemplo ayudaría a su hermana Marcelina a
llegar a ser Santa Marcelina.
30

Ciertamente sorprende la velocidad con que


Ambrosio recibió todos los sacramentos (una
semana); aunque, para los tiempos de Dios, la
unidad de cómputo no es ni los minutos ni
las horas sino la correspondencia a la gracia: ser
obediente a todo lo que Dios me pide; puesto
que el solo paso del tiempo, por sí solo, lo único
que garantiza a los seres humanos es una mayor
posibilidad de padecer enfermedades seniles. La
madurez no se logra sólo con el tiempo, sino
con el paso del tiempo correspondiendo a la gracia.
* * *
En referencia a los años de juventud, dice San
Lucas que Jesucristo crecía en sabiduría, en edad
y en gracia, delante de Dios y de los hombres14,
programa de vida excelente para quien desee
madurar en la vida cristiana. Este concepto
de juventud se refiere no sólo a la edad física,
porque los ancianos también pueden, y deben,
crecer en sabiduría (ver todo con los ojos de
Dios), en edad (decisiones sabias) y en gracia
(ser fieles a la voluntad de Dios).
Ejemplo de este concepto de juventud nos
ofrece un digno y santo sacerdote, el venerable
Ruidabra, quien interrogado en su ancianidad
sobre cuántos años tenía, solía responder con un
escueto ¡poquets!, lo que en dialecto valenciano
significa ¡pocos!, los que llevo sirviendo a Dios15.
14
Lucas 2, 52.
15
Cf. San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, cap. 1.
31

Aquel hombre tenía plena certeza de que


nada perfecciona tanto la personalidad como la
correspondencia a la gracia16; y algo semejante
dice el salmista: Si entiendo las cosas mejor que
mis maestros es porque medito tus enseñanzas; y si
soy más sabio que los ancianos, es porque procuro
cumplir tus mandamientos17. Porque la sabiduría
llega menos por el paso de los años y más por
la respuesta positiva al querer de Dios. De allí
que, unas buenas preguntas para tu examen
de conciencia, podrían ser: ¿cuántos años de mi
vida se pueden computar como servicio a Dios?,
¿cuántos años tengo a los ojos de Dios?, ¿cuántas
fueron hoy mis horas de amor servicial a Dios y a
los demás?
Hay que aprovechar el tiempo; y el modo
más eficaz de hacerlo comienza por mantener
hoy el firme propósito de vivir en gracia de Dios
y actuar en consecuencia desde el comienzo,
con un saludo sonriente al despertar; y, luego,
poniendo en práctica, una y otra vez, aquel
pórtate bien “ahora”, sin acordarte de “ayer”, que
ya pasó, y sin preocuparte de “mañana”, que no
sabes si llegará para ti18.
Hay santos que vivieron poco tiempo, pero
amaron mucho a Dios, por ejemplo, la venerable
Nennolina… que murió a las seis años, o Santo
Domingo Savio… que falleció a los quince.
16
San Josemaría Escrivá, Surco, 443.
17
Salmo 118, 99-100.
18
San Josemaría Escrivá, Camino, 253.
32

Dios llamó a su presencia a estas almas cuando,


exprimidas como un limón, dieron todo de sí en
plena infancia o juventud. Si bien sus muertes
dan pena humanamente, por la fe son acogidas
con alegría, pues tenemos certeza de que Dios
no actúa como un cazador que espera el menor
descuido del animal para asestarle un tiro; Dios es
como un jardinero, que cuida las flores, las riega,
las protege, y sólo las corta cuando están más bellas,
llenas de lozanía. Dios se lleva a las almas cuando
están maduras19.
Tampoco olvides que otro modo de aprovechar
el tiempo es vivir siempre en gracia de Dios, en
amistad con Dios; estado que tiene como gran
enemigo al pecado mortal. Al respecto Santo
Tomás de Aquino decía a un amigo: Hay algo
que nunca comprenderé, ¿cómo puede ser que
haya cristianos capaces de irse a dormir en pecado
mortal? Esto no voy a comprenderlo jamás20. Para
que podemos sumar días y años sirviendo a
Dios, lo primero es lograr que nuestra alma esté
siempre en gracia. Por tanto, al irte a dormir
examínate: ¿estoy en gracia de Dios?, ¿no es hora
de que vuelva nuevamente, sin excusas, y con una
confesión sincera, a la casa del Padre?

19
Cf. San Josemaría Escrivá, Hoja Informativa, Monseñor
Escrivá de Balaguer, Roma I/1975.
20
Beistro, K., Pequeño anecdotario tomista, Madrid 1947, n. 35.
33

8 de diciembre
LUBOVATSJA

L a fiesta solemne de la Inmaculada


Concepción hace referencia al primer
instante de la vida de la Virgen, aquel en que
fue gestada dentro del vientre de su madre. Esta
fiesta se relaciona con la del 8 de septiembre,
que conmemora el cumpleaños de María. El
interregno de nueve meses, entre las dos fiestas,
representa el embarazo que siguieron con
atención sus papás, los santos Joaquín y Ana.
Hay muchos modos de honrar a María en
este día; y el mejor, teológicamente hablando,
es participar de la Santa Misa. Pero me quiero
detener en uno que fue practicado por muchos
santos: las miradas de amor a sus imágenes.
Dicen que sólo en un 15 % de los casos la
comunicación entre seres humanos es verbal y
explícita, pues el 85 % restante se lleva a cabo
por medio de gestos, silencios… y miradas:
con la mirada me lo dijo todo; de modo que,
además de amar a la Virgen con misas, rosarios
y avemarías, podemos amarla al mirar sus
imágenes.
El ruso tiene una palabra, lubovatsja, cuyo
significado es amar con la mirada; trátase de
una simpática expresión idiomática que, a
diferencia de otras lenguas, formula de modo
34

verbal y exacto la acción de mirar amando21. Y si


son tantas las imágenes de María en el mundo,
nuestros actos de amor con la mirada (lubovatsja)
también deberían ser incontables; además, amar
a la Virgen con miradas es un magnífico modo
de reparar los ataques del laicismo secularista,
que de modo anacrónico e iconoclasta pretende
expulsar las imágenes y los símbolos religiosos
de las escuelas, tribunales, hospitales, edificios
públicos y… ¡templos!
Ciertamente estos iconoclastas no son clásicos,
es decir, no son de los que rechazan la distinción
católica entre rezar “a” las imágenes y hacerlo
“ante” ellas; ni tampoco de los que no reconocen
que los católicos adoramos en sentido absoluto
sólo a Dios… pues a la Virgen y a los santos
los veneramos con un culto que es relativo…
los veneramos en cuanto son las mejores
fotografías que tenemos de Dios en la tierra.
Estos iconoclastas contemporáneos tienden a
echar a Dios de la vida pública de los pueblos,
para recluirlo en los hogares y en la vida privada,
negándole el derecho a velar por la sociedad con
la ayuda de su gracia.
* * *
Para venerar a Santa María, la Iglesia católica
no espera que nazca, sino que lo hace desde el
mismo momento de su Concepción. Este culto,
que se remonta hasta los primeros cristianos,
21
Cf. Pieper, Josef, El amor, Madrid 1971, p. 36.
35

tiene máxima actualidad en el mundo de hoy,


pues las legislaciones paganas presentes en
muchos países de la Tierra tienden a desconocer
el derecho a la vida desde el momento de la
concepción.
Hoy, más que nunca, la Iglesia pregona la
defensa y alabanza de la vida desde el primer
instante de la concepción (fecundación). A su
vez, ante la difusión de la reprobable práctica de
la fecundación in vitro, nuestra fe exalta el derecho
a la vida de todos los embriones humanos, con
independencia de que su gestación haya tenido
lugar dentro o fuera del cuerpo de una mujer, ya
que los católicos afirmamos que todo embrión
humano es persona; y que, para ser reconocido
como tal, no importa si su génesis fue in vitro
o in utero.
Además, los católicos tampoco podemos
dejar pasar por alto que los embriones humanos
a que aludimos son sometidos a una biopsia
embrionaria desde que tienen entre seis y ocho
células, procedimiento por el que se les extraen
una o dos células totipotenciales para examinarlas
y constatar si están en buen estado, porque si
están dañados, o no son aptos para un embarazo,
se los descarta.
Esta biopsia embrionaria es trágica, pero no
sólo por la indigna selección eugenésica que
obliga a los embriones a tener que aprobar un
control de calidad para sobrevivir, sino porque
cada una de estas células totipotenciales extraídas
36

para la biopsia es también un embrión humano


(unicelular) que será víctima de la matanza
numéricamente descomunal que conlleva todo
proceso de reproducción artificial22.
Estos niños unicelulares, que a diario se
eliminan por miles, son forzados a carecer
de la redención del pecado original por la vía
ordinaria del Bautismo; por tanto, en este día
paradójico, en que al tiempo en que festejamos
desde la salida del sol hasta el ocaso la Concepción
Inmaculada de la Virgen María… por haber
sido exenta del pecado original, miles de niños
son privados de la gracia del Bautismo, te
animo a que invoquemos a Dios para que, en su
misericordia, les conceda a estos niños, por otros
caminos misericordiosos, la gracia del Cielo23; y
también te sugiero que reces por la conversión
de quienes realizan, promueven o solicitan estas
prácticas reprobables…, sobre todo para que
Dios ilumine a quienes las llevan adelante, y
en no pocos casos, con cierta ignorancia de la
inmoralidad de los hechos.

Cf. Aquino, Jorge y Chiesa, Pedro, Sobre si en


22 

cada proceso de fecundación in vitro mueren 23, 46,


69 o más embriones humanos: El status jurídico de los
embriones unicelulares de la biopsia preimplantatoria,
Revista El Derecho, Suplemento de Derecho Criminal,
n° 13.244, Buenos Aires, 2013.
23 
Catecismo de la Iglesia Católica, n° 1261: “En cuanto a los
niños muertos sin Bautismo la Iglesia sólo puede confiarlos a
la Misericordia Divina”.
37

9 de diciembre
APOLO XI

D ice Jesús que todos debemos ser santos:


Sed perfectos como vuestro Padre celestial
es perfecto24. Este llamado subyace en el interior
de toda persona; y, en lo que a mí respecta, la
conciencia de esa invitación divina removía
mi interior cuando de pequeño leía biografías
de santos, porque ¡quería imitarlos! Pero yo era
víctima de una garrafal confusión, pues estaba
convencido de que ser santo implicaba no pecar
jamás. Así fue que, durante años, cada intento
por ser santo resultaba un fracaso rotundo e
inmediato.
Siempre que llegaba el primer día del año,
interiormente me decía: ¡Ahora empiezo! ¡Nunca
más volveré a pecar!; pero, antes de que acabara
el día, la mentira, la envidia, el malhumor, la
pereza… hacían que mi propósito diera por
tierra; y los reiterados fracasos me hicieron
concluir con un pesimismo próximo a la herejía:
¡Es imposible! ¡Yo no fui creado para ser santo!
Hasta que descubrí que la Biblia no define al
santo como quien no peca, ni tampoco como
quien peca siete veces al día, sino como quien peca
siete veces al día, y otras tantas se levanta25. Por
tanto, el cristiano no debe temer ni desanimarse
ante sus caídas reiteradas.
24 
Mateo 5, 48.
25 
Proverbios 24, 16.
38

* * *
El 20 de julio de 1969 el hombre llegó a la
Luna. El astronauta que pisaría por primera
vez nuestro satélite, Neil Armstrong, diría a
los millones de televidentes que en el mundo
seguían la transmisión del hecho: Esto es un paso
pequeño para el hombre, pero un salto gigantesco
para la humanidad. Luego, tras descender
Edwin Aldrin, los astronautas recogerían
piedras y diversos materiales con escobas y palas,
cuidando no inclinar sus cuerpos pues, aunque
la gravedad lunar fuera seis veces inferior a la de
la Tierra, el peso de sus trajes era veinte veces
mayor. Si por accidente caían, no se podrían
reincorporar; por tanto, para no contemplar
con nostalgia, y para siempre, desde aquel
sitio lejano, a nuestro querido planeta Tierra,
anduvieron con pies de plomo.
Popularmente se dice que es más fácil salir de
un error que de una confusión, y confusión era la
que yo tenía por pensar que la santidad consistía
en ser una especie de astronauta que nunca cae.
Pero, afortunadamente, un día Dios me hizo ver
la verdad evangélica en su sentido más profundo:
La santidad no consiste en no pecar, sino en el
firme propósito de no quedarnos nunca tirados, de
modo consciente, ¡ni siquiera por un segundo!, en el
suelo. A esta conclusión, para mí conmovedora,
llegué tras meditar una definición que daba de
sí mismo San Josemaría Escrivá: Soy un pecador
que ama a Jesucristo, frase que le oí repetir en
39

numerosos encuentros filmados con personas


de diversas partes del mundo. La santidad en la
tierra no sólo no excluye el pecado…, sino que
lo presupone. Por algo dijo Jesús que todos los
días rezáramos: perdona nuestras ofensas.
Además, la doctrina católica enseña que, aun
cuando contemos con la gracia de los sacramentos
y con la ayuda de la Iglesia, nadie puede pasar
por esta vida sin pecar. Es cierto que se pueden
evitar siempre, en la vida ordinaria, todos los
pecados mortales, pero también es verdad de fe
que la fragilidad humana nos impide, excepto
un privilegio especial… como el de la Virgen,
rechazar todos los pecados veniales a que somos
proclives por el Pecado original, el cual, pese
al Bautismo, mantendrá abierta la herida en
nuestra alma hasta el final de nuestra existencia.
El ideal de santidad sin pecado (sin caídas)
es un ideal herético que, para nuestro consuelo,
fue solemnemente reprobado el 13 de enero
de 1547 por el Concilio de Trento: Si alguno
dijere que el hombre, una vez redimido (…),
puede en su vida entera evitar todos los pecados,
aun los veniales, sin un privilegio especial de Dios
como el que, según enseña la Iglesia, se le confirió
a la Santísima Virgen María, queda condenado26.
La santidad sin pecado (sin caídas) no forma
parte de la vocación ordinaria a la santidad; en
cambio, la lucha continua contra los pecados
26 
VI Sesión del Concilio de Trento, Condena n° 23 (cf.
Denzinger, 823).
40

cotidianos (caer y levantarse), sí forma parte de


la santidad de vida de un cristiano corriente.
Por tanto, la aguja del termómetro de la
santidad es aquella que contabiliza la cantidad
de veces en que respondemos positivamente
a la gracia de Dios, levantándonos a diario,
conforme a las siguientes características:
 Levantarnos siempre e inmediatamente.
 Levantarnos sin esperar el día de mañana.
 Levantarnos sin esperar el 1° de enero.
 Levantarnos sin esperar el lunes.
 Levantarnos con energía.
 Levantarnos con propósito de reparar.
El grado de santidad al examinar nuestra
conciencia por la noche, dependerá no sólo de
nuestras buenas obras, también del levantarnos
luego de las caídas. Por tanto, sugiero que
contabilicemos no sólo las caídas, también las
veces en que nos hemos recuperado poniéndonos
de pie. Porque cuantas más veces nos levantemos,
cuanto más inmediata sea nuestra reacción,
cuanto mayor sea la energía con que volvamos
a la lucha, y cuanto mayor y más pronto sea el
propósito de reparar, ¡más santidad registrará tu
termómetro!
41

10 de diciembre
CHOCOLATE CON CHURROS

L levé la comunión a un enfermo internado


en un hospital. Al salir de la habitación,
un hombre sentado en el pasillo, con aire sereno
y triste, se acercó y me dijo:
–Padre, ¿tiene un momento?
–Lamentablemente no, me esperan para celebrar
Misa a un matrimonio que cumple Bodas de Oro.
–Vaya, no se preocupe –me dijo con tono
amable…
Pero, al continuar mi camino, un golpe de
gracia me hizo volver sobre mis pasos y le dije:
–Si me dice qué necesita, tal vez tenga tiempo.
–Es mi esposa, está en este cuarto… Lo vi a
Usted con sotana y recordé que no habíamos
llamado a ningún sacerdote… Tal vez pueda darle
una bendición.
Entré a la habitación. La mujer, que estaba
débil por un cáncer terminal, al verme esbozó
una sonrisa de alivio… Le alegró mi presencia
inesperada. Me pidió confesarse. La confesé, le
di la Unción de los Enfermos y la Comunión, y
le prometí pasar al día siguiente para conversar
con más tiempo. Cuando volví, me enteré de
que, minutos después de haberla asistido,
había muerto. Entonces vino a mi mente la
doble advertencia de Jesús: En verdad os digo,
que cuántas veces habéis hecho eso con uno de
42

mis hermanos más pequeños, conmigo lo habéis


hecho27. Y la contrapartida: En verdad os digo,
que cuantas veces no habéis hecho eso con uno
de mis hermanos más pequeños, conmigo habéis
dejado de hacerlo28. Este episodio lo traigo con
frecuencia a mi memoria porque me hizo pensar
que muchas veces podríamos estar pasando
junto al prójimo, acelerados, sin darnos cuenta
de que allí nos espera Jesús.
* * *
Un sábado invernal en que hacía mucho frío,
una señora estaba sentada en la mesa de un bar
junto al ventanal que daba a la calle. Esperaba a
una amiga con la que había acordado desayunar
a primera hora. Ésta le habló por teléfono
para avisarle que un imprevisto le impedía ir.
Entonces, ella, dispuesta a desayunar sola,
llamó al mozo y le pidió un chocolate caliente
con churros. De repente, mientras revolvía el
chocolate, vio a un niño mendigo –unos diez
años–, que con su rostro pegado a la ventana
miraba con pasión insaciable el chocolate
caliente y los churros.
El niño presionaba su rostro en el ventanal
para ver los manjares que estaban a centímetros
de sus ojos. La mujer, al ver el rostro infantil
deformado por el vidrio, sintió compasión, pues
vino a su memoria la melancólica letra del tango
27 
Mateo 25, 40.
28 
Mateo 25, 45.
43

Cafetín de Buenos Aires, que refiere un episodio


semejante: De chiquilín te miraba de afuera,
como esas cosas que nunca se alcanzan, la “ñata”
contra el vidrio, en un azul de frío… Entonces,
una ráfaga iluminó su conciencia: ¡Lo invito a
desayunar! Le hizo señas al niño y éste ingresó
al bar:
–¿Quieres desayunar conmigo?
–No puedo, tengo que cuidar a mis dos hermanos
pequeños que están afuera.
–Diles que vengan.
El niño volvió pronto con ellos. Tenían siete
y ocho años. El mozo trajo churros, jugo de
naranja, café, leche, mermelada, sándwiches y
alfajores. Fue el mejor desayuno de sus vidas.
Se comportaron con respeto y elegancia, y
le confiaron a la buena señora la dureza de
sus vidas callejeras y de los estudios escolares
abandonados.
Una vez satisfechos, la mujer pagó la cuenta y
despidió a cada uno con un beso. El último fue
el mayor, que luego de saludarla salió corriendo
en pos de sus hermanitos que habían ganado
la calle. Pero, cuando el niño llegó a la puerta
del local, la mujer lo llamó con voz fuerte: ¡Un
momento! ¡No me has dicho tu nombre! ¿Cómo te
llamas? El niño se dio vuelta y respondió: Yo me
llamo Jesús –y salió corriendo. Aquella mujer
sintió una “sana” puñalada en su conciencia…
y en su corazón: ¡Jesús! ¡Jesús!... ¡Estuve con Jesús!
44

Días después, vino la mujer a contarme el


episodio y a preguntarme si habría sido simple
casualidad. Le dije que, efectivamente, podría
ser simple casualidad; pero le advertí que,
quienes creemos que Dios gobierna al mundo
con su Providencia infinita y adherimos a la idea
de que “casualidad” es un seudónimo que utiliza
Dios cuando trabaja de incógnito (Chesterton),
nuestra primera sospecha debe apuntar a una
moción del Espíritu Santo, que se vale de
sucesos cotidianos para invitarnos a vivir la
caridad con desconocidos a quienes vemos de
modo ocasional… o sólo una vez en la vida.
A Dios le complacen los gestos de caridad
al paso, razón por la cual dijo: Os aseguro que
cualquiera que diere de beber a unos de estos
pequeños, aunque sólo sea un vaso de agua fresca,
por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa29.
Aquel niño no era Jesús, pero sí una invitación
de Jesús a vivir la caridad con cualquier prójimo
que se cruce en nuestro camino. Por eso, en esta
Navidad pidámosle a Dios que los llamados
ocasionales a vivir la caridad sean permanentes
en nuestras vidas, y no como las luces de los
árboles navideños que se encienden y apagan
de modo intermitente; para que tampoco sea
intermitente nuestra correspondencia generosa
a sus mociones.

29 
Mateo 10, 42.
45

11 de diciembre
PONTIFEX

S i “Pontífice” viene de Pontifex, término


latino que significa “constructor de puentes”,
Juan Pablo II fue Pontifex supremo, pues con su
alegría y buen humor, olvidando todas las cruces
de la vida, estableció lazos de comunicación,
caridad, perdón y concordia entre los hombres.
Y la Navidad es tiempo muy apropiado para que
vivamos este espíritu de constructores de puentes.
Porque seguro que, en nuestras relaciones sociales
y familiares, habrá puentes que reparar, y estamos
a tiempo. Al respecto, para valorar esa tarea
heroica de construcción de puentes, ya que los
santos son algo así como un evangelio encarnado,
te haré mención breve a ciertas anécdotas de la
vida de Juan Pablo II que sirven de guía:
* *
Cuando el socialista y ex-jefe del Estado
italiano, Sandro Pertini, cumplió noventa años
de agnóstica vida, la prensa lo entrevistó:
–Señor Pertini, en este cumpleaños, ¿cuál fue su
mayor alegría?
–Mi mayor alegría fue al despertarme, cuando
el primer llamado telefónico recibido, para
felicitarme, era de mi mejor amigo: Juan Pablo II
(Evangelio vivido que consolida puentes sobre
los barrancos de las fronteras ideológicas).
46

* *
Unos prelados del Vaticano escuchan acercarse
al Papa arrastrando sus pies rumbo al comedor
donde tendría lugar la cena, y al llegar, alguien
le dijo:
–Santo Padre, Ud. debe descansar más.
–Un Papa, a esta hora, no tiene derecho a no
estar cansado.
* *
Unos jóvenes universitarios reunidos en
Roma se agolpan en torno a Juan Pablo II
con entusiasmo desaforado. El Papa avanza
intentando llegar al estrado para leerles un
discurso, pero los jóvenes lo obstaculizan con
su pugna por saludarlo y besar sus manos, al
tiempo que gritan con ardor: ¡Viva el Papa!,
¡Viva el Papa!... Y Juan Pablo II, tras llegar
jadeante al estrado, les responde con una
sonrisa: ¡Todavía vivo, después de haber pasado
entre vosotros! (Humor que no es improvisación
sino santidad de vida).
* *
Como en las Naciones Unidas se actuó
arbitrariamente para imponer un proyecto de
planificación familiar que implementaba el
aborto como método de control demográfico
(Reunión del Cairo, 1994), Juan Pablo II salió
pronto del hospital donde lo habían operado de
un accidente en su cadera, y desde los balcones
47

de su oficina de trabajo, decía: He querido


regresar al Vaticano, aún convaleciente, para
luchar contra un proyecto de la Organización de
las Naciones Unidas que pretende destruir a la
familia en la próxima Conferencia Internacional
del Cairo (Hablar según la propia conciencia y
sin miedo a los poderes de la tierra… y logrando
consenso internacional para que el aborto no
fuese admitido como política).
* *
Un cierto tiempo después de su salida del
hospital, tras haber sido baleado en 1981, visitó
y perdonó al turco Alí Agca (Caridad heroica).
* *
En la República Checa canonizó a un mártir
católico quemado en la hoguera, siglos atrás, por
los protestantes. Y los protestantes de aquel sitio
replicaron (pocas horas después) inaugurando
un monumento a calvinistas quemados en la
hoguera por los católicos. Y de este acto, en el
que hizo su “sorpresiva aparición” Juan Pablo II,
aún se recuerdan los ojos electrizados de positiva
y absorta emoción por parte de Ian Midriacz,
el Obispo Calvinista, quien confesó que ni
remotamente esperaba su silenciosa presencia
como respeto a las víctimas de la injusticia
infligida por incoherentes católicos.
* *
48

Su devoción por los sacramentos, su amor a


la Virgen, su espíritu deportivo (montañismo,
esquí, remo, fútbol, tenis, natación....), su
vocación por el trabajo y su capacidad idiomática
(lenguas eslavas, inglés, francés, italiano,
latín, griego, portugués, alemán, español...),
le permitieron a Juan Pablo II ser un santo y
auténtico pontifex, un verdadero constructor de
puentes de la humanidad.
49

12 de diciembre
EMPERATRIX AMERICAE

H oy festejamos a la Virgen de Guadalupe,


Emperatriz de América y Patrona de los
niños por nacer. Esta advocación venera una
pintura donde la Virgen está embarazada. La
historia dice que el 9 de diciembre de 1531 la
Virgen se apareció a Juan Diego pidiéndole que
transmita al obispo Juan de Zumárraga su deseo
de que se construyera un templo en Tepeyac.
El obispo exigió al indiecito una prueba de la
aparición. Juan Diego llevó a María el mensaje,
y Ésta, haciendo brotar fuera de estación un
jardín de rosas en pleno cerro inhóspito, le dijo
a Juan Diego que extendiera su tilma (poncho)
para llenarla con flores que serían prueba de la
aparición. El indiecito desplegó su tilma ante el
obispo y, al tiempo en que caían al piso las flores,
aparecía milagrosamente retratada la imagen de
la Virgen sobre la rústica tela.
En la segunda mitad del siglo XX se hicieron
estudios oftalmológicos en los ojos de María de
la tilma, y se observó que, mientras al acercarles
una luz de linterna las pupilas se contraían,
al retirarla se volvían a dilatar… ¡como en un
ojo vivo! Y también se descubrió que poseían
los tres efectos de refracción de imagen propios
de un ojo humano real. Por su parte, el doctor
Enrique Graue, dijo: Examiné los ojos con un
oftalmoscopio de alta potencia y pude apreciar que
50

tenían la profundidad propia de un ojo vivo, pues


se triplicaba la imagen en la córnea y en las dos
caras del cristalino”30.
Luego, en el año 1979, con lentes de aumento
potenciados en una escala 2.500 veces superior
al tamaño real, se examinó el iris de los ojos y,
con procedimientos matemáticos y ópticos, se
pudieron identificar doce personajes impresos:
un indio sentado, un hombre anciano de barba
blanca… muy semejante al obispo Juan de
Zumárraga, un hombre joven… el intérprete
traductor González, un indio de barba y bigote
que abre su manto ante el obispo… Juan Diego,
una mujer de rostro oscuro, una mujer negra…,
un hombre de rasgos españoles que mira
pensativo acariciándose la barba con la mano, y
otros. En definitiva, en los ojos de la imagen de
la Virgen de Guadalupe está impresa una especie
de instantánea de lo que sucedió en el momento
del milagro, pues todo coincide llamativamente
con cada uno de los protagonistas que aparecen
en los cuadros de época pintados siglos atrás por
artistas que intentaron inmortalizar el hecho.
* * *
En la pintura de la Virgen de Guadalupe,
María tiene una faja de armiño que recubre
su vientre. Según costumbre de la época, esta
30 
Para una aproximación a las cuestiones científicas sobre el
manto, cf. Benítez, J., El misterio de la Virgen de Guadalupe,
México, Planeta, 1982.
51

faja la llevaban las mujeres embarazadas; y un


notable hecho tuvo lugar cuando un afamado
ginecólogo investigó la pintura colocando su
estetoscopio debajo de la faja de armiño, pues
percibió latidos rítmicos de corazón humano
a velocidad de 115/120 pulsos por minuto…
equivalentes a los de un niño en el vientre de su
madre. ¡¿El corazón de Jesús latiendo?!
Esta fiesta de la Virgen de Guadalupe, Patrona
de los niños por nacer, encaja al dedillo en un
mes como diciembre, cargado de profundo
significado bioético, pues el 25 de diciembre
se festeja el nacimiento del Niño Jesús, el
8 de diciembre la concepción Inmaculada
de María en el vientre de Santa Ana, el 28
de diciembre a los Santos Inocentes… que
murieron asesinados, tal como sucede hoy con
las campañas nacionales e internacionales en las
que los estados atacan la vida, masivamente, en
sus primeros estadios.
Ya lo decía Juan Pablo II en el Año
Internacional de la Familia: Dice el Evangelio:
“Venid, benditos de mi Padre... porque tuve
hambre y me disteis de comer…”, relación que
podría alargarse con otras semejantes: “Fui niño
no nacido y me acogisteis permitiéndome nacer,
fui niño huérfano y me habéis adoptado...” Y
también: “Ayudasteis a las madres que dudaban en
dar vida por fuertes presiones; ayudasteis a familias
numerosas en dificultad…”; pero la sentencia del
evangelista San Mateo va acompañada de otra
52

grave y aterradora: “Apartaos de mí... porque tuve


hambre y no me disteis de comer…” relación en
la que Jesús se presenta como hombre rechazado:
“¡No me habéis recibido!”, juicio que es imputable
también a instituciones sociales, gobiernos y
organizaciones internacionales31.
Ante la próxima Navidad debemos hacer
un profundo examen de conciencia que yo
sintetizaría con estos interrogantes: ¿estudio
las cuestiones bioéticas debatidas en la vida
contemporánea: aborto, eutanasia, fecundación
in vitro…? ¿Soy capaz de pregonar la doctrina
católica defendiendo la vida humana en los
areópagos contemporáneos, o debo escuchar
en silencio a quienes la corroen porque no sé
fundamentar mis ideas? ¿Rezo en desagravio
por tantos niños que mueren sin ver la luz del
mundo, pidiendo para ellos la gracia del Cielo?

31 
Juan Pablo II, Carta a las familias, n° 22, Vaticano 1994; el
pasaje comentado corresponde a Mateo 25.
53

13 de diciembre
LUSSEKATTER

Trajeron a Jesús un ciego rogándole que lo


tocase. Él lo tomó de la mano, lo llevó fuera
de la aldea, le untó con saliva los ojos, le impuso
las manos y le preguntó: ¿Ves algo? El hombre
respondió: Sí, veo a los hombres como árboles
que caminan. Le volvió a imponer sus manos y,
recuperando la vista, el ciego comenzó a ver todo
claramente; y Jesús le dijo: Ve a tu casa y no entres
en la aldea32.
* * *
El 13 de diciembre es la fiesta de Santa Lucía,
joven de veinte años a la que, como parte de
los tormentos, le arrancaron sus ojos. La historia
dice que, milagrosamente, siguió viendo; de allí
que se la nombró patrona de los oftalmólogos
y es invocada para las enfermedades de la vista.
Dicen que en la vigilia de su fiesta, por la
noche, las niñas escandinavas llevan sobre su
cabeza una corona de siete velas encendidas
para iluminar, porque Lucía es la que ilumina.
Además, se hornean los lussekatter o pastelitos
de Santa Lucía: bollos de pan trenzado con dos
ojos hechos con dulces, que son saboreados en
las plazas al compás de cantos regionales, con la
esperanza popular de que la dulzura mejore la
visión ocular.
32 
Marcos 8, 22-26.
54

Hay dos tipos de ceguera: física y espiritual.


Jesucristo es capaz de curar ambas; por lo que
hoy te sugiero que pidamos la curación de
nuestras cegueras espirituales, que nos impiden
ver la realidad tal como es, sin distorsiones y en
plenitud.
Años atrás conversé con un hombre que tenía
dudas sobre si despedir o no a su empleada
doméstica que vivía y trabajaba en su hogar.
La razón era que había problemas de carácter
que molestaban a la familia, y la empleada ya
los había cansado. Como yo era consciente
de que mi consejo podía llevar a que aquella
mujer quedase sin trabajo, me interioricé de la
situación para evitar una posible injusticia:
–¿Cuál es el nombre de tu empleada?
–“Chispi”.
–No te pregunté el apodo sino el nombre.
–No sé su nombre, pero le decimos “Chispi”.
–¿Está casada?
–Supongo que sí… no estoy muy seguro.
–¿Dónde vive su familia?
–Para serle sincero, no lo sé.
–¿Tiene hijos?
–Me parece que sí; alguna vez oí decir algo.
–¿Cuándo cumple años?
–No sé…
–¿Cuántos años lleva trabajando en tu hogar?
–Unos quince.
55

Hice algunas preguntas más que tuvieron


como respuesta un reiterado no sé; por lo que
llegué a la conclusión de que aquel hombre
veía a su empleada (que había trabajado en su
casa durante quince años) como un árbol que
camina.
Parecía que algo semejante sucedía también
con quienes lo rodeaban: compañeros de
oficina, clientes de años, amigos de los hijos...;
pues no estaba al tanto ni de las asignaturas que
cursaban sus hijos en la Universidad, ni de los
nombres de sus novias. Y lo mismo que sucedía
a este hombre, podría pasarnos a nosotros, sin
que nos demos cuenta.
Por eso, debemos pedirle a Dios ayuda para
ver con claridad a todas las personas, y no cómo
árboles que caminan.
Quienes conviven con un cristiano deben
tener siempre nombre y apellido, fecha de
cumpleaños, familiares enfermos o mayores a su
cargo, sentimientos de alegría y de tristeza en
que debemos acompañarlos...
Nuestra meta con ellos no puede limitarse
al respeto y a la cortesía, pues esto equivaldría
a verlos como árboles que caminan. De modo
que, habrá que pedirle a Dios que nos limpie
las cataratas que privan de luz a nuestras almas.
En el pasaje del Evangelio transcripto, cuando
Jesús impone las manos por primera vez y
pregunta ¿ves algo?, el ciego responde: Sí, veo a los
hombres como árboles que caminan. Si no sabemos
56

el cumpleaños de una empleada doméstica que


trabaja en nuestro hogar desde hace quince años,
o si no conocemos el nombre del portero de
nuestro edificio, con quien nos hemos cruzado
a diario en las dos últimas décadas, o ignoramos
el apellido de los compañeros de trabajo con
quienes recibimos juntos el premio por los
veinticinco años de servicio en la empresa, o si
no sé que entre mis pares de oficina hay uno
que tiene un hijo discapacitado, otro con su
esposa en silla de ruedas, y uno que se viene
sobreponiendo de un tratamiento contra el
cáncer, nos estaría sucediendo algo semejante
a lo de aquel ciego cuyos ojos captaban a los
hombres con imagen borrosa y confusa. Por
tanto, para evitar visiones distorsionadas del
prójimo, que revelarían nuestro desinterés o
apatía, te sugiero que pidamos ayuda a Dios,
por intercesión de la Virgen y de Santa Lucía;
y si esto no fuese suficiente (debería serlo),
que desayunemos a diario con algunos buenos
lussekatter que mejoren nuestra visión33.

33 
A quienes practican la sana costumbre de la catequesis
familiar gastronómica, les informo que una docena de
unidades requiere: 100 grs. de manteca, 200 grs. de leche,
50 grs. de nata, un poco de azafrán, 20 grs. de levadura, 500
grs. de harina, 90 grs. de azúcar, algo de sal, pasas de uva… y
mezcla y cocción a criterio visual.
57

14 de diciembre
QUINCUAGÉSIMA

A San Juan de la Cruz, cuya fiesta celebra


la Iglesia el 14 de diciembre, se atribuye
un dicho: Al atardecer de la vida te examinarán
en el amor. El ideal del estudiante es saber de
antemano qué preguntarán en el examen. Pues
bien, este santo nos anticipa la pregunta: la
caridad.
San Pablo describe la caridad con precisión
cuando dice: La caridad es paciente, benigna;
no es soberbia, ni envidiosa, ni jactanciosa, ni
ambiciosa, ni egoísta, ni se irrita, ni se goza en
la injusticia; la caridad se complace en la verdad,
todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo
lo soporta. La caridad nunca muere (…). Ahora
existen la fe, la esperanza y la caridad, pero, de las
tres, la más importante es la caridad34.
La caridad es la esencia de la santidad. Por eso,
un día sin caridad es un día perdido. La caridad no
es amar a los demás como nos amamos a nosotros
mismos (precepto más sublime del Antiguo
Testamento), sino amar a los demás como Cristo
los ama (Mandamiento Nuevo). Para vivir la
caridad hay dos pasos imprescindibles: conocer
la vida de Cristo (ver en el Evangelio cómo amó
Cristo), y cristificarnos por los sacramentos.

34 
1 Corintios 13, 4-8.13 (texto bíblico de la antigua Misa del
domingo de Quincuagésima).
58

A veces los jóvenes preguntan: ¿de qué sirve


casarse? ¿Por qué no podemos juntarnos sin
establecer un vínculo religioso? La respuesta que
estimo más profunda es la siguiente: sin el
sacramento del matrimonio no se puede amar al
otro con amor de caridad, es decir, como Cristo
lo ama. Sin estar casados tal vez se pueda lograr
amar al otro tal como nos amamos a nosotros
mismos, pero aún en el supuesto de que esta
hipótesis fuese válida, el patrón de medida
difiere, pues no es lo mismo querer al otro como
nos queremos, que quererlo como Cristo. Por
eso me apena ver parejas que, pudiendo recibir
la gracia para amarse como Cristo ama, reniegan
sin razones válidas de ese don, que les ayudaría
a perdonar con mayor tolerancia, a pensar más
en el otro, a manifestar mejor el afecto y a ser
un testimonio de esperanza en el matrimonio
como valor positivo: hoy hay quienes no se
casan porque no quieren imitar el modo de vida
conflictivo de sus papás.
* * *
Almorzaba un domingo en casa de Águeda,
mi querida hermana. Sobre la mesa había un
soberbio lechón horneado por mi cuñado
Alfredo, más ensaladas, empanadas, vinos,
refrescos, pan casero, embutidos… La causa del
festejo eran los nueve años de mi sobrina Julieta,
quien, durante el postre, me hizo una pregunta
en voz alta, atrapando la intriga de todos:
59

–Tío, ¿te puedo decir tres cosas?


–Sí, ¡dime!
–Es que tengo muchas ganas de decírtelas pero
no sé si debo… porque hay dos de ellas que seguro
no te van a gustar; pero… ¿puedo?
–Por supuesto, si hoy es tu cumpleaños.
–¡Muchas gracias tío! La primera es que no me
gusta tu cara.
Mientras los demás sonreían, me repuse del
duro golpe afectivo y respondí con lo primero
que vino a mi cabeza:
–Julieta, aunque nunca en la vida se lo dije a
nadie, hoy te haré una confesión personal: a mí
tampoco me gusta, pero tampoco me disgusta…
¿qué más?
–La segunda es que no me agrada como te
vistes… (alusión a mi negra sotana).
–En verdad a mí tampoco me agrada mucho,
pero tampoco me desagrada; además, en la vida
no podemos hacer sólo lo que nos place; ¿la tercera?
–¡Que te quiero mucho!... tras lo cual se acercó
y me dio un ruidoso beso en la mejilla.
El incondicional amor de mi sobrina, que
supo sobreponerse a la fealdad de mi rostro y al
desagrado que le generaba mi negra vestimenta
para manifestar su afecto, es un pálido destello
del amor que nos tiene Dios, quien nos ama
como hijos suyos, incondicionalmente. El
Señor no deja de contar con nosotros ni
siquiera si lo abrumamos con nuestros pecados
60

de pensamiento, palabra, obra u omisión;


porque no olvidemos que Dios lo ve todo, incluso
nuestros pensamientos. Al igual que Él, que
nos tiene paciencia admirable hasta el final de
nuestra vida, los cristianos debemos querer a los
demás pasando por alto circunstancias molestas
y defectos. Lo dicho no significa dejar de poner
freno a las faltas de respeto o a las agresiones,
pero sí implica estar abiertos al perdón de
quienes buscan reconciliarse. Siempre debemos
transmitir esperanza de perdón, dejando a un
lado las afrentas y procurando reconciliarnos
con nuestros hermanos.
También recuerdo a un sacerdote mayor
que padecía el mal de Alzheimer, y que, en un
momento de lucidez, se dirigió a Jesús diciendo:
¡Gracias, Dios mío, por seguir utilizándome como
instrumento… a pesar de todo! Aquel hombre
tenía conciencia de sus faltas, pero también de
la voluntad de su Padre Dios para perdonarlo
siempre y seguir contando con él. Por eso, ante
la próxima Navidad, te sugiero que, si alguien
te ofendió y quiere volver a ti, seas cordial,
de modo que el interesado pueda exclamar:
¡Gracias por seguir manteniéndome tu afecto… a
pesar de todo!
61

15 de diciembre
DON COSME y “EL GORDO”

D on Cosme cumplía ochenta años y todos


sus hijos deseaban festejarlo con una Misa
de Acción de Gracias, de la que participarían
decenas de personas: nietos, bisnietos, nueras,
yernos y amigos. El día era espléndidamente
primaveral. Fui el sacerdote invitado no sólo a
celebrar la Santa Misa, también a participar de
una familiar paella hecha por Juanita, su esposa.
Conforme quedamos, uno de sus nietos pasó
a buscarme en automóvil y, camino a la iglesia,
aproveché para pedirle que me contara algún
suceso de la vida de su abuelo que me sirviera
para la homilía que debía predicar. De los
que me contó, asigné trascendencia teológica
decisiva al siguiente:
Don Cosme había arribado a la República
Argentina en 1920, desde Italia, en un pequeño
barco de inmigrantes. La bodega estaba repleta
de familias italianas pobres que viajaban
en tercera clase amontonados entre valijas,
muebles, gallinas... En el trayecto, el barco
se sacudía constantemente, con vehemencia,
porque eran días de mal clima en alta mar. Esto
provocaba náuseas y mareos en los pasajeros,
quienes con frecuencia vomitaban. Cuando el
barco comenzaba a estremecerse, don Cosme,
de tan sólo cuatro años, se recostaba en el suelo
62

despatarrado boca arriba, única postura que le


ayudaba a superar la descompostura.
Pasados los años, en una reunión familiar,
Don Cosme confesó a sus hijos y nietos
que, durante aquel viaje, había detestado
profundamente a un “gordo” que viajaba con
ellos, porque, cuando el barco comenzaba a
sacudirse, el “gordo” se abrazaba con fuerza a
la gran columna central que sujetaba la bodega
en que se alojaban. Para aquel hombre, abrazar
la columna era el mejor modo de aplacar los
mareos. Pero, ¿por qué el enojo del pequeño
Cosme? Porque él estaba convencido de que
era el “gordo” quien, con su corpulento abrazo
a la columna maestra, agitaba el barco. De
hecho, cuando don Cosme veía que el “gordo”
caminaba hacia la columna, daba la alarma:
¡Mamá, el gordo va a la columna!... y, al poco,
todo comenzaba a estremecerse; ¡Mamá, el
gordo soltó la columna!... y tras unos minutos el
movimiento se aplacaba.
La interpretación de los hechos que hacía
don Cosme en su infancia resulta cómica, tanto
como nuestra actitud cuando queremos cambiar
el mundo y a las personas que nos rodean
prescindiendo de Dios. Cambiar la historia es
cambiar los corazones, para que sean humildes,
mansos, puros, serviciales. En esa tarea la fuerza
verdadera es de Dios, y no la nuestra que tiende
a resolver todo con activismo, argumentos,
exhortaciones, gritos, retos, etc.
63

En la fe católica es Dios el que obra el querer [de


los corazones] y el obrar según su beneplácito35. En
las almas, los cambios espirituales son producidos
por la derecha del Excelso36, porque la voluntad es
preparada por Dios37, quien dijo: sine Me nihil
potestis facere: sin Mí nada podéis hacer38.
* * *
Si queremos ayudar a nuestros familiares y
amigos alejados de Dios, antes de comenzar
con consejos y exhortaciones, te sugiero que le
recemos y ofrezcamos sacrificios al Dios de los
corazones y sublime Redentor, al único que es
capaz de transformar al hombre.
Por eso, hoy te invito a que meditemos si, en
nuestra vocación apostólica, respetamos el orden
lógico acudiendo primero a Dios, rogándole
para que llegue a los corazones con su gracia,
para que nuestro hermano en la fe responda
con la docilidad del barro en manos de alfarero39.
Ten presente que, para dar forma a una vasija
de arcilla, es necesario que el barro esté húmedo,
maleable, dócil…, porque, si está seco, cualquier
fuerza que le apliquemos resquebrajará su
estructura. Si un cristiano quiere ser verdadero
apóstol, tal como enseñan los santos, más
35 
Filipenses 2, 13.
36 
Cf. Salmo 76: Haec mutatio dexterae Excelsi.
37 
Proverbios 8, 35.
38 
Juan 15, 5.
39 
Jeremías 18, 6.
64

que hablarle a las almas de Dios, corresponde


hablar a Dios de las almas: Señor, me preocupa
mi hermano. Te suplico que lo ilumines y le des
fuerza para volver al camino. Esta oración, hecha
con fe y humildad, será bendecida por la divina
promesa (Pedid y se os dará 40), y moverá a Dios,
que iluminará y fortalecerá a nuestro ser querido,
de modo que, cuando le hablemos, su alma
humedecida y maleable será dócil a nuestros
consejos y exhortaciones, y así habremos ganado
a nuestro hermano41.
Siempre que experimentemos responsabilidad
por nuestros seres queridos, te sugiero que nos
esforcemos por llevar ante Dios una vida grata
(oración, trabajo, sacrificio, servicio…), con la
fe propia de quien cree que Dios, siempre fiel a
sus promesas42, tocará con su gracia el alma de
nuestros hermanos, moviéndolos a confesarse
y a emprender el regreso a la casa del Padre.
Y también te sugiero que medites: ¿rezó por
mis familiares y amigos, pidiendo a Dios que
mueva sus corazones? ¿O sólo me limito a retar,
exhortar, aconsejar, reconvenir?

40 
Mateo 7, 7.
41 
Cf. Mateo 18, 15-20. Si tu hermano peca contra ti, ve y
repréndele a solas. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano.
42 
Salmo 89, 34-35; y II Timoteo 2, 13.
65

16 de diciembre
SANTOS y ZÁNGANOS

M arta estaba inquieta con los quehaceres de


la casa y, poniéndose delante, le preguntó:
Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje
sola con las tareas del servicio? ¡Dile que me ayude!
A lo que el Señor respondió: Marta, Marta, tú
te preocupas por muchas cosas, pero sólo una es
necesaria, y María eligió la mejor parte, que no le
será arrebatada 43.
Hay multitudes de personas que triunfan en
la profesión, deporte… al tiempo que fracasan
rotundamente en el hogar. No me refiero a los
cónyuges o padres cuya familia naufragó a pesar
de esmerados esfuerzos, sino a quienes han
tenido como meta obsesiva de sus vidas una
profesión, un deporte, o algún tipo de diversión
que corroe la vida familiar.
La santidad exige saber llevar con armonía
las diversas dimensiones de la vida, sin excluir
ninguna; y no como el hombre que habla de su
trabajo de modo obsesivo, a punto tal que, en sus
afirmaciones, la familia es el gran obstáculo de
sus metas profesionales, pues sus pensamientos
siempre concluyen en un: ¡si fuera soltero!, ¡si no
tuviera hijos!...

43 
Lucas 10, 38-42.
66

Al respecto, una respuesta de Juan Pablo II:


–Su Santidad, ¿quiénes son católicos en serio?
–Aquellos a los que nunca les falta tiempo para
rezar, trabajar, estudiar, convivir con los suyos y
descansar.
La santidad cristiana exige armonía. ¿Quieres
de verdad ser santo? Cumple el pequeño deber de
cada momento, haz lo que debes y está en lo que
haces!44 El activismo daña la armonía y hace
perder seriedad a la vida cristiana, porque, y tal
vez sin darnos cuenta, ni hacemos lo que debemos
ni estamos en lo que hacemos. Por eso, la gran
corrección que Jesús hizo a Marta, y que ella
recogió, pues, en su defecto, no sería Santa
Marta, es la siguiente: No se puede disparar y
después apuntar. Y el mejor modo de apuntar
es la amistad con Dios, que se cultiva con la
oración, la lectura bíblica, los retiros espirituales,
la confesión…
El activista utiliza tres palabras que repite con
mal tono, una y otra vez, a quienes más debería
querer: No tengo tiempo. El activista olvida, al
igual que Marta, lo único necesario: Sea que
comáis, sea que bebáis, sea que hagáis cualquier
otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios45.
* * *
Tenía doce años y el maestro dictó una clase
sobre la organización política del panal de abejas.
44 
San Josemaría Escrivá, Camino 815.
45 
ICorintios 10, 31.
67

La abeja reina era el eje del panal; su elección, un


gran acontecimiento; su alimento, jalea real…
Por su parte, las abejas obreras revoloteaban
todo el día en torno a las flores, succionaban
el polen, y a última hora de la jornada volvían
exhaustas con el pesado cargamento; y los
zánganos también revoloteaban todo el día en
torno a las flores, regresando exhaustos al caer
la tarde.
Pero –decía nuestro maestro– en la vida
pacífica y laboriosa del panal, hay una noche
misteriosa en que tiene lugar el súbito genocidio
de los zánganos… que comienza cuando las abejas
obreras, activadas por una conducta instintiva y
cíclica, se confabulan para asesinarlos a todos.
Hasta esa clase yo pensaba que este genocidio
obedecía al hecho de que los zánganos se hacían
detestables a las abejas obreras porque, mientras
ellas se esforzaban todo el día, ellos se quedaban
descansando a la sombra de los árboles… sin
hacer nada; y hartas de la falta de colaboración
con el panal decidían aniquilarlos a todos.
Supongo que esta idea habría anidado en mi
mente infantil en razón de que mi hermana
Águeda, cuando me veía perder el tiempo, solía
decirme: ¡No seas un zángano! Pero la clase del
maestro modificó mi visión sobre la vida de los
zánganos por completo, y te diré por qué. Según
aquel maestro, los zánganos también trabajan…
¡y mucho! El problema es que su tarea es estéril…,
pues a pesar de que revolotean y revolotean en
68

torno a las flores, instintivamente se olvidan


de extraer el polen; y esta falta de colaboración
instintiva es la que moviliza a las abejas obreras
a vengarse. Pero, que conste que la esterilidad
de los zánganos no es fruto de la inactividad,
sino de un ritmo incesante de revoloteo… sin
extraer el polen.
Y, al igual que los zánganos, el activista
es eficaz en sus negocios, pero se olvida de
extraer el polen de la sonrisa de sus clientes,
pues impone la frialdad del trato comercial.
Cuando participa de reuniones profesionales
lo hace malhumorado, sin extraer el polen de
la alegría propia del trabajo en equipo. Va a
Misa el domingo, pero pensando en su trabajo,
y olvidando que en ese momento el polen es
Dios. Pasea con sus familiares, pero distraído
con sus llamadas telefónicas, sin aspirar el polen
del paseo. Cuando en las reuniones todos están
conversando, él está con la mirada perdida, en
su propio mundo.
San Agustín nos profetiza las consecuencias
del activismo con su célebre frase: Hacía siempre
lo que quería, y siempre llegaba adonde no quería.
Por tanto, en este tiempo navideño, de oración
y de familia, pidamos al Señor desterrar todo
lo que sea enemigo de lo único necesario. Y,
también, ten presente que el mundo se divide
en tres grandes grupos: los pecadores, los santos
y los zánganos.
69

17 de diciembre
NENNOLINA

S e agolparon junto a Jesús muchos niños, y


los apóstoles los reprendieron para que no
molestasen, pero Jesús dijo: ¡Dejad que los niños
vengan a mí y no se lo impidáis! 46
Esta frase del Evangelio me trae a la memoria
una consulta que me hizo una mamá:
–¿Padre, qué puedo decirle a mi hija para que
tome conciencia de que tiene que ser santa, sin
esperar a ser mayor?
–¿Cuántos años tiene?
–Cuatro.
Al escuchar la respuesta, esbocé interiormente
una sonrisa. Yo quería saber la edad para sugerir
algún libro espiritual que la estimulase a ser
santa, pero jamás pasó por mi imaginación que
la creatura tuviera tan sólo cuatro años. Pero,
en esta época en que la pedagogía descubrió las
grandes posibilidades educativas que tienen los
más pequeños en sus primeros años, cabe decir
que la santidad no está excluida.
* * *
Nennolina nació en Roma en 1930. A los
cinco años formó parte del grupo de las más
pequeñas de Acción Católica47. A los seis
46 
Marcos 10, 14.
47 
Nennolina es el apodo de la venerable Antonietta Meo.
70

años, como consecuencia de un osteosarcoma,


hubo que amputarle una pierna, circunstancia
dolorosa que, durante su niñez, supo convertir
en camino de santidad, pues el testimonio de
fortaleza que brindó fue fiel reflejo de la gracia
de Dios que actuaba en su alma. La monja
enfermera de la clínica cuenta: Una mañana
entró al cuarto su papá y, después de acariciarla,
le preguntó: ¿Sientes mucho dolor? Nennolina
respondió: Papá, el dolor es como la tela, cuanto
más fuerte, más valor tiene. La religiosa que
presenció el diálogo, testimonió: Si no hubiese
escuchado las palabras de Nennolina con mis
propios oídos, no lo hubiera creído.
A los seis años comenzó a ir a la escuela con
una prótesis, ofreciendo las molestias y dolores
a Jesús: Cada paso que doy debe ser una palabrita
de amor a Jesús. El día del primer aniversario de
la amputación de su pierna pidió que se hiciera
un gran almuerzo y una novena a la Virgen
de Pompeya, porque aquel hecho doloroso la
había unido más a Jesús. La noche de Navidad
de 1936 recibió la Primera Comunión y poco
después la Confirmación. La amputación de
su pierna no pudo bloquear el tumor, que hizo
metástasis en la cabeza, la mano, el otro pie, la
garganta y la boca. Pese a los agudos dolores
de la enfermedad y de los tratamientos, iba a
la escuela y a las clases de catecismo contenta.
En cierta ocasión le escribió una carta a Jesús:
Voy con alegría porque se aprenden cosas bellas
sobre Ti y sobre tus Santos. Murió al poco tiempo
71

sin alcanzar los siete años, soportando con


serenidad los terribles dolores.
El Romano Pontífice, Benedicto XVI, dio
el primer paso decisivo para su canonización
al proclamarla venerable el 17 de diciembre
de 2007. Su vida es un valioso testimonio de
santidad para los niños enfermos que sufren
severas limitaciones y dolores, porque Nennolina
supo ser una niña feliz por medio de su severa
enfermedad. En 1981 el Tribunal para las
Causas de Canonización emitió una Declaración
dejando en claro que también los niños pueden
realizar actos heroicos de fe, esperanza y caridad,
por lo que también pueden ser elevados a los
altares. Tres días después de haber sido declarada
venerable, Benedicto XVI dijo: En su brevísima
vida, de tan sólo seis años y medio, demostró una
fe, una esperanza y una caridad vibrantes, así como
las demás virtudes cristianas. Su vida, tan sencilla
y, al mismo tiempo, tan importante, demuestra
que la santidad es para todas las edades: para los
niños y para los jóvenes, para los adultos y para
los ancianos. Es decir, cada etapa de nuestra vida
puede ser propicia para decidirse a amar a Jesús en
serio, y para seguirlo fielmente. Nennolina en pocos
años escaló la cumbre de la perfección cristiana a la
que todos hemos sido invitados a subir, y recorrió
velozmente la “autopista” hacia Jesús. Nennolina
ahora, desde el Cielo, está cerca de vosotros.
Aprended a conocerla y a seguir sus ejemplos”48.
48 
Benedicto XVI, Audiencia a los jóvenes de la Acción
Católica, 20-XII-07.
72

La señal del cristiano no es la cruz, sino la


dignidad con que llevamos la cruz. Cruces
tenemos todos, incluso los niños; pero no todos
sabemos llevarlas por igual. En la cruz, junto
al Señor, hubo dos ladrones, uno que aceptó
la sentencia con dignidad (nosotros recibimos
la justa recompensa, pero Éste, ningún mal ha
hecho49), y otro que se rebelaba enojado. Hay
quienes aceptan con serenidad la enfermedad y
dan testimonio de la superioridad del espíritu
humano, mientras otros, que consideran
que felicidad y limitaciones físicas son
incompatibles…, pregonan la eutanasia.
Muchos niños enfermos deben enfrentar
indefectiblemente una enfermedad, y Nennolina
es, para ellos, un gran testimonio de cómo
hacerlo. Pero la lección más importante de esta
niña consiste en no subestimar la infancia como
etapa en la que, como padres, tíos, abuelos,
padrinos, educadores, debemos proponer e
invitar a los niños a ser santos, sin esperar el
mañana. La verdadera educación de los niños,
aquella en la que ni sus padres ni la familia
puede fallar, es la educación en la santidad.

49 
Lucas 23, 14.
73

18 de diciembre
MI BASÍLICA

E
l fin del mundo es un tema que siempre
inquieta al ser humano o le suscita
curiosidad. Jesús aludió a ese instante en
diversas ocasiones, y en una de ellas dijo:
Estarán dos en el campo, uno será tomado y el
otro dejado; habrá dos mujeres moliendo, una será
tomada y la otra dejada...50 El pasaje tiene su
misterio, pues describe a personas que, si bien
hacen lo mismo, reciben distinta recompensa.
La explicación reside en que Jesucristo no
mira sólo exteriormente, también contempla
el interior… el corazón; y la Navidad próxima
tiene que ayudarnos a vivir una vida cristiana no
sólo exterior, también interior; un cristianismo
efectivo y afectivo.
* * *
Siendo Miguel Ángel arquitecto de la Basílica
de San Pedro, visitó un día las obras al tiempo
que conversaba con los obreros:
–Usted, ¿qué está haciendo?
–Estoy llevando estas piedras al atrio.
–¿Y usted?
–Preparando un andamio.
–¿Cuál es su tarea?
–Preparar la mezcla.
50 
Mateo 24, 40-41.
74

Y al preguntar a un obrero de tareas semejantes:


¿Y usted qué hace?
Éste respondió:
¿Yo? ¡Estoy construyendo la Basílica de San
Pedro!
Dos personas pueden hacer exteriormente
lo mismo, pero con corazones distintos. Uno
podría estar pugnando por ser santo a pesar del
trabajo, y el otro, por medio del trabajo. Lo que
difiere es el corazón. Si Dios creó al hombre
y lo puso en el Paraíso para que lo trabajase y
custodiase51, no debe interpretarse el trabajo
como castigo del pecado original, tal como
dijeron, incluso, teólogos insignes. El trabajo es
misión asignada por Dios al hombre de modo
explícito: El hombre nace para trabajar, como el
ave para volar52.
El trabajo bien hecho no es sólo fuente de
subsistencia, también de alegría para los demás.
Un cirujano que salva a un padre de familia
accidentado, devuelve a la esposa y a sus hijos la
paz, la alegría y el consuelo; un odontólogo que
resuelve el agudo dolor de muelas, devuelve el
buen humor al paciente afectado; y un maestro
que enseña a leer abre las puertas a los niños
para que puedan conocer la vida de Cristo...
La misión del trabajo es ser fuente de servicio
y alegría para el prójimo... en quien está Dios53.
51 
Génesis 2, 15.
52 
Cf. Job 5, 7.
53 
Mateo 25, 40: “Cuantas veces habéis hecho eso con uno
de mis hermanos más pequeños, conmigo lo habéis hecho”.
75

El Señor quiere que los cristianos seamos


sembradores de alegría, y no hay alegría más
fructífera que la de ser causa de alegría para los
demás. Por tanto, piensa: ¿mi trabajo es fuente de
alegría para los demás?, ¿es servicio al prójimo…
o un simple modo de ganar dinero en beneficio
propio?
También debes tener presente que los
trabajos que fomentan el juego desmedido, las
diversiones malsanas… o cualquier otro que
dañe a la sociedad, no siembran alegría sino
angustias. Y esto vale no sólo para los trabajos
inmorales, sino también para los que, aún siendo
en sí respetuosos de las leyes, también siembran
tristezas… como sucede en el mundo de las
finanzas donde existen tendales de deudores
sufrientes por la usura legal.
En consecuencia, debemos examinarnos:
¿Es mi trabajo fuente de tristeza para los demás?
¿Ayuda a que las personas se acerquen a Dios? Pues
sería una pena que un cristiano esté contento
ganando dinero con un trabajo que dañe la
alegría social, aunque se trate de tareas legales.
Chesterton identifica la alegría obtenida a costa
de alegrías ajenas con la alegría del sepulturero en
la ciudad invadida por la peste.
Para un católico contemporáneo, el trabajo
debe ser un acto religioso, puesto que es uno
de los principales modos de dar alegrías a los
demás. La mesa de estudio, el mostrador del
negocio, el escritorio de una oficina, la mesada
76

de la cocina… deben ser auténticos altares, a los


que acudamos con ilusión de servir a los demás.
El trabajo más sencillo, si está bien hecho,
proporciona un importante alivio al prójimo:
quien repara un neumático a una familia con
niños pequeños en medio de una carretera
solitaria, la conforta; al igual que el electricista
que devuelve la luz a una casa o a un barrio…
El trabajo debe ser un servicio al prójimo
y semilla de alegría, y no un simple modo de
ganar dinero. A veces pregunto a las esposas:
¿cómo le está yendo a su marido en el trabajo? Y me
responden: ¡Excelente! Sería triste, sin embargo,
que ese ¡excelente! signifique simplemente
dinero, es decir, que no le importe si su cónyuge
es habilidoso para ganar mucho dinero con
pocas horas de trabajo, al tiempo que dedica la
mayoría de su tiempo sobrante a jugar con la
computadora en la oficina.
Todo lo que hacemos en esta vida amando a
nuestros hermanos tiene su eco en la eternidad.
Por eso, cuando en el Pesebre contemples
a San José, quien supo trabajar con visión
sobrenatural, pregúntale ante esta inminente
Navidad: querido San José, ¿qué Basílica estoy
construyendo yo con todo lo que hago?
77

19 de diciembre
LA INNOMINADA

L a Navidad exige saber sobreponerse y estar


alegre; porque la señal del cristiano no es
simplemente la Cruz, sino la Cruz llevada con
dignidad (alegría, serenidad, paz, espíritu de
servicio…), y sin que las contrariedades de la
vida apaguen dicha alegría.
Al respecto, quiero contarte que, al final de
la Segunda Guerra Mundial, una mujer judía,
liberada de un campo de exterminio próximo a
Czestochowa, llegó exhausta y moribunda hasta
una estación ferroviaria abandonada y vecina a
Cracovia. Hacía frío y estaba sola.
Un sacerdote joven que pasaba por allí
reconoció su vestimenta de prisionera con rayas
verdes y blancas y le preguntó:
–¿Cómo te llamas?
Por primera vez, después de años de prisión,
no era considerada un número más… una
mujer innominada, sino un ser humano con
nombre personal.
El sacerdote –testimonió ella– se preocupó en
forma conmovedora. Consiguió té caliente, pan
y queso y, como no podía caminar, la apoyó al
modo de bastón durante horas, hasta llegar a
una estación más grande. Allí encendió fuego,
le regaló su abrigo y le prometió llevarla hasta
Cracovia, donde vivía su tía. Al comienzo, el
78

joven sacerdote se había presentado: era Karol


Wojtyla54. Pero ¿quién era este hombre que
pensaba en el prójimo y se olvidaba de sí?
Era alguien que, a esa fecha, ya había sufrido
terribles padecimientos que supo llevar con
dignidad, pues no se excusaba en el peso de los
propios dramas como argumento para dejar de
servir al prójimo.
Wojtyla nació en Wadowice el 18 de mayo de
1920, y hoy es conocido como Juan Pablo II. Su
familia estaba conformada por sus padres y dos
hermanos (una mujer y un varón). Su hermana
murió cuando él tenía apenas dos años (1922);
y un día de 1926, al volver a su hogar, supo que
su madre también había dejado este mundo
(tenía entonces sólo seis años). En 1937 muere
su hermano y en 1940 su padre, por lo que, sin
cumplir aún veinte años, dada su condición
de huérfano absoluto, se marchó a vivir con
su madrina. Luego vino la Segunda Guerra
Mundial, que se inició en la zona de Wadowice,
donde los nazis comenzaron la invasión de
Polonia.
Para Wojtyla las consecuencias del conflicto
mundial fueron muy duras, pues ya en 1940
(con tan sólo veinte años) había perdido a
veinticuatro de los treinta y seis compañeros con
los que en 1938 concluyó el colegio (dieciocho
54 
Cf. Él me ha llamado por mi nombre, en “Frankfurter
Allgemeine Zeitung”, 14–II–1998, testimonio transcripto en
muchos periódicos del mundo.
79

habían muerto en el frente de guerra y seis en


los campos de concentración).
En 1940 lo esclavizaron forzándolo a trabajar
en una fábrica que proveía material para el
ejército alemán. La impuntualidad era castigada
con la pena de fusilamiento. En ese período
lo atropelló un camión, por lo que estuvo
internado, al borde de la muerte, varios meses…
tiempo de pausa y reflexión que iluminó su
vocación sacerdotal.
Comenzó sus estudios en el seminario
clandestino del heroico Cardenal Sapieha. Ser
seminarista implicaba el riesgo de condena
a muerte. Su único compañero de curso fue
descubierto y fusilado. Ordenado sacerdote el
1º de noviembre de 1944 se fue a Roma para
realizar un doctorado en teología. Vivió treinta
años en un régimen comunista. Fue nombrado
Obispo de Cracovia y luego Romano Pontífice
(1978). El 13 de mayo de 1981 Alí Agca lo hirió,
tras lo cual hubo una decena de cirugías…
* * *
Toda la existencia de Juan Pablo II fue sufrida
en términos difíciles de igualar. Pero él no se
excusó en sus cruces para dejar de servir a los
demás. Por eso, pese a los golpes de la vida, en
plena guerra pensó en su prójimo y le preguntó:
¿Cómo te llamas? Y te invito a que nosotros,
en la próxima Navidad, dejando a un lado las
cruces cotidianas, nos esforcemos por sonreír
80

a los demás, para que cada día de diciembre


vivamos fraternalmente el espíritu navideño.
81

20 de diciembre
EL VALLE DE RAFIDIM

C uando los amalecitas atacaron a Israel en


el valle de Rafidim, Moisés dijo a Josué:
Mañana elige hombres y ve a combatir contra
Amalec; y yo haré oración mirando la batalla
desde la cima del monte. Josué cumplió la orden.
Mientras Moisés oraba con las manos alzadas, los
israelitas vencían; pero, si las bajaba por cansancio,
el ejército retrocedía. Entonces, Aarón y Jur, que lo
acompañaban, se pusieron uno de cada lado para
sostenerle sus brazos. Y resistiendo con los brazos en
alto, hasta la puesta del sol, Josué pudo derrotar a
los amalecitas al filo de espada 55.
Los cristianos tenemos clara conciencia de que
la oración es importante, porque, como vivimos
en un mundo donde las exigencias de la vida
nos superan, no alcanzan las fuerzas humanas
para ser feliz. De hecho, a todos nos consta que
innumerables personas acuden a Dios cuando
en la propia vida aparecen las enfermedades, los
problemas económicos, la infidelidad del otro
cónyuge amenazando destruir la bella familia,
las tentaciones vehementes experimentadas
en carne propia, las adicciones al alcohol y la
droga… Porque, así como una tijera escolar que
corta papeles no es instrumento idóneo que
sirva por sí solo para mantener impecable el
césped de un campo de golf de dieciocho hoyos,
55 
Éxodo 17, 8-16.
82

tampoco bastan nuestras fuerzas humanas para


mantenernos siempre en gracia de Dios y con
espíritu alegre, sereno, trabajador, leal, sincero,
casto… ¡Necesitamos acudir a Dios! ¡Hay que
rezar! Sin Mí nada podéis hacer56, dijo el Señor.
Son muchos los millones de cristianos en el
mundo que han aprendido esta lección sobre la
importancia de la oración, y rezan. Pero daría la
impresión de que resulta más difícil de asimilar
otra lección impresa en el pasaje del libro del
Éxodo que he reseñado: Dios escucha nuestra
oración, siempre y cuando vaya acompañada de
sacrificios. Los brazos de Moisés muestran de
modo plástico que Dios escucha al que reza con
los brazos en alto… a quien se sacrifica, pero no
a quien lo hace con los brazos caídos: no sólo
rezar, también esfuerzo.
Jesús hizo Su principal oración redentora
clavado en la Cruz: Padre, perdónales porque no
saben lo que hacen57. Por eso, Jesús intercede por
quien desea aprobar un examen en el que hubo
esfuerzo por estudiar. Jesús protege la pureza
de los hijos de aquellos padres vigilantes (tarea
sacrificada), que dejaron siempre en claro qué
programas de televisión se ven en casa y cuáles
no. Jesús concede las peticiones que dirigimos
por un familiar o un amigo por quien nos hemos
desvivido en servir y ayudar en los buenos y en
los malos momentos…
56 
Juan 15, 5.
57 
Lucas 23, 34.
83

* * *
Encontramos un valiente testimonio del siglo
XX en la vida del Cardenal Stepinac, arzobispo
de Zagreb, famoso por resistir a los nazis
condenando el antisemitismo desde el púlpito…
jugándose la vida. Acabada la guerra, enfrentó
con la voz del Evangelio a los comunistas que
asolaban Croacia privando de libertad religiosa
a los ciudadanos. Por su batalla evangélica fue
víctima de calumnias, juicios, cárcel y muerte
por envenenamiento. Pues bien, cuando
Stepinac recibió la ordenación sacerdotal a los
treinta y dos años, su madre le dijo: Querido
hijo, qué alegría me das, porque, desde el día en
que naciste pedí a Dios por tu vocación sacerdotal.
Nunca quise decírtelo para que no experimentaras
que yo influía en ti, pero hoy, que veo mi deseo
hecho realidad, siento profunda emoción y gratitud
a Dios. Stepinac respondió: Gracias, mamá. Pero
¿me podrías decir cómo era tu oración por mi
vocación sacerdotal? Su madre: Por esta intención,
durante treinta y dos años ayuné a pan y agua tres
veces por semana. Aquella noble mujer no sólo
tuvo un hijo sacerdote (tal como quería), sino
un mártir venerado por la Iglesia católica. He
aquí una madre que rezaba con los brazos en
alto… al igual que Moisés, e imitando a Jesús
cuando intercedía clavado en la Cruz.
Dios escucha la oración sincera, es decir,
la que se acompaña con sacrificios altruistas.
Dios concede todo lo que pedimos, pero si
84

acompañamos nuestra oración con sacrificios


legítimos. Y en el caso de que no conceda lo
que puntualmente suplicamos, en pro de sus
designios divinos, no deja de darnos su gracia
para sobrellevar con serenidad y alegría las
adversidades.
Por eso, como solía decir San Josemaría,
nuestra vida cotidiana debe ser fuente de
ramilletes de sacrificios pequeños, discretos y
constantes… como el latir del corazón: por la
mañana, comenzar el día puntualmente (minuto
heroico)58, sonreír cansados, obedecer siempre,
mantener el armario ordenado, escuchar con
atención las conversaciones sobre temas que
no me interesan… pero sí a los demás, etc.
Ten presente que la oración se avalora con el
sacrificio59.

58 
“Es la hora en punto de levantarte, un pensamiento
sobrenatural y… ¡arriba! El minuto heroico. Ahí tienes
una mortificación que fortifica tu voluntad y no debilita tu
naturaleza” (San Josemaría Escrivá, Camino, 206).
59 
Camino, 81.
85

21 de diciembre
LA ENCUESTA

H oy la iglesia recuerda a San Pedro


Canisio, jesuita holandés que por su
claridad y elocuencia fue conocido como el
martillo de los herejes... aunque debe quedar en
claro que la única violencia con que martilleaba,
era la verdad dicha con caridad: No hieran, no
humillen, pero defiendan la fe católica con toda su
alma. Escribió un Catecismo que, antes de su
muerte, tuvo 200 ediciones y fue traducido a 15
idiomas… hecho del todo singular, pues el santo
nació poco después de la muerte de Gutenberg.
Su catecismo se utilizó para contrarrestar,
con eficacia, las doctrinas de Martín Lutero.
Insistía en predicar la fe de modo íntegro, lo
que tiene gran importancia hoy, pues muchos,
al contemplar el misterio de Cristo, omiten
predicar sus exigencias… quitando atractivo a
la fe católica
Y te sugiero que pidamos a San Pedro Canisio
que, en la próxima Navidad, se fortalezca
nuestra fe, sin permitir que el mensaje de
Cristo sea falsificado en nuestras almas. Porque
debemos ser católicos, apostólicos y romanos,
con fe teologal, es decir, con fe en la Iglesia, en lo
que Ella enseña y porque es Ella la que lo enseña.
La fe teologal no se identifica con la actitud
religiosa de tono positivo… que deja a un
lado las verdades de la fe o de la moral que no
86

convencen; y, para ilustrar esta diferencia, me


parecen de interés las ideas que a continuación
transcribiré, no textualmente, que he recogido de
un programa de televisión en que da su opinión
un obispo de la República Argentina60.
* * *
En 2012 se publicó una encuesta sobre la fe de
los argentinos, o mejor, sobre su religiosidad. La
encuesta deja en claro que la fe de gran parte de
los interrogados no es la fe teologal; pues, para la
mayoría de los encuestados, la fe no es un conjunto
de convicciones comunes sobre las verdades de un
credo que resume enseñanzas reveladas por Dios, o
un compendio de normas de conducta que tienen
su origen en el Creador… sino modos subjetivos
e individuales de expresar la propia religiosidad.
Por tanto, se confunde la fe con la actitud religiosa.
En esta encuesta llama la atención el hecho de
que, felizmente, tras una puja cuerpo a cuerpo,
“Nuestro Señor Jesucristo le haya ganado por cinco
puntos a San Expedito”. Este triunfo agónico, que
debe haber proporcionado un inmenso suspiro
de alivio al mismo San Expedito, confirma
que debemos formar mejor las conciencias y los
corazones, para que, como católicos, demos a Dios
un culto ordenado, porque sin orden no hay virtud.
Además, gran parte de los que afirman ser
católicos, no se consideran miembros de la Iglesia,

60 
Mons. Héctor Aguer, 31-X-12.
87

pues aunque adhieren a ella, la juzgan desde afuera.


Para ellos, la Iglesia es la jerarquía compuesta por
los obispos y los sacerdotes que pregonan dogmas
y preceptos morales… que no siempre comparten;
y, de hecho, la encuesta revela gran molestia de
estos fieles cuando los “poderes” (Papa, obispos y
sacerdotes) indican a los fieles qué debe creerse y
cómo debe actuarse. Muchos encuestados olvidan
que, desde los primeros tiempos apostólicos, los
pastores guiaron a los fieles para que nuestra unión
con Dios tenga como eje los siete sacramentos, de
modo que nuestro culto no sea exclusivamente
individual, sino propio de una Iglesia fundada por
Jesús como comunidad de salvación.
Por otra parte, se revela la molestia de muchos
ante la intervención de los pastores de la Iglesia
en la vida pública de las naciones al expresar sus
enseñanzas en materia de fe y de moral: naturaleza
de la familia, derecho a la vida, etc. La encuesta
confirma que esto no constituye tanto una actitud
religiosa sin fe teologal, o una adhesión a la Iglesia
sin compromiso, sino un individualismo laicista,
en el que la religión debe quedar confinada al
interior de las casas y de los templos.
Pareciera olvidarse que el Romano Pontífice,
Benedicto XVI, enfrentando a este laicismo,
reivindicó la misión de la Iglesia en el seno de la
sociedad, incluso a nivel internacional, porque la
Iglesia es, en medio de los pueblos, columna de
verdad… que purifica conceptos que con facilidad
se deforman en la sociedad civil cuando no hay
88

fe: justicia, solidaridad, bien común, respeto


intangible a la vida humana, fin trascendente,
derechos fundamentales…
Si admitimos los datos de la encuesta, la
solución que subsane la situación no consistirá en
obsesionarse para que la Iglesia sea más simpática,
o que mejore sus sistemas de comunicación o
información con el mundo, o que evite cualquier
tipo de confrontación leal, a fin de sumar adhesiones
y contento masivo. Lo que deberíamos lograr es
acompañar mejor a las familias que bautizan a
sus hijos, preocuparnos de que la catequesis en las
parroquias y en los colegios resulte más efectiva
y se asimilen realmente los artículos del Credo,
los diez mandamientos, los siete sacramentos,
el modo de rezar…; es decir, una catequesis tan
efectiva que ayude a que todos los fieles se sientan
miembros vivos de la Iglesia: personas ilusionadas
por difundir la fe y perseverar hasta la muerte.
Y también habrá que formar adecuadamente
a los adolescentes y a los jóvenes en las virtudes
fundamentales, hoy olvidadas, para vivir sin
miedo, y con alegría, las exigencias de la fe.
89

22 de diciembre
GANDUR

R ecuerdo una conversación que tuve con


Jorge Gandur, querido sacerdote difunto,
muy devoto de la Eucaristía: hablábamos sobre
un pueblito de Italia, en el que un sacerdote
examinó a un niño con síndrome de Down sobre
la presencia de Jesús en la Eucaristía, a fin de
comprobar si podía darle la primera Comunión.
El párroco, que había llevado al niño ante un
crucifijo, le preguntó:
–¿Quién es el que está allí, crucificado?
–¡Jesús!
Luego lo llevó al Sagrario:
–¿Quién se encuentra dentro de esa caja?
–¡Jesús!
–Pero si en la Cruz y en la caja está Jesús, ¿qué
diferencia hay?
El niño, tras vacilar un instante, dijo:
–El de la Cruz parece Jesús, pero no es Jesús; en
cambio, el de la caja no parece Jesús, pero es Jesús.
No cabe duda de que, si este niño hubiera sido
examinado sobre el Tratado de la Eucaristía en
alguna universidad pontificia de Roma, hubiera
obtenido como calificación Summa cum laude.
En Navidad, la presencia sacramental de Jesús,
que aquel niño supo señalar con acierto, no
debe ser estéril. Debemos reavivar con devoción
90

la gran invitación del clásico villancico navideño


que dice: Venite, adoremus Dominum… Venid,
adoremos al Señor. Aunque, para hacerlo
dignamente, habría que dar respuesta a una
pregunta que se nos formula con frecuencia a
los sacerdotes: ¿qué es la adoración?
La pregunta formulada conlleva aclarar
previamente que, ante la Eucaristía, son cuatro
los actos de culto:
 Adorar: culto latréutico.
 Agradecer: culto eucarístico.
 Desagraviar: culto propiciatorio.
 Suplicar: culto impetratorio.
Al adorar damos a Dios culto desinteresado;
al agradecer honramos a Dios por los bienes que
nos ha dado; al desagraviar pedimos perdón por
los pecados con que lo ofendimos; y al suplicar
decimos a Dios, con amor, que lo necesitamos.
Pero, volvamos a la pregunta: ¿qué es adorar?
* * *
Supongamos que un abogado se encuentra en
el tribunal con sus colegas y les cuenta que el
domingo fue a saludar a su mamá que cumplía
años. En este caso, si alguno de ellos preguntara:
Pero, ¿para qué fuiste a saludarla?
Un jurista con buen humor debería
responderle: Tu pregunta es “inconstitucional”;
porque a mi madre no la saludo por interés, sino
porque la quiero.
91

Algunos cristianos que asisten a diario a


Misa, suelen ser interrogados: ¿Para qué vas
a Misa todos los días? ¿No basta con el precepto
dominical? Esta pregunta, propia del utilitarismo
contemporáneo, también es una pregunta
inconstitucional, pues no sólo debemos acudir a
Dios para cumplir con un precepto, para pedirle
favores, para agradecer beneficios recibidos...,
porque también es bueno y recomendable ir a
Misa, de tanto en tanto, sin ningún para... sólo
a visitar a Jesús, con el amor con que un hijo
saluda a su madre para el cumpleaños.
El mundo está infectado de un utilitarismo
que instrumentaliza el amor. Así, por ejemplo,
al dar limosna a una obra de caridad, no es raro
que se exija… como condición sine qua non, que
dicho donativo sea mencionado explícitamente
en la revista mensual de la institución. Si bien es
lógico que la institución beneficiada, por propia
iniciativa, inserte avisos de agradecimiento, no
parece razonable que el donante lo exija si pretende
que su donativo sea calificado como gesto de
caridad o de responsabilidad social empresaria.
Otro claro ejemplo de adoración nos lo ofrece
Santo Tomás de Aquino, cuando se le apareció
Jesús y le dijo: Tomás, has escrito bien de mí, pídeme
lo que quieras y te lo daré. Y el santo, con sabiduría
latréutica, respondió: ¡Señor, te quiero a Ti!
Si en Navidad adoramos a Jesús con motivo
de su nacimiento, te propongo que, cuando
visites al Santísimo Sacramento expuesto en
92

la Custodia, te arrodilles en silencio hasta que


Dios ya no pueda resistir más su curiosidad, y te
pregunte: ¿Qué te sucede? Hace un buen rato que
estás allí, de rodillas, sin pedirme nada... y, como
sólo vienes para pedirme algo, dime de una vez por
todas qué es lo que quieres. Y, entonces, dándole
una estocada latréutica, podrías sorprenderlo
con esta respuesta tomista: ¡Señor, te quiero a
Ti! Y luego de haberlo hecho no te extrañes
si la Custodia cae desplomada, con Jesucristo
desmayado, porque has ido por primera vez en
tu vida a visitarlo desinteresadamente.
Jorge Gandur me recordaba que, según
Benedicto XVI, todos los problemas del mundo
reflejan una crisis de adoración eucarística; ya
que un mundo que no adora a la Eucaristía es
necesariamente un mundo sin amor: consumista,
hedonista, pragmático, lleno de adulaciones e
intereses ocultos, y en el que todo se hace para algo.
Por otra parte, también las guerras reflejan crisis
colectivas de amor entre las naciones: envidias,
odios, rencores…; y las batallas familiares se
alimentan con amores enfermos de envidia, celos,
rencor, venganza y egoísmo. Y urge difundir la
adoración eucarística, a fin de que la civilización
del amor sea una realidad que nos permita
algún día adorar a Dios en el Cielo, por toda la
eternidad, tal como espero que lo esté haciendo
nuestro querido Jorge, de quien confío que ya
estará participando de la liturgia eterna.
93

23 de diciembre
LA MONEDA

D ice San Juan: Hubo unas Bodas en Caná


de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús.
También fueron invitados a la boda Jesús y sus
discípulos. Y, como faltó vino, la madre de Jesús
dijo: “No tienen vino”. Jesús le respondió: “Mujer, ¿y
a ti y a mi qué?, aún no ha llegado mi hora”. Y dijo
la Madre a los criados: “Haced lo que Él os diga”.
Había allí seis tinajas (…). Jesús les dijo: “Llenad
de agua las tinajas”. Y las llenaron hasta el borde.
Entonces les dijo: “Llevadlas al mayordomo”. Así
lo hicieron, y cuando el mayordomo probó el agua
convertida en vino, como no sabía su origen –pero
sí lo sabían los criados–, llamó al esposo y le dijo:
“Todos sirven primero el mejor vino, y cuando
han bebido mucho, el peor; tú, al contrario, has
reservado el vino bueno para el final”. (…) Este
fue el primer milagro de Jesús, con el que manifestó
su gloria, y sus discípulos creyeron en Él 61.
El milagro de Jesús consistió en convertir el
agua en vino, y no el vino en agua. Podrá resultar
extraña esta afirmación, pero, te diré que la
Navidad es una fiesta en la cual, si los cristianos
no damos testimonio de templanza y evitamos
los excesos en las comidas y en las bebidas, más
que darle una alegría a Jesús, arruinaremos su
fiesta.

61 
Juan 2, 1-11.
94

De hecho, habrás visto novios que prepararon


con esmero un banquete al festejar su casamiento,
y vieron sus esfuerzos de meses empañados por
tres o cuatro que se emborracharon creando
malestar entre los convidados; e igual Jesús,
pues si su Navidad es excusa para el pecado:
gula, ebriedad, lujuria… estaríamos aguando
el festejo. En las Santas Fiestas los cristianos
debemos testimoniar que no somos de aquellos
cuyo Dios es el vientre 62.
* * *
Decían los espartanos que nadie da lo mejor
de sí en un régimen de comodidad. San Pablo,
por su parte, nos advertía que el hombre
animal no entiende las cosas de Dios63. En ambas
afirmaciones se pone de relieve que, lo mejor de
uno: alegría, servicio, felicidad, generosidad…
exigen de la fortaleza y de la templanza en el
propio cuerpo.
Y al respecto te haré una pequeña e inocente
confidencia: Un tarde, después del almuerzo,
caminaba por la calle hacia una capilla cercana
donde tenía que ayudar a un sacerdote a
confesar niños que recibirían pocos días
después la primera Comunión. No me sentía
bien, y estimo que la causa pudo haber sido por
comer un poco de más. Lo cierto es que entré
a una farmacia para comprar un digestivo con
62 
Filipenses 3, 19.
63 
I Corintios 2, 14.
95

la única moneda que llevaba en mi bolsillo. Ya


en el mostrador, habiendo hecho mi pedido,
un mendigo se metió dentro de la farmacia y
me pidió una moneda. No se la di porque tenía
sólo una moneda… y debía pagar el digestivo
ya encargado; de modo que le pedí disculpas
por no poder ayudarlo. El mendigo asintió con
corrección. Pero, al salir, mientras continuaba
mi camino, en mis adentros tuve una “moción”
del Espíritu Santo: ¡Has utilizado la única
moneda que tenías para resolver tus excesos en
la comida, cuando este hombre la precisaba para
poder comer algo!
Este pensamiento me llevó a considerar que,
si bien los problemas mundiales son muchos,
hay dos que no son fáciles de resolver: millones
de personas que mueren de hambre, y millones
de personas que mueren por comer más de lo
que deben. Esta trágica paradoja se resolvería si
respetásemos el consejo del apóstol San Pablo:
Sea que comáis, sea que bebáis, sea que hagáis
cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria
de Dios64. Pero, reitero, dar gloria a Dios en la
comida y en la bebida, exige virtud, templanza,
oración, vida de gracia…
La alegría de la Navidad no puede ser alegría
animal, solitaria, individualista, a costa de los
demás…, o como decíamos antes, la alegría del
sepulturero en la ciudad invadida por la peste.

64 
I Corintios 10, 31.
96

Esta expresión del literato inglés, y sin que sea mi


intención desmerecer la tarea de los sepultureros,
cuyo trabajo es magnífico por cuanto se trata de
una de las siete obras de misericordia corporal
señaladas en los catecismos: enterrar a los muertos,
alude a las carcajadas borrachas de quienes ríen
generando tristeza en sus familiares inmediatos.
De modo que, si te cuesta dominar los excesos,
que te encomiendes al niño Jesús, y también a San
Juan de Kanty, profesor de teología que murió
el 24 de diciembre de 1473, celebrando la Misa
de Nochebuena en la Universidad de Cracovia,
y cuya fiesta se anticipó al 23 de diciembre para
evitar colisiones con los festejos de la Navidad.
Este Santo vivía en la más completa austeridad,
así que a él, y al Niño Jesús, le podríamos pedir
que reavive en nosotros la virtud de la templanza.
97

24 de diciembre
IBRAHIM65

E n muchos países del mundo, al llegar la


Nochebuena y comenzar las campanadas
del reloj que invitan al brindis, las familias con
sólidas raíces cristianas se ponen de pie y en
voz alta leen el segundo capítulo del Evangelio
de San Lucas, donde se afirma que, cuando
Jesucristo nació en Belén, el parto tuvo lugar
en un establo de animales porque no había sitio
para ellos en La Posada66. Por tanto, al construir
el Pesebre, te sugiero que, si lo haces de grandes
dimensiones, incluyas también La Posada, que
era el sitio donde la Sagrada Familia hubiera
querido alojarse.
Y en relación a esto, te diré que hay una
historia imaginaria (pero en el fondo real), de
un joven judío piadoso, que vivía en Belén
cuando Tiberio era el Emperador Romano.
Se llamaba Ibrahim y pertenecía a una
familia adinerada, muy celosa de la Ley de
Moisés. Tenía una profunda vida de oración
y percibía en el ambiente de su historia que el
advenimiento del Mesías era inminente. Sabía,
además, que debía nacer en Belén, su pueblo,
circunstancia que lo enorgullecía. Soñaba desde
pequeño con ayudar a redimir al Pueblo elegido
65 
La narración que sigue (que transcribo de modo no textual)
pertenece al escritor argentino Juan Luis Gallardo.
66 
Lucas 2, 7.
98

luchando a la derecha del Emanuel prometido.


Por otra parte, era consciente de los numerosos
e inmerecidos talentos con que Dios lo había
favorecido a lo largo de su vida: cultura, espíritu
religioso, influencia política, estirpe davídica y
gran riqueza económica familiar… con la que
podría ayudar a que el Mesías ejecutase más
rápidamente sus planes redentores. Por eso,
consciente de que Dios no improvisa, pedía en
su cotidiana oración saber corresponder con
dignidad a dichos talentos. Pasó el tiempo y
comenzó a sospechar que, si la Providencia le
había dado tanto, tal vez sería porque su ayuda al
Mesías, además de conveniente, sería necesaria...
¡imprescindible! Consecuentemente, había que
estar vigilantes para cuando se presentase el
momento. Y así era su vida: de día la casa, el
trabajo, la escuela rabínica, la sinagoga de Belén
y, por la noche, soñar y soñar con la venida del
Salvador.
Una noche muy fría tuvo un sueño de lo
más apasionante: la llegada del Mesías a Belén.
Lamentablemente el sueño quedó interrumpido
en el momento más emocionante, pues unos
fortísimos golpes, auténticos aldabonazos,
resonaban con estrépito en el portón principal
de su residencia. Ibrahim se levantó furioso y, al
llegar, preguntó:
–¡Quién es?
Una voz suave, pero firme, respondió:
–¡Soy José!, tu primo de Nazaret.
99

–¡Y qué quieres a esta hora?


–Vine para censarme y no encuentro lugar;
además, María está por dar a luz.
–¡Busca otro lugar!, yo no puedo hacerme cargo de
amigos y familiares que viajan irresponsablemente
sin avisarme, ¡adiós!
Y volvió a sus aposentos con la ilusión de
recuperar aquel sueño sobre la venida del Mesías
al mundo, que tanto le ilusionaba.
* * *
Tal como se describe en esta historia, Jesús está
junto a nosotros de continuo, pero no siempre
nos damos cuenta. Así les sucedió, por ejemplo,
a los discípulos de Emaús67. En la preparación
de la Navidad, estimo que valdría la pena pensar
especialmente en aquellos familiares y amigos
enfermos y ancianos, a los que nadie visita,
o a los que por alguna riña familiar (peleas
hereditarias, deudas impagas, injurias, etc.) no
saludamos desde hace tiempo… tal vez sea la
ocasión de acercarnos a ellos para acompañarlos
con un fraterno y sencillo brindis, pues en ellos
está Jesús: Cuantas veces habéis hecho eso con uno
de mis hermanos más pequeños, conmigo lo habéis
hecho68.
La historia de Ibrahim deja un mensaje
nítidamente evangélico: no se puede honrar a

67 
Cf. Lucas 24, 13-35.
68 
Mateo 25, 40.
100

Dios en abstracto, hay que hacerlo en concreto,


lo que incluye no sólo adorarlo en la Eucaristía
y en nuestra alma en gracia, también venerando
a nuestros familiares y amigos, especialmente si
son ancianos, enfermos o necesitados. Pretender
compartir la Navidad con Dios, olvidándonos
de los seres queridos, nos haría pasibles del
reproche apostólico: quien no ama a su hermano
a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve69.
Ante la Navidad el cristiano debe, más que
nunca, sembrar paz y alegría; y esto exige
madurez para luchar por restablecer todos los
lazos familiares, de modo que si alguna herida
infligida por un hermano, tío, abuelo, mamá,
suegra… sigue infectando nuestro corazón,
que no sea porque somos negligentes en activar
los mecanismos de la reconciliación. Y esto no
sólo vale para los familiares y amigos, también
debemos considerarlo en relación a vecinos,
compañeros de trabajo…

69 
I Juan 4, 20.
101

25 de diciembre
GLORIA IN EXCELSIS DEO

D icen que Jesucristo tiene previsto pasar


por el mundo tres veces. La primera
ya tuvo lugar, fue hace dos mil años en Belén;
la segunda, más íntima, se da en el momento
menos pensado, al visitar el alma de cada persona
iluminándola en su vocación; y, la tercera,
tendrá lugar al final de los tiempos, cuando
en el Juicio Universal su veredicto clarifique la
historia humana.
Quienes conmemoran el primer paso,
ocurrido en Belén de Judá, suelen cantar noche
de paz, noche amor, todo duerme en derredor…;
sin embargo, debo aclarar que la paz y el amor de
la Navidad no eran placenteros, sino exigentes,
ya que el nacimiento fue recibido con notorio
desprecio a José y a María, quien se vio forzada
a dar a luz al Niño en un sitio para animales; a
lo que se añadió otra amenaza: la de los soldados
del rey Herodes que marchaban ferozmente
para matar a todos los menores de dos años que
había en la comarca70. El Evangelio de San Juan
lo sintetiza con pocas palabras: Vino a los suyos,
pero los suyos no lo recibieron71.
El distintivo de la vida cristiana no es la cruz,
sino la dignidad con que la llevamos. En el

70 
Cf. Mateo, capítulos 1 y 2; y San Lucas, capítulo 2.
71 
Juan 1, 11.
102

calvario fueron dos los ladrones crucificados: a


la derecha el que llevaba la cruz con dignidad,
Dimas; y a la izquierda el que no quiso
aceptarla, Gestas. La invitación a llevar la cruz
con dignidad también se pone de manifiesto en
la Navidad, pues el maltrato dispensado al Niño
Jesús fue previsto por Dios en su plan divino.
Es probable que el objetivo haya sido dejar en
claro que, ante la Navidad, ningún sufrimiento
debe apagar esta alegría llamada a perpetuarse a
lo largo de los siglos.
La historia de la Humanidad se divide en antes
de Cristo y después de Cristo, y lo mismo sucede
con nosotros luego de cada encuentro con
Jesús. Por ejemplo, si confiesas con fortaleza un
humillante pecado… de esos que querrías que
no se supiera72, experimentarás paz y alegría; y si
abandonas una doble vida, de adulterio, drogas,
robos, mentiras en el trabajo o en los estudios,
corrupción, violencia doméstica… desconocida
por tus familiares y amigos, experimentarás en
tu alma el misterio de la Navidad.
* * *
San Josemaría Escrivá decía que, para el
cristiano, la alegría tiene sus raíces en forma de
cruz73, expresión que utilizaba para distinguir la
alegría cristiana de la alegría fisiológica… propia
del animal sano: bien comido, bien bebido,
72 
San Josemaría Escrivá, Surco, 327.
73 
San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 43.
103

bien dormido, con dinero en sus bolsillos, con


trabajo digno, sin dificultades afectivas… La
alegría cristiana es tan potente que ninguna
contrariedad puede apagarla. En cambio, la
alegría pagana o fisiológica es aniquilada por
un simple dolor de muelas, o con una visita
inesperada de la suegra a la nuera… o de la
nuera a la suegra (en sentido jocoso).
En Belén hubo cruces y alegrías, odio y
amor, ausencia de festejos y grandes liturgias.
La indiferencia de los habitantes de Belén fue
simultánea con la alegre visita de los pastores;
la matanza ordenada por Herodes fue precedida
por la aparición de los Reyes Magos con sus
cofres cargados de amor; y el sueño indiferente de
aquel pueblo en que tenía lugar un suceso clave
de la historia fue apabullado por el canto alegre
de potentes coros angélicos que proclamaban:
Gloria in excelsis Deo! Es decir, en los planes de
Dios estaba previsto que el nacimiento fuera
acompañado de dificultades y amenazas, pero
también de la alegría y del tierno acogimiento
en los corazones sencillos.
Dios no espera de nosotros que, en la presente
Navidad, hagamos absurda negación de las
enemistades, rencillas y rencores con familiares y
amigos; pero sí desea que sepamos llevarlos con
dignidad, es decir, sin que afecten la alegría del
cumpleaños de Jesús. La Navidad conmemora
una mezcla de las grandes alegrías y los duros
desafíos que hubo de afrontar la Sagrada
104

Familia; y si nosotros queremos hacer realidad


en nuestras vidas el misterio de la Navidad
imitando a Jesús, María y José, deberíamos
esforzarnos por disimular las ofensas y calmar
los ánimos ante cualquier altercado familiar
o con amistades que pudiese entristecer esta
jornada.
Hay dos opciones que deben enfrentar
frecuentemente quienes organizan festejos
navideños en medio de conflictos afectivos:
transformar las oportunidades en crisis o
transformar las crisis en oportunidades. Algunos,
con frecuencia por falta de fortaleza, acentúan
las crisis con la afrenta de la indiferencia al
omitir enviar un saludo; otros, por rencor o
pereza, deterioran más aún los vínculos, pues
organizan festejos excluyendo a seres queridos.
En cambio, hay quienes con carácter, fortaleza
y justicia aprovechan la gracia de la Navidad
para saludar o invitar a los festejos a quienes
distanció el desamor, la indiferencia o el rencor.
Y ojalá que, en este tiempo de Navidad que hoy
comienza, aprovechemos las santas fiestas para
convertir las crisis afectivas en oportunidades
de reconciliación, sea por medio de una tarjeta
navideña o de un correo simple o de un llamado
telefónico o de una breve visita de cortesía para
dejar algún presente, o de una invitación a
brindar juntos en este tiempo de gracia, capaz
de cicatrizar las heridas.
105

26 de diciembre
IDEOLOGÍAS DOMÉSTICAS

H oy la Iglesia católica conmemora al


primero de sus mártires, San Esteban.
Millones de hombres en el mundo, como
homenaje directo o indirecto, llevan su nombre;
entre ellos, uno de mis queridos hermanos. El
asesinato de San Esteban tuvo origen en la furia
y en la impaciencia de quienes no estaban de
acuerdo con su predicación, y deseaban evitar la
difusión de lo que estimaban una herejía.
El libro de los Hechos de los apóstoles dice
que quienes lo escuchaban ardían de ira en sus
corazones y rechinaban los dientes (…), por lo que
tapándose los oídos [no querían escucharlo más]
y abalanzándose a una contra él, lo sacaron fuera
de la ciudad para lapidarlo. Los testigos dejaron
sus mantos a los pies de un joven llamado Saulo,
y comenzaron a lapidar a Esteban, que oraba
diciendo: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”; y, al
poco, puesto de rodillas, clamó con fuerte voz:
“Señor, no les tengas en cuenta este pecado”. Y
diciendo esto murió. Saulo aprobaba su muerte74.
Conocemos la vida de San Pablo y su clara
vocación por ser fermento y no masa. San Pablo
experimentó, antes y después de su conversión,
un llamado urgente a modificar la situación
del mundo. Su conversión fue un cambio

74 
Hechos de los apóstoles 7, 54-60.
106

importante no sólo para su fe, también para los


violentos métodos utilizados, pues comprendió
que asesinar a San Esteban y encarcelar a los que
opinaban distinto, no era camino digno. San
Pablo purificó todas sus impaciencias, pues, al
exclamar caritas Christi urget nos! 75, enseñó que
el motor de la urgencia apostólica no debía ser
la impaciencia o el salirme con la mía, sino la
caridad de Cristo.
En alusión a la impaciencia como defecto que
infecta toda ideología, Benedicto XVI decía:
¡Cuántas veces desearíamos que Dios se mostrara
más fuerte! ¡Que actuara duramente! ¡Que
derrotara al mal rápido e hiciera un mundo mejor!
Pero, si nosotros sufrimos la paciencia de Dios
ante el estado del mundo, es porque no sabemos
esperar. Todos necesitamos de la paciencia de Dios,
porque no salvarán al mundo los “crucificadores”,
sino el Crucificado. El mundo es redimido por la
paciencia de Dios y destruido por la impaciencia
de los hombres76.
Todas las ideologías son impacientes, pues
toman un pedazo de la verdad y la inflaman del
mismo modo en que una apendicitis llena de pus
el apéndice… poniendo en riesgo la salud de todo
el cuerpo. Las ideologías parten de principios
legítimos: justicia, libertad, seguridad…, pero
con impaciencia, sin respetar los tiempos, y
utilizando como método las mentiras, los golpes
75 
II Corintios 5, 14: ¡La caridad de Cristo nos urge!
76 
Benedicto XVI, 24-4-05.
107

de puño y las demás variantes de la violencia


física o verbal. La impaciencia inflama de pus los
valores pretendidos, que llegan a ser aborrecidos
cuando se toma conciencia de que estos valores,
inflamados, ponen en riesgo la paz social.
Ser pacientes no significa ser pasivos ante lo
que no va, pero sí respetar los tiempos de Dios,
porque la virtud más importante no es el orden,
sino la caridad; de modo que, imponer orden
faltando a la caridad es un desorden: Cuánta
neurastenia e histeria se quitaría si, con la doctrina
católica, se enseñase de verdad a vivir como
cristianos: amando a Dios y a las contrariedades
venidas de su mano77.
Pero dejemos a un lado todas las teorías
sociales y vayamos a los daños más inmediatos
que podrían suscitar en nuestras vidas las
impaciencias de las ideologías domésticas…
porque también nosotros pretendemos imponer
en nuestros hogares criterios buenos, aunque no
siempre con métodos leales.
En mi trabajo sacerdotal, por ejemplo, más de
una vez he visto a mujeres que, preocupadas por
convertir a sus maridos, los llevaban engañados
a una cena que, en realidad, era una reunión en
que se trataban temas espirituales… al tiempo
en que los asistentes cenaban algo informal. Y
el disgusto de los maridos, víctimas del engaño,
era justo y necesario. Y lo mismo sucedía con

77 
San Josemaría Escrivá, Surco, 250.
108

papás de hogares moralmente desordenados,


cuando, invitados por algunos amigos a un
retiro espiritual, se convertían a Dios; porque
al examinar sus vidas y descubrir que sus casas
estaban mal encaminadas, prometían a Dios,
como capitanes del hogar, rectificar el rumbo de
la nave, pero sin comprender que al retiro no lo
habían hecho ni su esposa ni sus hijos, sino él; y
para generar un cambio súbito, como no había
respuesta de los demás, caían en la impaciencia
de sus ideologías domésticas y se valían de los
gritos y de las amenazas para procurar corregir
hábitos que tal vez ellos mismos otrora habían
iniciado, recomendado o festejado. A quien
pretenda hacer ver a los demás lo que el
Espíritu Santo iluminó en su alma, durante un
retiro espiritual, sugiero que emplee el mismo
método utilizado por el Divino Paráclito: amor
y paciencia, y no gritos, mentiras, lecciones de
maestro ciruela, etc.
También es muy importante que nunca
nos desanimemos de tener que esperar, pues
esperar es la esencia de una de las tres virtudes
más importantes: la esperanza. Por eso, ojalá
esta Navidad nos mueva a ser pacientes, y a
perdonar a los impacientes… tal como lo hizo
San Esteban al exclamar con gran dignidad
mientras lo lapidaban: Señor, no les tengas en
cuenta este pecado.
109

27 de diciembre
AUTOESTIMA

J
esucristo eligió a dos apóstoles que eran
hermanos: Santiago y Juan. Este último era
un joven adolescente. Para distinguirlo de San
Juan Bautista se lo llama San Juan evangelista o
San Juan apóstol o San Juan a secas.
Ser evangelista y apóstol significa ser fermento
en la masa. De hecho, su Evangelio tuvo
impacto mundial histórico, pues forma parte
importantísima, junto con otro libro suyo, el
Apocalipsis, del libro más leído del mundo:
la Biblia. Además, millones de personas en el
mundo llevan su nombre en diversos idiomas:
Juan, John, Iván, Gianni… Juana, Ivana…;
ahora, si de nombres se trata, estimo de mayor
importancia el que utiliza el mismo apóstol al
autodesignarse en su Evangelio: el discípulo a
quien Jesús amaba78; porque la conciencia de
que Dios nos ama es de gran importancia para
alimentar nuestra fe, esperanza, caridad, paz,
alegría, serenidad… virtudes que conforman la
auténtica e indestructible autoestima cristiana.
En San Juan la conciencia del amor de Jesús se
agiganta por cuanto fue testigo directo del amor
de Jesús muriendo en la Cruz. Él puede decir: No
me lo contaron, lo vi… San Juan escuchó con sus
propios oídos palabras de máxima importancia

78 
Juan 21, 20.
110

histórica: Nadie tiene amor más grande que Aquél


que da la vida por sus amigos79; Padre, perdónalos
porque no saben lo que hacen80; Yo te aseguro que
hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso81. ¡Y qué
decir de su conciencia del amor de Jesús cuando
venía a su memoria el momento en que Éste le
confío a María como Madre!: Hijo, ahí tienes a
tu madre82.
* * *
Hay tres cuestiones claves en la vida cristiana:
• Lo que Dios hizo por nosotros.
• Lo que nosotros hicimos por Dios.
• Lo que dejamos hacer a Dios en nosotros.
Son tres puntos sobre los que te recomiendo
que gire tu oración con frecuencia, y que bien
podrían servir para hacer un retiro espiritual.
Pero hoy quiero detenerme en el primero: Lo que
Dios hizo por nosotros, recuperando las palabras
de San Juan: El discípulo a quien Jesús amaba.
Y te advierto que la respuesta a la pregunta
sobre qué hizo Dios por nosotros, llenaría páginas
enteras de un cuaderno si fuésemos almas de
oración capaces de reconstruir nuestra historia
del amor divino.

79 
Juan 15, 13.
80 
Lucas 23, 34.
81 
Lucas 23, 43.
82 
Juan 19, 27.
111

Que Dios nos amó y nos ama es una realidad,


nos demos cuenta o no. Mucha gente sufre
porque no se siente querida por nadie, y a veces
es así: ancianos a los que nadie visita, personas
que pasan las fiestas navideñas solas y sin que
nadie se acuerde de saludarlas, o quienes no
tienen un amigo que escuche con ternura sus
desahogos. Esto sí puede pasar en la relación
entre los hombres, pero no con Dios. Dios nos
ama siempre, y la conciencia de ese amor es
capaz de mantener en pie al más sufriente.
Te cuento que había un niño que, cuando
era muy pequeño, durante meses lloraba por
las noches horas y horas… sin dejar dormir a
sus papás, que cuando querían salir a compartir
una reunión, tampoco podían hacerlo, pues no
tenían a quién dejárselo. Si su madre debía ir al
almacén o al mercado, debía cargarlo en brazos
un buen trayecto… y era bastante pesado; a lo
que se añadía el deber de amamantarlo, vestirlo,
divertirlo, besarlo, mimarlo. Todas las noches
su papá y su mamá iban a la cuna y le daban
un beso lleno de ternura, y hacían una oración
por él, cuando ya estaba dormido. Y esa suma
de besos, cantos infantiles, oraciones, mimos y
sonrisas, se podrían contar por miles y miles. Sin
embargo, ese niño, que era yo, siempre fracasó
en todos sus intentos de recordar al menos uno
de esos gestos de amor: ¡qué desagradecido!
Yo acepto que esa realidad de amor existió en
mi vida, por la sencilla razón de que los testigos
112

son muchos, cualificados y concordantes. Es


más, cuando veo un niño al que besan con
emoción o al que sonríen, o se esfuerzan con
amor por aplacar su llanto… interiormente
exclamo: ¡Si eso mismo es lo que hicieron conmigo
de pequeño!, ¡qué lástima no tener memoria de
ninguno de esos gestos de afecto!
Al respecto, la Madre Teresa de Calcuta nos
dice que un día recogió a una mujer tirada en
una zanja, congelada por el frío, deshidratada,
inconsciente y agusanada en algunas partes de
su cuerpo. Llamó al médico, la higienizó, la
abrigó, la alimentó con una sonda, y comenzó
a rezar por ella. En cierto momento la mujer
abrió sus ojos y, al ver las atenciones que recibía,
exclamó: ¡Muchas gracias!, y, a continuación,
cerró los ojos y se murió. La Madre Teresa de
Calcuta dice que se conmocionó al escuchar a la
mujer decir ¡muchas gracias!, pues tratándose de
alguien que había sido despreciada a lo largo de
su vida, el hecho de que en los últimos minutos,
al ser consciente del trato afectuoso que le daban,
sin rencores quisiera agradecerlo, era un gesto de
santidad. Al igual que San Juan, aquella mujer
fue consciente del amor y murió con gratitud y
sin resentimientos.
113

28 de diciembre
LOS INVIABLES

L
a Iglesia conmemora hoy la matanza de
los Santos Inocentes, que en la comarca de
Belén dieron testimonio de Cristo non loquendo
sed moriendo… no con palabras sino con sus
vidas. Hoy también existen grandes matanzas
ordenadas por las autoridades estatales de
muchos países, por tanto, vale la pena renovar
nuestra fe y compromiso para defender la vida
humana en todos sus estadios.
El Nuevo Testamento dice que Pedro tomó la
palabra y dijo: Verdaderamente comprendo que
Dios no hace acepción de personas83. La Iglesia,
siguiendo este principio moral se alegra en cada
niño que nace… sin importar que sea un bebé
sano, y respeta a todos: niño anencefálico que
morirá en pocas horas, criatura con síndrome
de Down, anciano con Alzheimer, embrión
in vitro al que nadie reclama, adulto con vida
vegetativa irreversible... Porque la Iglesia
católica, con los sabios humanistas de todos
los tiempos, afirma que el grado de cultura de
una civilización se determina por el amor que sus
integrantes dispensan a los ancianos, niños, débiles
y enfermos84.
* * *

83 
Hechos de los apóstoles 10, 35.
84 
Juan Pablo II, Discurso del 27-VI-85.
114

En cierta ocasión oí decir algo muy valioso


a una experta en filosofía, que me permito
transcribir de modo no textual: Según la visión
del hombre de Juan Pablo II, el amor más puro
es el que experimentan las madres en los estadios
iniciales de la vida concebida en su seno, momentos
en que ellas aman a sus hijos por el simple hecho de
ser personas, ya que, al comienzo de la gestación,
ni siquiera saben si se trata de un varón o de una
mujer. De modo que, cuando aún las madres no
saben si el hijo será varón o mujer, sano o enfermo,
de ojos azules o verdes, alto o bajo, narcotraficante
o Premio Nobel de la Paz, inteligente o tonto…
lo aman de modo incondicional; y sobre ese amor
indestructible, el día de mañana su hijo podrá
edificar la propia autoestima.
Somos amados de verdad si se nos estima
primero por lo que somos y luego por lo que
hacemos (o podemos hacer); y somos respetados
cuando se acepta que nunca se nos puede utilizar
como medio, porque toda instrumentalización
de la persona es inmoral (adular para lograr un
beneficio, por ejemplo).
Años atrás, un periodista le preguntó al
Cardenal Ratzinger: ¿Qué le diría a un filósofo
partidario de la eutanasia en personas sufrientes
y desahuciadas? Respuesta: Le diría que una
visión del mundo que no pueda dar sentido al
dolor y transformarlo en algo valioso, no sirve para
nada, pues estaría fracasando precisamente en
una de las cuestiones más decisivas de la existencia
humana. Porque aquellos cuyo único consejo sobre
115

el dolor consiste en combatirlo, paliarlo, aliviarlo,


suprimirlo,... nos engañan. Sin duda hay que hacer
todo lo que sea posible para aliviar el dolor de tantos
inocentes y reducir sus sufrimientos, pero una vida
humana sin dolor no existe, de modo que el dolor
algún significado valioso debe tener; y el que no es
capaz de aceptar el dolor elude esas purificaciones
que son las únicas que nos hacen madurar85.
La evasión y pánico al dolor, se complementa
con las cuestiones lingüísticas que procuran
resolver dificultades sin sufrir. Así, por ejemplo,
se habla de “interrupción del embarazo” en
vez de aborto, “criopreservar” en lugar de
tener un hombre en el congelador, “esterilizar
preventivamente” en vez de “mutilación genital
femenina”, “donar espermas u óvulos” en vez de
adulterio in vitro...; y, este “fenómeno lingüístico,
que denota claro síntoma de malestar en las
conciencias”86, junto con la afirmación de que
“Dios no hace acepción de personas”, explica
las razones por las que un postulado clave de
la predicación cristiana actual es, precisamente,
defender con tenacidad al más débil de los
débiles: al niño por nacer.
El niño por nacer es lo más inocente en absoluto
que se pueda imaginar..., ya que el embrión humano
es débil, inerme, hasta el punto de estar privado de
aquella mínima forma de defensa que constituye
la fuerza implorante de los gemidos y del llanto

85 
Revista Esquiú, Buenos Aires, 7-IX-1990.
86 
Encíclica Evangelium vitae, n° 58.
116

del recién nacido87; y, por tanto, ante la norma


moral que prohíbe eliminar directamente a un
ser humano inocente, no existen privilegios ni
excepciones para nadie, pues da lo mismo ser el
dueño del mundo o el último de los miserables de
la tierra: todos somos absolutamente iguales. Nada
ni nadie puede autorizar la muerte de un ser humano
inocente, sea feto o embrión..., y ninguna autoridad
puede legítimamente imponerlo ni permitirlo88.
Nadie tiene potestad para otorgar mayor
dignidad a un ser humano sobre otro, pues el
embrión más defectuoso e inviable posee una
dignidad superior a la del universo material
entero, e igual a la de la persona más meritoria
de este mundo.
Ante el misterio de la Navidad te sugiero que
pidas perdón a Dios si juzgaste negativamente la
concepción de algún niño... con independencia
de las circunstancias difíciles que pudiesen
haber rodeado el embarazo. Y también te
aconsejo dolerte si no hubieras aplaudido que
su nacimiento haya llegado a buen término, o si
te hubieses alegrado de una pérdida espontánea.
Porque, más allá de las posibles dramáticas
dificultades, cada criatura que viene al mundo
es hija de Dios, y como tal tiene alguna misión
trascendente que cumplir... aunque ésta pueda
ser misteriosa a nuestros ojos.

87 
Ibidem.
88 
Encíclica Evangelium vitae, n° 57.
117

29 de diciembre
EL CRUCERO DE PLACER

A l mayor de sus hijos, Higinio y Clarisa


le han puesto de nombre Tomás. Les
pregunté a qué Tomás se confió el patrocinio
del niño: ¿Santo Tomás apóstol, Santo Tomás
de Aquino, Santo Tomás Moro, o Santo Tomás
Becket... que fue asesinado el 29 de diciembre
de 1270? Ellos no me supieron responder, pero,
teniendo en cuenta que Clarisa cumple años este
día, y aunque no haya visto la premiada película
de Santo Tomás Becket: El honor de Dios, soy
partidario de la hipótesis de que el patrocinio lo
tiene este santo, cuyo martirio tuvo origen en su
batalla por defender al pueblo cristiano contra
los atropellos del rey Enrique II.
Santo Tomás Becket dio la cara por su Señor,
por la Iglesia y por sus fieles; y su coraje es
un modelo de virtud para el mundo de hoy,
donde se nos intimida a esconder la fe y a no
complicarnos la vida, conducta cómoda, contra
la cual prevenía un obispo de los Estados Unidos
a los adultos que días después serían bautizados,
con ideas que tengo el honor de transcribirte,
no textualmente:89
* * *

89 
Lo que sigue es una homilía de Mons. Charles Morlino,
obispo de Madison, Estados Unidos, 2013.
118

Queridos candidatos al Bautismo: Estáis por


subir a bordo de una religión que avanza por
los mares del mundo en una Barca humilde que
pareciera hundirse a cada instante, pero que por la
fe sabemos que llegará a puerto. Esta Barca no es
un crucero de placer, sino un buque de guerra…
contra los propios pecados: soberbia, avaricia,
pereza, gula, lujuria, iracundia y envidia. Si
hablo de un buque de guerra es porque deseo dejar
en claro que la religión católica no es un deísmo
terapéutico moralista. No hace falta que recordéis
estos términos, pero sí su descripción, pues es
muy malo para el mundo. El deísmo supone que
Dios puso en marcha el mundo pero que ahora
se mantiene a distancia, motivo por el cual los
hombres no tienen por qué acudir a diario a Él
si no pone interés en el mundo. La moral de este
deísmo se reduce a ser amables con los demás y a
abrirles la puerta del hogar… pero sin ayudarles
a ir por el buen camino o corregirlos cuando están
equivocados.
Los sacerdotes deístas tienen prohibido hablar de
la Ley Natural y de los diez mandamientos que
la resumen; y mientras el aborto se difunde por el
mundo, nos intimidan para que cerremos la boca,
pues se trata de un tema conflictivo. Este deísmo
moralista omite catequizar acerca del carácter
negativo de las uniones gay, de la eutanasia y de
la fecundación in vitro. ¿Y sabéis por qué? Porque
es un deísmo moralista terapéutico, cuyo objetivo
consiste en que quien vaya a la Iglesia se sienta
119

bien consigo mismo y con lo que hace, aunque su


vida fuese adúltera o corrupta.
Según esta versión falsificada del catolicismo,
quien acude al templo debe siempre retirarse con
sentimientos agradables sobre uno y sobre su propia
conducta… aunque fuese malvada. Se procura
que, quienes practican este culto, se sientan mejor,
sin importar qué es lo que hacen, ya que la religión
es sólo una terapia. Por ejemplo, yo daré catequesis
o juntaré juguetes para los niños si esto me ayuda
a sentirme bien; de modo que, si dando catequesis
no me siento bien, no lo haré más, porque los niños
son algo secundario.
Os confieso que durante años recibí muchísimas
cartas de católicos deístas, moralistas y terapéuticos
que trataban de pasarme a su partido. Pero ya
no lo hacen, pues se dieron cuenta de que con sus
misivas sólo lograban que yo detestase más esta
falsificación del cristianismo. Las cartas eran del
siguiente tenor: “Monseñor, su homilía no me
gustó; yo fui a la iglesia para sentirme bien con
el mundo y con mi vida, y Usted me decepcionó,
pues intranquilizó mi conciencia”. Parece que
mis homilías no parecían ser suficientemente
terapéuticas a quien esto escribía, porque yo le
invitaba a cambiar sus hábitos de vida… y esto lo
ponía nervioso.
Queridos candidatos al Bautismo, deseo
advertiros que os incorporaréis a la Iglesia católica,
y Ella no practica el deísmo moralista terapéutico.
De modo que, si por alguna razón tenéis esta forma
120

de ver nuestra religión, aún podéis dar marcha


atrás en vuestra decisión, porque yo no pienso
derramar el agua del Bautismo sobre vuestras
cabezas sólo para que os sintáis bien… hagáis lo
que hagáis; ni tampoco os administrará el Crisma
de la Confirmación para eso.
La Iglesia católica hoy necesita fieles que
siembren el Evangelio, y en particular el Evangelio
de la vida y de la familia. Para el mundo actual es
decisivo que se pregone la conveniencia de que todos
tengan un padre y una madre que se amen hasta
que la muerte los separe, y que los padres se quieran
y eduquen a sus hijos como hijos de Dios. Hay
muchas personas que no tienen familia… o que la
tienen con vínculos confusos; a lo que se añade el
ataque de las leyes y de los medios de comunicación
al mismo concepto de familia; y el resultado social,
cuando muchas personas no tienen hogar verdadero,
es conocido: violencia y delincuencia. Al predicar
el Evangelio de la familia vais a padecer desprecios
y burlas, pero hacedlo, porque la paz del mundo lo
necesita. Incorporarse a la Iglesia no es subirse a un
crucero de placer, sino a un buque de guerra, para
combatir contra vuestros propios pecados y para
ser sal, luz y fermento en este mundo que tanto lo
necesita. Que vuestra Madre la Virgen siempre os
ilumine y proteja. Amén.
121

30 de diciembre
JANDRE

D ice Jesús en el Evangelio: A todo el que me


confiese delante de los hombres, también
yo lo confesaré delante de mi Padre que está en
los Cielos; pero al que me niegue delante de los
hombres, también yo lo negaré delante de mi Padre
que está en los Cielos90.
A la luz de estas palabras de Jesús, me permito
referirte dos historias infantiles, una risueña y la
otra trágica... ambas relacionadas.
La primera es la de un papá que fue a buscar a
su hijo a la escuela, y el niño, de tan sólo nueve
años, no aparecía por ningún lado; hasta que
finalmente dieron con él en la capilla, donde se
hallaba rezando con intensidad y nerviosismo.
Su padre le pregunta:
–¿Por qué rezas con tanto nerviosismo?
–Porque estoy pidiendo a Dios que Roma sea la
capital de Francia.
–¿Y por qué quieres que Roma sea la capital de
Francia?
–Porque es lo acabo de escribir en el examen.
La segunda historia, no risueña sino trágica,
tuvo su epicentro el 26 de junio de 2006,
en Sudáfrica, el primero de los poquísimos
países que legalizó las uniones gay intentando
90 
Mateo 10, 32-33.
122

equipararlas al matrimonio, cuando se condenó


a severas penas de prisión a dos mujeres: Hanelie
Botha (31 años) y su presunta “esposa” Engeline
de Nysschen (33 años). La causa de la condena
fue que Engeline exigió a un hijo de Hanelie
(Jandre, hijo de un fallido matrimonio anterior)
que la llamase papá. El niño, de tan sólo cuatro
años, con buen criterio metafísico, se negó;
razón por la que Engeline comenzó a propinarle
una paliza para convencerlo. Pero Jandre se
resistió, porque ¡Roma no es la capital de Francia!
El análisis del médico forense determinó
que la muerte de Jandre no pudo haber sido
causada por un resbalón en la bañera, tal como
testimoniaron las dos lesbianas con las cuales
Jandre convivía, pues nadie que resbala en su
bañera sufre rotura del cráneo con daño en la
masa encefálica y fracturas en las piernas, cuello,
manos y pelvis. Según el médico, estas lesiones
exigirían haberse caído al menos desde el
segundo piso de un edificio. Por tanto, la jueza
Rita Wilhemse entendió que más bien había
que dar crédito al testimonio de las dos criadas
de la casa, que afirmaron que fue Engeline
quien lo mató; y, en base al testimonio de estas
empleadas (Aletta Lesiba y Nidia Knomo),
Engeline fue condenada por asesinato y Hanelie
por omisión de auxilio.
* * *
123

En estos días de la Octava de Navidad, la


Iglesia conmemora a la Sagrada Familia, razón
por la que te invito a que, al mismo tiempo
en que pidas a Dios que bendiga desde el
Cielo a Jandre, quien con tan sólo cuatro años
supo defender el principio metafísico según
el cual la única verdad es la realidad, le pidas
también tener las mismas agallas para predicar
el Evangelio de la familia en todo el mundo…
y en toda ocasión que se te presente, sin dejar
de luchar para que no se desvirtúe la verdad
del matrimonio en cuanto unión monogámica,
exogámica, heterosexual, indisoluble, social y
pública; y también te sugiero que le ruegues a
Jandre que interceda ante Dios para que, en tu
país, ninguna ley obligue a los niños a llamar
papá a una mujer o mamá a un hombre.
Para la metafísica la realidad de las cosas se
corresponde con lo que ellas son, y no con lo que
caprichosamente pretende el ser humano; por
tanto, no es legítimo obligar a que se denomine
con un mismo vocablo a dos realidades
esencialmente distintas. Y, en este sentido, el
valiente Jandre fue mártir de la metafísica, pues
a una mujer no se le puede llamar papá.
Por tanto, te sugiero que meditemos si nos
comportamos con responsabilidad a la hora
de participar en aquellos sitios en los que se
debate la estructura social del matrimonio y de
la familia: escuelas, clubes, parlamentos, mass
media, universidades, etc.; porque la misión
124

de nuestra vocación cristiana en la sociedad


civil no es ser habitantes, sino ciudadanos. En
el mundo actual, el apostolado consiste, no
pocas veces, en ser ciudadanos auténticos, que
no miran con pasividad e indiferencia el avance
de la confusión moral que reina en nuestro
planeta… semejante a la exclamación del
Salmista: ¿Por qué se amotinaron las naciones y los
pueblos meditan cosas vanas? ¿Por qué se alzaron
los reyes de la tierra contra el Señor y contra su
Cristo? Rompamos sus ataduras y sacudamos lejos
su yugo91. Y me permito interpretarte este pasaje
con palabras mías: ¿Por qué las naciones meditan
cosas vanas: que una mujer sea llamada papá, que
se denomine matrimonio al intento de unión entre
dos personas del mismo sexo…? ¿Por qué los reyes
de la tierra (autoridades políticas) se alzan contra
la ley natural de modo abierto y descarado? ¿Por
qué el mundo está lleno de políticos que ven el
orden natural como yugo a expulsar lejos?
El Salmo II nos exhorta a no permanecer
pasivos; por tanto, en este día, te sugiero que
pidamos a la Sagrada Familia no sólo por
todas las familias del mundo, sino también por
aquellos que no tienen familia… o la tienen
con vínculos de parentesco confusos; y también
pidámosle a Dios, sobre todo, tener las mismas
agallas que tuvo nuestro querido y valiente
Jandre.

91 
Salmo 2, 2.
125

31 de diciembre
ORUGARIO

En las Cartas del diablo a su sobrino el viejo


tío Escrútopo da consejos al joven sobrino
Orugario sobre cómo tentar a los hombres.
Uno de ellos trata sobre el modo de hacer caer a
los humanos en la tentación que intitulada ¡Lo
mismo de siempre!
Por ejemplo, si en el hogar hubiera alguien que
siempre hiciese ruido al tomar la sopa o siempre
dejase las llaves fuera de lugar o siempre se olvidase
de apagar la luz al retirarse de una habitación
o siempre utilizase con desprolijidad el tubo de
pasta dentífrica... aunque no se tratase de faltas
mayores, acreedoras de la pena de muerte o
de un divorcio, Escrútopo recomendaba a su
sobrino Orugario aproximarse al oído de la
víctima y susurrarle con tono desalentador: ¡Lo
mismo de siempre!
Esta tentación, según Escrútopo, es de eficacia
garantizada para desencadenar en el mejor y
más pacífico de los hogares la tercera guerra
mundial92; y, ahora que estamos acabando el
año, debemos estar prevenidos contra ella antes
de dar comienzo a los próximos 365 días.
* * *

92 
Cf. el capítulo correspondiente en el libro de Lewis, C. S.,
Cartas del diablo a su sobrino, Madrid, 1994.
126

El 31 de diciembre es día inmejorable para


hacer examen de conciencia y agradecer las
bendiciones de Dios; pedir perdón por las
ofensas que le infligimos, a Él y a quienes son
su imagen: hermanos, papás, hijos, cónyuge,
suegra, yerno…; e invocar su ayuda para iniciar
el nuevo año con sentido común y sentido
sobrenatural.
San Josemaría proponía el siguiente lema:
año nuevo, lucha nueva. Este lema está dotado
de un realismo apto para ser fundamento del
optimismo cristiano, porque habitualmente no
sólo carecemos de certeza acerca de la mejora
de la cosas en el año que habrá de comenzar,
sino que tenemos datos ciertos de que habrán
de empeorar. Aunque el chasquido de las copas
que brindan en los últimos minutos de los 31
de diciembre sea acompañado con la frase año
nuevo, vida nueva, la experiencia demuestra que
los achaques de salud siguen siendo los mismos…
pero más serios; las desobediencias infantiles no
desaparecen… y los argumentos de los niños
para desobedecer resultan más sofisticados; la
pérdida de memoria inmediata en los ancianos
enfermos de la familia no mejora… empeora; el
jefe de oficina sigue intolerante… pero más; y el
colesterol y los triglicéridos no bajan… suben.
En fin, muchos años nuevos son retratados por
el consejo de Escrútopo: ¡Lo mismo de siempre!
Pero como el cristianismo no es ni una religión
aburrida, ni triste, ni desalentadora, el cambio
127

debe darse en nuestra vida interior… para


enfrentar con optimismo los acontecimientos.
De modo que, al acabar el año, te sugiero que,
en el mismo momento del brindis, invoques la
ayuda de Dios: danos hoy nuestro pan de cada día…
es decir, dame fuerzas, en el año que comienza,
para sonreír cuando me cueste; ayúdame a ser
puntual en los horarios de la casa y del trabajo
que tanta paz aportan a la sociedad, porque,
¡cuántas peleas familiares y laborales tienen que
ver con la pereza y la impuntualidad!...
Además, si bien es muy probable que nuestros
pecados sigan siendo los mismos de siempre,
recuerda que la santidad no consiste en no caer,
sino en el firme propósito de no quedarnos tirados
por el suelo. De modo que, al mirar el año que
pasó, examínate: ¿cuántos días, semanas o meses
me quedé tirado por el suelo… sin confesarme,
sin reaccionar, sin volver a la lucha? Y, luego,
pide ayuda a Dios para que, el año que está a
punto de comenzar, sea una etapa en la que te
levantes decenas o centenares de veces, y no tres
o cuatro… por vivir meses enteros arrastrándote
por el suelo.
La vida nueva debe ser consecuencia de una
lucha nueva que es una realidad interior. En tal
sentido, es recomendable meditar lo dicho por el
valiente obispo vietnamita, Nguyen van Thuan,
quien haciendo mención a sus años de injusta
prisión en cárceles comunistas, dijo: El 23 de
abril de 1975 Pablo VI me nombró arzobispo
128

coadjutor de Saigón. Los comunistas me dijeron


que mi nombramiento era un complot entre el
Vaticano y los imperialistas para luchar contra el
régimen comunista. Fui arrestado el 15 de agosto
de 1975, fiesta de la Asunción. Después de tres
meses surgió en mi mente una luz. Había oído
decir a un obispo que, al ser liberado de la prisión,
dijo: “He pasado la mitad de mi vida esperando”.
Pero la voz me animaba a decir: “Yo no esperaré.
Voy a vivir el momento presente colmándolo de
amor”.
Ante el año que comienza debemos tener
en claro que Dios da importancia secundaria
a nuestra lucha por producir exitosos cambios
externos: en la economía, en el carácter de tus
suegros o de tus hermanos, en el temperamento
de los compañeros de trabajo... Lo que Dios
valora y espera de nosotros, en primer lugar, son
los cambios internos… la lucha interior, porque
el Reino de Dios está dentro de vosotros93.

In nomine tuo dulcis Iesu!


Santa Fe, 16 de octubre de 2013

Mail del autor:


padrepedro100@yahoo.com.ar

93 
Lucas 17, 21.

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