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Documento de información elaborado por la profesora Rocio Sánchez

Sujeto de Nivel Primario I ISFD- ISPE Domingo Faustino Sarmiento

LAS DISTINTAS ACEPCIONES EN TORNO A LA NOCIÓN DE SUJETO

La concepción de sujeto como un producto histórico

La idea de sujeto se ha ido transformando a lo largo de la historia. La modernidad


nos mostraba un sujeto racional, soberano, libre y omnipotente. Su existencia estaba
subordinada al uso de la razón, y su condición de ser racional era lo que lo configuraba
como un sujeto libre capaz de tomar sus propias decisiones. Sin embargo, se advirtió que
la razón por sí misma, no era lo único que determina las elecciones y decisiones de los
sujetos, pues estos se encuentran condicionados por múltiples factores, tales como su
posición social, las características de los vínculos que establece con otros sujetos, la
configuración de su contexto familiar, la modalidades de crianza, su historia personal y las
relaciones de poder que determinan su contexto. A ello se le sumó, los aportes del
psicoanálisis, a partir de los cuales, se terminó de pensar al sujeto como un ser autónomo,
para dar lugar a la idea de la existencia de una instancia psíquica conocida como
“inconsciente”, la cual se opone a la razón y además escapa a las posibilidades de control
del sujeto. Desde la mirada psicoanalítica, el sujeto no solo está condicionado
socialmente, sino que además, en ocasiones no puede controlar su propia voluntad. En
este sentido, la libertad no es absoluta, sino que posee ciertos márgenes vinculados a las
formas en están regulados los contextos de los que formamos parte (relaciones de poder)
y a los propios procesos inconscientes de los que no podemos dar cuenta, ni controlar.
Para el psicoanálisis, la subjetividad “está sujeta” a la dimensión de un deseo inconsciente
(desconocido por el propio sujeto) e inagotable, que no puede ser satisfecho y que por lo
tanto nunca desaparece. Esta situación es la que lleva al sujeto a realizar nuevas
búsquedas, a implicarse en nuevas experiencias, y construir nuevos sentidos de la
realidad, constituyéndose subjetivamente en cada una de esas situaciones.

Pasamos entonces de un sujeto libre, soberano de su vida a un sujeto “sujetado” y


esta sujeción dependerá del ámbito o disciplina teórica desde donde lo miremos. Así
entonces, como para el Psicoanálisis el sujeto esta sujetado a sus procesos inconscientes y
a la lógica del deseo; para el Derecho estará sujetado a un ordenamiento jurídico, para la
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Sociología a las condiciones sociales, para la Historia, a los procesos históricos, para la
Psicología a su historia personal, etc.

El sujeto como una construcción dinámica y permanente

La subjetividad, en tanta constitución del sí mismo, es un proceso consciente e


inconsciente que se va dando en relación a los modos en que cada individuo organiza las
experiencias que le toca atravesar y de los modos particulares en que se vincula con los
“Otros” sujetos que forman parte de dichas experiencias. La subjetividad por lo tanto, no
es un concepto estático. Por el contrario, el sujeto se encuentra en permanente
transformación. Transformaciones que se van suscitando a partir de los vínculos,
experiencias y situaciones que vivencia y el modo particular en que se posiciona frente a
éstas, otorgándoles sentidos particulares. Las organizaciones familiares, escolares, como
cualquier otra organización de la que formemos parte están determinadas por elementos
políticos, culturales, históricos y sociales, en consecuencia, la constitución subjetiva es un
proceso complejo, multideterminado, inacabado y permanente, ya que el sentido que le
otorgamos a nuestras experiencias se va modificando en el curso por los distintos
momentos del ciclo de la vida. Se es sujeto en relación a circunstancias específicas: ser
niño, no es lo mismo que ser alumno, pues la condición de alumno está determinada por
un determinado contexto, el escolar, configurado por experiencias diversas en las que el
niño se encuentra inmerso. Por lo tanto, el sujeto se asume como una “posición”, como
el lugar que se ocupa en una situación determinada. Aquí resulta importante destacar que
sujeto y persona no es lo mismo. La persona es siempre la misma, el sujeto, no. Aunque
seamos la misma persona, no somos los mismos sujetos, al nacer, cuando somos niños,
cuando transitamos la adolescencia, cuando somos adultos o cuando envejecemos.
Tampoco somos los mismos sujetos en la escuela, con nuestra familia, en el trabajo, con
nuestros amigos, etc. la diferencia está en los distintos lugares que ocupamos y el
posicionamiento subjetivo que asumimos frente a ellos, pues si bien el contexto
determina fuertemente el modo en que cada sujeto se posiciona frente a las distintas
experiencias, podemos encontrarnos con niños que pese a sus carencias son alumnos
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brillantes, pues su condición de sujeto de aprendizaje está atravesada por el deseo de


aprender y de transformar sus condiciones de existencia. De ahí, la importancia del rol del
docente y las instituciones en la construcción de subjetividades. La subjetividad es un
constructo que se da necesariamente en el marco de relaciones con otros sujetos que
también inciden en los modos en que nos posicionamos y configuramos las distintas
experiencias. Si el vínculo con un docente está configurado por el deseo de que todos sus
estudiantes aprendan, seguramente las posibilidades de que esto ocurra serán mayores,
que si nos encontramos con un docente, desmotivado, que no confía en la capacidad de
aprender de sus alumnos, que considera de antemano que éstos están destinados al
fracaso. Los sentidos particulares que las instituciones y los docentes, le otorgan a lo
educativo, al aprendizaje, a la enseñanza, y fundamentalmente a sus alumnos determinan
en gran medida el modo en que estos últimos se constituyen en sujetos de aprendizaje.

El aprendizaje implica un vínculo, una estructura dinámica en la que interactúan


dos o más sujetos. Docente y alumnos viven las búsquedas, las dificultades, los encuentros
y desencuentros ante el proceso de conocer, ante el aprendizaje. Además este vínculo se
da en un contexto específico, con normas y reglas de funcionamiento que le son propias y
en el marco de una comunidad determinada que también condiciona ese funcionamiento.

El sujeto de aprendizaje

El sujeto de aprendizaje es el efecto de la práctica educativa. Es la posición que


asume un niño, un adolescente o un adulto frente a la tarea de aprender.

Según Pichón Riviere, “el aprendizaje es la apropiación instrumental de la


realidad para transformarla”. En este sentido, si hablamos de apropiación instrumental,
entonces nos estamos refiriendo a la existencia de un instrumento, una herramienta que
va a permitir esa apropiación. Esta herramienta es el conocimiento. Sujeto y
conocimiento se relacionan y transforman mutuamente. Sin lugar a dudas, cada vez que
el sujeto se apropia de un determinado objeto de conocimiento se transforma, pero el
objeto también es transformado, en la medida en que ese sujeto le otorga un sentido
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particular. Así es que los modos de apropiación de conocimiento, difieren de un sujeto a


otro, y ello debe ser tenido en cuenta por los docentes para ajustar las propuestas en
función de esas diferencias.

Conocimiento etimológicamente significa dos cosas: “lo que está por delante”, “lo
que opone resistencia”. Ambas significaciones, aunque paradójicas, explican por qué el
proceso de conocimiento en ocasiones es difícil y complejo: así muchas veces, un nuevo
objeto de conocimiento “que tenemos por delante”, resulta difícil de comprender, resulta
oscuro y difícil, “se resiste” a ser aprehendido, apropiado. Sin embargo, esto es parte
necesaria del aprendizaje. El aprendizaje no es un camino lineal, supone movimientos de
acercamiento y alejamiento a los objetos de conocimiento. Se dan en este proceso,
rupturas, dificultades y discontinuidades, que permiten ir construyendo nuevas relaciones,
articulando nuevos aprendizajes, integrando nuevos conocimientos. No se trata de una
suma de conocimientos, sino de la construcción de una trama de aprendizajes cada vez
más compleja y rica. El proceso de conocimiento debe ser visto como una espiral, que me
permite ir y venir por esa trama las veces que sea necesario, para construir nuevos
aprendizajes. No sustituimos unos aprendizajes por otros, sino que transformamos,
enriquecemos, complejizamos los existentes.

Gran parte de la labor educativa, tanto de docentes, como alumnos, implica lidiar
con las dificultades inherentes al proceso de aprender. En este sentido, es indispensable
comprender que no existe aprendizaje posible, sino es a partir de dificultades, tensiones y
conflictos que son propios de ese proceso.

Fuentes bibliográficas:

 Ministerio de Educación de la Nación. “Sujetos de la Educación”.


Aportes para el desarrollo curricular. 2010.
 Ministerio de Educación de la Nación. “Sujetos de la Educación”.
Aportes para el desarrollo curricular. 2010.
 Ministerio de Educación de la Nación: “El sujeto de aprendizaje. Su
constitución y construcción”. RFFDC.

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