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INDICE

OBJETIVOS ................................................................................................................................ 2
ETICA A PRIORI ....................................................................................................................... 2
DEFINICIÓN DE A PRIORI ........................................................................................................... 2
GENERALIDADES........................................................................................................................ 2
FUNDACIÓN A PRIORI DE LA ÉTICA Y EL DERECHO EN KANT .................................................... 3
CONOCIMIENTO A PRIORI ......................................................................................................... 5
ÉTICA DE LA RESPONSABILIDAD ...................................................................................... 7
GENERALIDADES........................................................................................................................ 7
DEFINICIÓN DE LA ÉTICA DE LA RESPONSABILIDAD .................................................................. 8
LA ÉTICA DE LA RESPONSABILIDAD Y LA ÉTICA DE LA CONVICCIÓN ......................................... 9
EJEMPLO DE LA ÉTICA DE LA RESPONSABILIDAD: ¿MATARÍAS A TU JEFE? ............................ 10
CONCLUSIONES ..................................................................................................................... 11
WEBGRAFIA............................................................................................................................ 11
OBJETIVOS

1. Describir Los conceptos y características de la ética a priori


2. Conocerla ética de la responsabilidad

ETICA A PRIORI

DEFINICIÓN DE A PRIORI

En término de la filosofía idealista a priori designa un saber obtenido antes e independientemente


de la experiencia, inherente desde un principio a la conciencia, a diferencia de a posteriori, o saber
obtenido de la experiencia y como resultado de la misma. Semejante contraposición es
característica, ante todo, de la filosofía de Kant, quien consideraba que el conocimiento obtenido
mediante las percepciones sensoriales no es verdadero; contraponía, en calidad de condiciones
del conocimiento verdadero, las formas apriorísticas de lo sensorial (espacio y tiempo) y de la
razón (causa, necesidad, &c.). El materialismo dialéctico niega todo conocimiento apriorístico.

Figura 1. Kant con su definición de a priori.

GENERALIDADES

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Es posible establecer una distinción entre el conocimiento a priori (que, de acuerdo al
filósofo Immanuel Kant, es necesariamente verdadero y universal, ya que no depende la
experiencia) y el conocimiento a posteriori (aquel que se obtiene de manera empírica).

Las proposiciones a priori, por lo tanto, son necesarias. Las demostraciones directas en las
matemáticas, por ejemplo, pertenecen a este tipo de locuciones. De esta forma, el conocimiento a
priori permite predecir un fenómeno o anticipar ciertas características.

Para la filosofía escolástica, las proposiciones a priori aparecen vinculadas a la ontología y


equivalen a aquello que antecede en el orden causal.

Para Kant, todo conocimiento empírico está sujeto a condiciones a priori, a las que denomina
como trascendentales. Al no tener comprobación empírica, se trata de un conocimiento que es
postulado y sustentado por la razón.

René Descartes, por su parte, señalaba que la razón es una facultad independiente de la
experiencia. Esto supone la existencia de un conocimiento innato (a priori), como explicó con su
frase “Cogito, ergo sum” (“Pienso, luego existo”).

Los juicios sintéticos a priori son aquellos relacionados con la lógica (por ejemplo, “subir para
arriba”). En cambio, los juicios a posteriori tienen una validez particular y son empíricos, ya que
se comprueban con la experiencia (“Las mujeres de Buenos Aires hablan más que los hombres”).

FUNDACIÓN A PRIORI DE LA ÉTICA Y EL DERECHO EN KANT

Puesto que el humano es el único ser que es capaz de proponerse fines, entre ellos, saber, ser libre
y tener derechos, el propósito de la filosofía kantiana en general, tanto la teórica como la práctica,
es demostrar, y de una manera novedosa, la existencia de principios a priori que posibilitan no
solamente el conocimiento de objetos sensibles, sino también el conocimiento práctico que
sustenta al orden moral y jurídico. Sin embargo, estos principios como la libertad, el deber, entre
otros a los que aludiremos, no son una invención suya sino una extracción de la sabiduría practica
existente en la tradición ético –filosófica, pues la deliberación acerca de lo que es y de lo que debe
ser es algo que ha acompañado al hombre desde que empezara a tener conciencia de sí mismo.
Pero a diferencia de sus predecesores, y este es uno de sus más decisivos aportes al pensamiento
filosófico en general, Kant emprende la relegada tarea de llevar a cabo un procedimiento critico
constituido por un examen de la razón misma, y mediante sus propias fuerzas, para ver en ella su
estructura, sus límites y posibilidades, e indagar dentro de esa estructura racional el origen de
estos principios a priori tanto de la filosofía teórica como de la filosofía práctica.
La dilucidación de los principios prácticos a priori nos exige esclarecer previamente la diferencia
entre crítica y metafísica. En la Arquitectónica de la crítica de la razón pura (A837 y B865) Kant
explica la diferencia entre ambas. La crítica es la que examina la capacidad de la razón en relación
con el conocimiento a priori. Constituye, por así decirlo, una tentativa de la razón humana de
examinarse a sí misma con sus propias fuerzas para determinar qué y cuanto puede conocer la
razón por si misma sin el concurso de la experiencia, vale decir, a priori, y verificar asimismo si
dichos conocimientos son verdaderos. La metafísica, en cambio, consiste en el sistema de
conocimientos que se fundan únicamente en la estructura racional del sujeto humano, esto es, a
priori, después de realizada la crítica. Este sistema de conocimientos a priori, la metafísica, habrá
de ser tanto teórico como practico, pero el conocimiento práctico solo es posible a partir de la idea
de libertad. Si bien trataremos posteriormente de la libertad, es preciso adelantar que, en la

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Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Kant expone la libertad como una mera
idea
Libertad, ley moral y deber constituyen los principios a priori sobre los que fundamenta Kant su
filosofía práctica, en cuyo horizonte conceptual y fenoménico estarían incluidos la ética y el
derecho, pues ambos pertenecen a la doctrina de los deberes. Como el mismo lo indica, en la
Metafísica de las costumbres, > (MC.219) (2), refiriéndose en este caso al sentido amplio de la
ética, puesto que la ética en sentido estricto concierne únicamente a la doctrina de la virtud, como
se desprende de los dos tratados integrantes de la Metafísica de las costumbres (3): en primer
lugar, la doctrina del derecho, contentiva de principios para leyes de la conducta externa de las
personas y en relación con sus semejantes en la sociedad; en segundo lugar, la doctrina de la
virtud o ética propiamente dicha (4), conformada por principios o leyes que conciernen
primeramente a la existencia interna del individuo con miras a su propia perfección y la
consecución del sumo bien como finalidad inherente a su condición humana, cuyo resultado habrá
de repercutir consecuencialmente en lo social, puesto que entre los fines que a la vez son deberes
para el ser humano se cuenta la propia perfección pero también la felicidad ajena (MC.386), no
siendo posible el primero sin el segundo.

Que estos principios sean a priori significa que son independientes de la experiencia (5), y si no
provienen de ella no pueden por tanto ser empíricos sino originariamente pertenecientes a la
estructura racional del sujeto humano si se toma en cuenta que, para Kant, todos nuestros
conocimientos proceden o bien de la sensibilidad o bien del entendimiento (6). Conocimiento
racional y conocimiento a priori es lo mismo. Conocemos algo por la razón cuando tenemos
conciencia de que hubiésemos podido saberlo aunque no se hubiese presentado en la experiencia
(CRPr., p.24). Todo esto sin embargo no lo propone Kant simplemente a tientas y de un modo
dogmático (7), a la manera como sus predecesores, sin escrutinio alguno de las capacidades de la
razón, habían recurrido a las ideas innatas, o como los empiristas, de la misma manera, habían
proclamado a la mente humana como un papel en blanco o tabula rasa, sino que se trata de
principios que él se vio en la necesidad de admitir una vez realizado el examen de la razón
mediante su labor critica que habría de permitirle luego la proyección de su sistema metafísico.
Pues la crítica, como ya se dijo, y como puede verse en el segundo prólogo a la Critica de la razón
pura (8), consiste en una preparación previa y necesaria para la elaboración de una metafísica
rigurosa que, en cuanto ciencia, habrá de ser desarrollada ineludiblemente de acuerdo con el más
estricto requisito, y este requisito es que ella tiene que ser sistemática (9). Es solamente de este
modo, siendo sistemática, que la metafísica podría ser dogmática, pues el seguro camino de la
ciencia, afirma Kant, se ha de emprender evitando dar saltos atrevidos en las deducciones, lo que
exige, necesariamente, un ordenado establecimiento de principios, la clara determinación de los
conceptos y la búsqueda del rigor en las demostraciones (B XXXVI), y esto solo puede darse
dentro de un sistema, el cual es definido por Kant como > (10), donde, por vía de deducción, la
verdad de una proposición deriva necesariamente de la verdad de aquella sobre la cual se funda
(11).

Mediante este mecanismo así organizado por vía de la investigación crítica, el conocimiento
humano es clasificado en empírico y racional, cuya distinción y caracterización la expone en la
Introducción a la Crítica de la razón pura. El conocimiento racional estaría constituido por
principios originarios de la estructura racional del sujeto, esto es, a priori (12), cuyas notas
esenciales e indisolublemente unidas son la universalidad y la necesidad (B4). El conocimiento
empírico, en cambio, que es solamente posible a posteriori, estaría conformado por lo que
percibimos a través de los sentidos (intuición sensible) más los conceptos que aporta nuestra

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facultad de conocer (B2), siendo en consecuencia no universal y necesario sino particular y
contingente.

Lo a priori es para Kant no solamente y por sí mismo un conocimiento, sino que constituye
también la condición de posibilidad de todo conocimiento: teórico o práctico. A este sistema
general del conocimiento a priori lo denomina metafísica (A XX), la cual constituye una reflexión
sobre esa decisión típica del pensamiento y accionar humano, desde que el hombre es hombre,
como es ser y deber ser. En concordancia con esta separación, Kant encuentra que la razón posee
dos usos, fundados ambos en una misma facultad de conocer (13): un uso teórico y un uso
práctico. Cada uno de estos dos usos es a su vez puro o empírico. Al primero lo designara como
razón teórica o especulativa, a la que pertenece la metafísica de la naturaleza; al segundo, razón
práctica, correspondiéndole la metafísica de las costumbres. La metafísica de la naturaleza, o
metafísica de uso especulativo, contendría todos los principios puros de la razón concernientes al
conocimiento teórico de todas las cosas, es decir, lo que "es" o lo que "sucede" (14). La metafísica
de las costumbres, contiene, por su parte, los principios prácticos puros que determinan a priori
el obrar humano, tanto en la acción como en la omisión, y constituye el campo de reflexión en
torno a lo que "debe ser" o lo que "debe suceder", lo cual concierne a la ética y los fenómenos
morales (15). Como se acaba de ver, esta diferenciación entre ser y deber ser no es una nueva
inventiva kantiana sino algo con lo que el habrá de tropezarse en su examen de la razón. Y puede
decirse que ya lo venía avizorando desde su periodo prescritico en su disertación de 1770 titulada
Sobre la forma y principios del mundo sensible e inteligible (De mundo sensibilis atque
intelligibilis forma et principiis), lo que induce a pensar que desde muy temprano venia perfilando
el desarrollo de las dos metafísicas, y con ello la filosofía practica (16), la cual pareciera ser su
principal centro de interés y a cuyo servicio estaría la filosofía teórico-especulativa. Kant
reconoce la subordinación de la razón teórica a la razón práctica, puesto que la razón entraría en
contradicción consigo misma si solo hubiese entre ellas relaciones de coordinación (CRPr.,
p.152).

CONOCIMIENTO A PRIORI

El conocimiento independiente de la experiencia y que descansa en la propia facultad de


conocimiento. Posee verdadera universalidad y estricta necesidad

El propio Kant señala en la Introducción a la “Crítica de la Razón Pura” que esta expresión es un
tanto inexacta pues a veces decimos que somos capaces de obtener a priori algunos conocimientos
que, sin embargo, derivan de fuentes empíricas. Estos conocimientos no los derivamos
inmediatamente de la experiencia pero sí de alguna regla universal que descansa, no obstante, en
ella: si quitamos los cimientos de nuestra casa podremos saber a priori, antes de que ocurra, que
nuestra casa se va a caer. Pero esto no es enteramente a priori pues necesitamos saber, por
experiencia, que los cuerpos pesados se caen. En conclusión, entiende por conocimiento a priori
el que es absolutamente independiente de toda experiencia, no de esta o aquella experiencia.

La necesidad y la universalidad estricta son criterios seguros de conocimiento a priori y se


hallan inseparablemente ligados. Kant creyó que la matemática y la física pura (los principios de
la física de Newton) no tienen un origen empírico sino a priori. La metafísica es incapaz de
alcanzar conocimiento sintético a priori.

A priori

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Los elementos, principios, estructuras o conocimientos que no tienen un origen empírico
pues descansan

Uno de los objetivos fundamentales de la filosofía kantiana es la comprensión de la existencia de


lo a priori: en el ámbito del conocimiento, los conocimientos sintéticos a priori que creyó
encontrar en las matemáticas y en la Física de Newton, en el ámbito de la moral, los mandatos a
priori, incondicionados o absolutos, como es el caso de los imperativos categóricos.

LO A PRIORI Y EL IDEALISMO TRASCENDENTAL

Tipo de hecho Rasgos Se opone a Obra en donde Condición de


lo estudia posibilidad

hecho existencia de posee el “Crítica de la el carácter


teórico conocimiento universalidad conocimiento Razón Pura” subjetivo de
sintético a y necesidad empírico ciertos
priori (validez elementos
particular y cognoscitivos
contingente)

hecho existencia de poseen los “Crítica de la los postulados


práctico mandatos universalidad imperativos Razón Práctica” de la razón
sintéticos a y necesidad hipotéticos práctica
priori (validez
(imperativos particular y
categóricos) contingente

A posteriori

Aquello que tiene como fundamento la experiencia o que se obtiene de ella

Lo “a priori” y “a posteriori” no se limita al tema del conocimiento, también está presente en la


ética kantiana. En general, “a priori” es lo que no tiene su origen ni mediato ni inmediato en la
experiencia, y “a posteriori” es lo que tiene un origen empírico pues descansa en la experiencia,
y en último término en la percepción. El siguiente esquema representa los elementos a priori y a
posteriori más importantes:

1. ELEMENTOS, ESTRUCTURAS O PRINCIPIOS A PRIORI:

a) En el ámbito del conocimiento:

 en el nivel de la intuición: las formas a priori de la Sensibilidad (espacio y tiempo);


 en el nivel de la conceptualización: los conceptos puros del Entendimiento (categorías);
 en el nivel del razonamiento: las ideas de la Razón (alma, Dios y Mundo);
 los principios y tesis de la matemática y de la Física racional (física de Newton);

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b) En el ámbito moral:

 los imperativos categóricos.

2. ELEMENTOS, ESTRUCTURAS O PRINCIPIOS A POSTERIORI:

a) En el ámbito del conocimiento:

 en el nivel de la intuición: las sensaciones;


 en el nivel de la conceptualización: los conceptos empíricos (“mesa”, “perro”, ...);
 en el nivel del razonamiento: cualquier argumento con datos tomados de la experiencia;
 la mayor parte de principios y tesis de las ciencias empíricas;

b) En el ámbito moral:

 los imperativos hipotéticos.

Figura 2. Concepto de a priori

ÉTICA DE LA RESPONSABILIDAD

GENERALIDADES

Es lugar común decir que en la sociedad salvadoreña se han “perdido” los valores o que vivimos
una crisis de valores. Con ironía y con cierto realismo algunos afirman que “sólo se pierde lo que
se tiene” y que, en nuestro caso, más que pérdida lo que ha habido es ausencia de valores. Es

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decir, predomina un modo de proceder tanto en las instituciones como en las personas donde es
más o menos habitual el desacato a las leyes y a las normas; la negación de los derechos
fundamentales de los ciudadanos; la impunidad frente al irrespeto de los valores; las deficiencias
o incoherencias en las autoridades responsables de la transmisión de valores; la falta de equilibrio
entre derechos y responsabilidades; el predominio de intereses individuales y sectoriales sobre el
bien común, entre otros.

A esos modos de proceder se suman algunas creencias también habituales en gran parte de la
mentalidad ciudadana. No es raro, por ejemplo, encontrar personas que creen que “la
contaminación no es su responsabilidad”, que “las normas se hicieron para violarlas”, que “con
el dinero se resuelve todo”, que “si te saltas las reglas y no sucede nada, es que eres listo, que
“pagar impuestos no sirve para nada”, etc. Lo grave de este tipo de creencias es que terminan
siendo modos de actuar, contrarios a los fines de una sociedad basada en la ética y en el derecho.

De ahí, que un reto del presente y del futuro para nuestro país, es la necesidad de impulsar un
comportamiento ético que nos encamine a formas de vida personal e institucional más acordes
con una sociedad democrática, solidaria e incluyente. En este sentido se habla de la ética de la
responsabilidad, entendida como la capacidad de dar respuestas eficaces a los problemas que nos
llegan de la propia realidad. Responsabilidad con respecto al ejercicio de los derechos humanos,
la protección de los recursos naturales y la vida de las generaciones futuras.

DEFINICIÓN DE LA ÉTICA DE LA RESPONSABILIDAD

La responsabilidad revela el carácter ético de cada persona, es un acto enteramente voluntario que
nos lleva, por un lado, a más respeto, más transparencia y más cordialidad hacia los demás; y por
otro parte, a dar respuesta a las necesidades de otro ser humano. El otro me exige una actitud
práctica, que puede ser de hospitalidad, de indiferencia o de rechazo. Ser “responsable”, por tanto,
significa estar listo y dispuesto a “responder”. Desde nuestra propia realidad algunos de los
aspectos a los que se debe dar una respuesta responsable son: la inclusión social, la equidad de
género, la justicia económica, la conservación del medio ambiente, la seguridad ciudadana, y la
probidad de la función pública.

Proponer una ética de la responsabilidad es justamente lo contrario de una simple “ética del éxito”,
que considera bueno todo lo que funciona o proporciona beneficios, poder o ventajas. Por este
camino se llega a justificar cualquier medio en función de los fines. El poder ejecutivo
salvadoreño, por ejemplo, se resiste a aceptar la sentencia de la Corte Suprema de Justicia, que
prohíbe transferir fondos de los ministerios hacia la presidencia de forma arbitraria y sin el control
que garantice transparencia. Según el ejecutivo estos controles no permitirán una respuesta
inmediata a las demandas de la población. Su argumento principal es que el fin (servir
eficazmente a la ciudadanía) justifica los medios (uso privado y secreto de los fondos públicos).
La transparencia y la honradez nuevamente son amenazadas.

Contraria a la ética de la responsabilidad es también la llamada “ética de intenciones”, que suele


interesarse por una motivación puramente interna de la acción, eliminando cualquier
preocupación por las consecuencias de una decisión o actuación. La historia ha sido testigo de
que grandes atrocidades se han llevado a cabo en nombre de grandes causas. Por tal razón en la
sabiduría popular se dice que “el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones”. La
ética de la responsabilidad, en cambio, surge cuando somos conscientes de las consecuencias de
nuestros actos sobre otros y sobre la naturaleza.

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Por la ética de la responsabilidad podemos cambiar la competitividad individualista por la
cooperación competente y cordial; la acumulación excluyente de la riqueza por el acceso
equitativo a los bienes que garanticen la satisfacción de las necesidades fundamentales; el
consumismo sin límites por el uso racional de los recursos; podemos pasar, finalmente, del
espíritu egocéntrico al espíritu de concordia.

Pero, dicho esto, hay que añadir que, si bien la ética de la responsabilidad es condición necesaria
para la consecución de un modo de vida realmente humano y fraterno; ésta no suple la necesidad
de un Estado de derecho en el que todas las personas sean consideradas y tratadas con igual
dignidad. En las sociedades antiguas, la seguridad de las personas dependía en gran medida del
proceder ético individual. En la sociedad actual, al comportamiento ético esperado en cada uno
de los ciudadanos y ciudadanas, hay que añadir las normas jurídicas que, siendo efectivamente
reales y vigentes, pueden garantizar los derechos ciudadanos y liberar a la sociedad de las
decisiones arbitrarias. Y desde la ética de la responsabilidad debemos exigir que el derecho
produzca leyes, sentencias y procedimientos justos.

Figura 3. Ética de la responsabilidad.

LA ÉTICA DE LA RESPONSABILIDAD Y LA ÉTICA DE LA CONVICCIÓN

La ética de la responsabilidad y la ética de la convicción en la política. Acaba de caer en mis


manos un pequeño libro de Daniel Ortiz "política? “que a su vez referencia el libro "El político y
el científico" de Max Weber. Contrapone Weber la ética de la convicción de un político, “que se
rige únicamente por principios morales y donde siempre y por encima de todo, se deben respetar
estos principios, como por ejemplo 'decir la verdad', independientemente de las circunstancias. Y
por tanto la mentira, por más excepcionales que sean las circunstancias, siempre será un
comportamiento ilícito, éticamente reprobable. Con la ética de la responsabilidad "considera que
el criterio último para decidir ha de fundamentarse en la consecuencia de la acción. O sea decir la
verdad continua siendo el principio moral de referencia, pero no se puede aplicar de forma
automática".

Según Weber la ética de la responsabilidad es la única aplicable en el mundo de la política. Añade


Ortiz que "No es que la ética de la convicción tenga falta de responsabilidad, ni que la ética de la
responsabilidad tenga falta de convicción, pero hay una diferencia abismal entre ambas". LA ética
de la convicción tiene un elemento mediático que permite evadir responsabilidad pero al mismo
tiempo crea ilusión y marca un camino a conseguir. Weber comenta que: "cuando las
consecuencias de una acción realizada conforme a una ética de la convicción son malas, el que la
va a ejecutar no se siente responsable de ellas, sino que responsabiliza al mundo, a la estupidez

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de los hombres, o a la voluntad de Dios que los hizo así. Quien actúa conforme a una ética de la
responsabilidad, al contrario, tiene presente todos los defectos del hombre medio.
(...) quien opera conforme a la ética de la convicción no soporta la irracionalidad ética del mundo.
Es un racionalista cósmico-ético"

Sintetiza

"Nadie puede prescribir si se debe operar conforme a la ética de la responsabilidad o a la ética de


la convicción, o cuando hay que hacerlo conforme a una y cuando conforme a la otra."

Acaba reflexionando Weber que

"Ambas éticas son complementarias que han de concurrir para crear al hombre auténtico, al
hombre que puede tener vocación política."

EJEMPLO DE LA ÉTICA DE LA RESPONSABILIDAD: ¿MATARÍAS A TU JEFE?

La Ética de la Convicción y la Ética de la Responsabilidad son dos conceptos que hay que
entender para tomar las mejores decisiones. El caso de Hidro Aysén es un buen ejemplo.

En su evaluación, un estudiante enojado escribió que yo no debería jugar con la vida de las
personas… ni siquiera con los ejemplos de mis clases. Pero nada mejor que un ejemplo extremo
para graficar un punto de vista complejo. Bueno, dado que usaré el ejemplo, me disculpo
nuevamente.
Después de hacer estallar una bomba que mató como a 100.000 personas en EE.UU., Jack Bauer,
protagonista de la serie televisiva “24” y miembro de una unidad anti terrorista, recibe una
llamada diciendo que tiene hasta el mediodía para matar a su jefe o, de lo contrario, harán explotar
una bomba de igual magnitud que la anterior… según el relato, es seguro que lo podrían hacer.
Estamos pues ante un dilema ético: si fueras Jack, ¿matarías a tu jefe para salvar la vida de miles
de personas o te negarías a matarlo ya que matar es un acto inconcebible?

La Ética de la Responsabilidad nos invita a contrastar los medios y consecuencias de una acción.
Max Weber (1864 – 1920), sociólogo y filósofo alemán, planteaba la contradicción y
complementariedad de la Ética de la Convicción y la Ética de la Responsabilidad. Mientras la
primera se presenta como un referente moral de acción y nos dice si las cosas son buenas o son
malas, la segunda nos invita a contrastar los medios y consecuencias de una acción, y a
responsabilizarnos de las decisiones que tomemos.
De esta manera, si Jack sigue los consejos de la Ética de la Convicción, no debería matar a su
jefe, ya que matar es malo y, por ende, poco ético. Por el otro lado, desde laÉtica de la
Responsabilidad, a la hora de poner en la balanza las situaciones, lo que hace el protagonista de
la serie es hablar con su jefe, buscar todas las maneras posibles para evitar el desenlace fatal y,
luego, cuando nada resultó… vean la película.
Es importante decir que la Ética de la Convicción es útil a la de la Responsabilidad ya que se
presenta como un referente que nos muestra las consecuencias de una acción o decisión, de las
que nos tendremos que hacer cargo. Cosa muy diferente a lo que plantea Nicolás Maquiavelo, ya
que aquí el medio sí importa.

La aplicación de este pensamiento es especialmente interesante en los temas ambientales. Muchas


veces se nos presentan casos, como el de HidroAysén por ejemplo, que plantean el desarrollo de

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una acción que desde la Ética de la Convicción pudiese parecer mala. Inundar, podríamos pensar,
es malo y por ende no se debe hacer. Sin embargo, desde la Ética de la Responsabilidad, dado que
el proyecto ayuda a que haya menos calentamiento global, que nos permitirá tener más energía y
más barata, que será energía soberana (no importada), podríamos pensar que el proyecto sí se
debe hacer. Que cada uno se forme su propia opinión, pero que se haga responsable de ella, tanto
en este proyecto como en todos los que se nos presenten en el futuro.

Para finalizar, le pido a los que trabajen conmigo que, si alguna vez les toca tener la disyuntiva
fundada sobre qué hacer conmigo, simplemente olviden esta columna y no me maten.

Figura 4. Ética de la responsabilidad

CONCLUSIONES
1. La ética priori designa un saber obtenido antes e independientemente de la
experiencia, inherente desde un principio a la conciencia.
2. La ética de la responsabilidad considera que el criterio último para decidir ha de
fundamentarse en la consecuencia de la acción.

WEBGRAFIA
- https://www.ecured.cu/A_priori
- http://www.filosofia.org/enc/ros/apospri.htm
- https://vlexvenezuela.com/vid/fundamentos-priori-etica-derecho-692155137
- https://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-
filosofia/Filosofiamedievalymoderna/Kant/Kant-Apriori.htm
- https://www.alainet.org/es/active/40802
- http://www.ricardadas.com/2010/10/la-etica-de-la-responsabilidad-y-la.html

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