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HUMANOS
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ¡URIDICAS
Serie G: ESTUDIOS DOCTRINALES, núm. 120
,
TEORIA GENERAL
DE LOS
DERECHOS HUMANOS
PRIMERA PARTE
(INTRODUCCIÓN)
SECCIÓN I
SECCIÓN II
LA UNIVERSALIDAD DE LOS DERECHOS HUMANOS
1. La caracterización de la universalidad de los derechos huma-
nos . 41
2. La concepción común de los derechos humanos ¿es equiva-
lente a su universalidad? 4&
445
446 ÍNDICE
SECCIÓN III
SECCIÓN IV
SEGUNDA PARTE
SECCIÓN 1
SECCiÓN I!
EL FUNDAMENTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
1. La búsqueda de una fundamentación filosófica 97
Panorama de la diversidad de fundamentaciones . 99
2. El derecho natural y el derecho positivo . 107
A. Los derechos humanos ¿se reconocen o se constituyen? 114
B. Los derechos humanos ¿se tienen o se deben tener? 116
C. El fenómeno de la simultaneidad cronológica entre el
derecho natural y el derecho positivo 118
D. La juridicidad del deber ser ideal 119
3. La positividad como eficacia . 121
La validez de los derechos humanos 123
4. El problema del derecho positivo, injusto en relación con los
derechos humanos . 126
5. La recepción o positivización de los derechos humanos 127
6. Otra vez la historicidad de los derechos humanos 129
7. El sistema de valores 133
8. El objetivismo . 135
SECCiÓN II!
LA INTERSUBJETIVIDAD EN LOS DERECHOS HUMANOS:
DERECHO SUBJETIVO, RELACIóN DE ALTERIDAD.
Y OBLIGACIóN RECíPROCA
1. El problema del derecho subjetivo . 139
A. El problema de la primacía de! derecho subjetivo 142
B. ¿La protección jurídica es esencialmente constitutiva del
derecho subjetivo? 144
2. La relación de alteridad que es de la esencia del derecho sub-
jetivo 147
3. Las obligaciones correspondientes a los derechos subjetivos. 149
4. Los derechos por analogado . 153
5. Una nueva categoría: La obligación "activamente universal" 157
6. El ejercicio obligatorio de un derecho, o el tema del .. derecho-
deber" 160
7. Los derechos públicos subjetivos 163
8. Las denominaciones de los derechos 165
La diversidad de planos lexicales 17l
9. Las clasificaciones de los derechos 172
448 ÍNDICE
SECCIÓN IV
SECCIÓN V
TERCERA PARTE
EL MARCO SOCIOLóGICO
DE CONDICIONAMIENTO DE LOS
DERECHOS HUMANOS
Introducción 241
SECCIÓN 1
LOS FACTORES DE TIPO CULTURAL
1. El panorama hacia la realización de los derechos . 243
2. La visión histórica de los contextos propios del constitucio,..
nalismo moderno . 245
3. La imagen del hombre en la sociología . 24&
4. El conjunto cultural . 250'
A. La función del lenguaje en el conjunto cultural 253
B. Los medios educativos en sentido lato 256
5. La idea de derecho . 259
6. La situación política . 260'
Las fuerzas de resistencia y los conflictos 262
7. La tradición . 264
8.La~~ 2~
9. La cultura juridica 267
El consenso . 268
10. El sistema de valores 269
Ideas, opinicnes, creencias sociales 273
11. La formulación normativa escrita 275
12. La función legitimadora 277
13. La imagen contractual 279
14. El tiempo histórico . 282
SECCIÓN II
LOS FACTORES DE TIPO POLíTICO
1. El sistema constitucional 285
2. El orden. 287
3. La sociedad democrática 290
4. La libertad política . 291
A. La apertura del poder 294
450 ÍNDICE
SECCIÓN 1II
LOS FACTORES DE TIPO MATERIAL
CUARTA PARTE
SECCIÓN I
EL CONSTITUCIONALISMO MODERNO
SECCIÓN II
EL CONSTITUCIONALISMO SOCIAL
SECCIÓN III
EL FUNCIONAMIENTO CONSTITUCIONAL
DE LOS DERECHOS HUMANOS
1. El significado del funcionamiento . 351
2. El problema de si para el funcionamiento de los derechos es
menester una norma previa de reconocimiento . 352
El problema de si es necesario que la norma previa prevea su
cumplimiento coactivo . 354
3. El plexo de garantías constitucionales . 354
La jurisdicción constitucional y el control de constituciona-
lidad . 355
4. La supremacía de la Constitución 356
A. Los derechos humanos no enumerados en la Constitución
suprema 359
B. Las trampas a- la supremacía de la Constitución en materia
de derechos 359
C. La supremacía de la Constitución ¿tiene alguna instancia
positiva por encima de ella? . 361
SECCIÓN IV
SECCIÓN V
LOS ASPECTOS NORMATIVOS EN LA
CONSTITUCIONALIZACIóN DE LOS DERECHOS
HUMANOS
SECCIÓN VI
LOS DISEf.¡OS CONSTITUCIONALES DE LOS
DERECHOS HUMANOS
1. El horizonte de la Constitución . 393
2. La democracia social . 396
3. Qué clase de normas son las normas constitucionales sobre
derechos humanos 396
SECCIÓN VII
LA INTERPRETACIóN CONSTITUCIONAL
DE LOS DERECHOS HUMANOS
1. La interpretación "de" la Constitución y "desde" la Consti-
tución . 399
ÍNDICE 453
SECCIÓN VIII
7
PRIMERA PARTE
(INTRODUCCIÓN)
11
LOS DERECHOS HUMANOS EN ESCORZO
2 Ver: Verneaus, Roger. Filosofía del hombre. Barcelona, 1970; Romero. Fran~
cisco, Tenría del hombre, Buenos Aires. 1952: González Uribe, Hector, Hombre y
sociedad. México, 1979; Basave. Agustin. Filosofía del hombre. México, 1957;
Buber. Martin. Qué es el hombre, México. 1949; Marias, Julián. El tema del hom~
bre, Buenos Aires~México. 1952.
3 Ver: Derisi, Octavio Nicolás, La persona. Su esencia, su vida. su mundo. La
Plata. 1950; Quites. Ismael. La persona humana, Buenos Aires, 1942; Maritnin,
Jacques. Para una filosofía de la persona, Buenos Aires. 1937.
LA INDIVIDUALIDAD DE LOS DERECHOS HUMANOS 15
.. "El principio supremo de justicia reclama para cada ser humano un ámbito
de libertad para que el ser humano dentro del mismo pueda desarrollar sus dis-
posiciones valiosas" (El principip supremo de justicia, Editorial de Belgrano. 1984.
p. 19).
!l Los derechos humanos, Madrid. 1968, con un estudio preliminar de Antonio
Truyol y Serra. p. 11.
u "Algunas precisiones sobre 'derechos' y 'derechos humanos' ", El Derecho,
IO/XII/1986.
10 El derecho de los derechos humanos brinda. en la parte referida al hombre, la
respuesta a un problema ético general. que Sánchez Agesta destaca en el Estado
de derecho como perspectiva contemporánea de las relaciones entre política y dere-
cho: la necesidad de someter el poder pUbliCO al derecho. del que forma parte la defi-
nición cierta del ámbito de libertad y del ejercicio de los derechos (Principios de
teoría política, 6a. ed .. Madrid. 1976. pp. 150 y ss.).
LA INDIVIDUALIDAD DE LOS DERECHOS HUMANOS 17
Cuando damos por cierto que en el mundo del derecho nos encon-
tramos y nos movemos siempre con relacione>s de alteridad que vincu-
lan a los hombres y a sus conductas,';' tenemos que afrontar un tema
visceral dentro del qUe estamos discurriendo. Si el hombre es sujeto
11 Sobre "La persona humana y el valor 'personalidad' ", ver .-con ese título,........ el
acápite IV de nuestro libro Los valoees de la democcacia aegentina, Buenos Aires,
1983. Asimismo, nuestro libro Para vivie (a Constitución, Buenos Aires, 1984", p. 45.
Para la orientación ética del derecho puede verse: Recaséns Siches, Luis. Teatado
general de filosofía del deeecho, México, 1959, pp. 194~195.
12 Ver el cap. XIV de su Tratado general de filosofía del derecho. cit.
);1 Goldschmidt, Wemer, La ciencia de la justicia, Madrid. 1958.
14 Ver: Goldschmidt, Wemer. Introducción filosófíca al derecho. 4a. ed .. Buenos
Aires, 1973, pp. 387 y ss., donde desarrolla los tres despliegues del valor justicia
(la justicia como valencia, como valoración, y como orientación).
1"5 También en el orbe de lo político se hace presente el carácter relacional.
Burdeau dedica el capítulo JI de la parte segunda de su Método de la ciencia
política a "la relación política" (Buenos Aires. 1964, pp. 219 Y ss.). Para el carác~
ter relacional de la política. ver: López, Mario Justo, Introducción él los estudios
políticos, Buenos Aires. 1983, vol. I. pp. 65 y ss.; y del poder. pp. 39 Y 40.
18 LOS DERECHOS HUMANOS EN ESCORZO
1·8 Rechazamos las visiones ,-a las que aquí no les vamos a dedicar explicación
alguna- que hacen del derecho subjetivo un reflejo de un previo deber juridico,
que sólo se convertiría en derecho subjetivo cuando el cumplimiento del deber
primario quedara a disposición de un sujeto, supuestamente titular del derecho.
Nuestra idea es diametralmente opuesta: las obligaciones (o los deberes jurídicos)
que reciprocan a los derechos humanos son debidas "porque" del otro lado hay
un sujeto (hombre-persona) que es un "yo" que titulariza derechos personales
y que inviste dignidad de persona con valor metafísico absoluto; el derecho no es
un medio para cumplir algún deber, sino que los deberes que se corresponden a
derechos son medios para satisfacer tales derechos.
19 Ver nuestro libro Las ,obligaciones en el derecho constitucional. cit., pp. 15 Y
ss. En igual sentido, Recaséns Siehes: "la situación o conducta del titular del
derecho subjetivo constituye, según la norma, el supuesto determinante de un deber
en otro u otros sujetos" (Tratado general de filosofía del derecho, cit., p, 234).
22 LOS DERECHOS HUMANOS EN ESCORZO
~o Carda Máynez, Eduardo, Filosofía del derecho, México, 1974, p. 358. Pero
d deber jurídico del sujeto pasivo no es exclusivo de la facultas exigendi, y el
mismo Carda Máynez lo incorpora a la facultas agendi, en la que hace falta la
prestación del sujeto pasivo (u obligación de no impedir ° no dañar el derecho de
otro) (ver op. cit., p. 383). En suma, los derechos a la propia conducta, que
implican la facultas agendi, implican una facultas exígendi que se advierte bien en
el momento en que un tercero pone un impedimento al titular del derecho (op. cit.,
pp. 383 Y 384). Similarmente en la facultas omittendi (op. cit., pp. 67 Y 68). Así
se comprende que Carda Máynez afirme que "no hay derecho subjetivo sin deber
jurídico" (p. 382).
LA INDIVIDUALIDAD DE LOS DERECHOS HUMANOS 23
misible hablar de un derecho "a" cada uno de esos bienes de que está
privado, y se tiende a encontrar, en contrapartida obligacional a ese
derecho "a", un sujeto pasivo gravado con el deber de dar o de hacer
(prestación): dar o hacer algo para proveer a la cobertura de la nece-
sidad y a la consecución del bien correlativo. Estamos ya, en itinerario
progresivo de valoración, y por la ineludible relación entre el derecho
. a" del pretensor y el recíproco débito del sujeto pasivo obligado.
ante una nueva categoría de derechos personales, en lo que guarda
cierta correspondencia COn la libertad "para" (y no con la libertad
. de"). García Máynez habla de facultas exigendi, y de alguna manera
esta expresión se hace aplicable a este rubro de derechos: facultad de
exigir algo, de demandar una obligación positiva de dar o hacer, y no
ya únicamente exigencia de abstención para no dañar un derecho. Aquí
el derecho reclama que a SU titular, alguien (sujeto pasivo obligado,
que podrá ser el Estado o uno o más particulares, según los casos) le
proporcione algo, dándole o haciendo algo (prestación) a su favor.
Ya no es el puro deber de respeto al derecho ajeno, omitiendo conduc-
tas lesivas, sino el deber positivo de cumplir una conducta consistente
en dar o hacer. Ya no es la simple exigencia de que se remueva el
obstáculo puesto al ejercicio del derecho, sino la de que el sujeto pa-
sivo facilite ese mismo goce y ejercicio: que se otorgue una vivienda,
una prestación de salud, un servicio educativo, un salario adecuado,
etcétera. Para satisfacer estos derechos es menester recurrir a los su-
jetos pasivos para que cumplan una obligación de dar o de hacer (no
Véi de <1bstenersc). y estaríamos por similitud ante supuestos encua-
hay derecho personal que no pueda ser visualizado como una libertad
personal. 27
El principio conforme al cual ninguna persona puede ser obligada
a hacer lo que no manda la ley, ni privada de hacer lo que la ley no
prohíbe (que suele rotularse como "principio de legalidad" o, en inglés:
rule ol la w ), bien podria figurar como un contenido más de la liber-
tad jurídica, en común can el ya enunciado de que lo no prohibido
está permitido, porque sirve para delimitar el espacio de la misma y la
frontera de la exigibilidad, aun cuando para que quede satisfech~ aque-
lla libertad hace falta un añadido: que lo que la ley manda o lo que la
ley prohíbe sea justo o, corno se dice en el derecho norteamericano y
en el derecho argentino, que tenga un contenido razonable (principio
de razonabilidad, o de racionalidad)." Si la razonabilidad de lo que
se manda y de lo que se prohíbe no quedara a salvo, lo opuesto a la
razonabilidad -que es la arbitrariedad-- arrasaría o podría arrasar a
la libertad que el principio de legalidad pretende preservar. Bastaría,
en efecto, que mediante una ley se me vedara ir al templo, o usar la
vestimenta de mi elección; o se me ordenara adherir a ideologías polí-
ticas opuestas a las mías, para que mi libertad se frustrara.
Desde el status de libertad jurídica de la persona humana, dicha li-
bertad ha de expandirse socialmente, de forma que esa realidad difusa
que apodamos "sociedad" disponga, en el espectro pluralista de sus
grupos, de un espacio también suficiente para movilizar sus iniciativas.
sus proyectos, sus actividades, en una serie de ámbitos: cultural. econó-
mico, político, educativo, sindical, religioso, etcétera. Así como comen-
zamos planteando la dualidad de "persona-Estado" para explayarnos
al tema de la libertad, también ~onviene sugerir el de "sociedad-
Estado" (o sociedad-poder político), y emplear el interrogante con que
Pedro José Frías interpela al Estado: dime qué dejas fuera, y te diré
quién eres. 29 Hay aquí un esbozo de otro deslinde o de otra frontera,
porque el Estado debe dej ar fuera, ubicada en un espacio de libertad
que llamaríamos .. social", a la sociedad, para que despliegue sus ener...
gías y no quede atrapada en un intervencionismo abusivo e injusto del
27 Coing dice que los derechos subjetivos son para cada persona la base de la
libertad de ella en el Estado y en la sociedad ("Le droit subjectif en question",
Archives de Philosophie du Droit, París, núm. 9, 1964, p. 8).
28 Miró Quesada atiende con interés al principio de no arbitrariedad, o de ra~
cionalidad, y dice que "justicia, razón y no arbitrariedad son sinónimos en el mundo
del derecho" (Miró Quesada, C. Francisco, Ensayos de filosofía del derecho, Uni~
versidad de Lima, 1986, p. 54).
29 Frías, Pedro J., Sobre poder y sociedad, Tucumán, Argentina, 1983, p. 103.
32 LOS DERECHOS HUMANOS EN ESCORZO
:JO García Pelayo. Manuel, Las transformaciones del Estado contemporáneo, Ma-
ddd, 1977. pp. 92 y ss.
31 "Cuando la idea de igual libertad comprende no sólo posibilidades morales,
jurídicas y sociales, sino también posibilidades prácticas relacionadas con la eco...
nomía y la cultura, la libertad coincide con la igualdad como ideal. .. '" (Ruiz. Mi...
guel A, "Sobre los conceptos de la libertad". Amwrio de Derechos Humanos. 2.
1983. pp. 543 y 544).
34 LOS DERECHOS HUMANOS EN ESCORZO
38 González Vicen. F., "La filosofía del derecho como concepto histórico".
Anuario de Filosofía del Derecho, Madrid, 1969 (ahora en Estudios de filosofía
del derecho, La Laguna, 1979). p. 213,
39 Sobre la "juridicidad del derecho natural" ver ......-con ese títuIo.-- el capítulo
V del libro de Giuseppe Graneris: Contribución tomista a la filosoffa del derecho,
Buenos Aires. 1973.
40 Bidart Campos, Germán J., Valor justicia y derecho natural, Buenos Aires.
1983.
ldem, pp. 116 y ss.
41
Dice Welzel que sólo la ética material de Max Scheler y de Nicolai Hartmann
4:l
ha realizado un esfuerzo decidido para la re<:onquista de una esfera axiológica ma--
tedal absoluta, y comenta que Jos valores constituyen un reino objetivo. existente
LA UNIVERSALIDAD DE LOS DERECHOS HUMANOS 43
en sí de por sí, a lo largo del cual discurre la mirada histórica, creando así la
apariencia de una relatividad de los valores. mientras que, en realidad, se trata
sólo de una relatividad de nuestra conciencia valorativa (Welzel, Hans, Derecho
natural y justicia material, Madrid, 1957, p. 234).
43 Los derechos humanos son derechos para perseguir y realizar valores, dice
John Lewis ("De los derechos del hombre", en la obra colectiva Los derechos del
hombre. Estudios y comentarios en torno el la nueva decIarElción universal. México~
Buenos Aires, 1949, p. 54).
44 Véase nuestro apéndice sobre "Los derechos humanos" en nuestro libro Valor
justicia y derecho natural, cit., especialmente, pp. 180 Y 182,
44 LOS DERECHOS HUMANOS EN ESCORZO
,-,3 Nos hemos ocupado del tema en Legitimidad de los procesos electorales, CUU~
dernos de CAPElo 7, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, Costa Rica.
1986; también en nuestro libro La Constitución de frente a su reforma, Buenos
Aires, 1987, tercera parte.
48 LOS DERECHOS HUMANOS EN ESCORZO
,>4 Gros EspieIl. Héctor, Estudios sobre derechos humanos, Caracas, 1985, p. 12.
55 Se nos ocurre vincular el fenómeno histórico de la filosofía de los derechos
humanos y del derecho de los derechos humanos como una demostración .-también
histórica.- de lo que Maritain llama la ley del progreso de la conciencia moral y. tal
vez, asimismo de la ley que él designa como de la maduración política y social de
los pueblos (a ambas leyes las incluye entre las "vectoriales"). (Ver su FiLosofía
de la historia, 2a. ed., Buenos Aires, 1962, pp. 97 Y 106.)
LA UNIVERSALIDAD DE LOS DERECHOS HUMANOS 49
del hombre es una norma de lus cogens, o sea, una norma imperati--
Va de derecho internacional con naturaleza inderogable."9
Hasta aquí, entonces, cabe dar por cierto que el curso histórico de
los derechos humanos ha forjado una "idea" común sobre los mismos
y su necesidad de protección -interna e internacional-, una "filoso . .
fía político-jurídica" también común, y una "normativa" contractual a
través de tratados y convenciones internacionales, sin perjuicio -esta
última- de lo que contenga el derecho interno de los Estados. Se
trasluce que la normativa internacional común, difusiva y aplicadora
de la idea y de la filosofía comunes, es una normativa mínima y gené-
rica. de fórmulas abiertas y flexibles, que permita la adaptabilidad,
ampliación y efectividad dentro de cada Estado.
Lo último ,es importante, porque se nos hace verdad que la inter-
nacionalización de los derechos humanos ni los sustrae totalmente a la
jurisdicción interna, ni los despoja de las necesarias concreciones pecu . .
liares y locales que tipifican a cada sociedad y a su respectivo ámbito
cultural: antes bien, más traduce una insistida historicidad de la esti-
mativa y de la normativa internacionales, que una supuesta universa-
lidad supratemporal e inmutable de cuño racionalista o de idealismo
dogmático.
El concepto anglosajón de unas libertades concretas, históricas, de
"aquí y ahora", propias de la ley de la tierra, para ser titularizadas
y gozadas por hombres concretos y situados, en oposición al raciona,..
lismo francés revolucionario culminante en 1789, bien puede vislum-
brarse en la interpretación que personalmente asignamos al proceso de
internacionalización de los derechos humanos. Que se haya ofrecido
a la ratificación de todos los Estados un texto uniforme en los pactos
internacionales sobre el tema -con fórmulas que, según lo decimos, ni
son rígidas ni están desvinculadas de la estimativa histórica contem'"
poránea o de las posibilidades de funcionamiento actual- está lejos de
poder parangonarse con un código ideal apartado de toda situación
de tiempo y de lugar. "En todo Estado que se haga parte de uno o
más tratados, en nuestra época, para los hombres de hoy", tal podría
ser la conceptualización del alcance -que tiene la internacionalización
de los derechos.
60 Ver: Dabin, J,. Doctrina gene.al del Estado, cit., pp. 400 a 422, donde se
ocupa del Estado y las asociaciones. Asimismo, ver Laski. Harold J.• Los derechos
del hombre; 2a. ed., San José. Costa Rica, p. 11.
61 Las transformaciones del Estado contemporáneo. Madrid. 1977. p. 92.
LA EXTENSIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 55
entidad para ser sujeto activo del supuesto derecho de propiedad, apar-
te de resultar casi imposible visualizar cómo y en qué casos "el pue. .
bIo" ejercería el derecho a él atribuido), tropezamos con otro derecho
que, al menos en el derecho argentino, es imposible negarle al Estado;
nos referimos al derecho a la jurisdicción y al debido proceso en los
casos en que -con legitimación activa o pasiva.- el Estado es parte
en un proceso judicial en cuanto justiciable. No cabe rehusarle el dere . .
cho de acudir al uso de la acción, de defenderse, de alcanzar una sen . .
tencia justa, al modo igual como se le reconoce a los hombres también
en su calidad de justiciables.
¿Qué queda como síntesis? Que en las situaciones excepcionales en
que se acepta atribuir un derecho subjetivo al Estado dentro de un
ordenamiento jurídico, tal derecho subjetivo está desprovisto de la na . .
turaleza que, con otros fundamentos filosóficos, históricos, o políticos,
revisten los derechos humanos.
Por fin, cuando enfocamos el caso de los Estados federales, o con
alguna descentralización regional que se aproxima a la federal. sole. .
mos .-tal vez en concesión gratuita de lenguaje más que en rigor de
concepto,........... emplear la terminología de "derechos" para postular fa . .
cultades o competencias de las entidades esta duales frente a la Fede. .
ración, o viceversa. Así, hablamos de un "derecho" de las provincias
argentinas a sus recursos naturales para reivindicar su integridad te. .
rritorial ante el Estado federal; o el "derecho" de usar su poder tribu-
tario local ante el mismo Estado federal. Pero en tajes casos lo que se
pretende acentuar es un "poder reservado" frente a avances de la
Federación sobre sus partes.
No es correcto, por ende. incluir al Estado entre los sujetos activos
de eso que denominamos "derechos humanos".
SECCIÓN IV
().6 Sobre "las concepciones personalistas" ver el capitulo VII . . . . . con ese título . . . . .
70 Ver: Prélot, Marcel, La ciencia política, 5a. ed., Buenos Aires, 1971. segunda
parte, ver: "Las ideas políticas".
~1 Nos hemos ocupado del tema en nuestro libro El régimen político ... ¡cit.,
pp. 217 Y ss. (acápite 29: "Un factor cultural discutido: el de las ideologías y los
valores"), donde vienen citas de Burdeau (entre otras varias. pp. 225 Y ss.), Lucas
Verdú hablaría de una fórmula política (ver nuestra op. cit., pp. 228 Y ss., Y las
notas 43 y 44 especialmente. en p. 229). Ver también nuestro libro El poder.
Buenos Aires, 1985, pp. 146 a 158.
72 Ver nuestro libro La recreación del liberalismo. Política y derecho constitu·
donal, Buenos Aíres. 1982, pp. 72 y ss.
62 LOS DERECHOS HUMANOS EN ESCORZO
87 Se dice que el carácter abierto del campo de estudio de los derechos humanos
viene a reforzar el postulado de la especificidad del objeto de la ciencia de los
derechos humanos (ver: Marie J. B., "Une méthodologie pour une science des
droits de l'homme", en Revue des Droits de l'Homme, VI~l, 1973).
EL ESTUDIO DE LOS DERECHOS HUMANOS 69
811 Para ambas c1ases de vigencia, ver nuestro Tratado elemental de derecho
constitucional argentino, Buenos Aires, 1986, t. I. p. 45.
EL ESTUDIO DE LOS DERECHOS HUMANOS 71
tico del prescp..te, en una época en la que al poder público, secular amenaza poten..
cial contra las libertades. le ha surgido la competencia de poderes económico..socia..
les fácticos, en muchas ocasiones más implacables que el propio Estado en la
violación de los derechos fundamentales" (Derechos humanos, Estado de derecho .ti
Constitución, cit., p. 314).
98 Derechos fundamentales, cit., p. 123.
SEGUNDA PARTE
el derecho para que éste sea considerado como derecho justo.' Por
ende, al tomar en consideración el derecho que "debe ser", afirma
que esta parte de la filosofía del derecho tendrá que elaborarse en
estrecha conexión con la filosofía moral o ética, y no podrá dejar de
plantearse ni mantenerse al margen de los problemas morales que la
sociedad origina según su propio desarrollo. 8
Si hay una filosofía de los derechos humanos, eIJa ha de participar
del aludido ligamen con la ética.
Adviene, por otro costado, el de la ética y el derecho, que abordan
todos los tratados sobre filosofía jurídica, y que es obvio citar; baste
mencionar a Bentham, para quien derecho y moral tienen el mismo
centro, aunque no la misma circunferencia,9 en similitud con la tradi-
cional aseveración de que el derecho es un mínimo de ética. Salvadas
las diferencias de opiniones, algo parece irrefutable, y eS que la distin-
ción admitida entre derecho y moral no implica, en manera alguna,
según 10 señala Recaséns Sic hes, que el derecho quede vaciado de
orientación ética. lO
El derecho de los derechos humanos, al igual que su previa filosofía,
está preñado de líneas directrices que lo religan a la ética. Por de pron . .
too su aspiración a ser un derecho justo revela el arrastre de un cordón
umbilical que lo une a los valores morales del derecho justo. Ya vimos
al respecto el comentario de Eusebio Fernández. No puede haber
filosofía de los derechos humanos ni derecho de los derechos humanos
si una y otro se divorcian de la ética. No porque se diga que la ética
es norma para el sujeto que debe obrar, o que configura un orden
interno 11 (por oposición al derecho, que es un orden externo, de rela-
ciones intersubjetivas o de alteridad), se ha de perder de vista que el
2. LA ESTIMATIVA AXIOLÓGICA
14 Cuando lean Dabin reproduce el adagio res sacra horno comenta que "si el
ser humano individual es respetable. si tiene derechos subjetivos, si existe una
justicia, es porque el ser humano individual, cada ser humano individual, fuerte o
débil, próximo o lejano, representa un valor no sólo relativo para sí mismo, para
los otros y para la sociedad. sino un valor en si, absoluto... Si se quiere encon-
trar un fundamento a la jusUcia es preciso, pues, suscribir esta verdad metafisica
del valor absoluto (y no sólo de 'la eminente dignidad humana') de la persona
humana, a menos de tener que aceptarla, si se rechaza esto, por otro título ... Así
proceden la mayor parte de los contrarios a la metafísica ... " (El derecho subje-
tivo, Madrid. 1955, p. S3).
13 Ver: Recaséns Siches, op. cit., cap. XIX, y p. 531.
16 Para una tradicional expresión de transpersonalismo puede verse Hegel: "El
Estado. las leyes, las constituciones, son los fines, y el individuo debe ponerse a
su servicio; se diluye en ellos y sólo alcanza su propio fin en el fin universal"
(La razón en la historia, Madrid, 1972. p. 312).
l i Introducción a la filosofía del derecho. Madrid, 1983, pp. 329-330.
DERECHOS HUMANOS Y ÉTICA 85
3. LA PERSONA HUMANA
Los derechos humanos parten de un nivel por bajo del cual carecen
de sentido: la condición de persona jurídica, o sea, desde el reco-
nocimiento de que en el ser humano hay una dignidad que debe
ser respetada en todo caso, cualquiera que sea el ordenamiento
jurídico, político, económico y sociaL y cualesquiera que sean los
valores prevalen tes en la colectividad histórica.
26 "La noción jurídica de la persona humana y los derechos del hombre", Re·
vista de Estudios Políticos. XXXV, 1951. p. 44. Dice Dabin que entre los seres fí.
sicos del mundo visible, sólo el hombre, el individuo humano, tiene título para ser
reconocido como sujeto del derecho. "En realidad, el hombre es sujeto de derecho
porque tiene derecho; tiene derechos porque es una persona, en el sentido científico
y en el filosófico. En este punto preciso se anuda la relación entre la personalidad
según el derecho y la personalidad según la ciencia". Lo que declara la filosofía pre-
viamente sobre la perSona humana exige aquí la solución jurídica: la personalidad
según la ciencia reclama la personalidad según el derecho ... Negar al hombre el tí~
tulo de sujeto de derecho sería como negárselo en su naturaleza de persona humana,
ya que ésta no puede vivir, en la vida social. ni es concebible que viva, sin derecho".
De aquí en más, Dabin afronta con realismo una objeción al principio de que todo
hombre es sujeto de derecho, porque ciertamente está el esclavo, a veces enemigo o
extranjero, al que el derecho no reconoce personalidad; "pero la negación de la per-
sonalidad segUn el derecho no es más que la consecuencia de una concepción filosófica:
esos seres son tratados por el derecho como cosas porque según la tabla de los
valores en curso no son considerados como hombres". (El derecho subjetivo, cit.,
pp. 142-144.
Sobre "la persona en el derecho" ver -con ese títuIo- el cap. III de la Filo-
sofía del derecho de Edgardo Femández Sabaté, Buenos Aires, 1984. Le siguen
los cap. IV a VI en los que se refiere a la persona según el materialismo. según
el idealismo, y según el realismo.
El papa. Juan XXIII inserta en su enciclica "Pacem in terris" la afirmación de que
"en toda convivencia bien organizada y fecunda hay que colocar como fundamento
el principio de que todo ser humano es persona, es decir. una naturaleza dotada de
inteligencia y de voluntad libre... ".
2"7 La UNESCO publicó en 1968. bajo la dirección de Jeanne Hersch. la obra
Le droit d'etre un homme, traducida en 1973 al español en Salamanca, ediciones
Sigueme.
DERECHOS HUMANOS Y ÉTICA 89
:n De muchos de estos aspectos nos hemos ocupado en nuestro libro Los de.echos
del fiúmbre, cit., enfocando la iusfilosofía histórica y la iusfilosofía doctrinaria, así
como la nuestra personal. en un doble ámbito: el de los derechos humanos en
si mismos, y el de la declaración de los mismos. Ver asimismo: Pérez Luño, en la
obra colectiva Los derechos humanos. Significación, estatuto jurídico y sistemas,
Publicaciones de la Universidad de Sevilla, serie Derecho, nUm. 38, 1979, p. 32.
:-12 Véase cómo Elías Diaz, al referirse al derecho natural racionalista posterior
a la ruptura de la uniformidad religiosa por obra de la Reforma protestante, dice
que si se quiere encontrar un concepto unitario de derecho natural, aceptado por
todos los hombr~s sean cuales fueren sus ideas r~ligiosas, se hace preciso inde~
p~ndizar aquél de éstas. Así se piensa _añade_ en un derecho natural fundamen~
tado en la misma naturaleza racional del hombre. (Sociología y filosofía del derel
cho, Madrid, 1982, pp. 270-271).
33 Derecho natural y dignidad humana. Madrid, 1980, p. 212.
34 Teoria y experiencia de los de.cchos humano:-, cit., p. 25. Sobre "el principio
de dignidad de la persona", ver: Nino, Carlos Santiago, Enea y derechos humanos,
Buenos Aires-Barcelona-México, 1984, p. 159.
35 Sánchez de la Torre, op. cit., p. 25.
36 B1och, op. cit.
DERECHOS HUMANOS Y ÉTICA 91
que prescriban los medios de protección a aquellos derechos. (Ver: Nino, Carlos
S .• Introducción al análisis del derecho, cit., p.418).
4.5 Ver: Peces~Barba. Derechos fundamentales. cit., p. 22.
46 Idem.
4. T Radicar el fundamento de los derechos únicamente e-n la ética y sostener que
se trata de derechds "morales" (sin juridicidad) tiene, a nuestro criterio, una faz
favorable, y otra negativa; la favorable aparece por el arraigo supra positivo en
lUla instancia de tan alta alcurnia como la ética, o sea, por significar que el dere~
cho (positivo) debe recoger los principios que la ética le transmite y le impone;
pero lo negativo se perfila cuando 10 jurídica propiamente tal se sitúa unicamente
en la positividad, con resistencia a dar juridicidad a los valores que, en dirección al
orden político·jurídico (positivo). le traZan el surco desde su deber ser ideal valente
y exigente.
41'! Teoría de la justicia y derechos humanos, cit., Pp. 108~109.
DERECHOS HUMANOS Y ÉTICA 95
4[1 Dice Dabin que normalmente la misión del derecho objetivo es "recibir" el
derecho subjetivo (moral) en muchas de sus reglas y garantizarlo mediante las
vías de derecho, y en ese sentido se puede decir que el derecho subjetivo "moral"
está en el principio del derecho objetivo (jurídico). Pero el citado autor comenta
que el derecho objetivo juridico es primero respecto del derecho subjetivo de igua]
orden, porque no hay derecho subjetivo jurídico más que en virtud de la regla
jurídica positiva, que al dictar y sancionar el derecho lo crea juridicamente; en
cambio. concede que el derecho subjetivo será primero respecto de la regla jurídica
si se considera el derecho subjetivo "moral". en cuanto que la regla jurídica de-
bería consagrar un derecho subjetivo existente ya como tal en el plano moral. (El
derecho subjetivo, cit., p. 63).
50 Filosofía del derecho, cit., p. 413.
96 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
o
;;~ Ver Perelman. "Peut-on fonder les droits de l'homme?", en Dro:1. mortlle et
philosophie. París, 2a edo. 1976: Cotta, So. "Le probleme du fo"dame-ot des droits de
l' homme", en Memoria del X Congreso Mundial Ordinario de Filosofía del Den>
ello y Filosofía Social (I.V.R.). Méxic.o, UNAM, 1982, vol. VI.
56 La recia duda de Bobbio acerca de la posible fundamentación de los derechos
humanos puede verse en su trabajo "L'íllusion du fondement absolu", en el volumen
Le fondcment des droits de l'homme. Firenze. 1Q66, p. 4:.
',7 Ibidem, p. 5.
,-." Bobbio, N., "Presente y porvenir de los derechos humanos", Anuario de De-
rechos Humanos, númo 1, Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Com-
plutense, Madrid. 1982, po 9.
97
98 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
de la filosofía de los derechos del hombre", en la obra colectiva Los derechos del
hombre. Estudios y coment'aríos en torno a la nueva dec!,'1ración universal, Mé::td-
co-Buenos Aires, 1949, p. 69),
r..:l Sobre la naturaleza huma.na puede repasarse la explicación de Renard en su
Introducción filosóficil al estudio del derecho, Buenos Aires, 1947, t, lIt pp.
158 Y ss.
133 Toda apelación a "10 que es conforme a la naturaleza" y toda integración
de lo que le es contrario, va precedida de una decisión axiológica primaria no sus-
ceptible de prueba, dice Welzel (Derecho natllral y justicia material. Introdllcci,im
él la filosofía del derecho, Madrid, 1971, pp. 11 Y 254). Sobre el concepto de na-
turaleza puede verse, entre múltiple bibliografía: Graneris, Giuscppe, Contribución
tomista a la filosofía del derecho, Buenos Aires, 1973, pp. 81-89; Kalinowski, Georges,
"Sobre la mutabilidad del concepto de naturaleza y la inmutabilidad de la ley
natural", en la obra colectiva Los derechos humanos, Mendoza, Argentina. 1985,
pp. 97 Y ss. Nos hemos ocupado del tema en el libro Los derechos del hombre.
-cit., pp. 36 Y ss.; también en Valor justicia y derecho natural, cit., pp. 96, 120 y
ss .. 144, etcétera).
G4 Persona, Estado y derecho, Madrid, 1957, p. 349. "La naturaleza del hombre
pllede indicar las tendencias cuyo desarrollo es necesario favorecer en él. La natura-
l('za de las cosas, principalmente de las situaciones sociales en las que se encuentra el
hombre, da también indicaciones sobre lo que conviene hacer para que la vida social
se desarrolle y sea conveniente para los que participan en ella" (j3atiffol, Henri.
Filosofía del derecho, Buenos Aires, 2:¡. ed., 1972, p. 71).
-65 Sobre "La naturaleza humana como fundamento del derecho" ver ~con ese
titulo.--: Del Vecchio, Giorgio, Fifoso!ia del derecho, 8i). ed., Barcelona. 1964.
pp. 509 Y ss.
100 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
6;; Derisi, Octavio N., Los fundamentos metafísicos del orden moral, Buenos
Aires, 1941.
67 Según Antonio Fernandez-Galiano los derechos naturales d('l hombre serian
.---.'cono derechos que ostenta la persona- un reflejo subjetivo de un orden nor-
mativo natural (Derecho natural. Introducción filosófica al derecho, Madrid, 1974.
p. 133).
68, ~;lJ El derecho natural ontológico diria que el "ser" (natural) del derecho
(natural) se constituye como ··deber ser" del derec:ho (positivo), segun feliz versión
que al explicar a aquél nos da Elías Díaz (Sociología y filosofía del derecho,
Madc¡d. 1982. pp. 266-267).
70 A los valores relativizados que sólo tendrían el ·'ser·' proveniente de las
valoraciones sociales, diluído en esa ·'manifestación" sociocultural, les es aplicable
lo que, en general, sostiene Roger Vemeaux cuando expone el existencialismo
EL FUNDAMENTO DE LOS DERECHOS HUMANOS 101
heideggeriano en torno del ser: en vez de acoger la distinción kantiana entre "ser"
y "fenómeno", Heidegger dice que el ser se identifica con su manifestación, y sólo
hay manifestación para nosotros; el fenómeno es el ser m:smo que se manifiesta.
y el ser no es otra cosa ni es más que lo que Sr¿> manifiesta. (Ver: Verneaux,
Roger, Lecciones sobre existencialismo, Buenos Aires, 1952. p. 89). En nuestro libro
Valor justica y derecho natural. cit., ver la cuarta parte (' 'RepÍlcando enfoque,;
relativistas: el rescate del valor").
j I Hay opiniones que atribuyen a Gracia haber dado el paso del derecho natural
objetivo, sino de los derechos subjetiVOS; "el ius naturale del filósofo moderno no
es ya la lex naturalis del moralista medieval ni el ius naturale del jurista romano"
(Derecho natural, Madrid, 1972, p. 75).
,4 Volvemos a remitir, en general. a nuestros enfoques en los ya citados libros
La historicidad del hombre. del derecho y del Estado, Los derechos del hombre. y
Valor justicia y derecho natural.
EL FUNDAMENTO DE LOS DERECHOS HUMANOS 103
75 Ver: García López, Jesús, Los derechos humanos en Santo Tomás de Aquino..
Pamplona. 1979, pp. 13~16.
76 Una expresión de la línea despreciativa puede verse en Villey ("Philosophie
du droit", en texto traducido por Peces-Barba en su libro Derechos fundamentales.
cit., p. 21) cuando dice que, inmensamente ambiciosos, pero indefinidos. los dere~
chos del hombre tienen un carácter ilusorio; se ha podido decir que constituían
prome~as incumplidas, créditos falsos, como nuestra moneda después de la inflación.
77 Perelman, Pcut-on fonder fes droits de l'homme?, cít.
104 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
j.~ Bobbio. "Sul fondamento dei diritti dell'uomo", R.l.F.D., abriHunio 1985.
fase. 11, Milán. 1965, y Presente y porvenir de los derechos humanos, cit.
79 Ver: Massini Correas, Carlos L, "Derechos humanos y consenso", El Dere~
cho, 20/Ill/ 1<rSi'.
80 Para la critica del consenso como fundamento de los derechos, ver: Massini
Correas, artículo cito en la nota anterior.
81 7'eoría de la justicia y derechos humanos, cit., pp. 78-79.
82 "¿Derechos humanos o necesidades? Problemas de un concepto", en Sistema,
núm. 46. enero 1982. pp. 57 Y 61.
83 Derechos humanos, Estado de derecho y consti'tución, cit.. p. 18.1.
EL FUNDAMENTO DE LOS DERECHOS HUMANOS 105
tiene propiedad no carece del bien del que es propietario, pero necesita
disponer de él con libertad, y conservarlo. Y así otros casos. En se-
gundo lugar, es sugestivo el enlace que Hierro formula entre derecho,
necesidad, y posibilidad de satisfacción, porque un derecho requiere
para ser tal que haya dos cosas: medios suficientes para abastecer
la necesidad a que el derecho apunta, y que pueda atribuirse a terce-
ros la obligación correlativa según sus posibilidades. Y pone el ejem-
plo: "10 que en un momento dado puede con justicia no considerarse
como un derecho (por ejemplo, a ciertas prestaciones sociales) puede
en otro momento afirmarse como tal, precisamente en la medida en que
se considera que existen medios suficientes para, debidamente orde-
nados, satisfacer tales necesidades en todo caso",S4 La remisión a los
medios y posibilidades, cuanto al sujeto pasivo gravado con un deber.
es sagaz para despejar supuestos derechos ilusorios de ejercicio im-
posible o, al menos, muy difícil. sea por faltar una de aquellas dos co-
sas, o ambas.
Dijimos que las necesidades humanas como fundamento de los dere-
chos no tipificaban. probablemente. uno con suficiente autonomía. Y
así nos parece porque recurrir a necesidades humanas es recaer, de
algún modo, en la naturaleza humana que las suscita o les da asidero.
De ser así, el fundamento de las necesidades tendría que ser incluido
en el conjunto que remite a aquella naturaleza.
No hemos de ocuparnos de las teorías que. con demasiado aleja-
miento de lo que en real sentido filosófico puede llamarse fundamento
de los derechos humanos, pretenden erigir como fundamento a un
factor totalmente extra jurídico, extra filosófico, °
ajeno a la antropolo-
gía ° a la ética, Así. no es válido decir, en sentido filosófico, que para
el marxismo el fundamento de los derechos humanos (por otra partE"
no reconocidos como tales por él, si se toma la acepción genuina de lo
que son derechos en la filosofía de los derechos humanos) radica en
la infraestructura económica de la que todo 10 demás (moral, ideolo-
gía, política, derecho) es una superestructura determinada necesaria-
mente por la economía. 8 :>
Es necesario, en cambio, cerrar esta revisión con una mirada al posi-
tivismo, del que más adelante hablaremos con otra extensión. Por
supuesto que el positivismo exhibe tanta proliferación de versiones y
matices como el iusnaturalismo, y vuelve difícil abarcarlo en toda esa
variables (Contribución tomista a la filosofía del derecho, cit., p. 103), Para nuestra
adhesión al derecho natural de contenido progresivo o variable, como expresión de
su realización histórico-temporal, ver, por ejemplo, nuestro libro Los derechos
del hombre, cit., pp. 71 Y ss.
'l0'l Para el elemento ontológico y el elemento gnoseológico del derecho natural,
ver: Maritain, Jacques, El hombre y el Estado, Buenos Aires, 1952, pp. 103-113.
10.2 Messner afronta la inmutabilidad de la ley natural (en cuanto la naturaleza
humana no cambia) y su mutabilidad, esta última enlazada con dos cosas: el desa-
rrollo cultural y el progreso de la razón humana en todos los dominios del cono-
cimiento. por un lado; y por el otro. el cambio de las circunstancias que, al aplicar
los mismos principios, conduce a resultados diferentes (lStíca social, política y eco-
nómica a la luz del derecho natural, cit., pp, 124-127).
112 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
H)3 Conf.: Del Vec¡,;hio, Persona, Estado y derecho, cit.. pp. 364-365.
104 Citado por Recaséns Siches en Panorama del pensamiento jurídico en el
siglo XX, México. 1963. t. 11. p. 773.
105 La cita es de Recaséns y remite a Brunner (op. cit., t. 11, p. 794).
106 Dice Welzel que sólo la ética material de Max Scheler y de Nicolai Hart-
mann ha realizado un esfuerzo decidido para la reconquista de una esfera axio-
lógica material absoluta. y comenta que los valores constituyen un reino objetivo,
existente de por sí. a lo largo del cual discurre la mirada histórica. creando así la
apariencia de una relatividad de los valores. mientras que, en realidad, se trata
sólo de una relatividad de nuestra conciencia valorativa (Welzel. Hans, Derecho
natural y justicia material. Madrid, 1957. p. 234).
107 Ver: Pérez Luño: "Delimitación conceptual de los derechos humanos", en
Los derechos humanos. Significación. estatuto jurídico y sistema (obra colectiva),
cit.. p. 46.
EL FUNDAMENTO DE LOS DERECHOS HUMANOS 113
Cobran relieve estas opmlones frente a otras que, sin merecer me-
nosprecio, entienden que antes y sobre el derecho positivo sólo hay
108 Delgado Pinto, De nuevo sobre el problema del derecho natural, Ed. Univer~
sidad de Salamanca, 1982, pp. 1&'17.
109 "Droits de l'hornme, libertés individuelles et rationalité juridiques (Quelques
remarques méthodologiques) ", Archives de Philosophie du Droit, t. 25, La loj,
Paris, 1980, p, 333,
llO "Declaraciones de derechos", en su volumen Estudios de teoría del Estado.
Publicaciones del Real Colegio de España en Balonia, 1966, p. 175.
111 "Los derechos naturales en Hobbes y en Locke", Revista e'el Instituto de
Ciencias Sociales, 1965, núm. 5, p. 191.
114 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
114 Ver: Pérez Luño, Los derechos fundamentales. Madrid, 19&4, p. 50.
116 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
118 Ver: Passerin d'Entreves. Derecho natural. Madrid. 1972, pp. 150 Y ss:
119 Ver las lúcidas y siempre elocuentes explicaciones de Carda Pelayo cuando
expone ,.......,dentro de las tipologías constitucionales- el concepto racional~normativo
y la crisis de la legalidad, en su Derecho constitucional comparado. 5'). ed .. Madrid,
1959, pp. 34 Y ss" Y 67 Y ss.
EL FUNDAMENTO DE LOS DERECHOS HUMANOS 121
po Sobre "la positividad del derecho", ver ~con ese título-- el cap, XVI de l<l
Filosofía del derecho de Edgardo Femández Sabaté, Buenos Aires, 1984, Carda
122 ASPECTOS FILOSÓFiCOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
Pelayo es rotundo cuando afirma que "la nonna sólo tiene vigencia jurídica cuando
está incorporada a una conducta real" (Derecho constitucional comparado, cit.
p. 63).
1:!l, 122 Garda Maynez, Filosofía del derecho, cit., p. 21.
1~3 lbidem, pp. 26-27.
EL FUNDAMENTO DE LOS DERECHOS HUMANOS 123
carecía de derecho. 131 Lo que hay que decir es que el que tenía era
injusto, pero no válido, aunque sí vigente; y tan vigente que en su
aplicación y funcionamiento Se produjo el genocidio hebreo y el arra-
samiento de los disidentes con el nazismo.
La descalificación invalidante y denigrante que se propone con la
afirmación de que el llamado "derecho" injusto no es derecho, aspira
a traducir un severo juicio estimativo, que se logra igualmente con
nuestra idea ,..-compartída por muchos otros- de que hay derecho
in justo que no pierde su naturaleza ontológica de derecho por ser
injusto, sólo que le negamos ser válido.
Viene bien una cita de Hart: ¿por qué ",-se pregunta,..- es mejor
pensar "esto no es derecho en ningún sentido", en lugar de "esto es
derecho pero es demasiado inicuo para ser obedecido o aplicado"? La
idea de que fuera del sistema oficial hay algo que, en última instan-
cia, deberá proporcionar al individuo el criterio para resolver su pro-
blema de obediencia, es más probable que permanezca viva entre
quienes están acostumbrados a pensar que las reglas jurídicas pueden
ser inicuas, que entre los que piensan que nunca algo inicuo puede
tener status de derecho, dice Hart?32
Nos basta, entonces, con reiterar que al1í donde no vigen (socioló-
gicamente) los derechos humanos (con independencia de que haya o
no normas escritas que los reconocen) el derecho positivo es injusto
por no dar recepción al valor justicia o derecho natural que seftala
a tales derechos como debidos al hombre, y por ser injusto es inválido ~
el derecho positivo que no reconoce, ni tutela, ni promueve los dere-
chos humanos, carece de validez, pero es vigente.
tórica ofrece ese derecho; no será igual, por ejemplo, el que encontre--
mas en el derecho a la vida, que el que encontremos en el derecho a
la libre expresión o a la seguridad social.
Por fin. vuelve la vieja idea escolástica: el derecho natural crece
por adición. pero no disminuye por sustracción. La historicidad de
los derechos, o el derecho natural de contenido progresivo ---y hasta
variable--- no convalidan retrocesos; superada la esclavitud. no po--
dríamos regresar a ella; alcanzados los derechos sociales y económicos,
no podríamos quedarnos únicamente con los viejos derechos clási--
camente denominados civiles; reconocida ampliamente --- hasta en la
doctrina social de la Iglesia- la libertad religiosa, no podríamos res ..
taurar la Inquisición.
7. EL SISTEMA DE VALORES
142 Derechos humanos. Estado de derecho y Constitución, cit., p. 162; ver asi-
mismo p. 181.
143 Ibidem, p. 182.
1H Compárese con la idea de Maritain de que el bien comun es la comUIllon
de las personas en el buen vivir (Los derechos del hombre y la ley~ natural, Buer;vs
Aires, 1943, p. 22). Una tipología de los valores ético-individuales, sociales, cultu-
rales y económicos, que integran el bien común, puede verse en: Quintas, Avelino,
Analisi del bene comune. Roma, 1979, pp. 21 y ss., y 116 Y ss. Omitimos biblio-
grafía sobre el bien comun, por ser obvia, y encontrarse fácilmente en las obras de
teoría del Estado, filosofía política, derecho político, ciencia política, etcétera, en
una pluralidad de autores habitualmente consultados en esas disciplinas. Entre nues-
tros libros en esas materias, y sobre el tema, puede verse ..-por ejemplo~ El régi-
men político...• cit., acápite 3: "La sugestiva atracción del fin' el bien comun
público". y sus citas.
EL FUNDAMENTO DE LOS DERECHOS HUMANOS 135
8. EL OB]ETIVISMO
115 Ver, en nuestro libro V 310, justicia y derecho natural, cit., los apéndices
sobre "La pluralidad de valores jurídicos" (p. 206), y "Valores y fines" (p. 209),
También la muy buena obra de Néstor Pedro Sagües. Mundo jurídico y mundo
político$ Buenos Aires, 1978 (por ejemplo, pp. 219 y ss.).
H6 Derecho natural, vol. I. Universidad Complutense, Facultad de Derecho, Sec.
Publicaciones. 1972. p. 67.
14'1 Derechos humanos, Estado de derecho y Constitución, cit.. p, 137.
136 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
11;; Sobre "10 dado" (y "lo fabricado" o "construido" por el hombre) nos hemos
ocupado en Valor justicia y derecho natural. cit., pp. 91 y ss.
EL FUNDAMENTO DE LOS DERECHOS HUMANOS 137
la autonomía del hombre, que sería su unico "creador", y qUe esos valores no se le
imponen desde fuera (ver: Derechos humanos. E:stado de derecho y Constitución,
cit" p. 14i). Para nosotros. lo que venimos llamando objetivismo admite que ese
"fuera" pueda ser la historia. las valoraciones sociales, etcétera. Pero vale insistir
en que esto que, a los fines de analizar los derechos humanos, concedemos apodar
objetivismo. no siempre coincide ni se compadece con la postura filosófica que
--pOr ejemplo. con una ontología del ser_ enseña que los valores son objetivos y
trascendentes.
Retomando el mismo tema. véase cómo Fernández Galiana dice que todo ius-
naturalismo es una forma de objetivismo jurídico porque las fuentes de las normas
positivas no pueden estar sólo en la voluntad del legislador, sino en una realidad
metajurídíca a la que forzosamente se debe acomodar. Por eso -agrega- ese
objetivismo presupone que los derechos humanos se deben asentar en un orden
superior, objetivo. de carácter universal, al que pueda apelarse en todo lugar y
tiempo (Derecho natural. Introducción filosófica al derecho, 3'1- ed .. Madrid, 1982.
pp. 78·79 Y 166.
SECCIÓN III
LA INTERSUBJETIVIDAD EN LOS DERECHOS HUMANOS:
DERECHO SUBJETIVO, RELACIóN DE ALTERIDAD,
Y OBLIGACIóN RECíPROCA
1. El problema de! derecho subjetivo 139
A. El problema de la primacía del derecho subjetivo 142
B. ¿La protección jurídica es esencialmente constitutiva del
derecho subjetivo? 144
2. La relación de alteridad que es de la esencia del derecho sub-
jetivo 147
3. Las obligaciones correspondientes a los derechos subjetivos. 149
4. Los derechos por analogado . 153
5. Una nueva categoría: La obligación "activamente universal" 157
6. El ejercicio obligatorio de un derecho, o e! tema del" derecho-
deber" 160
7. Los derechos públicos subjetivos 163
8. Las denominaciones de los derechos 165
La diversidad de planos lexicales 17l
9. Las clasificaciones de los derechos 172
SECCIÓN III
l:;<) Sobre "lógica y filosofía del derecho subjetivo" ver: Kalinowski, Geol'ges,
Concepto, fundamento y concreez'ón del derecho, parte I, 2, Buenos Aires, 1982.
1:::;1 Si, conforme a nuestro punto de- vista, no se ha podido ni se puede alcanzar
refuta (Le droit et les droits de fhomme, París, P.V.F., 1983). Para su cuna en el
iusnaturalismo racionalista y en Locke, ver: Robles, Gregorio, "Análisis crítico
de los supuestos teóricos y del valor politico de los derechos humanos", RivI'sfa
Infernazionale di Filosofia del Diritto, IV serie, LVII-1980-3, Milán. De todos
modos, y sin referencia alguna a prelaciones históricas y cronológicas. tiene buen
margen de sustento la tesis ......-a la que de inmediato dedicamos atención en el texto......-
que, en un sentido lógico y hasta ontológico, predica que el derecho subjetivo es
posterior (o "después") al orden objetivo en cuyo sistema (sea el orden o derecho
natural, o el deontológico, o el positivo) se integra.
INTERSUBJETIVIDAD EN LOS DERECHOS HUMANOS 141
158 Véase nuevamente Dabin, op. cit., p. 51. Un estupendo libro en dos tomos
de Pedro Laín Entralgo se titula Teoria y realidad del otro, Madrid, 1961. Agustín
Basave Femández del Valle dice claramente que no hay otra manera de estar en
la vida si no es "con" los demas, lo que equivale a decir que el estar con los
prójimos es un modo originario de la existencia. "No hay personas que preexistan
a la sociedad", (Filosofía del derecho internacional. México, UNA M, 1985). "El
'ser-todos-jl1ntos~en~el~mt1ndo' es un dato primario de la intersubjetividad". añade
(pp. 353 Y 355).
INTERSUBJETIVIDAD EN LOS DERECHOS HUMANOS 149
Titular o sujeto activo es, por supuesto, -el hombre; pero ¿en qué
consiste tal derecho, o cuál es su contenido? Lo primero que razona . .
blemente comprendemos es que al hombre que quiere trabajar, hay
que dejarlo en libertad razonable para elegir una actividad, y de ah!
en más, dejarlo ,en libertad para que la cumpla y la aproveche, in . . .
cIuso económicamente. Este contenido no pugna con la razonabilidad.
De inmediato, encontramos al sujeto pasivo: es un derecho frente a
todos los demás, frente al Estado y a los particulares, cuya obligación
-consiste en no impedirle al titular que ejerza el derecho con aquel con ..
tenido antes señalado; es una obligación de omitir (prestación nega-
tiva) , (Y viene al caso desde ya pensar si esa obligación negativa
de omisión no queda incumplida cuando otros hombres, en ejercicio de
su derecho de huelga, impiden que el que no quiere plegarse a la
huelga y quiere trabajar, pueda trabajar),
Hasta aquí encontramos una obJigación de un solo tipo (omisión)
repartida entre una pluralidad de sujetos pasivos (el Estado, y todos
los demás hombres). Pero hay un segundo paso, que nos deriva a
otro contenido. Supongamos que el titular ya ha -elegido qué clase de
actividad quiere desarrollar, y que nadie se lo ha impedido; en esa
instancia, el no puede exigir a alguien determinado que le provea de la
ocupación escogida: allí habrá que entablar una relación de empleo con
otra persona, la que no podrá ser compelida a contratar al pretensor;
pero si biJateralmente se contrata entre ambos, nacerá un vínculo en,..
tre el titular del derecho de trabajar y su flamante empleador, y éste
será frente a aquél un nuevo sujeto pasivo cargado de varias obliga,..
dones: también una de omisión, en cumplimiento de la cual no podrá
impedir que su empleado cumpla la actividad elegida y asignada, y
otras positivas de dar y de hacer, como por ejemplo, suministrar con,..
didones dignas de trabajo, pagar un salario justo, otorgar descanso
diario, semanal y anual, etcétera, El titular del derecho de trabajar
será, a la vez, suJeto pasivo de obligaciones frente a su empleador.
como por ejemplo, del deber de cumplir asiduamente su labor, guardar
respeto, no dañar instalaciones y útiles, etcétera.
Durante el transcurso de esta relación de empleo, el Estado y los
.demás hombres siguen siendo sujetos pasivos con obligación de no
obstaculizar el desempeño del trabajo propio de esa misma relación,
·obligación que ya vimos ej-emplificativamente cómo era susceptible de
,poner en entredicho el derecho de trabajar con el derecho de huelga,
Pero no se nos agotaron las perspectivas. En el progreso histórico de
los derechos humanos se ha pensado y sugerido que como desglose del
INTERSUBJETIVIDAD EN LOS DERECHOS HUMANOS 151
164 Sobre el tema hemos discurrido largamente en nuestro libro El régimen po·
lítico . ..• cit.; por ejemplo, ver pp. 58 Y ss.
INTERSUBJETIVIDAD EN LOS DERECHOS HUMANOS 155
l!,H Ver nuestro libro Las obligaciones en el derecho constitucional, cit., pp. 63
Y ss., Y especialmente pp. 66 Y ss.
158 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
170 Ver, por ejemplo, Peces-Barba, Derechos fundamentales, cit., p. 104, donde
dice que hay casos en que el mismo titular del derecho tiene obligación respecto a
esas conductas protegidas rpor el derecho fundamental, o sea que el mismo titular
del derecho soporta la exigencia de un deber.
INTERSUBJETIVIDAD EN LOS DERECHOS HUMANOS 161
1'71 En los ejemplos del texto, mi deber moral no es jurídico, ni e~dgible por el
Estado. (Puede verse nuestro libro Las obligaciones en el derecho constjtucional~
cit .. pp. 24 Y ss.).
1'7z Este ejemplo mereció un pequeño cuadro, o gráfico explicativo de lo que
desarrollamos aquí en el texto, en "Las obligaciones en el derecho constitucional",
cit., p. 127.
162 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
los padres: b) los padres tienen derecho (como sujeto activo) a edu-
car al hijo. con las modalidades expuestas en el inciso anterior a) y
en las circunstancias allí consignadas; y ese derecho lo ostentan frente
al hijo y frente al Estado: el hijo no puede disputar la orientación
y el establecimiento que sus padres escogen, y el Estado tampoco;
c) los padres tienen el deber (claramente, frente al Estado que lo im-
pone) de educar al hijo, pero se advierte que el contenido del derecho
de éste a educarse o a ser educado no se superpone ni coincide -al
menos íntegramente- con 'el deber paterno, ni con el deber estatal
(que fundamentalmente consiste en no entorpecer ni interferir el ejer-
cicio del derecho), como tampoco el derecho paterno (frente al Es-
tado) a educar al hijo posee idéntico contenido que el deber paterno
de educarlo; d) el panorama adquiere otra dimensión aún si se piensa
que frente al derecho (tanto del hijo como de los padres) el Estado
tiene el deber de proveer un sistema educativo que haga accesible y
disponible el acceso a la educación.
Hemos ido encarando der'echos y deberes. cada uno con su conte-
nido y con los sujetos (activo y pasivo) propios de la relación de
alteridad, y descubrimos que el derecho (paterno y filial) no equivale
al deber (paterno y estatal), porque cada uno vincula a sujetos que en
la relación de alteridad no reciprocan el contenido del derecho con el
del deber, aparte de que 'en esa misma relación los sujetos no necesa ...
riament~ coinciden. En suma, para reducir lo que parece intrincado a
su expresión más sencilla decimos que el derecho del hijo a educarse
o ser educado (que existe frente a sus padres y frente al Estado) tiene
un contenido que no equivale al deber de los padres (frente al Esta-
do) de educarlo; lo que pretenden los titulares del derecho a la edu-
cación, y lo que pretende el Estado al obligar a los padres a educar
al hijo, marca una difel'encia notoria que. por lo menos en el ejemplo
utilizado. no nos permite adherir personalmente al criterio del .. dere~
cho-deber". En el caso, no creemos que' filosóficamente quepa afirmar
que el deber paterno (frente al Estado) de educar al hijo sea igual a
un ejercicio obligatoriamente impuesto (deber) del derecho a educar,
o a educarse, o a la educación.
Baste, pues, el diagrama intentado para inducir a repensar el punto
del "derecho-deber".
INTERSUBJETIVIDAD E~ LOS DERECHOS HUMANO; 163
I ~;¡
Una especial interpretación de los derechos públicos subjetivos puede verse
ell:Quiroga Lavié, Humberto, "Los derechos públicos subjetivos y la participación
social", Buenos Aires, 1985,
164 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
lih Algunas ampliaciones a las que aludimos en el texto pueden verhe ~por
ejemp1o.____ en García de En~erría, E., "Sobre los derechos púbiícos subjetivos'
Revista E$pañola de Derecho AdministratitJO, 1975, p. 445,
li0 En francés dicese "droits naturels" o "libertés publiques"; también "droits
de l'hornrne"; en inglés, "human rights" o "civil rights"; en italiano, "diritti de
ruomo' o "diritti naturali", etcétera. (Ver: De Castro Cid, El reconocimiento
de los derechos humanos, Madrid, 1982, pp. 23 y ss.). No debería olvidarse,
aunque lo omitimos en el texto, el nombre de "derechos civiles" y de "derechos
personales", El último nos resulta particularmente atractivo a título personal nues-
tro. (Sobre las denominaciones, vinculadas a la clasificación de los derechos, puede
verse: De Castro Cid, Benito, "Dimensión científica de los derechos del hombre",
en la obra colectiva Los derechos humanos, Significado, estatllto jurídico y sistemn,
cit., pp. 98 Y ss.).
166 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
que éstos también han ingresado (como los derechos públicos subjeti-
vos) al orbe de la positividad. En otras partes damos la versión inte-
resante de Pérez Luño. La diferencia entre los derechos públicos sub-
jetivos y los derechos fundamentales ........ pese a mentarse con las dos
locuciones a derechos asumidos positivamente en el derecho público---
radica en que los primeros tienen, en su acepción histórica, un plexo
más reducido. como que coinciden con los clásicos derechos civiles. o
individuales de la primera generación, mientras los derechos fundamen-
tales dan respuesta positiva a un catálogo más abultado y a una ideolo-
gía más reciente, que es la de los derechos humanos con su incorpora-
ción de los de la generación segunda y. ahora. hasta de la tercera: por
ende, de los sociales, económicos y culturales.
"Derechos naturales" 18::; nos retrocede históricamente, pero nos man-
tiene actualizados filosóficamente, porque todavía ahora la expresión
sirve, en una respetable corriente filosófica, para aludir al fundamento
supra positivo de los derechos del hombre, que no dejan de ser natura-
les cuando el derecho positivo les brinda recepción y acogida, y que
tampoco dejan de persistir en su deber ser ideal cuando el derecho
positivo los ignora, los desconoce, o los viola. Se afirma, sin embargo.
que los derechos naturales no son estrictamente derechos individuales,
aunque respondan a la individualidad perfecta del hombre, porque
los derechos naturales son a la vez individuales y sociales. 18G La ob-
jeción puede ser filosóficamente correcta cuando se comprende a los
derechos del hombre (tanto en su filosofía cuanto en su normación
y en su positivización) Como derechos del hombre en sociedad, en re-
lación de alteridad, y aún más. en solidaridad social, pero pierde en""
jundia porque esta socialidad del derecho y de los derechos no cancela
su subjetivización titularizada en el hombre. Más allá de esto, también
se recuerda que derechos naturales y derechos humanos no se impli-
can necesariamente,181 10 que da pie para preguntarse si hay en la
dualidad de nombres un problema semántico, o algo más. 188
Lo de "derechos innatos" tiene, como lo de derechos naturales, un
doble origen; por un lado, el linaje filosófico iusnaturalista en cuales-
quiera de sus versiones. y por el otro, el linaje histórico en cuanto la
1M! Ver: De Cclstro Cid. B., El reC01:l~,-':miento de los derechos huma.nos, CIt.,
p. 19.
1un No tiene sentido, para nosotros, decir que el hombre tiene derechos (natu-
rales o innatos) "antes" de vivir en sociedad, o fuera de ésta, porque "antes" d<:
vivir en sociedad, o fuera de ella, no hay cronológica ni históricamente, hombre
alguno. Lo que hay son hombres que, desde que son tales existencialmente en su
singularidad, viven en sociedad, y por ser personas que viven en sociedad, denní
derechos. Otra cosa es el fundamento filosófico de dichos derechos. La "anteriori-
dad" de- éstos apunta sólo a que no los otorga el Estado, sino que Jos reconoce, )-
a que ontológic(lrnente, primero es la persona y después todo lo que desde su ser
ella proyecta (sociedüd, Estado, derecho); pero lo que proyecta no son realidades
que empiecen a ser y a existir posteriormente, sino simultáneamente con la persona
humana. No hay una realidad pre~social ni 'pre~estatal, sino unR realidad human,]
que a la vez y ab-initio es social y política, desde siempre. Lo de "antes" y "des-
pués" requiere, pues, ser tomado con precaución.
11H Burdeau, Les Tibedés publiques, 3fJ. ed., París, 1966; Rivera, J., Les libedés
publiques, París, 1973; Colliard, c.A., Liberté::; publiques, 5<:l ed., Paris, 1975; M;¡~
diot, y, Droíts de l'homme et libcrtés publiques, París, 1976; Braud P., "La notion
de liberté publique en droit fran¡;ais", L.G.D,f.. París. 1968.
19":) Morange, Jean, Las libertades públicas, México, 1981, p. 8.
170 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
193 Ver: Rivero. Jean, Les libertés pllbliqlles. 1, Les droits de l'homme, París.
1973. pp. 17-18.
INTERSUBJETIVIDAD EN LOS DERECHOS HUMANOS 171
!\J',! Véase cómo Duverger .incluye "el nuevo as-pecto del concepto de libertades
públicas: los derechos económicos- y sociales", en el rubro donde analiza "la evo~
lución de la nocióh de libertades públicas en el siglo XX" (Instituciones políticas
y derecho constifucional, cit., p. 217), Asimismo. el proceso de surgimiento de Jos
derechos sociales, económicos y culturales viene bien explicado, en comparación
con las libertades human<ls del liberalismo clásico, por Karl Loewenstein en su
Teoría de lB. Constitución, CIt., pp, 398~4.02,
172 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
Dice Haba que hay acuerdo en torno de que existen "unos" delle . .
chos que son y deben ser derechos de todo hombre. pero se discute
"cuáles" son y hasta dónde llegan.H'5 Por eso, las clasificaciones son
engorrosas, difíciles. bastante subjetivas, y dependientes de criterios
variables. o hasta de las posiciones iusfilosóficas. No obstante, el mis-
mo Haba recuerda que la enumeración de los derechos tiene hoy cierto
consenso intemacional,196 lo cual es cierto, porque las declaraciones
internacionales, los tratados internacionales, y hasta el mismo derecho
constitucional comparado exhiben un repertorio en el que las afinida-
des permiten condensar un catálogo mínimo de base COmún. El tema de
las clasificaciones se sitúa, ante todo, en el ámbito doctrinario. Es ina-
gotable la serie de ellas cuando se comienza a revisar la obra de los
distintos autores, no sólo en el campo del derecho constitucional _que
suele más bien seguir el hilo de cada texto constitucional comentado-
sino en el de la filosofía política y jurídica. Diríamos que aquí hay
un buen traba jo para la cultura jurídica de los círculos académicos y
científicos. Pero ¿es útil? La doctrina siempre lo es, en la ciencia del
Quizás sea Jacques Maritain quien, entre los filósofos, y entre los
filósofos políticos. haya predicado con más sencillez, con más univer-
salidad, y con mayor eco, un hUmanismo político. La filosofía políti-
ca 199 tiene mucho que trasvasar a la ciencia política y a la ciencia
del derecho constitucional. Lo captamos muy bien en el tema de los
derechos humanos.
Al hacerse cargo de lo que es el hombre-persona, de su dignidad,
de su inviolabilidad, de su autonomía, de su libre albedrío, de sus
fines, la filosofía política está en condiciones de explicar al Estado, al
orden político. a su naturaleza, a sus causas, a su origen, a su justifi-
cación, y a tantas cosas más. Y si asume adecuadamente estos menes-
teres, puede efectuar un sustancioso aporte a la ciencia de los derechos
humanos, cuya filosofía comparte principios propios de la filosofía
jurídica y de la filosofía política, como los recibe previamente de la
ética (sea que a ésta se la conciba como una parte de la filosofía, o
se le atribuya autonomía propia) .200
Lo que realmente existe en el mundo y, por ende, en la sociedad y
en el Estado, son hombres individuales, hombres concretos, de carne
y hueso, o sea, seres que son -cada uno de ellos- parte de la especie
humana con perfecta individuación e individualidad, cada quien único,
irrepetible, distinto a cualquier otro, salvo en cuanto a la común natu~
raleza humana. El hombre es un individuo, es individual, pero es a la
1\18 Maritain, Jacgues, El hombre 11 el Estado, Buenos Aír('s, 1952; Dirisí, Octavio
Nicolás, "La perSOI!a y el Estado", en la obra colectiva Estudios en honor del
doctor Luis Recaséns Síches, México, 1987, p. 187.
j\}lI Ver, por ejemplo, Capestany, Edward J.. Filosofía política, Buenos Aires.
1975.
2UO De los temas indicados en el texto nos hemos ocupado, por ejemplo, en nues-
tro Derecho polítko, Bncnos Aires, 2" cd .. 1972. y Lecciones c!ementales de política,
Ru('nos Aires, 1973.
177
178 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
204 Graneris usa los textos tomistas que parecen contraponerse; el uno, "todo el
hombre se ordena a toda la comunidad de la cual es parte, como a un fin"; y
"el hombre no se ordena a la comunidad política según todo él y según todo lo
suyo"; y comenta que el primero atiende al hombre en su totalidad material. en
tanto el segundo distingue en él los diversos aspectos fonnales, para aclarar que
"el hombre entra tO(l,O en la sociedad universal y todo en las sociedades singulares
interiores"; ". "no nos abandonaremos pues a absurdas vivisecciones, diciendo por
ejemplo que el hombre entra con el cuerpo en el Estado y con el alma en la Igle~
sia ... ". (Contribución tomista a la filosofía del derecho, cit., Cap. VIII: "Individuo
y sociedad", especialmente -para las citas efectuadas-, pp. H9~150), En la
p. H9 nos ha dicho qUe el individuo nos aparece "todo'" absorbido en las sociedades
singulares, pero todo "en extensión", no "en intensidad",
DERECHOS HUMANOS Y FILOSOFÍA POLÍTICA 181
parte que es persona (dícese que en razón del espíritu) ,'" la dualidad
que deriva a subordinar e! individuo a la sociedad, y la sociedad a la
persona, encierra un peligro paradójico, que modestamente alertamos.
En efecto, si e! hombre se hace parte de! Estado sólo en cuanto indi-
viduo, pero no en cuanto persona, hay que decir que el aspecto que de
personal hay en el hombre queda fuera del Estado, y si queda fuera,
no se integra ni compromete; parece bueno postular que la eminente
,dignidad de la persona soslaya la inserción de: la persona como parte
de un todo que no tiene. ni por lejos. esa dignidad suya; pero no es
así, porque pensamos que si se dice que la persona queda fuera del
Estado, y únicamente entra a ser parte de él corno individuo, ese Es~
tado está en óptimas condiciones para enrostrarle al hombre: tú eres
y haces parte de mí como individuo y no como persona. por lo que si
la dignidad la posees por ser persona y no por ser individuo, a mí no
me interesa tu dignidad. no la reconozco, y arréglatelas tú por ti mis-
mo como persona que, en cuanto tal, estás fuera de mí.
¿No parece que lo que se quería salvar se pierde? ¿No tenemos la
impresión de que si la dignidad de la persona queda fuera del Estado
y no se compromete dentro de él por quedar fuera, no hay demasiado
fundamento para reclamar al Estado que respete y proteja esa digni-
dad? No es Cosa mía puesto que está fuera de mí, podría volver a
cspetarle el Estado a la persona humana.
La muy buena intencionalidad de la construcción filosófica propi-
ciada por autores tan enjundiosos como el mismo Maritain, se vuelve
contra sí misma y surte el efecto opuesto al buscado y querido. Por
eso, nos parece mucho más razonable en puro sentido filosófico reite-
rar que, precisamente la persona es y se hace parte de y en el Estado,
se integra e incorpora a él y en él con su dignidad --como persona-,
y la compromete y juega en su inserción estatal con tal intensidad que
está en condiciones de decirle al Estado: yo, hombre soy una persona
:206 Para una oposición a las filosofías que contrapor.en individuo y persona. y
que identifican la individualidad con el cuerpo y la personalidad con el espíritu,
o al individuo con el hombre físico y a la persona con el hombre espiritual. ver:
Verneaux, Roger, Filosofía del hombre. Barcelona. 1970, pp. 233-234. Personalmente,
hemos rebatido la partición divisoria del hombre en individuo y persona, sosteniendo
que individuo y persona se identifican en un solo y único sujeto. (Para los argu-
mentos en torno de los conceptos filosóficos de individuación, individualidad, in-
comunicabilidad, y personalidad. puede Verse el acápite XIII de nuestro libro La
historicidad del hombre, del derecho y del Estado, cit., y sus citas. acerca de
"La individualidad personal del hombre. Individuo y persona", pp. 59 y ss. El
..tema no nos incumbe ahora en su detalle).
DERECHOS HUMANOS Y FILOSOFÍA POLÍTICA 183
:':07 Cuando Carbonnier afirma la existencia del hombre como horno juridicus (al
que estudiaría la antropología jurídica), dice que el hombre es naturalmente juri~
dico y que es el único en serlo dentro de la especie animal. "mientras que no es
('n cambio el único en ser social" (Sociología jllt'Ídica, Madrid, 1982, p. 33); aquí
reaparece la tan manida cuestión de si la sociabilidad es exclusiva del hombre, o
si se da también en las ,especies animales en la que se producen agregados o hasta
asentamientos territoriales de los mismos. Carbonnier despacha rápido la idea de
que la sociabilidad no es exclusiva ni privativa del ser humano, punto de vista
{:on el que discrepamos absolutamente. La sociabilidad es un fenómeno cultural.
dd que la sociología puede decirnos mucho, como por ejemplo, que no consiste
("n un ayuntamiento material solamente. en un estar juntos, sino en muchísimas
cosas más. algunas de índole sicológica (interacciones, comunicación, relaciones,
procesos, reacciones de atracción y de rechazo, etcétera). que están ausentes en
los agregados animales, donde no hay comprensión sino opacidad a los valores
y a la presencia del otro. Recomendamos releer a Ortega -por ejemplo- en su
magnífico libro El hombre y la gente, y comenzar por lo que indica Recaséns Siches
para saber si hay o no sociedades fuera de las humanas: a qué zona del ser
pertenece y qué clase de ser tiene eso que llamamos "sociedad" (o "lo social"); y
el citado maestro no vacila en enseñarnos acertadamente que el conjunto de las
formas, de las interacciones y de los procesos que se dan entre los hombres. "al
184 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
:.!lO No nos gusta ,....-en cambio,....- decir que "la razón del derecho la constituy¿., .
el que los hombres seamos una parte del todo social" (ver: Ibáñez, Gonzalo, "Pcr~
sona, personalismo y derechos humanos", en la obra colectiva Los derechos huma~
nos, Mendoza, Argentina, 1985, p. 85). La "razón" es, para nosotros, diferente; esa
razón la constituye el hecho de que el hombre es una persona que convive en
sociedad, y no el que sea parte de ésta, porque si fuera parte sin ser persona, no
habría derecho ni derechos. Los animales de ciertas especies forman un todo (bien
que no social), y como partes de ese todo no tienen derechos, El hombre los tiene
por ser persona, pero persona que vive con otras en común, en sociedad,
186 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
nos hace redescubrir que el modo de situación del hombre en esas rea R
lidades debe ser congruente con el fin que las mismas tienen, para lo
cual hace falta la vigencia sociológica de los derechos personales. Sin
ella, se produce una distorsión antinatural. Y si esto es verdad ........ como
firmemente lo cr-eemos- la democracia (esencialmente constituida por
la vigencia sociológica de los derechos) se nos presenta como la única
forma política que se adecua a las enseñanzas de la filosofía política
que someramente estamos describiendo.
::11 Sobre "las figuras juridicas subjetivas en el derecho público", ver: Biscaretti
di Ruffia, PaoIo, Derecho constitucional, Madrid, 1965, pp. 182 Y ss. Para la
inclusión en ellas del "estado juridico subjetivo" (status) y del derecho subjetivo,
ver pp. 186-187 .
.::!12 Véase cómo Loewenstein contrapone democracia constitucional y autocracia,
insistiendo en afirmar que, de hecho, la realidad de las libertades individuales es el
único criterio seguro e infalible para distinguir los dos sistemas políticos (Teoría
de la Constitución, cit., p. 392).
DERECHOS HUMANOS Y FILOSOFÍA POLÍTICA 187
~1:: Comp3rese con K~mt, para quien la situación (o el status) del hombre en d
Estado se baso en tres principios: a) libertad de cada uno en la sociedad. como
miembro de ella; b) igualdad de él mismo frente a cualquier otro, como súbdito;
e) independencia de cada miembro de la sociedad, como ciudadano (ver: PérE'z
Lufío, Derechos humanos, Estado de derecho y Constitución, cit., p. 216).
:214 Tal identidad ha sido el meollo de nuestro libro El régimen político . .. , cit.,
Y especialmente desde la p. 25t en adelante.
188 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
~l;; Un vasto estudio sobre "la libertad" puede verse en el libro __ con ese título __
de Manuel Río (Biblioteca de lo. Academia Nacional de Derecho y Ciencias So-
ciales de Buenos Aires, serie 11, Obras, núm. 6, 1969). Otro sugestivo análisis de la
libertad véase en Jouvenel, Bcrtrand de, La soberanía, Madrid. 1957, pp. 135 Y ss.
"Sobre los conteptos de la libertad", ver --con ese título_ el trabajo de Alfonso
Ruiz Miguel en: Anuario de Derechos Hum'8nos, 2, 1983, Universidad Complutense
de Madrid. Se ha diversificado la libertad en libertad material, libertad moral.
libertad jurídica, libertad social y libertad práctica; la primera existe cuando no
hay impedimentos o constreñimientos fisicos para realizar una acción; la segunda,
cuando no existen impedimentos o constreñimientos provenientes de normas interio~
rizadas cuyo incumplimiento es sancionable por fuertes sentimientos de culpabilidad;
la tertera, cuando faltan esos impedimentos o constreñimientos, pero provenientes
de normas cuyo incumplimiento es sancionable por otros individuos de forma grave
e institucionalizadada; la cuarta, similar a la anterior, pero alli la sanción es im-
puesta por otros sin estar institUCionalizada; y la quinta. cuando no hay impedi~
mentas o constreñimientos de tarácter económico, cultural o técnico para realizar
una acción. Tal el esquema que presenta Alfonso Ruiz Miguel en su titado ar~
ticulo "Sobre los conceptos de la libertad", Anuario de Derechos Humanos, tit.,
pp. 537 y ss. Para la libertad social. la libertad moral, la libertad religiosa, y la
libertad política, ver: Goldschmídt, Werner, "Derechos hl1manos. libe~tades y dere-
cho natural", en la obra tolectiva Los derechos hHmanos, Mendoz<l. Argentina,
1955. pp. 72-77.
GERECHOS HUMANOS Y FILOSOFÍA POLÍTICA 189
Llegó después la hora ........ que es la actual--- de que esta libertad, que
primitivamente se hizo oponible únicamente frente al Estado para re-
traer sus injerencias, conociera la expansión proyectada además frente
a los particulares. Y con tal ambivalencia, el clásic:) Estado Hberal
forjó la idea de la libertad negativa o libertad "de". Así se plasmó e;
haz irrenunciable de los derechos o libertades civiles.
Pero aquí y ahora sobreviene 10 radical de la libert~d que la filosofía
contemporánea Se plantea, aunque con grandes resistencias y con se~
veras críticas. ¿Alcanza y basta la libertad negativa o libertad "de"?
Somos muchos los que contestamos que no. Esa libertad no puede ni
debe renunciarse, pero es insuficiente. ¿Por qué 10 es? La progresividad
de las valoraciones que se acumulan con el tiempo histórico a cuyo
umbral ya ha accedido el sentimiento racional de justicia . . . . . al menos
al avanzar el siglo xx, y más aún al acercarnos a su fin y al despuntar
el próximo ........ nos hace estremecer ante la situación de carencia y de
hiposuficiencia que padece buena parte de la humanidad. América La-
tina se cuenta entre esa parte. Hay hombres que no han accedido, y lo
peor es que con su propio esfuerzo y con los condicionamientos nega~
tivos de todo tipo tampoco pueden acceder, a la disponibilidad y al
disfrute de su libertad en el mundo político-jurídico, Tendrán, segura-
mente, a mano su libertad negativa o libertad "de", porque ni el
Estado ni los particulares se las entorpece, pero les falta la liber~
tad "para", la libertad positiva. Y les falta porque con la sola libertad
negativa no alcanzan -por ejemplo ......... a educarse, a "acceder a un
trabüjo suficientemente remunerado, a una vivienda digna, a atender
su salud, y a muchas cosas más. En resumen, quedan desguarnecidos
en un buen espectro de sus necesidades primarias y vitales, de aquellas
cuya imposibilidad de satisfacción lastima nuestras valoraciones, porque
ofende a la dignidad humana y a todos los principios que la filosofía
política nos propone en su consecuencia. Los marginamientos sociales y
las estratificaciones sociales sin movilidad retienen en un estrangula~
miento antilibertario a sectores de población que no emergen de su es-
tancamiento y que viven en condiciones infrahumanas, sin capacidad
para superar su sumergimiento, y hasta a veces sin capacidad para
comprender que les es debida en justicia una situación mejor y de
nivel mínimo suficiente.
No se crea que esta descripción nos ha de llevar a propiciar la
violencia, la subversión, la revolución, la guerrilla, o el terrorismo,
porque ninguna de esas cosas soluciona nada, y las ideas promotoras
de las mismas son utopías disfrazadas cuando no mal intencionadas. Es
190 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
::!lG Sobre libertad positiva y negativa ver: Ruiz Miguel, Alfonso, "Sobre los
conceptos de la libertad", Anuario de Derechos Humanos, 2. 1983, pp. 519 Y ss.
Allí recuerda la distinción introducida pOI;' Isaiah Berlin en "Two concepts of liberty"
la libertad negativa responde a la pregunta de cuál es el ámbito en el que una
persona o un grupo puede actuar sin interferencias ajenas. mientras la libertad
positiva responde a la pregunta de si la propia persona o el propio grupo son los
que determinan su propia actividad (p. 519). En general, pueden verse nuestros
libros La re~cre[¡ción del liberalismo, cit., y Los eqdlibrios de la liberfad, cit.
217 Buenos Aires, 1988.
DERECHOS HUMANOS Y FILOSOFÍA POLÍTICA 191
21S Los derechos del hombre, San José, Costa Rica, 1978, p. 9.
:':lH Ibidcm, p. 3.
192 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
::20 Sobre "La liberación", ver nuestro libro La re-creacIón del libet8Usmo. cit.,
pp. 51 Y ss.
::21 No porque la afirmación venga anudada en el profesor Vintu a una concep-
ción socialista de los derechos, hemos de escatimar o desmerecer la cita de este
párrafo suyo: ". "En cuanto a la libertad, no es analizada como una noción abs-
tracta, que refleja un hipotético estado de naturaleza anterior al estado, realizable
por sí mismo, can independencia de las condiciones sociales de la existencia del
hombre. Se enfoca como un elemento que define las relaciones del hombre con la
sociedad, es pues considerada en un sentido socio-histórico, es decir, como un as-
pecto de las relaciones sociales entre el individuo y la sociedad cuya realización
exige la intervención del Estado en tanto intermediario entre el hombre y la liber-
tad ... " ("Le regime des droits et libertés fondamentaux de l'homme et les instí·
tutions nationales por Ieur protection dans les pays socialistes", cit. por Peces-Barba
en Derechos fundamentales. cit., pp. 45 Y 46).
DERECHOS HUMANOS Y FILOSOFÍA POLÍTICA 193
ciones económicas y sociales, que son las únicas en las que libertad tiene un auténw
:!::{:-¡ "La justicia social, Como valor, presenta dos niveles que deben reconocerse
falta aún un trecho, a veces bastante largo, para que se hagan efec ...
tivos y exigibles. De todos modos, la tendencia va en ascenso a buen
ritmo promisorio. Como en todo. las obras de cultura humana ........ y dar
vigencia sociológica 10 es, porque es realizar valores con signo positivo
en orden a los derechos- exigen tiempo y esfuerzo, esclarecimiento
científico y difusión para provocar el consenso que permita luego la
recepción en la positividad.
Lo que desde el ángulo de la filosofía política nos queda como con-
clusión es que la situación politica del hombre en el Estado ha ido
ampliando la imagen y la pretensión de cómo se ambiciona que sea, y
en ese punto no hay duda que el sistema de valores que presta apoyo
social. cultural e histórico a los derechos humanos, registra un notable
crecimiento y una dimensión muchísimo más amplia que a la época de la
primera generación de derechos.
~-1~ La ecología toma como objeto al medio ambiente natural o biosfera (de allí
-el nombre de medio ambiente y de derecho ambiental), y a la vez a los ecosistemas
o relaciones de interacción entre la naturaleza y la sociedad (o los hombres), es
decir, entre la vida humana y su entorno natural en equilibrio. Aire, agua, suelo,
subsuelo, recursos naturales, constituyen supuestos de la vida humana en un medio
natural que debe ser preservado. defendido, mantenido en condiciones de habitat
saludable, por lo que cabe proyectar d derecho a un medio ambiente no contami-
nado con la salud. la vida, el bienestar, el paisaje, la flora, la fauna, las radiaciones,
etcétera, todo lo que reclama capturar tales conexiones en forma colectiva y en
~oj¡daridad social. (Ver: Lipari, N. y otroS, "11 problema dell'uomo dell'ambiente".
volumen colectivo T echniche giucidiche e sviluppo della persona. Nari, 1974), Asi-
mismo. ver: Abatti, Enrique Luis, Rocea (h) IvaJ y Ezcutdia, Patricia E. Z .•
··Ecoderecho: necesidad de su categorización constitucional", La Ley, 17/11/1987.
200 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
243 Sugerimos comparar con la figura penal de los delitos contra la salud pública
--por ejemplo--,
DERECHOS HUMANOS Y FILOSOFÍA POLÍTICA 201
6. EL PROBLEMA DE LA LEGITIMIDAD
7, EL ESTADO DE DERECHO
fermiza. Sería, sin duda, una noción vacía o hueca, que admitiría
cualquier relleno, aun el más venenoso y perverso. El Estado nacio-
nal socialista habría sido un Estado de derecho, porque estaba fundado
en Un orden jurídico, aunque injusto.:24fl
En suma, para que en orden a los derechos humanos y con prove-
cho para los mismos la noción de Estado de derecho aporte algo. es
menester que el Estado de derecho, y el derecho que organiza al
Estado tengan un determinado contenido suficientemente basado en
alguna instancia objetiva. De no ser así. decimos del Estado de dere-
cho lo que Friedmann dice del "imperio del derecho":
La teoría de la autolimitación
gozar de efectividad, una actividad positiva, ésta debe emanar en primer ténnino
de la comunidad. y sólo en forma subsidiaria del Estado.
12M "No se puede negar que el Estado sigue siendo el verdadero promotor y
protector de los derechos económicos y que el contenido de éstos implica el dere·
cho de exigir al Estado prestaciones positivas que tiendan a la satisfacción de las
necesidades que los indicados derechos tutelan. Empero, no debe interpretarse que
corresponde al Estado el deber exclusivo de proveer y crear directamente todas las
condiciones de cumplimiento de los derechos económicos, sociales y culturales...
En consecuencia, el deber del Estado de efectuar prestaciones positivas debe en·
tenderse en el sentido de un verdadero promotor, protector y guía del cumplimiento
de los derechos económicos, sin que ello implique que sea el encargado directo de
promover y suministrar todas las decisiones y los recursos para el cumplimiento
de esos derechos ... Por ahora basta con aceptar que las prestaciones estatales que
tienen por propóSito dar contenido a los derechos económicos. pueden ser de la
más variada naturaleza. desde la abstención consciente. pasando por la promoción
y dirección de iniciativas de base, hasta la provisión directa de los bienes y servicios
que materializan el contenido de esos derechos. El problema de una nueva concep·
ción de los derechos económicos consiste en determinar cuáles deben seT las pres·
taciones del estado, y su papel en general, para el desarrol1o y protección de los
derechos en referencia" (Vázquez G., Enrique. "Hacia una nueva concepción de
los derechos humanos". en Reuista I.l.D.H. ,.....Instituto Interamericano de Derechos
Hum'mos,..... en('ro~junio 1987, 5, San José, Costa Rica, pp. 62.63),
,!!,J7 Tratado general de filosofía del derecho, cit., p. 602.
2.-," ¡clern.
210 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
'259 Les Ubertés publiques. l. Les droits de l'homme, París, 1973, p. 101.
260 Peces~Barba. Derechos fundamentales. cit., p. 60.
:.'61 Ver: Recaséns Siches, op. cít .• p. 601.
DERECHOS HUMANOS Y FILOSOFÍA POLÍTICA 211
264 Ver: Forsthoff. E., El Estado de la situación industrial, Madrid. 1975, p. 250.
DERECHOS HUMANOS Y FILOSOFÍA POLÍTICA 213
~65 Ver: Gorla, G., Commento a Tocqueville. L'idea dei diritti. Milán, 1948,
p. loe.
~G6 Ver: Díaz, Elías. Estado de de,echo y sociedad democrática, cit"
214 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
::!'jl Un muy buen estudio del tema puede verse en: Linares, Juan Francisco.
Razonabilidad de las leyes, Buenos Aires, 1970.
DERECHOS HUMANOS Y FILOSOFÍA POLÍTICA 217
los "yo" ajenos son tan seres humanos o personas como mi yo", es
bueno insistir en esto desde el plano 'especulativo de la filosofía política.
Del Vecchio nos acerca una noción que no por común a los filósofos
pierde interés de citar, para escarharle todo su contenido. Dice él que
la idea de justicia contiene dos elementos: la alteridad o bilateralidad,
y la reciprocidad o correlación indescindible; según esto, la afirmación
de una personalidad es limitación respecto de la personalidad de otro,
necesariamente afirmada en el mismo acto; y dicha limitación es a la
vez separación y conjunción o yuntura, porque la exigencia de una
parte se coordina el deber de la otra, y ninguno de ambos términos
puede subsistir por sí, ya que cada uno de ellos vale recíprocamente
como complemento del otro, y deriva de éste su propio sentido.:27:2
Hay aquí mucha riqueza conceptual, y podemos ir desmenuzándola
a tenor de los siguientes puntos: a) cada hombre y todos tienen dere-
chos porque "hay" pluralidad de seres humanos; b) el derecho de cada
hombre como sujeto activo tiene su deber correlativo en uno o más
sujetos pasivos, entre lüs que vimos ya que se cuenta tanto el Estado
como los demás hombres; e) como principio, cada hombre debe respe-
tar el derecho de cada uno de los otros hombres, al menos como
obligación de abstención u omisión (no violárselo, ni impedírsele que
lo ejerza); d) para la vigencia sociológica de los derechos de todos los
hombres, no basta que "yo" disfrute la disponibilidad y el goce de
los míos, sino que es menester igual disponibilidad y goce en cada uno
de los otros hombres: e) yo debo tomar en consideración que "mis" de-
rechos están ontológicamente a mi disposición dentro de una sociedad
en la que los otros tienen los "suyos", o sea que mis derechos, y los
de cada uno de los demás, son derechos del hombre "en sociedad";
f) si se quiere hablar de limitación de los derechos desde la perspectiva
ontológica, hay que admitir que aquella relatividad de los derechos
que se usaba lexicalmente para denotar su naturaleza limitada se vuelve
un principio filosófico, porque a nadie se le puede reconocer un dere...
cho con cuyo ejercicio se desconozca el mismo derecho, ti otro distinto,
en los demás; g) la alteridad o relación intersubjetiva entre sujeto ac-
tivo de un derecho y sujeto pasivo cargado con un débito debe estirarse
hasta que la reciprocidad de "derecho-obligación" sea vista también
como reciprocidad entre todos los hombres en una igualitaria disponi ...
bilidad de ejercicio y disfrute de los derechos por cada quien y por
274 Bosquejo de una sociología del derecho, 2(1 ed .. México, 1965, p. 40.
:175 La rebeltón de las masas, 6'~ ed., Espasa-Calpe, p. 93.
220 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
!!76 Salvador de Madariaga observaba ya en 1947 que los derechos del hombre
son de calidades y valores diferentes, "y es de importancia el que se cree una escala
sobre la que se llegue a un acuerdo, de tal manera que no se permitan limitaciones
de los derechos principales o esenciales en favor de los inferiores o menos impor-
tantes" ("¿Derechos del hombre o relaciones humanas?", en la obra colectiva de la
UNESCO Los derechos del hombre. Estudios y comentarios en tomo a la nueva
declaración universal, México-Buenos Aires, 1949, p, 49),
!!7' Para los posibles conflictos en que entra en cuestión la libertad, ver: Ruiz
Miguel, A, "Sobre los conceptos de la libertad", Anuario de Derechos Humanos.
2. 1983, p. 544.
DERECHOS HUMANOS Y FILOSOFÍA POLÍTICA 221
Si nos ceñimos nada más que al ejemplo, es probable que sea admi-
sible el siguiente razonamiento: toda empresa necesita, para desarrollar
sus actividades propias, contar con un cierto número de empleados;
por ende, el titular de esa empresa está dispuesto a contratar (con
quienes él elija) para formar su plantel y distribuir entre él la diversi-
dad de tareas a cumplir en la empresa; si se le impone contratar invá ...
lidos de guerra en determinado porcentaje mínimo, no se le deja
ejercer su derecho de contratar o no contratar, porque indefectible ...
mente tendrá que contratar con algunos discapacitados; pero la deci-
sión ejercida de contratar para integrar su plantel está predeterminada
y asumida por la empresa, de modo que la supuesta ley sólo le señala
algo como esto: usted tiene una empresa, y para Ilevar a cabo su acti-
vidad ya ha tomado libre y voluntariamente su opción por contratar a
quienes usted escoja y seleccione, de modo que con esta ley no se lo
obliga a nada que usted no haya decidido antes por sí solo; lo que
le impongo es que, resuelto a contratar, contrate un porcentaje de dis-
capacitados entre y sobre el total del personal que también usted ha
considerado necesario para componer su plantel laboral; usted también
elegirá cuáles inválidos de guerra incorporará a su empresa.
De prosperar el argumento ¿no parece que más que privarlo del de ...
recho de contratar o de no contratar, se lo está obligando --dentro
de la contratación que ya él previamente decidió en ejercicio de su
libertad y opción- nada más que a dar cabida a un porcentaje de
personas (inválidos de guerra) que él también podrá seleccionar entre
cuantos de esa categoría se postulen para ingresar a su empresa? En-
tonces, ni creemos que en el ejemplo haya limitación al derecho de
contratar o de no contratar, ni que estemos ante un derecho de ejer-
cicio obligatorio (derecho-deber); lo que hay, más bien, es una obli-
gación que puede reputarse razonablemente impuesta en determinada
circunstancia de gravedad e interés sociales, en relación con un dere-
cho cuyo ejercicio ya fue decidido libremente por su titular (el empre-
sario, persona física o persona jurídica) y que, por ende, no puede
reputarse legalmente impuesto como obligación bajo la forma de "dere ...
cho-deber" .
El primer contenido del derecho de contratar (optar por contratar
o no) no quedaría afectado; el segundo (elegir can quién, si es que se
opta por contratar) tampoco al menos en el sentido de que no se le
impone hacerlo con persona determinada, sino únicamente elegir algu-
nas de el1as entre la categoría de los inválidos de guerra; y tampoco
el tercero (pactar derechos y obligaciones), salvo en cuanto a asignar
DERECHOS HUMANOS Y FILOSOFÍA POLÍTICA 223
::l80 Morelli, G., La sospensione dei didtti fondamoentali nello stato moderno, Mi~
1án. 1966. p. 176.
':':81 Ibidem, p. 157.
~87 Ver nuestro libro El régimE'n político. De la "politeía" ¡¡ la "res publica", cit.
230 ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
1. DIVERSIDAD DE ENFOQUES
Cada quien puede optar por una definición o por otra. Pero hecha
la elección, queda otro punto, cual es el de qué cosas, qué bienes, qué
\'alores vamos a incluir en 10 que antes se ha definido como derechos
humanos o derechos fundamentales. Es en este punto donde algunos
hablan despectivamente de una inflación, porque la lista de derechos
se alarga desmedidamente, no sin el caso de que figuren como tales
ciertas extravagancias que la conciencia moral o el sentimiento racional
de justicia no toleran colocar al abrigo de un nombre tan augusto como
el de derechos humanos.
N o es del caso que intentemos clasificaciones o enumeraciones. Y no
se trata de pereza intelectual, sino de que hasta hay constituciones y
pactos internacionales sobre derechos del hombre en los que se formu-
la la importantísima reserva de que los derechos declarados o recono-
cidos expresamente en sus normas no implican negación de otros no
declarados, a los que se denomina implícitos.
En el derecho argentino, es proficua esta norma de implicitud por,...
que permite expandir el bill de derechos, llevar a cabo una inter-
pretación constitucional dinámica ,..........no congelada en la letra de la
Constitución o a la época ya muy pretérita de su establecimiento
( 1853-1860) - y descubrir que los derechos no requieren esencial-
mente estar gramaticalmente formulados en una norma específica para
adquirir vigencia sociológica. Igualmente, los derechos implícitos su-
ministran su riqueza para la labor jurisprudencial de los tribunales y
especialmente de la Corte Suprema de Justicia,
Dicho esto, volvemos al plexo de derechos,
Es Eusebio Fernández quien nos recuerda que hay una limitación en
el número y contenido de los derechos que podemos comprender den-
tro del concepto de derechos humanos. "Según esto, solamente los
derechos morales, o lo que equivale a decir los derechos que tienen
que ver más estrechamente con la idea de dignidad humana, pueden
ser considerados como derechos humanos fundamentales".294
Por esta vertiente, se vuelve a encontrar el enlace de los tales de-
rechos con las necesidades vitales del hombre y con los valores también
básicos del plexo axiológico a que apuntan los derechos,
De ser así la cosa, habría derechos -por supuesto que también titu-
larizados por los hombres- que no quedarían absorbidos por la deH-
EL MARCO SOCIOLóGICO
DE CONDICIONAMIENTO DE LOS
DERECHOS HUMANOS
Introducción , . , . , . . . . , 241
TERCERA PARTE
1 Dice Bentham que las buenas razones para desear que exístan los derechos del
hombre no son derechos, las necesidades no son los remedios, y el hambre no es
el pan (cit. por Pérez Luño, A.E. en Derechos humanos. Estado de derecho y
Constitución, cit.. p. 27.) Tan lúcida idea significa que las "buenas razones" filo-
sóficas que en la segunda parte puedan encontrarse en nuestro ensayo, exigen irse
enderezando a la búsqueda de una realización para que haya derechos, remedios.
y pan. Y a ese propósito vienen bien todos los estudios que. en el terreno socioló-
gico. procuran señalar los condicionamientos favorables que ayudan a plasmar un
sistema de derechos humanos.
243
244 MARCO SOCIOLÓGICO DE LOS DERECHOS HUMANOS
[; Para la noción del hombre como nú.cleo del hecho social ver: De Athayde.
Tristán, lntroducci'ón a la sociología, Buenos Aires, 1942, pp. 79 Y ss.; también, del
mismo autor, Politica, Buenos Aires, 1942, pp. 9~12. Para un analisis de la natura~
[eza de la sociedad (filosofía social) ver: Messner, Tabannes, Stica social. politica
y económica a la luz del derecho natural- cit., libro primero, segunda parte. pp. 155
Y ss.
LOS FACTORES DE TIPO CULTURAL 249
4. EL CONJUNTO CULTURAL
8 Ver: Duverger. Maurice, Sociología política, Barcelona, 1968. pp. 127 Y ss.
9 Ver: Diaz, Sociologia y filosofía del derecho, cit., pp. 385 Y ss.
10 Véase _por ejemplo-- Los derechbs humanos y la cooperación científica. Pro--
blemas y oportunidades en las Américas, preparado por Eric Stover y Kathie Mv
CJeskey, Informe del Seminario de la AAAS, octubre 1982, Comisión sobre Libertad
y Responsabilidad Científicas, Asociación Americana para el Avance de la Ciencia,
252 MARCO SOCIOLÓGICO DE LOS DERECHOS HUMANOS
y la cultura del stibdito; la primera es propia de las personas que viven sin tomar
en cuenta al sistema político, sin captar su existencia, sin esperar nada de él, sin
comprender en qué las puede beneficiar o perjudicar. 10 que las priva de preocupa~
ción politica y de interés por participar; la cultura del sú.bdito es propia de las
gentes que tienen conciencia del sistema político, de su importancia, de sus roles,
pero no participan.
12 ¿Derechos humanos p derecho natural?, cit., p. 206.
T3 En el lenguaje, incluso el jurídico y el normativo, hay palabras que poseen un
significado emotivo, porque las gentes las asocian favorablemente a aspiraciones
éticas, a realidades jurídicas que estiman deseables o buenas, etcétera. Por eso, aquel
lenguaje no puede interpretarse solamente en un sentido descriptivo. despreciando el
emotivo, por más vaguedad que encierre un vocablo. (Ver: Nino, Carlos S., Con-
sideraciones sobre la dogmática jurídica, México, 1974 .----'Instituto de Investigaciones
Jurídicas. UNAM-, p. 13); consideraciones sobre el sentido emotivo del vocabu~
lario aplicado a los derechos humanos, que sin duda se anuda al del constituciona·
¡ismo que enfervorizó las reacciones también emotivas a1rededor de la palabra
Constitución, puede verse: Haba, Enrique P., ¿Derechos humanos o derecho natu-
254 M,\RCO SOCIOLÓGICO DE LOS DERECHOS HUMANOS
ral?, cit., especialmente p. 223). Tamayo, por su parte. señala que lo que ha deter~
minado el carácter "eulogistico" de "Constitución"- es que este ténnino representa el
objetivo principal del constitucionalismo (Tamayo y Salmarán, Rolando, Introducción
al estudio de la Constitución. México, 1986, p. 100). Y añade que por lo general, y
desde el triunfo de ese constitucionalismo, los hombres están convencidos (en cuanto
a su doctrina. al menos) de la bondad y respetabilidad de una Constitución (ibidem,)
Pero conviene acotar que eso es así porque. más allá de la forma]¡dad nonnativa
escrita de una Constitución. ésta se liga a ciertos contenidos materiales, entre los
que resaltan los derechos del hombre. ¿Podría decirse que, entonces, en el lenguaje
hay voces "etiquetas" que, aun actuando como disfraces, valorizan a un objeto?
14 El lenguaje entendido como se propone en el texto es condición sine qua non
para que nuestro intelecto pueda "verlos" (a los derechos humanos) según comenta
I
1'7 Véase lo que sugeriamos en nuestro libro Valor justicia y derecho natural, cit.,
en el apéndice titulado "Los conjuntos culturales, ¿sustratos del valor?" (pp. 193
Y ss.).
18 Método de la ciencia política, cit., p. 44.
19 lbidem, p. 279.
LOS FACTORES DE TIPO CULTURAL 257
~1
Ver: Morello, Augusto M .. "El conocimiento de los derechos como presupues..
to de la participación. (El derecho a la información y la realidad social)". El De..
recho. lo/X/1987.
:!!: "La justicia de los pobres", en Proceso, ideologías y sociedad, Buenos Aire~
1974. p. 143.
258 MARCO SOCIOLÓGICO DE LOS DERECHOS HUMANOS
5. LA IDEA DE DERECHO
6. LA SITUACIÓN POLÍTICA 36
33 lbidem, p. 114. Compárese con Duverger cuando afinna que. en cierto sentido,
la sociedad es el conjunto de representaciones que se hacen sobre el1a sus miembros
(Sociología política, cit., p. 128).
34 Burdeau. op. cit., p. 114.
35 Idem. Algo sobre "la imagen social del poder" hemos escrito en nuestro libro
El poder, cit., p. 90.
36 Si la situación política es "situación", vale sugerir un previo análisis de 10
que. sociológicamente, puede ser visto como "situación", al modo de Julián Marias
(por ejemplo, en sus libros La estructura social, e Introducción a la filosofía).
LOS FACTORES DE TIPO CULTURAL 261
37 lbidem, p. 424.
38 Sánchez de la Torre, Angel. Curso de sociología del derecho, Madrid, 1965,
p. 246.
;;9 lbidem, p. 62.
40 Ver Burdeau, op. cit., pp. 424A25.
262 MARCO SOCIOLÓGICO DE LOS DERECHOS HUMANOS
asumir como un dato cierto que no puede haber sociedad humana sin
conflictos, y si la hubiera no sería una sociedad de amigos sino~ de
hormigas; quien quiera una sociedad sin conflictos habrá de obtenerla
por el terror y la fuerza policiaca. H
Merton admite los conflictos sociales corno resultado sistemático
de las estructuras sociales," en contra de Mayo, para quien el estado
normal de la sociedad es la integración, organización, y cooperación
del funcionamiento equilibrado del sistema;!::; respecto de 10 cual
puede decirse que éste quizá sea un modelo, pero que no quita la dis-
función al sistema,44
Pues bien, si tomamos partido por el enfoque que da por presentes
a los conflictos en toda sociedad humana (los hay hasta en las más
espirituales y comunitarias como las iglesias) hemos de reconocer que
en la situación política que analizarnos alrededor del problema de los
derechos humanos hay una relación de fuerzas a la que concurren fuer ...
zas opositoras, a veces en maridaje con el poder (o el poder con ellas).
y otras veces en contradicción no sólo con fuerzas sociales adictas a
los derechos sino con un poder que está a la vanguardia de éstas o
que al menos las acompaña lateralmente.
Entre las fuerzas de oposición o resistencia las hay violentas y pací-
ficas (las desapariciones, torturas, muertes, persecuciones, etcétera, se
enrolan entre las primeras); las hay también de militancia activa. o de
indiferencia y desdén, La variedad es profusa, y basten estas mencio ...
nes rudimentarias. El punto crítico no está en que las haya, y ni tal
vez en que sean de una clase u otra (por más que las violentas resultan
temibles y depredadoras), sino en cómo reabsorberlas, neutralizarlas.
o combatirlas. Y ya habíamos dicho que la democracia y sus fuerzas
no pueden descender del nivel ético que las preside, para actuar en la
forma y con las estrategias de sus adversarias hostiles; no cabe la vio ...
lencia, no cabe la segregación, no cabe el ostracismo ni la proscripción
ideológica. no cabe la persecución, no cabe la doctrina de la seguridad
nacional. (Otra cosa es que la "actividad" de grupos o partidos anti ...
democráticos sea controlada o prohibida, pero éste es otro terna, afín,
pero ajeno al nuestro) ..L-,
11 Ver: Popper, Karl, Búsqueda sin término. Una md,obiografía intelectual, Ma~
drid. 1977, p. 155.
->~ Ver: Darhendorf, Ralf, Sociedad y libertad, cit., p. 114 .
.J:; Ibidem, p. 111.
4-1 lbidem, p, 114.
~~, Aunque de hace mucho tiempo atrás, el libro de Pedro J, Frías sobre La
defensa política en la Argentina (Buenos Aires, 1951, Ed. Depalma distribuidor.
264 MARCO SOCIOLÓGICO DE LOS DERECHOS HUMANOS
7, LA TRADICIÓN
8. LA RELIGIÓN
9. LA CULTURA JURÍDICA
El consenso
55 Bosquejo de una sociología del derecho, 2" ed., México, 19E5, p. 33.
56 Ver: Barragán, op. cit., p, 25.
LOS FACTORES DE TIPO CULTURAL 271
57 Cit. por Pérez Luño en su libro Derechos humanos. Estado de derecho !l Cons~
tituC:ión, cit., p. 167.
:,:-; ¿Derecho natura.l o D.xiología juridica, cit., p. 208.
;",!) Curso de sociologia del derecho, cit., pp. 138~ 139.
fiO Mét.odo de la ciencia política, cit., p. 48.
()1 Burdeau, op. cit,. pp. 77~78.
272 MARCO SOCIOLÓGICO DE LOS DERECHOS HUMANOS
6~ Ibidem, p. 311.
63 Por ejemplo en op. cit., pp. 232-234.
64 Ver el tantas veces citado trabajo de Haba. ¿Derechos humanos o derecho na~
ttlr'al?, especialmente pp. 216-217.
LOS FACTORES DE TIPO CULTURAL 273
6., Ver en nuestro libro El régimen politico, .., cit., el párrafo 29: "Un factor
cultural discutido: el de las ideologías y los valores". pp. 217 Y ss., Y sus correspon~
dientes notas.
I},; Método de la ciencia política, cit" p. 400, Comparar con Duverger: "Las ideo~
logías son conjuntos de creencias elaboradas y sistematizadas" (Sociología política,
cit .. p. 129).
274 MARCO SOCIOLÓGICO DE LOS DERECHOS HUMANOS
1;7 Sobre la opinión pUblica, ver: Melo Artemio Luis, Compendio de ciencia po-
lirica, t. n, Buenos Aires, 1983, pp. 349 Y ss. Sobre La opinión política ver -con
ese título--- el libro de Gregario Badeni, Buenos Aires, 1972.
G8 Puede verse: Marias. Julián, La estructura social. Madrid, 1955. apartado IV:
"Creencias, ideas, opiniones",
G1J Método de la cienci~1 política, cit., p. 400.
LOS FACTORES DE TIPO CULTURAL 275
,2
Para la legitimidad desde la perspectiva sociológica, ver: Duverger, Sociolo~
gía política. cit., p. 133. Personalmente. nos hemos ocupado de ella dentro del con~
cepto amplio de legitimidad. en nuestros libros El régimen político ..., cit., p. 90
(especialmente, pp. 94 Y ss.), Y La Constr'tución de frente a su reforma. cit., pp.
47 Y ss .. acápite dedicado a la "Dikelogia de la legitimidad en el derecho COruititu-
cional".
73 Ver el ya citado estudio nuestro "Legitimidad de los procesos electorales",
en Cuadernos CAPEL, y en nuestro libro La Constitución de frente a su reforma.
cit.
LOS FACTORES DE TIPO CULTURAL 279
dada, pero no le es dada hecho, sino que es él quien tiene que ha-
cérsela) .H
Pues bien, en torno de esta visión realista, queremos proponer una
noción que no nos es original, sino que tomamos prestada de Rawls;
es la idea contractual, totalmente independiente y distinta del contrac-
tualismo explicativo del origen filosófico del Estado"
Para acoplar una idea provechosa a la doctrina de los derechos
humanos. al menos en la perspectiva con que la pretendimos esbozar
al discurrir sobre sus aspectos filosóficos, es dable imaginar que los
hombres de cada sociedad y de cada Estado razonen aproximadamen-
te de la siguiente manera: si a mí se me hubiera consultado previa ..
mente a mi inserción como parte o miembro en la comunidad política
en la que vivo, de qué modo quería situarme y convivir en ella, yo
hubiera respondido así: en una situación que me permita desarrollar
mi personalidad en libertad, disfrutar mis derechos, satisfacer mis ne-
cesidades, y disponer de seguridades para todo ello. Pero de ser esa
la contestación, el supuesto yo añadiría: junto a mí van a convivir
otros muchos hombres semejantes a mí: para que yo disponga de to-
das las ventajas antedichas, es menester que pacte con ellos. y ellos
conmigo, a fin de que, sin perjuicio recíproco para ninguno. todos
estemos en una situación igual o equivalente: todos hemos de partir
de un mismo punto con igualdad de oportunidades y de limitaciones
mutuas. aunque sin seguridad de arribar todos a un mismo resulta-
-;4 De alguna manera, hace tiempo que venimos conjugando dos nociones: la de
la naturalidad del Estado, en cuanto el hombre no puede vivir ni convivir sino en
una organización política; y la de la libertad o voluntariedad, en cuanto a la forma
que los hombres deciden conferir a cada organización política históricamente sin-
gular y propia de una sociedad (la suya); más: el mantenimiento continuo y reno ..
vado de esa misma organización, que consiste en un régimen político en constante
dinamismo (el Estado "está-siendo" cotidianamente por obra de los hombres, que
despliegan la acción política. Es la imagen de "un edificio siempre en construcción".
según propuesta de Jouvenel: La soberanía, Madrid, 1957, p. 196).
j5 Nos referimos al libro de Joho Rawls, Teoría de la justicia. México-Madrid-
Buenos Aires, 1979, La tesis de Rawls supone un contrato imaginario entre los hom"
bres que forman una sociedad, celebrado con un velo de ignorancia, es decir, sin
que ellos conocieran al contratar cuál habría de ser la posición y la suerte de cada
uno; en ese supuesto contrato, prevén garantizar las pérdidas posibles de los per"
dedores, y recípl.'Ocamente respaldar el mayor margen de libertad que resulta com-
patible con la libertad ajena. Al referirse a la igualdad, Rawls también imagina la
admisión nutua de la igualdad y la desigualdad. de forma que la situación de cad",
hombre (a la que él puede acceder) esté a disposición de todos. Hay un equilibrio
entre libertad e igualdad con miras a mejorar y beneficiar a quienes se hallan en
tJeor situación, La igualdad de oportunidades significa un punto de partida, pero no
garantiza que todos lleguen a un mismo final.
LOS FACTORES DE TIPO CULTURAL 281
16 Sin que podamos detenemos en una reflexión filosófica sobre el tiempo, re~
mitimos a algunos conceptos de Jorge L. García Venturini en su Filosofía de la
historia, Madrid, 1972, en el rubro "El movimiento acelerado de la historia", pp.
178 Y ss., especialmente pp. 183 Y ss. En la p. 183 aice que "como lo único que
efectivamente 'es' es el presente, 10 histórico es algo que se nos manifiesta acumulado
en el ahora en que estamos y somos". También recomendamos tomar en cuenta el
acápite XXV sobre "el tiempo humano" en la Antropología metafísica de Julián
Marías, cit., y del mismo autor la relación que traba entre situación histórica y
tiempo, en su libro La estructura sodal. cit., pp. 36-40.
LOS FACTORES DE TIPO CULTURAL 283
actual exhibe una hora propicia para los derechos del hombre, es en
ese tiempo donde se instala la funcionalidad de los factores positivos.
y la disfuncionalidad de los negativos; y hay que aprovechar a los
primeros y neutralizar a los segundos valiéndose del elemento pro-
vechoso que significa vivir y estar en un tiempo histórico en el que
el consenso, las valoraciones, los sistemas de valores, los conjuntos
culturales, muestran receptividad hacia la doctrina de los derechos
humanos,
Recaséns Siches habla, desde una perspectiva sociológica, de cier-
tas categorías universales de la cultura; dice que la vida humana so-
cial abarca una serie de funciones esenciales y constantes, como el
lenguaje, la religión, la economía, el derecho, la técnica, etcétera; y
que por ello en todas las sociedades humanas ha habido y se produce
todo eso, porque obedece a la estructura misma de la existencia del
hombre, Pero esa esencialidad y esa constancia que se manifiestan
socialmente en la cultura se particularizan en variantes culturales de
lugar y de tiempo. No obstante esas variantes, hay elementos per,..
manen tes y generales en todas ellas, lo que Recaséns prueba que es
característica esencial del hombre ser siempre diferente y a pesar de
ello ser siempre el mismo. 77
¿No nos hace pensar la idea precedente que, en el tiempo histórico
que nos toca vivir, la variabilidad de culturas acumula en su diver-
sidad un rasgo general. común, y constante, cual es el de valorar y
ver en sus conjuntos culturales que hay y debe haber "unos" derechos
humanos? Si esta visión acusa permanencia y constancia generales en
la pluralidad de culturas contemporáneas, nuestro tiempo histórico
configura un factor sociológico de la misma índole cultural que los
otros, que coadyuva a dar cima feliz a la doctrina de los derechos
humanos. El ámbito temporal de nuestra instalación vital no es fa,..
vorab1e:.
Como poco más adelante asumiremos al tiempo (en cuanto marco
temporal) coma un factor de tipo material, queremos aclarar que, pese
a muchas consideraciones comunes, aquí y ahora lo hemos abordado
desde su carácter de factor cultural, Los tiempos históricos anidan
su propia cultura que. para 10 que desde la misma perspectiva cultu,..
ral nOs interesa, significa la índole de la visión social y del conjunto
cultural en cuanto proporciona facilidades, disponibilidad, dificulta-
des, e imposibilidades. En cambio, cuando enfocamos al tiempo como
1, EL SISTEMA CONSTITUCIONAL
285
286 MARCO SOCIOLÓGICO DE LOS DERECHOS HUMANOS
sente puede ser de una manera o de otra en relación con los derechos
humanos; diríamos, en polaridad, que le puede ser adverso o favo ...
rabIe. Si es adverso, el sistema constitucional no se presenta como un
factor político de funcionalidad positiva para los derechos, en tanto
si es favorable ofrece marco político propicio para los mismos.
Interesa, por ende, el "cómo" es un sistema constitucional, o sea,
cuál es su contenido fundamental . . . . . . con su idea de derecho, su filo-
sofía política, su ideología práctica, su modo o status de instalación
del hombre, su estructura de poder, etcétera ........ y todo ello "cómo" es
y "cuál" es en dimensión de vigencia sociológica, porque poco impor-
ta a los fines de la funcionalidad política el cómo y cuál es en la
normativa escrita si acaso ésta carece, total o parcialmente, de vigen-
cia sociológica.
Se podrá decir - y estamos conscientes de ello . . . . . . que no tiene mu-
cho sentido proponer al sistema constitucional in totum como un fae ...
tor po1ítico propicio O nocivo para los derechos, si es que estos mis-
mos derechos, cualquiera sea su modo de recibir solución real, hacen
parte y están dentro del sistema, por lo que éste no merece ser visto
como un factor ajeno que, desde afuera, aporte o sustraiga infh:en-
das sobre ellos. Sin embargo, y precisamente porque tomamos al sis-
tema constitucional en bloque, y porque el modo de presencia o de
ausencia que en la completitud de su interioridad y funcionamiento
pueden tener los derechos, los hace a éstos tributarios del mecanismo
integral del sistema, cuyas partes o piezas se hallan en comunicación
e interrelación recíprocas.
Esto nos permite decir algo muy elemental: cuando hay un funcio-
namiento normal y suficientemente satisfactorio del sistema constitu-
cional democrático, los derechos humanos que hacen parte sustancial
de él reciben un aporte político favorable para su funcionalidad. por ..
que lo absorben y participan del sistema total y de sus partes restan-
tes. La afirmación puede comprobarse empíricamente cada vez que
dentro de un sistema constitucional democrático se disloca o disfun-
cionaliza una de sus partes, por ejemplo. el subsistema cultural o el
subsistema económico, que entonces suelen poner estorbo a la vigen ...
cia sociológica de cierto número de derechos socioeconómicos, a la
igualdad de oportunidades, a la circulación social de la libertad, etcé-
tera. Esto se hace notorio cuando nos ubicamos en el espacio del
constitucionalismo social y del Estado social de derecho, por aquello
que en Argentina decía Alberdi: "10 que no es real no es del do-
minio de la política", lo que trasladado a nuestra idea significa que
LOS FACTORES DE TIPO POLÍTICO 287
2. EL ORDEN 19
hacia adentro de una sociedad que convive políticamente, pero recibe, en dependen-
cia, influencias (buenas y malas) del ambiente exterior (y por aqui aparece la se-
guridad externa, la defensa, la política exterior e internadonal, etcetera). No coincide
totalmente con ]0 que los juristas llaman orden jurídico, si por tal se interpreta ha-
bitualmente un sistema normativo únicamente, y mucho menos con el orden público,
todavía más reducido dentro del concepto habitual de orden jurídico. Nosotros, per-
sonalmente. asignamos al vocablo orden jurídico una acepción muy amplia, que en
el Estado podría darnos identidad entre orden político y orden jurídico, y permitirnos
~con tal alcance.- simplificar la cosa eliminando adjetivos y empleando tan sólo
la palabra orden. (Para algunas de estas ideas ver: Quispe Correa, Alfredo, "El
o:-den interno, el orden jurídico, y el orden público", Separata de las et Praxis, Fa-
cultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Lima. n9 7. julio 1986.
Lima, Perú).
82 Principios de derecho público y constituc~onal. 2'~ ed., Madrid, p. 8.
83 Método de la ciencia politica, cit., p. 75.
84 lbicem, pp. 269 Y ss.
85 Ibidem, p. 270.
se Ibidem, p. 111.
81 Sociología y filosofía en el derecho, cit., p. 49.
s8 Método de la ciencia política. cit., p. 111.
LOS FACTORES DE TIPO POLÍTICO 289
3. LA SOCIEDAD DEMOCRÁTICA
4. LA LIBERTAD POLÍTICA
!)f] Desde la cita de Benjamín Constant (entre los antiguos, el individuo. sobe-
rano casi habitualmente en los negocios públicos, es esclavo en todas las relacio-
nes privadas•.. ; entre los modernos, el individuo, independiente en su vida
privada, no es ni en los Estados más libres, soberano sino en apariencia) ("De la
liberté des anciens comparée a ceHe des modernes", en la obra Cours de politique
constitutionnelle, Ed. Laboulaye, n, 1861, pp. 359 Y ss.), es frecuente la coin-
cidencia en afirmaciones similares. Jellinek dice """"'por ejemplo- que como nota
fundamental del Estado griego habría de señalarse su omnipotencia, el desvaH-
292 MARCO SOCIOLÓGICO DE LOS DERECHOS HUMANOS
Lo que llamamos apertura del poder tiene mucho que ver con la
participación, porque le ensancha espacios y oportunidades. Tal aper""
tura del poder ......... 0 del proceso de poder- no recibe su elasticidad
de su eventual regulación por normas jurídicas -bastante difícil por
cierto- sino del estilo del poder, que depende fundamentalmente de
los gobernantes que 10 ejercen. Denominamos apertura, o poder abier-
to, al estilo político que tiende a formar y componer la voluntad del
poder que se exterioriza en sus decisiones con la participación de la
sociedad. ¿Y qué es esto? Abrir los procesos de comunicación, de
negociación y de mediación políticas en forma habitual cada vez que
en el proceso de poder se adoptan decisiones, se ejecutan, o hasta se
controlan, para conocer, compulsar, tomar en cuenta y digerir las opi-
niones, las valoraciones, el consenso y el disenso, los intereses socia-
les -sectoriales o generales-. Es como una ósmosis o porosidad,
que torna permeable al poder en relación con la sociedad, y que
estimula, fomenta, promueve y da margen a la intervención de un
número cada vez mayor de protagonistas con' roles políticos acti-
vos, cada vez que los intereses de los mismos están en juego en
el proceso decisorio del poder. Esto, y la participación de la sociedad
a través de protagonistas individuales y grupales (más lo último, dada
la sociedad organizacional). es lo mismo. El poder abierto es el que,
entonces, no se repliega con hermetismo sobre sí mismo, y no forma
su voluntad decisoria atendiendo exc1usivamente a las fuerzas que le
son leales o adictas, dentro de su propio perímetro, sino que se abre
a la periferia para proporcionar aquel1a ocasión participativa amplia a
favor de otros sectores ajenos.
Este breve diagrama del poder abierto, o de la apertura (o sociali-
zación) del proceso de poder, como equivalente a formas de participa-
ción espontáneas y normales. viene a mostrarnos que, en conjunción
con la libertad política (ésta es una forma expresiva de ella, fuera
de los canales formales que trazan las normas escritas) el estilo de
poder abierto funciona como importante presupuesto político de na-
turaleza favorable para los derechos humanos, cuando una sociedad
93 Ver nuestro libro El poder, cit" p. 293: "Poder abierto y poder cerrado",
También "El régimen político .. ,", p. 162: "Un esquema tipo: proceso de poder
abierto y proceso de pode, cerrado", y p. 169: ''La apertura de la participación
Activa; la socialización En nuestro libro Para vivir la Constitucjón, cit., \'('T
pp, 175 Y ss,; "Participación política y 'representatividad' 00,
LOS FACTORES DE TIPO POLÍTICO 295
bien predispuesta hacia ellos, y con interés activo, quiere y sabe apro~
vechar el espacio participativo que se le conVOCa a ocupar en el sis~
tema político.
N o hay duda que una apertura de poder que sea imparcid recogerá
-a 10 mejor- participaciones e intervenciones no adictas a 105 de-
rechos, o hasta reacias y opuestas, pero ese es el juego fatal de la
democracia, que no puede cerrar ni sectorializar el diálogo, dirigién~
dolo sólo al sector de sus aliados, sino que necesita entablarlo tam~
bién con sus adversarios. Pero nada de lo dicho hasta aquí en este
rubro (~,:l Dor entendido que la apertura hacia la participación social
tenga que dar como resultado la complacencia del poder mediante
decisiones afirmativas a las pretensiones y a los intereses que la so~
dedad hace presentes ante el mismo poder. Tomarlos en cuenta, pon ...
derarIos, articularlos, integrarlos a la política arquitectónica, no es
igual a responder siempre que "sí"; es, precisamente, después de dar
cabida holgada a la participación, filtrarla y digerirla dentro y desde
el poder, y responder "sí" o "no" según como la responsabilidad y el
sentido de conducción política de los gobernantes lo aconseje pru ..
dencialmente.
remos decir que lo que se denomina con expreslOn disputada, 105 po-
deres de hecho,o1 olas contrapoderes,98 necesitan tener cabida en la
participación dentro de toda esa gama de procesos políticos.
Es claro, la disfuncionalización de los mismos y su negatividad
para las políticas de derechos humanos provendrá _por ejemplo- de
un sistema de partido único oficialmente impuesto, o de un sindica-
lismo no democrático. o de unas fuerzas armadas enroladas en un
militarismo ajeno a su rol profesional. o de cualesquiera otras fuerzas
de actitud no democratica. Y con esto retrocedemos a las fuerzas de
resistencia Írente a los derechos. pero con todo, no dejamos de señaiar
que los procesos políticos son hábiles, en determinadas condiciones,
para fomentar un sistema valioso de derechos humanos.
5. LA IGUALDAD
lH,9S Ver, sobre el tema, nuestro libro El poder, cit., p. 300: "Los poderes de
hecho", y p. 301: "Los contrapoderes", con la previa alusión en p. 298 a "Los
poderes sociales". La expresión "contrapoderes" es propia de Berlrand de Jouvene1
en su obra El poder. Madrid, 1956. p. 329.
298 MARCO SOCIOLÓGICO DE LOS DERECHOS HU"ANOS
6. LA TRADICIÓN
7, LA ESTABILIDAD 99
'el Para una relación entre poder y estabilidad y poder y duración, como temas
conexos al de la e~tabi1idad, ver nuestro libro El poder, cit., pp. 371 Y 373.
LOS FACTORES DE TIPO POLÍTICO 301
105 Puede verse, en nuestro libro El régimen político •.. , cit., el acápite 11, titu-
lado "La referencia a un tema 'de moda': los ingresos y los productos del régimen·'
(p. 86).
306 MARCO SOCIOLÓGICO DE LOS DERECHOS HUMANOS
100. Englobando una serie de citas, llamamos la atención sobre todo lo que, siendo
originariamente cultural, económico, o de cualquier otra índole, se refracta en lo
político e incide en el derecho. Hay una serie de nociones que muestran cómo un
sistema de derecho recibe, con cierta dependencia, influencias socioculturales, polí~
ticas, etc. Así, Hart reconoce que el derecho de todo Estado moderno muestra la
influencia de la moral social aceptada, y de ideales más amplios (El concepto de
derecho, Müico, 1980, pp. 251-252); W. Friedmann, por su lado, dice que el derecho
depende de los valores políticos de la sociedad (El derecho en una sociedad de
tranSformación. Fondo de Cultura Económica, México~Buenos Aires, 1966, p. 16).
lo que explica por qué René Barragán sostiene que preguntarse en qué condiciones
sociales surge un sistema de derecho es un problema propio de la sociología del de-
recho (Bosquejo de una sociología del derecho, 2'!- ed., México, 1965, p. 33). Para
el condicionamiento histórico y el condicionamiento social del derecho, ver: Messner,
Johannes, Ética social. política y económica a la luz del derecho natural, cit., pp.
287-302.
SECCIÓN 1II
LOS FACTORES DE TIPO MATERIAL
1. El marco temporal 307
2. El espado físico o geográfico 309
3. La población . 311
4. La economía . 313
5. El factor tecnológico 316
SECCIÓN III
LOS FACTORES DE TIPO MATERIAL
1. EL MARCO TEMPORAL
183 Y ss., donde dice que el pasado pervive en el presente, pero el presente no e!>.
sin embargo, el pasado; desde el presente se proyecta el futuro. y el futuro está de
alguna manera en el presente. Muchos enlaces entre el tiempo y la historia pueden
verse en la Introducción a 1" filosofía de Julián Marias (3<), ed., MCl.drid, 1953); por
ej., pp. 140 y ss.
307
308 MARCO SOCIOLÓGICO DE LOS DERECHOS HUMANOS
gen en esa realidad radical que es la vida de cada hombre. lOS En ese
espacio temporal es en el que operan a cada momento (el presente)
muchos ingredientes pretéritos y futuros. loo Y es en él donde "apare ..
cieran" los derechos humanos. donde han hecho presencia, donde los
"hay" y "no los hay", donde los "debe haber" donde se movilizan
todas nuestras valoraciones, donde se inserta nuestro conjunto cultu,...
ral, nuestro mundo político y nuestro mundo jurídico. ¿Qué más puede
decirse? Que el sistema de derechos es tributario del tiempo, se hunde
en él, transcurre en él. transita por él. avanza o retrocede, se estan-
ca o se optimiza, tiene o no vigencia sociológica.
Hablamos del tiempo de ayer, del tiempo actual, del tiempo por
venir; no están divididos ni incomunicados; eI10 puede verse siguien~
do la genealogía de los derechos, que tal vez dijéramos que han lle_
gado a su mayoría de edad, pero nos negaríamos a prever SU vejez.
porque no imaginamos ni queremos su senectud. su senilidad, sino su
rejuvenecimiento continuo. Los hacemos futurizos para maximizar
su eficacia, para expandirlos, para irradiarlos en una vigencia socio-
lógica cada vez más acentuada.
y toda esta temporalidad en que los enmarcamos no abdica de la
posible fe en un fundamento de orden natural o de valores, con toda
la objetividad trascendente que pueda asignársele, Pero este orden
natural o ese orden de valores tiene dirección hacia el hombre, hacia
el hombre situado, y tal vez la primera situación del hombre sea la
temporaL Por eso, el tiempo ha jugado su influencia en el sistema de
los derechos humanos. Y decir que la "ha jugado" no indica ......... por
el tiempo del verbo- que por haberla jugado ya la deja de jugar
ni 1a dejará de jugar. Mientras dure el tiempo. el tiempo histórico
será un marco, a la vez móvil y permanente, para el encuadre de aquel
sistema de derechos.
Esta última disquisición vuelve a dar razón de por qué al tiempo lo
habíamos visualizado antes desde un punto de vista cultural, y ahora
le prestamos atención tomándolo ......... en cierto modo . . . . . . como materiali-
zado en un marco situacional más empírico. El tiempo como presupues-
to cultural moviliza ideas, creencias, valoraciones; el tiempo como factor
material suministra asidero (o no 10 suministra, según los casos) para
que, en confluencia con la restante serie de presupuestos y factores de
lO3 Ver, por ejemplo, Marias, op. cit., pp. 387 y ss, ("La vida histórica"),
1.09 No sería vano sugerir otra relación, esta vez con el concepto filosófico de
"situaciór.." (ver, para ello, Marias, op. cit., pp, 21 Y ss.: ("Esquema de nuestra
situación") .
LOS FACTORES DE TIPO MATERIAL 309
111 Tal vez fuera interesante religar la idea a la sociedad y politica transnacio·
nales, tomando el adjetivo "transnacional" en la lúcida acepción que le da Carda
Pehyo (ver su libro Las transformaciones del Estado contemporáneo, cit., pp. 177·
178. Y la inserción que hacemos personalmente del tema al abordar "La expansión
internacional de la democracia" en nuestro libro La re-creación del liberalismo, cit.,
:)p. 163 Y ss., especialmente pp. 180 Y ss.). Volvemos sobre esto en la cuarta parte.
LOS FACTORES DE TIPO MATERIAL 311
3. LA POBLACIÓN
va- en los procesos políticos, de cuya existencia las más de las veces
ni tienen noticia, y cuya importancia tampoco alcanzan a vislumbrar.
Ya al margen de los comentarios que ocupan los párrafos prece-
dentes, y que sólo son insinuaciones y ejemplo en torno de la población
como factor material, no es ocioso lanzar la idea de que esa pobla~
ción, en cuanto forma una sociedad, es el ámbito donde se alojan los
ingredientes socioculturales, políticos, económicos, a los que hemos
pasado revista. Diríamos que es el ambiente intrasocietal del sistema
político, al que entran y sobre el cual y dentro del cual operan los
factores, los presupuestos. las influencias que la teoría sistémica agru~
pa en los subsistemas, y donde también se produce la retroalimenta--
ción. En suma, si la población se integra con hombres y grupos, puede
ser vista como el escenario material donde se juegan los protagonismos.
4. LA ECONOMÍA
113 Sobre "el conocimiento económico del Estado" ver: Ramírez Jiménez, Manuel,
Supuestos actuales de la ciencia política, Madrid. 1972, pp. 114~127. Ver lll:e;o.tros
libros El régimen político .. " cit., acá pite 28, p. 199; La re-creación del liberalismo.
cit" acapite XVIII. p, 150; El poder, cit., p. 270, También encaramos a la economía
como un equilibrio de la libertad en nuestro libro Los equilibrios de la libertad, cito
114 Para esto, ver nuestro libro Marxismo y derecho constitucional. cito
J 14 MARCO SOCIOLÓGICO DE LOS DERECHOS HUMANOS
5. EL FACTOR TECNOLÓGICO
EL CONSTITUCIONALISMO MODERNO
EL CONSTITUCIONALISMO MODERNO'
que nadie ignora que puede acudirse a las obras de derecho constitucional, historia
constitucional. historia de las ideas políticas, etcétera, entre las que hay muchas
clásic'lS. Nos limitamos a: Sachica, Luis Carlos, Exposición y glosa del consfitu~
ciona/ismo moderno, Bogotá, 1976. Puede verse, para un esbozo del ambiente doc-
trinario, Ji! Historia de las ideas políticas de Marcel Prelot, Buenos Aires, 1971, el
cap. XLI del libro sexto, sobre "la vulgata demoliberal".
323
324 ASPECTOS JURÍDICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
2. LA CoNSTITUCIÓN ESCRITA
9 Ver: Robles. G., "El origen histórico de los derechos humanos: Comentarios
de una polémica", Revista de la Facultad de Derecho de la Universidad Complu~
tense de Madrid, 1979, núm. 57.
lU Traducida con ese título por Adolfo Posada, Madrid, 1908.
En Inglaterra. recuerda Peces~Barba, el common law hace las veces del derecho
natural en su función de límite al poder del Estado, al modo como el derecho natu~
ral en Cicerón y Santo Tomás en cuanto ley que expresaba a la razón (y cita
a Guido Fassó en su Storia della filosofia del diritto) (ver la obra cit. de Peces-
Barba, pp. 3&-39). Luego recurre al punto de vista de Salan en La formazione
storiCél e filosofica dello stato moderno para aseverar que el Estado absoluto .....-for-
ma continental de aparición del Estado moderno.....- es un precursor del Estado
liberal, y se pregunta: "¿Se podrá hablar. en el continente, de Estado liberal. y de
filosofía de los derechos fundamentales. sin presuponer la existencia del Estado, en
cuanto tal. que es aquí Estado absoluto? Parece que no. " La reacción, la antitesis,
necesitan la tesis, el primer planteamiento del Estado. y éste es el Estado absoluto"
(pp. 51.52).
El diseño es sugestivo, y lo compartimos en cuanto explica el marco de surgi-
miento del Estado liberal y de los derechos humanos como lo que llama reacción
contra el absolutismo, provocada por éste, y superada por el Estado liberal. Pero. en
otro sentido de fuente ideológica. no se puede admitir que el absolutismo haya
aportado valoraciones y doctrinas para inspirar a la filosofía de los derechos ni al
sistema político que le dio recepción.
Un rasgo que conviene tomar en cuenta. y cuya explicación nos excede en nues-
tro tema, es el de la paradójica disolución del derecho público en el derecho privado
....-propia del liberalismo según Legaz y Lacambra---- que no parecería brindar apoyo
a la inserción de los derechos luego llamados "públicos subjetivos" en el ámbito del
derecho público, con lo que habría que sostener que la filosofía de los derechos
humanos no cuaja constituciQIlalmente hasta que la asume el derecho constitucional
bien perfilado (que es derecho público). Y, por otra parte, si según Domat el de-
recho público derivará del privado. y el derecho natural será casi todo privado.
habría que negar --cosa a la que nos resistimos rotundamente.....- la influencia del
iusnaturalismo en la formación de la filosofía de los derechos del hombre y en su
trasplante al Estado constitucionalmente organizado desde la perspectiva liberal.
(Para tan interesante tema, ver Peces-Barba, op. cit., pp. 208 y ss.).
16 La tan mentada paternidad francesa queda desmentida cuando Tamayo nos
recuerda que les phílosophes (en alusión a la filosofía política de la Ilustración)
iban a descubrir que los derechos del hombre, que respondían al modelo racional
de su naturaleza, existían realmente en Inglaterra. La Constitución inglesa (en sen·
tido material) tal como la creían ver les philosophes .....-especialmente Voltaire y
Montesquieu----. agrega Tamayo. "se convirtió en el modelo constitucional de los
racionalistas franceses del siglo XVIII (ver: Introducción al estudio de la Cons-
titución, de Rolando Tamayo y Salmorán, México, 1986, p. 82). Y luego alude.
con cita de Burdeau. a la influencia norteamericana innegable: hay un aspecto en
que el efecto de la revolución de las colonias inglesas de Norteamérica fue con-
siderable: el concepto mismo de Constitución (p. 87). Francia carecía de Consti·
EL CONSTITUCIONALISMO MODERNO 333
EL CONSTITUCIONALISMO SOCIAL
EL CONSTITUCIONALISMO SOCIAL
1917, en México, anticipa 10 que dos años después, con más universa-
lidad, difundiría la alemana de Weimar de 1919. Entran en la norma-
tiva constitucional los derechos de la segunda generación, que se
denominan sociales y económicos ...-hoy, además, el rubro de los cul-
turales- y progresivamente se elastizan los derechos políticos cuando
el derecho de sufragio se universaliza en amplitud y se extiende a la
mujer. André Hauriou vuelve a darnos una buena descripción; nos dice
que pese a las "libertades-virtualidades" o "libertades-autorizaciones"
de actuar "es bien evidente que las posibilidades reales han quedado
muy cortas con respecto a las posibilidades teóricas", El segundo pro-
ceso de extensión y democratización a que asistimos tiende a sobre-
pasar estos obstáculos y a extender a todos los que, de hecho, estaba
reservado hasta ahora a una minoría afortunada o, cuando menos,
acomodada, En este aspecto, el desarrollo de los derechos sociales
significa un avance en el camino de la igualdad de hecho",2(; Nosotros
diríamos: asimismo, en el camino de la libertad, que con la igualdad
forma las dos mitades de la democracia, cuando agrega a la libertad
"de" la libertad "para".
Pero una cosa es clara: así como el constitucionalismo clásico ins-
cribió sus derechos en la normativa constitucional, el constitucionalismo
social formuló en ella a los suyos. Y ambos pusieron énfasis en la
escritura, por el apego a la letra de los textos, Y hay una diferencia:
al primer constitucionalismo le fue más fácil que al segundo trasladar
desde la letra a la realidad sus libertades y derechos, porque funda-
damentalmente unas y otros se satisfacían con la omisión de daño o
violación; pero al constitucionalismo social se le suma una ardua exi-
gencia: la de que sus derechos socioeconómicos escritos en sus normas
sean realmente accesibles y disfrutables en un Estado de bienestar. para
lo cual la escritura es harto insuficiente, porque hacen falta políticas
efectivas que permitan cumplir las obligaciones de dar y de hacer en
favor de aquellos mismos derechos, Con 10 que. una vez más, la letra
escrita no basta, porque lo fundamental es la vigencia sociológica.
El trayecto del constitucionalismo social respecto del clásico o mo-
derno no altera ni desfigura en nada a este último. 27 Queremos decir
con toda claridad que el constitucionalismo social suma, pero no sus-
trae: añade. pero no destruye a la libertad; completa. pero no dismi ..
26 Ibídem. p. 212.
27 Sobre el Estado liberal y el constitucionalismo social, véase el cap. XXIII
("Esbozo histórico del Estado y sus direcciones contemporáneas") del Derecho
constitucional de César Enrique Romero, t. II, Buenos Aires, 1976.
EL CONSTITUCIONALISMO SOCIAL 341
nuye los derechos civiles. Por ende, por más léxico que incluya una
Constitución en sus declaraciones de supuestos derechos económicos
y sociales. si no da hospitalidad a la libertad y a los derechos civiles,
no hay constitucionalismo social, porque no hay constitucionalismo
clásico. Más crudamente: si no hay democracia liberal, no hay cons-
titucionalismo social, porque éste, para ser tal, tiene que ser demo""
crático. Con este enfoque, y aunque se apoden "democracias" popula-
res, los totalitarismos del mundo soviético o marxista no encuadran
para nada en el constitucionalismo social porque no son democracias
de línea liberal (recordando que lo de "liberal" no se enfeuda ni atra-
pa, según nuestro criterio, en el liberalismo abstencionista de comien-
zos del constitucionalismo moderno, sino que admite y requiere los
reajustes propios de un sistema de libertad que evoluciona y se adapta
históricamente) .
Nuevamente, el constitucionalismo social acompaña etapas, al modo
como lo vislumbra Kriele, hasta la fase del Estado de justicia, o Estado
social de derecho, que es gestor de un bien común público entendido
y realizado como plenitud del bienestar (o el "estar-bien" los hombres
en su convivencia)." Por algo se habla del Estado de bienestar, en
vocabulario que ya hemos citado y repetido en demasia.
Para esta plenitud, recordamos que se ha operado otro tránsito. des-
de los clásicos derechos públicos subjetivos en los que el Estado era
único sujeto pasivo (gravado con un deber de omisión). hasta los de-
rechos que (aun en el campo socioeconómico y cultural, y siempre
perfilados dentro de aquella categoría) se han vuelto ambivalentes,
porque además del sujeto pasivo "Estado" son oponibles a los demás
particulares, que quedan situados también como sujetos pasivos, a
veces hasta con obligaciones positivas de dar o de hacer (por ejemplo,
la de pagar el salario justo y suficiente, la de brindar condiciones
dignas de traba jo, etcétera).
Por eso se dice actualmente que en su dimensión subjetiva ~O sea~
en aquella que tipifica los status de la persona en el Estado social de
derecho __ los derechos fundamentales determinan el estatuto jurídico
de los ciudadanos, lo mismo en sus relaciones con el Estado que en sus
relaciones entre Sí,29 requiriendo que las vías de tutela cubran con ido-
neidad ambas situaciones. Esta ambivalencia de los derechos que se
proyectan frente a terceros en las relaciones entre particulares _que
siguen siendo. para nosotros, relaciones de derecho público aunque
acaso su contenido lo sea de derecho privado. y ello porque el status
del sujeto activo y el del sujeto pasivo se enmarca constitucionalmente
en la esfera iuspublicística- es lo que en Alemania se denomina
drittwirkung der grundrechte. 30 y para su funcionamiento requiere:
a) la ya aludida aptitud de vías tutelares frente a los demás particu-
lares; b) la gestión interventora del Estado para promover condiciones
de libertad e igualdad a favor de todos los hombres, y para remover
los óbices frustratorios que, en último término, al degradar al hombre
y a su participación en el bien común. conspiran contra su dignidad y
su desarrollo personal: en tal sentido, son elocuentes las normas alusi-
vas en las constituciones de !taHa y de España. por ejemplo.31
El Estado de bienestar se ha transformado, así, en lo que hoy damos
como versión histórica y valorizada de Un Estado personaJista. que no
satisfaría las expectativas y pretensiones que circulan en el conjunto
cultural de la sociedad con el apego envejecido a la fórmula del Es-
tado liberal abstencionista de los siglos XVIII y XIX. Los desafíos
que a aquel Estado le plantean las sociedades en vías de desarrollo
o subdesarrol1adas son innumerables, pero el esfuerzo empeñoso del
hombre que sabe usar su libertad y su creatividad ha de ser impulso
y herramienta para encamar el ideal en la vigencia sociológica. Si el
constitucionalismo social no responde exitosamente al reto, su tramo
histórico quedará en deuda con la justicia y con los hombres.
No interesa demasiado que los derechos sociales y económicos cons-
ten normativamente en la Constitución escrita para que el Estado de
bienestar sea una realidad político-jurídica; el valor docente y lingüís-
tico que precisaron cumplir las declaraciones de derechos de la primera
generación cuando advino el constitucionalismo clásico no se hace tan
imperioso con los de la segunda en el constitucionalismo social. Esta~
dos Unidos no necesitó enmiendas a su bicentenaria Constitución es-
crita para enrolarse en sus filas, lo que demuestra que las leyes inEra-
:>7 Zippelius, Reinhold, Teoría general del Estado, México, UNAM, 1985, pp.
357-358.
38 En Argentina, Juan Fernando Segovia sugiere una breve cláusula indicativa
en la que se señalen los derechos sociales mas importantes y que ya tienen vigencia,
acompañándola de una declaración general de protección de los restantes derechos
sociales, condicionada a la capacidad prestataria del Estado. Y sagazmente se anima
a fonnularla en un ejemplo tentativo, de la siguiente manera: "El Estado garantiza
la libertad de trabajo, condiciones dignas de labor, etcétera; ... El Estado protegerá,
en la medida de sus posibilidades económicas y administrativas. todo otro derecho
social que no se haya declarado expresamente" ("Reflexiones sobre la Constitución
y los derechos sociales", Asociación Argentina de Derecho Constitucional, Boletín
Informativo, año IV, núm, 29, Buenos Aires, febrero 1988). También, del mismo
autor: "Estado, Constitución y derechos sociales", La Ley, 10/11/198.8.
Para la naturaleza programática de los derechos socioeconómicos, y la expecta.
tiva de derecho que quedaría sometida a la condicionalidad de medios estatales para
su desarrollo (con la consiguiente necesidad de analizar si el programa o guía im",
pide o no ver a aquellos d~rechos como derechos subjetivos de contenido específica
y tutela obligada), puede verse: Zovatto, Daniel, "Contenido de los derechos hu·
manos. Tipología", en Educación y Derechos Humanos. Primer Seminario Irrtera ...
mericarto, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, Ed. Libro Libre, San
José, Costa Rica, 1986, p. 86,
346 ASPECTOS JURÍDICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
:\9 Cito por Pérez Luño en Dere.chos humanos. Estado de derecho y Constitución,
cit., p. 89.
40 Ibidem, p. 225, El tema ha sido abordado con insistencia por Pedro J. Frías,
quien tomando el ejemplo de la tradición anglosajona. recuerda que la formulación
constitucional de los derechos sociales no le es esencial; los anglosajones practican.
y después lo formulan o no; los latinos lo formulamos, y después lo practicamos o
no. (Ver su articulo "Cuando la limosna es grande ... ", La Nación, 6/IV/1988.
También: "Estado social de derecho o catálogo de ilusiones", La Nación, 25/IV/
1987.)
41 Pérez Luño, op. cit., p. 91.
42 Ibidem, p. 92.
43 Ibidem, p. 93.
EL CONSTITUCIONALISMO SOCIAL 347
49 Para la relación entre "Paz y derechos humanos" ver --con ese titulo...._ el
articulo de Celestino del Arenal en: Revista I.l.D.H. (Instituto Interamericano de
Derechos Humanos), enero~junio 1987, San José, Costa Rica, núm. 5. Allí dice
que, en definitiva, la cuestión última que está en juego con el respeto a los derechos
humanos es la paz mundial. "Esto suscita no sólo las tradicionales, y hoy dramá~
ticas, cuestiones de la paz y de 18 guerra, sino también las cuestiones de cómo
eliminar la opresión y la explotación y vencer el subdesarrollo y la degradación
del medio ambiente, de forma que el hombre pueda realizarse plenamente, que es
donde yerdaderamente reside la paz. Ello pasa necesariamente por la realización
de los derechos humanos" (pp. 19~20), "En suma, sin el reconocimiento de todos
los derechos humanos no puede haber paz, Pero recíprocamente, sin paz a nivel
internacional. sin desarme y distensión, sin cooperación internacional y confianza
colectiva, sin un nuevo orden econÓmico internacional. los derechos humanos difí~
cilmente se impondrán en el mundo" (p. 19), "Hoy, en suma, se reconoce el derecho
<l la paz como un derecho que engloba él. todos los demás, .. " (p. 19). El acápite
V de .su mtículo se titula "Paz y derechos humanos: un soJa concepto·· (p. 17).
350 ASPECTOS JURÍDICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
,-,1 Ver: Tratado elemental de derecho constitucional argentino, cit., t. 11. cap.
XL; La interpretación y el control constitucionales en la jurisdicción constitucional,
Buenos Aires, 1988.
:;;¡ Ver el clásico libro de Mauro Cappelletti: La jurisdicción constitucional de
la libertad, México. 1961, y su más reciente La justicia constitucional, MéxiCO.
UNAM, 1987. Remitimos asimismo a la bibliografia que viene citada en nuestro
356 ASPECTOS ) URÍmCOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
4, LA SUPREMACÍA DE LA CONSTITUCIÓN 56
~" Este esquema fue propuesto ya en nuestro libro Para vjpir la Constiff1ctün~
,it .. pp. 98 y 166.
EL FUNCIONAMIENTO CONSTITUCIONAL 359
59 Para los cas.os de España y Perú ~por ejemph-- ver, en nuestro libro citado
en la nota 58, lo que decimos en pp. 62-63, nota 46.
SECCIÓN IV
LAS FUENTES DE LOS DERECHOS HUMANOS
l. El sentido del tema en su dimensión socio,lógica 365
2. La Constitución 366
3. Los tratados internacionales 367
4. La legislación interna 369
5. El derecho no escrito. 370
6. El derecho judicial 371
7. El tema de las fuentes, y la vigencia sociológica de los
derechos humanos en el derecho interno 372
SECCIÓN IV
'60 Para "Las fuentes 'de las normas' en el derecho constitucional" ver -con ese
título ___ el acá pite 19 de nuestro libro Para pipió la Consfitución, cit. Para el tema
de fuentes formales. materiales e históricas: nuestro Tra.fado elemental de derocho
constitucional argentino. cit., t. I. pp. 10 Y 57.
El .tema de la diversidad de fuentes normativas de los der~chos y su jerarquía,
se enlaza con el reparto de competencias en la materia, o sea con el saber qué
órganos tienen competencia en orden a usar cada una de esas llamadas fuentes para
emanar una normación jurídica de los derechos.
365
.,
366 ASPECTOS JURÍDICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
2. LA CONSTITUCIÓN
sobre esta idea que, aun sucintamente, tiene desarrollo en otras partes
de nuestro estudio. Aquella valoración fue exaltada no sólo por 10 que
Garcia Pe1ayo denomina la creencia racional en la fuerza estructura~
dora de la norma (piénsese en la tipología racional--normativa que ex~
plica el citado maestro español), sino por la adición del principio de
supremacía y por la rigidez en cuanto al punto de la reforma de la
Constitución.
Sabemos que lo normal fue y ha sido plasmar a los derechos en el
sector normativo de la Constitución que ostenta el nombre y el carác~
ter de una declaración, una tabla, un catálogo. o un hil!. y, cuando esa
parte ha faltado, se la ha sobreentendido implícita, o sea, no ausente
si se recurre a la tradición, a la filosofía o ideología de la Constitución.
a su sistema de valores, etcétera, corno fue el caso del texto primitivo
de la Constitución de Filadelfia, hasta que adicionó las diez primt!ras
enmiendas.
Pero valga la reiteración: en la Constitución material no hay dere-
chos humanos por más declaración normativa que sobre ellos exista en
la formal o escrita, si las normas de ésta no entran a la dimensión so-
ciológica del mundo jurídico mediante su vigencia (sociológica, por
supuesto) ,
Aquí utilizamos de nuevo la palabra "constitucionalización" de los
detrechos en un sentido alternativo: a) por el mero hecho de constar
por escrito en la declaración constitucional. aun cuando no alcancen
vigencia sociológica (esa mera constancia, es bueno recordarlo, no
equivale per sí sola a su positivización); b) por la adquisición de vi""
gencia sociológica en la Constitución material (lo que ya si es sinó-
nimo de positividad o positivización),
tl2 Para los temas sugeridos en el texto puede verse: La Pérgola. Antonio,
Constitución del Estado y normas internacionales, México. UNAM, 1985.
LAS FUENTES DE LOS DERECHOS HUMANOS 369
4. LA LEGISLACIÓN INTERNA
5. EL DERECHO NO ESCRITO
Si para tenerlo por tal se exige largo tiempo, puede llamárselo de.-
recho consuetudinario (por ejemplo clásico. el inglés). Si para tenerlo
por tal no se requiere largo tiempo, sino un muy breve y rápido pro..-
ceso genético (muy normal y habituaL por cierto, en el ámbito cons~
titucional) lo 11amamos derecho espontáneo (en alusión, precisamente,
a la espontaneidad acelerada de la fuente y de StI producto). Mas
no cabe explayarnos ahora. s4
Si recordamos que en él derecho no escrito hay normas no escritas,
cabe decir qlH~ cuando ese derecho no escrito (consuetudinario o es-
pontáneo) que exhibe la vigencia sociológica de los derechos humanos
hay ....-constitucionalmente hablando- normas no formuladas expresa-
mente por escrito en la Constitución materia1 que describen aquella
misma vigencia. De tal forma. para 10 que comentamos en otra parte.
los derechos en cuanto subjetivos no existen sin normas (en este caso
de la fuente aludid~, normas no escritas).
Esta fuente es fundamental. porque si se la incluye entre las que
se dan en considerar fuentes materiales. vuelca materialmente a la
Constitución material un contenido que. por referirse a los derechos
del hombre. hace parte medular del constitucionalismo clásico y del
social. Por razones de brevedad, omitirnos el análisis de los supuestos
en que, a la inversa del funcionamiento propicio de esta fuente para
los derechos, la misma fuente actúa en sentido opuesto a la vigencia
sociológica de los mismos, y a la relación y efectos que. de ocurrir
eso, tiene el derecho consuetudinario y el espontáneo con el derecho
escrito. especialmente con la Constitución formal. f,,, Hay en ese tema
aspectos de validez y de vigencia muy atractivos para encadenar la
perspectiva constitucional con la iusfiJosófica .
6. EL DERECHO JUDICIAL GG
Tal vez este título no alerte al lector sobre el sentido al que apunta.
Ha de observarse que nuestros comentarios sobre las fuentes se han
dirigido a descubrir qué contenidos favorables a los derechos entran
a través de las mismas fuentes en el derecho constitucional material, o
sea, de qué fuentes pueden provenir esos mismos contenidos que en-
contramos en dimensión sociológica en el derecho interno (que por
referirse a derechos, es siempre materialmente constitucional). y en-
tre esas fuentes posibles, dimos importancia a los tratados interna-
cionales.
Ello quiere decir algo elemental: que cuando los derechos tienen
vigencia sociológica, la tienen en el derecho interno o, en otras pala-
bras, que esa vigencia favorece el status de hombres que forman parte
de un Estado . . . . . . el .' suyo", a cuya población pertenecen y del que son
parte------, y no de hombres que directamente estén situados en la comu-
nidad internacional (aun cuando sean sujetos de derecho internacional).
Siempre es el derecho interno (constitucional) el ámbito de insta-
lación de los derechos, porque es el Estado al que ese derecho interno
da organización y estructura, el que incorpora a su elemento humano
un conjunto de hombres que conviven territorialmente en él. La huma-
nidad, la sociedad internacional. no son territoriales, no tienen pobla-
ción, porque territoriales y poblacionales son los Estados, y todo hom-
bre en el mundo vive y convive ..-hoy, actualmente-- en y dentro de
un Estado. Es en ese marco donde importa que sus derechos tengan
vigencia sociológica y, por ende, es en ese marco donde las fuentes
arrojan Su producto, ingresan el contenido que de eI1as resulta. Tam-
bién los tratados, porque los que versan sobre derechos humanos ---bien
que obligan y vinculan a los Estados que son parte en ellos. y les
irrogan responsabilidad internacional y, a 10 mejor, sometimiento a una
jurisdicción supraestatal . . . . . . invisten a los hombres que forman parte
de la población de esos Estados que se hacen parte en los tratados, de
la titularidad de tales derechos, para que los ejerzan en sus propios
Estados. Es claro, entonces, que 105 tratados vuelcan derechos al de-
recho interno, porque es allí donde los hombres tienen que disfrutar-
los. territorialmente, inmersos en el orden jurídico que los rige.
LAS FUENTES DE LOS DERECHOS HUMANOS 373
l. EL LENGUAJE NORMATIVO
.(l1 Aunque no es realmente propio de nuestro tema, nos tentamos de hacer una
somera referencia. a las funciones del lenguaje. Se nos hace fácil ....-'a titulo de
ejemplo--- hablar de una función docente. de una función cultural. de una función
emocional. de una función técnico~jurídica. y de una función utilitaria que, en cierto
modo. surge como convergencia de las otras, en cuanto cada una de esas otras
sirve para una o más cosas. Y también globalmente podríamos decir que esa con~
junción múltiple de funciones 'Permite aludir a un lenguaje representativo (qué
valoraciones quedan aludidas), y a un lenguaje- ideológico (qué ideas alberga y
difunde) .
,(;8 Tamayo distingue un lenguaje juridico que llama cognoscitivo, que es aquel
mediante el cual la ciencia del derecho otorga cierto sentido a los materiales ju~
ridicos que conoce. de otro lenguaje jurídico que denomina prescriptivo, que es
aquel en que se manifiesta el derecho, y que es propio de los órganos creadores
del orden jurídico. De tal modo, el segundo lenguaje -que el mismo Tamayo ca1i~
Eica como normativo. y que está constituido por las normas jurídicas_ viene- a ser
375
376 ASPECTOS JURÍDICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
~;' Goldsch:11idt encara este aspecto clIando en su teoria trialista sobre t'1 repélrto
de potencia e impotencia. repara en los límites de los repartos y atiende a di .... ersos
tipos de imposibilidades que derivan ,.......,por ejemplo.- de las leyes de la naturaleza.
de bs leyes siquiG's, de las leyes de la lógica, de las leyes político¡..-sociales. y de
las realidades económicas. Aquí se advierte que los repartos pueden fraca!;ar. Un
ejemplo bur!esco que trae el ador citado t's el de Pedro III de Rusia, que en
un ucase df'1 10 de junio de 1762 mandó a los marineros enfermos de la flota dd
Báltico que sanasen inmediatamente para ser empleados en la proyectada gue1T<l
con Dinamarca, y, por supuesto, no se curaron. porque la orden no era cap<lZ de
devolverles la salud, (Ver: Goldschmidt, Introducción flosófica al derecho, cit.,
pp. 71 Y ss.; para la anécdota de Pedro JII, p. 72,)
,;l Recuérdese la formulación condicionada que aconseja Segovia (ver su cita
('o b nota 38),
380 ASPECTOS JURÍDICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
a Nada de 10 dicho en el texto riñe con el principio de que hay que esforzarse
por interpretar las normas referidas a derechos humanos como operativas; pero
tal principio requiere presumir la posibilidad de su autoaplicación y su funciona-
mi~nto eficaces. La nueva Constitución de la provincia de Salta (Argentina) de
1986 contiene una cláusula general de operatividad en su articulo 16, donde al
referirse a los derechos dice: "tales derechos tienen plena operatividad, sin que
su ejercicio pueda ser menoscabado por ausencia o insuficiencia de reglamenta-
ción", lo que no significa, sin más, ni por virtud automática de tal cláusula, que
queden eliminados los impedimentos fácticos que pueden concurrir a trabar su ejer-
cicio, el que en tal hipótesis no será viable, sin que el óbice resulte imputable a la
'no operatividad de la norma; más bien, a factores de índole diferente. Debe dis-
LOS ASPECTOS NORMATfVOS 381
E. La presunción de operatividad
7(; Son muy útiles y elocuentes las citas de K. C. Wheare en su libro Las
constituciones modernas, Barcelona, 1971, del que extractamos estas: "La natura-
leza de una Constitución requiere." qUe sólo se establezcan sus grandes lineas,
que se consignen únicamente sus objetivos principales..... (y remite a la cib de
Marshall), "A la pregunta: ¿que debe contener una Constituc'ón 7, pcdriél respon-
derse, pues, brevemente: 10 mínimo, y este último traducirse en normas legales"
(p. 38); con referencia a las declaraciones de derechos, dice en p, 43: "Estas
declaraciones de derechos representan un grave problema para quien proyecta una
Constitución, Si no se insertan. puede enajenarse algún sector influyente de la opi-
nión y la Constitución dejar de ser aceptada. Y si hay que insertarlas resulta
C"xtraordinariamente difícil definir la naturaleza y el alcance de estos derecbos de
tal medo que con ello se consiga algo significativo y efectivo", En p. 48 reflexiona
así: "Si los derechos se definen y se otorgan en tan vagos y contradictorios termi-
nos, y es casi imposible definirlos de otro modo, i qué difícil es implantar la obser-'
vancia de estas disposiciones!". En p. 51 aconseja: "Una lección cuando menos
parece evidente: si deben existir tales declaraciones, hagamos que su lenguaje s<"a
daro y concreto". En p, 53 sintetiza: "Así. pues, la Constitución ieleal deberia
contener pocas o ninguna declaración de derechos, aun cuando el sistema ideal de-
ley deberia definir y garantizar muchos derechos". Y sobre el cierre, en pp, 54-55,
agrega: "Tiene por objeto (una Constitución) establecer las normas legales su-
premas, Por consiguiente. debe limitarse en lo posible a proclamar normas legales,
no opiniones, aspiraciones, directivas o tendencias poli tic as, ,. estas normas deberán
ser poco numerosas, generales y fundamentales. Asimismo deben referirse a materias
Zlptas y propias para ser descritas y ordenadas en forma de norma legal. .. Si se
388 ASPECTOS JURÍDICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
desea que una Constitución evoque no solamente el respeto debido a la ley, sino
también la complementaria veneración que se debe a la ley suprema, lo más seguro
y prudente será entonces excluir de sus confines, en la medida de lo posible, todo
aquello que no deba ser considerado una norma legal",
LOS ASPECTOS NORMATIVOS 389
más elevado que las otras." Así se admite sostener que normas en
las que se encapsulan valores o principio-s generales en la Constitución,
son superiores y prevalecen sobre otras normas específicas, pese a for--
mar parte todas de una común unidad normativa dotada de suprema-
cía.'S En ese caso, la supremacía de la Constitución sólo significaría
que ésta se antepone a toda otra normativa infraconstitucional, pero
no que dentro de la Constitución todas sus normas son iguales.
En nuestro enfoque de la Constitución argentina hemos entendido y
sostenido, a la inversa. que todas sus normas --en cuanto normas-
son iguales y tienen idéntica jerarquía, no existiendo unas que sean
superiores a otras, ni éstas inferiores a las primeras. Y creemos que
el lenguaje de la Constitución argentina, dentro de su tipología su-
prema, da pie para sostener que entre sus normas no es posible intro ..
ducir una gradación jerárquica. r9
Vamos, pues, a manejarnos con esta hipótesis extraída de la Cons.-
titución argentina.
Si la aceptamos, tenemos que decir que todas las normas declarati.-
vas de derechos se sitúan en un mismo plano; el de la Constitución
cuya supremacía comparten en igualdad de nivel común. La norma
sobre derecho a la libertad religiosa es igual a la norma sobre derecho
de propiedad. Y la norma sobre derechos implícitos -que alberga sin
enumerarlo el derecho a la vida. a la dignidad, al honor. etcétera-
nos lleva a afirmar que la norma sobre derecho a la vida es igual a la
norma sobre derecho de huelga (ésta sí expresa).
Pero, ¿es que los derechos --en cuanto derechos. y no en cuanto a
las normas que los consignan- están todos en un mismo nivel, pari.-
ficados sin jerarquías distintas? No. Los derechos no son todos igua.-
les. Tampoco los valores, bienes y necesidades a que ellos se refie.-
ren. SO ¿Ya qué nos conduce igualar las normas y desigualar los
derechos?
Podría parecer que fuera una especulación doctrinaria pura, sin nin.-
gún sentido práctico. Y lo tiene.
Primero, igualar a todas las normas de la Constitución arroja la
conclusión de que no es viable tildar de inconstitucional a una norma
de la Constitución que se supone inferior a otra que se supone supe.-
rior, si es que a la inferior se la valora como contradictoria respecto
que se posterga para priori zar otro superior con el que colisiona o no
armoniza. Se nos aparece. entre medio del principio del idéntico rango
de todas las normas de la Constitución y del diferente rango de los
derechos que formulan. otro que tiene que dimanar del contexto lexi-
cal de la Constitución: el de que hay que sostener el plexo integral
de las normas y de los derechos de forma que se optimice su funcio-
namiento dentro del Estado democrático.
¿QUé surge de este tal vez complicado razonamiento? Que el con'"
texto lingüístico de las formulaciones gramaticales en la normativa
constitucional equilibra dos principios: el de igual rango de todas sus
normas, y el de la jerarquía escalonada de los derechos, entre los cua-
les dos principios se interpone como mediador del conflicto el de que
debe maximizarse la funcionalidad y disponibilidad de los derechos
en la armónica relación solidarista de los mismos, tanto como de los
hombres que los titularizan en una sociedad democrática.
Hay un párrafo de Eusebio Fernández que nos viene bien para
estas reflexiones, porque en él se aúnan muchas de las que hemos
vertido hasta aquí. Dice así:
1. EL HORIZONTE DE LA CONSTITUCIÓN
Cuando tantas veces hemos dado la idea de que toda Constitución asu-
me y contiene una filosofía política, un sistema de valores, un con-
junto de principios, creencias e ideas,8:: quisimos decir que sus dos
partes ---dogmática y orgánica....-- respiran Su atmósfera y se vertebran
de acuerdo a la postura valorativa que, explícita o implícita, recorre
a toda la Constitución.
La marcación lineal puede venir propuesta en el preámbulo y, sea o
no así, hace presencia en y como 10 que Cad Schmitt denominaría de-
cisión política fundamental o de base,
Siguiendo terminología que ha difundido Pedro J, Frías al examinar
los recientes textos constitucionales adoptados desde 1986 por muchas
provincias argentinas, hablaremos de los "diseños" constitucionales. o
sea, de los esbozos o esquemas valorativos con que el constituyente
piensa, propone y manda cómo debe ser el Estado mismo, cómo debe
ser el poder, cómo debe ser la sociedad, y cómo debe resolverse el
status personal del hombre.
El constitucionalismo moderno, ya explicado panorámicamente, abar...
có a su modo ese cuádruple diseño, Lo viene haciendo asimismo el
constitucionalismo social, con ampliaciones renovadas, sobre una común
idea de libertad, sólo que acreciendo el plexo de valores, lo que reajus ...
ta la fisonomía de los diseños originarios pero sin expeler sus perfiles
básicos, A veces, los mismos valores -justicia, libertad, bienestar ge ...
nera].....- cobran dimensión mayor por la progresiva representación co-
f!:.! Sobre "Constitución e ideo logia " ver -por ejemplo- el cap. 3 del Derecho
constitucional de César Enrique Romero, Buenos Aires, t. I. 1975. Del mismo autor,
el cap. XI ("Las creencias constitucionales y politicas. Ideología de la Constitución
argentina") de su Introducción al derecho constitucional. Buenos Aires, 1973.
393
394 ASPECTOS JURÍDICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
2. LA DEMOCRACIA SOCIAL
84 Sobre "Las normas de la Constitución", ver .....-con ese títuIo.....- nuestro libro
LOS DISEÑOS CONSTITUCIONALES 397
399
400 ASPECTOS JURÍDICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
2. LA INTERPRETACIÓN VALORATIVA
!'1 Ver: Tamayo, Introducción al estudio de la Constit11ción, cit., pp. 280, 287
Y ss" Y 291.
402 ASPECTOS JURÍDICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
L¿pez Calera. N" Saavedra López, M .• y Andrés Ibáilez P., Sobre el uso alterfk1~
tivo del derecho. Valencia, 1978: Chiappetti. A., "Uso alternativo del diritto e cer~
trzza costituzionalc··. en el vol. 2 de la obra citada en primer ténnino en esta nota;
Pérez Luño, Der~chos humanos. Estado de d~recho y Constitución, cit., p. 265.
~H Pérez Luño, op. cit .. p. 266.
LA INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL 403
l), Derechos humanos, Estado de derecho y Constitución, cit., pp. 286 Y ss.
406 ASPECTOS JURÍDICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
puesto, en los Estados que se han hecho parte en ellos mediante rati ...
ficación). A la luz de este prisma deben interpretarse también las
restantes normas infraconstitucionales.
412 ASPECTOS JURÍDICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
6. LA INTERPRETACiÓN DINÁMICA
101 Sobre "El juicio de predsibilidad sobre los efectos del control constitucio-
nal", ver nuestra op. cit., p. 135. Asimismo, el muy buen trabajo de Néstor P.
Sagüés, "Control judicial de constitucionalidad: legalidad 'versus' previsibilidad",
El Dececho, 21/IV/1986.
10~ Ver nuestro Tratado elemental de derecho constitucionaf argentino, cit., t.
1. p. 68.
l".~
Ver: Bobbio. N,! "Ciencia del derecho y análisis del lenguaje", en el volu-
men Contribución a la teoría del derecho, Valencia, 1980, pp. 187 y 191. Nosotros
LA INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL 413
hemos tomado partido por la tesis de Goldschmidt, quien maneja la distinción entre
interpretación gramatical e interpretación histórica, y la hemos asumido en nuestro
libro cit. en la nota 102, t. 1. pp. 67-68.
414 ASPECTOS JURÍDICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
100 n'idem. p. 316. Un estudio sobre los "Deberes del hombre y limitaciones él
sus derechos". con referencia a la Declaración Universal c!e Derechos Humanos
(articulas 29 y 30), ver: Marcic, Rene, Revista de la Comisión Irrternacional de
¡uristas. junio 1968, vol. IX. núm. 1.
LA INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL 421
113 Tratamos el tema en ocaslOIl de abordar las cu~stiones a que se refieren las.
citas de la nota 111. En La re-creación del liberalismo puede verse el acápite XVI:
"La justicia constitucional y la inconstitucionalidad por omisión", p. 124, En La
interpretación y el control constitucionales en la jurisdicción constltucional, el rubro·
"La inconstitucionalidad 'por omisión' ", p. 99.
SECCIÓN VIJI
114 Puede verse la ley de evolución jurídica de Del Vecchio, según la cual el
derecho evoluciona de particular o "nacional" a universal o humano (Filosofía
del derecho, 2'" ed., Barcelona, 1935,-36, t. n, pp. 238-245).
115 Ver: Cassin, Rene, "La Déclaration Universelle des Droits de I'Hornme" en
Recueil des Cours (Academie de Droit International, La Haye), 1951, 11, y su opi-
nión de que por el hecho de que los Estados miembros de las Naciones Unidas
tienen que observar la Carta en materia de derechos humanos, deben también acatar
los principios de la Declaración Universal de los mismos del año 1948., emitida
por la organización internacional (pp. 237 y ss.). Eduardo Jiménez de Aréchaga
ya se ocupó hace mucho tiempo del problema del alcance jurídico de la Carta
de las Naciones Unidas en materia de los derechos y libertades fundamentales
aludidos en elIa, y de la Declaración de 1948; y sostiene que el valor prácticO' esen-
cial de la última radica en resolver cuáles son los derechos humanos fundamentales
a los que, sin enumerarlos, se refiere la Carta originaria. (Ver su libro Derecho
constitucional de las Naciones Unidas. Madrid, 1958, pp. 439 y ss" especialmente
442-443 y ss.). Para las tesis que niegan, y para las que aceptan, el carácter jurí-
429
430 ASPECTOS JURÍDICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
actual" (Arenal, Celestino deJ, "Paz y derechos humanos", Revista Tl.D.ll. ~Ins
tituto Interamericano de Derechos Humanos--, enero--junio 1987, San José, Costa
Rica, 5, p. 12). Ver también: Cuadra, Héctor, La proyección intern.acional de los
derechos humanos, México, UNAM, 1970.
432 ASPECTOS JURíDICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
lZi Ap<ute del recurso a los principios del derecho internacional y al ius cogens,
Carta, ver: Quadri, Ricardo Pedro, "La cuestión de la coordinación de los instru-
mentos internacionales sobre derechos humanos", Revista de Derecho Internacional
y Ciencias Dipfomá.tic:as, Universidad Nacional de Rosario, Facultad de Derecho y
Ciencias Políticas, Escuela de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, año
XIX, 1970, núms. 37-38). Para "La protección de los derechos humanos en las
Naciones Unidas", ver .-con ese titu!o,--, el trabajo de J. D. González Campos
en el volumen ONU, ario XX, Madrid, 1966. AHí dice que es la comunidad inter-
nacional, con carácter constituyente, la que reconoce los derechos humanos (p. 252).
1.22 Sobre "Derechos humanos, derecho internacional y política internacional" ver
. . . . . con ese título.- el estudio de Héctor Gros EspíelI en su libro Estudios sobre dere-
chos humanos, Caracas, 1985. También Mario Amadeo, en su Manual de política
infemacional (Buenos Aires. 1978) incluye un capitulo ---el XIIL-- titulado "La
protección de los derechos humanos",
123 Ver: Sagüés, Néstor Pedro, "El Estado soberano en el Pacto de la Sociedad
de las Naciones y en la Carta de la Organización de las Naciones Unidas", RCI
vista del Colegio de Abogados, l~ circunscripción, Rosario, año 7, núm. 11. díciem-
b,e 975.
124 Ver: Amadeo, Mario, Manual de política internacional, cit., cap. XVIII.
438 ASPECTOS JURÍDICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
12:> Garcí3 Pela ya, Las t,an$formaciones del Estado contemporáneo, l\rJadrid.
1977. p. 13&.
126 lbidem, p. 138, nota 4, y pp. 145~146,
1~7 ldcm.
1~8 Ibidem, p. 148.
INTERNACIONALIZACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 439
131 Ver: Padilla, Miguel M" Lecciones sobre derechos humanos y garantías. 111,.
Buenos Aires. 1987, p. 183.
442 ASPECTOS JURÍDICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS