Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Óscar Delgado
Ana (Magdalena). Hizo los primeros
estudios en Mompóx y los terminó a
temprana edad en la ciudad de Barran-
quilla.
Comenzó carrera de derecho en la Uni-
versidad Externado de Colombia, la que
interrumpió por falta de vocación para
poeta asesinado las disciplinas jurídicas. Resolvió enton-
ces vincularse al periodismo y la litera-
tura. Incursionó en la política y fue miem-
poeta asesinado
bro de la Cámara de Representantes por
su Departamento, Magdalena, donde
intervino en sonado debate sobre la
Zona Bananera y la defensa de la indus-
tria del banano. El 4 de abril de 1937 fue
elegido diputado, ocho días antes de su
trágica muerte, en su pueblo natal (11
de abril).
Óscar y su padre, don Temístocles,
fueron asesinados por una turba con-
servadora liderada por la familia Jimé-
nez Nieto. El país se estremeció al cono-
Óscar Delgado cer los hechos, y su pueblo, Santa Ana,
quedó signado ante la faz de la nación.
Óscar Delgado colaboró en El Tiempo y
en el Suplemento Literario del periódico
El País, que dirigía Rafael Maya. Tam-
bién en algunas publicaciones de la
poeta asesinado
Óscar Delgado
POETA ASESINADO
Poeta asesinado
ISBN: 978-958-56969-0-7
Óscar Delgado
(1910-1937)
Ediciones Exilio
Bogotá – Zapatoca – Santa Marta
Edición al cuidado de Hernán Vargascarreño
Fundación Literaria Exilio - Bogotá
Correo: fundacionexilio@gmail.com
Fotografía de portada:
cedida de su archivo familiar por la señora
Margoth Pachón de Delgado (q.e.p.d.)
Impresión:
Gente Nueva Editorial
Tel: 320 2188
Bogotá, D.C.
Poeta asesinado 7
inmortalizar con su “¡canción de luna viajera!
/ en cascabeles de infancia!”. En su corta obra
reiteradamente vuelve a los albores, a la edad
inicial, al asombro del río que sabe entender
como su primer universo, como el conjunto
infinito e insondable que no dejaría de inte-
rrogarlo.
8 Óscar Delgado
en la plaza pública como trofeo de su abyecto
acto. No lo sé con certeza, pero puedo aventu-
rarme a decir que fue la primera vez que en la
reciente nación colombiana un poeta caía ase-
sinado por actores del mal teatro del horror,
quienes pensaron que con la huida, podrían
borrar la culpa que la voz misma del poeta no
ha dejado de enrostrarles.
Poeta asesinado 9
de su departamento y luego como diputado
a la Asamblea, lo puso en miras de las hues-
tes conservadoras que no se resignaban a la
caída de la hegemonía de su partido, ocurri-
da en 1930. En la venerada aldea se miraba
con recelo a aquel joven que había logrado en
Bogotá la amistad de intelectuales como Luis
Nieto Caballero, Hernando Téllez y Jaime Ba-
rrera Parra, y quien además, había consegui-
do publicar sus primeros poemas en el pres-
tigioso diario de la casa santista, El Tiempo.
Las mentes obtusas no pudieron tolerar que
alguien de su misma región empezara a tomar
vuelo y a perfilarse como un gran intelectual
del ámbito nacional. Su respuesta fue el odio,
el señalamiento y la muerte.
10 Óscar Delgado
de la tarde sabe fluir en los ojos de una mulata
que llaman para enseñarle “la dorada tiniebla
de su piel”, las potencias del cuerpo y el de-
seo. Con “los retoños del agua” que a diario lo
interrogaban, Delgado hizo de su poética un
devenir líquido que nos permite acoger a los
astros como presencias constantes que a me-
nudo nos enseñan su libertaria música cósmi-
ca en la inocencia de una alberca.
Poeta asesinado 11
la tierra”. Y así continúa la obra de Delgado,
centrada en la belleza y en la vida, en la metá-
fora de la arena y en el abrazo de la risa, pues
sabe que en la pequeña aldea donde en Na-
vidad apenas llega un rumor de villancicos y
de jugueterías, hay que apelar al paisaje para
que con su humedad nos traiga alguna bue-
na nueva. En la poesía de Óscar Delgado, tal
como sucede en la de Aurelio Arturo, aparece
la Naturaleza con toda su fuerza, no para lle-
nar las desnudeces, ni para la metáfora lige-
ra. La Naturaleza del poeta magdalenense es
asumida como realidad amiga a la que no se
le teme, más bien, a la que se consulta, con la
que se es cómplice.
12 Óscar Delgado
nos anuncia un cuerpo idealizado (una mujer
del río) que se construye a la manera de un
rompecabezas en corpúsculos de tiempo con
arena, brisa, nubes y sonido de campanas. Es
importante recordar que el título que tenía
pensado Óscar Delgado para cuando editara
su libro, era el de “Canciones falsas”.
Poeta asesinado 13
mientos que hacen de la inautenticidad una
nueva política de la existencia.
14 Óscar Delgado
Poemas
Canción lunática
Poeta asesinado 17
La luna menguante moja
en aguas de madrugada
su red de canas azules
olorosas a luceros.
18 Óscar Delgado
Preludio en sol
Sol
de abril:
siete flechas
de música en los arcos
de los caminos trémulos de viajes.
Poeta asesinado 19
¡Flauta de sol licuada en claves gárrulas!
¡Ángulo fiel del ágil sol de abril!
20 Óscar Delgado
Breves canciones de antes
Yo vi crecer tu nombre
como una flor de ausencia y de silencio
bajo la madrugada de tus ojos.
Yo vi crecer tu nombre
como una flor de ausencia y de silencio
bajo la madrugada de tus ojos.
Poeta asesinado 21
II
22 Óscar Delgado
Waldteufel
Poeta asesinado 23
Azorín
Aldea.
Gris. Blanco en azul.
Nubes hilando y deshilando
en las ventanas el color
del tiempo.
24 Óscar Delgado
Esquema de diciembre
Pulveriza
vidrios de frío
el sol nuevo.
Va
la neblina
teñida en cantos de pájaros.
El río
falsifica
estatuas de nubes.
De extremo a extremo
de la mañana
el trópico
cuelga
sus hamacas de colores.
Poeta asesinado 25
Vieja canción
Los jazmines
encienden su perfume de luna
y apagan las guitarras.
Fin
de la honda canción de alguna noche.
Mujer,
vieja canción de alguna noche:
26 Óscar Delgado
Luna para piano
Oye
la luna de la alberca.
(El agua
toca la luna escrita para piano
por Claudio Debussy)
Oye
la luna de la alberca…
Poeta asesinado 27
Tarde
28 Óscar Delgado
Jardín
Poeta asesinado 29
Canción
Infancia:
lluvia sobre las rosas,
guitarra anocheciendo…
Y el ágil aire
y el día de las nubes recorriendo
el geométrico sol de las ventanas.
Infancia:
penumbra de jazmines,
guitarra anocheciendo…
30 Óscar Delgado
Canción leve
La luna nueva
de octubre
sobre el mar,
guitarra anocheciendo.
Poeta asesinado 31
Mañana
32 Óscar Delgado
Canción cálida
La dorada tiniebla
de tu piel visible al tacto
arde como las danzas vegetales
en la ondulante hoguera lenta
de los tambores.
Poeta asesinado 33
Canción monótona
Llueve
en Fa menor.
A la luz de la lluvia leo tu recuerdo.
La lluvia
toca en los pianos vespertinos
una música como las rejas
de tu antigua ciudad.
El gris bemol de la tarde
suena en la escala de las gotas
de las hojas.
Tu recuerdo termina
pero la ventana oye toda la lluvia
en Fa menor.
34 Óscar Delgado
Canción íntima
(Rumor azul
de nubes
en la inconsútil desnudez
del agua).
(Ausencia azul
de nubes
en la mirada musical
del agua).
Poeta asesinado 35
Canción lenta
Ventana de tu voz
sobre la ausencia de la tarde
en tus manos y en las hojas claras.
36 Óscar Delgado
Canción fácil
Arena de campanas:
playa bajo las nubes.
Arena de campanas:
playa bajo las nubes.
Poeta asesinado 37
Añoranzas del retablo estival
El paisaje
Poeta asesinado 39
La estrella
La estrella
es un plateado rumor de paz
que va enhebrando el collar
de las lunas magas de diciembre.
40 Óscar Delgado
La noche
La noche navideña
balancea en el chinchorro
de candelas de la cumbia
su desnudez enjoyada
de constelaciones rurales.
Poeta asesinado 41
El milagro
Surge de la temperatura
recóndita de los pechos
el canto que desenvuelve
la interpretación lugareña
del inefable rito iluminado
por una calurosa liturgia
de cobres.
La hora
del milagro antiguo
recorre la cronometría
aguda de los gallos.
Y panes calientes
inciensan el olfato
de la madrugada.
42 Óscar Delgado
La virgen morena
Nocturnas trenzas
onduladas
por la recia vocación de los bejucos
que fortalecen el rancho nativo.
Pupilas tostadas
por el viento oloroso
que agiliza la fecunda lejanía
de los maizales.
Brazos disciplinados
en la gimnasia de los cántaros rítmicos
para el ritmo maduro de la maternidad.
Voz vegetal
como la risa de las mazorcas.
Piel profunda
como la tiniebla líquida
de los estanques montañeros…
La virgen morena,
sembrada en el centro del retablo estival,
conforta la ambición paterna
de aquellos hombres nutridos
por el ácido misticismo de la tierra.
Poeta asesinado 43
Prosas
Carta con paisaje al fondo
Poeta asesinado 47
personales con el océano Atlántico. Cuando
el asfalto invernal tergiversa la noche de los
faroles y pasa la dama de invierno guarneci-
da por la zoológica frivolidad de sus pieles,
resulta inverosímil poseer un concepto de
las playas. Este pliego podría convertirse,
pues, en una invitación a que por contacto
con los colores marítimos rectifiques tu mi-
nuciosa teoría de la bañista.
48 Óscar Delgado
Croquis de la lluvia
Poeta asesinado 49
melancólica música de clavicordio como
en las arietas de León Bogislao de Greiff
Hausler.
50 Óscar Delgado
Sinopsis de Berta Álvarez
Poeta asesinado 51
noches llevan sombra de hojas como los
poemas de Aurelio Arturo y los días extien-
den su cielo redactado en blanco y azul a la
manera de los mejores cuentos de Azorín.
52 Óscar Delgado
Gregorio Castañeda Aragón
o el mar no visto
Poeta asesinado 53
ción, consulta el rumbo de las constelacio-
nes oceonógrafas. Y antes de hacer girar sus
versos en la rosa de los horizontes cardina-
les, atraviesa la música de la marimba y es-
cucha los relatos de la marinería para inqui-
rir la distancia y el color del mar no visto.
54 Óscar Delgado
Visión de Berta Singerman
Poeta asesinado 55
a su voz no es el arco de signos pensativos
ante el cual se inquiere de los infolios eso-
téricos la cifra de la eternidad, sino la fiesta
fértil de las nupcias universales que glorifi-
ca un himno de fragancias undívagas como
cuerpos de mujeres.
56 Óscar Delgado
gio que festona la ruta de los pájaros, el gri-
to del sol ebrio en el mediodía de las uvas, el
salmo del agua madrugadora que pasa des-
hojando retoños trémulos de nubes y la ple-
garia inmóvil del agua que murmura luce-
ros mientras los árboles tejen el crepúsculo.
Poeta asesinado 57
Hoja de álbum
58 Óscar Delgado
del retablo y sus campanas madrugadoras
apresurando la salida del sol.
Poeta asesinado 59
Ramona
II
III
60 Óscar Delgado
IV
VI
Poeta asesinado 61
VII
VIII
IX
62 Óscar Delgado
XI
XII
Poeta asesinado 63
Bar hacia el alba
64 Óscar Delgado
II
Poeta asesinado 65
panario y la estrella de la tarde. Las ciuda-
des, las mujeres y las cataratas de exótica
ortografía colindaban con sus nativas imá-
genes aldeanas, pulidas por el ángelus y el
plenilunio. Detrás de los timbales y trom-
bones de Paul Whiteman fluía de su memo-
ria un octosílabo eco de guitarras…
66 Óscar Delgado
inolvidable funcionamiento del adjetivo y
una sorpresa técnica de la metáfora.
III
Poeta asesinado 67
Croquis de Barrancabermeja
68 Óscar Delgado
pechosas transita el peligro de la muerte.
Rótulos de colores eléctricos localizan los
bares y las tabernas, donde los perfumes y
los idiomas complican la terminología del
amor. Las mujeres pasan con el incaptura-
ble contrabando de su pasado. Luego ríen
mientras alguna vitrola enrosca en su cuer-
po una música de cualquier parte del mun-
do. Y hacia la mitad del horario nocturno se
registra la mayor velocidad de los dados y
de las navajas.
Poeta asesinado 69
un primer plano dinámico en vez de funcio-
nar en calidad de inconcluso fondo a la me-
lodía de un idilio, como pintoresco marco a
la silueta de un nombre femenino, rubio y
quebradizo.
70 Óscar Delgado
Nocturno de Diego Fallon
Poeta asesinado 71
años hacían recaer la jurisdicción lunar so-
bre la física de los surtidores o la historia de
la música de cuerda.
72 Óscar Delgado
Hoy sus amantes eruditos y enfáticos inda-
gan en las bibliotecas el paradero de la luna
de antaño, la que surge del poema de Fallon
con una fisonomía definitivamente arqueo-
lógica: la que consta en el álbum de las al-
deas al lado del campanario, de la estrella y
del tiple; la que reposa en los archivos de la
botánica romántica junto con “el rosal flo-
rido” y con “las hojas de laurel marchitas”.
Mientras tanto, la luna, olvidada de los la-
gos y de los árboles e ignorante del metro y
de la rima, transita por las noches de la ciu-
dad resbalando tras el diseño aerodinámico
de los automóviles, compromete su voltaje
en la comercial astronomía de los avisos lu-
minosos y participa en el ritmo de todas las
actualidades y velocidades.
Poeta asesinado 73
Elegía de San Pedro Alejandrino
74 Óscar Delgado
y adulteraciones. Así, sobre la escueta tierra
que cerró el continental itinerario de Bolí-
var figuran ahora la sajona petulancia del
césped y los amaneramientos vegetales de
un jardincillo propicio para las menos ele-
gíacas ocurrencias de veraneo. Las antiguas
paredes soportan las calamidades de una
marmolería baratísima y de una iconogra-
fía impertinente. Las vitrinas y las estante-
rías dan a los viejos recintos un irrefutable
aspecto de almacén de artículos para rega-
los. Y los lustrosos accesorios del simbolis-
mo oficial completan la fronda de festones,
coronas, papeles y banderas cuya espesura
desterró de aquellos lugares a la dignidad
del recuerdo.
Poeta asesinado 75
redundancia y la retórica de las placas “con-
memorativas” los rincones donde todos los
detalles de la aridez y del abandono consti-
tuían los sacramentales útiles de la conme-
moración perfecta; y de extraer a San Pedro
Alejandrino de su anterior estampa genial
y fatal para convertirlo en algo actual, co-
tidiano, insulso, reformable y adaptable al
parecer de las espesas gentes municipales.
76 Óscar Delgado
Contenido
Memoria de la sombra 7
Poemas
Canción lunática 17
Preludio en sol 19
Breves canciones de antes 21
Waldteufel 23
Azorín 24
Esquema de diciembre 25
Vieja canción 26
Luna para piano 27
Tarde 28
Jardín 29
Canción 30
Canción leve 31
Mañana 32
Canción cálida 33
Canción monótona 34
Canción íntima 35
Canción lenta 36
Canción fácil 37
Añoranzas del retablo estival 38
El paisaje 39
La estrella 40
La noche 41
El milagro 42
La virgen morena 43
Prosas
78 Óscar Delgado
Poeta asesinado se terminó de imprimir
para Ediciones Exilio en el mes de diciembre de 2018,
a ochenta y un años de la muerte del poeta Óscar Delgado,
en los talleres gráficos de Gente Nueva Editorial,
en el barrio Teusaquillo de Bogotá.
Costa Norte, como la Revista Civiliza-
ción, que dirigía Adalberto del Castillo
en Barranquilla.
Óscar Delgado
Con motivo de su muerte escribieron
notas sobre su personalidad literaria,
entre otros, Hernando Téllez (abril 14
de 1937, El Tiempo), Eduardo Carran-
za, Carlos Ariel Gutiérrez, Lino Gil Jara-
millo, Enrique Caballero Escobar, Anto-
nio Francisco Salzedo y Tomás Vargas
Osorio.
Gracias a su amigo Carlos Alemán, Yo vi crecer tu nombre
quien guardó y preparó la obra literaria como una flor de ausencia y de silencio
del poeta, Colcultura publicó en 1982 el bajo la madrugada de tus ojos...
poeta asesinado
libro Campanas encendidas. Luego
vinieron dos ediciones con el sello Óscar Delgado
Exilio: la revista de poesía Exilio # 1
(Santa Marta, abril de 1994, 1.000
ejemplares) y la revista de poesía Mare-
jada # 3 (Santa Marta, noviembre de
1998, mil ejemplares).
En el año 2012 la poeta Hortensia
Naizzara Rodríguez elaboró la Tesis
doctoral Apuestas literarias en el Cari-
be colombiano: Luis Carlos López,
Óscar Delgado y Jorge Artel. Poesía y
periodismo en contrapunteo con el ISBN 978-958-56969-0-7
provincianismo nacional (1900-1948)
con la Universidad de las Américas de
México.
9 789585 696907