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Parablas

Parábolas

La sal y la luz

Mateo 5:13-16

»Ustedes son la sal de la tierra. Pero, si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su
sabor? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee.

»Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede
esconderse. Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario,
se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar
su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y
alaben al Padre que está en el cielo.

Parábola de las aves

Mateo 6:25-26

»Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su
cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más
que la ropa? Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en
graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más
que ellas?

Parábola de los liros

Mateo 6:28-34

»¿Y por qué se preocupan por la ropa? Observen cómo crecen los lirios del campo.
No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su
esplendor, se vestía como uno de ellos. Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el
campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de
poca fe? Así que no se preocupen diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué
beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?” Los paganos andan tras todas estas
cosas, pero el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. Más bien, busquen
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán
añadidas. Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios
afanes. Cada día tiene ya sus problemas
Parábola de juzgar a los demás

Mateo 7: 1-5

»No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes. Porque tal como juzguen
se les juzgará, y con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes.

»¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a
la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame sacarte la
astilla del ojo”, cuando ahí tienes una viga en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga
de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu
hermano

El árbol y sus frutos

Mateo 7:15-20

»Cuídense de los falsos profetas. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por
dentro son lobos feroces. Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de
los espinos, o higos de los cardos? Del mismo modo, todo árbol bueno da fruto bueno,
pero el árbol malo da fruto malo. Un árbol bueno no puede dar fruto malo, y un árbol
malo no puede dar fruto bueno. Todo árbol que no da buen fruto se corta y se arroja al
fuego. Así que por sus frutos los conocerán.

El prudente y el insensato

Mateo 7:24-27

»Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un
hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Cayeron las lluvias, crecieron
los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se
derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca. Pero todo el que me oye estas
palabras y no las pone en práctica es como un hombre insensato que construyó su
casa sobre la arena. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, soplaron los vientos y
azotaron aquella casa. Esta se derrumbó, y grande fue su ruina»

Parábola del vino nuevo y los odres viejos

Mateo 9:16-17

Nadie remienda un vestido viejo con un retazo de tela nueva, porque el remiendo
fruncirá el vestido y la rotura se hará peor. Ni tampoco se echa vino nuevo en odres
viejos. De hacerlo así, se reventarán los odres, se derramará el vino y los odres se
arruinarán. Más bien, el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así ambos se
conservan
Parábola del hombre fuerte con las manos atadas

Mateo 12:29-32

»¿O cómo puede entrar alguien en la casa de un hombre fuerte y arrebatarle sus
bienes, a menos que primero lo ate? Solo entonces podrá robar su casa.

»El que no está de mi parte está contra mí; y el que conmigo no recoge, esparce. Por
eso les digo que a todos se les podrá perdonar todo pecado y toda blasfemia, pero la
blasfemia contra el Espíritu no se le perdonará a nadie. A cualquiera que pronuncie
alguna palabra contra el Hijo del hombre se le perdonará, pero el que hable contra el
Espíritu Santo no tendrá perdón ni en este mundo ni en el venidero.

Parábola del sembrador

Mateo 13:1-9

Ese mismo día salió Jesús de la casa y se sentó junto al lago. Era tal la multitud que
se reunió para verlo que él tuvo que subir a una barca donde se sentó mientras toda la
gente estaba de pie en la orilla. Y les dijo en parábolas muchas cosas como
estas: «Un sembrador salió a sembrar. Mientras iba esparciendo la semilla, una parte
cayó junto al camino, y llegaron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en
terreno pedregoso, sin mucha tierra. Esa semilla brotó pronto porque la tierra no era
profunda; pero, cuando salió el sol, las plantas se marchitaron y, por no tener raíz, se
secaron. Otra parte de la semilla cayó entre espinos que, al crecer, la ahogaron. Pero
las otras semillas cayeron en buen terreno, en el que se dio una cosecha que rindió
treinta, sesenta y hasta cien veces más de lo que se había sembrado. El que tenga
oídos, que oiga».

Parábolas del tesoro escondido y de la perla

Mateo 13:44

»El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo. Cuando un hombre
lo descubrió, lo volvió a esconder, y lleno de alegría fue y vendió todo lo que tenía y
compró ese campo

Parábola del padre de familia

Mateo 13:52

Todo maestro de la ley que ha sido instruido acerca del reino de los cielos es como el
dueño de una casa, que de lo que tiene guardado saca tesoros nuevos y viejos.

Parábola de la oveja perdida


Mateo 18:12-14

»¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas, ¿no
dejará las noventa y nueve en las colinas para ir en busca de la extraviada? Y, si llega
a encontrarla, les aseguro que se pondrá más feliz por esa sola oveja que por las
noventa y nueve que no se extraviaron. Así también, el Padre de ustedes que está en
el cielo no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños.

Parábola de los dos hijos

Mateo 21:28-32

»¿Qué les parece? —continuó Jesús—. Había un hombre que tenía dos hijos. Se
dirigió al primero y le pidió: “Hijo, ve a trabajar hoy en el viñedo”. “No quiero”, contestó,
pero después se arrepintió y fue. Luego el padre se dirigió al otro hijo y le pidió lo
mismo. Este contestó: “Sí, señor”; pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo lo que su padre
quería?»

—El primero —contestaron ellos.

Jesús les dijo:

—Les aseguro que los recaudadores de impuestos y las prostitutas van delante de
ustedes hacia el reino de Dios. Porque Juan fue enviado a ustedes a señalarles el
camino de la justicia, y no le creyeron, pero los recaudadores de impuestos y las
prostitutas sí le creyeron. E incluso después de ver esto, ustedes no se arrepintieron
para creerle.

Parábola del banquete de bodas

Mateo 22:1-14

Jesús volvió a hablarles en parábolas, y les dijo: «El reino de los cielos es como un rey
que preparó un banquete de bodas para su hijo. Mandó a sus siervos que llamaran a
los invitados, pero estos se negaron a asistir al banquete. Luego mandó a otros
siervos y les ordenó: “Digan a los invitados que ya he preparado mi comida: Ya han
matado mis bueyes y mis reses cebadas, y todo está listo. Vengan al banquete de
bodas”. Pero ellos no hicieron caso y se fueron: uno a su campo, otro a su
negocio. Los demás agarraron a los siervos, los maltrataron y los mataron. El rey se
enfureció. Mandó su ejército a destruir a los asesinos y a incendiar su ciudad. Luego
dijo a sus siervos: “El banquete de bodas está preparado, pero los que invité no
merecían venir. Vayan al cruce de los caminos e inviten al banquete a todos los que
encuentren”. Así que los siervos salieron a los caminos y reunieron a todos los que
pudieron encontrar, buenos y malos, y se llenó de invitados el salón de bodas.
»Cuando el rey entró a ver a los invitados, notó que allí había un hombre que no
estaba vestido con el traje de boda. “Amigo, ¿cómo entraste aquí sin el traje de
boda?”, le dijo. El hombre se quedó callado. Entonces el rey dijo a los sirvientes:
“Átenlo de pies y manos, y échenlo afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y
rechinar de dientes”. Porque muchos son los invitados, pero pocos los escogidos».

Parábola del árbol de higo

Mateo 24:32-35

»Aprendan de la higuera esta lección: Tan pronto como se ponen tiernas sus ramas y
brotan sus hojas, ustedes saben que el verano está cerca. Igualmente, cuando vean
todas estas cosas, sepan que el tiempo está cerca, a las puertas. Les aseguro que no
pasará esta generación hasta que todas estas cosas sucedan. El cielo y la tierra
pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.

Parábola de las diez jóvenes

Mateo 25:1-13

»El reino de los cielos será entonces como diez jóvenes solteras que tomaron sus
lámparas y salieron a recibir al novio. Cinco de ellas eran insensatas y cinco
prudentes. Las insensatas llevaron sus lámparas, pero no se abastecieron de
aceite. En cambio, las prudentes llevaron vasijas de aceite junto con sus lámparas. Y,
como el novio tardaba en llegar, a todas les dio sueño y se durmieron. A medianoche
se oyó un grito: “¡Ahí viene el novio! ¡Salgan a recibirlo!” Entonces todas las jóvenes
se despertaron y se pusieron a preparar sus lámparas. Las insensatas dijeron a las
prudentes: “Dennos un poco de su aceite porque nuestras lámparas se están
apagando”. “No —respondieron estas—, porque así no va a alcanzar ni para nosotras
ni para ustedes. Es mejor que vayan a los que venden aceite, y compren para ustedes
mismas”. Pero mientras iban a comprar el aceite llegó el novio, y las jóvenes que
estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas. Y se cerró la
puerta. Después llegaron también las otras. “¡Señor! ¡Señor! —suplicaban—. ¡Ábrenos
la puerta!” “¡No, no las conozco!”, respondió él. »Por tanto —agregó
Jesús, manténganse despiertos porque no saben ni el día ni la hora.

Discursos

Las bienaventuranzas

 Mateo 5:1-12
Una ley más perfecta

 5:17-48

Instrucciones a los 12 discípulos

 9:29-42

El padre nuestro

 5:9-22

Jesús empieza a Reprochar a las ciudades que no se habian arrepentido

 11:21-24

Jesús anuncia su pasión

 16:24-28

Conversación

Conversación con juan su primo

 3:14-15

Juan envía a sus discípulos a hablar con jesus

 11:3-6

Jesús critica a los de su generación

 12:38-40

Los fariseos piden una señal

 16:1-4

Jesús habla con sus discípulos

 16:13-20

Conversación quien es el más grande de los reinos

 18:1-4

Con el tentador

 4:3-10
Perenigracion

 Mateo 4:23
 Mateo 11:1

Signos

Ángel del Señor se le aparece a Jose y le dice sobre maria

 Mateo 1:20-21

Profeta habla de la virgen concebirá que dara a luz un Hijo

 Mateo 1:22-23

Reyes magos buscan la estrella en el oriente

 Mateo 2:2

Profeta sobre el príncipe de Judea

 Mateo 2:5-6

Ángel del señor habla sobre la huida de Egipto a Jose

 Mateo 2:13

Tercer anuncio de la pasión

 Mateo 20:17-19

Hechos

MILAGROS

Las curaciones junto al mar

 Mateo 4:24-25
Se extendió Su fama por toda Siria; y traían a El todos los que estaban enfermos,
afectados con diversas enfermedades y dolores, los endemoniados, epilépticos[a] y
paralíticos, y El los sanaba. Y Lo siguieron grandes multitudes de Galilea, Decápolis,
Jerusalén y Judea, y del otro lado del Jordán

 Mateo 12:15-16

Pero Jesús, sabiéndolo, se retiró de allí. Y muchos Lo siguieron, y los sanó a todos. Y
les advirtió que no revelaran quién era El[a];

La curación de un leproso:

 Mateo 8:1-4

Cuando Jesús bajó del monte, grandes multitudes Lo seguían. Y se acercó un leproso
y se postró ante El[a], diciendo: “Señor, si quieres, puedes limpiarme.” Extendiendo
Jesús la mano, lo tocó, diciendo: “Quiero; sé limpio.” Y al instante quedó limpio de su
lepra[b]. Entonces Jesús le dijo: “Mira, no se lo digas a nadie, sino ve, muéstrate al
sacerdote y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio a
ellos.”
Jesús sana al criado del centurión

 Mateo 8:5-13

Al entrar Jesús en Capernaúm, se acercó un centurión y Le suplicó: “Señor, mi


criado[a] está postrado en casa, paralítico, sufriendo mucho[b].”

Y Jesús le dijo: “Yo iré y lo sanaré.” Pero el centurión respondió: “Señor, no soy digno
de que Tú entres bajo mi techo; solamente di la palabra[c] y mi criado[d]quedará
sano. Porque yo también soy hombre bajo autoridad, con[e] soldados a mis órdenes[f];
y digo a éste: ‘Ve,’ y va; y al otro: ‘Ven,’ y viene; y a mi siervo: ‘Haz esto,’ y lo hace.”

Al oírlo Jesús, se maravilló y dijo a los que Lo seguían: “En verdad les digo que en
Israel[g] no he hallado en nadie una fe tan grande. Y les digo que vendrán muchos del
oriente y del occidente, y se sentarán[h] a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el
reino de los cielos. Pero los hijos del reino serán arrojados a las tinieblas de afuera; allí
será el llanto y el crujir de dientes.”

Entonces Jesús dijo al centurión: “Vete; así como has creído, te sea hecho.” Y el
criado[i] fue sanado en esa misma hora.

Jesús sana a la suegra de Pedro


 Mateo 8:14-17

Cuando Jesús llegó a casa de Pedro, vio a la suegra de éste[a] que estaba en
cama[b] con fiebre. Le tocó la mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó y Le servía.

Y al atardecer, Le trajeron muchos endemoniados; y expulsó a los espíritus


con Su palabra, y sanó a todos los que estaban enfermos, para que se cumpliera lo
que fue dicho por medio del profeta Isaías cuando dijo: “El tomo nuestras flaquezas y
llevo[c] nuestras enfermedades.”

Muchos sanados por la tarde

 Mateo 8:16-17

Y al atardecer, Le trajeron muchos endemoniados; y expulsó a los espíritus


con Su palabra, y sanó a todos los que estaban enfermos, para que se cumpliera lo
que fue dicho por medio del profeta Isaías cuando dijo: “El tomo nuestras flaquezas y
llevo[a] nuestras enfermedades.”

Jesús calma la tempestad

 Mateo 8:23-27

Cuando entró Jesús[a] en la barca, Sus discípulos Lo siguieron. Y de pronto se desató


una gran tormenta[b] en el mar de Galilea, de modo que las olas cubrían la barca; pero
Jesús estaba dormido. Llegándose a El, Lo despertaron, diciendo: “¡Señor, sálvanos,
que perecemos!”

Y El les contestó: “¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?” Entonces Jesús se
levantó, reprendió a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma. Los hombres se
maravillaron, y decían: “¿Quién es Este, que aun los vientos y el mar Lo obedecen?”

Los endemoniados Gadarenos

 Mateo 8:28-34

Al llegar Jesús al otro lado, a la tierra de los Gadarenos, fueron a Su encuentro dos
endemoniados que salían de los sepulcros, violentos en extremo, de manera que
nadie podía pasar por aquel camino. Y gritaron: “¿Qué hay entre Tú y nosotros, Hijo
de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes del tiempo (designado para el
juicio)?”
A cierta distancia de ellos estaba paciendo una manada de muchos cerdos; y los
demonios Le rogaban: “Si vas a echarnos fuera, mándanos a la manada de
cerdos.” “¡Vayan!” les dijo Jesús. Y ellos salieron y entraron en los cerdos; y la
manada entera se precipitó por un despeñadero al mar, y perecieron en las aguas.

Los que cuidaban la manada huyeron; y fueron a la ciudad y lo contaron todo,


incluso[a] lo de los endemoniados. Y toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y
cuando Lo vieron, Le rogaron que se fuera de su región.

La curación de dos ciegos

 Mateo 9:27-31

Al irse Jesús de allí, dos ciegos Lo siguieron, gritando: “¡Hijo de David, ten misericordia
de nosotros!” Después de entrar en la casa, se acercaron a El los ciegos, y Jesús les
dijo: “¿Creen que puedo hacer esto?” “Sí, Señor,” Le respondieron. Entonces les tocó
los ojos, diciendo: “Hágase en ustedes según su fe.” Y se les abrieron los ojos. Y
Jesús les advirtió rigurosamente: “Miren que nadie lo sepa.” Pero ellos, en cuanto
salieron, divulgaron Su fama por toda aquella tierra.

Primera multiplicación de los panes

 Mateo 14:13-21

Al oír esto, Jesús se fue de allí en una barca, solo, a un lugar desierto; y cuando las
multitudes lo supieron[a], Lo siguieron a pie desde las ciudades. Cuando Jesús
desembarcó, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos y sanó a sus
enfermos. Al atardecer se acercaron los discípulos, diciendo: “El lugar está desierto y
la hora ya es avanzada; despide, pues, a las multitudes para que vayan a las aldeas y
se compren alimentos.”

Pero Jesús les dijo: “No hay necesidad de que se vayan; denles ustedes de
comer.” Entonces ellos dijeron: “No tenemos aquí más que cinco panes y dos
peces.” “Traigan acá los panes y los peces,” les dijo.

Y ordenando a la muchedumbre que se sentara sobre la hierba, Jesús tomó los cinco
panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo los alimentos. Después
partió los panes y se los dio a los discípulos y los discípulos a la multitud. Todos
comieron y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos: doce cestas
llenas. Y los que comieron fueron unos 5,000 hombres, sin contar las mujeres y los
niños.
Las curaciones junto al mar (2)

 Mateo 15:29-31

Pasando Jesús de allí, vino junto al mar de Galilea, y subiendo al monte, se sentó allí.
Y vinieron a El grandes multitudes trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y
muchos otros enfermos y los pusieron a Sus pies y El los sanó; de modo que la
muchedumbre se maravilló al ver que los mudos hablaban, los lisiados quedaban
restaurados[a], los cojos caminaban y los ciegos veían; y glorificaron al Dios de Israel.

La higuera seca

 Mateo 21:19-22

Y al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no halló nada en ella sino
sólo hojas, y le dijo: “Nunca jamás brote fruto de ti.” Y al instante se secó la
higuera. Los discípulos se maravillaron al ver esto, y decían: “¿Cómo es que la
higuera se secó al instante?”

Jesús les respondió: “En verdad les digo que si tienen fe y no dudan, no sólo harán lo
de la higuera, sino que aun si dicen a este monte: ‘Quítate y échate al
mar,’ así sucederá. 22 Y todo lo que pidan en oración, creyendo, lo recibirán.”

OTRAS

La curación de un paralítico

 Mateo 9:1-8

Jesús resucita a la hija de Jairo

 Mateo 9:18,23-26

La curación de una mujer con el flujo de sangre

 Mateo 9:20-22

La curación de un mudo endemoniado

 Mateo 9:32-34

Jesús sana al hombre de la mano seca:

 Mateo 12:9-14
Jesús camina sobre las aguas y Pedro con él:

 Mateo 14:22-33

Las curaciones en Genesaret:

 Mateo 14:34-36

Curación de la hija de una cananea:

 Mateo 15, 21-28

Segunda multiplicación de los panes:

 Mateo 15, 32-39

Segunda multiplicación de los panes:

 Mateo 15:32-39

Jesús sana a un muchacho endemoniado/epiléptico:

 Mateo 17:14-21

La curación de dos ciegos de Jericó:

 Mateo 20:29-34

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